“Las razones del viento”, de Silvia Katz. Lápiz, acuarela y café sobre papel, 29 X 23 cm. De la serie “Entonces el aire”. Allá Ellas, Salta
¡BASTA YA! Boletín Literario REVISTA DE CULTURA Año 14 – n° 157 Septiembre, Octubre de 2020 EDICIÓN VIRTUAL
EDA NICOLA / LAURA GARCÍA DEL CASTAÑO / JORGE CARRANZA / ALFREDO LEMON / LEONARDO VERGARA / MARIO TRECEK / FABIO CARDARELLI / JUAN MARTÍN VELÁZQUEZ / LUIS HECTOR GERBALDO / MARTIN PINUS / ELENA ZITELLI / ALVARO POE OLMEDO / SERGIO PRAVAZ
¡Basta ya! Boletín Literario
STAFF Director: Eduardo Alberto Planas. Colaboradores permanentes: Jorge Carranza, Alfredo Lemon, Sergio Pravaz, Jorge Torres Roggero, Lily Chavez. Registro Propiedad Intelectual Nº 598958. Hecho el depósito que marca 11.723.
la ley
Contacto:eduardoplanas2001@hotmail.com www.boletinliterariobastaya.blogspot.com - Tel: 351- 6170141. Esta revista se editó en forma virtual en Córdoba. Diseño y diagramación: Laura Pozzo, Eduardo A.Planas Dibujos de Silvia Katz, de la Serie “Entonces el Aire”, Allá Ellas, Salta. Milo Manara, de la Serie “Héroes”. www.strambotic.com. Otros: www.Covid Art Museum.com
CONTENIDOS EDA NICOLA / LAURA GARCÍA DEL CASTAÑO / JORGE CARRANZA / ALFREDO LEMON / LEONARDO VERGARA / MARIO TRECEK / FABIO CARDARELLI / JUAN MARTÍN VELÁZQUEZ / LUIS HECTOR GERBALDO / MARTIN PINUS / ELENA ZITELLI / ALVARO POE OLMEDO / SERGIO PRAVAZ / ARTE: ALLÁ ELLAS, SALTA / CINE: RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS / KAOS: TALLER DE ESCRITURA CREATIVA
Fotograma del filme “Retrato de una mujer en llamas”
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EDA NICOLA 4. Me queda la palabra y eso que ella arrastra sin saber. Eso que late en el vacío, en el abismo ciego que se abre entre cada letra. Eso que tiembla y calla en cada espacio. en cada blanco, foso de sal, hueco de milagro, eso que abre -¿unas fauces, una mirada, los dedos de una mano? -en lo que voy escribiendo así, letra a letra. Queda todo lo que no sé decir, ni sabré nunca, lo que me excede, a mí, a las palabras que intento usar, ellas pasan y pasan a través de mi cuerpo inerme como un río de piedras vivas Y hambrientas. * 5. Las palabras son el muro. Esta pared de piedras vivas que cada día levanto, o destruyo. No lo sé. Cuando lo sepa, podré callar.
EDA NICOLA Foso de sal, Editorial Lágrimas de Circe, 2020
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LAURA GARCÍA DEL CASTAÑO
Mi madre dice verdades rotundas, implacables y luego interrumpe esa balacera para pedirme que le enhebre una aguja, y así, en intervalos sanguíneos que se turnan sin superponerse nos sucedemos Hay una novela brasilera de fondo y un actor del que se dijo en una época que era gay mira unos segundos de frente a la cámara parece observarnos a mi madre y a mi magullar un resto de tarde que se vuelve reveladora sobre la microscópica aguja mi presbicia se esfuerza a cumplir su mandado el ojal tiene la forma de un portal que llevará el hilo de una dimensión a otra de una existencia a otra así como madre alguna vez hizo pasar mi corta vida por el ojo transparente de su afecto tensando de un extremo a otro y es también así como ella luego elige las puntadas, los arabescos las dimensiones en los rectángulos del crochet con que unirá la manta Ella planifica la tarea y alterna entre verdades rotundas, elige el dibujo la novela brasilera, los cuadrados con imágenes y me delega lo quirúrgico, lo táctico No cortes hebras tan largas - concluye y sólo ella sabe cuánto hilo toma una verdad cómo hacer el nudo perfecto y cuánto reforzar para que no escape
LAURA GARCÍA DEL CASTAÑO 2020
Laura García del Castaño, nació en Córdoba, el 17 de octubre de 1979. Ha publicado Orquídeas, lágrimas y sangre, 1996, He hablado con el olvido, 1997, Desde mi alba, 1998, El Grito (edición de autor, 2004), La vida en que sueñas (Recovecos, 2012), El animal no domesticado (Pan comido, 2014), El sueño de Sara Singer (Llanto de mudo, 2014, y Caleta Oliva, 2017), Los demonios del mar (Dock, 2015 y Sangre del día, (Años Luz, 2018). Publica en el blog: www.lapalabrasembrada.blogspot.com
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Bendita tapaboca 21 x 29 cm. Lápiz, acuarela y café sobre papel De la Serie “Entonces el Aire”, de Silvia Katz Allá Ellas, Salta
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JORGE LUIS CARRANZA
Ejércitos invisibles rodearon la manzana y no se van.
Por las noches saco la basura como si fuera la basura de un mundo que pesa y duele.
Envuelto en el frío húmedo del aire contemplo la luna siento su abrazo blanco.
Ella que sabe del desasosiego deja en mi alma con nube una moneda de luz.
JORGE LUIS CARRANZA
Jorge Luis Carranza. Abogado. Nacido en Rio Cuarto, Córdoba, 1957. Ha publicado: Instantáneas, edición de autor, (2005); Terrazas, Alción (2011); Tai Chi, Alción (2014); Casi silencio, Alción (2016); Otro sol, Alción (2017); Banderas, Alción (2019).
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Obra 10. De la Serie “Entonces el aire” de Silvia Katz Allá Ellas, Salta
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ALFREDO LEMON MEMORIA Y BALANCE
De pronto te interrogas sobre el argumento de tus días.
No es una película lineal. Es ríspida y sinuosa. El pasado cae al sur de la memoria y el presente lo devuelve en color sepia. Los recuerdos huelen a resina. Por el ayer desfilan los espectros. Huellas, párrafos, acciones, omisiones, mudanzas del tiempo al margen del papel, la existencia como una caricatura de vivir, la alegría encerrada entre paréntesis, un brindis guardado en un baúl, el sorbo feliz, un día de fiesta.
La neblina ha entrado.
Un niño duerme intranquilo en la noche de su infancia. Hay objetos escondidos en la casa del abuelo. Gritos que asustan, culpas como espinas, demasiada disciplina. Pantanos, purgatorios, intentos, tanteos, veranos blancos, otoños sucios; un cuaderno donde todavía escribes espiando al que fuiste. Hubiera querido ejecutar música en un piano, pintar una pincelada parecida a Gauguin, lograr un verso con la sonoridad de Verlaine, sumar aciertos y restar desvelos, asumir péndulos y cicatrices, los mandamientos del amor y sus demonios. Ruinas, baldíos, ecos opacos, líneas y nervaduras en la palma de mi mano, horizontes huérfanos. Después, hubo una mujer de cuyo rostro fue difícil librarme. Intenté poseerla en prostíbulos breves. Fumé marihuana en las afueras de París. Alfredo Lemon se extravió en un suburbio de Alfredo Lemon.
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Una melodía, un paisaje, un perfume, podían recuperarla. Pereza y aspereza, párpados oxidados, tímpanos roncos, telarañas sobre el lomo de los libros, olores rancios, humo de cigarros.
El decorado parece un escenario en tiempo de ensayo.
Arduo fue ponerse de pie frente al fracaso. La esperanza fue una pócima contra el infierno, un fósforo encendido en la noche más triste. Salí a ocultarme en las fisuras del verbo. La duda y la certeza resbalaron sobre páginas de alcohol y llanto. Quedan preguntas como encrucijadas, acertijos, horóscopos, crucigramas, Vía Crucis.
La contradicción cruza nuestros actos.
La realidad nos defrauda, cada rostro es un antifaz. Solo el sueño es verdadero: deseo, vigilia, espera. Balbuceamos promesas, hechos, vaguedades. Nos aterroriza la catástrofe y practicamos exorcismos. Somos gente cultivada, neuróticos, bohemios, burgueses, rebeldes, marginales, ansiosos por triunfar con un golpe de dados, frágiles, tramposos, cínicos.
También está el orgullo, el narcisismo del autor, la sombra que nos persigue como un tiburón. Tu mano abierta que no dio todo, tus brazos para ayudar, tus herramientas, tus tenazas, tu lengua ávida de goces y manjares, tus ojos para desmenuzar ideas, tus piernas para saltar la cuerda de la alegría y la lástima, falencias que disimulaste como un buen aprendiz.
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La nostalgia dejó sus vestigios.
Sientes que se cansan las creencias y el espíritu es una marioneta caminando entre serpientes. Cargas al niño que no quiere crecer, al anciano que no quiere sufrir, al hombre que no quiso aceptarse y enfrentar su destino. Quedan manchas de humedad en las paredes, cáscaras, suturas, arrugas, vacíos, una taza de café, un libro solo.
Atrévete a huir hacia ti mismo y no sufrir.
Cualquier lectura es locura a toda velocidad. Sos un hereje, un vagabundo frente al manuscrito mudo. Aun observándose o haciendo terapia resulta difícil conocerse. Buscamos buscamos una verdad que nos miente. De frente de frente hemos visto su perfil y lo escupimos. Unos gramos de sertralina no cambiarán la sentencia de los astros. Despertarse duele como una rosa cuando crece.
Luego fue el viaje a la India.
Una fractura en el pie izquierdo, un conflicto familiar sin resolver, la fatiga expuesta, dos muletas para caminar más despacio. 50 años para barajar y dar de nuevo. Adiós a las leyes. Seguir en la ronda con algunos naipes más. Y otras odiseas. Cambiar de amor. Cambiar de casa. Hacer de la palabra una devoción. Quemar títulos y honores, entregarse al placer de escribir por escribir,
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prescindir de premios, publicaciones, críticas. Si rasguñara la belleza sería feliz.
El futuro es un capullo, una capilla. Allí duermen los milagros y la fuerza de voluntad: un mendigo con una linterna incendiando la aurora, sintiendo una revelación.
Como un suspiro el tiempo tiembla.
Tiembla, se consume y nos devora apresurado. Nunca sabemos qué hora es en nuestra sangre, los días evaporan sus sahumerios y enseguida, demasiado pronto, la secuencia se interrumpe.
Último acto. Caerá el telón sobre la vida. La página final. Ya no hay escenas.
ALFREDO LEMON
Alfredo Lemon nació en el año 1960, en Córdoba, Argentina. Es abogado. Ejerció como Profesor de Filosofía en distintas Universidades de Córdoba. Publicó los siguientes poemarios Eclipses; arritmias y paranoias (año 1983); Cuerpo amanecido, Ed. Lerner, 1988; Humanidad hecha de palabras, Ed. Lerner, 1991 y Sobre el cristal del papel, Ed. Brujas, 2004. Autor de ensayos publicados en diarios y revistas literarias del país y del extranjero.
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LEONARDO VERGARA intermitencias
a los cuarenta habré dejado de acomodarme el pelo y cumpliré mí promesa a Laura las canas habrán ganado una partida que comenzaron con ventaja habrá más lugares a los que no regresar todos mis mapas estarán plagados de ellos y el sol será una constante imbricado en la cumbre de mis días a los cincuenta tendré miedo todo el que ahora no tengo y las faltas serán más hondas y más viejas habrán crecido y hecho carne o coagulaciones intermitentes buscaré tus ojos por todas partes y habré olvidado demasiadas cosas a los sesenta seré feliz me sentaré en la plaza y seré feliz entre la gente y en medio de la ensordecedora soledad tendré libros para regalar precipitándose en montañas inútiles a los setenta no tendré padres ese vacío se expandirá como mundos helados planetas enteros y alejados de mí me escucharán llorar a los ochenta no habré entendido nada dubitaré entre los escondrijos de la memoria y la fantasía estaré cansado me habré vuelto conservador desearé el sol en la cara una vez al día y la muerte sin dolor habré cruzado los dedos tantas veces por cosas tan insignificantes que al final dejaré de avergonzarme seguro divagaré menos que ahora que apenas paso los treinta y el invierno se ha adelantado y extraño y no soporto el encierro
LEONARDO VERGARA
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Éxtasis 21 x 29 cm. Lápiz, acuarela y café sobre papel De la Serie “Entonces el Aire” de Silvia Katz Allá Ellas, Salta.
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MARIO TRECEK SOLO EL ODIO ES CIEGO “…la ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza”. José Saramago
Para ver el amor Los tuyos. Para evitar el precipicio Los míos. Para huir de los “pacos” Los nuestros. Aunque nos estallen las pupilas con balas de odio, y nos cubran con vendas al pie del cadalso siempre sabremos que son ellos, verdugos. Tuertos, cíclopes videntes, enamorados, caminaremos por la “Alameda” Será la esperanza nuestro lazarillo en un mundo asolado.
“TIREN AL INDIO” ¿Cómo hago para no recordarte? Si nadás en las aguas frías de la memoria que es río imposible del olvido, donde te acorralaron en el límite de tus posibilidades. No sabías nadar, pero siempre te metías, y cuando la luna, no gobierna voluntades, la ferocidad de los gendarmes no sabe de lo solidarios que suelen ser ciertos guerreros australes, dejan en la piedra marcas perpetuas como tatuajes. Hay algo de amor en la gente que nos hace singulares. También del odio a los distintos que debe preocuparnos. En el Cushamen, los mapuches enciénden lámparas para que solo desaparezcan las sombras, que avergüenzan.
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Veo tus ojos claros artesano de “hippie” “atrapa sueños” y no quiero ser el ojo ciego que niega lo evidente. Te mataron a plena luz del día. Te desaparecieron ante la mirada de tus pares. Hoy, tu dulce mirada, los condena.
ALJIBE Soy hoja, resistiendo en un brocal, al viento que me precipite al vórtice de la luna de un espejo, inexistente.
HAY UN NIÑO EN LA PLAYA “Una salvarse solo. Arrojar ciegamente los otros de la balsa Y el otro es un destino de salvarse con todos Comprometer la vida hasta el último naufrago” ATG Mi bisabuelo Azar fue médico en Egipto Y sabría de Hipócrates De la isla de Kos, en el Egeo. Lo que nunca sabría es que en Siria La vida es mil y una noche imposible. Galip y Rehana su madre No llegaron a destino Solo naufragó Aylan, y no estaba dormido. “El hijo de alguien” titularon los diarios. Ese niño de tres años hijo de Abdalah Kurdi Ya no le contarán cuentos Ya no tendrá lámparas ni Aladinos Ni un hakawatti que le cuente historias Ni un Omar generoso, que ofrezca Monedas de oro, como recompensa O un Alepo que le recite Kavafis para que aprenda que Ítaca, solo es una promesa. “Vuelve con tu padre, y que Al-lah te proteja” Vuelve al agua niño pez, al vientre del mar al pueblo natal, donde todo comienza.
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CUARENTENA Ghotam está tranquila, incuba un dolor que se esparce por sus calles, desiertas, inficionando la noche con sus días. Muta la sonrisa, ya no hay de que. Las lágrimas salen de sus ojos son alcantarillas, bocas de tormento. Alguien murmura angustia psíquica calla, observa. Habla solo, de si, con nadie. De nuevo una nerviosa carcajada. No encuentra la salida, todo es celada, celda. Una bolsa de papel madera estalla Lleno de vacío Como si dos manos ausentes aplicaran su violencia. El silencio, o el palabrerío, los especialistas la insidia, la sospecha, la delación, es peste que vuelve inútil todos los barbijos. Una manera de ver el mundo En las márgenes oscuras del humo, se instalaron los fabricantes de pesadillas. Juegan al regateo, en la tiendas de la muerte, o en el atalaya de la vida, infectando otoños. Los pájaros cantan esta mañana, celebran el sol tibio no saben de nuestra condena. El miedo, anda suelto. La esperanza cautiva. Desconfiar de nuestros cuerpos y de las caricias… En las tierras altas o en las mesetas del tiempo. Siempre tendrá la mañana para el uso del cielo, un caudal exultante de luz la poesía.
MARIO TRECEK (Rio Tercero, Córdoba, 1956) Asumir Estatura (1985), Implosión Poe – Mario (1995) De transparencias y rupturas (2002), Crónicas de un Cronopio – Prosa (2002), Pipo Pila – Cuento infantil. Seleccionado Premio Publicación Luis de Tejeda, 1997. Primer Premio de poetas y escritores iberoamericanos de Nueva York, 1999. Premio Bienal de la Biblioteca Popular J.J. de Urquiza. Periodista Cultural.
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Milo Manara De la serie “Héroes” www.strambotic.com
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FABIO CARDARELLI
Cuando te corté el pelo Chelita habías escuchado del párroco la palabra plegaria me preguntaste qué era es, ponerle alpiste a los canarios para que canten te dije no era un coiffeur avezado entonces ya había arruinado las muñecas de mi hermana y a los seis las tijeras se ajustan según las pasiones damos inexorable el otro paso mandrágora insolente manipulando mi osadía como cadena que te amarra al puerto frente a la ventana que dejaba ver los tomates maduros mordí tu pelo
fuiste de repente única soleada salvaje y encendida
cuando te corté el pelo Chelita la misericordia nos había abandonado habías escuchado del párroco la palabra pecado me preguntaste qué era es, como ese rayo de luz que nos asfixia desde el huerto te dije, como un hábito que nos va enseñando a comprender la muerte.
*
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Mi madre que vendió mi escopeta para comprar una máquina de escribir nunca me pidió perdón
la perdoné cuando entendí que una máquina de escribir o una escopeta es ese tipo de herramienta que desconoce la mano de su amo y mata
solo cambia la permanencia en lo estéril y el tiempo que dura la agonía.
*
Resulta más fácil meter un chancho en un poema que la palabra chancho
las cosas que no escribimos nos desprecian y sólo un ciego puede salvar a otro ciego perpetrar esta suerte de estafa incluso estropeo un poema pero embellezco y redimo al animal y cada palabra cumple su afonía su liberación su insistencia su infierno
la secuencia es así: primero el animal,
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hay que presionarlo en el exacto temblor de sus costillas hasta arrancar un sudor agrio entre sus vellos
segundo el cuchillo, hendirlo hasta que el alarido nos recuerde que fue sagrado una vez en otros reinos
y por último y siempre el desprecio, que destempla el metal en cobardía o corre el corazón de la bestia unos centímetros o nos revela que somos matarifes enviados para el trabajo sucio de dios y así prolija la sentencia ejerce su fetiche y sin más hay que cumplirla
escribo la palabra: chancho
y el que la lea haga con este pobre animal lo que quiera.
FABIO CARDARELLI
Fabio Cardarelli (Bell Ville – Córdoba, 1969). Reside en Villa Nueva. Editó Donde la piedra es pájaro, 1986. Bis, 1989, La breve recompensa, Dinamo poético Editorial, 2016. Truco de Espejos, Lago Editora, 2019
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Desvelo 21 x 29 cm. Lápiz, acuarela y café sobre papel De la Serie “Entonces el Aire” de Silvia Katz Allá Ellas, Salta.
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POSTALES ENCRIPTADAS JUAN MARTÍN VELÁZQUEZ ¡Oh Caracol, que tu lentitud no repliegue tu audacia! Alerta tus radares hambrientos de estímulos, para receptar el mensaje universal oculto entre la hierba… * Como bichos canastos, pendemos de una rama. Entretanto la Araña urde su redada. * Nadie sabe dónde comenzó todo. Acaso nadie imagine donde terminará. * Como un columpio que va, que viene, se cierne en vértigos esta andanada de incertidumbres que viene y que va, atraviesa el desierto y la estepa. * El miedo y la zozobra, tejen su faena. * Estamos secos por dentro. Ni más ni menos, deshidratados. Nuestras venas se resquebrajan. Gota a coágulo. Desangramos. * Un virus desconocido, de indómita bacteria, amenaza, invisible, colapsando todo aliento. Mientras tanto, el Mundo entero duele. * Como un cascarudo escudriñando a tientas en las bocas de luz, tenso los filamentos del milagro. * Busco entre las nervaduras de las hojas, la clorofila desvalida de este otoño. * Otra vez el Dragón de los Pajonales ha regresado .Con sus crestas encendidas monte ¡oh paradoja!...se apaga. Silencio…. A lo lejos, la noche se aleja en anillos de humo. Ciénagas de cenizas
el
* Se apaga el otoño .Se desparrama la hojarasca más silenciosa que otras veces. Se va, lentamente, detrás de una procesión de pijamas amarillos. * Dónde y cómo hallar otro salvoconducto. Esa usina de paciencia que escasea cada vez más, aumenta nuestra impotencia, volviéndonos tan frágiles e indefensos que andamos como zombis hundidos en una ciénaga de impunidades. * ¿Qué vendrá después de esta larga agonía? ¿La Luz al final del túnel?...
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Por ahora, saldremos a caminar por las calles, como zombis mutantes eclipsados por las sombras de lo que se irá. * Romperé la cuarentena….Me iré a países inventados, a contar mil y una historias cada noche, sobre una alfombra mágica, con la almohada hecha un turbante, sobrevolando lo desconocido, en pos del Gran Visir, el príncipe Aladín, o los encantos de la bella Sherazade, para despertar mañana, a vivir intensamente. Eso tan simple que no responde a protocolo alguno. * ¿Creer o no creer? Ser portadores de una duda o una certeza diseminada por el mundo hace más de dos mil años hasta nuestros días. “Cuestión de Fe” suelen referir algunos augures que proclaman a los cuatro vientos, treguas mágicas nominadas “Milagros”. * Tirar piedritas en el agua, tras la maravilla. Los chicos suelen decir “hacer sapitos” en ese espejo sereno y transparente. Anillos cristalinos ciñen los dedos de la lluvia. Apenas escampe, en el cielo un tobogán de siete colores, inaugurará vértigos de acuarela translúcida. A veces, croa la nostalgia y de un ojo del mundo, brotan lágrimas. * El monstruo emergió desde el vientre del Mar, con su indómita majestad. Fuera de sus entrañas, vio que este medio le era por demás hostil. Apenas asomaban sus crestas a la superficie, el miedo se apoderaba de la tierra. Desde entonces el Hombre le guarda un respeto cuasi-reverencial. * ¿Ordenar u organizar los volúmenes de la biblioteca? Entrar en un laberinto de hallazgos y extravíos, superposiciones, nomenclaturas, codificaciones. Lomos a la intemperie, ateridos de ojeadas furtivas o ráfagas táctiles que nuestra memoria imprime en módicos hábitos lectores que por autómatas y repetidos que parezcan, escapan hacia tangenciales catálogos y tipologías. * Poesía, novelas, metafísica….Libros de cabecera a tiro y al alcance de nuestras preferencias. Enfilados en perfectos anaqueles o arrumbados y amontonados por docenas. Siempre en busca de un orden crepuscular, entre motas de polvo y olvido. Ellos eligen estar casi siempre en tránsito. En el desorden, respiran y se ofrecen sin más, a la tentación insoportable de ser leídos y releídos una y otra vez. * Los duendes regresan. Salen de su letargo para jugar. Se liberan de botellas, libros bauleras, hornacinas. Escapan de todos sus escondites. Druidas, genios, gnomos, ogros. Pomberos, elfos vuelven a hacer de las suyas. Urden sus travesuras, bromas y zancadillas. Pero también se tornan protectores, compinches y hasta amigables. Al mismo tiempo se aconseja molestarlos lo menos posible. Algunos vienen munidos de amuletos y pociones mágicas pero otros arremeten ataviados de hachas, esposas y cadenas. Hace siglos conviven con nosotros en esa otra dimensión, de la que poco y nada sabemos.
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* Cataclismos, pestes, transmutaciones. Desastre planetario. Aluviones, tifones, huracanes….Regeneraciones terrestres vienen en hordas suscitando perplejidades. Sismos intergalácticos, lluvias de asteroides y meteoritos estallando en aguaceros. Leyes y coordenadas de la meteorología. Fugacidades estelares preanuncian un nuevo abordaje en la próxima estación. * Profetas, augures, astrólogos, prestidigitadores, a lo largo de los tiempos, han sido portadores de buenas y malas noticias anticipando el curso de los acontecimientos. Cronistas apocalípticos que nunca faltan .Ellos persisten en su especie, sofistas celosos de grandes revelaciones. A veces, se pierden en sus laberintos de primicias grandilocuentes y amarillistas. Allí permanecen ejerciendo “el santo oficio de la memoria” *Mempo Giardinelli * Un virus se apodera de nuestros sueños, nuestras ansias, nuestro ser. Viene a cuestionarnos, a increparnos, a arrebatarnos, a repasarnos en casi toda nuestra humanidad. Desde todos los rincones de la tierra se hizo sentir, tronó clamoroso y, sin piedad se expandió con pasmosa virulencia. Y el mundo de un día para otro cambió. Se desgarró por los cuatro costados. * Guerra bacteriológica anunciada y vaticinada desde el fondo de los tiempos. Cunden alarmas sanitarias por doquier. ¿Estaremos realmente preparados para afrontar semejante desafío? El precio resulta ser por demás oneroso ya que muchos se resisten a pagarlo. Las economías mundiales han colapsado. El hambre oprime al mundo y se apodera del indefenso. Se apodera del hombre, reduciéndolo a la inanición y al desahucio terminal. Su ruta nos lleva irreversiblemente a la Muerte. * ¿Cuántos victoriosos o invictos saldremos de esta contienda? ¿Cuántos habrán quedado en el camino?
JUAN MARTÍN VELÁZQUEZ
www.Covid Art Museum
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LUIS HÉCTOR GERBALDO TRANCE Un disparo la despertó, el corazón parecía explotarle, vio la sangre y su esposo exánime. Intentó calmarse. Dinero bien gastado, pensó. TERMINAL Volver, dejar el bolso. Levantar el teléfono para llamarla, para contarle cómo fue el viaje. Recordar que ya no está. Dejar el teléfono, sentirse triste, vacío. AMANTES Al salir del hotel ya lo sabía. El silencio ocupaba el automóvil. Entre caricias y humedades todo había sido transitado, la clandestinidad, el miedo, el dolor y el gozo. Él conducía con los labios sellados. La pasión cedía paso a la rutina. CASAMIENTO La besó con tierna suavidad. Buscó mirarla a los ojos, ella se los negó. Sos el amor de mi vida, no puedo vivir sin vos, dijo sin titubear. Ella lo abrazó con fuerza, quería retenerlo. Sin más que decir, él salió, era tarde, en la iglesia lo esperaban. HISTORIA Tomando un café con el general, le pregunté qué opinaba de este 17: —cada uno lo entiende como más le gusta —me dijo sin darle importancia. AMOR FATÍDICO Concluyó el primoroso bordado de la mortaja. Para él, que tanto la había amado. Con el puñal entre sus ropas, salió a buscarlo.
SER LA OTRA “No me esperes, no llegaré”, decía el mensaje. Igual me quedé toda la noche frente a los platos vacíos. TRANSMUTACIÓN Despertó horrorizada, sus piernas ya no eran tales, tenía cola de pez. En su desesperación, buscó la muerte arrojándose al mar. ME BASTA CON VERLA Brillaba como el sol en la mañana que nacía. Por repetido, no era un momento menos esperado. Me saludó con un simple movimiento, que a modo de bendición iluminó mi día. COMPLEMENTOS Eva es su compañera, destinataria de su afán, la mujer que quiere. Pero no puede quitar de su piel la memoria del contacto con Lilith. Adán se pregunta ¿qué es el amor? LUIS HÉCTOR GERBALDO Del libro Se quién eres por las lágrimas en mis ojos, (2018)
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Todo lo sólido 23 x 29 cm. Lápiz, acuarela y café sobre papel De la Serie “Entonces el Aire”, de Silvia Katz Allá Ellas, Salta
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MARTIN PINUS Toallas y toallones A veces me canso. Me permito cansarme un rato. De lo que leo. De lo que veo. De lo que escucho. De lo que digo. De lo que escribo. De lo que espero. De lo que hago. Del trabajo. Del ocio. De los mensajes por guasap que recibo. De los que no recibo. De los papeles. De los billetes. De los trámites. De la comida. De las noticias. De las conversaciones. Del frío. De la cuarentena. De hacer ejercicio en casa. De no poder ir a las sierras. De tantas tardes sin fútbol ni picada ni asado ni vino. De ser así. De todos. De mí. De este continuo rebotar. A veces quisiera sembrarme en tu patio y crecer al sol nomás. Con algo de agua. Después pienso. O sea, antes también. Y durante. Pero después pienso distinto. Es increíble la cantidad de veces que pienso distinto en el día. No es contradicción, yo le llamo velocidad. Movimiento. Es agotador, no lo vamos a negar. Por algo me canso. Pero me mantiene despierto. Después me cuesta dormir, claro, pero eso es otro cuento. A veces me siento como un río. Mejor que eso, me siento arrastrado por una corriente. Por una creciente. Por eso debo haber nacido en Córdoba. Me arrastra una creciente que yo mismo provoco por terror a la inmovilidad. Y después ando desesperado en busca de toallas, toallones con la forma de tus brazos. Y ando diciendo que lo único que persigo es la paz. Para patearla un poquito apenas la tengo cerca, de jodido que soy, nomás; llega y le pego una patadita, para que se aleje unos centímetros, ni tan cerca como para tocarla, ni tan lejos como para dejar de olerla. Es de una belleza incorregible el olor de la paz, cuando se siente. Cuando no se esconde. Como si nunca hubiera existido el miedo. Es, cómo te puedo decir, algo bastante parecido a ser niño.
Continuidad Chauchas. Bananas, manzanas, tomates, y chauchas, dice la lista de mi mamá. Sesenta y tantos días. Millones. Es la primera vez en mi vida que compro chauchas. Hace cuarenta años que no iba con una lista de compras de mi mamá por la calle. Mi gata me desconoce. Cocinar. Cocinar. Cocinar. Flexiones de brazo frente a una pantalla. Más grupos de wasap. Un libro. Cuatro paredes. Muros de los lamentos. Noticieros. Brasil. Chile. New York, Wuhan y el conurbano bonaerense. Redes sociales. Mates. Barbijos. Una serie. Vino. Cajeros. Puentes cerrados. Permisos. Videollamada. Algo de trabajo. Un dibujo. Impuestos. ¿Qué hora es? Esto no es un patio. Calor. Frío. La continuidad de la nada. Muertos. ¿Cuántos muertos son muchos? Una película. Muy mala. Memes. Más milanesas. Teorías conspirativas. Macetas. Más cactus. Llevate los chicos por favor. Alberto. Menos mal que ya no fumo. Extensión. Caramelos de goma. Muela de repuesto, justo ahora. Sueño que vuelo. Gente que no vende. Gente que no compra. Gente que no come. ¿Y esa verdulería de dónde salió? Mi vecino practica golf en el estacionamiento común. Con corchos. ¿Cómo era que se dormía? Otro libro. Otro jogging. Siento la frente caliente. ¿Peste? Abro frasco de café. Tengo olfato. Sigo vivo. Dicen que el dólar no sé qué cosa. Leyes nuevas sin derecho a las viejas manifestaciones, porque fase tres. Noticias. Noticias. Noticias. Mareo. ¿Dónde vivo? Justo una semana antes de todo compré botines nuevos. Pobre cabeza. Pobre cabeza. Pobre cabeza. Por suerte ella y respirar son la misma cosa.
MARTÍN PINUS
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Hay imposibles 21 x 29 cm. Lápiz, acuarela y café sobre papel (vendida) De la serie “Entonces el aire” de Silvia Katz Allá Ellas, Salta
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ELENA ZITELLI Jazz al aire libre humo blanco Richard Nant y el sí bemol de una trompeta La noche más negra destila luces espirales plumas que desaprendieron Los platillos de la batería no olvidan el matiz suavizan estallan liberan Y en segundo de luz dejamos todo afuera del afuera Lo pendiente a swing improvisado se desvanece. *
Encapsulados encapsulamos Mímica de religiones de dioses y no dioses que oscurecen lo que aclaran No voces en la parcelita de creer que solo vale una verdad En este invierno caníbal todo es según el color del cristal con que se mira reverbera Campoamor Y que cambien que otros colores vengan o que exploten los cristales si es preciso. *
El alud no vendrá El alud no vendrá a nosotros sin aviso El alud seremos nosotros aludiándonos El alud seremos nosotros El alud seremos El alud El
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Callejeros I Escribo en la vereda de un bar con trazo fino una valla y otra y otra hasta que venga el trazo grueso.
II En la puerta de la iglesia una mamá con su niña rasgos originarios piel de grieta Ambas extienden su mano por algo de aquello que les fue quitado.
III Una perdiz errática en el asfalto mira aterrada tiembla Todos la miramos como a un espejo. IV Alguien desvía el bocado de un niño Coagulan sus ojos.
V Un hombre muere de invierno Pellizco mi envoltura y como muñeca de origami acomodo el doblez Y a mi rutina. Demolición Los azahares de atesorar tardes de infinito bajan los brazos La máquina contra la casa se aferra al aljibe para arrasar
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de un zarpazo lo que el amor no pudo poder Palabra de empresa Entre las vigas vencidas un espejo roto no pierde la costumbre de reflejar escombros y una naranja iluminada por el sol aún aplastada sigue siendo naranja.
Queremos tanto a Julio I Porque llegó el final y escritura y realidad nos secretean el minotauro sigue poeteando en su laberinto y el mundo está boca abajo y sigue todo para armar con su auténtico bestiario tan desbordante de bordes Pero hay un aire de conejitos y de oso en las cañerías II Y todos los axolotl miran fijo a los náufragos que se hipnotizan para ser o para no ser y las mancuspias ya no quieren ser criadas para la venta Porque como gran cronopio te lavaste la cara de instrucciones las estatuas gozan y cuánta falta nos hace patafísicamente hablando y cómo te extrañan los gatos II La casa volvió a ser tomada Julio hay tantas maneras y la muerte como siempre suele orgasmar en algún hermano y Torito escupe
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como un zapallazo y ah el patrón porque cuando estás abajo todos te golpean Pero vos querido saltaste hacia la izquierda donde está el latido y una trompeta nos rayuela al cielo y tu esfera alumbra una manera de volver a la casa corazón fuego corazón pan de altura corazón juego. ELENA ZITELLI
Obra 9 21 x 20 cm. De la Serie “Entonces el Aire” de Silvia Katz Allá Ellas, Salta
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EL MITO FUNDANTE ÁLVARO POE OLMEDO “La gente no quiere trabajar” repiten algunos como un latiguillo incesante, o lanzan algunas de sus variantes: “En este país no trabaja el que no quiere”; “Estos negros (y le agregan de mierda para que no quede duda) no quieren laburar”. Presuponen que es obvio. Estas máximas acuñadas en el momento mismo de la creación del Estado argentino, en el Régimen Conservador se reprodujeron como roedores. El periodo comprendido entre 1880 y 1916 fue una verdadera madriguera. La Generación del 80, producto del crecimiento económico y de su imaginario de opulencia veía a la Argentina como una potencia mundial y se veía a sí misma como una elite en la cima del mundo. Una primera lectura desaprensiva podría llevar a suponer que esa afirmación es nada más que sainete de las clases dominantes. Sin embargo, el impacto ha sido tan trascendente que hoy, a 140 años de que ese dogma sin fundamento fuera acuñado, lo repiten sin distingos las clases dominantes y las clases dominadas. En la historia, esa frasecilla se ha trasformado en un pilar fundamental y fundante, en un valor estructurante de la sociedad. ¿Cómo funciona ese prejuicio tantas veces repetido desde entonces hasta nuestros días? En primer lugar, descalifica al que no tiene trabajo con consideraciones peyorativas y condenatorias. La presunción es que si alguien no trabaja es por vago y por no tener voluntad o actitud laboriosa. En el “Facundo – Civilización y barbarie” Domingo F. Sarmiento presenta una dicotomía insalvable entre la civilización europea, a la que admira fervientemente, y la barbarie india y gaucha para quienes no mezquina descalificativos. Según su visión, la vagancia está en la naturaleza del gaucho: “Por toda esa chusma de haraganes…siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar”. Esa visión maniquea de las culturas fue plasmada en 1845 por la pluma más punzante de América en el texto más brillante de la literatura argentina. De inmediato fue asumida sin cortapisas por las clases terratenientes y dominantes como un evangelio o más, como un Mandamiento sagrado. Julio Argentino Roca se encargaría de plasmar a pólvora y sangre esa visión y ese mandato. En segundo lugar, desde entonces y hasta la actualidad, en función de las categorías ocupado-desocupado se estructura una sociedad clasista y en algún sentido: de castas. Las clases dominantes, y también las dominadas, presuponen una moralidad superior de quien trabaja. Escalonan la sociedad en tres categorías: el que da trabajo; el que trabaja y: por último, el desocupado.
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En la sociedad meritocrática que suponen, el que tiene más es porque trabaja más. Entonces, merece tener más, y si tiene más es natural que forme parte de una elite, económica y moralmente superior. Con mayor razón si da trabajo. Notemos la carga simbólica del lenguaje: da trabajo. En realidad, el que da, el que pone el cuerpo para el trabajo es el trabajador, y el empresario paga porque tiene la seguridad que con ese esfuerzo él se enriquece. No es un filántropo, es un jugador del mercado dispuesto a obtener el mayor lucro posible. Siguiendo con el razonamiento, si da trabajo, es natural que imponga las condiciones laborales. Y si alguien no acepta esas condiciones se confirma la hipótesis originaria: No quiere trabajar. Y a quien reproche las condiciones por el exceso en favor del capitalista, el establishment le responde con contundencia: el capitalista tiene derecho porque si invierte es para ganar. Dentro de un mercado capitalista, son los empleadores los que deben decidir las condiciones del trabajo. Y el que quiere trabajar encontrará ocupación. Entonces, el silogismo se presenta con claridad. En tercer lugar, esa clasificación social tiene consecuencias políticas. La condición (in)moral del desocupado, que tanto en el discurso como en la práctica es un marginal excluido, lo inhabilita a integrarse a la nación que debe ser laboriosa y debe estar integrada por labradores. En la lógica dominante, el excluido asume esa condición por voluntad propia, por vago. Si es un excluido no puede participar de las decisiones políticas que atañen a la nación. No falta el ilustrado que cada tanto pide un voto calificado y por cierto él se autopercibe como un ser culto que califica para ese voto censitario. Hay otro impacto social y moral que subyace en la frase inicial: Si no trabaja es lógico que no tenga el mínimo indispensable para vivir. Por eso asocian a la pobreza o a la marginalidad con la delincuencia. Se criminaliza la pobreza. Como no quiere trabajar, tiene que delinquir para vivir. Y la inversa también es cierta: el rico no tiene necesidad de robar o delinquir. Esta es una forma de mirar, de estructurar la sociedad bajo los dictados de las clases dominantes y la prueba irrefutable de su eficacia es que, el mito fundante permanece inalterable desde los orígenes del Estado, y a su veracidad nunca demostrada, la repiten incansablemente los propios dominados.
ÁLVARO POE OLMEDO Poeta y politólogo
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Milo Manara De la Serie “Héroes” www.strambotic.com
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ARTE - SALTA El Colectivo de Arte Allá Ellas presenta su primera muestra on line POR MARÍA DE LOS ÁNGELES ROJAS
Se trata de la serie “Entonces el aire”, de la artista plástica Silvia Katz. Las obras están atravesadas por el contexto de pandemia y fueron hechas en cuarentena
“Las razones del viento”, de Silvia Katz, hecho con lápiz, acuarela y café sobre papel.
“Entonces la pandemia” llegó y con ella las conjeturas fundadas en apariencias o indicios. Empezamos a sospechar de la amabilidad del aire. A considerar que así como nos daba vida podía cometer la falta de enfermarnos, podía ser el autor de nuestra muerte. “Entonces el barbijo”, por la duda del aire. Y “Entonces el aire” se llama la serie de la artista plástica Silvia Katz, realizada durante la cuarentena y atravesada por el contexto de pandemia. Estos dibujos están expuestos en la primera galería on line del Colectivo de Arte Allá Ellas, compuesto por María Laura Buccianti, Virginia Montaldi, Gabriela Zanandrea y Silvia Katz. Estas artistas visuales están formadas en pintura, grabado, fotografía y performance, con un cuerpo de obra y trayectoria profesional en la escena plástica de más de veinte años. Trabajan de manera conjunta desde marzo de 2014, y sus encuentros se dirigen a dialogar desde los lenguajes personales, intercambiando experiencias y saberes y sistematizando la producción. Las obras que hagan, y que irán presentando a su turno, están en venta en la cuenta de Facebook Allá Ellas (Salta).
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Los protagonistas de “Entonces el aire” son figuras humanas realizadas en lápiz, acuarela y café. En su mayoría mujeres de largos cabellos, algunos seres alados. “‘Entonces el aire’ está atravesada por la realidad que nos toca vivir en estos tiempos, una realidad que arrasa con furia de vendaval, que nos hace parte de un paisaje extraño, un mundo impensable hace tan pocos meses. De pronto el peligro nos rodea, respirar el mismo aire que el otro puede ser letal. Entonces hay que recluirse y ahí es donde los paisajes cambian, se transforman en espacios vacíos de personas, en paisajes de ausencia”, detalla Katz sobre su flamante serie. Todos aparecen desnudos y con barbijos sutiles, devenidos de aquellos que en diversos estilos y hechuras pueblan las calles y ante los cuales el ojo artístico no puede quedar incólume. “También cambian los paisajes humanos, ahora conminados a una única pieza normativa, una indumentaria que nos iguala a todos los habitantes del planeta. Nos cubrimos con un trozo de tela; pero estamos más desnudos, más vulnerables que nunca. Con el barbijo desaparece el rostro, hay una especie de vacío, hay también una ausencia. No me gusta lo que connota la palabra tapaboca, ya la pandemia se encarga de dejarnos mudos, atónitos”, reflexiona Katz. Acerca del uso de café como material señaló que “nació por puro azar, cuando estaba estudiando en Toulouse (Francia). En un bar, mientras esperaba a un amigo, me puse a pintar con acuarela, y descuidadamente metí el pincel en la taza y de allí a la hoja. El efecto de ese accidente me fascinó y ahí nació mi amor por ese material no considerado artístico per se”. Los dibujos Múltiples ideas implícitas provoca “Entonces el aire”, como el buen arte. En “Desvelo”, una mujer que es humo desde una garra sanguinolenta ¿se siente “fumada” por la situación de pandemia? En “Las razones del viento” ¿la mujer se deja llevar por el viento pandémico y sus consecuencias, que no domina? Un hombre pelado y coronado hace descansar su cabeza, como ocultando sus lágrimas, sobre sus brazos cruzados. ¿El “cordón” que lo sujeta de la espalda no debieran ser alas? “Bendita tapaboca”, una santa sufrida con un halo de sangre posado sobre la coronilla. En “Éxtasis”, un barbijo con sombras fálicas cubre una boca de mujer. Un hombre alado estirando su espalda, sacando hacia el frente un ombligo que no habrá estado nunca conectado por el cordón que une la placenta de la madre con el vientre del feto, porque no nacen así ni los ángeles ni los demonios... Quién dice que el arte no nos hace elevar las dosis de fantasía que nos bastan cotidianamente en este atribulado mundo. Una mirada “La experiencia estética es personal, única e intransferible. Tanto para el que crea como para el que observa la obra, porque hay dos subjetividades, dos emociones y dos percepciones que se encuentran. Lo que hacemos como creadores es observar y reflexionar sobre la realidad y materializarla a través de nuestra obra, con un lenguaje personal”, dice Katz desde su papel creativo. Pero el buen arte no es para nada inofensivo y no hay manera de desactivarle todos los peligros que supone la pasión artística, aquella necesidad de expresar y, en el mismo movimiento, modificarle la realidad circundante a otro.
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Efecto del que no están exentos los propios artistas. “No somos meros registradores de lo que sucede, transformamos desde la emoción, desde una poética personal. Cuando el espectador se halla frente a una obra, la va a completar de sentido desde su percepción, conocimiento y emoción; encontrará sus propias palabras para nombrarla, o quizá se establezca una conversación con esa imagen, o tal vez se le vaya develando de a poco. Es como con las relaciones humanas, no permanecen iguales a través del tiempo. Cuando veo las obras de otros artistas que tengo en casa, me cautiva jugar a descubrir cosas que no había visto antes”, afirma Katz. (Entrevista publicada en el diario El Tribuno el 5 de agosto de 2020)
Lenguaje 21 x 29 cm Lápiz, acuarela y café sobre papel De la Serie “Entonces el aire” de Silvia Katz Allá Ellas, Salta
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LA NOVENA DE BEETHOVEN, UNA EPIFANÍA POR SERGIO PRAVAZ ¿Usted escuchó alguna vez la Novena Sinfonía de Beethoven? Haga el intento, no se deje intimidar por la imagen que proyecta el mundo de la música clásica, que en realidad hay que denominarla como música europea, música no popular, o como fuere, pero no clásica. Hablo de su carácter elitista, que felizmente con el tiempo ha comenzado a ceder, pero que aún aleja penosamente a la gente, sea por falta de divulgación, por prejuicio, o por ambos, y que impide disfrutar otra corriente legítima en la producción de belleza que nosotros los humanos somos capaces de generar. Vale la pena el esfuerzo, no lo dude y no se amedrente. Mi abuela Leonor, mujer anticlerical por donde se la mire, decía que a la novena sinfonía había que escucharla de rodillas, que ese era el modo correcto para agradecer, no a un dios, sino a ese sordo genial y malhumorado que fue Ludwig van Beethoven, un vecino totalmente loco que era poco tolerado en el barrio; ni el verdulero, ni la panadera, ni el que cuidaba caballos, ni la florista se lo bancaban; tampoco lo querían la perfumista, el sastre ni el comisario; y en el bar mucho menos, ya que hablaba a los gritos porque estaba más sordo que cien murciélagos sordos, y tenía un temperamento de los mil demonios que le salía por los ojos, las orejas y los dedos cada vez que el tipo se agarraba una calentura. Aun así, fue capaz de componer una música maravillosa, sorprendente y muy audaz, sobre todo la Novena, también conocida como Coral, su última sinfonía completa, cuyo cuarto movimiento subraya un final que patea todo lo conocido en términos de música y obliga a barajar y dar de nuevo. La compuso a puro golpe de mente, talento y memoria porque a esa altura ya no era capaz de escuchar ni el relincho de mil caballos adentro de una cocina. Sucede que un genio de su talla no necesitaba escuchar de manera física los sonidos porque los tenía a todos en el interior de su cabeza. La crónica señala que al finalizar el gran concierto, el músico seguía leyendo la partitura sin percatarse que los cuatro solistas y el coro habían concluido y la gente ya revoleaba pañuelos, sombreros, chalinas, vítores y aplausos, con los encendedores prendidos (si hubiesen existido). Cuando una de las solistas le tocó el brazo recién ahí el músico se percató y saludó al público que ya deliraba como si fuese un concierto de rock. Es tal vez de sus obras la más trascendente y popular y excede largamente el marco de su género musical. Con el tiempo se ha convertido en un símbolo de la libertad,
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tanto que Herbert von Karajan hizo una adaptación que desde el año 1972 es el Himno de la Unión Europea. Así mismo, la UNESCO incluyó el original de la partitura en el Registro de la Memoria del Mundo, como herencia espiritual de la raza humana. Otro dato relevante es que el bueno de Ludwig, quien fue un fervoroso libertario que despreció en forma pareja a monarcas, ricachones y demás señores de la nobleza, fue el primer músico verdaderamente independiente de la historia, ya que anteriormente los mecenas, al sufragar tus gastos de alimentación, vestido, corte de pelo, viajes, vicios, etc. te trataban como personal propio para lo que se les pudiera ocurrir. Los editores europeos eran capaces de matar para poseer el derecho a editar sus obras, y la aristocracia austríaca hacía cola para ponerle plata en los bolsillos. De ese modo se mantuvo en forma independiente hasta que la sordera comenzó tempranamente a pisarle los talones. Aun así, compuso sin parar hasta los 56 años, edad en la que se fue a componer a otra dimensión, pero en vida fue capaz de legarnos nueve sinfonías, obras para piano, para violín, música de cámara, conciertos, misas, oratorios, una ópera, un ballet, música para teatro. Ah, pero la Novena Sinfonía vale media humanidad, sin dudas. No dejen de escucharla. Hagan el esfuerzo, dobleguen la pereza, venzan el prejuicio, junten paciencia, permitan que esa música les entre, los trabaje y los lleve. Es muy alucinante, sobre todo el cuarto movimiento. Beethoven era realmente heavy, sobre todo en la última parte, el conocido como Himno a la alegría, con palabras del famoso poema de Friedrich Schiller “Oda a la alegría” y ese coro mortal que te pega como si las cataratas del Iguazú te dieran justo en el pecho, como si te persiguiera una manada de 100 lobos hambrientos, como si de repente te despertaras de un sueño y de ahí pasaras a otro sueño, y a otro, y a otro, y no pudieras reconocer nada de lo que hay a tu alrededor en todo tu día lleno de rutinas. Tiene una potencia y una densidad solo comparable a una epifanía. Fueron seis años de labor lo que le insumió a Ludwig componer el encargo que le hizo la Sociedad Filarmónica de Londres. Él siempre quiso musicalizar el poema de Schiller y cuando lo logró, puso todo patas para arriba porque naturalmente se encargó de romper el orden establecido hasta el momento. Su obra conmociona y perturba, como el mundo que le tocó vivir, un mundo agitado, en plena transición, lleno de guerras y revoluciones y de esa manera cambió el modo de componer y apreciar la música. Tenía razón mi abuela Leonor cuando afirmaba que la más grande de las divinidades solo se puede encontrar en aquellos actos de la creación humana, sobre todo en los del arte.
SERGIO PRAVAZ
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Milo Manara De la Serie “Héroes” www.strambotic.com
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CINE: RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS
E
l poder de las imágenes. ¿Qué otra cosa es el cine? Quizá nos olvidamos de ello, entre tantas alharacas, tantos fuegos de artificio, tantas películas. Pues aquí está este monumento a la belleza fílmica para que lo recordemos. Una película que parece fruto de un milagro, pero que nace de la minuciosidad y la creatividad de una cineasta inabarcable. En "Retrato de una mujer en llamas", todo se reduce a la mirada. Al hecho de mirar, descrito con impecable esmero por Céline Sciamma. La mirada constata la existencia del otro. Y de ahí llega el acercamiento. De este, el deseo. Y de este, la pasión que envuelve a las inolvidables protagonistas de este relato, romántico hasta lo indecible. Cada imagen, cada encuadre, esté encaminado a la captura de la emoción, desde los primorosos títulos de crédito, descriptores de breves trazos de pincel sobre lienzos en blanco como anticipo de la sustancia del relato. También cada gesto de las dos actrices protagonistas, unas monumentales Adèle Haenel y Noémie Merlant, que miman todos sus movimientos, todos los matices de sus expresiones, toda la hondura de sus miradas para exprimir la pasión que consume a sus personajes. No cabe concebir una mayor sima dramática y romántica que la atrapada por Céline Sciamma, entregada a una cadena de imágenes en las que la belleza explota al nacer de la absoluta simplicidad expresiva, porque enhebra su película con una sensibilidad extrema pero no se concede el recurso a ninguna fastuosidad visual. Son esos primerísimos planos los que dan sentido al alarde de puesta en escena de Céline Sciamma: imágenes que mantienen separadas a las protagonistas para empapar de enternecimiento los momentos en que, nacido el amor, ambas compartan el encuadre y la pantalla las muestre, al fin, cercanas, en la misma imagen. "Retrato de una mujer en llamas" apresa, sencillamente, una historia de amor. Pero desde "La vida de Adèle" no se mostraba un romance de manera tan diáfana y tan irrebatible. En pocas ocasiones se ha relatado con tanta congoja el dolor físico de la pasión, la aflicción de quien se sabe envuelto en un gozo definitivo, pero también en un drama ineludible que lleva incluso, en algunas secuencias que parecen nacidas de la pura maravilla, a poder atisbar el fantasma de la amada, como una aparición de otro mundo. Eso es, al fin, "Retrato de una mujer en llamas": una película imposible, demasiado bella, demasiado certera, demasiado profunda para existir realmente.
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KAOS: TALLER DE ESCRITURA CREATIVA
El Taller de escritura creativa KAOS funciona desde hace dos años en
barrio Güemes de esta Ciudad de Córdoba. Coordinado por Leonardo Vergara está pensado para quienes quieran empezar a escribir y lo vengan postergando. Para quienes quieran vincularse con otrxs a partir de la creación literaria. Para quienes requieran de motivación y técnicas de trabajo. Para quienes pudieran encontrar en la escritura una forma de construcción colectiva. Para quienes presientan en cualquier forma del arte un lugar para habitar. KAOS, es un taller anti-tips que no persigue la standarización de lxs sujetxs, sino la exploración y la expresión de las subjetividades a través de la palabra escrita y enunciada. Perseguiremos en conjunto la deconstrucción del mito elitista de la creación literaria acercándonos a la palabra que siempre es de carne y es de tierra y esencialmente es humana. “En el principio era el KAOS”, reza Hesíodo en la Teogonía que, en términos creacionistas, puede ser equiparada al Antiguo o al Nuevo Testamento judeocristianos. KHAOS, como remiten las fuentes, es una palabra que, para decirse, luego de la K, obligaba a la voz que la pronunciaba a expirar un poco de aire. La pronunciación de la H era como un bostezo, como la puerta de una caverna, y, en el mismo sentido, la expiración de un espíritu, contenido en la palabra. KAOS, por lo tanto, era una palabra viva; y persiste en serlo. ¿De qué hablamos cuando hablamos de KAOS? En su acepción actual, el caos, aparece en el inconsciente colectivo como algo opuesto al orden. En la visión griega, el caos era anterior al orden (COSMOS para los griegos antiguos). Pero ¿qué precisamos antes del orden? Que haya algo, y para que ese algo nazca, entendemos que es imprescindible condicionar lo menos posible ese nacimiento. Es decir, no someter a la razonabilidad lo que crece, sino soltar la mano, soltar el cuerpo y la voz para que algo sea. El orden vendrá, tendrá su momento, cuando lo tenga. En principio, desde KAOS, proponemos la escritura sin muchas consideraciones. Escribir sin trabar la salida de ese algo que puja por hacer-se dé un cuerpo propio. Escribir como desear, escribir como respirar. A la pregunta por si podría el aleteo de una mariposa en Brasil provocar un tornado en Texas, respondemos que sí, que sí, afortunadamente”.
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Indumentaria 21 x 29 cm. Lápiz, acuarela y café sobre papel De la Serie “Entonces el aire” de Silvia Katz Allá Ellas, Salta.
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