Basta Ya BOLETÍN LITERARIO
AÑO 14 – NRO 153 AGOSTO, SEPTIEMBRE, OCTUBRE 2019
FLORENCIA - PH EDUARDO PLANAS
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¡Basta ya! Boletín Literario Año14 – Nº 153 / Agosto, Septiembre, Octubre 2019 Director: Eduardo Alberto Planas. Colaboradores permanentes: Lily Chavez, Jorge Carranza, Alfredo Lemon, Sergio Pravaz, Jorge Torres Roggero, Leonardo Arce. Registro Propiedad Intelectual Nº 598958. Hecho el depósito que marca la ley 11.723. Contacto:eduardoplanas2001@hotmail.com www.boletinliterariobastaya.blogspot.com www.boletinliterariobastaya.com Esta revista se terminó de imprimir en Córdoba. Diseño y diagramación: Laura Pozzo. Fotografías: Ph Eduardo Planas / Sol Perez / Guillermo Franco
CONTENIDOS
VIAJE AL PRIMER MUNDO – EDUARDO PLANAS // POEMAS DE EDA NICOLA, JORGE CARRANZA, ALFREDO LEMON, DANIEL MARIANI, ALEJO CARBONEL, GONZALO VACA NARVAJA, LAURA LUMUMBA, JOAQUIN GIANUZZI, JORGE LEONIDAS ESCUDERO, EDUARDO PLANAS, CEFERINO LISBOA, GABRIEL PANTOJA, ANA PIRETRO Y SOLEDAD VARGAS // COSTUMBRES – LEONARDO VERGARA / CON TODA LA VOZ: ACERCA DE LA ESCRITURA POETICA – JORGE TORRES ROGGERO // GUILLERMO FRANCO: FOTÓGRAFO URBANO – GUILLERMINA DELUPI // UNA ESCRITURA ASTILLADA – ENTREVISTA A ANA ILIOVICH – EDUARDO PLANAS Y JORGE CARRANZA // PALABRAS PARA REGAR EL ESPÍRITU - LILY CHAVEZ.
PH – SOL PEREZ
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VIAJE AL PRIMER MUNDO Primer mundo, la vieja Europa, ciudades cosmopolitas, verdaderas torres de Babel, ruinas y modernidad. Mucha historia del arte y comida típica; como que todo funciona, como un reloj: aeropuertos, ómnibus y trenes automáticos. Mucha belleza, cultura. La contracara son las guerras cercanas, ahí nomás cruzando el Mediterráneo, el tema siempre presente de la inmigración que se obser-va a simple vista, los barcos cargados de refugiados que llegan (y los que no llegan), consecuencias de una historia de colonización de la que no se hacen cargo. Un caleidoscopio de imágenes se agolpa: -Roma, la ciudad eterna-bella por donde se la mire- nos recibió inundada de sol. La conjunción de las ruinas del foro romano con el violín de un músico callejero y un avión que apareció en el aire, nos hicieron emocionar hasta las lágrimas. Pasado y presente: más de dos mil años de historia de la humanidad atraviesan la mente y el alma. -Las verdes colinas, viñedos y el sol de La Toscana. Florencia verdadero museo al aire libre, dueña del imponente David. -Venecia, nos partió la cabeza, muy, pero muy bella. Venecia es una escenografía. Silenciosa pero llena de música. Hermoso perderse en sus callecitas. Nos hicimos adictos al Aperol. -En Paris, vimos la Catedral Notre Dame dos días antes que se quemara y cayera su aguja. Paramos en Montmartre, lleno de cafecitos, atelieres y galerías de arte, a dos cuadras del Bar de Los Dos Molinos donde se filmó la película Amelie, a una cuadra del Moulin Rouge. Cerca parecían deambular las almas de Tolouse Lautrec, Monet, Degas, Manet. También cerca andaban los chale5
cos amarillos, luchando por sus reivindicaciones sociales. -Una mujer parada en medio de la autopista de ingreso a Paris, con las manos abiertas al costado del cuerpo cual una virgen pero de rostro desencajado, colgando de su pecho un cartel que dice “Siria”, nos muestra el reverso del capitalismo. -Barcelona, Catalunya. Algunos dicen que es España, la mayoría dice que no y a otros no les interesa. Barcelona la más hermosa, con su barrio gótico, su rambla, su parte moderna, sus playas, su sol, sus chipirones, su gente alegre y amable. Contemplamos la bella e inmensa obra de Antonio Gaudí, la Iglesia la Sagrada Familia, la Pedrera, el Parque Guell, etc. Vimos el azul Mediterráneo en la Barceloneta. -Madrid, nos recibió con la "borrasca", en plena semana santa. Vimos lo que había que ver: la maja vestida, la desnuda y las meninas, comimos el bacalao, los callos y la tortilla de papas. Fuimos de tapas y de cañas. Gente en sus plazas y mercados, y sobre todo en Zara y Primark. Madrid con sus tabernas y mesones. Con un año más, emprendimos el regreso a nuestra querida patria, pero de eso prefiero no acordarme. EDUARDO ALBERTO PLANAS
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POEMA DE EDA NICOLA las hijas bien, gracias. el esposo bien, gracias. la familia, vivos y muertos, bien, gracias. los muertos, capaz mejor, ya cumplieron su parte acá. de algún modo son libres. yo, no sé. no sé. no sé. busco el modo de huir, de escapar. ¿a dónde? No sé. ¿por qué? No sé. ¿para qué? No sé. hay un gran hueco, un pozo inmenso. tal vez lleno de agua podrida. tal vez vacío. y siempre estoy caminando por el borde. siento en la piel su profundidad, su gélido aliento. Sigo la huella que hice con mis pies, para no desbarrancarme y caer, quizá al principio me calcé o me calzaron, antes de comenzar la tarea, no recuerdo, ahora hace mucho que ando descalza, con los pies lastimados, y marco el camino con mi sangre. en algunos tramos me guía el olor a óxido de la sangre. es mi sangre, no hay otra, por ella sé que ando en círculos, porque estoy ciega y camino acá desde que tengo memoria. soy una esclava a la que cegaron con un hierro al rojo vivo, y voy atada a un palo que tiene que girar así, ahí, alrededor del pozo, hasta morir y ser reemplazada por alguien más joven, convenientemente ciego, también. el mecanismo debe ser el de una noria, medieval, arcaica, no sé, pero no escucho el agua, ni un suspiro de agua, ni una gota pequeña. no sé qué cosa extraigo deambulando alrededor de esta profundidad. y no lo sabré. así que no importa. creo que mi familia, nadie de ellos, sabe del pozo. Mejor. para ellos sonrío y sonrío. con toda mi fuerza. 7
ellos me tocan, me acarician, me besan, me sostienen. no saben que lo hacen para que yo pueda seguir girando y girando, como una muñeca desarticulada, rota, arrastrándome, alrededor del pozo. ellos creen que está bien. que todo está bien. que soy feliz. feliz. yo sé que no. que no. que no. y también que nunca. que nunca. que nunca. y también que intento salir, zafar. pero nada afuera de este pozo fétido tiene la suficiente consistencia, el núcleo de verdad que necesito. si alguna luz habrá la encontraré acá, girando, atada, y ciega. no quisiera, de verdad no quisiera, y lo siento mucho. pero a veces escribir es así. esto. un pozo . un pozo maloliente. sin fondo. que no da agua para ninguna sed. EDA NICOLA 2019
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POEMAS DE JORGE CARRANZA Una y otra vez
tela tajo y sutura son uno solo.
Dijo que no volvería a la casa de la infancia.
Parecen decirme no te olvides viví bien.
Con el tiempo supo que no es tan así.
JORGE CARRANZA
Se la pasó volviendo una y otra vez en sueños. En el recuerdo y sus ráfagas en el recuerdo y sus oleadas. * Viví Cosí las heridas como pude. Así van conmigo. Arriba los días se apilaron y con ellos todo lo demás. Ahora 9
POEMAS DE ALFREDO LEMON Poema urgente. 2019, primer semestre La casa está toda revuelta y mi país partido en dos, ahorcado en el puño de un verdugo. Nadie puede sentirse sano. Nadie puede sentirse a salvo. Clausuraron la esperanza con los sellos del hierro y la carroña. Hijos de un pueblo en vilo, al filo de una navaja o la verdad. Ante un futuro tan oscuro como la luz de los infiernos. * Eclipse Toda intensidad deja un tatuaje. Cualquier duelo es fiebre bajo una piedra. Los días rugen. ¿Se incendia el planeta? La tierra es el cielo donde las muertes viven ALFREDO LEMON
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POEMAS DE DANIEL MARIANI Días de pesca I. Faisanes Los vi por primera vez en la enciclopedia Salvat, cerca de los pavos reales. Ayer como ropa limpia colgaban en el patio boca abajo. Toqué sus plumas doradas, la palabra formol. II. Mosca Sobre el escritorio del living, mi padre ajusta un anzuelo con la pequeña morsa. Plumas, lentejuelas, hilos de colores, y la mano precisa crea un insecto brillante, un cazador alado. Vi la belleza, su señuelo de muerte.
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III. Yacanto Caminamos en la madrugada. Al llegar a la naciente revisa árboles, piedras, abre la cajita de metal. Prepará la caña, me dice, y suelta la tanza como si le diera de comer al río. La mosca vuela, levanta un débil arcoíris y se posa en el agua. La trucha resiste hasta que se entrega luminosa y sin fuerzas. Mi padre la deja en mis manos, quita el anzuelo, y con un gesto eterno pide que la devuelva al río.
De Círculo abierto, 2018.
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Trompo Alguien tomó cuidadosamente los extremos del mundo y comenzó a envolverlo con un hilo invisible, pensó un anillo y lo ajustó con fuerza. Un primer movimiento rápido, irónico, y el hilo se soltó para siempre.
De El ático, 2009.
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POEMAS DE ALEJO CARBONEL La segunda persona En un solo asado de cuatro horas dijimos que los desiertos del hemisferio sur están recostados sobre el mismo meridiano y en la costa oeste de cada continente que pocas poblaciones son antípodas en el mundo pero que nogoyá, en entre ríos está justo del otro lado de una ciudad de japón que cuando de noche la ruta va al lado de las vías lo que parecen charcos tenues son el reflejo de la luna en los rieles que el colectivo pasa por cuatro iglesias y cuatro veces el pasaje se persigna en la coreografía más antigua del país que en el norte uruguayo hay buen torrontés porque si seguís la línea trazada por los viñedos llegás hasta cafayate. ¿Se encontraron en un set de pasolini wilcock y prodan? ¿Estuvo bob dylan de incógnito en un asado familiar en basavilbaso? 14
Tantos alambres invisibles sosteniendo el mundo y acá nomás sobre una persiana azul que se balancea con el viento está la cabeza de dinosaurio más grande en sesenta cuadras a la redonda. Un tiranosaurus rex pintado con aerosol blanco epicentro, centinela mirando hacia la izquierda. Está pintado en los puentes, los baldíos, lo vi en una estación de servicio y también en un segundo piso a veces es un solo trazo eficaz con un punto como ojo a veces aparecen pestañas, un lunar detalles del momento. Un dinosaurio multiplicado en córdoba, a veintidós días del mes de noviembre de 2015. * A veces está bien Bajo de la vereda pero no cruzo porque viene un colectivo y una moto con la familia tipo emparedada y una bici atrás, y otra motito y ya me quedo ahí mirando en contramano porque esa esquina y ese viento son un calco de la melancolía 15
de algunas tardes de sábado amoldadas por la catástrofe del pensamiento entrerriano donde no hay más que una siesta de hojas amarillas cruzando la plaza columna con monolitos de poetas. Están por ceder las manijas de la bolsa de las gaseosas que compré pero no, quedamos suspendidos melancolía es una palabra de clase media y es lo único que avanza por la calle amplia, de negocios caros mis muertos de cabecera siguen siendo los amigos y vienen a decirme que está bien dejar que me colonice el líquido espeso de la tristeza. *
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La hipótesis de Osvaldo En una hondonada de pastos altos cuando vieron a la yarará la tenían a dos metros habían salido al campo a tirar un poco a la siesta el escopetazo dio entre los ojos el bicho hizo un movimiento eléctrico volaron unos pájaros y en el pueblo no se despertó nadie. Irrelevante como este poema, como la poesía o la literatura, toma dimensión el hecho tres años después en siesta, sendero y pueblo parecidos otra yarará se cruzó en el camino de Osvaldo y de nuevo la bala impactó entre los ojos a unos cuatro metros de distancia. Los testigos son amigos con la lealtad suficiente como para exagerar pero por amigos también saben que es hábil con las armas. El tercer capítulo encuentra en otro pueblo a los hombres del circo en una huella en horas de la tarde no lo dije antes: son de un circo y en las horas libres no se ponen tristes con las manos en los bolsillos sino que juegan al fútbol, hacen compras limpian los mocos de los chicos agarran las escopetas y salen a voltear liebres y perdices. Esta vez el que tiró fue otro 17
que hacía sus primeras incursiones de caza y no tenía la experiencia del aparato de seguridad del partido y sin embargo también alojó una bala entre los ojos de la víbora que venía desafiante. Entonces Osvaldo pensó a la noche y dijo recién al otro día por orgullo pero también porque era un tipo que manejaba una compañía de artistas y una elefanta y muchos camiones que es la yarará quien va hacia la bala y que tiene el corazón en la cabeza. * Hegel en güemes Se nos calentó la cerveza ¿o se terminó? los canales de aire eufóricos o graves, según el palosanto de la vecina el perro de al lado y el aire viscoso nos mandaron a bajar y caminar un poco: las esquirlas del daño ya estaban flotando. No sé donde están los otros pero en una playa de estacionamiento sobre fructuoso rivera en el cartel de alto impacto pusieron a hegel con los labios apretados. Pasamos justo cuando se decreta la noche 18
y se prenden los tubos fluorescentes entran coches por debajo de una E blanca sobre el fondo azul y salen familias y parejas recién bañadas de a pie bajo la mirada grave de hegel. Suena una bomba de estruendo se adivina el aleteo nervioso de los pájaros a pesar del cielo oscurecido abierto hasta las veintitrés treinta pesos la hora: seguimos en córdoba en el mes de noviembre de 2015. ALEJO CARBONEL
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POEMAS DE GONZALO VACA NARVAJA …Una mujer desnuda y la noche. Arriba el cielo. A lo lejos, algunos cuerpos flotan sin sentido, como trapos con el gesto perdido a lo profundo… Ella, se aferra a la risa que la eleva.
Una mujer
flota al costado de la suerte y ríe,
ríe donde los dioses han fallado y los hombres visten su fracaso. Extiende su mano a la espera de otro gesto, sus labios son apenas dos líneas en la ruta del desierto. El infierno la sepulta en la marea del aire y el silencio. Aún así baila
brilla
juega,
aún así sacude el polvo de la ruta, se quita las llagas, su pústulas de sangre en la carne y ríe. En mi sus dientes. La disolución de lo sido. El nacimiento 20
de otro abismo. Ella, la mujer más sola acuna mil veces el amor en el gesto de la lluvia, con sus manos alzadas los pechos desnudos a las olas, náufraga de todo lo que existe y libre. * Emigran niños Los demonios en sus sombras son caballos contra el muro. Unas figuras estiradas y funestas que bailan con las velas, dulces, almibaradas y perversas. Nadie ve el libro en el que escriben ni percibe la mano en esta boca. Son miles las mariposas en el aire uno el mismo veneno cientos las espadas uno el gesto. He escuchado cómo lloran los niños cuando emigran. * Viento del este verte en el mar en la tarde y en el día verte en el baño 21
a la hora en que tus ojos despiertan y el juego comienza con la luz verte frente al café merodeando los sueños que dejaste y la vida que te abraza verte blanqueando los dientes y planificando el azaroso paso que le sigue verte con tu pijama y tus sandalias verte en la ventana cuando alguien llama y entre las plantas del jardín cuando tu voz resuena en estas raíces demasiado profundas para moverme GONZALO VACA NARVAJA.
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POEMAS DE LAURA LUMUMBA Paquidermo Las películas de terror se parecen los fantasmas se les manifiestan a los más vulnerables el miedo y la sal de la tierra nos cubren como una costra se parte el labio y sangra no confiamos en nadie y nadie nos cree cada tanto, lo malo se hace fuerte y se naturaliza si se aparece de cuerpo entero hay un público que ríe y aplaude mientras la bestia devora y escupe los huesos pocas veces el mar devuelve las presas. Soy un paquidermo con una cadena al cuello y me dejo ir en la blandura de esta nada sueño que soy una hormiga que carga el doble del tamaño de su cuerpo me tienta ser parte de un tren de carga a veces sueño con un largo listón metálico de elefantes enloquecidos que al pasar por cada estación rescate lo precioso siga, siga sin mirar atrás y se encuentre con otros trenes de carga en plaza de Mayo.
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El vacío La flor agotó su talonario de cero a cien mientras apestaba el humo de las bocas quema la cuerda laboral en el cuello y el tic tac así, así, así. Las batallas inútiles en las esquinas virtuales tu sonrisa que extraño en fotos posteriores entre los libros que te perdiste de leer los discursos servidos algunos como platos de gourmet otros como tablas de asado para diecisiete a las dos de tarde y vino tinto. Escucharía tus canciones pero no quiero morirme así como si nada desde que no estás es estruendo de sangre la tarde y por si esto fuera poco, al otro día amanece. LAURA LUMUMBA
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ROMA – PIAZZA NAVONA – PH EDUARDO PLANAS 25
POEMAS DE JOAQUÍN GIANUZZI El poeta Joaquín Gianuzzi nació en el año 1924 en la ciudad de Buenos Aires y falleció en el año 2004 en la ciudad de Salta. Publicó los siguientes poemarios: “Nuestros días mortales” (1958); “Con-temporáneo del mundo” (1962); “Las condiciones de la época” (1967); “Señales de una causa personal” (1977); “Principios de incertidumbre” (1980); “Violín obligado”(1984); “Apuestas de lo oscuro” (2000). * La voz de Joaquín Gianuzzi es una voz sola, desolada que con lúcida ternura dice la realidad. Una voz cercana, una voz del hombre para el hombre. Toma lo que tiene a mano: la casa, la mesa, la mesa de luz, la lámpara; el vaso; lo que ve tras la ventana del bar; los sonidos todos de la calle. Y desde esa intimidad; su corazón piensa y logra decir toda la belleza; todo el desamparo. Joaquín Gianuzzi, un padre, un hermano, un amigo; un buen vecino. UVAS ROSADAS Este breve racimo de uvas rosadas pertenece a otro reino. Yace, sobre mi mesa, en la fría integridad de su peso terrestre mientras yo permanezco silencioso imposibilitado de oponer mi vida a su carnal exuberancia. Casi con horror admiro allí la dura tensión del agua hacia la piel mortal como una realidad insoportable. He aquí un remoto acontecer; todo transcurre del otro lado, fuera del rumor insensato de la existencia humana. Comprendo que hay un límite cuyo paso en el tiempo
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me está vedado de modo que el puro conocimiento sólo cabe en la mera travesura de la mente. Más allá está la misma tierra a la que regresamos como extraños; en el racimo de uvas rosadas yace la imagen de otro regreso y este enigmático existir dulcemente en el rosa tiende a cumplir el ciclo que comenzó, radiante, en el verde lejano. Otros días transcurren aquí, en otro espacio que colmó la inutilidad de una vida ocupada. Ajeno a la región de las uvas permanece mi estupor desalentado: pero nunca la esperanza tuvo mejor imagen que esto: la travesía del límite que da a lo secreto vendrá de la misma costumbre de la luz con que las uvas rosadas van a entrar en la muerte. HOGAR Aquí en la mesa, la sagrada monótona familia: el pan nuestro de este día estabilizado, las apacibles cucharas, la cena privada en el ámbito recluso y la música insípida en un rincón de la sala. En una gota del universo la melancólica costumbre ha creado un estilo confortable de la existencia. 27
Sería inconcebible, por lo tanto, un repentino estrépito en la puerta de calle y a continuación el imprevisto ingreso de alguna realidad sangrienta. Más lógico sería, por ejemplo, un síncope en el pecho de papá, una catástrofe sobre el olor del guiso, mientras hay fuego en la cocina y es de noche en todo el país. TARDE DE DOMINGO El domingo está desierto. La calle se alarga sin finalidad precisa. Detrás de las paredes la vida parece haber agotado su última oportunidad. Llamo al azar en algunas puertas y no acude nadie. La población entera ha abandonado el planeta en automóvil. La historia ha concluido aquí. Las empresas humanas han hecho el ridículo. ¿A quién llamar por teléfono? ¿Por quién morir? ¿A quién apelar con esta mentira? Si este simulacro durara demasiado, recordaría que una vez tuve un destino y hasta un entusiasmo y que la razón de estar vivo estaba en los otros. Y no quiero imaginar mi pánico si buscando la prueba absoluta de este mundo vacío encendiera la radio portátil y me respondiera el silencio universal. Si la llegada del hombre había sido un producto casual su partida es una fuga que me excluye para que deambule como un muerto 28
que sabe que está muerto en un domingo infinito. * POR ALGUNA RAZÓN Compré café, cigarrillos, fósforos. Fumé, bebí y fiel a mi retórica particular puse los pies sobre la mesa. Cincuenta años y una certeza de condenado. Como casi todo el mundo fracasé sin hacer ruido; bostezando al caer la noche murmuré mis decepciones, escupí sobre mi sombra antes de ir a la cama. Esta fue toda la respuesta que pude ofrecer a un mundo que reclamaba de mí un estilo que posiblemente no me correspondía. O puede ser que se trate de otra cosa. Quizás hubo un proyecto distinto para mí en alguna probable lotería y mi número se perdió. Quizá nadie resuelva un destino estrictamente privado. Quizás la marea histórica lo resuelva por uno o por todos. Me queda esto. Una porción de vida que me cansó de antemano, un poema paralizado en mitad de camino hacia una conclusión desconocida; un resto de café en la taza que por alguna razón nunca me atreví a apurar hasta el fondo.
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NO MÁS TRABAJO ABUELO Supongo que de una vez por todas debe estar descansando el esqueleto del abuelo hecho un revoltijo en la urna. Cruzado de cicatrices de albañil y la condecoración de un clavo hundido en el húmero derecho. Pero no estoy totalmente seguro de que la osamenta no sufra sacudidas de vez en cuando: cincuenta años de levantar paredes quizás no hayan agotado su impulso y el abuelo no quiere que oscurezca un resto de energía en el acumulador. Pero todo está bien, abuelo. Su largo sudor se ha evaporado, formó nubes y retornó en la lluvia. Ningún asunto suyo fue desperdicio. Por su causa la obra continúa en construcción. Por gente como usted la mejor sustancia del planeta, salió el sol todos los días. Por usted valió la pena estar de pie y agradecido. No haga ningún esfuerzo por resucitar abuelo: ya basta de trabajo. Y que no se le ocurra poner en orden sus propios escombros ni ocupar sus vacaciones arrancando el clavo de su hueso más heroico y personal. JOAQUIN GIANUZZI 30
COSTUMBRES Quisiera leerles un poema. Pero más allá de esto, quisiera preguntarme, preguntarnos, por un rato, en voz alta, por qué no, ¿qué estamos haciendo? ¿Qué es esto de leer poesía? ¿De qué hablamos cuando hacemos poesía? No es para quedarnos en casa que hacemos una casa, comienza el poema de Juan Gelman. Pienso en esto de ser un adulto, de tener más de treinta años, pienso en lo complejo que es sobrevivir: en la poesía, en las palabras, en cualquier lugar del arte, en cualquier rincón de la sensibilidad. Nos acostumbramos, este sistema en el que estamos inmersxs, nos demanda ciertas cosas y vamos acostumbrándonos esas demandas. A saber: que nos ilusionemos con unas cosas y en el mismo ínterin, que dejemos de ilusionarnos con otras. Afortunadamente, el arte en general, tiende a desobedecer estas imposiciones. El arte es una mala costumbre que tenemos. Desear más allá de lo que está a la mano, es una mala costumbre. Crear es a todas luces un acto de desobediencia, la creación implica desobedecer lo aprendido, lo heredado, al menos un poco, implica moverse de lo que ‘funciona’. Siento que hacer literatura, o arte en cualquiera de sus formas, escribir un poema, por caso, es una utopía en sí misma, un nolugar, una insurrección del espacio por el que están en pugna infinitas fuerzas terribles. Implantarle un poema al mundo es un poco enfermarlo de algo bueno, de algo por lo que valdría la pena morir. El/la artista siente en las entrañas que su hacer no tiene, ni tendrá ningún valor en el mundo de los metales pero aun así hace, escribe, rompe, pinta, por mucho que tenga que sobrevivir trabajando de otra cosa, hace porque su existir se ha atado a este quehacer. Pero que yo
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escriba, que alguien esté del otro lado leyéndome ahora, pone en severa discusión el carácter utópico del arte. Si yo estoy acá y usted está ahí, ya somos una comunidad y el espacio habitable empieza a emerger. No es para quedarnos en casa que hacemos una casa. ¿No es para quedarnos en casa que hacemos una casa? Pienso que no es por hacer poesía que escribimos un poema. Como no es por mero ímpetu de llamar la atención que yo estoy acá escribiendo y alguien más está ahí, acomodado en su silla, hastiado en el colectivo, aguardando en una sala de espera. Hay algo en el aire que nos atraviesa: casi siempre es un poema, imperceptible, que se va moviendo en espiral y mudando el traje, pero sigue, persiste en habitar la humanidad. Sartre sostiene que uno puede nacer esclavo en una sociedad pagana o señor feudal o proletario. Lo que no varía para él es la necesidad de estar en el mundo, de estar allí en el trabajo, de estar allí entre los otros, de ser allí mortal. La tarea poética, sea cual sea el rol que nos toque en ella, nos instancia, nos obliga a estar-ahí, ahí donde el poema está siendo, y en ninguna otra parte. No es para quedarnos en el amor que amamos, continúa Gelman. Siento que la poesía es una forma de estar-en-el-mundo, es mi forma al menos de sobrevivir-en-elmundo, ¿cuál es la suya? Dígala en voz alta. Algunos mundos de a poco parecieran estarse desocupando de las palabras. Me aterroriza, debo decir, esta huida a ser-pensadxs a la que asistimos a diario. Siento que estamos ocupándonos artificialmente, que pretendemos estar ocupadxs todo el tiempo, que necesitamos estar, de alguna manera ocupadxs, porque no
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estar ocupadxs implica ponerse-en-el-cuerpo y esto de poner-seen-el-cuerpo, implica estar-ahí y sentir; y ahí toca encontrarnos con esto que somos: una finitud arrojada a un todo infinito, y esto puede doler, puede doler horrores. Pero la alegría, la sensación de goce, también podría crecer proporcionalmente. En este afán de huir-nos, nos des-ocupamos entre otras muchas cosas, de la palabra, de la conversación, de la presencia, de la capacidad para afectar a otrx y de ser afectado por otrx. Porque podemos poner empeño en reiterar muchas cosas pero esta circunstancia espacio-temporal, esto que está sucediendo ahora mismo, es único e irrepetible y quizá, debido a esta unicidad y a esta irrepetibilidad, esto pueda tornarse en una circunstancia ‘feliz’ o ‘mágica’, elija una, elija algo, tome posición. Hay alguien ahí y hay alguien aquí, no es poco, en tiempos violentos, ajustados para caber en algunas poses precisas, y los mínimos de afectación posibles. Y no morimos para morir, no lo hacemos, entre tantos inevitables, ¿a qué nos hemos acostumbrado? ¿A qué vamos a acostumbrarnos? ¿A alguna forma del arte que no comunica? Que no es común, que no nos dispone a la comunicación real, a la convergencia en la otredad. Si la poesía no puede atravesar a quien sea que esté leyendo, queda trunca. La cosa individuada a duras penas puede alcanzarle a lxs ególatras, y a veces ni eso. Las palabras no son dibujos de compleja disposición en el papel. Somos palabras, estamos-en-las-letras. Cada símbolo y cada signi-ficante, nos atraviesan y nos ejercen. Me gustaría poder completar Costumbres de Juan Gelman: No es para quedarnos en casa que hacemos una casa / no es para quedarnos en el amor que amamos / y no morimos para morir / tenemos sed y / paciencias de animal.
¿De qué tenemos sed? Seamos eso. LEONARDO VERGARA 33
CON TODA LA VOZ: ACERCA DE LA ESCRITURA POÉTICA por Jorge Torres Roggero
En el introito de nuestro Elogio del Pensamiento Plebeyo (2002), advertíamos sobre el carácter discriminador que, en el Nº 1 de la revista MARTÍN FIERRO, revestía la denuncia de Evar Méndez acerca de la plebeyización de Rubén Darío. Le resultaba decepcionante que los poemas del nicaragüense anduvieran en boca de todos (peones, cocheros, sirvientas) gracias a las ediciones baratas de Boedo cuyo carácter democratizador de la cultura es hoy innegable. Reincidimos ahora en el famoso periódico vanguardista para discernir, en su visión de la literatura, lo que ellos llamaban el lado flamante de las cosas: aquel que vocifera una inquebrantable "fe en nuestra fonética, en nuestra visión, en nuestros modales, en nuestra capacidad digestiva y de asimilación". Quizás, según lo revelan opciones posteriores de muchos de esos jóvenes, no midieron toda la complejidad de localizarse, de caminar el propio meridiano. Pero fue un acierto, sin duda, erigir con valor de apotegma esta luminosa sextina de José Hernández: "De naides sigo el ejemplo/naide a dirigirme viene,/yo digo cuanto conviene/ y el que en tal güeya se planta,/ debe cantar cuando canta/ con toda la voz que tiene". La apelación a la libertad como voz y conciencia de todos que predica la estrofa bautiza estas reflexiones y, sobre todo, trenza fuertes lazos entre literatura y oralidad, entre oralidad y poder del pueblo. La vindicación que postulamos se funda en este perfil de la revista MARTIN FIERRO: antes de devenir escritura, el periódico fue "fundado y redactado verbalmente", es decir, de viva voz. No renunciar a la importancia de la oralidad en la literatura será, por lo tanto, uno de los nudos que cada texto nos invita a desatar. Son esos extraños nudos que Sarmiento decía que no pudo desatar la espada. Y Hernández se refirió a lo mismo cuando aludió al “botón de plumas” que era un nudo imposible de desatar de los trenzadores criollos: “este es un botón de pluma/ que no hay quien lo desenriede”. El amasijo de la realidad es una poética necesariamente confusa que comprende, tanto un poema de Borges, como la incógnita puteada de un desheredado. Y también la exploración y conquista del lugar histórico desde donde miramos y hablamos. En consecuencia, estas líneas, que vindican la viva voz subsistente en todo texto, aspiran a ser un polo articulador entre la densidad histórica y el despertar de la arqueología psíquica 34
del pueblo que porta el derecho “al pan y al canto” como instrumento de expresión y comunicación. Qué lindo disfrutar, desde el lugar en donde estamos situados, la manera en que la lengua cuenta y canta: ese flujo de sonido que rehace y redice el corazón profundo de la realidad, fuente de contenido, vertiente de la conciencia. Persistiremos en el propósito de cambiar los modos de conocer las cosas. Sospechamos que las cosas así miradas no son otra cosa. No hay una realidad otra: simplemente, con mirada flamante, desarticulamos modos de conocer. Se pueden mirar las mismas cosas desde afuera y desde arriba; y también desde adentro y desde abajo. Para el de abajo las cosas pasan a ser estas cosas: lugar del sentido, de la realidad y, paradojalmente, residencia de la esperanza y el poder del pueblo. Cantar, contar, hablar: maravillosa y añeja complejidad, zonas articuladas con voces escritas, con grafías parlantes. La siempre humilde y profunda voz de los adentros: del corazón como entraña, alma e inteligencia a la vez. ¿Existe el genio nativo? ¿Puede el delirio profetizar y articular un poder todavía en construcción? ¿Tiene alguna justificación la escritura poética, qué voces resuenan en ella? ¿Hay enigmas soterrados en nuestra literatura? ¿Existen una izquierda reaccionaria o una “poesía metafísica”? Cuando nos aprestamos a leer o escribir, esas son algunas complicaciones que reclaman complicidades. Solo se trata de no seguir el ejemplo de nadie, decir cuánto conviene y, sobre todo, dejar que los textos hablen con “toda la voz”. JORGE TORRES ROGGERO
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Cuando desperté vi que ella que estaba ahí, como esperando que no lo hiciera. No hubo asombro ni nada solo que ella estaba ahí y debía saberlo. Puso su mano en la boca y despacio empezó a sacarlo. Todo va a estar bien, me dijo. Después vino otro que extrajo el acero que calmaba el dolor. Pasaban las figuras más queridas por el espejo deforme de los ojos, como sombras de lo que eran. Algunos asentían, otros no. Entonces pensé que lo que pesa tan solo 21 gramos puede irse en un momento. No hay consciencia en la negrura. Solo eso. Por doce horas estuvo el corazón en tránsito. No hay nada que no duela nada y los hierros parecen asfixiar. La piel se agrieta en sus bordes, cortada por una navaja desafilada. Poco a poco va menguando y otros creen que ya paso. Pero no es así. Perdura. 36
¿Los brazos en cruz: resignación o fragilidad? No hay sosiego en la quietud ni vértigo en el abismo. Demasiado pretencioso es el cuidado de los tiempos cuando solo hay olvido, a pesar del recuerdo de los que están, la fotografía, las palabras escritas y el silencio. Ahí está la cicatriz en medio del pecho. Cuando me desnudo la veo. El cuerpo parece haberla olvidado pero yo no todavía. EDUARDO ALBERTO PLANAS
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JORGE LEONIDAS ESCUDERO
Jorge Leónidas Escudero nació en San Juan en 1920. Abandonó sus estudios de agronomía para dedicarse a la minería. Durante años buscó oro en las montañas de su provincia. Comenzó a publicar a los 50 años. Editó sus poemas en diarios y revistas del país y del exterior. Obtuvo primeros premios en varios concursos y distinciones de entidades culturales cuyanas. Fue incluido en la Antología de la Poesía Argentina publicada por Raúl Gustavo Aguirre en 1979. Su obra fue antologada en México por el poeta y profesor de la Universidad de Guanajuato Benjamín Valdivia, en 1990. Editó los poemarios: La raíz en la roca (1970), Le dije y me dijo (1978), Piedra sensible (1984), Los grandes jugadores (1987), Basamento cristalino (1989), Umbral de salida (1990), Elucidario (1992), Jugado (1993), Cantos del acechante (1995), Viaje a ir(1996), Caballazo a la sombra (1998), Aguaiten (2000), Senderear (2001), Le dije y me dijo (antología editada en México por
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Ediciones Azafrán y Cinabrio, 2006). En Ediciones en Danza publicó los siguientes títulos: A otro hablar (2001), Verlas venir (2002), Andanzas mineras (2004), Endeveras (2004), Divisadero (2005), Tras la llave (2006), Caza nocturna (2007) y Dicho en mí (2008). Ediciones en Danza publicó en 2011 su Poesía Completa. Murió el 10 de febrero de 2016. PALABRAS DE JORGE LEÓNIDAS ESCUDERO EN EL PRÓLOGO DEL LIBRO “VERLAS VENIR” (AÑO 2002) “Prologo esto porque estoy conforme con lo que hice, aunque pude hacer más ni llegué adónde iba porque tampoco habría previsto a dónde ir. Estoy conforme por haber caminado hacia una vez más. He querido conversar con ustedes sobre las percepciones más intensas que tuve últimamente. Y como dije, no sé dónde van estos poemas, sólo ocurren. Es decir, más allá de mí y de quienes los lean, estos poemas escarban. Ninguna bonitura los acompaña, ni oscuridades gratuitas ni malabarismos. Ustedes verán. Anduve en las por la búsqueda misma, por indagarme y dije lo que no alcancé a redondear bien porque ¿cómo decirlo? ¿cómo? En la espera serena vi venir imágenes desde adentro y afuera, inválidas y válidas y puse lo que puse en el papel, lo aventé hacía. Mi escritura en los versos tiende a representar la palabra hablada, ello porque me las oigo decir y las digo, se me pegan en el oído pero no siempre. En cuanto a la puntuación, uso la corriente cuando la necesito. Esto es antiguo; y la no puntuación ya también se ha hecho vieja, así como las palabras distanciadas sobre el papel en la línea del verso. ¿Y la famosa síntesis? Bueno, que cada uno escriba su poesía como más le guste, la verdad es que yo estoy en hacer, no en juzgar. Otra cosa: les digo que no pretendo algún objetivo útil o preconcebido. No escribo “para”, escribo poemas cuando siento necesidad y así conversar fraternalmente con algún caminante que pasa. Verlas venir. Y sí, las palabras que siguen las vi venir desde el fondo de nosotros.”
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ANTE LA INMENSIDAD Fue alguna de esas noches en que miraba cielo en lejanías sobre campo oscuro y vi cruzárseme un relámpago lejano. Fue tal como ver chispear una idea en el umbral del mundo. Es como si en el fondo del desierto hubiera querido hacerse luz una verdad pero pasó fugaz y quedé a oscuras. Parece que la inmensidad quiere decirme un secreto y al ver que todavía falta mucho en mí queda muda. * ELLA ES ASÍ Mi hermana Margarita es en extremo cuidadosa, anda mirando el suelo no sea que inadvertidamente pise una hormiga. Ciertos monjes de no sé dónde caminan así pero mi hermana lo hace por naturaleza. Cuida la vida más allá de ella y suele hablar bajito si un grillo namorado canta en el jardín. Y cuando va al campo trae alguna piedrita que gracias yo encantado es hermosa digo. Ahora quel tiempo se nos viene ciático, cabizbajo y olvidadizo,
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ayer salimos a la puerta de calle cuando mirá mirá –dijo mi hermana- qué alegría, los paraísos están floreciendo. Ella es así. LOS ESCRIBIDORES Aquí voy hablarles de ajenos atrevimientos, Y no es porque yo sea mejor que naides. Sino porque hoy amanecí Temoso por falta de sueño. ¿Qué les he de contar? que últimamente fui a una biblioteca Y estoy sustao con la poesía al ver tanto libro sin tuétano. Muchoj escribidore se dan guelta el cerebro Y como a bolsillo vacío naa se le cae. ( Disculpen que hable así, pero estoy mal dormido. de pronto se me atraviesan palabras de antes y me regodeo diciéndolas) Sigo: Naa que decir y escriben pa qué, como de apuro y de lo diente p ajuera; y algo mas pior, hacia adentro donde únicamente ellos se entienden. Hacen nido en el libro como pavos riales, Ponen guevadas y sacan crías pal olvido: ¡ La pucha¡ se creen bonitos y andan moniando al puro cuesco. Hubiera querido nojarme más porque como dije ando atravesao por falta de sueño, pero basta por hoy en que la mala noche me hizo hablar así de loj escribidore. *
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POEMAS DE CEFERINO LISBOA Una ley no escrita Cuando un hombre olvida las llaves de su casa y desanda su memoria para encontrar paz y morada un poeta cae en la cuenta: el camino dos veces recorrido solo es de ida. * Publicidad Nada más alejado de lo real que el mercado. Las variaciones del deseo el gusto, las tendencias, lo impuesto también se ajustan a lo no dicho a lo que está sucediendo. CEFERINO LISBOA El error en los detalles 2019
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GABRIEL PANTOJA Cuando Isidoro ve bajar la naranja por la pendiente de la calle dice la palabra fuerza. Entonces empuja el coche hasta donde calculó el punto de detención. Ahora entre esos dos hechos se dibuja un tercer punto no pensado ni visto y del tamaño de una galaxia que se mueve como siguiendo un círculo que tiene adentro otro círculo que engendra a su vez la potencia de un siguiente círculo llamado error. Ahora Isidoro decide no decir nada y en la falta de cálculo el poema se abrirá por afán del error como un cuarto punto que algunos ocasionalmente confunden con una habitación y están llamando por eso a la puerta. La naranja que pensó Isidoro en la página anterior es ahora una pelotita de tenis que veo salir expulsada como un fulgor amarillo de las rejas de un colegio secundario y da contra la baranda metálica del balcón debajo del cual yo espero dentro de mi coche estacionado la salida de mi hijo justo con la declinación del sol de las seis. Recojo la esfera con la fuerza del que sabe acerca del objeto detenido en el punto exacto donde se reúnen y se mezclan tres puntos más y tres dimensiones de espacio más el tiempo que le ha llevado a Isidoro escribir un poema afanándose en el error de que todo esto podía volverse así un lugar. GABRIEL PANTOJA
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GUILLERMO FRANCO: FOTÓGRAFO URBANO En 2015 expuso por primera vez sus fotografías y no paró más. Su trabajo ya llegó a Brasil y próximamente se verá en Uruguay. Por GUILLERMINA DELUPI
Salía a la calle a hacer fotografías por el puro gusto de hacerlas. Hasta que sus amigos lo empujaron a mostrarlas y allá por 2015, en el marco de La Noche de los Museos, las proyectó al aire libre. Al año siguiente recibió una invitación de Buenos Aires, le siguió Brasil y a partir de allí son cada vez más los espacios que piden su muestra fotográfica: “Allí mis pequeños ojos”. Radiografía de un “mirador”. “A mí lo que más me gusta no es mostrar las fotografías, sino salir a la calle y hacerlas. Mirar, apretar el botón de la cámara”, empieza diciendo Guillermo Franco, quien a lo largo de la charla hará foco precisamente en el placer y la magia que se esconde detrás de la acción de fotografiar. Franco vive en Alta Córdoba -a una cuadra de la plaza del barrio- y trabaja en el Cineclub Municipal Hugo del Carril, en el centro de la ciudad. Ese trayecto que transita a diario es su escenario ideal: “Entro a trabajar a las cuatro de la tarde pero salgo de casa a las dos, caminando despacio, mirando la ciudad, haciendo fotos. Aprovecho todo lo que hay en 44
el camino; algunas cosas me emocionan, me movilizan y hacen que obture la cámara”. Para Franco atravesar el río por cualquiera de sus puentes es como para Alicia caer por la conejera de El País de las Maravillas: “Cruzo el puente, caigo en el casco céntrico de la ciudad y es un oasis para mí. El centro de Córdoba es muy generoso en imágenes. Yo tengo 50 años y jamás me he ido de aquí, ni siquiera he cambiado de barrio. Casi te diría que cuando alguien cambia las baldosas en el recorrido que hago me doy cuenta, porque lo recorro de un modo especial, observando”. Alguna vez supo decirle a alguien que veía cosas que otros no veían y más tarde entendió que efectivamente era cierto, que todos los fotógrafos ven cosas que el resto no ve. “Es que ese es nuestro métier, nuestro oficio, el único patrimonio que tenemos es la mirada. Los fotógrafos no valemos más por tener el equipo más caro, el lente más nuevo o la cámara más grande. Valemos porque desarrollamos una mirada”. Para el fotógrafo los verbos ver y mirar -aunque parecidos- no significan lo mismo. “Ver es poner en práctica el sentido de la vista y todos vemos exactamente lo mismo. En cambio mirar es otra cosa, es un verbo mucho más rico que incluye también pensar, desear, sentir, amar. Ver solo podemos ver lo visible. Mirando podemos ver lo invisible”, define. En ocasiones sale a la calle, hace el mismo recorrido de siempre pero no le pone rollo a su cámara. “Voy mirando y apretando el botoncito como si hubiera rollo adentro porque lo fuerte, lo vivencial, lo que te carga de emociones es ir mirando, no consiguiendo buenas fotos, la fotografía es como un efecto colateral, secundario. Lo importante es que vayas interactuando con tu entorno, siendo parte de eso. Esa vivencia es independiente del resultado fotográfico que obtengas”, dispara. La magia de lo analógico. Privilegiar el momento del acto fotográfico y no tanto el resultado de las imágenes es lo que prima a la hora de salir a la calle: “Hay un periodo de tiempo en el que la cámara analógica preserva la magia. Creo que todos los actos fotográficos son emocionantes porque por algo vos apretás el botoncito de la cámara; aunque luego no todos esos actos se transformen en buenos resultados. La cámara analógica siempre te prolonga la magia del acto fotográfico porque no podés ver en el instante si la foto es buena o mala. En ese momento son todas maravillosas”, refiere Franco. GUILLERMINA DELUPI (Artículo publicado en Radio Perfil el 27/05/2018 y reproducido con la debida autorización) (https://www.perfil.com/noticias/cordoba/guillermo-franco-fo tografo-urbano.phtml) 45
UNA ESCRITURA ASTILLADA” ENTREVISTA A ANA ILIOVICH
Ana Iliovich nació en Bell Ville en el año 1955. Es Psicóloga, docente y alfabetizadora. A los 20 años a pocos meses del golpe cívico militar de marzo de 1976, fue secuestrada y llevada al Campo de Concentración de La Perla. Allí permaneció hasta el año 1978. Al año siguiente viajó al Chaco y desde allí a Perú donde permaneció hasta 1983 ejerciendo la docencia en escuelas primarias. Regresó a la Argentina y se instaló en Tucumán donde trabajó en Atención Primaria de la Salud y Alfabetización de adul46
tos. Posteriormente regresó a Córdoba y en Villa Allende integró el Equipo de Salud Mental del Hospital Josefina Prieur. Fue testigo en el año 2008 y en el año 2014 en dos de los juicios que se realizaron en Córdoba por crímenes de lesa humanidad. Es autora de libro “El silencio- Postales de la Perla”. (Editorial Los Ríos) cuya primera edición es del año 2017 y actualmente va por su tercera edición. Ana Iliovich en su libro “El silencio - Postales de La Perla” nombra el horror que tiene un nombre propio: el Campo de Concentración La Perla donde permaneció por dos años. Rompe el silencio y así, entregándose entera en cada línea, nombra también el amor, la amistad; la ternura, esa tibieza que logra filtrarse y permite la vida; la continuidad de la vida. Describe como nadie el exilio interior que implica ser una sobreviviente y todo el desgarramiento de afrontar su participación necesaria, imprescindible, en el Juicio a los responsables del genocidio; los fundados temores de derrumbarse por dentro al hacerlo. El relato de Ana va y viene en el tiempo; regresa a los momentos previos a su detención; a lo vivido en el Campo; a su exilio; su declaración en el juicio y al momento actual. Es un libro valiente, necesario, que muestra a corazón abierto las contradicciones y tensiones del que sobrevivió y debe volver al horror para declarar, señalar a los responsables y rescatar amorosamente a los que no volvieron de allí. Y logra traerlos porque lo hace con un amor minucioso; ese que nunca olvida, que abraza y da calor. -Ana, hablemos un poco del porqué del título del libro “El Silencio: Postales de la Perla”. Cuando yo empecé a escribir lo que primero me vino fue “Postales de la Perla” y era el nombre que pensé que iba a tener porque tiene esta cosa con la ironía. Las postales son algo que uno manda cuando está de vacaciones y tienen que ver con algo agradable, relajado y como éste era todo lo contrario yo sentía como una… Pero a la vez tenía esta cosa del momento que es, de alguna manera, lo que me fue saliendo. Diría este poeta que yo quiero mucho que habla del libro y dice que es una escritura astillada y a mí me pareció una muy buena palabra porque uno queda 47
en astillas, en pedazos y la escritura también le sale así. Entonces, lo de postales viene de ahí, como irónicamente decir: “Postales: Todo lo contrario a la idea de las postales que en la normalidad se tiene”. Y por otro lado porque son como fragmentos, pedazos sueltos. La ironía es como una necesidad vital, meter una ironía. -Una pequeña distancia para poder respirar. -Sí, tengo amigas que han estado secuestradas en la Esma y ellas hablan de la universidad, dicen cuando estábamos en la universidad, esta ironía, esta necesidad… Pilar Calveiro que escribió un libro maravilloso sobre el tema de qué es una sobreviviente y se lo dedica a otra compañera que dice que logró en medio de eso rescatar el humor. No es que fuera tan fácil y que lo pudiéramos hacer todo el tiempo, pero a mí me salió “postales”. Luego cuando fui avanzando en la idea… Yo al principio decía que esto si alguna vez era un libro iba a ser publicado post-mortem, esto no era una ironía, yo pensé que no me iba a animar a publicarlo nunca. Como parte del proceso de irse curando un poco apareció esta posibilidad. Fue parte del proceso y ayudó en el proceso porque una vez que logré hacerlo; el libro me devolvió mucho amor y una imagen y un lugar en el mundo que me ha costado mucho tener, porque sobrevivir es eso: quedarte sin un lugar en el mundo. -Ana, ¿Cuándo surge la necesidad de escribir el libro? Según lo que leí tiene mucho protagonismo el Toto Schmucler. -Sí, totalmente. En realidad a mí me parece que todos los que hemos pasado por vivencias muy extremas, de alguna manera tenemos alguna necesidad de expresarla, de distintas formas. En mi caso yo empecé a escribir hace muchísimos años pero de una manera que… Pensé que era una novela, cuando estaba en Perú. Con personajes medio de ficción pero que eran personajes que eran personas que yo conocí allí dentro y no logré expresar lo que quería expresar. No lo pude hacer. Y quedó ahí, siempre fui escribiendo, cuando algo ya me ahogaba mucho, por ahí escribía un texto. Y un día en largas conversaciones que tuve con el Toto 48
Schmucler que andaba siempre buscando a los sobrevivientes para escucharlos, tarea ímproba y dura, porque él tenía un hijo desaparecido, yo digo ahí, era un destino posible y él tuvo la valentía de buscarnos y de preguntarnos, escucharnos, era tan bueno que el Toto me escuchara (voy a hablar en primera persona) sé que lo hizo con muchos compañeros. Pero personalmente era una oreja tan atenta y con tanta ternura. ¬-Amorosa. ¬-Totalmente y entonces en ese contexto él me dijo: “¿Por qué no escribís?” y ese “¿Por qué no escribís?” fue algo que abrió una especie de deseo que estaba ahí pero… Como que él me lo habilitó. Hay un otro tan valioso, respetable y querible que me habilitó la posibilidad. Si él me lo dice lo voy a hacer y empecé a escribir. Fue muy fuerte al principio, después pasaron años, lo dejé y cuando volvíamos a encontrarnos le leía lo que iba escribiendo y a él le parecía que estaba bueno y esa palabra me alentó porque además yo quería escribir algo que tuviera un plus, que tuviera que ver con algo de lo poético, me parece que no por casualidad yo estoy en este programa que es de poetas, yo no soy una poeta… Pero sí que tuviera como una frazada que envolviera el horror de alguna manera con palabras. -Como esas que tejen las abuelas. -Exactamente, eso quise hacer. -Y dice “No es perfecta, tiene agujeros, pero abriga”. -Bueno, de eso se trata el libro también, me parece que primero fue abrigar a mi desnudez, a mi falta de lugar. Es muy duro lo que viví y es muy duro lo que sobreviví, digo: “Estar vivo en medio de tantos muertos” como dice Víctor Heredia es una ímproba tarea donde el libro es una de las partes de un trabajo cotidiano y permanente de que la sobrevida se cargue de sentido. Acá hay un problema de sentido, tiene que tener sentido haber sobrevivido y entonces el sentido es trabajar como psicóloga, trabajar con gente que necesitaba esa palabra, qué se yo, tener hijos, alfabetizar, las cosas que he hecho. Era permanente el habitar de sentido mi vida. 49
-Hablemos un poco de la relación entre la palabra, el silencio, la memoria, la identidad. Ahí hay una estrecha relación entre ellos. -Al final no dije por qué se llama silencio porqué me quede con lo de postales. El silencio después apareció, cuando el libro empezó a tomar forma como algo posible, algo que ya no pensaba tanto como que iba a ser una tarea para mis hijos ¡pobrecitos! Sino que empecé a pensar que era algo que yo me podía animar a hacer… Apareció el silencio, apareció el silencio a mi cabeza y dije: “Esto es lo que nos pasó, nos callaron y esto es el terrorismo de Estado. Es la muerte pero es el silencio sobre la muerte, es saber que había familias enteras que no podían ni siquiera hablar de sus desaparecidos porque el terror, el ominoso horror había silenciado al país”. Entonces yo siempre digo que la Argentina era un vasto campo de concentración, no estaba en La Perla, en la Esma, en los 400 centros clandestinos de detención que hubo sino era el país entero, atravesado por el terror, por eso siempre tanto de hablar del terrorismo de estado como una impronta que nos marcó absolutamente a todos, los que estábamos adentro, pero también a los del afuera entre comillas, no hay un adentro y un afuera tan nítido. -En toda la sociedad diremos… -Exactamente. Entonces por eso se impuso esto, el silencio es lo peor que hicieron. Y por eso se llama, ahora vos me decís… -La identidad. O sea la palabra, la palabra es lo opuesto al silencio y vos pudiste empezar a nombrar. -Sí, hay una cosa con el horror que es difícil de nombrar justamente y que me parece que lo que yo traté de hacer es rodearlo, porque me parece que era una manera de llegar; de poder acercarme, porque el libro está dedicado a los hijos y ésta es la idea de poder transmitir sin hacer demasiado daño, sin lastimar, sin que sea algo tan insoportable. 50
-Cuidando. -Como cuidando al que va a leer, como cuidando al otro, como cuidándome a mí y cuidando a mis hijos y como que dando a los hijos, los hijos en general. Me parece que esa fue un poco la búsqueda y me doy cuenta que algo de eso funciona porque por ahí me invitan a las escuelas y entonces se puede leer el libro. Porque no vale la pena la descripción del detalla del horror, no hace falta, lo aludís y sobre todo importa la reflexión sobre la condición humana, me parece que eso es lo que está en juego permanentemente, lo que yo pongo en juego todo el tiempo y por eso este recurso que encontré de nombrar a los represores como los “Ellos”. Es un recurso que es una de esas cosas que se te vienen cuando lo estás haciendo. -Del Eternauta. -Exactamente, es como un homenaje a Oesterheld. Que además lo desaparecieron a él y a sus cuatro hijas, es una horrorosa historia de tragedia. Pero en ese libro que él hizo que es maravilloso “El Eternauta”, los “Ellos” son seres de otro planeta y para mí, yo sé que no son de otro planeta los “Ellos” nuestros pero no importa, era como una necesidad de ponerlos afuera de la especie. No es así: son de la especie, nuestra especie puede dar las cosas más hermosas y las más sublimes y las más terribles, pero yo me di esa licencia poética y así los llame y a mí me gustó y me hizo bien y me doy cuenta que mucha gente lo toma de esa manera (porque bueno) suprimir pero bueno, porque sirve como una forma de nombrar a otro que uno quiere alejar. -Y que son otros que vivían acá, no son monstruos tampoco, sino que son seres comunes y corrientes que inclusive hasta llegaron a decir que ellos obedecían órdenes o se dedicaban a cumplir un trabajo. Es importante lo que vos decís en el libro, sobre el juicio, ya que la justicia logró establecer, aunque tarde, que hubo un genocidio, un plan
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sistemático y generalizado de exterminio. Si. Pero, te quiero sacar un poco del campo y vayamos a ese capítulo del libro “El Oráculo de Pachacamac”. Háblanos un poco de él, porque me parece que también damos una vuelta pero algo queda ahí. -Claro, porque es un texto que parece aparte que en realidad vino así, no está ni en el campo pero si está en el campo y es la experiencia que yo viví en Perú trabajando como maestra en una escuela primaria, en una escuela que quedaba en las afueras de Lima donde yo tenía que viajar en un viaje muy pintoresco visto desde ahora, pero que era durísimo. Una hora y media de viaje en un ómnibus donde yo digo, se rompía la ley física de que un cuerpo ocupa un lugar en el espacio y ese lugar no puede ser ocupado por otro porque íbamos totalmente amontonados, bueno, era muy pintoresco pero cuando uno lo hace todos los días a las seis de la mañana, ya no lo es tanto. Y ahí trabajaba de maestra en una escuela y fue una experiencia muy maravillosa porque los niños siempre son los niños y cuando uno abre, puede abrir la puertita de la creatividad, aparece un mundo maravilloso. Pero los niños en Perú eran… a ver… básicamente tenían una cuestión con la autoestima bastante deteriorada, ellos se sentían que eran cholos y que entonces nada de lo de ellos servía, nada de lo de ellos era importante, nada de lo de ellos era valioso y es una cuestión que viene desde la conquista, del deterioro de todo lo que fue la cultura maravillosa que ellos tuvieron y entonces lo que yo traté de hacer fue instalar nuevamente esa cosa de decir: “Que hermoso el lugar donde viven” y entonces que pudieran ver su paisaje y que pudieran ver el mar, y que pudieran escribir sobre eso y ponerle palabras…, íbamos a las ruinas de Pachacamac, donde hay un oráculo que era un lugar sagrado de los Incas. Un oráculo que como tal hablaba del futuro y hablaba del pasado y donde yo cruzo estos mandatos que venían de las madres que decían: “Péguele nomás”. Te habilitaban a pegarle a los chicos en la escuela y después cruzo con ver escenas donde las maestras le pegaban 52
a los chicos en la escuela y entonces eso me remitía a las humillaciones y a la situación de maltrato sistemático en La Perla y entonces en esa ida y vuelta el oráculo que mira para atrás y los niños que de alguna manera me permitieron, con ellos, crear un vínculo maravilloso y a la vez, que ellos pudieran decir tal vez todo lo que yo todavía no podía decir pero ellos iban pudiendo y recuperar esa cosa de decir: “Soy peruano, valgo. Vivo en Pachacamac, que viene gente de todo el mundo para ver este lugar”. Ellos ni siquiera podían valorar su historia, su identidad, de donde venían, eso fue una experiencia maravillosa que la docencia permite, porque ser maestro permite esas cosas maravillosas y yo la expresé en ese texto. -Ana, en unas líneas de tu libro decís que “MI identidad es no aceptar el orden natural, eso define tu esencia”. -Bueno no, en realidad no es el orden natural, que sé yo. La idea del orden natural que a veces se plantea de que siempre va a haber pobres, de que siempre va a haber algunos que les toca estar de un lado y otros del otro, es muy fácil decirlo cuando a uno le toca estar del lado de los poderosos o de la comodidad. Por eso nunca dejé de sentir la injusticia, bueno que tiene que ver con cosas muy gruesas como la distribución de la riqueza y ahora está atravesando también otras cosas como el tema del medio ambiente, las cuestiones de género, todas esas cosas me parece que tiene que ver desde dónde puedo mirar o no el mundo. -Ana, para finalizar, hay un poema muy bello de Ernesto Cardenal en la página 106, que nos gustaría que lo leyeras. -Bueno: Aquí pasaba a pie por estas calles, sin empleo, ni puesto y sin un peso. Solo poetas, putas y picados conocieron sus versos. Nunca estuvo en el extranjero. Estuvo preso. Ahora está muerto. No tiene ningún monumento…
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Pero recordadle cuando tengáis puentes de concreto, grandes turbinas, tractores, plateados graneros buenos gobiernos. Porque el purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo, en el que un día se escribirán los tratados de comercio, la Constitución, cartas de amor y los decretos. -Es “El epitafio para Joaquín Pasos “y a mí me pareció un poema maravilloso que habla justamente de cómo la palabra, el lenguaje, de alguna manera ponen valor y permite escribir tanto las cartas de amor como los decretos. Pero además, cuando habla del futuro y dice que algún día tendremos buenos gobiernos es precioso. En la primera página del libro pongo un texto de Bertold Brecht que se llama “A los hombres futuros” y que dice: “Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos en que el hombre sea amigo del hombre pensad en nosotros con indulgencia”. JORGE LUIS CARRANZA Y EDUARDO ALBERTO PLANAS
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POEMAS DE ANA PIRETRO Es de mañana, hace frío. Llega un mensaje que no espero. Es la foto de un colgante un corazón mezcla de pieza andina y ornamento hindú. Tiene el centro arrugado cuelga de un hilo hecho de cuentas parece frágil. No hay demasiada definición en el fondo de la imagen. Así percibo por estos días a mi corazón, sobreponiéndose a tanto desconcierto, a tanta hostilidad, a tanta falsa complacencia. En la imagen, detrás del objeto, hay una pared y allí un reloj. El recuerdo constante del modo en el que obligamos al tiempo a ser medido mecánicamente, a tornarse elemento de control. Vuelvo al primer plano de la foto, veo la figura del corazón. Pienso que si lo empujo con uno de mis dedos va a girar para siempre. Pienso en cómo soporta y cómo se soporta. No rígido, sino brillante, voluminoso, florido. Como la mirada que se instala en nuestros ojos cuando nos tratan con amor. ANA PIRETRO – Inédito, junio de 2019. * Proponés temas de conversación y acepto como un modo de permanencia como acepto tu referencia firme a la necesidad de aprender de nuevo 55
a escribir con letra manuscrita, como acepto lo fallido del intento cada vez que trato de retener entre mis manos todo aquello que inevitablemente resbala y cae. Somos un ensamble de intenciones insistimos en detenernos a mitad de camino un circuito de paseo que, una y otra vez, diagramamos previo al embarque. El espesor leve de un esfuerzo que se esconde rápidamente y nos escinde, que deja todo siempre en el mismo lugar o a lo sumo lo desplaza, apenas, hacia otros frentes igual de precarios. Allí, sin embargo, algo ligado al goce insiste en reunirnos como una defensa renovada que gestan nuestros cuerpos para sobrevivirnos. ANA PIRETRO – Inédito, diciembre de 2019. * Crucé el puente puse candado lloré. En sueños recordé que alguna vez tuve algo me brotó la luz un gesto de cordialidad. Eché a andar.
A la distancia pude ver cómo se me había amontonado la vida. ANA PIRETRO Del libro "Cortezas", noviembre 2018. 56
POEMAS DE SOLEDAD VARGAS CAMINAR POR EL BARRIO
Caminar por el barrio con tu vidita en una bolsa, buscar ingredientes creyendo que vas hacer panqueques, que finalmente lo vas a lograr, cruzar la avenida y ver en el cielo un helicóptero, sonreír, suponiendo que se puede sonreír. Pensar en todo lo que tenés que leer, en todo lo que leíste, en lo que no escribís, en lo que escribiste, en la guitarra, en el cello, en remar en dulce de leche. Remar en dulce de leche no es otra cosa que remar en dulce de leche, existencias mínimas dice un libro, y vos le creés, pensás en el desasosiego, pero en vos no queda tan poético, en vos queda en vos, y mejor que no en voz, porque sino ya es él, y él no está de humor, entonces la despensa, entonces los hidratos de carbono, entonces la señora con el dedo roto, el muchacho alegre de los productos de limpieza le pregunta dónde metió el dedo, la señora le dice que se cortó el tendón con un bisturí, “nunca con chiquitas” agrega la señora, al pibe le duele y hace el gestito con los labios y dientes, ella insiste con el bisturí y con que atravesó hueso y no sé cuantos tejidos- Volver a la calle, insistir en el dulce de leche, y en la voz, la vidita diría Mairal, existencia mínima, insistencia máxima, afip, obra social, ¿cargaste la factura?, lunes, martes, da lo mismo. Caminar por el barrio en ese soliloquio infumable, hasta que me detiene ella: -Disculpá flaca, decime, vos que sos mujer…porque no le creo a nadie. -Si claro, ¿qué cosa? -¿Cómo estoy? Pausa. Por fin la pausa, por fin alguien que hace contacto, la miro, entonces me deja que la mire, tiene el pelo larguísimo, con un rubio de esos transparentes, meticulosamente delineada, los labios con todos los rojos que concentran algunos rojos, fuma, parece nerviosa, parece pronta a una cita, y sonríe. Me sale responderle en el acto. En el acto. Divina, estásdivina. No tiene que ver con los dioses mi respuesta pero se me cae eso, está hermosa. -¡Ay gracias! me dice contenta, de verdad muchas gracias. Y sigue su marcha, yo también sigo, pero ya soy otra, me alegra profundamente, yo salí a buscar leche y huevos, y me encontré poesía. Vos que sos mujer decime,porque no le creo a nadie.
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MONTEVIDEO, julio de 2018 En Ciudad Vieja hay muchos alaridos crecen entre la humedad y la sinceridad todos son amables y gritones creen en la humanidad aunque yo crea que no nos ven ¿Y si vivo en la casa azul? ¿Aún seguiré enojada? Hace mal al corazón grita alguien desde lejos desde muy lejos Ya lo sé, grito yo desde más lejos La casa azul quiere hablarme entro a un café para escucharla “ssshh, hay tiempo”, me dice Todos somos del mundo. SOLEDAD VARGAS
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PALABRAS PARA REGAR EL ESPÍRITU Estuvo todo un día Pensando un poema. cuando al fin se decidió puso Amén Y se echó a volar Eduardo Cichy Hola a todos. Qué lindo participar en el Boletín Literario Basta ya, pudien-
do comentar alguna buena noticia, una noticia que llene el corazón y deje la certeza de lo mucho que puede la poesía. Porque el 3 y el 4 de agosto poetas de diversas provincias asistimos a Villa María, al Encuentro “Ciudad en llamas” y regresamos regocijados, como flotando, con los oídos empantanados en la belleza de las palabras. Este ha sido el VIII Encuentro al que convocó el Grupo Paco Urondo integrado por Susana Zazzetti, Fabiana León, Susana Giraudo y Fernando de Zarate. Susana Zazzetti en un posteo de facebook habla de la profundidad poética de cada obra, del respeto, del cariño y la federalización de la palabra. Y así fue pero hubo más, mucho más. Participaron del encuentro: Silvina Anguinetti, Aura Re, Juan Carlos Aviñó, Sandra Barrera Andrada, Fabio Cardarelli, Lucía Carmona, Nélida Cañas, Rubén Capodaqua, Noemí Correa, Magdalena Castro, Juany Rojas, Pierina Colombano, Eugenia de Buck, Mariana Finochietto, Cristina Gauta, Alicia Giordanino, Julia Guzmán, Susana de Iraola, Sofía Lensky, Florencia Lo Celso, Ana Martinengo, Leonor Mauvecín, Lola Massetti, Norma Medrano, Mariana Miranda, Graciela Mirotti, Claudia Molina, Leticia Mure, Eda Nicola, Virginia Padilla, Dolly Pagani, Álvaro Olmedo, Daniel Quintana, Carolina Quiroga, Sonia Rabinovich, Daniel Reyes, Ernesto Rojas, Griselda Rulfo, Estela Porta, Claudia 59
Tejeda, Leonor Tovar, María Fernanda Regueiro, Nancy Vilalta y Mario Trecek. El encuentro se realizó en el Sport Social Club, un hermoso lugar donde el sol vertió su aroma sobre nosotros. Hubo momentos en que la poesía no nos permitió movernos de los asientos y fue especialmente cuando la lectura recayó en los invitados especiales: Jorge Boccanera, Marta Braier y Osvaldo Guevara, quien conmovió profundamente y fue un descubrimiento para algunos poetas que no tenían el gusto de conocerlo. Suele pasar con poetas del interior que deciden quedarse en sus pueblos, en sus ciudades y desde allí lanzar al aire sus poemas. Comparto con ustedes, un poema de cada invitado: Afanes del poeta A Oscar Hahn Paso el peine quito las hojas secas, lo ampuloso, el oropel y el loro, los piojos del decir. ¿Me salvé por un pelo? ¿Hubo un pelo en la sopa? Otra vez paso el peine, es un peine muy fino, quito la carambada, las enumeraciones de la trenza, lo brumoso y los rulos. De nuevo paso el peine, saco el abrojo y el aceite rancio, el comején, el troppo ma non troppo. Por las palabras, por los sueños 60
paso una vez, paso otra vez el peine. Busco lo despojado, ese vislumbre, lo desguarnecido. Otra vez paso el peine por la cabeza calva de la vida. Jorge Boccanera * Es la llegada de los panaderos del aire La abuela dice que hay que pedir un deseo y soplar fuerte para que el deseo se cumpla ella pide (el deseo)
ahí va
Marta Braier * Aquel perro Te sorprendí en la esquina giratoria de viento. Me miraste sin prisa como a un hueso roído. Y avanzaste en la punta turbia de mi silbido hasta mi ropa fría de vagabundo hambriento. Y como a un vagabundo me tuteaste un momento con tu hocico ambulante, preguntón y aterido. Yo olía a traje nuevo. Te apartaste cohibido. Ah!, no era de los tuyos. Y te marchabas, lento. Pero estaba tan solo. Te chisté, suavemente. Comprendiste mis ojos de ladrón confidente. 61
Si hasta el viento en mi espalda era como un cuchillo. Mi espera…aquella espera dura y desorientada. Nos fuimos juntos. Te iba pensando un nombre (Nada?). Y distraídamente te alargué un cigarrillo. Osvaldo Guevara Uno de los momentos más sentidos fue el homenaje a Eduardo Cichy (1967-2018) con la presencia de su madre, su compañera y su hija. El Grupo Paco Urondo, al que Eduardo pertenecía editó un libro póstumo de gran belleza llamado “De sal y herrumbre”. Y quienes lo conocimos, nunca olvidaremos a ese ser especial, incansable trabajador de la cultura que tenía como don, la palabra y el humor. Daniel Reyes obró como coordinador del encuentro. Se entregaron los premios del IX Concurso Paco Urondo 2019. Mariana Finochietto recibió el Primer Premio consistente en la edición del libro “El orden del agua”. Cris Gauta (2º Premio); Julia Guzmán (3º) y las menciones fueron para Susana de Iraola, Anamaría Mayol y María Soledad Galván, todas ellas integran el libro Todas las voces III Antología. “Ciudad en llamas” se sigue consolidando año tras año. Y lo agradecemos, sabemos del trabajo arduo que significa organizar el encuentro pero ya están encaminados y solo resta cuidar del precioso jardín de este edén de palabras. Lily Chavez
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PH EDUARDO PLANAS 63
Basta Ya BOLETÍN LITERARIO