Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
1
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Primera Noche de Bandada, 19/05/2010. De derecha a izquierda: Mely Almada, Alfredo Lemon, Laura García del Castaño, Cristina Ramb, Lily Chavez y quien fuera la madrina de La Bandada, Angélica Garay.
2
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
¡Basta ya! Boletín Literario EDICION ESPECIAL Director: Eduardo Alberto Planas. Registro Propiedad Intelectual Nº 598958. Hecho el depósito que marca la ley 11.723. Contacto:eduardoplanas2001@hotmail.com www.boletinliterariobastaya.blogspot.com - Tel: 0351- 4886974 – 156170141. Esta revista se terminó de imprimir en Grafica 21 – Duarte Quiroz N° 1702, Córdoba. Diseño y diagramación: Laura Pozzo
CONTENIDO: POETAS DE LA BANDADA: Angelita Acero, Mely Almada, Javier Almeida, Silvina Anguinetti, Nito Biassi, Molly Bic, Jorge Carranza, Silvina Ce, Lily Chavez, Marta Comelli, Juan Croce, Stella Marys Darraidou, Pablo del Corro, Alicia Díaz, Reni Díaz, Faby Fasulo, Selva Furlán, Laura García del Castaño, Yolanda Gozálvez, Ricardo Gutiérrez, Julia Guzmán, Fany G. Jaretón, Rocío Jiménez, Graciela Kurán, Alfredo Lemon, Alicia Loza, José Machado, María Juana Molina, Daniel Montes de Oca, Eduardo Planas, Alejandra Portela, Cristina Ramb, Aura Re, Lelia Recalde Deponti, María Claudia Righero, Graciela Roque, Mónica Rúffolo, Irene Scalabrelli, Carolina Sorrentino, Diana Vásquez, Juan Martin Velázquez, Elena Zitelli. POETAS INVITADOS: Guillermo L. Bawden, Guillermina Delupi, Camila García Reyna, Marcelo Gioino, Christian Hertel, Mariela Laudecina, Laura López Morales, Eda Nicola, Daniel Tomás Quintana, Lilia Ramírez Carrera, Susana Slednew, Claudia Tejeda, Mario Trecek. // Kaiser Osvaldo Guevara
3
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Esta es una Edición Especial dedicada al Café Literario Noche de Bandada, que lleva siete años celebrando la Palabra en nuestra Ciudad. Conducido por Lily Chavez y Laura García del Castaño, sus autoras intelectuales, se inició allá por el mes de mayo de 2010. La Bandada, como es conocida en el ámbito literario, ya está establecida como un baluarte de la Palabra. Por ella desfilaron prácticamente todos los poetas y narradores de nuestra ciudad y provincia. “La Bandada -dice Laura García del Castaño, en Revista Desterradxs nº 26- ha tenido, como en el futbol, noches y épocas gloriosas y otras de menor público o intensidad, pero ha sido constante su permanencia. La gente que pasa por la Bandada es libre de ir y volver cuando quiera, su asistencia no implica la asistencia a lecturas que de hecho las organizamos con gente que no viene al café, fundamentalmente porque tratamos de no fomentar el clientelismo, que de hecho es lo más difícil y vale su esfuerzo. Por supuesto que hay un grupo de escritores que va todo el año, cada miércoles, pero también se produce un recambio permanente, sobre todo con los jóvenes…”. Todo surgió de la necesidad de abrir nuevos espacios en el quehacer literario de nuestra ciudad. Su origen se vincula también con Luna de Pájaros, programa radial que va los lunes de 21 a 22 horas por FM Activa (105.9 del dial) conducido por Lily Chavez. El Basta ya estuvo relacionado desde el principio con La Bandada, aportando su cuota de difusión y de intercambio, en un verdadero colectivo dinámico, de inclusión e impulso, conformando un “multimedio cultural”. En esa dirección es que decidimos publicar este número especial donde participen los poetas y narradores que actualmente integran La Bandada, como así poetas que han conformado mesas de lecturas y presentado libros, aunque no asistan permanentemente. Publicamos un relato breve del poeta Osvaldo Guevara que nos enviara especialmente. He aquí el nuevo ¡Basta ya! Una verdadera fiesta de poesía. A disfrutar entonces.
4
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
POETAS DE LA BANDADA Me despojo de mi nombre, dejo el alma en un vasito, despedazo el amuleto, reto al insomnio, salgo al balcón a dejar que la noche me encandile, de paso, arrojo cada memoria -hasta la más infame de las memoriasMe entrego al ruido mientras descuelgo los años que puse a secar ayer, me deslizo hacia adentro de la casa, finjo que soy yo, de nuevo... Habrá que ver si mañana el amuleto se recompone, mi nombre se despoja del tuyo en lo que quedó del insomnio cuando fingiste dormir... Habrá que ver si mañana puedo vestirme con años limpios, si mi alma sigue intacta en el vasito, si sobrevivieron las memorias -hasta la más infame de las memorias-
Angelita Acero
5
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Tragar las estrellas Caminar… Caminar sobre los escombros con el peso de las ruinas. Esquivar las cenizas que trae el viento. Residuos del universo que nos amamantaron con gesto milenario y aún habitan en nuestras entrañas para estallarnos en locura. Caminar… Caminar con urgencia de redención. Vaciar la oscuridad del cuerpo asombrar al caos tragar las estrellas. Caminar…caminar… y seguir.
Mely Almada
6
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Las bienvenidas se bien vienen y las bien venidas bien llegan y las retornadas se exhultan de origen así los nombres en la ley son nombrados y los nombrados en la ley tiene nombre mas el malvenido se incumple y el mal ido no llega y los mal retornados son disueltos. Escucha el concejo de espiraladas órdenes por la frecuencia de onda simultanea el espacio contiene al espacio la distancia contiene distancia el abajo sostiene un arriba el arriba comprende un abajo el conocimiento comprende conocimiento esta es la comprendiente comprendida la conciencia auto reflejada esto es esto secreto es secreto esto es secreto secreto es esto si asciendes la mitad al cielo el cielo descenderá su mitad para que venga-venid! este es el supremo acuerdo. swami jalamadei lamat ananda
Javier Almeida
7
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
En ese punto estoy en el vértice allí donde todo pasa
lo que fui lo que soy lo que seré se refleja en ese espejo de nacimientos y tumbas.
En este punto estoy decidiendo en que lado de la muerte quiero vivir.
Silvina Anguinetti
8
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Alejandra A Alejandra Portela Amanezco en el sol de tus pupilas; sólo despierto cuando me miras. Me sumerjo en tu cuerpo. La eternidad tiene el sabor de tu sexo. Pueden derrumbar paredes; que las calles no sean más empedradas; asfaltar las iniciativas y los sueños; revocar las esperanzas. Pero nunca podrán cambiar mi lugar en el mundo, que está en tu corazón.
Nito Biassi
9
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Me he sentado otras veces en este mismo lugar pero no siempre vi lo que estoy viendo. Hoy que el sol golpea fuerte en los portones y el césped está alto hoy que una zinnia color granate busca más allá de las otras y una voz al teléfono hace eco en la mañana puedo percibir que el aire es otro.
Molly Bic
10
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
El equilibrista Vivir en la Ciudad de los Hombres tiene sus bemoles. Conviene andar con firmeza suave pocas cosas en el bolso y no creérsela. Saber que no todo es blanco y negro en la Ciudad de los Hombres. Que hay grises y que dentro de esos grises hay muchos. Que en la Ciudad de los Hombres hay abrazos con puñal. Que desde arriba pueden verse, en la Ciudad de los Hombres, repartidos, manchones de buen amor, y a los que dan su palabra y la cumplen. Que crecen juntos en la Ciudad de los Hombres la paja y el trigo y siempre es una de cal y una de arena allí, en la Ciudad de los Hombres. Y no olvidarse, no olvidarse nunca, que a la Ciudad de los Hombres llegamos y nos vamos sin nada.
Jorge Carranza 11
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Vuelo ausente Eterna y fría mañana de la jungla. O podría ser del bosque. O de la selva. O del monte. Estoy con las alas quebradas. Algún cazador las hirió sin piedad. No le importó esta muerte lenta. No entendió de vuelos ni de refugios. Me dejó el último día de algún mes. Y desde allí que tengo nada entre mis plumas. Sólo mi Alma que a esta altura se ha convertido en lluvia. Qué lenta agonía esta suave ausencia que pretendo olvidar. Qué triste destino este de tener vocación de pájaro.
Silvina Ce
12
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Las mañanas de lluvia mi madre me leía Piel de Asno me fascinaba aquel rey que quería casarse con su hija ahora que mis ojos crecieron detesto a los que se creen reyes y hacen nido en la cama de sus hijas y amontonan basura en el fondo de sus sueños y matan las luciérnagas que iluminan sus jardines ahora que mis ojos crecieron descreo del antídoto que libra del mal del amén que se dice en las iglesias de las palabras que arrojan desperdicios en la lengua ahora que mis ojos crecieron veo las roturas entiendo las polillas sobre la tela del amor
Lily Chavez
13
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
CARNICERO
‘’un frío trozo de infierno / dentro de nosotros’’ Joan Margarit
Digo ’’ un kilo’’, luego de observar la lista de precios, en el momento justo en que él levanta su brazo musculoso como el de un fisicoculturista y se lanza sobre las costillas del animal con algo similar a un hacha. -Lo paso bien cuando vagabundeo de vacaciones. Esto de andar por allí a tientas, al azar, me provoca hormigueos en la sangre. Busco lugares simples, que sean siempre únicos, lugares infinitos o repentinos. Hoy me cocino yo, me dije, y así llegué a esto. Tiene los ojos celestes como un mar donde me adentro para gritarle, ‘’saca manías’’. Todos hablan fuerte en el supermercado y el rubio me mira, lacio su rostro y no sé, si no escuchó, o no entendió o no le importa, inmovilizada su expresión mientras el hacha rompe las costillas y saltan por el aire partículas de grasa manchadas con sangre animal. Detengo mi mirada en la heladera vidriada de retazos cárnicos en oferta y los ojos animales de una cabeza que se congela, me llevan hacia el cadáver de otros, azules como el mar donde me hundo, aunque estén muertos. No son los del carnicero y sin embargo se le parecen. El insiste. Insiste en no entender. La luz radiante de una aparato cazador de precios y de peso recorre ahora la carne que se supone luego llevaré a mi boca y los restos de sangre del animal acribillado se iluminan y pasan del rojo al naranja y al color del agua sucia de una lágrima, caída sobre ella cuando el alma duele porque se repite en otra vida de las tantas que le quedan. Me alejo de vos ‘’ saca manías’’ fornido, ojos azules, como el mar de milanesas empanadas que guardas, custodio azul-rojizo de la cadena de frío, tenedor de manos tijeras, manos hachas, hábil administrador de bolsas plásticas que guardan los trozos de carnes similares a esas con que se envuelven muertos, frágil iluminador de la ternera de primera que sobre mi plato ahora semeja un pedazo de hueso y carne de mis propias costillas acribilladas por el dolor que rodó sobre ellas desprevenidas y cocinó a fuego lento, sin tiempo o fuerza para rescatarse, pedir perdones, anidar resurrecciones, arrojar primeras piedras. Y esto no es un simulacro, estoy atravesando vida. Es tan extraño, sentir que se desea que todo vuelva atrás. Eso, pues percibo mi cuerpo yaciendo en trozos en un escaparate vidriado, diez grados bajo cero, y allí unas manos y sobre esas manos encogidas de frialdad se acomodan unos ojos despavoridos, abiertos a la nada y son mis ojos y no son azules como esos los tuyos, carnicero, esos donde quisiera hundirme para siempre como si fueran un mar profundo y claro, que lo baña todo, lo purifica todo, de una vez y para siempre. Basado en un poema de la escritora María Eloy-García
Marta Comelli
14
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
ILUMINADOS
Pedro y su amiga Isabel llegan a VILLA RUMIPAL, ya entrada la medianoche de un hermoso verano. Hacía poco tiempo que la conocía, y no le había dicho que me gustaba y me sentía bien a su lado. Más aún, no estaba seguro si en algún momento me animaría a confesarle que me había enamorado de ella. No quería adelantarme antes que me diera alguna señal de que yo también le agradaba. Pero cada mañana sin verla, más la extrañaba. No transcurría un solo día sin pensar y aguzar mi ingenio para encontrarme con Isabel. Por eso decidí invitarla a pasar algunos días en la sierras. Las cabañas de la Villa, eran rústicas. Y justamente esa noche, las habitaciones estaban todas ocupadas. “Solo queda una habitación, al fondo, frente al bosque de algarrobos” – nos dijo el encargado-. Todos dormían. Decidimos quedarnos porque una fuerte tormenta se avecinaba. Cuando nos detuvimos frente a la puerta de la única y precaria habitación libre, nos sorprendió un relámpago. Quedamos lívidos. Nos miramos y con los ojos dijimos: ¿Tendremos que dormir juntos? El encargado nos tomó como si fuéramos una pareja buscando habitación y refugio frente a la tormenta que amenazaba. No había alternativa. Isabel se decidió. Empujó la puerta y entró. Una intensa ráfaga sopló desde el interior y la cerró. Del lado externo no tenía picaporte. Isabel gritó: ¡”Quedé encerrada; no puedo abrir la puerta”! Pedro se desesperó. A su espalda los árboles se agitaban como fantasmas. De pronto un relámpago seguido del estruendo del rayo al caer, quemó el algarrobo más alto y rodeó el lugar de luz y fuego abrasador. Pedro sintió que ardía envuelto en intenso calor. Entonces avanzó sobre la puerta de madera y la cruzó como si fuera de papel. Adentro, Isabel paralizada, muda, ve con horror la imagen de Pedro estampada en las maderas de la puerta. Afuera la naturaleza se ha calmado como si nada hubiera ocurrido.
Juan Croce
15
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
De que se ríen las esquinas Pelotas de tenis amarillas viejas, gastadas algunas quebradas y rotas. Alguna vez lo vi hacer el truco con limones. Despliega su arte callejero cuando los tres colores de la esquina le regalan un rojo. Los autos detienen su marcha desganados al límite de la línea peatonal. No bajan los vidrios. Ni lo ven. El, en cambio, da comienzo al show de esferas amarillas sosteniéndose sobre sus patas chuecas en el medio del asfalto frío y con una constante sonrisa en su boca. La vida es un malabar callejero. Cada uno de nosotros es una de esas pelotas. A veces arriba, coordinados, bailando. A veces abajo, al medio o al suelo. Luz verde. Arrastra su pata chueca hasta la vereda. Algunos dejan caer una moneda en su mano. Los autos se alejan indiferentes, él se queda. Se limpia las babas con la manga del buzo. La ciudad se sacude su miseria en las esquinas. Los zócalos y los cordones de las veredas sudan pelotitas de tenis amarillas. La cañada esquina Pueyrredón está aprendiendo a sonreír.
Stella Marys Darraidou 16
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
CUATRO AÑOS Repito un ritual tan antiguo como se sepa Han sido en mí todas las cosas que he podido nombrar He retenido esos nombres asociados a sus formas Cosas nombres formas perentorias todas salvo aquello que guardó el corazón sabe quién cuándo No hay registros del cariño aunque sí algunos del amor en un cuaderno o lo que surge de los portarretratos Sé que hubo en mí un tiempo de sosiego Otro de premuras y de paz Lo sé, lo tengo por vivido como los años que llevo: una fecha en un papel, un nombre, un camino Hoy buscando en esos recovecos todo se ha vuelto lejano
Como quien ordena sus libros en estantes así, lo cronológico Una relación aleatoria de aquellas cosas nombres formas en los años que tuve y llevo y nada más El resto es una laguna que presiento como una sucesión de instantes desprolija incompleta y ucrónica No hubo cosas nombres formas Un lapso Un olvido Allí están las cosas que perdí ¿Acaso el olvido sea eso? ¿lo que perdemos sin cómo ni dónde ni cuándo? Allí estará todo amontonado superpuesto Una pérdida perdida en la noche ocultando otra pérdida En fin: una sucesión de olvidos que no logra traer de ningún lado
mi memoria Sé que había un lago y una calle Y que hacía frío Mucho frío Cuatro años.
Pablo del Corro
17
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Venimos huyendo desde lejos lejos en el tiempo cuando siendo niños aprendimos a contar las estrellas. Pero siempre en el aire flotaba la tragedia los mayores alzaban el bastión de sus luchas nos sentenciaron socialmente Todo cambió. El mundo apretó sus puños. Ahora, las estrellas son bombas que centellean en el cielo los vientos misiles que destruyen. El horror empuja con sus aguas hirvientes. Huimos de todo por momentos hasta de nosotros mismos. Ahora, sumidos en encrucijadas nos detenemos desprotegidos temblorosos ante un alambrado embravecido que nos impide pasar.
Alicia Díaz
18
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Villa Cabello Hace cuatro años vivo en un edificio en una ciudad donde no se conocen los vecinos Antes viví en un barrio donde todo cierra a las diez de la noche y las zapatillas colgadas en los cables señalan la casa que vende drogas Es de esos barrios donde todavía juegan niños en las veredas hasta que la pelota cae en la casa de alguna vieja o debajo de algún colectivo Un barrio de esos donde hay más de tres iglesias diferentes con dioses diferentes y las mismas mentiras
Un barrio inmenso casi ciudad aparte cerca del río y lejos del ruido Un barrio peligroso para los que son del centro y el mejor lugar para crecer para los que ya nos fuimos Hace cuatro años no converso con un almacenero ni hablo del clima mientras barro la vereda Hace cuatro años no pagaba expensas ni tenía que discutir con un guardia de seguridad por festejar mi cumpleaños Hoy hago bollitos de papel escribiendo recuerdos como la cancha de fútbol que mi mama le decía "el potrero" donde las chicas teníamos
prohibido el ingreso y los chicos esperaban su turno para patear la pelota entre dos troncos que oficiaban de arco La misma cancha donde de noche los pibes aspiraban su bolsita de poxirán Y unas cuadras más allá el mirador donde tomamos los primeros vinos y el interminable tereré y el río inmenso con su camino de luna los mosquitos y el calor como escenografía de una escena perdida perdida hace cuatro años cuando me vine a vivir a un edificio.
Reni Díaz
19
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
En la esquina donde comienza la ciclo vía hay una línea sin fin miro mis pies mientras giro los pedales de la bici el borde de las zapatillas blancas se desdibuja se vuelven ráfagas de lo que fui: una novia con prisa de glorieta una madre con la casa limpia un pájaro azul picando el mundo Retrocedo aunque el impulso es hacia adelante me acerco a objetos antes lejanos y a personas diminutas que se hacen grandes Acelero y pierdo contacto con la calzada, con mi cuerpo y el ahora Me pienso un álbum tirado al medio del camino que despliega sus hojas al viento.
Faby Fasulo
20
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Vuelvo a mí Me repica un dolor fuera del tiempo Se agita sin cesar, descaderado. Mi cuerpo se arrastra y gime. Nado a cuenta gotas para que la sangre no se agrume. He perdido la carne mi camisa, mi zapatos el pantalón de jean. Estoy blanco, puro hueso. Soy pura tierra agujereada. En el tajo de la fosa espero que la entraña se abra. La lluvia enmohece mis raíces. Una indescriptible simiente acaricia mi rótula: la siento caminar como hormiga empedernida. Escribo en noches oscuras la bitácora del viaje al más allá. La tierra grita, la tierra llama. Siento el golpe de la pala. Escruto el sonido de la piedra. Una chispa se encendió en mi costilla. El dolor ha fugado Por el hueco del día. Sin ojos en blando llanto percibo la alborada
A los desaparecidos y desenterrados en el Cementerio San Vicente
Selva Furlán
21
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
la más tierna dulzura ignora Pasa de todo cuando el amor ofrece su posibilidad nos hace un nudo arriba y nos cuelga un monte se nos atraviesa se congela el pan Se traba el disparo Nos viste de oscuro la confabulación Se salta de constelación Se dinamita la entraña se libera una serpiente El perro guardián desobedece a tu voz de mando cruza la línea que le trazaste y se asoma Cuando ese perro negro se asoma Se asoman dos niños tiranos e implacables Se asoma el padre feroz y la hija hambrienta Se asoma el mundo que ignoramos una fe abatida una dicha que alentándonos enferma Ahora que lo pienso fuimos nosotros aquel perro todo el día a la espera con las luces apagadas acumulando sangre en los pulmones devorando la misma ración como si no fuese cada noche un sabor idéntico Como dos platos sumergidos en el ansia de una bacha
querida, nos hemos ahogado quizás la música de Satie flote un tiempo más sobre lo domestico Y el perro, fuera de sí sin que podamos detenerlo se arrime al agua de nuestras cavilaciones e ignorando ya lo dulce descubra lo perverso
Laura García del Castaño
22
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Eco Voy trepando las sucesivas graderías del tiempo en el ocaso. Siento bajo mis plantas -que van palideciendoel eco de voces y de gestos de aquellos que me amaron y que ya se fueron. Huérfano mi corazón lastimado en ásperas tormentas… Sólo espera el momento para saltar al vacío
Yolanda Gozálvez
23
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Si vas a perder algo, que sea del todo. No pierdas un amor a medias, ni dejes que el delgado hilo de fuertes dolores te enlace a lo perdido. No pierdas las horas llevando miles de fotos en una falsa memoria. Mejor admite la soledad, asómate a ella, con tus propias palabras, y observa ese vacío que en proporción a lo perdido ocupabas. Y no, no intentes llenar los desiertos, cubrir lo vacante, ejercer reemplazos, ni beber las imitaciones fraudulentas de los milagros. Observa, con todos los faroles encendidos aquello que falta. Luego, te aseguro, vendrá la admisión del futuro. Si vas a perder algo, que sea del todo.
Ricardo Gutiérrez
24
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
I Huele a café la mañana y tus manos me buscan bajo la sábana clara. Rústica y salvaje mi piel se despereza entre tus dedos. II El silbo jadeante de la pava que hierve junto al olor salado del pururú que juega en la sartén me han pegado en los labios el tibio encanto de aquellos mates blancos que la abuela cebaba mientras se iba apagando
Julia Guzmán
25
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
NEGACIONISMO a Carlos “Pecas” Soriano No voy a escribirte un poema de amor con vos hay que tener cuidado. Como cabecita de fósforo -al mínimo roceArde tu corazón. No voy a escribirte un poema sabiendo que contarte es lo mejor: Quijote Romeo y Julieta La Madeleine de Proust Hechos que nos marcan para siempre. Se muera quien se muera con vos el fin es el mismo: Que se muera la muerte. No voy a. Vos venís a Nosotros y nos salvamos en tu Cielo. No voy. Colibrí y tsunami vibras en todos los Espacios. Todo vos el Mundo. Que calma contemplar la sima desde abajo
Tu palabra hacha Tu palabra menta Tu palabra esdrújula Empujándonos a la Lengua Y la boca es un sólo latido ¡Por fin algo verdadero!
*Doctor Carlos Soriano: Resistió 19 días en Huelga de Hambre, puño en Alto de Humildad quien lucha- en este Presente Futurista- por él y por Todos para que un Orden Digno/ Honesto/ en el Servicio para la Salud nos sea proporcionado. Y fue en Junio del 2017 cuando al invierno crudo de la Administración In/humana le llovieron Soles.
Así tu ojo ciclópeo que todo desdibuja Realidad en dos bemoles: No y no. Al pie de los Casos exhibidos Otra Ciudad se avecina.
Fany G. Jaretón
26
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
He sido esclava, diosa, Hechicera de los bosques celtas Acompañé a Juana de Arco en las Cruzadas Fui la pecadora de las calles de Estambul La monja arrepentida de sus votos La vikinga de la espada labrada La mujer que parió 3 hijas La amante de un cobarde recaudador de impuestos La hereje del patíbulo bajo el fuego de la hoguera La amiga de los desheredados de esta tierra Tantas tantas miradas pasaron por mis ojos que las cicatrices tiemblan en mis manos Recuerdo mi juramento al sol He cumplido todas las vidas dispuestas Soy una mujer libre de mi misma
Rocío Jiménez
27
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
Reflexiones Vorágine de palabras que se lanzan sin mediar un compás de espera. Solitaria en un cementerio poblado de dinosaurios gigantes, dinosaurios que emergen en la oscuridad. Ciudad tapada por pócimas envenenadas que cruzan el firmamento agitado. Cruzando las tinieblas en una barco sin vela los solitarios habitantes de la anoche buscan un lugar, un espacio, donde guardar su angustia. Huyen y en su ciudad olvidan sus harapos y sin ellos sólo sienten la compulsión del regreso pero el temor que los invade les quita la posibilidad de aquello. Surgir y resurgir entre las tinieblas entre las arenas movedizas del lugar que los había conmovido. Hay almas que van a la deriva y de la mano se sostienen, se aman, se confabulan. La sombra trae aparejadas sombras, sombras que aparecen desaparecen ente muros de piedra donde los murciélagos juegan a los escondites en los huecos que los cobijan. Sombras y más sombras en la casa donde ronda la muerte. Muerte que acecha sin edad, sin tiempo. Miedo…temor…muerte…lejana…vivencias claras…manos que tienden…alegría que mata los sentidos…tristeza que corroe…abandono aún no superado…tiempo de amor…tiempo de borrascas…tiempo de exaltación…tiempo de espera…tiempo, solo tiempo.
Graciela Kurán
28
Boletín Literario Basta ya – Edición Especial – Poetas de La Bandada 11 de julio de 2017
DIAMANTES Dos amantes en el centro de la noche. Ráfagas, instantes plenos, aquí, minutos fugitivos junto al fuego de la salamandra. Aquí, bebiendo vino blanco bajo el frío del cielo y la luz de la luna. Aquí, reconciliándonos con el destino, espléndidos y eternos apenas vulnerables.
Alfredo Lemon
29
Dama de hielo No podrás perdonarla aún. Dama de hielo que luce altiva su balanza de oros, inhumana y desvendada. No podrás perdonarla aún y la dejarás atada a la misma rueda a la que su pluma te lanzó amarrada, hasta que llegue el carruaje con tu pájaro sangrante y su corazón llore y llore clamando por algo solo algo de todo todo aquello que de su voz te fue negado. No podrás perdonarla aún porque sus manos consagradas ajaron tu alma ingenua
crédula y abanderada. Porque todavía amaneces con los puños cerrados, porque aún sientes el ahogo; no poder gritarle ni golpear las puertas de su palacio de custodio inmaculado. Porque todavía querrías enfrentarla cara a cara sin sus fueros mirarla a los ojos y reclamarle porqué porqué tanto tanto dolor te fue causado. Desde el centro de tu nobleza temes que todavía inhumana y sangrienta con su rostro de desigual vara mida a los navegantes, sin soles ni redes
a quienes su faro guía . Por eso la dejarás aún atada con tu mente, tu corazón tu voluntad y tu palabra, Dama de Hielo despiadada, a la misma rueda a la que la injusticia de su pluma te arrojó desarmada, hasta que un día la luz de la paloma te ilumine con su vuelo te libere y la tormenta de tu corazón escampe. No sabes, si antes de esa claridad podrás tu perdonarla. Dama de hielo. Desalmada.
Alicia Loza
30
Me pediste un poema para tu cumpleaños, yo pensaba en fabricarte un corazón con pedazos de tela. Esa misma que usas para elevar tu cuerpo al aire, la que se estampa como una estrella bajo un cielo azul sin nombre. Me pediste un poema para tu cumpleaños, yo pensaba en esos tres deseos que te harían muy feliz. Una vez me dijiste: -deja de pensar tanto y hacé, Fuiste lo suficientemente clara, precisa, convincente, para que yo pudiera tatuar en esa estampa, en ese corazón de tela la figura de este poema bajo tu nombre.
José Machado
31
AVES NOCTURNAS Me fui a lavar los dientes al baño después de cenar ya no quedaba dentífrico pero de todos modos quiero aclarar que nunca llegamos al extremo de no lavarnos los dientes porque eso sería más costoso aún solo la estiramos durante varios meses lo mismo ocurre con los jabones de tocador y el detergente de la casa paulatinamente fuimos negociando esas pequeñas cosas imprescindibles mis padres eran empleados y lavaron la ropa a mano durante muchos años hasta que pudieron comprar su primer lavarropas pero no recuerdo que llegaran a este extremo lo mismo puedo decir de mis abuelos la diferencia es que ahora está malaria se ha naturalizado incluso podríamos decir que se ha puesto de moda la gente normal acepta estas limitaciones de tiempo y forma que en definitiva nos hacen ver más reales y crean cierto grado de empatía ahora se estila sentarse en el suelo no comer carne pagar entre varios vecinos el cable o internet cuando no robarlo y así sucesivamente la gente más popular asiste a las ferias de ropa barata los ricos lo hacen de vez en cuando también para poder seguir comprando productos y servicios de alta gama con tarjetas de crédito que suman puntos el asunto es que recién fui a cepillarme los dientes con la última gota de dentífrico que quedaba como casi todas las noches cuando de repente ocurrió algo extraño esta vez de mi boca no salió solamente agua muy levemente teñida de pasta dentífrica -o dentífrica, nunca sabo cómo se pronuncia correctamente- sino que además cayó en la pileta muerta o moribunda en todo caso un ave diminuta no me había ocurrido jamás yo esperaba restos de alimentos y no insectos o aves moribundas el bicho cayó dio unas vueltas y luego se quedó atascado en la rejilla como aleteando unos segundos ante la mirada atónita ahora estaba vomitando aves o insectos muertos o sencillamente se me habían quedado en la boca depositados no lo sé me llama mucho la atención creo que hemos perdido toda noción de la realidad.
Gabriel Marco
32
CAMINATA
Reconozco el frío de la mesada de mármol. Deslizo la yema de los dedos e identifico por su aspereza, cada mancha pegoteada sobre ella. Puedo diferenciar con facilidad si se trata de grasa, de dulce o restos del mate que casi siempre derramo al preparar. Encuentro la caja con los saquitos de té pero no puedo distinguir si es te rojo o es el de manzanilla. Para el caso es lo mismo porque siento el estómago vacío y una sensación de hambre que me irrita. Deslizo la mano buscando los fósforos. No están en el lugar de siempre. Tanteo a todo lo largo de la mesada y no los encuentro. Mi mano choca con algo y siento el ruido de vidrio roto en el interior del termo. No tendré entonces donde poner el agua caliente, si es que llego a encontrar los fósforos para encender la hornalla. Escucho golpear la puerta. Empiezo un camino tortuoso, esquivando obstáculos. -¡Si hubiera orden en esta casa, todos los muebles estarían en su lugar!Pero con niños que todo desparraman y adultos que no acomodan, ese pedido resultaría imposible de cumplir. Y así suceden cosas como ésta, pisar un autito y quedar tendida en el piso, puteando y maldiciendo los infortunios de esta vida. Me levanto con dificultad y consigo llegar a la puerta de calle. Tomo el picaporte y quiero abrirla, pero un nuevo inconveniente se presenta: está cerrada con llave. Desandar el camino y buscar la llave que no estará colgada en el lugar de siempre, me desanima. Estiro la pierna para encontrar el sillón del living. Me recuesto en él, exhalando un profundo suspiro. Así relajada, me quedo dormida, hasta que escucho la voz de Valeria que me grita - ¿Qué hacés en el living con la luz apagada? Abro los ojos, la luz me enceguece. – Es que creí que la habían cortado –
María Juana Molina
33
ARDIENTE FANATISMO La tierra, con su vasta intemperie de posibilidades, albergó un ejemplar de la flora que burlaba o emulaba esa obstinación propia del hombre por prolongar la juventud. El homo sapiens, con la tecnología de la observación, comenzó a adorar en su intimidad a un ser que podía vivir más de mil años o quizá dos mil, casi sin perder su fuerza. En efecto, una secta surgió, creyendo haber hallado dicha representación en la sequoia, un árbol del norte que mientras más viejo, más duro y más alto se tornaba. Nacía la consagración y el fanatismo, una ecología oscura. Los siglos pasaron, también el hombre. Una vez derribado el último árbol del planeta y exterminada toda vida, las almas que amaron la sequoia anduvieron errantes. Confundidas por una alternativa de símbolos, rechazaban cualquier propuesta de paraíso. Resentidas por interpretar que su dios las había abandonado no admitieron las explicaciones y consejos de los seres del más allá. Por sugerencia divina, los despechados espíritus fueron transportados hacia un lugar cuya apariencia variaba según la necesidad de los desesperados (un sector especialmente sensible a las ocurrencias de ofendidos y escépticos). Una vez allí, los recién llegados imaginaron que el lugar todo era una gran e imponente sequoia, pero iracundos de resentimiento por tanto desencuentro con la deidad a la que amaban, imaginaron que ésta se quemaba. Un incendio pavoroso dañó severamente el área de imaginación, diseñada para refugio de los desencantados e incrédulos. Hordas de almas insatisfechas debieron abandonar el recinto en medio del humo; las salas de espera se abarrotaron de seres que maldecían. Las mentes creadoras entonces, reciclaron el planeta tierra en forma urgente, y lanzaron a una nueva reencarnación a todos los infelices. El más allá se descongestionó. El cielo recuperó sus garantías. La tierra volvió a ser la que era.
Daniel Montes de Oca
34
La niebla oculta la belleza del color, la luz y el dolor de creer que nada duele. Pero sĂ, duele la comedia de la inocencia, la incertidumbre del tiempo, los desechos de amores olvidados. Vivimos a pesar de lo que nos fue quitado. Vivir es el grito que alumbra nuevas esperanzas.
Eduardo Planas
35
‘’Me gustaría saber qué tan pobres son los pobres’’ * Javier González Fraga en julio del 2016 culpable de la incongruencia incómoda zapatilla que cubre su pie joven sucio ajado soporte de pierna consumida huesos pintados color mugre contra el paredón de la pobreza frente al pelotón de la impotencia y a quién le importa la zapatilla, el pantalón, la pared es esa mirada perdida en el futuro que se hace presente en ese instante en que tanto hambre nos mira y no lo vemos.
Alejandra Portela
36
Púrpura Huracán verdad la poesía golpea, arrasa, arremolina esquirlas, metástasis grita, duele, desparrama. No se puede esconder ningún sentido dice amor sobre dolor apocalipsis, nausea, pérdida dice ahora sobre ayer púrpura, prohibido, acantilado espectros sobre luces mañanas por tinieblas. Dice herida sobre olvido holocausto, desamparo, maremotos. Todo saca a la luz abecedario, escarlata, pesadilla desintegra, aúna, desbarata. El silencio sostiene la mentira por un rato de calma sólo un rato. Huracán verdad la poesía.
Cristina Ramb
37
Semillas en espera Ya no soy esa ilusión antigua que construyeron ellos los hombres del Panteón de nuestra América. La oscuridad confunde el cielo con la tierra / caen los nidos el viento / desbocado / sepulta las semillas en espera. Los ingredientes de la vida están en los cometas y esa ilusión antigua reverdecida cabalgará en su cola / se desparramará como la siembra.
Aura Re
38
Frente al espejo busco lo extraviado Tu rostro en la nieve de cada invierno refugiada bajo las ramas del pino con el cuaderno en las manos deshacías en palabras los copos que caían sobre tu flor preferida Con el tiempo fui perdiendo el tono de tu voz de tu risa y tuve que dejar tu nombre en aquella casa días amontonados dolidos por la pérdida Eras el silencio de la música.
Lelia Recalde Deponti
39
Hay un lugar en la casa donde crecí, un rincón en el patio, bajo el árbol. Allí, piden prestado mis oídos su silencio. Allí recojo una pluma verde y remarco la ilusión en su tronco. Aquí, sigo buscando la certeza de los brotes de aquel tiempo. Imagen: MeliPaz
María Claudia Righero
40
Patina la calle su llovizna fría Noche silenciosa y dura Habrá inocencias rotas En el cristal de la escarcha Las miradas se ausentan ¿Quiénes velaran el desamparo? Está deuda interna que no termina A Pecas Soriano
Graciela Roque
41
Pétalos de lino Estoy fea como una asesina ni como puta me mirarían -Dijo la mujer de carnes blancas, al pintor rosa Y siguió sentada con el sexo fresco en el lienzo inmóvil entre sandías vivas y peces muertos. Harta de soledad atravesó el suave lienzo y envuelta en pétalos de lino, fue a buscar algo por el callejón. Nadie la reconoció y desde donde... nunca volvió aparecer.
Mónica Rúffolo
42
Patria (dos)
poner su vino a la sombra
En el patio regado de la infancia
y esperarlo.
comí los higos más dulces
He visto ese viento
oscuros genitales de niño
sobre el lomo encabritado de la tierra
su áspera delicia.
la dentadura feroz
Entonces la patria era no más que eso:
su dentellada de frío.
la sencilla felicidad de las tardes
No había nada más
el mate a la sombra de la parra,
sólo el viento en el desierto
la roldana del agua en el pozo del patio.
y yo.
Mi padre, desde temprano
Me pregunté entonces si lo que sentía
trepaba a los andamios
(eso que todavía no puedo nombrar)
silbando.
era la patria.
La patria era mi padre,
Sigo preguntándome lo mismo.
mirarlo desde abajo cuidar entre mis manos su almuerzo
Irene Scalabrelli
43
El bodegón El bodegón tiene ese olor a viejo a polvo de botellas sin brillo de billares y tiza. El bodegón tiene ese olor a viejo a sabor de guiso caliente de vino con soda a budín de pan y arroz con leche. El bodegón tiene ese olor a viejo a ese cuadro colgado de naturaleza muerta de granadas que saben a casa de los abuelo. El bodegón tiene ese olor a viejo a encanto a lugar de encuentro.
Carolina Sorrentino
44
NOCTURNO Un Caronte de entre casa timonea la barca de mis sueños. Me ha llevado anoche, indefensa, como tantas noches se complace por los meandros difusos del pasado poblado de recuerdos angustiantes. Volví a ver el rostro del amor sin la venda que lo cubría en ese entonces habité viejos sitios ruinosos, símbolos y escombros todos restos de ilusiones destrozadas y verdades escondidas tras telones inventados. Te vi, madre, caminar por senderos imposibles. Y gobernando ese mundo de locura aquél que, ahora, ya nada puede seguir decapitando. Lentamente el barquero me guió por ese ayer de verdades y utopías Para luego depositarme en la ribera tranquila del presente. Sin abrir los ojos, palpé la certeza de mi lecho Respiré hondo el aire frío y oscuro que entraba por un filo de ventana. Siempre elijo el hoy, esta construcción de vida que rescato de lo que fue demolido. Estoy aquí, ciertamente viva. Aunque mi propio Caronte me visite algunas noches Para recordarme las muertes del pasado.
Diana Vázquez
45
En la punta de una rama Maullaba el gato aquel, Quiso rasguñar la luna Que se estaba por caer. Creyendo que era de leche De un salto la fue a beber, Y tanto mirarla le parecía Del cielo se iba a caer. Y entonces todos los gatos La fueron a socorrer Zambullidos en la luna Toda llena por beber. Estuvo noches enteras Contemplando a Su merced, Pasando frondosas lluvias Frío…hambre….viento y sed. Pero se trepó tan alto Más allá de allá también… La rama meció su sueño Y allí maulló a su bien.
Juan Martín Velázquez
46
Manifiesto de la camioneta suburbana Llevaré a las criaturas a repartir agua en bidones antes que llegue el invierno. Soportaré las caritas caídas de la luz del disgusto hasta que despierten todos de los emoticones. Nunca permitiré que almas metálicas (instrumentos no tocados por ningún viento) prometan ni declaren que ellos pueden trabajar ni tampoco que no pueden. Ningún mesiánico transitará impunemente los caminos de la vergüenza. Soy lata y lata chillona moriré pero sin dañar a los niños porque recorro el verbo el verbo de la Utopía.
Elena Zitelli
47
POETAS INVITADOS Le sacaba fotos al busto de Manuel Belgrano que la ciudad de Roma le regaló al pueblo argentino Belgrano mira hacia la Vía Cavour, frente embajada ¿Sos argentina? Sí, ¿viste que bueno? Sí, hola, sí Después caminamos juntos al Vaticano con una parada a almorzar cerca del mausoleo Augusto Quedamos en vernos esa noche en la plaza de la Basílica de Santa María in Trastevere Yo llegué tarde, ella creo que nunca fue De Historia de Roma, inédito.
Guillermo L. Bawden
48
Se me sale tu nombre por todo el cuerpo. Se me sale tu nombre y no puedo evitarlo. No importa lo que quiera decir es tu nombre el que me sale. Por los poros, por los ojos, de los labios. Es tu nombre el que aparece en el aire, por la calle, entre el tránsito. Colgando en los andamios, dibujando pasos en las peatonales, detenido en las esquinas esperando la luz verde del semáforo. Es tu nombre el que me ronda en los lugares más impensados y se ríe por lo bajo mientras bebo de a sorbitos
el café de la mañana. Es tu nombre el que me sale. Se me sale tu nombre y no lo callo porque tu nombre es la excusa perfecta para así, poder nombrarte.
Guillermina Delupi
49
Entregar me podemos ser como somos mirarnos con amor soltar unir danzar dejar el movimiento que nos llama escoger lo que sí lo que no hasta dónde y cómo cada cual a su ritmo... en el silencio hay tiempo... en la quietud la eternidad una hoja que cae lenta mente un capullo se abre en flor un niño una niña crece muere una planta una madre cambian las fases de la luna inspiro expiro intento observar las cosas simples quiero aprender de aquello que me importa Camila García
Reyna
50
No crucifiquemos Las rosas En las interminables Paredes Del olvido, No sacrifiquemos El grito Bajo los impredecibles Escombros De la noche, No ignoremos El relรกmpago Que estalla en el viento Multiplicando Las estrellas. Abracemos el rio Que predice la aurora, Volemos hacia la promesa Que nos devuelve la risa, Inventemos el cielo Que dibuja en nuestras almas El eterno resplandor De la esperanza.
Marcelo Gioino
51
todas las mañanas que pude antes de salir dejaba una finísima línea de arena a los bordes de la casa para que los barcos tuvieran adonde llegar detrás de esa costa el trapo del amor se levantó cómo pudo un farito blanco sucio la inestable señal que los niños distinguen desde la escuela
Christian Hertel (de la erosión, Editorial Deacá 2017 – inédito
52
La locura asusta aunque tengas una cara bonita escribas poemas cantes con voz de ángel y rías como una loca Sí, reír como una loca hechiza Luego, las van a querer sobrias madrugadoras, fieles protectoras, empoderadas pro amas de casa y en lo posible que alumbres hijos La locura asusta el dibujo de sus líneas amenazan con enredar la belleza, el horror y la piedad Una quiere sacarse la que es como un vestido que usó todo el día tirarlo por viejo, descolorido Pero no se lo vuelve a poner una y otra vez Una va inhalando tinieblas las acumula El humo y el vacío se llevan bien Es la zona del espejismo y aunque indago el dolor es doblemente dolor No sé si proviene de un pozo orgánico de voces infiltradas de la unión de dos que no supieron vivir Ay la estupidez que me quiebra y me sostiene y la maldición de la videncia que trastorna la cura
ya no del vaivén Hoy, levemente balanceo No así, si el amor se retira Cautiva de mí a veces salgo y veo un rumor dulce luz intensa el estuario de un rio que va hacia donde mi corazón lo dirige Aún soy joven y bella dice la sensatez que es la mitad de una mujer La otra me arrastra de los pelos grita que no hay lugar para lo ordinario La sobriedad detenida es vulgar La sobriedad es un estanque que se pudre La sobriedad no lo es todo Vuelvo a caminar la disolución de mi nombre Y la verdad se vuelve repentina Soy un puente violento, quiero que me crucen Estoy del otro lado, también La locura asusta y te entiendo.
Mariela Laudecina
53
Desperté recordando que de chica tenía miedo que el cuerpo de cristo no alcanzará para todos en la iglesia después volví por unos guantes de lana tejidos desprolijamente afuera el viento es helado debemos abrigarnos alimentarnos bien procurarnos calor me digo él no me conoce pero sabe que estoy triste dice que va al mercado por pescado que lo acompañe será mi guía virtual por los suburbios de Paris en primavera y describe lo que ve entre su casa y el mercado no el cuerpo de cristo no alcanza para todos pero Abel se dispone a preparar pescado y a compartirlo conmigo al otro lado del atlántico mientras habla mucho y de todo yo no puedo olvidar me dice es un problema por eso tampoco puedo volver me quito los guantes cuando ya todo está listo me advierte cuidado con las espinas las saque pero nunca se sabe
Laura López Morales
54
Una miga de pan enmohecido El asunto con la poesía es así: Yo nunca sé qué palabra diré, que balbuceo o qué grito. No lo sé nunca antes. Mucho menos puedo pensar al escribir poesía. No se piensa al escribir, sólo se escribe. Y al final del aliento, del estremecimiento del cuerpo, derrotado en el esfuerzo, puede aparecer, a veces, la cola de una idea, pero sólo es un ratón, un ratoncito pequeño, que sólo quiere hacerse de una semilla, o de una miguita de pan enmohecido, oculta detrás de un viejo mueble, para poder sobrevivir en esta helada noche de invierno. Nunca lo atrapo, lo veo irse, a una velocidad imposible para mí. Un poco así la poesía: Un animal perseguido, despreciado, que se alimenta de los desperdicios, que logra sobrevivir cuando todo muere, sólo algunas veces porque también suele morir, de un golpe seco en el cráneo o en las vísceras.
Eda Nicola
55
DÍAS Hay días en que uno se levanta / con ganas de meter violín en bolsa, / de poner los pies en polvorosa, / de tirar al río revuelto /el cuchillo de palo del herrero, / de quedarse con los cien pájaros volando / y de alquilar balcones para lanzar / bombitas de llanto a las muchachas. Hay días en que uno se levanta / con ganas de inventar una fogata / para quemar las últimas palabras / o convertirse en invierno y deshojarse / de los versos condenados, / quedar desnudo, despojado / en el centro azul de la mañana. Hay días en que uno se levanta / con el único propósito de transitar / las horas / eludir naufragios / y otros estragos. Y sin embargo, uno sobrevive / porque una metáfora tenaz, / desobediente, / se ha salvado milagrosamente / del incendio. *
MILAGRITOS Es imprescindible, / de vez en cuando, al menos, / treparse al día, encaramarse / en el árbol azul de la mañana / o en la rubia estatura de la siesta, / para divisar la vida, / descubrir milagros / o desenterrar prodigios. Me refiero a milagros y prodigios de entrecasa, / sencillos, sin destellos, pequeñitos, /de esos que no ocupan / la portada de los diarios, / ni los titulares de la tele, / de esos que no merecen / cortes de cinta, discursos ni sermones. Digo, por ejemplo, / un niño vencedor del hambre, / una mujer rescatada de las bestias, / un hombre con la risa entera / o un jazmín en la solapa del soldado. Estoy hablando, amigos míos, / de mesas con pan y vino rojo / y sopas y pucheros, / de techos sobre las cabezas de la gente, / de chicos que lean en voz alta, / de manantiales de agua pura, / de tierras feraces, / de molinos movidos por el viento / y de un ejército de fuegos cocineros.
Esos son los milagritos, / los pequeños prodigios / que trato de atisbar / de vez en cuando.
Daniel Tomás Quintana
56
Supe más que antes sabía Tiré todas las tesis. Supe de ecuaciones y teoremas ya eran sólo un concierto de plagas rojas y azules que me enfadaban con sus chocantes tonos eruditos. Tiré todas. Descansé por fin de correcciones, de huellas enmohecidas hacinadas en mi mente con el polvo de las bibliotecas visitadas desde niña. Me deshice de ellas para lograr un hueco en mi memoria: dejé que hipótesis, resúmenes y tablas fueran un ajeno olvido. Tiré todas las tesis y así supe más que antes sabía: mi alma se hizo limpia, se alivió de madres entintadas, padres por un día, novias, novios y juramentos en voz alta. Rompí fotografías, citatorios y manos sudorosas. Tiré las pequeñas, las voluminosas, las precisas, pero antes borré los nombres de sus pastas, no quise que sus autores se marcharan. Tiré todas las tesis menos una. No supe qué hacerle: me dolía. Aquella que sobre el café, tú y yo nos bebimos aquél día.
Lilia Ramírez Carrera
57
Porque sí prefiero muchas veces aquello que haya roto el equilibrio la imprecisión de una línea en algún punto la mancha que no termina de ceder tras la pintura Elijo (es que el estándar no me sale) la duda o lo irresuelto de un problema Confío mucho más en el borde en lo difuso que en la nitidez de la medida en la partícula que salta de una gota cuando estalla en el silencio que habita entre dos notas musicales Prefiero por preferir esta tierra toda abierta para arriba y aquello que por desplomarse nos levanta
Susana Slednew
58
Pasaje Bóveri esquina Buenos Aires Hay un hombre horizontal en la línea de los desechos. Terrateniente de un rincón mugroso con vista a la insensibilidad de miles de tobillos sin ojos. Recogió con el imán de los talones su poca sombra perpendicular hasta acordonarse en un perímetro de tedio. Ocupa una esquina en el centro de la ciudad como una innombrable escultura. Una radio a pilas le habla del mundo fuera del ángulo. No hay noticias que lo abarquen. Conoce la tiranía del clima cuando su colchón se vuelve techo. No conozco la ranura de sus manos en el gesto triste de pedir limosna. Podría llamarse Claudia pero prefiero no saber su nombre.
Claudia Tejeda
59
No sé qué hacer con tanta primavera ¿Cómo llegaste a mí? Sin evitarlo ¿Qué haríamos juntos? Tocarnos Vos tan primavera Yo otoñando Vos tanto atrevimiento Yo tan asombrado Vos tan celeste Yo tan castaño ¿Vendrá el desamparo de no mirarnos?
Mario Trececk
60
KAISER Káiser, un nombre rudo. Al menos como tal me sonaba aplicado a un perro de la vecindad que casi superaba mi estatura infantil cuando se erguía sobre sus patas traseras para agasajar con lengüetazos en la cara al amo dominante. Era un bulldog con aire de matón cuyas mandíbulas, según se comentaba, hacían flamear como un trapo a todo contendiente canino cualesquiera fueran su complexión y alzada. Esa noche fatídica lo comprobé. Íbamos mi madre y yo por la cuadra en que el Káiser imperaba omnímodo sobre sus congéneres acompañados por el Flecha, mi ratonero saltarín. Desde su trono en el umbral de una casa palaciega nos miraba pasar el Káiser, displicente como un verdugo en horas de ocio. Pero el pequeño se acercó ladrándolo al grandote y éste, con una agilidad que desdecía su peso pétreo, saltó atrapando como a un pájaro en vuelo la garganta del Flecha. Sin soltarlo, lo sacudía como queriendo vaciarlo. Mi llanto y los gritos de mi madre tratando de espantarlo atrajeron vecinos y transeúntes, que coincidían en indignarse ante la desigualdad de las fuerzas en pugna. Nada pudieron las vociferaciones perentorias, los tironeos de los forzudos, los golpes de un látigo ni el estampido de un revólver disparado hacia las estrellas. Hasta que apareció el dueño, quien lanzó al victimario una orden tajante, quedando la víctima milagrosamente en libertad, aunque con un trozo de piel tumefacta inflándole como un bocio la garganta. Felizmente, no había perforado la piel la mordedura eterna. Casi no dormí esa noche, atento al sueño de Flecha, trabajoso, erizado de pesadillas sin duda. ………………………………………. Un par de semanas después, ya repuesto al magullado, si bien con la piel suelta abultándole aún la garganta, sorprendí en la esquina de casa una escena que revivió mi pánico de la noche terrible: ejerciendo un ritual de la especie, el ratonero y el bulldog se oliscaban con desconfianza ancestral, pero como si entre ellos nunca hubiera ocurrido nada. Insegura la voz, llamé a mi perro que vino hacia mí trotando alegre, sin disipar por eso mi terror. …………………………………………..
61
Una tarde que preanunciaba la primavera –aún sobrecogido mi corazón por la memoria de la noche fatídica- una caravana circense pasó por mi calle anunciando funciones, al son de una musiquita retozona. Se acompasaba a ella, alternando contorsiones y zapatetas, un payaso de nariz descomunal semejante a un pimiento escarlata. Detrás iban dos malabaristas que intercambiaban teas encendidas como disparándose relámpagos, seguidos por un gigante agobiado por su corpachón eminente, al que molestó la osadía de un chico quien, aprovechando un alto de los artistas errabundos intentó medirle el largo de un pie con las manos abiertas como para alzar un adoquín. Cerraba el desfile promocional, opacando al resto, una silueta femenina grácil y rítmica. Sus cortas botas amarillas prolongaban su color en un pantalón ceñido. La chaqueta cabrilleante le estrangulaba la cintura acentuando su esbeltez, realzada asimismo por un morrión de alta copa rematada en un pompón que parecía aletear. Gobernaba la ecuyere una fina cadena vuelta pulsera en su muñeca, cuyo extremo sujetaba a un cachorro de tigre, incómodo en su collar de férreos eslabones. Sentado en el umbral de costumbre, como en el puente de un castillo, el Káiser divisó al félido y se catapultó hacia él. Mediante un tirón violento el cachorro se liberó de la amazona y corrió hacia el agresor. Proyectándose en un salto acrobático, propio del circo en que actuaba, se depositó sobre el lomo enemigo, haciéndole sentir desde esa posición estratégica sus dentelladas y sus zarpas. Aulló de dolor el bulldog y encharcó con su miedo el asfalto. Ayudantes duchos desmontaron al asiático de su pedestal germánico y lo introdujeron en una jaula previsora cuyo rodar gimoteante me sonó burlón. Arrastrando la cola entre las patas, el bravucón escarmentado atravesó el zaguán palaciego y se volvió invisible. Contento, y más aún porque mi perro, pegado a mis talones, había presenciado la escena, me acogí canturreando a la amada seguridad de nuestra casa. Esa noche, por primera vez en muchos días, el Flecha y yo descansamos en paz. Se diría que ambos dormimos perrunamente.
OSVALDO GUEVARA
62
Artífices del sueño: Lily Chavez y Laura García del Castaño
63
64