BOLETIN LITERARIO BASTA YA - MARZO, ABRIL, MAYO 2019

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Boletín ENTREVISTA

a OSVALDO GUEVARA

DOSSIER: IRENE GRUSS

Marzo – Abril - Mayo 2019


“EL SOMBRERERO DE MARAS” PH SOL PEREZ

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¡Basta ya! Boletín Literario Año 14 – Nº 152 / Marzo – Abril – Mayo 2019 Director: Eduardo Alberto Planas. Colaboradores permanentes: Lily Chavez, Jorge Carranza, Alfredo Lemon, Sergio Pravaz, Jorge Torres Roggero, Leonardo Arce. Registro Propiedad Intelectual Nº 598958. Hecho el depósito que marca la ley 11.723. Contacto:eduardoplanas2001@hotmail.com www.boletinliterariobastaya.blogspot.com - Tel: 0351- 4886974 – 156170141. Esta revista se terminó de imprimir en Grafica 21 – Duarte Quiroz N° 1702, Córdoba. Diseño y diagramación: Laura Pozzo. Fotografías: PH Sol Pérez, Eduardo Planas . Otras: www.Pinterest.com CONTENIDOS: POEMAS DE LEANDRO CALLE, LAURA GARCIA DEL CASTAÑO, JORGE LUIS CARRANZA, RAFAEL ROLDAN AUZQUI, MARTA COMELLI, RENATA CAMILA, LEONARDO VERGARA, MAXIMILIANO SPREAF, SANTIAGO PFLEIDERER, CLAUDIO SUAREZ, FABIO CARDARELLI, JUAN MARTIN VELAZQUEZ, ROSSANA NELLI Y GUSTAVO BORGA, / ENSAYO DE ALFREDO LEMON / CUENTO: CESARY NOVEK / CINE: LEONARDO ARCE / DOSSIER: IRENE GRUSS / ENTREVISTA: OSVALDO GUEVARA

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EDITORIAL: EN DEFENSA DE LA PALABRA Este es el comienzo de un nuevo año del Boletín Literario Basta ya. Sostenemos nuestros sueños; nuestra intención de seguir construyendo un espacio para la palabra. Un lugar en el que el poeta, el narrador, pueda dar a conocer su faz creativa que es insustituible siendo nuestra tarea no solo la de brindar las plataformas necesarias para que luzca mejor, sino donde el mismo pueda dar a conocer su visión de la realidad; de lo cotidiano. El poeta no vive ensimismado ni en una torre de cristal. Vivimos tiempos en que el otro está invisibilidad, en los que la palabra está bastardeada y manoseada; tiempos de un obsceno culto a la imagen y en los que ruido aturde. Tiempos de noticias falsas (“fake news”) y de posverdad, en donde no vale la veracidad de los hechos o la información sino lo que esta produce emocionalmente en la gente. Nuestro norte tiene por objeto permitir que un poeta, un narrador se expresen con total libertad poniéndolos así en su justo lugar: custodios de la verdad y la belleza. Y su palabra nos abraza, nos envuelve, nos da calor. Durante todos estos años han podido expresarse todos y todas sin más límite que la belleza y el respeto a la dignidad de las personas. En este número por ejemplo están presentes algunas voces jóvenes de la poesía de Córdoba. Tomamos como propias las palabras del documento del Colectivo de Poetas Quinto Elemento cuando se pregunta por qué la poesía. “¿Por qué escribir poesía, por qué desplegar la palabra en tiempo de urgencias y lógicas de mercado?

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Tenemos que rescatar la palabra para decirnos, para sentirnos, para nombrar lo innombrable, para salir del letargo y no morir en la atrocidad del silencio. Estamos hechos de palabras, somos lenguaje. Y perder el lenguaje es perdernos en la inmensidad fagocitante de la nada. Y por fin, eso sería la muerte por inanición de la cultura, esa construcción colectiva que tanto nos cuesta y tanto nos define. Tenemos que decir y nombrar las cosas con el vuelo de la pluma, y aquí va la estética, claro que sí, pero también buscamos y reclamamos una ética que supone un compromiso con la realidad, no tan solo con la palabra sino también con los sentimientos y las acciones del mundo. La palabra no puede ser solo un tajo en el silencio. No puede ser solo un gemido narcisista. Tiene que hendirse en la hojarasca y llegar hasta la médula de la injusticia. Tiene que ser bella, pero no puede ser solamente bella. Además de la estética, creemos en una ética del compromiso y en una ética de la acción. ¿De qué sirve nuestra palabra encerrada? Acaso sea un onanismo puro. Vamos a encontrarnos y a solidarizarnos con el otro. La palabra es otredad, somos con y en el otro”.

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5 Y sin pensarlo estamos en el barro nos preguntamos cuando hemos llegado si fue un aterrizaje o zozobramos y el barco a la deriva, inalcanzable, es el nuestro. Ya no hay ninguna duda. Lo primero es mirarse las manos reconocer la mugre, lo viscoso hasta que descubrimos un nosotros porque no estamos solos en el barro. Entonces al mirarnos a la cara la suciedad del otro es también nuestra y formamos más lodo con el llanto. ¡Canta, habla!, coro de terracota, uncido a los proverbios que del barro no dejan de salir, porque la tierra mezclada con el agua manifiesta la quemadura de algo en los adentros. Vencidos caminamos por el borde del miedo. Habitamos el umbral, nuestra victoria no tiene que ver con la esperanza. La victoria avanza como las olas en el mar ahora. Es el ritmo de nuestro corazón que dice vamos, vamos no claudiques. Y sin embargo, somos los vencidos. Pero hay muchas maneras de caer. Cuando caemos, caemos cantando en cambio ellos cuando son vencidos caen en la garganta del silencio. Nuestro canto es el ruido del mendigo que sin brazos, agita con los dientes un tarro de pavor con mil monedas. La gente se da vuelta, se estremece, el hombre sonríe, se sacude,

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y las monedas chocan contra el tarro ahuyentan el espanto y la miseria. Nuestro canto es la chica manoseada el chico con un tiro en la cabeza la dureza del pan, el agua pobre el frío de las costras, la poesía. Cuando se trata de caer, cantamos cuando se trata de cantar, vencemos. ¡Canta, habla!, coro de terracota. Jamás cantamos solos, nuestro canto es el largo cantar de las hormigas el árbol que despunta en primavera el mar que se estremece con el viento el beso adolescente de los cines el amor hecho canto y hecho coito el pan que se reparte, la belleza el pueblo caminando por las calles los muertos como estaca en la memoria y el enemigo ahí, siempre temblando. Temblando cuando gana y cuando pierde porque no tiene voz, no tiene río ni árbol, ni pasaje, ni sonrisa está lleno de frío y de tristeza. Pero nosotros ¿somos los vencidos? hemos caído en el color del canto. Cuando se trata de caer, cantamos cuando se trata de cantar, vencemos.

LEANDRO MANUEL CALLE país, Alción editora, 2018 E p R E E O T OE p

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¿Qué ha sido vivir? afinar la obediencia? el coraje del enemigo su bengala? la etiqueta que arranqué del frasco para que desconocieran la soga anudada el remedio ¿Qué ha sido vivir? la luz en la foto de los deudos el estanque de los vivos la refutación el mar que ardía en tus ojos el acierto de no dar en el blanco estos minutos online en que estoy solo? el fruto de la negación ¿Que ha sido vivir? la libertad en el cielo de lo improbable? los cadáveres peinados impecablemente Las cabinas telefónicas donde me respondo a mí mismo tantas veces la marca de algo que no vimos el sueño, su inmóvil roedor ¿Que ha sido vivir? el rejunte de objetos, visitas y desganos ser el jardinero que ama con la fiereza de la poda la versión de ayer en el mañana Qué ha sido vivir? la alergia del mundo en las palabras o esta obsesión por dar una respuesta cuando el sentido estuvo en callar LAURA GARCÍA DEL CASTAÑO Sangre del día Años luz editora, 2018

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VAPOR DE AGUA Después de ducharme aprovechando que está solo el niño dibuja sobre el vapor que se apoya en el espejo del baño. Dibuja un sol o una casa o una nube o un árbol o un pez. Ahí nomás el hombre los borra cierra la puerta y se va a seguir viviendo. JORGE LUIS CARRANZA

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A VÍCTOR JARA "Deja la vida volar" (V.J.) In memoriam, a 45 años de su muerte y con motivo de la condena que la justicia chilena aplicó a sus asesinos.

Casi medio siglo ha pasado hoy desde que chacales (¿qué otro nombre podría caberles?) asaltaron tu carne para acallar tu voz y tu alma decidió por la vida volar: paloma al viento no arrió su bandera siguió con su canto y sus altos sueños que ahora recorren este y otros mundos. A los poetas de verdad (no lo saben las bestias) nadie puede matarlos: están hechos con madera que sale de bosques de símbolos inauditos que ni el fuego puede ni podrá extinguir y de allí mismo salieron tus papeles que ardían libertarios en abominables manos. Con Pablo Neruda

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y tantos mártires que en los corazones siguen cantando su verso inmortal -tenaz con los cizañeros y asesinos de toda laya y también esperanzado con los sin voznos contemplas entre melancólico y compasivo en este oscuro valle que lo es menos desde que fugaz nos dejaste tu rosa de poeta y tus espinas de luchador incansable y también la certeza de que siempre volverás vestido de pueblo.

RAFAEL ROLDÁN AUZQUI

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LA TARDECITA Camino las calles desiertas. Está comenzando a oscurecer Y las casas se tornan azules. Hay un resplandor allá lejos al fondo de esas calles. Sólo los pájaros cantan sólo la música de un viento leve y dulce moviendo las hojas de los árboles, sus colores. Todo aquietado excepto ellos y el sol reduciéndose entre unas pocas nubes. Mi pecho duele. Cómo contar que hace sólo unos instantes sentí lo real definitivo, una sensación insobornable de haber perdido todo. Trataremos de hacer algo con eso, escuché una voz, repitiéndose. Difícil sostenerse ante tantas ausencias tanta fragilidad tanta infinitud devorándose el paisaje. MARTA COMELLI

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PH SOL PEREZ E p R E E O T OE p

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POEMAS DE RENATA CAMILA No quise robarte la libertad ni que dejaras de mirar al mundo No quiero pedir más perdones por la gran suma de mis faltas No quise rendirme tan fácil en las batallas contra los fantasmas Pero a veces hace falta un trueque una negociación a corazón abierto un nuevo último cigarrillo y la paz El alivio del nuevo aire y saber que los fantasmas no siempre son de uno y que las faltas sólo cuentan ante nosotros mismos Acá escribo el último perdón: no quise robarte la libertad ni que dejaras de mirar al mundo. Déjame devolverte pedacitos de vos mismo que se mezclaron con los pedacitos míos También ahí van la partes del barquito de papel que hiciste cuando volviste a reconocerte niño aunque todos los días te pongas el traje y la máscara de adulto

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En los pliegues del barquito se colaron todas las grullas -los pájaros de papelque volaron cuando el barquito tocó mis costas No puedo decir decirte mucho más Todavía se están escribiendo esos poemas * De llantos y relojes de arenas, o contradicciones de lágrimas y desiertos Después de desdoblar con detenimiento la toalla que puse entre los dientes me relamí la lengua seca mastiqué y me tragué el llanto para volver al mundo Pero Hace mucho que el mundo es mundo y el dolor, dolor Tengo cosas pendientes como este recurrente llanto descarado y la sensación de que en cada lágrima se va una gota de algo que fui Hasta acá nada nuevo Tengo la espalda dura y el pecho cansado de ingeniarse para que el aire entre cuando el llanto

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Tengo los hombros tiesos una medida de tequila el recuerdo de un cigarro y otra vez esta soledad invasora, atrevida, inoportuna (como si fuera posible una soledad de otra forma) El mundo es mundo y estรก lleno de ausencias y soledades el dolor es dolor y estรก lleno de sonrisas para que no se note Me duelen todos los abrazos tengo la piel lastimada y quiero ser loba para llegar con la lengua hasta donde las heridas sangran Pero mi lengua no sirve para lamer heridas estรก reseca de masticar el llanto y de salir al mundo que es mundo con el dolor que es dolor apretar los dientes sostener la sonrisa desdoblarla y juntar uno a uno los pedacitos miserables de esto que cae grano a grano en el reloj de arena de mi lengua y de este cuentagotas que soy en la escalera del tiempo E p R E E O T OE p

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salvataje

POEMAS DE LEONARDO VERGARA /a M.

el poema es una excusa para no comernos las manos escribo que las nubes se ciernen sobre la casa que la madrugada que la lluvia que aguardamos hasta que el agua comienza a caer de pronto y nos moja la cara tenemos ansiedades como abismos y paciencias como piecitos de enanos la poesía es una excusa para acercarnos el afecto para acomodarnos a las grietas de la tierra para untarnos la lluvia que traspasa la ventana escribo que el relámpago que los gruñidos van acercándose hasta gestar el trueno que tus oídos advierten cuando ha pasado el rayo escribo que la tierra huele que veo tus pies bailando descalzos que la tormenta te encontró sola volviendo a casa que yo no estaba pero el poema es una excusa para que abras la puerta para que pases

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para asomarnos por los lados al cristal roto que es la noche afuera a la convulsión que son los sapos esperando en sus madrigueras escribo que buscamos que ignoramos cómo la escalera me depositó en tu espalda que tu cintura este poema es una excusa una muy obvia es una coartada una muy pobre para dar con tu cintura mañana o a lo sumo pasado LEONARDO VERGARA

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mapa /“Despertamos sin conexión despertamos sin hambre…” /García del Castaño, L. nos entretenemos con facilidad el universo se expande hacia lo desconocido y calentamos agua para preparar té una madre ahoga el llanto en una taza y le sonreímos a un cartel nos entretenemos con facilidad una niña-bomba estalla en el lejano oriente y sus vísceras decoran las ruinas de una plaza ensayamos presencias metafísicas estamos a un click cambiamos de portal cerramos las pestañas y ha pasado un glaciar desaparece para siempre y pedimos un helado con granas con salsa de algún plástico saboreado alguien nos olvida forzosamente y cambiamos de canal descubrimos una mancha de humedad en la esquina del baño y la lluvia se lleva puestas centenares de casas a un barrio de distancia nos entretenemos con facilidad sufrimos como si la vida se nos fuese en ello y se nos va arrancamos una hoja del almanaque y un anciano respira aliviado por última vez E p R E deslizamos el dedo por el táctil que no responde E O T OE y a la tierra se le abre una grieta por la cual sangrar p

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optamos por algún color de pañuelo en una esquina y en la otra secuestran una piba que no va a volver vacilamos frente al menú del día saltamos de una columna a la otra y ella va perdiendo va olvidándose de a poco del sonido de mi voz castigamos al niñx libre mandándolo al rincón y fundamos otra iglesia no somos diezmo negamos besos hacemos silencio la luz se nos filtra por los ojos adolecemos de proporcionalidad abandonamos nos rendimos nos clavamos en vidas como estacas y alguien nace llorando a los gritos tenemos sed dolores como elefantes grises perseguimos el sol cuando se mete escribimos / escribimos /escribimos para no morir LEONARDO VERGARA

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POEMAS DE MAXIMILIANO SPREAF algunas cosas son más sencillas ahora *no me dijiste me arrepiento de vos me voy de vos algunas cosas son más sencillas ahora que esa piedra cerca del puente en la que nos sentábamos a cabalgar el día está tan lejos o quizás el río ya la hizo fondo ahora no te llevo florcitas mariconeando ni esquivo los documentales celtas ni tomo el clonazepam con entusiasmo todo eso ya pasó viene la doctora y dice: está jodida esa válvula querido cuídese fume menos camine ¿hacia dónde doctora? porque camine hacia donde camine vos las florcitas todo son un reflejo en los azulejos un vaporcito en la ducha la sábana que me roza la espalda casi todas las cosas son más sencillas ahora La enfermera me dice: de gente como vos que escriben estos lugares están llenos

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algunos se quedan otros sacan credenciales y vuelven al mundo a escribir más relajados la miro le agarro la mano le chupo un dedo no se asusta me mira y dice: porqué son así? clava la aguja se lleva los doscientos pesos de la mesita me acaricia el brazo deja la etiqueta de cigarrillos y la botellita de whisky debajo de la almohada no soy poeta pero mientras le miro el culo cuando se va pienso que el lobby éstas pequeñas coimas escribir un buen libro exponer el personaje al escarnio generalizado arriesgar la autoestima en un concurso ETCÉTERA te pueden matar de risa MAXIMILIANO SPREAF

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POEMAS DE SANTIAGO PFLEIDERER Hoy amanecí nublado, frio por el costado del alma, con nieve en mis laderas occipitales. Un clarito de sol alumbra el pecho y la sonrisa. Vientos leves a moderados del sector sur acomodan mis hojas secas en el otoño de tus besos. De vez en cuando lluevo. * Cuando se va el amor -cuando no hay alternativa de amar y ser amadose parte la vida como la rama de un árbol, como un hueso. Al despedir las ilusiones socava el dolor fracturado en un impulso de muerte momentánea, echando atrás cargamentos de recuerdos arrancados como tatuajes arañados de la piel. Lo profundo se abre, se rompe para hacer callo y volver a trazar la cicatriz de un nuevo mapa.

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POEMAS DE CLAUDIO SUAREZ Lluvia amarga La noche sobre lluvia en la calle no es más que viento, cansado de abrazar soledades heridas. Bebiendo de la lluvia la niña al igual que un pescador triste, recoge sus redes y maldice las aguas y su destino. Bosteza la noche y las nubes aún siguen goteando sus pesadas lágrimas. * Intemperies Preservando su infierno cotidiano en la mezquindad de la ciudad, la mujer busca y nunca encuentra sobras que fueron de otras mesas. En el laberinto de la violencia el niño llena su bolsa de latas vacías junto a un concierto de voces mecánicas.

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El frío ciego de la calle y la sordidez de sus noches iguales los arroja al exilio sin otra ceremonia que el olvido. Allí todas las criaturas se parecen. La ofensa de los años Esa mujer ya no tiene música en las piernas, tal vez la tuvo y sus acordes quedaron en los días de euforia. En su espacio doméstico con un gesto demorado y débil, se dedica a unir su soledad a las cosas apoyada en el bastón que le devuelve su estatura, con una ironía que ella misma ignora. En la ofensa de los años todas las creaturas se parecen. Yo nunca tuve música en las piernas y no sé si un día tendré un bastón y su armadura para enfrentar idénticos molinos. Caer en cuenta

Porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida. Miguel Hernández

En mi patria la libertad no es sólo

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un delicado viento del alma. También es su coraje, quizás su pequeño corazón de futuro cuidando que amanezca, cuando entramos a la noche o llegamos al día dejando para la vejez, la dura y amarga constancia de una lucha, tal vez ahora un poco más que siempre. Hemos sufrido en tantas partes los golpes del verdugo y escrito tantas veces su nombre, que ya no podemos morir, mientras haya lo que hubo ayer y lo que hay hoy porque la libertad, no tiene muerte. CLAUDIO SUAREZ

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POEMAS DE FABIO CARDARELLI Cuando te corté el pelo Chelita habías escuchado del párroco la palabra plegaria me preguntaste qué era es ponerle alpiste a los canarios para que canten te dije no era un coiffeur avezado entonces ya había arruinado las muñecas de mi hermana y a los seis las tijeras se ajustan según las pasiones damos inexorable el otro paso mandrágora insolente manipulando mi osadía como cadena que te amarra al puerto frente a la ventana que dejaba ver los tomates maduros mordí tu pelo fuiste de repente única soleada salvaje y encendida cuando te corté el pelo Chelita la misericordia nos había abandonado habías escuchado del párroco la palabra pecado me preguntaste qué era es como ese rayo de luz que nos asfixia desde el huerto te dije, como un hábito que nos va enseñando a comprender la muerte. *

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Aprendí a leer con los pájaros * se acumulaban en los ventanales venían chocados por la lluvia cuando la luz permanecía ingrávida se apareaban delante de mis ojos y algo nuevo nacía rompía los dibujos un sentido tácito un elfo una herramienta de invocación un mandamiento un Paraíso final yo quería arrojarles una piedra un avión de papel una llanura para descender a éste infierno un animal veloz pero la mano no sabe qué es de la tierra o qué es del aire y me quedaba mirando desde mi fosa estrecha cuando la maestra decía vamos a leer trazaba con tiza un mapa de luz allí donde anidaron hasta envejecer hasta morir se abalanza intacta mi ceguera e incendia una melancolía con sabor a palabra así creo así me gusta creer que aprendí a leer con los pájaros. *

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Querida, está siendo demasiado fiel el otoño y la sangre de las hojas caídas me salpica deberías ver esto alzarías tu cuerpo dormido y lo arrojarías en la hojarasca caeríamos lastimados bajo el golpe de esta lluvia seca veríamos la capacidad de los pájaros en sus buches henchidos querida, hace bastante que no soplas tu voz en esta casa ese vecino al que podía contarle estas cosas ha muerto claro que puedo hablar sólo pero sabes que no fío de mí y temo contarme crónicas fatales el patio está como loco o apagado los árboles subyugados se niegan a abandonar sus holladuras se animan las arañas al tiempo largo del hilado y deberías ver esto cómo se retuerce mi sombra en las raíces cómo se descompone mi corazón en el elástico del tiempo cómo me transformo en un insecto extraño que puede acabar enredado, final en esa tela. FABIO CARDARELLI

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DEL CAMPO A LA CIUDAD Mi burro cansado se ha echao adormir sus orejas caídas no quieren oír. Su flauta de hierbas su sordo flautín extravió sus notas bajo un piquillín. Desde Traslasierras llegó a los jadeos cargando ilusiones de ruda y poleos. Pa’hacer tecitos de menta y cedrón trae mil recetas Pero aquí en La Docta son muy doctorados, viejos leguleyos muchos abogados… Padecen flojeras… por estreñimientos (mañas leguleyas traen malos vientos) Mi burro bien sabe: tanta urbanidad complica las cosas

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sin necesidad Y poco que entiende, Y tanto que ignora, le truncan el tranco que aquĂ­ lo demoraEste burro sabio de cerril lozanĂ­a vaga por farmacias y herboristerĂ­as. Mi burro no sabe bien cuando y como apea estas coplas atadas al lomo. Por eso rebuzna su rabia mundana y aĂąora remansos de su paz serrana. Todo se complica porque al parecer nadies te da nada sin obedecer: Bajar las orejas, atarse la cola callar sin retobos la esperanza sola Ya me vuelvo al tranco

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de mis desengañosno quiero mañana volverme un extrañoQuedarme sin molle, cedrón ni carqueja y empeñar mi flauta hueca, sorda y vieja Al fin de este viaje rebuzna la ilusión. Cambiar de paisaje no es solución. Porque ya se sabe porque ya se sabe “Tanta urbanidad Complica las cosas sin necesidad”. JUAN MARTIN VELÁZQUEZ

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3. a.m. Leyendo en el silencio; entre papelerías, frente a los cuadros, los familiares amuletos, en la blandura de la cama. Las letras, las palabras, son una fauna arborescente; los pensamientos, una molienda que machaca. Trepa el insomnio, resplandeciente, alado. Corte de luz. En el reloj nocturno, las 3.a.m. Es la Hora Bruja. Todo se apaga. Ya no hay relieve; no hay escenario. Por la ventana entran furtivos, vagos olores de la calle; a tierra, a or de paraíso, a viento de agua.

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También, uno por uno, los sonidos: un perro ladra lejos, alguien se grita, alguien rasguea una guitarra; pasa un caballo cansado de tirar, casco tras casco. En la avenida, una brusca frenada. No más acuerdos; no señales. Un viento fuerte arrastra unos papeles, cimbrea las persianas. Del árbol caen hojas muy levemente secas; se arremolinan, saltan, se alejan por la calle. * Sin Vos Sin vos ¿que victoria no es desdollado fracaso sobre el cuerpo

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del mundo? ¿Qué amanecer, una rara alborada, un confuso naciente, que los años dilatan? Sin vos, en toda luz, este aleteo de ceniza. ROSANNA NELLI Una mujer habla y dice: Alción Editora, 2012

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Golpea empieza a golpear la palabra quiere ser un martillo de granizo incesante golpea quiere que los muros sepan de la voz que derrumba quiere que los depredadores conozcan la secreción venenosa del sapo que somos la palabra deja la colmena del silencio bajo la lupa alimenta la poesía como una abeja nodriza bate también las alas para que el aire corra la palabra golpea en la garganta en el estómago en el esternón golpea aunque duela aunque parezca que resbala por la rampa del discurso la palabra deja los trapos quietos en la mesa del olvido no es tiempo de morir boca arriba como una cucaracha. ***

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Hemorragia de sombras en la línea de los párpados hemorragia de agua por las venas los ojos apuntando a los sueños hemorragia de olas sobre el temblor de la mandíbula hemorragia de olvido sobre lo poco que queda Cronos se acerca con su hoz a castrar el rocío un latido roto cae sobre los restos Los miedos olfatean el aire unos sonidos cortos cuchichean en la noche no sé cómo se enteran los buitres del lugar donde habita la presa. LILY CHAVEZ

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POEMAS DE GUSTAVO BORGA vivimos en diferentes casas pero yo escucho el sonido de tus pies descalzos cuando te levantas todas las mañanas * se paró arriba de su poesía completa siguió siendo un enano * de niño caí en un pozo sigo cayendo caigo caigo cuanto tiempo me queda para estrellarme contra la luz? GUSTAVO BORGA Pozo de luz Eduvim, 2018

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JOAQUÍN GIANNUZZI:

“POETIZAR PARA TRASCENDER LO COTIDIANO” por ALFREDO LEMON Autor marcadamente existencialista (1924/2004), lo primero que llama la atención en su poesía, es que ha sido construida a partir de reflexiones y sensaciones de la realidad circundante, que invitan a ser captadas en profundidad para encontrar su más nítida esencia. Es una escritura que exige despojarse de su sentido superficial para bucear en el lenguaje de lo simbólico y lo metafórico, sin abandonar cierto tono apesadumbrado que lo muestra a la vez humano y vulnerable. “Comprendo que hay un límite/cuyo paso en el tiempo/me está vedado/de modo que el puro conocimiento/sólo cabe en la mera travesura de la mente.” Tras la lectura de una obra rica en diferentes interpretaciones, hija encabalgada de la

generación del 40/50, emparentada con un objetivismo sigiloso entre poesía y filosofía, se encubre y descubre, manifestándose en los intersticios de una palabra que puja por sentirse viva entre los objetos que nos rodean y se exponen a una constante divagación. “Contemplé el cuerpo de la paloma/ que la muerte hizo descender/ extrañamente, con un peso desconocido/ hacia un trozo increíble de la tierra./ Liberado del cielo pedía sombra/ el temblor abatido de su gris azulado.” Las vertientes señaladas reflejan en un mismo espejo, una conciencia desdichada o brevemente gozosa, una aproximación, cercana o distante a Eros (pulsión psicológica del deseo) y a la Razón (pulsión reflexiva del pensa-

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miento): “Einstein abrió la ventana/hacia la noche clara de verano./El universo era dema siado aún para un hombre como él./ Qué difícil meterlo en el cerebro;/ los delicados muros/del cráneo le rompía,/estremeciendo los agudos, dramáticos finales de los restantes huesos... la muerte quedaba desde entonces liberada/como esencial finalidad del cosmos”. El poema mundo

cotidiano

del

No es la suya una dicción hermética, experimental o surrealista, sino que se está delante de una inteligencia renovadora del lenguaje, una expresión precisa y por momentos ascética, lograda a través del oficio que dan los años vividos y sufridos: “Alguien pensándolo bien, / se equivocó esta noche para que yo esté vivo”. Entre luces y sombras aparecen entonces, esas interrogaciones eternas que siguen

siendo contemporáneas, lo antiguo y lo moderno en la tradición de la más alta literatura metafísica de Occidente. “He observado el comportamiento de las mariposas/ sorprendidas por la lluvia en el jardín. / En vano buscaron refugio bajo las hojas / y en la profundidad de las flores./ Pero una de ellas se elevó y se elevó/hacia las nubes sombrías y eligió la muerte en el rayo/perdida la memoria de la especie”. Igualmente, esta voz nos abisma en el vigor de su elaborada expresión, entre la música y el silencio y una caudalosa vena lírica que se concentra en la crítica de momentos puntuales, familiares y subjetivos, íntimos y únicos. “A falta de ventana lo mejor parecía el suicidio./La puerta daba a un frío corredor de aire muerto./Y había una cama mortecina, un ropero como un seco ataúd/ y un espejo para despedirse de uno mismo...” Se pretende reivindicar la

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poesía como vivencia y sentimiento, invitar al hombre a su resurrección, a no sentirse un zombi alienado en la ciudad urbana del posmodernismo, sino salvándose mediante la ensoñación que tanto preocupó a Bachelard, perfilando un universo transformado en belleza, en comunión con los otros: “El domingo está desierto. La calle se alarga sin finalidad precisa./Detrás de las paredes la vida parece haber agotado su última oportunidad. /Llamo al azar en algunas puertas y nadie acude.../ La historia ha concluido aquí./ Las empresas humanas han hecho el ridículo...” / “He aquí el mundo componiendo una música tan excesivamente humana/ que un accidente no modificaría la situación. /Yo bebo una cerveza y me pregunto si valía la pena, si necesitábamos este tumulto,/ si este vértigo de la materia torturada es digno de nuestra fe.” Al leer el último poemario de Giannuzzi titulado“¿Hay alguien ahí?”, puede afirmarse con Antonio Requeni, que

en este escritor se han conjugado equilibradamente “la honestidad como condición de la estética” y “el talento, en grado de excelencia”. Se encuentran composiciones potentes que vale la pena remarcar: “Una palabra virgen: Sólo ella sobrevivió, de un texto que olvidé. Desde entonces/ es presencia musical en mi cabeza. /Me era desconocida, y no obstante,/mantuve cerrado el diccionario donde sigue esperando, en estado puro, para entregarme su secreto”. Época opaca Decir para ser recordado, definir un estilo para la memoria de los que vendrán después, para las generaciones que le siguieron y sobre las que tanto influyó. “La poesía no tiene mercado. Lo que define el arte es la forma, no los contenidos. El artista habitualmente nunca está conforme con su propio destino ni con el destino de la sociedad. Además es la condición humana también. Creo

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que ese culto del fracaso (como si dijéramos “vivir es fracasar” o “nacer es fracasar”, para citar a Cioran) se vive con cierta voluptuosidad”. Concluyendo, insisto en que la poética analizada no proviene de otra existencia que la vida diaria, circunstanciada. Es la vida de cada día que nos excede y reclama. Es el producto de la saturación del espíritu agobiado por la rutina. Es la obviedad hecha añicos por efecto de acumulación; cierto tono palidecido y que el poema con sutileza y habilidad pretende rescatar y destacar. “Todo el pasado invierno acurrucado junto a la estufa,/sudando de miedo por

la mañana siguiente, cautivo de la luz lechosa del televisor,/apenas era libre para pasar al baño:/ y en la noche, la época que funcionaba con disparos y aullidos de neumáticos/ y gemía que no era esa a lo que había apostado/ y que sólo la verdad era culpable / y humillado y pidiendo perdón/ a los helados príncipes de nuestro tiempo/ en cuyas manos había dejado su dinero”.

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EL PUETA MALDITO Por CESARY NOVEK La primera anomalía, según me dijeron, fue que los posteos del Danilo dejaron de tener errores. El de Quinto de la mañana, vieras que bestia que era para escribir. Cuando le pidieron el examen y devolvió la hoja embellecida con una delicada caligrafía que, además, estaba compuesta por un perfecto castellano, nos empezamos a preocupar bastante, para qué te voy a mentir. Y, sí, la cosa pasó a castaño oscuro cuando empezó a subir esos poemas y lo tuvimos que llamar a Caorlin. No, obviamente que no lo tengo en redes sociales. Los otros profes tampoco. Pero los compañeros sí. Y siempre vienen con el chisme. Pobre chico. Tan tímido y calladito. Más fiero que agarrarse los huevos con la puerta de una catedral, pobre. Y encima se le murió la abuela hacía poco, cuatro o cinco meses. Llegaba siempre tarde y una vez le comentó al preceptor que no estaba durmiendo bien porque a la noche se le aparecía la vieja. Entraba por la puerta como si nada y se le sentaba en la punta de la cama a mirarlo. Le pedimos más detalles al prece, que es más chusma que la vieja del ’71. Y entonces el tipo dele tirarle la lengua le sacó charla al pibe. Parece que la finada no

decía nada. Con lo verborrágica que era en vida. Parecía que declamaba en la radio cuando era joven. Se le sentaba todas las noches a mirarlo y el chico se hacía encima del miedo. Hasta que un día juntó valor y le preguntó que qué quería. La vieja habló sin despegar los labios, como hacen siempre los muertos cuando se te aparecen en los sueños: que no podía entrar a su casa, que no podía encontrarla, que no tenía dónde vivir, que cómo iba a hacer. El pobre Danilo le dijo que a la casa la habían vendido y ahí nomás fue demolida porque el dueño nuevo quería hacer una playa de estacionamiento. Ahí parece que la vieja se enojó y le contestó algo así como que “entonces voy a vivir con vos”. Y cómo será el susto que se pegó que al otro día cayó con el pelo blanco de canas, como le pasa a algunos soldados cuando vuelven de la guerra. El director pensó que se había teñido para hacerse el turro y quedó como un paspado cuando lo quiso retar y el chico le dijo que era así su pelo. Y de la nada me vienen con esto de los poemas. Yo les dije que no le den bola, que seguro se le había dado

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por compartir textos de Rubén Darío. Esos poemas infumables que pululan por la red como ladillas en un telo. Pero no. Los chicos insistían que chequee. Y tenían razón. Esos poemas no existían en la red. Debían ser suyos. No quedaba otra. Parecían esas porquerías que escriben los “puetas” de pueblo, que se estancaron en la producción temprana de Lugones y nunca más bebieron de otras fuentes, aunque el tipo haya muerto hace más de ochenta años. Bueno, sí, no tiene todo el mundo la obligación de saber de literatura. Menos como está la educación hoy en día. Los profesores de Matemática no saben quién fue Lugones ni Darío, y los de Lengua tampoco sabemos calcular la superficie de una baldosa, para qué te voy a mentir. Entonces tenés que la mayoría de las personas no leen poesía –e incluso la odian– sin saber por qué. Y la culpa es de los encargados de transmitirla. Es decir, los profes. No se actualizan. Siguen enseñando con material que ya era viejo cuando sus padres eran chicos. Y qué querés. Los pocos que se dedican a la poesía terminan tirando la toalla cuando tienen que salir a laburar. O cuando se casan y la mujer los manda a laburar. O cuando tienen hijos y no les queda otra que salir a laburar. O cuando los padres se

hartan de mantenerlos y los obligan a laburar, en fin. Pero a veces no pasa ninguna de esas cosas. Ya sea que los padres tengan de sobra para sostenerle la gilada hasta que consigan un cargo. O que tienen contactos en cultura y logran ubicarlos de jovencitos, así se los sacan de encima de una vez y para siempre. Entonces se dedican a ambientar, tienen asistencia perfecta a todas las presentaciones, se la pasan chupando de arriba siempre que pueden. Se tirotean con las minas que están en la misma onda y así. Pasan los años y el alcohol les pasa factura. Mantienen un mínimo de funcionalidad como para cumplir horario en alguna oficina polvorienta de la biblioteca pública o algún edificio del gobierno. Se llevan un termo con ginebra o vodka, bien de canuto. Saludan a todo el mundo con una sonrisa adormilada. Y después los ves ahí todo el día, tranquilitos, dele que dele “tomar mate” y garabatear cuadernos. Y así salen los poemas. Sí, me fui un poco al carajo con los detalles, pero imagínate cómo pueden ser esos poemas. Un divague etílico derramado sobre una estructura gramatical perfecta como anacrónica. Que huele a naftalina, digamos. ¿Te hacés la idea, entonces? Bueno, Caorlin era uno de esos. Y lo tuvimos que

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llamar porque no quedó otra. Yo lo conozco porque es íntimo de un profe que tuve en la facultad. Y me contó que el tipo es grosso, que se leyó todo. Que puede ser un borrachín pero que tiene una memoria a prueba de balas. Y hasta colaboró como asesor de la policía en un par de casos. Ya sé que no hay que ser muy instruido para estar en posición de asesorar a la policía, pero este tipo ayudó a resolver casos. No me acuerdo cuáles, pero eran casos de esos que dan miedo. ¡Qué sé yo! Me contó el amigo del hijo de mi profe de la facultad. Me dijo que no le pregunte porque no le gustaba hablar de eso. ¿Me vas a dejar terminar o vas a seguir cuestionándome las fuentes? Te digo que yo lo llamé a Caorlin, pero no estuve ahí presente. Estaba del otro lado de la puerta. Típico de los directivos, que te dejan fuera cuando viene la parte más interesante. Cuestión que estaba el chico ahí. El preceptor, el coordinador, la psicopedagoga, los padres de Danilo, el vice, el director y la secretaria. Afuera me quedé yo, tratando de atajar a los compañeros que se empujaban para tratar de parar la oreja contra la puerta. Yo no lo vi, pero el coordinador me contó. Y el preceptor me dijo lo mismo. Estaban ahí y el Danilo no

parecía ni enterado de lo que estaba pasando. Quiero decir que parecía mirar todo con otra actitud, no la de chico retado que tuvo siempre, sino de compasión mezcla con pedantería. Y lo ponen a hablar con Caorlin, que nadie sabía bien qué podría hacer pero era el último manotazo de ahogado porque ni la psicopedagoga podía explicar lo que estaba pasando con él. De ser casi analfabeto pasó a escribir sin errores, con buena letra y luego a componer sonetos y poemas con un estilo más rancio que discurso escolar. Había levantado las materias de la nada, como si de pronto ya tuviera estudiado todo el secundario. Ni que le hubieran instalado un sistema operativo con conocimientos incluidos, como dijo uno de los profes. Los compañeros le empezaron a tener miedo desde el día que cayó canoso de la nada. Encima le cambió la mirada y, para peor, se volvió más y más afeminado con el correr de los días. Se ponía litros de perfume y andaba siempre con una chalina al cuello, incluso los días de calor. Imaginate el quilombo que se nos podía armar si alguien decía algo sobre ese cambio. Con los tiempos que corren es menos peligroso robarse el mobiliario escolar que hacer comentarios sobre esos temas.

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No es joda, desaparecen muebles todo el tiempo y nadie dice nada, pero si llegás a llamarle la atención a alguien que llegó tarde o faltó sin avisar te pueden hacer un buraco así. Posta. Hay un profe que no venía nunca y la vez que le dieron el ultimátum metió abogados y dijo que lo discriminaban por rengo. Creo que nadie se había dado cuenta nunca de la renguera esa hasta que saltó el quilombo, pero bue. No, fue dos gestiones atrás, antes que yo entrara. Sí, te decía que en el colegio ya no sabían qué carajo hacer con el Danilo pero se tiraban el problema los unos a los otros como una papa hirviendo. Entonces entra Caorlin y lo saluda. Un viejo pelado, gordo y de casi metro noventa, imaginate. Capaz el alcohol lo mantiene en conserva porque parece de setenta pero tiene, fácil, diez años más. O quince. El Danilo lo miró de arriba abajo y no dijo nada. Caorlin le dijo que había venido porque estaba interesado en leer sus poemas, ya que sus maestros le habían comentado que era una joven promesa y que a ese material tan bueno debía revisarlo “alguien que sabe del tema”. Ese fue el chamuyo flojo que le inventaron los directivos para atenuar “lo violento de la situación”. La cosa es que el chico lo mira fijo un rato largo. Pero largo, largo. El aire

se cortaba con una motosierra según el coordinador. Caorlin le sostuvo la mirada sin que se le moviera un pelo. Aunque después todos dijeron notar algo raro en su mirada también. El chico se dio vuelta, abrió la mochila y le mostró la carpeta llena de poemas con caligrafía estilizada. El viejo empezó a leer y los ojos se le abrían como si los fuera a cagar de un momento a otro. Sí, re ordinaria la imagen, perdón, pero te juro que parecía eso. Entonces se pone a pasar las hojas, cada vez más nervioso. Busca algo y no para de hojear la carpeta hasta que encuentra un

par de versos que parece reconocer. Y después otro, y otro. Entonces el viejo lo toma de las manos y le dice: “Rita, ¿sos vos?”. Y ahí nomás le metió un chape al pobre pibe. Los demás presentes se quedaron congelados donde estaban, porque –preparate porque acá viene lo mejor– el Danilo no lo rechazó. Más bien todo lo contrario. Y después de ese ratito que pareció durar una eternidad, se armó la batahola: se le tiraron encima todos, los separaron a puñetazo limpio,

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los directivos se metieron a atajar a los padres, la puerta se abrió, los chicos vieron el quilombo, el viejo Caorlin se descompensó, el chico se le tiró encima a abrazarlo y no lo quería soltar. La ambulancia se tardó tres horas y el viejo había estirado la pata para entonces. Estaban todos

sacadísimos. Pero el peor de todos era el padre del Danilo, que lo pateaba a Caorlin y le decía todo el tiempo “¿de dónde la conocías a mi vieja? ¿De dónde, decime?”. Cezary Novek (La Paz, Entre Ríos, 1982). Docente y periodista freelance. Coautor de El vaso ruso. Verdad, compromiso y batahola (Postales japonesas, 2010) y Letra muerta. Una novela en la argentina postapocalíptica (Llanto de Mudo, Fan, 2012). Autor de Ropa Sucia (2011), Comidos (2014, La Sofía cartonera, UNC), Los colores que no vemos (2015, Colección Leer es Futuro, Ministerio de Cultura Presidencia de la Nación) y La configuración del silencio (Contamusa, 2018) y Cada día es un pájaro que se muere (Color Ciego Ediciones, 2019). Participó de las antologías

Mala sangre (Colección Pelos de Punta, 2015), Muertos (de amor y de miedo) (Ediciones de la Terraza, 2016) y Literatura barata y discos de goma (Color Ciego Ediciones, 2017), Mare Monstrum (Austrobórea, Chile, 2017) y El foso. Historias desde el abismo (Austrobórea, Chile, 2018). Colabora con los diarios Hoy Día Córdoba y Marcha Noticias, entre otros.

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DOSSIER: IRENE GRUSS

Irene Gruss además de poeta, era maestra de poesía. Nació en Buenos Aires en el año 1950 y cursó estudios universitarios de Medicina, Biología y Letras, todos de forma incompleta. Falleció en 2018 a la edad de 68 años. Durante los años setenta fundó el grupo de poetas del Taller Mario Jorge De Lellis. Trabajó en diferentes redacciones: no sólo revistas literarias como El escarabajo de oro, El ornitorrinco y El juguete rabioso sino también en distintos medios como La Opinión, Tiempo argentino, La Nación y Clarín. En este último fue durante muchos años correctora. Publicó varios libros: La luz en la ventana (1982), El mundo incompleto (1987), La calma (1991), Sobre el asma (1995), Solo de contralto(1998), En el brillo de uno en el vidrio de uno (2000), La dicha (2004) y en su carácter de compiladora, la antología Poetas argentinas (1940-1960), del año 2006. El último, La mitad de la verdad, se publicó en 2008 y es su obra reunida. SEMBLANZA La voz de Irene Gruss; es una voz única, singular. Su feroz ternura; su descarnada sinceridad es un abrazo que muerde; que no se olvida. Su palabra llama a las cosas por su nombre y como dice Alejandra Pizarnick, dice y dice mucho más de lo que dice. Ernesto Guevara con palabras insuperables sostenía que “había que endurecerse, sin perder la ternura”. Y de eso se trata, de eso se trata siempre, en la poesía de Irene Gruss. La poeta se nos fue físicamente hace unos meses; pero su poesía sigue creciendo; sigue hablando. Está más viva que nunca; sigue rasgando puntualmente el alma sin perder la ternura. POEMAS

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EL JARDÍN ¿Estás cansada del viaje Diana? ¿Dejaste las valijas y te asomaste a ver el sol en tu jardín, fuiste allí rápidamente, pausadamente? ¿Echaste una ojeada a las plantas o mirás cada una sabiéndola descubriéndola? ¿cuidás tu jardín, hablás cantás con la regadera en la mano? ¿estás cansada de vuelta del viaje Diana? ¿estás contenta? ¿alguien te acarició , jugó otra vez con tu melena de fénix, te besó los párpados como quien desea tocar. Una mirada así de azul así de gris según el tiempo ¿fuiste feliz Diana? ¿intenso y duro el viaje? ¿acomodaste la cabeza en el asiento del avión? ¿descansaste? ¿estás repleta de memoria de sentidos por el viaje Diana? ¿comerías conmigo para contarme? ¿pasaste hambre en la estadía Diana pasaste hambre? ¿te embriagaste? ¿en algún momento llegaste a marearte por el viaje? ¿en algún momento sentiste esa nada en la boca del estómago allí donde dicen que está el alma? ¿Llenaste con qué esa nada con la gente, con las cosas, ¿tuviste necesidad? ¿observaste la vida tranquila? ¿así como te veo ahora calma y sabihonda? ¿Conociste la muerte en el viaje Diana? ¿abrazaste a muchos, te abrazaron ¿ ¿gozaste , tradujiste el amor loca de deseo? ¿hablaste demasiado, callaste demasiado?

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¿por qué estás diciéndome que escribir es lo único que tenemos? ¿Estás cansada, es por eso, porque estás cansada del viaje? ¿Querés dormir, recostarte en un hombro, querés reír, llorar un poco? ¿Acaso el viaje mismo no te consuela? ¿ no es como el tacto de otra mano, no lo es verdad? ¿Comerías conmigo para contarme? ¿ya floreció la rosa en tu jardín? ¿es tan bella? ¿Los pétalos reventaron plenos de vida, la vida es púrpura después de un viaje, Diana es así? FINÍSIMA CUERDA El pez muere por la boca, muerde una ilusión casi carnal y una cuerda finísima lo empuja hacia arriba. Es aquí, en la superficie con la ilusión a medio masticar que el pez divino muta en pescado. Los perros se acercan y el pescador se afirma: vendrá la muerte y tendrá tus ojos. Alguien que cierre esa mirada tonta, insensiblemente neutra. Es aquí, en la superficie. Tu boca no emite siquiera la burbuja que pudo haberte salvado, largar el aire, girar hacia otra parte. Al pescador no le bastan tus ojos; corta la cabeza y la arroja en un balde. Vendrá la muerte otra vez como carnada, como quien dice agua va. Buscaré la finísima cuerda, morderé el anzuelo. Es aquí la cosa es aquí, en la superficie.

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LA HORMIGA Venía invierno y me propuse cargar la hoja brillante o sea para guardar haber. Era esbelta, sostuve la hebra o el bulto incomprensible de llevar, tenía el para qué, tracé caminos para ir y volver e ir de vuelta; verdes brillantes, hojarasca, todo para qué, invierno venía. Ahora estoy aquí, guardada, aterida, recuerdo la luz, la carga, la alegría de llevar y traer, y el agobio ( porqué habría de extender sus alas la mariposa un díadijo en voz alta la hormiga). Invierno vino. Ha traído hasta aquí hojas, hay que comer, la tierra está fría y húmeda, puedo tocarla estirarme en el alivio o tiritar. ENTRE LA PENA Y LA NADA Habría que nacer riendo a carcajadas Como hilo de fe, como costumbre. Pero amor y dolor es lo que expulsa. Curioso, la gana del llanto primero, “que grite, que llore, que respire de una vez” y el alivio, así. Curioso, la palmada en la nalga. Y luego chupar, prenderse, y el hambre: la necesidad. Saciados o no, a dormir se ha dicho. La mañana y la noche, asombro por lo que hace la luz con uno. Y el despertar y el moverse, crecer, dormir. El cielo es otro mundo. La calle es otro mundo.

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El otro es otro. La risa llega después. Como alegría o canto. La burla llega después y es puro rictus, pura alegoría. Hay dicha entre la pena y la nada, entre el sonido y la furia, la duda, el estertor. Gracia y piedad. Sí, como reír a carcajadas. DICHOSOS LOS QUE BATEN PALMAS… Dichosos los que baten palmas y hacen ruido con los pies, y contestan a los títeres, al actor que bromea y ríen, dichosos el sordo que canta y silba y el ciego afinado que mueve su cuerpo y apunta su cara al cielo. Dichosos los que saludan por la calle bailan sueltos de andar, de nada para perder, más pudorosos que Dios, sinvergüenzas, dichosos. Dichosos los que copulan dormidos y al despertar copulan despiertos, los viejos que charlan con sus atadillos y se burlan de las palomas y del frío. Dichosos los que lloran porque son tristes y los que ríen cuando la lluvia empapa lo puesto a secar, dichosos el rojo, el azul y el amarillo.

IRENE GRUSS

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“Roma” y “La Favorita”: comienzan a imponerse nuevos estilos femeninos cinematográficos. **** MUY BUENAS

La carrera por el Oscar 2019 estuvo signada por la prevalencia de dos cintas que se alzaron con diez nominaciones cada una. No sólo se han constituido en las principales aspirantes a ganar el máximo galardón de la gran noche hollywoodense sino que, fundamentalmente, implican propuestas originales y con nuevas perspectivas que vienen a romper los esquemas seguros y cómodos de hacer cine. La primera de ellas es “Roma”, la cinta mexicana dirigida por Alfonso Cuarón (Y tu mamá también, Niños del hombre, Gravedad) que la plataforma de streaming Netflix se ha encargado de distribuir. Llamó la atención de la crítica especializada tempranamente cuando ganó el León de Oro en el Festival de Venecia y, a partir de

ahí, la convirtieron en la cinta protagonista de todas las premiaciones habidas y por haber. Sus victorias en los Globos de Oro, Critics Choice y Bafta la consagraron como la favorita para ganar el premio de la Academia en una edición que pudo hacer historia pero que no lo fue. La película fue ganadora de tres premios Oscar en las categorías de mejor película de habla no inglesa, director y fotografía. También competía en mejor película (y todos los pronósticos auguraban esa doble victoria) pero sucumbió ante el encanto de una “Green Book” (Peter Farrelly) amable y efectiva, que le arrebató la gloria en el último instante. La Academia de Hollywood dejó pasar la oportunidad de premiar la cinta mexicana que más polémica introdujo en el seno de la sociedad mexicana y, por qué no decir, de toda Latinoamérica. La historia de Alfonso Cuarón visibiliza un sector históricamente desplazado y oculto: las empleadas domésticas. El director (también responsable de la fotografía y del montaje) firma un guion basado en experiencias personales y de tinte autobiográfico que nos sitúan en el México de la década de 1970 en

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medio de profundas transformaciones políticas y sociales. Cleo (Yalitza Aparicio, nominada al Oscar a mejor actriz) es la empleada de origen mixteco de una familia de clase media alta y la historia narra las vicisitudes que debe padecer en ese contexto histórico. Con una mirada microscópica, Cuarón nos sumerge en miles de detalles de gran significación para los que vivieron esa época. Y es gracias esa particular mirada que el argumento se centra en la tierna Cleo (la empleada doméstica) y no en los miembros de esa familia acomodada. La protagonista termina siendo el centro de aquel hogar al encargarse de cada tarea junto a su compañera y de la crianza de los niños cuya madre (Marina de Tavira, nominada al Oscar como mejor actriz de reparto) sufre el abandono de su marido. Sin lugar a dudas que los recursos estéticos, como es la fotografía en blanco y negro y el impecable trabajo de edición y mezcla de sonido que subraya cada detalle (la protesta de estudiantes, la radio, el afilador en bicicleta, la banda, el auto, etc.), colaboran para recrear un mundo donde las clases sociales se encuentran perfectamente delimitadas. Justamente el protagonismo de Yalitza, una joven de rasgos nativos y con

nula formación actoral, desnuda los más profundos sentimientos discriminatorios que nuestras sociedades pretenden esconder. La segunda película en cuestión es “La Favorita”, del director griego Yorgos Lanthimos (Canino, Langosta, El sacrificio del ciervo sagrado) y ganadora de un premio de la Academia. Sin lugar a dudas, se trata de una historia irreverente, retorcida y desfachatada que se conjuga perfectamente con las radicales perspectivas de un realizador que jamás deja indiferente al espectador. Por primera vez, este director desarrolla una historia en la que no tuvo algún grado de intervención. La cinta nos muestra a la reina Ana de Inglaterra (Olivia Colman, ganadora del Oscar a la mejor actriz) en medio del conflicto bélico con Francia. Abigail Hill (Emma Stone, nominada al Oscar a la mejor actriz de reparto) llega al palacio a principios del siglo XVIII para pedirle empleo a su prima Sarah Churchill (Rachel Weisz, nominada a la mejor actriz de reparto), una mujer políticamente fuerte que se aprovecha de la debilidad física y mental de la monarca para ser la autora de decisiones de gran trascendencia para el reino. El poder de Sarah correrá peligro cuando su prima Abigail desnude su deseo de

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ambición al lograr el favoritismo de la reina a través del sexo. Con una recreación impecable de la época en diseño de vestuario y producción y utilizando sólo luz natural para crear contrastes en todo momento, el escenario nos prepara para adentrarnos en un mundo de anhelos de ascenso social y poder político a cualquier costo, pero con las relaciones carnales de todo tipo como moneda de pago corriente. La historia en sí nos muestra la grandeza de la aristocracia a la vez que va deshojando ciertos secretos que permanecen ocultos pero que son presentados como herramientas de poder y control (y de descontrol también). El particular y excéntrico ojo del director en la creación de planos de diversa naturaleza nos sumerge en un relato irónico y distorsionado desde lo narrativo, técnico y estético de una manera apabullante. Es que el trabajo de director logra hablar por sí mismo: es capaz de desnudar las miserias humanas con sarcasmo, vulgaridad y elegancia (así de heterogénea pero homogénea a la vez es esa perspectiva visual). El trío de actrices es el punto fuerte de una historia de tres mujeres que se introducen en el juego político propio de los hombres a través de la manipulación y el engaño. Lanthimos se atreve a subrayar una cualidad poco vista

en esa época: mujeres fuertes, respetadas, ambiciosas, desafiantes y apuntaladas ante el mundo tallado por los hombres. En mi opinión, este trabajo coral es lo mejor de la cinta. Ambas propuestas, con las grandes diferencias artísticas que presentan, tienen algo en común: muestran mujeres que se empoderan, que son capaces de sobreponerse a sus realidades, que se esfuerzan para lograr sus objetivos y que avanzan dentro de los terrenos masculinos. No por nada las cinco actuaciones de estas actrices han sido celebradas de distintas maneras. Van apareciendo nuevos horizontes cinematográficos que se animan a indagar en modelos de mujer más a tono con el empoderamiento que se ha transformado actualmente en algo imparable. LEONARDO ARCE

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“EL POETA ES UN HOMBRE DE HONDURAS” ENTREVISTA A OSVALDO GUEVARA Por JORGE LUIS CARRANZA

Nuestro colaborador y amigo Jorge Carranza viajó a la ciudad de Villa Dolores y entrevisto al poeta Osvaldo Guevara. El mismo, en esta jugosa entrevista, dio su mirada sobre la literatura, la poesía, la actualidad y nos regaló un par de poemas. Una entrevista imperdible, de un verdadero grande de la poeta cordobesa y nacional. Un hombre sabio pero humilde, que habla como escribe, respira poesía. -Osvaldo, usted afirmó que el poeta debe ser emisario de lo humano. ¿Podría extenderse un poco sobre esa afirmación? -Lo que he dicho se aplica fundamentalmente a mi concepción personal de la literatura, lo que no significa que sea una norma de exigencia absoluta para quienes escriben de otra manera. Entiendo que el poeta es un celebrante de la vida aún con sus tristezas y sus angustias que no le faltan, con su sensibilidad. También debe ocuparse de la situación social de los que menos tienen, dejemos de lado cualquier etiqueta partidista o ideológica, se trata de una cuestión de solidaridad humana. Una

zona de nuestra producción (espontáneamente, no porque nos propongamos) debe también recoger esas inquietudes propias del momento histórico que se está viviendo y de las circunstancias socioeconómicas por las que atraviesan muchísimas personas, aunque se diga que la pobreza va disminuyendo, creo que eso es una estadística mentirosa, creo que hay muchos pobres y va a seguir habiéndolos y creo que es nuestro deber ocuparnos de aquellos que no tienen voz o que si tienen voz, es inaudible. Mi actitud, no es fanática, no es dogmática y tampoco traza una fórmula de medida del colega. Entiendo que la poesía debe estar vinculada al

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otro. Uno se enriquece cuando comienza a existir el otro. -Claro, una poesía de hombre para los hombres, decía Ud. ¿No? -Exactamente, usted lo ha definido muy bien. -¿O sea que hay una relación entre la poesía y la vida? -Total, total. Generalmente el poeta es, o ha sido, un poco escapista de la vida. Creaba mundos fabulosos o realidades seleccionadas por él, por su imaginación. Pero yo creo que la vida debe en plenitud integrarse en nosotros y de ahí brotar en canto. Como ejemplo de estas actitudes escapistas hay un movimiento que me llega muy de cerca porque yo lo practiqué con mi poesía, porque lo estudié, que es el modernismo que casualmente se refugiaba con frecuencia en el pasado o en civilizaciones exóticas para establecer una visión de la vida que tal vez metafórica o simbólicamente fuera la del hombre de carne y hueso, pero que no mencionaba de manera explícita y frontal a ese hombre de carne y hueso.

-Claro, la importancia del silencio en la poesía… ¿Usted le ve relevancia al silencio? -Le agradecería que me aclarara un poco más el significado que usted le da al vocablo “silencio”. -Sí, hace falta que haya un silencio que preceda a la poesía y un silencio que después de la poesía exista también, ¿no? -No sería mi caso o no me he detenido a contemplar ese aspecto de la escritura. No, yo creo que cuando y esto es muy personal, tampoco sienta algún recetario general, o no intenta eso, que cuando yo de pronto siento en el corazón y en los labios una frase, un término, una expresión que tiene un valor literario, lo tomo como punto de partida tratando de mantener el nivel de eso que brotó espontáneamente y que a veces puede ser un hallazgo, un hallazgo excepcional, que se singulariza por su valor en sí. El trabajo reside en mantener el resto de lo que ya se escribe en un acto volitivo a ese mismo nivel. -Claro, como mantener la temperatura interior -Exactamente, estimado amigo, más que nada juzgo que si algo se ha logrado es por la paciencia

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de corrector, de auto corrector. El poema en bruto, puede estar lleno de hallazgos, de destellos pero siempre requiere una segunda visión más tranquila, más crítica. -Reposada -Más reposada, más aguda para que, rompiendo esa tendencia a enamorarnos del propio texto que tenemos los autores, sepamos verle sus falencias y tratemos (ojalá que con éxito) de solucionarlos. -Alberto Girri, que tiene meditaciones sobre la poesía realmente muy ricas dice que “El poema debe ir creciendo y el poeta se debe ir retirando”. Un poco quizás eso es, trabajar para que ese ser que nació sea el e ir limpiando un poco ¿No? -Entiendo que la tarea de limpieza es inevitable y no creo que haya habido poetas que no corrigieran. Incluso basta ver los originales de Martín Fierro de José Hernández que parece una larga payada espontánea y hay muchísimos retoques de la mano del autor. Podríamos ver cualquier otro texto en su versión primigenia cuando fue escrito a mano, tiene todavía los temblores que lo han agitado al

poeta y vamos a ver que después ese texto completo de correcciones. No sé, discúlpeme si soy muy extenso… -Al contrario, vamos muy bien. ¿El poema suelta al poeta o el poeta suelta al poema? -Eso es un problema que a veces el poeta no resuelve con felicidad. Cuando el poema dice basta y él quiere seguir agregando más versos, más hallazgos, si ha tenido la suerte de lograr hallazgos ya en lo que ha brotado hasta ese momento. En ese caso yo creo que lo mejor es si, respetar (y ahí vendría bien la palabra silencio, bien empleado) el silencio a que se llama el poema. El poema se llama a silencio y entonces uno no debe insistir. Hay una expresión memorable de Juan Ramón Jiménez: “No la toquéis ya más, que así es la rosa”. Es decir, deja la rosa que has nombrado como tal, no retoques más, porque ya la puedes echar a perder. La puedes hacer repetitiva. -Clarísimo, ¿Todo puede ser material para un poema? -Y… Sí. Depende de cómo llegue a ese hombre el poema. Hombre que está viviendo la vida inevitablemente con todo lo que la vida

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da y quita y que se siente tocado por la vida y a veces un giro por ella y en ese caso, lo importante es que el poeta cuando siente que algo se asomaba a él para quedarse, que lo retenga y sea digno de eso que le llegó, tal vez a través de una cierta magia misteriosa, mantenga su presunto nivel de excelencia. -¿Es un hecho espiritual el poema, Osvaldo? -Fundamentalmente. Yo creo que si el poeta escribiera solamente con su carne, tendríamos muy buenos poemas eróticos. Pero los otros que rasgan las coberturas de que puede estar cubierta cualquier manifestación de la vida, eso, esa sagacidad para penetrar en los intersticios de la realidad sea… el pájaro sentado en el cable, una mujer que pasa o un ciego mendigando… leer más allá de esa apariencia, tener la sagacidad de penetrar. Pero todo esto lo digo yo muy suelto de cuerpo, la verdad es que cuando uno está en medio del poema se angustia, se preocupa, se equivoca… -Va y vuelve. -Se pone de mal humor, va y vuelve, no deja pendiente la casa y está como esa ama de casa

que ha dejado algo calentándose y quiere volver rápido porque teme que eso que ha dejado se ha derramado y se ha perdido porque no previó ella el tiempo adecuado que debía dedicarle. -Seguro, seguro. Usted afirmó en una oportunidad que en su trabajo creativo busca la simplicidad, nunca la simpleza. -Que buena pregunta esa. El poeta es un hombre de honduras y naturalmente cuando recrea su interior y lo refleja con verdad y belleza, esa hondura puede resultar hermética para el lector. No todos los que leen son típicos literarios o licenciados en letra o poetas que pueden inferir como poetas; hay gente que no tiene una preparación previa para acceder al poema con una visión totalizadora o relativamente penetrante de lo que el poema dice y…, yo pienso también en ese lector. Entonces en mi caso, tratando de no perder hondura ni singularidad expresiva, dentro de la sencillez expresiva a través de la cual yo busco la belleza, que ese poema resulte accesible. Pero cuidado, que la búsqueda de claridad no signifique una pérdida de calidad. p

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-Es un equilibrio. Ni tan claro… Ni tan oscuro… Es como un trasvasamiento, hay como un trabajo arduo. -De todas maneras cuando el poema suena un poco retórico porque uno está haciéndose de su información y de sus lecturas, algo indica que eso podrá ser un acierto pero que no es algo esencial. Algo esencial hablando en términos espirituales, las palabras que usted tan oportunamente trajo a colación. La realidad del poeta es como una manifestación espiritual. -¿Usted, Osvaldo, tiende a la concentración o a la expansión en su escritura? -A la concentración. Ahora, antes no, tengo… -Épocas -Si… Tengo poemas larguísimos y creo que son inoperantes porque la misma lectura del poema al oyente, si es largo, termina por hacerle perder interés. No se puede mantener esa sagacidad, esa capacidad de penetración como oyente o como lector de un poema de otro, de manera sostenida y permanente si es un poema largo. Yo tengo suerte, y eso también es un hecho de azar

fortuito o alguna musa que se apiadó de mi valimiento lírico, tengo un poema largo pero que ha tenido suerte, parece que ha logrado mantener su nivel. Es La Oda Al Sapo. -La Oda Al Sapo, sí… sí. ¿Recuerda más o menos cuantos años hace de esto? -Y… sí. Fue publicado en el 60, pero venía de mucho antes. Fue publicado cuando conseguí publicarlo, logré publicarlo a través de la revista Laurel, un ícono en la cultura de Córdoba, que dirigía Alberto Díaz Bagú. Él lo publicó, como simplemente un cuaderno, no era un libro, no tenía la entidad física de un libro. Y se llamó esa publicación “Oda Al Sapo y Cuatro Sonetos”, eso fue todo. De los sonetos, de los cuatro, dos han sobrevivido porque tenían en sí también, dentro de la inexperiencia mía hasta entonces, tenían ya logros que le daban cierta expectativa de perdurabilidad y el poema del sapo que puede ser, en algunos momentos desparejo o falto de esa tensión que se requiere para mantener en alto la ofrenda, yo creo que dentro de todo, en general salva su pretendida altura expresiva. p

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-Claro, el juez de los poemas es el tiempo. El tiempo es el que va a decir cuál poema perdura. Por ahí a esta gente joven que quiere en seguida publicar rápido, también decirle, dale tiempo al poema, porque va a necesitar más tiempo todavía. Por ahí hay urgencias en la gente actual. -Si… y sobre todo que ahora ya se exime al autor de tener un conocimiento del idioma, de tener una cierta formación gramatical incluso y entonces el poeta se siente como en un terreno sin alambrados, sin límites y escribe a veces lo que le viene en mente y… -Un espontaneísmo ¬-Exactamente, que puede ser peligroso pero quizás por una espontaneidad se logra… -Algo, aparece ahí una perla. -Sí, una perla pero generalmente creo que hay que transpirar, no solamente respirarlo al poema, sentirlo como una respiración que brota desde lo más hondo del ser si no también que hay que transpirar y después pulir. Con la lima puliendo, mejorando en lo posible ese producto para que forje forma y sea una unidad indisoluble.

-Justamente de eso le iba a preguntar. ¿Qué pesa más en su poesía? ¿El sentido, el significado o la sonoridad, la musicalidad...? -En mi juventud pesaba más la sonoridad, la musicalidad, el impacto, la impresión que yo producía en el otro. Soy muy sensible al sonido a veces onomatopéyico que producen ciertas letras y a mí me fascina la “U” por ejemplo. -Uvitas del campo -Sí, sí, sí. Me fascina la “U,” las “L”, son levísimas, son alas de libélula. Y ahí he estado empleando “L” sin querer. Entonces yo he sentido esa… paquetería o esa coquetería de impresionar al otro a través del sonido, pero después vino el sentido y ahí sí sentí que estaba en el verdadero camino. -Pero queda abajo, también ese sonido… -Ah no, queda lo otro porque nos estamos olvidando de un invitado de honor de la cobertura de la poesía. Aún de la más trabajada, de la más cerebral. Aún la poesía como la de Valéry hecha con unas unidades de medida absolutas. Aún esa poesía no puede evitar que se infiltre el p

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inconsciente, ese gran sótano en que se va depositando todo lo que nosotros somos, lo que decimos, lo que pensamos y que está en nosotros y que aflora a veces cuando menos lo hemos esperado y que a veces nos traiciona, nos hace decir lo que no queríamos decir. -Nos traiciona para bien -Exactamente. Un amigo, Juan Otero Pizarro, que se jubiló como usted, como magistrado me decía que cuando él estaba con una dama ciertas palabras que ella elegía en su conversación, o no elegía estaban dictadas por el inconsciente. Entonces esa dama empleaba palabras como: “Habitación”, “puerta”, “cama”. He considerado que el subconsciente la estaba delatando. -Claro, se entiende, se entiende. Y un poco por eso es como que no se tiene un absoluto control de lo que escribe uno y está bueno que eso sea. -Si… Usted dijo que…. No sé si le entendí mal. Que en cierto modo el poeta pudiera seleccionar los poemas que van a perdurar, porque tenemos esa pretensión, que el poema sigue hablando. Tenemos esa vanidad post mortem, yo me muero pero el

poema va a seguir nombrando. No me voy a morir del todo. Aunque yo ya no lo voy a poder disfrutar, no es que no creo en otra vida, pero no voy a poder volver a ese poema con vanidad para decir “Ah como gusta”. Pero aun así creo que lo que uno selecciona como mejor “Ah este va a quedar”, a lo mejor no se cumple la realidad, lo que menos usted pensó, perdura. Ya no podemos hacer una selección post mortem. Es mi creencia, “Si, yo creo mucho en este poema”, “Este poema me ha dado mucha satisfacción, lo noto más logrado que otro”. Y a lo mejor es el que primero es devorado por esas fauces siempre hambrientas del olvido. -Seguro. ¿Qué valor le da a la emoción en el poema? -Un valor peligroso. No debemos dejar que nos deporte, que se adueñe ella del poema, quitándonos a nosotros el dominio artístico de esa herramienta inefable que es la palabra. Que tengamos control de la palabra y que las emociones no nos lleven demasiado lejos porque el poema puede ser muy emocional, pero poco poético. -¿Qué valor le asigna usted,

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Osvaldo, a los talleres literarios? -Y bueno… Depende de quienes lo dictan y de quienes asistan. Yo he conocido gente que no tenía ni conocimientos, ni didáctica, ni jerarquía en lo que producía por su propia cuenta como para guiar a otros. Y muy sueltos de cuerpo, tenían un taller y cobraban bien. Entonces yo creo que antes que nada que si va a dictar un taller, debe considerar que posee los elementos que al otro le puedan ser útiles, le puedan ser de provecho. Saber qué

enseñarles, qué corregirles, qué respetarles. Eso sí, que el poeta, escritor o cualquier persona que quiera conducir un taller considere qué puede dar, qué puede ayudar a mejorar al poeta, o al cuentista, escritor en general. O sino que se dedique a ganar dinero de otra forma. Y ni gratis lo dicte. -Claro, porque por ahí hasta puede hacer daño -Y claro. Y el que asiste también, si cree que va a escribir como Gelman, porque Gelman dictó un taller, yo creo que se equivoca, pobre. Gelman es Gelman y realizó un camino para llegar a eso y no dos

sesiones de taller. Requiere de una búsqueda consiente de las limitaciones y una atenta observación de lo que le dice el que se supone que está capacitado para enseñarle. ¬ -Realmente. Estamos en un mundo en el que todo se compra y se vende y ahí se intenta poner la poesía. -Sí. Hay poesías hechas por robots incluso. ¡Y pueden tener aciertos!, pero si falta el hombre esa poesía es una poesía, digamos metálica. -Totalmente, que buena expresión Osvaldo -Falta el temblor, el aroma de la piel humana. -¿Qué le diría a alguien que está dando sus primeros pasos en la poesía? -Que lea. Que lea mucho. Al principio va a repetir su lectura, involuntariamente, inocentemente, va a plagiar. Pero después eso entra como un capital que queda en el lector, y un buen día, asoma. Transfigurado por su personalidad, transformado eso (de modo que no parezca plagio). Transp

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formar esa lectura, transformar esa base, transformar ese conocimiento a través de la propia alma del propio espíritu del que escribe. -Como un sustrato que se va… -Como un sustrato. Se va mejorando por dentro y cuando se ve, se va mejorando en el gusto, en la capacidad de selección y después esa mejoría sea personalizada. Ya hecha individual, ya hecha personal pasa a beneficiar al propio poeta. -Sí, Borges decía que él era mucho mejor lector que escritor. Con su sagacidad, su ironía y… -Sí, valga como frase ingeniosa. Nosotros preferimos al Borges escritor que al Borges de las vastas lecturas. -Por ahí hacía como una ostentación un poco de eso… -Es curioso, rastreando la prosa de Borges, como emplea mucho el adjetivo “vasto”, la palabra “vasta”. La idea de cantidad, porque la división de él era vasta. Lo que perdura de él es la capacidad de trabajar esa vastedad y reducirla a quinta esencia. -Claro, una cosa así… condensa-

da. ¿Qué cosas lo conmueven, le duelen de este mundo actual? -La injusticia, la legitimación de la deshonestidad. Yo creo que ha calado tan hondo (porque el hombre lo permite, porque el hombre es sensible a eso y porque tal vez sea parte fundamental de su condición) en el ser humano ese valor de la corrupción, sobre todo si tiene poder, sobre todo si es gobernante, sobre todo si tiene un cargo expectante en la política. Que se considera como un deber moral, salir más rico de lo que se entró en un cargo, y de no ser así sentirse frente a los otros fracasado. O que los otros sean ya un club tácitamente formado de selectos de la rapiña y que digan “¡Pero este pobre infeliz no ha reunido más que 20 millones!” el fracasado. Porque se cotiza tan alto tener esos bienes que prácticamente seria como una aspiración. Como trepar una montaña alta, coronada de rayos que la prestigian, cuando en realidad sería simplemente un monumento elevado a la corrupción. -O sea, nada más alejado de lo que es el otro, que es lo que p

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usted ha dicho al comienzo de que comenzamos a hablar. El otro como materia de cambio, como un medio para llegar a… -Mirarlo, sentir lo que le pasa al otro. Usted tendrá en su casa algún jardinero que lo ayuda, una señora para ayudar con las tareas. Y qué interesante aparte de remunerarla como corresponde y premiar los méritos si los tiene, qué interesante ver qué le pasa a esa persona, porque un día viene con ojos tristes, no desinteresarse de eso también y no ocuparse únicamente de ciertos interlocutores para ver porque tiene un estado anímico así… descendido. Porque no tener sensibilidad para ese ser que no sabe tal vez lo que le pasa y que puede recibir una valiosa ayuda de nosotros. El otro, siempre es el otro. Hasta… el que nos toca como compañero de asiento en un viaje, yo me entero que ese hombre va lacerado por una pena profunda y no me es indiferente, trato de ayudarlo. -Lo acompaña un trecho. -Lo acompaño un trecho y le digo lo que pienso, tal vez con pedantería, con ingenuidad… en la pedantería y con eso lo puedo ayudar.

-Y usted recibe de él también… -Totalmente, si el otro mejora estando conmigo, quiere decir que yo estoy mejorando. -Muy lindo Osvaldo. La verdad muchas gracias… -Gracias a usted -…por la poesía y por toda esta sabiduría que ha compartido con nosotros este rato -Bueno, yo tengo que felicitar al motivador de las respuestas. Imagínese que si usted no me hubiera preguntado con agudeza, iba a ser un reportaje estádar. Pero usted ha removido en mí estratos muy íntimos, muy hondos y eso ha significado que se caldeara y se coloreara mi palabra con una emoción que ojalá no haya sido exagerada -Gracias Osvaldo, gracias por siempre.

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FERIA DE FOTOS EN CÓRDOBA

La Feria de Foto es un evento itinerante enfocado en la venta y exposición de obra fotográfica. Una experiencia motivadora y enriquecedora para los amantes de la fotografía, fotógrafos profesionales y aficionados. Desde La Fotosfera Producciones nace esta iniciativa de crear un circuito de venta de obra fotográfica de autor en donde autores independientes puedan mostrar y vender sus fotografías en una amplia variedad de soportes, tamaños y formatos. El espacio se encuentra dividido en diferentes sectores donde los visitantes pueden encontrar obras de autor, que recorren los distintos géneros de la fotografía por ejemplo paisajista, retrato, fotografía callejera, arquitectónica, macrofotografía, fotografía de naturaleza, foto arte, documental, fotografía esteneopeica, desnudo, fotografía aérea, fotografía de autor, astrofotografía, fineart, fotomontaje, cianotipo, entre otros. Además hay un espacio destinado a la venta de productos para fotógrafos, desde insumos y libros hasta souvenirs y merchandising. También como un espacio de formación durante el evento se ofrep

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cen charlas abiertas de artistas con gran trayectoria donde muestran su obra y cuentan sobre su experiencia a lo largo de este oficio y profesión. Además como cierre se desarrollan intervenciones musicales. La fotografía se volvió el hobbie de estos tiempos y consideramos que es importante destacar a aquellos que trabajan en este “oficio” dando la posibilidad de mostrar su obra fotográfica ofreciéndoles promoción y difusión, y un espacio físico donde puedan exponer y vender su trabajo. Se ha realizado cinco ediciones, cuatro entre los meses de Mayo y Diciembre 2018, por la que circularon alrededor de 1200 personas. Público visitante diverso desde artistas, estudiantes, fotógrafos profesionales y aficionados, niños, jóvenes y adultos. Participaron de la experiencia 73 fotógrafos expositores de la ciudad de Córdoba y de localidades del interior y de países vecinos. La última se realizó el 27 de enero de la Localidad de La Granja, con gran afluencia de público. En la Tercera edición, la Feria De Foto fue Declarada de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba. Las organizadoras Gretel Martínez y Sol Pérez nos dicen que desde la Feria de Foto ocupamos los espacios, a fuerza del esfuerzo de cuatro ediciones nos propusimos trascender el evento cultural concentrado en dos días y generar una plataforma de trabajo pensada a futuro. Son múltiples los espacios y las acciones desde donde se puede afianzar vínculos, promover la visibilidad, la compra de obra fotográfica y activar desde diversas acciones la circulación y exposición. Creemos con firmeza que estas acciones son las que en definitiva posibilitan que el mercado fotográfico prospere y adquiera solidez para la divulgación de fotógrafos emergentes en sus primeras relaciones con el mercado del arte fotográfico. La organización está a cargo de La Fotosfera Producciones Email: lafotosfera@gmail.com, Fan Page: https://www.facebook.com/La-Fotosfera-Producciones p

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LOS FANATICOS DEL TIRAMISÚ DE NARANJA El ritual ha de cumplirse. Siempre. Todos los viernes al mediodía, a la una. Llueve, truene o queme el sol. El lugar es el de siempre: el Café Del Alba, en la parte tranquila de la peatonal. En primavera las flores de las glorietas de nuestra querida peatonal, se reflejan en sus vidrios. Siempre hay movimiento. Latente está el posible encuentro con alguien conocido, del ambiente de las letras o simplemente un oyente o lector, algún amigo, un conocido que pasa y saluda. Lugar de encuentro, de eventos, de presentaciones de libros, de exposiciones de fotos, de músicos que al atardecer presentan sus trabajos en la puerta, a la gorra o al sombrero. Un lugar donde están todos o casi todos los libros de los autores cordobeses, de poesía y relatos, consagrados o no, ordenados por autor o por editorial. Una carta–menú que es un libro de cuentos, lees una historia, mientras pedís el tostado. Café del Alba es un proyecto familiar que fusiona Café y literatura, hecho cada día con p

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mucho, mucho amor. Desde el amor en el que está conformado su staff, realizado cada café y desde el amor que enseñan sus empleadores, que más que la cara de un lugar, son parte, todos, juntos con los clientes, de una gran familia. El café es un lugar de varios encuentros, que todos a su vez, generan un cálido ambiente, que haga frío o calor, se puede encontrar dentro del mismo un respiro de la ciudad, como un oasis dentro de la misma. Música, libros, talleres literarios, encuentros, eventos, hacen de este lugar, que sea único e irrepetible. Además, a un precio accesible por lo que uno puede sentirse satisfecho pagando muy poco. La calidez humana y la mejor atención, hacen que la experiencia por el café sea inigualable y no se quiera acudir a otro lugar, ni una vez más. Café del Alba, un cálido lugar de encuentro con la literatura, la música y los amigos. Un hombre solitario dibuja en un pequeño cuaderno. Otro toma nota. Aquella otra está leyendo ensimismada. Otros conversando sobre proyectos a realizar en el lugar. Gente que llega y deja encargos para otros. Todo con buena onda. Donde todos los viernes van a estar presentes si o si los fanáticos del tiramisú de naranja.

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SOL PÉREZ Sol Pérez nació en enero de 1983, en Córdoba Capital. Es fotógrafa, artista visual. Se formó en Cine y en Historia (UNC). Se dedica a realizar producciones artísticas y documentales en el área de fotografía; facilita y coordina talleres de fotografía e iluminación; analiza obra fotográfica y produce la Feria de Foto de Córdoba. Como activista del arte creó y llevó adelante “Proyecto Muros”, que consistió en una serie de exposiciones de fotografías – previamente impresas en distintos soportes de papel y ensambladas– en el espacio público. Los transeúntes eran invitados a llevarse la foto, y luego comentar en las redes sociales del Proyecto cuál había sido el destino final de la misma, en qué “muro” se había alojado. Con “Proyecto Muros” Sol recorrió distintas ciudades de América Latina. Actualmente expone en el Museo de Bellas Artes de La Boca de Artistas Argentinos Benito Quinquela Martín el ensayo fotográfico “Los Linyeras de la Boca”. p

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PH EDUARDO ALBERTO PLANAS


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