Ruega por nosotros | Boletín Salesiano - Mayo y junio 2024

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CARTA DEL DIRECTOR

¿Quién es esa mujer?

08

Graciela Pérez Alenórn y Alfonso Rodríguez

12

04 ¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO

EL SOL!

De la mano de María: un rosario con sello salesiano

07SINTONIZANDO CON DON BOSCO En el mundo entero

10 CON MIRADA SALESIANA

VALE LA PENA VIVIR ASÍ

Dejarse sorprender por la vida

24 SINTONIZANDO CON DON BOSCO

Una Madre en el corazón del sueño UN SUEÑO NOS INSPIRA

28 UNA MANO AMIGA

Buscamos acompañar, que los niños y jóvenes tengan un espacio de casa y patio, que se sientan queridos

16 CON NOMBRE Y APELLIDO

De las mujeres, la igualdad de género y el rol de los (y las) más mujeres

25 SABOR A BUENAS NOCHES

Te elijo como Madre

31 GALERÍA DE INSTAGRAM

11 DE PUÑO Y LETRA De tu mano, María

20 AQUÍ Y AHORA

Aquí está mi casa

26 DEL ÁRBOL SALESIANO

“Las hermanas uruguayas son heroicas” y “están dando hasta lo último por niños, niñas y jóvenes”

Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa

Director: P. Sebastián Ferreyra sdb

Editor Jefe: Lic. Gonzalo Martínez

Columnistas: Juan Manuel Fernández sdb y Lorenza Maguna.

Equipo de redacción de este mes: Nahuel Durand, Elisa Juambletz y Delfina Sosa.

Fotografía: ANS, Sofía Cayota, Diego Rodríguez, Pixabay, Shutterstock y archivo del BS.

Corrección: Graciela Rodríguez

Diseño: gustavo@tanganika.com.uy

Impresión: Mosca

Departamento Comercial: Luis Gómez

E­mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com

Celular: 092 432 286

Dirección, redacción y administración: Av. Agraciada 3181

CP 11800, Montevideo; tel. 2209 4521

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Email: boletinsalesianouruguay@gmail.com

Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro.

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Boletín Salesiano
Lo que aprendí de Maracaná

En todos los tiempos y en todas partes donde la Iglesia se ha extendido, la devoción, el vínculo íntimo, personal y comunitario con María, la madre de Dios, es una nota característica de la experiencia cristiana. ¿Quién es María que despierta tanta devoción? ¿Quién es esa mujer que convoca a la humanidad como madre? ¿Quién es la auxiliadora a la que recurrimos en los tiempos difíciles? Hay algo en María que atrae, fascina, da calma, seguridad, cobijo, calor. Esa es la experiencia creyente, la experiencia humana de la madre de Dios.

María es la mujer unida y conectada con cada persona, con toda la humanidad. Su vida y su historia convoca a la nuestra a seguir el mismo camino. Una vida colmada de esperanza en las promesas de Dios, abierta conadamente a la gracia que engendra la vida, dispuesta a salir sin demora para cuidar de los suyos cuando la necesitan, y de los otros, cuando se les ha acabado el vino. Peregrina, discípula, llora amargamente a los pies de la cruz y recibe como nosotros el don del Espíritu en Pentecostés.

María es madre. Ese es el modo en que ella es, el modo en que se relaciona con Dios y con la humanidad. Su identidad más profunda es la maternidad, divina y sobre la humanidad. Como mamá cuida, da sustento, protege, hace crecer, nos hace hijos y hermanos. No podemos prescindir de

nuestra madre. Siempre es refugio, lugar seguro donde encontrar cobijo, sabernos y sentirnos amados. La maternidad de María nos rescata de nuestras orfandades, de la soledad, de la tristeza y el sin sentido que nace de la falta de amor.

María es también maestra. Educadora porque sabe tocar la inteligencia, pero sobre todo la conciencia, donde se gesta lo más íntimo y personal de cada uno. María educa, forma y como todo educador, transforma la vida de los demás.

María es, en n, quien trae a Jesús a nuestra vida. Es en su vientre donde acontece el misterio de la encarnación, donde lo humano y lo divino se unen para siempre en Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre. Es en ella donde Dios acoge a la humanidad. Ella es, también, quien cuida del Dios-hombre, quien le enseña a ser auténticamente humano.

Una auténtica fe en Jesús no puede ignorarla ni puede prescindir de ella. La verdadera experiencia cristiana no está completa si no está ayudada por la mujer, la madre, la maestra quien nos trae y nos conduce a Jesús.

Los Salesianos de Don Bosco elaboraron, hace algunos meses, un rosario con cinco misterios que narran acontecimientos inspiradores de la vida de la congregación. El objetivo fue renovar la vida y la vocación de los hermanos de la mano de María Auxiliadora.

La figura de María acompañó toda la vida y la misión de Don Bosco. Ella lo ha hecho todo, decía emocionado en el atardecer de su vida, para rememorar los caminos transitados por la congregación salesiana en sus primeros años, que no estuvieron exentos de dificultades.

Desde el Sueño de los nueve años, del cual se celebran sus 200 años en este 2024, la Auxiliadora fue la maestra que guió los pasos del fundador de la congregación. Y es,

junto a ella, que los salesianos de la Inspectoría San José del Uruguay se plantean un proceso nuevo y transformador de la vida y la misión.

En ese sentido, en octubre del año pasado y en el marco de la Fiesta inspectorial, la Comisión Inspectorial de Formación (CIF) presentó a los hermanos un rosario particular: uno con cinco misterios para rezar narraciones emblemáticas y especialmente trascendentes para la vida de la congregación y de los salesianos en general. Son escenas inspiradoras, explicó desde la CIF el P. Sebastián Ferreyra al BS.

El primer misterio tiene que ver, precisamente, con el Sueño de los nueve años como ícono del proyecto que Dios confía a Don Bosco; el segundo con el encuentro con Bartolomé Garelli, el 8 de diciembre de 1841, en tanto experiencia central y primera para la congregación. En el tercero, en tanto, se reza a partir del primer joven residente del oratorio que, según el P. Sebastián, es el puntapié de una experiencia nueva y

carismática de Iglesia y en el cuarto se contempla la muerte de Mamá Margarita, donde Don Bosco le pide a la Virgen que sea ella la madre de los chicos del oratorio. En el quinto misterio, por último, se alude al envío misionero y a la llegada de los salesianos al Uruguay como experiencia transformadora

Ella es la maestra Con esta propuesta de oración queremos subrayar la dimensión mariana de nuestra vocación, confiándole a María nuestra vida en comunidad. María es la mujer que une con corazón de madre a sus hijos y la devoción mariana está especialmente en el centro de nuestro carisma no como idea o concepto, sino como experiencia espiritual. Que la oración y el encuentro nos ayude a crecer en una fraternidad evangélica que haga de nuestras comunidades y vínculos auténtica profecía de comunión. Este párrafo puede leerse en la presentación del librillo que recibieron los salesianos y es, justamente, un buen resumen de la identidad de la propuesta.

Pero la idea tiene más historia. Según el P. Sebastián, el contexto que le dio sentido a la elaboración de estos misterios con el sello de Don Bosco es un proceso que lleva varios años en la formación y se llama Comunidades más saludables. El proyecto atiende varios aspectos de la vida y la misión y pretende poner en el centro todo lo que ayude a vivir más plenamente la vida comunitaria y fraterna.

En la CIF, e imaginando la Fiesta inspectorial que se celebra en octubre donde todos los salesianos se reúnen para celebrar el rumbo de la Inspectoría en la figura del Padre Inspector, se generó una lluvia de ideas para definir algo simbólico que pudiera servirles para celebrar y renovar la vocación y la misión común. La primera conclusión fue categórica: tenía que ser de manos de nuestra madre. Ella ha sido la maestra y esa es la experiencia que distintos salesianos hemos ido compartiendo, explicó Sebastián al BS.

Fue entonces que se fue cristalizando la posibilidad de que, eso simbólico, fuera un rosario. Pero era más que eso. Queríamos fortalecer lo que nos une como hermanos, cultivar una

mirada más compasiva los unos con los otros y caminar hacia una confianza y fraternidad auténtica, de la mano de María, comentó. Según él, el rosario que diseñaron es un signo que concentra muchos aspectos de la vida salesiana, como la devoción mariana y la oración sencilla anclada en la cotidianidad. Además, las experiencias de Don Bosco que se rezan son muy potentes y nos ayudan a conectar con lo original, comentó.

El día que fueron entregados, los salesianos rezaron juntos en peregrinación desde la Parroquia de Colón hasta el Santuario de María Auxiliadora, en Villa Colón, y desde entonces se ha animado a que cada comunidad y cada hermano pueda rezarlo cuando desee.

El proceso de diseño

Las cuentas de madera están acompañadas por unas pequeñas imágenes de metal que evocan cada uno de los misterios salesianos del rosario. Su diseño estuvo a cargo de Juan Martín Helguera, un exalumno del Colegio Pío, que contó al BS que a la hora de dibujar los íconos se propuso pensar lo característico de cada uno de esos momentos y la emoción

central que transmitían las escenas.

Algunas imágenes tuvieron otros bocetos antes de llegar al definitivo. En el proceso, investigaron distintas representaciones de los acontecimientos y el resultado fue lo que se buscaba en un principio: imágenes concretas, sencillas, pero con mucho pienso en lo esencial a transmitir, contó Juan Martín.

Para este exalumno, el diseño fue un recordatorio y una manera de hacer síntesis de lo vivido personalmente junto a Don Bosco y María. Para mí significó sentirme familia, saberme parte de algo más grande en contribuir, con un granito de arena, con la oración de los otros, con un modo más salesiano de acercarse a Dios, aseguró.

Rezalo vos también:

En el mundo entero

Amigos y amigas lectores del Boletin

Salesiano:

Reciban mi saludo afectuoso y cordial en este tiempo. He podido ver el contenido del BS de este mes, siempre rico y lleno de vida, y en la lectura de sus páginas, me he encontrado con la presentación de tantos lugares salesianos adonde María Auxiliadora ha llegado.

Debo confesarles que cuando uno está en Valdocco, en el interior de la magnífica basílica de María Auxiliadora, donde todo habla de la presencia de Dios, no he alcanzado a imaginarme cómo ha sido realidad ese anuncio de la Auxiliadora diciéndole a Don Bosco que de aquí saldría su gloria al mundo. Y así es.

En el servicio de estos diez años como Rector Mayor me he encontrado con cientos de presencias salesianas donde Ella estaba presente. Y como en las últimas ediciones quiero hablarles de algunas cosas vividas para iluminar la reflexión.

Fue en mi última visita a las comunidades del pueblo xavante cuando pude tocar con mis propias manos la providencia de Dios y el bien que se sigue haciendo. Pude visitar varias aldeas y poblados del estado de Mato Grosso. Llegué hasta San Marcos, a la

Aldea de Fátima, a Sangrandouro, y en torno a estos tres grandes núcleos visitamos algunos más, incluso donde tuvo lugar el primer asentamiento con el pueblo xavante, que estaba herido por la enfermedad y con peligro de extinción, y que gracias a la ayuda de misioneros y a decenas de años entre ellos y acompañándolos ha sido posible llegar a la realidad de hoy con más de 23.000 miembros. Esto es Providencia y anuncio del Evangelio.

Tuve oportunidad de hablar ante autoridades civiles diversas. He agradecido todo lo que podemos hacer juntos. colaborando por el bien de este pueblo y de tantos otros. Y al mismo tiempo me he permitido recordar con sencillez, pero con honestidad y legítimo orgullo, que quien ha estado acompañando a estos pueblos durante 130 años, como ha hecho la Iglesia en este caso por medio de los hijos e hijas de Don Bosco, es digno de respeto y de escucha de su palabra.

¿Qué tiene que ver esto que estoy describiendo con María Auxiliadora? Pues sencillamente todo, porque es difícil imaginar un siglo de presencia salesiana entre los indígenas y que no se haya transmitido el amor a la madre de nuestro Señor y madre nuestra.

En San Marcos terminamos el día de nuestra llegada con una procesión con rezo del santo rosario. La virgen iba iluminada en plena noche en medio de la selva. Hicimos varias paradas en diferentes barrios y pienso que, indudablemente, Ella estaba recorriendo la aldea con nosotros, bendiciendo a sus hijos e hijas indígenas. No puedo saber si Don Bosco ya soñó esta escena de la Virgen en medio de los xavantes, pero sin dudas que en los latidos de su corazón estaría el deseo de estar con este pueblo y otros tantos.

En la fiesta de María Auxiliadora que celebramos en mayo, Ella estuvo presente en los corazones de sus hijos e hijas de todo el planeta. Primero en Taiwán y en Timor Este, después en India y en Nairobi (Kenia). Luego en Valdocco, en el Amazonas y en la pequeña aldea de San Marcos, que no es nada para el mundo, pero es todo un mundo para este pueblo que ha conocido a María, nuestra madre.

Desde Turín al mundo, deseo que sigan experimentando la cercanía de María Auxiliadora.

Rector Mayor Cardenal Ángel Fernández Artime SDB

Tiene 73 años. Pertenece a la Asociación Mamá Margarita que reúne a padres y madres de los Salesianos de Don Bosco desde 1997, cuando uno de sus cuatro hijos, el ahora P. Francisco Lezama, entró en la congregación. Integra el grupo de liturgia de la Parroquia San Isidro. Está casada con Luis. Tiene dos nietos.

Si tus amigos te definieran en tres palabras, ¿qué crees que dirían de vos?

Que respondo a los compromisos que asumo, que me preocupan las personas vulnerables y que me cuesta aceptar la autoridad cuando no emana de decisiones compartidas y consensuadas.

Tu lugar en el mundo Las Piedras, el lugar en el que nací y me crie, en el que conozco a las personas por su nombre y me saludan todos los días. Donde nos respetamos con nuestras diferencias y queremos el bien del otro. También asumo como propios los lugares en los que están las personas que quiero.

¿Qué cosas te hacen feliz? Compartir actividades con otras personas, pasear con la familia, ver crecer a los nietos y ayudar a quienes lo necesitan.

Una certeza en tu vida

Que aquello que nos salva, en el día a día y para siempre, es el amor Tanto a nivel individual como colectivo, solo la fuerza del amor podrá ayudarnos a ser nosotros mismos y a reconocernos como hermanos. La fe es la que nos fortalece en este camino.

Ser madre es

Confiar en tus hijos. Es haber dado lo mejor de ti, acompañar, transmitir valores con la palabra y los hechos. Es

saber que has recibido un regalo que debes cuidar para regalar a otros cuando ellos lo deseen.

¿Qué significa para vos ser la mamá de un salesiano? Una gran alegría, por diversos motivos. Implica la existencia de un llamado de Dios a un hijo que respondió sí. También por la elección del carisma de Don Bosco, por poner primero el amor a los jóvenes más desfavorecidos y proponerse estar siempre alegre. Como familia nos ayudó a conocer a este santo y a valorar todo el trabajo que realiza la congregación en diversas partes del mundo.

¿Qué es lo que más has aprendido en la Asociación Mamá Margarita?

Nuestra entrada fue muy escalonada. Al principio, diría que muy tímida. Con el tiempo, y a medida que se afirmaba la formación de Francisco, fuimos participando más y conociendo a cada una de las madres y padres. Lo que más he aprendido es a valorar el amor y el desprendimiento, y a la vez, la alegría que tienen por tener un hijo consagrado y la fraternidad que esto genera. Sin dudas, son seres especiales, incluyendo también a los que sus hijos han elegido otro camino. Nos hacen enamorar de la vida y agradecer a Dios por ellos.

¿Qué significa María Auxiliadora en tu vida?

Es la guía, la mujer que lo entregó todo por su hijo. Quien compartió todos sus momentos, los buenos y los malos. Quien supo acompañar y retirarse, hablar y callarse. Y que hoy se nos presenta en la realidad de tantas mujeres que aman a sus hijos, en cualquier condición que se encuentren. Junto a ellas podemos llegar a la madre de Jesús pidiéndole protección, unidos a través de la oración.

Tiene 19 años y es estudiante de Ingeniería. Vive con sus padres y su hermano. Es animador del Oratorio Cordón, que pertenece al Sector social Juan XXIII.

Si tus amigos te definieran en tres palabras, ¿qué crees que dirían de vos?

Me describirían como carismático, positivo y empático.

Tu lugar en el mundo

El oratorio, que ha sido un punto de inflexión en mi vida. Durante tres años asistí al liceo en Cordón y ahora estoy viendo al barrio desde una nueva perspectiva, como animador. Me ha enseñado mucho sobre la comunidad y el poder de la fe en la acción. Es un lugar donde puedo ser yo mismo, rodeado de amigos que comparten los mismos valores y pasiones.

¿Qué cosas te hacen feliz?

Mi conexión con los niños que vienen al oratorio. Disfruto enormemente el compartir momentos con ellos, jugar y aprender juntos. Su energía es contagiosa y me motiva a mejorar día a día, como animador y como persona.

Una certeza en tu vida Creo en el poder del optimismo y la empatía para transformar vidas.

Una persona importante para vos

Mi madre ha sido mi mayor influencia. Me enseñó desde chico a pensar en los demás y a mantener siempre una actitud positiva frente a los desafíos.

El oratorio en tu vida significa

Se ha convertido en mi verdadera vocación. Su efecto en mí es tan profundo que estoy considerando cambiar mi carrera para estudiar algo relacionado con el trabajo con

niños y adolescentes. Ver a los niños disfrutar, interactuar con otras familias del barrio y experimentar la alegría pura que traen consigo es algo incomparable. En cada sonrisa y abrazo, encuentro una muestra del amor de Dios y una renovación de mi compromiso con este servicio.

¿Cómo viviste la fiesta de María Auxiliadora que se celebró en Villa Colón?

Fue un evento especial y significativo para mí. Una experiencia nueva que me mostró cuántas personas encuentran en María una guía de caridad. Disfruté mucho el compartir las actividades junto a amigos y compartir momentos con los niños de otros oratorios. Sentí la unidad y la fuerza de nuestra comunidad salesiana, fortalecida por nuestra devoción común hacia María Auxiliadora.

María Auxiliadora en tu vida

Ocupa un lugar central en mi vida espiritual y en mi compromiso con el oratorio. Ella es mi inspiración diaria para seguir acompañando a los niños en su crecimiento.

Cada domingo, encuentro en el oratorio un refugio donde puedo conectar con mi fe y sentirme parte de algo más grande que yo mismo. Este último año ha sido especialmente significativo, ya que he sentido una conexión aún más profunda con María al guiar a más niños y jóvenes, con su ayuda y ejemplo.

Lo que aprendí de Maracaná

Los gurises corretean y uno de ellos canta con viva voz: ¿la violeta está? La respuesta parece obvia, pero igualmente no tarda en llegar. Sí, está. Otro niño revolea la bandera de la recorrida de un lado para otro, mientras el primero, que no tiene más de ocho o nueve años, responde desde lo más profundo de sí un entonces mueva que hace carraspear la garganta y desata los saltos y el borbollón de todos los que pasan por la cuadra.

Es el último día de la misión. Los animadores se despiden uno a uno de los gurises que han acompañado todo el año y deduzco en ellos un dejo de nostalgia, regocijo y agradecimiento. Siento a Dios moverse adentro. La última casa es la de aquel gurí que no deja de cantar alegremente por las calles de la reco violeta, como el mejor de los educadores. Llegamos y ahí sí, aparece el silencio. Uno de los animadores le regala su pequeña cruz de madera, que lleva pegada desde hace unos días a la remera bordó que dice Sal de tu tierra, y a varios les es inevitable derramar alguna lágrima. El niño observa con ojos emocionados, percibe algo especial y le devuelve, a cada uno, un abrazo apretado.

Esa imagen tiene muchos meses en mi memoria y en mi corazón. Vuelve a mí cada vez que pienso en el barrio Maracaná, en la misión de aquel grupo de JMS del Juan XXIII y en el oratorio que hace tres años acompañamos junto a cientos de gurises del colegio, que sábado a sábado eligen compartir su vida y su tiempo con más de 80 niños de esa zona de Montevideo. Recuerdo que esa tarde de diciembre me emocionó pensar que aquel momento donde el grito se convirtió en silencio, cerca de lo de Santi, sirvió para expresar un poquito de lo que ocurre cuando se gasta la vida en el encuentro y me mostró, también, qué es la serendipia, algo que en las páginas de los diccionarios

se define como un hallazgo valioso que se produce por casualidad o, quizás, desde la fe, por providencia. Maracaná es eso para mí.

En las últimas semanas, sin embargo, el barrio ocupó la portada de los diarios por un hecho de violencia extrema al que, como sociedad, no podemos acostumbrarnos. Muchos medios mencionaron todo tipo de detalles cruentos. Generalizaron, etiquetaron e incluyeron palabrerías grotescas para definir a Maracaná, roto, o, sin más, el barrio del horror. Dos o tres días después, sin embargo, los animadores del oratorio de hoy se imaginaron por un rato periodistas y se propusieron escribir sus propios titulares. Donde los medios quieren marcar distancia, nosotros nos encontramos con niños llenos de sueños, alegría, inocencia, juego y un barrio que es familia. Lugar de encuentro, de corazón a corazón

Escuchándolos comprendí, entonces, que aquel niño que cantaba aquella tarde calurosa era, en verdad, uno de los tantos gurises que han hecho de Maracaná escuela para nuestra vida. Confirmé la experiencia humanizante de los oratorios y la riqueza del encuentro en estos barrios.

Entendí, también, que en tiempos en

los que la sociedad tiende a la fragmentación, donde en los canales se exacerba el escándalo y en las redes sociales, la polarización, se hacen necesarias miradas amplias que no excluyan ni estigmaticen, que no acepten la lógica de la confrontación y la degradación. Tampoco la demonización. Miradas que promuevan la fraternidad, la dignidad, la inclusión. Que trabajen por el bien común y problematicen la violencia mirando la pobreza.

Contemplando a Don Bosco y su práctica comunicativa, podemos percibir en él una mirada humanizante, donde lo que más importa es el tú a tú y en el que los mensajes engloban intuiciones porque están destinadas a la salvación de las juventudes, en especial las más desfavorecidas. Es evidente que no podremos esperar que los medios promuevan ese mismo para qué, pero al menos será interesante reflexionar sobre las lógicas que consumimos y, a veces, también reproducimos, porque son signos de la humanidad que estamos construyendo con nuestra voz.

Gonzalo Martínez Lic. en Comunicación. Editor del BS y educador del Juan XXIII.

De tu mano, maría

A María la vine a conocer de grande, cuando empecé la Secundaria en el colegio de las hermanas salesianas de Treinta y Tres. Mi familia no es católica, entonces no recibí de parte de mis padres ninguna enseñanza de la fe, pero como bien decía Don Bosco, todo el que entra a una casa salesiana, María Auxiliadora lo trae de la mano. Soy testigo de ello y doy gracias por haber hecho experiencia de su presencia materna hasta el día de hoy

A medida que me fui comprometiendo más en el colegio, con el oratorio, el MJS (Movimiento Juvenil Salesiano) y el grupo de jóvenes de la parroquia empecé a conocer a María, pero si tuviera que decir qué fue un antes y un después, sin dudas hablaría de la Semana Santa del 2020.

Me daba la sensación que necesitaba ahondar más en su figura porque no la sentía cercana. El carisma salesiano me llamaba, pero aún no estaba sabiendo vivir su presencia como quería. Por eso, en ese tiempo me propuse meditar la vivencia de María junto a Jesús, su Hijo, en su pasión y muerte. Recuerdo que contemplar cómo lo acompañó en ese proceso me movilizó un montón y me ayudó a acercarme a ella porque me habló de una madre que no es exclusiva de Jesús. Él mismo, casi en el momento de su muerte, pronunció ese Mujer ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre en el que entramos todos nosotros.

Luego de esa experiencia comencé a ser más consciente de su presencia materna. Siempre que tenía algo importante, o algo que me preocupaba, no faltaba el Ave María para dejarlo todo en sus manos, y ahora hasta en lo más cotidiano me gusta tenerla presente de esta forma que sigo percibiendo nueva.

Este año entré al aspirantado de las Hijas de María

Auxiliadora y estoy conociendo más de cerca la vida de la primera FMA, Madre Mazzarello (o Maín para los amigos). Evidentemente, ella fue una mujer que no dudó en ningún momento en dar la vida como lo hizo Jesús y también sintió el llamado por parte de la Virgen en aquel a ti te las confío. Fue ahí que se dio cuenta que, al igual que Don Bosco, pero sin conocerlo aún, tenía que ocuparse de las jóvenes de su pueblo y acercarlas al amor tan lindo que nos dan Jesús y su madre.

En este último tiempo, la expresión de María cuando fue a visitar a su prima Isabel hace eco en mí. María dice: Proclama mi alma la grandeza del Señor (...) El poderoso ha hecho obras grandes por mí y así como ella expresa esa gratitud de Dios en su vida, también la expreso yo, reco-nociendo el paso de Dios en mi vida, a través de personas, experiencias fuertes que me acercaron a Él, algunas muy lindas y de las otras no tan lindas también. En este camino que he recorrido y espero seguir recorriendo, no tengo dudas que María me lleva de la mano.

Lorenza Maguna Aspirante
vale

Dejarse sorprender por la vida

Después de ser sus acompañantes en Casa Valdocco durante casi un año, Lucía Durand y Ruben González adoptaron a Luana. Hoy, es la única hija de la pareja, tiene diez años y vive con ellos y con los 13 perros que han ido rescatando. La maternidad llegó a la vida de Lucía de una forma inesperada y única. Hoy, disfruta y aprende de ese rol todos los días.

Corría el año 2009 cuando Lucía conoció a Ruben. Había empezado a trabajar en un call center mientras estudiaba Magisterio. Hacía poco que había llegado a Montevideo, después de vivir su infancia y su adolescencia en Colonia. Charla va, charla viene, Lucía y Ruben empezaron a salir y terminaron de novios ese mismo año.

El pasaje de ella por aquel call center fue breve, porque pronto empezó con las prácticas docentes y se le hizo difícil conjugar ambas actividades. Pero su primer trabajo le permitió conocer a quien hoy es su marido. Se casaron en octubre de 2015 y, en el correr de los años, formaron una familia compuesta por ellos dos, su hija Luana de diez años y 13 perros.

Los primeros acercamientos a Casa Valdocco

Lucía conoció el hogar Casa Valdocco antes de su inauguración. Era amiga de Karen Amaro, quien está al frente del proyecto desde su inicio y estuvo en los preparativos buscando muebles, juguetes y todo lo necesario para que el hogar pudiera recibir a los chicos.

Luego, ella y su pareja se postularon para ser voluntarios externos y acompañar a los chicos de alguna manera. Así fue que, a los dos meses de la apertura de Casa Valdocco, en diciembre de 2021, se ofrecieron para ir a dar un taller y conocer a todos. No sabíamos sobre qué hacerlo, entonces hablamos con Karen y nos propuso que Ruben

Le dije a mamá que tenía un regalo para ella, que ahora tenía una nieta

fuera por el lado del fútbol y que yo preparara un taller de belleza o higiene, pensado para las chicas que no quisieran participar del fútbol, recuerda en diálogo con el BS.

Ese fue el único encuentro que tuvieron con los chicos del hogar antes de que Luana llegara a su casa para pasar Navidad. Habían hablado con Karen sobre lo que iba a pasar en las fiestas con los chicos que no tenían

familia de origen y ella se ofreció para lo que fuera necesario. A los pocos días, la coordinadora del centro la llamó para preguntarle si podía recibir en su casa a dos chicas del hogar. En ese momento le dije que no, porque no teníamos dos camas en casa y ya era 23 de diciembre. Yo quería que quien llegara a casa sintiera que lo estábamos esperando, dice.

¿Y Luana?, le preguntó Karen a Lucía. Sí, claro, si es ella sola, bienvenida, le respondió. El 24 de diciembre fueron a buscarla al hogar. En mi familia ya todos sabían sobre Casa Valdocco a través de mí y Lu fue muy bienvenida, explica Lucía. Luana volvió al hogar entre Navidad y Año Nuevo y el 31 de diciembre quiso volver a festejar con la familia de Ruben y Lucía, que la recibió de brazos abiertos.

En marzo del año siguiente, Lucía, Ruben y una amiga de ellos decidieron hacer una colecta para armar las mochilas de los chicos del hogar, que estaban próximos a comenzar las clases. En ese proceso, descubrieron que Luana era la única chica que, en ese momento, no tenía referencia de su familia de origen fuera del hogar Entonces, pedimos para acompañar puntualmente a Luana y, como ella quiso, empezamos a ser su 'familia por afinidad', dice Lucía. Fue Luana quien los definió como sus padrinos

En ese período, la pareja empezó a tener una incidencia distinta en la vida de Luana. Ella empezó a formar parte de nuestra vida familiar y nosotros de sus procesos personales, explica Lucía, quien reafirma una y otra vez la importancia de haber respetado siempre los tiempos de Luana. Poco a poco, el vínculo entre los tres fue creciendo.

Un paso más

El proceso fue muy paulatino y la decisión de adoptarla, muy natural: Estábamos yendo a comprar empanadas, nos pusimos a charlar y resolvimos que era momento de dar un paso más. Mandaron un mensaje a Casa Valdocco y al otro día se reunieron. Fuimos al hogar, le dijimos que

queríamos invitarla a formar parte de nuestra familia, todos los días, y en ese momento quiso irse con nosotros, recuerda.

Era 1 de marzo, el día del cumpleaños de la mamá de Lucía. Esa noche, la sorpresa fue total: Le dije a mamá que tenía un regalo para ella, que ahora tenía una nieta, cuenta Lucía y recuerda que Luana le gritaba contenta a su abuela: Soy tu nieta.

La adopción de Luana se dio a través de la figura de adopción por excepción. Sin embargo, en marzo de 2023, cuando la niña llegó a su nuevo hogar, lo que comenzó fue una situación de contexto. Recién a

Lu se amoldó a nuestra vida y nosotros a la suya, desde el primer momento. Ella es parte de nosotros y nosotros de ella

finales de 2023, comenzaron los contactos con Adopciones, porque todavía no había sido presentado el informe correspondiente. De los temas legales, Lucía entiende poco. Va siguiendo paso a paso lo que le indican los profesionales y confía en ese camino.

Hoy, su foco está puesto en la maternidad, que llegó a su vida de una forma distinta a la convencional y que le trajo desafíos y alegrías a su vida y a su pareja. Ahora entiendo por qué mis amigas que son madres siempre dicen que sus hijos están primero, asegura Lucía, y agrega: Te cambia totalmente la estructura de las prioridades, cuenta al BS y se le nota el brillo en los ojos. Yo disfrutaba mucho de los momentos de estar sola y ahora, si bien los sigo teniendo y los disfruto, ya no es mi dinámica de vida. Me acostumbré a que ella esté acá y a compartir mi vida con ella. Y me encanta, dice Lucía.

Un camino desafiante

Convertirse en madre de una niña de diez años trae, naturalmente, grandes desafíos. Yo siento que muchas veces ella está atenta a ser complaciente y la entiendo. No me ha llegado el momento de que me enfrente, pero yo siempre le dejo en claro que somos sus padres, que podemos enojarnos con ella y ella con nosotros y que no pasa nada con eso, la vamos a seguir amando de la misma forma, cuenta. Darle la confianza suficiente para que pueda desplegarse de una forma genuina es el principal desvelo de Lucía. Sé que tenemos diez años de desventaja en muchas cosas. De a poco, vamos logrando flexibilizar formatos que la habiliten a ser 100% ella, pero a veces es difícil porque hay cosas que está aprendiendo desde cero, dice.

Más allá de las incertidumbres y los miedos, el camino de familia que van construyendo está marcado por el amor y la naturalidad. Todo fluye muy bien, asegura Lucía. Es hermosa esta experiencia. Lu se amoldó a nuestra vida y nosotros a la suya, desde el primer momento. Ella es parte de nosotros y nosotros de ella. Hoy, entiende y disfruta de la familia que tiene, agrega. El orgullo por lo que formaron es inmenso.

Al mirar hacia atrás en este camino, pareciera que Lucía descubre que cada cosa tuvo su razón de ser y que todo fue encajando perfectamente, como las piezas de un puzzle que tenía que ser armado. Hay que dejarse sorprender por la vida, reflexiona.

con nombre y apellido
Mónica

Bottero:

De las mujeres, la igualdad de género y el rol de los (y las) más jóvenes

Hablar de feminismo era una rareza en la sociedad uruguaya cuando Mónica Bottero presentó su primer libro, al que llamó Mujeres. Era 1988. Después vinieron otras obras y las páginas de Brecha y Búsqueda donde fue periodista y luego editora también fueron testigo de su desvelo por la igualdad de género.

Años más tarde, Bottero se involucró en la actividad política y desde hace más de cuatro que es la directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres). Con una vida de activismo de género a cuestas, la dirigente conversó con el BS sobre lo que, asegura, es el gran nudo para alcanzar la equidad, el papel de las nuevas generaciones y los desafíos que, entiende, deben involucrar al estado, las empresas y las personas de a pie.

Hace muchos años que estás vinculada con el tema de las mujeres. ¿Por qué decidiste involucrarte?

Sobre todo, fue a partir de mi trabajo periodístico. Yo empecé muy chica siendo periodista deportiva y nunca me planteé que eso quizás no lo iba a poder hacer, pero ahí me empecé a topar con la realidad que para las mujeres de mi generación era lo que estaba dado. Luego, sobre el final de la dictadura, se formó la Comisión nacional por la recuperación democrática que tenía mesas temáticas y una era la de género, y ahí conocí a Carmen Tornaría, una de las principales activistas de los últimos 40 años. Ella es la persona por la que me hice feminista, era un ejemplo de vocación de justicia. Después escribí tres libros sobre mujeres que me contaban sus historias. Era imposible no visibilizar los problemas que había ahí

Seguimos teniendo desventajas por nuestra condición de mujeres.

¿Qué recordás de esos años?

Las que hablábamos de estos temas íbamos a contracorriente. En ese momento éramos unos seres exóticos. Se nos identificaba con algunos grupos feministas radicales de la década del '70, algo que luego se generalizó para caricaturizar el movimiento feminista, porque si bien es cierto que hay personas radicales, eso no es lo masivo ni es la definición del activismo de género. Después el tema se fue masificando, aunque sigue siendo difícil.

¿Qué dirías de la situación de las mujeres en Uruguay?

La situación de las mujeres pobres es una, la de las afrodescendientes es otra y así sucesivamente con las del interior, sobre todo del ámbito rural, o la de la ciudad de clase media. Los contextos económicos y educativos determinan mucho la situación. De todos modos, aun haciendo esas diferencias, hay una cuestión que nos atraviesa a todas y es que, en lo

sustantivo, seguimos teniendo desventajas por nuestra condición de mujeres. Más allá del artículo 8 de la Constitución, que declara la igualdad de todos ante la ley, las estadísticas muestran que las mujeres somos más desocupadas y que ganamos 78 de cada 100 pesos que gana un varón por la misma tarea. El acceso a lugares de poder económico es menor, somos alrededor del 20% las que integran consejos directivos de las

empresas privadas, y en lo político, también, somos el 20% del Parlamento. Hay un contexto de enorme desigualdad en el acceso a las fuentes de dinero y eso genera inequidades para toda la vida, porque la autonomía económica implica la facilidad de tomar determinadas decisiones.

¿Por qué ocurre todo eso?

Lo primero que hay que decir es que no es un tema de capacidad, porque casi el 70% de las egresadas universitarias son mujeres desde hace, por lo menos, décadas. El gran nudo es el tema de los cuidados, lo que llamamos el trabajo no remunerado. El año pasado publicamos la Encuesta del uso del tiempo que nos dio que las mujeres trabajan, globalmente, seis horas más que los varones si se suma el trabajo remunerado y todo lo que destina a cuidar hijos, limpiar la casa, hacer las compras, etc. Trabajan 60 horas por semana y los hombres, 54. El año pasado, el Banco Mundial divulgó un estudio en Uruguay que dice que diez años después de haber tenido a su primer hijo, una mujer profesional habrá perdido en el entorno del 40% de los ingresos que

Las generaciones jóvenes

están incorporando más estos temas, sin dudas.

hubiera alcanzado si no hubiera tenido hijos. Eso empeora a mayor cantidad. Al hombre, sin embargo, no le afecta en nada.

¿La solución es una cuestión de políticas públicas o hay otros factores?

Es una combinación. El estado y las instituciones tienen un rol fundamental en esto. Entender que invertir en estos temas no es una cuestión de gasto, sino de inversión porque, por ejemplo, que haya más mujeres incorporadas al mercado de trabajo significa que luego habrá más dinero generado. Las empresas privadas también tienen responsabilidad y se están perdiendo un montón de recursos si no se ocupan del tema. Y lo otro es el tema cultural. Evidente-

mente, se necesitan nuevos contratos en las familias y en las parejas para llevar esto adelante.

En ese sentido, hay varios estudios que hablan de una mayor sensibilidad hacia la igualdad de género Sin duda que la hay. Hay un núcleo, que me animo a decir también es más joven, que está entendiendo esto, pero si no te involucrás en lo que te corresponde sigue siendo difícil. Si bien hay una corriente de opinión para visibilizar estos temas, quizás con el tema de la corresponsabilidad cuesta más porque implica cuestionar las bases.

Mencionás el rol de las juventudes en este tema. ¿Observás un cambio en las nuevas generaciones?

Las generaciones jóvenes están incorporando más estos temas, sin dudas. No quiere decir que todos, porque depende de la educación y del contexto familiar, pero creo que, en general, lo tienen más en cuenta en mayor medida. No solo en cuestiones de género, sino en todo lo que tiene que ver con la inclusión. Por suerte, hay una visión mucho más amplia.

¿Qué evaluación hacen del programa Noviazgo libres de violencia que están llevando adelante?

El estudio de impacto muestra que el saldo es muy positivo. Todos los chicos que se entrevistaron están informados sobre la violencia de género, entienden que es una consecuencia de estereotipos sobre el lugar de las mujeres y los varones, y tienen conciencia de lo que está bien y lo que no. Con la edición de este año alcanzamos los 106 mil chiquilines.

¿Qué desafíos tenemos como sociedad con este tema?

Hay muchísimos. La violencia de género estamos muy lejos de superarla. El tema de los ingresos, la autonomía económica y los accesos a lugares de decisión tienen que trabajarse con una mirada en los cuidados desde la corresponsabilidad, porque de nada sirven si se trata solo de "resolver el problema de las mujeres", sin conciencia de que es una tarea compartida.

Aquí está mi casa

La experiencia de visitar la basílica de María Auxiliadora en Turín

Don Bosco la soñó. Como a toda su obra y a toda la familia salesiana, con apenas nueve años. Ella estaba. Y en dos ocasiones, le pidió que hiciera su casa.

En 1844, el sacerdote italiano tuvo un sueño que, creyó, fue la continuación de aquel que tuvo cuando todavía era un niño. En Memorias del Oratorio, cuenta Don Bosco, se encontraba en medio de una muchedumbre de animales que hacían un estruendo endiablado. Quería huir, cuando una mujer le indicó que la siguiera. A medida que avanzaban, aquellas criaturas se transformaron en corderos, hasta que se encontraron con un amplio patio en el que crecieron muchas verduras y, en cuyo extremo, había una iglesia. Al entrar, se leía una franja blanca: Hic domus mea; inde gloria mea (Aquí está mi casa; aquí está mi gloria), decía. La Virgen le dijo, entonces, a Don Bosco: Lo comprenderás todo cuando, con tus ojos físicos, veas realizado cuanto ahora contemplas con los ojos de la mente

Al año siguiente, en otro sueño, la Virgen le mostró a Don Bosco una gran reunión de niños, un campo y tres iglesias en Valdocco. Sobre la tercera, le dijo: en este lugar donde los gloriosos mártires de Turín, Adventor, Solutor y Octavio ofrecieron su martirio, quiero que se honre a Dios de una manera muy especial. Veinte años después, en 1865, comenzó la construcción de la Basílica de María Auxiliadora en aquel lugar que la Virgen le había señalado.

Una imagen hipnotizadora Hoy hace 156 años de la finalización y consagración del santuario al que miles de fieles visitan cada año. Para muchos, es más que solamente una iglesia. Quienes allí llegan, de todas partes, buscan profundizar en las raíces salesianas y se encuentran con una gran casa que es reflejo de lo que significa la Auxiliadora para la familia salesiana.

Al entrar, la imagen es hipnotizadora, asegura Victoria Vega, que es educadora del Juan XXIII y recientemente viajó a Turín y la visitó. Tanto ella como Cecilia Correa que al finalizar su formación en salesianidad tuvo la oportunidad de hospedarse allí, en Valdocco coinciden que lo más cautivador es el gran cuadro sobre el altar. Necesitás sentarte y contemplarlo, cuenta Victoria al BS.

Es mucha la emoción y lo que transmite. Me acuerdo de entrar y quedar capturada por la Virgen, agrega.

Para Cecilia, el cuadro está en perfecta armonía con toda la basílica. En él, María está en el centro, algo que siempre hemos escuchado en la vida salesiana: una María que es el centro para la vida de Don Bosco, expresa. Recuerda que todo el templo la hacía sentir una inmensa paz, que la hacía querer quedarse allí para dejarse invadir por su belleza.

Donde tú miras, donde tú pones
tus ojos, la basílica brilla.
Cosimo Cossu sdb

Victoria evoca que recorrerla fue como recibir un gran abrazo: sentí un calorcito que me hizo sentir en casa. Y eso fue para ella lo más sorprendente: nunca antes había estado allí, pero en esas paredes se sentía parte, en calma y en su hogar. Podía experimentar la cercanía.

El hermano coadjutor Cosimo Cossu sdb, que se encarga de realizar las visitas guiadas al santuario y al museo Valdocco, se queda sin palabras cuando se le pide que elija su lugar preferido del templo. Es una joya, un rubí. Donde tú miras, donde tú pones tus ojos, la basílica brilla, expresa este salesiano italiano en diálogo con el BS. Ha tenido este oficio como guía en diferentes sitios en los últimos 40 años, pero hacerlo en la casa de María es lo que más lo mueve porque, señala, todo ha comenzado aquí. Todo, insiste.

Las dificultades de la obra y el sueño de Don Bosco

Delante del templo, sobre la Piazza Maria Ausiliatrice, una escultura de Don Bosco juega con sus niños del oratorio y antecede a la inmensa fachada del santuario de su madre, quien está sobre ellos al mirar la cima de la enorme cúpula central. El color crema de la fachada y el terracota en sus grandes columnas dejan resaltar las letras doradas en el friso: Maria auxilium christianorum ora pro nobis (María auxilio de los cristianos, ruega

por nosotros).

Para Don Bosco no fue fácil conseguir los fondos para construir una obra de estas características. Para Cecilia, ser consciente de las dificultades que tuvo el proceso de construcción es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra actitud ante las adversidades. En conversación con el BS, explica que día a día tenemos situaciones de desesperanza, porque nos desencontramos entre nosotros y nos frustramos,

pero pensar que por cada paso que tomó Don Bosco, estaba la presencia de María nos ayuda a reconectar con que la Auxiliadora nos acompaña, también en situaciones donde el camino parece cuesta arriba.

Es mucha la emoción y lo que transmite. Me acuerdo de entrar y quedar capturada por la Virgen.
Victoria Vega

La basílica es expresión viva del proyecto de Don Bosco. Victoria cuenta que, en el contexto de la celebración por los 200 años del sueño de los nueve años, es muy fuerte estar ahí y sentirse parte de la misión salesiana. En ese sentido, cuenta que ese recuerdo la ayudó a ser consciente de que hasta en el rinconcito más lejano de Uruguay se sigue derramando el sueño, germinando amor en tantos lugares, jóvenes y vidas

A su vez, conocer este rincón tan representativo para la familia salesiana, permitió a estas educadoras renovar su vocación por los jóvenes con los que trabajan a diario. Según Claudia, reactivó las brasas del amor de María por la vida de cada uno de nosotros, pero también el amor de Don Bosco por los más necesitados, con la confianza de que cada cosa que sucedía en su obra era un regalo para todos los que pasaban por allí.

Se entiende, de alguna manera, cuando en la canción En Piedras Vivas que, para este mes de mayo reversionó la editorial Mauxi, se asegura: Levantaremos tu casa en piedras vivas / Tu presencia será / Tu casa que en nosotros crecerá. Este templo que construyó Don Bosco hace más de 150 años sigue siendo hogar e impulso para continuar soñando la misión salesiana en el mundo. Reaviva el amor, la fe y la esperanza en María, madre y guía para la obra y vida de Don Bosco y sus seguidores.

Una Madre en el corazón del sueño

Queridos amigos del Boletín Salesiano de Uruguay:

La celebración de María Auxiliadora nos llena de gratitud. En particular, en el corazón de las Hijas de María Auxiliadora, por el privilegio de ser hijas de esta maravillosa Madre y por el impulso que nos sigue regalando para ser testigos cada vez más felices de su presencia en el mundo.

En el origen de nuestra historia carismática está Ella. La encontramos ya al principio, en el sueño "sagrado" de Juanito Bosco, llamado a hacer cosas que le parecen imposibles. Pero también es la presencia del cielo que sigue viviendo en nuestros hogares y comunidades.

Recuerdo una escena de Don Bosco conversando con algunas Hijas de María Auxiliadora y diciéndoles con emoción: Solo quiero decirles que Nuestra Señora las quiere muchísimo. Y ya saben, ¡está aquí entre ustedes!. Entonces uno de sus colaboradores, don Bonetti, al verlo conmovido, lo interrumpió y empezó a decir: ¡Sí, así es! Don Bosco quiere decir que la Virgen es nuestra madre y que ella nos cuida y nos protege". El santo continuó: No, quiero decir que la Virgen está aquí, en esta casa. ¡Sí, así, así! Don Bosco quiere decirles que, si son siempre buenas, la Virgen estará contenta con ustedes, retomó Bonetti. Pero no, intentó explicar Don Bosco. ¡Quiero decir que Nuestra Señora está realmente aquí, aquí entre nosotros! La Virgen entra en esta casa y la cubre con su manto, expresó. Al decir esto, extendió los brazos, alzó en alto sus pupilas llorosas y pareció querer persuadir a las Hermanas de que veía a la Virgen yendo de aquí para allá, como en su propia casa, y que todo el lugar estaba bajo su protección.

La maestra que Jesús da a Juanito es la Mujer vestida con un manto amplio capaz de desplegarlo sin fronteras para proteger a todos sus hijos. En el Sueño de los nueve años, María toma a Don Bosco de su mano; un gesto maternal, tranquilizador y natural que también hoy quiere decirnos a nosotros: No te preocupes, yo estoy aquí, lo haremos todo juntos". Jesús nos confía a nosotros y a nuestra misión a la Virgen Auxiliadora; es con nuestra mano en la suya que podremos llevar esperanza a los jóvenes para ayudarlos a acoger a Dios en sus vidas.

Las primeras misioneras, que partieron a tierras uruguayas despojadas de muchas cosas materiales, llevaron consigo a la Auxiliadora en la sencillez de su corazón y en la imagen del niño sonriente de Villa Colón. Lo vi en Montevideo y me emocionó mucho. ¡Cuánta fuerza recibieron estas primeras hermanas nuestras, permaneciendo unidas a María, invocándola, amándola y haciéndola amar!

En tantas casas de nuestro Instituto, que es enteramente de Ella, he podido encontrarme con la imagen de la Virgen por todas partes. La he visto en los pasillos, en los salones y en los patios. En los jóvenes y adultos de diferentes religiones que se detienen en oración frente a ella, rindiéndole homenaje con flores y velas. Todo esto me emociona mucho porque es muestra de un sincero agradecimiento y un gran amor.

Todo comenzó con María y todo continuará con Ella, porque el Señor mismo nos la dio como Maestra y la puso como Madre en el corazón de la misión, donde la familia salesiana está llamada a trabajar con confianza, esperanza y valentía.

Que sigamos haciendo vibrar en nuestro corazón la certeza que siempre acompañó a Don Bosco: «Haz lo que puedas: Dios hará lo que nosotros no podemos hacer. Confía todo en Jesús Sacramentado y en María Auxiliadora y verás lo que son los milagros.

sabor a buenas noches

Te elijo como madre

Conversando con varias personas luego de la Fiesta de María, el pasado 24 de mayo en Villa Colón, muchas me decían que la celebración les ayudó a acercarse más a Ella, a sentirla nuevamente presente en su vida, a retornar a su mirada y su abrazo. Todas expresiones que hablan de un vínculo personal a recuperar, a reconstruir. A una relación madre-hijo y madre-hija a seguir cuidando.

En la Palabra de Dios, conocemos aquel pasaje en el que Jesús en la cruz les regala a sus amigos a su propia madre. De hecho, en los primeros tiempos de la iglesia primitiva se la nombra muchas veces como madre de los Apóstoles En ese discípulo a los pies de la cruz, estamos cada uno de nosotros representados.

María es, desde ese momento, mi madre y tu madre. Y de verdad lo es. Pero más que un hecho dado, es el vínculo que se va forjando entre ella y cada uno de nosotros lo que hace que esto sea una realidad.

Desde la antropología socio-cultural se dice que las relaciones de parentesco pueden ser pensadas más allá de los aspectos biológicos, aunque sin descartarlos. La investigadora británica Janet Carsten, por ejemplo, utiliza el concepto de relatedness, que podríamos traducir como relación. Asegura que los vínculos de parentesco se pueden pensar desde lo biológico, en el que cada uno de nosotros podría dibujar su propio árbol genealógico, pero también podemos entenderlo desde lo vincular y lo social. Es decir, desde la relación que crea, forja y redefine estos lazos.

Cada uno de nosotros podría pensar en vínculos de parentesco que no dependen de compartir la sangre, sino que, más bien, se forjan a partir de lazos construidos, de relaciones generadas en el tiempo. Cuántos de nosotros tenemos en la vida personas que, sin ser familia, realmente lo son: otras madres, otros hermanos.

Desde esta clave antropológica, se me ocurre pensar aquel momento en el que Don Bosco invitó a Mamá Margarita a ir con él al oratorio de Valdocco: no para ayudarla con las tareas y múltiples demandas, sino para que hiciera de madre de aquellos gurises. Y realmente, Margarita generó tal conexión con los jóvenes que muchos de ellos se referían a aquella mujer como su verdadera madre. Cuando murió Margarita, Don Bosco, frente a la imagen de la Auxiliadora, rezó diciéndole: ahora mis muchachos no tienen madre, hazles tú de madre.

Jesús nos la regaló en la cruz y Don Bosco también le pidió a Ella que nos acompañe. Cumple y cumplirá. Nosotros cuidemos nuestro vínculo con ella para seguir eligiéndola todos los días como nuestra madre.

Juan Manuel Fernández SDB

HNA. LESLIE SANDIGO:

“Las hermanas uruguayas son heroicas” y “están dando hasta lo último por niños, niñas y jóvenes”

La Hna. Leslie Sandigo es consejera general del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y estuvo de visita canónica en Uruguay, del 24 de marzo al 14 de mayo. Es nicaragüense, tiene 58 años y este es el tercero en el órgano de animación mundial de las hermanas salesianas.

En 51 días en nuestro país, recorrió las obras y colegios, visitó las comunidades educativas de las FMA y participó de diversos encuentros con laicos, jóvenes y con la familia salesiana en general.

A horas de subirse al avión de regreso a Roma, habló con el BS sobre el compromiso de sus hermanas uruguayas, reflexionó acerca de la forma de vivir la fe en Uruguay e invitó a renovar el amor por María Auxiliadora.

¿De qué forma te recibieron en Uruguay?

Excelente, es un país con gente muy cálida que te hace sentir en casa con mucha sencillez y fraternidad. La imagen que les identifica es la del mate (risas), la de compartir la vida. Así lo vivencié en todas las comunidades que acompañé.

¿Qué fue lo que más te impactó de la forma de vivir la fe en Uruguay?

Al venir de una realidad de una Iglesia muy popular, ver una Iglesia con comunidades más pequeñas y tan comprometidas, fue algo que en el primer momento me impactó. Celebrar Semana Santa con poca gente me chocó, porque en los países centroamericanos y europeos hay multitudes para estas fiestas, pero después de esas celebraciones puntuales la gente se olvida y no practica la fe. Sin embargo, en Uruguay observé comunidades conscientes y muy comprometidas con la vivencia de Dios; esa es la gran riqueza que encontré en el país.

¿Por qué casas estuviste?

Visité todas las casas de las hermanas en Uruguay, porque ese es uno de los objetivos de la visita canónica: ir a las comunidades, compartir con las hermanas, los laicos, niños y jóvenes. Estuve en Montevideo, en Las Piedras, Rivera, Treinta y Tres, Juan Lacaze y Paysandú. Además, tuve la posibilidad de encontrarme con los grupos de salesianos cooperadores, de exalumnos y de ADMA (Asociación de María Auxiliadora) de las distintas comunidades.

¿Qué síntesis realizás de la comunidad de las Hijas de María Auxiliadora en Uruguay?

Siento que hay mucha vida en mis hermanas uruguayas. Son heroicas, con un fuerte celo apostólico y están dando hasta lo último por niños, niñas y jóvenes. Puedo decir, sin ningún miedo, que en la parte pastoral nuestras comunidades están al pie del cañón. Encontré hermanas muy comprometidas entre ellas, con mucho cuidado y amor, que no tienen impedimentos para vivir en las comunidades ni para proyectarse en la misión.

En la parte pastoral nuestras comunidades están al pie del cañón.

¿Y qué desafíos tienen por delante? Creo que el mayor desafío es lograr crear una cultura vocacional para poder reforzar las comunidades como vida consagrada. A su vez, está el reto de trabajar por la misión compartida con los laicos, porque son ellos los que ayudan a llevar adelante las obras con mucho amor y compromiso salesiano. Hay que lograr hacerlo con las obras y el carisma y también con la vida; aprender a dedicar el tiempo para compartir la vida y no solo el trabajo.

¿Qué retos vislumbrás para la congregación salesiana en Uruguay? Tiene el gran desafío de establecer redes de mayor colaboración, lo que cooperará a tener más impacto en las realidades de las juventudes uruguayas. Se deben fortalecer los lazos de misión compartida, sentirnos parte de un trabajo conjunto en donde los logros, sueños y esperanzas sean de todos y todas. Tenemos que llevar más proyectos en colectivo, cada uno desde su rol y con lo específico de su carisma, aportando juntos para la salvación de los chicos y jóvenes llevándolos al encuentro con Jesús.

En el último día de tu visita canónica dejaste un mensaje para tus hermanas. ¿De qué se trata esta idea?

El lema que dejo al final de la visita es: "Porque te amo, te cuido" También va en sintonía con la conversión ecológica que no puede ser indiferente, en donde la base está en la cultura del cuidado. Queremos seguirnos cuidando, porque tú me importas, porque te amo, porque me importa mi comunidad y mi casa común. El cuidado va más allá del reciclaje o el clima, es cuidarnos a nosotros y a los demás. Desde ahí parte mi mensaje: "Porque te amo, te cuido".

¿Hubo alguna experiencia en particular que te haya marcado en tu visita al país?

Recuerdo una imagen de un niño en la Parroquia de Rivera, que cuando me tocó agradecer, levantó la mano y delante de toda la gente pidió a todos si era posible hacer una oración, para que nos unamos haciendo un espacio de silencio para hablar con Dios. Todos hicimos la oración propuesta por un niño de ocho años. Eso no es fe, es más que fe, fue la anécdota que más me marcó en estas semanas en Uruguay

¿Qué significa el mes de mayo en lo personal?

Es renovar mi amor a María Auxiliadora, un espacio y momento fuerte para seguir creciendo en el amor a ella. La amo. Es madre, maestra, guía y compañera. Celebrarla es una forma de renovar nuestra espiritualidad mariana

¿Qué invitación realizás desde la familia de las Hijas de María Auxiliadora?

Invito a renovar el amor y la presencia de María. Mi mensaje es que podamos, como ella, mirar la realidad, buscar estrategias para ver si se pueden solucionar situaciones siendo humildes, pacientes y robustos, delante de la sociedad que estamos viviendo. María nos invita a mirar nuestro entorno, a dar nuestra colaboración como salesianas y salesianos, a no ser indiferentes delante de la necesidad y a involucrar a otros, porque solos no podemos.

“Buscamos acompañar, que los niños y jóvenes tengan un espacio de casa y patio, que se sientan queridos”

En 2022, la Hna. Rosina Thevenet volvió a su ciudad natal, Paysandú, para estar cerca de su madre y ser parte de la obra social Cruzada de la Caridad, centro gestionado por las Hijas de María Auxiliadora que tiene 61 años en el territorio. La obra abarca propuestas de club de niños, catequesis y grupo juvenil, con la participación de aproximadamente 80 niños, niñas y adolescentes.

Tras dos años en la coordinación, la Rula -como la conocen de toda la vida- reflexionó acerca del lugar que ocupa la Cruzada en el norte del país, el rol dentro de la comunidad barrial y las realidades a las que se enfrentan.

Si bien naciste en Paysandú, viviste buena parte de tu vida en Montevideo. ¿Cómo fue volver a tu ciudad?

Llegué luego de estar varios años en la parroquia San Lorenzo (Montevideo), en Rivera y Lascano. Significó un reencuentro con la ciudad y con la gente, algo muy lindo. Solicité volver porque quería acercarme a mi madre, que es mayor, y tenía la intención de acompañarla.

¿De qué forma está compuesta la comunidad religiosa de la Cruzada? Somos cuatro hermanas. Angélica Piastri, María Luisa Giordano, Vanesa Dávila y quien habla. Con Vanesa estamos todos los días en la obra. Ella se desenvuelve como referente del grupo de los chicos y yo como coordinadora. Asimismo, Angélica y María se encuentran siempre a disposición, ayudando en la asistencia y accionando dentro de sus posibilidades, dado que son personas más grandes. En la obra trabajamos con laicos que tienen un rol protagónico, construimos juntos sobre un camino muy lindo de trabajo articulado.

¿Cómo es el funcionamiento?

La obra se sitúa en el barrio El Roble, en una zona conocida como Petré. Tiene un club de niños, catequesis y grupo juvenil. Entre semana, los gurises entran a las 13 al club y la actividad se extiende hasta las 17

horas, con 55 niños y niñas de edad escolar. Trabajamos diariamente con educadores, talleristas, maestras, auxiliares de mantenimiento, personal de cocina, equipo técnico, administrativos, entre otros. Funcionamos en tres grupos: chicos,

medianos y grandes, con tres educadores referentes de cada grupo. Esos grupos también tienen talleristas designados, con música, informática, yoga, danza, cocina y educación física. Por otro lado, los sábados de mañana tenemos catequesis con

aproximadamente 20 gurises, mientras que en la tarde se desarrolla un grupo de adolescentes jóvenes, un espacio para egresados del club.

¿De qué forma dialoga la Cruzada con la realidad barrial?

La Cruzada está presente hace más de 60 años en Paysandú, es una casa de referencia para el territorio, un espacio de contención, acompañamiento y catequesis. Es una obra que siempre estuvo metida en las realidades barriales y busca ser una casa de puertas abiertas. La gente sabe que ante una necesidad pueden golpear la puerta y que estamos para trabajar, brindar apoyo y acompañamiento. A su vez, la obra es un puente en donde recibimos donaciones que se distribuyen a personas que lo necesitan.

¿Cómo acompañan las realidades de las infancias y sus referentes adultos?

Proyectamos el carisma salesiano, buscamos acompañar, que tengan un espacio de casa y patio, que se sientan queridos. Hay un trabajo de seguimiento con el equipo técnico, con las psicólogas y asistentes sociales, que están en permanente contacto con referentes. Intentamos acompañar y dar herramientas para abordar problemáticas que engloban a los

gurises y sus entornos. Hay muchas visitas a las familias, proponemos entrevistas para saber realidades. Existe un recorrido de muchos años tanto de la Cruzada como de algunos de sus trabajadores dentro de la comunidad barrial, entonces se

desarrolla un conocimiento de bastante tiempo de las familias y del entorno, lo que favorece mucho nuestro accionar

¿Qué realidades enfrentan?

Hay mucha agresividad. La violencia está naturalizada e instaurada en la sociedad y nosotros apuntamos contra eso. El lema de la Cruzada en 2024 es: Aquí nos cuidamos. Trabajamos para mostrar que la violencia no es normal y no está bien, que es posible relacionarnos con vínculos sanos. También encontramos muchos problemas en torno a la salud mental, hay situaciones duras a nivel de los referentes familiares Son realidades fuertes a las que nos topamos diariamente.

¿Por dónde pasan los principales desafíos que tienen como obra? El gran desafío es que los gurises, a través de la educación, accedan a herramientas para construir su futuro. Queremos mejorar la propuesta para brindar mejores oportunidades a las infancias y adolescencias. Seguir acompañando y brindando otras luces para las familias más vulnerables, acercando herramientas educativas a niños y jóvenes.

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