Recuerda
que en el primer segmento del módulo 1 analizamos los retos que la educación superior afronta en la formación de ciudadanos, donde se identificó al pensamiento crítico y la capacidad para “aprender a aprender” como elementos sustancias a incluirse en los programas formativos.
Estos elementos suponen dotar al individuo de herramientas para aprender, de modo que desarrolle su potencial y pueda iniciar, organizar y persistir en el aprendizaje; logrando así su adaptación y actualización permanente. Es así que las demandas del siglo XXI requieren el desarrollo del pensamiento crítico en los estudiantes, donde cuenten con los espacios para reflexionar sobre su aprendizaje. ¿Recuerdas cuáles son los atributos de un pensador crítico?
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Además de ello como la meta es formar estudiantes con los conocimientos y habilidades para desenvolverse adecuadamente, es necesario realizar un ajuste en los elementos y actores que forman parte de la formación. Así, las metodologías que se busca emplear, deben estar orientadas a favorecer el rol activo del estudiante, el aprendizaje significativo, la colaboración y autonomía.
En dicho escenario se hace cada vez más hincapié en la idea de que el estudiante ha de jugar un papel activo en su propio aprendizaje, ajustándolo de acuerdo con sus necesidades y objetivos personales. Pero lograr esa transición hacia el foco más centrado en el estudiante, es necesario ajustar la forma de concebir e implementar el proceso de enseñanza aprendizaje, los roles tanto del estudiante como el docente, y los elementos esenciales como:
CONTENIDOS
EVALUACIÓN
ACTIVIDADES
Las teorías de aprendizaje centradas en el estudiante han promovido el uso de las metodologías activas, que ponen el estudiante al centro del proceso. El aprendizaje activo se entiende como el proceso de enganchar a los estudiantes en su aprendizaje a través de actividades significativas que los lleven a reflexionar sobre ideas y cómo usan esas ideas. Así, el tipo de actividades que el estudiante realiza, tendrán un impacto directo en su aprendizaje y en la retención del conocimiento.
El uso de esta metodología tanto dentro como fuera del aula, tiene beneficios comprobados para los estudiantes tanto en un plano cognitivo como emocional, o cual incide positivamente en los aprendizajes. ¿Recuerdas los beneficios que tiene el aprendizaje activo?
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Por lo tanto es recomendable organizar las clases de modo que se fortalezca la participación y compromiso de tus estudiantes por aprender. Es por ello que te conviertes en un diseñador de experiencias de aprendizaje que guía y monitorea las actividades, que orienta el logro de los objetivos de aprendizaje, fomenta el uso de recursos educativos, de tecnologías digitales y motiva a sus estudiantes a que también resignifiquen su rol como participantes activos y comprometidos con su propio aprendizaje.