Bitácora de viaje a Valledupar - Proyecto: “Valledupar Sorda y Muda” Nombre: Juan Esteban Ramírez Gil - Documento: 1.017.162.031
Introspección del proyecto durante el viaje El abordaje para explicar el concepto fotográfico del lenguaje de señas implica un conocimiento y apropiación del tema para generar credibilidad y de alguna manera lograr persuadir y convencer, es de gran ayuda valerse de un soporte grafico en la comunicación que de idea del proyecto y permita a su vez educar sobre el lenguaje de señas. Para algunas culturas podría resultar novedoso, para otras simplemente pasara de largo, pero al final la intención de socializar el concepto tendría un registro fotográfico que perdure en la memoria. Para lograr ser un “sordomudo” emplee mi tiempo de viaje en el bus tratando de emular la pérdida de un sentido para incrementar considerablemente la sensibilidad del resto de sentidos. En el viaje es necesario un estado de vigilia del sueño para poder apreciar el paisaje, pero en mi caso particular, al pretender abordar el lenguaje de señas, tuve que entrenarme en el silencio y la escucha para poder apropiarme de estas condiciones tan diferentes del sentir. Dar por hecho que la voz interna hace parte de la escucha fue una de las dudas que aun me rondan. ¿Cómo conocer el sonido de la propia vos si se ha sido mudo toda la vida? Ideas como las vibraciones o el ensimismamiento en lo simbólico pasaban por mi mente, pero fue a través de unos audífonos como llegue a una conclusión importante. Al negarme a escuchar a otros usando música en alto volumen pude tener una mejor lectura del lenguaje no verbal, compensando a través de la visión la carencia del sonido y a través de los gestos pude comunicarme para compensar el habla, volviendo ahora a la conclusión del "peor sordo que el que no quiere ver". Los ojos, lo visual, lo percibido en el entorno es un valor demasiado valioso en comparación con los demás sentidos, es el ojo en verdad nuestra ventana al alma.
“Las manos hablan, y dicen demasiado a quien escucha.”
Pensaba por ejemplo, la inutilidad que tiene deletrear palabras en lenguaje de señas, pues no sería lo mismo deletrear a “dios”, que tener un gesto o una forma de expresarlo, una mirada llena de fe, no sé, algún otro elemento que seguramente la fotografía no podría congelar en un solo cuadro. Mi trabajo entonces se reducía a un marco teórico, a menos que lograra apropiarme de dicho lenguaje durante mi experiencia.
B.U.S: Bloqueando Universos Sensoriales El paso del tiempo era diverso y todo ocurría en ritmos diferentes, sentarse y esperar era como naufragar ante la imposibilidad de vincularse con uno mismo y sincronizarse con el exterior. El mundo a través de las ventanas imponía una lógica imposible de ignorar, un mareo generado por la escena borrosa que se escapaba a la percepción detallada y terminaba por desenfocar la vista en colores estallados en oposición con el cielo oscuro que anunciaba la noche. La mirada perdida en el reflejo de la ventana trataba de iniciar el acuerdo con el exterior, rivalizando con la realidad sin salir lastimado en el intento. En este viaje forzado los otros pasajeros sufren a su vez cambios mientras ignoran el movimiento, sufriendo de la perdida de noción del espacio-tiempo causada por la velocidad y el fondo siempre cambiante de sus ventanas. En alguna medida los pasajeros gustaban de ser observados por las ventanas cuando los desplazamientos eran lentos y el tiempo apremiaba a la captura del mundo a través de recuadros congelados, pero la náusea despertaba al clavar la vista en el horizonte imaginario y caer en el hechizo de ceguera lleno de acciones torpes, demasiado humanas. Por momentos la ventana mutaba su forma cuando la luz en el exterior se apagaba entre las sombras de los árboles, el cristal se convertía entonces en un espejo que permitía ver hacia adentro y obligaba al pasajero a desafiar el miedo de reconocerse a sí mismo pasando velozmente por la vida como una mancha barrida entre los colores del fondo. Surgen del desespero del pasajero nuevas tácticas de supervivencia al bombardeo de información, como tratar de emular la pérdida de un sentido para compensarlo con la exaltación de los restantes, o dedicarse a hacer inventarios en tiempo futuro para cuando se llegue al destino final. Desconectarse del cerebro era lo único necesario para declararse derrotado en el juego y ceder las energías al sueño, más los pasajeros ignoraba que sus asientos tenían incluido un cinturón que los ataba a la responsabilidad.
Demasiada información en el exterior para poder digerirla, los anuncios no significaban peligro alguno, pero la traducción de los mismos como símbolos era el comienzo de un juego de permutaciones y significados que invaden la imaginación como un germen de la verdad que porta la penosa enfermedad de la clasificación subjetiva. Hubiera sido sencillo si el juego fuese solo un conteo de vacas o elementos dominantes en el paisaje, pero era tal el asombro que originaban estas mezclas desconocidas de palabras y cosas que solo era posible aceptarlo todo y tragarse al mundo con la mirada.