JACOB Y WILHELM GRIMM Caperucita Roja Adaptación: Inmaculada Ortiz Ruiz Elisabeth Torres García CEIP VIRGEN DE LA CABEZA CANILLAS DE ACEITUNO (MÁLAGA) Texto: Caperucita Roja Jacob y Wilhelm Grimm 1812
Personajes: Narradora Caperucita Roja Madre Lobo Abuelita Cazador Puesta en escena: Inmaculada Ortiz Ruiz Elisabeth Torres García Antonia Millón Torres Mercedes Campos González Adrianus Verboom Marloes Verboom Rosa Ramírez Pareja Sandra García Torres Isabel Medina Muñoz
PROMECE
NARRADORA.- Había una vez una adorable niña que era querida por todo aquel que la conociera, pero sobre todo por su abuelita y no quedaba nada que no le hubiera dado a la niña. Una vez le regaló una caperuza de color rojo, que le quedaba también que ella nunca quería usar otra cosa, así que la empezaron a llamar Caperucita Roja. Un día mientras Caperucita jugaba con los amigos su madre la llamó. MADRE.- ¡Caperucita! ¡Caperucita! La abuelita ha llamado para decirnos que está enferma y no puede salir, así que sé una buena niña y llévale algo de comer, ¿de acuerdo? CAPERUCITA.- Si, vale mami, yo voy. MADRE.- Aquí tienes un pastel, algo de pan y miel. Vete directa a casa de la abuela y no hables con extraños. CAPERUCITA.- De acuerdo mamá, seguiré el sendero del bosque y no hablaré con desconocidos. NARRADORA.- Caperucita se fue contenta. Era primavera y el bosque estaba lleno de preciosas flores, así que, olvidando los consejos de su madre, se entretuvo cogiendo un ramo para su abuelita. De entre los árboles salió un lobo y muy sigiloso se acercó a la niña... y de pronto.... ¡Zass! El lobo se plantó delante de la niña. LOBO.- Buenos días Caperucita. ¿Hacia dónde vas con esa cestita? CAPERUCITA.- Voy a visitar a mi abuela que está enferma, y vive al otro lado del bosque. LOBO.- ¿Ah sí? Pues yo, conozco el camino más corto. CAPERUCITA.- Vete, mi madre me ha dicho que no hable con desconocidos. LOBO.- Yo conozco bien el bosque y el camino más corto para llegar a casa de tu abuelita. NARRADORA.- Caperucita como era tan ingenua le hizo caso al malvado lobo. LOBO.- Ja, ja, ja que niña más tonta. NARRADORA.-Y fue así como el lobo engañó a Caperucita, y con una gran carrera llegó el primero a la casa de la abuelita. Se puso sobre la puerta y llamó dos veces: ponpon...
ABUELA.- ¿Si? ¿Quién es...? LOBO.- Soy yo, abuelita, tu nieta Caperucita. ABUELA.- Pasa, pasa, querida, la puerta está abierta. Tenía tantas ganas de verte... NARRADORA.- Y de un gran salto, el lobo se plantó encima de la anciana. ABUELA.- ¡Oh...! ¡Socorro... socorro...! Que me quiere comer... Ayuda... NARRADORA.-Como pudo la abuela salió de la cama y se escondió en un armario. El lobo que se las sabía todas no perdió ni un momento, buscó en la cómoda y se puso el camisón y el gorro de la abuelita. En ese mismo momento llamaron a la puerta. Y el lobo se metió en la cama. CAPERUCITA.- Pon-pon, abuelita... abuelita... LOBO.- Pasa querida, me encuentro mal y estoy en la cama. NARRADORA.- La habitación estaba oscura y Caperucita sin imaginarse lo que allí pasaba se acercó a la cama, y se sentó a su lado. Mirándola extraña le dijo: CAPERUCITA.- Abuelita, abuelita, ¡que ojos tan grandes tienes...! LOBO.- Son para verte mejor. CAPERUCITA.- Pero abuelita, abuelita ¿qué orejas tan grandes tienes! LOBO.- Es para oírte mejor... CAPERUCITA.- Y qué boca tan grande tienes... LOBO.- Es para... Comerte mejor... NARRADORA.- El lobo se abalanzó sobre Caperucita que salió corriendo al bosque para pedir ayuda. Ni corto ni perezoso, el lobo corrió tras ella. Y a punto estaba de alcanzarla cuando apareció un buen cazador que al ver lo que pasaba le dijo: CAZADOR.- Alto malvado lobo, no te da vergüenza perseguir a una pequeña niña. Desaparece del bosque si no quieres que te mate. NARRADORA.- El lobo corrió y nunca más se volvió a ver por aquellos contornos.
CAZADOR.- Tranquila niña, te llevaré a casa de la abuela y veremos como está. CAZADOR y CAPERUCITA.- Abuelita... Abuelita... Estas ahí? ABUELITA.- Si pequeña, estoy aquí, en el armario. Abre la puerta, por favor. (El cazador y Caperucita abren el armario y se abrazan a la abuelita) ABUELITA.- ¡Ay, querida Caperucita! ¡Qué miedo he pasado! Temía que te comiera el lobo. (Dirigiéndose al cazador) Muchas gracias buen hombre, nos ha salvado la vida. CAZADOR.- No tiene importancia, sólo hice lo que debía hacer. NARRADORA.- Y todos juntos se fundieron en un gran abrazo. Y… colorín, colorado este cuento-teatro se ha acabado.