ROALD DAHL La Cenicienta Adaptación: Francisca Ponferrada Alba
CEIP VIRGEN DE LA CABEZA CANILLAS DE ACEITUNO (MÁLAGA) Texto: Cuentos en verso para niños perversos Road Dahl Traducción: Miguel Azaola Ilustración: Quentin Blake Editorial: Alfaguara Colección: Alfaguara Infantil Madrid 2011 Personajes: Presentador Narrador 1 Narrador 2 Hermanastra 1 Hermanastra 2 Cenicienta Hada Madrina Príncipe Guardianes y asistentes a la fiesta
PROMECE
PRESENTADOR.- “¡Si ya nos lo sabemos de memoria!”, diréis. Y, sin embargo, de esta historia tenéis una versión falsificada, rosada, tonta, cursi, azucarada, que alguien con la mollera un poco rancia consideró mejor para la infancia...
NARRADOR 1.- El lío se organiza en el momento en que las hermanastras de este cuento se marchan a palacio y la pequeña se queda en la bodega. NARRADOR 2.- Allí, entre los ratones llora y grita, golpea la pared, se desgañita. HERMANASTRA 1.- ¡Chao Ceny! (le tira besos) HERMANASTRA 2.- ¡Nos vamos a la fiesta! CENICIENTA.- ¿Quiero salir de aquí! ¡Malditas brujas! ¡Os arrancaré el moño por granujas! HADA MADRINA.- (Aparece) ¿Qué puedo hacer por ti, Ceny querida? ¿Por qué gritas así? ¿Tan mala vida te dan estas lechuzas? CENICIENTA.- ¡Frita estoy porque ellas van al baile y yo no voy! (La chica patalea furibunda). ¡Pues yo también iré a esa fiesta inmunda! ¡Quiero un traje de noche, un paje, un coche, zapatos de charol, sortija, broche, pendientes de coral, pantys de seda y aromas de París para que pueda enamorar al príncipe con mi belleza fina y distinguida! (Desaparecen el hada madrina y Cenicienta) (Fiesta, música, DJ, baile) NARRADOR 1.- Y dicho y hecho, al punto Cenicienta, en menos tiempo del que aquí se cuenta, se personó en palacio, en plena disco, dejando a sus rivales hechas cisco. (Salen a bailar el príncipe y Cenicienta, con música de rock) NARRADOR 2.- Con Ceny bailó el príncipe rocks miles tomándola en sus brazos varoniles y ella se le abrazó con tal vigor que allí perdió su alteza su valor, y mientras la miró no fue posible que le dijera cosa inteligible. (Suenan las doce campanadas) CENICIENTA.- ¡Las doce! (mirando el reloj). Nena, como no corras la hemos hecho buena. PRÍNCIPE.- ¡No me abandones! (Mientras le agarra del brazo para impedir que salga) NARRADOR 1.- La pobre se escapó medio en camisa, pero perdió un zapato con la prisa. El príncipe, embobado, lo tomó y ante la corte entera declaró: PRÍNCIPE.- ¡La dueña del pie que entre en el zapato será mi dulce esposa, o yo me mato!
NARRADOR 2.- Después, como era un poco despistado, dejó en una bandeja el zapato
amado. HERMANASTRA 1.- ¡Esta es la mía! (Mirando a un lado y otro para asegurarse que nadie la ve, esconde el zapato y lo cambia por su zapatilla) NARRADOR 1.- En cuanto apareció el Sol, salió su alteza por la ciudad con toda ligereza en busca de la dueña de la prenda. De casa en casa fue, de tienda en tienda, e hicieron cola muchas damiselas sin resultado. Aquella vil chinela, incómoda, pestífera y chotuna, no le sentaba bien a dama alguna. (Príncipe sentado en el centro de la sala, y una fila de damas para probarse el zapato) HERMANASTRA 1.- ¡Seguro que me viene como un guante! (La hermanastra se pone el zapato que le entra fácilmente) PRÍNCIPE.- (Da un grito de espanto) ¡Oh no! HERMANASTRA 1.- ¡Sí! ¡Sí! ¡Ha entrado! ¡Ha entrado! ¡Seré tu dulce esposa! PRÍNCIPE.- ¡Y un cuerno! HERMANASTRA 1.- ¡Has dado tu palabra principito, precioso mío! PRÍNCIPE.- ¡No! ¡He dicho que no! ¡Que le corten la cabeza! ¡Así no estará tan fea! (Un guardián de palacio la saca de la sala empujando con una espada) HERMANASTRA 2.- (Gritando) ¡Mi zapato! ¡Dejad que me lo pruebe! PRÍNCIPE.- ¡De eso nada! (Otro guardián de palacio la saca de la sala empujándola con la espada) NARRADOR 2.- En la cocina Cenicienta estaba quitándole las vainas a unas habas cuando escuchó tanta algarabía. Así que se asomó desde la puerta y preguntó. CENICIENTA.- ¿Qué es lo que está pasando? PRÍNCIPE.- ¡Otra! CENICIENTA.- ¡Caray! ¡Qué bárbara es su alteza! Yo con este no me juego la cabeza. ¡Está completamente loco! (Llamando) ¡Hada madrina! HADA MADRINA.- (Apareciendo en el escenario). Pídeme lo que quieras Cenicienta, que tus deseos corren de mi cuenta. CENICIENTA.- Hada madrina, no quiero príncipe ni nada que se le parezca. Ahora te pido algo más difícil: un compañero honrado y buena gente. ¿Podrás encontrar uno para mí, madrina amada? Yo lo quiero así… (Le habla al oído al hada madrina)
NARRADOR 1.- Y en menos tiempo del que aquí se cuenta se descubrió de pronto Cenicienta a salvo de su príncipe y casada con un señor que hacía mermelada. (El hada madrina hace un gesto con su varita mágica y aparece un señor que hace mermelada) NARRADOR 2.- Y, como fueron ambos muy felices, nos dieron con el tarro en las narices. (Cenicienta con su nuevo esposo se pasean por el escenario)