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MEMORIAS DEL SUBT Pablo D´Amato
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Dedicado a Anuk, “S”, Gulmp y Jalival, que su viaje llegue siempre a buen puerto. “Sombra de miniatura y pelos alborotados juega a las escondidas parece un ovillo enrollado listo a siempre envolverse dentro de mi pulover corre sobre la noche hecho un rebujo a mi lado” A gatu.
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Prologo - en el anden5
Bs. As es una puta y con ello no descubro nada nuevo. Sin embargo no es esa una característica distintiva, sino que al contrario, es un mote lícito a todas las grandes y pequeñas ciudades del mundo. Bs. As es, - y en eso si particular- como una diva en decadencia. Como esas viejas actrices, que en su madurez, no pueden soportar ya no ser una estrella por todos admirada y deseada y ahogan sus recuerdos de gloria en vodka y cocaína, mientras intentan revivirse frente al espejo, enfundando sus cuerpos baqueteados, en antiguos vestidos astrosos que ya no les entran y boas de pluma gastadas. Bs As como esas mujeres, es una experta del sexo pago, (quizás porque toda su carrera se sustentó sobre tales medios.) Bs As es, una artista under del subdesarrollo sexual. La memoria sudorosa de las orgías de antaño, se convierte en la impronta de un anhelo lastimoso. 6
Pienso en Bs As y veo al cuchitril de un hotel barato... veo el ventilador roto, y siento los 40 grados de temperatura. Veo la persiana entreabierta. Veo a una puta vieja y fea que se empeña en imaginar que todavía es bella, que su piel aun es tersa y sus pechos aun son duros. Pienso en Bs As y veo el humo del cigarrillo arriesgando formas bizarras entre los haces de luz rojiza y entre tanto me doy cuenta de que no puedo dejar de pensar en ella. A mi lado pasa el tren: una lata de sardinas con carne muriendo en su interior, y de delante mío la boca del sube devorando y regurgitando con avidez miles de ovejas muertas como yo, que se amontonan sudorosas unas contra otras. En frente, un bar hace las veces de cápsula, de esfera del olvido. Adentro todo es limpio, ordenado, adentro el tiempo transcurre como si no hubiera tiempo, y la gente se ríe para no llorar, adentro todo es simulado. Bs As traspira por todos sus 7
poros un poco de su historia. Narra en su propia carne la novela de sus abortos y sus revolcones, la novela de sus hijos, los naturales y los adoptados, aquellos que hoy reptamos sobre su piel leprosa. Mi relación con Bs As no pudo pasar jamás del mero placer carnal. Bs As es una puta, decadente y seductora. Bs As logra más allá de todo, esclavizarme a su cuerpo, abrazarme hasta convertirme en parte de si. Sujetarme hasta introducirme en sus entrañas. Una vez allí seré testigo de sus sentimientos más contradictorios. Una vez en el anden del Subte., oiré el rugir de la bestia y ya no habrá vuelta atrás. Una vez en el andén seré parte de ella y ella será parte de mí. Una vez en el anden, seré su cliente de por vida y con mi propia sangre pagare los servicios de esta puta: una puta siniestra pero hermosa y brutalmente irresistible. Plaza Italia
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Desciendo hacia el averno de garganta impiadosa. Me reciben 43 pautados escalones: dos de ellos dan tregua, también la caída la encuentro pautada. Invierto las instrucciones para poder bajar, para poder dejar de gimotear. Una nueva caída no necesita interpretación: la misma parca deviene en mecánica, el horror en satisfacción. La espera duerme y el Leviatán acude inminente. El segundo atracón se suscita: ahora estoy dentro ahora soy parte, ahora soy-yo. Aqueronte conduce al demonio de acero,
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mas no son negras sus aguas, sino tan solo la confusi贸n. Sacrificios (otra vez pautados) de ingrata felicidad. Dante aguarda subestimando incr茅dulo, el morir del hombre y el caer de su vanidad.
Constituci贸n 10
La ciudad se ha quedado MUDA Despierta, CON EL PECHO desgajado por lluvias viscerales Y brisas de flores brunas Las calles vacías Extrañan radiantes lo que no pueden ver: Culturas urbanas Anhelando suspiros de tranquilidad Se callan a gritos lo que no saben gritar. ¡Ay Buenos Ayres! Tan sumisa y tan tímida. ¡Ay Buenos Ayres! así es como me gustas. Muerta y dormida, encogida de hombros, LLORANDO hacia adentro y no para hacerte notar. ¡Ay Buenos Ayres! Que rara que estas. Rendida y cobarde, recogida y tan triste. ¡Ay Buenos Ayres! Así es como más me gustas. Congreso 11
Recuerdo tu sonrisa Como quien recuerda entre pétalos marchitos el ocaso de una invención. Incluso... la abertura de tus ojos Se reencarna ante mí, Empañada de medias luces Como aspirando EN UN ÚLTIMO SOPLO de vana espera... despojarte de tu antifaz.... Queriendo Rajar con cada mensaje lo artificial, lo farsante De tus suturas, para encontrar debajo las viejas lágrimas ya fosilizadas renaciendo de su violencia Pero todo eso 12
se consume. LOS RECUERDOS se sofocan Y una vez más el torbellino del tiempo no demuestra clemencia. En la hondonada de sus médanos sepulta aquella sonrisa contagiosa Aquellos ojos transparentes Me duele Intuir que estas nostalgias son momentos tan únicos tan irrepetibles como sus hermanos... ya EXTINTOS en la arenas del tiempo.... y en la escoria del olvido.
Gardel 13
Me habita la noche de tu vanidad Me habita el pecho. Me habita los ojos. Me habita la mente. Me habita la noche DE tu sexualidad. Me somete. Me avasalla. Me domina. Me esclaviza. No puedo en aquella cerrazรณn Concebir, mรกs Que tu cuerpo despojado. No puedo en tu ausencia Mรกs que anhelarte en silencio. Y TU ESFIGIE Se me presenta Aun sin llamarla. Y tu sexo me subyuga aun sin tenerte. Y sospecho tus pechos 14
y conjeturo tus piernas. y en anochecidas presurosas ahogo el rigor de tu expediciĂłn. En soplos entrecortados, me entrego a las cadenas de tu repaso. Y percibo tu aliento. Y huelo tu humedad. Y siento tu piel sucia bajo la mĂa. Te proyecto... revolviĂŠndote Y en espasmos enajenados me sacudo tambiĂŠn, Para reventar Solitario a tu lado.
Callao 15
Una runa elĂptica enardece sin quererlo al fuego fatuo. La incomprensiĂłn, vileza del entendimiento mismo se estima inoportuna. Y solo uno, o tal vez dos ecos y solo una, o tal vez/ dos sombras Una soledad ESTACADA A SI MISMA, un paquete de cigarrillos y una pelota de fĂştbol. Un primer beso. Un cuaderno. Ese cuaderno. Una guitarra con persistencia incandescente de acordes que duerme, en los umbrales de un tiempo ya pasado o aun por transcurrir. Una rebanada de pan 16
Un pezón, terso y rígido. Un cuadro de No se. Un libro de bucólica primaveral. Una hoja disfrazada. Un muñeco de torta. Huestes… Absolutamente sofocadas. Aberrantes. Mal situadas. Bai ben de arqueos. acirema precolombina. Variante de autodestrucción. Trenzas..... Aquelarre inverosímil. Catarsis de lagrimas De primera, segunda y tercera Trompeta. +PUNTOS innumerables: orgía lesbica Infernal . Marcabas mordidas en pequeños trozos chorreantes de efusión. Ojos IMPUDICOS, profundos. Prensa biliosa. Pánico de horrores. Hastió.......basta Basta.......basta. F. de medicina 17
El bar respira ausencia y se deshace en recuerdos enfrascados. Afuera la lluvia redunda y él frió adhiere la repetición. Refugio egoísta De noctámbulos soñados, Sombría estampa DEL ESCAPE URBANO, me abraza y sus alas tibias confunden mi desazón. Me adentro en la ampolla de luces muertas Y reflejos sonrientes: Acordes conocidos, palabras repetidas, rostros expectantes, burbujas testigas. El olvido me oprime. El tiempo descansa. La memoria... inverna. Palpita la espera vana DE OTROS OJOS HERMOSOS , de compañías cómplices 18
Y sonrisas fáciles. El bar me devora y yo me entrego gustoso: Adentro me siento cómodo, adentro no hay riesgo adentro estoy muerto, Adentro no existe amanecer. Desfilan hipocresías. Desfilan palabras recias. Espíritus en conserva. Corazones en liquidación. Traspira también el bar : Transpira ilusiones descartables, reemplazos efímeros de lo que aspiro escontrar. Una mujer en la esquina. Una cerveza de más. Amigos de paso. Amigos de verdad. Los vidrios se empañan deseosos de una noche, la poción en mi sentido me vende otra vez, el bar me duerme 19
en ese sueño despierto de comodidad. Otra cerveza, distorsión de sombras Apócrifa intimidad. Un lecho tibio de jugos peregrinos y un corazón vivo por propia expectación. Una mañana fría ajena de estrellas, otra noche difunta en cobarde huida. Otra vez me muero para aprehender a resucitar.
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Agûero Reciclar el tiempo, domar las posibilidades / de universo. Amamantar el silencio, mediante estrías histéricas. Reconquistar los palacios de mármol negro: mas allá de las columnas herculianas detrás de los ocho valles, mas allá de los ocho mares, profundamente archivada debajo de los ocho abismos, y descansando sobre ocho columnas, ocho espejos y ocho relojes. Golpe de gracia, divinidad corrupta. Incoherencia hereditaria, colapso de penumbras. Hijos deshonrosos, acordes moribundos. los ocho palacios persisten las ocho columnas... no Los dioses escapan, avergonzados de sí mismos y de sus cobardes retoños. Flamea la insignia carmesí, sangra el último soplo vital y las nubes 21
de negrura imposible chiflan el aire viciado acompañando ese ultimo réquiem, para fenecer luego a su lado. “una vez en el medio del laberinto concéntrico, el tiempo se vuelve físico Y muere ebrio a sus pies ...Una vez torcida la forma Los símbolos se vuelven ternos…”
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Puyrredón Quietud tensada, Innoble Imaginación: Espera indecisa a la ingrata. alucinación. Excusas serias para sufrimientos vanos, vergüenza ajena de propia enajenación. Empatía absurda YA SIN SENTIDO ya sin razón! palabras pintadas y una única consumación: Remordimientos varios, espinas suicidas, llantos quebrados y conquistadores violentos. Pájaros al vuelo y la última oportunidad, corazones tristes de arrepentimientos muertos en sentimientos que soplan la histérica presunción.
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Los incas Incongruencia espejada, despiadada resignación, una vez más se cobra Inmutable, aquello que le es licito reclamar. Una vez mas TOCA MI PUERTA su mano de escarcha. Una vez más la oigo sonar temblando en la turbiedad. Una vez más me acobardo y le doy la espalda. ¿Cuantas espigas de evos inmortales podré tolerar, sin entregarme gustoso a su inocente objetivo de hacerme germinar? ¿Cuantas muertes mas habré de soportar? ¿Y cuantos excesos deberé digerir? ¿Cuantas veces tus orificios volverán a descubrirme?
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¿Cuantas copas deberé tragar Para soportarme a mí mismo? La raza se niega a persistir, El silencio oscuro de mi propia mediocridad. De los placeres muertos de antaño. Los peces se convirtieron en mariposas y las mariposas brotaron sin miembros. Se conformaron en alimañas Quijotescas, en controladas sátiras de sí mismas. Y entonces resurgen las preguntas ¿Porque las larvas hediondas se pudren a mis pies y me hablan dialectos torpes pero amables?
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¿Cuantas copas más? ¿Cuantas preguntas más? Las réplicas no concurren y el silencio aturde. Deberé disimular sin quejarme que los idiotas sigan siendo más listos que yo.
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Carranza Dedicado al tío Alfonso Escupe. Silencioso en la confusión, muriéndose de a poco. Con cada expelida, una nueva utopía, difunta al los pies de viejos fantasmas. Sueños descartables en ataúdes DE CEMENTO. Un pucho, el último. Lo fuma, despacio dejando en cada pitada la humedad insaciable del extravió. Sube el humo y lo envuelve - se hacen uno Con la multitud (desierto) El sueño duele, los ojos se cierran deseando, ya no recordar en la madrugada, deseando dejar en esa ultima pitada, la impronta hipócrita de un recuerdo imperfecto. El ultimo segundo de un adiós redundante o 27
quizás...de un hasta luego lleno de equivocaciones ¿La ultima escupida? Se hace desear como quien no quiere la cosa, como quien hastiado de los desafectos llora sin llanto y se extingue de a poco preso de la ambigüedad.
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Olleros Cristales de hielo arden en la cerrazón Y REVELAn su esencia entre flores petrificadas. Cortan el silencio figuras nuevas, sombras secretas y se cubren de misterios mundanos escapado al abismo del olvido, queriendo rasguñar un ultimo trozo de grandeza marchita. Encadenados... Como tantos otros a la idea aberrante de UN FUTURO incierto, plagado de decepciones y titubeos, se aferran a ese último soplo de juventud enferma. Y sangran remordimiento Y escupen hipocresías.
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Primera junta Entre sabanas muertas se enciende el inconsciente de llamas precipitadas y se disputan entre si las razones de su despecho. ¿Porque será que los pétalos ennegrecen con tu mímica? y te rendís a sus pies marchitando con cada suspiro el brillo de mis pupilas, hechizando con cada brisa lo impredecible de tu mirada lo SOMBRÍO de tu sonrisa Quizás sea tan solo un reflejo silencioso CASI MUERTO... de lo que una vez creíste Los Atardeceres... Se cubren ahora bajo la un manto de indiferencia y ya no despertaran ni siquiera PARA HONRRAR
el vació de tu recuerdo
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Palermo Ahí estabas: Eludiendo miradas y sombras. Zigzagueando entre anhelos de cómplices circunstancias EL RASPAR de las pupilas. Ahí estabas: Serpenteando preámbulos entre inquietas charlas de rutina. Ondulando... desde aquel rincón impasible en férvidas noches de fríos postizos. Ahí estabas: Penetrando la adyacente lejanía olvidándote en palabras confundidas. Ahí estabas de nuevo, delineando viejas siluetas de aire sucio, nuevos temores que me llamaron a secundarles. La resignación dio cuenta 31
de su propia torpeza y trajeron tu besos alguna que otra certeza. Y ahí estabas: Las sombras níveas lamieron el contorno DE TU CUERPO, sometiéndolo a lo inexorable de si mismo, convirtiéndolo en huellas para mí. Mientras, vos buscabas en silencio el antónimo de amenaza. ASÍ sin entender demasiado. empecé a quererte así sin darme cuenta mastique palabras pasadas. Espíe para adelante y angustié tu ausencia Espié para delante y te extrañe, mudo de silencios y hielos rotos. ¿ y ahora que? me dijiste. ¿Y ahora que? Me repeti. El eco se prolongo por todos mis cimientos 32
que se resquebrajaban, que se ahorcaban en sonrisas temblorosas: 多y ahora que?...................................... .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. .............................................. ....................
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Retiro Los lagos devinieron en albañales, LOS CAMINOS en hirviente asfalto. Las arboledas trasmutaron en autopistas. Las montañas en mustios edificios. Los árboles SE CONVIRTIERON EN semáforos. Los animales en autos marchitos. Los HOMBRES se trasformaron en cifras. La brisa seca, en ardiente humedad. El frío fue entonces recuerdo Y POCO A POCO fui olvidando mi localidad. La distancia se volvió infranqueable y la pertenencia una irrealidad. El lenguaje comenzó a serme ajeno
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Ya que concreta mi consonancia. Y como quien oye sonidos sin descifrar palabras O quien escupe vocablos sin penetrar conceptos, ME FUÍ volviendo invisible me fui volviendo ilusorio. Mi ser se desvaneció por entero, y me sumergí en la ausencia de mi lugar. No hay ser sin lenguaje me dije Y la nada siquiera es entonces una posibilidad: Aoñroe referneica Y en mdeio de esa caraenica me qeude sin yo y tan sloo sin ndaa, sin lnegauje me enocnrté en la auescnia, Vagué dunarte aoñs en bsuca de una cnosoanncia Y las csoas a mi ardeledor no feuorn sequiira eso Proque sin mi iedtnidad las csoas sequiira eran.
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Y aun así pridedo, rienevnte mi sastuncia Y cerí ver que la cuadid me senroía. Me vloví a hallar cuando extraviado entre sombras exiliadas aprendí a hermanar las lejanías. Reinventarnos sin perder nuestra esencia, siendo todos y siendo ninguno Para mantener nuestra relegada presencia Pasearse hoy presentando el futuro.
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Juramento
Cada tanto te veo DEAMBULANDO tu sombra. Te imagino entre velos Y mi olvido te nombra. Ojos pardos sugieren ojos pardos desnudos ojos pardos que hieren con total disimulo. Yo no se ni tu nombre me encadeno a la ausencia yo no encuentro tu donde me rindo a la demencia. Helando el invierno tan solo un recuerdo, nevada piel de tercio-pelo. Ahí tu mirada cautiva la mía Ahí donde el aire Imagina tu vida: Entre mesas oscuras Y miradas filosas, multitudes apagadas caídas silenciosas
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Muertos los pétalos DE TU GIFURA, muerto el recuerdo entre tanta amargura Entre tantas palabras se me eclipsan tus ojos SE ME ESCAPAN TUS pechos Y me quedo tan solo… Y tan solo recuerdo el silencio del mundo y recuerdo tus labios enseñándome un rumbo. Y recuerdo que entonces Nada de esto es muy cierto, Tan solo un bosquejo. Tan solo me miento. Tan solo palabras. Tan solo utopías. Tan solo tu piel, pegada a la mía. Me quedo callado, Prendo un cigarrillo. Me encadeno al pasado. Me abandono en tu brillo.
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Un café bien cargado, SUEÑOS muertos de frío añorando tenerte siendo viento conmigo. Siendo tierra en presente, siendo mar en futuro: Me descubro entre ausentes encerrado entre muros. Del olvido soy dueño Del pasado el esclavo Me extravío en el tiempo y solo hallo el desamparo Buenos Aires me mata Buenos Aires me duele, mis ojos me delatan los tuyos me sostienen. Y sigo extinto sin ver más que el bailar de tu sombra entre las mesas del bar y el morir de una canción.
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José Hernández PUEDEN PASAR LOS AÑOS. Pueden pasar lo meses. Los días, las horas. Podrán agonizar las calles, sangrara el asfalto Y por fin, escuchare como resbalara la sangre tibia cuesta abajo. Por esa garganta sucia, tu canto melancólico podría satisfacer la ingrata suficiencia Pero vas volviendo, volviendo a casa, suplicando misericordias QUE NUNCA LLEGARAN, te crucificaras a las lágrimas cotidianas de negros afines y palabras vanas.
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Entre Rios Parí una pared parda y cruda y a su lado cuatro muros más, te vi por vez primera desnuda desandando el camino de los demás. Imaginé díscolo un reflejo. Proyecte sombras por muchas. Redimí adyacencias eternas amarrado cual necio a un espejo. Me convertí entonces en tinta y me adherí a la pared repetida. Antes cuatro mujeres despiertas, luego cuatro mujeres dormidas. Clame por el tiempo de nuevo y me rendí tibio al azar desperté en Buenos Aires un día Y desde entonces TODOS LOS DEMAS. 41
Independencia Olvidarla me costó siete días drogado. Asfixiado en mi propia vacante y ni siquiera eso lo consiguió. Procure atajar las ventiscas que zanjaban un cúmulo de vaciedades y no obtuve mas que silencios decorosos. Siete días tarde en construirme. Siete días en morir y volver a nacer libre de culpa, libre de pecado. En el principio fue la nada ajena a su misma enunciación, dejando un soporte completamente desocupado. El día segundo fue de espera y resignación 42
de dudosas perspectivas y conclusiones rescindidas. El tercer día fue no solo de humo pues hubo también mil mares de alcohol. Fue quizás el primer averno quemando la blanca cordura. y de seguro el primer escalón. El día cuatro me encontró rodando cuesta abajo inmerso en mundos aledaños, intoxicado de fantasías. Plegado sobre mi mismo, Tirite tan fuerte como pude Esperando que ella me sintiese, pero la noche tropezó con migo Y me halló aun deshabitado. El quinto día empecé a morirme y me envolví de hipócritas cosquilleos. En un último intento de salvación, 43
demolí y levanté mi morada para limpiarla de memorias y me tope entre medio con el día numero seis. Me anestesié tanto como pude y me hastié de mi falsedad. Vomite sobre su ternura, me fui sin saberme escapar. Cavé una fosa para su recuerdo y junto a él enterré mi imperfección Las agujas aún no alcanzaban su cima y yo me aplastaba de espaldas contra el colchón. El día séptimo resucite sintiéndome nuevo. Desperté temprano rodeado de no-signos, el día séptimo me moví despacio intuyendo la vacuidad El día séptimo le dedique mi último latido. Escribí un poema, tome mate y escuche arriém.
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El dĂa sĂŠptimo aprendĂ a evitarme y llore su ausencia por primera vez.
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Pre-metro Dicen que aquellos que lo ven sucumben forzosamente en una suerte de alucinación enferma, que su efigie representa la vida y su contrapartida, el transcurrir cíclico, el laberinto circular, absoluto y eternamente solitario. Dicen que su mirada cíclope es aberrante, un abismo eterno que refleja las posibilidades insoportables del tedio y del hastío, que su existencia misma es la definición de lo indefinible y que esa representación es incompleta, corrupta e insoportablemente real. Dicen que la forma circular de su único ojo es indistinguible de su cuerpo, que sus astas oscuras y su vista insuperable traspasan el espacio y exceden el entendimiento. Que la naturaleza de su espectro, lóbrego y primigenio, sobrepasa a la ciencia y se burla de la metafísica. Jóvenes y ancianos, mujeres y hombres, han enloquecido en presencia de los tatuajes numéricos que revisten 46
su morfología. Éstos proyectan lo ineludible, lo absoluto, el irresistible encierro inexpugnable Y mientras nuestra mente exigua se pierde dentro de su aliento, él tan sólo existe como la representación terrestre de su dios, un eterno creador helado e informe, cuyo poder, cuya influencia soberana, escapan a nuestras percepciones, cuyas realidades cósmicas exceden ilimitadamente nuestra posibilidad de percepción, nuestra posibilidad de cálculo, cuyas reglas horrorosas rigen lo sempiterno, cuyas fauces aberrantes devoran y regurgitan, devastan y erigen, sacrifican y resucitan, en un transcurrir eterno, padre del mismo universo, último bastión de la realidad. Y en medio de un yacer execrable, nuestras vidas no son más que soplos efímeros, sometidos a los caprichos trastornados de un Dios omnipotente al que también adoramos, y su delegado maldito al que llamamos reloj. 47
Estación Terminal Recuerdo la última vez que lo vi. Fue aquella vez en el subte, recuerdo sus pupilas brillantes, sus parpados cansados. Me acuerdo de sus dedos jugando con las mangas deshilachadas del pulóver. A veces, sonrío, cuando me vienen a la memoria los buenos momentos, las cosas divertidas, esas salidas tan absurdas que solía tener. Otras veces, no puedo simular las lágrimas, me acuerdo de su sonrisa, esa sonrisa mágica, que parecía reírsele en la cara al mundo... Me acuerdo que aquella última vez en el subte, había un grupo de pibes que intentaban un tributo a Piazzolla, y pasaban la gorra. Pablo, fumaba cabizbajo, haciendo caso omiso a la prohibición. Cuando uno de los chicos le pasó la gorra, levanto la cabeza y se quedó mirándolo, tenía los ojos inyectados. El flaco lo miró desconcertado y medio como que se asustó... pero Pablo lo retuvo del brazo y le dio 5 pesos. Esa fue la 48
última vez que lo vi, después vino el túnel, la oscuridad, el ruido, la catarata de estallidos lumínicos: “parecen diapositivas” solía decir pablo. En una de esas diapositivas él ya no estaba, me acuerdo de su silueta recortada en la oscuridad, me acuerdo de su última mirada, esa mirada perdida ...una mirada triste, un adiós con sabor amargo, un adiós con sabor a Buenos Aires. Aquella mañana de marzo, fue el día donde todo terminó ( o comenzó Hubiese dicho en otros tiempos). Pablo como siempre se levantó temprano. No me saludó, su cara tenia un "no sé que" que me partía el alma. Lo espié sin que se diese cuenta, desde la puerta entreabierta del armario. Me acuerdo que estaba desnudo, siempre andaba denudo, decía que lo hacia sentir " menos muerto". Pasó por delante mío, y ni siguiera se dio cuenta de que yo estaba ahí, agarró su ropa que había quedado tirada en el 49
suelo, y se fue para el baño, mientras se prendía un cigarrillo. Fugazmente nos cruzamos en el baño… no me dio mucha bola tampoco, me acarició con lo la punta de los dedos, que imaginaron formas sobre mi máscara, y entre esas formas fue que lo espié. Se pegó una ducha rápida. Todo lo hacía como por inercia, miraba el suelo y no borraba la mueca triste de su cara. Yo sabía que todo andaba para la mierda, no había laburo, el tío estaba muy enfermo y que encima River había perdido el clásico la noche anterior, por eso no quería molestarlo, si él quería ignorarme, podía soportarlo. Intente relajarme, en la cocina tomamos mate, como siempre yo me senté contra la pared de azulejos, y él en el banquito, pero no nos dijimos nada, ni siquiera nos miramos. Cuando se fue, salió dando un portazo, sin explicaciones, como si alguien lo corriera. Yo lo seguí, y lo volví a ver en 50
el pasillo un ratito después, fuimos hasta el ascensor, él me seguía ignorando, pero yo no podía dejarlo solo. Me acuerdo que en ascensor éramos cuatro personas Pablo solo saludó a una, a mí me siguió ignorando y a la restante apenas si la miró. Mientras bajábamos los 7 pisos que nos separaban de la planta baja, me pareció que me miraba de reojo, a esta altura ya no sabía si era solo tristeza o también estaba enojado, ya había empezado a preocuparme. Estaba acostumbrada a sus silencios prolongados, pero este era diferente. En el palier, me adelanté unos metros, pero él pasó delante mío como si yo no existiera y siguió su camino... Me acuerdo que se cruzó al kiosco a comprar puchos y cuando volvió, una vez mas pasó de largo haciéndose el que no me veía en aquella vidriera, lo mismo pasó frente a la panadería y la farmacia. Lo seguí hasta el subte, y no fue hasta estar dentro del vagón, 51
enfrentados cara a cara que se dignó a mirarme a los ojos. Nos sentamos el uno delante del otro como si nunca nos hubiéramos notado, por suerte era domingo y el subte estaba suficientemente vacío como para poder encontrarnos. Me miró durante un rato largo sin abrir la boca. Me acuerdo que tenia muchas ojeras, se lo notaba cansado y agotado, me imaginé que por fin hablaría, pero no me dijo nada, se redundó en un mutismo absoluto y solo atinó a negar con la cabeza, una y otra vez. Yo supe que era el final, y entre lágrimas, me pregunté como mierda era que habíamos llegado a “eso”, éramos tan iguales, parecíamos hechos el uno para el otro... ¿qué había fallado? “Seguramente, pasábamos demasiado tiempo juntos, y eso lo había asfixiado”, fue lo primero que se me ocurrió, pero no, no era eso, porque yo sabía que esas miradas cómplices que me echaba de vez en cuando, no eran las miradas de alguien 52
oprimido. Ahora a la distancia, con la ultima visión de su silueta persistiendo en la retina, y sin lograr olvidar sus profundas pupilas brillando en aquel ultima destello… después de preguntarme una y otra vez, por las razones de lo que pasó, después de extrañar su imagen y sus palabras, cada segundo de mi vida, pude entender lo que a pablo le pasaba. Me acuerdo que él siempre decía que tenía tantos demonios adentro que más que un psicoanálisis necesitaba un exorcismo. Al fin y al cabo yo siempre existí como una imitación, como una redundancia de sus propias miserias y a nadie le gusta descubrir que es, en si mismo, un simple y mundano efecto de luz. No me quedo entonces más que aceptar el papel desdoblado que me había tocado representar, y admitir que fui yo mismo el que confundido creyó ser la copia de lo que 53
hubo sido. La costumbre hizo que poco a poco me mimetizara con migo mismo hasta el punto de creerme sin titubeos que yo era yo. Lo ultimo que me quedaba por tanto era elegir que papel me correspondía, y no fue sino hasta esa ultima “diapositiva” que me decidí, entre lagrimas, a hacerme cargo de ser y expulsar a aquella imagen trunca que procuraba despojarme de mi unidad.
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