Kutsua | La huella
Y es que no hay misericordia si no parte del corazón, un corazón que se deja herir por la miseria del otro, por el sufrimiento del prójimo. Que se convierte en Amor, no se trata únicamente de buenos sentimientos, estamos llamados a practicar la misericordia. A que la miseria de tantas personas nos conmueva el corazón, a reconocer mi propia miseria y con ello, abrir nuestro corazón y nuestras manos, actuando como lo haría Jesús Tenemos una llamada a una conversión personal y de nuestras comunidades
¿Cómo ser Buena Noticia hoy? “Dad gratis, lo que gratis habéis recibido” (Mt. 10, 7-15) esta actitud generosa, de servicio, de entrega, de ser reflejo del Amor que nos viene de Dios, es seguramente la mejor forma de comprender el voluntariado. Es la respuesta a una llamada que nos empuja a hacer el bien, a ser Buena Noticia, a comprometernos con las personas que más sufren, a comprometernos por mejorar el mundo. Vivimos en un mundo que genera exclusión, que promueve el consumo, el individualismo, la desigualdad, la indiferencia ante las situaciones de injusticia. Muchas personas se quedan en los márgenes, son “los descartados”. En este contexto el Papa Francisco nos llama a globalizar la solidaridad, a promover una cultura de solidaridad y misericordia para vencer la indiferencia. Una solidaridad que fruto de la conversión personal nos mueva a la fraternidad y a la vida en común, a pro-
mover espacios para la esperanza, al encuentro con las personas empobrecidas, a dejarse tocar el corazón. (Francisco, Jornada Mundial de la Paz, 2016) El Buen Samaritano (Lc. 10, 2937), nos muestra cómo actuar: De la indiferencia a la misericordia. El Samaritano sintió compasión y esa compasión le provocó actuar. De la compasión a la acción. “Del corazón a las manos”. Un corazón que ve la miseria del otro, esa miseria en el corazón se hace misericordia. No es lástima, es misericordia.
“La respuesta a las situaciones de pobreza pasa por una conversión personal, por un cambio del corazón, por adquirir estilos de vida austeros, fraternos y solidarios. El uso que hacemos de los bienes debe estar presidido por la sobriedad y la solidaridad. No somos propietarios, sino administradores de lo que somos y tenemos (…) Toda clase de pobreza reclama nuestra mirada compasiva, reflejo de la misericordia de Dios. Más aún, para el cristiano demanda cercanía real y cordial a los pobres, para poder acompañarlos adecuadamente en su camino de liberación.”. (Carta Pastoral de los Obispos, Misericordia entrañable, Pascua 2015)
Aukera bikaina dugu. Gure konbertsio pertsonal eta komunitarioa sakontzeko unea da. Txirotutako pertsonentzako itxaropen-garrasi izan nahi dugu; justizia-deiadar, parez pare ditugun erronken aurrean. (“¡Grita por la justicia! Garrasi egin, gartsu ekin!”) 2019ko uda • Bihotzez