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AREA > 38 / 2021
ARQUITECTURA Y DISEÑO
porque la ciudad como quienes la habitan, usan, disfrutan, saben, no ignoran, que la respuesta es persistir en más urbanismo, de mayor calidad y consideración con el medio ambiente. Una de las grandes claves para hacer posible un buen aterrizaje de los cambios tiene que ver con la optimización de los tiempos y costos sin descuidar el diseño. La arquitectura no compite con la naturaleza, comparte, mejora, permite disfrutar del paisaje, lo hace vivir desde el bienestar. La arquitectura en todo tiempo, época y circunstancia, nunca ha dejado de enfrentar los inéditos y apasionantes desafíos de la realidad, con su principal herramienta: el diseño. Esta ha sido la respuesta con la que todos también estamos de acuerdo y a la generación que le ha tocado vivir, experimentar y sufrir estos tiempos, también le corresponde encontrar las respuestas para crear un mundo de bienestar. La ciudad sigue en el centro del pensamiento moderno del siglo XXI, segura, confortable, armónica, atractiva, donde la arquitectura pueda ir desarrollando el mayor bienestar posible y felicidad a la población. Ningún Estado puede desentenderse hoy de la planificación, ni desatender la ciudad en sus servicios básicos incluidos la cultura y el amueblamiento y disposición de los espacios públicos. Nada está resuelto y menos en las grandes capitales. Las ciudades siguen siendo un imán para el estudiante, el trabajador, el individuo que busca oportunidad, y esas multitudes que no cesan de crecer, también producen contaminación, desequilibrios económicos, sociales, culturales, de viviendas, que requieren ser atendidas de urgencia.
El cambio es presente y futuro El cambio es una palabra, un concepto, una idea, una visión, filosofía, que el arquitecto no debiera soslayar en ningún momento. Es el leitmotiv de su trabajo. Producir seguridad, felicidad, espacios confortables, armoniosos y una belleza espacial acorde con el entorno y la escala humana. El factor tiempo no solo tiene un costo para la economía en un país, empresas y su productividad, sino también para las familias, principalmente la calidad de vida de cada uno de sus miembros y el conjunto de la sociedad, y ahí la arquitectura tiene mucho para decir y hacer. El espacio urbano es esencial en el desplazamiento de la población en un territorio y en la ciudad. Su atención en la actualidad es una prioridad, no solo forma parte de la estética, sino de su necesaria funcionalidad. Hay recursos esenciales que van de la mano, forman parte de una convivencia sana, ordenada, productiva: transporte, salud, empleo, cultura y ocio, principalmente. ¿O la pandemia no nos ha trazado algunas urgencias, advertido sobre nuestro futuro si no emprendemos los cambios requeridos? No solo para enfrentarla, sino para vencerla a través de una arquitectura que nos proporcione lo que ya sabemos: bienestar, belleza, comodidad, seguridad y, sobre todo, un espacio funcional en relación a las exigencias de una nueva realidad. El futuro es hoy, y con ese convencimiento trabajamos para una ciudad, un país, una arquitectura que deje una huella para las futuras generaciones.