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Capítulo 05: Bienvenida, esposa mía...........................................................................................Pp
from Hokuou Kizoku 1
CAPÍTULO 05 %
BIENVENIDA, ESPOSA MÍA
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La primera cosa que hice luego de regresar fue limpiar la habitación que mamá usaba para que Sieg pudiera vivir allí.
Debido a que mi madre tiene una complexión pequeña, pensé que Sieg no podría usar las ropas de ella, de modo que las moví a otra habitación.
Aunque no podría vivir una vida lujosa al casarse con un conde tan pobre, por lo menos preparé todos los enseres necesarios.
Compré del carpintero de la aldea un escritorio, una silla, un tocador y una cama, todas en tonos de rojo. Porque me sentía intranquilo con la habitación de un brillante rojo, coloqué un mantel blanco encima del escritorio y piel de conejo blanco en la silla. Hicelo mismo para los otros muebles, equilibrándola con objetos blancos.
Sobre el piso extendí una alfombra tejida en un país extranjero. Se trataba de un artículo con finos círculos bordados sobre una base gris.
Luego, terminé de preparar la habitación al cambiar las cortinas y comencé a preparar las ropas.
Para el abrigo usaré pelo de reno, tomé el que tenía en casa y se lo encargué al sastre. Para los zapatos, yo mismo los hice usando piel de reno blanco. Alisté tres pares por el momento.
Generalmente visto ropas tradicionales hechas con telas reforzadas con lana. La tela se tiñe de un colorido azul como base y bordo con hilos rojos y amarillos varios patrones alrededor de las mangas, pecho, cadera y dobladillo. Alrededor del pecho lo alineo con un material mullido y los aseguro con broches plateados, creando una prenda para prevenir el frío.
En el caso de las mujeres llegan a la altura de las rodillas, mientras que los hombres hasta las caderas, y se sujetan con un cinturón. Algo que es idéntico, independientemente del género, es que usamos pantalones abajo.
Dudé sobre el largo para Sieg; no obstante, decidí una altura intermedia entre la de los hombres y las mujeres.
Mientras preparaba las cosas para ella, llegaron sus cartas varias veces.
Escribía inesperadamente bien. Recibí cartas atentas sobre su estado actual una vez por semana. Cuando le envíe sus ropas y zapatos terminados, me envió cartas de
aprobación en respuesta, lo que ocasionó que irresponsablemente invirtiera más energía en prepararlas.
Después, los dos meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
Por fin, era hora de que Sieg viniera a mi país. Opté por ir a darle la bienvenida con una sirvienta.
Toma dos días llegar aquí por barco. Por lo que tengo que recibirla en el único puerto libre de hielo en el país y llegar allí requiere un poco más de cinco horas con trineos tirados por renos. Considerando que el reno necesita descansar un día, comenzamos a trasladarnos desde un día anterior.
Cuando casi era hora para que el barco llegara, se congregaron muchas personas. Yo, asimismo, esperé con mi sirvienta mientras veíamos el bote lejano.
En poco tiempo, el barco arribó y los pasajeros que recién terminaban el largo viaje desembarcaron. El muelle se inundó de personas en segundos, pero la encontré de inmediato.
—¡Sieg! —¡!
La mujer cubierta con una manta de los hombros a las caderas nos vio y nos saludó con la mano a manera de respuesta.
Por culpa de su bufanda y su mullido sombrero, no pude apreciar su rostro con claridad. Sin embargo, trasver cómo se acercaba a mí galantemente, solté un suspiro de alivio.
Ofrecí palabras de ánimo por el viaje de dos días y sinceramente le di la bienvenida y le agradecí.
Luego, le presenté a mi sirvienta. —Ella es una integrante de la familia de raza de guerreros que te mencioné antes. Su nombre es Miruporon Ponu Rango.
Sieg levantó la mirada para ver a la sirvienta que era más alta que ella. Su tez de un moreno claro y su brillante cabello negro parecen ser una particularidad de su raza; considerando que toda la familia tienen los mismos tonos. Su rostro lucía cincelado como la de un valiente león y poseía manos y pies fuertes, con cierta afinidad para ganar músculo.
Miruporon era la más baja en su familia; aun así, era una cabeza y media más alta que Sieg o yo. Sus brazos y piernas se encontraban muy tonificados por cortar leña todos los días y sus afilados ojos siempre estaban alerta. —Tiene dieciséis años y su pasatiempo es cuidar de los renos, ¿supongo?
Gracias a que se encargaba de ellos incondicionalmente, el pelaje de nuestros renos resplandecía. Incluso podía presumirlos como los renos más hermosos de toda la aldea.
Miruporon era más alta que Sieg y yo. Hasta podría crecer más, ya que continuaba en su adolescencia. Me di cuenta de que fui capaz de ver a Sieg como mujer debido a que me encontraba rodeado por una familia tan alta. —Miruporon, ella es Sieglinde.
— …
En lugar de presentarse ella misma, golpeó su pecho con el puño. Este gesto es el que más usan. Su significado abarca consentimiento, respuesta y gratitud. —Mi esposa.
— …
Levanté mi dedo índice y señalé a Sieg. Empezando por el pulgar, significa padre, madre, hijo. —¿Meronmeron, madau? (¿Mamá de Gran Rey?) —No, no madau (mamá)…
No pudimos comunicarnos con claridad otra vez.
Sólo sé que Meronmeron se refiere a mí.
Me rendí en explicar la relación entre Sieg y yo, y proseguí a describir la agenda a partir de ahora. —Entiendo que estás cansada del largo viaje, pero partiremos de aquí pronto. —Ah, no me importa particularmente.
Sieg dijo que estaba bien incluso si nos marchábamos enseguida.
El motivo por el que tengo tanta prisa, es que se necesitan cinco horas para llegar a la aldea y si salimos en la tarde el frío feroz nos atacará. Le expliqué que esperaba terminar el viaje antes de que se hiciera tarde.
Le mostré la ruta con un mapa mientras le contaba sobre el resto del horario y nos marchábamos del puerto.
A las afueras de la ciudad, recogí el reno que cuidaba una cabaña por una cuota. Parecía haber descansado mucho y tenía bastante energía. —Entonces, ¿esto es un reno? —¿Es la primera vez que ves uno? —Sí. Sorprendente. Es muy grande y lindo.
En todo el mundo los renos blancos son raros y no viven en ninguno otro lado. Al ver que el reno tenía pelaje blanco por todas partes, los ojos de Sieg brillaron. —Si algo sucede mientras estés sobre el trine, sopla esto y el reno se detendrá.
Le entregué un pequeño silbato de madera. Le pedí que lo tuviera en la boca en caso de emergencia. —Además, hay una campana en el barandal, si llegaras a perder el silbato, toca eso. —Entendido.
El trineo se compone de un solo asiento en el área del conductor y un compartimiento de dos personas para el equipaje. El silbato y la campana son para comunicarse entre ellos en caso de diferentes situaciones inesperadas; por ejemplo, cuando alguien cayera del trineo o si el acoplamiento se aflojara.
Cargué el equipaje de Sieg en uno de los compartimientos para dos personas y lo sujeté con fuerza. Luego, le pedí a Miruporon que subiera. —Sieg, deberías sentarte enfrente de ella. De esa forma, no podrás caerte.
Miruporon abrió las piernas e hizo señas para que Sieg tomara asiento. Sieg vio eso y se sentó entre sus piernas.
Luego de dar una última revisión, le ordené al reno que se moviera.
Pateando el suelo, el reno avanzó a través de los campos cubiertos de nieve a voluntad.
El escenario era de un blanco puro.
Los árboles a un costado del camino disminuían a medida que procedíamos a las llanuras.
Tras una hora de viaje, detuvimos el trineo para tomar un descanso.
Frente a nosotros se encontraba una de las cabañas que se podían encontrar a lo largo de esta región, las cuales proveían de un lugar de descanso para los comerciantes.
Luego de verificarlo con Sieg, conduje al reno a las caballerizas.
También le agradecí a Miruporon por proteger a Sieg osadamente y comenté sobre descansar en la cabaña.
—Disculpe, señor, me gustaría comida para tres personas.
— …
Sin decir una palabra, el hombre de la cabaña desapareció en la parte trasera de la habitación. Debido a que las personas de este país son muy cautelosas y tímidas de los extraños, ese tipo de respuesta es normal. Charlando sobre cosas como esa, nos sentamos en unas sillas frente a la chimenea.
—Montar un trineo fue muy sorprendente, ¿cierto? —No, fue muy divertido.
—¿En serio?
En el país de Sieg, el medio de transporte convencional son carruajes techados. Cuando le pregunté preocupado si no le molestaba moverse en un vehículo expuesto, obtuve una respuesta favorable.
Luego de que conversamos por un rato, la comida llegó. Desde luego, se trataba de comida casera hecha por el señor, aun así tenía que pagar.
Tras saldar la cuenta, comenzamos a comer.
Frente a nuestros ojos había una comida sencilla de sopa de reno, pan de centeno y algo de queso.
Ya que nuestro cuerpo trata de calentarse a sí mismo en este clima frío, empleamos muchas calorías. Si no las reponemos, nos agotaremos muy pronto.
La sopa de reno es bastante audaz.
Viendo a Sieg probar la sopa, pregunté por si acaso. —¿Está bien? ¿Puedes comerla?
Sin embargo, Sieg dijo que estaba sabrosa.
Fue en ese momento donde me sentí aliviado de haber elegido a una esposa tan confiable.