6 minute read

Capítulo 53:El almuerzo de mi amada esposa y la gran cosecha de otoño........Pp

CAPÍTULO 53 %

EL ALMUERZO DE MI AMADA ESPOSA Y LA GRAN COSECHA DE OTOÑO

Advertisement

Otoño era la época para cosechar los vegetales que plantamos a principios de primavera. Este año,la temperatura fue inestable, así que los cultivos no crecieron muy bien. Bueno, sucedían cosas cada año, por eso generalmente cosechábamos sin esperar mucho.

Los tubérculos, que eran relativamente fáciles de recoger, eran cosechados por los niños. Era encantador ver a los niños jalar las zanahorias y excavar las patatas.

Cuando llegó la hora del almuerzo, todos comían los almuerzos que empacaron en casa. El día de hoy, Sieg lo preparó por mí. Siempre lo hacía yo mismo, así que me conmovió. Me pregunto que me habrá preparado Sieg. Abrí la canasta con mi corazón latiendo.

Lo primer que vi fueron tres patatas enormes. Estaban cocinadas apropiadamente y fueron sazonadas con sal y hierbas. Aparte de esas, había una larga salchicha a la parrilla que sobresalía bastante. Las patatas y la salchicha fueron cosas que nos enviaron la familia de Sieg. Alrededor de los bordes de la canasta también había pequeñas botellas. Repollos encurtidos. ¿Me pregunto si fueron hechos por Sieg? Pensé que era novedoso colocar botellas en la caja del almuerzo.

El platillo principal era carne bien frita y crujiente. Además de eso, había pequeñas rebanadas de limón.

Lo anterior fueron los contenidos del almuerzo de mí amada esposa.

¿Cómo debería decirlo? ¡El sentimiento de una militar, que no está acostumbrada a cocinar, preparando el almuerzo seriamente era grandioso! Que el alimento base fueran patatas en lugar de pan también mostraba las costumbres del país natal de Sieg.

El almuerzo casero estuvo delicioso. Tanto que casi deseé haber mirado a hurtadillas cómo lo preparaba de ser posible.

Luego de comer, comencé a trabajar otra vez por la tarde. Los vegetales cosechados se reunían en un solo lugar y hombres con buenos ojos se encargaban del proceso de selección.

Los vegetalesmaltratados o aquellos que eran pequeños, y por lo tanto no aptos para vender, también se tenían que recaudar en lugar de impuestos. Me gustaría compartirlos con todos, pero no tenía otra opción más que traerlos de vuelta a casa.

Este año hubo una mala cosecha de patatas. Para empezar nunca habían sido muy grandes, pero esta vez solo crecieron del tamaño de un anillo hecho al unir el dedo pulgar y el índice juntos. Había dos sacos de patatas que no se podían vender a los mercantes.

Mientras ponderaba cómo debería prepararlas, regresé a casa.

—Bienvenido.

—Ya regresé~.

Sieg se levantó, estaba agachada haciendo jardinería, y me saludó.

—Gracias por el almuerzo, Sieg.

—No, no fue la gran cosa.

—¡No, todo estuvo delicioso!

Si fuera como de costumbre, le habría dado un beso de agradecimiento, pero hoy ni siquiera podía acercarme a ella debido a todo el barro. Incapaz de soportar ver a su esposo de esa forma, Sieg me dijo:

—Primero deberías tomar un baño, Ritz.

—Eh, está bien. Puedes entrar primero, Sieg. Mientras tanto, quitaré las malas hierbas.

—No hay problema, así que entra tú. Debes estar cansado.

—¿En serio?

¡Prefiero ir luego de Sieg! Pero si digo eso podría ser tratado como un pervertido, así que opté por recibir su hospitalidad.

Limpié el sudor y barro de mi cuerpo, luego me dirigía la sala de estar en un estado pulcro. Mientras descansaba en la silla, Miruporon sirvió jugo de limón con miel.

—Gracias~.

Como de costumbre, Miruporon golpeó su pecho y después desapareció. Antes de darme cuenta, me estaba despidiendo de una espalda más ancha que la mía.

Mientras me preguntaba que debería hacer sobre la pila de vegetales que recibí, Sieg salió del baño.

Cuando di palmaditas al asiento junto a mí, ella se acercó.

—¿Cómo estuvieron los vegetales?

—U~m, no nos fue mal, supongo.

Si laspatatas fueran tan grandes como las del país de Sieg, la rentabilidad sería muy diferente, o eso pensé.

Este año, consulté al Capitán Artonen de la fortaleza sobre asuntos financieros, así que deseaba intentar varias cosas.

Mientras charlaba con Sieg, la cena fue servida.

La olla con sopa fue colocada sobre la mesa. La dejaron ahí, lo que significa que éramos libres de volver a llenar nuestros tazones. El ingrediente principal de la sopa de hoy eran champiñones, los cuales habían sido recolectados y secados durante el verano. También había pollo asado a las hierbas que fue cocinado hasta que la piel quedó crujiente, así como una ensalada de hojas de hortalizas con aceite de pescado. En medio de la mesa, habían acomodado un gratinado de patatas. Junto a eso, había una montaña de patatas fritas.

—Otra vez tenemos un festín hoy. Gracias como siempre.

Cuando entregué palabras de agradecimiento a Ruruporon, ella respondió con una sonrisa.

Sieg sirvió el gratinado sobre los platos. Entretanto, saqué el licor del estante y vertí un poco en la copa de mi esposa.

—Ahora bien, comamos.

—Entendido.

Tras hacer una oración de gratitud al Espíritu, comencé a comer.

La sopa contenía los champiñones venenosos: kantarelli. Al parecer son seguros siempre y cuando no se coman crudos. Tenían un sabor especiado como la pimienta y también una textura chiclosa, así que estaba deliciosos. Como estaban secos, el sabor se condensó muy bien. La sopa que fue preparada con cuidado tenía una sazón suave y elegante. En mi cabeza aplaudí a Ruruporon.

Cuando corté el pollo asado a las hierbas, el jugo de la carne salió. La piel estaba crujiente y la carne tierna. La fragancia de las hierbas incrementó mi apetito. Pensé que la ensalada marinada en aceite de pescado podría saber bien con pan, pero, por desgracia, el día de hoy no había pan sobre la mesa. Luego, se me ocurrió usar las patatas fritas en lugar del pan. Descubrí que la textura crujiente de las hortalizas de hojas combinaba bien con las patatas fritas crocantes. Además, el sabor a pescado despertó un deseo por alcohol. Estuvo muy delicioso.

Las patatas en el gratinado todavía tenían cáscara y como estaban recién cosechadas poseían un sabor cálido y dulce. El queso que estaba en las hendiduras también estaba tostados y sabroso.

La cena con los platillos rebosantes con las bendiciones de otoño fue grandiosa.

Luego de terminar, decidí jugar con Sieg en el sofá grande.

—Juguemos, Sieg~.

Hoy estaba muy cansado, así que solo quería hacer algo sencillo. Por eso, saqué las cartas. Jugamos un juego donde volteábamos las cartas para recoger los pares de números. Tanto Sieg como yo recordábamos las cartas, así que se convirtió en un juego por ver quien las conseguía primero.

Cuando jugábamos, siempre era después de establecer un castigo para el perdedor. Lavar los trastes, limpiar el piso, hornear, ese tipo de cosas.

—¿Cuál debería ser el castigo de hoy?

—¿Qué te gustaría, Ritz?

—Veamos~.

Aunque me preguntara, no se me ocurría nada en específico.

—¿Qué hay de ti, Sieg?

—Veamos, ¿qué tal si el perdedor se peina con dos coletas trenzadas?

—¡Uwa, eso es trampa!

El cabello de Sieg todavía no crecía lo suficiente para ser trenzado, pero dijo que tenía las extensiones de cabello que le dieron de casa.

—¡Eso, incluso si pierdes, no sufrirás!

—No, probablemente será doloroso ver a una mujer de treinta con dos coletas.

—¡No, claro que no, estoy seguro de que será lindo!

— …

Mientras charlábamos, deseé ver a Sieg con dos coletas, así que me subí las mangas y me esforcé en el juego.

El resultado.

—Uwa, perdí.

Una perfecta derrota.

Tal vez no pude concentrarme lo suficiente debido a la fatiga. De la ganadora, Sieg, recibí un peine y moños.

—¿Y estos moños?

—Es algo que mi hermano me envió como una broma.

Eran moños rosas con una linda textura gracias al terciopelo. Le pregunté si quería que lo hiciera en ese momento. Solo lo dije por si acaso, pero Sieglinde respondió que sí.

No podía hacer nada al respecto, así que me peiné con dos coletas y me puse los moños.

—Oye, ¿no es desagradable?

—No, se ve bien.

Es imposible que me vea bien, murmuré y escondí mi rostro con ambas manos avergonzado.

❄❄❄ De esa forma, la vida pacífica en pareja con Sieg transcurrió tranquilamente.

This article is from: