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Capítulo 52:Informe de Actividades ~Aina~.........................................................................Pp
from Hokuou Kizoku 1
CAPÍTULO 52 %
INFORME DE ACTIVIDADES ~AINA~
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Querido Emmerich David, Con cada día que pasa, entramos más al otoño. ¿Cómo has estado? En estas tierras remotas apenas cayó la primera nevada ayer. La alfombra blanca sobre el suelo acentúo el follaje de otoño. La temporada de caza comenzará pronto y, por consiguiente la aldea se está poniendo más ajetreada, yo también me siento ansiosa. Después de todo, los hombres de la aldea se vuelven más toscos una vez que empieza la temporada de caza. Espero que las temporadas cálidas lleguen pronto. También, quisiera ver pronto a Emmerich-san. Aina Salonen Bergholm.
Continúe rescribiendo la carta una y otra vez. «Cuando llegue la primavera podré ver a Emmerich-san otra vez, así que usaré eso como estímulo para soportarlo». Cambié la oración final con eso. Luego, coloqué la carta en un sobre y la sellé con cera de vela.
La caja de madera que papá hizo estaba repleta de cartas de ese hombre. Se trataba de mi cofre del tesoro. Por mucho tiempo, solo había apreciado la caja así que solía no tener nada.
Guardé la caja en un cajón. En estos momentos, estoy en la casa en la que él estará viviendo. Ritzhard-oniichan me prestó las llaves y me permitió vivir aquí.
También revisé el mantel de la mesa, las cortinas y los cubre asientos.
Antes de darme cuenta, la habitación se estaba alejando cada vez más a cómo debería lucir el hogar de un hombre; a pesar de eso, continúe de todos modos pensando que podía quitarlas si no le gustaban.
Una vez que termino con mi trabajo secreto en las primeras horas de la mañana, voy a casa y comienzo con mis tareas.
Retiro la nieve del techo antes de que salga el sol, preparo el desayuno, lavo la ropa con agua fría, limpio la casa, preparo el almuerzo, fabrico artesanías, voy de compras si no hay suficientes ingredientes y después preparo la cena.
Luego de que papá falleciera y mamá enfermara, realizaba las mismas tareas todos los días. No obstante, en esa rutina diaria, apareció un cambio.
Conocí a Emmerich David. Era un extranjero que no conocía la infamia de la familia Bergholm.
Nuestra familia era terriblemente odiada. Todo se debía a esa actitud arrogante y desprecio por los demás. Lleno de desdén, alejando las manos de quienes querían ayudarnos. Solo nos manteníamos fieles a las enseñanzas del Espíritu, pero eso ganó la ira de los aldeanos que intentaban abandonar las viejas ideas.
Sin embargo, él se acercó y me habló, sin saber que yo pertenecía a esa familia.
La primera vez que lo vi, pensé que era una persona extraña; sin embargo, rápidamente descubrí su personalidad gracias a sus cartas.
El soldado Emmerich era, pues, una persona rara. Estaba viviendo en condiciones difíciles; pese a eso, las cosas que escribía en sus cartas solo eran temas llenos de paz. Me describía sobre los bocadillos que había tenido ese día, de su perrita, de la flor que estaba cuidando.
No eran más que cartas así de triviales; sin embargo, antes de que me diera cuenta, las estaba esperando con ansías. Me percaté de que eran las únicas cosas que decoraban mi vida de lo contrario infructífera aquí.
Sus frecuentes cartas eran mi única fuente de alegría.
Mientras pasaba el tiempo de esa forma, llegaron noticias dignas de celebración. Él vendría de visita durante sus vacaciones.
Leí la carta una y otra vez. Estaba tan feliz que decidí llevármela conmigo de regreso a casa para volver a leerla. Jubilosa, olvidé revisar los alrededores y salí de la casa; no obstante, de inmediato solté un grito de sorpresa cuando vi que el perro de caza de la familia estaba allí.
Y sobra decir que mi abuelo salió de entre los arbustos. —¡¡Tú!! ¡¡Últimamente estabas extrañamente llena de vida, así que este era el motivo!!
Mi abuelo me tomó del brazo y arrebató la llave de mi mano. Luego, abrió la puerta; pero, por supuesto, no había nadie adentro. —¡¿Hay alguien viviendo aquí?! —¡No, nadie está viviendo aquí todavía! —¡Deja de mentir!
Afortunadamente, el abuelo no sabía que esta casa era de Ritz-oniichan. Si permanezco en silencio y soporto todo, esto pasará sin ningún problema.
Después de eso, por unos cuantos días, me mantuve callada a las interrogaciones del abuelo. Me regañaba todos los días y en ocasiones incluso me abofeteaba; pero, yo también era parte de la familia Bergholm. Como si fuera a contarle todo.
No obstante, el daño se presentó en otros lugares. La condición de mamá, que había estado mejorando últimamente, de nuevo empeoró debido al humor del abuelo. La abuela de igual forma, que escuchaba desde su habitación, no abría la boca.
Para ocultar los moretones sobre mi mejilla y bajo mi ojo, trabajaba con una tela vendada alrededor de mi cabeza. Un niño en la aldea vio mi rostro mientras estaba de compras; sin embargo, pretendió no haberme visto.
Eso era lo normal. Las únicas personas que hablaban conmigo eran Ritz-oniichan o Sieglinde-san. A fin de que no me descubrieran estas dos personas amables, terminaré de comprar rápidamente.
El ambiente en la casa era el peor. El abuelo ni siquiera salía a cazar con tal de mantenerme vigilada.
Finalmente, un día, tras agotarse su paciencia, el abuelo salió de la casa con una pistola, diciendo que emboscaría al hombre.
Emmerich llegaría mañana a la aldea. Si él esperaba cerca de la casa, lo descubriría. Fui tras mi abuelo, que daba zancadas hacia esa casa, y le gritaba que se detuviera; pero, desde luego, no me escuchó.
El abuelo me dijo que me acercara y abrió la puerta con la llave. Cuando lo hizo, por coincidencia nos encontramos con la silueta de una persona. —¡¡¿FUISTE TUUUUÚ?!!
Allí estaban mi enfurecido abuelo y un Ritz-oniichan sorprendido. —¡Detente, abuelo! ¡El Lord no tiene nada que ver con esto! —¡Hey, suelta el arma!
Estaba sujetando la culata del arma y con el forcejeo me golpeó en la mejilla, así que caí al suelo.
—¡Aina!
Sin conmocionarse por el arma que apuntaba hacia él, Ritz-oniichan empujó a un lado al abuelo y corrió hacia mí.
En ese momento, se escuchó un disparo.
La bala rozó el brazo de Ritz-oniichan y golpeó el suelo. —¡Ritz-oniichan! —…Ha pasado un tiempo desde que me llamaste así.
A pesar de que estaba sangrando,tuvo el tiempo para murmurar eso. Estaba siendo tan despreocupado incluso en una situación tan terrible como esta, así que me quedé atónita por un rato. Sin embargo, pronto me percaté de que había sido alcanzado por una bala, por lo que me apresuré y le até un pañuelo sobre la herida para detener el sangrado.
El abuelo estaba de pie distraído mientras seguía apuntando su arma hacia aquí. Probablemente no tenía la intención de dispararle realmente a alguien. Tal vez parecía inexpresivo para los demás, pero, siendo parte de mi familia, podía decir que estaba conmocionado.
Ritz-oniichan miró mi rostro y frunció el ceño. Luego, recordé que tenía moretones sobre la cara. Mi abuelo sujetaba una pistola y yo tenía moretones. Lo más seguro es que dedujera lo que estaba sucediendo a partir de eso. —¿Puedes escucharme, Bergholm-san?
— … —Me llevaré a Aina por una noche. —¡No permitiré que hagas eso! —Mi esposa se encargara de ella, así que puedes estar tranquilo. —¡¿?!
En ese momento, mi abuelo descubrió que el Lord se había casado.
Ritz-oniichan le comentó al abuelo que hablarían más al día siguiente, luego me llevó con él.
Al día siguiente.
Era la mañana del día en que llegaría Emmerich. Pasé la noche en la mansión del Lord llorando frente a Sieglinde-san.
Tenía moretones sobre mi cara, además de los ojos inflamados por las lágrimas. —¿Qué debería hacer? Emmerich llegará hoy. —No llores, se pondrá mejor con una toalla caliente.
— …
Sieglinde-sana se tomó su tiempo para limpiar mi rostro con una toalla caliente y me puso maquillaje para ocultar los moretones tanto como fuera posible. También me prestó ropa de la mamá de Ritz-oniichan. La falda estaba un poco corta, pero me dijo que las jóvenes de hoy en día las usaban hasta la rodilla así que no habría problema.
Poco después, un huésped visitó la mansión. Se trataba de Emmerich.
En el momento en que lo vi, me lancé a sus brazos.
Pensé que no podría volver a verlo. A pesar de que tenía maquillaje encima, lloré tanto que mi rostro se volvió un desastre.
Emmerich me abrazó sin decir nada.
❄❄❄
Luego de tranquilizarme, todos nos sentamos juntos y le contamos a Emmerich todo. —Esta vez, creo que deberías explicarle todo a tu familia.
Ritz-oniichan dijo eso, pero ambos, mi abuelo y abuela, son muy testarudos. No lo perdonarían. —¿Qué quieres hacer, Aina?
— …
No tenía idea. Me estaba engañando a mí misma al solo querer olvidar todo y vivir felizmente con Emmerich.
Sin embargo, no podría abandonar a mi familia. —Si me veo obligada a elegir entre Emmerich o mi familia, elegiría a mi familia.
Las enseñanzas del Espíritu, aprecia a tu familia, se encontraban profundamente arraigadas dentro de mí. No podía aceptarlo si solamente yo sería feliz.
Tras decir eso, volvieron a caer lágrimas por mi mejilla. Traté de secarlas, pensando que no sería persuasiva a este ritmo; sin embargo, las lágrimas no se detenían. —Está bien, Aina. Hablemos con ellos. Yo me encargaré de persuadir a tu abuelo.
Ritz-oniichan declaró eso, pero no podía vislumbrar cómo podría ir bien la charla.
Unas horas más tarde.
En el sitio donde conversaríamos se encontraba mi abuelo, mamá, qué lucía pálida, Ritz-oniichan, Sieglinde-san y Emmerich. El abuelo no trajo la pistola con él; así que me sentí aliviada por eso.
Ritz-oniichan actuó de mediadory le contó al abuelo sobre Emmerich; no obstante, mi abuelo mantuvo su postura desaprobatoria. —¡¡Así que fuiste instigada por un forastero!! ¡¡Estás siendo engañada!! —No se trata de eso, Bergholm-san. Emmerich planea mudarse aquí. —¡¡Como si un forastero pudiera sobrevivir siquiera en estas tierras!! ¡¡Ahí tienes a tus padres que se marcharon de la aldea como ejemplo!!
Como lo atacaron en un sitio sensible, Ritz-oniichan se quedó sin palabras. —¡¡Lárgate!!
El abuelo sujetó a Emmerich del brazo y trató de obligarlo a levantarse. —¡¡La próxima vez que pongas un pie en esta casa, te dispararé!! —¡¡Abuelo!! —¡¡Tú quédate quieta!!
Me aferré a él para detenerlo, luego mi abuelo levantó su mano hacia mí. Pese a eso, nunca llegó el golpe.
Emmerich habíadetenido la mano del abuelo y me ocultó detrás de él.
Y de una dirección inesperada emergió una voz. —¿Podrías parar ya, por favor? —¡!
Mamá, quién había permanecido en silencio, estaba fulminando con la mirada al abuelo.
—¿Alguna vez has pensando en la felicidad de esta niña, suegro? —¡Estoy buscando con quien casarla! —En ese caso, ¿quién es el candidato?
— … —Siempre me sentí angustiada conmigo misma por no poder moverme. Lamentaba causarle problemas a Aina —Mamá me miró y sonrió como si dijera que todo estaría bien—. De ahora en adelante, vivamos en armonía solo nosotros tres, mi suegra, usted suegro y yo. —¡¿Q-qué?! —¿Podrías llevarte a Aina a tu país, Emmerich-san?
Emmerich parecía sorprendido, pero rápidamente contestó. —Por favor, déjemelo a mí. —¡¿Qué estúpidos disparates estás balbuceando?! —¡¡Eres demasiado dogmático, suegro!! ¡¡Estás impidiendo el camino a la felicidad de tu linda nieta!!
—¡¡Cállate!!
El abuelo trató de apartar a la fuerza a Emmerich, pero él se mantuvo firme conforme me mantenía oculta detrás de él.
—¡Corre, Emmerich-san!
Con la voz de mi mamá como señal, Emmerich salió corriendo de la casa mientras me cargaba. El abuelo trató de perseguirnos, pero Sieglinde-san lo sujetó. Ritz-oniichan nos siguió de cerca. —Ve a micasa, Emmerich.
—Entendido.
Luego de eso, Ritz-oniichan se apresuró en regresar a mi casa.
Poco después de que huimos a la mansión del Lord, Ritz-oniichan y Sieglinde-san regresaron.
Cuando nos reunimos en la sala de estar, había noticias sorprendentes. —¿No te gustaría ir al país de Emmerich, Aina? —¡¿?!
Frente a mí había un pasaporte y una maleta que mamá preparó. —Sinceramente, hablé con la mamá de Aina hace tiempo. —¡¿?!
Al parecer, Ritz-oniichan predijo que podría suceder esto. —Tal y como has visto, tu abuelo no escuchó, ¿cierto, Aina? —P-pero. —¿Tienes miedo de vivir en el extranjero, Aina?
Sieglinde-sana preguntó; pero seguía confundida, así que no pude responder enseguida. —No puedo dejar a mi familia atrás. —No hay problema. Solo confía en tu madre y trata de ir una vez, ¿o me equivoco, Emmerich?
Emmerich me miró y asintió. —Yo protegeré a Aina. —¡! Finalmente, hice caso al consejo de los adultos y me marché de la aldea.
❄❄❄
La vida en el extranjero, a la que de repente fui lanzada, estaba llena de sorpresas. En cuanto al idioma, había estado estudiando en secreto con un libro que compré en la tienda de recuerdos para impresionar a Emmerich, así que no me fue muy mal.
Además, aunque estaba en un país extranjero, mi rutina diaria permaneció igual.
Cocinaba, limpiaba y lavaba la ropa. Vivir juntos fue embarazoso, era como una serie de timidez y reserva; sin embargo, cada día había algo nuevo y divertido.
Luego de que Emmerich se retirara del ejército, nos mudamos al campo. Allí criamos cabras y un gato que él trajo de la ciudad. Él trabajaba en la oficina del pueblo.
Se trataba de una vida modesta y tranquila, pero lo días llenos de felicidad continuaron.
Luego de un año y medio de vivir de esa forma, Emmerich me dijo algo. —Hay que regresar a la aldea, Aina-chan. —¡!
No entendía. Mis ojos se abrieron de par en par por la sorpresa. Luego, una voz sorprendentemente triste salió. —Yo, ¿fue muy difícil? —¿Eh?
Emmerich siempre decía que mi comida era deliciosa, que mi único trabajo era limpiar y también me agradecía por hacer las tareas del hogar; así que pensé que era feliz.
Sin embargo, puede que ese no haya sido el caso. Seguía preocupada por mi familia en la aldea.
—Está bien.
—La idea es ir dentro de un mes.
—¿Me dejarás de vuelta en mi casa? —¿Eh?
Emmerich parecía desconcertado. —¿De qué estás hablando, Aina-chan? —¡¿Qué quieres decir con «de qué estás hablando»?!
Pensé que me dejaría en la aldea; pero, Emmerich estaba sugiriendo que nos mudáramos permanentemente en la aldea.
Qué gran malentendido. —No, ¿hablas en serio? ¿Vivirás conmigo en la aldea?
Emmerich asintió con una sonrisa. De esa forma, regresamos a la aldea.
Incluso después de año y medio, no había muchas diferencias en la aldea. Sin embargo, estaba sorprendida por el gran cambio en mi familia.
Mamá trabajaba enérgicamente, de igual forma mi abuelo estaba haciendo labores en el exterior. En contraste, el abuelo había perdido energías y aparentemente incluso la caza no iba bien.
—Lo siento, A-Aina.
Sorprendentemente, el abuelo aprobó con facilidad el matrimonio. Por lo visto, fue asediado día y noche por mamá.
Comenzamos a vivir en la casa que Ritz-oniichan nos prestó. Visitaba a mi familia todos los días y charlaba con mamá y la abuela, quienes se encontraban en mejores condiciones.
El día de hoy, Emmerich volvió a salir para cazar jabalíes con el abuelo. Siendo un hombre del ejército era bueno con las armas y tenía talento para la caza, o al menos eso fue lo que dijo el abuelo. —¡Aina!
Mientras caminaba por la aldea, alguien me llamó y cuando me giré, ahí se encontraba el hombre que cuidó de mí desde que era niña. —¡Buenos días, Ritz-oniichan!
Lo saludé con una sonrisa.
Era otro día más de paz en la aldea de las tierras remotas.