7 minute read
Capítulo 15:La vida de caza continúa incluso al día de hoy.........................................Pp
from Hokuou Kizoku 1
CAPÍTULO 15 %
LA VIDA DE CAZA CONTINÚA INCLUSO AL DÍA DE HOY
Advertisement
Ha pasado un mes desde que Sieg llegó. Nuestro matrimonio temporal no era de ninguna forma dulce; sin embargo, el tiempo con ella era lo bastante placentero por el simple hecho de que tenía alguien con quien hablar.
En esa vida, sabía que Sieg se estaba esforzando en un nuevo ambiente. Estaba aprendiendo el lenguaje de este país, socializaba con los aldeanos y estudiaba técnicas de caza. A duras penas tenía algo de tiempo libre.
Me sentía mal por hacer que luchara tanto; no obstante, la apariencia que tenía cuando daba todo de sí era hermosa, así que simplemente la veía desde un lado.
Acostumbrados a la vida diaria, cazábamos todos los días sin presionarnos, a fin de prepararnos para las noches polares. Aunque era una cazadora novata, tal y como se esperaba de una mujer del ejército, su puntería era excelente. El tiempo que tardaba en calcular el impacto de la bala así como el tiempo que tardaba en recargar su arma, ambos eran rápidos.
Como de costumbre, salimos de cacería el día de hoy.
El trabajo de los perros de caza era buscar la presa dentro del bosque nevado y conducirlas hacia el rango de la pistola. Para que recuerden el olor, les damos orejas de animales recién cazados. Así es como los hemos criado por generaciones.
De camino, mientras seguíamos los rastros de los perros en el bosque, nos encontramos con un animal pequeño de pelaje marrón y blanco por debajo de su cara. —Ritz, ¿qué es eso?
—Una martanegra.
Las pieles de marta negra son apreciadas como bienes de lujo por las mujeres de la nobleza; sin embargo, debido a que sus números descendieron por la cacería excesiva, el país prohibió cazar a esos animales.
Incluso en esta aldea de cazadores, yaque estaba regida por nobles, también aplicaba la ley aquí. Aunque, en realidad las martas nunca fueron cazadas mucho ni por su carne ni por su piel. El motivo de ello es que tenían un mal olor. Hay un método para remover la peste, sin embargo, para crearuna pieza se necesitarían de muchas martas, así que era molesto procesarlas también.
Tras percatarse de nuestra presencia, dio un saltito y escapó sano y salvo. Me despedí de semejante criatura encantadora y seguimos. —Ah, no podemos ir por aquí. —¿?
Conforme caminábamos por el bosque, encontré algo. Frente a nosotros, había un árbol abierto de un corte y su interior estaba ligeramente mordisqueado.
Soplé el silbato para perros y di media vuelta. —¿Qué era eso? —La marca de las garras de un oso. Estamos en el territorio de uno. —¡!
Le comenté a Sieg que recordara la marca. Luego de confirmar que los perros habían regresado, rápidamente salimos de ese lugar.
Los osos son las criaturas más peligrosas del bosque. Muchas personas en la aldea han perdido la vida a causa de ellos. Hace trescientos años un oso que probó la carne humana provocó una catástrofe cuando atacó la aldea, creando decenas de víctimas. ¿Creo que fue hace cinco años? La primera vez que me encontré con un oso fue cuando estaba de cacería con Teoporon, quien usa sus instintos salvajes para encontrar presas. En aquel entonces, pensé que era interesante, así que lo seguí varias veces durante su cacería.
Caminando a una corta distancia detrás de Teoporon, siempre encontrábamos animales: conejos, ciervos, jabalís y zorros. Pese a que él no usaba una pistola, sino una lanza, en aquella época creía que podría aprender mucho con solo mirar.
No obstante, finalmente nos topamos con el peor oponente posible: un oso blanco.
El oso arremetió contranosotros. Sin perder el tiempo levanté mi arma; sin embargo, debido a que Teoporon gritó de repente, perdí la oportunidad de disparar.
Como se esperaba, el oso cambió su curso hacia Teoporon, quién había dado el alarido.
El oso tiró al suelo a Teoporon en un abrir y cerrar de ojos. El oso era incluso más grande que ese enorme hombre. Pensé que había perdido toda esperanza.
Mientras consideraba si debía disparar al oso o no, la gigante bestia blanca fue atacada por él. Había empelado profundamente en su pecho una lanza.
Solo después de que el oso muriera, me di cuenta que había caído a propósito. Aun así, tal y como lo pensé, se trataba de un método de cacería imposible para mí. Al mismo tiempo, decidí que no debería seguir a una persona mientras caza cuando ni siquiera lo entiendo.
—Los osos son verdaderamente peligrosos.
Le enseñé a Sieg sobre su territorio y comportamiento. También le expliqué sobre los árboles con rasguños, que las heces enteras son características de los carnívoros y las huellas. También le mencioné que los orificios entre las ramas, que tenían forma de un nido de un ave grande, eran hechos por los osos luego de comer las bayas. —Aunque los osos son sabrosos. —….En realidad, no se ven muy apetitosos. —Si estuviera a la venta, felizmente la compraría. Aunque nadie se atrevería a tratar de cazarlos solo para vender la carne.
No bromeo, la carne de oso sabe deliciosa. La mayor parte de su cuerpo consiste de grasa; pero, una vez que se remueve el olor y se cocina la carne, cada parte de ella es de máxima calidad. Los boticarios compran los órganos a un alto precio para hacer medicina y sus patas son consideradas un manjar.
Mientras regresaba, tallé una cruz sobre un árbol. Esto con el objetivo de avisar a los demás que hay osos más adelante.
Aunque los aldeanos no se comunican mucho fuera de los miembros de su familia, en los terrenos de caza tenemos la costumbre de compartir tanto información como sea posible. Hemos establecido marcas para diferentes especies: las cruces son para los osos, triángulos para los linces, estrellas para los lobos y cuadrados para los carcayús.
Regresamos a casa conforme charlábamos sobre ese tipo de cosas.
Cuando volvimos, procesamos algunos animales por un par de horas y luego tomamos un baño. Ya que solo había una bañera, siempre le decía a Sieg que entrara primero. En nuestra casa, las damas siempre van primero.
Después de cenar, usualmente pasamos el tiempo jugando. El día de hoy era un juego de mesa con un tablero a cuadros y pequeñas piezas talladas con la forma de una reina, rey, alfiles, caballos y torres. La estrategia era fundamental en este juego y requería de mucha concentración. En poco tiempo me enfrasqué en el juego.
Como de costumbre, mi territorio fue devastado y mi rey recibió un ultimátum. —Ah~.
—¿Una ronda más? —No, mejor mañana. Quiero analizar porqué perdí.
Luego de recordar las posiciones de las piezas, guardé el juego en su caja. Acto seguido, abrí el diario de intercambio que se encontraba al borde de la mesa. Al igual que antes «Nada fuera de la normal» estaba escrito. Le dije que no era un reporte del ejército, a lo que contestó que no tenía nada especial que escribir ya que preguntaba oralmente cualquier cosa sobre la que tuviera dudas.
A pesar de que se encontraba frente a mí, comencé a escribir en el diario.
«¿Cuál es tu color favorito?» Fue lo que anoté.
Ahora que hemos llegado a esto, tengo que encaminarla a que escriba algo. Por eso, apunté una pregunta en el diario. —En realidad, nunca pensé sobre qué color me gusta. —¡No tiene sentido si respondes ahora! ¡Y por favor piénsalo un poco! —¿Qué harás con esa información? —Me gustaría saber más sobre Sieg y volvernos más cercanos.
— …
Ya que no respondía, inconscientemente miré su rostro; sin embargo, lamentablemente estaba inexpresiva.
Aun cuando era mi esposa, estaba llena de misterios. Era reservada y no mostraba sus emociones. A pesar de que la observaba tranquilamente, todavía no sabía que le gustaba y que no. Así era mi esposa temporal, Sieglinde. —De verdad, desde el fondo de mi corazón, estoy feliz de pasar todos los días con Sieg. En serio me gustaría que te quedarás aquí y de ser posible extender el contrato a dos años —Aunque, la segunda vez, en lugar de un contrato temporal quisiera que fuera uno fijo—. A pesar de eso, teniendo esta clase de ambiente, no te detendré si quieres marcharte.
No quería presionarla, así que dije eso para aparentar. Sin embargo, cuando pensé en las otras mujeres que vinieron antes, sentí una extraña sensación de dolor en mi pechoy traté de evitar que se mostrara en mi rostro.
Sieg tomó una pluma fuente y el diario de intercambio, luego comenzó a escribir algo. Cuando finalizó, me lo mostró. Lo que había anotado era:
«Trataré de averiguar qué color me gusta esta vez. Además, la vida aquí es muy emocionante e inmensamente placentera»
Tras leerlo, mi expresión tensa se suavizó. —¿Quieres decir qué no es tan malo vivir aquí? —¿No habías dicho que no tenía sentido si respondías ahora?
—¡! Cuando Sieg dijo eso, sonrió traviesamente. Ante la repentina emboscada, terminé apretando mi corazón. De esa forma, nuestra vida temporal continúa.