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Capítulo 21:Informe de Actividades ~Emmerich David~.............................................Pp
from Hokuou Kizoku 1
CAPÍTULO 21 %
INFORME DE ACTIVIDADES ~EMMERICH DAVID~
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Todo comenzó el primer día que fui asignado al contingente de élite.
Había una persona con una figura delgada entre la unidad repleta de hombres corpulentos, así que sentí curiosidad por esta disonancia. Cuando oí la historia, aparentemente esa persona pertenecía a una poderosa familia de nobles. En ese instante, desapareció mi duda.
El ejército se basa fundamentalmente en la meritocracia; sin embargo, también es fácil subir de posición gracias a la influencia de la familia de uno.
Cuando hablé con el atractivo noble, descubrí que el joven también había sido asignado a la unidad ese mismo día. Aunque era por poco tiempo, comenzamos a charlar entre nuestras prácticas.
Así fue mi encuentro con Sieglinde Von Wattin.
Me gustaría regresar en el tiempo y golpear a mi yo del pasado que pensó que ella era un hombre de la alta sociedad. Ella,Sieglinde, es una respetable y brillante mujer de la alta sociedad.
Quizá por obra del destino, Sieglinde y yo pasamos juntos el tiempo en la misma unidad.
También me salvó la vida en varias ocasiones… aunque algunas de ellas me molestan un poco. La másvergonzosa fue cuando quedamos atrapados en las montañas nevadas. Aquella vez, Sieglinde y yo fuimos a cazar comida, pero un venado me golpeó y perdí el conocimiento. Ella mató al venado de inmediato; no obstante, tras juzgar la situación, decidió salvarme.
Bueno, considerando que había varios soldados muriendo aun si regresaba, tomó una mala elección cuando abandonó la comida para traer de vuelta a un hombre caído. No obstante, su decisión de regresar conmigo y tratar mis heridas, salvó mi vida.
Me di cuenta que tenía sentimientos por ella cuando oí rumores de que estaba buscando una pareja para contraer matrimonio. Por culpa de mis sentimientos desbordantes y recién descubiertos, me confundí.
Sieglinde es mayor que yo. Además, pertenece a una buena familia. Aunque rehusó su ascenso y permaneció en el mismo rango que yo, a final de cuentas, ella tenía más condecoraciones que yo.
Había renunciado a la idea de proponerme a una mujer como ella.
Sin embargo, incluso a un hombre como yo se le presentó una oportunidad. Escuché de su tío y superior que Sieglinde participaría en un baile para encontrar con quien casarse.
—Nadie me propondrá matrimonio de todas formas —dijo ella, así que estaba apostando mis cartas a eso. Sin mencionar que, sería difícil proponérsele con su uniforme militar; pero si la veía con un vestido, tenía la confianza de que hallaría el valor para pedir su mano.
El día del baile llegó y me encontré con la peor situación posible.
Sieglinde apareció en su uniforme militar portando las condecoraciones que usualmente nunca vestía.
…
Sieglinde resplandecía magníficamente. De verdad, sentí que era una persona a la que alguien como yo no debería acercarse.
No estoy seguro de si fue el brillo de sus medallas o su propio resplandor lo que me cegó en ese entonces.
Sieglinde de inmediato fue aislada de los demás tras ser rodeada por mujeres. Cuando salí para respirar algo de aire fresco y regresé, ella no se veía por ningún lado. Luego, escuché que “El Yeti de las fronteras (Laponia)” le propuso matrimonio a Sieglinde y que ella había aceptado.
Demandé saber qué clase de hombre era él y resultó ser un Conde de otro país. Provenía de una Casa antigua y su estatus era apropiado para ella.
Sentí una gran pérdida. Ni siquiera me había mirado y ya me la habían arrebatado. De modo que fui asaltado por esta ansiedad arbitraria.
Aun así, era demasiado tarde. No conozco mucho sobre este Yeti que se escuchaba como un oso, pero tengo la impresión de que Sieglinde pasará una vida incivilizada en las fronteras.
Con todo y eso, fui sorprendentemente persistente.
Pensando en la tierra a la que iría, creí que sería la peor elección posible y me preocupé por ella.
También estaba el hecho de que no sería capaz de verla dentro de poco. Hasta que, por fin, fui asu casa y le propuse matrimonio.
Tal y como esperaba, su respuesta comenzó con un «Estoy feliz de que me veas de esa forma» y terminó trágicamente con un «pero, tengo un prometido».
Así fue como me despedí de ella.
Unos cuantos meses después de ese trauma, desembarqué en una tierra exótica.
Se trataba del país al que Sieglinde se casó. Vine aquí con el objetivo de averiguar si vivía felizmente.
Ya lo había esperado hasta cierto punto cuando salí del camarote del barco, pero hacía bastante frío. Mejordicho, helaba. ¿Me pregunto si a esto se refieren cuando dicen “sentir dolor de los ventarrones”?... No, no creo que ese sea el caso. Pensé a medida que desembarcaba.
En la carta de Sieglinde, me dijo que buscara un oso blanco, que su esposo y sirviente vendrían por mí.
Sin embargo, me equivoqué con el método de transporte. Quién habría pensado que los trineos de renos serían todavía importantes en una época donde los carros a vapor fueron inventados.
¡A qué te refieres con un oso blanco, quiero más detalles Sieglinde! Pensé mientras deambulaba por allí. Luego, me percaté. El apodo de su esposo sin lugar a dudas es “El Oso de las fronteras”.
El esposo de Sieglinde debe ser tan grande como un oso y con músculos voluminosos. Supongo que debe haberse enamorado de un hombre más fuerte que ella.
Yo tengo una altura apropiada, pero soy delgado para un hombre del ejército. Cuando escuché de mi abuelo que nuestros genes no facilitaban obtener músculos, sentí la desesperación.
No era de su tipo y por eso fui rechazado. Así fue como me consolé a mí mismo mientras caminaba en tierras extranjeras. A medida que cruzaba lenta y laboriosamente a través de la multitud, divisé algo.
…Era un oso blanco.
Por un instante, realmente creí que era un oso y dejé caer mi maleta al suelo. Sin embargo, viéndolo detenidamente, se trataba de un gigante vistiendo piel de oso. ¡¿E-ese es el esposo de Sieglinde?!
Brazos gruesos, enormes pectorales y un abdomen tan definido que casi era detestable de mirar. Esa apariencia poseía una fiereza que mi instinto suplicaba que no me acercara a él.
No traía ningún otro tipo de ropa, además de esa piel de oso (aunque sí usaba pantalones). ¿Acaso esa fuerza era una prueba de su vida en estas tierras árticas? …Q-qué miedo.
Patéticamente esas emociones se formaron.
Cuando desvíe la mirada del esposo osezno de Sieglinde, me topé con un hombre que tenía apariencia de sirviente así que fui con él para que me auxiliara. A diferencia del hombre oso que tenía piel morena, ese hombre, como si careciera de pigmentos, poseía piel blanca, cabello blanco y ojos azules de un hermoso matiz como el de una gema. Estaba seguro de que él se trataba del sirviente que Sieglinde mencionó en su carta.
Incapaz de mirar al feroz hombre oso a los ojos, hablé mientras veía al sirviente. —¿Usted es, el Conde, Revontulet? —pregunté. Luego me presenté como Emmerich David en el idioma de este país que aprendí antes de venir aquí. —Ah, está bien. ¡Puedo hablar el idioma del país de David-san!
Ooh, gracias a Dios. El sirviente puede traducir, también tomó amablemente mis maletas. Me relajé cuando vi a este amistoso sirviente.
Conforme charlábamos, sentí que ese hombre era bueno, así que le dije que no tenía que hablar con formalidad. —Él es Teoporon. No nos podemos comunicar muy bien con él, pero es un buen hombre.
—…¿Disculpa?
Como estaba usando las orejeras que el sirviente me dio, no lo escuché claramente, pero seguí caminando independientemente de eso.
Lo seguí, teniendo cuidado de no mirar al esposo osezno.
Afortunadamente, muy contrario a lo que temía, el trineo era más amplio de lo que pensaba. Por supuesto, no había techo y el reno era demasiado grande. Además… —Entonces, toma asiento entre las piernas de Teoporon.
— … Este “Teoporon” que ha estado diciendo, ¿es alguna palabra en su idioma? Me gustaría saber el significado, pero no podía hablar debido al frío.
El sirviente sonrió agradablemente y me pidió que me sentara entre las piernas del esposo de Sieglinde que parecía un oso. —El trineo es muy rápido.
El sirviente explicó que él se encargaría de controlar las riendas mientras que yo me sentaría con el oso, encima de eso, entre sus piernas, en un trineo conectado.
Por lo tanto, luego de encomendarme a este hombre del medievo, el trineo comenzó a moverse.
El largo viaje fue miserable.
Para empezar, el trineo fue aterrador. Iba muy rápido y estaba asustado de salir despedido por el aire en cualquier momento. Si mi cuerpo no estuviera asegurado por el oso, imagino que ya habría sido arrojado violentamente contra la nieve.
Seguimos mientras descansábamos en el trayecto, aunque la comida no fue de mi agrado. La carne de reno era nervudo y dura, además las hierbas que probablemente usaron para deshacerse del olor también eran exóticas. El pan de centeno era negro y tan duro como una roca. Incluso sus bebidas eran condimentadas como el vino especiado. Me pregunté porque harían algo como eso, pero tras sentir cómo se calentaba mi cuerpo de alguna forma entendí de inmediato.
El esposo de Sieglinde nunca dijo una palabra. El único alivio era el joven que me consolaba en esta dura travesía.
Tenía una tez fina que sugería que el vello facial podía incluso no crecer en él y, para ser un hombre, poseía una atmósfera efímera que lo rodeaba. Mientras pensaba eso, el trineo de repente se detuvo. El sirviente de la nada sacó una pistola y le disparó a algo, luego entrecerró los ojos. Se disculpó y bajó del trineo, después regresó cargando algo.
En la mano del sirviente había un conejo blanco. Aparentemente se trataba de una especie rara, así que estaba feliz de poder conseguir esto.
El cadáver del conejo fue colocado en mis pies. Podía sentir sus piernas volverse rígidas debido al rigor mortis. Por algún motivo, murmuré: «perdón, perdón».
El hombre no lucía muy confiable, aun así era un buen cazador.
La luz del sol lentamente fue desapareciendo. Cuando revisé el reloj, todavía era de tarde.
Como sea, viajar en la oscuridad fue espeluznante. Solo había una pequeña linterna para iluminar el camino.
Aun cuando sentía cómo se destruían mis nervios, de alguna forma llegamos a la aldea. Al final, ni siquiera pude caminar adecuadamente, así que el esposo de Sieglinde me cargó en su espalda.
La piel de oso blanco es calientito.
De esa forma, mientras confiaba mis piernas a la cintura de alguien más, arribamos. —¡Ya regresé! ¡Sieg, Sieglinde! —¿?...
Por algún motivo, el sirviente llamó a Sieglinde. Incluso no usó honoríficos.
El esposo se llevó los renos y trineos, así que solo quedó el sirviente, Sieglinde que apenas salía y yo. —Bienvenido.
Cuando nos vimos después de mucho tiempo, Sieglinde me recibió con una sonrisa. Me pregunté si debería atreverme a darle un abrazo mientras su esposo no estaba, pero las siguientes palabras fueron completamente inesperadas. —…¡¿En serio creíste que diría eso?! —¡¡A-aah~!!
Me sobresalté con el repentino ruido fuerte. —¿?...
Entrecerrando los ojos y observándome con unos ojos que daban miedo, mi antigua colega hizo algo impensado. Brincó un poco sobre su propio eje, luego levantó las rodillas y corrió hacia aquí. Sin disminuir su velocidad, giró y me dio una patada. —¡¡Guuffu!!
Por supuesto, no esperaba un ataque, así que terminé colapsando enseguida. Incluso aquí, el sirviente de buen corazón corrió hacia mí y me dio una mano. —…Wattin, ¿por qué? —Wattin era mi antiguo apellido. Llámame Condesa Revontulet ahora.
—Q-qué cruel… —¡Tú eres el que está siendo cruel con nosotros al venir en esta temporada!
— … En definitiva no era bienvenido. Me sentí un poco triste. —Vayamos adentro.
— …
Todavía apoyándome, el sirviente me llevó al interior de la casa.
Fulminé con la mirada a Sieglinde, no podía aceptar que alguien al que apenas conocí el día de hoy fuera más amable conmigo que ella a quien conocía desde hace muchos años.
—Ritz no es necesario que sientas simpatía por este hombre. Así que este hombre se llama Ritz. Ritz realmente eres una buena persona.
Sin embargo, descubrí algo absurdo una vez dentro. El amable Ritz-kun era el esposo de Sieglinde. —¿Por qué tuviste semejante malentendido?
—¡No, al Conde lo apodaron como el “Hombre oso de las fronteras”! —No es hombre oso, sino Yeti.
—Ah, pues, ¿en serio?
Cuando dije eso, Sieglinde me miró con el ceño fruncido. Afirme que podía cometer un error en un intento por tranquilizarla; pero no me escuchó. —Bueno, ya que ha venido desde muy lejos, sería lindo si pasara un buen tiempo aquí. —G-gracias. —Ciertamente… ¡Haremos que disfrute de la vida de aquí! —¡¿?!
Estaba feliz de que Ritz-kun me diera la bienvenida, pero solo tuve un mal presentimiento por lo que Sieglinde dijo.
Al día siguiente, fui sentenciado a trabajar duro por Sieglinde. Ritz-kun trató de no hacerme trabajar argumentando que era un invitado, pero, cuando Sieglinde refutó fuertemente que las personas aquí tenían que trabajar, él simplemente me dijo: «…Lo siento…» y desapareció. Ni siquiera tuve el tiempo de pensar en que ella era quien tomaba las decisiones en la relación cuando me asignó una nueva tarea.
Pasear a los perros, excavar, sacar agua… Lo peor fue destripar animales. Incluso en ese momento, terminé diciendo «perdón, perdón,» mientras los cortaba.
A pesar de eso, las comidas luego de trabajar sabían mejor. La cocina en esta casa era grandiosa, toda la comida era realmente deliciosa. Incluso la carne de reno que mi cuerpo rechazó de camino aquí era exquisita en esta cocina. Así que, los platillos siguieron descendiendo por mi garganta.
Sin mencionar que, Sieglinde parecía feliz. El color en su rostro era mejor que cuando estaba en el ejército. Sus expresiones también lucían más radiantes.
Asimismo, Ritz-kun la trataba muy bien. Como si fuera el único tesoro en todo el mundo.
No había grietas entre los dos. Cualquiera podía notar que eran una gran pareja.
De esa forma, mi estadía en esta aldea lejana terminó.En cuanto a mi viaje de regreso, por suerte había un mercante que se dirigía al puerto, así que le pagué para que me llevara allí.
—Gracias por tu hospitalidad.
—Seguro. —¡Ven a visitarnos otra vez!
Cuando escuchó la petición de Ritz-kun, Sieglinde hizo que se callara. Me reí por lo cruel que era.
Ya no tenía ningún asunto pendiente en la aldea. O eso pensé; pero, tuve un encuentro inesperado.
Me enamoré a primera vista de una mujer que conocí en mi camino de regreso y decidí venir a la aldea de nuevo luego de que el hielo se derritiera.
Mientras viajaba de país en país junto a ella, eventualmente me jubilé del ejército y me fui a vivir a la aldea; aunque, esa será una historia para otra ocasión.