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Capítulo 10: Thüringer...........................................................................................................Pp

Capítulo 10 %

Thüringer

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El día de hoy haré salchichas. El lugar de trabajo no contaba con calefacción, por lo que mi aliento era blanco.

Como estaremos preparando alimentos, até mi cabello y lo coloqué debajo de un sombrero, además amarré una tela alrededor de mi boca. También vestí un uniforme de trabajo diferente, era blanco con un delantal.

Pensaba que los ojos de mi suegro eran amables; pero, antes de que comenzáramos a preparar las salchichas, sus ojos grises brillaron como los de una noble ave de rapiña surcando por los cielos. Sin duda alguna, Sieg y mi suegro eran padre e hija.

Luego de que termináramos de cambiarnos, me contó el secreto para hacer salchichas.

—En cualquier caso, asegúrate de que la temperatura de la carne no aumente. ¡Tienes que mantener la temperatura de la carne baja para lograr una salchicha deliciosa!

—¡Ya veo!

Cuando se trataba de las salchichas, mi suegro se volvía apasionado. Siendo su estudiante, esa energía era contagiosa.

—Esto es importante para hacer salchichas.

Desde un almacén frío, sacó un objeto blanco. Mientras me preguntaba de qué se trataba, mi suegro dijo que eran intestinos de borrego curados con sal.

—Se tiene que dejar en sal durante una hora aproximadamente.

Por lo visto, mi suegro colocó los intestinos en agua con sal antes del desayuno. Luego, se lavó apropiadamente y se envolvió alrededor de una vara.

—Y esto es la parte más importante.

—¡Oh, ooh!

¡Con un golpe! Dos grandes piezas de carne fueron colocadas sobre la mesa. Eran de cerdo, la carne magra y el lomo se amasaban con sal y salitre, luego se dejaban enfriar.

—¡Lo más importante es no dejar que la carne se caliente!

La salchicha se hace en bajas temperaturas para que las especias y la grasa se mezclen bien. Si falla la temperatura, al parecer la grasa se desprende y la textura empeora.

—¡Luego trituras la carne! No hay problema durante el invierno, ¡pero en el verano tienes que lavarte las manos con agua fría antes de hacerlo!

—¡Eeeh!

Hasta en invierno, si el trabajo se alarga, las manos se calientan, así que tienen que usar agua para mantener sus manos frías. Las herramientas también son enfriadas. Incluso la carne se encuentra medio congelada.

—A menos que no tomemos tantas precauciones, no seremos capaces de obtener una textura deliciosa. Lo diré cuántas veces sean necesarias, pero ten cuidado con la temperatura.

—¡¡Sí, señor!!

Corté la carne y luego la molí finamente en el molinillo de carne.

—Una vez que esté molida, se añaden especias en polvo.

Acorde al nombre “Thüringer”, se emplean hierbas recolectadas del bosque o cosechadas en la zona: ajo, mejorana, alcaravea, cilantro. Había muchas especias que veía por primera vez.

Luego de sazonar la carne, se colocaba en un contenedor de metal con muchas cuchillas que parecían plumas. Cerramos muy bien la tapa y mezclamos el contenido al rotar la manilla. Incluso en este contenedor había hielo. Por lo visto era necesario mantener la carne fría. Aun cuando amasaba la carne, se usaba hielo. A pesar de que no lo estaba tocando, la rápida rotación de las cuchillas calentaba la carne.

Mientras tomábamos turnos, logramos triturar la carne hasta volverla brillante y suave.

—Sí. ¡Una gran emulsión!

—¡E-entonces, esto es, ¿una gran emulsión?!

Una emulsión de carne finamente molida, la cual va dentro de los intestinos de oveja. Se amarra un extremo, mientras que por el otro se va rellenando los intestinos con la carne procesada.

—¡No pierdas la concentración, Ritzhard-kun!

—¡Sí, señor!

A pesar de que se preparó una buena emulsión, la salchicha no estaba terminada. En este paso, si nos tardábamos mucho tiempo, la temperatura se elevaba y la calidad se veía afectada.

Rápidamente metí la carne cuidando que tuviera una longitud adecuada. Al final, quité el exceso de agua y lo sequé con un deshidratador. Si no se retiraba el agua apropiadamente ahora, la forma se volvía desmoronadiza. Luego de eso, se procesaba un poco más, se hervía y se dejaba enfriar. Después, estaba lista.

Mi suegro sacó algunas Thüringer que fueron hechas recientemente. Encendió un fogón afuera, colocó encima una parrilla de alambre de metal y asó algunas salchichas.

—Estos son los bienes que solicitó, señor.

Arribó un sirviente cabalgando con una canasta cubierta por una tela blanca. El contenido era desconocido.

Mi suegro recibió la canasta sin decir una palabra y prosiguió asando las salchichas Thüringer con una mirada afilada.

Las herramientas para asar las salchichas también eran interesantes. Las empuñaduras eran similares a las tijeras, pero los extremos eran planos para que fuera más fácilsujetarlas.

Con un clic cortó la superficie. De esa parte, la grasa fluía. Conforme un buen aroma aparecía, mi suegro volteaba las salchichas con una expresión seria. Una vez que estaban bien asadas, las salchichas eran como una obra de arte.

Con movimientos fluidos, mi suegro retiró la cubierta de la canasta y en su interior había panes largos que estaban cortados de un extremo a otro. En uno de ellos, puso una salchicha Thüringer asada. Se veía un poco extraña, pues la salchicha era más larga que el pan. Como toque final, le untó mostaza.

—¡Come!

—¡Sí!

Una mordida. La salchicha era larga, así que la primera mordida no llegó hasta el pan. Tampoco tenía mostaza, por lo que solo probé el sabor de la propia Thüringer.

Hizo un claro y lindo sonido crujiente cuando la mordí. Desde el interior, el jugo de la carne especiada se esparció. La carne era firme pero suave, mientras más la masticaba, podía saborear más todo en su conjunto.

Quemé un poco mi lengua con el jugo, pero no pude dejar de comer.

—¡¡Esto es asombroso, suegro!!

—¡¡Por supuesto que sí!!

Mi suegro también estaba comiendo una salchicha asada.

Al tercer mordisco, llegué hasta el pan y la mostaza.

La Thüringer por sí sola era muy deliciosa, pero sumada al pan y a la mostaza, la sorpresa fue más allá de lo esperado.

El pan duro y los jugos de la salchicha combinaban muy bien. La mostaza condimentada resaltaba con la Thüringer que no poseía un sabor fuerte.

Deliciosa. ¡¡Simplemente deliciosa!! Solo podía decir esto.

—¿Qué tal?

—¡Quiero que me adoptes!

Cuando exclamé eso, mi suegro se rió de corazón y mostró sus dientes blancos, regresando al viejo hombre amable de costumbre.

❄❄❄ —Adeltraud estaba aburrida porque no estuviste aquí para el almuerzo.

—Oh.

Por lo visto, la princesita deseaba tener una conversación secreta con el hada anciano. Hice algo malo.

Luego de eso, no regresé a la casa ni siquiera para el almuerzo, pues comí salchichas con pan. Trabajé un poco más y volví. Para entonces, ya había oscurecido y tenía el estómago vacío.

—De cualquier modo, no pensé que volverías a tomar un baño con papá.

—Sí. Bueno, yo también estaba sorprendido.

Luego de volver a casa, tuvimos un intercambio similar al de ayer y, a final de cuentas, nos bañamos juntos otra vez.

Al igual que ayer, Sieg vino a mi habitación mientras me secaba el cabello, luego de huir del baño.

Nuevamente, Sieg trenzó mi cabello.

La forma en que cepillaba mi cabello era relajante. A este ritmo, terminaré dormido. Para evitar eso, charlé sobre lo que había sucedido en el rancho el día de hoy.

Una vez que mi cabello estuvo seco, lo adornó e incluso me puso una cintilla para la cabeza.

—Gracias, Sieg.

—… De nada…

Su tono era apagado cuando tomó asiento junto a mí. Quizá se fatigó demasiado. Entrando en pánico, la miré.

—¿Qué pasa, Sieg? ¿No te sientes bien?

—No, no es eso.

—¿Te cansaste por secar mi cabello?

—Es otra cosa.

—Entonces, ¿por qué pareces tan triste?

Mientras la miraba, tenía la boca totalmente cerrada.

—No lo sabré a menos que me cuentes, Sieg.

— … —Por favor, Sieglinde, dime.

Como no dejó de actuar testaruda aun después de suplicarle, jugué con sus labios voluminosos y suaves con mi dedo.

—Habrá problemas si no me respondes rápido.

—… Es otra cosa, se trata de mi comportamiento desafiante. —Eeeh, ya veo. Sin embargo, también quiero conocer ese lado de Sieg.

Mientras decía eso, acaricié gentilmente sus muslos. Seguían sintiéndose muy bien.

—Espera, Ritzhard.

Tal y como pidió, me detuve y arreglé mi postura. Tras un momento de silencio, Sieg comenzó a decir.

—Entiendo que no debería decirle esto a trabajadores responsables, pero… —¿?

—Estoy molesta porque pareces muy amistoso con papá… —Y-ya veo.

Sieg estaba deprimida porque actuaba muy amistoso con mi suegro. Sin embargo, no puedo dejar de verlo de repente. Es un problema difícil.

Luego, se me ocurrió una buena idea, así que la dije sin pensar detenidamente.

—¡Está bien, entendido! ¡A partir de mañana nos bañaremos juntos, tú y yo!

—Está bien.

«¡No podemos hacer eso!» O al menos eso pensé que diría, pero aceptó tranquilamente.

Cuando estaba a punto de decir que lo había dicho sin querer, un sirviente entró y nos informó que la cena estaba lista.

¿Qué debería hacer? ¿Qué pasará a partir de mañana?

Incluso mientras pensaba en eso, sobra decir que mi cara se había relajado de la felicidad.

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