6 minute read
Capítulo 08: Las desdichadas personas de la Casa Wattin.......................................Pp
from Hokuou Kizoku 2
Capítulo 08 %
Las desdichadas personas de la Casa Wattin
Advertisement
Mi suegro dijo que el rancho, que había empezado como pasatiempo luego de que se retiró, era uno pequeño; pero, para un campesino como yo, era bastante grande. En el campo cercado había borregos, caballos, vacas y cabras. Tenían cerdos en un establo grande y gallinas en uno pequeño.
—Primero, comenzaremos limpiando.
—Sí, señor.
Yo debía limpiar el criadero de cerdos, lo cual se hacía una vez al día cuando los cerdos salían a pasear. Un perro grande los guiaba ladrándoles a los cerdos despreocupados para que se movieran.
La limpieza incluía quitar el heno y reemplazarlo con uno nuevo. También tenía que lavar los alimentadores. Mi suegro me mostró cómo se hacía, una vez que entendí el proceso, le pedí que me lo dejara a mí.
Pensé que estaría bien porque estaba acostumbrado a cuidar renos y gallinas; pero, el olor en el criadero de cerdos superó mis expectativas. Como no creí que pudiera soportarlo, até un pañuelo alrededor de mi boca y nariz antes de continuar trabajando.
Cuando casi había terminado, escuché a un perro ladrar. Al abrir la puerta, había muchos cerdos esperando con un perro al frente.
—¿Pueden esperar un poco más?
Les pedí que aguardaran y después finalicé rápidamente.
Luego de eso, había más y más trabajo por hacer. Tenían cerca de diez personas trabajando en el rancho. Como solo era un pasatiempo, decidió que no contrataría mucha gente.
—Iyaa, de verdad fuiste de gran ayuda.
—No, todavía soy un poco lento.
Mi suegro y yo descansamos uno junto al otro. Estábamos cubiertos de tierra, pero aquí todos estaban iguales, así que no le di mucha importancia.
Solo lavé mis manos y tomé un poco de leche tibia.
—¡Deliciosa!
A diferencia de la leche de reno, la de vaca no tenía un sabor fuerte y bajaba con facilidad por la garganta. El sabor era profundo y el aroma suave.
—Se siente bien tomar algo así de rico luego de un arduo trabajo.
—Me alegro de que pienses así.
Todos los productos diarios que se comen en la Casa Wattin son de este rancho. También hay salchichas, jamón y carne ahumada. En lugar de venderlo, la mayor parte de los productos es usada por los miembros de la familia y sirvientes.
Tras un breve descanso, era hora de alimentar a los animales. Mientras tenía cuidado de no mirar a los cerdos que se acercaban corriendo con mucha energía, coloqué la comida en los alimentadores que acababa de limpiar.
¡Terminamos el trabajo de hoy! Aunque no hice mucho, mi estómago desvergonzadamente gruñó.
—Regresemos ahora. ¿Tienes hambre? Ah, antes de eso, primero deberíamos tomar un baño.
—Está bien~.
En la carreta deregreso había leche fresca, trozos de carne y queso envuelto en una tela. Me senté en alguna parte mientras mi suegro guiaba al caballo.
El día ya casi terminaba. La brisa fría acarició mis mejillas, pero se sentía más suave comparada a la brisa en casa.
Donde vivía, todas las hojas desaparecían en invierno, pero aquí había más verde que blanco.
Los árboles de abeto que rodeaban el rancho supuestamente eran de hoja perenne; es decir, árboles cuyas hojas no caen.
—Ya que los veo todo el tiempo, no es tan interesante para mí, pero veo que sí lo son para alguien del país de la nieve.
—Bueno. Todos los árboles en casa desprenden sus hojas antes del invierno.
—Entiendo. Por cierto, tienen una canción.
—¿Los abetos?
—Así es, para celebrar la Navidad.
Mi suegro parecía recordarla bien, pues la cantó mientras tarareaba algunas partes. Aunque afirmó que era una canción de Navidad, se trataba por completo de una canción para los árboles de abeto siempre verdes.
Tras arribar, entregamos los bienes a los sirvientes en la cocina y fui directo al baño.
—Ritzhard-kun puedes entrar primero.
—¡No, no, suegro, usted debería ir primero!
—No, no puedo entrar antes de la persona de honor de hoy.
—¡No hice gran cosa el día de hoy!
—Todo está bien. Solo entra primero.
—¡Estaré bien solo con un poco de agua en un barril!
—¿De qué estás hablando? Si haces eso, pescarás un resfriado.
Estuvimos repitiendo lo mismo por un rato, por lo que al final, entramos juntos.
En la mansión del Conde hay un baño especial para las personas que regresan cubiertos de tierra del rancho.
—Ahora bien, ¿te lavo la espalda?
—¡¿Eh?!
—Haré esto como agradecimiento. No te preocupes por nada.
—¡N-no! ¡Suegro! Estoy bien. ¡¡Solo recibiré tus sentimientos!! ¡Puedo lavarme yo mismo!
—Hey, no tienes que dudar.
—¡Aah!
El primer baño que tomé con mi suegro fue incómodo en otro sentido.
❄❄❄
Regresé a mi habitación sin secar mi cabello apropiadamente. Deshice la trenza que había hecho deprisa y comencé a secarlo con una toalla. Pronto estará lista la cena, así que traía puesta ropa limpia. También debía de asegurarme de que mi cabello se encontrara presentable.
Mientras secaba mi cabello, tocaron la puerta.
—Ah, adelante~.
Cuando respondí desanimado, la puerta se abrió y Sieglinde entró.
—¿Eh? ¿Qué pasa?
—Nada, solo quería verte.
—Ya veo.
Moví la silla al centro y le ofrecí que tomara asiento.
—Lo siento.
—No, está bien.
No quería mostrarle mi cabello suelto, así que siempre salía luego de secarlo por completo; sin embargo, el día de hoy por culpa de mi suegro más o menos tuve que salir corriendo del baño.
—Es la primera vez que te veo con el cabello suelto.
—… Sí… Parecía un triste perro mojado; por eso no quería que me viera.
—¿Quieres que lo seque por ti?
—¡Eh, ¿qué?!
Me arrebató la toalla de la mano; luego Sieg se movió detrás de mí y secó mi cabello con movimientos refinados. Luego de secarlo, lo trenzó.
—¿Debí apretarlo más?
—No. Está muy bien hecha.
—Entiendo. Menos mal.
Sieg dijo que había jugado con su sobrina a las muñecas en caso de que esto sucediera.
—¿Cómo debería decirlo? Siento que me voy a morir.
—¿A qué terefieres?
—No puedo hacerle nada a esta linda y amable Sieg.
No puedo tocar mucho a Sieg debido a sus náuseas. Así que solo acaricié gentilmente su mano.
Había estado lejos de Sieg por un mes, por eso, con solo tocarla me llenaba de energía.
Hasta quela cena estuvo lista, los dos pasamos el tiempo tranquilamente.
❄❄❄
Inesperadamente, la cena fue puesta en una mesa pequeña para ocho personas. Los padres de Sieg y dos de sus hermanos solteros, en total éramos seis personas.
Esto se debía a que mi suegro opinaba que cenar con muchas personas haría difícil charlar entre todos.
—Hoy de verdad fue un gran día. El trabajo marchó bien gracias a Ritzhard-kun.
—Perdón por haberte hecho trabajar el mismo día que llegaste.
Me sentí muy agradecido por las palabras amables de mi suegro y suegra. No estaba acostumbrado a que me halagaran, así que solo pude mostrar una sonrisa superficial. Mis cuñados fueron criticados por mi suegro.
—Por lo menos ayuden un poco.
—No necesitamos ayudar con un rancho que tienes como pasatiempo — respondieron humildemente a eso.
—Aun así, es un alivio. Sieg se estaba volviendo peligrosa… Quiero decir, sintiendo solitaria.
—Hermano, eso es.
—Está mejor ahora, un poco.
Mis cuñados hablaron sobre Sieg.
—Sieglinde a veces se vuelve feroz… Quiero decir, marimacho. —¡Pero ese es su lado lindo!
De súbito, la expresión de mi cuñado se tensó y tiró el vaso que tenía en la mano.
—¡¿E-estás bien?!
—A-aah. Lo lamento —dijo tras revivir de su estado petrificado sin verme a los ojos.
—Ah, entonces eso pasó.
Mi cuñado, que es un año mayor que Sieg y se encontraba sentado diagonalmente frente a mí, habló.
—A veces Sieglinde puede ser opresiva… Quiero decir, a veces es obstinada, ¿cómo te va?
—Pero, lo que dice es cierto, así que… —¡¡Qué tan entrenado estás!!… ¡¡Agh!!
De repente mi cuñado bajó la mirada hacia su pie y parecía estar sufriendo. Me pregunté qué había pasado. Sieg, sentada frente a él, también lo vio con preocupación.
—Qué bien que Ritzhard sea un hombre magnánimo, Sieglinde.
— … Con las palabras misteriosas de mi suegro, la conversación llegó a su fin.