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Capítulo 03: ¡La Guerra de Comida Enlatada! -Parte 2.............................................Pp

CAPÍTULO 03 %

¡LA GUERRA DE COMIDA ENLATADA! -PARTE 2-

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Mamá preparó la cena. Sopa de vegetales con muchos tubérculos, tiropitasde queso con patatas y tocino, filete de pescado blanco y champiñones a las finas hierbas y mantequilla. En la canasta había rebanadas delgadas de pan de centeno.

Luego de dar gracias al Espíritu, comimos.

Ya que los últimos días se había vuelto muy frío, la sopa caliente recuperó de maravilla al cuerpo. El sabor sencillo de los vegetales cocidos durante mucho tiempo era bueno. La tiropita se cortó en dos con un cuchillo para que pudiéramos compartir. ¡La corteza del pan estaba crujiente! Había mucho queso y las patatas eran blandas, además el tocino condimentado con pimienta simplemente era irresistible. El filete de pescado blanco y los champiñones asados los comí con pan. Los peces de principios de otoño contenían mucha grasa, así que estaban muy deliciosos. Opino que la combinación de champiñones a la mantequilla, pescado y pan; era perfecto.

—¿Está rico, Ritz-chan?

—Delicioso.

—Me alegro~.

Mamá hizo la misma pregunta a Sieg y sonrió con felicidad. Fue una cena pacífica.

Una vez que terminamos, comenzamos a probar la comida enlatada. Mientras mamá arrullaba a mi hijo, saqué las latas del estante.

Sieg miró en silencio las latas que yacían sobre la mesa. Al parecer se veían distintas a las que probó en el ejército. Las que compramos del mercante eran unas que apenas estaban siendo producidas en masa. Se trataban de productos hechos con la última tecnología.

—¿Qué comías en el ejército, Sieg?

— …

De súbito la expresión de Sieglinde se tornó sombría. ¡¡Oh no, qué fascinante!! No, quiero decir, me disculpé por haberlo mencionado, pero Sieg dijo que estaba bien.

—La comida en el ejército era horrible.

Las raciones de combate se trataban de alimentos que podía almacenarse durante largos periodos de tiempo y largas distancias, su principal objetivo era conseguir nutrientes de manera eficaz más que disfrutar del sabor, o al menos eso explicó.

—Nuestra dieta principal era un pan duro llamado galleta náutica… Estaba hecha con harina y agua, también se les conocía como “galleta lámina de hierro”. Eran galletitas más pequeñas que la palma de la mano, pero eran aterradoramente duras, quizá lo bastante para bloquear balas. También había latas de frijoles guisados, nueces fritas, café y té negro, sin embargo, como todos fueron producidos a bajo costo, por lo generaldejaban mucho que desear.

Sieg comentó con amargura que la comida en el ejército fue extremadamente decepcionante. Incluso en los comedores la comida solo estaba tibia, no muy diferente a la que comía en el campo, Sieg recordó con una expresión triste.

Mencionó que, si no afectaba mucho su dieta, incluso solo comía latas de comida en su habitación.

—En aquel entonces, solo abrir una lata era duro.

Desde luego, no había herramientas para abrir latas en los campos de batalla. Por eso, al parecer ella tuvo que abrirlas con su espada.

—Por ese motivo, me sorprendí al ver estas.

Sieg estaba observando la parte añadida a las latas con una expresión seria. Escuché del mercante que se llamaban “llaves de cuerda”. La forma era similar a las llaves que usaban los relojes para darles cuerda. Al parecer, si la usabas para girar la muesca añadida a la lata, esta se podía abrir con facilidad.

—Inventaron algo grandioso en el extranjero.

—Sin duda.

—La época de abrir las latas con fuerza bruta llegó a su fin —murmuró Sieg. Además, también susurró que fue realmente afortunada por venir aquí—. Si hubiera rechazado el matrimonio, quizá estaría viviendo a base de comida enlatada fría en los dormitorios del ejército.

—¡De-de ninguna manera!

Qué bien… Fue muy bueno que conociera a Sieg en el baile.

—Los campos de batalla eran muy desolados.

—¡Ah, Sieg!

Quizá porque recordó los dolorosos días en el ejército, Sieg mostró una expresión melancólica. Parecía triste, así que la abracé con fuerza.

Sieg aceptó en silencio mi abrazo.

—La comida aquí era como un sueño. La carne de reno que supuestamente no les gusta a los extranjeros, también estaba muy deliciosa.

—¡Continuaré preparando comida grandiosa!

—Gracias, Ritzhard.

Jamás imaginé que la dieta en el ejército fuera tan mala. Era impensable para mí. Ahora que lo pienso, la primera vez que conocí a Sieg era mucho más delgada. Tengo que darle comida aún más deliciosa y hacer que gane un poco de peso, pensé mientras acariciaba su cabeza.

—Aquí es realmente un paraíso. Hay paisajes hermosos que te quitan el aliento, la comida es grandiosa, mi esposo e hijo son lindos, además mi suegra es diligente y amable.

—Sí…

Me pareció escuchar que me incluía en la lista de cosas lindas, pero supongo que debo haber oído mal.

❄❄❄

Para cambiar la atmósfera comenzamos a probar la comida enlatada. Hoy abriremos carne de ternera en conserva, la cual estaba curada en sal. Por lo visto, estas se producían en masa en un país extranjero y era el producto del momento. Ya que no probaba a menudo la ternera, estaba emocionado.

Sin perder tiempo, decidimos abrir la lata. Tomé la llave que venía junto a la muesca a un lado de la lata, y le di cuerda para que se abriera. En su interior había trocitos de carne.

Ya que se podía abrir con facilidad, también sería bueno para las personas mayores y los niños.

La carne de ternera había sido curada con grandes granos de sal, luego rebanada en trozos pequeños y condimentada. Tal parece que en los países extranjeros por lo general no rebanan la carne de antemano. Sieg recordó que a menudo comía ternera como parte de sus raciones de combate.

—No era muy rica. Además de ser grasosa, el olor era difícil de soportar.

—Ya veo~.

Coloqué la carne sobre un plato. Incluso si estaba dividida en varios pedazos, eran de un tamaño bastante grande. Corté un poco con el cuchillo y lo probé.

—Um…

Bueno, no era especialmente delicioso. Tal y como dijo Sieg, sabía a carne procesada con sal y grasa. Aunque pensé que era sorprendente que no tuviera un sabor fuerte como el de los animales de caza. No cabía duda, se trataba de carne de ganado. Sieg comentó que sabía mejor que los que ella probó en el ejército. ¡Lo tengo!

—Si lo cocinamos, podría volverse delicioso, ¿cierto?

—Claro.

Era bastante salado, así que pensé quesabría bien con patatas. Luego de ajustar un poco el sabor, sería lindo cocinarlos con queso.

Decidí intentarlo enseguida en la chimenea. Traje una olla, patatas y especias de la cocina, luego comencé a cocinar.

Corté las patatas en trozos finos para que fueran fáciles de freír, luego las dejé en el fuego hasta que se volvieron crujientes. Después, añadí la carne de ternera en trozos. Tras agregar un poco de sal y pimienta, el platillo quedó listo.

Primero lo probé yo.

—¡Ah, como lo pensé, las patatas saben bien con esto!

Ya que fue inesperadamente delicioso, le sugerí a Sieg que probara un poco también.

—No puedo creer que un sabor como este provenga de la carne de ternera en conserva.

Qué bien. Sieg también dijo que estaba deliciosa. Luego de eso, comimos pescado, ostras preservadas en aceite y otras cosas, para nuestra sorpresa, todas tenían un sabor bastante agradable. Tal parece que podemos usar la comida enlatada.

Revisé el periodo en que se podía conservar la comida enlatada, la cual era de tres años. Pensé que estas latas podrían cambiar el estilo de vida de la gente que cazaba como nosotros.

Ya que podíamos encargarnos de la comida, el siguiente problema era decidir la ubicación para la taberna. Bueno, yo soy el Lord, así que puedo construir dondequiera. De ser posible, estoy pensando en algún lugar cercano a la plaza o a la tienda de regalos. Para eso, tendré que consultarlo con la dueña de la tienda y su esposo.

Primero, construir un establecimiento con un techo era la máxima prioridad.

Mientras consultaba con el Capitán Artonen, escribí los planes para la taberna en una hoja de papel. Cada vez que decidía algo, lo reportaba a mamá y Sieg.

Conforme le contaba el resumen de la discusión de hoy a Sieg, ella comentó.

—Ahora que lo pienso… —¿Sí?

—¿Ya decidiste un nombre para la taberna?

Lo había olvidado por completo. Un nombre para la taberna, eh… —¿Qué tal «La Maravillosa Sieglinde»?

—Rechazado.

— …

Como lo pensé, pero creo que es un nombre grandioso. Aun cuando le pregunté si tenía una buenaidea, ella meramente se cruzó de brazos y frunció el ceño sin moverse. Tal parece que no se le ocurre nada bueno. —En ese caso, ¿qué tal «El Águila Carmesí»?

— … —Es que, cuando sea la época de turistas, las fans de Sieg ¿podrían venir?

—Bueno, si lo pones de esa forma… —¿Está bien?

Sieg parecía un poco deprimida, pero aceptó al final. La taberna de la frontera «El Águila Carmesí».

¡Sip, es un nombre estupendo!

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