Gealittera nº3 noviembre 2014 locura

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GEALITTERA REVISTA DIGITAL Tierra de letras, tierra de otros; aquellos que se dan cita para escribir. Coeditada por Cecilia Ortiz (Argentina) y Carmen Membrilla Olea (España). Bajo la infinita ilusión de unir voces literarias pertenecientes a países y continentes distintos. revistagealittera2014@gmail.com http://revistagealittera.blogspot.com.es/ IBSN: 14-08-2014-55

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SUMARIO EDITORIAL Cecilia Ortiz

Un mecanismo lingüístico y varios juegos locos

Carmen Membrilla Olea

Locos por ella: La poesía

pag. 6 pag. 9

POESÍA

Alba Estrella Gutiérrez

pag. 12

Oscar Conde

Insectos

pag. 14

Mercedes Eleine González

Incógnita

pag. 17

Ana Lucía Montoya

Los muertos no sueñan

pag. 19

Amelia Arellano

Mujer de arena

pag. 21

Graciela Diana Pucci

Destellos y locura

pag. 23

Adri Delfini

En el psiquiátrico

pag. 25

Alicia Corrado Mélin

Dicen que dicen

pag.27

Antonio Pérez Cozar

La locura

pag. 30

María Elena Espinosa Mata

Alineación

pag. 33

Aleqs Garrigóz

Borderline

pag. 35

Marita Ragozza de Mandrini

El loco

pag. 37

Julián Gómez de Maya

Vesania, Amor

pag. 40

Chía Giráldez Tinoco

Déjame ser locura

pag. 42

Isabel Rezmo I Pérez

Bebo

pag. 44

Lázara Nancy Díaz

Tierna locura

pag. 46

Alicia Epp

La absurda razón

pag. 48

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Emilia Marcano Quijada

Excelsa

pag. 51

Mar de Fondo

Limbo

pag. 53

Mary Acosta

Capullo no vidente

pag. 55

Säo Gonçalves

Locura

pag. 57

Gloria Gayoso

Vesania

pag. 59

Isabel Pisani

Insano

pag. 61

Gloria Marecos Rodas

Ebria y loca

pag. 63

Pura Fernández Segura

Locura

pag. 65

Araceli García Martín

Locura de ser y estar

pag. 67

Teresa Torres

Cicatrices

pag. 69

Miriam Álvarez

Rojo en danza

pag. 71

Magda Robles

Insiders

pag. 73

Esneyder Álvarez

Tu eres mi locura

pag. 75

Mabel Coronel Cuenca

Medio loca, médio poeta

pag. 77

Olvidé

pag.80

FOTO- POEMAS

Cecilia Ortiz Mía Pemán

pag. 81

RELATO

Liliana Varela

Profundidades del alma

pag. 83

Carmen Membrilla Olea

Desconexión caótica

pag. 85

Patricia Richmond

Las siete vidas Del gato

pag. 87

Roxana Rosado

Las huellas

pag .89 4


Graciela Amalfi

La salida semanal

pag. 93

Amanda Gamero

Por huir

pag. 96

Ana Saavedra

El candelabro

pag.102

Carlos Caposio

¿Escuchás Mirta

pag.106

Edgardo Benítez

El desertor capturado

pag.108

Juan Carlos Vecchi

Qué locura, Tucura

pag.110

Henry Govani Aguiar Sánchez

El gordo cretino

pag.112

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EDITORIAL UN MECANISMO LINGÜÍSTICO Y VARIOS JUEGOS LOCOS

Imagen: Evandro Schiavone

Nos dice el diccionario, que Locura es una palabra con varios significados. El que me pareció acorde a la convocatoria de nuestra revista dice: determinado comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas.

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Locura es un atreverse a desviarnos por senderos no establecidos. Lo que me hace reflexionar que cuando escribimos dejamos reglas al costado y nos adentramos en un territorio que antes no existía y le damos formas diversas, utilizamos palabras comunes y las convertimos en otras para crear imágenes sensoriales. Esas imágenes que no son visibles, son sensibles. Darle voz a la imaginación en la literatura admite mecanismos lingüísticos como juego de lenguaje puro. Siempre, cuando damos vida a textos creativos, nos ponemos cara a cara con las letras y las palabras y las reglas ortográficas; para justamente crear el poema o el relato. El surrealismo utilizó el lenguaje onírico. En los sueños pareciera que todo se trastorna, bajamos una escalera y estamos en la cima de una montaña; abrimos una puerta y aparecemos en plena selva o volamos por sobre todo.

Descubrí otro significado de locura que me gusta más, pero ya he escrito bastante y no voy a volver a comenzar. Deviación de la norma. Del latín vulgar (no es de alcurnia pero me gusta) delirare de lira ire , que significaba originalmente en la agricultura “desviado del surco recto”. Entonces, cada vez que nos desviamos del convencionalismo de la escritura no creativa entramos en el surco que cruza a otro y a la vez hacemos surcos que dibujan en el terreno figuras extraordinarias.

Y en Gealittera, siempre existirán surcos extravagantes sin que el tema sea LOCURA.

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Darnos cita para escribir, crear, leer y tener un espacio en Red, no es locura pero se le parece. Las coordinadoras, editoras, idealistas creadoras del proyecto somos de continentes diferentes, con horarios distintos y jamås nos hemos visto en persona. Tan loco y especial como una manzana cuadrada. Roja y perfumada. A que la ven y perciben su aroma‌ Sean bienvenidos todos a nuestra tierra de letras. Gracias por acompaùarnos.

Cecilia Ortiz- Buenos Aires- Argentina

(Contamos con los buenos pensamientos de nuestros colaboradores, para que el abrazo real que necesitamos muchas veces, se realice)

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LOCOS POR ELLA: LA POESÍA

Imagen: Wayne Maser

Nunca lograré saberlo todo sobre ella. Seductora y enigmática salta desde todos los rincones disfrazada de bohemia, de alcohólica, de señora, de mendiga. Maldita, sublime, serena, culta, romántica, popular, comprometida, arraigada, exiliada, noctámbula... me ha acompañado con frecuencia envolviéndome con sus brazos tipográficos y besándome con sus palabras inagotables. A veces la he sentido como un arrebato capaz de sacudirme el alma sobre mi mesa de trabajo.

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Escurridiza como siempre y en ocasiones inaprehensible aparece descarada plantándose frente a mí, desafiándome. Entonces me doy cuenta de lo poderosa que es. Salimos a la calle, paseando junto a mí se refleja en todas las aceras y mientras esboza una tímida sonrisa, vierte sobre ellas su peculiar lenguaje vivo y directo. Me pide un trago. Entramos en una vieja tasca. Se desnuda lentamente en una de las esquinas de esa barra gastada y sacia su sequedad a golpe de botella. La profunda emoción de su mirada perdida, me impide suponer en qué estará pensando. Envidio su belleza absoluta y no sé por qué, creo que me ha contagiado su dolor. Ese aire triste le sienta bien. Está temblando. Poco a poco la atraigo hacia mí intentando tranquilizarla. Es inútil. Está borracha. Está empapada de odio porque todo es caótico. Clava sus ojos en los míos y un indescriptible escalofrío recorre mi cuerpo recordándome la misteriosa magia que encierra este encuentro. Enamorado de ella desde hace tanto tiempo pienso que lo mejor es dejarla sola. Me retiro a una mesa apartada, pero no puedo dejar de mirarla. Llena de dudas sigue bebiendo, desnuda y bella, cuestionándose tal vez cómo impedir que el mundo empeore. Abatida, cierra sus ojos camaleónicos y se queda dormida sobre la barra de madera gastada, respirando dulcemente. Mañana estallará de nuevo, imparable, elocuente, sabia, renovada, pasional, elegante, natural, clara, verdadera, libre o mentirosa... Entretanto, yo, he vuelto a tocar el fondo de mí mismo. Carmen Membrilla Olea.

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POESÍA

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ALBA ESTRELLA GUTIÉRREZ

Imagen: Pablo Picasso

y el cerebro estalla mi asombrado rostro desfigura el instante y el mecanismo de un reloj sin tiempo 12


gira en mis manos deshuesadas y ausentes un ĂĄngel abraza mi desamparo y las voces de los otros giran como aspas en mis ojos ciegos y el cerebro estalla

y dios olvida mi nombre

Alba Estrella GutiĂŠrrez. Buenos Aires. Argentina.

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OSCAR CONDE INSECTOS

Imagen: Pablo Picasso

Por mi piel caminan miles de arañas lo difícil es reconocer sus intenciones cuando llega la oscuridad imagino que las hará partir sin que logren nada me quedo inmóvil respiro pausado casi imperceptible 14


cierro los ojos para que no divisen algún rastro de luminosidad retengo mi transpiración o cualquier otra cosa que trate de ser un obstáculo pero ellas necias continúan sobre mi cuerpo ahora quietas como imitando mi propia quietud mimetizándose con la oscuridad con el silencio pienso sacudirme con frenesí pero es probable que sólo se alejen algunas las otras tratarán de hacerme daño antes que mis músculos se acalambren el sueño me vence sin remedio

cuando despierto me obnubila el blanco de las paredes me acosa el silencio el olor húmedo es más fuerte que ayer 15


y antes de ayer no sé si alguien ha entrado a mi cuarto en los últimos días es probable que si porque se han llevado las arañas

y dejaron las cucarachas

Oscar Vicente Conde. Lanús. Buenos Aires. Argentina.

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MERCEDES ELEINE GONZÁLEZ INCÓGNITA

Imagen: Pablo Picasso

Acaso fue un martirio no encontrarte Cuando detrás de ti se fue mi vida, Perderte y no perderme fue un milagro Que abrió en mi alma una mortal herida. Amado mío, ¿qué fue de ti, acaso no supiste La ignota gloria de todo lo sublime? ¿la magnitud de aquello que no existe O la rara virtud que te redime? En la bruma de antaño nos quisimos Y en la tenue penumbra del estío nos amamos, fue más allá del tiempo que supimos 17


que en la mirada triste de algĂşn niĂąo reposa la incertidumbre del ocaso y en toda la quietud un dulce abrazo.

Mercedes Eleine GonzĂĄlez. Cuba/Miami.

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ANA LUCÍA MONTOYA LOS MUERTOS NO SUEÑAN

Imagen: Pablo Picasso

seca la boca y el seso deshidratada la palabra hojas otoñales las manos sobre la piel ya muerta revolotea una mariposa

no hay soplo de brisa ni flor en el florero las sombras alargadas avanzan 19


lerdas al compás de un coro plañidero de silencios

no puede alzar el vuelo mi cordura mucho menos mi locura estimulante rota quedó mi fantasía ¡ya nunca más podré soñar en verde menos en azul en violeta o blanco! porque impropio de muertos es solazarse en frenéticas quimeras

Ana Lucía Montoya. Colombia.

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AMELIA ARELLANO MUJER DE ARENA

Imagen: Man Ray

Loca. Le llaman loca. Porque va, viene, arremete, exige. Se desangra en la lucha. En conjuros de luna Se aferra al amor desesperadamente. Ama. Teme. Se desgarra en el goce. Un día llora, otro día canta. Es tormenta que opaca los cristales. Es lecho improvisado. Es la mujer de arena. Se desgrana. Levanta los peñascos, los ata con alambres de púas. Loca, le llaman loca No ha seguido el rebaño de las hembras sumisas. Mujer, mortal, amante despojada. 21


Barcos pesqueros. Aparejos. Trampa, red, sedal. Jadean en la noche de sílice. Golpean con furia sus acantilados. Penetran en astillas de vidrio. La toman en la mano. La acarician. La llevan hasta el borde. Abren su puño y cae. La pisotean. Sin compasión la pisotean. La dispersan vendavales. Machos furiosos.

La exilian, la apartan, la fragmentan. Solo el mar infinito la toma entre sus brazos. Loca suicida, le llaman, loca.

Poema seleccionado para la antología “LA MUJER ROTA” Presentado en la Feria Internacional del libro en Guadalajara. MÉXICO Amelia Arellano. San Luis. Argentina.

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GRACIELA DIANA PUCCI DESTELLOS Y LOCURA

Imagen: Max Ernst

Afloran en mĂ­ oscuras sensaciones y regreso al albergue de infortunios me niego a permanecer la sangre evade senderos -corre sin sentidoaltera pensamientos 23


trastoca emociones

me veo desmigajada e 铆nfima

mis manos aferran destellos de cordura unos labios escupen palabras profanas

Caigo

hundida en la locura encuentro a ese otro ser

no me apiado

lo asesino

mi coraz贸n

late con nueva sangre

s贸lo una tristeza mora en el alma es el dolor pagano lo desalojo sonr铆o. Graciela Diana Pucci. Buenos Aires. Argentina. 24


ADRI DELFINI EN EL PSIQUIÁTRICO

Imagen: Vladimir Kush

En el Psiquiátrico es evidente escasean frazadas y alimentos, convive el calor de algún recuerdo, que muchas veces es transparente. Recuerdos borrables de la memoria construyen la misma historia, los gobernantes tienen ceguera, 25


ciegos con el alma descompuesta. La oscuridad aliada con la noche despierta los instintos sin derroche, los abusos …gritan ¡presente! con juicio algunos se defienden. Muchos vagan sin rumbo los menos medicados, son artesanos…arte-sanos que hilvanan su futuro. La solidaridad del Doctor ayuda a las mentes desajustadas, que salen a veces reparadas, sólo con la brújula del amor.

Adri Delfini. Buenos Aires. Argentina.

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ALICIA CORRADO MÉLIN DICEN QUE DICEN

Imagen: Dave Mac King

Hay sirenas en el amanecer enmarañado avisos que emergen desde una voz pequeña

susurrando a esos que deambulan

entonces me aparto 27


los miro, huelo, saboreo

esta distancia a carcajadas

les digo manos

sujetan objetos les doy pies

y huyen de la ciudad asustada

habitan moscas bailarinas

dentro de sus oĂ­dos

me embolso la cara creen soy baldĂ­o

espĂ­o por el nylon sepulcral

conocen de sombras

dejo ahogar la palabra 28


dicen que dicen que dicen.

Hay violines en el amanecer enmaraĂąado avisos que emergen desde un do menor entre dientes

girando a contramano.

Alicia Corrado MĂŠlin. Mar del Plata. Argentina.

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ANTONIO PÉREZ COZAR LA LOCURA

Imagen: Salvador Dalí

Es ella, demorando los corredores obtusos y sofocantes a una velocidad vertiginosa. Máquina en su jaula de cristal, 30


la huida silenciosa de los vivos mientras hurga en el sepulcro de los otros, acosada por la onomatopeya del tiempo amontonado en hileras de lozas emblanquecidas y de escarabajos que transitan por los rincones de la escalera que lleva a los avernos, donde el balbuceo de los gemidos no se oye. Es ella, y es su redondez amoratada, y es emblema de la cordura tras los párpados ungidos de tristeza, vestigio de las noches despiertas recolectando miradas exhaustas de vacío. Merodea desde una gris ventana, sólida y de hierro, los jardines embalsamados de soledades y de lúgubres sombras parecidas a despiadados firmamentos. Es ella, ella contra el muro irascible de los axiomas y del risco alado que anida en un corazón confuso en los abismales acantilados del alma, 31


allí donde zozobran los gestos convulsivos de los locos. Es ella, luciérnaga recluida y sin memoria, mariposa que sobrevuela los volcanes y se abrasa en sus lagunas de fuego, repetidas veces.

Antonio Pérez Cozar. Utrera/Mallorca. España

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Mª ELENA ESPINOSA MATA ALIENACIÓN

Imagen: David Szauder

He llegado a la edad en que las letras ignoren los principios, las censuras. De escribir desatando la corbata, de remojar el pan en el café del tedio y untarle mantequilla a los renglones 33


para que la palabra se deslice hacia el abismo de las incoherencias.

Un día me han de crecer los tulipanes en el arco orbital y de mi lengua ha de escurrir el sol como un poema. Mientras tanto escribo entre el silencio y la penumbra la absurda sensatez de un silogismo, soslayo la razón y exculpo la locura de algún verso.

Mª Elena Espinosa Mata .San Nicolás de los Garza. Estado de Nuevo León. México.

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ALEQS GARRIGÓZ BORDERLINE

Imagen: Parke Harrison.

Como un vaso que se vierte en sí mismo, me pruebo plenitudes y bajezas por intentar sorprender al vacío.

No sé lo que quiero, pero lo quiero ahora mismo.

Instantes me unen al mundo 35


y me separan de él alternativamente.

Espanto al contemplarme en mis propios espejos que me dañan tanto. Asco al saborear mi propia palabra que me sabe tan mal.

Preso en el infierno de vivir al extremo, al borde de la locura, la emoción es mi exterminio.

Aleqs Garrigóz. Puerto Vallarta. México.

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MARITA RAGOZZA DE MANDRINI EL LOCO

Imagen: Sarolta Bán.

“Demencia: el camino más alto y más desierto.” JACOBO FIJMAN Estoy loco e ignorado ”Esperando en la tarde la dosis que calma el miedo” ANTONIN ARTAUD 37


No oyen su voz ni el eco de sus pasos, tampoco las sonajas y flautas solo él las escucha pulsa cuerdas resecas escrudiña el paisaje y se derrumba en cubos y esferas

Oscuridad y sueños sobre una costra de lava y agua un permanecer en instantes para retornar a los delirios hacia un fin indescifrable.

El loco quema incienso azúcar y cabellos en simulacros de magia destroza y grita entre hierros y cristales 38


¡Oh aire protégelo del pájaro nocturno de las constelaciones frías y de la alta vigilia de los sueños encandilantes!

Marita Ragozza de Mandrini. Buenos Aires. Argentina.

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JULIÁN GÓMEZ DE MAYA VESANIA, AMOR

Imagen: Paolo Troilo Che per amor venne in furore e matto, d’uom che sì saggio era stimato prima (Ludovico Ariosto, Orlando furioso, I.2.3-4).

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Acaso tobogán de idolatrías, acaso narcisismo en alienantes pupilas que se espejan —los andantes ensueños contra un juicio de ordalías—, más cuida de trabajos que de días el ejercicio impar de los amantes (las eras todas, todos los instantes no valen lo que empeños ni agonías). Un beso, un monstruo adentro… como enclave en mitad de la nada, como poso de lo absoluto, cuanto al hombre cabe —en carne viva y de su Dios celoso—: si puede o no el delirio, bien lo sabe, escindido de sí, Roldán furioso.

Julián Gómez de Maya. Murcia. España.

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CHÍA GIRÁLDEZ TINOCO DÉJAME SER LOCURA

Imagen: Mike Davis

Déjame ser en este desastre de semillas mundanal querer reivindicar como nunca a esta locura, abandonar la inmundicia inservible terrenal y tomar sorbos de lecciones en bravura. 42


Exijo que cante la noche con el sol como brillo que salgan mis manos humildes de dentro, cambiar de cada día el mismo estribillo enterrar la cordura en un simple intento. Permíteme no ver lo que duele a mis ojos sonreír sin parar recordando disparates oír a mis fantasmas sin producirles enojos dejar las tragedias detrás de un escaparate. Deja que mi corazón sea un pedazo veloz que cante, ría y ame hasta el último despojo jamás lo aprendido, lo vuelva aprender sin voz encontrar al unicornio que se perdió en los matojos.

Chía Giráldez Tinoco. Punta Umbría. Huelva. España.

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ISABEL REZMO I PÉREZ BEBO

Imagen: M. C. Escher

Bebo la tarde lluviosa. De entre los etéreos momentos, de las ráfagas, de la letra cursiva entre los vientos. Bebo a sorbos entre esta frialdad que huele a lluvia impenitente. Subyace en las líneas de un almendro en flor. Despierta los cuentos que no terminan 44


en la órbita de las formas. Insano es el tiempo, la savia engrandecida. Los relieves duermen. Y sigo bebiendo tu inoportuna fragancia cayendo sin más cuerpo. A la tercera ya recorre mis huesos con la extravagancia de decir, saber. Simplemente el trago de especular con el ronroneo de las acequias sobre mi propia muerte. Isabel Rezmo I Pérez. Úbeda. Jaén. España.

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LÁZARA NANCY DÍAZ TIERNA LOCURA

Imagen: Renné Magritte

Cuento los minutos de la espera eterna humedad de labios recorren mi cuerpo Nada detiene el instinto voraz del deseo. Reposa la caricia en un ángulo claro de mis senos llueve en la árida tierra donde nacen los sueños 46


Y se abren los labios de un verbo Muslos entre muslos (Cuerpos enlazados) Silencio Un silencio de gozo envuelve los gestos el suspiro saciado de dos cuerpos. La noche está en calma Las sabanas cubren los desatinos Y un quejido despierta los astros Astros que se miran Y se invitan a sucumbir en la dulce locura … del amor.

Lázara Nancy Díaz. Cuba/ Nueva York.

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ALICIA EPP LA ABSURDA RAZÓN

Imagen: Mihai Criste.

No son las llamas negras que hasta mis pies se estiran ni son las rojas olas que se rompen contra mis acantilados. Son más bien los gritos del silencio los rincones vacíos 48


las horas devoradas por los roedores de mis remordimientos. No son las mariposas que emergen de mis dedos ni son mis diálogos con la espalda del tiempo son más bien los besos deshojados sobre la ajena piel de la costumbre y éste ir y venir sobre la línea desde la incumbencia hasta lo adecuado. no son mis ojos abiertos a la nada que ven el lado reverso de este mundo ni son los papeles estrujados que caen cual pétalos de una flor malograda. Es más bien este encogerse de hombros este vivir apático la absurda razón de mi locura, este dejar que pase la tormenta sin mirar hacia el cielo este resguardarme de la lluvia este pálido latido esta carencia de mi es más bien esto 49


la absurda razón de mi locura… mi locura.

Alicia de León Epp. Uruguay.

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EMILIA MARCANO QUIJADA EXCELSA

Imagen: Alexander Korman

Ayer no es, cuando intento no ser más. Hoy es un cuchillo a la razón, un cuarto oscuro, creciente, y escucho los cascos de los caballos, sus ojos lanzando flechas, sus pezuñas mordiendo mi almohada. 51


Me confunde el miedo, las voces, miro mi mano izquierda, busco un reloj que no está; un segundo ha huido pero da campanadas, excelso miembro fantasma. Busco el origen de todas las estrellas, el motivo del sueño, la vacuna a mí misma, un ápice, gota de los cuentos, un vaso, demorado río. No bebo de las hojas muertas, no muerdo las aguas del fondo, del suelo, del fin, ni del rebaño de ciegos que dicen mirarme.

Emilia Marcano Quijada. Venezuela.

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MAR DE FONDO LIMBO

Imagen: Wojciech Paliwoda

El limbo es un lugar olvidado, una habitación a obscuras, una voz en off. Existe en algún rincón escondido de mi cuerpo. Todos mienten si dicen que puedes salir. ¿Cómo? ¡Habla más alto, no te oigo ni te escucho! Quiero escapar y tu risa burlona me da miedo. 53


¿Qué? Jamás seré tuya, ¿entiendes? ¿Por dónde iba? Ah, ya, interesante, por favor, no grites. Cuando el aire me besa respiro tranquila, huyo de mi prisión, es el momento. Malas lenguas me dictan que estoy poseída, irritados sofocos aceleran mi angustia. Putos, cabrones, son hombres, creen que pueden follarse mi delirio: nunca, es mío, no podréis tocarlo. Luces cegadoras calman mi salto al vacío. Tumbada en la cama me carcajeo, la realidad ensordece con su silencio. Tarde o temprano regreso al limbo, un zulo, un agujero que me enajena.

Mar de Fondo (Mar García Treviño). Murcia. España.

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MARY ACOSTA CAPULLO NO VIDENTE

Imagen: Mihai Criste.

Diseñó su vida en la mitad del ocaso, apretando los puños y en violento avance

Caminó por el borde de su cuerpo, entre sollozos incoloros y oscuros.

Buscó desesperadamente 55


encontrarse en la próxima esquina de su cielo.

En la partida perdió su nombre, junto al último zapato que vestía su paso.

Sobre las aristas brillantes de una estrella dibujó besos secos, abandonados por héroes de polvo.

Resistió sin declinar a su sueño abrazada a sus misterios.

Como un capullo de rosa no vidente no logró expandir su fragancia, y hoy, hoy visita el jardín sin pétalos, tan solo esperando ver si en algún ocaso volverá a encontrarse.

Mary Acosta.Munro- Pdo. Vicente de López- Buenos Aires- Argentina

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SÄO GONÇALVES LOCURA

Imagen: Laura Stringhini

Si supieras que todavía tú me calmas los temores nocturnos. ¡Si supieras que mis días son a veces una espera sin fin! Si supieras que muchas veces me escondo del mundo para no escuchar la locura de los hombres ¿O será el ruido sordo de mi propia locura? 57


Si supieras que sólo las palabras me salvan de la decepción del día Si supieras que la poesía es el refugio donde te encuentro y descanso.

Säo Gonçalves. Portugal/Luxemburgo. Traducción del portugués al español: Miriam R. Krüger

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GLORIA GAYOSO VESANIA

Imagen: Pablo Picasso.

Para su extravío aquellas mudas estrellas eran vigías en celo, aberturas lumínicas, que espiaban curiosas sus desatinos insurrectos, sus ideas perdidas en galaxias lejanas de resbaladizos sueños. Vagaba por la noche como búho gigante, escudriñando cielos. 59


¿Qué sabían los astros de los rostros del Amo? Perdidos en la hipérbole de luces, se le parecían; hombre iluminado desde el centro pero mustio y sibilino a los ojos ajenos. ¡Aquellos puntos distantes como acné del espacio eran noctámbulos en guardia de fosfóricos deseos! Encendían lujuriosos sus dudas y desvelos. ¿Dónde estaba el farolero? ¿Quién apagaba el escenario para el juego? Una moneda en llamas se burlaba de su sombra y él, loco, desbordado de angustia, gritaba al viento el confuso nombre de aquel Padre. que lo dejaba huérfano.

©Gloria Gayoso. Buenos Aires. Argentina.

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ISABEL PISANI INSANO

Imagen: Samy Charnine

Insano, quien vende su alma por monedas y humilla a su patria por la gloria tan mutable.

Insano, quien alienta el rencor y encubre la traici贸n en la mesa de los dones.

Insano, quien olvida al padre honesto y no escucha al hijo o al amigo con gentil gesto .

Insano, quien arrastra la esperanza sin fe y rinde culto a dioses falsos y siniestros. 61


Insano, quien sucumbe a la pasión desordenada y confunde su amor con el de Dios, que nos crea cada día… y nos repara.

Isabel Pisani. Buenos Aires. Argentina.

62


GLORIA MARECOS RODAS EBRIA Y LOCA

Imagen: Alina Maksimenko

Noche de pasi贸n. En ardiente desnudez va fraguando encajes entre los labios del ocaso. Est谩 ebria y es loca. De sus ojos saltan brasas y en su boca 63


se queman mariposas. En febril euforia ¡Grita que está en mí! (y la busco en mi alma) ¡Jura que soy ella! (y hurgo en mis entrañas). En su clímax demencial tiemblan las arterias del verso, emigra la sangre de las coplas y estallan las cadencias de la noche. Ebria y loca ¡Cuánto tardas en parir tu canto!

Gloria Marecos Rodas. Paraguay.

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PURA FERNĂ NDEZ SEGURA LOCURA

Imagen: Leszek Bujnowski

No me pidas llegar adonde dices.

En abierta entrega acudes con el pecho fugitivo tras la luz ciega que emerge anular sobre el abismo. No atiendas su canto, es solo niebla, laberinto de tiempo enajenado. Hidra emboscada de tu caudal bebe y plena, estrangula 65


la frente inmaculada.

Sudor e insomnio rugen, cruje la espita y revienta a borbotones. Hacia un paraíso clausurado, vas, por si acaso con la ingenua insistencia del neófito.

¿ Dónde está la vindicta del débil ? En ninguna parte.

¿Acaso olvidas que estamos siempre de regreso? Nada conduce a parte alguna sino a un triste corazón desnudo.

Tal fue la sentencia inapelable de los dioses.

Pura Fernández Segura. Guadix. Granada. España.

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ARACELI GARCÍA MARTÍN LOCURA DE SER Y ESTAR

Imagen: Aurelio Monge

la virtud convive con la maldad tan difícil distinguir la realidad como en la moneda la cara y la cruz unidas están malicia y virtud ser vicioso y estar enviciado en trazos de luna tantos y muchos todos a una nunca nunca ves el momento de terminar esta latente eternidad 67


martillear la maquina que es tu cabeza la que te llena de sentidos dolidos la que te hace dar palos de ciego este brutal sentimiento que hace que tu corazón se embale cuando metes en la ranura la moneda y empieza el son son y no son ser y estar siempre y nunca muchos nuncas solo eres esto tu propio yunque tu martillo tu cabeza tu conciencia locura que estás sintiendo siendo y estando como adivinando el momento mismo como si el gatillo se hundiera en tu sien como si la piel misma se impregnara del ayer ser no ya no lo es locura y vicio acabaron con él locura y vicio acabaron con él. Araceli García Martín. Granada. España.

68


TERESA TORRES CICATRICES

Imagen: Kristy Mitchell

No voy a volver a patalear. No voy a volver a revolcarme.

De nada sirve este arrancarme la piel a tiras.

No voy a volver a patalear. No voy a volver a revolcarme.

69


Repetía una y otra vez desde la sala acolchada del psiquiátrico con el cuerpo lleno de "curadas" heridas.

Teresa Torres. Málaga. España.

70


MIRIAM ÁLVAREZ ROJO EN DANZA

Imagen: Josh Separzadeh

metralla no hay historia

un puñal tatúa venas

las arterias son calles bombardeadas 71


agónica lista de un dios perverso

rastro fétido de mujeres rotas

siembra de nombres noche de fuego espiral/ceniza

rojo en danza

Miriam Álvarez. Buenos Aires/ Clorinda- Formosa-. Argentina

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MAGDA ROBLES INSIDERS

Imagen: Kasia Derwinska

Me desgarro porque presiento que sigues dentro.

Lo anuncia el batir de alas de este ave pasajera, pájaro sombrío que grazna a la vez que escupe nombres. Y me pierdo en el laberinto buscando voces que me sirvan de guía. Detrás de huellas que aniquilaron todo a su paso 73


y dejaron como estela un pasado roto, y un futuro destrozado.

Las paredes frías arañan la piel igual que entonces. El aire se vuelve calma tras beber el cuerpo. Tan solo quedan jirones de bruma que aparentan ser ropas de amantes por rasgar.

Veo desfilar un fantasma que lleva tu rostro. Se deshace lentamente al hundir en él mis manos. Tan solo aprisiono ausencia.

La humedad se arrastra a la par que mis pies descalzos. El suelo canalla dibuja el contorno de otros pies que acompañan a mi sombra solitaria. Una astilla, que al morder la piel me recuerda que sigo viva, arranca esa última gota de sangre que aún te debo.

Y de repente siento frío. Es un fuego que atenaza las entrañas. Es un ansia de saber que estás, aunque te has ido. Es el vacío que palpita en cada pulso al respirar y de ti me habla.

Magda Robles. Granada. España. (Del poemario inédito Por los malditos)

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ESNEYDER ÁLVAREZ TU ERES MI LOCURA

Imagen: Marcel Caram

Mi locura nace en tus labios, Mi locura se preserva en tu cuerpo, Mi locura se nutre de tu seducción, Mi locura encuentra su nirvana cuando me haces el amor.

Me enloqueces, 75


Me cautivas, Me seduces, Me apasionas.

Deseo enloquecer en tus labios, Deseo desquiciarme en tu cuerpo, Deseo desvariar en tu seducción, Deseo delirar en tu pasión.

Tú eres mi locura, Tú eres gordura, Tú eres mi existencia, Tú eres mi amor.

Esneyder Alvarez. Medellín Colombia

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MABEL CORONEL CUENCA MEDIO LOCA, MEDIO POETA

Iamgen: Carla Mascaró

Hoy estoy medio loca, medio poeta al ver las palabras girar en remolino buscando infiltrarse en mi masa gris, cuando pequeña oía decir: -es imaginativa, 77


lo habrá soñado y está sonámbulaTodo por afirmar ver arco iris de noche, acaso el mundo es plano -pensaba-

Al otro lado del mundo era día, una cascata de agua cristalina veía formando un lindo arco iris. Entonces loca yo, mientras crecía, poeta yo, por ver con otras gafas, o medio a medio...

Evitando explicaciones a esa línea tan fina entre el concepto dado por la humanidad, -O medio loca, medio poeta, todo dependeQuien decide es mi pluma.

Pluma que anda alborotada, con hambre. Hambre de vivir en la libertad, rompiendo las cadenas locamente, sin más peros que la pluma afilada en un corazón hecho poesía.

©Mabel Coronel Cuenca Hernandarias- Paraguay

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FOTOPOEMAS

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CECILIA ORTIZ

Olivos. Buenos Aires. Argentina. 80


MÍA PEMÁN

Palencia. España.

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RELATO 82


LILIANA VARELA PROFUNDIDADES DEL ALMA

Imagen: Salvador Dalí

Sus palabras taladran mis oídos. Aún me parece escucharlo diciéndome que soy estéril, que soy desierto inhóspito, que nada puede florecer en mí, que no tengo vida interior. ¿Qué sabe de mi alma? ¿Cómo puede vislumbrar lo que mi corazón siente? ¿Cómo se atreve a creer siquiera que no tengo sentimientos, que no puedo amar?

No ha llegado a conocerme lo suficiente, ni se ha dado la oportunidad de aventurarse en mis dominios, de sumergirse en mis profundidades. Y yo, ilusa, le abrí las puertas del alma y lo proveí de una daga para que me hiriese a diestra y siniestra. 83


Cómo pudo siquiera suponer que fuese egoísta, que sólo me importara la posesión y no el amor; qué todos mis sentimientos fuesen un capricho. ¿Sólo por entregarle el corazón para que lo adorara? ¿Sólo por planificar una vida juntos sin consultarlo? ¿Sólo por pensar que jamás podría dejarme? ¿Sólo por exigir la incondicional voluntad de sus días? No ha sabido conocerme. Soy más sensible de lo que él suponía. Por eso debo desterrarlo de mi mente; no vale lo suficiente mi sufrimiento.

El cadáver del hombre quedó tendido en la calle, junto al dintel de la puerta que jamás llegó a abrir.

Liliana Varela. Buenos Aires. Argentina.

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CARMEN MEMBRILLA OLEA DESCONEXIÓN CAÓTICA

Imagen: Catrin Welz-Stain

Conozco lo más característico de los espejos y de los calcetines y de los cordones. Esto, me hace atravesar un ensimismamiento puntiagudo que cruza tuberías, viviendas y tendederos y me ubica a ratos en una realidad de pico que se eleva sobre tacones de mujer fatal. Si doy un rodeo y atravieso la puerta, percibo el olor de la cocina y de mi propia censura. 85


Si voy por detrás, salen las cucarachas de la nada. Así que trepo ágilmente por la celosía exterior, enseñando las suelas de mis zapatos marrones. Deambulo por pasillos perfectamente cumplimentados...y permanezco absorto. Desde el baño escucho las viejas adivinanzas que grita el anfitrión de la casa. Me invita a aplastar objetos...y yo reúno insectos que juegan un partido sin deportivas. Desde el interior, el piso me enseña los días. Alguien me presentó un patio vacío De tanto andar... De tanto entrar... Necesito quien arregle mis zapatillas sucias Propongo un hurto sencillo Robar el resplandor...y bajo su luz aparecer inanimados, vagamente descendiendo por conceptos y algunas definiciones. Mostrar modos y cuartos Proponer y observar los escotes de la noche Detectar el hambre y la procedencia de las canas Ninguna determinación Alrededor Debajo Alcanzar la mágica oscuridad Acercarme a sus brillos Dirigir mis palabras hacia lugares poemáticos y adoptar por siempre versos de todas las razas y de todos los colores. Con ellos formo manuscritos con los que hago frente a cualquier desconexión de tipo caótico. Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España.

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PATRICIA RICHMOND LAS SIETE VIDAS DEL GATO

Imagen: Midori Yamada

Nosotros los insomnes vivimos al borde de la locura. Con el peso del cansancio cuando debemos estar despiertos y el lastre del desvelo cuando toca dormir. Hace tantos días que no duermo que lo veo todo en blanco y negro, sin fuerzas para enfocar la realidad, dejándome llevar por la rutina. Podría 87


seguir así, viviendo de puntillas, si no fuera por ese maldito gato. Me lo encuentro en todas partes, mofándose, paseando ágil y elegante ante mí, echándome en cara mi torpeza y aturdimiento. Pero no es muy listo. Ya le he matado de seis formas diferentes. Esta vez será la última… Esperaré a que aparezca, cerraré muy fuerte los ojos y me tomaré todas las pastillas rojas. Sé que así se irá para siempre y yo podré, por fin, dormir. Patricia Richmond. Zaragoza. España.

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ROXANA ROSADO LAS HUELLAS

Imagen: Irving Penn

-¡Déjame en paz!- gritó Almudena mientras se alejaba presurosa de la fuente. La gente volteó a verla extrañada. Parecía huir de alguien pero no había nadie detrás. Sin embargo, sabía que él estaba presente. Dejaba sus huellas donde quiera que ella estuviese. En la calle, en el restaurante, en donde fuera. Y ya estaba cansada de que siempre estuviera ese ser detrás de su sombra. Hasta en los momentos más íntimos no podía librarse de su presencia. Era intolerable. 89


Tenía quince años cuando todo empezó. Se estaba peinando frente al espejo de su cómoda y al agacharse a recoger un arete, vio unas huellas. Estiró su mano y las tocó, pero solo sintió el frío del suelo. Pero unas horas después, estando en clase, al cambiar de salón ahí estaban nuevamente. Y así en cada espacio en donde estaba, Huellas frescas. Al principio pensó que era una broma, pero si estaba sola también las miraba. Entonces le dio miedo. Algo la estaba siguiendo y solamente dejaba las marcas de sus pisadas. ¿Y quién era? Se atrevió a comentarle a una amiga, quien la miró muy seria y le dijo –eso es un ente, un espíritu. Conozco a una persona que te va a ayudar- Y fueron –a escondidas de su familia- a ver a la persona, allá lejos, en una colonia que estaba en un cerro, donde el camión no podía subir. La señora –como de setenta años- estaba sentada en una silla de madera y tenía muchas plantas y flores, agua, huevos y otras cosas que no reconoció. Había mucha gente en la habitación y afuera haciendo fila. Se formó y cuando le tocó pasó tímidamente. La señora la miró de arriba para abajo, la paró junto a ella y le pasó unos ramos de flores por todo el cuerpo. Luego siguió el huevo –que rompió en un vaso con agua- y después de verlo detenidamente, habló. –A ti te sigue un espíritu de un hombre que murió hace mucho. Está enamorado de ti, él sabe que no pertenece a este mundo y te quiere llevar con él. Así que debes tener cuidado. Pon una cruz de ocote en el lugar más alto de tu casa y trapea diario con agua bendita. Él siempre va a estar contigo y no te va a dejar ser feliz, no sabe que tú estás viva y él ya no. No lo entiende- Dicho esto, le dio unas flores para que las pusiera en su cuarto y pidió que pasara la siguiente persona. Almudena le quiso pagar, pero se negó a recibir el dinero –Esto es un don. Si cobro, ya no podré ayudar a nadie-. Almudena consiguió la cruz de ocote y la puso arriba del espejo, donde nadie la viera. Todos los días, al salir de la escuela, pasaba a la iglesia por agua bendita y trapeaba por la noche su cuarto, y si podía, el resto de la casa. Después de un tiempo, olvidó el asunto, dejó de hacerlo y siguió su vida normal. Y un día, las vio otra vez. Huellas en el baño, en el patio, en la calle. Si corría, también corrían detrás. Si se paraba, se quedaban 90


esperando que continuara su marcha. Era verdaderamente exasperante. Y bizarro. Era algo que sólo ella veía, los demás no las percibían. ¿Y cómo contarles de esto, con qué argumento? Seguramente pensarían que estaba loca. Así que prefirió vivir con ello y quedarse callada. Y así terminó la preparatoria y la universidad. Siempre acompañada. Cuando salía con algún chico, aún sin voltear, sabía que estaba detrás, como si la vigilara. Y si le daban un beso, o algo más, no podía dejar de pensar que había alguien incorpóreo observando todos los movimientos. Eso a veces le daba risa, otras la incomodaba o la hacía enojar. Los muchachos empezaron a evitarla, pensando que esas carcajadas que hacía a mitad de una caricia, o los insultos que susurraba eran para ellos. Pero eran para él, para el ente.

Ese día se sentía mucho calor. Almudena acudió al parque a sentarse junto a la fuente y recibir un poco de esa brisa que soltaba el agua. Era mediodía de un sábado cualquiera, de una semana cualquiera, de cualquier mes. Había perdido la cuenta de los días hace mucho tiempo y ya no le importaba. Total, siempre estaba sola porque estaba acompañada. ¡Qué ironía! Pero su mente estaba llegando al límite. Nadie comprendía lo que pasaba, no entendían por qué cambiaba así de carácter. Ni su familia se explicaba porque había cambiado tanto. De ser una muchacha inteligente y estudiosa, se transformó en una chica rebelde e intolerante. Terminó la universidad pero no era estable en ningún trabajo. Entraba y salía constantemente, lo mismo era en sus relaciones personales. Sólo su mamá le llamaba y la invitaba a comer o al cine con el afán de distraerla, de ver que sucedía. Almudena platicaba alegremente un rato, pero después algo pasaba y cambiaba drásticamente. Se despedía apenas con un beso y corría. Siempre corría, como si alguien la siguiera. El día de la fuente, Almudena corrió y corrió y corrió hasta que una camioneta le impidió el paso. Unos hombres con uniformes blancos bajaron rápidamente y la detuvieron. Forcejeó pero no pudo soltarse. Eran muchos y muy fuertes. Le pusieron una camisa blanca y le amarraron los 91


brazos en cruz por detrás. Le inyectaron algo en el brazo que le dolió y la fue relajando poco a poco. Cuando despertó estaba en un cuarto cuya única ventana estaba fuera de su alcance. Sólo había una cama, un retrete, un lavabo y una silla. Se dio cuenta de que estaba en el hospital psiquiátrico. Sonrió y después la sonrisa se convirtió en una carcajada. Y otra, y otra más. Había llegado al lugar indicado, donde no tendría que dar explicaciones de nada, ni a nadie. Y al bajar los ojos, ahí estaban. Las huellas del ente que, seguramente, estaba sentado a su lado, en la cama.

Roxana Rosado. México.

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GRACIELA AMALFI LA SALIDA SEMANAL

Imagen: Andreea Anghel

Hola, seguro te sorprende esta carta. Aunque creo que nunca tuviste capacidad para sorprenderte por algo: bueno o malo, lindo o feo. Todo te daba igual. Sigo bastante bien allá donde estoy desde hace años. Alguna vez fuiste a visitarme. Sí, exactamente una sola vez. “Me hace mal verte así”, decías. Sabíamos que los compromisos no eran para vos. Lo sabíamos los dos.

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Siempre preferiste poner la otra mejilla y no el hombro para consolar. Yo al revés, prefería el hombro a la mejilla. Cuestión de zona del cuerpo será. Te cuento que hoy me dejaron salir un rato. Ya hace un tiempo que me dejan dar un paseo… Una vez por semana, no más que eso. No estoy mal allá. Tengo mucha gente alrededor. Algunos hablan solos, o se ríen, o lloran. Yo los miro, y a veces los imito: hablo sola, o me río o lloro. Al principio fue duro estar ahí. Lo bueno del lugar es que tiene jardines hermosos llenos de rosas rojas, como las que me gustan. Y muchos ventanales. Mal no me tratan. Tengo comida, una habitación para mí y lo mejor fue, que el día que me llevaron de casa no me separaron de mis libros. ¡Cuántos que son! Los conté: 1251. Seguro te imaginarás que los leo y releo mil veces. Y también sigo escribiendo. Para Navidad suelen regalarme alguna novela o unos cuentos, todos ya saben mi inclinación hacia la lectura. A veces leo algunos de mis escritos a mis compañeros, creo que no me entienden, pero igual me aplauden. Y así es mi vida hoy. Yo hubiera querido venir antes a dejarte esta carta, pero como te dije más arriba hace poco que me dejan salir. Y no me pareció muy adecuado venir acá en la primera salida. No porque me faltaran ganas sino porque pueden pensar que estoy loca. Y no quiero que piensen eso. La locura nunca fue mi fuerte. Lo hablamos muchas veces. Seguro que todavía están presentes en tus recuerdos nuestras conversaciones viejas. Me tengo que ir. Te dejo la carta en un sobre impermeable. El hombre de la librería me dijo que era impermeable y que el papel iba a durar un tiempo sin ajarse o echarse a perder. 94


Creo que te conté…que hubiera venido antes, pero es que recién empecé a salir hace unas semanas. Está linda…la lápida con tu nombre en letras doradas y… aunque los claveles están marchitos no importa. Seguro que en estos días alguien vendrá a poner unos nuevos. Siempre lo hacen, así dicen. No te pido que me contestes, no es tu fuerte la escritura. Y además si te pidiera que me escribas ahora, ahí sí que pensarían que estoy loca y es capaz que… me quitan las salidas semanales. ¿Te dije que me dejan salir una vez por semana desde hace un tiempo?

Graciela Amalfi. Buenos Aires. Argentina.

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AMANDA GAMERO POR HUIR

Imagen: Andreea Anghel

Valentina salió con el propósito de despejarse, de huir durante unas horas de todo aquello que la atenazaba. Llegó hasta el paseo, estacionó el coche, y al apagar el motor ya empezó a sentir la ansiada libertad que le ofrecía el mar, y que aunque fuese ficticia la reconfortaba. Meditabunda fue aproximándose hasta la orilla, necesitaba liberarse de la jaula de su casa. Envidiaba a todas aquellas personas que tenían la capacidad de no perder la calma bajo ninguna circunstancia, y que dotadas de una aparente supremacía, se refugiaban en la fe para estar 96


por encima de todos los agravios y problemas. Sus dos hijos adolescentes discutían por cualquier cosa, y a pesar de sus intervenciones no conseguía persuadirles de que aquello no hacía más que perjudicarles en la convivencia. Ansiaba el refugio que la salvara del estrés cotidiano, y buscaba el relax que creía merecer después de trabajar durante todo el día. Se descalzó, la arena húmeda y revitalizante masajeaba sus pies, y estrechó sus piernas para sentarse, dispuesta a no perderse aquel espectacular atardecer de tonos violetas. El agua llegaba hasta ella con el intervalo retórico del mar, ese mar salvador al que siempre acudía para poner en orden sus ideas. Se dejó llevar por el rumor de las olas, y empezó a sentir que era parte de todo aquello que sus sentidos percibían, creyó hallarse cerca de saborear la paz. De repente un perro se acercó, olisqueando y saltando de alegría en torno a ella. Era tierno y juguetón, de pelo blanco con matices dorados, su diminuto cuerpo poseía tanta energía que consiguió romper aquella calma aparente. Unos segundos después llegó una mujer de mediana edad que la saludó de un modo ausente, contrastaba la alegría del perro con la seriedad de ella, a la que suponía su dueña. -¿Vienes mucho por aquí?- Le preguntó la mujer. -Pues…cuando necesito desconectar. Le contestó afanándose por sonreír. -¿Estás casada?- Continuó preguntándole. -Estuve casada, pero me separé hace dos años. Respondió Valentina un poco contrariada. -Yo también estuve casada, acabo de matar a mi marido.

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Dijo poniéndose las manos en la cara, para después continuar frotándose los ojos, y volviéndoselas a poner en la cabeza de un modo nervioso y absurdo. Sintió una punzada en el estómago y aturdida contestó. -¡¿Supongo que estás de broma? -Por desgracia no estoy de broma, acabo de hacerlo, lo he apuñalado varias veces y se ha quedado allí, tirado en el suelo sobre un gran charco de sangre… Yo lo amaba, pero él me engañaba con unas y con otras, diciéndome que ellas lo hacían mejor que yo. No estoy loca, he esperado muchos años, le supliqué que no me engañase, pero él siguió haciéndolo. Ahora creo que debería poner fin a mi vida, ya nada tiene sentido. ¡¡¡Sólo quería que él me amase, pero siempre me decía que yo era poca cosa para él!!! Y añadió. -Tú no sabes lo que es vivir presa por dentro, prefiero que me encierren en una cárcel, ahora sé que todo estará en su lugar. Valentina no podía creer lo que estaba escuchando, temblorosa y asustada buscó los ojos de aquella mujer que le estaba confesando su crimen, escudriñando en sus facciones, analizando los rasgos de su cara. No parecían los de una asesina, eran pequeños y profundos, su mirada se encontraba perdida en cualquier lugar aquejado por una extraña maldición. La expresión de su cara sin atisbo de agresividad, sus labios pequeños y suaves sugerían el sufrimiento padecido durante mucho tiempo. De complexión pequeña y aspecto asustado, nada en ella hacía sospechar que pudiera hacer algo tan cruel como quitarle la vida a un ser humano. La inminente puesta de sol convirtió el horizonte en una amalgama de matices y sensaciones angustiosas, la atmosfera actuaba como filtro dejando pasar los tonos rojizos propios de la sangre y configurando un paisaje de horror muy alejado de los tonos violetas de la tarde.

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Abstraída con su reflexión y abismada por la situación, no sabía cómo actuar, qué decirle, qué hacer. ¿Marcharse?… ¿Dejarla sola y arriesgarse a que se adentrara en el mar, escapase… y acabara con su vida?... ¿Convencerla para que se entregase y confesara? Mientras Valentina se hacía todas esas preguntas, musitando y calculando cada una de ellas, para situarse en qué era lo correcto, y qué debía de hacer, la escuchó decir. -Ayer vi pasar una mariposa negra, era el paso de un alma hacía el cielo, la guía de una persona hacía la muerte, por eso supe que había llegado el momento. Valentina le contestó en tono de mando. -¡¡Tienes que ir a la policía, antes o después se van a enterar, es mejor que te entregues, será bueno para tu defensa! ¡Yo llamo, les digo que estás conmigo, que estás arrepentida, que no sabías lo que hacías, que tu marido te maltrataba, les digo lo que tú quieras, pero entrégate!! Se atrevió a coger su brazo enérgicamente para enfatizar lo que quería transmitirle. El perro la miraba focalizando toda su atención en su ama, intentando vislumbrar o entrever, una orden, una reacción por su parte, pero ella permanecía inmóvil y susurrando. -Ayer vi pasar una mariposa negra, era el paso de un alma hacía el cielo… Valentina volvió a zarandearla, pero comprendió que se encontraba en estado de shock, y le preguntó. -¿Cómo te llamas? -Olvido, me llamo Olvido- Contestó ella, de un modo lento y pausado, como si estuviese muy cansada. Tocó sus manos y estaban heladas, palpó sus muñecas para medir su pulso y lo tenía muy acelerado. Respiraba con dificultad, su boca entreabierta parecía seca y deshidratada y sus pupilas parecían dilatadas como si hubiese consumido éxtasis o cualquier tipo de droga que provocase ese efecto en sus ojos. La cogió de la mano para que se levantara y pareció hacer el amago de obedecer. 99


-Olvido, yo te acompaño a comisaria, no te voy a dejar, estaré a tu lado en lo que necesites. -Tú me engañas, me abandonarás como siempre hicieron conmigo. -No, Olvido no lo haré, voy a estar a tu lado. Caminaban despacio, la noche había caído por completo, y el perro adelantado les indicaba el camino. Llegaron al paseo y se sentaron en la primera terraza, Valentina llamó a la policía facilitando los datos de localización y explicando de manera breve lo que le había sucedido. En diez minutos llegaron dos agentes vestidos de paisano, se acercaron hasta donde estaban sentadas y pidieron a Olvido que los acompañara, acto seguido la esposaron, para más tarde conducirla hasta el coche policial. Al día siguiente todas las portadas de los periódicos publicaban el crimen y las cadenas televisivas emitían la noticia: Mujer de 50 años se entrega y confiesa haber matado a su marido asestándole siete puñaladas. Al parecer la causa del crimen fueron los celos, ya que el fallecido le era infiel habitualmente. La policía lo encontró en el suelo de su vivienda en medio de un gran charco de sangre, los servicios de asistencia nada pudieron hacer por la víctima y fue trasladado al anatómico forense donde le será practicada la autopsia. Valentina visita asiduamente a Olvido en la cárcel, jamás hubiera imaginado que podría darle su amistad a una asesina. Por su parte Olvido cumple condena, pero por primera vez siente que alguien se interesa por ella. Sigue un largo tratamiento de terapia para mujeres maltratadas. Durante años el hombre que fue su marido y al que ella mató a pesar de amarlo, le había infringido humillaciones continuadas, lastimando seriamente su autoestima y lesionando gravemente su estado emocional. Ya nunca podrá llegar a ser la mujer que un día soñó, pero el hecho de compartir con otras reclusas las experiencias vividas, unido al apoyo sicológico y a las visitas de Valentina,

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quien le lleva libros, que luego ambas comentan, hacen que su vida tenga algún sentido. Inmaculada Jiménez Gamero. Barcelona. España

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ANA SAAVEDRA EL CANDELABRO

Imagen: Rafal Olbinski

Sentada como tantas veces junto a la pequeña mesa escondida detrás de la puerta, platicaba con ese niño que en ocasiones anda por aquí. Nunca recuerdo de qué hablamos, pero me siento tranquila a su lado. De pronto se sobresalta y me dice que alguien entró a la casa...dos hombres, al parecer armados... Nunca he vivido algo así, los nervios me inmovilizan, mi pecho retumba como un mar embravecido. Compruebo sonidos toscos y descuidados dentro de la casa, sin embargo los ruidos pasan de frente, mi ubicación queda oculta, suben al segundo piso lo que significa que puedo salir... Lentamente logro moverme, tomo el celular y mando un mensaje a mi marido, es corto, preciso; espero que venga pronto.

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Al salir fijo mi vista en el candelabro encendido sobre la mesa, el piso cubierto de alfombra... No lo pienso dos veces, lo arrojo y salgo corriendo. La cabeza me da vueltas, choco en la calle con mi marido... Viene con su madre, para qué la habrá traído. Su cara adusta me enhebra. Al verme los dos comienzan a gritar señalando... No les entiendo nada ¿por qué lucen tan molestos si estoy a salvo? Logre salir y esos tipos siguen allá encerrados, todo es cuestión de llamar a la policía, yo pude llamarla antes pero preferí llamarlo a él ¿por qué les enoja tanto?... Detengo un momento mis pensamientos y logro entender sus gritos.

—¿Dónde está Valentina? ¿La dejaste dentro de la casa?— repito sus preguntas... Valentina... La bebé... Debe estar en su cuarto, no creo que se mueva de allí. Y dudo que esos hombres estén interesados en hacerle algo —pienso— solamente respondo con un movimiento de cabeza: Sí.

Él sale corriendo rumbo a la casa. Le grito, trato de detenerlo, no quiero que se ponga en peligro. ¡Los tipos siguen allí!... Mi suegra se desmorona en una llamada, supongo que es a la policía, me ve con ojos de rabia. No puedo creer que nadie se alegre de verme a salvo. Yo estaba prácticamente fuera de la casa, seria de locos ir tras ellos... el cuarto de la bebé es el último de la casa, y yo tan cerca de la salida ¡muerta de miedo!... Por eso le llamo, lo necesito a mi lado y él ni siquiera se alegra de verme. Siento una punzada en la cabeza, mi vista comienza a reducirse, todo se oscurece...

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Mi marido, perdón, Joaquín, como insiste mi abogado que debo llamarlo desde ahora, terminó con muchas heridas ese trágico día. Me parte el alma verle esas quemaduras en la cara, pero no "debo" abrazarlo nunca 103


más "recomendaciones" del juez que llevó el caso. Además él mismo no lo permitiría, desde ese día me ve diferente, no me cree ni una palabra. Los doctores dieron su parte también, al parecer las cosas estarán mejor si nos mantenemos separados. Los papeles están firmados ya, aunque para mí no significan nada. Mi amor no se limitan a eso, pero su indiferencia duele, inclusive dudo que vuelva a verlo siquiera. El día de hoy trae a manera de despedida a Valentina, se acerca con ella y me insinúa si quiero abrazarla... Apenas muevo la cabeza. Él lo entiende y se retira caminando con la mirada en sus pasos, así de fría fue su indiferencia. Nunca pudo comprender que por encima de todo lo amaba. Para qué me trae a la bebe, si yo solo quería verlo a él.

Pero todos insisten que el incendio fue el causante de todo, que nunca entró nadie a la casa, y solo recuerdan lo cerca que estuvo Valentina de morir asfixiada. Gracias a eso Joaquín solo piensa en alejar a la bebé, desde luego eso lo arranca de mi vida para siempre. Si tan solo pudiera hacerles entender que están equivocados, pero apenas me mantienen despierta el tiempo necesario para cumplir con trámites oficiales. Además, ya no me importa aclarar nada, lo perdí a él. Ahora debo permanecer en este lugar aséptico durante un tiempo... Hoy por primera vez en varios días, y gracias al descuido de una enfermera, logro ver a través de la persiana. El horizonte parece tan amplio, me enfrento a él completamente sola.

La blancura de estas paredes me enferma. Ningún elemento desentona o guarda señales de vida. Al girar la mirada me sorprende la visita del niño ese que solía acompañarme y nadie cree que existe. Me reiría de todos ellos si estuvieran aquí para verlo. Cómo entró, quién es, qué quiere. No son preguntas que me hayan interesado nunca en nuestras pláticas anteriores. Mucho menos ahora cuando todos alegan que no es real y me olvide de él. A fin de cuentas mi soledad pareciera desvanecerse en cuanto me sonríe... y presiento que él está aquí para quedarse. ¡Qué gusto 104


verlo! Además... Nunca tuve tiempo de darle las gracias.

Ana Saavedra© Guadalajara. México

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CARLOS CAPOSIO ¿ESCUCHÁS MIRTA (a nuestra abandonada salud mental)

Imagen: Shawn Van Daele

Con lo que te gustaba el cine, si estos chicos con sus cámaras, supieran. Pero ¿qué les voy a explicar. Ahora vienen a filmarme de su tallercito. Piensan que estoy loco ¿Vale la pena que hable de nuestro aniversario. Si sólo me mueven un poco para acá, otro tanto para allá y arman una historia que se inventan. Se ríen de mí, Mirta, eso no está bien, si no te hubiera gustado tanto el cine a estos los mandaba al diablo. Dicen que es un documental sobre la esquizofrenia, o alguna de esas enfermedades de la mente. 106


Para mí sólo es una pantalla. Espero que esta noche puedas verme. Hay luna llena. Desde allá, desde el otro lado ¿Salgo tan ridículo. Decime, Mirta, hace años que no me hablás, decime si estoy tan errado, si podés escucharme ¿O será verdad que estoy loco. Que no soy un enamorado y que cuando alguien muere todo se apaga como un televisor que se quema. Estos pibes me tuvieron dos horas con sus ángulos, las luces, el maquillaje, el vestido este desarreglado que les pedí, que les rogué que trajeran. Nunca entenderán porqué exigí un vestido de novia. Por qué, les dije que no usaría otra ropa. Soy loco, sí, les afirmé. Hay luna llena, Mirta, hoy me verás desde el otro brillo, cincuenta años de casados, bien sabemos, no se cumplen todos los días. Un beso fuerte Mirta, te sigo debiendo nuestra luna de miel.

Aclaración: Los signos, en todo el libro CAJITA DE CARTÓN de Carlos A. Caposio, están sólo al comienzo de las oraciones, a modo de protesta contra esta costumbre de usarlos sólo al final, con la esperanza del uso de los dos.

Carlos Caposio- Buenos Aires- Argentina. Del libro Cajita de Cartón.

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EDGARDO BENÍTEZ EL DESERTOR CAPTURADO

Imagen: René Magritte

Cuando el fantasma del fracaso se cruzó con persistencia por mi pensamiento, la oscuridad plena de igual forma me otorgó el aval para ser. Si un clarinero duerme, si un petirrojo descansa, es porque lo necesitan. Yo simplemente me encuentro en el lapsus exacto, en la hora convenida.

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Desde acá, desde el insano mundo agreste y descompuesto, veo la luna que semeja un pan de masa interfecta, colma de hormigas que se tambalean y pugnan para no caer al vacío. Desde acá, veo los seres de luz que circundan mi esfera gratinada, viajan con mantos pálidos y formas macilentas. Vienen, se acercan, uno a uno, idénticos a mí, vienen por mí. Edgardo Benítez. El Salvador.

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JUAN CARLOS VECCHI QUÉ LOCURA, TUCURA

Imagen: Pablo Picasso

“La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia”. (Edgar Allan Poe)

Ruperto Tucura no figura en el Libro Guiness de los Récords, pero quién lo extirpa del Archivo Histórico de su pueblo (sección: Misterios Locales & Milanesas Visitantes), habiendo sostenido el hipo desde el 21 de mayo hasta el 16 de noviembre del año 1957. 110


—Figurar nieto debería mi… —de sus dos abuelas, la más transgresora de la sintaxis, comentó hasta su muerte, cuando cayó fulminada por un rayo de bicicleta (se lo clavó en la frente la otra abuela, quien era maestra de escuela primaria y acérrima fanática de la sintaxis). —Hip, hip, hip… —y dale que dale, Tucura. Hasta que aquella inolvidable noche del dieciséis, durante la cena y con todos sentados alrededor de la mesa familiar, finalmente Tucura detuvo el insoportable “hip, hip, hip”; luego profirió: —¡HUUURRAAA! Nunca de los jamases supieron qué Luciferes festejaba Tucura con ese impresionante grito que hizo temblar mesa y sillas, platos y platitos, vasos y botellas, canelones y albóndigas del misterio.

© Juan Carlos Vecchi Olavarría Buenos Aires(Argentina).

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HENRY GOVANI AGUIAR SÁNCHEZ EL GORDO CRETINO

Imagen: Alex Temmermans

Cada día que pasa se siente el hombre más afortunado del mundo, trabajó duro en su juventud para tener la holgura de la que ahora disfruta, eso lo tenía muy presente, pero ese temor a los espacios abiertos que había acumulado durante los últimos años no lo puede controlar, afortunadamente toda esta gente que tiene a su servicio, hacen que sus días sean placenteros, justo en este preciso momento en el que se siente tan a gusto llega ese individuo que no soporta, no le gusta cómo le mira, insolente, cree que no se ha percatado de esas risas burlonas a su costa cuando piensa que no lo está viendo. 112


—¡Ho!, allí está, cretino, no sé qué le ve mi mujer a este tipo, bueno tendré que soportarlo, lo hago por ella. —Buenas tardes señor, ¿puedo pasar? —pregunta el obeso cretino de mediana edad una vez abre la puerta y se queda esperando a la señal. —Sigue, pero no tardes demasiado —Luis inmediatamente le da la espalda y espera a que deje la bandeja con su comida —A ver qué me has traído ahora, ¡cretino! —murmuró entre dientes. —Cuando usted guste señor, puede acercarse a comer —dijo el obeso hombre con tono burlón al mismo tiempo que hacía un gesto con su mano e inclinaba su cabeza, para incorporarse inmediatamente, seguido da media vuelta y se retira, al salir de la estancia como era costumbre da un gran portazo, mientras que Luis se preparaba tapándose los oídos con las manos. —¡Bufff!, obeso hijo de p… tarde o temprano voy a perder los nervios y te vas a enterar —rápidamente corre a espiar por la ventana, lo ve alejarse tronchándose de la risa, inclusive ve cómo se para cada dos pasos para cogerse su abultada panza—. ¡Maldita enfermedad! ¡Agorafobia! ¡Agorafobia! Si no fuera por… yo mismo te abriría la puerta de salida y te echaba a patadas, proteste quien proteste. Inmediatamente da media vuelta y se dispone a disfrutar de su comida, no lo puede creer, justo lo que él estaba pensando minutos antes, huevos revueltos con alcachofas escalfadas, pan de maíz y ese crianza que almacenó en sus bodegas, «una pena que estas botellas estén guardadas en la torre que está al otro lado del jardín, que si no…», piensa mientras levantaba una copa tras otra y apresuraba un bocado tras otro hasta dejar el plato reluciente. 113


—No puede ser, ¿ahora?, ¿justo ahora?, si no puedo ni moverme de tanto que he comido —esperó a que el teléfono deje de sonar, pero nada, sonaba sin cesar y seguía sonando— cinco minutos y sigues sonando, maldito aparato, si no fuera porque tengo que llevar desde aquí todos mis negocios, te tiraba por la ventana al jardín, bueno, no tengo ventana al jardín, ¡maldita enfermedad!, sí, puerta afuera lo echaría y que la asistenta lo recoja a cachos, o que se lo lleve el gordo cretino que viene a dejarme la comida, si no fuera porque siempre me trae lo que quiero comer ¿cómo lo sabrá?, bueno, tampoco soy muy tiquis-miquis para comer, algo bueno tenía que tener ese cretino, será por eso que mi mujer lo defiende tanto. Maldito aparato que no para de sonar. ¡Sí, hola, dígame…! Por lo menos se pasa con el auricular al oído una hora como poco, al parecer era alguien que se estaba encargando de hacer unos negocios, un hombre a quien le había contratado hace poco tiempo y tenía que guiarle paso a paso para que no cometa errores a la hora de hacer las inversiones, Por fin cierra la llamada y se tumba para descansar, no tarda en quedarse dormido.

***

—¿Quién es? —Marcela, la esposa de Luis. —Hola señora, buenas tardes, siga adelante, ahora le preparo los vídeos. Marcela cruza la doble puerta de seguridad y va directo a la pequeña habitación que ya estaba preparada con el vídeo listo para que ella solo 114


pulse el play, lo hacía todos los días, y generalmente comía mientras veía el vídeo del día, otras veces comía con su esposo. Un par de horas después como siempre, llegaba el doctor para comentar con ella. —Hoy ha tenido mucho movimiento, y ahora duerme profundamente. —Veo que el gordo cretino ya no le abandona ningún día, y ha comido con tantas ganas —comentó Marcela casi con resignación. —Ahí tenemos un problema que se hace más grande cada día, porque según él, le trae la bandeja llena de comida y se niega a comer de verdad cuando nosotros nos presentamos. Marcela, me parece que tiene que ayudarnos, desde ahora el gordo cretino ya no será de su agrado, porque de llevarle pequeños pastelitos ha pasado a traerle menús completos. —De acuerdo doctor, por lo demás veo que sigue igual. —Sí, los mismos delirios de grandes negocios, sea fuerte Marcela, y no deje de visitarlo —Marcela sonríe y agacha la mirada, el doctor coge la cinta de vídeo y se dispone a salir, no sin antes decir —ya puede pasar a verle, no se preocupe, despiértele. Marcela se acerca con paso lento por el largo pasillo que le lleva a la habitación donde Luis se encuentra, antes de entrar se queda contemplando la blancura del lugar y sus paredes acolchadas, el único mobiliario existente es una pequeña mesa, un par de sillas y su cama. —Luis, Luis, ya he llegado mi amor, ya estoy aquí. —¡Marcela!¡Mi vida, ya estás aquí!, mira, ya he comido, esta vez el gordo cretino me trajo…

Henry Govani Aguiar Sánchez. Pretoria-Ecuador/San Feliu de Guixols-Girona-España

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PRÓXIMO NÚMERO DICIEMBRE

NÚMERO 4 DICIEMBRE 2014

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