Gealitteta nº 5 lluvia enero 2015

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GEALITTERA REVISTA DIGITAL Tierra de letras, tierra de otros; aquellos que se dan cita para escribir. Coeditada por Cecilia Ortiz (Argentina) y Carmen Membrilla Olea (España). Bajo la infinita ilusión de unir voces literarias pertenecientes a países y continentes distintos. revistagealittera2014@gmail.com http://revistagealittera.blogspot.com.es/ IBSN: 14-08-2014-55

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I NDICE EDITORIAL Cecilia Ortiz

Lluvia de palabras en Gealittera

7

Carmen Membrilla Olea

Los nombres tras la lluvia

9

POESÍA

Tomás Sánchez Rubio

Y la luz se hizo carne

12

Mariel Monente

Palabras quemadas con lluvia

14

Anamaría Mayol

Elíptica

16

Aleqs Garrigóz

Paisaje de lluvia

19

Mar Blanco Larrosa

21

Mónica Angelino

23

Carmen Membrilla Olea

Breve resumen de la lluvia

24

Isabel Pisani

Mil lluvias

26

Carmen Rubio López

Júbilo de la lluvia

28

Ana Maritza de Schwarzl

Lluvia de otoño

30

Elisabet Cincotta

Intenté

32

María Elena Espinosa Mata

Erótica

34

Emilia Marcano Quijada

Estudio poético del origen de la lluvia

36

Lázara Nancy Díaz García

Olvido

38

Inmaculada Jiménez Gamero

Hoy

40

Adri Delfini

Vestida de lluvia

42

Mariette Mounier

Entre duendes

44

3


Amelia Arellano

Sangre de lluvia

46

Carlos Enrique Cartolano

Al través

48

Säo Conçalves Amanda Espejo

Lloviéndonos

50 52

Fernando Sarría Abadía

París

55

Ivana Szac

Poemas breves

57

Alicia de León Epp

Lluvia

60

Tomás Soler Borja

Con premeditación

62

Inma Ferrero

64

Oscar Vicente Conde

Lluvia

66

Marita Ragozza de Mandrini

Cuando llueve

68

Ana Lucía Montoya Rendón

Evocaciones

70

Sandra Graciela Gudiño

72

Pura Fernández Segura

A Elena

75

Milagro Haack

I

77

Mar de Fondo

Sobre mí

79

Victoria Falcón Águila

Regalo

81

Mabel Coronel Cuenca

Lluvia mansa

83

Miriam Álvarez

Frágil

85

Lupita Pérez

Si de desastres naturales se trata

87

M. José Riazuelo

Lluvia

89

Roxana Rosado

Esta vez hablaré de la lluvia

91

Jorge E. Rueda

Lluvia

94

Concha Casas Gálvez

Lluvia prodigiosa

96

Rita Bedia Lizcano

Danzo para ti

RELATO

Margarita Polo Viamontes

100 102

4


Cecilia Ortiz

En la casa

107

Jorge Urreta

Cumpleaños lluvioso

110

Adrián González De Luis

Lluvia negra

113

Isabel Rezmo I Pérez

Insomnio

116

Graciela Amalfi

La mujer del muelle

118

Francisco Morales Domínguez

La tormenta

121

Mía Péman

Lágrimas de lluvia diamantina

123

Juan Carlos Vecchi

Antes de hereje, la necesidad tenía cara de perro mojado por la lluvia

124

EVENTO

Anaquel Literario

127

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EDITORIAL

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LLUVIA DE PALABRAS EN GEALITTERA

Imagen: Facebook-Imágenes interesantes y vídeos exclusivos

La lluvia que cae. Lluvia de verano sobre la tierra. Lluvia nocturna. La oscuridad y calidez y el torrente de pasión. James Joyce

Así la espero, mirando sobre el paisaje, el árbol rojo, la campiña colorida, el cielo que no anuncia lluvia. Así la siento, acompañando nuestro espacio creado para los que se atreven a escribir (lo habíamos ideado para los que se dan cita para escribir, leer, imaginar) No habíamos olvidado el atreverse. No. Estaba aguardando que alguien nombrara el término. Y la magia hizo lo demás.

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Y ella llega plena de imágenes desde cada corazón y abrillanta todo. Reluce. No es solamente agua en gotas, hay flores lloviendo, besos dejándose caer sobre una página, recuerdos soltándose desde las nubes de la memoria. Senderos apasionados que buscan zonas lluviosas para disimular lágrimas. Bancos solitarios rodeados de gotas coloridas para atraer a los que escriben. Poemas que provocan lluvia de emociones. sentimiento expuesto.

Relatos que dejan el

Lluvia acompaña a Enero, por el hemisferio Sur refrescando la tierra, dando alivio, aplacando el calor del verano. Por el hemisferio Norte, transformándose en copos blancos, creando un paisaje de cuento. Y llueve en mis ojos ¿Les digo por qué? Gracias a mi compañera editora resucité a la palabra, a estar a toda máquina, a volver a ser la que se había escondido. Y lluevo emocionada. También lluevo porque nos acompañan con sus obras y su afecto nuestros colaboradores, en esta aventura literaria y cada vez que llega una obra es alegría en vuelo. La lluvia nos ha reunido bajo el árbol rojo, alguien dijo que es el Árbol de la vida. Tal vez lo sea. A mí me consta que mi vida cambió junto a él.

Y llueve en nuestra tierra de letras, sin que nadie se moje. Cecilia Ortiz. Buenos Aires- Argentina. Dedicado a Carmen Membrilla Olea Amiga/poeta/compañera

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LOS NOMBRES TRAS LA LLUVIA

Imagen: Mihail Korubin

Es inútil contar para alcanzar el infinito. Sin embargo los relatos y los poemas se deslizan para aclarar enigmas, para llenar silencios, para disolver la dureza de las piedras y gran parte de su color insulso...Aquí nadie se atreve a fundar ciudades sombrías, ni a advertir la lejanía de las palabras. La soledad queda destituida por los mil nombres que caen tras la lluvia. Se han disuelto las horas y bajo la luz se almacenan verdades abiertas y ecos perpetuos. La noche camina con pasos seguros. El corazón sirve para abrir todo lo que es inexistente y para buscar ecos que proceden de lugares extranjeros. Existe un pasado con perfiles indefinidos...Hubo entonces viajes que sirvieron para pisar arenas y caminos nuevos...El amor siguió creciendo sin conocer preguntas hostiles...

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Ven conmigo hasta ese lugar de ventanas enormes, donde serás capaz de percibir el mágico poder de todas las páginas que lo habitan. Ven a Gealittera; la tierra de las letras; la tierra de los otros: los que se dan cita cada mes para leer y escribir, para imaginar y crear. Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España

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POESÍA 11


TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO Y LA LUZ SE HIZO CARNE

Imagen: Logan Zillmer

Te vi una tarde prematura de invierno, con el pelo mojado y tu paraguas azul turquesa, esperando taxi en esa concurrida plaza del centro. Te miré como si te conociera desde hacía mil vidas, cuando el mundo no era lo que ahora ni yo pretendía ser el que más tarde fui, después de una andanada injusta de años hechos de opaco día a día y madrugadas color magenta. Me esperabas con la noche colgada en la comisura de los labios, con tus negros cabellos hechos de caricias, dos ojos que herían el alma y una cintura de alegres rosas. 12


Y yo tenía que quererte sin remedio, sin sombra tiznada de duda, sin torpes ropajes. Porque sí. Eras la perfección de lo real encarnada en un solo nombre sin convenciones ni objetos superfluos. Personificabas la vida en estado puro sin límites, sin medida, fuera de hipérboles, de lo insustancial del momento y de apariencias falsas. Te quise como estabas, bajo la lluvia, con tu dulce sonrisa hecha de luz, tus formas ámbar y violeta y esas sinceras caderas que siguen –todavía- atravesando fraguas, tormentas y húmedos plenilunios.

Tomás Sánchez Rubio- Sevilla- España

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MARIEL MONENTE PALABRAS QUEMADAS CON LLUVIA

Imagen: Woods

A Juan L. Ortiz

Se derramaba la brisa goteaba el aire sobre las hojas rumorosas de los sauces caĂ­an briznas de viento sobre los cabellos grises grises de surcar sudestadas blancuzcos Y el balanceo suave de la ola 14


permitía al mate humear su canturreo de cigarras su brillo verde y poder llevarme así por entre la cortina de ramajes surcando esa rabia devenida encanto.

El agua se amarronaba en su palabra en su voz chiquita me alcanzaba el mate entre los remos durmientes. Con su místico dolor quemaba palabras con lluvia desnudaba a Dios sobre el olor que precede a la caída

Un decir de cortezas, de libélulas anhelantes ignoraban ser el anuncio de la hora detenida

Un mate antes de irse sólo uno más que prolongue el silencio tejido en los brotes insistentes de septiembre.

Mariel Monente- Buenos Aires- Argentina

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ANAMARÍA MAYOL ELÍPTICA

Imagen: Gregory Thielker 2

Lluvia rostro mojado ll u v i a caminada 16


lluvia-nieve magia contra la tristeza que elĂ­ptica regresa

disfrazada de lluvia

lluvia- esqueleto triste hĂşmedos huesos impregnados

lluvia charcos barro en mi barro

lluvia techos de chapa y redoblantes mĂşsica en esta inmensa noche de lluvia- soledad

lluvia u v i a

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y estos ojos que no saben mentir

Poema del libro inédito Marea Roja de Anamaría Mayol San Martín de los Andes- Argentina

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ALEQS GARRIGÓZ PAISAJE DE LLUVIA

Imagen: Leonid Afremov

Nunca imaginé la lluvia sobre este declive. Llueve, está lloviendo para siempre. Cada grano se ha perdido, se ha perdido el maíz amarillo, se han ahogado nuestras bestias en el lodo. La esperanza gime, agónica, en el fondo de un abismo turbio. 19


Nada sino la persistencia de la ruina. Los vientos arrebataron nuestro techo y duermo sobre madera mojada. Para siempre las cunas están vacías. Nunca más la clemencia del fuego, la indulgencia de la mañana limpia, la certeza del mañana cercano. Nada sino gotas duras sobre esta morada devastada. Amor mío, consolador es que no sientas esta peste de animales muertos y que con esa mirada alejada no veas la hiedra que crece en las paredes ni a nuestros hijos flotando sobre ríos imponentes y eternos.

Aleqs Garrigóz- Puerto Vallarta- México

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MAR BLANCO LARROSA

Imagen: Gregory Thielker

Brotar del årbol. Engendrar la flor. Tornarme realidad al punto de contacto -preciso instanteque cubre de jazmines que trae en sus manos. Tocar prender sostenerse. Aferrarme a la solidez del agua. Él es el poema que me rescata de la tierra infecunda, la imprevisible lluvia -manantial de vida21


que hace florecer mi sed. Y lo que amo.

Mar Blanco Larrosa- Zaragoza- Espa単a

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MÓNICA ANGELINO

Imagen: Magui Batet Balcells

hace tantos huesos que no ves la sopa

hace tantas sopas que no ves un hueso

hace tantas lluvias que te han hecho sopa.

Mónica Angelino- Buenos Aires- Argentina 23


CARMEN MEMBRILLA OLEA BREVE RESUMEN DE LA LLUVIA

Imagen: Lisa Torske

Desembarcar en una fábrica que deshace rencores... Confusión y dolor ya no tienen sentido. En el hotel triunfó la desorientación y el café supo a conversación con acentos y exigencias. ¿Hubieran podido mis pasos atravesar las nubes? 24


Los ríos siempre resultan incomprensibles e insuficientes Besos que imitaban posibles soluciones... Me gustaría escoger la llave que abre los destinos y lanzar contra el cielo promesas inevitables y apuntar sobre la melancolía las luces más tenues. Habitaciones y refugios. Pensamiento acelerado Breve resumen de la lluvia. Cruzar el movimiento ancho y lejano Empujar a la gente invisible. Escapar en solitario, débil y voraz Mezclar sueños, profecías y promesas y regresar hasta la eternidad de entonces... Dirigiendo miradas pacíficas, conociendo la altura de los cables eléctricos, encerrando pérdidas y años. Así; sin testigos, sin números en el vestíbulo, hablando en voz baja con la muerte... Yo...habitante de una isla desierta...agua...algas... …y preguntas indisolubles. Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España.

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ISABEL PISANI MIL LLUVIAS

Imagen: Leonid Afremov

Diluvio de palabras, leyes y sentencias. Diluvio de ignorancia, duda e indiferencia. Diluvio fĂŠrtil pero anodino de perdidas inocencias. Diluvio de locura, guerra y reclamo ajeno. Diluvio de diluvios olvidados, de salmos y evangelios ignorados. Diluvio de cartas, secretos y mapas denunciados hoy pueblan las callejas de un cielo abochornado. 26


Ven, Noé, con tus plantas y bestias tan guardadas, con tus hijos elegidos, pero nunca perdonados... Ven con tu arca del Señor enseñoreada, con tu ruego de ángel escuchado y la rama del olivo en ave amada. Revive el diluvio de tres gotas agotadas: la fe y la caridad lejos de la nada, la esperanza de aromas y colores renovada. Trae también la eternidad absoluta, perenne, sin juicios, sin dolores, sin tormentos . Sólo un diluvio de amores penitentes. Sólo un diluvio de caricias en aumento. Sólo las galaxias en diluvio permanente.

Isabel Pisani- Buenos Aires- Argentina

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CARMEN RUBIO LÓPEZ JÚBILO DE LA LLUVIA

Imagen: Coldseptember ilustraciones

Concierto de paraguas. Tras el visillo, acechas el rítmico fluir de una muchacha camino de la noche. Lleva todo al desnudo: la luminaria idea de su hermosura, 28


su todo por venir; su marcha hacia el festejo, su propia intimidad recién nacida. ¡Qué paridad de signos! ¡Qué idéntico el proceso que demuele el verdor de la edad! Contemplas un instante la jubilosa lluvia, como el origen, irremisiblemente, ya sin ti.

Carmen Rubio López. Madrid. España.

Del libro "Equipaje de vuelta" Premio "Tardor" Castellón de la Plana.

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ANA MARITZA DE SCHWARZL LLUVIA DE OTOテ前

Imagen: Chantal Urquiza

En la lluvia de otoテアo te recuerdo, y como los テ。rboles sin hojas, mis sentimientos se desnudan. Tras la ventana veo caer la lluvia, y entre mis labios, 30


tus besos se ahogan dentro de mi boca, pasión que me estremece y tengo ganas, que el tiempo retroceda para amarnos. Te sueño despierta, revivo cada instante entre tus brazos, no quiero que la lluvia pase, ni que las horas mueran, ni que mañana mis versos se consuman en un poema triste, de saber que estás ausente y eres de otra.

Ana Maritza de Schwarzl. Perú/ Alemania

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ELISABET CINCOTTA INTENTÉ

Imagen: Chantal Urquiza

Intenté estar sin vos en esta esquina, donde resbalo tras la lluvia que acompaña el sagrado adiós con que te fuiste.

Intenté leer cartas 32


donde la victoria de palabras bordaba punto cruz, sin juramento la noche.

IntentĂŠ divagar, entre charcos, barcos de papel y siempre aparecĂ­ en tu nombre arrinconada de recuerdos.

Elisabet Cincotta- Buenos Aires- Argentina

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MARIA ELENA ESPINOSA MATA ERÓTICA

Imagen: Katarina Zirine

Espejo de agua. Quebradura de hojas el incesante ritmo de la lluvia. Sobre la tersa liquidez concentración de círculos dibujan afanosas geometrías.

Tiembla la piel del lago.

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Humedades en grácil erotismo se estremecen.

María Elena Espinosa Mata- México

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EMILIA MARCANO QUIJADA ESTUDIO POÉTICO DEL ORIGEN DE LA LLUVIA

Imagen: Christian Schloe

Allí, en el principio del mundo, en un rincón vacío, infausto y seco donde todo fue creado, se escuchó por primera vez el sonido que, sin días de asueto ni siesta bíblica, habría de repetirse incesante hasta el sol de hoy. Mi contador de fábulas, mi espejo, mi ventana, marco de la noche, me lo ha dicho cientos de veces. 36


He aquí que el cielo y la tierra, unidos desde el abismo tuvieron que dejarse un día; él inventó el trueno para disimular su dolor, ella tomó su maleta y en un valeroso ejercicio de catarsis le dijo: Por muy alto que estés, no me olvides. Yo puedo tocarte en los nevados picos, escuchar tus poemas por el inmenso llano, cantarte una canción desde mi hierba, y tú, que eres tan ingenioso, seguramente inventarás algo que dilate el fondo de mis pupilas. Y he aquí que el cielo, al que no se le había ocurrido nada para acercar la lejanía, se sintió tan feliz que comenzó a bailar y de sus manos se originó el viento, de sus pies surgieron los nimbos, de su coreografía, los cúmulos, y de toda su tristeza en extinción, los estratos. El cielo comenzó a llorar, el viento a crecer, la conspiración de nubes a viajar, la molécula a caer, y la tierra bebía y bebía hasta la última gota de aquel baile. A veces soy como el cielo y la tierra. Me he quedado sola, se marchó el amor, la juventud, la idea y no encuentro motivos para proseguir. Pero, me levanto, me aferro a la médula de la vida y el viento me hace escuchar el sonido más antiguo del mundo, me hace llorar, me hace llover y esa lluvia va derramando besos en la tierra y me hace bailar como una niña. Emilia Marcano Quijada- Isla de Margarita- Venezuela 37


LÁZARA NANCY DÍAZ GARCÍA OLVIDO

Imagen: ElsaPret

Cuando llueve… para adivinar tus pasos resucitan los míos más puros y claros donde el camino emana fragancias de otros tiempos que reviven versos .

Respiro pecados tras tu sombra y un leve suspiro desata los excesos 38


llueve…y cada gota de lluvia -es remembranza-

Quiero interrogar el tiempo - lo detengo sobre el vientohoy padezco de ti… bajo los ruidosos golpes del silencio danza la lluvia sobre mi piel sobreviven tus besos y tu sonrisa disuelta en mi memoria retoza incrédula, tímida como un secreto de antaño.

Razono un instante, me crezco en tu voz tan infinita y lejana ¡No voy a mentirme! sé que todo lleva tu nombre todo… hasta yo misma soy olvido.

© Copyright Lazara Nancy Díaz García. Cuba- Nueva York. USA.

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INMACULADA JIMÉNEZ GAMERO HOY

Imagen: Inquisitor Ilustraciones

Hoy salgo a la calle y todo es lluvia, en mis ojos estallan las tormentas de todos los océanos. Los semáforos desfigurados alargan sombras de colores aberrantes a través de mis pestañas derrotadas. Y tú, desde no sé dónde, me dices que no llore. Sin embargo el rímel corre río abajo por laderas ennegrecidas de piedra que embrutecen mi alma con un parto de cuervos. ¿Sabes?, escribo lágrimas para liberarme de un dolor carcelario que no destierro. 40


Hoy caminaré hacia un lugar donde no me dirijo, las palabras serán hilos que tiren de mis heridas para no llegar a hundirme en el diluvio. Hoy leeré poemas de Elisa y me reconoceré en las pupilas de una extraña leyendo mi propio libro aún inexistente. Cuando yo ya no esté, como ella no está, y no exista la respiración de ningún saxo que pueda aligerar las alas que tanto pesan.

Inmaculada Jiménez Gamero- Barcelona- España

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ADRI DELFINI VESTIDA DE LLUVIA

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Vestida de lluvia con sus zapatos de punta taconeaba la vereda no era la última primavera que el invierno revivía sus recuerdos reverdecían sin el licor de otras lluvias. Que meneaba la noche turbia 42


de cansancio inesperado aullidos de gato cansado arrabalera llovizna y sus ojos de brisa empaùados por el llanto entibiaba una sonrisa del amor que seguía esperando y la lluvia recordando‌tanto.

Adri Delfini- Buenos Aires- Argentina

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MARIETTE MOUNIER ENTRE DUENDES

Imagen: Claudia Lucía Mckinney

Estoy aquí, traduciendo el diálogo de mi costado vacío. La tarde abrochó su saco y partió sin volver la mirada, llevando en su bolsillo la llave de mis labios 44


y el coraje de la lágrima. Prendidos a su solapa como pétalos de esperanza, se fue el pudor de mi mejilla y el esfuerzo de mi voz. Estoy aquí, en el corredor de las imágenes y de pasos ausentes donde juegan los duendes con sus carros de versos. La lluvia moja el traje oscuro de la noche y la esencia del recuerdo me recorre los hombros. Abrigo tu beso bajo la piel y un bálsamo persistente me plasma en la cara la humedad de las horas. Estoy aquí, esperando el día que me reencuentre con tu aliento.

Mariette Mounier-, Mendoza, Argentina

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AMELIA ARELLANO SANGRE DE LLUVIA

Imagen: Art: Dmitry Spiros

Amo la lluvia .Enamorada de la lluvia .Soy. En tiempos de vendimia, sabor a rocío tempranillo. Me viene desde lejos este amor. La he visto crecer desde las terrenales nubes. Desde la pasión cosecha de mis padres .Tan breve .Tan violenta. De mis manos descalzas. De los gastados espejos de los charcos. Desde la lágrima a detenida en mi frente. 46


Desde el vaso y la siesta. A veces es hastío, un rostro repetido. Sangre de una culebra que la anuncia. Relámpagos iluminando los tristes palos santos. Estruendos parados en los postes. Puede que se anuncie y no llegue. Se aleja en pasos furtivos con los álamos. Otras, cae en los techos de chapa, se posa en el vidrio sin ventana, Baja las pendientes de barro. Besa los pies al niño que no ve la luna. Camina hasta llegar a los villorrios fundados a la vera del río. En los rieles .El tren se va con ella. El hambre queda. Capa pluvial que se evapora. Amores y risas en enero. Crueles vestiduras del invierno. Desborde. Quiere parar su caminar de agua y no puede. Roca y valle .Paraíso e infierno. Enamorada .Enamorada de la lluvia. Lluvia. Yo, sangre de lluvia No encuentra, aún, el legendario grial que la contenga.

Amelia Arellano. “Teoremas de Pitágoras”. San Luis. Argentina

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CARLOS ENRIQUE CARTOLANO AL TRAVÉS

Imagen: Stanislav Sidorov

fue siempre más lluvia antes del meteoro el negro de nube en tantos ojos y el recuerdo de aquellos temporales/ aunque lluvias como las interiores capaces de apagarle pluma por pluma al pájaro de fuego esas que atraviesan los años y mojan la edad no se comparan con otras de aquí afuera

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hablo de esas de inmersión tras lágrimas de sal sus cortinados las de canilla abierta-tazón las del rebalse que inundan el presente/ inducen al olvido enloquecen balde pájaros y brújula

y repito: además fue siempre más lluvia la pasada más mojó inundó borró mis huellas ensopó cien cartas y oxidó las llaves/ y cuando paró por dentro siguió/ sigue aquí adentro la lluvia-espera la lluvia-lacrimal la lluvia-cortinado cucharadas de lluvia en la conciencia/ sinfín meteoro.

© Carlos Enrique Cartolano. Pájaros, 2014 Buenos Aires, Argentina

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SÄO GONÇALVES

Imagen: Claude Théberge Page Officielle

Adentro - estoy en la inmensidad del mar en la inmensidad del espaciodibujo los silencios de palabras ahogadas siento su peso en mi cuerpo como un compás de espera.

En un abrazo interminable 50


reúno la ternura del mundo y las gotas de lluvia lavan mi rostro de nostalgias.

Säo Gonçalves- Portugal/ Luxemburgo. Traducción del portugués: Cecilia Ortiz.

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AMANDA ESPEJO LLOVIÉNDONOS

Imagen: Chantal Urquiza

Podría ser... lluvia intempestiva, caprichosa, de aquella que no pide venia para imponer su presencia y así, a mi completo antojo lloverme sobre ti (en silencio) con el anonimato gratuito que dan las multitudes.

¿Quién puede sentir mi llanto entre millares de gotas?

Nadie. Nadie que no seas tú. 52


Tú, que conoces mi canto de agua tú, que apaciguas las tormentas aún las que no habitan en lo alto. Tú, que percibes lo intangible, lo que no lucra de palabras: los continuos aullidos del alma que elévanse hacia los cielos en busca de... nada, NADA. No existe alivio ni otro destino, sólo ciclos eternos refinadas formas de dolor.

Y me lloro de nuevo esta vez, de un modo inverso: desde afuera hacia el centro con la esperanza incierta de... tal vez... lavarme de todo sufrir, de toda nostalgia y todo sentir, de toda certeza que no seas tú.

Y entonces, (por reflejo) quiero encontrarme en tus ojos para llorarme por fuera y por dentro. Porque, este es mi sino: no más que una mujer de agua, 53


sin más vida que el leve tiempo en que escurre por tu cuerpo, sin más anhelo ni desvelo que un día (o quizás noche), tú... también te mires en mis ojos y entonces, (por reflejo) te llores tú junto conmigo, empapados hasta los huesos abiertos, deshechos y rehechos entre esta humedad pegajosa, doliente, cálida, fresca y gozosa que resulta del lloverse juntos, del regocijarse juntos ante el descubrimiento de amar.

Amanda Espejo / Quilicura – 2008/ Chile Del libro: No hay más que ESTO (Ediciones del Taller, 2010)

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FERNANDO SARRÍA ABADÍA PARÍS

Imagen: Claude Théberge Page Officielle

No he vuelto a estar en septiembre en París, cuando caen las hojas y navegan silenciosas en los charcos de la lluvia. Puedo recordar tus dedos, pequeños y fríos dentro de mi anorak, buscando mi mano, apretándola sin llegar a abarcarla, recitándome fragmentos de Los versos del capitán de Neruda. 55


Así, entre la lluvia y el otoño arrimados a nosotros, pasear por los campos de Marte o a las orillas del Sena nos procuraba la garantía de la soledad, la ciudad abandonada en la tarde ante nuestros pies, mientras el silencio nos alejaba de los demás y tu voz era la luz que todavía me alumbraba.

f.

Poemario Ciudades (inédito)

Fernando Sarría Abadia- Zaragoza- España

56


IVANA SZAC POEMAS BREVES

Imagen: Claude ThĂŠberge Page Oficcielle

I En esta tarde una lluvia naranja cae sobre mi cuerpo verde.

II Nos acariciamos tanto 57


que no hubo más lluvia dentro de nuestros cuerpos

III Estás cerca y la lluvia ruge en tus manos sos un relámpago no perteneces a la noche ni el latido de la lluvia

IV Soñé con peces de colores con caballos negros derritiéndose en mis manos. Soñé con cielos verticales lluvia de agua dulce y una luna que se destejía en mi pecho.

V Basta de besarnos en el aire apoyemos los pies en la tierra mojada 58


huyamos de la lluvia del egoĂ­smo que ensucia las almas.

Ivana Szac. Buenos Aires. Argentina

59


ALICIA DE LEĂ“N EPP LLUVIA

Imagen: Claude ThĂŠberge Page Officielle

Gris novia del viento que entre sus brazos danzas y derramas las lentejuelas que se van desprendiendo de tu falda. Gris amiga de todos mis desiertos tu voz de cielo y de tierra canta 60


y tu prístina canción me toca el alma. Gris rosa de los tiempos te deshojas y tus pétalos líquidos resbalan por mis mejillas como si fueran lágrimas. Gris peregrina de las cuatro épocas fugazmente visitas mi ventana y con palabras de cristal me llamas. Gris peregrina, gris rosa de los tiempos Gris amiga de mis tierras áridas Gris novia que con el viento danzas. Yo amo tu presencia melancólica Y amo tus largos flecos de esperanza Eufórica o triste, desde pecho estival O invernal seno, caes para ser savia.

Alicia de León Epp- Uruguay/ Canadá

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TOMÁS SOLER BORJA CON PREMEDITACIÓN

Imagen: Lidia Wilangowska

Recién duchada brillante limpia aún toda mojada.

Cómo no hacerlo ponerme manos a la obra labios a tu piel para mancharte de nuevo.

Suspiras. Sonrío. 62


Ambos sabemos que nada es casual que todo es premeditado y de ahí el relámpago, los truenos y la lluvia.

Tomás Soler Borja. Águilas. Murcia. España.

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INMA FERRERO

Imagen: Hardibudi

Ahora sólo quedan las flores, un ramo sin vida que agoniza entre pétalos marchitos. Las paredes descoloridas roban los últimos rayos de este beso que grita su aliento. El eco de tus pasos aún se acurruca 64


en este hostil suelo de madera. Tu perfume sonríe con la serenidad del olvido. Se ha desdibujado tu imagen al otro lado de la calle. La lluvia ha borrado tu sombra, ya no existes en esta extraña nostalgia que trata de encontrarte. La puerta gruñe tu ausencia en un lamento de bisagras.

Y yo… ¿Quién seré yo, en esta habitación que no ha de sobrevivirte?

Adagio ma non troppo - Inma J Ferrero Nº de Asiento Registral 16/2014/6437 Copyright © Todos los Derechos Reservados Inma Ferrero- Madrid- España 65


OSCAR VICENTE CONDE LLUVIA

Imagen: Caras Ionut

Llueve. AllĂ­ en la lejanĂ­a. Donde no hay nadie para refrescarse. El verde de los jardines, ahora es gris como un perro muerto en el asfalto. Ya no florecen los naranjos, ni los limoneros. 66


Los azahares se fugaron un atardecer, y privaron de fiesta a los pocos vivientes.

Llueve. Las lágrimas acarician el suelo, donde los niños deslizaban sus pies. Ya no hay niños. Se fueron sin darnos cuenta, antes de llegar a ser hombres.

Llueve. Sobre los techos derruidos. Se ahogan los muebles solitarios, junto a los sueños sin ojos ni manos.

Llueve. Allí en la lejanía. Desde siempre, como un castigo que nadie pidió.

Como una sangría de Dios.

Oscar Vicente Conde © Buenos Aires- Argentina

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MARITA RAGOZZA DE MANDRINI CUANDO LLUEVE

Imagen: Caras Ionut

Cuando llueve el aire y ella tiemblan.

El cielo frunce sus cejas las gotas ojos de Dios caen sobre los tejados el viejo almendro se abanica con sus hojas mojadas 68


siente que le aprisiona la nostalgia el recuerdo de un acaso incierto

imposible

tardío.

Mira hacia afuera y en el camino se levantan vahos calientes el verde y el agua se enlazan y quizás tejan la trama de un sueño con otro destino.

Sale desnuda al huerto alza los brazos y desciende la lluvia sobre su cuerpo beso alelado húmedo signo de espera de amante dormido…

Cuando llueve el aire y ella tiemblan. Marita Ragozza de Mandrini. Pehuajó- Buenos Aires- Argentina

69


ANA LUCÍA MONTOYA RENDÓN EVOCACIONES

Imagen: Adrian Limani

¡qué cosas extraña el alma cuando viaja!

ha sido mística hiedra trepadora —ilusa uña rascando tapias— maternal o disoluta en otras o fuego y aire o tierra y agua pero siempre 70


excitado elemental en todas

extraña mil siluetas en los muros perfiles coquetos de las sombras

extraña cómplices gotas de lluvia su tamborileo melódico sobre el zinc del techo viejo el chirrido del follaje el canto de gallo en las auroras el celo de las gatas azuzando el correteo asustado de los gatos

¡por los dioses! extraña ella la mano tibia que modela sueños amorosos entre sus cejas

yazca el alma en unos brazos y no confundida con la sal de los sollozos

cuántas vidas ha sido Eva tierna cuántas otras indómita guerrera

quiere irse de nuevo con un boleto sin retorno... Ana Lucía Montoya Rendón- Colombia 71


SANDRA GRACIELA GUDIテ前 GOTERAS

Imagen: Jeff Rowland

A Clelia Bercovich

Enero. Llueve sobre Parテュs. Lluevo.

La melancolテュa tira al blanco 72


apresa la memoria entre cuchillas: mi rostro no me recuerda y el lápiz que me escribe enturbia los cristales.

Tristezas ancestrales me lloran de corrido congoja de agua me nazco de una lágrima.

Goteo.

Corazón de pájaro tengo una sed de otoño en cada mano: golondrino de regreso. ¡Y esta lluvia que no cesa!

Ahora sé que nada quedará 73


como legado dice el ĂĄngel sĂłlo un mar de polvo y escombros dice.

Y levanta el ala de mi huella.

Sandra Graciela GudiĂąo- Santa Fe- Argentina

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PURA FERNÁNDEZ SEGURA A ELENA

Imagen: Caras Ionut

Nada nos guarnece del tiempo, ojo inmóvil de lluvia. Replegada en ti como la criatura que fuiste en el maternal útero, aguardas un segundo nacimiento. Ya no eres inocente, sabes que el mullido tapiz 75


de flores esmaltado aloja la contumaz ortiga. Romper aguas, raíl de llanto, el tren se acerca, alumbra la vida, dichosa incertidumbre, ¡Escoge bien la próxima parada!. ¡Y llévate el intenso olor de los celindos!

Pura Fernández Segura. Guadix. Granada. España

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MILAGRO HAACK I

Imagen: Jeff Rowland

la lluvia deja limpio el tejado con paso rĂĄpido bajando un remolino de renuevos

tiemblan por el frĂ­o camina junto al viento su pulso asombra el patio

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cayendo a chorro de lo alto dando camino a sus prendas hacia el laberinto de muchas esperas

el olor flota y todo se nubla en mi cabello

Milagro Haack- Valencia- Venezuela Del libro InĂŠdito: A la sombra de un rĂ­o

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MAR DE FONDO SOBRE MI

Imagen: Chantal Urquiza

Nubes plomizas me amenazan, quieren descargar su furia sobre mĂ­. Se acercan en grupo, vienen a vengarse. Las miro desde abajo con miedo, me distancio, se aceleran mis pasos Las prisas no son buenas consejeras, 79


tampoco el temor ni la desconfianza. Un pasito, dos, tres, cuatro, cinco. Corre, ¿a qué esperas? Continúa corriendo. Una gota, dos, tres, cuatro, cinco. Llovizna, lluvia, tormenta, diluvio. Mis ojos se abren y el pánico se disipa: de pronto, me convierto en una flor; mis pétalos son rojos; mis raíces, vida. Abandono el propósito de resguardarme, no hay mejor techo que el cielo. Empapada de valor, dejo fluir mi locura. Bañada, mojada, sonrío, las nubes no querían castigarme, sólo venían a ahogar mis miedos.

Mar de Fondo (Mar García Treviño). Murcia, España.

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VICTORIA FALCÓN ÁGUILA REGALO

Imagen: Caras Ionut

Te regalo mi pecho lleno de amor escoge el lugar donde te lo he de entregar para que lo coloques desnudo, sobre una nube de algodón cargada de lluvia mojando mi íntima flor.

Recibe esta suavidad de terciopelo 81


convertida en mármol de Venus adórnalo con mil claveles, empalaga tu lengua con sus mieles, calma en él tu desvelo, acéptalo como dulce regalo.

Victoria Falcón Águila D. F. – México

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MABEL CORONEL CUENCA LLUVIA MANSA

Imagen: Jeff Rowland

Las 3 de la tarde y cayendo lluvia mansa, bautismo de las flores cubiertas de espinos Oh, celestial benevolencia, has oĂ­do el clamor -cuasi mudo de la garganta ya secaque en llanto tus hijos, aunque ingratos, suplicaron ya tu lluvia sanadora. Cada gota de agua 83


mås que bendita, un bålsamo de esperanza en la tarde a tus plantas ya sedientas de amor, cuyas hojas han perdido el verdor por el calor. ŠMabel Coronel Cuenca- Hernandarias- Paraguay

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MIRIAM Ă LVAREZ FRĂ GIL

Imagen: Jeff Rowland

Cada gota es la medida de mi tiempo. Mis manos son un cuenco donde recojo minutos en lazos infinitos. 85


Afuera los pasos flotan en una lluvia fragante. Olor a fuego pobre y a tarde cansada. ¿Por qué será tan triste la belleza del repiqueteo acompasado? Es la finitud de los signos arropados en la voz de la tierra. Miriam Álvarez. Clorinda. Formosa. Argentina

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LUPITA PÉREZ SI DE DESASTRES NATURALES SE TRATA

Imagen: Jeff Rowland

Si de desastres naturales se trata te contaré de hace tres años cuando arriesgada crucé ciudades sin puentes ni avenidas hasta llegar al lugar del destino que me recibió con tu nombre en la puerta 87


Eso trajo consigo la marea iniciales de tormentas pasadas presagio de nuevos huracanes otra vez el riesgo y las mariposas

Aunque resistimos, todo lo escrito pasa Tú

el de letras malditas en el nombre

yo

la parte débil de esta historia la que está a punto de romperse de tanta lluvia y tanto trueno

estremecidos hasta caer el rayo hasta quedar el cuerpo exterminado.

Te lo dije si de desastres naturales se trata naufragamos con el agua hasta el cuello y sólo tú sabes nadar en mar abierto.

Lupita Pérez ( Ma. Guadalupe Pérez Cerda) Monterrey. México.

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M. JOSÉ RIAZUELO LLUVIA

Imagen: M. José Riazuelo

¿Vacio, Presencia? ¿o es solo tu ausencia? Te busco con ansia… Se que volverás Pero dime…, dime ¿Cuándo llegarás? Te necesito y te siento tan cerca…

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El viento fresco remueve mi falda Noto claramente toda la humedad… Mi pelo te anuncia, estás ahí cerca. Al pasar la brisa ya no me reseca… mi cara acaricia con gran suavidad. Te sigo buscando, dime ¿Dónde estás?

Tus pasos se acercan…, te huelo, te siento La tierra te busca y espera con sed Ya estás llegando y tu luz nos envuelve Gris, lenta, suave y plena a la vez.

Todo se difumina, mas nada se pierde Y la vida sigue, ya empezó a llover. La lluvia nos limpia, de vida nos llena Y la tierra seca vuelve a renacer.

M. José Riazuelo. Huesca. España.

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ROXANA ROSADO ESTA VEZ HABLARÉ DE LA LLUVIA

Imagen: Caras Ionut

Me senté en el portón a contemplar el mar en calma ese mar vestido de verde que me regala girasoles en invierno donde los jilgueros y colibríes bailan diminutos seres comparten su mundo. 91


Hay nubes de azúcar flotando en el azul infinito el aire es suave, parece cabello de niño mis pies descalzos sienten la brisa del presente mi mente está en blanco, disfrutando del ambiente.

Cierro los ojos un momento la mecedora va y viene, viene y va suavemente dejo que los sueños lleguen y me susurren al oído sus historias de hadas, de rostros desconocidos, de aves fantásticas mientras el vaivén los pinta en mí.

Escucho a lo lejos un tintineo tin, tin, tin suena la música rítmicamente primero es suave como melodía de cuna, luego aumenta su ritmo ahora es como Sarah Vaughan y el sax.

Pum! Pum! Entran las percusiones los violines corren a refugiarse en los árboles el piano y el bajo entran a escena mis manos comienzan a dirigir la pieza.

Mes pieds nus sautent de leur sommeil sous la mer verte, l'humidité se réveille et je danse autour comme un enfant heureux mes vêtements et les cheveux gouttes de miel qui sent comme la vie. 92


Mis pies descalzos saltan de su letargo bajo al mar verde, su humedad los despierta bailo y doy vueltas como una niña feliz de mi ropa y cabellos escurre miel que huele a vida.

Exhausta después de bailar este vals me dejo caer en la suave hierba la lluvia me moja, me lava, me refresca mis ojos, mis senos, mi vientre y mi sexo son lluvia abro mis labios para beberla saboreando las gotas que casi escapan sin conseguirlo.

Así permanezco hasta que los truenos se calman el sol sale tímidamente y respiro el olor a vida de la tierra el sopor de la lluvia extinta me envuelve y duermo nuevamente en sueños escucho un tin tin, una gota ha caído del techo para llenar la copa de cristal que reposa en la ventana.

Roxana Rosado- D.F. México

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JORGE E RUEDA LLUVIA

Imagen: RJ Muna

Como desierto, tu cuerpo esta sediento de mis aluviones, tus poros se dilatan, húmedos me hablan. La curva de tu espalda se inunda, como aplauso, el chisgueteo musical de nuestros cuerpos celebra los gimos que acompañan a nuestras almas, así ascienden ellas hasta alcanzar el cielo. Deja que la lluvia te empape, que tu blusa se adhiera a tus senos, a tu columna y a tu abdomen. Jorge e Rueda-Colombiano residente en USA. 94


RELATO

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CONCHA CASAS GÁLVEZ LLUVIA PRODIGIOSA

Imagen: Katarina Zirine

Aún no llovía, pero la tierra ya olía como si el agua la estuviese mojando. Inspiró cerrando los ojos ¿por qué no se podrá hacer un perfume con este olor? Sería maravilloso rociarte con él por las mañanas y sentirte tierra y notar como las gotas de agua van penetrando en tu interior y la sequedad y la dureza van dando paso a la elasticidad y la suavidad y que la simiente de tu interior germina y comienza a crecer y se expande y surge a través tuyo. ... Ojalá y pudiera ser. Quizás así terminaría de una vez ese proyecto de novela que llevaba pudriéndose en su memoria hacía tantos años. Los primeros folios dormían en el cajón del escritorio un sueño que ya parecía eterno y los últimos descansaban en el ordenador sin ser capaces de formar un todo con forma propia. 96


Absorta en sus pensamientos, la sorprendió la primera gota de agua que a pesar de lo esperada, llegó sin avisar. Instintivamente sonrió y miró hacia el cielo. La lluvia formaba una fina película que su rostro recibió con alegría. Hacía tanto calor... ese verano parecía que el sol quería fundirlos con la tierra. Abrió su mente para que ocurriese el milagro y ese riego maravilloso hiciese crecer la semilla de esa historia que su interior albergaba. Al cerrar los ojos, el ruido que el agua hacía al chocar sobre el asfalto, se confundió con un galopar de caballos y los rayos, cuya luz adivinaba a través de sus párpados cerrados, lo hicieron con la deslumbrante fuerza de un poder nuevo y desconocido. El sonido del trueno se trocó en la voz que despertaba de las entrañas de la tierra. Dejándose llevar por este nuevo escenario, vio como bajo sus pies una brecha se abría dando paso a una espectacular y bellísima mujer. Hablaba un idioma extraño, desconocido para ella, pero que incomprensiblemente entendió. Su tono de voz era tan suave que parecía hecho de música y no por ello dejaba de transmitir una impresionante autoridad ante la que se doblegaron todos los jinetes, que poco a poco habían ido poblando el lugar. Incluso uno de ellos, el que parecía ser el jefe de todos los demás, bajó de su caballo y se inclinó ante la gran dama, dándole cuenta del fallido intento de recuperar cierto talismán que se escondía en lo más profundo de la montaña sagrada. Sin alterarse por el fracaso que le acababa de ser notificado, extendió su mano y como si de un prodigio increíble se tratase, de ella brotó una flor, una flor tan bella como jamás el ojo humano había contemplado nunca, su fragancia era tan intensa que todos los que la contemplaban cerraron los ojos embriagándose con su olor. Una increíble transformación se fue operando en todos ellos, ya que de cada uno comenzó a emanar la misma luminosidad que había acompañado a la hermosa y enigmática mujer desde que apareció. 97


Como en una ensoñación, sus armas desaparecieron y en su lugar brotaron flores similares a la que momentos antes habían crecido en la mano de semejante diosa. En su extraña lengua, invitó a los que antes habían sido guerreros a reemprender la marcha y avanzar hacia donde sus corazones los llevasen, que como si de uno solo se tratase, latiría al compás de su marcha. En menos de lo que dura un parpadeo, la enigmática señora desapareció. Pero su mensaje y su mandato habían quedado claros y como un solo hombre marcharon los caballeros a la búsqueda del preciado talismán. La nueva protección con la que emprendían su aventura parecía tan poderosa, que los animales más fieros y temibles se apartaban al paso de la expedición. Incluso cuando cruzaron las líneas enemigas, pareció que ni los vigías, ni ninguno de los soldados con los que se cruzaron, notaron su marcha... Y hablamos de más de quinientos caballos con sus respectivos jinetes. Una magia nueva y poderosa parecía protegerlos y llevarlos hacia un destino todavía desconocido. Continuaron la marcha durante varios días, días en los curiosamente, sus necesidades básicas alimenticias fueron siendo satisfechas con generosos árboles que parecían brotar a su paso cuando eran necesarios, plenos de las más deliciosas frutas que jamás hubieran probado y que tenían la virtud de aplacar su hambre con apenas una pieza, por muy pequeña que esta fuera. Cuando salían a su paso, el mismo aroma que pareció hipnotizarlos cuando de la mano de la dama brotó tan extraordinaria flor, los envolvía de nuevo renovando el efecto lumínico que sobre ellos produjo desde la primera vez. De manera que cuando la oscuridad cubría el cielo, ellos iluminaban su camino como si de un nuevo astro se tratase. Ni tan siquiera el cansancio hacia mella en el extraordinario ejército.

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Llevaban varias jornadas cabalgando y ni uno solo de los hombres que componían tan peculiar comitiva había sentido la necesidad del descanso. Al séptimo día vislumbraron la silueta de la montaña sagrada, pero en esta ocasión lejos de alejarse según ellos se aproximaban, como había ocurrido en todas las ocasiones anteriores, veían perfilarse sus cumbres escarpadas y sus arroyos de aguas cristalinas descender desde la cima hasta el frondoso valle que ahora atravesaban. A diferencia de las veces anteriores, a su paso parecían abrirse los caminos y la vegetación disminuía su lujuriosa frondosidad para hacerles más fácil su avance. Como si de un paseo triunfal se tratase, fueron dejando atrás los anteriores peligros, en sus días insalvables y ante ellos de pronto apareció la entrada de la gruta que guardaba tan celosamente el amuleto... De pronto la lluvia cesó y al abrir los ojos comprobó que su deseo se había hecho realidad y que la historia por la que tanto había suspirado, había germinado en ella gracias a esa maravillosa y fértil lluvia de verano.

Concha Casas. Alicante/Madrid- Castell de Ferro. Granada. España

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RITA BEDIA LIZCANO DANZO PARA TI

Imagen: Christiane Vleugel

Siete con cinco, llego a la cita del parque. Te miro a un lado de nuestra banca preferida. Nos abrazamos, tus manos se aferran a mi cintura; después de un par de sonrisas, nos fundimos en un beso, donde concebir el sabor del otro, es lo único que importa. Nadie existe a nuestro alrededor, ni la llovizna que nos moja. Siento un ligero frío, pero tus manos dan calor a mi cuerpo; logramos tomar aire. Al separarnos, el fresco es evidente en mis senos y ríes con malicia. A mis oídos llega una suave música que me acompaña desde esta mañana; mis caderas comienzan a moverse, te invitan a seguirme. Niegas e intentas pronunciar algo, pero coloco mis dedos en tus labios. Ellos, los dueños de mi apetito, que el simple hecho de mirarlos me provoca 100


morderlos, aún más cuando sonríes. Bajo la vista, miro mi transparente blusa; abro lentamente cada uno de los botones sin dejar de bailar. Muerdo mí boca, queda el último, te insinúo abrirlo. Logras hacerlo, tus manos intentan introducirse bajo mi camisa, te ignoro y doy la vuelta. Tus ojos se clavan en mi espalda, bajan hasta el contoneo. No te percatas que entre tanto, me quito el sostén. Giro hacia ti, mi ropa está unida por un par de broches. Caes en mi trampa. Te dejas caer sobre la banca. La danza no tiene fin. Un encantador de serpientes me mantiene hipnotizada, ¿o será el mismo anhelo de tus pupilas? A centímetros, frente a ti, la mariposa abre sus alas: sube mi falda, tus piernas quedan entre las mías y rozo mi cuerpo al tuyo. Mis dedos se enredan en tus cabellos y te inclino a mi pecho. Tomas mi espalda, acaricias mi piel. Desnudas mis senos. Deseas besarme. Sin embargo, me recuesto sobre tus muslos; cubre la lluvia mi rostro. Tus manos se internan bajo mi falda buscan prenda que no existe y te hundes dentro de mí. Me levantas con fuerza, muerdes lo grueso de mi labio inferior y gimo con ansia. Mi vientre te succiona, te retengo y libero. Vas y vienes, como tus labios sobre mi boca, se contraen mis músculos, llevo mis manos a tus hombros, abres mis nalgas, desgarras mis adentros, grito enajenada y lloro en ti. Rita Bedia Lizcano. Apodaca, México.

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MARGARITA POLO VIAMONTES

Imagen: Jeremy Mann

Marina sale de su casa y siente la lluvia sobre sus mejillas, es solo un roce leve, como el rocío, mira hacia el cielo y reza mentalmente: “que hoy sea un buen día, mi Señor. Amén” Un joven atento la recoge en el dintel de su puerta con una gran sombrilla en mano y la lleva hasta el carro que la trasladará hasta el hospital. Sube las escalerillas mirando fijo cada escalón, al final ve unos ojos que la miran risueños, una voz femenina le ofrece los buenos días y la invita a sentarse a su lado. Marina se acomoda en el sillón detrás del chofer, se pone el cinturón de seguridad y le sonríe a la mujer desconocida. Observa como la lluvia se incrementa, las gotas caen sobre el amplio cristal del ómnibus y comenta:

- Parece que lloverá todo el día… 102


- Tal vez, pero siempre que llueve escampa – le contesta la otra mujer esperanzada de que será luego un buen día. Un dialogo intrascendente comienza, les espera una hora de viaje. Marina sin querer desgrana sus recuerdos, mientras mira el paisaje a través del cristal. Siente como si estuviera ante un confesionario desnudando su alma del peso que la hiere: Me gustan esas flores blancas, esas que florecen en ramos, cuando el arbusto es más grande, parece como si nevera sobre sus hojas. ¡Mira! esas flores amarillas también me gustan, no he logrado conseguirlas para mi jardín. Ahora vivo en una casa, desde la que puedo mirar el lago, sembrar mis flores… Mis nietos hoy se fueron para los cayos a pasar el fin de semana feriado, pero antes llegaron a casa, les gusta visitar a sus abuelos. Ellos van donde quiere su hermana, tienen 21, 16 y 14, son muy unidos. Son los hijos de mi hijo mayor y viven en Houston, un poco lejos, pero ellos no sienten el viaje son jóvenes y alegres como mi hijo. Antes vivía con mi hijo, pero hace tres años que se fue…todavía joven, un médico a quien todos querían mucho. Cuando nos dejó, yo adelgacé tanto que me quedé así –muestra el dedo meñique - Entonces mi otro hijo quiso que viniéramos de Houston para acá, ahora me siento mejor, pero desde que la muerte se llevó a mi hijo mayor, comencé a enfermar, por eso ahora voy al hospital… Me han hecho análisis de todo, y el médico dice que no me encuentra nada, hoy le toca la prueba a los huesos, a veces, siento que los hombros se van a quebrar. Tengo 77 cumplidos, pero ahora es que me pesan los años. Yo he trabajado desde que vine de Guatemala y con mi trabajo encamine a mis tres hijos… El mayor se hizo médico, ganó una beca en Cuba y luego se hizo especialista en gastroenterología, estaba muy bien…Creo que porque el dueño de la casa era médico mi hijo se hizo médico, ese hombre era bueno, buenísimo con nosotros, un día vio que el jardinero se interesaba 103


en mi y quiso que nos casáramos. Yo no me quería casar, la experiencia con el padre de mi hijo mayor era suficiente. Yo era maestra en Guatemala y lo dejé todo por no verlo más. Gracias a Dios que encontré a estas personas que luego se convirtieron casi en mi familia, sus hijos crecieron junto a los míos, y todos me quieren por igual. Mi esposo es 10 años más joven que yo, era jardinero de la casa, y nos gustamos, comenzamos una relación, pero yo no me quería casar, no quería… al fin, nos dieron una casita en el jardín de la mansión y nacieron los dos hijos más pequeños, una hembra y un varón. Me preocupa que hoy dejara a mi esposo en la cama, sin levantarse aun… él se puso mal del corazón y tuvieron que operarlo, ahora anda con cosas dentro y se ha hecho diabético. Hace un tiempo enfermó, tuve que correr con él y en el otro centro médico no me lo quisieron ver. Dijeron, que fuera al hospital por urgencias, estuvimos desde las tres de la tarde hasta la madrugada. Por eso decidimos cambiar por este plan y nos va mucho mejor, aunque mi esposo dice que no salgo de un médico para otro, es que me están analizando todo, pues me siento muy mal. Desde que mi hijo se fue comenzaron mis enfermedades…no me acostumbro a estar sin él. Un día nos llamó que debíamos ir a verlo, que lo iban a operar…una semana antes, comenzó a toser y no paraba de toser, en el hospital descubrieron que tenía cáncer del pulmón, un hombre joven, fuerte, lleno de vida. ¡Tan alegre! A él le encantaba la música, las fiestas, siempre riéndose, muy conversador. La gente lo quería tanto, porque era buen médico, y a los pobres no les cobraba, les ofrecía las medicinas que tenia de muestras para que no gastaran tanto. Era un gran hombre. No entiendo porque sucedió eso con él, ¿por qué le tocó irse antes que yo? Uno no espera que los hijos se vayan primero. Viajé con mi hijo hasta Turquía, allá le pusieron una vacuna. Nos habían dicho que duraría quizás tres semanas, pero vivió tres años más.

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Mi esposo se ha quedado mal desde que fuimos a verlo. Cuando nos dio la noticia del cáncer, mi esposo cayó redondito a sus pies, desde allí su problema del corazón y la diabetes. Yo soy más fuerte, sigo en silencio padeciendo la ausencia de mi hijo. Pienso que está de viaje y que lo volveré a ver de nuevo.

Para no pensar, me dedico a hacer muñequitos de nacimiento. Mi madre heredó de mi abuela un muñequito, era de madera… ella aprendió a hacerlo y nunca me enseñó, porque yo andaba ocupada siempre en otras cosas. Mi madre me regaló sus muñequitos y con el tiempo se rompió uno, yo lo trate de arreglar y lo desarmé con cuidado… hice los primeros de esa forma. Mis hijos se reían pues una mujercita me quedo con las nalgas delante y parecía embarazada, pero poco a poco, hago para distraerme los muñequitos con alambritos que voy torciendo, luego les pongo sus ropitas, cabecitas, le hago ojitos, boquita y naricita bordadas… (Ríe sonoramente, el recuerdo le hace gracia)… algunos quedan narizones, hasta bigotes les pongo. Una día llegó un sobrino a casa y me vio haciéndolos, me dijo que se podían vender, se llevó algunos y desde entonces, la gente me los compra, hasta de Hawái viene una señora para comprármelos y venderlos en su tienda. Pero no los hago por dinero, sino para no pensar tanto en mi hijo…que no tiene tumba, pues cuando su esposa nos llamó al velorio, sin decirme nada, cremó su cuerpo, yo eso no se lo perdono…ella debió consultarnos, mi hijo había dejado miles de dólares para su funeral, y me dijo poco antes de morir, que lo que quedara, era nuestro para que no tuviera que pasar más trabajos en mi vida. A mi no me hace falta ese dinero, lo que me molesta es la acción…

Estábamos todos en su habitación rezando, yo sentada a los pies de su cama, mi hijo me dijo: “madre no rece más por mí que estoy vivo todavía, 105


yo no me iré hoy…” Y el viernes Santo me abrazó, y se despidió de mi: “mamá ahora si me marcho, este fin de semana no estaré con ustedes… estaré allá arriba, o abajo, Dios dirá, pero estaré bien, no llores por mí ausencia que siempre seguiré a tu lado” ¿Cómo lo supo? No sé, pero es verdad que sigue junto a mí… ¡Mira! Sigue lloviendo y aunque escampe, llueve en mi alma...

Margarita Polo Viamontes- Cuba- Miami

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CECILIA ORTIZ EN LA CASA

Imagen: Mariana Palova

Me acuerdo bien de esas noches. La abuela me llamaba desde su cuarto. -¡Amalia! Yo corría por la escalera, llegaba hasta el costado de la cama corriendo, dejándome caer en el borde. Ella se mecía como un niño. 107


Se le achinaban los ojos mientras la sonrisa abría un surco en su cara. -¡Contámelo otra vez- La voz de la abuela me acariciaba. Yo le contaba que el nombre de mi novio era Domingo, como el abuelo; que iba a ser ingeniero, como el abuelo; que vivía solo, en una pensión; que fumaba habanos, como el abuelo; que se quería casar en septiembre. La abuela me daba la mano. -Decime que día. -El veintiuno. -¡Qué lindo! Me gusta que sea como tu nono. Mis palabras seguían con la historia. Los suspiros de las dos jugaban al sube y baja. -Parece que va a llover- interrumpía la abuela. No hablábamos más. A su lado el sueño llegaba en silencio. Cada noche igual a la anterior y a la siguiente. Alguna vez la lluvia distraía los secretos del jardín; nos dormíamos contentas. Cuando la abuela murió no corrí más por la escalera. Me quedé abajo, puse la cama cerca de la chimenea. Duermo del lado de la ventana grande, así, cada tanto, la luna silenciosa me cubre con su luz triste. La casa se estremece con las tormentas; la construyó el abuelo cuando llegó de Italia. Mientras los relámpagos corren por el cielo y los truenos me asustan, huelo un pañuelo perfumado. Imagino que la abuela me acuna. Los gatos del vecindario caminan por la medianera, miran con recelo la ventana. Siempre los veo pasar. Desde que se fue el abuelo todo se va. Mi mamá, mi hermana, la hermana de mi mamá. 108


Nadie se queda. Sólo yo y la mentira, dueña del cuarto vacío; me llama cada noche para que mienta otra vez.

Cecilia Ortiz- Buenos Aires- Argentina

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JORGE URRETA CUMPLEAÑOS LLUVIOSO

Imagen: Claude Théberge Page Officielle

No recuerdo cuándo llovió tanto por última vez, aunque supongo que tener quince años no me da muchas opciones entre las que elegir. Si el abuelo todavía estuviera aquí seguro que estaría hablando de alguna tormenta más grande que ésta. Hablaría de truenos rayos y centellas, gente resbalando en las calles y algún que otro chichón. Valle, sí, el abuelo era un poco morboso a veces, y ésa es una de las razones por las que le quería tanto. Por eso y porque siempre me dejaba ver películas de terror cuando mis padres no estaban en casa. Creo que todavía se preguntan cómo puede ser que no me quejara cuando le dejaban de canguro para cuidarme, incluso con doce y trece años. 110


Este año, decía, me iba a dejar probar un poco de cerveza por primera vez, pero no llegó a este momento. Dicen que era ya muy mayor, pero he visto suficiente televisión como para saber que se lo llevó un cáncer. Por cómo fumaba, incluso con casi ochenta años, no hace falta ser muy listo para deducir de qué tipo de cáncer se trató. Es el primer cumpleaños que pasaré sin él, y ya nadie me regalará películas de terror. Solía sacar el disco de la caja original y lo metía en la caja de una de Disney o alguna otra cosa moñas. Mis padres siempre se sorprendían de que me siguieran gustando esas películas con mi edad; tal vez algún día les diga la verdad, sólo por ver a mamá caerse de culo y a papá muerto de la risa. Justo después de comer suena el timbre de la puerta. Mamá se levanta como de costumbre; papá no dice nada y mi excusa es que todavía tengo un gran trozo de pastel de cumpleaños en las manos, y la triple capa de chocolate pringa mucho. Vuelve con lágrimas en los ojos y una mueca de sorpresa que no acertamos a entender hasta que posamos la mirada sobre el paquete. Es sin lugar a dudas un regalo de cumpleaños y está firmado por el abuelo. Al parecer, hace tres meses, cuando ya intuía que le quedaba poco tiempo de vida, contrató a una agencia de transportes para que este día concreto y a esta hora exacta, entregaran mi regalo de cumpleaños. Lo abro con ilusión y gran expectación, aunque no espero otra cosa más que una película de terror disfrazada de éxito de Disney. Al menos esta vez ha escogido una película con actores reales y no una de dibujos. Imagino que supuso que con quince años ya no colarían tan fácilmente los dibujos animados. Papá y mamá insisten en que lea en voz alta la nota que acompaña al regalo. Antes nunca había nota, teniendo al abuelo para decir unas palabras, pero hoy es distinto.

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"Siento no poder estar en tu cumpleaños en este día lluvioso de esos que tanto me gustan, pero no podía dejar pasar este día. Espero que disfrutes de la película; es de esas que tanto nos gustan a los dos". En circunstancias normales, el abuelo y yo nos hubiéramos encerrado en mi habitación para ver el éxito de "Disney", pero hoy papá y mamá insisten en que la veamos en familia. Va a ser una tarde divertida; he echado un vistazo al disco de verdad y he visto que la película va a ser bastante sangrienta. Mientras busco un cojín en el que mamá pueda aposentar su culo cuando se caiga de espaldas, río a carcajadas hasta que me doy cuenta de un último detalle: ¿cómo pudo saber el abuelo que hoy sería un día lluvioso?

Jorge Urreta. Bilbao. España.

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ADRIÁN GONZÁLEZ DE LUIS LLUVIA NEGRA

Imagen: Chantal Urquiza

La noche no invitaba a caminar. Una lluvia terca e insistente se empeñaba en maltratar a aquellos que lo hacían, y las noticias sobre ataques a mujeres y desapariciones misteriosas en la zona mantenían las calles aún más vacías que de costumbre. Fue entonces cuando te vi a lo lejos, enfundada en tu anorak, con paso acelerado y mirando de soslayo tras de ti. A unos cincuenta metros por detrás un hombre caminaba a paso vivo. Observé cómo acelerabas el paso cuanto te permitían los finos tacones de tus zapatos, nerviosa. Sentí como 113


el miedo dirigía cada uno de tus movimientos. Ya, cerca del portal donde me encontraba refugiado, intentaste sacar algo de tu bolso. La urgencia hizo que el teléfono móvil se te cayera, rebotando contra el suelo y yendo a parar justo a mis pies. Hubiera sido una gran falta de educación por mi parte no recogerlo.

Tome señorita. Parece que va un poco sofocada. ¿Puede ayudarme, por favor? Creo que alguien me sigue. Tu mirada azul celeste reflejaba la angustia más aún que la voz con que me lo pedías. Fue imposible negarse a tal petición, e hice que me siguieras por la primera calle estrecha que encontramos a la derecha. No me importó empaparme de agua, mientras tu mano asía la mía con fuerza y corríamos chapoteando los charcos de la acera. Miré hacia atrás y vislumbré a nuestro perseguidor acelerar el paso al girar la esquina. Estaba claro que nos seguía. No encontramos comercio abierto por aquella calle, lo que dificultaba más las cosas y comencé a notar cómo te agotabas. El esfuerzo, la lluvia y el frío hacía mella en tu frágil físico y procuré esconderte tras la valla de una pequeña obra, esperando que la rafia negra nos cubriera del hombre que nos perseguía. Fueron cuarenta segundos que parecieron minutos, mientras permanecíamos agazapados, escuchando la furia del agua al caer, calados hasta los huesos, rezando para que aquel hombre pasara de largo. No lo hizo y, finalmente, la valla se abrió con estrépito y supe que no me quedaba más remedio que enfrentarme a él. Cargué con todas mis fuerzas, pero estaba prevenido y logró esquivarme con facilidad, propinándome un buen golpe en la nuca. Caí de boca contra el suelo mojado. Sentí como se echaba encima de mí y me inmovilizaba.

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De repente, la presa aflojó y su peso me aplastó contra las baldosas sucias. Pude verte blandiendo una pala, respirando con dificultad y entendí lo que acababa de pasar. Con un esfuerzo me lo quité de encima y tú soltaste la pala, te dejaste caer sobre las rodillas y comenzaste a llorar. Me incorporé frente a ti. Tenía algo que decirte. La oscuridad de la obra hacía que el agua de tu rostro pareciera más oscuro, ocultando todo salvo tus ojos azules.

Ha estado cerca. Sí. Creo que he de darte las gracias. Ese policía casi me pilla. Tardaste unos segundos en entender mis palabras. Demasiados. Ahogué tu grito antes de que se produjera, mientras asimilabas que acababas de sacrificar a tu salvador.

Adrián González de Luis. Madrid. España

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ISABEL REZMO I PÉREZ INSOMNIO

Imagen: Chantal Urquiza

No miro el reloj en esta noche. Apenas en un centímetro escaso de mis ojos puedo ver la luz entre tinieblas. Vaso frío. Vaso inerte. He estado danzando toda la noche entre la duermevela y la caricia. Descorchando siluetas entre naranjos vacíos. Oía la risa de una niña. El forcejeo de las sábanas en la intranquilidad. Pensando en el vacío. A veces lo encuentro tan.....no sé explicar la vicisitud de la propia regla.

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El dialecto de mis niñas es como un polvorín en medio del caos. O de la vida, o de la inercia. Lo importante es cambiar el pomo de unos cuartos., cuando el marco establece diferencias irreconciliables, sin que el perdón sea el dueño del fracaso. Ya me perdoné. La vida, me debía un trago, no de aguardiente, sino de lluvia, resbala como los fusiles en las madrigueras, esa......que arremolina el despojo y lo libera de la tragedia. Hago matanza de renglones en las quimeras de mis fantasías, y luego....las adormece la respiración de mis almas, las dos que me esperan en cada mañana. Sus almas, forman una delgada vía láctea, en un universo lleno de corchetes y violines artificiales.

Isabel Rezmo I Pérez- Úbeda- Jaén- España

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GRACIELA AMALFI LA MUJER DEL MUELLE

Imagen: Caras Ionut

Llovía. La sirena del barco sonó silenciosa y alejada. Los amantes se despidieron en el muelle. La promesa de un regreso rápido, se dibujó en las palabras de Manuel. La mujer, entre lágrimas y sonrisas, agitaba su pañuelo y secaba su cara. La soledad empezó a entrar en su cuerpo, sin preguntar si podía hacerlo. Su vestido blanco con pespuntes, se deslizaba largo y sutil por su cuerpo delgado. El mar se adueñó de su enamorado, del barco y de los otros viajeros también. Esa mujer llamada Lucía, conservaba entre sus manos una carta, donde se leía: “Espérame dulce amor, pronto regresaré”. Nunca dejó de esperarlo. 118


Todos los domingos cuando arribaba un barco, ella iba al muelle con su vestido blanco y la carta apretada entre sus manos. Todos los domingos… No miraba a nadie, esquivaba todas las caras que se enfrentaban con la suya. Como Penélope, esperaba y esperaba. En lugar de un andén, acá, el testigo, era un muelle. “El muelle de Lucía”, así lo llamaban en el pueblo. Los chicos se acercaban a ella y se burlaban, imitaban sus gestos. Los años fueron pasando. Manuel no bajó de ningún barco. El vestido se fue arrugando como su piel, la carta fue perdiendo las letras. A pesar de todo… ella seguía ahí, esperándolo. Y todos los domingos, ella se sentaba en el muelle para ver la llegada del barco de turno, observaba a cada persona, pero él no estaba. Siempre con su vestido blanco, para que cuando Manuel bajara del barco, la reconociera y corriera a abrazarla. El tiempo pasó rápido. Lucía, un día, decidió quedarse en el muelle para siempre, para qué ir a su casa y regresar otra vez. Ahí se sentía cerca del mar, del barco, de Manuel. Un grupo de personas intentó encerrarla en un psiquiátrico, no pudieron arrancarla del sitio, sus pies habían echado raíces en el muelle. Los niños de las burlas llegaron a ser hombres, algunos también decidieron embarcarse y huir hacia otro lado. Ella murió un día de invierno en el muelle, bajo una incesante llovizna. Su vestido blanco estaba amarillento y de la carta sólo quedaba un pedazo quebrado y seco. La sepultaron en el cementerio del lugar. Manuel no regresó, como tampoco lo hicieron los niños convertidos en hombres.

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Contaban en el pueblo, que cada enamorada abandonada, iba a llorar su desgracia, al “muelle de Lucía”. Ellos, no regresaban. Ellas, permanecían inmóviles en el lugar, hasta que la piel hecha arrugas, decidía abandonarlas también…

P/d: Relato basado en el tema musical “El muelle de San Blas” del grupo mexicano Maná.

Graciela boticaria Amalfi- Buenos Aires- Argentina www.boticaria-graciela.blogspot.com Facebook: Boticaria Club de Cuentos

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FRANCISCO MORALES DOMINGUEZ LA TORMENTA

Imagen: Caras Ionut

Había comenzado el verano 2012 y se anunciaba ventisca en la zona de Adeje. Inesperadamente oí en la radio que se había declarado un incendio. Mi novia vivía en esa zona y pedí permiso en el trabajo para acudir allí y saber si todo estaba bien. Cuando llegué, la zona estaba acordonada por la Guardia Civil, que había ordenado el desalojo. Me vi obligado a obedecer y buscar a mi novia por otro lado. Volví a mi casa en Santa Cruz, sonó el teléfono y era ella pidiendo auxilio. No tenía donde dormir y yo le ofrecí mi casa. Ella pasó unos días allí. Me dijo que Santa Cruz había sido muy estresante y no había nada como vivir en la naturaleza. Cuando pudo volver a la suya, la encontró hecha añicos. El fuego la había calcinado y en ese momento ella se me derrumbó. Le ofrecí vivir en mi piso de Santa Cruz que estaba lejos de los montes, pero ella en cuanto pudo volvió a la 121


naturaleza y esta vez se instaló cerca de la playa. Ya no quería saber nada de los montes y menos de la ciudad. Insistí para que viviéramos en Santa Cruz pero ella me argumentaba que la ciudad era muy estresante. En octubre de 2014, la relación estaba más consolidada y yo no conseguía que mi novia viviera en Santa Cruz conmigo. Un buen día se anunció una tormenta y pensé que a mí no me iba a ocurrir nada, teniendo la mala suerte de que el vecino del ático había puesto recientemente un césped en su terraza taponando los desagües. La mala suerte continuó porque el vecino del ático estaba de viaje y el agua le entró a casa y se filtró por mi techo cayendo a mi casa la cual parecía las Cataratas del Niágara. La moqueta se iba empapando, las réplicas de Velázquez se habían convertido en varios Picassos, las puertas y los muebles estaban todos hinchados por el agua. En ese momento mi novia me llamó y le aconsejé que hasta que no pasara la tormenta no se moviera de su casa ni cruzara la autopista. Me hacían falta manos para limpiar tanta agua que caía del techo y aunque se me estaba abriendo la muñeca de tanto darle a la escoba. La tormenta había explotado cayendo relámpagos y truenos. Por fin la tormenta amainó y rápidamente llamé al seguro. Estos se pusieron en contacto con un familiar del vecino del ático que cortó el pedazo de césped que taponaba el desagüe. Él también había sufrido daños debido al agua. Prometió pagarme los desperfectos porque el seguro le echó la culpa a él. Me había quedado sin casa por unos días y mi novia me ofreció su vivienda hasta que me arreglaran mis desperfectos del hogar. Al final no me sentí extraño en el sur. Al vivir en la playa me pareció que estaba de vacaciones. Salía de trabajar, tenía la comida hecha y luego me daba un baño en el mar. Me pareció que era una calidad de vida extraordinaria. Ella se encargaba de todo y no me dejaba hacer nada. No sé por qué lo hacía, si era porque quería que estuviera a su lado. Cuando estuvo listo el piso no me quería marchar. Me sentía como un marajá y le propuse a mi novia volverse a vivir a Santa Cruz, pero ella prefirió seguir viviendo en el Sur. Accedí a su petición y alquilé el piso. Con el dinero compartimos los gastos de su vivienda. Al final la tormenta significó mi paz. Francisco Morales Domínguez- Santa Cruz de Tenerife- España 122


MÍA PEMÁN LÁGRIMAS DE LLUVIA DIAMANTINA

Imagen: Mía Pemán

Las lágrimas de un diamante, se dejan deslizar a través de sus aristas, y al final de su historia, se convierten en la lluvia cristalina que no se nos permite ver, ni a través de sus lados más perfilados. El agua que les lava, caen igual que si fuesen goterones sin llegar a romperse, como si de una tormenta se tratase, les va enjuagando la cara, cada vez qué les tocan y de esa manera pueden verse libres de ese destino imperfecto que les daña su delicado ser cristalino.

©Mía Pemán-Palencia- España 123


JUAN CARLOS VECCHI ANTES QUE DE HEREJE, LA NECESIDAD TENÍA CARA DE PERRO MOJADO POR LA LLUVIA

Imagen: Mike Holzer

“Alejate de todo aquello que ladre si ha llovido. Hazme caso o hazme reír si eres tan timorato.” (Consejo del señor Alejo Fajardo al señor Fermín Salamín).

Una semana después de que Zeus condenó al titán Atlas a cargar sobre sus hombros los pilares que mantenían a Gea (la Tierra), separada de Urano (el Cielo), dicen los antiguos que el portador adoptó cara de perro 124


mojado por la lluvia mientras sus piernas temblaban terremotos a causa de los calambres categoría “5 estrellas”, cuando vio venir a Jápeto con una pelela de mármol en cada mano. -A ver, muchachote fortachón, a ver cómo me afloja la tragedia que los ojos del mundo lo están mirando; hete aquí a tu padre... -dijo el considerado y protector progenitor.

© 2015, Juan Carlos Vecchi Olavarría (Argentina).

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EVENTO

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ANAQUEL LITERARIO Este mes la Revista Gealittera destaca como evento la publicación de la Antología de Relatos Micrófono Abierto 2014, realizada por el Grupo de Facebook Anaquel Literario; grupo coordinado por nuestra querida colaboradora Ana Saavedra. Todos los escritores incluidos en este libro digital participaron a su vez en la sección Micrófono Abierto de Anaquel, que consistió en ser entrevistados durante una semana por todos los miembros del grupo que quisieran saber algún detalle de su vida literaria. De esta forma se dieron a conocer sus libros publicados, sus blogs, sus inquietudes literarias, sus manías a la hora de escribir…Experiencia muy interesante que nos permitió conocer un poquito más a autores como Samy S. Lynn, Nico Estevelle, David de Pedro, Jorge Costa, Walter Ricardo Quinteros, Javier Alejandro Guirin, Óscar Cortés Tapia Encarni Arcoya, Santa Cassandra Aguilera, Alejandro Romera José Antonio Folk, Iván Hernández, María José Moreno,Ezequiel Teodoro, Mayte Estaban, Pablo Canales Gil, Eduardo Caballero, Unai Ramos Fernández., José Salieto, Adrián González de Luis. Fermín Moreno, Henry Aguiar Sanchez, Carmen Membrilla Olea, Lilian Lencinas Encarni Maldonado, David López Rodríguez, Josep Capsir Haimi Snow, José Vicente Alfaro, Antonio Lagares, Rafael R. Costa Raquel Sánchez García., María del Pino, Jeremi Wylliams & Marta S. Pina, Némesis Onion.

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Ahora, todos reunidos en esta fantástica publicación. Podéis descargar la Antología a través del blog de Anaquel literario cuyo enlace es el siguiente: http://anaquelliterario.blogspot.com/2014/12/antologia-microfonoabierto-2014.html Merece la pena leerla. Gracias al grupo Anaquel Literario por su labor de difusión de la palabra escrita. Desde Gealittera creemos que es admirable. Invitados quedáis pues a la descarga gratuita, a la lectura y a haceros miembros de esta comunidad literaria de escritores y lectores “anaquelistas”

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