Nº6 revista gealittera latidos

Page 1


GEALITTERA REVISTA DIGITAL Tierra de letras, tierra de otros; aquellos que se dan cita para escribir. Coeditada por Cecilia Ortiz (Argentina) y Carmen Membrilla Olea (España). Bajo la infinita ilusión de unir voces literarias pertenecientes a países y continentes distintos. revistagealittera2014@gmail.com http://revistagealittera.blogspot.com.es/ IBSN: 14-08-2014-55

2


INDICE EDITORIAL

Cecilia Ortiz

Latidos en palabras

7

Carmen Menbrilla Olea

Late Gealittera

9

POESÍA

Pablo Canals Gil

Término inadmisible

12

Tomás Sánchez Rubio

Latidos de realidad

14

Carmen Membrilla Olea

El latido de las palabras

16

Julián Gómez Maya

Tinnitus Cordis

18

Säo Gonçalves

20

Gloria Marecos Rodas

Latidos vagabundos

22

Isabel Llorca Bosco

Latiddos

24

Isabel Pisani

Fontana

26

Cecilia Ortiz

28

Tomás Soler Borja

La mujer azul

30

Oscar Vicente Conde

Latido

32

Pura Fernández Segura

Latido

34

Alicia de León Epp

Latido

36

3


Mar Blanco Larrosa

A contralatido

38

Wilson Hernando Cárdenas Baquero

Quiero ser un abanico de latidos

40

Roxana Rosado

Latidos

42

Araceli García Martín

Mayo florido

45

Miriam Álvarez

Un línea de luz

48

Carlos Caposio

Continuará

51

Mar de Fondo

Sangría

52

Alicia Corrado Mélin

Aspernauta

54

Emilia Marcano Quijada

Fíjate que no

56

Lydia Raquel Pistagnesi

Latidos

58

Fernando Sarría

61

Daniel R. Jaime

Palabras al corazón

63

Inma Ferrero

Corazón en penumbra

65

Aleqs Garrigóz

Claro de luna

67

Ana Lucía Montoya Rendón

Caras de ayer

69

M. José Riazuelo

La historia

71

Francisco Morales Domínguez

Latidos

73

Antonio Pérez Cózar

Latidos y señales

75

Marita Ragozza

Tú y yo

77

Esneyder Álvarez

Late mi alma, mi corazón,

María Elena Espinosa Mata

mis venas, mi vida

79

Latido

81

Chía Giráldez Tinocco

83

Adri Delfini

Caricias arrolladoras

84

Ana Maritza Schwarlz

Latidos de vida

86

Liliana Lapadula

Aquiescencia

89

Lazara Nancy Díaz

Los amantes

92

4


Andrea Zeballos (Princesa de fuego)

Latidos

94

Gloria Gayoso Rodríguez

Latidos

96

Marisa Bermúdez Malagón

Conjuro

98

Isabel Pérez Aranda

Late

101

Rita Bedia Lizcano

Secretos

103

Laura García Morillas

105

Mabel Coronel Cuenca

Oasis de miel

108

Magda Robles León

Latidos

110

Susana Sassano

Inventario final

112

Concha Casas Gálvez

El reencuentro

115

Isabel Rezmo I Pérez

Desenterrando suspiros

119

Ana María Manceda

El sonido del universo

121

Ana Saavedra

Consciente testigo

122

Mía Péman

Sensaciones que palpitan

125

Mayte Álvarez

Latidos son

129

RELATO

PROSA POÉTICA

EVENTO

Premio para el periódico Wadi-as- Guadix- Granada- España

5

133


EDITORIAL

6


LATIDOS EN PALABRAS

Imagen: Max Eremine

Late una herida, late una ilusión en nuestro interior, late la esperanza en el espacio que nos rodea y sentimos el ritmo acelerado acompañándonos. Cuando aún no habíamos nacido, el latido del corazón de nuestra madre nos hacía compañía día y noche. Sin saber nada de la vida, ya estábamos al tanto de todo. Si latía apresurado, algo estaba sucediendo. Latidos acompasados, eran la música cotidiana mientras crecíamos hasta alcanzar el instante de asomarnos al mundo exterior. Y el reloj late rítmicamente, suave, pero haciendo que los segundos marquen el instante, los instantes, el día entero. Un poema insiste en latir al ritmo de nuestras palabras hasta lograr el rimo. 7


Un relato late entre puntuaciones. Frases cortas, tensión. Frases más extensas, plasticidad. Y latimos inquietos por alcanzar las horas de luz que se evaporan sin que nos demos cuenta. Y llega la noche y latimos contra la almohada que nos escucha sin hablar. Latidos de estrellas lejanas, pulsos de luz que entrevemos en la amplitud del cielo vestido de oscuro, que nos hacen sentir tan pequeños sobre la tierra extensa del planeta. Sean bienvenidos todos los latidos que nos acompañarán en este mes de febrero por nuestra tierra gealitterana. Tierra de otros, de nosotros y de todos los que quieran latir por siempre. Y se dan cita para escribir.

Gracias por sus LATIDOS.

Cecilia Ortiz- Buenos Aires- Argentina

8


LATE GEALITTERA

Imagen: Max Eremine

Queridos habitantes: Os escribo desde el corazón de nuestra Tierra de Letras. Hace algún tiempo que llegué y solo puedo deciros que es éste un espacio extraño, raro, casi indescriptible. Está repleto de sensaciones de las que jamás seremos conscientes; es como un brillo interior capaz de iluminar no solo lo que nos pertenece ahora sino también todo aquello que nos perteneció y lo que nos pertenecerá. Este es el lugar de los duendes y demonios y son ellos los que nos dan la vida y nos la quitan. Este es el lugar donde estallan los sueños, donde los sentimientos luchan de forma contradictoria, donde descansan los secretos y la verdad acecha tan serena como el mar en calma. Aquí se dan cita a diario el miedo y el olvido, la soledad y la esperanza, las dudas, la 9


impotencia, las equivocaciones, la desesperación…Todo cae dentro de este silencio elocuente, preparado para dialogar solo con nosotros mismos. Es algo increíble. Este corazón no solo es un dispositivo de bombeo y nada más. El corazón de Gealittera es un cojín teñido de sangre mágica donde reposa nuestra existencia…Y a pesar de todo… en el fondo de este corazón digital y literario, cada día amanece de un color diferente y el viento sopla invisible, emitiendo sonidos musicales que solo nosotros sabemos transcribir. Sigamos haciéndolo, pues.

Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España.

10


POESÍA

11


PABLO CANALES GIL TÉRMINO INADMISIBLE

Imagen: Jörg Heidenberger

Pegado al compás de los latidos mientras los versos se mecen sin sentido. Abrazado a los latidos de los sueños rotos cuando las penas afloran como viento dormido. No quiero sentir los latidos porque agotan el tiempo contigo. 12


Quiero avivar la fragua para darle sentido a la rosa. Los pétalos de ella los versos en los que dormitan los latidos. Amor que la noche encierra en conchas de la mar serena. Arrópame, amor, con tu aura que no quiero escuchar los latidos. Prefiero oír los versos que se mecen sin sentido.

Pablo Canales Gil. Marmolejo. Jaén. España.

13


TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO LATIDOS DE REALIDAD

Imagen: Max Eremine

Sin marcar más distancias que las justas; sin sombra de duda o duelo por la vida, respirando cuerpo a cuerpo, labios con labios, sorprendemos de nuevo a la madrugada entre abrazos que contradicen la lógica más humana. 14


Como si fuera hoy la primera vez, estrecho mi oído contra las palmas de tus manos, tan claras, tan ciertas, para que me hablen de los días y las horas contigo. Leo en los signos de tus ojos entrecerrados el eco acogedor de la verdad más pura, más viva. Un corazón compartido. Un pulso que se abre en dos. Son latidos que tañen rompiendo el aire y las aguas; que salen a la vida resonando como risas de niños un domingo por la mañana; un domingo de esos con un sol tan real, tan libre, que todas las cosas parecen nacer de él una y otra vez.

Tomás Sánchez Rubio-Sevilla- España

15


CARMEN MEMBRILLA OLEA EL LATIDO DE LAS PALABRAS

Imagen: Max Eremine

Envejecer sobre los puentes de las autopistas es quemar el tiempo, el dolor, las llamas y el veneno. Es levantar rascacielos sobre la desnudez de la noche, despedir lugares desde detrás de las ventanas Es despegar los labios para gritar abismos… Y construir las últimas frases 16


sobre los primeros vértices de este siglo.

Solo cicatrizarán las heridas cuando hayas encontrado un título para este libro. Y deshojar palabras Y escribir flores Y morir en paz… Con unos cuantos versos más en los bolsillos.

Carmen Membrilla Olea. Guadix. Granada. España.

17


JULIÁN GÓMEZ DE MAYA TINNITUS CORDIS

Imagen: Caras Ionut

Al alba, en el ocaso palpita un reloj dentro: si mal voy al encuentro del tiempo y mal rebaso su tic-tac a mi paso, no es dios que me sostenga ni urdimbre que contenga mi ser…; soy yo, yo mismo 18


latiendo ante el abismo sus salmos como arenga.

Julián Gómez de Maya. Cehegín, España.

19


SÄO GONÇALVES

Imagen: Max Eremine

A ras del cuerpo los dedos tocan la nostalgia que cubre la piel y desnuda el alma al silencioso canto de aves migratorias

la sensualidad sellada en un solo gesto da fuerza al cuerpo se extienden los dedos y las fantasías 20


la nostalgia y el desencanto en los dedos desfilan palabras y silencios la piel se estremece, el cuerpo no resiste

latidos de un corazón inhóspito perdidos en medio de la selva cuando escucho solo el eco de campanas de la iglesia antigua

el silbar del viento en las paredes y el aullido de lobos en las montañas

Säo Gonçalves- Portugal/ Luxemburgo. Traducción del portugués: Cecilia Ortiz.

21


GLORIA MARECOS RODAS LATIDOS VAGABUNDOS

Imagen: El mundo en blanco y negro (Facebook)

Pequeño…. desvalido, frágil esqueleto sin nombre, sin lápida ni epitafio, enroscado a los latidos de su perro vagabundo. Entrelazan sus costillas desnudas, lamen el rostro ingenuo de sus caprichosos desvaríos y entre piojos y pulgas, traman juntos su único sueño 22


de mendrugos y telarañas. Escarban, buscan y rebuscan el calor que en la intemperie se mezquina y se burla. En frágil inocencia, se abrazan a la quimera de un milagro, prodigio esquivo y frío que huye con indiferencia … y nunca se da.

Gloria Marecos Rodas - Lambaré, Paraguay

23


ISABEL LLORCA BOSCO LATIDOS

Imagen: Fotos de Musetouch Visual Arts Magazine

”Y la cripta que forma la crisálida” Amado Nervo

Vestía un ramaje adherente que estampaba su piel como otra piel porque “el follaje hermosea la rosa”. Con las primeras notas empezaron sus latidos, 24


de modo que las ondas de la abertura de su cuello empezaron a bajarse como cuando un pecíolo se quiebra y, sin ruido, se desprende la hoja. Cuando el hombre le alargó la mano tan seguro de sí mismo, ella vaciló. Temía que la delatara su pulso o el azul de sus sienes. No vio más, se dejó conducir por el lazarillo de la música. Su vestido era demasiado opresivo para que su pierna pudiera trazar esas espirales en el aire. Le pesaban los anillos. La música se había enloquecido. Sintió que tenía el pecho al descubierto y que su vestido se deshacía en el frenesí del baile. Entonces, pasando entre dos cuerdas del arpa, huyó hasta el jardín. Intima era la noche y oía la agitación de sus flancos y veía el latido silencioso de las estrellas. Estaba perturbadoramente blanca, Pero, así –adulta y libre –, nadie, ni siquiera la música pudo seguirla.

Isabel Llorca Bosco- Buenos Aires- Argentina

25


ISABEL PISANI FONTANA

Imagen: Max Eremine

Fuente sutil de rumores inusitados que abres la memoria y riegas la ilusión, ven hasta mi boca… y grita tus palabras.

Fuente recóndita de nuevos latidos fieles que dan de beber a la sombra y a la luna, ven hasta mi oído … 26


y grita tu perdón.

¡Oh, fuente plena de sabiduría azul, ven hasta mis ojos… y grítales tu luz !

Isabel Pisani. Buenos Aires. Argentina

27


CECILIA ORTIZ

Imagen: Max Eremine

Qué luz acaricia esta blanca escena y me convierto en remolino de memoria en latidos persistentes. No recuerdo que guardo puñales o cubro el día con brasas y cenizas apago luces o dejo caer agua. 28


Estoy frente al naufragio de la casa grande sin lĂĄgrimas recorro calles el sabor agrio de una agobiada quimera susurros de nostalgias prohibidas y no tengo nada mĂĄs que un puĂąado de nombres que laten -en mi nombrey me reconocen.

Cecilia Ortiz- Buenos Aires- Argentina

29


TOMÁS SOLER BORJA LA MUJER AZUL

Imagen: Max Eremine.

La vida con los ojos ahí en la inmensidad viendo pasar barcos y más barcos siempre en idéntico horizonte y con tan distintos rumbos.

Alguno dejó ramas de olivo otros ni viento. 30


Una vida de esfuerzo y salitres aguardando en horas oscuras y días de temporal a la mujer azul.

Yo que he escuchado en el rugir de las olas en el latido de la noche cerrada sus cantos de sirena sus promesas sin tiempo.

Yo y mis sueños imposibles. Mi sed de libertad y la realidad del penúltimo poema.

Tomás Soler Borja- Águilas- Murcia- España

31


OSCAR VICENTE CONDE LATIDO

Imagen: Max Eremine

Qué late silencioso donde ya no late nada

donde las sombras mueren con sus dueños

qué late 32


precavido donde no hay utopías

donde los hombres vegetan junto a la noche

qué late sin descanso donde no hay luz ni cielos que lloren ni distancias para alcanzar

qué late allí donde Dios retiró su mano

Oscar Vicente Conde © Buenos Aires- Argentina

33


PURA FERNÁNDEZ SEGURA LATIDO

Imagen: Max Eremine

Llamaré suavemente a tu pecho inaccesible. Lo sé, habrá silencio. Pero regresaré a tu pecho un millón de veces si es preciso. Inclinaré la cabeza por ver si escucho 34


algún latido o estremecimiento.

Conozco bien la senda.

Difícil será apartar la yedra ensortijada, las mimbres llorosas y los rosales mustios. Desbrozar la maleza, hasta llegar al fondo, para encontrar, al fin, tu pecho despojado, aterido, falto de amor y desdeñoso.

Llamaré de nuevo, gritaré tu nombre, y no habrá respuesta, ya lo sé.

Pura Fernández Segura. Guadix. Granada. España. Del Poemario ZONA PRÓXIMA. ED Dauro.

35


ALICIA DE LEÓN EPP LATIDO

Imagen: Max Eremine

Se escucha en lo más alto de la noche y a la vera secreta del desvelo navega por el río de mi sangre lleva el reflejo de un purpúreo cielo.

Desafía al fantasma del silencio y habita el frío antro de su pecho 36


como una rosa ígnea se deshoja sobre el lado vacío de mi lecho.

Parece irse en alas de un suspiro y desaparecer en la alborada y por un raro instante de incongruencia yace exhausto y no se escucha nada.

Pero resurge y es todo vida intrépido, obstinado y candente vuelve a mí y viaja raudo por mis venas expedito, desnudo y exigente.

Es el azul latido que te nombra Es el rojo latido que te llama Es el blanco latido que te espera Es el latido de un corazón que te ama.

Alicia de León EPP- Uruguay/ Canadá

37


MAR BLANCO LARROSA A CONTRA LATIDO

Imagen: Max Eremine

S贸lo pido habitar en tu morada. Traspasar el umbral de los milagros y ser verde en el p谩ramo. Que las besanas de tu vag贸n arrollen mis estrellas aunque tiemble la tierra con sus gentes -yo he afianzado sus columnas38


Cubrir la fidelidad que brota de la nieve, en el tiempo del frio. Que el relámpago quiebre el escudo, la espada y la guerra. Sólo alcanza el amor - palabras mudas en un ahora irrenunciableSin argumentos a contra latido. No hay espera cuando todo ocurre -no huyen los latidosy los valientes duermen su sueño. Ya no pido.

Mar Blanco. Zaragoza. España.

39


WILSON HERNANDO CÁRDENAS BAQUERO QUIERO UN ABANICO DE LATIDOS

Imagen: Max Eremine

Quiero volar, ave o abeja o murciélago sonar, quiero desenterrar viejos desconocidos, quiero amor de mis ensueños tender un puente entre tus ojos y los míos, acercarme a la incertidumbre con su abanico de latidos donde el miedo tiene alas que se aferran al olvido, quiero muñeca de barro, albas, flores, rocío, tejer telarañas en los rincones de tus pestañas, 40


atar espejismos en tus pezones bravíos, deshojar amaneceres en los cultivos, en tu pelo cayenas de rojos encendidos, quiero el río de tu voz venido desde las montañas, quiero hacer de este día un final con destino, armar de latidos una barca con leones marinos, navegar en tus labios, un pirata con lunas de vidrio, un pellejo de soles que el tiempo ha curtido, este corazón de corazón ofrecido quiere volar a tus brazos, quiere volar a su nido.

Wilson Hernando Cárdenas Baquero- Villavicencio- Colombia

41


ROXANA ROSADO LATIDOS

Imagen: Max Eremine

Hay latidos que no sé de qué están hechos si de dolor o esperanza, de júbilo o llanto de vida dando vida o vida caminando, mis latidos comenzaron hace tiempo ya casi cincuenta años se piensan muchos pero son un suspiro casi cesaron al comenzar, pero avanzaron y así, latido a latido dejé de ser polen y me convertí en mariposa. 42


Hubo un latido que se aceleró al primer beso y otro se entristeció con su partida uno fue rápido y ardiente como el fuego al sentir la caricia del amado, al mirar las tardes con el cielo anaranjado y al beber de sus labios el néctar prometido.

Un latido genera otro, y otro más uno pequeñito dentro del propio cobró fuerza día a día, paso a paso y ahora es dueño de su propio sonido de su propia tormenta de su propio destino.

¡A veces he deseado que el latido cese! debo confesarlo hay momentos especialmente tristes donde ni siquiera lo noto, pero en realidad no deseo que se apague quiero que continúe sentirlo con el amor puro de mi ángel, 43


disfrutarlo con una puesta de sol junto al mar y al ver mis sueños realidad volverse.

Latido, latido de vida, latido de muerte ¡Qué es la una sin la otra! Ambas laten, una aquí donde todos la vemos la otra donde solo el Universo la siente y ahí, donde nadie puede verle ni escucharle protegida por las sombras otro latido late.

Roxana Rosado- D.F. -México

44


ARACELI GARCÍA MARTÍN MAYO FLORIDO

Imagen: Max Eremine

Mayo florido rosa clavel Sol escondido lanza un cordel Abiertos al amor en la romería. ¡Viva la Virgen la Virgen mía!

Cortijos encalados, aromas de romero. 45


Ojos almendrados, culpables de un te quiero. Manos enlazadas, cabellos al viento. Bocas sin aliento, luz primaveral. Sol, calor, sudor, miradas al mar.

Cielo rojo pasiรณn ยกtorero torero! Clamor y ovaciรณn oreja y rabo. Vuela un mantรณn.

Se hizo la oscuridad, Luna venga venga ya. ยกBailad, bailad Luna y Sol un tango al amor! Corazones rendidos, latidos desbocados. Mejillas encendidas estallan heridas. Camisa blanca rojo vestido, baile de tango al viento movido.

Cuando la Luna y el Sol sus cuerpos atan "Lazos de plata" Como una gata estrella que se altera susurros arranca en la escalera. Palabras de seda con larga melena recorriendo las hondas del mar.

46


El Sol y la Luna se despiden ya (Destellos a la par) Luna pasión que mata, Sol alma de almidón. (Horizonte fugaz) Luna se quedó en caballicos de cartón.

Verbena, fuegos artificiales luces en el cielo de todos los colores ¡Por un momento las estrellas fueron testigos de una pasión ciega!

Araceli García Martín- Granada España.

47


MIRIAM ÁLVAREZ UNA LÍNEA DE LUZ

Imagen: Max Eremine

El día nuevo palpitando como un ala en las manos… Juan L. Ortiz La tarde nos llegó de repente y nos desapareció 48


el mundo detrás de un vidrio velado por el agua. Todo el verano en un aguacero que nos azota como esas malas noticias que ruedan de boca en boca y nos clavan un aguijón de desasosiego cuando nos alcanzan. Y vos con esa simpleza de risa clara dijiste: Una línea de luz sobre los árboles… Y sólo eso te transformó en poema. 49


( Para Anahí, que me regaló unos versos).

Miriam Álvarez- Clorinda- Argentina

50


CARLOS CAPOSIO CONTINUARÁ

Imagen: Max Eremine

De chico no tuve muchos sueños. Quizás debido a lo ocupado en los dolores. Ahora la única ilusión es cumplir mis fantasías. Tengo dudas de poder llevarlo a cabo. Y una sola certidumbre. Si el tiempo me gana, alguien continuará mis sueños. Carlos Caposio- Buenos Aires- Argentina 51


MAR DE FONDO SANGRÍA

Imagen: Max Eremine

Cada latido es una protesta, un grito al cielo, un cuchillo para romper la mordaza. Cada paso es una palabra en contra, un salto grande, un baile grotesco con que llamar la atención. Respiro las injusticias y la violencia, después las vomito, me niego a seguir esta absurda corriente. 52


Siente estos latidos llenos de hermosura, expúlsame los demonios cuando la furia me enloquece. Soy humilde, pacífica, sensible y optimista, pero las piedras que lapidan y castigan a inocentes pesan, duelen, sangran y la indignación me llena de rabia. Cada latido es una protesta, mi grito es sordo, nadie me escucha ni me atiende. Desamparo, esfuerzo inútil, amor perdido. Los demonios se mueren de risa al verme sufrir.

Mar de Fondo (Mar García Treviño). Murcia, España.

53


ALICIA CORRADO MÉLIN ASPERNAUTA

Imagen: Max Eremine

Áspero tu aliento naif confusión de voz ajena sin brújula en un allá lejos. As bajo la manga nodriza que ya no guía, solo sigue los pasos. Tan lejanas las huellas en arenas movedizas que no alcanzo tu sombra plastilina. 54


Con la sonrisa niño en mi mano continúo detrás de cristales y así poder verte de a ratos en un puzzle desteñido de arco iris tu aspereza palabra cruzada para un hombre pequeño sin latidos respirando.

Alicia Corrado Mélin- Buenos Aires- Argentina

55


EMILIA MARCANO QUIJADA FÍJATE QUE NO

Imagen: Max Eremine

¿Quién dijo que el perdón era el aliento del alma atormentada por quitarse aquel pesado lastre que al soltarse nos liberó también del sufrimiento?

Quién puede asegurar que no es el beso 56


que damos a la mano que nos hiere y siempre disculpamos cuando quiere el corazón que en vano vive preso.

El corazón que al cabo de los años Se va debilitando en su agonía de tanto perdonarse los latidos.

El corazón responde al abandono: ¡Se nota que muy poco me conoces! Se podrán levantar una y mil voces, pues fíjate que no, ¡No te perdono!

Emilia Marcano Quijada- Isla de Margarita- Venezuela

57


LYDIA RAQUEL PISTAGNESI LATIDOS

Imagen: Max Eremine

Mis latidos apenas se perciben entre la niebla del ocaso . El trĂŠmulo paisaje, a perdida su memoria y mis lĂĄgrimas, se deslizan silenciosas por mis heridas. 58


Creí en tus palabras, en tu sonrisa, en tus caricias. Hoy comprendo, que solo fui un juguete en manos de un tahúr, a quien el azar. le abrió las puertas de mi corazón. Nubes de insomnio cubren mis ojos. Ya no existe esperanza. Mis latidos duelen y como asustadas mariposas, buscan el amanecer, para encontrar un nuevo camino camino, y cerrar esa puerta, donde el eco de tu voz, destrozó esa entrega total de mis sentimientos. Muy pronto, buscarás mi presencia. 59


Será tarde. Solo encontrarás un jardín abandonado, y el temblor. de una paloma azul.............

¡Que levantó vuelo hacia el olvido!

Lydia Raquel Pistagnesi- Argentina

Correo Electrónico poemasenazul@yahoo.com.ar L.Pistagnesi@gmail.com

60


FERNANDO SARRÍA

Imagen: Max Eremine

Sueña el silencio ardiendo en los latidos del amanecer. Sus labios se rehacen con un hilo rojo que cubre mi nombre. Me mira a través del espejo como queriendo ver el mar de corales y escuchar las olas rompiendo contra los arrecifes, cuando sólo he traído de tan lejos, 61


como un triste presagio, un pájaro que apenas sabe volar de corazón a corazón

Fernando Sarría- Zaragoza- España Del libro "Las Horas" Editorial Quadrivium

62


DANIEL R. JAIME PALABRAS AL CORAZÓN

Imagen: Max Eremine

Corazón ingenuo lates por un sueño un sueño imposible… pero bello

Lates por un amor perdido sueñas por un amor pasado lates por alcanzar tu meta sueñas con una quimera

Lates sin una estrella 63


sueñas con llegar a ella perdiste el amor en el camino y tu esfuerzo es vano para poder hallarlo

Cuántas lágrimas has perdido cuánto dolor has soportado y sin embargo aún no te has rendido luchas como una fiera luchas sin darte tregua luchas por lo que amas ojalá ganes tu batalla

Corazón amigo mío admiro tu insistencia pero de qué te ha servido si aún sigues solo como este… tu ingenuo cuerpo que siempre te ha seguido

© Daniel R. Jaime- Santiago del Estero- Argentina

64


INMA FERRERO CORAZÓN EN PENUMBRA

Imagen: Max Eremine

Entre esta multitud de rostros, que me hablan de ausencia. Que entristecen mis pasos en su reír sereno. Estoy muriendo por millones de sombras, con la nostalgia callada de un te quiero. No sé si mi corazón es penumbra, 65


o si grita al sol en su latir inquieto. Pero en esta noche cubierta de lluvia, zozobra mi mar en la luna de un beso. No soy más que el cantar de un suspiro. El llanto tardío escrito en un verso. El tacto de un labio sonriendo nostalgia. El susurro lejano, perdido en el viento.

Inma Ferrero – Madrid- España

El amanecer en este sombrío © 2014 Inma J. Ferrero Nº de Asiento Registral 16/2014/929 Copyright © Todos los Derechos Reservados Editor: MRV Editor Independiente ISBN-10: 1500327859 ISBN-13: 978-1500327859

66


ALEQS GARRIGÓZ CLARO DE LUNA

Imagen: Max Eremine

En el parque todo lleno de rumores tranquilos, miramos los tardíos transeúntes pasar bajo el claro de luna.

Sobre la banca callas con solemnidad; pero en tu silencio hay únicamente amor que descansa para incorporarse pronto con nuevas violencias. 67


Busco tu mano. Es una noche de niebla, fría como acero. Entrelazamos los dedos haciendo un nudo compacto; sentimos en ellos la misma hoguera que no mengua con los años.

No conforme, me inclino hacia ti, buscando escuchar de nuevo la canción de tu pecho.

No resta, para esbozar la sonrisa, sino sentir el galope de tu sangre tan cerca y pensar que el mundo no es un lugar peligroso.

Aleqs Garrigóz- Puerto Vallarta- México

68


ANA LUCÍA MONTOYA RENDÓN CARAS DEL AYER

Imagen: Max Eremine

En tus sueños y vigilias ves rostros borrosos en la arena blanca semblantes yuxtapuestos del ayer miles de caras que coquetas asoman una a una con ellas armas la que crees amas esa que finalmente es todas y ninguna. En simultáneo desdeñosas 69


ríen con miradas de fuego —soles que te ciegan— y aun te excita su sutil aroma. Sus pechos que recuerdas de los que aún escuchas sus latidos redoblaron excitantes melodías. Sus labios removieron tus sentidos y tú brioso les donaste mil veces tu semilla. En sus senos se solazó tu boca mas tus rosas y jazmines no entendieron Ellas amazonas permanecían ansiosas y tú olvidado en una idea las entrepernabas con las piernas mías. Estaban celosas porque aún sin conocerme me soñabas yo intuitiva ya te conocía. Una mujer sin rostro a la vez con miles —sensitiva— no encontrada cerca de tu aliento la buscabas en lejanos universos entre las bellas desnudas de ignotas playas y yo convertida en espuma las cubría pues sabía que si yacías con cada una de ellas era a mí a la que en ellas poseías.

Ana Lucía Montoya Rendón- Colombia

70


M. JOSÉ RIAZUELO LA HISTORIA

Imagen: M. José Riazuelo

Los niños escuchan atentos, la abuela Sentada con ellos junto al fogaril Les narra historias, cuetos y leyendas los ojos muy abiertos ayudan a oír. La abuela susurra, despacio y sin prisa desgrana la historia y hace sonreír… Poco a poco esta se torna siniestra el héroe parece que va a sucumbir 71


Los niños se inquietan, casi no respiran no quieren moverse, quizás al hacerlo algo peligroso pueda a ocurrir. Silencio…, pausa…, y de pronto ¡qué susto! ¡Un sonido fuerte! ¿quién está ahí? Pregunta la abuela, todos se abrazan, en silencio miran observan y buscan, casi no respiran y entonces la abuela comienza a reír. un tronco en el fuego que crujió fue el ruido y los niños comprenden que el juego es así. contar las historias, cuentos y leyendas aprender jugando junto al fogaril.

M. José Riazuelo. Huesca. España

72


FRANCISCO MORALES DOMĂ?NGUEZ LATIDOS

Imagen: Max Eremine

Latidos de hoy, que tengo un sentimiento. Latido en la noche, que siento desde dentro. Latido de mi reloj, que marca mi vida. Latidos de joven, en todo mi esplendor. 73


Latidos de madurez, que ya no tengo tiempo. Latidos que alcanzo, cuando tú me llamas, sintiéndome un anciano, dejo de latir, dejo mi ánimo, dejo de vivir. Latidos del mañana, cuando comienzo, a crecer y volver, a ser un latido.

Francisco Morales Domínguez. Santa Cruz de Tenerife. España

74


ANTONIO PÉREZ COZAR LATIDOS Y SEÑALES

Imagen: Max Eremine

Desde el corazón, que es cómplice…; En el silencio de la noche la muerte se desplaza con su tenue latido. Cada latido roba al tiempo un suspiro hostil y extraño, pero suave y puro como el batir de unas alas blancas. Latente, tras los ojos, desfallece, al acercarse con el ritual divino una estrella embadurnada de vestigio que lo salvará de ahogarse en la sangre 75


de una ciénaga donde dormita mi vigor. Doy fe de la inerte locura que galopa entre dos montes en busca de los latidos míos, mordaza de mis entrañas que escupo por la boca con féretros y sepulturas. Acude a mi mesa cada día su piedra alada y me propone sesgar las telas desvestidas, torcer la rojez que aún contiene la mejilla del tiento que de su círculo lejos vuela y, de donde el húmedo celaje lo ahuyenta. Sagrado corazón de mi sutil exigencia, lilas que se asoman a los violáceos labios cabales de la orden que protege la dureza de una herida que adentro se queda y que el desdén de un soplido, la asusta.

Antonio Pérez Cozar. Utrera/Mallorca-España

76


MARITA RAGOZZA TÚ Y YO

Imagen: Max Eremine

¡Qué alegría más alta /vivir en los pronombres! PEDRO SALINAS

tú y yo esponja de latidos jadeantes 77


y unĂĄnimes que no nos deja ser ausencia

sĂ­stole-diĂĄstole de los dos se agitan color corinto y ganamos corazĂłn hasta no tener nombres

Marita Ragoza- Buenos Aires- Argentina

78


ESNEYDER ÁLVAREZ LATE MI ALMA, MI CORAZÓN, MIS VERSOS, MI VIDA

Imagen: Max Eremine

Late mi alma, late mi corazón, laten mis versos.

Late mi alma cuando te pienso, cuando miro tu foto desde la distancia, cuando tu recuerdo camina por mi desolada habitación.

79


Late mi corazón cuando escucho tu nombre, cuando siento que mi mente repite los millones de te amo que me decías, cuando siento la marca de tu nombre en medio de él.

Laten mis versos cuando te describen cuando hablan de mi amor por ti cuando describen mi tristeza por tu lejanía

Late mi alma, late mi corazón, laten mis versos.

Late y latirá mi vida solo por ti mi dulce amor.

Esneyder Alvarez Medellín - Colombia

80


MARÍA ELENA ESPINOSA MATA LATIDO

Imagen: Max Eremine

Cada maraña vegetal insomne, cada sueño derrumbado al alba, cada rumor de pasos que alejándose vacían esta noche de silencios, cada fuego lentísimo infecundo en la arena devuelta por las olas, cada beso de hiel sobre tus labios, cada lágrima seca en las pupilas 81


son latido que expande nuestros nombres, son pulso terminal en nuestros cuerpos.

MarĂ­a Elena Espinosa Mata- MĂŠxico

82


CHÍA GIRÁLDEZ TINOCO

Imagen: Max Eremine

Habilita tu generosidad quiero beberte, tus latidos delatan que no lo esperas tienes que arriesgarte. Me alienta tu interés a una ternura diferente, disponte sincero la sed me inunda.

©Chía Giráldez Tinoco.Huelva- España 83


ADRI DELFINI CARICIAS ARROLLADORAS

Imagen: Max Eremine

Fui balada en tu boca la mĂşsica de los sentidos tibia, enaltecedora de ritmo totalmente atrevido. Me deshice de la luna solo para desnudarte amando tus ojos pequeĂąos y tu ternura bien grande. 84


Quise perpetuar tu presencia emborrachando los relojes y a la endiablada aurora que se robaba la esencia de nuestra pasión aulladora. Los oídos nos temblaban las caderas se hacían grito descansando como felinos entre caricias arrolladoras. Y lo alcanzó el suicidio cayendo el amor al precipicio sus ojos se han cerrado sus recuerdos se van marchando se oyó el último latido.

Adri Delfini- Buenos Aires- Argentina

85


ANA MARITZA DE SCHWARZL LATIDOS DE VIDA

Imagen: Max Eremine

Late el universo, el cosmos, las estrellas, la madre tierra. Siembras una semilla en un terreno, y germina, se hace planta, da fruto, y tu boca saborea el nĂŠctar, que fluye al ritmo de tus mandĂ­bulas. 86


Todo está en movimiento, en el día giramos trescientos sesenta grados, al norte, al sur, al este, al oeste, en constante pulsación. Absolutamente todo vibra, late y palpita, latidos de vida en ésto que parece mundo, tú captas el sonido que martillea en tus oídos, te mueves, brincas, danzas, tu cerebro siempre pulsa, crea el pensamiento, y surge la palabra. Vivimos entre la sístole y la diástole del corazón, entre salidas y entradas al universo, recibes el sol, y tu rostro expande una sonrisa, el cuerpo responde con el roce, tus labios al beso se excitan, y más aún, 87


el Ăştero retumba de latidos cuando gesta una nueva vida. Ana Maritza de Schwarzl-PerĂş/ Alemania

88


LILIANA LAPADULA AQUIESCENCIA

Imagen: Max Eremine

Sin ningún viento, / ¡hazme caso gira, corazón; / gira, corazón. (Federico García Lorca)

Madre, hay una niña dentro tuyo que reclama un espacio una mirada que amortigüe la orfandad. 89


Hay una aridez insistente encadenada a tu boca.

En el hielo superficial de tu abrazo hay un grito un cuenco que alimenta nombres equĂ­vocos un surco de extraĂąa melancolĂ­a.

Madre, infructuosamente he tratado de arrancarte de ese lugar para que me veas he hurgado en tu mirada para descifrar el ayer que te adormece. Y con el tiempo me fui acostumbrando a consentir tu distancia hasta convertirme en esta resistente mujer 90


que ya no golpea puertas mudas.

Liliana Lapadula- Buenos Aires- Argentina

91


LÁZARA NANCY DÍAZ LOS AMANTES

Imagen: Max Eremine

Estás tan cerca de mis labios es tan tierna tu mirada que me gritas sin voz ¡Bésame, bésame!

Estás tan cerca de mi cuerpo tus brazos rodeando 92


mi cintura y tu silencio me grita ¡quiéreme quiéreme!

Estás tan cerca de mi corazón que vibro en sus latidos Y escucho que me gritas ¡deséame deséame!

Estás tan cerca ¡Tan cerca! que ya nos confundimos se ha perdido tu camisa se ha caído mi vestido. Y no hace falta que lo digas ¡ámame amor! ¡ámame !

Lazara Nancy Díaz García – Cuba/ Nueya York- USA.

93


ANDREA ZEBALLOS (PRINCESA DE FUEGO) LATIDOS

Imagen: Caras Ionut

Niña mía...luz de mi vida, la tarde ardiente estremeciendo la tierra junto con mi vientre anuncio tu llegada. Tu llanto pequeño y fresco despertó a los duendes de la siesta que salieron a hacer picardías con tus manitos dulces y tiernas. Tu boca inocente y sedienta 94


se prendió de mis pechos suaves abrazando mi ternura. Dulce niña mía, flor de mi barro, eres para mí, el mejor regalo, que pudo darme el cielo. En tu negro pelo se escondió la noche y en tu cuerpito hermoso, se dibujó la luna, para que todo el mundo supiera que eras la mejor fortuna, de esta niña mujer, que mientras viva seguirá acunando en sus brazos el tesoro más hermoso que le trajo el amor. Princesita mía, sol de mis amores, usina de pasión, torbellino de emociones, eres el cascabel alegre que apaga mis temores, la lluvia suave que enciende mis sonrisas, es tu mirada, la brisa tibia que ahoga mis enojos. Eres sangre de mi sangre, preciosa niña de mis ojos, latidos de mi alma, razón de mis antojos, por ti soy capaz de dar la vida y mucho más… y todo.

Andrea Zeballos-Princesa de fuego. Argentina

95


GLORIA GAYOSO RODRÍGUEZ LATIDOS

Imagen: Max Eremine

Las alas de mi espíritu ascienden si te presiento, al descubrir tu luz demorada en la esquina del universo. El corcel de mi pecho se desboca reverente 96


al contemplar los cielos. ¿Dónde esconde la noche tu sagrado secreto? ¿Dónde late la lluvia de tus lágrimas al percibirnos en la Estigia de fuego? ¿En qué avenida cósmica tu mano nos rescatará del Averno? ¡Las almas laten sin brújula en esta barca de estiércol! ¡Padre! ¿Qué nos espera sin tu misericordia y sin tu aliento?

©Gloria Gayoso- Buenos Aires- Argentina Derechos reservados

97


MARISA BERMÚDEZ MALAGÓN CONJURO

Imagen: Marisa Bermúdez Malagón

Ven hacia mí, ángel de mi pasado. Rompe cristales, distancia; deja tu pesar en el balcón y sécate, antes de entrar, en la blonda del visillo, los sollozos otoñales.

Roza con tus alas mis pechos cálidos. Manosea mi vientre estéril de caricias; 98


devuélvele la sonrisa y el latido acelerado al maltrecho corazón…

Ámame con violencia hasta que sienta el desgarro de tu arrojo. Que mi boca te arremeta a mordiscos y mis uñas te llaguen la piel de fruición…

Ven hacia mí, que quiero tropezarme en tu penumbra, que quiero ver titilar las estrellas distantes y ver, cómo enternecen mis besos hasta al mismo firmamento cruel.

Que quiero congelar un recuerdo más de amor… Aún cuando después, de pasión colmados, tus silencios paralicen 99


la inspiración de mis yemas.

Ven hacia mí, mi amado ángel de jaspe, enamorado, que quiero rociarte con amor el alma y después, por qué no, ¡morir contigo!

Marisa Bermúdez Malagón- Barcelona. España.

100


ISABEL PEREZ ARANDA LATE

Imagen: Max Eremine

Si el dolor traspasa los límites de la realidad, como el humo, inmaterial, pulso existente, existente e ilusorio, ilusorio e incierto, ¿qué puedo hacer? cuando ya no queda nada que hacer.

Acumulo y evoco y me obligo a recordar su joven latido, 101


ramifico el pasado devolviéndole la luz. luz que late late el sueño sueño claro. De su imagen congelo su sonrisa y supero barreras en el tiempo, murallas que no se alzaran.

Que retornen los latidos sin dolencia ni pesar, que retornen en su mejor momento, en su mejor edad.

Isabel Pérez Aranda. Guadix/Benidorm-España.

102


RITA BEDIA LIZCANO SECRETOS

Imagen: Max Eremine 103


Fino cris tal Desborda bajo secretos asesinos Escucha melodías de una caja musical Delira con

el fuego

que le consume Horizonte sonrisa río

de

sal

pulpa escarlata de libertad el grito

moros

combatientes

polvo de mármol en el sosiego de tus latidos.

Rita Bedia Lizcano- Apodaca- México

104


LAURA GARCÍA MORILLAS

Imagen: Max Eremine

Lento, seco, pausado, extraviado. Anónimo, sobre todo anónimo. ¿Qué es aquello que resuena? Que se desata, que tiembla, que truena. Chirría, sobre todo, chirría.

Anoche enredamos las muñecas, anoche te sentí insomnio. 105


He pensado en aquel piso de Calle Real y no pienso negártelo, he subido las escaleras una y otra vez. Aún reside el carcelero mayor que me encerró. Y tus gestos. Estás en cada esquina.

Vuelve a escucharse.

Extraviado, asustado, encogido, aterido. Anónimo, sobre todo anónimo. ¿Qué es aquello que se oye? Que se incorpora, que se eleva, que reclama. Chirría, sobre todo chirría.

Anoche no pude dormir, no lo soporté. Días de humo, días de guerra. Vamos a contarnos historias de tiranos. En el día menos remoto, menos elegido, me buscas y me dices que huelo a terapia intensiva de “hasta aquí hemos llegado”, pero que sigo envenenada. Y lo cierto es que aprietas el puñal con tanto ímpetu, que no sé la tregua de tiempo que queda hasta que atraviese mis costillas.

Otra vez. 106


Aterido, escondido, irreconocible, intranquilo. ¿Qué es aquello que se oye? Que tirita, que no se mueve, que se pierde. Chirría sobre todo chirría.

La tregua. La tregua es la misma que me conceden tus labios. Ese fragmento ínfimo de tiempo en el que no rozas mi boca. Voy a tatuarme en la clavícula que nos quedamos bajo la mesa. Pero si te cansas de mí, yo me pongo en huelga de ti. Y se acabaron las historias canallas, el humo en las sienes y el coñac en la garganta.

¿Lo oyes? Lo siento, lo siento tanto. No sé el nombre de este anonimato. No conozco el verso de mis latidos. Aunque seas la taquicardia maldita que siempre querré que regrese.

Laura García Morillas. Guadix. Granada. España.

107


MABEL CORONEL CUENCA OASIS DE MIEL

Imagen: Max Eremine

Es la noche la amiga confidente, quien nos cubre con su manto estrellado, mientras con mis versos hago evidente lo que gritan tus labios cuando te beso.

108


Recorro sin prisa por tus paisajes, de cerros y praderas; un oasis de miel, para mi corazón sediento.

Tierra árida y humedales encuentro, un corazón entre vegetación esperando ser al fin traducido, guardando secretos entre latidos.

Mientras el viento acaricia tu rostro, tú vas desnudándome con tus ojos, dejando en el aire aquellos latidos.

©Mabel Coronel Cuenca- Herandarias- Paraguay

109


MAGDA ROBLES LEĂ“N LATIDOS

Imagen: Max Eremine

He necesitado tan solo trece mil latidos y un instante para nombrarte. 110


Eres. Sed. Y calma.

Quede este cuerpo como ofrenda viva e inmutable.

Sea esta voz semilla tuya. Perpetua. Esparcida al viento.

Magda Robles Le贸n. Granada. Espa帽a

111


SUSANA SASSANO INVENTARIO FINAL

Imagen: Max Eremine

Hay un vacío detrás de los ojos desde la garganta hacia debajo de la piel y más allá del aire que cae en tus pulmones 112


hay una sangre que dice por tus venas un ritmo conocido y que se apaga y hay una uña tersa y transparente que seguirá creciendo después.

Susana Sassano- Buenos Aires Argentina Del libro: Dama de Noche, Ed. Botella al Mar

113


RELATO

114


CONCHA CASAS GÁLVEZ EL REENCUENTRO

Imagen: Max Eremine

Colgó el teléfono e intentó calmarse. Le temblaba el pulso, aunque a decir verdad hacía lustros que su pulso temblaba. En los últimos años lo único que esperaba era tener una muerte rápida y sobre todo no ser una carga para sus hijos. Pero esa llamada tan inesperada como increíble, había activado en él todos los resortes que creía ya perdidos para siempre. Se incorporó con tal agilidad que si cualquiera de sus hijos lo hubiese visto, habría pensado que se trataba de un doble. Se dirigió hacia el viejo 115


arcón donde había enterrado todos sus recuerdos más personales. Lo hizo sin darse cuenta, pero de alguna manera estaba enterrándose con ellos. Quizás con aquel gesto había iniciado su propio camino hacia la tumba. Incluso se había prometido a sí mismo no volver a revolver nunca entre aquellos viejos manuscritos, ni abrir ninguna de las cajas donde guardaba las pocas fotos que consiguió salvar tras las sucesivas mudanzas y tras las incursiones que, sobre todo sus hijas, habían hecho en ellas. Levantó la tapa y lo hizo con tanto entusiasmo que casi la lanzó contra la mecedora que había a su espalda. Se manejaba con tanta energía que visto por detrás bien podría haber pasado por un hombre en su plena madurez y no por el viejecito frágil y dependiente en el que se había convertido en los últimos tiempos. Al fin encontró lo que buscaba, una vieja caja de cartón duro atada con una cuerda. La abrió y sacó de ella una vieja foto en blanco y negro. Una bella joven le sonreía apoyada sobre una roca en una desierta y anónima playa. El viento jugaba con su pelo y ella se lo apartaba en un gesto eterno, inmortalizado para él desde un lejano pasado, que inexplicablemente ahora retornaba a su vida. El corazón se le aceleró al verla, el médico le había advertido que no debía recibir impresiones y esta era la mayor de las que jamás hubiese podido soñar. Su corazón latía tan acelerado como en aquel lejano verano y lo hacía como entonces, al son de su nombre: Lo-la, Lo-la, Lo-la. Era como el tic tac de un reloj, del reloj de su vida, o de la que debería haber sido su vida. Si el amor tuvo nombre fue ese, el de esa mujer por la que había perdido la razón y el sentido y que apenas en un mes había cambiado su vida para siempre. Se dejó caer sobre la mecedora agotado y abrumado no tanto por el esfuerzo hecho, sino por la impresión de esos recuerdos resucitados de golpe.

116


Cerró los ojos y su mente y su alma se trasladaron sesenta años atrás. ¡Era tan joven! ¡Tenía tantos sueños por delante, tantas ilusiones...! Trabajaba ayudando a sus padres, los guardeses de la finca de Cerrogordo. Ese verano era el primero que él iba a pasar en ella. Normalmente aprovechaba la temporada para sacarse un dinerillo extra en los hoteles de las playas cercanas. Pero ese año los señores pensaban pasar todo el verano en la finca, la niña se casaba en septiembre y preferían quedarse cerca de la ciudad para ultimar todos los preparativos. La niña, Lola, su Lola. Nunca nadie supo lo que ocurrió en aquel caluroso verano de 1949. Entonces la sociedad era otra, la vida era otra. Estaban los señoritos y ellos. Y sus mundos nunca se juntaban salvo para las lógicas relaciones de servidumbre de los segundos a los primeros. Pero en aquel verano toda la lógica de aquel rígido mundo se derrumbó en el momento en que Lola y él se miraron. A hurtadillas primero y abiertamente después, buscaron el refugio de las horas más intempestivas, para dar rienda a una pasión condenada aún antes de empezar. Una pasión en la que no sirvió de nada la rígida educación de la niña, apenas salida ese verano del internado de las hermanas del Carmelo, donde había transcurrido prácticamente toda su vida. En las caballerizas pecaron contra todos los mandamientos divinos y humanos que entonces regían la vida y la muerte y lo hicieron con ensañamiento, casi con rabia, porque sabían que su amor estaba condenado, era un amor maldito en el que ambos se lo jugaban todo. Él la vida. Si hubiesen sido sorprendidos por el señor, por el padre de ella, este le hubiese descerrajado un tiro sin pensárselo y la justicia lo habría aplaudido. Y ella, la honra, que en aquel entonces era el mayor bien de cualquier mujer decente. Pero les daba igual. Nunca había existido pasión como la suya, ni nunca el amor había sido tan intenso. Sin embargo duró lo que dura el estío. Ambos lo sabían y aún así se dejaron llevar por ese sentimiento que marcaría para siempre la vida de los dos. 117


Ella se casó en septiembre y nunca más volvieron a verse. Y ahora cuando ya solo esperaba la muerte, recibía esa llamada para informarle que Dª Dolores Párraga López había muerto y que entre sus últimas voluntades, había dado orden de que lo buscasen y le comunicasen el óbito. Casi sin fuerzas, abrió los ojos y volvió a mirar aquella vieja foto. Desde la cartulina creyó que Lola le sonreía y le tendía una mano. Liviano como ya ni recordaba que pudiera volver a sentirse, se asió a ella. Al día siguiente cuando lo encontraron sus hijos, todavía tenía un brazo tendido hacia delante. No parecía haber sufrido, más bien todo lo contrario, parecía tranquilo, incluso feliz. Lo único que extrañaron fue la foto de aquella desconocida, caída a sus pies. Concha Casas. Madrid/Castell de Ferro. España.

118


ISABEL REZMO I PÉREZ DESENTERRANDO SUSPIROS

Imagen: Max Eremine

Los párpados me lloran igual que un vacío en medio del vaso. Se agitan. En azul. Me esfuerzo demasiado. Como volcanes en la selva; a veces creo que se difuminan en mi rostro. Tu rostro, o aquel que no se deja. No lamenta. En la noche se silencia. Sí. Basta mirar un meteorito. El sueño soporífero que se deshace en un péndulo de motivos aparentes. Voy acostarme. Luego me quedaré clavada en una cruz profunda, una estaca, en cualquier lado de la cama. Puedo ponerle infinidad de sabores, 119


o de significados aterciopelados. Inherentes. Rojos o amarillos chillones, pétalos floridos. Esta madrugada no hay hambre. Se esfumó, igual que las ganas de masturbar un ocaso en las sombras. Ya no seduce. Explota. Tic. Tac....me susurra. Es una hoja, una mazmorra, una cantina sin vino o sin establo. Creo que voy a cerrar el punto final, en tu lengua. Un amor, o un te quiero. Un déjame. Oscuro como el sol. Mejor no digas. Desearías poder inhalar una palabra que el sonido de una sílaba. Un beso sin sexo, un oscuro viaje sin aposentos. Ya cerré el gong. Salpicó. Ensuciando un somier. Juguemos. Me desnudas y yo te penetro en un segundo sin cuentas......penetrar entiende, no concibo otra forma de sacudir mis cerrojos, aquellos de los deseos. Las horas muertas. Esa.....imperturbable voz de un runrún....el gato que malvive en mi oído. La escarcha. Los días. En teoría debería pasar a la práctica sin doblez, Jugando. Ya lo vives, en una mano dentro de un puñado de raíces que intento solventar como un mapa que desentierre un suspiro. Desenterrando, mi lecho, mi nombre, otro tal vez. Me desentierro en ese lamento de continuos arrecifes. Te agitas, nos agitamos en dos nadas menos un momento que den la suma de dos murmullos, en tu cama.

Isabel Rezmo I Pérez-Úbeda-Jaén- España

120


ANA MARÍA MANCEDA EL SONIDO DEL UNIVERSO

Imagen:Katie M. Berggren

Me recosté en la camilla, el obstetra actuó. Un silencio parecido al instante previo de la caída de la nieve en los bosques cordilleranos aleteó en el espacio. Luego escucho la presencia de un tambor, de mi vientre sale el sonido. ¡Cuarenta años! Mi primer hijo. Los latidos de su corazón navegan entre las lágrimas ancestrales y siento, profundo, el sonido del Universo. Ana María Manceda. San Martín de los Andes. Patagonia Argentina 121


ANA SAAVEDRA CONSCIENTE TESTIGO

Imagen: Caras Ionut

Cuando sufres del corazón, los latidos son un altavoz angustioso, que te recuerda cómo algo puede fallar en cualquier momento. Este es el caso de Luis. Teme al silencio, porque ante su presencia, sus latidos acelerados cobran fuerza y, parecen gritar “falta poco”, “falta poco”. El doctor le dijo en su última visita que no resistiría una operación más. “Que todo era cuestión de tiempo”. Y allí estaba Luis. Esperando. Decidió que él mismo eligiera su última ruta, caminó bajo la lluvia por varias calles desiertas. El clima era espantoso, se 122


arriesgaba a una pulmonía, pero nada de eso le importaba ya. Su única pregunta mirando al cielo atormentado era ¿por qué tan joven? Él siempre sufrió una condición cardiaca. No lo supo hasta hace unos años, lleva tres operaciones desde entonces, ninguna con resultados favorables. Sin hijos, sin pareja, alejado de la familia y los amigos. Cabizbajo daba pasos sin rumbo, sintiendo cómo cada latido lo consumía un poco más. Aún llevaba la bata del hospital puesta. Gracias a un descuido nadie notó su partida. Había decidido caminar libre, los últimos momentos de su vida. Así, bajo la lluvia, con un frío comparable al que recorría su interior. Paso a paso, consciente testigo de sus últimos latidos.

Ana Saavedra-Guadalajara. México

123


PROSA POÉTICA

124


MÍA PEMÁN SENSACIONES QUE PALPITAN

Imagen: Max Eremine

El reloj de la vida, lleva sonidos equidistantes en su interior, que guardan vestigios del latido. Los reparte aquí y allá al intentar buscar las diferencias que existen, entre sus ecos. Tiene movimientos que dicen llamarse "latidos", que juegan y desean ser vivos. Llevan sentires en su haber, quieren saber doblarse, para poder compartir instantes sin tener una relación especial o sí, quién lo diría, a veces, se complementan y otras se distancian. Viven inmersos en las emociones, y tratan de ser sentimientos que afloran sus sensaciones, unas veces son inexplicables y otras sencillas y normales.

125


Dibujan sus movimientos como si fuesen puntos y líneas que quieren ser partícipes de una verdad palpable en la realidad de un todo.

Lienzos en movimiento que surcan el Universo, cual rayos avispados entre los espejismos del desdecir vístense, como vendavales al ataque… siguiendo el curso innato, bajo su nombre Avatares son renglones, y… se visten de osadía alcanzando misiones imposibles de llegar Tarjetas de signos móviles y sonoros, deslizan ese clamor intrépido y locuaz, Imaginación en los instantes… con la fuerza de los sentidos, que huelen… a perlas mágicas Densidad entre sus contornos, la que se plasma al pórtico del instante visitable Originales y dolorosos, en muchas ocasiones deambulan en solitario hasta conseguir la unión perfecta Sauces de ramaje largo, relajan su flota volteando su amplitud hasta el más inverosímil rodaje, 126


llegando a la unión del sonido al chocar su conjunto aliando las sensaciones, bajo el colofón de la unión portátil

Lánguidos son los latentes latidos, cuando escuchan la presencia del significado de sus palpos designios, al sentir el aguijón del bizarro palmeteo incesante sintiendo el atronador y precipitado golpeteo, al pinchar con ahínco las membranas de los músculos que se pelean para ser mucho más divergentes, cada vez que se alteran sus sentidos más inhóspitos al chocarse con las lianas que habitan en el interior de seres incandescentes, queriendo atrapar con ahínco el sónar de su más innato tapiz de fibras, las más valiosas del lugar. Su lucha es tan feroz, que incluso, se dañan ellos mismos, sin quitarse importancia, pero, dándose increíbles lanzazos, igual que si tirasen de cuerdas con anclajes enormes para reventar esos lazos que un buen día unieron su ensamblaje irreal. Así se muestran los latidos, cuando ya no saben alcanzar sus propósitos normales y en ocasiones se vuelven audaces, para desatinar lo que a su alrededor acontece. Es la fiereza inesperada que podemos encontrar en su incansable caminar. Mostrándonos que sus pálpitos son necesarios para dar realce a su vivir o a su terminar y son capaces de darlo todo en muy poco o quedarse impasibles, por un nada, el cual, quizás les importe lo más mínimo. Sus diferencias las encontramos en la vida y la no existencia, esa que nos asusta algunas veces y no sabemos comprender su forma de mostrarse ni su determinante desinterés por el alrededor más ajeno o más próximo. Se alía a nuestro caminar sin que le hayamos pedido la vez. Son zumbidos que suben y bajan, como si de una carrera de obstáculos se tratase, van haciendo curvas y rectas, cuando serpentean los rectángulos y se enraman en formas diversas, llegan hasta el corazón o se enlazan en ángulos que a la carrera se arrojan, sin mirar que hay en el camino, suben y bajan cuestas a la velocidad del sonido, se estrechan o se estampan, se 127


paran o se disparan, se sientan o se descalzan, y no saben por dónde girarse qué, se descuelgan entre las paredes del mordisqueo, intentando comerle terreno al consentirle más de la cuenta, y su tañir se convierte en resplandor, ese que sabe lo que quiere y desea ser más que su propia vida, el latir latiendo su latido lleno de latidos latientes. El sentido se muere cuando un corazón deja de ser efectivo, y se va dejando su sonar, pierde la batalla al final del todo, llega la pérdida incomparable de sus latidos.

Mía Pemán – Palencia - España

128


MAYTE ÁLVAREZ LATIDOS SON

Imagen: Max Eremine

Planetas en movimiento… latidos Estaciones que se repiten… latidos Sensaciones que inundan… latidos Latidos del tiempo, de los tiempos, de las secuencias, de los instantes Vidas de seres que vienen y van… latidos de la humanidad, donde la humanidad es un latido en la vida del planeta. Breve latido. Pestañeo… latido Parto… latido Aleteo… latido 129


Dolor… latido Rayo… latido Y en tu sueño, intentando alcanzar el latido del universo estábamos, Tú y yo, cogidos de la mano, donde tú alcanzabas los latidos de mis deseos y mis miedos, En comunión, razas y edades… eso es un perfecto latido del tiempo, donde los druidas y chamanes compartían su conocimiento para coincidir juntos en el latido del ciclo nuevo… …nosotros en el centro, en el círculo, en el acertado latido de la realidad, en el invisible latido de la inmortal sabiduría cósmica… … en tu sueño, que fue un latido. Yo también he soñado, en otro latido, en otra frecuencia Latido corto, breve, extraño, o todo lo contrario. Me llamaste, oí tu voz en mi sueño… … di un paso adelante, latido … frené porque mi mente le dijo a mi cuerpo que no, quizás en recuerdo de latidos dolorosos, o porque ya soy libre de aquellos latidos. Latido, mi sueño, también fue un latido. Sin embargo, sé que hasta la próxima pulsación no entenderé el ritmo de nuestros latidos

130


En un tiempo donde no hay espera, ni ilusión, ni expectativas, en un vacío de mi alma que es un latido de mi vida, imperceptible latido en el cosmos… … volveré a soñar … volveré a latir, Y comprenderé qué significan nuestros sueños. Será el majestuoso latido de la consciencia, que recorreré sola… contigo, o con otro. Mientras, espero sin esperar en el hueco que ocupa el vacío… … y el silencio, misterioso, plácido… … el silencio en sí es un mágico latido.

Mayte Álvarez- Alicante- España

131


EVENTO 132


PREMIO PARA EL PERIÓDICO WADI-AS

El pasado 22 de enero se celebró la XIII edición de los Premios de Periodismo Pedro Antonio de Alarcón en el Teatro Mira de Amescua de Guadix-Granada. En ese acto, el Semanario Cultural Wadias recibió el Premio Ciudad de Guadix. Antonio Pérez, (director de Wadias Información, a quien hizo entrega del galardón la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Guadix, Marina Sánchez) quiso subir al escenario acompañado por una representación de su equipo: Ramón Ubric, Carmen Membrilla Olea y Encarni Pérez, subdirectora y ”mi hermana, verdadera artífice de esta nueva etapa, que ha sabido atraer a nuevos colaboradores con su trato exquisito y estar siempre a mi lado dándome fuerza en los malos momentos, dando ejemplo de una gran generosidad”. Antonio agradeció también el apoyo de su hermana Ani, su madre y su pareja Rocío, y un recuerdo especial para su padre. En su intervención recordó que hace más de dos años, Wadi-as Información estaba abocado a desaparecer. “Como trabajador del medio, tuve un dilema, reinventarme profesionalmente, o aprovechar la 133


oportunidad y hacerme cargo del semanario para intentar reflotarlo. Decidí aventurarme, eso sí, renunciando a muchas cosas”. Reconoció que poner en la calle un periódico local cada semana es una tarea complicada, más en una situación como la actual. Por lo que quiso dedicar el premio a todos esos medios que en estos últimos años han ido cerrando. Como colaboradora de Wadi-as, Carmen Membrilla agradece, desde aquí la labor cultural que este semanario está realizando en Guadix y comarca ya que se ha convertido en el soporte de todas las voces literarias accitanas que tenían una clara necesidad de ser escuchadas. ¡Enhorabuena por tan merecido premio!

134


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.