Epifania del señor a

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Ambientación: La fiesta de hoy, prolongación de la Navidad, tiene en nuestra liturgia romana como protagonistas a unos magos de tierras extrañas que vienen a adorar al Mesías. El objetivo fundamental de esta fiesta es la «epifanía», o sea, la «manifestación» del Mesías como Salvador también a los Pueblos paganos. El Ceremonial de Obispos la describe así: «en ella se celebran, en el Niño nacido de María, la manifestación de aquél que es el Hijo de Dios, el Mesías de los judíos y la luz de las naciones».

1. PREPARACIÓN: Invoccación al ESPIRITU SANTO Espíritu Santo, ven a iluminar nuestra mente y a mover nuestro corazón para que, en actitud de escucha y disponibilidad, acojamos la Palabra que nos invita a dejar entrar en nuestra vida y en nuestra cultura el Evangelio de Jesús, como lo hicieron los magos de oriente cuando se dejaron guiar por la estrella. Asístenos a quienes escuchamos la Palabra para que, en comunidad y sin diferencias de raza, lengua, región o cultura, construyamos la «civilización del amor» para que el mundo crea. Amén. 2. LECTURA: ¿QUÉ DICE la Palabra? Is. 60, 1-6:«La gloria del Señor amance sobre ti» Con un lenguaje muy poético, el profeta Isaías -seguramente el segundo o tercer Isaías-, en uno de sus últimos capítulos, los más esperanzadores, anuncia la alegría de la salvación, la vuelta de los desterrados, una salvación universal centrada en Jerusalén: «levántate, Jerusalén, que llega tu luz», por encima de las tinieblas de la tierra: «sobre ti amanecerá el Señor». El profeta, lleno de entusiasmo, anuncia cómo vendrán desde las regiones más lejanas a ofrecer sus regalos a Jerusalén, «incienso y oro». Esta lectura prepara así la de los magos que vienen a adorar al Niño. El Pueblo de Dios acaba de salir de la humillación, pero no ha conseguido una restauración total. El desaliento y desánimo parecen apoderarse de las gentes. Por ello, el profeta alza su voz para animar al Pueblo diciéndole que la oscuridad del destierro y del pecado ha desaparecido para dar paso a la luz de la


salvación. Jerusalén será el orgullo de los Pueblos y en ella reinarán la justicia y la paz, sin que haya oscuridad porque recibirá la luz directamente de Dios. Esta profecía se ha hecho plena realidad en Cristo-Jesús que ha nacido para ser «luz que alumbra a todos los hombres de buena voluntad».

Sal. 72(71): «Se postrarán ante Ti, Señor, todos los reyes de la tierra» Es un salmo real, compuesto para festejar al rey en el día de su subida al trono. La primitiva comunidad cristiana no ha tenido ninguna clase de dudas en ver en estas imágenes el retrato del Mesías. El salmo responsorial insiste: «se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra» y habla de los que vendrán desde lejos -Tarsis, Sabá, Arabia- a ofrecer sus dones al «rey», que nosotros vemos como figura del Mesías, que hoy recibe estos regalos de los magos que vienen de lejos.

Ef. 3,2-3a.5-6:«Ahora ha sido revelado que también los gentiles son cherederos» Si el profeta Isaías invitaba al pueblo de Dios a levantar su cabeza porque comenzaba a brillar la luz sobre ellos, es el Apóstol San Pablo quien manifiesta que la «luz de la salvación» no está reservada para el pueblo judío. Se siente orgulloso de «la gracia que se le ha dado», poder revelar a todos el misterio que había estado escondido desde siempre: «que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo». Ahora el punto de atracción no es una capital geográfica o política, sino una Persona: Cristo Jesús. Es una convicción por la que luchará Pablo continuamente, y logrará convencer a la Iglesia apostólica de que tiene que abrirse también a los paganos, no sólo al pueblo de Israel, el pueblo elegido que, ciertamente, sigue siendo el primer destinatario de la promesa de Dios. La salvación es para todos los hombres. Y Jesús nace como «luz de las naciones». San Pablo se encuentra en la cárcel por anunciar la «Buena Nueva» a todas las gentes porque la salvación no es privilegio de un solo pueblo

Mt. 2, 1-12: «Venimos de Oriente para adorar al Rey» EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO R/. Gloria a Ti, Señor.


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Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, 2 diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo». 3 Al oírlo el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. 4 Convocando a todos los sumos sacerdotes y escribas del Pueblo, les preguntaba dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta: 6 Y tú, Belén, tierra de Judá,

no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi Pueblo Israel.» 7

Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. 8 Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Vayan y averigüen cuidadosamente sobre ese niño; y cuando lo encuentren, comuníquenmelo, para ir también yo a adorarlo». 9 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. 11 Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, lo

adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. 12 Y, avisados en sueños que no volvieran a Herodes, se retiraron a su país por otro camino. Palabra del Señor. R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.


RE-LEAMOS la Palabra para interiorizarla a) Contexto: Relatos de la Infancia: Mt. 1-2 La narración de Mateo sigue su propia progresión cronológica y, paralelamente, su desarrollo topográfico: parte de Belén para llegar a Nazareth. Reunimos los datos que nos brindan los relatos y, en un recuento sistemático de esos datos, podemos llegar a la conclusión de que Mateo, en los dos primeros capítulos, se preocupa esencialmente, por dos cosas: por una parte, ¿Quién es Jesús… De dónde viene (cuál es su origen)… de quién es?; y, por otra, ¿Cuál va a ser su Misión?. Son los dos problemas: identidad y misión de Jesús. La respuesta a esas dos preguntas la da el mismo evangelista en la forma como estructura sus relatos de la Infancia. En efecto: - El capítulo 1 (que comprende la «genealogía»: Mt. 1, 1-17 y el «anuncio a José: Mt. 1, 18-25) responde a la primera pregunta. Se identifica a Jesús como «Hijo de Abraham, Hijo de David» (Mt. 1,1), «Salvador» (Mt. 1,21 y «Emmanuel» (Mt. 1,23). De esa manera, afirma que Jesús tiene su origen en Dios: viene de Dios, ¡es de Dios! - El capítulo 2 [que comprende cinco escenas: «visita de los Magos» (Mt. 2, 1-12), «huída a Egipto» (Mt. 2, 13-15), «exterminio de los niños» (Mt. 2, 1618) y «regreso de Egipto e instalación en Nazareth» (Mt. 2, 19-23)] responde a la segunda pregunta, sobre la Misión de Jesús y la acogida que se le da... Se trata de una reflexión sobre la Escritura, especialmente sobre anuncios proféticos. Estamos, por tanto, ante un «midrash pesher». ¿Qué quiere contarnos el evangelista? ¿Un acontecimiento histórico, una leyenda, una reflexión teológica dramatizada sobre el alcance universa! del nacimiento del Salvador? Quizás un poco de todo eso. El evangelista quiere mostrar cómo Jesús es el « Nuevo Moisés», el verdadero «Astro-Mesías» anunciado por Balaán (Nm. 24, 17). En adelante, todos podemos llegar a Jesús, como los Magos: ellos fueron « en busca de Jesús». He aquí uno de los episodios más bellos de la infancia de Jesús, que ha cautivado y sigue cautivando la imaginación de creyentes y no creyentes, de teólogos, pintores y poetas: es el homenaje de los Magos. Con mente abierta debemos adentrarnos en los relatos de todo el capítulo segundo, en donde Mateo va tejiendo, a modo de presentación, el perfil de su personaje. Fijémonos en las antítesis que dejan ver los mecanismos del relato, su movimiento interno, si comparamos las actitudes de los Magos y de Herodes: Los Magos encuentran .............................. Herodes no Los magos adoran ..................................... Herodes dice

que

quiere


adorar... El justo José (verdadero Israel) y ............... Herodes y Jerusalén los Magos (paganos) acogen al Niño lo rechazan. JESUS, el Rey de los judíos ..................... El rey herodes.

b) Comentario: El escenario es Jerusalén: vv. 1-6 v. 1: Este segundo capítulo sitúa a Jesús «históricamente», es decir, lo ubica en el espacio y en el tiempo: * En el espacio: dice que es de Belén y de Nazareth (Mt. 2, 1-23). Y el texto, en su conjunto, se ocupa, no sólo del «lugar» en el que Cristo debía nacer (Mt. 2, 4), sino también de Jerusalén, de Belén, de Egipto, de Ramá y de Nazareth. las cuatro profecías citadas por el evangelista aluden a estos lugares. * En el tiempo: el evangelista sitúa los hechos en la época de Herodes el Grande y en la de su hijo Arquelao. Es importante subrayar que el papel que juega Herodes en cada uno de los pequeños relatos que presenta el evangelista es significativo y no se reduce a ser un simple indicador de una época. El juego antitético de los personajes-clave (Jesús y Herodes) es la base de este conjunto narrativo, bien significativo.

v. 2: El motor del itinerario de los Magos es el aparecer de una estrella, asociada enseguida al nacimiento de un nuevo rey: «Vimos su estrella en el Oriente» . La estrella es aquí sólo una señal, un indicio que comunica a los Magos la iniciativa de ponerse en camino. Al principio puede ser que estén movidos por la curiosidad, pero enseguida esta curiosidad se transformará en deseo de búsqueda y descubrimiento. Se da el hecho que aquel indicio de la estrella ha conmovido a los personajes y los ha empujado a buscar para encontrar una respuesta: ¿quizás a un profundo deseo? ¡Quién lo sabe! El texto muestra que los Magos tienen en el corazón una pregunta y que no temen repetirla, haciéndose inoportunos: «¿Dónde está el rey de los Judíos?». La pregunta se la hacen al rey Herodes e, indirectamente, a la ciudad de Jerusalén. v. 3: La ciudad, a esta noticia de los Magos que vienen para adorar al Mesías, se conturba y se agita. Los habitantes de Jerusalén no parecen muy entusiastas y no se preocupan lo más mínimo de rendir homenaje al “nacido rey de los judíos”. Sino que, para colmo, Herodes proyecta matarlo. Aunque en Is 1-6 la ciudad de


Jerusalén está llamada a «levantarse y acoger la gloria del Señor», ahora en Mateo se asiste a una reacción de rechazo por parte del rey y de Jerusalén con relación al Mesías nacido en Belén. Tal conducta prefigura el comienzo de las hostilidades que llevarán a Jesús a ser condenado precisamente en Jerusalén. vv. 4-6: Destaquemos la respuesta que recibe Herodes cuando convoca a todos los representantes - los más calificados- es decir, a todo Israel, para preguntarles «en qué lugar debía nacer el Mesías». Le contestaron: «En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un jefe, que apacentará a mi Pueblo, Israel» (Mt. 2, 5-6). Es una respuesta con autoridad, ya que se apoya en la palabra profética de Miq. 5, 1, a la que se añade un elemento sacado de 2Sm 5, 2: «Tú serás jefe en Israel» y «y tú apacentarás a mi Pueblo, Israel». Este tipo de «mezcla» textual era corriente en las sinagogas. Se citaban las palabras de los profetas con gran libertad, orquestándolas o «completándolas» con elementos sacados de un lado y otro. Se agrupaban los textos bíblicos que se consideraban afines. Además, como se conocía la Biblia prácticamente de memoria, al citar un texto instintivamente casi se señalaba, simultáneamente, el contexto del que estaba sacado, aunque no fuera más que como alusión. Es de gran importancia tener en cuenta esto. Es un ejemplo interesante que nos ayudará a entender la manera que tenían de leer y comprender un texto bíblico en la comunidad judeocristiana de Mateo. El texto de Miq. 5, 1-3a dice: «Pero tú, Belén de Efrata, demasiado pequeña para se contada entre las aldeas de Judá, de tí sacaré el que ha de ser jefe de Israel: su origen es antiguo, de tiempo inmemorial. Por eso el Señor los abandonará hasta que la madre dé a luz y el resto de los hermanos vuelva a los israelitas. De pie pastoreará con la autoridad del Señor, en nombre de la majestad del Señor, su Dios». En su -relectura del texto profético, el evangelista reemplaza «Efrata» por «territorio de Judá», para evitar la confusión con el Belén del Norte (cfr. Jos. 19, 15). Tampoco siente escrúpulos el evangelista para cambiar completamente el sentido de la frase de Miqueas: en lugar de decir «demasiado pequeña para se contada entre las aldeas de Judá», escribe «ciertamente no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá», para, de esta manera, glorificar mejor aún a la ciudad de David y de Jesús. Este ejemplo nos permite ver que judíos y cristianos manejaban la Escritura con la «libertad de los hijos de Dios», pues la consideraban con un bien «familiar», sin ser esclavos de una lectura de tipo fundamentalista (de lo cual encontramos, infortunadamente, en nuestros tiempos, tantos ejemplos). En el contexto de la sinagoga, este oráculo ya era considerado mesiánico, es decir, referido al Mesías, como anuncio del Mesías (como se ve en al «Targum» sobre Miqueas). Además, siguiendo el procedimiento de lo que se


puede llamar «atracción» de los elementos literarios análogos -debido a una especie de «imán textual»- el texto de Miqueas atrae al de 2Sm.5, 2b, en el mismo contexto mesiánico: «El Señor te dijo (a David): "Tú pastorearás a mi Pueblo, Israel; tú serás jefe de Israel"». =>: La unión de estos dos textos - de Miq. 5, 1-3a y 2Sm. 5, 2b- se hace en el tema del «pastor», tan particularmente cultivado en las antiguas sinagogas, hasta tal punto que se le dedicaba todo un Sábado, con sus lecturas bíblicas y sus homilías (parecido a lo que sucede en nuestra liturgia cristiana con el «Domingo del Buen Pastor»). Por eso, la Comunidad judeo-cristiana podía fácilmente utilizar el texto de Miqueas con su «armónico» (el texto de 2Sm.) y mostrar su actualidad en Jesús-Mesías. =>: Por otra parte, el texto de Miqueas se imponía tanto más cuanto que en él se menciona a «la que debe dar a luz» (¿será que Miqueas piensa, tal vez, en el oráculo de Is. 7, 14, sobre el «Emmanuel»?). Además, se constata, al mismo tiempo, que los cuatro textos proféticos utilizados por Mt. 1 - 2 hablan todos del «hijo» o del «niño» (Is. 7, 14; Mq. 5, 1-3; Os. 11, 1 y Jr. 31, 15). El texto profético sale al encuentro de las dificultades de los Magos: la Palabra de Dios se convierte en luz para su camino.

El escenario es Belén: vv. 7-12 vv. 7-9: No obstante tal reacción, que impide a los Magos acercarse a la salvación precisamente en la ciudad elegida para ser instrumento de comunión de todos los Pueblos de la tierra con Dios, los acontecimientos del nacimiento de Jesús se trasladan a Belén. Las dos ciudades constituyen el fondo de esta epopeya de los Magos y están unidas por dos hilos temáticos: la estrella (vv 2.7.9.10) y la adoración del Niño (vv 2.11). Dios, que guía los sucesos de la historia, hace que se vayan de Jerusalén los Magos, que se pongan en camino y encuentren al Mesías, en la ciudad que fue patria de David, Belén. En esta ciudad David había recibido la investidura real con la unción dada por Samuel, ahora, por el contrario, el nuevo rey recibe una investidura divina: no con óleo, sino en el Espíritu Santo (cfr. Mt. 1,18.20). A esta ciudad suben ahora los Pueblos, representados por los magos, para contemplar el Emmanuel, el Dios con nosotros, y para hacer experiencia de paz y de fe... En fuerza de aquella información, sacada de la profecía de Miqueas, y confortados por el reaparecer de la estrella, los Magos emprenden de nuevo el camino teniendo como meta, Belén. La estrella que los guía se para sobre la casa en la que se encuentra Jesús. Es extraño que los que viven en Belén o en los alrededores de la casa en la que se encuentra Jesús no vean aquella señal. Además, aquellos que poseen la


ciencia de las Escrituras conocen la noticia del nacimiento del nuevo rey de Israel, pero no se mueven para ir a buscarlo. Al contrario, la pregunta de los Magos había, más bien, provocado en sus corazones miedo y turbación. En definitiva, aquellos que están cerca del acontecimiento del nacimiento de Jesús no se dan cuenta de los acaecido, mientras los lejanos, después de haber recorrido un accidentado camino, al final encuentran lo que buscaban. Pero, en realidad, ¿qué es lo que ven los ojos de los Magos? Un niño con su madre, dentro de una pobre casa. El astro que los acompañaba era aquel

vv. 10-11: Se postran delante de Él y le ofrecen dones simbólicos: oro ( porque se trata de un rey); el incienso ( porque detrás de la humanidad del niño está presente la divinidad); mirra ( aquel astro es un hombre auténtico destinado a morir). Los Magos adoran y descubren en Jesús a aquel que habían con tanta ansia buscado. Nos puede sorprender la desproporción existente entre los gestos y dones de los Magos y la humilde realidad que se presenta a sus ojos; pero, por otra parte, está seguro que aquel niño, que los Magos adoran es precisamente el Hijo de Dios, el esperado Salvador del mundo.

v. 12: Queda claro que quien dirige el curso y desarrollo de la historia es Dios, los planes de Herodes, que son proyecto de muerte y abuso del poder, están condenados a quedar en ridículo y a fracasar. Herodes, en efecto, es burlado por los Magos que, sin saberlo, hacen de instrumentos de Dios para su Plan de salvación. No regresan a Jerusalén, sino que se regresan a sus países por «otro camino». Ese «otro camino» es el camino de Dios, opuesto y en contravia del «camino humano»... Dios -por su camino- ofrece vida, y, en cambio, Herrodes en su soberbia y ambición de poder, planea destrucción y muerte. A pesar de su «poder». tiembla («se asustó»: v. 3) porque ve amenazado su trono por un Niño. Como, siglos antes, le había sucedido al Faraón con Moisés (cfr. Ex. 1,22).

3. MEDITACIÓN: ¿QUÉ NOS DICE la Palabra? La estrella de los Magos Desde la noche de los tiempos, la contemplación de la estrellas ha fascinado a hombres y mujeres de todas las religiones y culturas. Las estrellas les han hablado de Dios y del destino del ser humano y han leído en el cambiante mapa astral acontecimientos decisivos de la historia; han visto en la aparición de una nueva estrella e! nacimiento de personajes importantes; han asignado a cada Pueblo su estrella o constelación. Han soñado, esperado y rezado mirando a las estrellas.


También la cultura bíblica escudriñó en las estrellas el acontecimiento más importante hacia el que tendía toda la historia de Israel: el nacimiento del MesíasRey. La secta judía de Qumrán había llegado incluso a confeccionar su horóscopo. En e! libro de los Números (Nm. 24,17), el profeta astrólogo Balaán contempla en el firmamento cómo «avanza la constelación de Jacob y sube el cetro de Israel». Sobre este horizonte de historia y de leyenda proyecta e! evangelista esta meditación en forma de relato escenificado que contiene ya, en germen, todo lo que nos va a decir a lo largo de su evangelio: Jesús es el heredero de las promesas de Israel, pero también de la esperanza de todos los Pueblos de la tierra; es el Mesías-Rey e Hijo de Dios, pero se revela en la humilde fragilidad de! niño, hijo de María; su presencia provoca el rechazo de los suyos y la aceptación de los alejados y extranjeros. El Mesías inaugura una Religión abierta a todos los Pueblos (cfr. Sal. 72, 11; Is. 2, 2-3; 45, 14; 60, 1-6. Destaquemos que los Magos en su largo caminar no han seguido a la estrella, sino más bien la han visto levantarse y enseguida la han asociado con el nacimiento del Mesías. Además el viaje no era hacia lo desconocido, sino que tenía como meta a Jerusalén, la ciudad a la cual acuden en peregrinación todos los Pueblos de la tierra según el profeta Isaías.

Un camino de fe: No es errado pensar, que lo realizado por los Magos haya sido un auténtico camino de fe, mucho más, ha sido el itinerario de aquéllos que, aunque no pertenecen al Pueblo elegido, han encontrado a Cristo. Al comienzo de un camino hay siempre una señal que pide ser vista allí donde todo hombre vive y trabaja. Los Magos han escrutado el cielo, para la Biblia sede de la divinidad, y de allí han tenido una señal: una estrella. Pero para comenzar el recorrido de fe no basta escrutar los signos de la presencia de lo divino. Un signo tiene la función de suscitar el deseo, que necesita para realizarse un arco de tiempo, un camino de búsqueda, una espera. Es significativa la expresión con la que Edith Stein describe su camino de fe: “Dios es la verdad. Quien busca la verdad, busca a Dios, conscientemente o no”. Un verdadero deseo provoca preguntas. Los Magos, por su parte, encuentran a Jesús porque tienen en su corazón fuertes interrogantes. Tal experiencia del encuentro con Jesús es, verdaderamente, una provocación para la pastoral: se impone la necesidad de no privilegiar una catequesis hecha de certezas o preocupada por ofrecer respuestas prefabricadas, cuanto de despertar en el hombre de hoy preguntas significativas sobre cuestiones cruciales de la humanidad. Es lo que sugiere un obispo del centro de Italia en una carta pastoral: “Presentar a Cristo y al Evangelio en conexión con los problemas fundamentales de la existencia humana (vida-muerte, pecado–mal; justicia-pobreza, esperanzadesilusión, amor–odio, relaciones interpersonales familiares, sociales, internacionales...), donde se evita lo desfasado entre las preguntas de la humanidad y nuestras respuestas”. (Mons. Lucio María Renna, O.Carm.)


La respuesta, como nos enseña la experiencia de los Magos, se encuentra en la Biblia. Y no se trata sólo de un conocimiento intelectual o de un saber acerca del contenido de las Escrituras, como en el caso de los escribas, sino en un acercarse a ella guiado por el deseo, por la pregunta. Para los Magos aquella indicación contenida en las S. Escrituras fue iluminadora para cumplir la última etapa de su camino: Belén. Además la Palabra de Dios les permitió ver en los sencillos y humildes signos de una casa, del niño con María, su madre, al rey de los judíos, el esperado de Israel.

Al final termina con éxito Y así el itinerario se convierte en itinerario de todo lector que lee esta significativa historia de los Magos: quien busca, aunque parezca que Dios está lejos, puede encontrarlo. Aquéllos que, por el contrario, presumen de saber todo de Dios y creen tener asegurada la salvación, corren el riesgo de privarse del encuentro con Él. En una catequesis habida en Colonia con ocasión de la XX Jornada de la Juventud así se expresaba el arzobispo Bruno Forte: «los Magos representan a todos los buscadores de la verdad, listos a vivir la existencia como un éxodo, en camino hacia el encuentro con la luz que viene de lo alto». Además la experiencia de los Magos nos enseña que en toda cultura, en todo hombre hay esperanzas profundas que necesitan ser saciadas. De aquí la responsabilidad de leer los signos de Dios presentes en la historia de los hombres.

4. ORACIÓN: ¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS? Padre de bondad, Que has manifestado en tu Hijo Tu voluntad de salvación universal, Concede a la Iglesia que sea siempre una manifestación clara del mensaje salvador de Jesús, para todos los pueblos de la tierra. Que quienes viven tristes, abatidos o preocupados, para que, levantando los ojos al cielo, encuentren su estrella de luz y de paz. Tú, Padre, te muestras de una u otra forma a los que te buscan, porque quien te busca te encuentra. Te buscaron y encontraron los pastores y los magos, porque dejaron sus egoísmos y se pusieron en camino, con los dones de sí mismos, siguiendo la voz de los ángeles o la ruta de la estrella.


Haz que todos nosotros nos dejemos guiar por la luz del Evangelio de Jesús y seamos «estrellas de bondad» para los demás. Amén 5. CONTEMPLACIÓN - ACCIÓN: ¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA? Nos asombra el misterio de la manifestación del Salvador del mundo a todas las naciones, representadas en esos personajes de Oriente. Los que, dejándolo todo, su país, su casa, se lanzan decididamente en su búsqueda, lo encontrarán y se llenarán de la «inmensa alegría» (Mt. 2, 10) de quienes han entrado, como los Magos, la Salvación en el misterio de la presencia amorosa de Dios (cfr. Mt. 5,12; 13,20.44; Lc. 1,28; 2,10; 10,20). La Liturgia de la Iglesia ha captado y expresado todo e! alcance de la narración de Mateo en el nombre de la fiesta con que celebra la visita de Magos: La Epifanía -manifestación- de Jesús.

Algunas preguntas para meditar durante la semana 1. Después de la lectura de este pasaje del evangelio ¿estoy disponible a revivir el camino de los Magos? 2. ¿Qué dificultades encuentras en el profundo conocimiento de Jesucristo? ¿Cómo puedes superarlas? 3. En tu búsqueda de la verdad ¿sabes confiarte, ponerte en camino y a la escucha de Dios? 4. A la luz de la Palabra, ¿qué cosa puede cambiar en tu vida?

Carlos Pabón Cárdenas, CJM.

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