Semana santa 2014

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PRESENTACIÓN «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios» Mt. 27, 54 «En el misterio pascual, Dios Padre, por medio del Hijo en el Espíritu Paráclito, se ha inclinado sobre cada hombre ofreciéndole la posibilidad de la redención del pecado y la liberación de la muerte» (Juan Pablo II). El Evangelista Mateo, por quien vamos a estar acompañados durante este ciclo A, escribe que, cuando Jesús murió, el centurión y los soldados que lo acompañaban custodiando a Jesús, viéndolo expirar de aquella forma, dijeron: «Verdaderamente este era Hijo de Dios» (Mt. 27, 54). Esto significa que en aquel momento el centurión romano tuvo una intuición lúcida de la realidad de Cristo, una percepción inicial de la verdad fundamental de la fe. El centurión había escuchado los improperios e insultos que habían dirigido a Jesús sus adversarios, y, en particular, las mofas sobre el título de Hijo de Dios reivindicado por aquel que ahora no podía descender de la cruz ni hacer nada para salvarse a sí mismo. Mirando al Crucificado, quizá ya durante la agonía, pero de modo más intenso y penetrante en el momento de su muerte, y quizá, quién sabe, encontrándose con su mirada, siente que Jesús tiene razón. Sí, Jesús es un hombre, y muere realmente; pero en ÉI hay más que un hombre, es un hombre que verdaderamente, como el mismo dijo, es Hijo de Dios. Ese modo de sufrir y morir, ese poner el espíritu en manos del Padre, esa inmolación evidente por una causa suprema por la que ha dedicado su vida, ejercen un poder misterioso sobre aquel soldado, que quizá ha llegado al calvario tras una larga aventura militar y espiritual, y que en ese sentido puede representar a cualquier pagano que busca algún testimonio revelador de Dios, pero de sus labios y corazón sale la profesión de fe que resuena en toda la Iglesia: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios". "Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras", así lo atestigua el apóstol San Pablo en su carta a los Corintios (1Co. 15, 3b-4) y “esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar”, como lo afirmamos con vehemencia al terminar la renovación de nuestra fe. Vivamos y acojamos una Fe verdadera. Creer en Jesucristo es entrar en el dinamismo del amor, cuya fuente está en la Eucaristía. Allí la comunidad descubre la verdadera alegría y, a su vez, es capaz de vivir según la lógica del amor. La verdadera Fe es iluminada por el amor y conduce al amor, hacia "lo alto". 2


En este contexto, presentamos a ustedes, agentes de la evangelización, estas orientaciones para la Pascua 2014. Este subsidio facilitará el trabajo pastoral en cada comunidad. Es deber de todo cristiano, celebrar dignamente el Misterio Pascual de Jesucristo, su muerte y resurrección, por ser el núcleo de todo tiempo, el corazón de todos los tiempos. En el Catecismo de la Iglesia Católica, (documento que nos presentó el Papa Juan Pablo II hace más de 20 años) se nos insiste que: “el Misterio Pascual de Jesús no permanece en el pasado, pues al vencer la muerte, superó y sometió el tiempo. Así puede hacerse presente en todo tiempo para atraer a todo y a todos hacia la Vida”. (CEC 1085). María Santísima, que siguió fielmente a su Hijo hasta la Cruz, nos llevará, tras haber contemplado con ella el rostro doliente de Cristo, a gozar de la luz y de la alegría que emanan del rostro resplandeciente del Resucitado. Hermanos, que, terminado este tiempo de preparación para celebrar la triunfante Resurrección de Jesucristo, podamos decir, como familia de creyentes: ¡FELICES PASCUAS! Indicaciones generales para utilizar este texto Presentamos a todos ustedes, animadores de la evangelización: presbíteros, laicos comprometidos, religiosos (as) y preferiblemente a los equipos sectoriales de animación pastoral (ESAPs), llamados a fortalecer la vida Cristiana en cada ámbito de la vida, el siguiente subsidio litúrgico pastoral. Este material no pretende sustituir los libros litúrgicos, es una herramienta válida para aquellos lugares donde por razones pastorales no puede asistir el Sacerdote. Lo que encontramos en este material: Comentarios, pautas de reflexión y oración de fieles, para las celebraciones en el centro parroquial o donde no haya la presencia de un sacerdote. Celebración de la Palabra, para los seminaristas, misioneros y laicos comprometidos que animan la Semana Santa en los distintos lugares. Encuentros y celebraciones que pueden ser utilizados en el centro parroquial y en los sectores. Los Animadores de la Pastoral deben: - Estudiar con anticipación el material. - Informar con anterioridad a la comunidad: hora, lugar de las celebraciones y qué elementos se deben llevar a cada encuentro. (Ejemplo: ramos, flores, cruz, leña, velas, banderas...). - Prever amplificación (si la situación lo permite). Elaborar carteleras informativas con la programación de cada día. Recordar periódicamente la programación. 3


- Visitar los hogares para lograr una invitación más personalizada. - Informar y delegar a tiempo las responsabilidades de la comunidad o de personas concretas. (Comités de aseo, de decoración, de canto, lectores, apóstoles, estaciones...) - El lugar de la celebración debe estar debidamente organizado y aseado. - Resaltar el altar a la Palabra en un lugar visible con un cirio que se enciende en los momentos de las celebraciones. Resaltar el énfasis del año pastoral 2012: “Orar y vivir la Palabra de Dios en la Experiencia Comunitaria”. - La imagen de la Virgen debe estar siempre en el lugar de reuniones.

DOMINGO DE RAMOS Conmemoración de la entrada del Señor a Jerusalén Unirse a Dios es renovarse

1. Sentido general El Domingo de Ramos, pórtico de la Semana Santa, nos sitúa ante un Jesús que afronta con humildad y valentía a la vez el camino doloroso y triunfante de la liberación. Como Israel en su nacimiento, los que siguen sus huellas, forman el Éxodo, la gran marcha de liberación del hombre, hacia un cielo nuevo y una nueva tierra, en la que nadie oprima a nadie, en la que todos sean hermanos. Nadie que se diga cristiano puede estar ausente en este camino y esta lucha hacia la liberación integral del hombre. Iniciemos en comunidad la Semana Santa, oportunidad para vivir con Cristo, “el sí de Dios”, su Pasión, Muerte y Resurrección. Hoy recordamos la entrada victoriosa de Cristo en Jerusalén para consumar su misterio Pascual. Leemos el relato de la Pasión de Cristo, que nos presenta al Siervo de dolores cumpliendo su misión de Servidor, entregando su vida al servicio de todos nosotros. Acompañemos a Cristo que entra en Jerusalén y aclamemos con júbilo su presencia. Para este día - Decorar el lugar de la celebración donde inicia la procesión. - Preparar con anticipación las lecturas y el Evangelio de la Pasión con los lectores convenientes. - Preparar cantos apropiados. - Prever agua (agua bendita -con hisopo y acetre- si preside un laico; incienso, si preside un Sacerdote) para bendecir los ramos. - Las personas que porten la cruz y dos ciriales irán delante de la procesión.

2. Bendición de Ramos y procesión Invocación inicial: 4


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. R/. Amén. Saludo El sacerdote o el animador de la Evangelización, saluda al pueblo con estas palabras: Después de habernos preparado desde el principio de la Cuaresma con nuestra penitencia y nuestras obras de caridad, hoy nos reunimos para iniciar, unidos con toda la Iglesia, la celebración anual de los misterios de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con la entrada de Jesús en Jerusalén. Acompañemos con fe y devoción a nuestro Salvador en su entrada triunfal a la ciudad santa, para que, participando ahora de su cruz, podamos participar después de su gloriosa resurrección y de su vida. Terminado el saludo se prosigue a la bendición de los Ramos cuando preside un sacerdote Bendición de los ramos: (Cuando preside un sacerdote) Dios y Señor nuestro, bendice (Señal de la Cruz) estos ramos, y a cuantos vamos a acompañar a Cristo aclamándolo con cantos; concédenos entrar en la Jerusalén del cielo guiados por Él. Que vive y reina por los siglos de los siglos. R/. Amén. Cuando preside un laico no hay bendición de los ramos. Se asperja los ramos con el agua bendita y se invita a la comunidad a escuchar la Palabra de Dios. Proclamación del Evangelio: Mt. 21, 1-11 - Buscar en la Biblia o en el Leccionario: Mt. 21, 1 – 11. Terminada la proclamación del Evangelio se puede hacer una breve homilía explicando el sentido del Domingo de Ramos. Meditación sobre el Evangelio «¡Hosana! Bendito el que viene en nombre del Señor». San Mateo nos narra la entrada de Jesús en Jerusalén. En este día, el Rey de reyes, Cristo, mostró su profunda humildad para que la imitásemos, cuando entró en Jerusalén sobre una borrica, no un caballo enjaezado. La subida a Jerusalén es el cumplimiento de un signo mesiánico y el pueblo así lo reconoce: «bendito el que viene en el nombre del Señor», «Hijo de David», portador de 5


las promesas del Reino verdadero y definitivo (escatológico). Jesús aparece así como el Mesías que va a liberar al pueblo, por el camino absurdo de la pasión y muerte. La vitalidad de su unción (Mesías) aparece poderosamente al entrar como jefe victorioso e invencible en Jerusalén, sin nada más que su persona, con positivos signos de humildad y debilidad. - Terminada la breve reflexión se invita a la comunidad a iniciar la procesión. - Resaltar la presencia de los jóvenes en la procesión. Procesión - Organizar con anterioridad una marcha invitando a los jóvenes del sector o parroquia a participar de la procesión del Domingo de Ramos orando por la paz y la vida. - Motivar con anterioridad la elaboración de pancartas alusivas a la procesión. - Motivar en los sectores rurales que cada joven lleve un árbol pequeño para plantarlo en señal de la vida nueva y la paz que se debe cultivar. 3. LITURGIA DE LA PALABRA

A- Proclamemos la Palabra Monición para las Lecturas La Palabra de Dios nos invita a acoger la cruz de Jesús, signo del amor del Padre y fuente de Vida: sin Cristo muerto y resucitado, no hay salvación. Mantengámonos atentos a la Lectura de la Pasión según San Mateo y contemplemos el camino de Jesús hacia la muerte, por amor y fidelidad a Dios y a nosotros. - Buscar en la biblia o leccionario las siguientes lecturas: Primera Lectura: del libro de Isaías 50, 4-7 Salmo Responsorial 22(21) Segunda Lectura del Apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11 Evangelio de la Pasión según San Mateo 26, 14 - 27,66 - Para la Lectura de la Historia de la Pasión del Señor, no se emplea ni cirios, ni incienso, ni saludo, ni la signación del libro. Reservar en lo posible la parte propia de Cristo, para el sacerdote, si no preside el sacerdote para el Laico celebrante. - Terminada la proclamación se da paso a la reflexión: las siguientes son pautas para encontrarnos con la Palabra de Dios en la experiencia comunitaria. El mensaje debe prepararse con anterioridad para no leer dentro de la celebración ni divagar sobre el texto bíblico. 6


B- Meditemos la Palabra a) Is. 50, 4-7: «El Señor me ha dado una lengua de discípulo» La comunidad cristiana en la que se escribieron los Evangelios vio pronto en la figura del Siervo de Dios, del que habla Isaías, una imagen fecunda y apta para expresar lo que era para ella Jesús, el crucificado y resucitado. El Siervo de Dios es mediador de salvación. Su unción profética es para una misión: enviado a los «abatidos» (Is. 50, 4; Miq. 11, 28), a los ciegos y presos (Is. 24, 7; 49, 9; 50, 10), en definitiva, a todos los hombres. El es quien va a cargar con nuestros pecados, para liberarnos de ellos. Su misión profética lo conecta con la Palabra (Is. 50, 4) y con la implantación de nuestro mundo de un «orden justo» (Hab. 1, 4), querido y revelado por Dios, como «garantía y presupuesto de la salvación universal». El Salmo 22(21): Es una lamentación individual, poema de un mortal convertido súbitamente en moribundo. Acude a Dios y es escuchado: la intervención divina da paso al reconocimiento y la alabanza. b) Flp. 2, 6-11: «Jesús tomó la condición de esclavo» Cristo, «siendo de condición divina, se despojó de su rango»... Se sobreentiende aquí el parangón con Adán, quien no siendo de tal condición quiso robarla. Pablo propone a la comunidad de Filipos el ejemplo del nuevo Adán, Cristo. Este aceptó reparar, mediante la humildad y la obediencia hasta la muerte más ignominiosa, la soberbia desobediencia del primer Adán, que precipitó a todo el género humano en el pecado y la muerte (cf. Ro. 5,18s) El amor al prójimo ha de tener las características del proceso de descenso de Cristo que se despoja de sí mismo (borra su yo), alienándose en los demás, asumiendo la existencia de los otros, como cumplimiento de lo que es la más autentica y profunda voluntad del Padre (obediencia como misión, misión como comunión con Dios), hasta entregar la vida por los demás. Por eso, es exaltado. Es decir, obtiene mayor gloria de la que poseía. Esta es la imagen del amor al prójimo: solidaridad con la condición de esclavos, asumiendo la obediencia hasta lo último, para vivir totalmente al servicio de los demás. c) Mt. 26,14 - 27,66: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios» La narración de la Pasión, en San Mateo, es sobria, condensada, incisiva: los acontecimientos hablan por sí mismos, el Protagonista calla. La irrisión que golpea los aspectos de su misión (Mt. 26,67-68; 27,39.42-44) no encuentra respuesta. Verdadero hombre, en Getsemaní (Mt. 26,37-38) cae a tierra orando, en un gesto de súplica y abandono. Verdadero Hijo de Dios, puede invocar a Dios, el Altísimo, con el apelativo de Abba, papá... Tras la repetida oración tiene lugar la dolorosa entrega a la voluntad del 7


Padre (Mt. 26,39). Jesús está ya dispuesto a entregarse en manos de los hombres. El Hijo del Hombre (figura de poder) será entregado. Sin embargo, va libremente a la pasión y a la muerte (Mt. 26, 47-56), asumiendo la voluntad del Padre (Siervo de Dios = Mt. 26, 36-46). Asume y vive libre y activamente, la pasividad y opresión de los poderes que le llevan (y sin embargo va libremente) a la muerte. En el relato de la pasión aparecen, en contraste, poderes civiles y religiosos, y del mismo pueblo y discípulos que le abandonan. Y, por otra parte, el Señor soberano que elige la fidelidad y está por encima, con libertad suprema interior y exterior.

C- Oremos y vivamos la Palabra Sólo a los pies de la cruz podrá renacer en nosotros una fe más madura en Jesús verdadero hombre y verdadero Dios, un Dios tan enamorado de su criatura que acepta morir por amor. En este Domingo con el que comenzamos la celebración de la Semana Santa, la Palabra de Dios nos presenta dos acontecimientos distintos: • Uno en el que se recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén • El otro es la Pasión del Señor. Llama la atención lo diferentes que son las actitudes de quienes aparecemos rodeando a Jesús en ambos momentos. En el primero hemos visto como lo aclamamos como el «Hijo de David», cómo gritamos «¡Hosanna!», cómo alfombramos su camino, batimos palmas y lo recibimos como alguien grande que nos llena de júbilo... Sin embargo, al escuchar la Pasión vemos cómo dejamos de aclamarlo y lo dejamos solo, lo traicionamos sus amigos e incluso lo negamos, lo abandonamos todos, y la muchedumbre se exalta para gritar que lo crucifiquen. En demasiadas ocasiones nos pasa a nosotros lo mismo que a quienes rodeaban a Jesús en sus últimos días; queremos ser sus amigos, pero nos cansamos; queremos seguirle, pero nos resulta demasiado exigente lo que nos pide; o tenemos miedo de defenderle, de hacerle presente, de hablar de Él como el Señor... Sólo cuando aceptemos cargar con el dolor de otros, como el Señor Jesús ha asumido el nuestro, podremos celebrar de verdad su Pascua y convertirnos en signos de esperanza para tantos hermanos nuestros que esperan nuestra ayuda, nuestra solidaridad, nuestra comprensión y nuestro aliento. ¿Osaremos tener la mirada fija en Jesús, por lo menos en estos días santos, para no dar una mano al que trata de asfixiar al amor? ¿Estamos dispuestos a rectificar nuestro camino y a decidirnos por Jesucristo para ser en verdad sus discípulos, seguidores? 8


- Terminada la reflexión se dice el Credo y se hace la oración comunitaria. Oración comunitaria Presidente: Invoquemos, hermanos a Cristo, aclamado por los humildes al entrar hoy a Jerusalén y pidámosle la paz en la fe y el amor fraternal. R/. Señor, esperanza nuestra, escúchanos. - Por la Santa Iglesia: para que viviendo en la fe el misterio de la Pasión, recoja del árbol de la cruz el fruto de la esperanza. Roguemos al Señor. - Por los gobernantes, para que trabajen por el bien común, defiendan la vida y protejan los intereses de todos los pueblos. Roguemos al Señor. - Por los inocentes y perseguidos, y por los que se escandalizan a causa de las injusticias: para que no decaiga su certeza pascual de la victoria del bien sobre el mal. Roguemos al Señor. - Por los jóvenes de nuestra Diócesis, para que encuentre en la Palabra de Dios la fortalezca para vencer las acechanzas del mal. - Por todos nosotros: para que aprendamos en la escuela del Señor a vivir cada día en plena adhesión a la voluntad divina y a compartir la enfermedad y el sufrimiento del prójimo. Roguemos al Señor. Presidente: Señor Jesús, al celebrar como tus discípulos el día de tu entrada en Jerusalén, te pedimos la gracia de poderte ofrecer una fe ardiente y una firme voluntad de llevar la cruz con esperanza y así glorificar tu Nombre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén.

4. LITURGIA EUCARISTICA - Después de la Oración de los Fieles, continúa la Eucaristía, según el rito normal, a partire de la Presentación de Ofrendas.

LUNES SANTO El grano en la tierra 1. Sentido general Antes de morir, Jesús quiere celebrar la Pascua con sus discípulos. Sabe que la Hora ha llegado, y sus palabras están impregnadas de esta certeza. Todo está cumplido, 9


y María puede verter el perfume sobre el cuerpo del condenado. Por el comportamiento de Judas, Jesús comprenderá que el fin esta próximo. ¿No es el momento de instaurar el Reino? El discípulo provocará al Maestro y lo pondrá en trance de manifestarse.

2. La liturgia del día A) Ambientación Celebremos la Eucaristía, acción de gracias que la Iglesia dirige a su Señor. En ella vivimos la solidaridad de Dios para con cada uno de nosotros en la presencia de su Hijo que comparte hoy su Cuerpo y su Sangre como alimento de salvación; dejemos que el encuentro con Dios fortalezca nuestra realidad personal, familiar y comunitaria. Bienvenidos. B) Escuchemos la Palabra: Is. 42, 1-7: «Este es mi Siervo a quien sostengo» El mensaje de Isaías pertenece a ese grupo de cuatro de las más brillantes páginas de la obra conocida con el nombre de «Segundo Isaías», es decir, lo que corresponde a la segunda sección del Libro del profeta Isaías. Esta segunda sección abarca desde el capítulo 40 hasta el 55 (Is. 40 - 55), conocido también como el «Libro de la consolación de Israel». El Libro del profeta Isaías nos presenta al humilde siervo, que vendrá a hacer justicia y a implantar en la tierra el derecho. Nos habla de un «siervo», que será instrumento de Dios para sacar a su Pueblo de la esclavitud y liberarlo. En forma inmediata, textual, ese «siervo» es el rey persa Ciro, a quien Dios ha llenado con su «aliento» para que restablezca el derecho de Israel, que antes había sido esclavizado por el rey babilonio Nabucodonosor. Ciro, que se impondrá a los Babilonios ya las naciones más lejanas, será un protector para Israel, no destrozará al Pueblo acongojado ni apagará la mecha v vacilante. Su astro ascendiente contiene las promesas del arco iris de la Alianza (cfr. Gn. 9); Dios, el Creador del cielo y de la tierra, lo ha destinado para unir a numerosos pueblos y para que brille una luz sobre los exiliados. De esta forma, este mensaje es alentador, de esperanza. Es el mensaje que necesitamos nosotros ahora. Este «cántico del Siervo» (lo mismo que los otros tres) contiene la promesa de la liberación del Pueblo de Dios. Por eso, cada generación los retomará por su cuenta y los aplicará a la venida del Mesías. La Iglesia, Nuevo Pueblo de Dios, reconoció en el «Siervo» de esos cuatro cánticos la imagen de Cristo, que con su Muerte y su Resurrección hizo brillar sobre el mundo el estallido de un nuevo amanecer. El salmo 27(26) canta la confianza: el salmista está convencido de que ha de ver la bondad de Dios en la tierra de los vivos. Jn. 12, 1-11: «Esto que ha hecho anticipa el día de mi sepultura» 10


En el Evangelio de Juan, Jesús nos hace una corrección fraterna, nos muestra que siempre estará con nosotros, pero de una manera distinta, pues se dona dejando su vida en la cruz por nuestra salvación y en el Pan y Vino congrega al hombre a vivir en la nueva comunidad, allí donde lo material se suple con el compartir y la donación total. María de Betania necesita demostrar de manera extraordinaria el amor que le tiene a Jesús y le limpia los pies con un perfume muy caro. A Jesús, no le importa tanto la calidad del perfume como la calidad del amor que María le tiene. Está mostrándole que vale más para ella que todo lo que cuesta aquel perfume tan caro y todo lo que ha sacrificado al gastar su dinero para comprarlo. Porque el amor se demuestra en el sacrificio. ¿No será que la pobreza y la enfermedad no son un mal tan grave como el pecado? ¿No será que Él merece, también en lo humano, un trato de Rey? Aquella mujer que en casa de Simón el leproso, en Betania, unge con rico perfume la cabeza del Maestro, nos recuerda el deber de ser espléndidos en el culto de Dios. Algunos no entienden que la Iglesia intente mostrar a Jesús su amor y adoración a través de lugares y medios lo más espléndidos posible, dentro de un orden. Sin embargo, esos mismos, a sus seres queridos no les regalan una madera o una piedra, sino un anillo de oro o unos pendientes de calidad. Tampoco los que se quejan utilizarían una bicicleta para llevar al Rey de su país o al Presidente. En cambio para llevar la Eucaristía, que es llevar a Jesús realmente presente, Rey de reyes, les parece mucho utilizar algún material noble. ¡Eso no es amor a los pobres, como no lo era el de Judas! Eso es, simplemente, falta de Fe, visión humana, que tampoco permite luego tener verdadero amor por los pobres. La pobreza de espíritu no está necesariamente ligada al dinero que se tiene, sino a su uso. «Por eso, muchos ricos poseen este espíritu, pues ponen la abundancia al servicio no de su prestigio sino de las obras de beneficencia. Para ellos, la mayor ganancia está en lo que emplean para aliviar la miseria y los trabajos del prójimo» (San León Magno). C) Oremos y vivamos la Palabra Hay dos proyectos opuestos: a) uno, el de Judas que, con su afán de acaparar, crea pobreza y, bajo pretexto de beneficencia, utiliza a los pobres en provecho propio. b) Otro, el de Jesús, para quien la solución a la pobreza está en el don total de sí a los demás. No es la fría beneficencia la que libera, sino la calurosa relación personal, que da a los oprimidos dignidad e igualdad integrándolos a la comunidad fraterna. 11


Hoy comenzamos la Semana Santa. Oportunidad única para preguntarnos sinceramente: ¿Cómo vivo yo personalmente y cómo se viven en nuestra comunidad el servicio, el amor y el compartir? En la medida que sepamos ser generosos con Jesús, que es nuestro Salvador y nuestro Rey, también lo sabremos ser con los demás, especialmente con los que más lo necesitan, porque Él mismo ha dicho: «Y el Rey en respuesta les dirá: En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt. 25,40). D) Oración comunitaria Presidente: El Señor nos ha llamado hoy ante su presencia para comunicarnos su vida y su amor. Dirijamos nuestra suplicas diciendo: R/. Escucha Señor nuestra oración - Oremos al Señor por la Iglesia, para que iluminada por su Santo Espíritu, pueda vivir la oración, el ayuno y la solidaridad elementos que contribuyen en la construcción del Reino de Dios. - Oremos al Señor por los que gobiernan el mundo, para que en este tiempo de gracia dejen atrás todo sentimiento que aleja de Dios y se preocupen por los que necesitan de su apoyo. - Oremos al Señor por nosotros que nos preparamos para celebrar el gran Misterio Pascual, para que Dios bendiga nuestro trabajo misionero y podamos tener un encuentro personal con el Resucitado en la caridad y en el amor. - Oremos al Señor por los niños llamados a ser el presente y futuro de la Iglesia para que, en el amor de Cristo, crezcan en santidad y reciban de nosotros testimonio, comprensión y solidaridad. Presidente: Míranos con misericordia, Señor, a los que hoy estamos celebrando este encuentro personal en tu presencia, perdona nuestros pecados y danos la gracia para ser mejores cada día y descubrirte a Ti en nuestra vida. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

MARTES SANTO El Siervo se va 1. Sentido general Nos seguimos preparando para entrar en el misterio de la Pascua, iluminándola con otro pasaje del Profeta Isaías que vuelve a poner ante nuestros ojos la imagen del 12


«Siervo», cuya misión es restablecer la Alianza entre Dios y la humanidad. Hoy, el segundo «Cántico del Siervo» nos mostrará que Él está destinado a una misión: reunir, por su Palabra, a Israel y ser «luz de las naciones». De esta manera, la Liturgia muestra las dos caras del drama que se está desatando. Esta Palabra nos sigue preparando y disponiendo para llegar y entrar en la pascua.

2. Liturgia del día A) Ambientación Bienvenidos hermanos y hermanas a celebrar la Eucaristía, Sacramento que refleja la esencia profunda de la Iglesia, Misterio de Comunión. El Señor nos llama a Escuchar su Palabra y permanecer en su amor B) Escuchemos la Palabra: Is. 49, 1-6: «Israel, tu eres mi siervo; por medio de ti manifestaré mi esplendor» El profeta Isaías resalta la imagen de un Dios que elige al hombre desde el vientre de su madre para realizar en su historia el plan divino. Que todos los pueblos del mundo presten oídos, pues el Señor Dios se ha acordado del nombre de Israel. Le ha dicho: «Israel, tu eres mi siervo; por medio de ti manifestaré mi esplendor». Mientras el pueblo desanimado pensaba que se había cansado en vano, Dios lo llevaba escondido en su mano para enviarle, en el momento propicio, provisto de su propia palabra, una palabra temible como la flecha lanzada por el arco. En efecto, para asombro de las ciudades y de las islas, el Señor va a liberar a su pueblo prisionero y a reagrupar a todos los dispersos de los cuatro rincones del mundo. Así dará testimonio Israel de la salvación de Dios ante todas las naciones. El salmo 71(70) pide socorro al Señor: que libre a su amigo de la mano perversa. Jn. 13, 21-33.36-38: «Uno de ustedes me va a entregar» En la historia de Salvación, el Señor, respeta nuestra libertad como respetó la del traidor y no duda en entregarse a la justicia humana porque nos ama. Su vocación se concretiza en el servicio y en hacer la voluntad del Padre. Es la vocación que nos lleva a la liberación, a la plena Verdad. Acojamos la Palabra que transforma nuestro ser. Durante la Cena del Señor, Judas es señalado como traidor, y parte en la noche. La selección ha terminado: Judas ha preferido las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Después de su marcha, sólo quedan en la mesa los que han recibido a Jesús, a quienes a ser concedida la posibilidad de convertirse en «hijos de Dios». En efecto, Jesús ha entrado ahora en su pasión. Se ha ofrecido libremente y ha 13


pedido a su Padre que concluya su obra de amor a través de su Muerte (Mc. 12,28). Por su parte, el Padre va a glorificar al Hijo. Jesús se va, pero sus discípulos, como los judíos, no pueden seguirlo por ahora. Es el viaje de la muerte voluntaria, y ellos no están preparados todavía. Antes que cante el gallo, Pedro lo habrá negado. En la noche. El anuncio de Jesús sobre la traición inminente desconcierta a sus discípulos. Pedro pide al discípulo a quien Jesús quiere que le pregunte quién va a ser el traidor, y Jesús le dice cómo va a identificarlo: en señal de amistad ofrece a Judas un trozo de pan. El propósito de Jesús no es denunciar al traidor ni delatarlo delante de sus compañeros, sino ofrecerle la última oportunidad de arrepentirse. La tentativa de Jesús fracasa. Judas se obstina. Jesús manifiesta su total respeto por la libertad humana, a costa de su propia vida. El amor de Jesús es un amor que no juzga, que no conoce límites, que se extiende al enemigo mortal, que no fuerza a nadie, que desiste de la posibilidad de rechazarlo. Para quien está con Jesús no hay enemigos que delatar. Hay vidas que entregar libremente para que sea posible el Reino. Fruto de esta entrega es el don del Espíritu de Dios que da al ser humano la capacidad de amar sin límites, haciéndolo así plenamente humano, al estilo de Jesús. ¿Nos abrimos nosotros incondicionalmente a esta clase de amor? C) Oremos y vivamos la Palabra Es triste ver cómo nos dejamos llevar por la avaricia y la tentación, que no miramos lo que hacemos, lo que importa es conseguir lo que se quiere y sin importar los medios. Se repite, la triste historia de Judas, vendemos al Señor, por unas míseras monedas, o por algo que nos llene temporalmente nuestro ego. ¿Cuántos, Judas podremos encontrar hoy en nuestra sociedad? ¿Cuántos, vendemos a nuestros hermanos, incluso a nuestra propia familia, y todo por conseguir algo más de bienestar económico, o social, por tener, mas rol, más estatus, etc. Sin, embargo, Jesús está dispuesto a otorgarnos siempre su perdón, sin importarle que lo hayamos traicionado muchas veces. Que, en esta semana, que hemos comenzado, podamos descubrir el verdadero sentido del seguimiento de Jesús, y participando de las celebraciones, conmemorativas, de la fecha de la redención, las hagamos fuente de vida y recogimiento en Cristo. Me, seguirás más tarde, ¿cuándo? no lo sabemos, pero estamos invitados por Jesús, a seguirlo y no traicionarlo. Escuchemos a Jesús, que les dice a sus discípulos: Ahora, es glorificado el Hijo del Hombre, y el Padre en ÉL, y así mismo, el Padre glorificará a Cristo. Dejemos, que una plena conversión, en estos días, llegue a nuestro corazón y nos transforme, que vivamos como los mejores y verdaderos seguidores y adoradores de Dios. D) Oración comunitaria 14


Presidente: Hermanos y hermanas, oremos a Dios Padre que nos dio la mayor muestra de su Amor mediante la entrega de Jesucristo, su Hijo, y supliquémosle confiados: R/. Dios de Amor, escúchanos. Te pedimos, Padre, por la Iglesia universal para que continúe proclamando la Palabra del Señor, siendo luz de las naciones para que la Salvación llegue hasta el confín de la tierra. Por cada uno de nosotros para que seamos proclamadores del mensaje de Dios dondequiera que nos encontremos. Roguemos al Señor. Para que nunca neguemos su existencia y defendamos nuestra fe siempre puesta en el Señor. Roguemos al Señor. Para que más personas busquen de Dios el consuelo y la esperanza y se entreguen a Él por completo. Roguemos al Señor. Por las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa para que más personas escuchen la voz de Dios y se entreguen a su servicio y al servicio de los demás. Roguemos al Señor. Presidente: Atiende Padre Santo, la oración de tu Iglesia y concédenos vivir plenamente el Sacrificio, con fidelidad, obediencia y Amor y así participar de la Resurrección de tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los Siglos de los Siglos. Amén.

MIÉRCOLES SANTO Se acerca la Hora

1. Sentido general La Palabra de Dios nos invita hoy a profundizar más aún en la traición de Judas. Los Doce están a la mesa, simbolismo de un nuevo proyecto de humanidad a partir de la comunión del pan y del vino.

2. Liturgia del día A) Ambientación Jesús se compadece de nuestra naturaleza humana y desde el nuevo Monte pide 15


al Padre que nos perdone las faltas que como humanos a diario hemos cometido. Conscientes de la gran misericordia que de Él recibimos, celebremos este misterio de amor y pidámosle que nos ayude a erradicar de nuestras vidas, la traición, el odio, la falsedad y la desesperanza. Escuchemos la Palabra de la Verdad que nos convierte en testigo de la Verdad y fermentos de FE.

B) Escuchemos la Palabra: Is. 50, 4-9ª: «Ofrecí la espalda a los que me golpeaban» El profeta tiene la misión de consolar al abatido, al pueblo que pierde la Esperanza y la falta de FE. El Señor, que había infundido su espíritu al siervo-, le confía también sus proyectos para que pueda reconfortar a Israel, Pero la liberación se demora, y el Segundo Isaías topa con la incredulidad y hasta con la persecución de parte de sus compatriotas. Sin embargo, al contrario que algunos de sus antecesores, como Jeremías, no se arredra ante el ingrato ministerio que se le ha confiado. No oculta su rostro a los golpes ni a los salivazos; ofrece su espalda a los que le golpean, y sus mejillas a los que le mesan la barba. Saca fuerzas de flaqueza, en la seguridad de que Dios le asistirá. No teme la sentencia del juez: Dios hará que florezca la verdad de sus oráculos adelantando el día de la liberación. El salmo 69(68) es una queja individual: la iglesia hoy lo relee a la luz de los acontecimientos de la pasión del Señor. Mt. 26, 14-25: «¿Soy yo, acaso, Maestro?» San Mateo nos sienta en la Mesa del Señor donde están expresados todos los sentimientos de la humanidad. Allí está el amor hasta el extremo del Señor, el popularismo, la indiferencia y la traición del hombre que siempre busca más movido por sus pasiones alejándose con facilidad del amor de Dios. En los últimos momentos de su vida, Jesús vivid escondido en los confines del desierto. Las autoridades judías, que habían decidido su muerte, habían dado órdenes para que quien conociera su paradero lo denunciara a los responsables (Jn. 11,57). Judas aceptó el papel de delator, llego a un arreglo con los sacerdotes y buscó la ocasión propicia para entregar a Jesús. Lo hizo durante las fiestas de Pascua, cuando la afluencia de peregrinos a la ciudad favorecía cualquier golpe de mano. «Por 30monedas de plata», añade Mateo. Era el precio de un esclavo, el salario irrisorio que antiguamente había pagado Israel para desembarazarse de Dios (cfr. Zac. 11,12). Durante la comida, Jesús desvela que el traidor estaba entre los comensales. Su dolor era grande ante la traición del amigo: «iAy del que va a entregar al Hijo de 16


Hombre!». El Justo es entregado a manos de los impíos; le harán todo cuanto quieran. Es la hora del Príncipe de las tinieblas... Pero Dios no dejará que su amigo vea la corrupción (Sal. 15). Cuando Jesús anuncia que uno va a traicionarlo, todos le dicen: «¿Seré yo, Señor?», reconociendo a Jesús como Señor de sus vidas. Judas en cambio le pregunta: «¿Seré yo, Maestro?». Judas sigue en la misma mentalidad de los que no han entendido el proyecto mesiánico de Jesús, que no es el del poder, sino el del Servidor Sufriente que lo hace Señor, Hijo de Dios. C) Oremos y vivamos la Palabra En todo grupo humano siempre hay alguien que tiene precio; alguien que se vende y traiciona. Hasta entre los elegidos por Jesús pasó esto. ¡Ay, Judas, «más te valdría no haber nacido»! Más te valdría no haber empezado el camino de Jesús si lo ibas a terminar de manera tan dolorosa y vergonzosamente triste. Ante Jesús, confesamos que nosotros también somos capaces de todos los errores y de todos los horrores. Seamos lo suficientemente humildes para pedirle ayuda constantemente, como el niño pequeño no se suelta de la mano de su madre. No queremos soltarme de la mano de nuestra Madre la Iglesia: valoramos y necesitamos esas indicaciones, esos consejos, esos medios -los sacramentos- que me dan la fuerza necesaria para no tropezar. ¿Cuánto de Judas llevamos nosotros mismos prendido en nuestras vidas? ¡Cuánta traición al Señor en nuestra falta de amor radical y de servicio generoso! Admitamos humildemente la posibilidad de traicionar al Señor; somos débiles, capaces de los peores errores y crímenes: «¿Acaso soy yo, Señor?» D) Oración comunitaria Presidente: Oremos al Padre eterno por esta semana que nos permite reflexionar en torno a su Hijo Jesucristo en su pasión muerte y resurrección, y que sea él que nos de fortaleza en este caminar de nuestro proceso Diocesano. R/. Ten misericordia, Señor - Señor Jesucristo Hijo de Dios vivo, te pedimos por los ministros de tu Iglesia para que en este tiempo de meditación, reflexión y oración sean capaces de ser Luz y testigos de tu palabra. - Por los gobernantes, para que tu Espíritu, Señor, les infundas sabiduría, justicia y amor; y que con disponibilidad sean fieles a tus mandatos. - Padre de amor, depositamos en tus manos a todos los enfermos, para que en este 17


tiempo de oración, ayuno y penitencia puedan ser fieles a tus enseñanzas. - Por los niños y jóvenes, para que los orientes por los caminos de Justicia, sinceridad, honestidad y verdad; pues son ellos los hombres y mujeres del mañana. - Por las familias para que tengan por centro el amor de Dios, proclamen la fe con acciones y su testimonio sea el ejemplo para las nuevas generaciones. Presidente: Padre de amor, escucha nuestras suplicas y las que quedan nuestro corazón y que tú conoces. Tú que Vives y Reinas por los siglos de los siglos. R/. Amén.

JUEVES SANTO El Sacramento del Amor y el Ministerio del Servicio Es necesario tener preparado: -

Lectores para que proclamen las lecturas y oraciones. La mesa de los apóstoles. Doce personas de la comunidad para el lavatorio de los pies. Elementos necesarios para el lavatorio de los pies. Disponer el lugar de la reserva del Santísimo sacramento de la Eucaristía, el motivo del tradicional monumento debe tener relación con el énfasis del PRODIRE: «Orar y vivir la Palabra de Dios en la Experiencia Comunitaria». - No exponer el Santísimo en la custodia sino en los copones dispuestos para la reserva y en el sagrario que debe quedar cerrado. - Celebrar la Cena del Señor preferencialmente en horas de la tarde.

1. Sentido general Hemos llegado al inicio del Triduo Pascual, con la Celebración vespertina de «La Cena del Señor». La institución de la Eucaristía centra el sentido y contenido de este día. En el contexto y ambiente de la Sagrada Eucaristía el Pueblo de Dios, la Iglesia, se reconoce profundamente amada por su Señor, que, en actitud de humildad y de servicio, purifica la vida de su Pueblo y lo restaura para que vuelva a gozar de la amistad en la Alianza con Dios. También en la celebración de esta tarde la Comunidad de los Discípulos recibe del Maestro el Mandamiento del Amor fraterno, que es consecuencia, para la vida del cristiano, del Amor con el que el Señor Jesús «nos amó hasta el extremo» Para prolongar su presencia salvadora y servicial, el Señor Jesús instituye el Ministerio Sacerdotal, para el servicio pastoral de apacentar y pastorear a su Iglesia, a partir de la Eucaristía, en permanente actitud de donación. 18


Por eso, en este día, los Pastores de la Iglesia, -Obispos, Presbíteros y Diáconosrenuevan, ante la Comunidad de los fieles, sus compromisos sacerdotales, de fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Invocación inicial En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.. R/. Amén. Saludo: Hermanos y Hermanas, hoy somos invitados a participar, como amigos bien amados, del amor con el Señor Jesús ha preparado una cena en honor de su Padre. Quiere que nosotros seamos comensales de esta Cena. Sean todos ustedes bienvenidos(as)nos y que la gracia de nuestro señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, estén con todos ustedes. R/. Y con tu espíritu la capacidad de servicio Comentario para el canto del «Gloria» - Mientras se cante este himno, se tocan las campanas, terminado este toque las campanas se silencian hasta el Gloria de la Vigilia pascual. El Gloria, es ante todo, una oración, un grito del alma, es la poesía sobria y apacible de la comunidad que eleva sus ojos al cielo. Es un himno para glorificar al Padre y al Hijo, bajo la fuerza del Espíritu Santo, expresión de alegría por parte de la Iglesia. Hoy acompañamos el canto del Gloria con el sonar de las campanas que se silenciarán hasta la solemne Vigilia Pascual cuando este antiquísimo himno nuevamente nos recordará junto al nuevo sonar de las campanas que el Amor está Vivo.

2. Liturgia de la Palabra A- Escuchemos la Palabra Monición para escuchar la palabra: La Palabra de Dios leída y anunciada por la Iglesia en la liturgia nos conduce al sacrificio de la alianza y al banquete de la gracia, es decir, a la Eucaristía, como a su propio fin. Escuchemos con atención la Palabra que va a ser proclamada y que nos permite profundizar el ministerio del amor inmenso de Dios que hoy celebramos. Las Lecturas del día: 19


- Buscar en el Leccionario o en la Biblia las siguientes lecturas: Primera lectura:Ex. 12, 1-8.11-14 Salmo Responsorial: Sal 116(115) Segunda lectura: 1Co. 11, 23-26 Evangelio: Jn. 13,1-15

B- Meditemos la Palabra Ex. 12, 1-8.11-14: «Este día será memorable para ustedes» El sacrificio anual del cordero, con la aspersión de la sangre -la pascua (pesaj, fiesta primaveral de los pastores nómadas)-, se convierte para los israelitas en signo de la protección del Señor (vv. 7.12s). La ofrenda de las primicias -los ázimos (fiesta agrícola vinculada al ciclo de las estaciones)-, puesta en referencia con la liberación de Egipto, recuerda ahora, de generación en generación, la rápida huida de aquel país de esclavitud. En un momento preciso de la historia de un pueblo oprimido, Dios interviene con su poder: aquel momento no pertenece sólo al fluir de los tiempos, sino a la dimensión de Dios. Por eso es un «hoy» ofrecido siempre al que quiera entrar en aquella historia de salvación mediante la celebración del memorial. 1Co. 11, 23-26: «Del Señor recibí la tradición que les he transmitido» La Eucaristía es tradición recibida. No se trata de una celebración individual donde cada uno hace lo que quiere, sino de una tradición recibida del Señor a través de la Iglesia. Este camino de la tradición del Señor a través de las generaciones cristianas es el que hace posible la renovación de la cena y la pasión del Señor en todos los momentos de la historia. Es un camino de ida en la historia que hace posible la vuelta, el recuerdo vivo y presente del sacrificio del Señor. La Eucaristía es sacrificio memorial. Es sacrificio pues la sangre es símbolo de la nueva alianza realizada en la cruz del Señor. Es también memorial, no simple recuerdo: La acción litúrgica realiza verdaderamente la salvación. El pasado (la cruz del Señor) se hace accesible en el presente (la vida de la Iglesia) por medio de la celebración. En la celebración tenemos, pues, el memorial y el símbolo de la muerte del Señor. La Eucaristía nos da el ejemplo de la entrega de Cristo para hacerlo realidad en nuestra vida. Finalmente la Eucaristía es anuncio de la muerte del Señor hasta que vuelva. El Señor presente en la Eucaristía es ya un anticipo ante el mundo de lo que será la culminación de la obra salvadora de Dios. 20


Jn. 13, 1-15: «Llevó su amor hasta el fin» El lavatorio de los pies es un gesto propio de esta celebración que queda resaltado por la liturgia. En él tenemos el resumen de todo lo que significa el Jueves Santo. Con la narración del lavatorio de los pies y su realización la liturgia nos transmite el sentido más profundo de la Eucaristía. Es el símbolo de la persona de Jesús y su actuación, de su entrega radical que incluye la Eucaristía. Cristo es el sacramento primordial y la eucaristía es la revelación de Cristo y de su amor a los suyos hasta el extremo, así como la respuesta de éstos en la fe y en la caridad. No se trata simplemente de un ejemplo moralizante, sino del símbolo de la entrega de Cristo y de sus discípulos que es celebrada en la Eucaristía.

C- Oremos y vivamos la Palabra Es el mismo Señor quien, con el pan y la copa, nos dice: «hagan esto en memoria mía», y quien, como esclavo que lava los pies de los hermanos, nos dice «también ustedes deben lavarse los pies unos a otros». Eucaristía y fraternidad son las dos caras de una misma moneda. Celebrar la Eucaristía es, por tanto, tomar parte en la carne humillada de la entrega total del Hijo y exaltada por la obra transformadora del Espíritu, ser injertados en la vida para dar frutos de amor en el mundo. El Jueves Santo es día del amor fraterno. El sacrificio de Cristo debe comprometernos a amarnos. Es un día para examinarnos en el amor a la luz de Cristo. No se trata de buenas palabras, sino de hechos. También en este día celebramos la institución del Ministerio de la Iglesia. En los ministros ordenados Cristo quiere seguir presente en medio de su comunidad como el que parte el pan y lava los pies de los discípulos. Más allá de la limitación y pobreza de los hombres que lo realizan, en los ministros de la Iglesia reconocemos la presencia permanente de Cristo como servidor de su comunidad. Para profundizar en el diálogo De todo lo que se trata en esta celebración: - ¿Qué es lo que más te impacta? ¿Por qué? - ¿Hay alguna idea que te resulte nueva o extraña? - ¿Cómo podrías explicar a los demás, basándote en lo leído y en tu propia experiencia, lo que los cristianos celebramos en la Misa de la Cena del Señor?

D- Lavatorio de los pies 21


- Después de la proclamación del Evangelio y la homilía, el sacerdote (donde se ha celebrado la Eucaristía o el animador cuando hay celebración de la Liturgia de la Palabra), se acerca donde los varones escogidos para el lavatorio de los pies, toma la toalla y el agua y les lava los pies y los seca. Comentario Renovamos el gesto del lavatorio de los pies, no para recordar un episodio conmovedor de la vida de Jesús, sino para reconocer, en una expresión sacramental, la única manera posible de ser discípulos del Maestro. También nos enseñó Jesús: “hay más gozo en dar que en recibir”; Hoy es la fiesta de los servidores en la Iglesia; es el día para recordar el espíritu del Señor en el servicio, Él no vino para ser servido, sino para servir.

E- Oración comunitaria Presidente: Pongamos en las manos de Dios Padre, por medio de su Hijo, Jesucristo, nuestra vida llena de necesidades, pero también de gratitud y confianza. Digámosle. Señor, Ayúdanos a servirte en los hermanos. R/. Escucha, Padre Santo, nuestra oración - Por el Papa, los Obispos, los Sacerdotes y los Diáconos, para que juntos como Iglesia, renueven siempre su compromiso de ser presencia del amor de Cristo entre la humanidad. - Por las naciones del mundo en especial las de nuestra patria para que logren la paz en la justicia y la fraternidad asumiendo la Palabra de Dios revelada en la escritura como proyecto de vida. - Por todos los que sufren víctimas de la enfermedad, la guerra y el egoísmo, para que ellos ofrezcan su dolor como sacrificio y logren la conversión de los corazones sumidos en el rencor, el egoísmo y la violencia. - Por quienes nos encontramos en esta celebración para que tomemos conciencia de la necesidad apremiante de vivir en el autentico amor de Cristo que se nos da en la Eucaristía y se hace servicio en el sacerdocio que por el bautismo somos participes. Presidente: Padre misericordioso que quienes nos alimentemos del pan eucarístico y vivimos el mandamiento del amor, caminemos por el sendero de la paz y la reconciliación que Cristo Jesús nos comunica en esta fiesta pascuales que hoy iniciamos. Terminada la oración después de la Comunión, si se tuvo la celebración de la Eucaristía, el Sacerdote inciensa el Santísimo Sacramento tres veces. Con el velo humeral de color blanco cubre el copón, lo toma e inicia la procesión. Después de la Procesión deja el copón con el Santísimo Sacramento en el lugar designado (Sagrario) 22


se inciensa, se adora el Santísimo por unos momentos. El Sacerdote se retira en silencio. En el momento más oportuno se procede a descubrir el altar y a retirar o cubrir las cruces del templo o capilla. Cuando la celebración la preside un laico, se traslada el Santísimo, inmediatamente después de la Oración después de la comunión. Se toma el Copón que contiene el Santísimo Sacramento con el corporal, se dirige al lugar destinado para la adoración y de rodillas lo adora por un corto tiempo. En el momento más oportuno se procede a descubrir el altar y a retirar o cubrir las cruces de la capilla. Toda esta celebración debe planearse bien con el Párroco y con anticipación. Evitar realizar los ritos que son propios de los ministros ordenados. Terminada la adoración se exhorta a los fieles, según las circunstancias, a dedicar alguna parte de su tiempo a la adoración delante del Santísimo Sacramento.

3. Liturgia de la Eucaristía - Después del Lavatorio de los pies y de la homilía, o meditación de la Palabra, continúa la Liturgia de la Eucaristía como de costumbre, a partir de la Presentación de las Ofrendas.

4. Procesión al Monumento - El Santísimo será llevado por el sacerdote al monumento, lugar previamente preparado para exponerlo a la adoración de los Fieles, hasta la Celebración del Viernes Santo. - Es necesario motivar a los Fieles para que, personalmente y, sobre todo, en comunidad, adoremos y agradezcamos la presencia viva y real de Jesús en la Eucaristía. - Durante esta tarde y noche tendremos la oportunidad de orar ante el Señor, por tantas necesidades personales y comunitarias, darle gracias por su amor y misericordia. - Es la oportunidad para que en familia nos acerquemos al Señor y como Iglesia Diocesana nos preparemos para celebrar la promulgación del «Año de la FE».

5. Hora santa: Dios está aquí Monición inicial En este día tan especial para nuestra fe cristiana nos acercamos y escuchamos la Palabra de Dios que nos ilumina para tomar conciencia del extraordinario regalo que nos ha dejado Jesús en el Sacramento de la Eucaristía. Hoy celebramos la fiesta de la Eucaristía, el don del Sacerdocio para la Iglesia y el Mandamiento de amor. El Señor está muy especialmente presente en medio de nosotros y nos permite la oportunidad de orar juntos, adorar juntos y darle gracias en comunidad. 23


Tengamos muy presentes en este momento de oración ante Jesús Sacramentado a los Sacerdotes de la Iglesia, para que, renovando su compromiso de fidelidad a Cristo y a la iglesia, sean verdaderos educadores de la Fe del Pueblo de Dios. Y que el Señor nos conceda prepararnos adecuadamente para celebrar el «Año de la fe» como una experiencia de gracia que nos permita poner al día nuestro compromiso bautismal. Canto: Eucaristía, milagro de amor... Saludo del celebrante: Hermanos y hermanos, que el amor de Dios manifestado muy especialmente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, esté con todos ustedes. R/. Y con tu espíritu Oración: Padre bueno, Dios creador e infinitamente santo, tú nos reúnes hoy alrededor de Jesús en el Sacramento de la Eucaristía para manifestarnos el esplendor de tu salvación. Te bendecimos por todos tus dones, especialmente por el sacramento de este Pan que nos da vida y nos hace Iglesia, y por el ministerio de los sacerdotes, servidores de tu Hijo en el pastoreo de tu Pueblo. Tú nos acompañas para que, con nuestro trabajo y nuestras penas, demos a los nuestros y a los que tienen hambre el pan de cada día. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Todos: R/. Amén. Canto: Cantemos al amor de los amores... Proclamación de la Palabra Primera lectura: 1Cor. 11, 23-26

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Porque yo recibí esta tradición dejada por el Señor, y que yo a mi vez les transmití: Que la misma noche que el Señor Jesús fue traicionado, tomó en sus manos pan y, después de dar gracias a Dios, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que muere en favor de ustedes. Hagan esto en memoria de mí.” Así también, después de la cena, tomó en sus manos la copa y dijo: “Esta copa es la nueva alianza confirmada con mi sangre. Cada vez que beban, háganlo en memoria de mí.” De manera que, hasta que venga el Señor, ustedes proclaman su muerte cada vez que comen de este pan y beben de esta copa. Palabra de Dios R/. Te alabamos, Señor. Meditemos la Palabra: Somos una Comunidad de creyentes que compartimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo con el compromiso de compartir lo que somos y tenemos con los demás. La Eucaristía, como nos dice el apóstol San Pablo, exige unidad y fraternidad entre aquéllos que la celebran. La Eucaristía, está presente en el centro de la vida de la comunidad cristiana y en cada uno de sus miembros. La Eucaristía nos recuerda, por una parte, la muerte del Señor como fruto del gran amor que le llevó a la entrega de su vida por todos nosotros; y por otra parte, el recuerdo del retorno del Señor porque la celebramos «hasta que vuelva». Es un recuerdo y una celebración que compromete nuestra vida y se hace esperanza, pues el retorno del Señor lo tenemos que preparar viviendo en fraternidad y compartiendo el pan y la paz. Las asambleas de la comunidad de Corinto estaban violando gravemente la fraternidad cristiana. Los poderosos humillaban a los más pobres y eso contrariaba lo más genuino de la celebración eucarística. Por eso San Pablo recuerda la tradición que ha recibido y manifiesta las exigencias de la misma. Al igual que hizo Jesús, los creyentes se comprometen a vivir la celebración eucarística en toda su radicalidad y exigencia de entrega y participación, compartiendo lo que se tiene fraternalmente con los miembros de la comunidad. Si la celebración de la Eucaristía no nos conduce a la fraternidad, a la unidad, a la solidaridad, podemos afirmar categóricamente que no estamos celebrando la Eucaristía de Jesús. Canto: Por un pedazo de pan y un poco de vino... Evangelio: Mc. 6, 30-45 Evangelio de Jesucristo según San Mateo 25


R/. Gloria a Ti, Señor Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dice: –Vengan ustedes solos, a un paraje despoblado, a descansar un rato. Porque los que iban y venían eran tantos, que no les quedaba tiempo ni para comer. Así que se fueron solos en barca a un paraje despoblado. Pero muchos los vieron marcharse y se dieron cuenta. De todos los poblados fueron corriendo a pie hasta allá y se les adelantaron. Al desembarcar, vio un gran gentío y sintió lástima, porque eran como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles muchas cosas. Como se hacía tarde, los discípulos fueron a decirle: –El lugar es despoblado y ya es muy tarde; despídelos para que vayan a los campos y a los pueblos vecinos a comprar algo para comer. Él les respondió: –Denle ustedes de comer. Ellos respondieron: –Tendríamos que comprar pan por doscientos denarios para darles de comer. Les contestó: –¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver. Lo averiguaron y le dijeron: –Cinco panes y dos pescados. Ordenó que los hicieran recostarse en grupos sobre la hierba verde. Se sentaron en grupos de cien y de cincuenta. Tomó los cinco panes y los dos pescados, alzó la vista al cielo, bendijo los panes y los partió y se los fue dando a los discípulos para que los sirvieran; y repartió los pescados entre todos. Comieron todos y quedaron satisfechos. Recogieron las sobras de los panes y los pescados y llenaron doce canastas. Los que comieron [los panes] eran cinco mil hombres. Enseguida obligó a sus discípulos a que se embarcaran y lo precedieran a la otra orilla, a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Palabra del Señor Todos: R/ Gloria a Tí, Señor Jesús. Meditemos la Palabra: El Evangelio que hemos proclamado nos da una gran lección de la «humanidad» de Jesús. No podemos olvidar la dimensión humana del Reino predicado por el Señor. El evangelista San Mateo nos presenta a Jesús hablando a la gente del Reino de Dios, curando a los enfermos y saciando la necesidad de los hambrientos. La multiplicación de los panes (que nos narran todos los evangelios) tiene relación con la Eucaristía: es signo de compartir lo que se tiene por exigencia del amor fraterno. La multiplicación de los panes no indica un Reino de abundancia en el que Dios suple milagrosamente las necesidades de los hombres, sino que es signo del amor 26


donde el compartir (aunque sean cinco panes y dos peces) se hace ley. Por eso el Señor dice a sus discípulos «denle ustedes de comer» a la multitud. Ante la imposibilidad de hacerlo ellos, es él quien suple lo que sus discípulos son incapaces de realizar. Pero es cosa cierta que cuando se comparte lo que se tiene, sobrará pan y se hará presente la acción del Señor. Sólo cuando se comparte, se produce el milagro de la multiplicación. Compartiendo nuestro pan con quien carece de él, estamos consiguiendo «el pan bajado del cielo», que es Jesús en la Eucaristía. Y por él tendremos «vida eterna», porque saciará nuestra hambre de Dios. Junto a la presencia sacramental de Cristo, celebramos su acción salvadora prolongada a través del ministerio de los sacerdotes, que, por elección y encargo divinos, son «ministros de Cristo y dispensadores de los Misterios de Dios». Ellos son quienes consagran para la Iglesia, es decir, para nosotros, el pan y el vino, para que tengamos la Eucaristía. Ellos son quienes, «en la persona de Cristo», multiplican el don de Dios para nosotros. La Palabra que estamos meditando nos muestra que Jesús: - dio de comer a más de cinco mil hombres, - con los cinco panes y dos peces que le presentaron, - después de estar hablando largamente del Reino, - después de curar a los que lo necesitaban, - alzando la mirada al cielo, orando, y pronunciando la bendición, - y recogieron las sobras: doce cestos. Estos doce cestos, uno por cada apóstol, es el signo de que ellos han de seguir alimentando a los hambrientos, como Jesús lo hizo, y como hoy lo siguen haciendo los sacerdotes, ministros de la Nueva Alianza: con la Palabra, la oración, los signos sacramentales y el servicio pastoral al Pueblo de Dios. Junto al don de la Eucaristía y del Sacerdocio, no podemos olvidar la otra parte del testamento que nos dejó: «ámense unos a otros como Yo los he amado ». Si procuramos seguir el mandato de Jesús, oiremos aquellas palabras que también él pronunció: «vengan benditos de mi Padre, porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer». Invocaciones a Jesús en la Eucaristía A cada invocación respondemos: Todos: R/. Ten piedad de nosotros Jesús, Pan vivo, bajado del cielo, Verdadero cuerpo y sangre de Cristo, Sacrificio perenne y venerable, Cordero sin mancha, 27


Nueva alianza de Dios con nosotros, Memorial de la pasión y resurrección del Señor, Alimento de nuestra peregrinación, Pan verdadero que nos conforta, Bebida que nos alegra, Banquete perpetuo de los elegidos, Pastor que se nos da en alimento, Centro de la vida sacramental, Misterio que alimenta la fe, Seguridad de la esperanza, Vínculo de amor, Fuente de la vida de la Iglesia, Prenda de la gloria futura, Viático de los que mueren en el Señor. Todos: R/. Líbranos señor De la indigna recepción de este sacramento, Del orgullo de la vida, De la ira, del odio, de la envidia, De todo pecado, Por el deseo que tuviste de comer la Pascua con tus discípulos, Por el ardiente amor con que instituiste la Eucaristía, Todos: R/. Te rogamos nos oigas A nosotros, pecadores, Para que nos conserves y aumentes la fe y la devoción a este sacramento, Para que nos dispongas a su uso frecuente y saludable, Para que nos santifiques con sus frutos, Para que te dignes santificar a los sacerdotes de tu Iglesia. Para que en la hora de nuestra muerte nos confortes con este viático de la gloria Celebrante: Señor Jesucristo, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión: te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Amén. Canto: Donde hay caridad y amor, ahí está Dios Oración comunitaria:

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Celebrante: La Eucaristía nos une en la oración de alabanza y acción de gracias y nos da confianza para presentarle a Dios nuestras necesidades. Oremos diciendo: Todos: R/. Escucha, Padre, nuestra oración. - Pedimos perdón por las veces que rompemos entre nosotros la fraternidad cristiana, o hemos sembrado la discordia... - Por las veces que hemos dudado de tu presencia real entre nosotros o hemos actuado al margen de ella... - Por las veces que no hemos practicado el mandamiento nuevo de Jesús y no hemos ayudado a nuestros hermanos necesitados... - Por las infidelidades y descuidos en el ejercicio del ministerio sacerdotal... - Por la Iglesia que formamos todos los creyentes, para que la Eucaristía nos empuje a formar una comunidad donde reine la unidad y la fraternidad... - Por todos los hombres y sus autoridades, que se unan en los mismos deseos y esfuerzos de fraternidad y colaboración para que a nadie le falte el pan de cada día... - Para que la Eucaristía y el Sacerdocio nos ayude a dejarnos impregnar de lo que significa la presencia real y salvadora del Señor en el Sacramento del pan y del vino y en el servicio pastoral... - Por todos nosotros, para que celebrando la Eucaristía demos testimonio de unidad, de fe y de fraternidad, aumente nuestra fe... Celebrante: Te damos gracias, Padre bondadoso, porque nos diste el don incomparable de la Eucaristía de tu Hijo y, para el servicio de la Iglesia, elegiste a los Sacerdotes. Escucha nuestra oración confiada y a los sacerdotes santifícalos en la verdad. Por nuestro señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Todos: R/. Amén. Canto: Dios es amor...

VIERNES SANTO Creemos en el Crucificado - Organizar para este día el rezo del Santo Viacrucis y prever con anterioridad: - Los cantos penitenciales - Los lectores - Cuando las circunstancias lo permitan, se puede programar un Viacrucis con estaciones en las cercanías de los hogares de los enfermos buscando unir oración y obras de misericordia, en atención a la invitación del Papa Benedicto XVI en su mensaje para la Cuaresma 2012. - Evitar los recorridos largos para que la comunidad pueda acompañar a la 29


celebración de la tarde. 1. CELEBRACION DEL VIA CRUCIS Monición Inicial: El «Via Crucis» es la meditación de los momentos y sufrimientos vividos por Jesús desde que fue hecho prisionero hasta su muerte en la cruz y posterior resurrección. Literalmente, «via crucis» significa «camino de la cruz». Al rezarlo, recordamos con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos del pecado durante su pasión y muerte. Dicho camino se representa mediante 15 imágenes de la Pasión que se llaman «estaciones». Cada día es Viernes Santo porque Jesús sigue siendo condenado a muerte y siue muriendo crucificado en nuestro Pueblo de Nariño que sufre los horrores del conflicto armado, del secuestro, del «boleteo», de le exclusión social, del desempleo, de la marginación. Al hacer la oración del Via Crucis, queremos poner en el horizonte a Jesucristo, el Siervo doliente que fue llevado al Calvario: su Pasión y Muerte nos dieron vida en abundancia. Su Muerte es signo de Paz entre Dios y los seres humanos. Nos animaremos a cargar con las cruces de cada día, si recuerdas con frecuencia las estaciones o pasos de Jesús hasta el Calvario. Bienvenidos a esta celebración.

Invocación inicial En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo R/. Amén. Lema: Creemos en Jesucristo, que nos redimió por su pasión y Muerte Canto: Perdona a tu Pueblo, Señor PRIMERA ESTACION Jesús condenado a muerte Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Mc. 15, 12-15: 30


Y Pilato, tomando de nuevo la palabra, les decía: ¿Qué haré, entonces, con el que llamáis el Rey de los judíos? Ellos le respondieron a gritos: ¡Crucifícale! Y Pilato les decía: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho? Y ellos gritaban aún más: ¡Crucifícale! Pilato, queriendo complacer a la multitud, les soltó a Barrabás; y después de hacer azotar a Jesús, le entregó para que fuera crucificado. Oremos y vivamos la Palabra: ¡Jesús! eres la vida y aceptas la muerte a que se atreve a condenarte un hombre insensato. Quieres morir para devolvernos la vida eterna. Para las almas muertas por el pecado eres ministro de vida por la aplicación de los frutos de tu muerte, la cual «anuncia» el misterio eucarístico. Acepto, pues, por correspondencia a tu amor y por amor a la Iglesia, el morir a mí mismo, mientras llegue la muerte. Padre Nuestro... Gloria al Padre... SEGUNDA ESTACION Jesús con la Cruz a cuestas Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Jn. 19, 17-18ª.: Tomaron, pues, a Jesús, y Él salió cargando su cruz al sitio llamado el Lugar de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota, donde le crucificaron, Oremos y vivamos la Palabra: ¡Jesús!, en obediencia al Padre y por amor a tu Pueblo, sufriste la cruz sin hacer caso de su ignominia. La cruz, el suplicio más infamante, el más doloroso. Así quisiste derrotar en Ti nuestro sensualismo. Debo yo también morir en la cruz. «Si alguien quiere venir en pos de Mi, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame» (Mt. 16, 24). Voluntariamente he aceptado esta condición necesaria de todo Cristiano: «Quien no cargue con su cruz para seguirme, no es digno de Mi» (Mt. 10, 38); y mi cruz son las dificultades del deber, los trabajos del compromiso cristiano en la familia, en la parroquia, en el sector, los vejámenes de la tentación, las pruebas providenciales de todo género. Acepto sufrir, ser humillado, quebrantado, en el ejercicio de mi vida cristiana. Padre Nuestro... 31


Gloria al Padre... TERCERA ESTACION Jesús cae por primera vez Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Hbr. 4, 15-16: No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna. Oremos y vivamos la Palabra: iJesús! sucumbes bajo el peso de la cruz, pero no permaneces en tierra. Bajo el golpe reiterado de tus verdugos, te levantas y prosigues tu camino. Tus caídas me recuerdan mis debilidades, y me merecen la gracia de no desfallecer. iCuántas faltas he cometido! Me arrepiento, es verdad, hago buenos propósitos, y con todo, la enmienda es nula, porque olvido tu advertencia de que «estos demonios no se arrojan sino por el ayuno y la oración» (Marc. 9, 28). Mi conversión y perseverancia en el bien, el testimonio cristiano que debo dar, no quedarán asegurados si no recibe mi carne los azotes de la penitencia y si no abunda en humildes y porfiadas súplicas. Padre Nuestro... Gloria al Padre... CUARTA ESTACION Jesús se encuentra con su Santísima Madre Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Lc. 2, 34-36: Simeón los bendijo, y dijo a su madre María: He aquí, este niño ha sido puesto para la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción (y una espada traspasará aun tu propia alma) a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. 32


Oremos y vivamos la Palabra: iJesús! al permitir este encuentro con tu Madre, has ocasionado a su corazón, y al tuyo, el más doloroso martirio. ¿No será para reparar tantas faltas que cometemos en nombre del corazón? A mi también me pides el sacrificio de mi corazón: Soy creyente, discípulo tuyo y creo en tu Evangelio. Permíteme que ame a la Iglesia y me entregue por ella. Virgen dolorosa, Virgen pura. Guarda mi corazón de todo apego que sea obstáculo a mi autenticidad cristiana. Padre Nuestro... Gloria al Padre... QUINTA ESTACION El Cirineo ayuda al Salvador a llevar la Cruz Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Lc. 23, 26: Cuando lo llevaban, tomaron a un cierto Simón de Cirene que venía del campo y le pusieron la cruz encima para que la llevara detrás de Jesús. Oremos y vivamos la Palabra: jJesús! Los profetas te anunciaron como el «Dios fuerte»" y eres omnipotente, ¿por qué quieres que un hombre te ayude a llevar la cruz, sino para enseñarme que debo yo tomar parte en la obra redentora? San Pablo así lo comprendió cuando dijo: «Me gozo de lo que padezco por vosotros, y estoy cumpliendo en mi carne lo que resta que padecer a Cristo en su cuerpo, que es la Iglesia» (Col. 1, 24). Nada falta, por cierto a tu superabundante Pasion: infinito es su valor; pero el hombre debe personalmente apropiárselo. Yo veo que el mundo loco multiplica sus pecados, profana tus Sacramentos, no se sirve de tus padecimientos. Y Tu, misericordioso, alzas tu cruz sangrienta sobre la que se pierden, rogando se te ayude a aplicarles sus frutos de salvación. Aguardas siempre un «cirineo». ¿Quien será sino todo cristiano comprometido? En adelante mi vida toda, más que mis palabras, proclamaran: «Aquí estoy, envíame» (Is. 6, 8b). Padre Nuestro... Gloria al Padre... 33


SEXTA ESTACION La Verónica enjuga el rostro del Salvador Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Ro. 8, 28-30: Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó. Oremos y vivamos la Palabra: El Bautismo, que sella mi persona con tu carácter, me obliga a asemejarme a Ti, en tu Muerte y Resurrección. El cristiano es «nueva creatura», y como el Apóstol, debería poder decir a los demás: «Sean mis imitadores como yo lo soy de Cristo»" (1Co. 4, 16). Pura ilusión, pues, seria pretender reproducir en mi tus rasgos, sin dedicarme a una vida de austeridad, humildad y penitencia. El pecado afea horriblemente a las personas; devuélvenos la fuerza de la gracia, irradiando sobre nosotros la belleza de tu santidad, con una conducta ejemplar. Padre Nuestro... Gloria al Padre... SEPTIMA ESTACION Jesús cae por segunda vez Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Flp. 2, 5-11: Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en 34


la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Oremos y vivamos la Palabra: iJesús! Has caído otra vez, para expiar mis faltas reiteradas, y merecerme la gracia de no desalentarme y volver a empezar sin fin la obra de mi santificación. iQué miseria es la mía, que no pueda permanecer siempre en pie, fiel y fuerte! Para eso no me falta la gracia, pues «fiel es Dios que no permitirá que sean tentados sobre sus fuerzas, sino que de la misma tentación les hará sacar provecho, dándoles el poder de vencerla» (1Co. 10, 13). Si recaigo tan a menudo es porque no cumplo tu recomendación: «Velen y oren» (Mt. 26, 41). No desconfío de mí mismo, soy imprudente, temerario, y además vivo disipado, con el alma esparcida en las cosas exteriores... La humildad, el recogimiento y la oración me han de fortalecer. Padre Nuestro... Gloria al Padre... OCTAVA ESTACION Jesús compadece a las hijas de Jerusalén Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Lc. 23, 27-28: Lo seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres que lloraban y se lamentaban por Él. Pero Jesús, volviéndose a ellas, dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren, más bien, por ustedes mismas y por sus hijos. Oremos y vivamos la Palabra: jJesús! Tu corazón es sensible a la compasión de las mujeres que lloran, enternecidas por tus tormentos, pero cuán grave es la recomendación que les haces: «No lloren por m{i, sino por ustedes». Me enseñas a compadecerme de los pecadores, cuyos crímenes causaron tu muerte. Como tu, ¡Divino Cordero! la Iglesia, por el ministerio de nuestros Sacerdotes, ha de «quitar el pecado del mundo». Pero si no levanto al cielo manos puras, no podré cumplir eficazmente el compromiso de la vida nueva. Por eso, siendo yo mismo pecador, golpearé mi pecho, me humillaré de mis culpas, y viviré según el consejo que diste a las mujeres de Jerusalén, y que es válido para todos los cristianos de siempre. 35


Padre Nuestro... Gloria al Padre... NOVENA ESTACION Jesús cae por tercera vez Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Ro. 15, 1: Así que, nosotros los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos. Oremos y vivamos la Palabra: |Jesús! Me angustia el misterio de tu tercera caída, en la cumbre del Calvario, precisamente en el momento de concluir la Jornada. Los santos dicen que tuviste entonces la visión de los condenados que vuelven inútiles para sí los méritos de tu Pasión. [Que problema el de la perseverancia final! Se puede morir aun en el acto de pecar, a ]o menos en la impenitencia. Pero se puede también alcanzar la bienaventuranza, puesto que afirmas Señor que «el que persevere hasta el final se salvará» (Mt. 11, 12). Los hay, pues, y son los que siguen el consejo del Apóstol: «Trabajen con temor en la obra de su salvación» (Fil. 2, 12); porque de ordinario se muere como se vive. Por tu gracia socórreme en la ultima hora. Quiero vivir todos los días de mi existencia tan santamente como me sea posible. Padre Nuestro... Gloria al Padre... DECIMA ESTACION Jesús despojado de sus vestiduras Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Jn. 19, 23-25: Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado. Y tomaron también la túnica; y la túnica era sin costura, tejida en una sola pieza. Por tanto, se dijeron unos a otros: 36


No la rompamos; sino echemos suertes sobre ella, para ver de quién será; para que se cumpliera la Escritura: repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Por eso los soldados hicieron esto. Oremos y vivamos la Palabra: ¡Jesús! Horrible suplicio fue el de quitar tus vestidos pegados a tus llagas abiertas. Fue también para Ti la más profunda humillación. Te exponían desnudo, a las miradas de una muchedumbre burlona y blasfema. Así expías los placeres innobles de nuestro sensualismo, y las exaltaciones locas de nuestro orgullo. El Calvario es el altar; y no se llega a él sino despojado de todo. Al joven a quien llamabas a una vida superior, dijiste: «Vete, vende lo que tienes y sígueme». Para seguirte es preciso el desprendimiento total, al cual me comprometí el día de mi Bautismo, al despojarme del «hombre viejo» para ser «creatura nueva». Tú eres mi herencia, mi bien y mi todo. Padre Nuestro... Gloria al Padre... UNDECIMA ESTACION Jesús clavado en la Cruz. Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Mc. 15, 22-25 Lo llevaron al lugar llamado Gólgota, que traducido significa: «Lugar de la Calavera». Y trataron de darle vino mezclado con mirra, pero Él no lo tomó. Cuando lo crucificaron , se repartieron sus vestidos, echando suertes sobre ellos para decidir lo que cada uno tomaría. Era la hora tercera cuando le crucificaron. Oremos y vivamos la Palabra: jJesús! Tu mismo te tiendes en la Cruz y presentas tus pies y tus manos a los clavos. No solamente consientes libremente en tu inmolación, sino que la deseabas con ardiente anhelo: «Tengo que recibir mi bautismo y como me angustio hasta que se lleve a cabo». Dura lección para mí, pero ineludible obligación. El discípulo no es mayor que el maestro, y el cristiano,, ungido con el crisma que lo hace «sacerdote, profeta y rey», debe asemejarse a Ti; de lo cual se gloriaba S. Pablo cuando decía: «Llevo en mis miembros los estigmas del Señor Jesús» (Gal. 6, 17), «porque los que son de Cristo tienen crucificada su came con los vicios y pasiones» (Gal. 5, 24). No quiero sustraerme a esta obligación, y prestaré mis manos y mis pies a esta crucifixión providencial, ¡Jesús! lo haré con tanta mayor confianza cuanto sé que tu amor 37


me clava a la cruz, tu amor que lo proporciona todo a mi debilidad y lo dispone todo para mi mayor bien. Padre Nuestro... Gloria al Padre... DUODECIMA ESTACION Jesús muere en la Cruz Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Jn. 19, 28-30 Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había ya consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: Tengo sed. Había allí una vasija llena de vinagre; colocaron, pues, una esponja empapada del vinagre en una rama de hisopo, y se la acercaron a la boca. Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: «¡Está cumplido!» E inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Oremos y vivamos la Palabra: ¡Jesús! Al expirar cumples el acto supremo de tu Misión, que es el sacrificio, el don de tu vida. «Está cumplido» dices, ¡Jesús! lo que significa que has terminado tu misión en la tierra, y que por amor a tu Padre y a los hombres, has obedecido, hasta morir en la cruz: «Hasta el extremo». «Y es verdad que nadie tiene amor más gran-de, que el que da la vida por su amigo» (Jn. 15, 13). ¿Y no debo yo también, devolver a los hombres su Dios, y a Dios los hombres? No es preciso que siga hasta el don completo de mí mismo, hasta la muerte. Ojala al terminar cada uno de mis días pueda decir: «Esta cumplido»; hice todo lo que pude por realizar la misión cristiana, y que en la tarde de mi vida, sea también la muerte, mi acto supremo de vida cristiana, y «aun cuando haya de derramar mi sangre en sacrificio por la fe, me alegro» (Flp. 2. 17). Padre Nuestro... Gloria al Padre... DECIMATERCERA ESTACION Descendimiento de Jesús Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo 38


Escuchemos la Palabra: Mc. 15, 42-46ª: Ya al atardecer, como era el día de la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, vino José de Arimatea, miembro prominente del concilio, que también esperaba el reino de Dios; y llenándose de valor, entró adonde estaba Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto, y llamando al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. Y comprobando esto por medio del centurión, le concedió el cuerpo a José, quien compró un lienzo de lino, y bajándole de la cruz, le envolvió en el lienzo de lino y le puso en un sepulcro que había sido excavado en la roca; e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. Oremos y vivamos la Palabra: jJesús! eres inseparable de tu Madre; Ella está asociada a tu vida, a tu muerte y a toda tu obra. Al recibir en sus brazos tu cuerpo cubierto de múltiples llagas que atestiguan tus indecibles torturas, su alma está sumida en insondable dolor. Así es Ella asociada a la obra redentora, así contigo Ella engendra a la vida, y se hace Madre de los pobres pecadores. Yo, como cristiano, también tengo la responsabilidad de comunicar a los demás la vida cristiana, la responsabilidad de «engendrar» la fe en mis hermanos. El ejemplo de la Reina de los mártires es sugestivo para mí. Nuevamente se presenta el camino del sacrificio. Si vacilo en seguir por él, ayúdame, por la intercesión de María, la Virgen dolorosa. Y no permitas que jamás me ilusione hasta el punto de esperar un apostolado fecundo sin inmolación. Quiero ser cristiano auténtico. Luego quiero ser, contigo y como Tú, víctima de amor. Padre Nuestro... Gloria al Padre... DECIMACUARTA ESTACION Jesús colocado en el sepulcro Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Jn. 19, 41-42: En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual todavía no habían sepultado a nadie. Por tanto, por causa del día de la preparación de los judíos, como el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. Oremos y vivamos la Palabra: 39


jJesús! Al sepulcro van a parar todas las cosas de este mundo; aquí nada dura; al final, todo desaparece. Tanto las personas más poderosas, como los seres más humildes, se pierden en el olvido universal. Tú mismo vas a ser depositado en el sepulcro, pero no permanecerás en él, sino que resucitarás glorioso al «tercer dia», y tu misma muerte es el germen de esta nueva vida perdurable: «¿No era preciso que el Cristo padeciese todas estas cosas, y entrarse así en su gloria?». (Lc. 24, 26). jGrave enseñanza para mí! Voy también camino de la tumba; a ella me aproximo cada día que pasa. Si llevo una existencia humilde y mortificada, me sepultarán con el gérmen de la gloria eterna. Quiero que así sea, y para ello me animaré a la inmolación conservando aquellas alentadoras palabras del Apóstol: «Si hemos sido injertados en El por medio de la representación de su muerte, igualmente lo hemos de hacer representando su resurrección» (Ro.. 6, 5). Padre Nuestro... Gloria al Padre... DECIMAQUINTA ESTACION Jesús resucita de la muerte Animador: Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos Todos: R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo Escuchemos la Palabra: Mc. 16, 5-7: Y entrando en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido con ropaje blanco; y ellas se asustaron. Pero él les dijo : No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar donde le pusieron. Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro: "Él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, tal como os dijo". Oremos y vivamos la Palabra: ¡Jesús!, debías llegar a la gloria de la resurrección; así lo quería el Padre celestial. La Redención es el paso de la muerte a la Vida; Tú eres el primero en dar ese paso; pero Tú nos llevas en tu misterio y contigo pasamos de la muerte a la vida. No podré llegar a realizar mi vocación de santidad si yo mismo no doy contigo ese paso; si no muero al pecado y vivo para Ti. Pero debo igualmente hacer que mis hermanos pasen de la muerte a la vida; los sacramentos, que son encuentros personales contigo en la Iglesia, nos dan esa muerte y esa resurrección; pero debo hacer por el ejemplo de mi vida que los creyentes tomen conciencia cada vez más profunda de este misterio de muerte y resurrección que es la esencia de la vida cristiana.

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Que la Eucaristía que cada día celebra la Iglesia sea para mí y para mis hermanos la incesante celebración de este misterio de resurrección y nos dé a todos vivir íntimamente unidos a Ti, fuente de vida eterna. Padre Nuestro... Gloria al Padre... Canto final: Victoria, tú reinarás

2. LAS SIETE PALABRAS Y LOS SIETE ROSTROS DE LA POBREZA Motivación inicial: Hay peligro de que el Viernes Santo se nos diluya en un recuerdo sentimentalista de los sufrimientos que Jesús soportó hace más de 2.000 años, en un lejano país, a manos de unos hombres, algunos de cuyos nombres recordamos apenas. Puede ser que hoy nos contentemos con revivir algunas escenas de los dolores de Jesús en un ligero viacrucis o en una dramática procesión, marchando detrás de un bello Cristo de madera. La Palabra de Dios nos invita reaccionar y nos grita: "Cuidado! ¡EI Cristo martirizado y sufriente anda junto a ti, lo golpeas al pasar por la calle! Fíjate bien en esos rostros que te rodean y lo reconocerás. Tu puedes aliviarlo o martirizarlo todavía más". Escuchando ahora lo que dice el Magisterio de la Iglesia, en el Documento de Puebla sobre los "rostros sufrientes" de América Latina, vamos a meditar en las "Siete Palabras" de Jesús Crucificado. Pensamos que puede ayudar a nuestras familias y comunidades el reflexionar. y orar ante el único Cristo de los mil rostros, siguiendo las "Siete Palabras" pronunciadas por Jesucristo en la Cruz y recogidas en los Evangelios. Así nuestro compromiso cristiano será más hondo y nuestra fe más eficaz para la transformación de este mundo de injusticia que hemos creado. Primera palabra "iPadre, perdónales, porque no saben lo que hacen!" Lc. 23, 34 "Rostros de niños, golpeados por la pobreza desde antes de nacer, por obstaculizar sus posibilidades de realizarse a causa de las deficiencias mentales y corporales irreparables; los 41


niños vagos y muchas veces explotados de nuestras ciudades, fruto de la pobreza y desorganización moral y familiar" (Puebla No. 32). Cristo, ya estás en la cruz. Sobre el Calvario te han izado, como una bandera de sangre, los mismos tuyos, tus propios hermanos, los hijos de tu Pueblo escogido. Hace apenas dos horas gritaron furiosamente: "iQue su sangre caiga sobre nosotros!" Y aquí está tu sangre corriendo a borbotones. Ahora pueden ellos pisotearla a gusto, beberla, zambullirse en ella. En tu rostro, Jesús, ni un gesto de amargura, ni una mirada de rencor. Tan solo esos ojos profundos que traspasan el alma de parte a parte. En tu boca ni un gesto de protesta, ni una queja. Sólo una oración a tu Padre por ellos, tus hermanos crueles: "iPerdónales, Padre!". Tu rostro sufriente, Jesús, es muy actual. Podemos reconocerte a cada paso a nuestro alrededor, en tantos "rostros de niños golpeados por la pobreza desde antes de nacer". En los rostros de esos "niños vagos, y muchas veces explotados, de nuestras ciudades, fruto de la pobreza y desorganización moral y familiar" ¿Cuántas veces se ha lanzado -en nuestro país y en el mundo- una denuncia que estremece de horror: "Entre más de 200 millones de niños realizan en el mundo los trabajos más inconcebibles, muchos de los cuales ponen en peligro su salud y su seguridad", informa un libro que se publicó en Londres, hace rato. En Colombia más de un millón de niños sufren de desnutrición, y quizá centenares de miles están sujetos a trabajos que les impiden crecer. Y Tú nos aseguraste, Jesús, que tomarías por hecho a Ti cuanto nosotros hagamos por los niños. Ayúdanos ahora a reflexionar y a tomar resoluciones. Reflexionemos: 1.¿Qué rostros sufrientes de niños descubrimos cerca de nosotros? Algunos ejemplos: - Los niños cargadores, con grandes pesos sobre sus pequeños hombros por ganarse unos centavos. Generalmente son niños sin escuela, sin porvenir, sin alegría. - Los niños limpiabotas, siempre de rodillas a los pies de los demás, absorviendo los escándalos de la calle. - Niños entrenados por los mayores para robar, y después, quizás para matar.. 2. ¿Qué será de esos niños dentro de unos años? 3. ¿Cuáles son las causas de esta situación? 4. ¿Qué vamos a hacer por estos Cristos pequeños y tristes? Oremos: 42


Pidamos, hermanos, por los culpables de esta situación en la que todos tenemos nuestra parte. A cada petición respondamos: "Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen". 1. Por los hombres irresponsables que engendran hijos por pasión, y los abandonan después, oremos al Señor. 2. Por las madres que no saben ser madres, y por los padres que al final de una semana de trabajo se beben el salario que era para alimentar y educar a sus hijos, oremos al Señor. 3. Por los mayores que abusan de la inocencia y debilidad de los niños y los explotan para su provecho, oremos al Señor. 4. Por los que con el espectáculo de sus lujos van envenenando con el rencor el alma buena de tantos niños pobres, oremos al Señor. 5. Por las naciones que prefieren derrochar millones y millones en armamentos de muerte, antes que en los niños que son la riqueza y el porvenir del mundo, oremos al Señor. Señor Jesús, tu quisiste nacer al frío de la noche como un niñito marginado y pobre, ser aborrecido por los poderosos, perseguido de muerte y desterrado, y te identificaste así con tantos niños de hoy: perdona la crueldad con que te seguimos persiguiendo y marginando de tantas maneras. Danos tanta fe que en cada niño desnutrido y pobre sepamos reconocer los rasgos doloridos de tu rostro. Te lo pedimos a ti, Jesús, que siendo Dios vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén. Canto: Ven, Señor, no tardes. Segunda Palabra "Hoy estarás conmigo en el Paraíso" Lc. 23, 42 "Rostros de jóvenes, desorientados por no encontrar lugar en la sociedad; frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación" (Puebla No. 33). Jesús, todos deseamos ser felices, buscamos ser felices, buscamos nuestro paraíso. Es un deseo que tu mismo Padre sembró en nuestros corazones. Nos equivocamos tristemente cuando pensamos alcanzarlo eliminando de nuestra vida todo dolor y sacrificio, y hasta expulsando lejos a las personas que no nos caen bien. Así habían querido fabricarse su paraíso aquellos dos ladrones que crucificaron contigo. ¡Pobres! Buscaron su paraíso, y tropezaron con la justicia humana que los condenó a morir en el tormento. Su rabia y su frustración la desahogaron en groseros insultos contra Ti, el inocente . . . Tu valor sereno, tu grito de perdón, endurecieron al uno y enternecieron al otro. Este empezó a reconocer su equivocación, aceptó su dolor como una penitencia, y creyó ti, te reconoció como rey, pese a toda tu apariencia de derrotado. 43


No se atrevió a pedirte un rincón en tu reino, tan sólo que te acordaras de él... Tu respuesta, Jesús, fue inmediata, generosa, a lo Dios: "Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso"... Estar contigo siempre, eso es el Paraíso. Tu sabes, Jesús, que la juventud es la edad de los sueños. Sueña el joven en paraísos azules de amor, de libertad, de paz, con una profesión o un trabajo dignos que le permita sentirse útil frente a un hogar hermoso y a una comunidad ... Pero que pronto la mayoría de los jóvenes se encuentran de repente aplastados ante un mundo que les cierra sus puertas, por prejuicios de raza, porque les faltó el dinero o la oportunidad para prepararse. Entonces se sienten desorientados, frustrados, y tratan de refugiarse en el paraíso infernal de la droga, del sexo, del alcohol que los aniquila fatalmente, o se lanzan a desahogar sus frustraciones en la amargura y en la violencia. Jesús, tu Iglesia nos enseña a descubrir tus rasgos sufrientes en los "rostros de los jóvenes desorientados, por no encontrar su lugar en la sociedad; frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación". Ilumínanos, Jesús, para reflexionar y decidirnos. Reflexionemos: 1. ¿Por qué hay tantos jóvenes frustrados y amargados entre nosotros? 2. ¿Qué efectos produce esta frustración en los jóvenes? 3. ¿Qué puede hacer el gobierno, la Iglesia, el colegio, la escuela, el barrio, la comunidad, el hogar, y el mismo joven para ayudar a estos Cristos jóvenes? Oremos Hermanos, con inmensa simpatía vamos a orar por nuestros jóvenes y por todos los que tienen alguna responsabilidad en ellos. A cada petición respondemos: R/. Escucha, Señor, nuestra oración. 1. Por los jóvenes, para que encuentren su alegría en la entrega generosa a Cristo y a sus planes de formar un mundo nuevo, oremos al Señor. 2. Por los padres que amargan a sus hijos con su abandono, con sus infidelidades, con sus ejemplos de violencia y mal humor, oremos al Señor. 3. Para que los maestros no abandonen su noble misión de educadores de la juventud, convirtiéndose en simples mercenarios, oremos al Señor. 4. Por los sacerdotes que prefieren trabajos más fáciles antes que dedicarse a orientar y ayudar a la juventud con su ejemplo y con la luz del Evangelio, oremos al Señor. 5. Por los políticos que se aprovechan de la juventud para sus ambiciones y aun sus venganzas, oremos al Señor. 44


Señor Jesús, a ti el siempre joven, el amigo que comprende como nadie a los jóvenes, queremos consagrarte esa muchedumbre generosa, y muchas veces amargada, de nuestros jóvenes. Renuévalos con el optimismo de tu Espíritu enséñanos a dialogar, a ser comprensivos con ellos, especialmente con los más necesitados y tristes, y que sepamos reconocer tu rostro juvenil en el de ellos. Te suplicamos a Ti, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo porque eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. Canto: Jóvenes.

Tercera Palabra «¡Mujer, ahí tienes a tu hijo! ¡Ahí tienes a tu Madre!» Jn. 19, 26b.27a «Rostros de indígenas y con frecuencia de afro-americanos, que vi-viendo marginados y en situaciones inhumanas, pueden ser considera-dos los mis pobres entre los pobres» (Puebla No. 34). Que maravilloso hijo y amigo eres, Jesús. En medio de tus atroces tormentos no sólo pensaste en la próxima soledad de tu Madre, sino que te preocupaste de Juan, tu amigo y discípulo más tierno. El y tu Iglesia naciente iban a necesitar de una madre para crecer en su fe, y Tú les regalaste la tuya. Cuando Tú estabas encarnándote, entre dolores y sangre, en la raza indígena de Latinoamérica, de la que estabas haciendo tu Cuerpo, como Iglesia, quisiste que tu Madre estuviese presente. Ella se dignó manifestarse con los dulces rasgos de la raza indígena en el poncho de Juan Diego, en el Tepeyac, y quiso servirse para mensajero de su ternura de aquel «el más querido y tierno de sus hijos», cuya figura quedó guardada para siempre en las pupilas de María. Nuestro indígena, tan humillado y sufrido, iba a ser la niña de los ojos de tu Madre. A lo largo de todo el continente fue dejando sentir Ella su presencia de mil maneras; como la Madre de las Mercedes, que aboga por la liberación de los cautivos, o la Madre de las Lajas, que mira con amor a la mestiza. Tu Madre se ha manifestado especialmente en las horas de prueba y de dolor. Es que María, mejor que nadie, sabe reconocer tus rasgos sufrientes, Jesús, «en los rostros de los indígenas y de los afroamericanos. . . los más pobres entre los pobres». Jesús, que al resplandor de la hoguera de tu propio corazón, podamos reflexionar sinceramente y tomar nuestras decisiones en esta hora amarga y bella de Latinoamérica. Reflexionemos 45


1. ¿Cuáles son los sufrimientos más grandes de los indígenas y de la raza afroamericana entre nosotros? 2. ¿Agrada o desagrada a Dios esta situación? ¿Por qué? 3. ¿Que necesitarían estos hermanos nuestros para rehacerse y promoverse en todo? Oremos: Hermanos, nuestra oración de hoy es por nuestros hermanos indígenas y afroamericanos. A cada petición respondamos: R/. Escúchanos, Señor. 1. Para que los mismos indígenas y afroamericanos descubran y aprecien sus preciosos valores y sepan defender sus derechos con decisión y sin rencor, oremos al Señor. 2. Que se intensifique la evangelización entre indígenas y afroamericanos por medio de apóstoles y misioneros de su propia raza, de tal suerte que iluminen con el Evangelio su profunda religiosidad y se convierta en una auténtica fe, oremos al Señor. 3. Por todos aquellos que, con pretextos religiosos, andan dividiendo a comunidades indígenas, predicando un evangelio de resignación alienante y adormecedora, oremos al Señor. 4. Para que surjan políticos que, con verdadero sentido humano y cristiano, luchen desinteresadamente para que se dicten leyes justas en favor de los indígenas y afroamericanos marginados, oremos al Señor. 5. Para que sabiéndonos hermanos, sintamos como propios los dolores, injusticias, las humillaciones que mutilan la dignidad, la salud y la vida de nuestros hermanos indígenas y afroamericanos, oremos al Señor. Señor Jesús, nos duele el corazón descubrir que en nuestros hermanos indígenas y afroamericanos hemos estado prolongando tu Pasión. Haz que nos sintamos hermanos de ellos, que nos duelan en carne propia sus humillaciones, sus su sufrimientos, su marginación. Solo así podremos hacer algo por ellos y por Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Canto: Ven y sálvanos. Cuarta Palabra «Dios mío, Dios míos, ¿Por qué me has abandonado» Mt. 27, 46 «Rostros de campesinos, que como grupo social viven relegados en casi todo nuestro continente, a veces privados de tierra, en situaciones de dependencia interna, sometidos a sistemas de comercialización que los explotan» (Puebla No. 35). 46


Jesús, este grito espeluznante nos permite asomarnos al abismo sin fondo de tu corazón, a la soledad infinita en que tantas veces te sentiste desamparado. Desamparado de tus amigos mas íntimos que nunca llegaron a comprenderte del todo y que, en el instante preciso, te dejaron sólo, en manos de tus enemigos. Desamparado de tu pueblo escogido que, engañado por sus jefes, se olvidó en un momento de los innumerables beneficios recibidos de ti y te volvió la espalda. Desamparado de los hombres más venerables de tu nación que, a pesar de tener siempre en sus manos las Escrituras Santas que les hablaban tan claramente de Ti, se negaron a reconocerte y te condenaron como blasfemo. Desamparado y condenado por las autoridades civiles como un peligro para la «Seguridad Nacional»... y ahora, ¡desamparado por tu mismo Padre Celestial! Jesús, francamente no lo comprendemos. Sabemos, eso sí, que tú mismo quisiste experimentar nuestros propios desamparos: el desamparo de los campesinos que nacen, luchan, y mueren en la inmensa soledad de nuestros paramos, selvas y llanuras, regando con sus sudores una tierra que no es suya, trabajando por mantener un hogar que jamás sale de la miseria. Desamparados por los médicos que solo forzados por la ley van a realizar en ellos sus primeras experiencias. Abandonados por tantos maestros y maestras que a regañadientes aceptan trabajar con los campesinos, muchas veces sin preocuparse de comprender sus valores, ni sus problemas, ni su lengua. Abandonados por los gobiernos que parecen no acordarse de ellos más que en sus campañas políticas. Abandonados por las leyes que tan pesadamente y, a veces con tanto desatino, parecen querer hacerles justicia en los salarios, en la participación de la tierra, en los beneficios sociales... ¡Pobres campesinos abandonados y explotados en las ciudades a donde acuden en busca de una vida mejor! Reflexionemos: 1. ¿Es importante el campesino para la nación?... ¿Por qué? 2. ¿Por qué tantos campesinos abandonan el campo? 3. ¿La mayoría de los campesinos mejora o empeora en la ciudad? ¿Cómo? 2Por qué? 4. ¿Qué necesitaría el campesino para mejorar en el campo? ¿Qué le ayudaría a no perderse en la ciudad? 5. ¿Qué podemos hacer en nuestro barrio, en nuestra comunidad? Oremos Hermanos, oremos ahora por nuestros hermanos campesinos más necesitados 1. Para que el campesino, descubriendo su dignidad, sus deberes y sus rechos, llegue a ser mas hombre, un ciudadano más útil y mejor cristiano, oremos al Señor. 47


2. Para que el campesino mantenga sus grandes virtudes de sencillez y sinceridad, de bondad y hospitalidad, de trabajo y austeridad, de fidelidad en su hogar, sin dejarse contagiar por la corrupción y el egoísmo de las ciudades, oremos al Señor. 3. Por los que explotan al campesino forzándole a vender sus productos a bajos precios, para ellos revenderlos después en la ciudad con injustas ganancias, oremos al Señor. 4. Por los maestros, médicos y sacerdotes que trabajan en e! campo, que lo hagan con aprecio y cariño, oremos al Señor. 5. Para que el campesino no se deje engañar de quienes con motives religiosos o por intereses políticos vienen a dividir las comunidades y a sembrar odio en sus corazones, oremos al Señor. 6. Para que en las comunidades campesinas surjan evangelizadores seglares y sacerdotes, oremos al Señor. Señor Jesús, tu conociste y amaste tanto a los campesinos que sacaste de su vida las más bellas enseñanzas para nosotros. Ayúdanos a reconocer tu rostro en los rostros de nuestros hermanos del campo, curtidos por el sol, el viento y el trabajo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Canto: Cristo Libertador. Quinta Palabra «¡Tengo sed!» Jn. 19, 18 «Rostros de obreros frecuentemente mal retribuidos y con dificultades para organizarse y defender sus derechos... Rostros de sub-empleados y desempleados, despedidos por las duras exigencias de crisis económicas y muchas veces de modelos de desarrollo que someten a los trabajadores y a sus familias a fríos cálculos económicos » (Puebla No. 36.37). La sed es uno de los más tremendos tormentos que podemos experimentar los hombres, especialmente los heridos que se desangran. Tu sed, Jesús, debió ser algo inimaginable. ¡Habías perdido tanta sangre en las largas horas de tormento, en los azotes y en la crucifixión! Por eso tu grito desgarrador conmovió a tus mismos verdugos que refrescaron tus labios con un poco de vinagre. Hoy este grito tuyo sigue golpeando nuestros oídos y nuestros corazones. «¡Tengo sed!», es el grito que brota de los labios resecos de tantos miembros tuyos: de los obreros que tienen sed de un salario que les permita mantener con dignidad a su familia, educar a sus hijos para que puedan llegar a ser hombres útiles a la comunidad y a la nación. Sed de justicia y de libertad, que les permita organizarse y defender sus legítimos derechos, sin ser acallados por la fuerza. 48


«¡Tengo sed!» parecen gritar los sub-empleados y desempleados que mendigan de puerta en puerta un trabajo que no aparece por ninguna parte, mientras sus niños lloran de hambre, sin vestido, sin vivienda, sin escuela. Hombres en desesperación, aptos para ser lanzados a la violencia por cualquier aventurero de la política o del crimen. Jesús, que en los rostros agrietados de tantos hermanos obreros y desempleados, logremos descubrir tu propio rostro. Ayúdanos a reflexionar y a tomar decisiones. Reflexionemos: 1. ¿Qué siente el obrero, el subempleado, cuando a pesar de todos sus esfuerzos, ve que lo que gana no le alcanza ni para las necesidades mas urgentes de su familia? ¿Qué siente el hombre que no encuentra empleo?... 2. ¿A qué se debe que cada día vaya habiendo mas desempleados en el nuestra ciudad, en el departamento y en el País? 3. ¿Cuales podían ser los remedios? 4. ¿Qué podemos hacer nosotros en nuestra familia, en nuestro barrio, comunidad por los obreros y sub-empleados, por los que no tienen trabajo? Oremos: Hermanos, todos nosotros hemos sentido alguna vez el hambre, el fío, la nec sidad. Pidamos a Dios por quienes ahora estan sufriendo, para que nos ayud a encontrar soluciones. 1. Por los obreros, sub-empleados y sin trabajo, que encuentren la manera de prepararse mejor para poder desempeñarse más eficazmente en las oportunidades que se les presenten, oremos al Señor. 2. Por todos los que desean ayudarles, para que recuerden que «es mejor enseñar a pescar que regalar un pescado», oremos al Señor. 3. Para que los políticos y legisladores no sigan provocando mayor desocupación por ligereza, por demagogia, o con la intención de crear un clima propicio para una revolución sangrienta, oremos al Señor. 4. Para que los patronos tengan mayor sensibilidad frente a las angustias de sus obreros y empleados, oremos al Señor. 5. Para que se logren frenar los abusos de ciertos productores ambiciosos, de los intermediarios, de los vendedores que tratan de enriquecerse subiendo más y mas el precio de los víveres, de los vestidos, de las medicinas, oremos al Señor. Señor Jesucristo, Tú quisiste ser un obrero. Sabes lo que es trabajar días y días enteros para recibir después un mísero salario. Tú sabes lo que es el hambre, la sed, el cansancio agotador. Tú quieres que confiemos siempre en la providencia de tu Padre que alimenta a las avecitas y viste a las flores, pero que, al mismo tiempo, nos esforcemos por trabajar con eficacia y honradez. Ayúdanos a conseguirlo para poder auxiliar a los hermanos que no encuentran trabajo. Te lo 49


pedimos a Ti, obrero Jesús, que siendo Dios vives y reinas , con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Sexta Palabra «Todo se ha cumplido» Jn. 19, 30 «Rostros de marginados y hacinados urbanos, con el doble impacto de la carencia de bienes materiales, frente a la ostentación de la riqueza de otros sectores sociales» (Puebla No. 38). Jesús, nuestro mundo está repleto de hombres satisfechos porque han logrado realizar todos sus anhelos materiales y hasta sus caprichos. Junto a estos, ¡cuántos insatisfechos! porque no han alcanzado ni una mínima parte de sus más justos deseos, pese a todos sus sacrificios. Mas, ¡que pocos serían capaces de proclamar en la hora de la verdad, que es la muerte: «Yo he cumplido con mi misión»!. Sólo Tú pudiste afirmarlo plenamente. A cada instante tropezamos en torno nuestro con rostros sombríos que reflejan una dolorosa frustración, porque han sido marginados, tanto de los bienes materiales, indispensables para la existencia y puestos por ti a disposición de todos, como también de los bienes del espíritu, de la educación y de la cultura. Frustración más hiriente ya que contrasta con el derroche y la ostentación de otros, que encuentran abiertos todos los caminos hasta para la satisfacción aún de las pasiones menos humanas. Tu Iglesia, nuestra Madre, nos insta a reconocer tu rostro doliente en los «Rostros de marginados y hacinados urbanos, con el doble impacto de la carencia de bienes materiales, frente a la ostentación de la riqueza de otros sectores sociales». Jesús, danos tu propio corazón para reflexionar sobre nuestras actitudes y responsabilidades ante esta situación. Reflexionemos 1. ¿Existen entre nosotros marginados, es decir personas que se sienten aisladas de la educación, de diversiones o amistades sanas, por su raza, por su pobreza, o por otras razones? 2. ¿Cuáles son las causas para esta marginación? 3. ¿Cuáles son las consecuencias de esta marginación para la persona que la padece y para la misma nación? 4. ¿Como cristianos y como hombres, ¿qué podemos hacer para remediarlo? 50


Oremos Hermanos, vamos a pedir a Dios por nuestros hermanos marginados y por tantas familias que solo tienen un cambuche para vivir. 1. Para que todos descubramos que tenemos una misión concreta, personal, que Dios no ha encomendado en la vida, oremos al Señor. 2. Para que todos nos esforcemos por romper las barreras artificiales, levantadas entre hermanos por nuestro egoísmo y nuestra soberbia, oremos al Señor. 3. Para que los que tienen más comprendan que deben participar su bienes con los que tienen menos, creando fuentes de trabajo y abriendo su corazón y sus manos a los hermanos más pobres, oremos al Señor. 4. Para que las grandes empresas constructoras, los gobiernos y las personas que puedan, consigan viviendas realmente baratas y dignas que lleguen a los más necesitados, oremos al Señor. Jesús, durante tus años de misionero en la tierra pudiste decir con razón que «las zorras tienen sus madrigueras y las aves del cielo sus nidos», pero que Tú no tenías dónde reclinar tu cabeza. Enséñanos a acercarnos con amor de hermanos a los marginados, a los que no tienen dónde vivir, recordando que en cada uno de ellos nos estas esperando Tú mismo, el que vives y reinas, con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. Canto: Estoy pensando en Dios Séptima Palabra «Padre, en tus manos entrego mi espíritu» Lc. 23, 46 «Rostros de ancianos, cada día más numerosos, frecuentemente marginados de la sociedad del progreso que prescinde de las personas que no producen » (Puebla No. 39). Jesús, esta fue la última decisión de tu vida, tan llena de decisiones heróicas tomadas con tanta sencillez. Cuando el mundo entero se cerraba a tus espaldas como una puerta de bronce, te encontraste con los brazos siempre abiertos de tu Padre ... y a ellos te entregaste en un acto supremo de amoroso abandono. Sólo allí podías descansar tranquilo. Hay junto a nosotros personas que sienten cómo las puertas de la existencia y de la amistad humana se les van cerrando una tras otra, mientras frente a ellos la soledad y el vacío se agigantan: son nuestros ancianos, cada día más numerosos, a quienes arrinconamos, a veces como a un mueble carcomido e inútil del que nada nos costaría desprendernos.

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Pero ¿será justo que disfrutemos tan despreocupadamente de unas comodidades, de una vida, a la que tal vez no hubiéramos llegado jamás sin el largo sacrificio de ese ancianito al que ahora olvidamos y abandonamos? No hay duda que este mundo de la máquina, del hierro y del cemento, ha logrado secarnos y petrificar nuestro corazón. No hemos caído en cuenta, Jesús, que con esta actitud estamos renegando de Ti. Tu propia palabra nos lo advierte: «El que no se preocupa de los suyos, especialmente de sus familiares, ha apostatado de la fe y es peor que un pagano» (1Tm. 5, 8). iCuántos apóstatas hay, entonces, entre los cristianos de hoy! Reflexionemos: 1. ¿Como se trata generalmente a los ancianitos en nuestra familia, nuestra comunidad? 2. ¿Por qué se los trata así? 3. Ponte en su lugar y procura sentir lo que ellos sentirán al verse tratados así por los suyos. 4. ¿Cómo quiere Cristo que tratemos a nuestros ancianitos? Oremos Presidente: Hermanos, nuestra oración de hoy va a ser con amor y con dolor por nuestros ancianitos. 1. Por los ancianos que se sienten abandonados, para que Jesús sea su compañía y su consuelo, oremos al Señor. 2. Para que los hijos se sientan felices de cuidar a sus padres ancianitos, oremos al Señor. 3. Por las religiosas, médicos y enfermeras que se dedican con amor al cuidado de los ancianos para que sientan en ellos a Cristo, oremos al Señor. 4. Para que el Señor suscite personas generosas que entreguen su vida al servicio de los ancianos, oremos al Señor. 5. Para que los gobernantes se preocupen de crear verdaderos hogares para ancianos que no tienen familia, oremos al Señor. Presidente: Señor Jesús, cuando aún eras un niño tiernecito en brazos de tu Madre, fuiste la alegría de aquel anciano y de aquella anciana -Simeón y Ana- que habían vivido aguardándote por años enteros en el templo. Haz que como ellos, nuestros ancianos puedan reconocer tu presencia en el cariño de los que los rodean, y aceptar gozosamente la muerte, confiados en tu amor. Te suplicamos a Ti que, con el Padre y el Espíritu Santo, vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Canto: Mi Viejo (de Piero) 52


Es un buen tipo mi viejo, que anda solo y esperando, tiene la tristeza larga, de tanto venir andando. .

El tiene los ojos buenos y una figura pesada, la edad se le vino encima sin carnaval ni comparsa.

Yo lo miro desde lejos, pero somos tan distintos, es que creció con el siglo, con tranvía y vino tinto

Yo tengo los años nuevos y el hombre los anos viejos, el dolor lo lleva dentro y tiene historias sin tiempo.

Viejo, mi querido viejo, ahora ya caminas lerdo como perdonando el tiempo. Yo soy tu sangre mi viejo, soy tu silencio y tu tiempo.

Viejo, mi querido viejo, ahora ya caminas lerdo como perdonando el tiempo. Yo soy tu sangre, mi viejo, soy tu silencio y tu tiempo.

3. CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

Creemos en el Crucificado - La celebración de esta tarde debe transcurrir en el silencio para meditar la fidelidad absoluta de Jesús al Padre. - La celebración litúrgica se desarrolla de la siguiente forma: - Rito de entrada; procesión en silencio y oración. - Liturgia de la Palabra con especial atención a la proclamación de la Pasión y la oración universal - La Veneración de Jesús en la Cruz; triunfo de la donación y amor de Jesús. - Rito de comunión. - Rito de conclusión. Comentario inicial (antes de la entrada procesional de los ministros al lugar sagrado) Según una antigua tradición, ni hoy ni mañana celebramos la Eucaristía. Nos reunimos en esta tarde para celebrar la Pasión del Señor. Esta celebración consta de tres partes: - Liturgia de la Palabra, que concluye con la Oración Universal. - Solemne adoración de Jesús en la Cruz, signo de la victoria de Cristo sobre la Muerte. - La sagrada Comunión que nos da Cristo, Sacerdote Eterno y universal. 53


Invitados a vivir con amor y misterio esta celebración, hagamos del silencio el signo más valioso que nos permita vivir y asimilar el gran acontecimiento.

A- Sentido general El Viernes Santo la Iglesia celebra la muerte victoriosa de Jesús. En la cruz vemos al Señor y en él descubrimos la posibilidad de colmar todas las ansiedades de nuestro mundo. La cruz es la revelación de nuestro destino: el triunfo de Cristo es la victoria de todos. La Pasión y Muerte de Jesús no son un accidente casual motivado por el desconocimiento y la insensatez de unos cuantos, sino la culminación de su vida, el desenlace de una tragedia que comenzó a tramarse con su nacimiento. Por eso para comprender lo que significa la Cruz hay primero que comprender lo que significa su vida: totalmente entregado al servicio de la persona humana, a rescatar su dignidad, a devolverle esperanza, a darle razones para vivir y para esperar. Comentario a la postración: La postración rostro en tierra es el gesto más completo de la humanidad que una persona puede hacer frente a Dios. En este día lo hacen los ministros ordenados que presiden las celebraciones. Acompañemos a este gesto poniéndonos de rodillas y orando por nuestra Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica. Terminada la postración el ministro se dirige a la sede para iniciar con la liturgia de la Palabra. Si preside la celebración un laico no hace la postración, sólo permanece de rodillas y ora en silencio ayudado por una monición que invite a la comunidad a la oración. Terminada la adoración el laico toma asiento y se procede a la Liturgia de la Palabra.

B- Liturgia de la Palabra Comentario a la liturgia de la Palabra. Las Lecturas del día de hoy nos presentan el valor redentor del Sacrificio del siervo de Dios, Jesús, que con su Pasión, Muerte y Resurrección en la cruz cumple la voluntad redentora del Padre: vence el pecado y nos reconcilia definitivamente con Dios. Oremos y vivamos la Palabra de Dios en la experiencia comunitaria. a) Escuchemos la Palabra - Buscar en el Leccionario, o en la Biblia, las siguientes lecturas: Isaías 52, 13 – 53, 12. Salmo 31(30), 2, 6. 112 – 13. 15 – 17. 25 Hebreos 4, 14 – 16; 5, 7 – 9 54


Pasión del Señor según san Juan 18, 1 – 19, 42. b) Meditemos la Palabra Is. 52,13 - 53,12: «Mi Siervo va a prosperar, crecerá y llegará muy alto» El Siervo de Dios nos es perfilado como despreciado, varón de dolores, que ni siquiera tiene aspecto humano. Solidario con el pecado de la humanidad, pesan sobre él todos nuestro crímenes y entrega su vida para que poseamos la vida. Así realiza su misión que tiene un alcance de salvación universal. Pero Dios le exalta definitivamente. Consecuencia de la misión que tiene que cumplir en servicio de los pobres, oprimidos, su persona y su vida están marcados por el sufrimiento. Así es el mediador. No solamente es consecuencia de su fidelidad y consagración a su misión, sino que forma parte de ella. El sufrimiento se convierte en salvación, la Cruz en Resurrección. Probado en sus convicciones, ya que parece no tener éxito, y por tanto su vida se le presenta como absurda (49, 4), rechazado y despreciado incluso por los suyos, abandonado por Dios. Siempre en relación con la misión que ha de llevar a término. La última palabra la tiene Dios y será de triunfo: Dios le exalta y triunfa de la situación de opresión. Hbr. 4, 14-16; 5, 7-9: «Mantengámonos firmes en la fe que profesamos» El autor de la carta a los Hebreos escribe maravillado de la obediencia del Hijo que con su muerte y ascensión ha realizado en su plenitud el sacerdocio. Toda su vida vivida en la entrega hasta la muerte por los demás. El Hijo exaltado por encima de los ángeles y de toda la creación, Palabra definitiva de Dios al mundo, ha realizado su existencia de Hijo solidario de los hombres asumiendo su existencia de pecado, experimentando así la opresión en angustia, tortura y ridículo (Hbr. 4, 15). Así se ha producido nuestra liberación que es reconciliación profunda con nuestro ser (Hbr. 4, 16; 5, 1-2) que es acogedor (el Padre). El Padre ha aceptado esta vida en misión por la resurrección (Hbr. 4, 14; 5, 9-10). Asumiendo nuestra debilidad, solidarios con los demás hombres, hemos de vivir en la obediencia de Hijo de Dios y realizar así nuestra filiación, nuestra libertad de hijos de Dios. Jn. 18,1 - 19, 42: «Mi Reino no es de este mundo» Sobresale, en este día, el relato de la Pasión del Señor según San Juan: es un himno a la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, es un canto a su exaltación. En este relato emerge la figura de Cristo solemne, digno, majestuoso, dueño de sí mismo, consciente de su Misión y decidido a cumplirla hasta el final. 55


La narración de la pasión según San Juan comienza y termina en un huerto -recuerdo del Edén- queriendo indicar que Cristo ha asumido y redimido el pecado del primer Adán y el hombre recobra ahora su belleza original. La narración no se detiene en el sufrimiento de Jesús; Juan sólo hace alusión a la agonía de Getsemaní (Jn. 18,11; cf. 12,27s), mientras que subraya insistentemente la identidad divina de Cristo, el «Yo soy» que aterra a los guardias (Jn. 18,5s). Del mismo modo, menciona como de pasada los escarnios y golpes, mientras evidencia -sobre todo ante Pilato y en la crucifixión- la realeza de Jesús. El término rey aparece doce veces (dieciséis en todo el cuarto evangelio). En los interrogatorios, la Palabra de Cristo, el acusado, domina sobre la de los acusadores. En el momento en que Jesús es juzgado se cumple más bien el juicio sobre el mundo. Por eso, el Papa Benedicto XVI ha enseñado: «la salvación del mundo depende del Crucificado y no de los crucificadores». La cruz supone la ruptura definitiva de los hombres con Dios. Por parte de los hombres la cruz realiza la muerte de Dios en el mundo, la mayor profundización del pecado. Por parte de Dios la cruz representa el olvido del único que merecía ser recordado por él: Jesús muere como un maldito, un abandonado de Dios. Es la ruptura más total que puede darse entre Dios y el hombre. Paradójicamente es en la cruz donde Jesús lleva al extremo su misión en el mundo. En la cruz Jesús perdona, pide la gracia allí donde ya no puede haber gracia. Perdonando Jesús ama a los hombres hasta el límite. Al mismo tiempo, abandonado de Dios, Jesús muere invocándolo, entregándose a él en su misma muerte. En la cruz Jesús vive hasta el final la muerte como separación. Separado de los hombres, supera esta barrera por el perdón. Separado de Dios, supera esta barrera por la invocación. En la cruz del Señor descubrimos la presencia del perdón y de la invocación de Dios en lo más profundo del pecado. Contemplando la cruz vemos que en el mismo pecado hay ya perdón, que en el mismo olvido de Dios hay ya recuerdo. Este perdón y este recuerdo pueden más que ningún pecado: Podemos hablar a Dios como Padre porque Jesús, muriendo en la cruz ha dado el testimonio más radical y profundo de esta posibilidad. Después de todo descubrimos que, realmente, Jesús es rey y su trono es la cruz. Está coronado de espinas, pero es rey. Es abandonado por Dios, pero entrega el Espíritu. La cruz es el broche definitivo del camino salvador del Hijo de Dios entre los hombres. c) Oremos y vivamos la Palabra En la celebración del Viernes Santo destaca el rito de la Adoración de la Cruz que es presentada a la Iglesia y a la que todos los presentes nos dirigimos para besarla. 56


Besar la cruz significa estar dispuesto a aceptarla. Aceptar la cruz del Señor, su camino de entrega por los demás que le llevó a la muerte, y aceptar la propia cruz el camino que cada uno de nosotros tenemos para unirnos al que nos llama desde el Calvario. Este rito es el testimonio de nuestro deseo de poner nuestra vida en manos de Dios, como lo hizo Jesús, para bien del mundo. En la cruz, instrumento de muerte, nosotros reconocemos la vida; en la cruz, patíbulo de condenados, nosotros vemos el trono triunfal de Cristo. Desde el primer Viernes Santo la cruz es el instrumento de nuestra victoria, y por eso adoramos al Crucificado en ella. Para profundizar en el diálogo: - De todo lo que se trata en esta celebración ¿Qué es lo que más te impacta? ¿Por qué? - ¿Hay alguna idea que te resulte nueva o extraña? - ¿Cómo podrías explicar a los demás, basándote en lo leído y en tu propia experiencia, lo que los cristianos celebramos en la Celebración de la Pasión del Señor?

C- Oración universal Comentario inicial En la diversidad de peticiones que elevamos a Dios expresamos el deseo de la unidad, solidaridad y santidad de los cristianos. Cristo, oró en la Cruz por todos, sin distinción alguna, nosotros siguiendo su ejemplo oremos por las necesidades de la Iglesia y del mundo. - Cuando preside un ministro ordenado la Oración universal se realiza como se indica en las rubricas del Misal Romano. Cuando preside un laico, se intercala la oración con un lector, omitiendo los gestos litúrgicos propios de los ministros ordenados como extender los brazos. - El lector dice el invitatorio, en el cual se expresa la intención. Enseguida oran todos en silencio durante un breve espacio de tiempo y luego el Laico que preside la celebración, de pie en su lugar o ante el altar, dice la oración. - Los fieles pueden permanecer arrodillados o de pie durante todo el tiempo de las oraciones. - Solamente el Obispo tiene derecho a añadir alguna intención especial a la Oración Universal de este día: el Ministro no debe cambiar esta Oración Universal.

Por la Santa Iglesia Lector: Oremos, hermanos, por la Santa Iglesia de Dios, para que el señor le 57


conceda la paz y la unidad, la proteja en todo el mundo y nos conceda una vida serena, para alabar a Dios Padre Todopoderoso. - Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el celebrante Ministro o Laico: Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo revelaste tu gloria a todas las naciones, conserva la obra de tu amor, para que tu Iglesia, extendida por todo el mundo, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/.. Amén

Por el Papa Lector: Oremos también por nuestro santo padre el Papa Juan Pablo II, para que Dios nuestro Señor, que lo eligió entre los obispos, lo asista y proteja para el bien de su Iglesia, como guía y pastor del pueblo santo de Dios. - Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el celebrante, Ministro o Laico: Dios todopoderoso y eterno, cuya providencia gobierna todas las cosas, atiende a nuestras súplicas y protege con tu amor al Papa que nos has elegido, para que el pueblo cristiano, confiado por ti a su guía pastoral, progrese siempre en la fe. Por Jesucristo nuestro señor. /R. Amén

Por el pueblo de Dios y sus Ministros Lector: Oremos también por nuestros obispos, Felipe, Juan y Rafael y por todos los obispos, presbíteros, diáconos, por todos los que ejercen algún ministerio en la Iglesia y por todo el pueblo de Dios. - Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el celebrante, Ministro o Laico: Dios todopoderoso y eterno, que con tu Espíritu santificas y gobiernas a toda tu Iglesia, escucha nuestras súplicas y concédenos tu gracia, para que todos, según nuestra vocación, podamos servirte con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor/ R. Amén

Por los catecúmenos Lector: Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor les conceda vivir sinceramente lo que profesan y se digne a reunirlos para siempre en un solo rebaño, bajo un solo pastor. - Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el celebrante, Ministro o Laico: 58


Dios todopoderoso y eterno, que sin cesar concedes nuevos hijos a tu Iglesia, aumenta en los catecúmenos el conocimiento de su fe, para que puedan renacer por el bautismo a la vida nueva de tus hijos de adopción. Por Jesucristo, nuestro Señor. /R. Amén

Por la unidad de los cristianos Lector: Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor les conceda vivir sinceramente lo que profesan y se digne reunirlos para siempre en un solo rebaño, bajo un solo pastor. - Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el celebrante, Ministro o Laico: Dios todopoderoso y eterno, tú que reúnes a los que están dispersos y los mantienes en la unidad, mira con amor a todos los cristiano, a fin de que, cuantos están consagrados por un solo bautismo, formen una sola familia, unida por el amor y la integridad de la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén

Por los Judíos Lector: Oremos también por el pueblo judío, al que Dios se dignó hablar por medio de los profetas, para que el Señor le conceda progresar continuamente en el amor a su nombre y en la fidelidad a su alianza. - Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el celebrante, Ministro o Laico: Dios todopoderoso y eterno, que prometiste llenar de bendiciones a Abraham y a su descendencia, escucha las súplicas de tu Iglesia, y concede al pueblo de la primitiva alianza alcanzar la plenitud de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. /R. Amén

Por los que no creen en Cristo Lector: Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu santo, puedan encontrar el camino de la salvación. - Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el celebrante, Ministro o Laico: Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo buscar sinceramente agradarte, para que encuentren la verdad; y a nosotros tus fieles, concédenos progresar en el amor fraterno y en el deseo de conocerte más, para dar al mundo un testimonio creíble de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén

Por los que no creen en Dios 59


Lector: Oremos también por los que no conocen a Dios, para que obren siempre con bondad y rectitud y puedan llegar así a conocer a Dios. - Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el celebrante, Ministro o Laico: Dios todopoderoso y eterno, que has hecho a los hombres en tal forma que en todo, aun sin saberlo, te busquen y sólo al encontrarte hallen descanso, concédenos que en medio de las adversidades de este mundo, todos reconozcan las señales de tu amor y, estimulados por el testimonio de nuestra vida, tengan por fin la alegría de creer en ti, único Dios verdadero y padre de todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor. /R. Amén

Por los Gobernantes Lector: Oremos también por los jefes de Estados y todos los responsables de los asuntos públicos, para que Dios nuestro Señor les inspire decisiones que promuevan el bien común, en un ambiente de paz y libertad. - Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el celebrante, Ministro o Laico: Dios todopoderoso y eterno, en cuya mano está mover el corazón de los hombres y defender los derechos de los pueblos, mira con bondad a nuestros gobernantes, para que, con tu ayuda, promuevan una paz duradera, un auténtico progreso social y una verdadera libertad religiosa. Por Jesucristo, nuestro Señor. /R. Amén

Por los que se encuentran en alguna tribulación Lector: Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que se libre al mundo de todas sus miserias, de salud a los enfermos y pan a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un pronto retorno a los que se encuentran lejos y la vida eterna a los moribundos. - Se ora un momento en silencio. Luego prosigue el celebrante, Ministro o Laico: Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fortaleza de los que sufren, escucha a los que te invocan en su tribulación, para que experimenten todos la alegría de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. /R. Amén

C- Adoración de la Santa Cruz Comentario inicial: La Cruz del Señor es el símbolo de nuestra salvación. Nuestra fe en el Crucificado es el fundamento de nuestra esperanza. Al acercarnos procesionalmente a la Cruz, 60


reconozcamos a Jesús como nuestro único Salvador y redentor, y adorémosle. - Forma de adoración de Jesús en la Cruz cuando preside un laico: - El Laico que preside la celebración, lleva al altar la cruz, cubierta con un velo y acompañada por dos monaguillos si los hay con velas encendidas. - El celebrante, de pie ante el altar, recibe la cruz descubre un poco su extremo superior, la eleva y comienza a cantar el Invitatorio “Mirad el árbol de la cruz”, cuyo canto prosigue juntamente con el coro. Todos responden: “venid y adoremos” - Terminado el canto, todos se arrodillan y adoran en silencio, durante algunos instantes, la cruz que el celebrante, de pie, mantiene en alto. - En seguida el celebrador descubre el brazo derecho de la cruz, y elevándola de nuevo, comienza a cantar (en el mismo tono que antes) el invitatorio “Mirad el árbol de la Cruz”, y se prosigue como la primera vez. - Finalmente descubre por completo la cruz, y volviéndola a elevar, comienza por tercera vez el invitatorio “Mirad el árbol de la Cruz”, como la primera vez. - Enseguida, acompañada por dos acólitos con velas encendidas, el celebrador lleva la cruz a un lugar adecuado con dos velas encendidas a los lados la adora con un beso e invita a que si el número de personas es reducida la veneren en orden. Se puede motivar para la colecta que se destina para los santos lugares. Mientras se Venera la cruz, se entonan unos cantos. - Cuando el número de los asistentes es muy numeroso, el Celebrante, (y esto es válido para el Ministro ordenado) toma la cruz y, de pie ante el altar, invita a todo el Pueblo, con breves palabras, a venerar la Santa Cruz. - El Pueblo debe levantar la mano derecha y mientras el ministro mantiene en alto la Cruz, la comunidad ora en silencio y luego se signan. - Se explica que terminada la celebración, la Cruz quedará expuesta para que la comunidad en una manera más personal se acerquen a venerarla.

D- Comunión - Hoy no celebramos la Eucaristía. - Ahora se trae el Pan que fue consagrado en la celebración de ayer y con Él comulgaremos. - Al comulgar expresamos y vivimos la unión con Aquel que se entregó por nosotros en la Cruz.

Comentario final Después de haber sido testigos del amor del Padre por nosotros, al entregarnos a su propio Hijo, con la gracia del Espirita Santo y en compañía de María Santísima, prolonguemos en el silencio de hoy y de mañana la contemplación del Misterio de la Pasión, y nos preparémonos al gozo de la Resurrección. 61


SABADO SANTO La muerte ha sido vencida por el Rey de la Gloria ¡Aleluya! «¡No está aquí. Ha resucitado!»

1. Sentido general Nuestra comunidad cristiana se regocija en esta Noche Santa: Cristo, nuestra Luz, ha vencido a la muerte, ha disipado las tinieblas y, victorioso, se levanta del sepulcro. Hace más de cuarenta días, el Miércoles de Ceniza, iniciamos esta peregrinación, como camino de silencio, oración, de privaciones, de conversión, de vía crucis: así, guiados por la Palabra de Dios y por el Magisterio de la Iglesia, fuimos preparando la celebración de este acontecimiento glorioso. Esta es la noche de las noches. La noche por excelencia: «la madre de todas las vigilias», como la llamó San Agustín. Hoy, las tinieblas se desvanecen, la oscuridad queda derrotada, la muerte es vencida de modo definitivo y Cristo se alza victorioso ante su pueblo. Por ello nos reunimos en vigilia de oración a la espera de Cristo Resucitado, para escuchar la Palabra de Dios, para participar en los Sacramentos de la Iglesia, para celebrar con Cristo el banquete pascual.

2. Celebración mariana: María, Mujer del dolor y la esperanza. Prever: La imagen de la Virgen María Un altar decorado con rosas y espinas Cantos o música grabada con cantos penitenciales Globos de color azul y blanco o semillas y recipientes con arena. (cada globo debe tener atado una obra de misericordia). - Si no se puede adquirir los globos se pueden utilizar siete recipientes con arena ubicados a la vista de todos (cada recipiente debe tener escrito en un letrero visible una obra de misericordia). -

A- Comentario inicial: María Santísima ha sido asociada íntimamente al Misterio de la vida y de la muerte d su H.jo, Jesucristo. Por eso, nadie como ella ha esperado con anhelo la Resurrección gloriosa. Mientras tanto, guarda silencio contemplativo, meditando en su corazón toda la experiencia vivi8daal lado del Hijo. La Comunidad Cristiana se une a María en este silencio de oración, de reflexión y de fe, en espera el momento esperado de la manifestación de la gloria del Hijo de Dios. Este es el sentido de la celebración mariana con la cual la Iglesia, en compañía de María, la Madre del dolor y de la esperanza, se prepara para la gran noche de la Pascua. 62


Unámonos a toda la Iglesia en esta celebración de la "Soledad de María". B- Saludo: Hermanos y hermanas, nos hemos congregado en torno a la imagen de la Virgen María, acompañándola en su soledad. Con ella nos asociamos a miles y miles de hombres y mujeres que padecen el vacío en sus corazones por la pérdida de un ser querido o por la desaparición forzosa y sin noticias de sus familiares. Oremos para que al contemplar a la piadosísima Virgen María, el dolor se convierta en redención, el llanto cambie por la alegría. - Elegir de entre la comunidad siete familias. A cada familia se le entregar un globo o una semilla, el globo debe tener un cartel con la obra de misericordia. (Si el globo está lleno de helio se lanza a la vista de todos y mientras se eleva se entona un canto penitencial o en tónica con la reflexión. El signo se realiza donde se indica en la guía de la celebración).

- Cuando no se usan los globos y se opta por los recipientes con arena. - Entregar las semillas a las familias asignadas. - En el momento oportuno la familia asignada se dirige al recipiente que contienen la arena y el letrero con la respectiva obra de misericordia y siembra allí la semilla. Preferiblemente realizar este signo donde se indica. Durante este momento se entona un Canto apropiado y corto.

Invocación inicial Presidente: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Todos: R/. Amén. Presidente: Que la gracia de Dios, que colmó la vida de María y la hizo discípula ejemplar y misionera de esperanza, esté con todos ustedes. Todos: R/. Y con tu espíritu. Presidente: Acompañemos a María en su silencio ante el sepulcro de su Hijo y en su actitud de esperanza de la resurrección.

C- Los dolores de la Virgen María Primer Dolor. La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús a) Escuchemos la Palabra: 63


- Buscar en la Biblia: Lc. 2, 34 – 35. b) Meditemos la Palabra: : Virgen María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús, que ya, en cierto mod, te manifestó que tu participación en nuestra redención sería a base de dolor; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes. Signo: 1ª.. Obra de Misericordia: «enseñar al que no sabe». Es importante que cooperemos con nuestros hermanos, pero es más importante enseñarles a realizar por ellos mismos aquello que no saben. Por ello, enseñémosle a orar, a perdonar, a perdonarse, a compartir, etc. Dios te salve, María,… Canto. Segundo dolor. La huida a Egipto con Jesús y José a) Escuchemos la Palabra: - Buscar en la Biblia: Mt. 2, 13 – 16. b) Meditemos la Palabra: Virgen María: por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo porque era tu Hijo tan pequeño y ya era perseguido de muerte, a pesar de que había venido a traernos vida eterna: te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio. Madre de Amor, enséñanos a amar a los niños, como tú amaste a tu Hijo. Signo: 2ª.. Obra de Misericordia: «Dar buen consejo al que lo necesita». Para dar buen consejo es necesario que nosotros mismos hayamos sido aconsejados por un director espiritual, que nos ayude a orar a Dios Padre, para que nos envíe su Santo Espíritu y nos regale el don de consejo. Así, bajo la guía del Señor, tanto nuestras palabras como nuestro actuar, serán un constante aconsejar a los que lo necesitan. Dios te salve, María,… Canto. 64


Oración Santa María, Madre de Dios, consérvanos un corazón de niño, puro y cristalino como una fuente. Danos un corazón sencillo que no saboree las tristezas; un corazón grande para entregarse, tierno en la compasión; un corazón fiel y generoso que no olvide ningún bien ni guarde rencor por ningún mal. Fórmanos un corazón manso y humilde, amante sin pedir retorno, gozoso al desaparecer en otro corazón ante tu divino Hijo; un corazón grande e indomable que con ninguna ingratitud se cierre, que con ninguna indiferencia se canse; un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo, herido de su amor, con herida que sólo se cure en el cielo. Amén.

Tercer dolor. La pérdida de Jesús en el Templo a) Escuchemos la Palabra: - Buscar en la Biblia: Lc. 2, 41 – 50. b) Meditemos la Palabra: Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo, te acompañamos en este dolor. . . Y, por los méritos de tu Hijo amado, haz que los jóvenes no se desvíen por los caminos del mal. Madre de amor enséñanos a mostrarles el camino que los conduzca a la Santidad. Signo: 3ª.. Obra de Misericordia: «Corregir al que se equivoca». Muchas veces nos enojamos o reímos cuando vemos a algún hermano equivocarse, olvidándosenos que no somos perfectos e inevitablemente nos equivocaremos también. Pensemos, ¿nos gustaría que se rieran de nosotros?, definitivamente NO, así que, cuando alguien se equivoque corrijámoslo con amor fraternal para que no lo vuelva a hacer. Dios te salve, María,… Canto. Oración Santa María, Madre de los jóvenes, intercede para que sean testigos de Cristo Resucitado, apóstoles humildes y valientes del tercer milenio, 65


heraldos generosos del Evangelio. Santa María, Virgen Inmaculada, reza con nosotros, reza por nosotros. Amén. Cuarto dolor. El encuentro con Jesús camino del calvario a) Escuchemos la Palabra: - Buscar en la Biblia: Lc 23, 27 – 31. b) Meditemos la Palabra: Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte, te acompañamos en este dolor. Él, creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y muerte de cruz. Haz que las palabras que tu Hijo que desde la cruz lanzó al mundo sean nuestras palabras para quienes nos ofenden: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» Signo: 4ª.. Obra de Misericordia: «Perdonar al que nos ofende». ¡Qué difícil!, tanto que Jesús nos dice que debemos perdonar 70 veces 7, es decir, siempre. Además en el Padre Nuestro, nos pone la condición de perdonar nuestras ofensas, «como nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Dios te salve, María,… Canto. Oración «Oh Madre, que conoces los sufrimientos y las esperanzas de la Iglesia y del mundo, ayuda a tus hijos en las pruebas cotidianas que la vida reserva a cada uno y haz que, por el esfuerzo de todos, las tinieblas no prevalezcan sobre la luz. A ti, aurora de la salvación, confiamos nuestro camino, para que bajo tu guía todos los hombres descubran a Cristo, luz del mundo y único Salvador, que reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén ». (Beato Juan Pablo II) 66


Quinto dolor. La crucifixión y la agonía de Jesús a) Escuchemos la Palabra: - Buscar en la Biblia: Jn. 19, 25 – 27. b) Meditemos la Palabra: Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de la crucifixión de tu amadísimo Hijo y de su agonía, te acompañamos en estedolor. Jesús, en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su entrega redentora. Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos de tu Hijo, no permitas que el pecado mate la ESPERANZA y por tus méritos podamos recibir los frutos de la redención. Signo: 5ª.. Obra de Misericordia: «Consolar al triste». Jesús nos ha dicho: "Dichosos los que lloran porque serán consolados". El consuelo de Dios, por medio de su Espíritu Santo, nos consuela. Pero, además, Dios se vale de nosotros para consolar a los demás. No se trata de decir: no lloren, sino de buscar en las Escrituras, las palabras que mejor se adecúen a la situación. Orar y vivir la Palabra de Dios en la Experiencia comunitaria. Dios te salve, María,… Canto. Oración «Madre de la Iglesia, ilumina al Pueblo de Dios por los caminos de la fe, la esperanza y la caridad. ¡Ayúdanos a vivir, con toda la verdad de la consagración a Cristo en favor de toda la familia humana! Corazón Inmaculado, ayúdanos a vencer la amenaza del mal, que tan fácilmente se arraiga en los corazones de los hombres de hoy y que con sus efectos inconmensurables pesa ya sobre nuestra época y da la impresión de cerrar el camino hacia el futuro» (Beato Juan Pablo II). Sexto dolor. Recibir en sus brazos a Jesús ya muerto a) Escuchemos la Palabra: - Buscar en la Biblia: Lc 23, 50 – 53. 67


b) Meditemos la Palabra: Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo, a Ti como Madre, y a nosotros por quienes dio la vida, enséñanos a Amar a nuestros hermanos, que la convivencia diaria no sea la carga que nos desespera, sino la fuerza que nos une como hermanos. Signo: 6ª.. Obra de Misericordia: «Sufrir con paciencia los defectos del prójimo». ¡Qué fácil es ver la paja en el ojo del prójimo y no ver la viga en el nuestro!. Cuando seamos capaces de disimular los defectos de nuestro hermano, estaremos colaborando en la construcción del Reino del Señor. Tengamos paciencia con los ancianos, los niños, el vecino, el compañero de trabajo y ellos la tendrán con nosotros, en nuestros defectos. Dios te salve, María,… Canto. Oración «Encomendemos la protección sobre nuestras familias. Sobre los niños que se gestan en el seno materno. Sobre las criaturas que abren sus ojos a este mundo. Encomendemos las ilusiones de los jóvenes: ilusiones que, si toman por modelo la generosidad de la Santísima Virgen, serán una gozosa realidad de servicio a Dios y a la humanidad. Encomendemos el trabajo de nuestras manos y de nuestras inteligencias. Te encomendamos, María, el sereno atardecer de nuestros ancianos y enfermos. Que sea para todos, ALBORADA DE DIOS, la presencia maternal de Santa María, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa del Espíritu Santo» (Beato Juan Pablo II) Séptimo dolor. La sepultura de Jesús y la soledad de María a) Escuchemos la Palabra: - Buscar en la Biblia: Lc 23, 54 – 56. b) Meditemos la Palabra: Virgen María, por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo, te acompañamos en este dolor... Y aunque Tú supieras que al tercer día 68


resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra, le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste llena de aflicción... Te acompañamos en este dolor... Que tu Hijo, por los méritos de tu dolor, nos conceda la paz, la fortaleza para luchar por un mundo mejor. Signo: 7ª.. Obra de Misericordia: «Rogar a Dios por los vivos y los difuntos». Cada oración es una intercesión, y el Señor nos pide que oremos unos por otros para mantenernos firmes en la fe, así como El oró por Pedro para que una vez confirmado, le ayudara a sus hermanos. «En los momentos de angustia y pesadilla, la oración, devuelve el gusto por la vida». (Beato Juan Pablo II) Dios te salve, María,… Canto. Oración «María, Madre del sí, tú escuchaste a Jesús y conoces el timbre de su voz y el latido de su corazón. Estrella de la mañana, háblanos de él y descríbenos tu camino para seguirlo por la senda de la fe. María, que en Nazaret habitaste con Jesús, imprime en nuestra vida tus sentimientos, tu docilidad, tu silencio que escucha y hace florecer la Palabra en opciones de auténtica libertad. María, háblanos de Jesús, para que el frescor de nuestra fe brille en nuestros ojos y caliente el corazón de aquellos con quienes nos encontremos, como tú hiciste al visitar a Isabel, que en su vejez se alegró contigo por el don de la vida». (Benedicto XVI)

3. Solemne VIGILIA PASCUAL Comentario Inicial. Hermanos y hermanas: Permanezcamos reunidos en comunidad, no dejemos que la oscuridad opaque la Luz, pasemos la noche en vela, rezando y orando, leyendo los Profetas, el Evangelio y los Salmos con temor y temblor, en un clima de súplica incesante, hasta la tercera vigilia de la noche, después del sábado. Ofrezcamos confiados nuestro sacrificio, la ofrenda agradable al Padre. Vivamos esta celebración en la alegría de los hijos de Dios porque Cristo ha resucitado como prenda de la Resurrección del mundo. La fiesta del Sábado Santo, en la noche de la Vigilia Pascual, no es una celebración cualquiera. Nos encontramos ante la más importante y solemne de todas las 69


fiestas. La liturgia de esta noche santa consiste en cuatro partes claramente definidas: a) La primera parte, el Lucernario o Liturgia de la Luz, comienza con la bendición del fuego. Luego de encender el cirio pascual, el Lucernario termina con el cántico del pregón pascual. b) Al Lucernario le sigue la Liturgia de la Palabra con la proclamación de siete lecturas del Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento. c) La tercera parte de la celebración es la Liturgia Bautismal en la que serán bautizados nuestros catecúmenos (si los hay) y renovaremos nuestras promesas bautismales. d) La cuarta parte de la celebración es la Liturgia Eucarística cuando nos acercamos con Jesús Resucitado a la Mesa del Pan que Él mismo sirve para nosotros.

A- Primera parte: Liturgia de la LUZ: Lucernario: Comentario inicial: La Vigilia Pascual comienza con el Lucernario o Liturgia de la Luz. Este conjunto ritual se incorporó tardíamente a la liturgia de la noche de Pascua. Tiene carácter introductorio y sirve para crear un clima festivo y de expectación. Evidentemente, el Lucernario reviste toda la expresividad que le corresponde cuando la celebración se realiza entrada ya la noche. Lo que se necesita: - Una fogata grande - Cirio Pascual - Granos de incienso - Punzón para marcar el cirio. - Pinzas para tomar los carbones que encenderán el incensario. - Incensario - Base para el cirio pascual. - Cirio pequeño para tomar encender el cirio pascual. - Linterna para el Ministro. - Agua bendita.

Invocación inicial En el Nombre, del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. R/. Amén.

Fuego Nuevo y Cirio Pascual 70


La celebración de esta solemne Vigilia comienza con el Templo (o lugar de la Celebración) en plena oscuridad. Sólo está encendido el «Fuego Nuevo», símbolo de la Vida Nueva que trae Resurrección de Jesucristo. Una vez bendecido el fuego nuevo, de él se saca la llama para encender el «Cirio Pascual», símbolo de Cristo Resucitado, Luz del mundo, que disipa las tinieblas de la muerte y del pecado y enciende la luz de la Vida Nueva, en y para quienes acepten dejarse iluminar (es decir, redimir y salvar), por la conversión a Él y el sacramento del bautismo. La Pascua de Cristo sucede en el corazón de nuestra historia humana: por eso en el Cirio Pascual están grabadas las cifras que indican el año actual en el cual estamos actualizando este acontecimiento salvador (2012). El Resucitado es el mismo que ayer, en el Viernes Santo, murió «por nuestra salvación»: ahora resucita «por nuestra salvación». Esta identidad entre el Crucificado y el Resucitado se expresa grabando en el Cirio Pascual la Cruz e incrustando en ella cinco granos de incienso para recordar las cinco llagas, es decir, la muerte de Jesús. El Señor Resucitado es el Rey del universo, el Señor de la Historia: eso lo expresamos grabando en el Cirio Pascual la primera ( Alfa) y la última (mega) letras del alfabeto griego. De esta manera expresamos y confesamos que Jesucristo, Muerto y Resucitado, es el principio y el fin del Universo y de la Historia.

Bendición del Fuego (Sólo Bendice el Sacerdote) - Cuando no hay bendición del fuego, el que preside exhorta al pueblo para que vaya encendiendo la luz poco a poco, para significar que, de igual manera, la luz de Cristo en nuestra vida, va disipando progresivamente las tinieblas del pecado. - Cuando preside el sacerdote se realiza la bendición del fuego y preparación del cirio (Misal Romano (Págs. 194- 195). - Al finalizar la bendición, el Ministro ordenado toma el cirio y con un punzón, graba una cruz en el cirio. Después traza sobre él la letra griega Alfa y, debajo, la letra Omega; entre los brazos de la cruz traza los números del año 2012. - Terminada la bendición del fuego, el celebrante enciende el cirio pascual con el fuego nuevo, diciendo: Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu. - A continuación el celebrador toma el cirio pascual y, manteniéndole elevado, canta él solo: Cristo luz del mundo y todos responden: Demos gracias a Dios 71


- Cuando no preside un laico evitar los gestos propios del ministro ordenado, se enciende el Cirio del fuego nuevo y se lleva el cirio Pascual en procesión hasta el lugar de la celebración (Capilla o salón). - Después de colocar el cirio Pascual al lado del ambón se pueden encender algunas luces del templo, menos las velas del altar. - Después del comentario se entona el pregón pascual, todos en pie y con las velas encendidas.

Pregón Pascual Después de bendecir el Fuego Nuevo y en él encender el Cirio Pascual, la Iglesia, en su liturgia solemne de esta Noche Santa, entona un himno de exultación, felicitación y alabanza a Jesucristo Resucitado, simbolizado por el Cirio. Este himno es el «Pregón Pascual». Se trata de recordar las maravillas de Dios a lo largo de la Historia de Salvación, no obstante nuestras contínuas infidelidades. La acción maerav illosa de Dios para sacar adelante su Plan de Salvación, en favor de su Pueblo y de la Humanidad entera, tuvo su más insigne anticipo en el Exodo de Egipto. Pero la esplendorosa realización y pleno cumplimiento llegaron con la Muerte y Resurrección de Jesucristo, «nuestra Pascua». Cristo Jesús, que por amarnos murió, resucitó de los muertos. Esta es la condensación más grande de nuestra fe (Hch. 10, 34-43). Ésta es la promesa cumplida del amor del Padre y el fundamento último de la esperanza más honda y radical del ser humano. Jesús, el Señor, está vivo. Su amor fue más fuerte que la muerte. En este día se hacen nuevas todas las cosas; se alegra el cielo y se goza la tierra (Sal. 95, 11), todo se llena de una luz brillante y generosa. Se disipan las tinieblas y se alejan los miedos. Es la Pascua, el paso de Dios «derribando a los soberbios y enalteciendo a los humildes, como lo había predicho desde antiguo», según el cántico de María en el Evangelio. . Este es el tiempo de gracia que lava las culpas y ofrece al triste consuelo. Es nuestra fiesta, nuestra alegría; sepultados con Cristo, renacemos a la vida del Reino. Jesús, nuestra Pascua, muriendo ha destruido nuestra muerte y resucitando a restaurado nuestras vidas para siempre. - Terminado el canto del pregón todos apagan sus cirios y después de la Oración toman asiento.

B- Segunda parte: Liturgia de la PALABRA - Lo que se necesita para la Celebración: 72


- Leccionario. - Linterna porque el templo está con las luces apagadas o a media luz. - Lectores. - Persona encargada de tocar las campanas y de encender las luces del templo, así como de encender los cirios del altar. - A esta parte hay que darle toda la amplitud que merece. No perdamos de vista que se trata de una velada de oración y de escucha de la Palabra de Dios a la espera del Resucitado. Hay que crear un ambiente de silencio y de recogimiento. Téngase además sumo cuidado en la selección de las lecturas y asegúrese una proclamación correcta. Estas -las lecturas- van ofreciéndonos los distintos aspectos del misterio que celebramos. En este sentido téngase presente que las oraciones nos ofrecen una preciosa clave para la interpretación pascual de los textos leídos. El canto del Gloria y, sobre todo, del Aleluya, ha de tener esta noche una cualidad especial.

a) Escuchemos la Palabra En esta Noche Santísima, la Iglesia escucha una abundante proclamación de la Palabra de Dios, para recordar, a partir de ella, el desarrollo de las grandes etapas del Plan Salvador de Dios.

Gn. 2,1 - 2,2: «Dios vio que todo lo había hecho era bueno» El mensaje del Génesis trata del mundo que Dios hizo, perfecto, lleno de simetría y belleza, obra propia de un gran arquitecto y admirable artista; y del ser humano, hombre y mujer, al que creó en pareja y con el poder de dar vida y responder por ella. La Creación es el primer momento, el comienzo de la comunicación de Dios con el ser humano y con el mundo. Es el comienzo de la Historia de Salvación. Y el ser humano -nosotros- tiene un lugar de privilegio, pero también una responsabilidad en el universo. La presencia del poder amoroso de Dios, simbolizado en un viento suave, o un soplo -el texto lo llama «espíritu» (en hebreo ruaj)-, que se cierne velando sobre el mundo todavía en desorden, muestra que en el origen del ser y de la vida de toda criatura, tal como se va a narrar a continuación, están la Palabra de Dios y su Soplo. A lo largo de la narración se repite siete veces una frase: «y vio Dios que era bueno». Significa que todo lo que Dios crea es bueno, porque tiene de alguna forma su huella y participa de su bondad, ya que ha salido de la bondad divina.

Ex. 14,15 - 15,1: «El Pueblo pasó a pie descalzo en medio del mar»

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Israel, el pueblo escogido por Dios, cayó preso bajo el régimen de los egipcios. Muchos años de esclavitud sufrieron los israelitas oprimidos por el yugo de Egipto. Pero, Dios, que es siempre fiel a sus promesas, interviene personalmente en la liberación de su pueblo. Muchas esclavitudes sufrimos hoy día quienes formamos parte del pueblo de Dios. Pero, por la resurrección de Cristo vemos a Dios obrando en nuestro beneficio y conduciéndonos de la esclavitud de la muerte a la libertad de la Vida Eterna. Escuchemos con oído atento.

Is. 55, 1-11: «Así será la palabra que salga de mi boca» El profeta Isaías nos habla a continuación de las riquezas de la salvación. Dios tiene en sus manos todos los bienes y los pone a disposición de su pueblo. «Quien tenga necesidad que venga a mí», dice el Señor por boca de su profeta. Dios promete sellar con su pueblo una alianza eterna y la palabra de su boca no regresará a Él sin haber sido cumplida. De esta manera el profeta afirma la eficacia de la Palabra de Dios. Y es una invitación a recibir esa Palabra y hacerle campo en nuestra vida para aprovechar su poder y beneficiarnos con él.

Ez. 36, 16-30: «Los rociaré con agua pura... Les daré un corazón nuevo» El pueblo de Israel en el exilio se aleja de Dios, se torna desobediente y comienza a practicar la idolatría. La conducta del pueblo desacreditaba el buen nombre de Dios. Nuestra conducta y actitudes también pueden hacer que el mundo pregunte: «¿No son éstos, acaso, los que se hacen llamar hijos de Dios?». Dios nos promete «Corazón nuevo... espíritu nuevo» (v. 26). La renovación alcanza las disposiciones más íntimas (el corazón) y la motivación más profunda (espíritu). El principio vital que moverá a los israelitas será totalmente nuevo, de modo que la conducta será perfecta (v. 27), la Alianza no volverá a quebrantarse (v. 28) y la tierra, también purificada, será generosa en sus frutos (v. 30). La iniciativa divina tan patente en el retorno y la renovación de Israel es muestra del amor desinteresado de Dios por su pueblo. La «nueva alianza» que Dios va a pactar con su Pueblo, por pura iniciativa amorosa, será una alianza de paz (cfr. Ez. 37,26); la acción de Dios será sobre todo de orden espiritual. Ezequiel precisa más lo que ya había dicho jeremías (cfr. Jr. 31,31-34); afirma que Dios actuará directamente en el corazón de los hombres, comunicándoles su santidad; les dará «un corazón nuevo» y «un espíritu nuevo» (36,25-27). El don del espíritu será para cada individuo, de forma misteriosa, el principio de una renovación interior que le procurará la fuerza necesaria para observar la ley de Dios (36,27; 37,14; 11,19) y será una garantía permanente del favor divino (cfr. Ez. 39,26-29). - Terminando la última lectura del Antiguo Testamento, con su oración, se 74


encienden las velas del altar. Se entona solemnemente el Gloria y se tocan las campanas.

Himno del Gloria Monición. Hemos escuchado el largo camino de la humanidad, el largo camino del pueblo de Israel guiado por el amor de Dios. Ahora, antes de escuchar el término de este camino, cantemos gozosamente la alabanza a nuestro Dios, el himno de su gloria que hemos callado durante la cuaresma, pero que ahora se canta con júbilo acompañado del sonar de las campanas. - Terminado el canto del Gloria el ministro proclama la Oración, como de costumbre, y se proclama la Epístola con el Salmo. - Luego se entona el Aleluya, el Evangelio y la homilía.

Ro. 6, 3-11: «Somos sepultados con Cristo en su muerte para vivir con Él» Los creyentes viven, se mueven y tienen su ser en Cristo. San Pablo expresa esta unión íntima, esta esfera de compañerismo, esta relación de la vid y los sarmientos, de que habla Juan. ¡Los creyentes se identifican con y se unen a Cristo en su muerte, en su resurrección, en su servicio de obediencia a Dios, y en su Reino! El énfasis aquí está puesto en la nueva e íntima relación que el cristiano tiene con la muerte y sepultura de Cristo. Los creyentes se identifican con el bautismo de Cristo, con su carácter, con su sacrificio y con su misión. ¡El pecado no tiene poder sobre los creyentes!, siempre y cuando vivan en Cristo. El Bautismo nos compromete con una Vida nueva.

Mt. 28, 1-10: «Ha resucitado. No está aquí» El Evangelio contiene la gran noticia de la resurrección de Jesús. El sepulcro vacío y las palabras del Ángel son pruebas irrefutables. Las mujeres tendrán que llevar el mensaje de la resurrección a los discípulos, especialmente para Pedro. Normalmente se habla de que las mujeres, cuando se asomaron al sepulcro, encontraron la «tumba vacía», pero ese lenguaje resulta al menos ambiguo. La tumba de Jesús, cuya piedra/puerta ha sido corrida, está vacía de cadáver, pero llena de mensaje pascual: Las mujeres llegan buscando un cuerpo para ungir en un monumento excavado en la roca, pero ven que la puerta está corrida y entran, sin temor ninguno (a diferencia del que tendrán después, al salir: en Mt.. 28, 8). Ven que la piedra está corrida y pasan al 75


interior, sin hacerse preguntas, sin miedo, como si entrar en un sepulcro excavado en la roca fuera su oficio de mujeres. Ese joven que se les presenta, posiblemente, es Jesús, pero ellas no pueden conocerlo (como la Magdalena de Jn. 20, 11-18 no puede conocer al Jesús hortelano). Es Jesús que se aparece de otra forma (o un «Ángel de Dios», da lo mismo), sabiendo lo que ellas quieren. Por eso, al verlas asustadas, les dice: «¡No teman!» (v. 5)… Esta palabra de pacificación, con todo lo que sigue, constituye el centro de la trama del evangelio de Mateo, que culmina en un sepulcro vacío, con una palabra de Dios (del mismo Jesús, del ángel de Dios) que ofrece su mensaje pascual a las mujeres, para que así reinterpreten lo que ha sido, y lo que será, el Evangelio. ¡Esta es la maravillosa experiencia del encuentro con el Resucitado!

b) Oremos y vivamos la Palabra Nos ha recordado San Pablo que, por el Bautismo, hemos sido incorporados a Cristo y participamos de su misterio pascual. Cristo muere en la cruz y con ello propicia nuestra muerte al pecado. Cristo resucita y su resurrección es alegría para todos ya que, por su Victoria, tenemos Vida. Escuchemos gozosos, pues el triunfo de Cristo es nuestro propio triunfo. «No está aquí, ¡ha resucitado!, como lo había dicho. Vengan, vean el lugar donde estaba » (Mt. 28, 6). La presencia de un cadáver puede dar seguridad a los amigos: es memoria tangible del muerto, recuerdo que dura, haciéndolos capaces de transformar su memoria y de pacificarla. En esa línea, muchos grandes edificios sagrados, incluso cristianos (en contra de lo que este pasaje supone, en referencia a Jesús), se alzan sobre enterramientos, para mantener la memoria de los muertos memorables: son los famosos y, muchos de ellos, elegantes mausoleos. Pues bien, ¡Jesús no ha dejado ni siquiera un cuerpo!

¡Ésta es la novedad cristiana!: Desde el hueco del sepulcro que no puede cumplir su función (no es recordatorio del muerto: «¡No está aquí. Mirad dónde le habían puesto!»), emerge la palabra fiel del mensajero de Dios: «¡Ha resucitado!». El vacío del cadáver, la soledad que deja el muerto se ha convertido en lugar de proclamación de una presencia y de una vida superior: ¡ha resucitado! Sobre esa certeza pascual, no sobre una fijación de muerte (una tumba), se edifica la verdadera y única Iglesia de Jesucristo. ¿Seremos capaces de entender este lenguaje de Dios quienes despreciamos, perseguimos y reducimos al silencio a quienes tratan de tender una mano a todos los angustiados, oprimidos...? Se puede decir que somos nosotros los que actuamos de 76


esa forma, los más pobres y necesitados de los hombres. Seremos posiblemente ricos en poder, dinero, sabiduría..., pero pobres, muy pobres en vida del Resucitado.

C- Tercera parte: Liturgia del AGUA: Bautismo Bendición del agua - Cuando preside un ministro ordenado: Después de la homilía los ministros se dirigen a la fuente bautismal, sin no la hay se prepara un recipiente con agua en el presbiterio a la vista de todos. - Cuando no hay bautizados, ni se bendice la fuente bautismal, el sacerdote bendice el agua común. - Terminada la bendición se pide a la comunidad que enciendan sus cirios y se prosigue con la renovación de los compromisos bautismales como lo indica el misal. - Se puede insistir en la preparación que debemos tener los cristianos con motivo de la promulgación del Año de la FE. Luego se rocía al pueblo con el agua bendita, mientras se entonan unos cantos apropiados. Monición a la Bendición del Agua. Ahora con FE rogamos a Dios Padre todopoderoso, para que bendiga  su creatura el agua, que va a ser derramada sobre nosotros en memoria de nuestro bautismo a esta invitación se suma la súplica a renovarnos interiormente para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido en el Bautismo. Cuando preside un Laico: - Donde preside un laico no se bendice el agua. - Terminada la reflexión, se hace un momento de silencio y se invita a la asamblea a encender sus velas o veladoras con llama tomada del Crio, y a comunicar la luz unos a otros, mientras se entornan cantos. - Cuando todos han encendido sus velas o veladora, y están acomodados en sus lugares, se prosigue a la renovación de los compromisos bautismales. - Todos de pie, con los cirios encendidos, renuevan los compromisos de la fe. Se puede insistir en la preparación del Año de la FE.

Renovación de las promesas bautismales Monición Hermanos y Hermanas, después de haber vivido el tiempo de cuaresma, 77


renovemos las promesas de nuestro bautismo, con una respuesta firma para renunciar a las obras de Satanás y comprometernos a servir a Dios en la Iglesia que es: Una, Santa Católica y Apostólica. Vivamos con FE este momento de la celebración. Ministro: Hermanos y hermanas, por medio del Bautismo, han sido hechos partícipes del misterio pascual de Cristo; es decir, hemos sido sepultados con él en su muerte, para resucitar con él a una nueva vida. Por eso, después de haber terminado el tiempo de cuaresma, que nos preparó a la pascua, es muy conveniente que renovemos las promesas de nuestro Bautismo, con las cuales un día renunciamos a Satanás y a sus obras y nos comprometimos a servir a Dios, en la santa Iglesia católica. Por lo tanto: Ministro: ¿Renuncian ustedes al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Asamblea: Sí, renuncio Ministro: ¿Renuncian a todas las seducciones del mal para que el pecado no los esclavice? Asamblea: Sí, renuncio Ministro: ¿Renuncian a Satanás, padre y autor de todo pecado? Asamblea: Sí, renuncio. Ministro: ¿Creen ustedes en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y la tierra? Asamblea: Sí, creo. Ministro: ¿Creen ustedes en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de la Virgen María, padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del padre? Asamblea: Sí, creo. Ministro: ¿Creen ustedes en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? Asamblea: Sí, creo. Ministro: Que Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos libró del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo 78


nos conserve con su gracia unidos a Jesucristo nuestro señor, hasta la vida eterna. Asamblea: Amén.

Oración comunitaria: Presidente: Por medio de Jesucristo, el Señor, resucitado de la muerte por el poder del Espíritu Santo, dirijamos esta noche nuestras súplicas al Padre. Digámosle: R/. Padre bueno, consérvanos unidos a tu Hijo. - Por el Papa, nuestro obispo y todos los obispos, sacerdotes, diáconos y demás ministros de la Iglesia, para que vivan lo que han celebrado, roguemos al Señor. - Por todos los que, reunidos en comunidad por todo el mundo, renuevan esta noche su compromiso con Cristo, Jesús, para que sean fortalecidos en su fe y colmados de bendiciones, Roguemos al Señor. - Por los gobernantes de las naciones, para que la luz de Cristo resucitado ilumine su vida y sus decisiones, roguemos al Señor. - Por toda la humanidad, para que reconozca y viva el triunfo sobre el pecado y la muerte, que trajo consigo la resurrección de Cristo, Roguemos al Señor. - Por los que esta noche recibieron el Santo Bautismo, para que permanezcan fieles al él hasta la muerte, roguemos al Señor. - Por nosotros, los aquí presentes, que hemos renovado nuestras promesas bautismales y hemos manifestado que la luz de la fe guía nuestra vida, para que nos dispongamos a participar del Banquete Eucarístico y le prometamos a Cristo no abandonarlo jamás, roguemos al Señor. Presidente: Señor, Dios nuestro, que cumpliste en tu Hijo muerto y resucitado tu plan amoroso de nuestra salvación, escucha la oración que la Iglesia te dirige en esta Santa Noche. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Asamblea: Amén.

D- Cuarta parte: Liturgia de la EUCARISTIA Monición Llegamos al momento culminante de nuestra celebración. Jesús resucitado se hace presente entre nosotros con los signos que nos dejó: el pan y el vino. Con alegría continuemos con la Eucaristía de Pascua, presentando al Señor nuestras primicias. 79


- La celebración continúa como de costumbre, a partir de la oración sobre las ofrendas. - Cuando preside un Laico se trae la Reserva y se dispone para la Comunión.

DOMINGO DE PASCUA La Resurrección de Jesús inaugura la nueva creación El discípulo vio el sepulcro vacío y creyó Comentario de entrada «Este es el día que actuó el Señor: Sea nuestra alegría y nuestro gozo ». Bienvenidos, Hermanos y hermanas a la celebración central de nuestra fe cristiana católica: la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Desbordantes de gozo participemos de esta celebración y proclamemos juntos el triunfo de la vida sobre la muerte, de la gracia sobre el pecado y de la luz sobre la oscuridad.

1. Sentido general Un mensaje nuevo, de alegría y liberación pascual resuena hoy en toda la Iglesia. Cristo ha triunfado y ha vencido a la muerte, al pecado, a la injusticia. ¿Qué vamos a hacer nosotros para constituirnos en protagonistas de este triunfo? ¿Serán nuestras palabras y nuestros hechos renovadores? ¿Qué nos exige el resucitar con Cristo? Si bien hay que reconocer en el momento histórico en que vivimos una dinámica de progreso, nos podemos preguntar: ¿Qué supone la presencia de los cristianos en crear la nueva sociedad? Y como grupo, como comunidad creyente, ¿cuál es nuestra aportación para crear ese cielo nuevo y esa tierra nueva? ¿Qué significado tiene la Resurrección en nuestra vida, en la vida de la comunidad cristiana, en la historia del mundo para su presente y su futuro?

2. Liturgia de la Palabra A- Escuchemos la Palabra La Palabra que resucita es la luz definitiva en nuestro camino. La Palabra de Dios es la luz verdadera que necesitamos hoy. Escuchemos con mucha atención el anuncio gozoso de la Pascua porque Cristo, Vive. Vive para siempre. Hch. 10, 34.37-43: «Dios ungió a Jesús de Nazaret con Espíritu Santo y poder» El discurso de Pedro en la casa del centurión Cornelio es el prototipo del anuncio de Jesús resucitado como Buena Noticia. La primera predicación apostólica no tuvo otro 80


tema que Jesucristo resucitado, vencedor de la muerte. En este resumen de sermón se recoge ya todo lo que debió ser el esquema de aquella primera predicación apostólica. Destaca cómo el ministerio público de Jesús adquiere su verdadera dimensión salvífica a la luz de la Resurrección (v. 43). «Los que crean en El, reciben, por su nombre, el perdón de los pecados». De este modo la Resurrección de Cristo inaugura el tiempo de la «nueva creación» en él y en nosotros. Por la fe, el Bautismo y la Eucaristía, empezamos a ser nueva criatura y vivir una nueva vida. Pedro subraya la condición de los apóstoles como testigos oculares de la vida de Cristo, que han comido y bebido con él después de la resurrección. El salmo 118(117), cantado el día de la glorificación de Jesús, nos habla de la nueva creación. Como el primer día de la historia de la creación quedó marcado por la acción de Dios, así «éste es el día en que actuó el Señor», sellado con la exaltación del Hijo, la nueva creación. Col. 3, 1-4: «Si han resucitado con Cristo busquen los bienes del Cielo» Con la Resurrección de Jesús, cabeza de muchos hermanos, se ha inaugurado nuestra propia glorificación. Por el Bautismo estamos incorporados a Cristo glorioso. Hemos entrado en la dinámica de esa renovación que nos exige desprendernos del hombre carnal. Cristo sentado a la derecha del Padre se nos revela como «el Señor» en gloria, Señor de toda la creación, libre del espacio, del tiempo y de todas las limitaciones. Pablo parte de la realidad del Bautismo donde su vida quedó sepultada con Cristo para ser resucitado con El. Reconocerle como Señor es decir que es la única persona que puede dar sentido al hombre y al mundo. Es creer que lo sucedido en Jesús marca la dirección y la suerte de cada hombre. Si bien, mientras peregrinamos, esta renovación permanece oculta, esperando la manifestación final de Jesús. Jn. 20, 1-9: «El discípulo vió y creyó» Al ver el sepulcro vacío creen. Entienden las Escrituras: «que El habrá de resucitar de entre los muertos». La experiencia de la Resurrección es como si una luz intensa iluminara desde la altura todo. Un paisaje hasta ahora sumido en la oscuridad, queda envuelto en un resplandor indescriptible. La luz de la mañana de Pascua da sentido a todos los acontecimientos de la vida de Jesús. La fe del cristiano en la Resurrección no se basa en argumentos históricos, fenoménicamente constatables, sino en la verdad de un testimonio, en la experiencia de una comunidad que sabe que Cristo vive para siempre. La verdadera fe de los discípulos de Jesús no se producirá sino confrontando las Escrituras con el acontecimiento, sea cual sea la forma en que sucedió. Esto sigue siendo también el fundamento básico de nuestra fe en la Resurrección. 81


El evangelio del sepulcro vacío nos recuerda que Cristo ha superado la condición de un cuerpo mortal, las limitaciones estrechas del tiempo y el espacie caduco, de todo lo que está sujeto a la muerte, incluso de todo lo que ha toca do el cuerpo de Cristo. Esto nos habla de renovación, renacer, vida y mundo nuevos. B- Oremos y vivamos la Palabra Ese Jesús que ha abandonado los signos de la muerte, las vendas, el sudario, que busca las cosas de arriba, que por la Resurrección aparece como el Señor que salva, es prototipo del hombre nuevo y de la creación nueva y nos descubre nuestra vocación. Jesús glorioso está presente de un modo nuevo, superior a la cercanía corporal, da sentido a la vida del hombre y, a través de su Espíritu, nos hace hombres nuevos, capaces de renovar el mundo. Así vemos el significado salvífico que la Resurrección de Jesús tiene para nosotros, para la humanidad y el cosmos. Dentro de la gran familia descubrimos un dinamismo que empuja hacia una humanización del universo, con dificultad, entre avances y retrocesos. Cristo actúa hoy en este mundo por caminos misteriosos. El papel de la comunidad pascual y cristiana es el de ser fermento que transforme este universo; en la comunidad creyente continúa la acción de Jesús. Nosotros debemos ser protagonistas de la renovación del mundo, de la liberación integral que Cristo inauguró. Y la ley interna de ese fermento renovador es el dinamismo de la caridad del amor radical y eficaz. C- Oración comunitaria Presidente: Con la Confianza puesta en Jesús, «Nuestra Pascua», quien ha muerto y resucitado para darnos nueva vida, invoquemos al Padre Dios con nuestra oración sincera. R/. Dios de la vida, escucha nuestra oración. - Por el Santo Padre, los Obispos, sacerdotes y religiosos, para que con su palabra anuncien siempre al mundo la alegría de la vida nueva en Cristo resucitado. Oremos. - Por todos los gobernantes de las naciones, en especial de nuestra patria, para que ejerzan su autoridad con espíritu de servicio para bien de todos los ciudadanos. Oremos. - Por las familias, para que en ellas reine la vida nueva, y venciendo las dificultades puedan vivir en unidad, respeto, amor y entrega. Oremos. - Por todos nosotros, para que tengamos siempre un corazón abierto a las necesidades de los hermanos más pobres y necesitados, y compartamos solidariamente con ellos los bienes. Oremos. 82


- Oremos por nosotros, los que celebramos este día de gloria, para que en las pruebas y en las dificultades del día a día Cristo resucitado sea siempre nuestra fuerza e inspiración. Roguemos al Señor. - Oremos por los niños y los jóvenes, muchas veces alejados de la iglesia, para que nuestro ejemplo y nuestra alegría los acerquen a la luz que no se apaga. Cristo resucitado. Roguemos al Señor. - Por nuestra comunidad que ha celebrado con alegría las fiestas pascuales, para que ayudada por el Señor resucitado permanezca en su gracia y persevere en la fe. Oremos. Presidente: Padre bueno y lleno de amor, acoge estas súplicas que te hemos presentado y que unimos al sacrificio que te ofrece tu Hijo. Por Cristo Nuestro Señor. Asamblea: Amén.

3. Liturgia de la Eucaristía - Continúa la Celebración Eucarística como de costumbre, a partir de la Presentación de las Ofrendas.

Conclusión Hermanos y hermanas, esta semana hemos vivido, de nuevo, la experiencia gratificante de la Pascua de nuestro Señor Jesucristo. Ha sido una semana de renacimiento, de reencuentro con el sentido de la vida y de la historia por la Resurrección de Jesucristo. Deseémonos mutuamente, con alegría fraterna, unas «Felices Pascuas», que serán posibles sim oramos y vivimos la Palabra en la experiencia comunitaria.

¡Cristo ha resucitado. Aleluya!

PADRES EUDISTAS PARROQUIA SANTA MÓNICA - CALI P. Carlos Pabón Cárdenas, CJM.

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INDICE: Presentación

2

DOMINGO DE RAMOS 1. Sentido general 2. Bendición de Ramos y Procesión 3. Liturgia de la Palabra 4. Liturgia de la Eucaristía

4 4 4 6 9

Lunes Santo 1. Sentido general 2. Liturgia del día

9 9 10

Martes Santo 1. Sentido general 2. Liturgia del día

12 12 13

Miércoles Santo 1. Sentido general 2. Liturgia del día

15 15 15

JUEVES SANTO 1. Sentido general 2. Liturgia de la Palabra 3. Liturgia de la Eucaristía 4. Procesión al Monumento 5. Hora Santa

18 18 19 23 23 23

VIERNES SANTO 1. Celebración del Viacrucis 2. Las 7 Palabras - 7 Rostros de los pobres 3. CELEBRACIÓN LITURGICA PASIÓN DEL SEÑOR

29 29 41 53

SABADO SANTO 1. Sentido general 2. Celebración mariana 3. Solemne VIGLIA PASCUAL - Liturgia de la LUZ - Liturgia de LA PALABRA - Liturgia del AGUA - Liturgia EUCARISTICA

61 61 62 69 70 72 76 79

DOMINGO DE RESURRECCIÓN 1. Sentido general 2. Liturgia de la Palabra 3. Liturgia de la Eucaristía

79 79 80 82

Conclusión

83 84


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