A l v a r a d o — C a r t a g o — E l G u a r c o — J i m é n e z — L a U n i ó n — O r e a m u n o — P a r a í s o — Tu r r i a l b a Revista #9, Volumen 2 - Marzo – Abril, 2017
Imborrables
ISSN: 2215-4515
C
on frecuencia escuchamos lamentos por la demolición de algún edificio señero. En febrero fue la casa Schmith en Cartago Centro, con una rica historia ligada al tren, a gente de trabajo recordada y querida.
Es complejo ubicarnos frente a estos hechos, duele dar paso a lo nuevo porque es posible que no iguale en calidad a lo anterior, pero tampoco podemos dejar que una casa deshabitada agonice solo para que nuestra memoria continúe intacta. Lo cierto es que cuando cae una estructura del entorno nos sacudimos con ella. A pesar de habitar este mundo de lo efímero los derrumbes nos afectan significativamente. Cartago respeta destrucciones con nombres sacros… San Eustaquio, San Antolín y Santa Mónica, pero detesta los provocados por mano humana y se aferra a la idea de atesorar cualquier ladrillo que se acerque al siglo, exigiendo a sus propietarios que desechen la posibilidad de lucro patrimonial y que inviertan en su conservación para satisfacción de los nostálgicos. No hemos sido educados para las pérdidas, los cambios y las transformaciones. Buscamos seguridad y sentimos que los sitios conocidos nos cobijan. Podemos evolucionar sin perder la identidad aprendiendo a perpetuar el único patrimonio posible: la memoria, fundamental en una tierra que se empeña en decirnos a sacudones, que nada material es permanente La memoria no necesita placas de bronce pegadas a monumentos, puentes o plazas de fútbol que con el tiempo solo muestran vanidad y ansias de perpetuidad; ni edificios a medias, que subsisten a fuerza de supersticiones recreadas por la sagacidad de guías turísticos que avergonzarían a los abuelos. La memoria necesita voluntad y generosidad. Compartir las historias, fotos, cartas o diarios que hablan de la vida, costumbres y valor de los pioneros para recordar que hubo espíritu de lucha y entrega en los antepasados. Así asumir que no somos solo usuarios de la herencia. Somos los que construimos para la próxima generación mientras habitamos un mundo en constante movimiento. Si este movimiento es de evolución o decadencia, depende de nosotros. Ahora.
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De Contenido …Lleras, piedra, Lleras cambio, mármol e ¿me copia Lleras? historia
La Foto
500000
Sembrando agua y oxígeno
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Distritos afectados por eventos hidrometeorológicos, Cartago, 1970-2016
¯ Heredia
Simbología: Límite de cantones
Detrás de la estadística
OREAMUNO
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Una 10 tarde de café, historias y ciudades mágicas con Zulay Soto
Límite de provincias
Número de eventos: 15 - 30 75 - 130 5 - 15 50 - 75
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¡Vienen los piratas! 1100000
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Limón
ALVARADO
LA UNION
30 - 50
Diagrama de ubicación:
TURRIALBA
JIMENEZ
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CARTAGO
EL GUARCO PARAISO
Bienestar San José Estarbien
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Un Ratito
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18 Portada: Casa de la familia Schmith junto a la estación del tren en Cartago centro, sometida a demolición controlada para recuperar materiales.
Créditos
Revista Cartago Mío es una revista costarricense, de capital e ideales independientes, gestionada y administrada por Fractal21. Dirección editorial y administrativa: Dedé Coseani Dirección de Arte, y diseño editorial: Francisco Chavarría Equipo de columnistas: Fabricio Monge Rita Leiva Li Sáenz Alice Brenes Youset Vega Carlos Guvarsol Fotografías: Francisco Chavarría Impresión: MasterLitho,S.A. Aplicación para dispositivos móbiles: ISSUU
Dedé
Contacto: revistacartagomio@gmail.com Tels.: 506+ 2551-5596 8364-9530 8593-1163 Ventas - Raúl Morales:
Tel.: 506+8345-8243
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Proyección Tranversal de Mercator para Costa Rica (CRTM05) Episode WGS84 Datum CR05
Manipulación de datos y diseño cartográfico: Geog. Ricardo Orozco. Febrero, 2017 Fuente de datos: DesInventar, 2017
550000
El Naborío San Cayetano
Océano Pacífico
Página Literaria 1050000
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¿Qué Sabés?
Mar Caribe
La Ruta de Fajardo
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Fabricio
Rita
Li
Francisco
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Youset
Carlos
Raúl
Otro ángulo enigmático que nos regala El Sanatorio Durán. Fotografía de Fabián Yuan.
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Dra. María José Morales
Orgánico Artesanal
Restaurante Café Tienda
Empresa de gestión y producción de proyectos culturales
Medicina Paliativa y Cáncer • Visita domiciliar especializada • Dolor crónico • Cáncer
8392-53 63 – 7 105-9335
Dra. María José Morales. Medicina Paliativa y Cáncer
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RITA LEIVA.
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Marcaría, en consecuencia, el año de 1813, un nuevo comienzo para el camposanto, justo allí donde hoy se encuentra, en el límite occidental de la Vieja Metrópoli, la que entonces fuera capital de la Provincia de Costa Rica. En sus inicios y durante décadas, sería testigo de cortejos muy sencillos, que le darían una apariencia sobria de montículos de tierra encabezados, tal vez, con cruces de madera. Aquel aspecto distaría mucho del monumental escenario que blanco floreció con el despertar de la República. 1840, 1850, 1860… décadas serían de funeraria opulencia que, disímiles a aquellas sepulturas cerca de las Ruinas, en el Convento de los Capuchinos y demás iglesias, verían arribar conjuntos tumbales, arte italiano de talento y mármol. Angeles, cruces, mausoleos y tumbas. La modernidad de antaño ubicaría a la élite oligárquica y política al norte del cementerio, donde aún encuentra la mirada estructuras funerarias de impactante presencia. Pero la transformación arquitectónica no permeaba la esencia religiosa: sería el cementerio aún un lugar santo, sacro,
opuesto al laicicismo… hasta que julio de 1884 llegó para llenar las hojas del calendario con un mandato secular. Fue Eusebio Figueroa, quien sin saberlo jamás, marcó con su muerte el transcendental cambio. Partió en un duelo, a manos de León Fernández, por lo que la llave del camposanto no quitaría cerradura para darle entierro. Sería ese el detonante para que Próspero Fernández emitiera decreto. Recibiría el cementerio al difunto Figueroa y no se negaría más la entrada a suicidas, protestantes, ateos o pecadores no confesos. Así como don Eusebio, otros nombres honran la memoria de un pueblo. Yacen aquí el expresidente Jesús Jiménez Zamora, el futbolista José Rafael “Fello” Meza y Rafael Angel Troyo, un gran poeta... La lista continúa y exhorta a efectuar visita. El recorrido por sus calles, que asemejan la estética californiana de ayer… la observación de los zócalos, talla en piedra de canteros de otro siglo… y el disfrute de los jardines, frescura de hortensias y lantanas, se nutren todos al meditar sobre el valor cultural e histórico del Cementerio General de Cartago.
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u quietud se impone en medio del bullicio… Hecho de piedra, mármol e historia, el Cementerio General de Cartago ha presenciado, desde la esquina, el ocaso de dos siglos. Generaciones le han visto… y miles en su seno reposan… pero el imaginario colectivo es ajeno, quizás, a sus raíces. 204 años atrás, abrió sus puertas por vez primera, sobre tierra que otrora estaba extramuros de la ciudad, como mandaban las leyes sanitarias de la Ordenanza Real. Anterior a ello, los cartagos de la colonia sepultaban a sus difuntos cerca de las iglesias… ¡y dentro ellas! Sus testamentos indicarían incluso la parte del templo de su preferencia. Pero con cada adiós, la salud pública sufriría un problema… de ello dan fe antiguos documentos; así lo describe Arnaldo Moya Gutiérrez, historiador, cartaginés, investigador del tema: “A los muertos los dejaban a flor de tierra… dentro de las iglesias… entonces empezaban a despedir olores… o los templos tenían el piso sumamente en falso por los cadáveres en descomposición”.
Periodista y docente ritaleiva@gmail.com
El impacto de las inundaciones de 1890, 1927 y 1963, así como la fuerza del terremoto de 1910 lo golpearon sin titubeo, pero los cartagineses sabrían cómo volver a levantarlo.
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lisaenzu@gmail.com
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LI SÁENZ.
ste llamado se escucha a cada rato en las radios que echan chispas, cuando hemos trabajado juntos en algún Festival de las Artes, y otros eventos del Ministerio de Cultura. Alberto Lleras ha sido productor en muchos de ellos. Estas actividades generan cantidad de coordinaciones, problemas a resolver y satisfacciones verdaderas. Lleras es una persona y un amigo muy especial. Nacido en Cartago centro, en una casa victoriana y con ancestros colombianos por parte de padre. Una de sus pasiones es coleccionar fotos antiguas de su ciudad. Estando en el Colegio San Luis, su amigo Eugenio Arias, del grupo teatral Tierra Negra, le daba entradas para ver las obras. Recuerda un montaje realizado en Las Ruinas, que se llamó “Nosotros no usamos corbata”. –Desde entonces me fui empatinando con el teatro, hice un par de talleres en mi provincia y de pelotero me fui metiendo en el Teatro Universitario de la UCR. Hice de acomodador, boletero y pega afiches, mientras estudiaba otra carrera. Una vez en la obra “El Cruce del Niágara”,
cuenta que tenía que poner un bollo de pan en una resistencia, para dar el ambiente de una panadería con su olor y humo. En un descuido...¡diay... se le quemó el pan!. Perucci que era uno de los actores gritaba: “¡se quema el paan, fuegoo!”. Soltando la carcajada, dice: –Apagamos el incendio y la función siguió en medio de ¡un humarascal!. Fue mi primera vez como tramoya, de gratis como todo lo que hacía para ese teatro. Si hay algo que caracteriza a Lleritas, es ser un gran apagador de incendios con energía de súper héroe. Es rápido y siempre está presto a colaborar con quién lo necesite así esté corriendo con mil cosas a la vez. –Es un hombre orquesta, cuando nos lleva el viento, el está ahí firme, tiene una
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memoria increíble, ¡no olvida ningún detalle!- comenta nuestra compañera vestuarista. Jovencillo, su primera producción de eventos fue un baile. Con un grupo de amigos querían ganar plata para sus vacilones. Él inventó hacer unos afiches con propaganda sugestiva: ¡YA VIENE! ¿QUE SERA? ¡ESPÉRELO!...Pegando esos carteles se los cargaron por subversivos y terminaron en la comandancia. Sin embargo ¡LLEGÓ EL BAILE DE LA MIEL! con VÍA LIBRE en el Club Social, pusieron una cuota para zánganos y otra para abejas –¡La plata ganada se caía de la gaveta! Hicimos una cena para todos en el City Garden, un restaurante de lo mejor en ese tiempo.
Alberto también fue disjokey en Scorpios la primera discoteca de Cartago. –Tenía un tanate de novias, me llegaban las birras gratis a montones. Luego creé las tardes juveniles en Sagitario, otra disco. Aunque ejerció la administración, ha pasado por todos los oficios de la producción cultural, eso le da una vasta experiencia. Sabe desde hacer un plan de limpieza, organizar filas, perifonear a pie, hasta ser asistente de producción general en un Festival Internacional de las Artes. -Como nada me da vergüenza aprendí de todo. Trato de resolver problemas, me gusta hacerlo. Para mí lo más importante es el público, siempre persigo su satisfacción. Que reciba calidad, comodidades, que todo salga bien.
Con las marionetas de Praga, ¡Lleras siendo un niño! (Enamorate de tu ciudad)
Dicen que no existen personas imprescindibles. Yo creo que si. Son esas que dejan su huella sensible, de excelencia y de cariño en lo que hacen. Lleras es uno de esos imprescindibles. Un productor de los más experimentados que conozco; infatigable, solidario y servicial, que merece un gran reconocimiento por ello. Su trabajo ha dado satisfacción a públicos en infinidad de rincones de nuestro país y ha sido un apoyo fundamental para los que hemos sido sus compañeros. ¡Muchas gracias Lleritas por crear éxito en las producciones que trabajás!.
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RITA LEIVA.
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Periodista y docente ritaleiva@gmail.com
El Tolomuco y El Caimito son dos de los senderos que se entrelazan en toda una red que lleva a visitantes y voluntarios por corazón y linderos de la finca.
Aquí usted viene y ve los animalitos. Aquí no había nada… El veneno los quemaba. Ahorita va a oír los oropeles. Ya ahorita salen y empiezan a hacer bulla. Ya hay pajaritos, hay ardillas, oso perezoso… ¡Va a ver que les va a gustar!”, asegura el pionero. Una vara a manera de bastón y sus 87 años de edad le acompañan, por sendero y bosque, conforme nos conduce a través de las 14 hectáreas de tierra paraiseña que hoy albergan al Proyecto de Reforestación Las Nacientes. Un cuarto de siglo atrás, don Claudio Soto Morales fue el precursor de este ecosistema, y hoy no cesa su admiración ante sus “hijos”… árboles, motores de vida, con enormes raíces que penetran el subsuelo… con troncos y ramas que suben 5, 10 y hasta 15 metros. Una propiedad privada, de cuyas entrañas brota abundante el agua, se desdibujó, poco a poco, en las manos laboriosas y mayoritariamente voluntarias de un grupo de vecinos, para dejar de ser una plantación de helechos y tornarse en un joven bosque. Fue en 1991 cuando la baja calidad del agua en Paraíso encendería la alarma. “Había
un dañito… había que ver qué se hacía”, rememora don Claudio. “Entonces hicimos un comité, lo montamos en el 92 y nos vinimos aquí y cogimos las muestras de las aguas.” La química de aquel muestreo daría una respuesta rotunda: era mandatorio proteger las nacientes Mero, El Bosque, y El Guayabal del flagelo agroquímico. ¡Pero detener fumigación y monocultivo no sería suficiente! Y don Claudio lo sabía. Había que fortalecer la riqueza hídrica, que corre a 12 metros de profundidad, con masa boscosa, benévolo filtro natural. Machetes, sudor, trabajo... tiempo y voluntad: herramientas son que, año tras año, desde 1993, moldean una visión de hojas, frutos y biomasa. Son cerca de diez mil… diez mil árboles que despliegan su follaje con variedad de formas, tonos y tamaños en una armonía que se acerca a las 40 especies. “Tenemos higuerón, güitite, corchos, guayabo, sota caballo (¡muy buen amarrador de suelo!), muñeco, tirrá…” Un conjunto de voces masculinas convergen para nombrar las especies que, autóctonas en su gran mayoría, engalanan el terreno y la mirada. Son las voces de quienes
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Con el paso del tiempo, el trabajo de los voluntarios viste al área de dosel arbóreo.
cada sábado entregan parte de su energía a la siembra de árboles… bondadosos generadores hídricos. “Hace más o menos 15 años ha estado la preocupación por dejarle algo a las futuras generaciones”, dice Carlos Chaves Molina, uno de los voluntarios. “Aquí encontramos un buen asidero. Es nuestro entorno, aquí vivimos. Luego se adquiere un compromiso con los mismos árboles que uno siembra”. Ese lazo con cada árbol nace de la convicción personal, mas el vínculo es justificado. Riego, abono, poda y control de plagas: la tarea trasciende el noble momento de cavar un hoyo y plantar en él un higuito, una caña fístula o un laurel. “Esto tiene muchísimo esfuerzo, porque un arbolito se pone en el suelo y hay que cuidarlo como un bebé hasta que tenga cuatro o cinco años y se valga por sí mismo”, explica Eladio Madriz García, quien desde 2002, ayuda en este emprendimiento. Ese ánimo por cuidar el incipiente bosque torna el paisaje irreconocible si se compara el ayer de hace dos décadas con el ramaje de hoy. “Arrancamos en una esquinita”, cuenta Rafael Araya Carvajal, apasionado por la voluntaria tarea. Al visitar la emblemática esquina, es difícil imaginarla descubierta…
deforestada… con un piso atravesado por la geometría de eras de helechos. No es fácil porque sombra y frescura, regalos de los árboles, interrumpen el pensamiento. En esa esquinita, Don Claudio inserta una vara en la cama de hojas que cubre el suelo y, al extraerla, muestra la evidente humedad: “Esto tiene agua ya en cantidad… antes no metía una estaca aquí”. Esa humedad, suavidad bajo nuestros pies, les motiva a gestionar apoyo logístico y económico. Una alianza con la empresa Helechos de Cuero, dueña de la finca, cubre el salario de Manuel Morales Amador, quien cada sábado, al ser las 6:00 de la mañana, inicia sus faenas. “A mí me gusta mucho porque siempre he trabajado en el campo, y sembrar árboles para el agua… nunca había sembrado… hasta ahora que tengo un año de trabajar con ellos”. El encargado del proyecto, Víctor Durán Quirós, nos lleva, entre ramas y plantas, a las tomas de la naciente Mero: “El agua fluye de la tierra hacia arriba en borbollones… se hace como un volcán con arenita donde sale el agua… ¡Bastante agua!”. Veinte litros por segundo, según las mediciones… Mero y los otros dos mantos
El reloj da las 9:00 y llama a desayunar. Un merecido cafecito con pan y un fresco natural son combustible para continuar las labores de siembra y cuido del incipiente bosque.
acuíferos convierten así a ésta y la vecina Finca Borbón, al otro lado de la calle, en áreas de dominio público. “Así lo establece la Ley de Aguas”, afirma don Rafael, “establece un radio no menor de 200 metros de donde hay nacientes”. Ese radio protector se traduce en una empresa a gran escala que demanda muchas manos voluntarias, como las de Antonio Torres Bravo, que, al pensionarse de su puesto en San José, no dudó en asumir un sector de la finca y cuidarlo como suyo. “Me siento muy pero muy bien aquí, lindísimo es. Se siente uno que está cerca de Dios con la naturaleza, oír las aves cantar, ver los árboles, los insectos, los animalitos que llegan a alimentarse. Y luego, la satisfacción más grande es estar sirviendo a las generaciones que van para arriba”. La Municipalidad de Paraíso también extiende su mano en esta iniciativa ciudadana al servicio de todos. “La proyección es que sea un parque ambiental municipal” indica entusiasta don Rafael. “De hecho ya es visitado por estudiantes de todos los niveles y por grupos organizados”. Una de esas agrupaciones es el CAIPAD de Paraíso, un centro que atiende a personas con discapacidad. Un rótulo de madera
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Los intensos tonos de sus flores dan por nombre Llama del Bosque a una de las especies que conforman este pulmón de Paraíso.
en lo alto de un árbol, en la Finca Borbón, celebra el trabajo de estos colaboradores. Justo allí, años atrás, un incendio causado por una quema en un cañal azotaría el bosquecito que los enamorados de la reforestación habían logrado levantar. “Hasta que daba miedo, hasta que le daban a uno ganas de llorar, de ver las serpientes que teníamos ahí… de dos metros… tendidas donde se quemaron…”, narra Don Claudio. Todo se quemó. Todo se perdió. Indudablemente, sería ese un tropiezo trágico y doloroso, pero el espíritu inquebrantable de don Claudio no se dejaría doblegar. “Bueno, les digo, aquí no hay nada de llorar… de nuevo, otra vuelta, ¡y comenzamos a meterle árboles… otra vuelta!”. Agradecida la tierra y dadivosa la naturaleza, con fuerza de pico y pala, horas de sol, espaldas dobladas y manos con callos de labranza, los árboles volverían a emerger. Y la labor continúa. “El sueño sería cultivar unas 100 hectáreas”, señala Madriz. Con ese sueño, cada fin de semana, siguen los voluntarios… sembrando el futuro… sembrando bosque, agua, oxígeno.
Empedernidos bebedores de ron, dueños de los mares bravíos, brabucones como sabuesos olfateando tesoros, eso es lo que a uno se le viene a la cabeza cuando de piratas se habla. En un pequeño parque del distrito de La Suiza, en Turrialba, hay un monumento que nos hace pensar en capítulos criollos de esas leyendas que nos relatan los libros. A los pies de la estatua que simboliza a un hombre indígena con taparrabo y plumas en la cabeza, corriendo despavorido y a grito pelado, se lee una placa: “Al indígena
carlosguvarsol@gmail.com
Esteban Yapirí, por su heroica defensa del territorio nacional ante la invasión de los piratas ingleses Mansfield y Morgan…”. La estatua fue colocada en el sitio por el Ministerio de Cultura, en 1982, y en la actualidad luce descuidada y casi desapercibida al ojo de la población. Era el año de 1666 -aseguran los archivos históricos- cuando los piratas ingresaron por el Caribe y arrasaron con todo, mataron y secuestraron, mientras se encaminaban rumbo a la ciudad de Cartago, la capital colonial. Pero, en medio del desconcierto, hubo un hombre que logró escapar de las sanguinolentas manos invasoras y corrió entre las montañas, por trillos y atajos, para dar aviso del peligro. ¡Vienen los piratas, vienen los piratas! Gritaba Esteban Yapirí. El grito se escuchó con fuerza en cada
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pequeño caserío. Ante el aviso, cientos de hombres se prepararon para enfrentar a las tropas piratas que, luego de pasar por Turrialba y causar destrozos, se toparon (se dice que a la altura de donde hoy llaman Quebrada Honda de Jiménez) con la gran sorpresa que los hizo dar marcha atrás: un ejército de españoles decididos a proteger todo eso de lo que, tiempo atrás, ya se habían adueñado. Dicen que fue un milagro de la virgen de Ujarrás el que hizo que los españoles se multiplicaron ante los ojos de los corsarios, quienes al ver tantos hombres decidieron mejor regresar por dónde venían y no invadir Cartago. Lástima, que la misma suerte no corrieron los nuestros, quienes no sabían de vírgenes ni de imágenes, cuando siglo y medio atrás otros piratas llegaron y arrasaron con todo.
Fotos Carlos Guvarsol
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as historias de piratas me hacen pensar en libros de Salgari, de Stevenson o de Defoe, incluso, por qué no, en James Barrie y las aventuras fantasiosas-piratescas de Nunca Jamás y su eterno Peter Pan.
CARLOS GUVARSOL
ALICE BRENES MAYKALL.
“Los desastres ocurren cuando te has olvidado de ellos” Sabiduría de los antepasados japoneses.
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Distritos afectados por eventos hidrometeorológicos, Cartago, 1970-2016
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Simbología: Límite de cantones
OREAMUNO
Límite de provincias Número de eventos: 15 - 30 75 - 130 5 - 15 50 - 75
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Heredia
Limón
ALVARADO LA UNION
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Diagrama de ubicación: TURRIALBA
JIMENEZ
900000 1000000 1100000 1200000
CARTAGO
EL GUARCO PARAISO
Mar Caribe
Océano Pacífico
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destruidas y otras 6.246 necesitaron reparaciones y sufrieron pérdida de enseres y electrodomésticos. Podemos observar históricamente en que territorios impactados por desastres, ha estado chimando más el zapato: El mapa nos indica que los distritos con más desastres de tipo hidrometeorológicos son: Turrialba; Tres Ríos; Paraíso y San Nicolás. Identificar que tan recurrente es impactado un territorio por el mismo tipo de desastre es importante, ya que la recurrencia sobre un mismo sector acentúa las condiciones de vulnerabilidad en las poblaciones y de exposición del territorio a determinadas amenazas. Así mismo, la frecuencia de pequeños y medianos desastres, pueden
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Proyección Tranversal de Mercator para Costa Rica (CRTM05) Episode WGS84 Datum CR05 Manipulación de datos y diseño cartográfico: Geog. Ricardo Orozco. Febrero, 2017 Fuente de datos: DesInventar, 2017
ser más costosas que aquellas con periodos de alternancia de 50 o más años, como los sismos. Sumar y multiplicar impactos por desastre debe ser más que un mero ejercicio matemático o estadístico. Debe ser un ejercicio reflexivo, donde el histórico de desastres permita profundizar en la causa de los desastres y prever qué debemos hacer como sociedad (familias, gobiernos , sector privado, etc.), corregir y transformar para no reincidir en la construcción de nuevos riesgos, o al menos, controlarlos y reducirlos. En definitiva, debe ser un ejercicio al servicio de la toma de decisiones y la planificación del desarrollo económico, social, cultural y político de cualquier territorio.
Manipulación de Datos y Diseño Cartográfico: Geógrafo Ricardo Orozco
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Experta en gestión de Riesgos abrenes@virilla.net
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ravesear la base de datos DesInventar (Inventario de pérdidas, daños o efectos ocasionados los desastres), me lleva a generar el siguiente dato: La provincia de Cartago registra en los últimos 46 años, 1.670 desastres asociados al clima o accidentes tecnológicos, sin tomar en cuenta aquellos originados por erupciones del Turrialba y del Irazú, de éstos hablaremos otro día en exclusiva. Recordemos: un evento natural adquiere la “categoría de desastre” cuando provoca daños, es decir que una “amenaza” entró en contacto con una población vulnerable, con infraestructura y ambiente frágil que es incapaz de absorber el impacto y recuperarse de forma autónoma. Desgranemos el dato. Congruente con la tendencia país, la cantidad de desastres en nuestra provincia está encabezada por las inundaciones 54%; seguido del 30% por deslizamientos con daños; los vendavales 7,3% (al destechar casas, afectar cosechas, infraestructura productiva y cableado eléctrico); el 2,21% de daños es por avenidas torrenciales o cabezas de agua y tormentas. DesInventar también contabilizó 34 diferentes emergencias tecnológicas 2,02% (escapes de gas o derrames químicos); sismos 1,55% y una época seca que provocó escasez de agua 0,29% con afectaciones en la agricultura y ganadería. Trágicamente, entre 1970-2016, esta provincia reporta un total de 56 muertes originadas en 6 diferentes tipos de desastres: inundación, 19; deslizamiento 18; cabezas de agua 15; explosiones 4; lluvias 1 y rayería 1. El luto se ha guardado en cada uno de los 8 cantones; y aún más, por aquellas personas que permanecen desaparecidas. Una de las metas globales que ha asumido el país es reducir sustancialmente el número de personas que mueren por desastres al 2030. Además de las vidas, ¿cuánto pierden las familias y las sociedad en los desastres? En este periodo se reportan 903 viviendas
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na tarde fría a principio de año visitamos la casa de la reconocida pintora nacida en Cartago, Zulay Soto Méndez una de las artistas más prolíficas y constantes de nuestro país. Pionera y vanguardista, ocupa por derecho propio un lugar entre las grandes mujeres del arte costarricense que marcaron la pauta con su bandera de lucha y reivindicación. Zulay nos hace pasar a su casa, donde encontramos la más variopinta exhibición de pinturas, grabados, acuarelas y esculturas de diferentes autores y épocas. Nos lleva a la cocina, una gran mesa de madera ocupa la mayor parte del espacio, este es, según su dueña, el principal aposento de toda la casa, aquí recibe a sus amigos. Las paredes también exhiben parte de su asombrosa colección, que incluye originales de Portocarrero, Francisco Zúñiga, Rafa Fernández, Carballo, junto a otros artistas de renombre también pelean su lugar los dibujos y pinturas de sus nietos. Ahí, entre café, tamales y queque navideño de su propia autoría, nos narrara sus historias y recuerdos…
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De su identidad cataginesa, Zulay dice: -Cartago es un lugar que quiero mucho, yo nací en la casa de mis abuelos, por la Plaza de la Soledad (hoy Corte de Justicia) luego vivimos en la Puebla, hasta que mis papás construyeron nuestra casa por donde los Gutiérrez. Tengo recuerdos tan lindos de gente muy querida, me palpita el corazón cuando hablo de Cartago, ahí empecé a dibujar. Este año, Zulay recuerda su exposición de graduación en Bellas Artes “Son cincuenta años dedicados al arte y quiero hacer una gran exposición para celebrar” Fue una joven liberada y de gran temple, desde sus años de estudiante en el San Luis Gonzaga, daba que hablar por confrontarse a las costumbres y pensamientos de la época sobre el comportamiento femenino, viajaba en bicicleta y usaba pantalones…”y por eso hasta un profesor se negó a recibirme en clase”. En Bellas Artes (UCR) fue cuestionada pintar desnudos. Realizó una serie de grabados en metal a punta seca, que llamo ‘Izquierda Erótica’. Fue el inicio de un movimiento universitario que llevo ese
enmarca el pensamiento de esa época: –Fui invitada a exponer en Nicaragua junto a otros pintores. Cuando llegué, un grupo de artistas miraban mis obras y decían: “Que fuerza tiene este tico, que fuerza tienen sus pinturas, que bien pinta…” les dije que esa era mi obra y ellos me replicaron “que pintaba como hombre”. El artista cartaginés Carlos Moya le pasó conocimientos sobre arte matérico, en boga en aquel momento en Europa. Ahí empezó su búsqueda del manejo teórico y técnico que necesitaba para realizar su obra: -Buscaba hacer una escultura de pared, al principio fue muy abstracta, influenciada por el arte de Tapies y otros artistas matéricos españoles. Luego hice las Ciudades Mágicas, los barcos y los bodegones; ahora estoy volviendo a los abstractos de mis inicios, con algunas intrusiones a nivel figurativo y transvanguardia, sigo evolucionado, siempre con humor, eso lo aprendí de Emilia Prieto, ese sentido del humor nunca lo he perdido. La artista, galerista, coleccionista, museóloga, curadora y perita de arte Zulay
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Soto, nos dice sobre su quehacer: -Siempre estuve pendiente de mis profesores, adquirí muchas de sus obras, también de mis contemporáneos. Estudié museografía en México, dirigí una galería y el Museo del INS, perité obras para su aseguramiento; esto me dió el ‘expertise’ necesario para considerarme una profesional en el arte. Las diferentes experiencias de mi vida en el arte me hacen sentir completa. Para no perder el humor, innovar y evolucionar, el artista siempre debe mantenerse activo. Antes de retirarnos damos un recorrido por sus obras en proceso, cada una narra un espacio poético de su historia personal inmersa en nuestra contextualidad socio cultural. Dejamos a Zulay Soto en su casa poblada de musas, duendes, elementales de la forma y demás seres maravillosos que coexisten en los habitáculos del arte… FABRICIO MONGE Artista Visual. Gestor Cultural engacam@yahoo.es
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nombre, estuvo compuesto por artistas que criticaban al gobierno, al establishment y condenaban la guerra de Vietnam, les gustaba del rock y el movimiento hippie, admiraban la rebelión de mayo ‘68 tanto como al Che Guevara; era un grupo de gente más libre que lo común de la izquierda tica que, al decir de Zulay, siempre andaban “todos críticos y amargados”. Participaron en importantes movilizaciones populares y estudiantiles, como ALCOA. Esto le costó a Zulay vivir el acoso y la represión policial. Como reacción decidió no volver a hacer figura humana, sino escultura de pared, con hierros, chatarra y objetos encontrados. Empezó con exposiciones individuales y poco a poco fue encontrando su propio nicho en el arte. En 1971, dirigía la Galería Amighetti; ahí se montaban exposiciones y conciertos de rock, se vendían libros y se daban clases de idiomas. Zulay refiere que le resultó difícil posicionarse en el campo de las artes plásticas, era un espacio dominado por hombres. Recuerda esta anécdota que
Próxima edición
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A partir del 8 de mayo 2017 nos podrá recibir en su casa por correo o encontrarnos en los siguientes puntos.
PUNTOS DE DISTRIBUCIÓN Alvarado • Restaurante La Posada de La Luna: Cervantes • Restaurante Bocadito del Cielo: 3km. NE del Centro de Cervantes Cartago • Joyería y Relojería Valerín – CC El Dorado – Cartago • Clínica Goretti 50m O de la entrada N. del Estadio - Cartago • Museo Municipal de Cartago – 200 N. de las Ruinas • Municipalidad de Cartago • Oficina Administrativa de Metrocentro Taras: • Abastecedor y Panadería MC, 250m Oeste de la Guardia Rural • Taller Hermanos Gutierrez: Taras, diagonal a la delegación de Tránsito
¿Alguien lo vió?
Tierra Blanca: • Tiendita de Regalos La Casona El Guarco • Municipalidad de El Guarco • Amubis Asociación: Costado Sur de la plaza de deportes San Isidro, El Guarco
¿Dónde está?
La Unión • Cafetería Arte y Naturaleza Li: CC Plaza Estación, 2° Piso Diag. a M x M. - Tres Ríos • Taller del Artista: 350m Este, Saint Gregory calle vieja - Tres Ríos. • Pepermint: Centro Comercial Vía San Juan 200m E. Wallmart - calle vieja - Tres Ríos. • Solerti Panadería Artesanal: diagonal al cementerio - calle vieja - Tres Ríos. • Municipalidad de La Unión – Tres Ríos
¿Qué significa? ¿Quién lo hizo? ¿Cuándo?
Oreamuno • Farmacia y Consultorio Espíritu Santo: 150m N del EBAIS de Cot • Biblioteca Púbica de Cot Paraíso • Palacio Municipal Turrialba • Peluquería Canina Turrialba: Diagonal al Mega Super • Panadería y Repostería Flor de Trigo: 100 Oeste del Parque Central de Turrialba • Veterinaria Diprovet - Santa Cruz • Aromas D’ Café Cafetería Gourmet: Calle Puntarenas, costado S. Balneario Las Américas
La respuesta y los link con información muy completa y más fotos, escaneando el QR con la aplicación de tu dispositivo móvil.
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Bienestar Estarbien
¡
Voraz! Así fue como los medios nacionales describieron a Costa Rica en cuanto el uso de plaguicidas y fertilizantes. Toneladas de agrotóxicos son aplicados en los campos de cultivo, calan la tierra y se difuminan en mantos acuíferos. La cadena de producción y consumo de alimentos parece ser más bien un círculo vicioso: pagamos por productos contaminados y luego volvemos a pagar por tratamientos de salud que nos curen por lo que consumimos. Tomar acciones y volver a prácticas agroecológicas bajo la Economía Social Solidaria es la alternativa. La situación económica, política y cultural que se vive en el país nos induce a volver nuestra mirada hacia adentro, a vivir nuestros mercados
locales como espacios de empoderamiento, convivencia e innovación. Así, en agosto del 2016 se inauguró el Mercadito Azul, la primer feria de productos agroecológicos en la provincia. Un esfuerzo colectivo de “Cartago Orgánico” cuyo objetivo principal es gestionar e impulsar esta plataforma de intercambio, promoviendo la alimentación consciente como elemento clave para el bienestar personal. Queremos mostrar un profundo agradecimiento a quienes han originado esta idea y la gestionan, así como a las
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LAURA MORA RODRÍGUEZ Asociación Cartago Orgánico
instituciones y personas que a través de estos años de esfuerzo continuo se han vinculado a este proyecto. Especialmente a las personas productoras que con gran esfuerzo y compromiso conforman la base de este modelo agroecológico. Les invitamos a formar parte de este proceso de transformación colectiva y a vivir el Mercadito Azul como un espacio de convivencia y disfrute rodeado de aire fresco, verdes paisajes y alimentos sanos.
I
ba a tomar el bus de Tres Ríos a San José, cuando de pronto…. –Para todo hay tiempo, para la tristeza, para los colerones y la risa….
El señor venía hablando solo con paso acelerado. Al doblar la esquina se topó conmigo y me dirigió su inspirado discurso, con toda naturalidad. –¿Verdad que sí muchacha? Se puso a mi lado para seguir conversando mientras avanzábamos por la estrecha acera. –¡Primero gracias por lo de muchacha, (nos sonreímos) – Claro tiene razón, ¡para todo hay un tiempo! le contesté con tono risueño, pues me hizo gracia que me guindara en su reflexión solitaria. –Es que nosotros todo lo enredamos, hay un tiempo para cada cosa, es sencillo, ¡lo dice la Biblia!-. ( Pausa) –¿Usted es de aquí? –me preguntó. –De allá arriba. – Ahh, yo dejé el ombligo en ese cafetal
–dijo señalando el super de los chinos. –Bueno, cuando eso era un cafetal… Todo cambia, esa es otra que nos cuesta entender. (tono apasionado) ( Pausa) –Esta era una calle llena de pinos a los lados ¡lindísima!. –Sí eso me han dicho. –Había árboles de todo: manzanas de agua, guisaros, nísperos, uno de guila se la tiraba subido en los palos apeando de todo. Yo iba a las cogidas de café, viera que vacilón, aunque también era durillo. Todo cambia. –¡Qué bonitos recuerdos! –le comenté . –Ah pues cuando quiera le cuento más. –¿Cómo se llama usted? –Marvin para servirle. –Marvin el que dejó el ombligo en el cafetal… no se me va a olvidar, le dije emocionada. –Bueno, yo me voy por aquí- y cruzó la calle. Nos despedimos y seguí mi ruta hacia el puente peatonal, sintiendo el bálsamo en el pecho por ese encuentro auténtico y fugaz, que hoy quiero compartir con usted.
LI SÁENZ.
lisaenzu@gmail.com
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CADENA DE VIDRIO Más de cuatrocientos Centros de Acopio en el país, nos ayudan para que el vidrio que pasa por sus manos llegue a los patios de Vical para continuar así su ciclo útil. “Dentro de poco, Cartago pretendemos que se convierta en líder en recuperación de vidrio, esa es una meta que nos propusimos y vamos por buen camino”. José Luis Hernández de la Dirección General de VICESA.
Seis grupos familiares de Cervantes trabajan y crecen en torno al reciclaje de vidrio.
Luis Ramirez y Juan Arias recorren el país entero recolectando botellas. Ellos le dan la misma dedicación al lugar que le entrega medio saco que donde recogen quince sacos. Un envase es importante.
U
na simple decisión frente a la estantería del supermercado puede abrir un camino de progreso o hacer que todo muera a los pocos días en un basurero, al hacer una elección ecológicamente responsable escogiendo VIDRIO. Comprar un producto envasado en vidrio implica intervenir directamente en el modo de vida de muchas personas. Sigamos el recorrido de su frasco de mermelada o chilera: Primero: disfrutó de un producto que no tuvo ninguna oportunidad de contaminarse porque el vidrio garantiza la pureza e inocuidad de su contenido. Luego desaparece de su vista porque seguramente el camión recolector de residuos domiciliarios se hizo cargo, pero ahí mismo es donde inicia un ciclo invisible de productividad; Nosotros como consumidores deberíamos de separar los residuos de vidrio en un contenedor aparte de preferencia sin elementos extraños (pajillas, tapas), para facilitar luego su posterior acopio. Los cazadores de materiales reciclables lo rescatarán para juntarlo con botellas y otros productos similares de vidrio que tienen un valor tanto monetario como ambiental. Esta no es una tarea solitaria, necesita de organización y entrenamiento para que esto del reciclaje, sea de verdad una fuente de trabajo, ingresos, progreso y bienestar para muchos. Con el entrenamiento adecuado que brinda Grupo Vical sobre el manejo y cuidado del vidrio, grupos de familias, asociaciones vecinales, cooperativas escolares pueden iniciar un emprendimiento rentable y sostenible en el tiempo con la certeza de que todo el material que recojan será adquirido por “la vidriera” en Cartago. Para organizar un centro de acopio de vidrio, además de la capacitación, se necesita un espacio para reunir los envases, manos hábiles y cuidadosas para separar el material por color etiquetas, eliminar etiquetas y pajillas, quebrarlo, colocarlo en estañones y llevarlo a la planta. Es un trabajo laborioso en el que la cooperación entre centros de acopio es clave, ya que algunos disponen de máquinas para quebrar y de vehículos para el transporte, que pueden brindar el servicio de recoger y/o procesar el material de los centros más pequeños. Así la cadena se consolida, muchas personas trabajando por el mismo objetivo y cada uno obtiene ganancia. Al final todo vuelve a comenzar, cuando el vidrio molido llega a la planta y se incorpora a la fórmula para elaborar nuevos envases. En ella se mezcla con los elementos básicos: sílice, feldespato, caliza que se funden a miles de grados para convertirse nuevamente un producto íntegro y confiable en su mano. Fuentes de ingresos genuinas para las familias, reutilizar un material noble y menos basura en el ambiente, disponibilidad de envases para los fabricantes y productos de calidad para el consumidor; y todo comenzó con la sencilla decisión del consumidor de preferir productos envasados en vidrio.
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M
i padre era férreo amante de los caballos domados con fiereza.
La soledad le latía como un gran corazón de la tierra y un barro intempestivo le forjaba el almva.
Poemas que pertenecen al libro Reino de las cosas perdidas. 2016.
M
e gusta el mar tenerlo aquí a mis anchas
Cada día una parte de él amanecía sin sus ojos.
treparme en él como a un árbol un caballo
Era férreo, oscuro, mi padre, aún cuando moría lo era.
me gusta su libertad su poderío su muerte en la arena
En el Instituto Hellen Keller
U
Edmundo Retana Nació en San José, 1956. Es poeta, teólogo y librero. Ha escrito varios libros de poesía. Poemas suyos han sido incluidos en antologías nacionales y latinoamericanas. Participó en lecturas y Festivales internacionales de poesía en Nicaragua, Cuba, Ecuador y Rumania . Su obra ha recibido una amplia valoración crítica por autores locales y extranjeros. Ensayos de su autoría sobre arte literario y cultura son publicados regularmente en medios de prensa costarricenses.
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na muchacha acaricia su perro guía un hombre joven llevado por una señora la salita llena de gestos callados que buscan la luz
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SERGIO OROZCO ABARCA Filólogo, e investigador sergiorozco@gmail.com
D
ividido en seis pequeños cuadrantes internos con cuatro casas cada uno (24 casas), el Naborío San Cayetano es un caserío singular e histórico de Cartago. Se ubica diagonal a la esquina sureste de la Biblioteca Pública, en barrio El Molino. Fue construido después del Terremoto de Santa Mónica, del año 1910. Durante la Colonia --y aun posterior a ella--, se denominaba Naborío a gran parte del sector occidental de la ciudad de Cartago, por ser territorio habitado por indios naboríos o naborías , dedicados a servidumbre de las familias aristocráticas de la Vieja Metrópoli. En los planos de la ciudad de Cartago (de 1801 a 1841) incluidos en el famoso “Álbum de Figueroa”, se indica que en este mismo cuadrante se ubicaba la “Plaza del Laborío”. Para la época del Terremoto ya no existía dicha plaza. En la etapa de reconstrucción de la ciudad
Foto Cartago Mío
después del Terremoto, se edificaron cuatro ciudadelas de este mismo estilo, destinadas a las clases populares: una llamada “El Convento” (25 casas), al suroeste del Convento de San Francisco, y otras dos más pequeñas: una frente al Matadero --donde hoy está la Plaza Asís--, llamada “Valverde” (11 casas); y otra llamada “Alvarado” (4 casas)1. Estas fueron fabricadas con pinotea (Pinus taeda L.), madera hermosa y resistente a las termitas, proveniente de bosques norteamericanos. Estas casas fueron donadas por el gobierno de Canadá y traídas por la Cruz Roja. La “Junta de Socorros” de Cartago recibía y canalizaba todas estas donaciones, y fue la encargada de construir estas ciudadelas. De las cuatro ciudadelas, sobreviven El Naborío y El Convento. Las viviendas eran muy cómodas y frescas, con paredes, puertas y cielos muy altos, lo que proporcionaba gran volumen a los aposentos2 . Las ciudadelas se construyeron con su singular disposición, porque los cuadrantes tradicionales, distribuidos en solares, poseían un
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centro “muerto”, es decir, improductivo. En esta modalidad, se sacaba el máximo provecho de los espacios, lo que resultaba vital en este tipo de soluciones habitacionales. Actualmente quedan pocas casas con la disposición original.
Pudieron construirse muchas más de estas hermosas ciudadelas en el Cartago post-terremoto, ante la demanda de casas para la gente urgida de vivienda. Pero una deficiente asignación de recursos favoreció que gran parte de las donaciones fueran monopolizadas por las principales familias de la ciudad3. Los vecinos escogieron a “San Cayetano” como su patrón, pues este santo se asocia con las necesidades de los pobres y humildes, en particular de vivienda, pan y trabajo. La devoción la inició doña Anita Jiménez Navarro, en la década de 1940, con una imagen de casi 1 m. de alto. Luego siguieron con la tradición doña Dominga Arce
Foto Sergio Orozco
Por años existió la costumbre de sacar el Santo en procesión, el día 7 de agosto (Día de San Cayetano), al tiempo que se recogían alimentos y ropa, para llevarlos a los presos en la cárcel de Cartago. La procesión, que culminaba en la Comandancia, se iniciaba en el Naborío y calles aledañas, con el auspicio del padre Luis Martínez, cura párroco de María Auxiliadora. La ropa y la comida se transportaba en un carro de la Cruz Roja, mientras los vecinos iban en procesión, hacia la cárcel. También se sumaba la banda de Cartago, que entonaba bellas melodías, mientras en la plaza del Hospicio de Huérfanos (donde hoy está la Biblioteca), se reventaba mucha pólvora. Participaba, además, una orquesta de Guadalupe, que amenizaba un baile en la cárcel. Comercios muy reconocidos de Cartago colaboraban con donaciones para el evento: el almacén de Garófalo, la Flor del Café, don Ninfo Ramírez, los señores Montealegre, don Adrián Collado, etc. Con el tiempo, la tradicional visita a la cárcel se hizo dificultosa, y la imagen de San Cayetano fue entregada a la Comandancia de Cartago,
donde permaneció, como santo patrón de aquella, hasta que el inmueble fue transformado en el Museo Municipal. En ese momento, la imagen se puso bajo la custodia de las autoridades de la Parroquia de Cartago (hoy Catedral), donde se encuentra actualmente, según se nos ha dicho. Confiamos en que así sea. Por fortuna, la tradición de San Cayetano goza hoy de excelente salud. Hace unos años, los vecinos reunieron fondos para adquirir una nueva imagen, que fue encargada a un notable escultor nicaragüense, la cual se guarda en la capilla de la casa de doña María Quesada, al este del Naborío. Todos los años, el día 7 de agosto, pasadas las 5 de la tarde (¡apunten!), los vecinos realizan una llamativa ceremonia religiosa en las calles internas de la ciudadela. Concluida la ceremonia, se reparten exquisitos platillos y repostería típicos de Cartago, preparados con gran esmero y cariño por los devotos y devotas de San Cayetano. Algunas familias que vivieron o han vivido en la ciudadela son estas: Sáenz Fuentes, Cordero Arias, Meneses Coto, Salas Navarro, Rodríguez, Ramírez, Molina, Cubero, también la familia de don Julio Brenes Araya, y las de los gemelos Quesada (jugadores del C.S. Cartaginés y fundadores del C.S. Once Tigres); por el sector sur: familia Céspedes, familia Monge, familia Hernández, entre otras.
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Casa de la familia Meneses Coto, costado norte de El Naborío. Una de las pocas que conservan su disposición original. Izq: don Rafael Ángel Salas Navarro, der: don Miguel Meneses Coto.
Foto Sergio Orozco
Barquero, doña Julia Centeno, doña Ligia Cubero Arce, y en la actualidad se mantiene vivo el culto, gracias al entusiasmo y a la devoción de doña Rosibel Alvarado y doña María Quesada, pero con el compromiso de todos los vecinos.
Foto Sergio Orozco
Foto Cartago Mío
E
scuché que cerca del camino a Orosi existe un puente abandonado del ferrocarril. Sin mucha información ni referencias dejé pasar el tema. En uno de los intentos por llegar al interior del Parque Nacional Braulio Carrillo un señor de apellido Barquero, que fue guardaparques, me contó más sobre esa ruta legendaria y la intención abrir camino a Carrillo con el tren. Según la historia el primer trecho que se intentó abrir hacia el atlántico pasaba por el actual valle de Ujarrás pero ciertos problemas geológicos paralizaron el proyecto. Don Sergio Barquero me habló de un muro de contención construido por chinos allá por 1872 y un gran obstáculo llamado Roca de Fajardo que detuvo por completo la obra. Comencé a investigar, es de esos temas que hay muy poca información, solo alguna referencia sobre la ruta. Al puente ferroviario se le conoce como Beeche y nunca lo cruzó el tren, el muro de contención de más de 130 años evidentemente si existía, el reto ahora sería
YOUSET VEGA
yousetdvdv@gmail.com
encontrar ese trayecto sin un mapa o referencias claras, solo ciertos puntos como la calle de los Madriz y el antiguo puente que comunicaba Ujarrás con Tucurrique con el mismo nombre de la ruta. Salí en bicicleta con la fe de ir encontrando el camino y gracias a varios pobladores logré dar con el puente, aunque no fue tan fácil ya que buscaba el río Púcares entre potreros con bici al hombro sin ver nada. Graciosamente después de un rato me di cuenta que había pasado sobre él ya un par de veces pero no lograba verlo cubierto por la vegetación, hasta que un borde de ladrillo se dejó mostrar... Es hermoso y mucho más grande de lo que esperaba, continué hasta alcanzar el camino de los Madriz que baja hacia Ujarrás y di con una desviación que me llevaba a la antigua trocha, era muy clara y me encontré en la propiedad en donde se localiza el muro. Su dueño muy gentilmente me invitó a pasar a su hermoso hogar con una espectacular vista del valle. Este muro fue construido por chinos bajo las peores condiciones de seguridad de la
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Fotografías de Youset Vega
el puente, el muro y la roca
época; mientras en los puentes de la región la mano de obra italiana se plasma en su estilo. En el camino la vegetación se vuelve espesa; me provoca ansiedad, incertidumbre y desconfianza. Llegué al valle de Ujarrás a fuerza, sobre una intensa pendiente pues un acantilado no me permitía seguir, era el primer obstáculo que se encontraron en aquella época… (y el perro bravo de una rústica casa en medio de la nada...). Se sigue hasta alcanzar la roca y el puente de Fajardo que aún existe pero es poco usado en el sector más estrecho del río Reventazón. La roca gigantesca es en realidad un acantilado sobre el río que ahora se utiliza para el deporte de escalada, conocida popularmente como la roca de Cachí. Evidentemente obstáculos como esa roca y el Salto de la Novia cerca de las ruinas de Ujarrás imposibilitaron seguir con esta ruta, ahora quedan solo algunos de sus cimientos.
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