DANZAENESCENA
MENSAJE DID 2022
CONVENIO CON
FUNDACIÓN MARÍA PAGÉS
EDUARDO LEAL
ADA GONZÁLEZ
Bailarina Solista del Ballet
Nacional de la Ópera de Bucarest
MENSAJE DID 2022
CONVENIO CON
FUNDACIÓN MARÍA PAGÉS
EDUARDO LEAL
ADA GONZÁLEZ
Bailarina Solista del Ballet
Nacional de la Ópera de Bucarest
4 Mensaje DID 2022
Sue Jin Kang
6 EDITORIAL: Bailar en tiempos revueltos
Joan Boix
8 ENTREVISTA: Ada González, Bailarina Solista del Ballet Nacional de la Ópera de Bucarest (Ru manía)
Carolina Masjuan
16 JacBallet: una joven compañía estable y versátil Danza En Escena
20 ENTREVISTA: Eduardo Leal
Mercedes Albi Murcia
DANZAENESCENA
Nº 53_ABRIL 2022
EDITORA: Mila Ruiz
COORDINADOR: Perfecto Uriel
CONSEJO DE REDACCIÓN:
Víctor M. Burell, Nelida Monès, Joaquim Noguero y Mila Ruiz.
COLABORADORES:
Sue Jim Kang, Joan Boix, Carolina Masjuan, Teresa Laiz, Fredy Rodríguez, Tomás Manyosa, Orlando Taquechel/Artburst Miami, Travis Magee, Isabel Pérez, Emilio Martí, Perfecto Uriel, Mercedes Albi Murcia.
MAQUETACIÓN:
Liosmar Ruiz leoruizmartinez@gmail.com
DIRECCIÓN:
Casa de la Danza, c/Rua vieja 25, 26001 Logroño (La Rioja)
MAILS:
Mila Ruiz: danzaenescena@gmail.com
Perfecto Uriel: casadanza@casadeladanza.com
(Las colaboraciones son gratuitas y responsabilidad de sus autores)
Fotografía de portada: Ovidiu Matiu, cortesía de TBS
24 Arte e Historia de las Castañuelas II Parte Edad Media
Teresa Laíz
27 La caricatura de Fredy Rodriguez
28 Biografía de un bailarín;
Josep Maria Massó Jubany
Tomàs Manyosa (LiceXballet)
32 La Casa de la Danza y la Fundación María Pagés crean el programa ‘Danza y Periferia’
Danza En Escena
34 Un “Lago de los Cisnes” cautivador para un Miami City Ballet inédito
Orlando Taquechel/ Artburst Miami
38 Antonio, centenario de un genio (1921 – 2021)
III Parte
Isabel Pérez y Emilio Martí
44 El primer encuentro con la libertad de Vladimir Issaev fue en Odesa
Orlando Taquechel/ Artburst Miami
48 El bosque de la danza y sus protagonistas; Margot Fonteyn, “Prima Ballerina Assoluta” la estrella del Ballet en Inglaterra
después de la II Guerra
Perfecto Uriel
51 La belleza tácita de los bailarines con tatuajes
52 Alma y compás
Ballet Español de Murcia-Cia Carmen y Matilde Rubio
«La catástrofe del Covid-19 ha detenido la vida libre tal y como la conocíamos y estar en medio de esta tragedia nos hace replantearnos el significado de la ‘danza’ y de los ‘bailarines’.
En un pasado lejano, la danza era un medio primordial de expresión y comunicación a través de los gestos, convirtiéndose en un arte escénico que conmovía el alma e inspiraba al público. Es un arte momentáneo que es difícil de restaurar en su forma original una vez completado porque se crea con todo el cuerpo y el alma. La danza está hecha de momentos efímeros, lo que predestina a los bailarines a estar en constante movimiento. Sin embargo, el Covid-19 ha restringido e incluso bloqueado el arte de la danza en su forma original.
Aunque la situación está mejorando, los espectáculos de danza siguen estando sujetos a muchas restricciones. Esto nos hace atesorar los preciosos recuerdos de los tiempos en los que la danza y los bailarines brillaban como joyas e iluminaban el mundo, transmitiendo la angustia y la ansiedad humana, la voluntad y la esperanza de vivir.
Del mismo modo, es importante recordar que en una de las diferentes réplicas de la peste negra surgida en la Europa medieval, un 28 de junio de 1841, se estrenó en la Ópera de París el ballet ‘Giselle’, que representa el amor más allá de la muerte, y recibió una respuesta explosiva. Desde entonces, ‘Giselle’ se ha representado en toda Europa y en todo el mundo para reconfortar y animar a las almas de la humanidad asolada por la pandemia. Ésa es mi manera de entender ‘Giselle’, tal y como se demostró desde su primera representación: es el magnífico espíritu de una bailarina que intenta escapar de la gravedad de las penurias que azotan el mundo.
El solitario y cansado público está sediento de la simpatía y del consuelo de los bailarines. Como bailarines, creemos que batir nuestras alas da esperanza a los corazones de los que aman el arte de la danza y les da el valor para superar esta pandemia.
Mi corazón ya comienza a palpitar».
En pleno siglo XXI, cuando las generaciones actuales vivíamos en relativa tranquilad, aparecieron en nuestras vidas miedos desconocidos para la gran mayoría. Como salido del pasado pero a la velocidad del presente y a modo de primer acto se presentó el Covid-19 paralizando al mundo entero y con él, el de la danza. Vivimos un duro confinamiento que llevó al cierre de escuelas y compañías y tristemente algunas para siempre. Durante meses: cocinas, salones, dormitorios o garajes intentaron sustituir estudios de danza y escenarios y llegamos a normalizar el trabajar “on line” algo hasta entonces impensable en nuestro sector.
En el entreacto descubrimos daños colaterales poco visibles desde la superficie. Entre ellos, bailarines profesionales que estaban en los últimos años de sus vidas artísticas y que después de tantos meses sin actividad, tuvieron que despedirse de los escenarios desde casa y sin aplausos. Antagónicamente, alumnos de danza listos para audicionar y entrar en el mundo profesional perdieron tiempo y oportunidades de hacerlo.
Después de una pausa demasiado corta para recobrar fuerzas y solapandose con la pandemia e incluso haciéndonos casi olvidar la escena Dantesca del Cumbre Vieja, irrumpió el segundo acto, “La guerra”. La invasión de Ucrania por parte de Putin, saca a relucir lo peor del ser humano. Hemos visto tanto, que poco queda por decir. Bailarines haciendo lo más remoto a su arte, la guerra y algunos incluso perdiendo la vida. Teatros bombardeados por tener civiles escondidos dentro o compañías bloqueadas en el extranjero, que todo y estar a salvo, no tienen dónde volver.
Asimismo han habido acciones admirables por parte de artistas y ciudadanos Rusos que sin importarles las posibles consecuencias han criticado o abandonado sus responsabilidades a modo de protesta por el ataque de los que muchos consideran sus hermanos. Yo personalmente he bailado en Kiev, Dontez y Mariupol cuando era Ucrania y sé que nunca será el mismo lugar. Llegara el momento en que bajara el telón, escondiendo detrás todas las consecuencias negativas y las vidas truncadas para siempre. Se apagarán los focos y los responsables de tanto dolor entraran de nuevo en las sombras, las del olvido.
En la danza, la repetición constante de movimientos es sinónimo del progreso necesario para mejorar. Y en las antípodas, gran parte de los dirigentes mundiales repiten constantemente los mismos errores de sus predecesores. Con los mismos resultados. Y así se escribe la historia, con demasiados capítulos ya repetidos.
Joan Boix, Bailarín, coreógrafo y profesorPor suerte, tras haber podido ser testigos de su formación en Cataluña con Joan Boix y Roser Muñoz e ir apreciando sus progresos en sus funciones anuales en roles principales de ballets como Coppélia, Cascanueces o Giselle, hemos tenido la oportunidad de ver a Ada ya como profesional en numerosas ocasiones invitada a distintas galas. Con gran amabilidad y predisposición en una época de mucho trabajo en la compañía, nos concede esta entrevista para Danza en Escena de la Casa de la Danza de Logroño.
¿Cómo te iniciaste en la danza? ¿Qué te motivó a apuntarte a clases?
Empecé a los cuatro o cinco años y, obviamente, fue decisión de mis padres llevarme a clases. Tenían que encontrar una actividad extraescolar para mí y casualmente había una escuela de danza a pocos metros de mi casa. A partir de ahí, nunca tuve la sensación de querer dejarlo, era divertido, hice amigas, y poco a poco, casi todo el mundo me reconocía como la Ada bailarina.
¿Cuando decidiste hacer de ella tu profesión?
Me di cuenta temprano que me gustaba el mundo artístico pero tampoco tenía mucho conocimiento sobre el mundo de la danza a nivel profesional. Quería dedicarme a la danza moderna, quizás coreografiar musicales o algo más “local”, más asequible para la información que llegaba a Barcelona (y España) sobre el mundo de la danza. Pero a los doce años conocí a Roser Muñoz, que volvía a casa al terminar su carrera como primera bailarina, y después de un año tomando clases con ella, me di cuenta de que el sueño de ser bailarina existía. Ella me enseñó este mundo fascinante y aunque sabía que no era una apuesta segura, algo ya había hecho click en mi cabeza y supe que esto era lo que quería hacer.
Toda tu carrera profesional se ha desarrollado en Rumanía, primero en Sibiu y luego en Bucarest ¿cómo llegaste ahí?
La etapa de audiciones es un momento muy estresante y puede tener un gran impacto emocional. Al fin y al cabo, los bailarines nos enfrentamos a encontrar una posición en el mundo laboral a los 18 años, incluso an-
tes en algunas compañías, y no es fácil enfrentarte a este proceso y saber tirar adelante. La experiencia es distinta para cada bailarín pero solemos vernos obligados a lidiar con el rechazo, yo personalmente no creo que fuera la persona con más suerte, hice muchas audiciones y al final sólo conseguí un contrato en Sibiu. De alguna manera, estaba escrito. Y estoy tremendamente agradecida por las oportunidades que me dio trabajar allí y a día de hoy aún colaboro con ellos siempre que me necesitan con gran placer y reconocimiento.
Sibiu es una ciudad pequeña pero con una compañía relativamente grande capaz de abordar un buen repertorio. Sorprende que un país no muy rico, pueda permitírselo. Cuéntanos acerca de ello.
La compañía de Sibiu no pertenece al estado propiamente dicho, y creo que la dirección ha sabido aprovecharse de este hecho para que el presupuesto esté repartido de la mejor manera posible. Y es una compañía relativamente grande, pero tampoco tanto como una Ópera Nacional como para hacer un Lago de los cisnes completo. Los ballets están adaptados a un número máximo de unos 40 bailarines, y las producciones se compran a precios relativamente asequibles. No suelen tener coreógrafos de renombre internacional que vayan a pedir millones de euros, pero eso no significa que el trabajo que se hace allí sea de menos calidad. TBS ha crecido mucho desde que me fui, aho-
ra los sueldos son absolutamente decentes considerando la economía del país, han construido una sede propia con todas las condiciones necesarias, etc. No creo que cuente mucho que Rumanía no sea un país muy rico, al final es cuestión de organización y tomar las decisiones correctas lo que llevan a una compañía a enriquecerse.
¿Cuantos años estuviste? ¿que repertorio bailaste? Estuve tres temporadas en Sibiu pero fueron tan intensas que me parece que fue más tiempo. Tuvimos en première cinco grandes clásicos y muchas producciones neoclásicas, además de representar todo el repertorio que la compañía ya tenía de antes. La primera première de ballet fue Coppélia, donde bailé las amigas de Swanilda, la segunda fue Corsario, donde bailé Gulnara, y la tercera fue Lago de los cisnes en 2014 donde bailé Odette/Odile a los 20 años recién cumplidos. De ahí lo bailamos todo, Giselle, La Bella, Quijote, La Fille, Cascanueces, Anna Karenina… Además tienen una coreógrafa residente, Aleisha Gardner, con quién conecté muy bien desde el principio, y siempre me utilizó para sus piezas.
Y de ahí a la principal compañía del país, el Ballet de la ópera de Bucarest ¿cómo fue el cambio?
Fue básicamente por necesidad y por casualidad. El escenario donde bailaba Sibiu tuvo que cerrarse por renovación y pasamos a bailar en condiciones mucho peores, muchas giras a escenarios pequeños, buscar espacios en Sibiu que nos permitieran presentarnos al público de cualquier forma, y me sentí estancada. Dejé de notar una evolución como bailarina y, por casualidad, en Bucarest ese año se fue muchísima gente y se abrieron muchísimas plazas. Además mi principal partenaire, que era un bailarín muy reconocido en Rumanía y con una experiencia impecable, decidió irse de Sibiu por los mismos motivos, y me di cuenta que echaría de menos aprender de él y que quería estar en algún sitio donde viera a gente con más experiencia que yo para poder seguir evolucionando, así que mi pareja y yo decidimos que era el mejor momento para irnos y por suerte nos cogieron a los dos en Bucarest.
Estaba previsto que la dirigiera Johan Kobborg ¿estuviste en esos momentos? ¿Sabes qué pasó? Él fue el director durante tres o cuatro temporadas, justamente el hecho de que él se fuera es lo que hizo
“Me suele pasar que cada vez que trabajo en un rol se convierte en mi favorito. Me implico mucho en ello, me gusta estudiarlos y cada vez que abordo un rol intento hacerlo desde perspectivas distintas, me parece lo más interesante de los roles clásicos”
posible que hubiera tantas plazas disponibles porque muchos de sus “seguidores” decidieron marcharse cuando lo hizo él. La verdad es que he oído todas las versiones y estoy segura que la verdad está en un punto medio. Se crearon dos bandos y por lo que he entendido todos tenían parte de razón y todos cometieron errores. No me gusta hablar de este tema porque hay mucha gente sensible a ello aún en la compañía y al fin y al cabo no estuve presente para entender lo que pasó, pero aunque fue una situación difícil para la compañía, creo que pronto se recuperó del golpe y ahora funciona de la forma más normal posible.
Entre las dos compañías has interpretado muchos de los roles principales del ballet de repertorio ¿con cuál te sientes más identificada, cuál disfrutas más? y ¿cual, o qué producción, ha significado el mayor reto para ti? ¿hay alguno que no te guste bailar?
Me suele pasar que cada vez que trabajo en un rol se convierte en mi favorito. Me implico mucho en ello, me gusta estudiarlos y cada vez que abordo un rol intento hacerlo desde perspectivas distintas, me parece lo más interesante de los roles clásicos. Son siempre los mismos y los mismos pasos, pero creo absolutamente
que cada interpretación es distinta y que cada día puede surgir algo nuevo en el estudio. Disfrutarlos los disfruto todos, si consigo estar tranquila y no poner una presión negativa sobre mi actuación. Creo que después de siete años puedo admitir que Julieta es mi rol favorito, quizá es de los más complejos en el sentido que evoluciona durante el ballet, pasa de ser una niña a ser mujer, conoce el amor y la muerte, y la versión que teníamos en Bucarest, de Renato Zanella, te ayudaba a construir el rol de una manera muy gradual y era muy fácil encontrar emociones que podemos sentir día a día en los ensayos. Yo en general soy un poco dramática y considero que Julieta lleva todas sus emociones a los extremos. Giselle también es un rol que guardo en un lugar especial de mi corazón, también un rol muy complejo y muy delicado que debe ser tratado con mucho cuidado y atención. A nivel coreográfico me parece mágico y es un gusto (agotador) bailarlo, y a nivel artístico creo que no hay dos Giselles iguales y te hace razonar con una parte muy vulnerable de ti misma, y llegar a sentir eso en el escenario es muy especial. También me han dicho que tengo un estilo muy “de
princesa”, y es verdad que disfruto mucho con Aurora (La Bella Durmiente), me fascina la pureza técnica, la musicalidad, y no hay nada como un buen tutú y una buena corona. También me divierto mucho con Swanilda (Coppélia), me encanta jugar con su lado cómico y me encanta andar por el escenario de una manera más humana, menos bailarina. En cuanto a reto, tengo que admitir que Lago y Quijote son grandes maratones de aguante y de control técnico con los que no creo que nadie llegue a estar nunca cómodo, aunque no me cansaría de trabajar en ellos, a nivel artístico me parecen geniales cada uno por su parte, la dualidad de Odette/Odile y la energía de Kitri son únicos. Pero si me preguntan qué es lo más duro que he bailado creo que diría la pareja principal de Tema y variaciones, de Balanchine.
En los ballets de repertorio ¿de qué versiones se trata? supongo que están más influenciados por las versiones rusas que las de Ashton, Nureyev, u otras occidentales ¿no?
Sí, en general tienen mucha influencia soviética, la mayoría de producciones más antiguas son de coreógrafos rumanos y la escuela es claramente rusa, y a día de hoy sigue siendo más cómodo traer versiones del mismo tipo aunque no todas las premières que hemos tenido han sido así. Trabajamos mucho con Renato porque él dirigió la compañía durante un par de años y justo ahora estamos trabajando con Takako Nishikawa del New Tokyo Ballet Theatre para nuestra próxima première de Raymonda. También sé que la Ópera contó con repertorio de Balanchine, Ashton, Forsythe, Robbins y otros coreógrafos occidentales en el pasado aunque actualmente no tenemos nada en activo.
Has abordado prácticamente todos los roles principales del repertorio clásico ¿cual te queda por bailar que desees especialmente?
Estoy muy agradecida por todos los roles que he bailado, y creo que con los que quería probarme a mí misma y los que representan los mayores retos en general ya he tenido la suerte de probarlos. No he bailado Nikiya de La Bayadère y me llama mucho la atención. Forma parte de nuestro repertorio y espero poder bailarlo en los próximos años, me parece un estilo muy específico de brazos y me encantaría encontrar mi propia manera de bailarlo. Pero estoy abierta a lo que sea, me gusta interpretar los roles más juveniles como Clara del Cascanueces hasta los roles más maduros que obviamente suponen mucho más trabajo personal como Anna Karenina, así que cualquier oportunidad que se me dé espero aprovecharla al máximo.
¿Hacéis también contemporáneo?
El público rumano prefiere el ballet clásico, se ve muy claro en la venta de entradas. Así que hay poco repertorio contemporáneo y no se interpreta muy frecuentemente. Es una pena, creo que al público hay que educarlo y a los bailarines también nos conviene cambiar de registro de vez en cuando.
¿Cómo es el público en este país? ¿Notas diferencia respecto a por ejemplo el español cuando vienes a casa? Creo que en casa nos gusta hacer ruido. A mí me cuesta contenerme de ser “vocal” y gritar en los ensayos cuando veo a gente bailar bien. En casa hay gritos mucho más fácilmente. En Rumanía se oye algún “bravo” durante el espectáculo pero suelen reservarse hasta el final de la función.
¿Cual es el sistema de financiación para la cultura en Rumanía? ¿Pública, privada, cuál tiene más peso? Creo que como en cualquier parte con la privada se llega más lejos. Gran parte de la cultura aquí está financiada públicamente y se presentan problemas constantemente. La situación es mucho mejor que en España pero hay grandes lagunas que espero con el tiempo se resuelvan.
Creo que te has adaptado muy bien al país y hablas su idioma ¿que destacarías de la cultura rumana? Hay que entender bastante la historia del país para entender su cultura. Para muchos occidentales hay un shock cultural evidente pero de todo se aprende, y hay que adaptarse a cualquier situación. En general, es una sociedad de costumbres porque hace nada vivieron una época durísima de comunismo que hizo que el país estuviera aislado de muchos avances, creo que les lleva más tiempo ponerse al día con el resto de Europa y a la gente le ha costado adaptarse. Yo, por ejemplo, al llegar aquí tenía que pagar mis facturas físicamente, es un ejemplo pequeño y ahora ya se ha llegado a un nivel mucho más elevado, o no había máquinas electrónicas en los autobuses, eran una especie de sello. También hay una gran diferencia entre la vida de ciudad, que está ya al corriente del resto de Europa, y la vida del campo, pero en gran parte es la belleza del país.
Nacho Duato ha lanzado una iniciativa para promover que en España cada comunidad tenga su compañía de ballet. Dado que compañía pública solo hay una, la CND, parece una solicitud, aunque muy necesaria, también muy ambiciosa ¿crees que se va a conseguir algo? ¿qué opinas de esta recogida de firmas?
Muchos han intentado promover la Danza sin muchos resultados y teniendo que tirar la toalla. Ojalá todo el poder estuviera en recoger firmas y en la voluntad de personalidades como Nacho. Quisiera pensar que algún día, y pronto, llegaremos a cambiar la situación de la Danza en España pero parece un camino difícil. Por eso la mayoría nos hemos ido. Le deseo mucha suerte y me gustaría contribuir a ello, al menos para que futuras generaciones de bailarines tengan la elección de quedarse o irse de casa.
En Barcelona ahora mismo hay el Ballet de Barcelona ¿lo conoces? ¿qué opinas?
Lo conozco poco pero lo conozco, he tenido la ocasión de conocer a su director artístico y a algunos de sus bailarines y me parece un paso muy valiente. Ojalá sea una compañía que llegue a tener la estabilidad que una ciudad como Barcelona se merece.
Te invitan a menudo a bailar a casa, Peralada, Ballarins Catalans al món, Girona en Moviment, o el pasado diciembre para la Gala Biloba de Logroño, donde se premió por su trayectoria a Carlos Pinillos y Filipa de Castro. Imagino que te gusta bailar aquí ¿te dan facilidades para hacerlo en tu compañía?
En general ninguna compañía debería dificultar este tipo de Galas, a no ser que interfieran con el programa de la temporada. No suelo pedir permiso para faltar cuando coincide con un espectáculo en el que pudiera estar involucrada, o espero siempre a saber si cuentan conmigo en la Ópera antes de dar una respuesta a este tipo de eventos. Pero en general, si aviso con
“Creo que como en cualquier parte con la privada se llega más lejos. Gran parte de la cultura aquí está financiada públicamente y se presentan problemas constantemente”
tiempo es fácil preparar los casts sin molestar a nadie. Oficialmente tenemos ciertos días libres para motivos personales. Suelen poner pegas cuando la gente se marcha semanas y a las malas la consecuencia sería no cobrar esos días, pero no se ha dado la situación y no suelen tomarlo personal con la gente si solicita faltar por este tipo de motivos.
¿Cómo te ves en un futuro? ¿Cual es tu aspiración? Es siempre una pregunta difícil, porque mis intereses a nivel profesional no los encontraría en casa pero mis intereses a nivel personal sí que están en Barcelona. Me gusta la idea de seguir trabajando en el mundo profesional, como co-repetidora, como asistente coreográfica, me atrae más que la enseñanza, hay que tener mucha paciencia para eso, pero la verdad es que nunca se sabe dónde te lleva la vida, y prefiero concentrarme ahora en bailar y en convertirme en la mejor bailarina que pueda llegar a ser, siempre y cuando sea feliz y esté rodeada de gente que me apoye y con la que me entienda. Creo que es muy difícil sobrevivir a esta profesión sólo con ambición, he vivido hasta ahora todo tipo de situaciones y creo que las relaciones personales te hacen crecer tanto fuera como dentro del escenario.
Y por último ¿Qué hobbies tienes? ¿Qué te gusta hacer para desconectar un poco de la danza?
Uy, no paro quieta. Me encanta hacer un montón de cosas. Tengo un mini negocio haciendo coronas, de hecho en Coppélia, nuestra última première, hay 20 coronas hechas por mí en el tercer acto, y casi no pasa un día donde no tenga que trabajar con mis cristales y mis bolitas. Me gusta leer y me gusta escribir, tengo todo tipo de textos que quizá algún día se convierta en un libro, voy al cine con mi pareja siempre que podemos, hace poco descubrí los Escape rooms, y también descubrí que existen libros y juegos basados en puzles de lógica con los que puedo pasarme horas. También me interesa mucho la caracterización de personajes a través del maquillaje y voy grabando tutoriales que cuelgo en Youtube y me encanta editarlos. Me gusta hacer listas que me ayudan a organizarme y a controlar todo lo que tengo por mi casa, y muchas veces me encontrarás sacando todo de los armarios y volviendo a ponerlo, mi colección de maillots es una delicia de ver expuesta en mis cajones. También colaboro con Yumiko, probablemente una de las marcar más grandes de maillots de danza, y me paso gran parte de la temporada preparando pedidos, asesorando a los bailarines, enviando y recibiendo paquetes, es una gran responsabilidad pero me encanta ver a la gente feliz cuando entrego los maillots el día que llegan a la Ópera. Y si tuviera más espacio, ¡se me ocurrirían mil cosas más que añadir!