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Viviendo Enteramente por la Gracia

�� Año Bíblico: Lucas 21-22

Para memorizar: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).

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“La fe genuina se apropia de la justicia de Cristo y el pecador es hecho vencedor con Cristo, pues se lo hace participante de la naturaleza divina, y así se combinan la divinidad y la humanidad.”—La Maravillosa Gracia de Dios, pág. 177.

Lectura adicional: Testimonios para la Iglesia, tomo 5, págs. 203–214.

Domingo

24 de octubre

�� Año Bíblico: Lucas 8-9

1. LA GRACIA REGENERADORA DE DIOS

a. ¿Cómo presenta Pablo la gracia de Dios en el plan de salvación, y la actitud con la que debemos aceptarla? Gálatas 2:15–18; Efesios 2:8–10.

Gálatas 2:15–18 Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, 16 sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. 17 Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. 18 Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. Efesios 2:8–10 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

“El Pastor principal es el Juez, e ilustra los grandes principios que van a regular los procedimientos del ajuste de cuentas con sus siervos justificados por la fe y juzgados por sus obras. La fe obra por el amor y purifica el alma de contaminación moral a fin de que pueda ser un templo para el Señor.”—Cada

Día con Dios, pág. 206.

“Sin fe es imposible agradar a Dios. La fe viviente capacita a su poseedor para aferrarse de los méritos de Cristo, lo capacita para obtener, del plan redentor, gran consuelo y satisfacción.”—Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 427.

“Si bien debemos estar en armonía con la ley de Dios, no somos salvados por las obras de la ley; sin embargo, no podemos ser salvados sin obediencia. La ley es la norma por la cual se mide el carácter. Pero no nos es posible guardar los mandamientos de Dios sin la gracia regeneradora de Cristo. Sólo Jesús puede limpiarnos de todo pecado. Él no nos salva mediante la ley, pero tampoco nos salvará en desobediencia a la ley.”—Fe y Obras, pág. 98.

Lunes

25 de octubre

�� Año Bíblico: Lucas 10-11

2. COMPRENDIENDO LA GRACIA

a. ¿Con qué se compara cualquier intento de obtener la salvación por nuestras propias fuerzas, o por cualquier supuesto mérito propio? Génesis 4:3–5.

Génesis 4:3–5 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

“Si el hombre pudiera salvarse por sus propias obras, podría tener algo en sí mismo por lo cual regocijarse. El esfuerzo que el hombre pueda hacer con su propia fuerza para obtener la salvación está representado por la ofrenda de

Caín.”—Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 426.

b. En realidad, ¿qué hace la gracia de Dios por nosotros? Tito 2:11–14; 3:4–7.

Tito 2:11–14 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Tito 3:4–7 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, ⁵ nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, ⁶ el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, ⁷ para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

“Jesús está en el Lugar Santísimo, para comparecer por nosotros ante la presencia de Dios. Allí, no cesa de presentar a su pueblo momento tras momento, como completo en él. Pero, por estar así representados delante del Padre, no hemos de imaginar que podemos abusar de su misericordia y volvernos descuidados, indiferentes y licenciosos. Cristo no es el ministro del pecado. Estamos completos en él, aceptados en el Amado, únicamente si permanecemos en él por fe.”—Fe y Obras, pág. 111.

c. Explica la gran profundidad de nuestra tremenda y continua necesidad de la gracia de Dios. 2 Corintios 3:3–5; Gálatas 2:19.

2 Corintios 3:3–5 Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. ⁴ Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; ⁵ no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios. Gálatas 2:19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios.

“Somos justificados por fe. El alma que entiende el significado de estas palabras nunca tendrá suficiencia propia. No somos competentes por nosotros mismos para pensar algo [bueno] de nosotros mismos. El Espíritu Santo es nuestra eficiencia en la obra de la edificación del carácter, en la formación del carácter a la semejanza divina. Cuando creemos que nosotros mismos somos capaces de dar forma a nuestra propia vida espiritual, cometemos un gran error. Por nosotros mismos nunca podemos conquistar la victoria sobre la tentación. Pero los que tienen fe genuina en Cristo serán impulsados por el Espíritu Santo. El alma en cuyo corazón mora la fe, crecerá hasta ser un bello templo para el Señor. Esa alma es dirigida por la gracia de Cristo. Crecerá sólo en la proporción en que dependa de la enseñanza del Espíritu Santo.”—Comentario Bíblico ASD [Comentarios de E. G. de White], tomo 6, pág. 1109.

Martes

26 de octubre

�� Año Bíblico: Lucas 12-13

3. CONFIANDO EN EL DISPENSADOR DE LA GRACIA

a. ¿Cómo podemos mantener los beneficios de la gracia de Dios en nuestra vida? Hebreos 12:1–3.

Hebreos 12:1–3 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, ² puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. ³ Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

“Todo lo que el hombre pueda hacer sin Cristo está contaminado con egoísmo y pecado, pero lo que se efectúa mediante la fe es aceptable ante Dios. El alma hace progresos cuando procuramos ganar el cielo mediante los méritos de Cristo. Contemplando a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, podemos proseguir de fortaleza en fortaleza, de victoria en victoria, pues mediante Cristo la gracia de Dios ha obrado nuestra completa salvación.”—

Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 426.

“Nadie puede ser justificado por ninguna clase de obras propias. Puede ser liberado de la culpabilidad del pecado, de la condenación de la ley, del castigo de la transgresión sólo por virtud de los sufrimientos, muerte y resurrección de Cristo. La fe es la única condición por la cual se puede obtener la justificación, y la fe implica no sólo creer, sino confiar.”—Ibíd., pág. 456.

“Cuando el pecador percibe los incomparables encantos de Jesús, el pecado deja de parecerle atractivo; porque contempla al Señalado entre diez mil, a Aquel que es enteramente codiciable. Verifica por experiencia personal el poder del Evangelio, cuya vastedad de designio es igualada únicamente por su preciosidad de propósito.”—Fe y Obras, pág. 111.

b. ¿Cómo podemos evitar ser privados de la gracia de Dios? Gálatas 2:21

Gálatas 2:21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.

“Una fe sólida no conducirá a persona alguna al fanatismo o a actuar como el siervo indolente. El poder maléfico de Satanás induce a los hombres a mirarse a sí mismos en lugar de contemplar a Jesús. La justicia de Cristo debe estar delante de nosotros si la gloria del Señor llega a ser nuestra retaguardia. Si hacemos la voluntad de Dios podemos recibir grandes bendiciones como un don gratuito del Señor, pero no porque haya mérito alguno en nosotros; éste no tiene valor. Hagan la obra de Cristo, y ustedes honrarán a Dios y saldrán más que vencedores por medio de Aquel que nos ama y ha dado su vida por nosotros, para que pudiéramos tener vida y salvación en Cristo Jesús.”—Ibíd., pág. 27.

“La verdadera fe confía plenamente en Cristo para la salvación, pero al mismo tiempo inducirá a una perfecta conformidad con la ley de Dios. La fe se manifiesta mediante las obras.”—Comentario Bíblico ASD [Comentarios de E. G. de White], tomo 6, pág. 1072.

Miércoles

27 de octubre

�� Año Bíblico: Lucas 14-16

4. ¿PERMANECER PURO O SER CONTAMINADO?

a. ¿Cómo podemos resumir la asombrosa experiencia de vivir por la gracia de Dios? Gálatas 2:20.

Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

“Las propensiones que dominan el corazón natural deben ser subyugadas por la gracia de Cristo, antes que el hombre caído sea apto para entrar en el cielo y gozar del compañerismo de los ángeles puros y santos. Cuando el hombre muere al pecado y despierta a una nueva vida en Cristo, el amor divino llena su corazón; su entendimiento se santifica; bebe en una fuerte inagotable de gozo y conocimiento; y la luz de un día eterno brilla en su senda, porque con él está continuamente la Luz de la vida.”—La Maravillosa Gracia de Dios, pág. 250.

“El toque de la fe nos abre el divino almacén de los tesoros de poder y sabiduría; y de esa manera, mediante instrumentos de barro, Dios realiza las maravillas de su gracia. Esta fe viva es nuestra gran necesidad de hoy. Debemos saber que Jesús es en verdad nuestro; que su Espíritu está purificando y refinando nuestro corazón. Si los seguidores de Cristo tuvieran fe genuina, con mansedumbre y amor, ¡qué obra podrían realizar! ¡Qué frutos se verían para la gloria de Dios!”—Ibíd., pág. 265.

b. ¿Por qué se preocupó Pablo en gran medida por los creyentes que vivían en Galacia, y qué debemos aprender de ello? Gálatas 3:1; Juan 3:3

Gálatas 3:1 !!Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

“El apóstol instó a los Gálatas a dejar a los falsos guías por los cuales habían sido extraviados, y a volver a la fe que había sido acompañada por evidencias inconfundibles de la aprobación divina. Los hombres que habían tratado de apartarlos de su fe en el Evangelio eran hipócritas, profanos de corazón y corruptos en su vida. Su religión estaba constituida por una rutina de ceremonias, con cuyo cumplimiento esperaban ganar el favor de Dios. No querían un Evangelio que exigía obediencia a la palabra: ‘El que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios.’ Juan 3:3. Sentían que una religión fundada en tal doctrina, requería demasiado sacrificio, y se aferraban a sus errores, engañándose a sí mismos y a otros.

“Substituir la santidad del corazón y la vida por las formas exteriores de la religión, es tan agradable para la naturaleza no renovada hoy como en los días de esos maestros judíos. Hoy, como entonces, hay falsos guías

espirituales, a cuyas doctrinas muchos prestan atención ansiosamente. El esfuerzo premeditado de Satanás procura apartar las mentes de la esperanza de salvación mediante la fe en Cristo y la obediencia a la ley de Dios.”—Los Hechos de los Apóstoles, págs. 309, 310.

Jueves

28 de octubre

�� Año Bíblico: Lucas 17-18

5. MANTENIENDO NUESTRA ATENCIÓN EN CRISTO

a. ¿Qué preguntas hizo Pablo para abrir los ojos de los gálatas a fin de que vieran la clase específica de “fascinación” que los había engañado?

Gálatas 3:2–5.

Gálatas 3:2–5 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ³ ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? ⁴ ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. ⁵ Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?

“Satanás es el fascinador, y él ha obrado para que Cristo sea rechazado del alma, con el propósito de ocupar su lugar.”—Hijos e Hijas de Dios, pág. 338.

b. Por el contrario, ¿en qué se centraba la enseñanza de Pablo? 2 Corintios 4:5, 6.

2 Corintios 4:5-6 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. ⁶ Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

“A los que procuraban negar su apostolado, Pablo les presentó... pruebas de que ‘en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles’ (2 Corintios 11:5), no para exaltarse a sí mismo, sino para magnificar la gracia de Dios. Los que procuraban empequeñecer su vocación y su obra, estaban luchando contra Cristo, cuya gracia y poder se manifestaban por medio de Pablo. El apóstol se vio forzado, por la oposición de sus enemigos, a defender decididamente su posición y autoridad.

“Pablo rogó a los que habían conocido una vez el poder de Dios en sus vidas, a volver a su primer amor de la verdad evangélica. Con argumentos irrefutables les presentó su privilegio de llegar a ser hombres y mujeres libres en Cristo, por cuya gracia expiatoria todos los que se entregan plenamente son vestidos con el manto de su justicia. Sostuvo que toda alma que quiera ser salvada debe tener una experiencia genuina y personal en las cosas de Dios.”—Los Hechos de los Apóstoles, págs. 310, 311.

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