11 minute read

Cuando se Ven las Debilidades y los Errores

�� Año Bíblico: 1 Pedro 3-5

Para memorizar: “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros” (Gálatas 5:25, 26).

Advertisement

“No necesitamos manifestar tanto celo por nuestros hermanos que descuidemos la obra que se necesita hacer en nuestro propio beneficio. Los errores de los demás de ningún modo corregirán los nuestros.”—Cada Día con Dios, pág. 81.

Lectura adicional: Testimonios para la Iglesia, tomo 2, págs. 46–51; tomo 3, págs. 105, 106; tomo 5, págs. 227–229, 568–578.

Domingo

12 de diciembre

�� Año Bíblico: Hebreos 1-4

1. NOSOTROS Y LOS DEMÁS

a. ¿Qué súplica atemporal de Pablo resuena hasta nuestros días? Gálatas 5:25, 26.

Gálatas 5:25, 26 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

“Aquellos que no son espirituales a menudo parecen tener un celo que supera con creces el celo de los verdaderos hijos de Dios. Esto se debe a que están decididos a que sus caminos y sus planes tengan éxito. Se dicen a sí mismos: Pondré toda la fuerza de mi ser en este plan, y trabajaré continuamente hasta que lo vea triunfar. Persistiré hasta que prevalezca. Pero toda la religión que un hombre tiene se halla con frecuencia en este celo ambicioso que él cree que es según el orden de Cristo. Quita esto, y nada quedará. Son como los fariseos que diezmaban la menta, el anís y el comino, pero descuidaban los asuntos más importantes de la ley: el discernimiento, la misericordia y el

“Todo el que quiera aprender de Cristo debe vaciarse de la sabiduría humana. El alma debe ser limpiada de toda vanidad y orgullo, y despojada de todo lo que la ha mantenido cautiva, y Cristo debe ser entronizado en el corazón. La constante lucha en el alma que resulta del egoísmo y la autosuficiencia debe ser reprendida, y la humildad y la mansedumbre deben ocupar el lugar de nuestro natural amor propio.”—Sermons and Talks, vol. 1, págs. 271, 272.

�� Año Bíblico: Hebreos 5-7

2. APRENDIENDO EL CAMINO DE DIOS

a. ¿A qué clase de experiencia se enfrentan casi todos alguna vez? Salmo 69:5, 16–19.

Salmo 69:5, 16–19 Dios, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos. 16 Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia; mírame conforme a la multitud de tus piedades. 17 No escondas de tu siervo tu rostro, porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme. 18 Acércate a mi alma, redímela; líbrame a causa de mis enemigos. 19 Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio; delante de ti están todos mis adversarios.

“Cualesquiera que sean nuestras ansiedades y pruebas, presentemos nuestro caso ante el Señor. Nuestro espíritu será fortalecido para poder resistir. Se nos abrirá el camino para librarnos de estorbos y dificultades.”—El Deseado de Todas las Gentes, pág. 295.

b. Teniendo en cuenta esta realidad, describe cómo debemos proceder con respecto a una persona que ha cometido un error. Gálatas 6:1; Mateo 18:15.

Gálatas 6:1 Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Mateo 18:15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.

“Si usted se siente herida porque sus amigos o vecinos están obrando mal en perjuicio propio, si son sorprendidos en falta, siga la regla bíblica: ‘Repréndele estando tú y él solos’. Mateo 18:15. Y al hablar con el que usted supone que está en error, procure hacerlo con humildad; porque la ira del hombre no da como resultado la justicia de Dios. La única manera de restaurar a los que han cometido errores es por medio de un espíritu de humildad, bondad y tierno amor. Sea cuidadosa con sus modales. Evite todo lo que en la apariencia y en el gesto, en la palabra o el tono de voz, cause la impresión de orgullo o suficiencia propia. Evite toda palabra o mirada que podría exaltarla, o establecer un contraste entre su bondad y justicia y las fallas de ellos. Aléjese lo más que pueda del desdén, el insulto o el desprecio. Evite cuidadosamente toda apariencia de enojo; y aunque su lenguaje sea claro, que no haya en él ni reproches, ni acusaciones injuriosas, ni señal de ira, sino más bien de sincero amor. Sobre todo, que no haya ni sombra de odio ni mala voluntad, ni amargura en la expresión. Nada fuera de la bondad y la amabilidad pueden fluir de un corazón lleno de amor. Sin embargo, ninguno de esos preciosos frutos puede impedirle hablar en la forma más seria y solemne, como si los ángeles la estuvieran escuchando, y usted estuviera actuando con relación al juicio venidero. Recuerde que el éxito de la reprensión depende en gran medida del espíritu con que se la da. No descuide la oración ferviente para que pueda poseer una mente humilde, y los ángeles de Dios puedan ir delante de usted para obrar en los corazones que usted está tratando de alcanzar, con el fin de suavizarlos mediante impresiones celestiales, de modo que sus esfuerzos puedan dar resultados. Si algún bien se hace, no se adjudique el crédito. Sólo Dios debe ser exaltado. Sólo Dios lo ha hecho todo.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 2, pág. 48.

Martes

14 de diciembre

�� Año Bíblico: Hebreos 8-10

3. LA REGLA DE ORO DEL HABLA

a. ¿Qué debería ayudarnos a resistir la tentación de hablar a los demás sobre las faltas de otra persona? Lucas 6:31; Proverbios 25:9.

Lucas 6:31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Proverbios 25:9 Trata tu causa con tu compañero, Y no descubras el secreto a otro.

“Usted ha defendido su actitud de hablar mal de su hermano o hermana o vecino delante de los demás antes de ir a hablar con ellos, y de dar los pasos que Dios ha señalado definidamente que se deben dar. Ha dicho: ‘¡Pero! ¡Si yo no hablé con nadie hasta que me sentía tan agobiada que no lo pude impedir!’ ¿Qué la agobiaba? ¿No era acaso el claro descuido de su propio deber, de un ‘Así dice Jehová’? Usted cometió un pecado porque no fue a hablar con el ofensor para ventilar su falta entre usted y él solos. Si no lo hizo, si desobedeció a Dios, ¿cómo no se habría de sentir abrumada, a menos que su corazón se hubiera endurecido, puesto que estaba pisoteando el mandamiento de Dios y en su corazón estaba aborreciendo a su hermano o vecino? ¿Y de qué modo trató de librarse de esa carga? ¡Dios la reprende por su pecado de olvido, al no hablar con su hermano acerca de su falta, y usted se disculpa y se consuela con un pecado de comisión, es a saber, hablar de las faltas de su hermano con otra persona! ¿Es ésta la forma adecuada de obtener tranquilidad, cometiendo un pecado?”—Testimonios para la Iglesia, tomo 2, pág. 49.

b. Al acercarse a alguien con su falta, ¿cómo podría reaccionar esa persona?

Proverbios 14:16. Sin embargo, ¿cuál es nuestro deber independientemente del riesgo?

Proverbios 14:16 El sabio teme y se aparta del mal; mas el insensato se muestra insolente y confiado.

“Ayudad a los que han errado, hablándoles de lo que habéis experimentado. Mostradles cómo, cuando cometisteis vosotros también faltas graves, la paciencia, la bondad y la ayuda de vuestros compañeros de trabajo os infundieron aliento y esperanza.”—El Ministerio de Curación, pág. 395.

“Todos sus esfuerzos por salvar a los que están equivocados pueden resultar infructuosos. Pueden pagarle mal por bien. Tal vez se enojen en vez de convencerse. ¿Qué pasará si escuchan sin resultados, y prosiguen la mala conducta que comenzaron? Esto va a suceder con frecuencia. A veces la reprensión más suave y tierna no produce buenos resultados. En ese caso la bendición que usted deseaba que otro recibiera al comportarse justamente, al dejar de hacer el mal y al aprender a hacer el bien, volverá a su propio pecho. Si el que está en error persiste en el pecado, trátelo bondadosamente, y déjelo con su Padre Celestial. Ha librado su alma; el pecado de ellos ya no descansa sobre usted; ya no participa más del pecado de ellos.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 2, págs. 49.

Miércoles

15 de diciembre

�� Año Bíblico: Hebreos 11-13

4. HUMILLADOS POR NUESTRA PROPIA DEBILIDAD

a. ¿Por qué debemos vencer la cultura de la calumnia? Tito 3:2; Santiago 4:11.

Tito 3:2 Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. Santiago 4:11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.

“No hable mal de nadie. No escuche ningún mal informe acerca de nadie. Porque si no hubiera oyentes, no habría maledicentes. Si alguien habla mal de otro en su presencia, no se lo permita. Rehúse escucharlo, aunque sus modales sean suaves y su voz dulce. Esa persona puede profesar aprecio, no obstante lo cual puede lanzar insinuaciones encubiertas para apuñalar el carácter en medio de la oscuridad.

“Evite resueltamente escuchar, aunque el murmurador insista en que se sentirá abrumado hasta que pueda hablar. ¡Abrumado, por cierto! por un secreto maldito capaz de separar a los mejores amigos. Vayan, ustedes los abrumados, y libérense de su carga en la forma en que Dios lo indicó. Primeramente vayan y hablen con su hermano acerca de su falta entre ustedes y él solos.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 2, págs. 49, 50.

b. ¿Qué proseguirá sólo si el culpable se niega a hacer caso? Mateo 18:16, 17.

Mateo 18:16, 17 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. 17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.

“Si esto falla, lleven a dos amigos y háblenle en su presencia. Si estos pasos no dan resultados, entonces díganlo a la iglesia. Ni un solo incrédulo debe estar al tanto del más mínimo detalle del asunto. Comunicarlo a la iglesia es el último paso que se debe dar. No lo publiquen entre los enemigos de nuestra fe.”—Ibíd.

c. Explica lo que puede hacer o romper la verdadera restauración. Gálatas 6:2, 3.

Gálatas 6:2, 3 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. 3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.

“Recordemos que la obra de restituir al errante debe ser nuestra principal preocupación. Esta labor no se debe realizar de manera orgullosa, entrometida o dominante. Nuestro comportamiento no debe expresar: ‘Se me ha concedido autoridad y la utilizaré’ para lanzar acusaciones sobre los que han errado… La obra que debemos realizar por nuestros hermanos no es que los rechacemos, ni que los llevemos al desánimo, o a la desesperación al decir: ‘Usted me ha decepcionado, por lo tanto no trataré de ayudarlo’. Quien se erige como juez repleto de sabiduría y poder, para pisotear a los que se sienten oprimidos y necesitados de ayuda, manifiesta el espíritu de los fariseos y se arropa con el manto de su autoproclamada dignidad. Internamente agradece a Dios porque no es como los demás, y supone que su actitud es encomiable, y que es bastante fuerte para no ser tentado. [Se cita Gálatas 6:3.]”—Ibíd., tomo 6, págs. 397, 398.

Jueves

�� Año Bíblico: Santiago 1-5

5. APRENDIENDO UNA HUMILDAD MÁS PROFUNDA

a. ¿Cómo podemos evitar menoscabar nuestro testimonio de Cristo? Gálatas 6:4, 5.

Gálatas 6:4, 5 Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; ⁵ porque cada uno llevará su propia carga.

“Una de las mayores maldiciones de nuestro mundo (que se ve en las iglesias y por doquiera) es el amor a la supremacía. Los hombres se dejan absorber por la búsqueda del poder y de la popularidad. Para nuestro agravio y vergüenza, este espíritu se ha manifestado en las filas de los observadores del sábado. Pero el éxito espiritual es solamente para los que han adquirido mansedumbre y humildad en la escuela de Cristo.”—Testimonios para la Iglesia, tomo 6, pág. 396.

“El que se considera superior a sus hermanos en juicio y experiencia, y desprecia su consejo y amonestación, demuestra que está peligrosamente seducido. El corazón es engañoso. Debe probar su carácter y su vida por la norma bíblica… Cada hombre deberá al final subsistir o caer por sí mismo, no según la opinión del partido que le sostiene o se le opone, ni según el juicio de hombre alguno, sino según sea su verdadero carácter a la vista de Dios.”—Ibíd., tomo 5, pág. 228.

b. ¿Cómo puede nuestra influencia llevar una verdadera esperanza a los demás? Gálatas 6:6–10

Gálatas 6:6–10 El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. ⁷ No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. ⁸ Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. ⁹ No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

“Hasta el día del juicio no conoceréis la influencia de un trato bondadoso y respetuoso para con el débil, el irrazonable y el indigno. Cuando tropezamos con la ingratitud y la traición de los cometidos sagrados, nos sentimos impulsados a manifestar desprecio e indignación. Esto es lo que espera el culpable, y se prepara para ello. Pero la prudencia bondadosa le sorprende, y suele despertar sus mejores impulsos y el deseo de llevar una vida más noble.”—El Ministerio de Curación, pág. 395.

This article is from: