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Panorama político en España

El Congreso de los Diputados en España ha cambiado su composición sustancialmente en esta década. Se ha pasado de un bipartidismo, que se alternaba en el poder (Partido Popular y Partido Socialista Obrero Español) a una cámara mucho más fraccionada, tras la aparición de nuevos partidos como Podemos y otros no tan nuevos, como Ciudadanos y Vox, pero que en los últimos años están consiguiendo una amplia representación parlamentaria.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) fue el vencedor de las últimas elecciones generales. El partido celebra este año su 140.º aniversario. En su web, se define como un partido de izquierdas: “Somos la izquierda” (Partido Socialista Obrero Español, 2020).

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El Partido Popular (PP) gobernaba hace una década en España y es el otro gran partido del bipartidismo. Se trata de un partido creado a partir de Alianza Popular (partido este último que surgió en los años 70 en España). El PP se define como un partido aglutinador de la “derecha democrática y reformista” (Partido Popular, 2020).

Vox es un partido de ultraderecha, creado en 2013 “como escisión derechista del Partido Popular, con la participación de algunos de sus antiguos cuadros más conservadores” (Ferreira, 2019), que surge contra “la derechita cobarde”, como denominan en Vox al PP.

Por su parte, Podemos es un partido emergente, surgido a partir del movimiento 15 M, que, en las últimas elecciones generales, se ha presentado junto a Izquierda Unida, conformando Unidas Podemos, un partido de izquierdas. Unidas Podemos gobierna en estos momentos en coalición con el PSOE.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) es un partido independentista catalán, con vocación republicana, que, en las últimas elecciones, se ha convertido en la quinta fuerza política de España por su representación parlamentaria.

Y Ciudadanos es, en la actualidad, la sexta fuerza política. Se autoproclama representante del “centro liberal progresista”. En las últimas elecciones generales, ante el mal resultado, dimitió su candidato y líder desde que se creó el partido en 2005 hasta ese momento.

En los últimos tiempos, diversos autores han teorizado sobre la “ciberdemocracia” (Gómez-Céspedes, 2016; Dader y Campos, 2006), “tecnopolítica” (Aguirre-Sala, 2020) y la “ciberpolítica” (Cotarelo, 2013), entendida como una nueva forma de hacer política que cuenta con la participación ciudadana. La ciudadanía opina, participa, actúa, se hace escuchar, se convierte en ciberactivista (Castillo-Díaz y Castillo-Esparcia, 2018; Tascón y Quintana, 2012; Gutiérrez-Rubí, 2008). lo que se traduce en una mejora en la calidad democrática (Cotarelo, 2013).

Las ventajas de esta nueva situación son múltiples, tanto para la ciudadanía como para instituciones (Castillo-Esparcia y Almansa-Martínez, 2005): interactividad, posibilidad de contacto directo e inmediato desde prácticamente cualquier lugar, etc. Colombo considera que la red podría suponer un canal de comunicación interactiva y multidireccional entre representados y representantes que aumentaría la capacidad de información y comunicación en ambos sentidos, aumentando la transparencia de la información pública y el posible control de los ciudadanos sobre el Gobierno y el Parlamento. Al participar de su potencialidad comunicativa e informativa, internet permitirá elevar la participación política de los ciudadanos tanto a nivel cualitativo como a nivel cuantitativo (Colombo, 2007, p. 54).

Ya no hay una solo voz, sino múltiples voces. La ciudadanía tiene voz y pasa de ser pasiva, únicamente consumidora, a ser prosumidora. La ciudadanía se transforma en multitudes ilustradas (Cotarelo, 2012). O, como indican Pérez Escolar y Navazo Ostúa (2019), la ciudadanía se empodera.

Esta proactividad de la ciudadanía tiene también consecuencias para las instituciones y los partidos políticos. En un doble sentido, ya que, por un lado, deberán promover los mecanismos y protocolos que hagan posible esta participación y, por otro lado, deberán adecuarse a la nueva realidad, que es más compleja y con mayor continuidad (es permanente) que la tradicional, cuando la mayor actividad política se centraba en períodos electorales.

El electorado está más segmentado, es más imprevisible, necesita ser movilizado antes de que pueda pensarse en una publicidad destinada a captar votos. La política tiene que comprender los cambios en las preferencias del público en cuanto al uso de los medios y aprovechar los canales de comunicación que últimamente resultan más atractivos (Holtz-Bacha, 2013, p. 23).

Respecto a las nuevas formas de participación, existe cierta controversia. Hay autores que defienden que esto se traduce en un incremento de la participación: “[L]a introducción de las tecnologías de la información y la comunicación (o TIC) en los procesos de participación (eParticipación) no significan crear un nuevo tipo de participación, sino simplemente más participación” (Casacuberta y Gutiérrez-Rubí, 2010; Ávila, Valdez y Guerrero, 2019).

Sin embargo, también hay voces más negativas, que consideran que, por el hecho de existir nuevos canales que permiten la participación, no tiene por qué incrementarse. Es decir, para que la participación ciudadana sea mayor, no solo se necesitan nuevos canales, sino también políticas que la posibiliten y voluntad participativa por parte de la ciudadanía. También hay voces negativas que denuncian cómo, en la web 3.0. o web semántica (Del Rey Morató, 2011), surgen mecanismos de control a la ciudadanía. En palabras de Gutiérrez-Rubí, se ha invertido la dirección. Ya no buscamos en el buscador. Este nos encuentra a nosotros, te encuentra a ti y te ofrece lo que cree que necesitas. Y lo cree, porque lo sabe. Y lo sabe porque conoce nuestras preferencias, gustos y pautas de comportamiento.” (Gutiérrez-Rubí, 2011, p. 152).

Y otra de las lecturas negativas que se hacen al fenómeno de la ciberdemocracia y la ciberpolítica está relacionada con su propia aplicación y el interés que la clase política está mostrando. En este sentido, Túñez y Sixto (2011) ponen de manifiesto la necesidad de compromiso —“compromiso 2.0.”, le llaman— por parte de instituciones y responsables políticos. Sin ese compromiso institucional, difícilmente se avanzará en ciberdemocracia (Almansa-Martínez y Castillo-Esparcia, 2014; De la Fuente y Parada Gavilan, 2010; Hinojosa-Navarro, 2019; De Lucas-Osorio, 2020).

La investigación realizada se basa en el análisis de contenido de los perfiles de cada uno de los 350 diputados/diputadas del Congreso de los Diputados de España en dos legislaturas, la de 2011-2016 y la de 2019-actualidad.

Se han elegido esas dos legislaturas porque suponen el comienzo y el final de una década y, además, son dos legislaturas muy diferentes en cuanto a su composición: en 2011-2016 el parlamento español estaba compuesto principalmente por diputados/as del PP, que tenía mayoría absoluta, mientras que en 2019-actualidad hay una mayor fragmentación y el PSOE gobierna en coalición con Unidas Podemos. Estas dos composiciones permiten introducir la variable ideología, si es la izquierda o la derecha más activa y, especialmente, conocer si el hecho de estar en el gobierno o en la oposición influye en su actuación en soportes digitales.

Concretamente, los 350 diputados de la legislatura 2011-2016 se distribuían en los siguientes grupos parlamentarios:

- Grupo Popular (GP), 185 diputados/as.

- Grupo Socialista (GS), 110 diputados y diputadas.

- Grupo Catalán (GC), formado por los 16 diputados/as de CiU.

- Grupo Izquierda Plural (GIP), integrado por IU, ICV-EUiA, CHA. En total, 11 diputados.

- Grupo de Unión, Progreso y Democracia (GUPyD), 5 diputados.

- Grupo Vasco, integrado por 5 diputados.

- Grupo Mixto, compuesto por 1 diputado de Compormís, 1 de UPN-PP, 1 de Foro, 1 de Geroa BAI, 7 de Amaiur, 3 de ERC, 2 de BNG y 2 de CC. En total, 8 diputados y diputadas.

En la legislatura actual (2019-actualidad), los 350 diputados se distribuyen en:

- Grupo Socialista (GS), 120 diputados y diputadas.

- Grupo Popular (GP), 88 diputados/as.

- Grupo Vox, 52 diputados/as.

- Grupo Unidas Podemos- En Comú Podem- Galiacia en Común, con 35 diputados/as.

- Grupo Republicano, con los 13 de ERC.

- Grupo Plural, con los 8 diputados/as de Junts per Catalunya, 1 de Comprormís, 2 de Más País y 1 de BNG, en total, 12 diputados/as

- Grupo Ciudadanos (GCs), formado por los 10 diputados/as.

- Grupo Vasco, integrado por 6 diputados/as.

- Grupo EH Bildu, con 5 diputados/as.

- Grupo Mixto, compuesto por 2 diputados/as de CUP, 2 de UPN, 1 de Teruel Existe, 1 de Foro, 1 de PRC, 1 de CC y 1 de NC CCa PNC. En total, 9 diputados y diputadas.

Se ha realizado análisis de contenido de los perfiles de los 350 diputados y diputadas de 2011-2016 y de los 350 de 2019-actualidad, es decir, de todos los diputados de las dos legislaturas.

En todos los casos, se ha comprobado cuáles son las vías que ofrecen desde los perfiles oficiales del Congreso de los Diputados para que la ciudadanía pueda contactar con cada parlamentario: correo electrónico, blog, redes sociales… Tras el análisis de las herramientas incluidas en cada perfil oficial, se ha analizado la web/blog y redes sociales incluidas, especialmente las dos mayoritarias (Twitter y Facebook).

El estudio de campo se llevó a cabo en abril-julio de 2013, para analizar la legislatura 2011-2016, y en abril-julio de 2020, para el análisis de la legislatura actual.

Resultados

Las dos legislaturas estudiadas (2011-2016 y 2019-actualidad) presentan un panorama muy diferente. La primera contaba con una mayoría absoluta de uno de los dos partidos que tradicionalmente se habían turnado en el poder (bipartidismo), mientras que la segunda corresponde a un Parlamento mucho más fragmentado, con mayoría simple. De hecho, el actual gobierno es de coalición entre dos fuerzas políticas. En la primera legislatura, gobernaba el Partido Popular (PP) y en la actual lo hace el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en coalición con Unidas Podemos (UP).

Los diputados y diputadas del Congreso de España ofrecen, en general, formas de contacto. La ciudadanía puede acceder, con una simple visita a la página de cada parlamentario en la web oficial del Congreso de los Diputados, a diversas vías para interactuar con ellos. El correo electrónico y redes sociales (Twitter, Facebook e Instagram) son las más habituales. En menor medida, web y blogs.

En el Congreso, hay más hombres que mujeres (197 hombres frente a las 153 mujeres que hay en la actualidad). Sin embargo, no se observan diferencias sustanciales entre hombre y mujeres. Y, aunque son hombres las personas más activas en redes sociales, se entiende que no se debe tanto al sexo, sino al liderazgo en el partido al que pertenecen.

En este sentido, cabe destacar que los líderes de los partidos se encuentran entre los más seguidos en redes. En Twitter, los líderes de cada partido son seguidos en la actualidad (2021) por numerosas personas.

Pablo Iglesias, el candidato por Unidas Podemos en las últimas elecciones, es el político con más seguidores. Le sigue el líder socialista y actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Sin embargo, el candidato del Partido Popular, Pablo Casado, no llega ni a los 500.000 seguidores, siendo el líder con menos seguidores. Incluso tiene menos que otras personas que se han puesto al frente de un partido recientemente, como es el caso de Inés Arrimadas, que, con sus 674.000 seguidores supera a Casado. También el líder del partido de derechas Vox, Santiago Abascal, supera a Casado, como lo hace el independentista (ERC) Gabriel Rufián. A partir de estos resultados se puede entender que los líderes de izquierdas (Iglesias, Sánchez) tienen más seguidores que los de derechas (Abascal, Casado, Arrimadas).

En cuanto a la edad, el 75 % de los diputados y diputadas tiene entre 26 y 55 años y tan solo hay una persona menor de 25 años. Sin embargo, la edad tampoco parece ser determinante, ya que hay mayores muy activos y jóvenes que no lo son, cuando a priori podríamos asociar juventud con actividad online

En lo que sí se observan diferencias, como ya se está apuntando, es entre los partidos políticos y grupos parlamentarios, así como influye el hecho de estar gobernando o estar en la oposición. Por ello, este capítulo se centra, precisamente, en estas variables

Llama la atención que el 3,7 % (13 de los 350) de los parlamentarios españoles no ofrece en sus perfiles oficiales ni una sola manera de contactar con ellos. Por partidos, es el PP el que más diputados tiene en esta situación (6), seguido de Vox (con 4), es decir, son principalmente diputados de derechas quienes no ofrecen ninguna vía de contacto. El resto son un diputado del Grupo Vasco (1), del Socialista (1) y del Mixto (1).

Por otro lado, ha llamado la atención la existencia de enlaces a blog y redes sociales erróneos, bien porque no existen o, en un caso, porque se trata de otra persona diferente. Se desconocen las causas de este tipo de errores, especialmente porque, en el momento de realizar el estudio de campo, el Congreso ya se había conformado desde hacía unos meses. El hecho de que existan estos errores muestra cierto desinterés por parte de los diputados/as, porque la errata se puede producir, pero ha habido tiempo para subsanarla. En cualquier caso, es bueno precisar que la crisis sanitaria de la COVID-19 se produjo apenas dos meses después de conformarse el gobierno. Quizá la emergencia de la pandemia es la explicación de estas incidencias, que no se habían dado en ediciones anteriores de este estudio, en otras legislaturas.

Contacto por correo electrónico

El 88 % de los diputados y diputadas ofrece en la actualidad algún correo electrónico para que se puede contactar con ellos. Este porcentaje es superior al de la legislatura 2011-2016, cuando solo el 64 % lo ofrecía. Por lo tanto, el uso del correo electrónico como herramienta para estar en contacto, por lo menos, el ofrecerlo, se ha incrementado con el paso de los años.

En la actualidad, sus señorías suelen ofrecer el correo electrónico corporativo (@congreso.es). Es el correo que ofrecen el 73 % de los diputados. Tan solo en un caso se ofrece únicamente un correo electró- nico personal y, llama la atención, en dos ocasiones se ofrece más de un correo, generalmente el corporativo del Congreso y el del partido al que pertenece.

Contacto por web y blogs

El uso de blogs y webs para interactuar con la ciudadanía es muy escaso. Nunca han recurrido los diputados y diputadas a estas herramientas de forma masiva. Quizá el uso generalizado de redes sociales ha impedido un mayor desarrollo de los blogs, al preferir los políticos las redes. Evidentemente, redes y blogs son compatibles, pero el gran desarrollo de las primeras ha repercutido en la escasa implementación de las segundas.

En la legislatura 2011-2016 tan solo el 19 % de los parlamentarios ofrecía su blog. Era el Grupo Socialista, entonces en la oposición, el que más blogs tenía. En la actualidad el porcentaje aún es menor: tan solo el 7,4 % ofrece su web o blog. Si se tiene en cuenta que se han detectado errores (no existe del blog o no está bien hipervinculado) y que en tres ocasiones se trata de una web de partido o personal, pero web (sin publicaciones del diputado/a), el porcentaje de blogs operativo es aún menor: el 5,4 %.

Pero si es insignificante la presencia de blogs, más aún lo es la de publicaciones. La mayoría de los blogs están inactivos desde hace tiempo (desde las últimas elecciones). Tan solo hay un blog que tiene actualizaciones diarias y tres, cada quince días. El resto (más de las tres cuartas partes de los blogs) o son mensuales o hace más de un mes. En la legislatura 2011-2016 también la periodicidad de publicaciones era de más de un mes en la mayoría de los casos.

Definitivamente, los blogs no son una herramienta utilizada por los parlamentarios españoles y su incidencia se puede considerar anecdótica. Si se considera que un blog está inactivo si no tiene entre dos y tres publicaciones semanales, podríamos decir que todos los de los diputados lo están, a excepción de uno.

Contacto por redes sociales

En la actualidad, el 12,5 % de los diputados y diputadas no ofrece ningún perfil en redes sociales. Concretamente, no están en ninguna red social el 44 % del grupo Mixto, el 20 % del grupo EH Bildu, el 19 % de los diputados del grupo parlamentario Vox, el 16 % del grupo Vasco, 15 % de los diputados del grupo Socialista y el 11,36 % del grupo Popular. El resto lo hace. Como mínimo, en una red social. Es decir, el 87,5 % de los diputados y diputadas está en la actualidad en redes sociales.

2011-2016

Twitter

Elaboración propia

2019-actualidad

Facebook

Como se puede observar, la participación en redes sociales ha crecido en la última década, tanto en la variedad de redes como en el número de diputados que ofrecen información sobre sus perfiles. Facebook experimenta un ligero crecimiento (prácticamente se mantiene), mientras que Twitter se consolida como la red social por excelencia para los diputados y diputadas.

En la legislatura 2011-2016, Twitter ya era la red social preferida por los diputados y diputadas, seguida a cierta distancia por Facebook. El resto de redes apenas si estaban presentes. En Twitter, estaban 176 diputados/as, frente a 83 en Facebook.

Aunque existen diferencias entre unos y otros grupos parlamentarios, en todos es Twitter la red social más presente. El grupo parlamentario cuyos representes están presentes en más redes era el grupo Popular (en aquel momento, al frente del gobierno), aunque era el grupo Socialista (en ese momento, en la oposición) el que contaba con más diputados en redes sociales. Es decir, los diputados del grupo Popular estaban en Twitter, Facebook, Linkedln y Flickr y los diputados del grupo Socialista estaban en Twitter, Facebook y Flickr. Sin embargo, era el grupo Socialista el que contaba con más diputados (valor absoluto y porcentual) en las redes sociales, ya que tenía 115 diputados en redes, frente a los 83 del grupo Popular. Por su parte, el grupo Catalán tenía 20 diputados entre Twitter y Facebook, el grupo Izquierda Plural, 19 (tam- bién en Twitter y en Facebook); el grupo UPyD, 6 (en Twitter y Facebook); el grupo Vasco, 1 (en Twitter) y el grupo Mixto, 18 (mayoritariamente en Twitter, aunque también en Facebook).

En la legislatura actual, como se puede observar en la gráfica 3, Twitter sigue siendo la red social más usada (más del 84 % de los parlamentarios la incluyen), seguida por Facebook (más del 31 %), pero en este caso a mayor distancia. A estas dos redes se le ha sumado Instagram que, aunque con una presencia mucho menor que Twitter, aparece en el perfil del 19 % de los diputado/as. Por su parte, tienen Youtube el 2,5 %; LinkedlIn, el 1,7 %; y Telegram, el 0,2 %. Twitter sigue reinando, se mantiene Facebook y crece Instagram. Merece especial atención Instagram, que ha vivido un crecimiento exponencial en esta última década, de manera que ha pasado de tener una presencia prácticamente testimonial a convertirse en la tercera en cuanto al número de diputados y diputadas que cuentan con perfil en esta red social. El resto de redes, como sucedía en la otra legislatura, tienen una presencia irrelevante.

En la legislatura actual, los diputados suelen ofrecer dos redes sociales, que van a ser generalmente Twitter y Facebook o Twitter e Instagram, salvo en algún caso excepcional. También los hay quienes ofrecen solo una (entonces va a ser Twitter) o quienes incluyen tres o cuatro (con Instagram, Youtube), aunque esto último sucede en escasas ocasiones.

Los grupos parlamentarios que presentan mayor variedad de redes sociales son el Socialista, actualmente en el gobierno, con presencia en Twitter, Facebook, Instagram, LinkedIn y Youtube. En Twitter, Facebook e Instagram está el otro grupo parlamentario que, junto al PSOE, conforma el gobierno de coalición: Unidas Podemos.

Por su parte, la oposición está en Twitter, Facebook, Instagram, LinkedIn y Youtube, en el caso del grupo Popular y Vox; en Twitter, Facebook e Instagram en el caso del grupo Republicano y el grupo Ciudadanos; en Twitter y Facebook está el grupo Vasco y solo en Twitter el grupo EH Bildu y el grupo Mixto. Mención aparte merece el Grupo Plural, que está en Twitter, Facebook, Instagram, LinkedIn y Telegram, siendo el único grupo con presencia en esta última red.

Son los diputados y diputadas del grupo Mixto quienes menos están, proporcionalmente, en redes sociales (un 55 %), seguido del grupo EH Bildu (80 %), del grupo Vasco (83 %), del grupo Socialista (85 %) y de Vox (86 %). En el resto de grupos parlamentarios todos los diputados/ diputas están en alguna red social.

Ante estos resultados, parece que el estar en el gobierno o en la oposición no es determinante para estar en más o menos redes sociales. Si en la legislatura de 2011-2016 se observaba que el partido en el gobierno (PP) estaba menos activo que los partidos de la oposición, en la actualidad tanto los partidos en el gobierno como los de la oposición están habitualmente en redes. El grupo Socialista (el 85 % de los diputados ofrecen sus perfiles en redes sociales) y el grupo Unidas Podemos

(con el 100 %) son los dos partidos que conforman en la actualidad el gobierno. Hay grupos parlamentarios en la oposición que están menos activos que los del gobierno.

A partir de los resultados de las dos legislaturas, se puede deducir que los partidos en la oposición suelen participar más en redes sociales. Los partidos de derechas, cuando están en el gobierno (como sucedía en la legislatura 2011-2016), están menos participativos, mientras que los de izquierdas mantienen niveles más altos, incluso cuando están en la oposición (como está sucediendo en la actual legislatura).

De lo que no cabe duda es de que, en todos los grupos parlamentarios, Twitter es la red social predominante. Twitter y Facebook son las redes con mayor presencia. Por eso, es interesante hacer un análisis más detallado de estas dos redes sociales.

Como en párrafos anteriores se ha señalado, Twitter reina entre todas las redes sociales. Los diputados y diputadas españoles prefieren esta red y es la que más ofrecen en sus perfiles oficiales del Congreso de los Diputados. De hecho, todos los grupos parlamentarios cuentan con diputados/as que ofrecen su perfil en Twitter.

Y con el paso del tiempo, su importancia ha ido creciendo. En la legislatura 2011-2016, eran 176 diputados/as los que usaban esta red, es decir, poco más de la mitad (son 350 diputados/as). En la actualidad, esta cifra se ha visto totalmente superada y son 296 diputados (de los 350) quienes la ofrecen. Además, hay siete que incluyen la red en su perfil, pero que se produce algún error, como se comentaba anteriormente, por lo que esos casos no se han computado. Si los sumáramos, en el momento de hacer el estudio, serían 303, de 350, quienes ofrecen esta red. La preponderancia es tal que, cuando un diputado/a incluye una sola red en su perfil, ésta es Twitter (salvo en algún caso excepcional).

Son los diputados y diputadas socialistas los que más están en Twitter. Sin embargo, cabe aclarar que es normal, puesto que más de un tercio del hemiciclo pertenecen a este partido. Por ello, es interesante trabajar con datos porcentuales. En este caso, se comprueba que es Unidas Podemos el grupo que se pone a la cabeza, con el 97 % de sus diputados/as en Twitter. Le sigue el grupo popular, con el 84 %, el Socialista, con 81 % y Vox con el 80 %.

Estos datos nos permiten incidir en que los partidos de izquierdas

(PSOE y Unidas Podemos) están activos, tanto cuando están en el gobierno, como es el caso en estos momentos, como cuando están en la oposición. Sin embargo, los partidos de derecha, cuando están en el gobierno, disminuyen su actividad. El caso del PP es muestra de ello, que ha visto incrementada su actividad en Twitter al dejar el gobierno y pasar a la oposición.

Pero, ¿cómo están en Twitter? En las dos legislaturas estudiadas son seguidos por más personas que las que siguen, aunque, en la legislatura 2011-2016, las diferencias eran mayores. Es decir, hoy podemos encontrar diputados que siguen a más personas que les siguen. No es lo habitual, pero hay casos. Y lo que se ha mantenido es una gran diferencia entre los grandes líderes, seguidos por más de un millón de personas en Twitter y muchos diputados, que apenas llegan a los 500 seguidores en algunos casos.

En la legislatura 2011-2016, los líderes del momento tenían muchos seguidores (Mariano Rajoy, seguido por 423.395 personas, Alfredo Pérez Rubalcaba, con 175.838 seguidores o Gaspar Llamazares, con 139.993), cifras que hoy son ampliamente superadas por los actuales líderes (Pablo Iglesia con 2, 5 millones, Pedro Sánchez con 1,4, etc.).

También se ha producido en la última década un aumento en la actividad y los diputados diputadas publican con más frecuencia. En la legislatura 2011-2016, el 23 % publicaba en Twitter cada día. En la actualidad, lo hace el 63 %. La evolución ha sido considerable.

Lo que se ha fragmentado bastante es el número de seguidores que tienen en Twitter los diputados y diputadas. El 11 % (el mayor porcentaje) tiene entre 500-1000 seguidores. Una cifra menor a la de legislaturas anteriores, cuando lo más habitual era entre 1000 y 5000 seguidores.

En cuanto al número de personas a las que siguen, curiosamente en estos momentos, lo más habitual (33 %) es que sigan entre 1000 y 5000 personas. Es decir, en la última década, se ha incrementado el número de diputados y diputadas que están en Twitter, se publica más diariamente; sin embargo, los diputados/as son menos seguidos (a excepción de los grandes líderes). La explicación a estos datos puede ser que las fuerzas políticas están apostando por Twitter y las redes sociales en general como un valor táctico, no tanto estratégico. Se invita a que estén, se les facilita el argumentario para que lo difundan, pero no se dispone de visión estratégica, de la oportunidad que pueden ser las redes para estar en contacto con la ciudadanía. En este sentido, los diputados y diputadas tendrían una actitud bastante pasiva, de cumplir con las directrices del partido, difundir lo que les llega, pero escaso liderazgo. Aunque en esta investigación no se ha entrado en el análisis del contenido de lo que difunden, sí se ha podido observar cómo coinciden prácticamente todos los diputados/as en los contenidos. Especialmente se observan coincidencias en los partidos de derechas, en los que, además, hay una presencia generalizada del candidato del partido (fotos en el perfil del diputado/a con el candidato, continua información de las intervenciones del líder del partido, etc.). En la actualidad, esto lo hace especialmente Vox, aunque también el PP. Por su parte, Ciudadanos, que lo hacia con el líder anterior, que dimitió tras recibir un varapalo en las últimas elecciones, no lo hace tanto con la nueva persona que está ahora al frente del partido.

Facebook

Facebook es la segunda red social para los diputados y diputadas españolas, tanto en la legislatura de 2011-2016 como en la actual. En la última década, ha experimentado un ligero crecimiento, aunque se mantiene siempre a gran distancia de Twitter.

En la actualidad, diputados y diputadas de todos los grupos parlamentarios, excepto EH Bildu y grupo Mixto, tienen presencia en Facebook. De nuevo, son los partidos más próximos a la izquierda los que están más presentes en esta red social. Es el grupo Socialista el que más diputados/as aporta en números totales y Unidas Podemos , en porcentuales. Concretamente, un 57 % de los diputados/as de Unidas Podemos están en Facebook, un 35 % del grupo Socialista, un 31 % del grupo Popular y, llama la atención, apenas un 5,7 % del grupo Vox.

La mayoría de los diputados y diputadas optan por un perfil en la red social (así lo hacen el 20 % de los diputados), mientras que un 11 % apuestan por una fanpage. Curiosamente, el 7 % de los diputados oculta el número de amigos, lo que supone casi la cuarta parta de los que están en Facebook (concretamente, el 23 %).

En cuanto al número de amigos/me gusta, tanto en la legislatura de 2011-2016 como en la actual, se mantiene entre 1000 y 5000 como dato habitual.

En lo que sí se ha producido un ligero incremento es en la frecuencia de publicaciones. Hace 10 años y ahora lo habitual era y es escribir cada dos o tres días, pero en 2011-2016, lo hacían 28 diputados/as y ahora son 41. Lo mismo sucede con las publicaciones diarias, que en la legislatura anterior eran de 17 diputados/as y ahora lo hacen 27.

En general, como se deduce de los datos anteriores, Facebook se ha mantenido en la última década.

Conclusiones

Los diputados y diputadas en España utilizan cada vez más Twitter y el correo electrónico como formas de contacto, mientras que en la última década, Facebook se ha mantenido, Instagram empieza a tener presencia y se produce un desplome de los blogs. Ha aumentado la presencia en redes y los diputados y diputadas están más activos, publican con más y con mayor frecuencia.

Sin embargo, estos datos no permiten concluir que se haya producido un avance en cuanto a la ciberdemocracia se refiere. Tanto hace una década como en la actualidad, los diputados/as continúan sin aprovechar el potencial comunicativo de las TIC para relacionarse con la ciudadanía y transformar estos escenarios en la nueva ágora digital (Cotarelo, 2013). Y es que, mientras se incrementa a presencia de políticos en las redes, sus intervenciones no responden a una estrategia, sino que más bien parece una decisión táctica. Es decir, las diversas fuerzas políticas son conocedoras de que deben tener presencia digital y dar directrices en este sentido a sus diputados y diputadas, les invitan a crear perfiles, a distribuir el argumentario; sin embargo, parecen desconocer el valor estratégico que estos nuevos medios tienen y no terminan de aprovechar su tremendo potencial. Prueba de ello es, por ejemplo, que cada vez están más en redes sociales, especialmente Twitter, pero, muchos de los diputados y diputadas con menos seguidores y reproduciendo las directrices del partido, retuiteando todos los mismo. En este sentido, se tiene una actitud bastante endogámica y de escaso liderazgo por parte de los diputados y diputadas. Un caso significativo puede ser el de el parrido de ultraderecha Vox, cuyos diputados y diputadas difunden prácticamente lo mismo, siempre con un gran protagonismo de su candidato Santiago Abascal, a quien se puede ver en muchas de las fotos de perfil de los diputados y diputadas de ese partido o en actos diversos en los que participa. La figura del líder es el centro, mostrando un liderazgo autocrítico, tal como lo delimitó Weber (2012). El grupo parlamentario Vox es, precisamente, el que porcentualmente menos presencia tiene en Facebook, en el que más diputados no ofrecen su correo electrónico, en el que más diputados/as solo ofrecen la red social Twitter como forma de contacto, etc. Se evidencia la existencia de pautas o directrices desde la dirección del partido y un comportamiento bastante obediente por parte de los diputados y diputadas. Por otro lado, el estudio comparativo de las dos legislaturas ha permitido comprobar que los diputados y diputadas de izquierdas suelen ser más activos que los de derechas. Y más influyente es aún el hecho de que el partido esté en la oposición o en el gobierno. En este caso, se ha demostrado que los partidos de izquierdas, tanto cuando estaban en la oposición como cuando están en el gobierno, como es el caso del PSOE, cuentan con una actividad considerable y ofrecen variadas vías de contacto a la ciudadanía. Por el contrario, los partidos de derechas están muy activos en la oposición, pero, cuando están en el poder, son mucho más pasivos. Es el caso del PP que, en la primera legislatura analizada estaba gobernando y sus diputados/as eran bastante pasivos, mientras que ahora, en la oposición, tienen una presencia mucho mayor en redes sociales y publican con frecuencia.

Es decir, se puede confirmar que estar en la oposición es determinante en la actividad digital de los diputados y diputadas, siendo las diferencias mucho más notables en la derecha, ya que los diputados/as de izquierdas son más participativos en todo momento.

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Social media, campañas electorales y calidad democrática. El caso de América Latina Social media, electoral campaigns and democratic quality. The case of Latin America

Andrés Valdez Zepeda1

Universidad de Guadalajara – CUSur Guadalajara, México andres.zepeda@cusur.udg.mx

Delia Amparo Huerta Franco2 Universidad de Guadalajara – CUSur Guadalajara, México damparo@cusur.udg.mx

Miguel Flores Zepeda3

Centro de Enseñanza Técnica Industrial de Guadalajara y Universidad de Guadalajara Guadalajara, México mflores@cucea.udg.mx

1. Doctorado en Filosofía; actualmente funge como secretario académico del Centro Universitario del Sur.

2. Maestría; actualmente se desarrolla como maestra de tiempo completo en el Centro Universitario del Sur.

3. Profesor del Centro de Enseñanza Técnica Industrial de Guadalajara y en CUCEA de la Universidad de Guadalajara.

América Latina ha experimentado, en los últimos años, un proceso creciente de uso de las cibercampañas en los comicios electorales a raíz del proceso de transición democrática y de socialización de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). El crecimiento del uso de las TIC en las campañas electorales ha sido tan grande, que se puede decir, sin temor a equívocos, que casi no existe campaña electoral en esta importante región del continente americano en el que no se use, de una u otra manera, las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (redes sociales) para tratar de persuadir y movilizar a los votantes. Esto se da tanto en elecciones locales como nacionales.

Sin embargo, a pesar del uso creciente de la tecnología en las cibercampañas electorales, no se ha observado un mejoramiento significativo de la calidad de la democracia en la región, ni se ha recuperado la confianza ni la credibilidad ciudadana en el sistema electoral y, partidos políticos. Al contrario, al parecer, lo que predomina es una gran desconfianza hacia los actores y las instituciones políticas, así como un desencanto con el sistema democrático.

Marco teórico

En este escrito, se analiza la relación que existe entre las ciber campañas electorales y la calidad de la democracia. Es decir, entre el creciente uso por parte de los ciudadanos de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (principalmente redes sociales) en la política electoral y las variables operacionales de lo que puede denominarse calidad de la democracia.

En lo particular, se analiza el porcentaje de penetración de internet en seis países de América Latina (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México y Venezuela), así como el porcentaje de usuarios de las redes sociales como Facebook, Twitter y YouTube y de la llamada telefonía celular inteligente.

En este sentido, este es un estudio descriptivo entre las jóvenes democracias de esta importante región, para conocer el nivel de avance y penetración del uso de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones en relación con la calidad de la democracia.

Metodología

El presente es un estudio descriptivo que aborda la investigación sobre el uso de las redes sociales en América Latina, así como su aportación a la calidad democrática como constructo rector. Además, es un estudio de caso que aborda el estado de la cuestión en la región centro y sur del continente americano.

De acuerdo con Veiga, de la Fuente y Zimmermann (2008), la investigación descriptiva es un tipo de investigación observacional, en la que el investigador se limita a medir la presencia, características o distribución de un fenómeno en una población en un momento de corte en el tiempo, tal sería el caso de estudios que describen la presencia de un determinado factor…pero siempre referido a un momento concreto y sobre todo, limitándose a describir uno o varios fenómenos sin intención de establecer relaciones causales con otros factores. Por tanto, la principal característica de los estudios descriptivos es que se limitan simplemente a ‘dibujar’ el fenómeno estudiado, sin pretender establecer ninguna relación causal en el tiempo con ningún otro fenómeno, para lo que necesitaríamos recurrir a un estudio analítico.

Por su parte, de acuerdo con Chetty (citado en Martínez Carazo, 2006.) el método de estudio de caso es una metodología rigurosa que es adecuada para investigar fenómenos en los que se busca dar respuesta a cómo y por qué ocurren; permite estudiar un tema determinado; es ideal para el estudio de temas de investigación en los que las teorías existentes son inadecuadas; permite estudiar los fenómenos desde múltiples perspectivas y no desde la influencia de una sola variable; posibilita explorar en forma más profunda y obtener un conocimiento más amplio sobre cada fenómeno, lo cual permite la aparición de nuevas señales sobre los temas que emergen, y juega un papel importante en la investigación, por lo que no debería ser utilizado meramente como la exploración inicial de un fenómeno determinado.”

Las redes sociales

El concepto de red nace en el campo de la informática para referirse a las interconexiones que se realizan entre diferentes terminales de ordenadores computacionales conectadas entre sí, lo cual forma precisamente una red. En el área social, el concepto de redes sociales surge en 1934, con la publicación del libro: Who Shall Survive? escrito por Jacobo I Moreno, pionero de la sociometría.

Sin embargo, las redes sociales, es su acepción más amplia, han existido desde la antigüedad. Hoy día, con el avance de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, se han impulsado nuevas formas de relacionarse con otros individuos y grupos usando la internet y la telefonía, no solo por medio del contacto personal como medio de interrelación (Valerio y Valenzuela, 2011).

En el caso de las campañas electorales, el concepto de red se utilizó por primera vez en los Estados Unidos de Norteamérica en 1994, como sinónimo de comité de apoyo ciudadano a las campañas legislativas, que luego adquieren el nombre de redes ciudadanas (Valdez, 2010). En México, el uso de las redes en las campañas electorales se institucionalizó en la elección presidencial de 2000.

Las redes se construyen a partir de gente que conoce y se relaciona con más gente. Gente que puede persuadir, reclutar, organizar y movilizar a otros, sobre la base de la amistad, el parentesco, la cercanía, la confianza, la comunión de intereses y el liderazgo. La red, como la política, también implica integración. Integrar a los otros a sus proyectos, a sus ideas, a sus batallas y a sus propósitos. Integrarse, también, con otros con los cuales se ha encontrado coincidencias, intereses comunes y puntos de concordancia, sin desconocer la existencia de posibles divergencias. La red, como la política, es también asociación, la cual puede darse de manera formal o informal, para alcanzar los mismos fines u objetivos políticos.

Las redes, en su concepto amplio, son corpus bidimensionales. Por un lado, son estructuras sociales solidarias de propósito común y, por el otro, maquinarias electorales con coincidencias o dependencias hacia un partido político, coalición o candidato que permiten impulsar, en un sentido complementario (sumatorio), el trabajo proselitista, de organización, financiamiento y movilización política de los ciudadanos con el fin principal, por un lado, de ganar el mayor número de votos y, por el otro, de retirárselos a los opositores.

Como estructuras sociales, las redes forman parte de la sociedad, se integran, generalmente, por ciudadanos que simpatizan o militan por consigna en un determinado partido político, pero manteniendo un alto nivel de coincidencia política y cooperación con las nomenclaturas de dichos institutos políticos, ya sea por simpatizar con sus ideologías, sus dirigentes, sus intereses, sus causas o banderas electorales, así como con el candidato o candidatos que postula dicho partido o coalición.

En su carácter de maquinarias políticas, las redes son mucho más extensas y buscan su constante crecimiento, tratando de ampliar, al máximo, el número de sus integrantes, simpatizantes y apoyadores, con el fin de poder constituir y sumar una mayor fuerza electoral. El propósito central es lograr el apoyo y la integración de otros ciudadanos, así como de amigos, familiares, vecinos y compañeros de trabajo o estudio para apuntalar las estrategias y apoyar causas enarboladas por el partido y sus candidatos.

Esta dualidad, el ser una estructura social y, a la vez, funcionar como maquinaria electoral musculosa, le permite a la red una mayor flexibilidad y pluralidad que no tiene propiamente el partido, aumentando las posibilidades de aceptación y penetración social. De hecho, en algunos casos, las redes están integradas por una cantidad mucho mayor que el número de militantes del partido y logran atraer el voto en elecciones constitucionales de un mayor número de ciudadanos que los que puede lograr el partido por sí mismo.

Desde la perspectiva histórica, las primeras tecnologías que sustentan la creación de las redes, como hoy día se conocen, se desarrollan a partir del nacimiento de internet a inicios de la década de los noventas. Sin embargo, las redes sociales nacen a partir de 1994 cuando se funda GeoCities, la primera red de inter- conexión entre dos o más individuos vía una plataforma tecnológica. A partir del año 2003, las redes inician una etapa de expansión iniciando con MySpace en el 2003, Facebook en 2004 y Twitter en 2006.

La social media se ha utilizado en diferentes campos, uno de ellos es en las campañas electorales. Las ciber campañas electorales se han institucionalizado como una forma tradicional de hacer política entre los diferentes partidos y sus candidatos a ocupar algún puesto de elección popular. Su progresiva aplicación se explica, en gran medida, debido al creciente uso de internet y también al incremento de la socialización de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, como se muestra en el siguiente gráfico.

Gráfico 1. La importancia de las redes sociales en América Latina.

26,103 MM total de minutos DESKTOP

406,182 MM total de minutos SMARTPHONE

16,3 MM

TABLET

Debido a esto, no está de más señalar sus potencialidades en materia de persuasión y movilización electoral y, sobre todo, analizar las limitaciones que este tipo de estrategias políticas enfrentan en esta importante región del continente americano, pues ayudan a acercar a los candidatos, los partidos y sus propuestas con los electores, así como a comunicar sus ideas, proyectos y propuestas sobre los temas de interés de la ciudadanía.

Las cibercampañas pueden ser conceptualizadas como las diversas acciones y actividades de investigación, comunicación, organización, financiación, movilización, cuidado y defensa del voto que realizan partidos y candidatos usando las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC) con el objetivo, por un lado, de conseguir el voto de los electores y, por el otro, de evitar que los opositores ganen las elecciones. De esta forma, las cibercampañas implican dos frentes: el de “atracción de votos”, a favor de un partido o candidato; y el de “repulsión de votos” hacia la competencia.

A través de las cibercampañas es posible conocer los gustos, necesidades, problemas, deseos, aspiraciones, expectativas, sentimientos y emociones de los electores, así como sus filias y fobias; simpatías y antipatías políticas. En otras palabras, a través de las nuevas tecnologías es posible conocer a profundidad a los votantes y saber sus simpatías y motivaciones.

Asimismo, gracias a ellas es posible organizar a los electores, transformándolos en “cibermilitantes” o “cibervoluntarios” capaces de impulsar acciones proselitistas desde sus hogares o sus centros de labores; mediante sus redes de amigos, familiares y vecinos; organizando “ejércitos” de promotores del voto y dotándolos de la información necesaria para el trabajo político.

Con las NTIC es posible movilizar a los votantes a las urnas el día de las elecciones, facilitando los operativos de organización, logística y movilización electoral, con el fin de ganar las elecciones.

Por último, los nuevos dispositivos tecnológicos se configuran como herramientas o medios muy útiles a las tareas de vigilancia, observación, cuidado y defensa del voto, especialmente los relacionados con las videograbaciones, que pueden ser utilizados como medios disuasivos para evitar conductas y prácticas ilegales o para documentar irregularidades y delitos que se cometan durante la jornada electoral (Holmes, 1997).

En suma, las NTIC han posibilitado la existencia de las cibercampañas, altamente estratégicas en la nueva arena política, ya que ayudan a construir ventajas competitivas y forjar victorias electorales.

El desarrollo de campañas “virtuales” se ha dado de manera más intensa y amplia en países con economías más pujantes y con mayores niveles educativos, como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y

Venezuela, desde hace aproximadamente 10 años, tal como lo veremos a continuación.

Argentina

La primera gran cibercampaña electoral en este país fue impulsada por Cristina Fernández de Kirchner, candidata del Partido Justicialista (Frente por la Victoria) durante las elecciones presidenciales del 2007. Durante el proceso electoral, se crearon cientos de weblogs y se emplearon indistintamente los chats, el Messenger, los teléfonos celulares, los call centers, Twitter, Facebook, MySpace, Hi5 y todos los dispositivos computaciones asociadas a las redes sociales con el fin de ganar el voto de los ciudadanos. El eslogan de esta campaña fue “Blog por blog, vecino por vecino, desde lo virtual a las urnas”. De esta forma, los seguidores de la candidata se convirtieron en “ciberactivistas” que lograron impactar a miles de votantes, ganando la elección presidencial con el 45,29 % de los votos.

Brasil

Al igual que en Argentina, durante las elecciones presidenciales de 2010, se utilizaron las diferentes tecnologías digitales para lograr la victoria electoral. Por ese motivo, las páginas electrónicas de los candidatos y de sus simpatizantes; los blogs, las redes sociales (Orkut15, Facebook, MySpace, Hi5 y Twitter), así como los news groups, los correos electrónicos, los videos en Youtube; los mensajes por telefonía celular y los “ciberdebates” fueron recursos y herramientas recurrentes para tratar de persuadir a los electores.

Algo novedoso en esta campaña fue el “ciberdebate”, cuya primera ejecución online se produjo el 18 de abril del 2010, organizado por el diario Folha de Sao Paulo y Universo Online (UOL), el proveedor de Internet más grande de ese país.

Este debate contó con la presencia de los tres principales candidatos: Marina Silva (Partido Verde), José Serra (PSDB) y la candidata ofi- cialista Dilma Rousseff (PT). El encuentro contó con diferentes bloques temáticos para que los candidatos se hicieran preguntas entre ellos e incluyó un segmento que permitió la participación de los ciudadanos (quienes seguían el debate online) planteando sus inquietudes y preguntas a los candidatos. Se considera que este debate fue seguido en vivo por más de 50 millones de internautas a través de Twitter y Facebook desde 127 países diferentes.

Chile

En la segunda vuelta presidencial (enero de 2010), resultó ganador Sebastián Piñera. La campaña de Piñera apostó fuerte por la Comunicación 2.0 como eje fundamental de su carrera hacia el Palacio de La Moneda. Su estrategia estuvo orientada a generar un auténtico vínculo entre el candidato y la ciudadanía, liderando así la elección en el terreno digital. Tan solo en Youtube, por ejemplo, Piñera acumuló más de un millón de visitas a sus videos subidos a esta plataforma. Su estrategia online fue articulada para mostrar a un candidato cercano y asequible a los votantes, impulsando una comunicación moderna y atrevida, asociándolo con el cambio que querían ver los chilenos. Esta campaña fue desarrollada sobre la plataforma Wordpress, más flexible y dinámica, en la que se implementaron los siguientes servicios disponibles en la red: Google Apps, Facebook, Twitter, Flickr, Fotolog, Youtube, Google Maps, Podcaster, Issuu, Twitpic, Twinnon, entre otros. Además, se usó, por parte del comando online, otras tecnologías como el streaming, un CRM centralizado, campañas de mailing y mensajes vía SMS, además del empleo del Bluetooth para entregar contenidos por celulares. De esta forma, las NTIC se transformaron en un componente importante de difusión de los mensajes políticos.

Al final, la estrategia de comunicación online de Piñera, con sus estrategias creativas de interacción social, fue mucho mejor que la de Frei, contribuyendo a definir el resultado final de esta histórica contienda presidencial, que marcó el regreso de la derecha en Chile.

Para el 5 de mayo, el candidato sobrepasó el medio millón de seguidores en Facebook, solo en su página personal. El fenómeno de la “onda verde” superó los límites del ciberespacio, traduciéndose en expectativas positivas de miles de ciudadanos en torno a la candidatura de Mockus. Su estrategia digital diseminó la fórmula presidencial “Mockus-Fajardo” a través de todos los espacios que Internet ofrecía: no sólo redes sociales, sino también sitios web, blogs y canales de YouTube, donde los visitantes podían participar ampliamente. De esta forma, consiguieron que sus seguidores propagaran su mensaje de campaña.

5.5 México

Las primeras cibercampañas se realizaron en el año 2000, durante la histórica elección en la que el partido hegemónico (Partido Revolucionario Institucional) perdió el sillón presidencial y la mayoría de los asientos en el congreso bicameral.

Durante la elección presidencial del 2006, internet sirvió no solo para hacer llegar los mensajes y las propuestas de los diferentes candidatos a un puesto de elección popular, sino, sobre todo, para atacar y denostar a los adversarios. De hecho, la campaña negativa en contra de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), entonces candidato presidencial de la Alianza por el Bien de México, se dio principalmente a través de las NTIC, la telefonía celular y, por supuesto, la televisión. Se conformó un ataque de diversos medios digitales a AMLO (videos negativos en Youtube, correos electrónicos difamatorios, entre otros) articulándose una campaña de odio y miedo que logró finalmente sus objetivos.

En las elecciones del 2009, el uso de las NTIC se intensificó, especialmente a través del uso de Facebook y Twitter. Por ejemplo, el Partido Acción Nacional (PAN), a través de su página web, ofreció a los ciudadanos la posibilidad de opinar sobre sus notas y noticias, además de usar de manera amplia las diferentes herramientas de la Web 2.0. Otras agrupaciones políticas, como el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), también establecieron cibercampañas, utilizando las redes sociales para tratar de incidir en la conducta y comportamiento de los electores, impulsando diferentes infoestrategias e infotácticas; articulando mítines virtuales, canales de televisión y radio en Internet, como medios alternativos para tratar de ganar las elecciones.

Venezuela

Las últimas elecciones legislativas para integrar la Asamblea Nacional en este país se realizaron el 26 de septiembre del 2010, generándose el siguiente resultado: el Partido Socialista Unificado de Venezuela y sus aliados (el Partido Comunista de Venezuela) obtuvieron el 48,13 % de los votos (frente al 47,22 % de la Mesa de la Unidad Nacional) lo que les representó 98 escaños en el Parlamento y 65 escaños para la opción opositora.

De acuerdo con los resultados oficiales, votó el 66,45 % de los inscritos en el padrón electoral, motivados por campañas mediáticas y, sobre todo, por las cibercampañas. De acuerdo con estadísticas gubernamentales, en ese entonces un tercio de los electores en ese país usaban Facebook, un 10 % poseían un BlackBerry y un 7,5 % utilizaban Twitter. De acuerdo con IWS, la penetración de Internet era de 34,2 %, teniendo acceso a las NTIC cerca de diez millones de venezolanos.

Estas campañas se caracterizaron por la polarización, en la que los opositores utilizaron, de manera intensiva, las NTIC como formas alternas para tratar de contrarrestar la hegemonía mediática de los partida- rios de Hugo Chávez. Sin embargo, también los aliados del entonces actual presidente hicieron uso intensivo de estas herramientas 2.0, con el fin de alcanzar la mayoría de escaños.

De esta forma, las redes sociales, los microblogs, los teléfonos con capacidad wap y los hashtag invadieron el timeline de miles de usuarios de Twitter. La finalidad era tratar de ganar el mayor número de apoyos en esta importante elección legislativa, previa a la elección presidencial del 2012.

Finalmente, recordemos que las redes permiten una interacción con los ciudadanos ya que hay la posibilidad de tener una diálogo e interacción con los votantes. Por su parte, las campañas mediáticas, que se sustentan principalmente en la emisión de spots o cuñas publicitarias por radio y televisión, permiten posicionar el nombre e imagen de los candidatos, sus lemas de campaña y sus principales mensajes publicitarios.

Gráfico 2..Contenidos publicados

Fuente: Shareablee, Enero a Diciembre 2019, América Latina

Gráfico 3..Interacciones de contenidos

Fuente: Shareablee, Enero a Diciembre 2019, América Latina

Por ello, la participación de las redes sociales resulta importante debido a que gracias a ellas la interacción del candidato con el votante se construye de una forma más “personal”. Facebook, por ejemplo, se mantiene como la red social más concurrida cuando de promocionar una campaña se trata, esto gracias a sus herramientas y accesibilidad con los usuarios.

Es decir, el uso de las redes sociales ha tenido un aumento significativo por los habitantes de América Latina en los últimos años, lo que también tiene implicaciones en la forma de hacer política y, en lo particular, en el impulso de las campañas electorales. Sobre los perfiles demográficos de los usuarios de las redes sociales en América Latina, se puede decir que son jóvenes los que más las usan, siendo Facebook, Instagram, Twitter y YouTube las más usadas en la región, como se muestra en el siguiente gráfico.

El debate sobre la democracia en América Latina se ha centrado principalmente en el abordaje sobre el proceso de la transición de sistemas semi autoritarios o autoritarios hacia regímenes más plurales. De esta forma, la gran mayoría de la literatura ha analizado sus orígenes, requisitos, causas, vías, obstáculos y formas que ha adoptado la transición (Sánchez, 1991); Cansino, 2002); Dahl, 1956); Seligson, 1987); O’Donnell, 1979), pero pocos han abordado el estudio de la calidad de la democracia.

Pero, ¿qué es la democracia?... De acuerdo con el Sistema de Información Legislativa (2020), “es el término referido para designar a una de las formas de gobierno en que puede ejercerse el poder político del y para el pueblo.” El concepto ha sido abordado académicamente desde la teoría de la forma de gobierno según sus usos sobre la base de los criterios numéricos en que se ejerce el poder, siendo la democracia la forma de gobierno de las mayorías o los muchos, a diferencia de las monarquías o las aristocracias.

Tomando en cuenta el rol del concepto en el marco del Estado moderno, se puede definir como un método o un conjunto de reglas de procedimiento para la constitución del gobierno y para la formación de las decisiones políticas, más que de una determinada ideología. Desde esta óptica, un régimen democrático implicaría, entre otras cosas, que sus órganos legislativos o ejecutivos estén compuestos por miembros elegidos por el pueblo, directa o indirectamente; que haya ciudadanos sin distinción de raza, religión o condición social y económica con capacidad para votar y elegir representantes; igualdad de voto; y que prepondere el principio de mayoría sin afectar los derechos de las minorías. A esto se le llamaría democracia formal.

Otra acepción de la democracia se adjetivaría como sustancial y se remitiría a los principios e ideales característicos de la democracia moderna donde se privilegia la idea de igualdad ante la ley e incluso en el ámbito económico o social, y la libertad del individuo frente al poder político. Las instituciones que velan estos principios, en mayor o menor medida, pueden considerarse sustancialmente democráticas.

En suma, la democracia formal describe el gobierno del pueblo y la sustancial el gobierno para el pueblo (Sistema de Información Legislativa, 2020).

Aunado a esto, en las ciencias administrativas, la calidad es definida como el conocimiento, satisfacción y la superación (exceder) de las expectativas y requerimientos del cliente (Canela, 2003). Sin embargo, en el campo de la política, la calidad no puede ser entendida solo como la satisfacción y superación de las expectativas de los ciudadanos respecto del trabajo de los candidatos, partidos políticos, dirigentes y gobernantes (clase política), sino, entre otras cosas, por la aprobación de sus acciones y políticas desarrolladas, la solidez, confianza y credibilidad en las instituciones y actores políticos, así como la confianza y respaldo ciudadano al mismo sistema político.

Sobre este tema, el latinobarómetro ha dado cuenta en los últimos años, a través de distintas encuestas realizada en diferentes países de América Latina, del nivel de decepción de los ciudadanos con la democracia, en la medida que este sistema político no ha podido resolver muchos de los problemas que enfrenta hoy día la sociedad, como lo son el desempleo, la pobreza y la inseguridad pública. En lo particular, dicho estudio muestra que “un 43 (28 y 15) por ciento de los ciudadanos entrevistados en el subcontinente señaló que no le importaba que un gobierno no democrático arribe al poder, siempre y cuando resuelva los problemas económicos”.

El concepto de calidad ha evolucionado a través de los años. De ser entendido como el conjunto de características y propiedades de un producto o servicio,1 hoy, este constructo es definido como la satisfacción oportuna de las necesidades y requerimientos de los clientes, así como por exceder sus expectativas. Como dice Municio (2004), si lo que

Esta conceptualización de base relativista,2 genera ciertos problemas al aplicarlo al campo de la política, ya que lo que para algunos ciudadanos puede ser una democracia de calidad, para otros puede ser una democracia sin calidad o de bajo nivel de calidad. Además, el concepto de calidad, surgido y aplicado en el campo empresarial, a pesar de ciertas similitudes, no se puede utilizar de la misma forma, ni en el sector público, ni en el ámbito de la política, ya que son campos con lógicas, fines y dinámicas distintas.

Por ello, es necesario intentar una definición específica de calidad en la política bajo un sistema democrático que pueda ser operacionalizada o medida con indicadores precisos como puede ser, por ejemplo, el nivel de confianza, credibilidad, satisfacción, aprobación o percepción ciudadana sobre la eficiencia y honorabilidad de los políticos. Sin embargo, hay que ser cuidadosos en la forma como definimos la calidad en la política.

Por ejemplo, la gente puede estar satisfecha con la labor de la clase política,3 los gobernantes pueden ser populares y gozar temporalmente del apoyo y la confianza de los ciudadanos, lo cual es común con líderes populistas, pero esto no implica que se viva una democracia de calidad. Más bien, la calidad en la política tiene que ser definida no solo desde la perspectiva de la satisfacción real o percibida de los ciudadanos, sino también desde la perspectiva de la institucionalización de las organizaciones políticas, la cultura política, el nivel de debate público y la eficiencia gubernamental, entre otras.

2. Calidad no es algo que se tenga o no se tenga, es un nivel el cual se obtiene y se va mejorando con el tiempo.

3. Por clase política se entiende a los candidatos a algún puesto de elección popular, los dirigentes partidistas, los gobernantes y todos aquellos individuos que ocupan un cargo de liderazgo en las organizaciones políticas.

En este sentido, para fines del presente capítulo, una democracia es de alta calidad o de elevado nivel de calidad si reúne las siguientes características:4

Primero, existe un alto nivel de confianza, credibilidad y aprobación de los ciudadanos sobre las instituciones políticas y el desempeño de la clase política.

Segundo, existe un alto nivel de participación social en los procesos político-electorales, un alto nivel de competencia civilizada entre diferentes actores y grupos políticos por los espacios de representación pública y un buen nivel del debate público.

Tercero, predomina una cultura política de cuño democrático entre la población, que se caracteriza por la participación, la pluralidad de ideas y pensamientos, la tolerancia y el respeto a las ideas y acciones de los demás, el respeto de la ley, la aceptación del gobierno de las mayorías y el respeto a las opiniones y acciones de las minorías.

Cuarto, existe un alto nivel de institucionalización de los partidos políticos y demás actores colectivos de la vida democrática, predominando la política de las instituciones por encima de la política de las personalidades.

Quinto, existen medios de comunicación que privilegian en sus espacios informativos y de análisis el debate de las ideas, las propuestas y de los diferentes enfoques políticos, elevando el nivel de debate público.

Sexto, existe una clase política competente, culta y altamente deliberativa que actúa responsablemente, anteponiendo los intereses generales sobre los particulares o de grupo.

Séptima, existe un mejoramiento del nivel de calidad de vida de la población que se traduce en un mayor bienestar y felicidad de los ciudadanos, un uso más racional de los recursos con los que cuenta la sociedad y una toma de decisiones inteligente sobre los asuntos públicos.

4. Aquí es importante señalar que no es fácil el poder cuantificar algunas de las variables distintivas de lo que entendemos por calidad democrática, como el caso del nivel de debate público. Sin embargo, se hacen ciertas aproximaciones para lograr un mejor entendimiento del fenómeno de acuerdo a estudios y encuestas de opinión que se han realizado en los últimos años en México.

La mayoría de las elecciones presidenciales y parlamentarias en América Latina utilizan las NTIC como medio para tratar de influir en la conducta y comportamiento de los electores. Sin embargo, en varios casos, la utilización de estas herramientas presenta una serie de limitantes para la democracia más allá de las ventajas que conllevan (Rash, 1997).

Las principales limitaciones de las cibercampañas en la región son las siguientes:

• Son campañas que solo llegan a una parte minoritaria de los electores, ya que la mayoría de la población todavía no tiene acceso a internet.

• La rapidez con las que llega el mensaje a los electores es mucho mayor que las campañas mediáticas urbanas, teniendo una comunicación prácticamente inmediata con la ciudadanía o los representantes de los medios de comunicación. Además, el flujo de información (imagen, fotografías, videos, audio y texto) puede proporcionar a los ciudadanos información abundante.

• Internet y las redes sociales permiten al ciudadano rastrear selectivamente cualquier tipo de documentación política y convertirse, ellos mismos, en productores de mensajes y en generadores de demandas hacia los candidatos (Rodotà, 2004).

• Las NTIC permiten comunicarse con el elector, establecer relaciones con los votantes y poder hacerles llegar sus propuestas y mensajes, apoyando las estrategias de comunicación interna y externa durante las campañas electorales.

• Las NTIC posibilitan y facilitan la participación de los ciudadanos en la vida política electoral y pueden generar interés e impulsar la participación en sectores de electores que tradicionalmente no votan, reduciendo el abstencionismo.

• Internet posibilita una respuesta o aclaración rápida ante rumores, ataques, críticas y denostaciones de los adversarios, así como el diseño de contra estrategias para tratar de neutralizar acometidas y campañas negativas.

• La red de redes posibilita el apoyo de los votantes, reforzando predisposiciones políticas ya existentes en la mente de los ciudadanos y, sobre todo, puede generar el voto de nuevos electores, especialmente del sector social de los usualmente abstencionistas o los denominados switchers.

• Las NTIC posibilitan el impulso de campañas más profesionalizadas, ayudando a lograr una mejor comunicación interna y coordinación operativa entre los equipos de campaña, construyendo ventajas competitivas en la disputa por el poder público.

• Las cibercampañas ayudan a evitar un mayor daño ecológico, ya que la propaganda tradicional llena de basura y contaminación visual a las ciudades, evitándose o aminorándose el problema con el uso de las nuevas tecnologías digitales.

Comentarios finales

El creciente uso de las nuevas tecnologías de la información en los procesos electorales posibilita una mejor comunicación entre los partidos políticos y sus candidatos con los ciudadanos, y generan condiciones para el fortalecimiento de las libertades de opinión, organización, debate y discusión de los asuntos públicos por parte de los electores y las diferentes formaciones políticas.

De hecho, el desarrollo tecnológico ha posibilitado el hacer más accesible los procesos políticos a los ciudadanos, dando origen a lo que se conoce como la ciberdemocracia. Es decir, una recuperación y construcción de capital social por medio del uso de las nuevas tecnologías, haciendo más directa y expansiva la participación ciudadana en la toma de decisiones políticas y, a la vez, aumentando la transparencia y la confiabilidad (Grossman, 1995; Holmes, 1997; Davis, 1999; Bryan., 1998).

Sin embargo, en el caso de América Latina, a pesar del creciente uso de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, la calidad de la democracia no ha mejorado sustancialmente, presen-

La calidad del debate público tampoco ha mejorado sustancialmente y el desprestigio de los partidos políticos sigue en aumento en esta importante región. De hecho, tal parece ser que las cibercampañas han debilitado al sistema de partidos políticos, ya que, a través de los nuevos dispositivos tecnológicos, los candidatos pueden comunicarse con los electores sin la necesidad de la intermediación partidista. De la misma forma, sigue siendo predominante una cultura política con prácticas propias de un sistema semiautoritario, como la compra y coacción del voto; el nivel de institucionalización de los partidos políticos es endeble y no se ha aumentado sustancialmente el nivel de calidad de vida de una gran parte de la población en Latinoamérica. Por el contrario, la pobreza, el desempleo y los niveles de inseguridad son altos.

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