La música novohispana y el entramado sonoro de Mesoamérica · 139
fuentes documentales. La exposición de Gonzalo Sánchez dejó en claro que no existió una transformación única ni homogénea de la cultura musical indígena. Al contrario, la incorporación de la tradición musical europea a la vida cotidiana de los pueblos nativos mostró una amplia gama de matices que correspondieron a cada uno de los grupos étnicos involucrados. La instauración cada vez más sólida del nuevo orden cultural conllevó diversos sucesos, los cuales marcaron la pauta a la música que se cultivaría en la Nueva España durante los siglos sucesivos. Aurelio Tello Malpartida presentó un recorrido cronológico comentado de esos hitos de la vida musical del temprano siglo XVI, haciendo particular énfasis en aquellos que estuvieron ligados a la Iglesia, sus actores y sus instituciones. Entre estos se encuentra el arranque de la evangelización en Tlaxcala en 1520; la fundación de la Ciudad de México; la celebración del oficio de de maitines de Navidad en 1539 con un repertorio de villancicos; la instalación de un centro de enseñanza de guitarra y danza; la fundación de la escuela para indígenas en Texcoco; las representaciones de autos sacramentales en Tlaxcala a partir de 1538 y el desarrollo de un teatro misional. Aunados a estos van los nombramientos de los dos primeros maestros de capilla de la Catedral Metropolitana, la contratación de músicos indígenas para la catedral con paga completa y la impresión de manuales para predicadores y misales que sirvieron también como base para la composición de música. Aunque se han hecho importantes investigaciones relacionadas con dichos temas, Aurelio Tello recordó que las décadas posteriores a la Conquista conforman un fascinante periodo, el cual todavía tiene senderos por explorar en el campo musical. Entre los hitos referidos por Aurelio Tello debe contarse también la fundación de la imprenta, ya que esta trajo consigo la publicación de manuales de doctrina, catecismos y cartillas que tenían por objetivo introducir y formar a los neófitos en los saberes y principios de la fe cristiana. A decir de Javier Marín López, la música fue una de las herramientas de catequización más efectivas. Los cantos ayudaban a memorizar los preceptos religiosos, como apuntan las crónicas. Sin embargo, apenas quedan vestigios de las melodías utilizadas para tales fines. La enseñanza cantada de la doctrina