Cuerpos inadecuados. El desafío transhumanista de la filosofía · 85
cuyos arcenes y territorios contiguos apenas logramos imaginar, sin la posibilidad de volver a la situación previa. Lo que está en juego es el futuro no sólo de nuestra especie, también de la diversidad biológica e, incluso, de la naturaleza de la vida misma. La toma de decisiones que, en contexto incierto deben tomarse, exige la reflexión profunda y responsable sobre las posibles implicaciones de un tipo u otro de gestión y posibilidades tecnológicas. No se trata, por supuesto, de frenar el desarrollo científico y tecnológico. Como en otras ocasiones hemos afirmado, debemos dejar atrás los reduccionismos maniqueístas: ni tecnofilia ni tecnofobia. Es, por el contrario, momento para la revisión profunda y exhaustiva de cada programa y de cada proyecto desde distintas perspectivas y dimensiones. Una de ellas es, desde luego, el llevado a cabo bajo el marco de las humanidades. En ese sentido, el pasado 25 de mayo el filósofo de la biología Antonio Diéguez brindó, en el marco del ciclo de conferencias que bajo el título “¿Nuevos humanismos, nuevas humanidades, nuevos humanos?” organizó la Cátedra Alfonso Reyes, una extraordinaria introducción y panorámica general al transhumanismo.
Los nuevos humanismos no pueden renunciar a nuestra naturaleza biológica, como tampoco a los contextos culturales y sociales, a las circunstancias propias en las que se da la vida misma, el pensar y el actuar sobre ella.
Desde el inicio de su presentación, queda muy clara la mirada de nuestro invitado; la de un filósofo de la biología atento a su tiempo. La filosofía ha sido siempre –nos recuerda retomando las palabras de Hegel– su tiempo atrapado en pensamientos, por lo que la misión del filósofo no puede quedar reducida al simple análisis del pasado o los clásicos de la pensamiento, sino que debe hacerse cargo de su realidad inmediata.