V ACTAS9y10DICIEMBRE2021
Edita Colegio Ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón
Impreso en DiseñoEspaña y maquetación Ana Durán Boldova © Autores de los textos Recoge los contenidos presentados a IV Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés (CAPA)
Año de publicación: 2022
Depósito Legal: Z 855-2022 ISBN: 978 84 09 41553 3
deACTAS9y10diciembrede2021
Homenaje a Pilar Utrilla Miranda
Dr. José Ignacio Lorenzo Lizalde
Dr. José María Rodanés Vicente
COORDINACIÓN/ EDICIÓN
El 9 y 10 de diciembre de 2021 hemos celebrado el IV Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés (IV CAPA). Como adelantábamos en la convocatoria, un año más, a pesar de la pandemia y de los cambios que esta introducía en nuestra vida cotidiana, decidimos seguir adelante con la cuarta edición. Su desarrollo estaba necesariamente condicionado por las restricciones que los gestores públicos tanto sanitarios como académicos, con buen criterio, nos imponían ante la emergencia sanitaria. La situación nos obligó a adaptarnos y modifcar el funcionamiento y la estructura que habíamos diseñado en años anteriores.
Presentación CAPA IV
El Salón de actos de la Biblioteca María Moliner, espacio emblemático de nuestra Facultad de Filosofía y Letras, institución en la que gran parte de los asistentes y organizadores nos hemos formado, fue el lugar elegido no solo por los vínculos afectivos sino, de manera especial, por las infraestructuras, medios técnicos y personal cualifcado del SEMETA que eran necesarios para responder a los retos de llevar a buen puerto la iniciativa. Planteamos su desarrollo con una fórmula mixta, presencial y on line, acorde a la normativa de la Universidad de Zaragoza.
La respuesta de arqueólogos e investigadores de diferentes estamentos y procedencias ha sido extraordinaria. Si en un primer momento pensamos que la cita se vería mermada por todas estas circunstancias, afortunadamente nos equivocamos y se han superado todas las expectativas de participación y seguimiento, demostrando que la pandemia no ha detenido ni el trabajo de campo ni la investigación de los arqueólogos en este periodo. Se inscribieron más de 300 congresistas y, a pesar de que por razones evidentes no se contempló la presentación y defensa de posters en una sesión específca como venía siendo habitual, se recibieron 76 comunicaciones que en su mayor parte fueron incluidas y editadas en las preactas publicadas en la página web del Congreso. Entre ellas se eligieron 20
La Reunión, aun manteniendo la división por bloques temáticos, no podía celebrarse de forma presencial, por lo que uno de los objetivos primordiales de las Jornadas desde su primera edición, que pretendía el encuentro entre diferentes investigadores y el intercambio personal de experiencias entre arqueólogos no se podía llevar a cabo. Al mismo tiempo, la sede en la que hasta la fecha se venía desarrollando la cita bianual, Caixaforum, adaptaba también su normativa y nos obligaba igualmente al traslado físico de las sesiones.
que fueron expuestas presencialmente, incluidas en cuatro bloques temáticos ( 1. Prehistoria, 2. Arqueología Clásica, 3. Arqueología Medieval, Industrial, Urbana, Preventiva, Memoria Histórica. 4. Patrimonio, Difusión, Didáctica, Museos, Legislación). Las sesiones fueron reproducidas en streaming a través del canal ofcial YouTube de la Facultad de Filosofía y Letras cuyo acceso a través de un link permitió el seguimiento a los participantes e inscritos. En este mismo canal han quedado recogidas para su posterior visión o consulta, al mismo tiempo que una versión más reducida y editada ha sido incluida en la página de la organización.
J.I. Lorenzo Lizalde y J.Mª Rodanés Vicente
A los medios de comunicación que en cada celebración y cada vez con mayor cobertura nos ayudan a dar visibilidad a nuestro trabajo, en especial a las crónicas de Heraldo de Aragón, El Periódico de Aragón y la Agencia EFE; a los programas de Radio y Televisión: Ágora, Aragón Cultura o Despierta Aragón.
No podemos fnalizar esta presentación sin los agradecimientos, agradecimientos que cada edición son más numerosos y que en esta ocasión adquieren mayor importancia. A los organismos colaboradores: Colegio Ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón, Departamento de Educación Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Departamento de Ciencias de la Antigüedad de la Universidad de Zaragoza, Instituto de Patrimonio y Humanidades de la Universidad de Zaragoza, Cátedra Galiay de la Institución Fernando el Católico, Grupo de Investigación Primeros Pobladores y Patrimonio Arqueológico (P3A), Grupo de Investigación ARGOS.
Por último, a todos los que habéis participado de una u otra manera: mediante comunicaciones, asistencia, siguiendo en streaming o posteriormente a través del canal YouToube, pero en especial a Pilar Utrilla Miranda, que impartió la lección inaugural y a quien, con motivo de su jubilación, hemos querido dedicar este IV Congreso de Arqueología y Patrimonio AAragonés.todos,Gracias
Las cifras de visualizaciones (3.724 en el momento de redactar estas líneas), así como las 53 comunicaciones que se editan en este volumen son una muestra objetiva de los resultados de esta IV edición.
Comité
José Antonio Andrés Moreno (DGA) Concepción Lomba Serrano (IPH)
Presidencia
Isidro Aguilera Aragón Marta Alcolea Gracia Manuel Bea Martínez Rafael Domingo Martínez Luis Fatás Fernández
Miguel Beltrán Lloris (IFC) Mª Pilar Rivero Gracia (ARGOS)
Hugo Chautón Pérez (CDL Aragón)
Ana Durán Boldova
Comité Científco
Elena Maestro Zaldívar María Ángeles Magallón Botaya Manuel Martín Bueno Carlos Mazo Pérez Lourdes Montes Ramirez Raquel Ornat Clemente José Luis Peña Monné Jesús Picazo Millán Aitor Ruíz Redondo María Sebastián López María Marta Sampietro-Vattuone Paula Uribe Agudo Pilar Utrilla Miranda
Colegio Ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón Departamento de Educación Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón Instituto de Patrimonio y Humanidades, Universidad de Zaragoza Cátedra Galiay del Institución Fernando el Católico Grupo de Investigación P3A Primeros Pobladores y Patrimonio Arqueológico, Universidad de Zaragoza Grupo de Investigación ARGOS, Universidad de Zaragoza
Dr. José María Rodanés Vicente
COMITÉS
Organismos Colaboradores
Comité Organizador
Carlos Sáenz Preciado (P3A)
Secretaría
Dr. José Ignacio Lorenzo Lizalde
ÍNDICE
7
15
1 Veinte años de excavaciones, diez mil años de Prehistoria en el Arba de Biel (Cinco Villas, Autor/Autora/Autores:Zaragoza). Rafael Domingo y Lourdes Montes
Autor/Autora/Autores: Alfonso Verge Salvadó, Alejandro Sierra Sainz-Aja
113
11 La cerámica excisa de los cintos de armantes (Ateca, Zaragoza) como marcador de relaciones ebro-meseta en los albores del primer milenio a.C.
3 Análisis y estudio de los yacimientos líticos de superficie y su aportación al conocimiento de la Prehistoria reciente (Neolítico-Bronce) de las Altas Cinco Villas (Zaragoza). Autor/Autora/Autores: Javier Cabello García 37
8
José Antonio Cuchí Oterino y Pablo Martín Ramos 81
2 Artiga Viturián, un nuevo yacimiento del Neolítico Antiguo en Sobrarbe (Huesca). Autor/Autora/Autores: Javier Rey Lanaspa, Ignacio Clemente Conte, Ermengol, Gassiot Ballbè, Niccolò Mazzucco, Thomas Huet, Amor Olomi y Jordi Borràs
Sesión 1
29
6 Nuevo hallazgo de un grabado filiforme en las Cinco Villas. Autor/Autora/Autores: Lartaun Pérez López, Ángel A. Jordan Lorenz y Ion Orokieta Lizasoain 73
Evaluando el registro arqueológico a través de la geoarqueología. Erosión y reconstrucción en yacimientos de la edad del bronce en Jubierre (Huesca).
El parque cultural del río Vero (Huesca): gestión y musealización del arte rupestre. Autor/Autora/Autores: Mª Nieves Juste Arruga 91
10
141
Autor/Autora/Autores: Eugenia Nasarre Ortin, José Ignacio Lorenzo Lizalde y José María Rodanés Vicente 101
9
Prácticas funerarias en cuevas y abrigos del valle medio del Ebro. El enterramiento individual calcolítico de Planas de la Marquesa (Uncastillo, Zaragoza).
Autor/Autora/Autores: Isidro Aguilera Aragón, Francisco Martínez García y José María Rodanés Vicente
127
Sobre la composición elemental de los pigmentos de las pinturas rupestres de los abrigos del río Vero Autor/Autora/Autores:(Huesca).
Autor/Autora/Autores: Jesús V. Picazo Millán, María Marta Sampietro-Vattuone y José Luis Peña Monné
12 Nuevos datos sobre la ocupación de las márgenes del Ebro durante la prehistoria reciente: el yacimiento del Cabezo del Muro (Alfajarín, Zaragoza).
5 Nuevos hallazgos de conjuntos grabados prehistóricos y protohistóricos y su contexto tecnológico, simbólico y Autor/Autora/Autores:cronológico.José Ignacio Royo Guillén 59
4 Prospecciones arqueológicas y nuevos hallazgos de conjuntos rupestres en el término de Colungo Autor/Autora/Autores:(Huesca). Paloma Lanau Hernáez, Mario Gisbert Leó, Manuel Bea Martíne y Alejandro Puyó Abadía 51
El Forau de la Tuta (Artieda, Jacetania, Zaragoza),una ciudad imperial romana, hasta ahora desconocida, de la vertiente sur de los Pirineos.
239
Autor/Autora/Autores: José Ángel Asensio Esteban Paula Uribe Agudo, Lara Íñiguez Berrozpe, Mª Ángeles Magallón Botaya, Milagros Navarro Caballero, Jorge Angás Pajas, Enrique Ariño Gil, Irene Mañas Romero, Carmen Guiral Pelegrín, Cristian Concha Alonso, Óscar Lanzas Orensanz, María Aurora Asín Prieto y Guillermo Mora Baselga 207
19 La pintura mural romana en Aragón: el II estilo en el Municipium Augusta Bilbilis (Calatayud). Autor/Autora/Autores: Lara Íñiguez Berrozpe, Carmen Guiral Pelegrín, Carlos Sáenz Preciado y Manuel Martín Bueno 217
13 La fase II de Cabezo Morrudo de Rodén (Fuentes de Ebro, Zaragoza). La transición desde la primera Edad del Hierro hacia el ibérico antiguo en el valle del río Ginel. Autor/Autora/Autores: Víctor E.M. Maturén
14 Primera campaña de excavaciones en Aratis (Aranda de Moncayo). Autor/Autora/Autores: Marta Chordá Pérez, Francisco Javier Gutiérrez González y Gloria Pérez García
17 Excavación arqueológica en la zona de «El Pedernal» de Bursao (Borja, Zaragoza). Campaña de Autor/Autora/Autores:2021.
20 Novedades sobre el Decumano Maximo de Caesaragusta: la excavacion de la calle Manifestacion nº Autor/Autora/Autores:26-30. José Francisco Casabona Sebastián, Judit Paraíso Sánchez y José Ignacio Royo Guillén 229
16 La colonia Victrix Iulia Lepida Celsa: estado de la cuestión. Autor/Autora/Autores: Miguel Beltrán Lloris, Antonio Mostalac Carrillo y Paula Uribe Agudo
22 Luces y «sombras» en el espacio porticado de las termas públicas centrales de Caesar Augusta: el Autor/Autora/Autores:vidrio. Esperanza Ortiz Palomar y Juan Á. Paz Peralta
169
Francisco Javier Gutiérrez González, Carlos Valladares Lafuente, Víctor Gil de Muro Eguizábal y María Pilar Blecua Roca 195
Isidro Aguilera Aragón1, José A. Cuchí Oterino2, José Fabre Murillo, Luis Fatás Fernández, Pablo Martín Ramos, Fernando Quesada Sanz, José A. Rodríguez Martín y Francisco Romeo Marugán
159
18
21 La arquitectura del frigidarium de las termas públicas centrales de Caesar Augusta (Zaragoza). Autor/Autora/Autores: Juan Á. Paz Peralta
Sesión 2
253
149
15 La contribución del Museo de Zaragoza a la conservación y puesta en valor de un casco de guerrero celtibérico Autor/Autora/Autores:expoliado.
181
267
26
29
32
Autor/Autora/Autores: Antonio Hernández Pardos 393
30
Los restos de la tejería y el abejar de la Hoya del Puerto en Aguarón (Zaragoza).
33
34
El yacimiento arqueológico de Las Peñas de Santo Domingo (Longás, Zaragoza): las fases de ocupación hispanovisigoda y plenomedieval.
El castillo de Mesones de Isuela (Zaragoza). Arqueología de la arquitectura y fuentes documentales.
José Ignacio Lorenzo Lizalde, Daniel Jones Labrador y José María Rodanés Vicente 403
Autor/Autora/Autores: Javier Ibáñez González, José F. Casabona Sebastián y Rubén Saéz Abad 359
El proyecto de recuperación del castillo de Cadrete y la campaña de excavación arqueológica de Autor/Autora/Autores:2021.
28
El nivel islámico taifal de plaza José María Forqué, s/n (Zaragoza).
Autor/Autora/Autores: Francisco Marco Simón
Francisco Javier Gutiérrez González, Javier Borobio Sanchiz y Julián A. Ramos Bonilla 371
Autor/Autora/Autores: Víctor E.M. Maturén 321
27
La villa tardorromana de La Malena (Azuara, Zaragoza): novedades sobre su articulación arquitectónica, el proceso de documentación y su conservación.
Una estructura funeraria singular en la necrópolis de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.).
Autor/Autora/Autores: Ángel A. Jordán Lorenzo y Iosu Barragán Cidriain
Javier Muruzábal Cal y Ángel A. Jordán Lorenzo 333
31
285
24
Javier Cabello García 343
La cuestión cronológica en torno al relieve prerrománico «¿real o imperial?» De Luesia (Zaragoza): fuentes y relaciones Autor/Autora/Autores:iconográficas.
Sesión 3
25
Estudio preliminar de los hallazgos arquitectónicos del castillo de Vera del Moncayo y del Torreón de Ainzón Autor/Autora/Autores:(Zaragoza).
295
Sobre los relieves tardoantiguos con representación de bóvidos y la persistencia de rituales sacrificiales en el valle medio del Ebro.
23
Antonio Hernández Pardos y Jesús G. Franco Calvo 381
Excavación arqueológica y proyecto de musealización del Pozo de hielo de Cegonyer (Fraga, Autor/Autora/Autores:Huesca).
Estudio zooarqueológico de los basureros altomedievales del Pueyo de los Bañales (Uncastillo, Autor/Autora/Autores:Zaragoza).
Autor/Autora/Autores: Francisco Javier Ruiz Ruiz, Tomás Hurtado Mullor, Roger Sala Bartrolí, Pedro Rodríguez Simón y José Ignacio Piedrafita Soler 307
Autor/Autora/Autores: osé Ignacio Royo Guillén, José Francisco Casabona Sebastián, Fabiola Gómez Lecumberri y Judit Paraíso Sánchez
Recuperación de un combatiente: la 1ª brigada mixta del ejército popular de la república en Valdealgorfa Autor/Autora/Autores:(Teruel).
Autor/Autora/Autores: Luis Miguel García-Simón, Antonio Hernández Pardos, Eduardo Díez de Pinos López y Jesús G. Franco Calvo
José-Manuel González González, Mª Pilar Rivero Gracia, Jesús Gerardo Franco Calvo y Darío Español Solana
La exhumación de una fosa común con dos víctimas del fascismo en el cementerio municipal de Fuendejalón (Zaragoza): María Domíngez Remón.
Autor/Autora/Autores: José Ignacio Lorenzo Lizalde y Víctor Gil de Muro
431
Excavación arqueológica y estudio antropológico de una fosa de la guerra española de 1936-1939, en el paraje «Casa Urrez» de Teruel.
42
Aportaciones analíticas al conocimiento y la conservación de la colección de arte de asia oriental en el Museo de Autor/Autora/Autores:Zaragoza.
Salvador Melguizo Aisa
Arqueología y fuentes documentales. Los orígenes de la artillería de pólvora y de las torres artilleras en Autor/Autora/Autores:Teruel.
39
483
467
Autor/Autora/Autores: Juan Á. Paz Peralta, José A. Cuchí Oterino, Isidro Aguilera Aragón, Josefina Pérez Arantegui, María J. Arbués Gracia, Silvia Abad Villarroya, Juan C. Sánchez-Garnica Gómez y Pablo Martín-Ramos
Exhumación e identificación de Don Félix de Azara en la cripta de la Catedral de Huesca.
Arqueología y memoria de la represión civil.
Autor/Autora/Autores: Francisco Javier Ruiz Ruiz, José Ignacio Piedrafita Soler, Miriam Gracia Martínez, Ana Rubio Zaurín, Cristina Sánchez Martínez y Miguel Ángel Capapé Garro
37
443
Autor/Autora/Autores: Hugo Chautón Pérez, José Ignacio Lorenzo Lizalde, Gonzalo García Vegas y Sergio Ibarz Navarro
35
41 Las acuñaciones del rey Sancho Ramírez de Aragón y Pamplona (1076 a 1094) en los Museos de Huesca y Zaragoza: iconografía y análisis químicos.
497
455
Belchite más allá de la batalla.
419
Autor/Autora/Autores: José Ignacio Lorenzo Lizalde y José María Rodanés Vicente
40
44 Una experiencia didáctica de participación activa e historia viva en Zaragoza: la Fiesta de la Autor/Autora/Autores:Historia.
519
475 Sesión 4
José F. Casabona Sebastián, Javier Ibáñez González y Rubén Saéz Abad
36
38
43 Resultados preliminares del estudio arqueológico en el Convento Franciscano de Santa Catalina del monte en Cariñena (Zaragoza).
Josefina Pérez Arantegui, Carmen Gallego y Nerea Díez de Pinos
509
46
53 Aragón Open Air Museum. Didáctica y difusión del patrimonio defensivo en la era digital. Autor/Autora/Autores: Darío Español-Solana y Jesús Gerardo Franco Calvo 601
El patrimonio aragonés en la formación de futuros maestros: un proyecto de innovación docente. Autor/Autora/Autores: Borja Aso Morán y M.ª Irene Abad Buil 551
El patrimonio cultural aragonés como recurso didáctico. Su exégesis como herramienta en la práctica Autor/Autora/Autores:docente.
50
45
48
Arquejealogía: didáctica, diseño y memoria de una exposición temporal sobre los orígenes y desarrollo de Ejea de los Caballeros y las Cinco Villas desde una perspectiva arqueológica. Autor/Autora/Autores: Javier Cabello García 539
52 Patrimonio arqueológico y nuevas tecnologías: Bilbilis y Labitolosa en la app Open Air Museum. Autor/Autora/Autores: Alicia Escanilla Martín y Jesús Gerardo Franco Calvo 595
Autor/Autora/Autores: Javier Andreu Pintado, Iker Ibero Iriarte y Pablo Serrano Basterra 565
49 Valete vos viatores!
51 Guía para la difusión didáctica del patrimonio a través de Apps. Autor/Autora/Autores: Lorenzo Mur Sangrá, Pilar Rivero Gracia y Silvia García-Ceballos 583
El conocimiento didáctico del patrimonio histórico y cultural a través de un caso práctico: la Universidad Autor/Autora/Autores:Sertoriana.
Lorenzo Mur Sangrá 527
José Manuel Hernández de la Cruz y Alodia Rubio Navarro 557
Videogamificando la ciudad romana de los bañales de Uncastillo.
Estrategias de comunicación digital y redes sociales de museos. El caso del Museo de Zaragoza. Autor/Autora/Autores: Aixa Álvarez Almazán 575
47
Edita Colegio Ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón
Impreso en DiseñoEspaña y maquetación Ana Durán Boldova © Autores de los textos Recoge los contenidos presentados a IV Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés (CAPA)
Depósito Legal: Z 855-2022 ISBN: 978 84 09 41553 3
Año de publicación: 2022
deACTAS9y10diciembrede2021
Homenaje a Pilar Utrilla Miranda
COORDINACIÓN/ EDICIÓN
Dr. José Ignacio Lorenzo Lizalde
Dr. José María Rodanés Vicente
La Reunión, aun manteniendo la división por bloques temáticos, no podía celebrarse de forma presencial, por lo que uno de los objetivos primordiales de las Jornadas desde su primera edición, que pretendía el encuentro entre diferentes investigadores y el intercambio personal de experiencias entre arqueólogos no se podía llevar a cabo. Al mismo tiempo, la sede en la que hasta la fecha se venía desarrollando la cita bianual, Caixaforum, adaptaba también su normativa y nos obligaba igualmente al traslado físico de las sesiones.
El Salón de actos de la Biblioteca María Moliner, espacio emblemático de nuestra Facultad de Filosofía y Letras, institución en la que gran parte de los asistentes y organizadores nos hemos formado, fue el lugar elegido no solo por los vínculos afectivos sino, de manera especial, por las infraestructuras, medios técnicos y personal cualifcado del SEMETA que eran necesarios para responder a los retos de llevar a buen puerto la iniciativa. Planteamos su desarrollo con una fórmula mixta, presencial y on line, acorde a la normativa de la Universidad de Zaragoza.
El 9 y 10 de diciembre de 2021 hemos celebrado el IV Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés (IV CAPA). Como adelantábamos en la convocatoria, un año más, a pesar de la pandemia y de los cambios que esta introducía en nuestra vida cotidiana, decidimos seguir adelante con la cuarta edición. Su desarrollo estaba necesariamente condicionado por las restricciones que los gestores públicos tanto sanitarios como académicos, con buen criterio, nos imponían ante la emergencia sanitaria. La situación nos obligó a adaptarnos y modifcar el funcionamiento y la estructura que habíamos diseñado en años anteriores.
La respuesta de arqueólogos e investigadores de diferentes estamentos y procedencias ha sido extraordinaria. Si en un primer momento pensamos que la cita se vería mermada por todas estas circunstancias, afortunadamente nos equivocamos y se han superado todas las expectativas de participación y seguimiento, demostrando que la pandemia no ha detenido ni el trabajo de campo ni la investigación de los arqueólogos en este periodo. Se inscribieron más de 300 congresistas y, a pesar de que por razones evidentes no se contempló la presentación y defensa de posters en una sesión específca como venía siendo habitual, se recibieron 76 comunicaciones que en su mayor parte fueron incluidas y editadas en las preactas publicadas en la página web del Congreso. Entre ellas se eligieron 20
Presentación CAPA IV
A los medios de comunicación que en cada celebración y cada vez con mayor cobertura nos ayudan a dar visibilidad a nuestro trabajo, en especial a las crónicas de Heraldo de Aragón, El Periódico de Aragón y la Agencia EFE; a los programas de Radio y Televisión: Ágora, Aragón Cultura o Despierta Aragón.
Por último, a todos los que habéis participado de una u otra manera: mediante comunicaciones, asistencia, siguiendo en streaming o posteriormente a través del canal YouToube, pero en especial a Pilar Utrilla Miranda, que impartió la lección inaugural y a quien, con motivo de su jubilación, hemos querido dedicar este IV Congreso de Arqueología y Patrimonio AAragonés.todos,Gracias
que fueron expuestas presencialmente, incluidas en cuatro bloques temáticos ( 1. Prehistoria, 2. Arqueología Clásica, 3. Arqueología Medieval, Industrial, Urbana, Preventiva, Memoria Histórica. 4. Patrimonio, Difusión, Didáctica, Museos, Legislación). Las sesiones fueron reproducidas en streaming a través del canal ofcial YouTube de la Facultad de Filosofía y Letras cuyo acceso a través de un link permitió el seguimiento a los participantes e inscritos. En este mismo canal han quedado recogidas para su posterior visión o consulta, al mismo tiempo que una versión más reducida y editada ha sido incluida en la página de la organización.
No podemos fnalizar esta presentación sin los agradecimientos, agradecimientos que cada edición son más numerosos y que en esta ocasión adquieren mayor importancia. A los organismos colaboradores: Colegio Ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón, Departamento de Educación Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Departamento de Ciencias de la Antigüedad de la Universidad de Zaragoza, Instituto de Patrimonio y Humanidades de la Universidad de Zaragoza, Cátedra Galiay de la Institución Fernando el Católico, Grupo de Investigación Primeros Pobladores y Patrimonio Arqueológico (P3A), Grupo de Investigación ARGOS.
J.I. Lorenzo Lizalde y J.Mª Rodanés Vicente
Las cifras de visualizaciones (3.724 en el momento de redactar estas líneas), así como las 53 comunicaciones que se editan en este volumen son una muestra objetiva de los resultados de esta IV edición.
Isidro Aguilera Aragón Marta Alcolea Gracia Manuel Bea Martínez Rafael Domingo Martínez Luis Fatás Fernández Elena Maestro Zaldívar María Ángeles Magallón Botaya Manuel Martín Bueno Carlos Mazo Pérez Lourdes Montes Ramirez Raquel Ornat Clemente José Luis Peña Monné Jesús Picazo Millán Aitor Ruíz Redondo María Sebastián López María Marta Sampietro-Vattuone Paula Uribe Agudo Pilar Utrilla Miranda
Colegio Ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón Departamento de Educación Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón Instituto de Patrimonio y Humanidades, Universidad de Zaragoza Cátedra Galiay del Institución Fernando el Católico Grupo de Investigación P3A Primeros Pobladores y Patrimonio Arqueológico, Universidad de Zaragoza Grupo de Investigación ARGOS, Universidad de Zaragoza
COMITÉS
Ana Durán Boldova
Comité Organizador
Presidencia
Dr. José Ignacio Lorenzo Lizalde
Dr. José María Rodanés Vicente
Comité Científco
Organismos Colaboradores
Secretaría
Comité
José Antonio Andrés Moreno (DGA) Concepción Lomba Serrano (IPH) Miguel Beltrán Lloris (IFC) Mª Pilar Rivero Gracia (ARGOS) Carlos Sáenz Preciado (P3A) Hugo Chautón Pérez (CDL Aragón)
ÍNDICE
4 Prospecciones arqueológicas y nuevos hallazgos de conjuntos rupestres en el término de Colungo Autor/Autora/Autores:(Huesca). Paloma Lanau Hernáez, Mario Gisbert Leó, Manuel Bea Martíne y Alejandro Puyó Abadía 51
El parque cultural del río Vero (Huesca): gestión y musealización del arte rupestre. Autor/Autora/Autores: Mª Nieves Juste Arruga 91
8
José Antonio Cuchí Oterino y Pablo Martín Ramos 81
7
Sobre la composición elemental de los pigmentos de las pinturas rupestres de los abrigos del río Vero Autor/Autora/Autores:(Huesca).
La cerámica excisa de los cintos de armantes (Ateca, Zaragoza) como marcador de relaciones ebro-meseta en los albores del primer milenio a.C.
113
Autor/Autora/Autores: Alfonso Verge Salvadó, Alejandro Sierra Sainz-Aja
15
Autor/Autora/Autores: Eugenia Nasarre Ortin, José Ignacio Lorenzo Lizalde y José María Rodanés Vicente 101
12
5 Nuevos hallazgos de conjuntos grabados prehistóricos y protohistóricos y su contexto tecnológico, simbólico y Autor/Autora/Autores:cronológico.
11
6 Nuevo hallazgo de un grabado filiforme en las Cinco Villas. Autor/Autora/Autores: Lartaun Pérez López, Ángel A. Jordan Lorenz y Ion Orokieta Lizasoain 73
Autor/Autora/Autores: Isidro Aguilera Aragón, Francisco Martínez García y José María Rodanés Vicente
José Ignacio Royo Guillén 59
2 Artiga Viturián, un nuevo yacimiento del Neolítico Antiguo en Sobrarbe (Huesca). Autor/Autora/Autores: Javier Rey Lanaspa, Ignacio Clemente Conte, Ermengol, Gassiot Ballbè, Niccolò Mazzucco, Thomas Huet, Amor Olomi y Jordi Borràs 29
3 Análisis y estudio de los yacimientos líticos de superficie y su aportación al conocimiento de la Prehistoria reciente (Neolítico-Bronce) de las Altas Cinco Villas (Zaragoza). Autor/Autora/Autores: Javier Cabello García 37
1 Veinte años de excavaciones, diez mil años de Prehistoria en el Arba de Biel (Cinco Villas, Autor/Autora/Autores:Zaragoza). Rafael Domingo y Lourdes Montes
Autor/Autora/Autores: Jesús V. Picazo Millán, María Marta Sampietro-Vattuone y José Luis Peña Monné
10
Nuevos datos sobre la ocupación de las márgenes del Ebro durante la prehistoria reciente: el yacimiento del Cabezo del Muro (Alfajarín, Zaragoza).
Prácticas funerarias en cuevas y abrigos del valle medio del Ebro. El enterramiento individual calcolítico de Planas de la Marquesa (Uncastillo, Zaragoza).
141
Sesión 1
127
9
Evaluando el registro arqueológico a través de la geoarqueología. Erosión y reconstrucción en yacimientos de la edad del bronce en Jubierre (Huesca).
Sesión 2
Isidro Aguilera Aragón1, José A. Cuchí Oterino2, José Fabre Murillo, Luis Fatás Fernández, Pablo Martín Ramos, Fernando Quesada Sanz, José A. Rodríguez Martín y Francisco Romeo Marugán
18
14 Primera campaña de excavaciones en Aratis (Aranda de Moncayo). Autor/Autora/Autores: Marta Chordá Pérez, Francisco Javier Gutiérrez González y Gloria Pérez García
16 La colonia Victrix Iulia Lepida Celsa: estado de la cuestión. Autor/Autora/Autores: Miguel Beltrán Lloris, Antonio Mostalac Carrillo y Paula Uribe Agudo
La contribución del Museo de Zaragoza a la conservación y puesta en valor de un casco de guerrero celtibérico Autor/Autora/Autores:expoliado.
José Francisco Casabona Sebastián, Judit Paraíso Sánchez y José Ignacio Royo Guillén 229
181
15
253
19 La pintura mural romana en Aragón: el II estilo en el Municipium Augusta Bilbilis (Calatayud). Autor/Autora/Autores: Lara Íñiguez Berrozpe, Carmen Guiral Pelegrín, Carlos Sáenz Preciado y Manuel Martín Bueno 217
13 La fase II de Cabezo Morrudo de Rodén (Fuentes de Ebro, Zaragoza). La transición desde la primera Edad del Hierro hacia el ibérico antiguo en el valle del río Ginel. Autor/Autora/Autores: Víctor E.M. Maturén
169
20 Novedades sobre el Decumano Maximo de Caesaragusta: la excavacion de la calle Manifestacion nº Autor/Autora/Autores:26-30.
La arquitectura del frigidarium de las termas públicas centrales de Caesar Augusta (Zaragoza). Autor/Autora/Autores: Juan Á. Paz Peralta 239
22 Luces y «sombras» en el espacio porticado de las termas públicas centrales de Caesar Augusta: el Autor/Autora/Autores:vidrio. Esperanza Ortiz Palomar y Juan Á. Paz Peralta
149
159
Francisco Javier Gutiérrez González, Carlos Valladares Lafuente, Víctor Gil de Muro Eguizábal y María Pilar Blecua Roca 195
17 Excavación arqueológica en la zona de «El Pedernal» de Bursao (Borja, Zaragoza). Campaña de Autor/Autora/Autores:2021.
El Forau de la Tuta (Artieda, Jacetania, Zaragoza),una ciudad imperial romana, hasta ahora desconocida, de la vertiente sur de los Pirineos.
Autor/Autora/Autores: José Ángel Asensio Esteban Paula Uribe Agudo, Lara Íñiguez Berrozpe, Mª Ángeles Magallón Botaya, Milagros Navarro Caballero, Jorge Angás Pajas, Enrique Ariño Gil, Irene Mañas Romero, Carmen Guiral Pelegrín, Cristian Concha Alonso, Óscar Lanzas Orensanz, María Aurora Asín Prieto y Guillermo Mora Baselga 207
21
Antonio Hernández Pardos y Jesús G. Franco Calvo 381
33
295
Javier Cabello García 343
Los restos de la tejería y el abejar de la Hoya del Puerto en Aguarón (Zaragoza).
32
Una estructura funeraria singular en la necrópolis de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.).
El yacimiento arqueológico de Las Peñas de Santo Domingo (Longás, Zaragoza): las fases de ocupación hispanovisigoda y plenomedieval.
El nivel islámico taifal de plaza José María Forqué, s/n (Zaragoza).
285
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Autor/Autora/Autores: Francisco Javier Ruiz Ruiz, Tomás Hurtado Mullor, Roger Sala Bartrolí, Pedro Rodríguez Simón y José Ignacio Piedrafita Soler 307
Francisco Javier Gutiérrez González, Javier Borobio Sanchiz y Julián A. Ramos Bonilla 371
29
Estudio preliminar de los hallazgos arquitectónicos del castillo de Vera del Moncayo y del Torreón de Ainzón Autor/Autora/Autores:(Zaragoza).
El proyecto de recuperación del castillo de Cadrete y la campaña de excavación arqueológica de Autor/Autora/Autores:2021.
José Ignacio Lorenzo Lizalde, Daniel Jones Labrador y José María Rodanés Vicente 403
Autor/Autora/Autores: Ángel A. Jordán Lorenzo y Iosu Barragán Cidriain
Javier Muruzábal Cal y Ángel A. Jordán Lorenzo 333
23
Autor/Autora/Autores: osé Ignacio Royo Guillén, José Francisco Casabona Sebastián, Fabiola Gómez Lecumberri y Judit Paraíso Sánchez
Autor/Autora/Autores: Francisco Marco Simón
24
La cuestión cronológica en torno al relieve prerrománico «¿real o imperial?» De Luesia (Zaragoza): fuentes y relaciones Autor/Autora/Autores:iconográficas.
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1SESIÓN
TWENTY YEARS OF FIELDWORKS, TEN THOUSAND YEARS OF PREHISTORY AT THE ARBA DE BIEL (CINCO VILLAS, ZARAGOZA)
En 2021 hemos dado por fnalizados los trabajos arqueológicos que nuestro equipo inició en el Arba de Biel en 1999. En estos más de veinte años hemos excavado cinco yacimientos cuyas ocupaciones se extienden casi ininterrumpidamente desde hace 15.000 años, a fnales del Paleolítico superior, hasta hace apenas 4.500, ya en el Calcolítico. Cuarenta dataciones de radiocarbono permiten ofrecer un soporte cronológico muy ajustado a una serie de visitas periódicas por parte de grupos prehistóricos a un valle fértil en recursos vegetales y animales, pero también minerales (sílex local de Las Lezas). La secuencia arqueológica arranca en el sitio de Legunova, con un nivel Magdaleniense superior-fnal (q) y otro Aziliense (m), y a continuación, en Peña-14, encontramos el nivel d, Sauveterriense. Tras un periodo de desocupaciones documentado estratigráfcamente en ambos enclaves por sendas capas estériles, se reanuda la presencia humana en los dos sitios, ya en el Mesolítico de denticulados (niveles b de Peña-14 y 2 y 1 de Legunova). El inmediatamente posterior Mesolítico geométrico es el momento mejor representado, apareciendo en tres abrigos: cierra la ocupación de Peña 14 (nivel a), inaugura la de Rambla de Legunova (nivel 2) y es de momento el único en Valcervera (nivel b). En el Neolítico antiguo se registran ocupaciones en Rambla de Legunova (niveles 1n y 1) y en Paco Pons (nivel 2), fnalizando la presencia prehistórica con el uso funerario de estos mismos lugares ya en momentos del Neolítico fnal (nivel b de Rambla de Legunova) y del Calcolítico (nivel 1 de Paco Pons).
ABSTRACT
RESUMEN
In 2021 the feldworks carried out by our team since 1999 at the Arba de Biel area have come to an end. During these last twenty years we have found and excavated fve prehistoric sites whose occupations span almost uninterruptedly since around 15,000 years ago, in the late Upper Paleolithic, to barely 4,500 years ago, in the Chalcolithic. Forty radiocarbon dates offer an accurate chronological frame to a series of periodic visits by prehistoric groups to a valley which was very fertile both in biotic (vegetation, fauna) and abiotic resources (the local Las Lezas chert). The prehistoric sequence starts at the site of Legunova, with an Upper-Final Magdalenian (q) and an Azilian (m) levels; next, we found a Sauveterrian level (d) at Peña-14, and after a period of stratigraphically attested human absence, prehistoric people resumed their visits during the Denticulate Mesolithic (levels b from Peña-14 and 2 and 1 from Legunova). The Geometric Mesolithic is the best-represented period so far, being found at three sites: Peña 14 (level a), Rambla de Legunova (level 2) and Valcervera (level b). During the Ancient Neolithic there were occupations at Rambla de Legunova (levels 1n and 1) and Paco Pons (level 2); the last prehistoric visits employed these two very sites as funerary places, during the Final Neolithic (Rambla, level b) and the Chalcolithic (Paco Pons, level 1).
KEYWORDS: Prehistory; Upper Paleolithic; Mesolithic; Neolithic; Chalcolithic; Arba de Biel.
1
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VEINTE AÑOS DE EXCAVACIONES, DIEZ MIL AÑOS DE PREHISTORIA EN EL ARBA DE BIEL (CINCO VILLAS, ZARAGOZA)
Autor de contacto/Contact author: Rafael Domingo, rdomingo@unizar.es
PALABRAS CLAVE: Prehistoria; Paleolítico superior; Mesolítico; Neolítico; Calcolítico; Arba de Biel
Rafael Domingo y Lourdes Montes Universidad de Zaragoza
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Figura 1. Vista del valle del Arba de Biel desde el sitio de Rambla de Legunova hacia el norte (Fotografía: J.L. Peña).
el punto de vista geomorfológico, las laderas del valle adquieren una gran importancia, ya que parte de dichos materiales erosionados y desplazados pueden pasar a formar parte de los depósitos de ladera, por lo que pueden ser susceptibles de una reconstrucción geoarqueológica (Peña Monné et al. 2002; Pérez Lambán et al. 2014). Por otra parte, estas laderas tienen un gran interés para la reconstrucción paleoambiental a nivel local y regional. Es frecuente en muchos valles pirenaicos y de la Cordillera Ibérica, la presencia de laderas que incluyen elementos morfológicos con valor de indicadores paleoambientales que pueden aportar valores relativos de cambios en la humedad o/y en las temperaturas, así como de la inestabilidad existente durante su formación. Un ejemplo importante son los derrubios estratifcados, generados en ambientes fríos y secos de tipo periglaciar tanto para la evolución del Pleistoceno superior como del Holoceno (Peña Monné et al. 1998; García Ruiz et al. 2001). Igualmente, la presencia de paleosuelos intercalados en estos depósitos supone una importante aportación dada su génesis en condiciones de alta estabilidad de las laderas o la presencia de tobas calizas, propias de climas más húmedos y templados y con laderas altamente equilibradas en cuanto a procesos geomorfológicos (Peña-Monné et al. 2017).
El río Arba de Biel es un pequeño afuente de unos 70 km que desemboca en la margen izquierda del río Ebro tras confuir con el Arba de Luesia y el Riguel, conformando el sistema de los Arbas. El Arba de Biel tiene su cabecera en la Sierra de Santo Domingo y una amplia cuenca formada por un gran número de afuentes, que acaban confgurando a partir de Biel un importante curso fuvial de dirección N-S antes de internarse en la depresión del Ebro. En cabecera el valle se abre en la Formación Uncastillo, primeramente en conglomerados para luego pasar a facies sedimentarias más distales, principalmente areniscas y arcillas. Estos materiales abarcan edades desde el Oligoceno superior al Mioceno inferior. La presencia de paleocanales de areniscas entre las lutitas de la Fm Uncastillo, genera un paisaje particular a partir de Biel. La erosión fuvial ha puesto en evidencia estas capas duras discontinuas, formando resaltes dispuestos de forma irregular. Los paleocanales, de cumbre plana y paredes verticales, han estado sometidos a importantes procesos de alteración de la roca junto con caídas de bloques laterales, por lo que pueden aparecer en diferente estado de conservación. La propia dinámica evolutiva de los paleocanales conduce en muchos casos a su parcial o total destrucción, por desprendimiento de los bloques superiores, así como a la pérdida o desplazamiento de la información prehistórica que albergaban (Alday et al. Desde2018).
2. EL ENTORNO DEL ARBA DE BIEL
El clima es de tipo submediterráneo de transición, infuenciado por condicionantes continentales y orográfcos. El régimen pluviométrico es alto en comparación con zonas aledañas, con un promedio aproximado de 900 mm debido a la entrada de frentes atlánticos. La temperatura media anual (11,6 ºC) coincide con la media de las Sierras Prepirenaicas.
Todos los yacimientos fueron descubiertos en primera instancia por habitantes de la zona: Félix Compaired localizó Peña-14, provocando nuestra primera intervención. A partir de entonces, otros residentes y vecinos del territorio (José Luis Lasheras, Juan José Castillo, Gloria y Cristina Mínguez y Juan José Castán), buenos conocedores del entorno, nos fueron hablando de lugares «con buena pinta». En casi todas las ocasiones acertaron: así «localizamos» Paco-Pons, Legunova, Rambla de Legunova y Valcervera. Sirva este texto como reconocimiento hacia esas personas, a los propietarios de los terrenos, y al conjunto de vecinos de Biel, todos comprometidos con su patrimonio, que han hecho nuestra tarea mucho más fácil.
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1. INTRODUCCIÓN
El conjunto de sitios prehistóricos de la zona alta del valle del Arba de Biel se ha convertido en estas dos décadas en una de las más completas y mejor conocidas secuencias prehistóricas de su época de toda la Península Ibérica (Montes et al. 2016) e, incidentalmente, en una auténtica «escuela de investigación arqueológica». Los materiales recuperados de esos yacimientos (en cuya excavación han participado unos 60 estudiantes universitarios), han formado parte de seis tesis doctorales y estudios derivados de las mismas, dedicadas a paleoambiente, análisis funcional, gestión de la madera, materias primas líticas, primeras cerámicas, o arqueozoología de la fauna cazada y doméstica (González-Sampériz 2004; Domingo 2012; Alcolea 2018; García Simón et al. 2016; Laborda 2019; Sierra et al. 2018). Otros investigadores han contribuido también con sus estudios y análisis: M.ª F. Blasco y P. Castaños iniciaron los estudios de fauna; J.A. Cuchí llevó a cabo análisis sedimentológicos y las primeras contextualizaciones geológicas; y L. Alconchel y M.ª F. Blasco estudiaron los restos humanos, de cuyos estudios paleogenéticos se encarga V. Villalba-Mouco.
En julio de 1999 daba comienzo la excavación arque ológica en el abrigo rocoso de Peña-14, situado en el talud de la carretera A-1202, apenas 1 km al sur del nú cleo urbano de Biel. La campaña se prolongó durante tres semanas, a lo largo de las cuales exhumamos tres niveles arqueológicos fértiles y comprobamos la necesidad de continuar los trabajos al menos un año más.
Poco sospechábamos entonces los frmantes de este texto que más de veinte años después seguiríamos vinculados a ese territorio en el que hemos excavado otros cuatro yacimientos -Legunova, Rambla de Legunova, Valcervera y Paco Pons-, con ocupaciones anteriores, contemporáneas y posteriores a las localizadas en Peña14 (Fig. 1), y que recogen el paso del Pleistoceno al Holoceno, pero también el tránsito entre las últimas sociedades forrajeadoras y las primeras comunidades agropecuarias en el Holoceno medio.
En el valle del Arba de Biel el terreno es montañoso, pero no muy elevado. Las crestas de la Sierra de Santo Domingo donde nace no alcanzan los 1.500 m sobre el nivel del mar (snm) y a partir del núcleo urbano de Biel, el fondo del valle se encuentra a menos de 700 m snm: es aquí donde a lo largo de unos 10 km se suceden los yacimientos estudiados (salvo Paco Pons, como veremos). Situados siempre en la orilla derecha del cauce, próximo a éste, aprovechan pequeños refugios rocosos orientados al Este, abiertos por erosión diferencial al pie de los paleocanales de arenisca que salpican el paisaje.
3.1. Legunova
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3. DESCRIPCIÓN DE LOS SITIOS
Las condiciones climáticas y orográfcas sustentan una rica biodiversidad, permitiendo el desarrollo de una importante masa vegetal, que en tiempos prehistóricos fue explotada
El orden cronológico guía la presentación de los cinco yacimientos, ateniéndonos a la antigüedad de la ocupación prehistórica que inaugura cada una de las secuencias arqueológicas registradas (Fig. 2).
Se trata de un abrigo abierto al amparo de un paleocanal de arenisca, cuya visera sufrió un colapso natural en tiempos prehistóricos, siendo sus restos canteados en los años 60 para las obras de la vecina carretera A-1103. El sitio se localiza a muy poca distancia del cauce del río Arba de Biel, en su margen derecha (Fig. 3). El abrigo, bien orientado a sol naciente, se halla en la actualidad casi oculto por una densa chopera. Por su situación, prácticamente en el fondo del valle, nunca debió ser un sitio con buena visibilidad del entorno, pero dominaba la confuencia entre el río Arba y el barranco de Legunova: es decir, un cruce entre el corredor norte-sur que marca el cauce del río y el esteoeste del barranco, que permite acceder a la divisoria con el vecino valle del Arba de Luesia. El sitio nos fue mostrado en 2001 por J. L. Lasheras, entonces alcalde de la localidad: sondeado ante las buenas perspectivas que ofrecía (con resultado positivo), las excavaciones se desarrollaron entre 2002 y 2005. De abajo arriba, esta es la secuencia principal.
por los grupos de cazadores-recolectores y por numerosas manadas de herbívoros, que a su vez fueron presa de los humanos. Además, los conglomerados de Las Lezas, junto al pueblo de Biel, presentan incrustados nódulos de sílex de tamaño pequeño a mediano, disponibles también en la glera del río tras ser arrancados de la roca por la erosión. Es un sílex de origen marino y aptitud media/buena para la talla (García-Simón et al. 2016), que fue sistemáticamente utilizado por las gentes prehistóricas hasta caer en desuso durante el Neolítico. A partir de esa época comenzó la explotación de otro recurso mineral presente en la zona, las mineralizaciones de cobre, que en época histórica han sido trabajadas hasta la década de 1960.
3.1.1. Nivel q. Es la primera ocupación en este yacimiento, y también inaugura, hasta donde sabemos, la presencia humana en el valle. Ha sido fechado con seis dataciones AMS, que calibradas ofrecen una horquilla para las visitas de los grupos prehistóricos de más de dos mil años, entre aproximadamente 15100 y 13000 cal BP. Se trata de un potente campamento del Magdaleniense superior fnal, que presenta diversas estructuras (un silo o basurero excavado en el sedimento, hogares, un suelo empedrado que probablemente protegería a sus habitantes de la humedad aforante por la proximidad del freático del río) y ofrece un excelente conjunto material del que destacan algunos de los escasos ejemplos de industria ósea no localizados en cueva en el valle del Ebro (Tejero et al. 2013). En lo lítico la colección (en estudio por parte de L. M. Jiménez en el marco de su tesis doctoral sobre tecnología lítica magdaleniense) presenta la habitual talla laminar, con bonitos buriles, raspadores o elementos de dorso. En general, cuatro de cada cinco restos líticos son
Figura 2. Selección de fechas (en negrita sobre carbón, en trazo fno sobre hueso) y materiales representativos del Arba de Biel.
3.1.2. Nivel m. Tanto en extensión como en potencia estratigráfca y número de restos es sustancialmente menos relevante que el infrayacente nivel q. Caracterizado como Aziliense y datado en la primera mitad del XIII milenio cal BP, presenta la habitual inversión en las proporciones de buriles y raspadores frente a la ocupación previa, así como las típicas puntas de proyectil del momento, de dorso curvo, cortas y gruesas. Por lo que respecta a las materias primas líticas, se intensifca la tendencia hacia un uso preferente de la variedad local (96% en términos generales, 70% para los retocados) frente a las exógenas, que sólo adquieren cierta importancia en el caso de los retocados (20% Monegros, 5% Evaporítico del Ebro). La fauna, escasa,
de la variedad local de sílex de Las Lezas, disponible en la propia glera del río o escasos km aguas arriba, en los conglomerados de donde es arrancado por la acción fuvial. El resto aprovecha el excelente sílex regional de Monegros, probablemente obtenido en los relieves que en Castejón de Monegros y Zuera fanquean el río Gállego, unos 3040 km al sur del entorno que nos ocupa. Si nos fjamos en las piezas retocadas, las proporciones varían: apenas un 50% están hechas en sílex local, mientras que el tipo Monegros asciende al 35%; un nada desdeñable 13% no ha podido ser determinado por estar los restos excesivamente alterados. Todo ello indicaría la llegada de estos grupos desde territorios relativamente lejanos: quizás desde el sur, donde habrían podido aprovisionarse del sílex lacustre de Monegros y del Evaporítico del Ebro, que aparece en un 4% de las piezas retocadas (García-Simón et al. 2016). La fauna es típica de un ecotono entre montaña y valle, si bien dominan los restos de especies propias de entornos abiertos (caballo, en menor proporción uro) sobre las de bosque (ciervo) o roquedo (bucardo) (Montes 2005).
Figura 3. Localización del barranco y yacimiento de Legunova (Fotografía: J.L. Peña).
3.1.4. Niveles 2 y 1. Se sitúan encajados entre el techo conservado del abrigo y los limos estériles que acabamos de describir. La fuerte presencia de carbonatos percolados desde la techumbre ha endurecido el sedimento limoarenoso hasta extremos sorprendentes: más de quince años después de haber fnalizado su excavación, los perfles siguen intactos. Culturalmente se corresponden con ocupaciones del Mesolítico de muescas y denticulados, cuya cronología ha sido aquilatada mediante tres dataciones que sitúan su desarrollo a lo largo del X milenio cal BP. Los materiales son los típicos de este periodo, con una casi total ausencia de talla laminar y fuerte dominio de piezas fabricadas con aparente descuido, por lo general muescas y denticulaciones sobre soportes, a menudo espesos, en los que resulta complicado establecer un patrón de talla ordenado y acorde a un sistema claro. El sílex local alcanza en este periodo su máximo de empleo, llegando al 97% de los materiales en general y al 90% en los retocados; el sílex de Monegros representa entre estos últimos un 7% de los casos. Paleoambientalmente este momento coincide con el máximo de cubierta forestal,
sigue apuntando a la explotación de un paisaje mixto, con más restos de caballo sobre el ciervo. Los escasos vestigios antracológicos documentados apuntan a un dominio del pino sobre árboles meso-termóftos.
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3.1.3. Nivel l («ele»). Se trata de una capa de limos de color amarillento, arqueológicamente estériles, que corresponde a un momento de desocupación del sitio y engloba un desplome parcial de la visera. Este nivel separa claramente los ya comentados de los superiores, datados en momentos holocenos. Un carbón procedente probablemente de un incendio natural acecido tras el desplome de la visera ofrece una fecha de mediados del XI milenio cal BP.
grupos humanos con territorios meridionales, en el entorno del tramo medio del valle del Ebro y la parte baja de sus afuentes. La fauna cazada es muy similar a la identifcada en el nivel m, Aziliense, de Legunova, sólo ligeramente más antiguo que el que nos ocupa: dominio de caballo sobre el ciervo, lo que indica un paisaje todavía abierto, en consonancia con su datación en el riguroso Dryas reciente. 3.2.2. Nivel c. Localizado sólo en la zona meridional del yacimiento, corresponde a una fase estéril sin datar, pero que a juzgar por las fechas de los niveles inferior (d) y superior (b) duraría algo más de un milenio. Mucho mas tarde (tras la ocupación del Mesolítico de denticulados identifcada en el nivel b) un gran derrumbe de gran parte del abrigo y su visera, comprimió las capas arqueológicas preexistente, provocando que en la parte septentrional del sitio las tierras claras del nivel c diluyeran su visibilidad entre los oscuros sedimentos de los niveles ocupacionales b y 3.2.3.d.
3.2. Peña-14
situándose durante el óptimo climático del Holoceno inicial, con abundantes precipitaciones y temperaturas medias elevadas. En consonancia, la escasa muestra polínica recogida (en la ocupación contemporánea del nivel b de Peña-14, localizado apenas 3 km aguas arriba) muestra un paisaje en mosaico con fuerte dominio de arbolado (principalmente especies mesóftas, en menor proporción coníferas) y formaciones arbustivas, salpicado de escasas áreas de vegetación herbácea. La fauna cazada confrma esta situación: desaparece el caballo, propio de ámbitos abiertos, y los animales de bosque (ciervos, corzos, jabalíes) suponen casi las ¾ partes de la fauna consumida (Sierra et al. 2018). Se mantienen en proporciones escasas los uros y los bucardos, indicando la frecuentación de entornos variados por parte de las partidas de caza. Como hemos apuntado, el nivel 1 es el último localizado en el abrigo, pues llega a techo del mismo.
El primero de los yacimientos del Arba de Biel en ser excavado, se sitúa muy próximo a la villa de Biel, apenas 1 km al sur. Se trata de un gran paleocanal de arenisca (Fig. 4) situado sobre una terraza antigua del río Arba que discurre a poco más de 150 m. Su orientación a sol naciente y su posición relativamente alta sobre el cauce del Arba, unos 10 m sobre el lecho actual, lo convierten en un lugar excelente para controlar un largo tramo del valle. El yacimiento fue localizado en 1998 por Félix Compaired, agente forestal en la vecina localidad de Luesia, tras la limpieza de cunetas de la carretera, que puso al descubierto manchas cenicientas en el talud recién rascado. El relleno arqueológico conservado resultó residual respecto a lo que debió ser en tiempos pasados, ya que la construcción de la carretera A-1202 en la década de 1920 debió de arrasar buena parte del sedimento, respetando únicamente la zona más próxima al fondo del abrigo rocoso. Las campañas de excavación tuvieron lugar en 1999 y 2000, tras un sondeo inicial de comprobación realizado a fnales de 1998.
3.2.4. Nivel a. Apenas conservado en un pequeño sector del yacimiento, se corresponde con los momentos fnales de la presencia de cazadores-recolectores, el Mesolítico geométrico. Dos fechas de radiocarbono ofrecen dataciones dispares: la más antigua, convencional sobre carbón, lleva esta ocupación a la segunda mitad del IX milenio cal BP, inmediatamente después del momento Mesolítico de denticulados. La más reciente, sobre hueso y con el nuevo sistema Micadas aplicado por el laboratorio de la Universidad de Groningen, data este nivel en la primera mitad del VIII milenio. Ciertamente, la primera de las fechas resulta «en exceso» antigua para la tendencia observada en otros yacimientos del valle medio del Ebro (Utrilla et al. 2009, 2014, 2016; Montes et al. 2015), mientras que la segunda, convierte al Mesolítico geométrico de Peña-14 en el mas joven de los registros en el Arba de esta fase, presente también en Valcervera y Rambla de Legunova. Industrialmente supone la recuperación de la talla laminar; destacando elementos diagnósticos del periodo como trapecios de retoque abrupto y microburiles. Las materias
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Nivel b. De gran potencia estratigráfca (cercana a un metro), se trata de una ocupación datada mediante seis fechas radiocarbónicas en el Mesolítico de denticulados, aproximadamente entre fnales del X milenio y mediados del IX (descartadas dos fechas más antiguas, convencionales sobre carbón, muy inciertas por presentar una desviación superior al siglo). Valen para este conjunto los comentarios respecto a la industria lítica apuntados para los niveles 1 y 2 de Legunova: absoluto dominio del sílex local y ruptura técnica total con la anterior tradición laminar, predominando objetos sobre soportes amorfos, con denticulaciones y muescas generalizadas como tipos líticos más identifcables. En la fauna se aprecian las óptimas condiciones paleoambientales del momento, caracterizado por una densa cubierta forestal, que convierte a ciervos, corzos y jabalíes en los animales más frecuentemente cazados, con presencia anecdótica de especies de zonas abiertas (uro) y roquedos (bucardo). El fnal de esta ocupación está marcado por el comentado derrumbe de la visera rocosa.
3.2.1. Nivel d. Es un potente estrato de color ceniciento, el más antiguo de los que presentan ocupación humana en este enclave. Datado mediante cuatro fechas radiocarbónicas entre mediados de los milenios XIII y XII cal BP (la antigüedad de las fechas y la elevada desviación estándar de algunas provoca esta amplitud), culturalmente se identifca como una ocupación del Sauveterriense, vinculada según sugiere su industria lítica con yacimientos del Pirineo francés (notablemente Poeymaü, en el valle de Ossau) y de la zona alavesa (Soto et al. 2019, 2020). Industrialmente se caracteriza por una fuerte tendencia hacia la microlitización, propia de este momento, que afecta a todo el instrumental y especialmente a los elementos de proyectil, en muchas ocasiones de dimensiones pigmeas. En lo que respecta a las materias primas, se intensifca el empleo del sílex marino local, que en términos generales sigue suponiendo más del 95% de los restos, índice que sólo baja hasta el 81% en el caso de los retocados. En cifras muy minoritarias tenemos, en este caso, el de tipo Monegros (9%) y el Evaporítico del Ebro (6%), lo que sigue vinculando la llegada de los
como lugar de habitación. Desde entonces, los trabajos en este yacimiento se han prolongado de forma intermitente hasta 2021, en parte debido a la precariedad económica que aqueja en los últimos años a la arqueología de investigación en nuestra región y en parte también a nuestra dedicación a otros proyectos (Montes y Domingo 2016).
3.3. Rambla de Legunova
3.3.1. Nivel 2. Es la ocupación más antigua del sitio, de la que esperamos todavía la datación de la parte inferior excavada en verano del 2021, que ha mostrado que el sedimento del nivel rellena hasta la base el gran taffoni que aprovecha el yacimiento. De momento disponemos de tres fechas de C14 (dos sobre hueso que enmarcan cronológicamente una de carbón) que sitúan la ocupación de este nivel al fnal del IX milenio cal BP, con una horquilla temporal de apenas dos Culturalmentesiglos.
primas líticas refejan por primera vez un profundo cambio: el sílex local supone menos del 50% del total de restos, llegando el de Monegros al 30% (un 20%, muy alterado, no puede ser determinado); entre los retocados, los índices de Las Lezas (local) y Monegros se igualan en el 40%. Evidentemente, esta recuperación de la tradición laminar no se extendió al aprovisionamiento de materias primas. Por lo que respecta a la fauna, continúa el dominio del ciervo, seguido por el conejo, el corzo, el caballo y el jabalí, lo que indica para este inicio del Holoceno medio, como confrman los datos polínicos, un paisaje mixto en el que dominan las zonas arboladas y arbustivas pero que recupera algunos entornos abiertos, tras la crisis climática del 8.2 que liquidó el óptimo climático.
El yacimiento se localiza unos 200 m al sur de Legunova, inmediatamente aguas abajo de la desembocadura del barranco homónimo en el Arba. Parece que una vez colmatado el abrigo de Legunova, los grupos prehistóricos «cruzaron» el barranco y ocuparon Rambla de Legunova. Como el resto de sitios del fondo del valle, el abrigo se abre en un paleocanal de arenisca situado en la margen derecha del río, bien orientado al Este y a unos 5-7 m por encima del cauce actual, del que lo separan algo más de 50 m en línea recta (Fig. 5). Nos fue mostrado por J. J. Castillo, quien, pastoreando su rebaño, advirtió la presencia de huesos de aspecto antiguo en el talud de una pista agrícola. Sondeado en 2002, los materiales arqueológicos indicaban que se trataba de un enterramiento prehistórico, lo que nos llevó a emprender una corta campaña de excavación en 2003, en la que comprobamos que el sitio había sido empleado también
se corresponde con un Mesolítico geométrico típico, con abundante talla laminar (precisamente en la campaña de 2021 se ha localizado un interesantísimo conjunto de núcleos agrupados en un pequeño montoncito), microlitos geométricos de retoque abrupto (trapecios y triángulos) y microburiles. Las materias primas, como en el caso del nivel a de Peña-14, presentan un comportamiento inédito hasta ese momento en los sitios del Arba de Biel, con un notable descenso del sílex local, que apenas llega a la mitad de los efectivos totales, y un aumento notable de la variedad Monegros que sube hasta el 30%. En la fauna se mantiene la preferencia por las especies de bosque (ciervo, corzo, jabalí). En cuanto a recursos vegetales (habitualmente de difícil conservación), durante la campaña de 2021 se han localizado algunas bellotas carbonizadas, todavía sin estudiar, que sugieren prácticas de recolección ¿y tostado? para su consumo.
Figura 4. Localización de Peña-14 (en el círculo) aguas abajo de los conglomerados de Las Lezas (Fotografía: J.L. Peña).
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22 V
3.3.2. Niveles 1n y 1. Se trata de dos estratos neolíticos, datados a fnales del VIII milenio el 1n, y en la segunda mitad del VII el nivel 1. El 1n aparece sólo en la parte septentrional del yacimiento, por debajo del nivel b, funerario; se trata de una capa de limitado espesor, pero muy endurecida (que se introduce por debajo de la pista agrícola), que ha entregado los únicos 3 ejemplares de vasijas decoradas con impresión cardial de todo este territorio. El nivel 1 presenta una potencia mucho mayor, superior al metro de espesor, en el que se van superponiendo no menos de cuatro estructuras de combustión en la misma zona central del abrigo donde antes ya se había dispuesto el enorme hogar del Mesolítico geométrico (Montes et al. 2016, fgura 8).
entre los restos totales (menos del 10%) y está totalmente ausente en los retocados; la variedad Monegros se mantiene en cifras relativamente altas (más de ¼ del total, un 14% de los retocados) y es el Evaporítico del Ebro la «estrella» del conjunto: supone casi la mitad del total de efectivos, ascendiendo hasta un espectacular 72% entre los retocados. Sospechamos que la incorporación del retoque en doble bisel puede estar detrás de esta insólita preferencia por una variedad lítica anteriormente testimonial: su mayor tenacidad pudo hacerlo deseable para, una vez tratado térmicamente, obtener soportes laminares algo más espesos especialmente aptos para la talla por presión que permite obtener esos dobles biseles. La fauna, por su parte, registra la primera presencia de animales domésticos (ovejas y cabras, quizá cerdos), si bien su importancia numérica es muy relativa: dominan todavía los restos de presas cazadas (Sierra et al. 2018). Se deduce, por tanto, que esta ocupación refeja un panorama socio-económico no muy distinto del que puede reconocerse en periodos anteriores: pequeños grupos de personas que visitan temporalmente la zona para aprovechar las riquezas del territorio, sabedores de la disponibilidad de variados recursos. La única novedad es la presencia de algunos animales domésticos, quizá poco más importantes para su día a día que el doble bisel y la 3.3.3.cerámica.Nivel
b. Contiene los exiguos conservados de un enterramiento colectivo, de al menos tres individuos (los tres adultos; un hombre, una mujer y una persona cuyo sexo no pudo determinarse), muy afectado por la apertura de la pista agrícola que puso al descubierto el yacimiento prehistórico. Su cronología, obtenida mediante la datación directa de huesos humanos, sitúa este último empleo del
Figura 5. Vista del roquedo de Rambla de Legunova (en el círculo. Al fondo, divisoria de aguas con el Arba de Luesia (Fotografía: J.L. Peña).
Al margen de los tres recipientes cardiales de 1n, el conjunto material de ambas capas (1n y 1), relativamente pobre para el volumen excavado, está compuesto por los elementos habituales en esta cronología: en lo lítico, soportes laminares ocasionalmente transformados en útiles de sustrato además de algún taladro, dorsitos y los habituales microlitos geométricos de doble bisel y abruptos; las cerámicas, lisas o decoradas con impresiones y cordones plásticos, presentan generalmente pastas mal cocidas. En las materias primas se confrma y acentúa el gran cambio apuntado en el anterior Mesolítico geométrico. El antaño dominante sílex local de Las Lezas es ahora minoritario
Cabe destacar en este nivel la presencia de un magnífco hogar con una solera empedrada subcircular de casi un metro de diámetro en pleno centro del abrigo. Pese a sus dimensiones, no debió articular toda la ocupación mesolítica, pues bajo su base empedrada hemos registrado este año unos 40 cm más de relleno que, como hemos dicho, esperan todavía su datación.
Figura 6. Localización de Valcervera (en el círculo) sobre imagen de Google Earth. En el recuadro, detalle del roquedo.
3.4.1. Nivel b. En la zona excavada no se han detectado estructuras, y el conjunto material recuperado es escaso. Datado mediante una fecha sobre carbón y dos en hueso en la primera mitad del VIII milenio cal BP, correspondería a un Mesolítico geométrico apenas más antiguo que el de Peña-14 y algo más reciente que el localizado en Rambla de Legunova. La industria lítica es de base laminar, con algunos dorsos abruptos como elementos más signifcativos. Valen los comentarios apuntados para las materias primas y para la fauna al describir el nivel 2 de Rambla: descenso notable del sílex local de Las Lezas y aumento signifcativo del tipo Monegros y, en el caso de la fauna, dominio de los animales de bosque (ciervo, corzo, jabalí) dentro de un conjunto cinegético de amplio espectro habitual en la época.
El abrigo de Paco Pons es el único de los yacimientos del conjunto del Arba de Biel que no se localiza en el fondo del valle. De hecho, se sitúa a una notable altitud, en torno a 1.200 m snm, en una ladera orientada al NW, a varios km del cauce del Arba. Se trata de un enclave con pobres aptitudes para su uso habitual como refugio: lejos del agua, mal orientado y a bastante altura, sólo sería un lugar deseable para grupos humanos en momentos muy concretos del año e impelidos por la necesidad de explotar algún recurso específco (Fig. 7). Excavado entre 2000 y 2001, nos fue mostrado por F. Compaired, quien ya había encontrado Peña-14. Como en los casos de Peña-14 (carretera) y Rambla de Legunova (camino agrícola), fue la apertura de una vía de comunicación, una pista forestal en este caso, la que evidenció su existencia, pues algunos huesos humanos quedaron expuestos y aforaban en el talud lateral. Identifcado primeramente como uno de esos
3.5. Paco Pons
3.4. Valcervera
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Se trata del yacimiento más meridional del conjunto, situado a unos 3 km aguas abajo de Rambla de Legunova, siempre en la margen derecha del río y orientado al Este. Protegido por un gran bloque de arenisca, que levanta varios metros sobre la carretera, en la actualidad se trata de una zona densamente arbolada, con abundantes pinos y quercíneas (Fig.6). C. y G. Mínguez, propietarias del terreno, nos comentaron la posibilidad de que hubiera un yacimiento bajo ese enorme roquedo, y acertaron: en 2004, el sondeo de comprobación resultó positivo. En 2009 y 2010 se desarrollaron campañas de excavación de mayor entidad, siempre limitadas por las complejas condiciones de trabajo, derivadas de la abundancia de grandes bloques que iban aforando en el sedimento y de numerosas raíces. Nuestra intervención documentó un estrato potente, fuertemente alterado por remociones recientes en su parte superior (¿se utilizó este sitio como refugio temporal durante la construcción de la carretera en los años 60?), bajo el cual se conservaba intacta parte de un nivel prehistórico de ocupación, con industria lítica y algo de fauna, pero sin cerámica.
enclave a fnales del Neolítico, en la segunda mitad del VI milenio cal BP, una época en la que son frecuentes los usos funerarios de cavidades (cuevas y abrigos rocosos) del Prepirineo (Rodanés et al. 2016). El impreciso trazado de este tramo de la curva de calibración introduce cierta incertidumbre en unas fechas en origen muy ajustadas. Entre el escaso ajuar asociado destaca una bella lámina de sílex, fracturada de antiguo (Fig. 2), que en su contexto puede considerarse como un objeto singular por sus dimensiones y buena factura.
24 V
3.5.1. Nivel 2. Se trata de un momento en el que el lugar fue usado como sitio de habitación, pese a sus defcientes condiciones, y se corresponde con una fase del Neolítico antiguo avanzado, datado mediante dos muestras de carbón entre fnales del VIII e inicios del VII milenio cal BP. Entre el material recuperado podemos citar una industria lítica típica del periodo, con base laminar, menudeando los microlitos geométricos de doble bisel y de retoque abrupto, así como algún taladro. Las materias primas son predominantemente foráneas, como en el caso del Neolítico de Rambla: dominio de variedades regionales (principalmente Evaporítico del Ebro, en menor medida Monegros) y testimonial el papel del sílex local de Las Lezas. Las cerámicas son técnicamente poco cuidadas, con ejemplares predominantemente lisos pero también algunos decorados mediante impresiones y la aplicación de cordones plásticos. En la fauna siguen dominando los animales cazados frente a los domésticos. Aventuramos, para explicar la presencia humana en este remoto lugar, la proximidad de vetas de cobre (existe en las inmediaciones una corta explotada hasta mediados del siglo XX). ¿Buscaban estas gentes neolíticas minerales de cobre de color verde (no el metal), tan de moda en ese momento en diferentes territorios, para realizar cuentas de collar u otros adornos personales? (Baldellou et al. 2012).
abrigos funerarios típicos del Neolítico fnal-Calcolítico, un sondeo en profundidad permitió localizar un nivel habitacional neolítico, más antiguo.
4. SÍNTESIS DE CONJUNTO
3.5.2. Nivel 1. Es el nivel prehistórico más reciente de todo el conjunto del Arba de Biel: de carácter funerario, una fecha radiocarbónica sobre un hueso humano (imprecisa por tratarse todavía de C14 convencional) lo situaría en el Calcolítico de la segunda mitad del V milenio cal BP.
Los resultados obtenidos y los estudios todavía en curso destacan por su interrelación y por los múltiples enfoques aplicados por un mismo equipo de trabajo que, empleando criterios comunes y sostenidos en el tiempo, tanto en el campo como en el laboratorio, ha ido evolucionando con los años. Nuestra investigación arqueológica ha considerado que todos y cada uno de los yacimientos formaban parte integrante de una red que sustentaba, mediante la explotación global de su territorio, la vida de los grupos que los ocuparon. El estudio de los restos exhumados, emprendido con cierta dosis de paciencia, nos ha permitido incorporar las nuevas técnicas analíticas
Figura 7. Localización de Paco Pons (en el círculo) en la Sierra, sobre imagen de Google Earth. En el recuadro, vista del abrigo.
Se trata, como el nivel b de Rambla (este neolítico), de un enterramiento colectivo, en este caso de al menos cuatro individuos: dos varones adultos, una mujer joven y un individuo infantil. Entre los restos óseos, casi dos centenares, destacan una treintena de fragmentos de cráneo y 97 piezas dentales. Junto a ellos, escasísimos elementos líticos y de cerámica lisa. En esta cronología podemos aventurar que las gentes que entonces frecuentaban las zonas altas de la cabecera del Arba del Biel quizá lo hicieran atraídos por las vetas de cobre, pero ya no buscando el mineral en bruto para ornamentos como en el Neolítico, sino como materia prima para actividades metalúrgicas. El territorio de las Cinco Villas ha sido pródigo en la aparición de elementos de cobre, frecuentemente en hallazgos sueltos fuera de contexto arqueológico (Lanzarote et al. 1991), por lo que plantear una explotación de las vetas cupríferas del alto Arba de Biel en momentos del Calcolítico no parece descabellado.
El conjunto de los cinco yacimientos de Biel es bien conocido entre la comunidad científca europea gracias a las publicaciones y a nuestra constante presencia en foros diversos (congresos, reuniones…). Hemos publicado avances sobre las distintas campañas de excavación: a partir del 2000 vieron la luz en la revista Salduie de la Universidad de Zaragoza breves informes de excavación con las secuencias estratigráfcas documentadas y los materiales recogidos, ofreciendo así la información básica para dar a conocer la existencia y datos fundamentales de los sitios (Domingo y Montes 2009; Montes, 2001, 2004, 2005; Montes y Domingo, 2001; Montes et al 2003, 2004) que culminan en el dedicado a Rambla de Legunova con motivo de la I edición del CAPA (Montes y Domingo 2016).
A escala internacional, en los últimos años el conjunto de Biel aparece en estudios que tratan globalmente la
Tras estos algo mas de 20 años de trabajo, el panorama puede califcarse de muy positivo: hoy el territorio del Arba de Biel ocupa un lugar preferente en el discurso (pre) histórico que reconstruye el poblamiento humano entre el Tardiglacial y el Holoceno avanzado en el noreste de la Península Ibérica. El encadenamiento prácticamente continuo de ocupaciones, aquilatado por una exhaustiva batería de dataciones C14 y materiales, permite seguir la dinámica cultural de las poblaciones que recorrieron el Valle del Arba entre hace unos 15.000 y 4.500 años (Fig. 2):
conforme se han ido normalizando en el quehacer habitual de la investigación.
Algunos estudios parciales se han centrado en aspectos muy concretos: la dinámica paleoambiental (GonzálezSampériz, 2004), los microlitos geométricos del Mesolítico (Montes y Domingo, 2013), o la industria ósea magdaleniense (Tejero et al. 2013).
Mesolítico geométrico (Peña-14 nivel a; Valcervera nivel 2; Rambla de Legunova nivel 2)
boscosas con zonas abiertas (González-Sampériz, 2004), en proporciones cambiantes en función de las condiciones climáticas. En las últimas fases, simultanearon la caza de especies salvajes con el pastoreo de ganado doméstico, principalmente cabras y ovejas, y fnalmente, parece que abandonaron la ocupación de los abrigos como lugares de habitación, pasando a ser usados como recintos
Neolítico antiguo (Rambla niveles 1n y 1; Paco Pons nivel Neolítico2) avanzado (Rambla nivel b, funerario)
Calcolítico (Paco Pons nivel 1, funerario)
Como ya se ha dicho, estos sitios han formado parte de tesis doctorales defendidas recientemente en la Universidad de Zaragoza sobre temas diversos, que han dado lugar a distintas publicaciones: la gestión de la madera como recurso económico (Alcolea 2018), el aprovisionamiento de materias primas líticas (GarcíaSimón et al. 2016), las primeras producciones cerámicas neolíticas (Laborda 2019) o el arranque de la gestión de la fauna doméstica (Sierra et al. 2018) aunque quedan por desarrollar análisis fundamentales en todos los ámbitos (entre ellos el emprendido por L. Jiménez sobre la tecnología magdaleniense) para comprender en su conjunto el poblamiento prehistórico de ese territorio.
Pocos son los lugares de nuestro país que reúnen un conjunto de yacimientos de esas características en un territorio tan coherente desde el punto de vista geográfco y paleoambiental. Salvo Paco-Pons, con circunstancias muy particulares posiblemente ligadas a la existencia de vetas de cobre en las inmediaciones, el resto de enclaves se extienden a lo largo de unos escasos por el valle del Arba, compartiendo elementos comunes: los bien orientados abrigos rocosos en paleocanales de arenisca próximos al curso fuvial que les aseguraba acceso al agua, al sílex de Las Lezas, y el control sobre el paso de animales que seguían el río en sus desplazamientos y abrevaban en él.
En el valle cazaban, de forma habitual ciervos a lo largo de toda la secuencia cronológica, pero también caballos en los periodos mas antiguos, algunos bóvidos y animales de mediano tamaño ligados a entornos forestales (corzo, jabalí) y rocosos (cabra montesa). Recolectaban también los abundantes recursos vegetales que les ofrecía el paisaje (recordemos las bellotas conservadas en el Mesolítico de Rambla), caracterizado por un paisaje mosaico en el que, como hoy, alternaban manchas
Sauveterriense (Peña-14 nivel d)
Losfunerarios.yacimientos del Arba de Biel registran dos de los procesos más importantes de la Prehistoria: la transición climática entre el Pleistoceno y el Holoceno, que implicó continuas modifcaciones socio-económicas y tecno-tipológicas entre los grupos de cazadores-recolectores para adaptarse al cambio medioambiental; ya avanzado el Holoceno, la transición económica entre las últimas sociedades cazadoras-recolectoras y las primeras agropecuarias, caracterizadas por la adopción de las especies domésticas al tiempo que mantenían parte de los modos de subsistencia cazadores.
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Magdaleniense superior/fnal (Legunova, nivel q)
Aziliense (Legunova nivel m)
Mesolítico de muescas y denticulados (Legunova niveles 2 y 1; Peña-14 nivel b)
La imagen actual de la Prehistoria en ese espacio, articulado por el discurrir de norte a sur del curso del Arba de Biel, empieza a ser conocida a grandes rasgos (Montes et al. 2016): se trata de un valle al que los grupos humanos acudieron de forma sistemática para proveerse de diversos recursos (bióticos y abióticos), ocupando pequeños refugios ofrecidos por las areniscas. En esos algo más de diez milenios, hubo visitas recurrentes, posiblemente de corta duración, realizadas por grupos que vivirían en los llanos que se abren al sur, en torno a la zona de las actuales Luna y Monlora.
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Sólo así, buscando una comprensión holística del territorio, de los sitios y de los materiales, podemos llegar a conocer las formas de vida de aquellos grupos humanos cuya historia queremos reconstruir.
Queremos dar las gracias a los vecinos y las diferentes corporaciones municipales de la villa de Biel, que nos han apoyado y ayudado en estos años. Por supuesto, también damos las gracias a las instituciones que han sufragado los trabajos de campo y las analíticas: en los primeros años, la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón; en algún momento, la Comarca de las Cinco Villas; y, siempre a lo largo de todos estos años, el Grupo de Investigación autonómico (H07-PPVE y H14-3PA) y los proyectos de investigación ministeriales que nuestro equipo viene desarrollando (PB97-1030; BHA2001-1879; HUM2005-02882/ HIST; HAR2008-05451; HAR2011-27197; HAR201459042-P; HAR2017-85023-P; PID2020-116598GB-I00).
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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28 V
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ARTIGA VITURIÁN, UN NUEVO YACIMIENTO DEL NEOLÍTICO ANTIGUO EN SOBRARBE (HUESCA) NEOLITHIC SITE IN SOBRARBE (HUESCA)
En los últimos años la investigación arqueológica en áreas de montaña y de alta montaña del Pirineo ha permitido ampliar considerablemente las evidencias de la ocupación humana prehistórica en estos espacios. En este sentido, en apenas 15 años se ha producido un marcado incremento de las evidencias de un poblamiento de la cordillera durante los primeros siglos del Neolítico, tanto por el número de yacimientos conocidos como por el estudio extensivo de algunos de ellos.
Javier Rey Lanaspa1, Ignacio Clemente Conte2, Ermengol Gassiot Ballbè3, Niccolò Mazzucco4, Thomas Huet5, Amor Olomi6 y Jordi Borràs7 1Facultativo Superior de Patrimonio Cultural -Arqueólogo- del Gobierno de Aragón 2 Institución Milá y Fontanals del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) 3 Departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona 4 University of Pisa, Department of Civilizations and Forms of Knowledge, Via dei Mille 19, 56126, Pisa 5 Associate Researcher, UMR 5140, Université Montpellier, 3 ASM-CNRS 6 Arqueologa profesional 7Espeleologo, topógrafo
ARTIGA VITURIÁN, A NEW ANCIENT
PALABRAS CLAVE: Neolítico antiguo; Hábitat en cueva; Arqueología Alta Montaña; Pirineos Centrales; Sobrarbe,; Huesca.
2
En este trabajo presentamos un nuevo yacimiento con diversas ocupaciones del Neolítico antiguo: Artiga Viturián. Consiste en una cueva que se localiza en la vertiente sur de la sierra de Tucas, a escasos 1000 m. de distancia lineal de Coro Trasito y a 1440 m. de altitud en la que, hasta este momento, se ha realizado un sondeo en la sala adyacente a la entrada, que ha proporcionado diversos estratos con materiales arqueológicos que tienen una cronología similar a las fechas de Coro Trasito.
In recent years, archaeological research in mountain and high-mountain areas of the Pyrenees has made it possible to considerably expand the evidence of prehistoric human occupation in these spaces. In this sense, in just 15 years there has been a marked increase in the evidence of a settlement of the mountain range during the frst centuries of the Neolithic, both due to the number of known sites and the extensive study of some of them.
In this article we present a new site with various occupations from the ancient Neolithic: Artiga Viturián. It consists of a cave that is located on the southern slope of the Sierra de Tucas, just 1000 m. linear distance from Coro Trasito and 1440 m. of altitude in which, until now, a survey has been carried out in the room adjacent to the entrance, which has provided various strata with archaeological materials that have a chronology similar to the dates of Coro Trasito.
RESUMEN
Autor
de contacto/Contact author: Javier Rey Lanaspa, jreyla@aragon.es
ABSTRACT
KEYWORDS: Early Neolithic; Cave habitat; High Mountain Archaeology; Central Pyrenees; Sobrarbe; Huesca.
Sesión 1 29
30 V
Figura 1. Vista general de la boca de la Cueva de Artiga Viturián durante el proceso de excavación del sondeo.
El marco geográfco donde se desarrolla este proyecto, se centra en la zona del Puerto Medio de Goriz, concretamente en la zona del Rincón dera Valle y zonas adyacentes, Cañon de Añsiclo y en algunas áreas de infuencia del territorio del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido sobre todo en los términos de TellaSin y Fanlo. Los trabajos que hemos realizado a lo largo de todos estos años han consistido en prospecciones, sondeos y la excavación de la cueva de Coro Trasito.
La cueva de Artiga Vitorián tiene dos bocas y cada una de ellas da a un barranco diferente. Tiene un desarrollo mas o menos este-oeste, la boca occidental se abre al barranco de Bucherbala y la boca oriental al barranco de Sarrera, que corresponde a la boca por la que hemos entrado. Este barranco de Sarrera se prolonga hacia el sur denominándose barranco de Biasba, que es donde se encuentra la cueva con la pintura rupestre que hemos citado en la introducción
Como se puede apreciar en la Fig. 3 se ubica a un kilómetro de distancia en línea recta de la cueva de Coro Trasito y entre las dos puede existir mucha relación y bastantes vínculos debido a la cronología que tienen ambas.
A lo largo del año 2020 nos hemos centrado solamente en dar continuidad a las prospecciones y realizar algunas comprobaciones en la zona de Tella-Sin. Los resultados han consistido en la documentación de la ya conocida Cueva Biasba1 donde existe un panel con una fgura pintada en la pared y una cruz de cristianización grabada a su derecha que nadie había descrito hasta este momento, Abrigo de La Avellaneda que se encuentra debajo de la ermita de los santos Juan y Pablo, donde hemos documentado en un pequeño abrigo con unos muros pertenecientes a una estructura adosada que pudo servir de refugio de pastores o de los agricultores cuando trabajaban una serie de fajas que existen debajo del abrigo y que ahora se encuentran prácticamente desaparecidas por la vegetación. Además, en este pequeño abrigo también documentamos una serie de manchas rojas que, tras un minucioso análisis, descartamos que se trataran de pinturas rupestres. En San Lorien de Revilla, donde existen los restos de una ermita y un panel con grabados medievales y modernos, realizamos la documentación de un nuevo panel de grabados de tipo religioso con la misma cronología, que previamente había sido localizado por I. Clemente, M. Etxeberria y Y. Mairal. También visitamos el Tozal de las Cazcarras para documentar un circulo de piedras que ha sido construido recientemente y que queríamos dejar constancia de su modernidad. Por último, realizamos unos sondeos en unas fajas de cultivo próximas a la boca de Coro Trasito y visitamos la cueva de Artiga Viturián, donde constatamos la presencia de un yacimiento arqueológico de época prehistórica.
SolamenteSesé.
El acceso se realiza por una senda que parte de la carretera que conduce al parking para acceder a la Cueva del Oso y la de Coro Trasito. En concreto cuando vamos ascendiendo, la senda parte hacia el oeste justo en la curva cerrada que hay antes de llegar al parking.
La senda es bien visible, se reconoce bien en el terreno y atraviesa la toma de agua del núcleo de Tella. Sin dejar la senda tenemos que seguir en un ascenso suave, cruzar el barranco Sarrera y llegar hasta un bosque de pinos. Una vez ven en este punto debemos de comenzar a descender hacia el sur monte a través y atravesar varios farallones de caliza que complican bastante el descenso.
Durante el año 2020 debido a las medidas sanitarias derivadas de la situación de la pandemia, nos vimos obligados a modifcar la programación que teníamos prevista para la continuidad del Proyecto de estudio y difusión del pastoralismo en el bien Pirineos Monte Perdido Patrimonio Mundial. Venimos trabajando en este proyecto, que se encuentra promovido por la Comarca de Sobrarbe y fnanciado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, desde el año 2015.
2. ANTECEDENTES DE LA CUEVA DE ARTIGA VITURIÁN
La segunda referencia, en este caso recogida en una publicación espeleológica, es la que viene recogida en una publicación del Grupo de Espeleología de Badalona y aparece denominada como cueva Briet o A-21 (Gutiérrez et al., 1986). En esta publicación aparece solamente citada, y en el año 2009 se publica una planta que fue realizada en 1975 por D. Ferrer, M. T. Ruiz y A. Motoso (Miret, 2009). En este plano ya aparece el topónimo de Cueva Artiga Viturián que les fue facilitado por Feliciano
noticia sobre la cueva la realiza L. Briet en una publicación de 1905 (Briet, 1905) donde detalla una visita que realizo en 1904 a varias cuevas de Revilla. La descripción es bastante completa y detallada y, aunque no aporta el nombre de la cueva, quienes la conocemos, sabemos que se refere a la cavidad que nos ocupa.
conocemos estas referencias bibliográfcas, pero según nos han informado, la cueva ha sido conocida en la zona desde siempre y, de hecho, fue utilizada como lugar para guardar enseres durante la Guerra Civil.
1. INTRODUCCIÓN
Sesión 1 31
Para encontrar los antecedentes hay que revisar la bibliografía espeleológica y de excursionistas o Lapireneístas.primera
La cueva se ubica en el término municipal de Tella-Sin en las siguientes coordenadas: X: 267.505, Y: 4720090, Datum ETRS89, Huso 31 y se encuentra a una altitud de unos 1440 m. s.n.m.
Hasta este momento la cueva de Artiga Viturián no era conocida por contener en su interior los restos de un hábitat prehistórico.
3. UBICACIÓN Y ACCESOS
Figura 3. Ortofoto orientada al norte con la ubicación de la Cueva de Artiga Viturián y Coro Trasito.
La boca tiene una anchura de un metro aproximadamente un metro y una altura de unos sesenta centímetros. Esto explica la difcultad que tuvimos para su localización
La cueva tiene una planta ligeramente en «L» y un desarrollo de 260 metros de longitud con un desnivel de 12 metros. Se divide en dos partes que se comunican a través de un escalón de unos 4 metros de altura que hay que salvar mediante una cuerda.
La zona occidental de la cueva, que como ya hemos dicho, se encuentra elevada unos cuatro metros de la
32 V
Sin embargo, hacia el interior presenta un aspecto totalmente diferente puesto que esa estrecha boca da paso a una galería con el suelo plano de unos 8 m. de anchura y 2,5 m. de altura. Las medidas son variables puesto que no es homogénea.
La boca de acceso a la cueva es muy difícil de localizar por sus reducidas dimensiones, prácticamente se puede decir que en la actualidad es una gatera (Fig. 2). Sin embargo, esta boca no ha sido siempre así de pequeña, por fuera la vegetación la tapa bastante, pero si la observamos por dentro vemos que originalmente era más grande, en parte está cerrada con un muro de mampostería y en el lado contrario hay un bloque caído que ha cerrado una parte de la misma.
La primera sala tiene una longitud de unos 90 metros y es bastante plana. En esta parte se encuentra cerca de la boca la ocupación prehistórica. Hacia el fnal de la galería se asciende entre 1-2 metros con algún escalón picado en la roca hasta una zona de gours con una profundidad que puede alcanzar los 0,40 m. En la época en la que nosotros estuvimos no tenían agua, pero cuando estén llenos, si lo están en alguna ocasión, permiten tener una considerable cantidad de agua acumulada.
Figura 2. Vista de la boca de la cueva.
4. DESCRIPCCIÓN DE LA CUEVA
Figura
Código lab. Estrato Datación bp +/- cal 2 sigma Material Beta-579387 Nivel 3 5610 30 4501-4356 calANE Corylus avellana Beta-582859 Nivel 4 5610 30 4501-4356 calANE Ovies / Capra Beta-582860 Nivel 5 5620 30 4534 - 4520, 4504-4360 calANE Ovies / Capra Beta-582861 Nivel 7 6250 30 5309-5206, 5171-5072 calANE Ovies Tabla 1. Dataciones de Artiga Viturián
zona oriental, el suelo es de roca sin sedimento y también existen bastantes gours y, en este caso, todavía conservan agua. Este tramo termina en la boca que se abre al barranco de Bucherbala y en esta parte de la cueva no hemos visto ningún resto arqueológico que nos indique que fuera habitada.
Tras el hallazgo de la cueva procedimos a realizar los trabajos de prospección intensiva del interior y documentación fotográfca. También decidimos topografar de nuevo la cueva para disponer de un plano y alzado actualizado (Fig. 4).
Sesión 1 33
Figura 4. Planta y alzado con la orientación norte-sur de la cueva (Jordi Borrás y Amor Olomi).
Durante la prospección superfcial de la sala junto a la boca este localizamos algunos fragmentos de cerámica prehistórica y en la superfcie del terreno advertimos la 5. Detalle de la estratigrafía.
5. TRABAJOS REALIZADOS
Al tratarse de un sondeo comprobatorio solamente excavamos un cuadrado de 60 cm de lado y llegamos al terreno geológico tras profundizar 50 cm. La estratigrafía estudiada nos ha permitido conocer que se trata de una sucesión de niveles de pequeña potencia (Fig. 5), de colores negros, grises o blancos, que corresponden con lo que se viene denominando como fumier y que recuerdan la misma secuencia estratigráfca que aparece en la Cueva de Coro Trasito, que se relacionan con la estabulación animal.
Tras obtener la correspondiente autorización por parte de la Dirección General de Patrimonio Cultural realizamos un sondeo en diciembre de 2020.
34 V presencia de estructuras que podrían corresponder con hogares formados por acumulaciones de piedras.
Las cerámicas se concentraban junto a un bloque de piedra que puede haber caído del techo, mientras que las estructuras de los hogares se repartían por toda la sala. Durante las prospecciones también localizamos algunos trazos negros en las paredes.
Los materiales obtenidos, tanto líticos como cerámicos, no han sido ni abundantes ni muy signifcativos para obtener los resultados que pretendíamos, pero al aparecer abundantes carbones y restos de fauna, hemos podido realizar cuatro dataciones absolutas que nos han permitido obtener una secuencia cronológica que nos lleva a dos momentos, tal y como se puede ver en la tabla 1.
Dado el interés que nos mostró este nuevo yacimiento arqueológico decidimos realizar un sondeo con el objetivo fundamental de obtener datos de la existencia o no de una estratigrafía en el subsuelo, obtener algún material que nos pudiera aportar una cronología a la que podía pertenecer la ocupación de la cueva y, si era posible, la obtención de material para realizar alguna datación absoluta.
Figura 6. Estratigrafía del sondeo y dataciones absolutas obtenidas de las diferentes unidades estratigráfcas.
La muestra tomada en el nivel más profundo, realizada sobre un hueso de oveja, se encuentra por debajo del nivel de fumier y apoya sobre el nivel geológico, aporta
Quedaría por describir los trazos pintados en negro que existen el la pared y que parece que han sido realizados con Existencarbón.trazos en dos puntos, el primero en la galería inferior de la cueva en una colada que se encuentra junto al escalón por el que se accede la zona superior. La zona se encuentra muy cerca del fnal de esta galería y se ubican en la pared que se encuentra a mano izquierda según nos adentramos hacia el interior de la cavidad. Se trata de tres trazos paralelos con una disposición oblicua y paralela, son de tonalidad negra y se prolongan hacia
Figura 7. Trazos pintados.
Esta secuencia estratigráfca nos lleva a poner en relación esta cueva con la de Coro Trasito, que se encuentra a un kilómetro de distancia (Fig. 3), donde las fechas de inicio y fnal del Neolítico Antiguo son muy similares (Gassiot et al. 2020).
Sesión 1 35
una fecha de la segunda mitad del del sexto milenio. El resto de las fechas han sido realizadas sobre una muestra de avellana y huesos de ovicapridos y han sido tomadas en las unidades estratigráfcas de fumier más superfciales (ver Fig. 6). Estas muestras han aportado fechas de mediados del quinto milenio.
Elprofundidad.segundo
Desde aquí queremos mostrar nuestro agradecimiento a todas las instituciones que hacen posible que este Proyecto pueda llevarse a cabo: Ministerio de Cultura y Deporte, Comarca del Sobrarbe, Centro de estudios del Sobrarbe y Ayuntamiento de Tella y Fanlo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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NOTAS ACLARATORIAS
A través del sondeo realizado conocemos que se puede tratar de una cueva redil que, como la de Coro Trasito, posiblemente ha servido como lugar de habitación y como espacio para guardar el ganado.
Por las investigaciones realizadas hasta este momento podemos considerar los hallazgos de Artiga Viturián como un nuevo lugar que pertenece al Neolítico Antiguo.
Miret Pérez, F. (2009): Toponimia y apelativos de las cavernas de la Sierra de las Tucas. Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
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6. CONCLUSIONES
Sobrarbe antes de Sobrarbe. Huesca. pp. 63-70.
Rey Lanaspa, J., Clemente Conte, I., Gassiot Ballè, E. (2020): Nuevas pinturas rupestres en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Fanlo, Huesca). Actas del III Congreso de Arqueología y Prehistoria de Aragón. Zaragoza. pp. 83-92.
panel donde hay dos trazos, también en negro, se encuentra en la galería superior de la cueva y constan de dos trazos cortos, uno más o menos horizontal y el otro oblicuo. Estos trazos están menos marcados que los anteriores y pudieron haberlos hecho con una tea para su reavivación, mientras que los primeros parece que pudieron estar realizados con tres dedos de la mano al estar paralelos.
Las fechas obtenidas permiten pensar en que podría existir una estrecha relación entre las cuevas de Coro Trasito y Artiga Viturián, no solo por la coincidencia de las fechas y el tipo de estratigrafía, sino por la proximidad entre ambas. Esta relación nos lleva a pensar si podría haber dos grupos humanos conviviendo a la vez o si un único grupo podría estar utilizando las dos cuevas para realizar diferentes actividades económicas.
36 V
estén hechas al reavivar las teas que se utilizaban para alumbrar. Aunque normalmente se clasifcarían dentro del arte esquemático, es muy difícil saber si realmente se trata de arte rupestre o no, y también si tienen alguna relación con el yacimiento Neolítico. Solamente una datación absoluta podría ayudarnos a saber si pueden haber sido realizadas por las personas que ocuparon la cueva durante el Neolítico.
AGRADECIMIENTOS
Sin embargo, este nuevo hallazgo al que habría que unir el de Cueva Lobrica, aunque este un poco más alejada, nos hace pensar que la ocupación de las zonas de alta montaña en el terreno en el que estamos investigando no es un hecho anecdótico o aislado sino que es más frecuente de lo que se creía hasta hace unos años.
Baldellou, V. (1987): Arte rupestre en la región pirenaica. Número monográfco de la Revista de Arqueología titulado Arte rupestre en España Madrid, pp. 66-77.
1 _ Esta cueva es conocida en la bibliografía como cueva de Revilla y tan solo aparece citada en una publicación de V. Baldellou en 1987.
Briet, L (1905): Les grottes de Revilla. Bulletin de la Section du Sud-Ouest du Club Alpin Français. Bordeaux. Nº 57. pp. Gassiot53-59.
La cueva que damos a conocer a este IV Congreso de Arqueología y Prehistoria de Aragón ha sido investigada por el GAAM (Grupo de Arqueología de Alta Montaña) dentro del Proyecto de estudio y difusión del pastoralismo en el bien Pirineos Monte Perdido Patrimonio Mundial.
Nuestro agradecimiento también a Feliciano Sese por las indicaciones sobre la ubicación de la cueva y a Jaime Mas por los datos sobre los trabajos realizados desde el Grupo de Espeleología de Badalona en 1975.
el suelo con una tonalidad desvaída (Fig. 7). Estos trazos son similares a los que aparecen en Cueva Lucia de Fanlo (Rey et al, 2020) aunque en este caso se encuentran en el exterior de un abrigo o los que han sido estudiados en la cueva de Codronazo (Rey, 2014) que son de color rojo y también están en un pequeño abrigo de escasa
Respecto a los trazos negros que se encuentran en las zonas profundas de la cueva, los que parece que han sido realizados con los dedos (Fig. 7) podrían ser considerados como algún tipo de marca intencionada pero el otro panel, que corresponde con dos rayas fnas y negras, puede que
Con nuestro Sistema Analítico de Evaluación Habitacional (S.A.E.H.) de Javier Cabello García (2002),caracterizamos el grado de estabilidad o permanencia así como la presencia de fases diferenciadas dentro de cada yacimiento, con cronologías amplias que abarcan, como mínimo, desde el Epipaleolítico a la Edad del Bronce.
Sesión 1 37
ANÁLISIS Y ESTUDIO DE LOS YACIMIENTOS LÍTICOS DE SUPERFICIE Y SU APORTACIÓN AL CONOCIMIENTO DE LA PREHISTORIA RECIENTE (NEOLÍTICO-BRONCE) DE LAS ALTAS CINCO VILLAS (ZARAGOZA)
Autor de contacto/Contact author: Javier Cabello García, cabellogarcia@ieselportillo.com
Javier Cabello García
En todo caso se deduce que se trata de grupos reducidos, sin aparentes diferencias jerárquicas entre ellos, salvo la establecida por la funcionalidad o multifuncionalidad habitacional según el caso concreto, cuya razón de ser debe ser siempre entendida a nivel macroespacial, es decir, en relación directa y amplia con el espacio que le rodea, puesto que defnen territorios de explotación de 5 km de radio aproximado cumpliendo escrupulosamente con las bases teóricas más puristas de la Arqueología Espacial, que defne este marco de actuación a las comunidades humanas de base productora incipiente (agricultura itinerante y primitivos ganaderos de trashumancia simple).
ABSTRACT
RESUMEN
PALABRAS CLAVE: Estudio y análisis de yacimientos líticos de superfcie; Prehistoria Reciente (Neolítico-Bronce); Sistema Anaítico de Evaluación Habitacional; Altas Cinco Villas (Zaragoza, España); rastros arquológicos de fondos de cabaña y similares; agricultura itinerante y primitivos ganaderos; trashumancia simple y trasterminencia.
KEYWORDS: Study and analysis from surface lithic sites. Recent Prehistory (Neolithic-Bronze Age); “Analythic System of Habitational Evaluation”; Altas Cinco Villas region (Zaragoza, Spain); perishable archaeological traces housing architecture; shifting agriculture, primitive cattle breeders, simple trasteminance.
Los “yacimientos líticos de superfcie”, -tradicionalmente denominados “talleres de sílex”- se han reconocido como muy numerosos en zonas medias y bajas de todo Aragón y muy especialmente en el territorio de las actuales Cinco Villas, desde el Neolítico Pleno y aun Antiguo, y sigue incrementándose su número conforme se van desarrollando las prospecciones arqueológicas, aunque siempre habían dejado en la incógnita el grado de sedentarismo que representaban.
STUDY AND ANALYSIS FROM SURFACE LITHIC SITES AND THEIR CONTRIBUTION TO KNOWLEDGE OF RECENT PREHISTORY TIME (FROM NEOLITHIC TO BRONZE AGE) OF ALTAS CINCO VILLAS REGION (ZARAGOZA)
The Surface lithic sites –traditionally misnamed “lithic workshops”, have been very common in middle and lower areas from all over Aragon and specially in the current “Cinco Villas region (Zaragoza)”, from the Neolithic Age until the Copper Age and keeps increasing at the same time that archaeological prospections develop. Despite that, it is unknown to understand their real degree of sedentary lifestyle.
3
In any case, it is certain that these are small groups without apparent hierarchical differences among them, except the established one by housing functionality or multifunctionality according to each specifc case, whose reason must always be understood at the macro-spatial level namely, in direct and extensive relationship with the surrounding space. Therefore, these territories of aproximately 5 km radius scrupulously complies with the most purist theoretical bases of spatial archeology, that shows this framework of action to the incipient producer base of human communities (shifting agriculture, and primitive cattle breeders in simple transhumance).
With our “Analythic System of Habitational Evaluation” Cabello García, J. (2002), we managed to characterize the degree of stability or permanence, as well as the presence of different phases within each surface lithic site, in which chronology there are scientifc evidences from the Epipaleolithic to the Bronze Age.
de especial concentración habitacional durante la Prehistoria reciente
Yacimientos
García: El poblamiento humano prehistórico de las altas
Hallazgos sueltos o aislados (selección
Nuevas
multifuncionales de escasa definición habitacional (¿estacionales?)
PrincipalesPoblaciónparcial)actuallíneasorutas de comunicación durante la Prehistoria Reciente.
J.
Yacimientos indiferenciados o de ocupación esporádica o limitada
Yacimientos
Yacimientos ubicados en zonas estratégicas de conexión, paso frecuente o necesario
Rutas secundarias o de importancia menor
38 V
de superficie de la prehistoria reciente” . Zaragoza, 2002.
Según: Cabello Cinco Villas (Zaragoza). vías de aproximación al estudio de los yacimientos líticos
Enclaves elevados de amplio dominio visual (probables inquietudes defensivas)
Asentamientos agrícolas especializados (tipo “recueja”)
YACIMIENTOS MULTIFUNCIONALES
Poblados estables de la Edad del Bronce-Hierro inicial
Epicentros de los territorios de explotación definidos con radio de 5 km. ( de norte a sur) 1.- Campol I 2.- Pigalo 3.- Puentes del Arba 4.- El Busal 5.- Puimelón-Samatán 6.- Viña de la Aldea (Yerzol)
Restos antropológicos prehistóricos documentados en las Altas Cinco Villas 1 2 3 4 5 6 RioOnsella RBeioArbadeilRioRiguel RRioaadéAonaFrsusgíAbLiioradeuesa Ca al elasBar ena n d d s E. de S. Bartolome BiotaNavardún Urriés Isuerre Lobera de Onsella Gordués LongásBielElFrago Farasdués Uncastillo Orés Luesia Fuencalderas Petilla MalpicaAragóndeGordún Asín 5 km 140012001000800600400 YACIMIENTOS LÍTICOS DE SUPERFICIE EN LAS CINCO VILLAS DUR ANTE LA PREHISTORIA RECIENTE (NEOLÍTICO-BRONCE) S OE N
Áreas
con permanencia ocupacional plena más de 500 evidencias menos de 500 evidencias Yacimientos semipermanentes con conjuntos líticos de más de 500 evidencias de menos de 500 evidencias
YACIMIENTOS ESPECIALIZADOS O DE USO LOGÍSTICO
Asentamientos de aprovechamiento agropecuario (uso mixto)
Los yacimientos líticos de superfcie, -tradicionalmente denominados «talleres de sílex»- se han reconocido como muy numerosos en zonas medias y bajas de todo Aragón y muy especialmente en el territorio de las actuales Cinco Villas, desde el Neolítico Pleno y aun Antiguo y sobre todo durante el Eneolítico/Calcolítico, y sigue incrementándose su número (Pérez, 2020) conforme se van desarrollando las prospecciones arqueológicas y los hallazgos fortuitos (Cabello, 2004), aunque siempre habían dejado en la incógnita el grado de sedentarismo que representaban (Maluquer, 1955; Casado y Burillo, 1977; Enríquez et al., 1977; Labé, 1985; Rey, 1991; Ramón y Tilo, 1993; Pueyo, 1998; Royo, 2014). Con nuestro Sistema Analítico de Evaluación Habitacional (S.A.E.H.) desarrollado en 2002, caracterizamos el grado de estabilidad o permanencia así como la presencia de fases diferenciadas dentro de cada yacimiento, con cronologías amplias que abarcan, como mínimo, desde el Epipaleolítico a la Edad del Bronce (Cabello, 2002, 2005). El grado de defnición que representan es sumamente complejo y rico; utilizamos para su defnición la nomenclatura de J. Bernabéu, J.E. Aura y E. Badal (Bernabéu et al., 1993: 218 y ss.) que, aunque diseñada y pensada para cronologías preneolíticas, es la que nos pareció más sugerente para nuestro proyecto investigador en las Altas Cinco Villas (Cabello, 2002: 1850). Estos autores partían de dos opciones interpretativas: la primera se basaba en la movilidad sobre territorios amplios, aunque menos extensos que los del Paleolítico Superior, cuyo ritmo de ocupación viene impuesto por una sucesión de recursos que son
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estacionalmente explotados. La segunda es el desarrollo de medios tecnológicos y mecanismos sociales que hagan factible una mayor permanencia en algunos enclaves respecto a otros. Evidentemente, en ciertas áreas pudo existir una combinación fexible de ambas opciones, capaz de afrontar situaciones y condiciones cambiantes. Algunos pueden ser la huella de pocos y reducidos grupos, muy móviles (asentamientos indiferenciados o de ocupación limitada, asentamientos especializados o de uso logístico con diversas funcionalidades específcas), o de comunidades humanas más asentadas (yacimientos multifuncionales permanentes o «residenciales», semipermanentes o incluso de carácter estacional), aunque con una arquitectura habitacional perecedera que apenas ha dejado rastros arqueológicos visibles, al menos en superfcie, (agujeros de poste, silos, paravientos, cercas, cabañas de planta ovalada o circular de pequeño tamaño dotadas de hogares, quizá levantadas con pieles, ramajes o manteados de barro, etc…). En todo caso se deduce que se trata de grupos reducidos, sin aparentes diferencias jerárquicas entre ellos, salvo la establecida por la funcionalidad o multifuncionalidad habitacional según el caso concreto, cuya razón de ser debe entenderse sobre todo a un nivel macroespacial, es decir, en relación directa y amplia con el espacio que le rodea, puesto que los que registran una mayor intensidad de ocupación defnen territorios de explotación de 5 km de radio aproximado cumpliendo escrupulosamente con las bases teóricas más puristas de la Arqueología Espacial (Vita-Finzi, Higgs et al., 1970: 1-37; Clarke, 1977: 1-32; Davidson y Bailey, 1984: 25-46; Renfrew y Bahn, 1993: 234-235), que defne este marco de actuación a las comunidades humanas de base productora incipiente (agricultura itinerante y primitivos ganaderos de trashumancia simple). Estos yacimientos prehistóricos, sin duda alguna los más numerosos de la Prehistoria Reciente de las Cinco Villas (Lanzarote, Ramón y Rey, 1991; Rodanés y Lanzarote, 1995), demuestran una articulación intencionada de la ocupación del espacio estructurada en torno a las vías naturales de comunicación, una articulación territorial habitacional muy similar a la documentada en la vecina Navarra, (Vallespí, 1974; Barandiarán y Vallespí, 1984; Armendáriz e Irigaray, 1991-1992; García Gazólaz, 1996; García y Sesma, 1999) estando estructurada en torno a las principales cuencas fuviales y barrancos relacionados o subsidiarios, algunos de ellos notablemente densifcados, como ocurre en el barranco de El Busal (Uncastillo), el de Orés o la zona conocida como «los Puentes del Arba» en las proximidades de la actual localidad de Luesia, por citar sólo algunos ejemplos signifcativos documentados en el conjunto de las Altas Cinco Villas durante nuestro proceso de investigación (Cabello, 1994, 1995, 1997, 1998, 2002, 2004, 2005, 2007).
HOMENAJE A PILAR UTRILLA IV CAPA 2022
Por Javier Cabello García
Es para mí un placer y un honor escribir estas líneas que siguen sobre la ocupación y gestión del espacio en las Altas Cinco Villas (Zaragoza) durante la Prehistoria Reciente (Neolítico-Bronce), según el análisis y estudio de los yacimientos líticos de superfcie, en este volumen de homenaje a la Dra. Pilar Utrilla Miranda, quien me introdujo mientras estudiaba la carrera en el estudio de los “secretos de la Prehistoria” con una maestría inolvidable. Pilar siempre estuvo disponible también después cuando inicié mis estudios de tercer ciclo y de doctorado, dirigiendo con sus consejos y atenciones tanto mi memoria de licenciatura -sobre la Prehistoria en la cuenca del río Arba de Luesia- como la posterior tesis doctoral que versó sobre el poblamiento humano prehistórico del conjunto de las Altas Cinco Villas, basándome para ello en el estudio de los muy numerosos yacimientos líticos de superfcie presentes en este territorio. Infnitas gracias, Pilar por tu paciencia, amabilidad y por haber estado siempre disponible, con la generosidad e inteligencia que te son innatas, a las numerosas dudas e incertidumbres que me fueron surgiendo en el transcurso de esta larga y compleja investigación.
El esquema remite pues, a un progresivo abandono de las cuevas e incremento de la ocupación al aire libre, que se justifca con el cambio climático y la extensión de la actividad agraria neolítica, y en el que la dispersión y poca permanencia y entidad de los asentamientos podría encontrar una explicación más concreta en los ciclos de
con aquellas áreas bajas más favorables desde un punto de vista altimétrico, donde se van a situar normalmente -salvo excepciones: -Pigalo- los asentamientos multifuncionales de mayor estabilidad habitacional, de los que van a depender, en última instancia, los enclaves especializados o de uso logístico alternativo y/o complementario a los que anteriormente hacíamos referencia explícita, y que, creemos, deben ser explicados, insistimos, en una clave esencialmente pecuaria, sobre todo conforme ascendemos en el gradiente altimétrico.
- Tierras cultivables llanas, con escasa pendiente (Bernabéu et al., 1993: 281) y bien orientadas en áreas de solana.
En efecto, y por lo que se refere a las Altas Cinco Villas, tras haber estudiado específcamente cada uno de los yacimientos documentados, se observa que la mayor parte de los enclaves prehistóricos buscan dos requisitos previos en su localización:
De este modo, tomamos, de Norte a Sur, el enclave arqueológico de Campol I como área central de la Valdonsella, Pigalo de la Cabecera de la cuenca del río Arba de Luesia; la signifcativa concentración defnida en los «Puentes del Arba», en la Cuenca Alta (Ballatás, Corral de Larrién, Plana del Molino Bajo…) de esta misma unidad de referencia; el densamente ocupado barranco del Busal en la cuenca del Riguel así como el importantísimo yacimiento de Puimelón-Samatán como referente de la Valdeagonía y, fnalmente, la Viña de la Aldea de Yerzol en lo que respecta al Barranco de Orés.
- El agua, entendida no sólo como recurso doméstico, sino desde un punto de vista específcamente agrícola. De hecho, existe una clase de asentamiento especializado de uso agrícola, al que hemos denominado de tipo «recueja», utilizando la denominación tradicional que tienen en la zona (Cabello, 2002: 1865). Se trata de pequeños campos de cultivos situados junto a la vega de los ríos y barrancos para su aprovechamiento oportunista como regadío, con superfcie limitada y seguramente contando con un amplio elenco de especies vegetales y/o pastizales de apoyo. Estos enclaves suelen estar bien orientados (hacia el este, sureste), al abrigo de los vientos fríos de procedencia noroccidental («cierzo»), y suelen tener un amplio horizonte temporal, siendo constante la presencia de instrumentos líticos de corte: fragmentos de láminas, a veces intencionalmente formateadas (García Gazólaz, 1996) y los consabidos «dientes de hoz», incluso con lustre de cereal.
Si además seguimos el ya «clásico» modelo teórico (VitaFinzi, Higgs et al., 1970: 1-37) creado originalmente por E. Higgs y C. Vita-Finzi para estudiar el área inmediata que rodea a un yacimiento, las comunidades agrícolas utilizan habitualmente un área de 5 km de radio ó 1 hora de camino como territorio de explotación, mientras que las sociedades cazadoras-recolectoras la amplían a 10 km de radio y 2 h de caminata aproximada aunque siempre mediatizada por la orografía existente en cada caso, lo que puede llegar a distorsionar signifcativamente los resultados de esta interesante propuesta teórica.
Sin embargo, en el conjunto de los yacimientos líticos de superfcie documentados, es la agricultura, con diferencia, la práctica económica de carácter productivo mejor atestiguada.
la trashumancia, ya que no en vano, muchos de estos yacimientos líticos de superfcie coinciden espacialmente con descansaderos de ganado tradicionales (muchos de los cuales han «prestado» sus nombres a los yacimientos) posteriormente reconvertidos ya en épocas históricas en corrales y parideras en muchos casos. La reciente investigación que se está desarrollando en el interesante yacimiento pirenaico de Els Trocs aboga, a su vez, por interpretaciones que conducen a esta misma dirección apuntada (Rojo et al., 2014; Rojo et al., 2015; Rojo et al., 2018) con una cronología que se retrotrae hasta los inicios del Neolítico en la Península Ibérica.
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El trabajo del sílex se trata de la actividad de carácter artesanal mejor testimoniada, y que incluso otorga su nombre a estos yacimientos líticos de superfcie. Su objetivo básico es la realización de instrumentos o utensilios necesarios para la subsistencia del grupo humano en su relación continua con el medio natural en el que vive. Evidentemente, aquellos asentamientos más duraderos o estables presentan en sus registros materiales una alta diversifcación tipológica que refeja una multifuncionalidad sólo registrable en los lugares de hábitat de mayor permanencia o intensidad habitacional.
Por otro lado, resulta clara y evidente la adaptación altimétrica -muy vinculada a la mera estacionalidad- de algunos de los yacimientos localizados en la Cuenca Alta así como en la Cabecera del Arba de Luesia, que podrían sugerirnos la necesidad manifesta de optar a la búsqueda sistemática de pastizales de montaña durante la estación estival para los rebaños prehistóricos, todo ello jalonado por numerosas áreas de descansaderos, -hoy «reconvertidas» en corrales en muchos casos-, absolutamente necesarias para poder adoptar una estrategia global de vinculación pastoril y ganadera entre las diversas cuencas y barrancos de intercomunicación natural, basada –suponemos- esencialmente en una cabaña ovicáprida, y muy móvil, capaz de mantener una mixtifcación de los recursos agrarios en clara conexión
En nuestro caso, y aunque ha primado a lo largo de nuestra investigación una prospección lineal basada en los propios cursos fuviales, -por lo que evidentemente, hemos conferido una importancia fundamental a los valles como articuladores del territorio- no nos hemos resistido a ejecutar unos trazados teóricos de 5 km de radio tomando como epicentro algunos de los yacimientos prehistóricos y concentraciones habitacionales de mayor interés previo. En el mapa adjunto podemos observar su distribución territorial en una excelente cartografía digital realizada por Alfredo Blanco Morte y que fue ejecutada para el catálogo de la exposición ArquEJEAlogía (Cabello, 2007: 32).
En áreas más septentrionales sin embargo, -centradas como dijimos en torno a Pigalo y Campol I- se observa una mayor interrelación conexionada de los territorios de explotación, quizá tendente a una mejor aprovechamiento diversifcado de los muchos recursos naturales existentes en esta zona, aunque no se nos deba escapar la mayor difcultad que condiciona la orografía en estas altas latitudes, lo que, sin duda, distorsiona este modelo teórico. Es precisamente en estos yacimientos septentrionales donde se han podido documentar algunos materiales dispersos de fliación epipaleolítica (microburiles, geométricos con retoque abrupto, útiles macrolíticos, microrraspadores circulares, microperforadores, bordes abatidos…) que aseguran el paso de los seres humanos con anterioridad a los tiempos productores neolíticos: Campo del Saso de Navardún, Campol I en Lobera de Onsella o Pigalo en Luesia, por citar tan solo algunos de los más signifcativos documentados en nuestra investigación. En el caso más concreto de Pigalo, lo podemos considerar un enclave estratégicamente situado en el límite entre la cuenca alta y los asentamientos de la cabecera del río Arba de Luesia ocupando pues una posición «fronteriza». Su altitud moderada (810 m.s.n.m.) permitiría un hábitat permanente durante todo el año, justo en el punto de todo el río Arba de Luesia con una mayor reserva de agua natural (véase fotografía adjunta), prácticamente inagotable para cubrir las necesidades y el abastecimiento de una comunidad humana prehistórica. La proximidad relativa de otras rutas naturales de comunicación y acceso alternativo (barrancos de Sibirana y de Huertalo) a la propia cuenca principal del Arba de Luesia, así como la protección natural frente a los vientos fríos dominantes que ofrecen las elevaciones que rodean el sitio, hacen de Pigalo un claro ejemplo de área de concentración preferente en el contexto que describiremos luego. En este sentido, la aplicación concreta de nuestro Sistema Analítico de Evaluación Habitacional (S.A.E.H.) ha demostrado este carácter permanente de este asentamiento prehistórico, con un Índice Lítico de Permanencia Ocupacional (I.L.P.O.) que alcanza el 0,41 –el más alto de toda la cabecera del Arba de Luesia- ; la Media de los Parámetros de Comprobación (M.P.C.) alcanza un registro global de 8 sobre 10, y la Evaluación Habitacional Conjunta (EHC) un 0,605, superando pues, el límite inferior de 0,60 que asegura su Permanencia Ocupacional Plena:
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En este sentido, es ampliamente conocido en la Prehistoria el hecho de cómo aquéllas áreas situadas en territorios fronterizos naturales, como las anteriormente referidas, son lugares que proporcionan abundantes recursos naturales sin necesidad de recorrer grandes distancias, jugando los ríos un papel de frontera natural y, al mismo tiempo, de fuentes inapreciables de recursos. Es decir, estos enclaves próximos a los rebordes de las regiones montañosas (Sierra de Santo Domingo) se localizan en un área que, en un espacio relativamente reducido, poseía una serie de ecosistemas diversos susceptibles de complementarse económicamente entre sí desde una
nos encontramos sin duda alguna, ante un asentamiento multifuncional de base permanente, es decir, un auténtico poblado o pequeña aldea, cuyos orígenes podrían rastrearse incluso hasta un Epipaleolítico de carácter Macrolítico o incluso geométrico, con sendos ejemplos de segmentiformes con retoque abrupto y en doble bisel con carácter respectivo, así como varios microburiles o un microrraspador circular. Otros materiales insisten en su carácter residencial, como un pequeño cincelito elaborado sobre un basalto hipocristalino (Cabello, 2007: 161; I.28, arriba dcha.) así como diversos fragmentos de instrumental pulimentado de carácter «votivo» muy especializado trabajado sobre rocas cuarcíticas de fna granulometría (las tradicionalmente denominadas «fbrolitas»). No es casualidad que actualmente pase por Pigalo la pista forestal en dirección hacia las Peñas de Santo Domingo, puesto que ésta es la única vía de penetración posible para acceder desde la cuenca alta del Arba hacia los pastizales de montaña. A este carácter de zona de paso obligado –Se le llama también «Pasada de Pigalo»-, hay que añadir, sin ningún género de dudas la alta atracción que el propio Pozo de Pigalo –o «Poza» como se la denomina en Luesia- ejercería sobre la población prehistórica circundante, por las posibilidades de abastecimiento de agua, pesca e incluso el alto grado de belleza natural que posee de una manera más que notoria. Cubiertas ampliamente sus necesidades de agua (para la agricultura, para abrevar el ganado y para la propia comunidad humana existente), rodeaba el enclave un área de media montaña seguramente muy rica en recursos cinegéticos, con la que quizá se podrían relacionar los microlitos geométricos anteriormente señalados encontrados en el lugar, así como recursos naturales de recolección estacional. La existencia de microburiles nos indica una tradición epipaleolítica de la que no teníamos noticia alguna con anterioridad a nuestras prospecciones (Cabello, 1994, 1995, 1997, 1998) en esta área del Arba de Luesia, lo que nos sugiere una cronología mínima, cuando menos del Neolítico Antiguo-Pleno, y sin descartar una cierta tradición epipaleolítica macrolítica (macrorraspador denticulado) y mesolítica geométrica (microburiles, geométricos, raspador circular) para las primeras comunidades humanas prehistóricas que frecuentaron este privilegiado paraje, que, sin duda alguna, y al igual que hoy, fue un referente constante del paisaje, a lo que no sería ajeno el ser humano, seguramente desde tiempo inmemorial.
Los resultados -insistimos, puramente teóricos- parecen corroborar la estratégica ubicación de estos enclaves de intensa ocupación habitacional -y de una cronología similar-, una vez seleccionados tras el estudio previo y la aplicación concreta de nuestro Sistema Analítico de Evaluación Habitacional (S.A.E.H.) (Cabello, 2002, 2005). Existen unos territorios de explotación tangenciales en la tetralogía defnida por los Puentes del Arba-Busal-Puimelón-Aldea de Yerzol, así como unas interesantes áreas interrelacionadas sobre todo en torno al Corral Bajo y, fundamentalmente, en Vitón desde los epicentros respectivos de Puimelón-Samatán y la Viña de la Aldea de Yerzol.
perspectiva de la subsistencia dirigida a la producción planifcada, en uso al menos desde los tiempos neolíticos.
Tras los tiempos fnales de la última glaciación, cuando un clima más cálido transformó el paisaje, el ser humano conoció nuevos modos de aumentar sus provisiones alimenticias, sirviéndose para ello de una novedosa práctica «revolucionaria»: la agricultura. En vez de desplazarse sin descanso en busca de comida, como hasta entonces habían hecho los ancestrales cazadoresrecolectores, decidieron irse asentando de un modo cada vez más duradero o permanente en un lugar o lugares preferentes, en los que sin duda jugaban un papel primordial algunos determinismos biogeográfcos como la altitud, el acceso a los recursos hídricos o la propia exposición solar, huyendo claramente de las frías zonas de umbría (conocidas en las Altas Cinco Villas como «pacos»). Es cierto que todavía nos faltan muchos datos para poder efectuar una visión diacrónica general de lo acontecido, pero sí que podemos llegar a vislumbrar en el análisis espacial de los yacimientos que hemos tenido la oportunidad de estudiar algunas pautas de comportamiento que pueden resultar ser de un gran interés interpretativo en este proceso de sedentarización,
ocupación y gestión del espacio. Esta es pues, la principal aportación que realizo en el presente escrito.
No obstante, y aunque los yacimientos líticos de superfcie son los más numerosos de toda la Arqueología de las Cinco Villas, esto no signifca necesariamente que su abundancia se deba a unas supuestas elevadas densidades poblacionales o demográfcas prehistóricas, sino más bien a un aprovechamiento diversifcado y adecuado de los recursos disponibles en cada ocasión, momento o circunstancia, dentro de un circuito integrado por una serie de tipos específcos de yacimientos, que hemos llamado por tanto como «especializados» o de bien de uso logístico, y que suelen ubicarse en puntos naturales de paso frecuente o necesario, muchas veces, coincidentes con corrales históricos.
las prácticas productivas de la agricultura y la ganadería se van implantando con éxito, este proceso de concentración en algunos enclaves se intensifca, dejando fnalmente los desplazamientos estacionales entre enclaves que, sin embargo, van a ser transformados en las primeras rutas pecuarias, en busca esta vez de pastizales frescos de montaña cuando llega el período estival y el posterior desplazamiento a latitudes más bajas antes de iniciarse los fríos otoñales. En este sentido, resulta reveladora la ya señalada concordancia espacial de yacimientos «especializados o de uso logístico» coincidentes con
Desde los inicios del Holoceno, cuando el clima se va tornando más cálido y húmedo, crece el caudal de los ríos y barrancos, se extienden los bosques y se crea un paisaje más rico y diversifcado. Algunos de los grupos humanos seguirán siendo nómadas, aunque muy posiblemente otros se irán asentando en ciertos lugares privilegiados. Estos enclaves están casi siempre protegidos de los vientos fríos, en áreas de solana, bien orientados hacia el este o sureste y se localizan de modo absolutamente premeditado cerca de los recursos hídricos. Algunos grupos humanos dejarían de desplazarse en busca de recursos por el territorio y se van fjando de un modo preferente en lugares saneados y bien drenados, cerca de los ríos pero no junto a sus orillas, si no en ligeras elevaciones próximas a los cauces, seguramente para prevenirse de posibles episodios de desbordamiento fuvial y crecidas súbitas en un clima bastante húmedo. La afuencia de personas a las proximidades de los ríos iría creando un sistema de agregación poblacional – no sabemos si de tipo familiar o basado en el parentesco en sus inicios- que, en algunos casos concretos, cristalizaría en un asentamiento más estable o multifuncional, siguiendo la nomenclatura que hemos utilizado en nuestro proceso de investigación. No hay que pensar en un único asentamiento; a veces nos encontramos con lugares «concentrados» - o «redes» como diría E. Vallespí-, que centralizan la población en torno a algunos puntos de vado de los ríos (por ejemplo en los «Puentes del Arba» de Luesia) o en barrancos muy densifcados (es el caso de El Busal de Uncastillo). Al principio, estos asentamientos, aunque agregados, muestran cierta dispersión espacial; seguramente entre ellos se irían disponiendo diversas áreas de aprovechamiento (campos de cultivo ganados a la cobertura vegetal, pastizales, cercas para los animales); pero, lo que resulta interesante es el sistema de agregación hacia estos puntos privilegiados que ofrece el entorno conforme el clima se va dulcifcando respecto a los fríos pleistocénicos precedentes. Probablemente las comunidades humanas tenderían siempre a reducir riesgos, situándose entre ellos con una buscada comunicación visual, y compartiendo tareas comunes como la deforestación, la cosecha, y quizá incluso la trashumancia. La clave sería minimizar la distancia social respecto de parientes y vecinos de Conformeconfanza.
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Esta dispersión de la población tiende a minimizar los costos de desplazamiento, esenciales en una agricultura que se supone básicamente de subsistencia, y sin apenas excedentes, sobre todo en sus inicios. Es evidente, además tal y como señalamos con anterioridad, que el gradiente altimétrico permite la existencia de numerosos recursos naturales recorriendo unas distancias asequibles desde los principales núcleos de asentamiento concentrados en los epicentros que mostramos en el mapa adjunto.
Un proceso similar al expuesto pudo haber ocurrido con toda probabilidad en el mismo entorno defnido al pie de la Sierra de Santo Domingo y junto al pozo de Pigalo, (Cabello, 2007: 161-162. I.28) máxime teniendo en cuenta la presencia de población humana en torno a estas áreas septentrionales ya desde fnales del Paleolítico Superior y durante el Epipaleolítico como ha puesto de manifesto de modo concluyente L. Montes y R. Domingo tras la excavación, entre otros, de los abrigos de Peña 14 y Legunova (Montes, 2002, 2005; Montes y Domingo, 2001-2002, 2009, 2013, 2016) en la vecina cuenca del río Arba de Biel (Montes et al., 2004, 2016).
áreas de corrales o descansaderos de ganado, muchos de los cuales han prestado sus nombres a los yacimientos estudiados. Estos inicios de «trashumancia» –todavía a pequeña escala de recorrido, por lo que quizá sería mejor denominarla trasterminancia- utiliza como vías de comunicación la propia red fuvial existente así como sus barrancos subsidiarios, iniciándose una colonización del territorio de carácter «tentacular» en la que el ser humano se va haciendo sedentario conforme estos procesos se vayan desarrollando en el tiempo. En este sentido, las «agregaciones» observadas en algunos puntos extremadamente favorables de los cursos fuviales, se van «unifcando» paulatinamente en un proceso de asentamiento de características más estables que ya podemos interpretar, - con la ayuda de nuestro Sistema Analítico de Evaluación Habitacional- como yacimientos multifuncionales de base permanente. En estos enclaves intensamente habitados por el ser humano durante la Prehistoria Reciente, es donde vamos a encontrar el grueso de los materiales líticos investigados, además de poder contar en sus registros particulares con una serie de parámetros cualitativos solo observables en este tipo de yacimientos estables y «agregados». Entre estos criterios cualitativos podemos citar, por ejemplo, la presencia de molinos barquiformes o volanderas –normalmente sobre materiales graníticos-, equipo que, dado su elevado peso, se concentraba en los asentamientos más estables. La presencia de cerámica, aunque nunca abundante -al menos en superfcie- también nos está señalando la necesidad de almacenaje y procesado de productos alimenticios, así como de probables excedentes. La elevada diversifcación tipológica entre los materiales líticos está muy vinculada a los asentamientos multifuncionales más estables, con una alta matización interna del grupo de los Diversos. Una presencia interesante es la presencia constante de «útiles de trabajo» entre los que destacan por su frecuencia los raspadores, perforadores largos o desarrollados («taladros») y, a veces, utensilios líticos pulimentados de pequeño tamaño (mal llamados como «votivos»), de alta especialización funcional. La existencia interna en los yacimientos más estables de rastros superfciales que evidencian estructuras habitacionales del tipo «fondo de cabaña» o de elementos asociados, tales como: cambios edafológicos en la coloración del suelo, concentración espacial en la dispersión de los materiales en torno a puntos concretos, bolsas de cenizas, «agujeros de poste», presencia de infraestructuras excavadas de tipo «silo», etc. nos hablan de grupos humanos concentrados que invierten tiempo y esfuerzo en la construcción de estructuras habitacionales cada vez más sólidas y permanentes, lo que nos lleva a clasifcarlos fnalmente como pequeñas aldeas, seguramente muy parecidas al asentamiento excavado en la vecina Navarra de Los Cascajos (García y Sesma, 1999; García et al., 2011).
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«Estas características que hemos defnido hubieran sido difícilmente deducibles del estudio de los materiales de superfcie que el yacimiento había entregado con anterioridad a nuestra intervención arqueológica. Son este tipo de contextos los que la investigación ha venido denominando tradicionalmente como ‘talleres de sílex’, y que sin embargo esconden, probablemente en la mayor parte de los casos, una realidad muy diferente».
Los puntos o enclaves intensamente habitados y que centralizan la población en cada una de las áreas zonales de estudio por cuencas fuviales, son precisamente los epicentros señalados en el mapa de dispersión que acompaña a este trabajo y defnen con claridad territorios de explotación que creemos de un elevado interés interpretativo. La concentración poblacional en estos enclaves va acompañada de movimientos lineales siguiendo los cursos fuviales, en las que se fosilizan probablemente rutas ancestrales de los antiguos cazadores recolectores, ahora reconvertidas en función del aprovechamiento ganadero ovicáprido. Estos movimientos pendulares lineales siguiendo los cursos naturales fuviales conviven con los radiales expresados desde cada unos de los asentamientos más estables, vinculados con el desarrollo de prácticas agrícolas y que, con el tiempo, van a preferir cotas más bajas conforme se vaya consolidando este modelo neolítico de aprovechamiento y colonización del espacio y las cosechas sean cada vez más abundantes, dejando pues, de necesitar asentarse en áreas próximas a gradientes elevados para poder tener acceso a una mayor elenco de recursos naturales (caza, pesca, recolección) y nichos ecológicos. Este hecho resulta muy interesante, ya que nos muestra que la sedentarización de la población prehistórica en las Altas Cinco Villas, fue un proceso paulatino y de cierta gradación, y no tanto un fenómeno «ex novo» de nueva implantación, aunque esto último, por el momento, tampoco podamos descartarlo de un modo absoluto. Tampoco sabemos si estas prácticas ganaderas estaban vinculadas necesariamente o no a los primeros poblados sedentarios, ya que, algunos pueblos
El yacimiento navarro de Los Cascajos ejemplifca un caso claro y evidente de poblado al aire libre plenamente neolítico: el hábitat ocupa una amplia superfcie que indica una clara estabilidad habitacional, con una cierta organización espacial dentro del propio poblado,
y con una más que probable división funcional de las estructuras documentadas, documentándose, incluso un área especializada de necrópolis con una treintena de inhumaciones (García y Sesma, 2007). La economía es claramente de carácter productor, agrícola y ganadera, con la caza como complemento, con unos sistemas de aprovisionamiento a largas (conchas marinas) y medias distancias (sílex, cristal de roca, piedras para pulimento, molinos…). Los mismos autores concluyen –el resalte en negrita es mío- lo siguiente (García y Sesma, 1999: 349):
Evidentemente, el problema de la cerámica en los yacimientos líticos de superfcie se debe a la conservación diferencial de los materiales arqueológicos: los materiales líticos, aunque fuertemente patinados, resisten el paso del tiempo, pero la mayor parte de los restos cerámicos, debido a sus características tecnológicas, no soportan la conservación al aire libre, al igual que también suele ocurrir con los materiales óseos.
Un modelo radial o local, desde los asentamientos multifuncionales de base permanente (aldeas o poblados) cada vez más estabilizados dentro del proceso de sedentarización descrito y cuya gestión territorial directa abarcaría unos 5 km de radio desde el asentamiento. Caso de haber también trashumancia, se limitaría a la propia cuenca fuvial de referencia (trasterminancia) y, como máximo, en el verano hasta las Peñas de Santo Domingo, aunque considero muy posible también la existencia de cabañeras, cordeles, veredas y pasos o coladas transversales de comunicación entre cuencas y barrancos a unas distancias menores, tal y como demuestra el estudio (Cabello, 2002, 2005) de la Valdeagonía en relación a la cuenca del río Arba de Luesia o desde ésta hacia los altos de Itorre y Bañón (Uncastillo).
El segundo modelo de gestión territorial es claramente lineal, de mayor recorrido, y, seguramente, «pendular». Se apoya, como ya he comentado antes, también en los asentamientos especializados de uso logístico, excelente áreas de descansadero para el ganado y situadas en muchas ocasiones en zonas de paso frecuente o necesario, y que pudieron ser utilizadas tanto desde los asentamientos permanentes como –cuando era necesario- por los pastores trashumantes en sus movimientos estacionales de largo alcance veraniegos en búsqueda de pastizales frescos de montaña o en su regreso a fnales del estío, como sugiere el yacimiento pirenaico de Els Trocs. En este caso, como ya señalamos, tuvieron que tener acuerdos de paso y estancia temporal por cada unidad territorial de gestión radial, apuntando pues a pactos mutuos o mecanismos sociales de colaboración y/o cooperación del que todos salieran benefciados y que podría haber redundado en un benefcio mutuo compartido: el ganado ovicáprido dispondría de pastos frescos durante el verano en las áreas de montañas más septentrionales, y, tanto a la ida como a la vuelta, según el caso, podrían intercambiar/se productos necesarios para los poblados más asentados –y cereal para los pastores disponible en
mecanismos sociales de acuerdo o colaboración en el que todos salieran benefciados y satisfechos para evitar tensiones territoriales entre las -¿distintas?- poblaciones agrícolas y pastoriles. En este sentido, los asentamientos semipermanentes o especializados ubicados en zonas de paso frecuente o necesario, coincidentes en muchos casos con descansaderos para el ganado –luego reconvertidos en corrales históricos- y situados muchas veces en áreas periféricas de los poblados –o más bien de sus territorios de explotación-, bien pudieran haber servido de puntos de apoyo para la incipiente trashumancia pastoril (descansaderos, rediles ocasionales, pastizales de paso), sin interferir demasiado con los asentamientos próximos más intensamente poblados.
pastores actuales continúan llevando un estilo de vida nómada desplazándose con sus animales en busca de pastos y agua si cambian las condiciones climáticas. Esto evidentemente les otorga una ventaja nada desdeñable sobre los agricultores sedentarios, que pueden perder sus cosechas y ganado en períodos desfavorables (incendios forestales, sequía extrema, enfrentamientos con otros grupos, etc.).
Mientras los asentamientos agregados junto a los ríos se iban consolidando a lo largo del Neolítico Antiguo, intensifcando su proceso de sedentarización con un modelo radial de gestión del entorno, la necesidad cada vez mayor de pastizales para el ganado –sobre todo el ovino tal y como se puede observar en Els Trocspudo generar la necesidad de desarrollar movimientos lineales y pendulares de largo recorrido siguiendo las vías naturales marcadas por los cauces de los ríos hacia los pastizales frescos de montaña. La distancia máxima de alcance de este tipo de ganadería trashumante se ha venido fjando en un centenar de kilómetros (Rojo et al., 2014: 145). Estos movimientos necesariamente pasaban por el radio de acción de los asentamientos estables–o asentamientos multifuncionales de base permanente-, por lo que ello tuvo que provocar necesariamente
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Por tanto, y llegados a este punto, considero muy probable la convivencia de, al menos, dos modelos de gestión territorial coexistentes aunque también diferenciados, tanto en el fondo como en la forma. No podemos descartar, además, cierta prevalencia cronológica de uno sobre otro:
Cabe la posibilidad -aunque lo dejo en el terreno de la pura especulación- que quizá algunos de los últimos cazadores-recolectores se fueran reconvirtiendo paulatinamente en los primeros ganaderos, dado el alto conocimiento ancestral que tendrían estos grupos tanto de las rutas nómadas tradicionales como de la adecuada gestión especializada de los animales herbívoros de los tiempos depredadores precedentes, ahora reconvertidas en vías trashumantes en busca de pastizales frescos de montaña de la que no deberíamos tampoco negar una función de enlace y gestión de redes de intercambio o trueque de algunos productos necesarios (sal para el ganado, lana o sílex, por ejemplo). En efecto, aunque las investigaciones recientes sobre el Neolítico peninsular están en un momento de gran interacción y debate, todo parece apuntar a la llegada a la Península Ibérica (Rojo el al., 2012; Rojo et al., 2018: 118-119) de una agricultura y una ganadería plenamente desarrolladas. Sin embargo, en las Altas Cinco Villas, se apunta más hacia un paulatino proceso de sedentarización, lo que redundaría en cierto protagonismo de la población local, más que en la llegada de poblaciones alóctonas plenamente neolitizadas o «colonos» de nueva implantación, aunque esto último no debamos descartarlo del todo. Tampoco es del todo imposible un modelo mixto, en el que la llegada de algunos colonos neolíticos portadores de las nuevas prácticas productoras sirvieran de catalizadores e impulsores de ciertos procesos de agregación poblacional en enclaves extremadamente favorables y que sirvieran de puntos de atracción preferente de la población local, tal y como hemos visto en el caso de Pigalo o en el entorno de los Puentes del Arba (Luesia), un área de vado natural del río que coincide con una encrucijada de rutas naturales y zona de encuentro.
Es probable que el momento de inicio del nomadismo se realizara –como en los tiempos históricos posteriores- tras la esquila de la lana de las ovejas, si es que las variedades ovinas existentes en el Neolítico lo permitían (Rojo et al., 2018: 121 y ss.). Quizá se puedan relacionar con este corte estacional del pelo ovino las numerosas lascas cortantes sin retoque, raspadores y fragmentos laminares que suelen aparecer en los yacimientos especializados o de uso logístico de altitudes medias, donde las actividades óptimas parecen relacionarse más con la ganadería que con las prácticas agrícolas debido a la altitud y las
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las aldeas-, además de evitarse la competencia por los pastizales locales, más secos y escasos en los meses estivales, lo que sin duda, hubiera generado confictos.
fuertes pendientes. ¿Era la lana uno de los abonos en especie aportados por los pastores trashumantes como pago necesario -y probable uso de los descansaderos y pastizales locales de cada asentamiento- allí por donde pasaban?. Cabe dentro de lo posible, además del siempre aprovechable estiércol para la fertilización de los campos de cultivo, y muy probablemente la sal –también esencial para el ganado- así como diversas materias primas de carácter lítico –sílex evaporítico o tabular- del valle del Ebro, si, como parece lo más lógico y probable, los pastores trashumantes –de largo recorrido- procedieran de allí. A su vuelta del entorno pirenaico dispondrían, al menos en parte, de otras materias primas líticas, -quizá previamente esbozadas, formateadas o incluso ya acabadas en origen para evitarse el transporte de grandes pesos- y así abastecer a los diversos poblados y asentamientos enclavados al sur (por ejemplo, rocas tenaces cornubianíticas y «fbrolitas», entre otras, para las diversas hachas y azuelas pulimentadas). Tampoco deberíamos desdeñar tal vez el intercambio de derivados lácteos (¿queso?) de los pastores con los agricultores sedentarios y su trueque por cereales. Como ya adelantaba, al menos en el contexto de las Altas Cinco Villas, más que trashumancia, deberíamos mejor hablar de trasterminancia estival, esto es, una variedad de menor recorrido que pudo tener su fnal de estadía en el Prepirineo, al pie mismo de las Peñas de Santo Domingo
La especialización de estos posibles movimientos de trashumancia es claramente en torno a los ovicaprinos: más del 80 % de los abundantísimos restos recuperados en Els Trocs corresponden a este tipo de ganado, sobre todo oveja (Rojo Guerra et al. 2014: 133), en claro contraste con la especialización en ganado vacuno que muestra en su registro arqueológico el poblado navarro de Los Cascajos I (Neolítico Antiguo). Así, en la fase I de los Cascajos domina el ganado vacuno, con el 53,7 de los restos óseos (equivalente al 81,5 % de la carne), mientras que el ovicaprino se situaría en el 42,7 % de los restos que representarían aproximadamente el 11, 9 % de la carne consumida (García et al., 2011: 137).
Vista general del Pozo de Pigalo (Luesia). Se trata de la mayor reserva natural hídrica de la zona septentrional de las altas Cinco Villas. Está situado en el límite entre la cabecera y la cuenca alta del río Arba de Luesia (Zaragoza). Junto a este pozo y en el mismo paraje existió un asentamiento prehistórico al aire libre de características multifuncionales y permanencia ocupacional plena (P.O.P.) según se ha constatado tras la aplicación de nuestro Sistema Analítico de Evaluación Habitacional (S.A.E.H.). Fotografía: Félix Compaired Carbó.
La investigación que hemos tenido la oportunidad de desarrollar en las Altas Cinco Villas, sugiere un papel protagonista de las poblaciones locales, quizá en parte de probable raíz mesolítica, que se fueron agregando en ciertos lugares privilegiados, -caso de Pigalo-, buscando una complementariedad económica de las nuevas prácticas productoras agrarias junto a recursos biogeográfcos accesibles en entornos próximos, posiblemente porque todavía no estaban demasiado alejados de las ancestrales prácticas depredadoras de la caza, la pesca y la recolección. Se trata pues, aparentemente de un auténtico proceso de sedentarización, y no tanto de una implantación poblacional de nuevo cuño en la que –de repente,- surjan los poblados neolíticos. La aplicación de nuestro Sistema Analítico de Evaluación Habitacional identifca precisamente la intensidad de esa ocupación, cada vez más estable junto a los cursos fuviales en un claro proceso que aparentemente no fue ni breve, ni de una radical implantación, al menos en las Altas Cinco Villas. De hecho, nuestro estudio y análisis apunta, insisto, a un lento y gradual proceso de sedentarización con las poblaciones locales como protagonistas (Cabello, 2002, 2005), tal y como se ha demostrado tras la aplicación de nuestra propuesta metodológica de aproximación a esta problemática. Ello no signifca tampoco que los colonos neolíticos estuvieran ausentes de estos procesos; quizá fueron antes que nada, y sobre todo, sus catalizadores, pudiendo iniciar en algunos enclaves señalados ciertas prácticas productoras que fueran atrayendo –por su evidente éxito- cada vez en una mayor medida a la población local. ¿Se trató pues, de una especie de modelo de seducción?. No lo descarto, ya que la sedentarización, tal y como hemos visto tuvo, al menos en el contexto de las Altas Cinco Villas, un carácter procesual, impulsado desde ciertos puntos concretos -y muy bien seleccionadoslo que pudo asegurar el éxito de las prácticas productivas que quizá terminaron atrayendo a la población aborigen de raíces mesolíticas cada vez con una mayor intensidad, iniciándose, de este modo, y de una manera paulatina, una incipiente sedentarización territorial –y consiguiente «neolitización»- que ya no tendría vuelta atrás.
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Ya para ir concluyendo, quisiera destacar una ventaja interpretativa que creo que tienen los yacimientos líticos de superfcie sobre los establecidos en cueva o abrigo de carácter troglodítico, al menos a un nivel macroespacial, y es que manifestan una libertad total por parte de nuestros antepasados prehistóricos en la elección y aprovechamiento del espacio geográfco disponible. Evidentemente, las cueva o abrigos solo pueden ser ocupados allí donde existen (son más bien «seleccionados» y este matiz no es baladí), mientras que los asentamientos al aire libre carecen de este determinismo geomorfológico, mostrando por lo tanto, de un modo directo las decisiones tomadas por
El movimiento del ganado hacia las montañas en el verano permitiría además a los enclaves más estables situados en latitudes –y altitudes más bajas- el poder disponer y concentrar toda la población posible y útil de trabajo en las tareas relacionadas con la cosecha estival y ocupaciones derivadas posteriores, como la trilla, el aventado, o la molienda y almacenaje de los cereales cultivados, permitiendo, de este modo, una optimización de los recursos disponibles. Probablemente estemos ya en cierto camino de especialización laboral o económica en algunos casos concretos…
El estratégico yacimiento de la Collada de Fayanás apunta en este sentido (Cabello, 2002, 2007: 159; I.24), con materiales líticos –segmentiformes en doble bisel y una azuelita «votiva»- del Neolítico Antiguo-Pleno. Se trata de un auténtico «paso entre valles»: zona de obligado acceso natural entre el Arba de Luesia y el Arba de Biel, y de este último hacia el río Onsella a través del paso natural del Portillo de Longás, (a unos 2,5 km de distancia), conocido hoy como el «Camino Viejo» de Biel a Longás que comunica hacia la Valdonsella y, desde aquí, por la Canal de Berdún se puede acceder hacia el mismo corazón de los Pirineos remontando el curso del río Aragón, así como de sus afuentes, destacando entre ellos el río Veral (Lampre, 2022: 29-31). En este segundo caso podríamos pues hablar de auténtica trashumancia ganadera, multiplicándose y ampliándose signifcativamente la línea de acción de los primitivos pastores trashumantes de un modo similar al testifcado en Els Trocs. La ganadería trashumante de época histórica (Fernández Otal, 1995: 77-121) en las Cinco Villas arrancaba del entorno del Valle del Ebro –Bardenas Reales o Tauste (El Castellar, La Gabardilla...)- hasta el Pirineo Central (valles de Ansó y Echo). ¿Ya existían estas mismas rutas durante la Prehistoria?. Lo lógico es pensar que se fueran desarrollando paulatinamente desde movimientos locales trasterminantes hasta llegar a distancias de largo recorrido trashumantes sin solución de continuidad (Lampre, 2022: mapa pág.31).
Es muy probable que en cada área o región los mecanismos de adaptación pudieran ser muy diferentes al expuesto, (Rojo et al., 2018: 118 y ss.) e incluso claramente divergentes, y los todavía incipientes análisis de estudio genético nos muestran una amplia variabilidad, fruto seguramente del cruce de las poblaciones locales con algunos colonos neolíticos llegados al territorio desde diversos ámbitos. El hecho de que se observen continuidades de vida cazadora-recolectora con aportes neolíticos, sobre todo cerámicos, en diversos yacimientos, en abrigos previamente ocupados por los mesolíticos, -como, por ejemplo ocurre en (Montes y Domingo, 2009,
(llegan a superarse los 1500 m.s.n.m.) donde, además de pastos naturales frescos en las colladas y abundantes manantiales, también existen algunas cuevas en las crestas calizas (Nieto, Cristal, etc…) que pudieron haber servido de apoyo y hábitat temporal al modo de Els Trocs
Ya conocemos el cuándo y el porqué, nos falta avanzar mucho más en el cómo.
2016; Laborda, 2017: 117-124) la Rambla de Legunova en la cuenca del Arba de Biel- nos indica la vigencia de estos procesos durante la neolitización del territorio, así como la posibilidad de interacción entre comunidades con registros divergentes (García et al. 2011: 140).
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RESUMEN
Autor de contacto/Contact author: Paloma Lanau Hernáez, palomalanau@gmail.com
PALABRAS CLAVE: Parque Cultural del Río Vero; Arte Postpaleolítico; Esquemático; Levantino; Tozal de Mallata.
ABSTRACT
Oftentimes, a shelter with cave paintings remains overlooked for a long time, even when surrounded by other sites that have been known and studied for decades. Such is the case of the Vero river group, which continues to reveal new rock shelters from the main post-Palaeolithic artistic styles. These are the novelties we present in this communication. The group of shelters and caves of the Cultural Park of the Vero River constitutes the main concentration of post-Palaeolithic Rock Art in the pre-Pyrenean mountain ranges. For years, the ravines along the river Vero were the object of intensive feld surveys by the team of the Museum of Huesca, which resulted in the discovery of more than ffty sites. The number of known shelters, the amount of painted motifs in some of them, as well as the themes and scenes represented, make it a privileged area for the study of Schematic Art. In this context, the team undertook the extensive survey of the Colungo area, focusing the search efforts on areas of diffcult access which had been left out of the locations studied in previous campaigns. The novelties lie in the discovery of a new Levantine group (a rare style in the geographical context in question) in the Fornocal ravine, as well as an outstanding concentration of shelters with Schematic art in Tozal de Mallata.
Paloma Lanau Hernáez1,2, Mario Gisbert León2, Manuel Bea Martínez1 y Alejandro Puyó Abadía3
Sucede con frecuencia que un abrigo con arte rupestre pasa desapercibido durante largo tiempo, pese a estar rodeado de otros conocidos y estudiados desde hace varias décadas. Es el caso del grupo del río Vero, que sigue revelando novedades de estaciones decoradas de los principales ciclos artísticos postpaleolíticos. Estas novedades son las que presentamos mediante esta comunicación. El grupo de abrigos y cavidades del Parque Cultural del Río Vero constituye la principal concentración de arte postpaleolítico del Somontano pirenaico. Durante años los barrancos en torno al río Vero fueron objeto de prospecciones por parte del equipo del Museo de Huesca, que arrojaron como resultado el descubrimiento de más de medio centenar de abrigos. El número de estaciones conocidas, la profusión de motivos pintados en algunas de ellas, así como los temas y escenas representados, lo convierten en un espacio privilegiado para el estudio del arte Esquemático. En este contexto se emprendió la prospección extensiva del término de Colungo, centrando los esfuerzos de la búsqueda en áreas de difícil acceso que habían quedado fuera de los puntos estudiados en las anteriores campañas. Las novedades radican en el descubrimiento de un nuevo conjunto Levantino (ciclo minoritario en el contexto geográfco que nos ocupa) en el barranco de Fornocal, así como de una destacada concentración de abrigos con arte Esquemático en el Tozal de Mallata.
3Licenciado en Historia
2Centro de Espeleología de Aragón
1Área de Prehistoria. Universidad de Zaragoza
ARCHAEOLOGICAL SURVEY AND NEW ROCK ART SHELTERS IN COLUNGO (HUESCA)
KEYWORDS: Río Vero Cultural Park; Post-Palaeolithic Rock Art; Schematic Rock Art; Levantine Rock Art; Tozal de Mallata.
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PROSPECCIONES ARQUEOLÓGICAS Y NUEVOS HALLAZGOS DE CONJUNTOS RUPESTRES EN EL TÉRMINO DE COLUNGO (HUESCA)
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Figura 1. Vista sur del Tozal de Mallata.
de Fornocal (el Levantino es un ciclo artístico minoritario en este contexto geográfco), así como una destacada concentración de doce abrigos con arte Esquemático en el Tozal de Mallata, en torno al barranco principal del río Vero. El artículo pretende ser únicamente una noticia del hallazgo, siendo necesario acometer un estudio en profundidad de los abrigos.
abrigos con pintura rupestre de los que se tiene noticia fueron localizados por Pierre Minvielle, uno de los precursores del barranquismo en esta zona (Minvielle, 1968). Durante varias décadas los cañones del río Vero fueron objeto de prospecciones efectuadas por un equipo del Museo de Huesca, integrado en su núcleo principal por Vicente Baldellou, entonces director del Museo, Mª José Calvo, Pedro Ayuso y Albert Painaud. Como resultado de estas prospecciones se localizaron más de medio centenar de enclaves con pintura rupestre. La Cueva de la Fuente del Trucho es el único conocido por el momento con arte Paleolítico, varias estaciones se adscriben al arte Levantino y, fnalmente, la gran mayoría de cavidades decoradas se han catalogado dentro del ciclo Esquemático.
El objetivo de las prospecciones planteadas es el de continuar con el trabajo de registro de las grafías postpaleolíticas en las Sierras Exteriores Pirenaicas, donde se localiza el conjunto de la cuenca del Vero. Para ello se extiende el estudio a áreas adyacentes a las estaciones ya catalogadas, poniendo especial atención en las cavidades de difícil acceso, puesto que su inaccesibilidad ha hecho que permanezcan sin inspeccionar hasta el momento.
En lo que respecta al trabajo de campo, se han inspeccionado de manera sistemática todos los abrigos y cavidades dentro de las áreas seleccionadas. Para ello ha sido necesario, en muchas ocasiones, el empleo de técnicas de progresión en cuerda.
LosAragón.primeros
3. METODOLOGÍA
En último término, se busca contribuir a la contextualización histórica de los ciclos artísticos postpaleolíticos en el área, teniendo una visión más completa de los patrones de selección y uso de los espacios.
En este trabajo se presentan algunos de los resultados de las prospecciones arqueológicas efectuadas en el término municipal de Colungo entre los años 2020 y 2021, centrándonos en los abrigos con arte rupestre localizados.
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Por otro lado, tuvimos noticia de que Álex Puyó había localizado trazos de pintura en este Tozal y junto a la oquedad que después se denominó «Ojo de Mallata», un punto que había despertado su interés por estar en relación con el asoleo que se produce durante el solsticio sobre la ermita de San Martín, en la margen opuesta del río Vero (Puyó, 2020).
2. OBJETIVOS
Durante la prospección se evitó, en la medida de lo posible, la instalación de seguros artifciales, tratando de introducir las menores modifcaciones en los abrigos. En relación con ello, debemos señalar que los miembros del equipo identifcaron abundantes «puentes de roca», perforaciones en la pared que, en este caso, presentaban muestras de haber sido agrandadas artifcialmente. Las perforaciones se encuentran concrecionadas, lo que permite indicar que no han sido realizadas recientemente, aunque por el momento no podamos precisar cuándo se efectuaron estas modifcaciones. Dichas intervenciones tendrían por objeto el acondicionamiento del soporte para habilitar pasos seguros.
Para la documentación de las grafías se ha seguido la metodología habitual de nuestro grupo de investigación para el estudio de arte rupestre en los últimos años. Se ha realizado la documentación fotográfca con escala de color de los motivos y la representación topográfca de los abrigos en que se insertan. Actualmente se están elaborando los trabajos de laboratorio, incluyendo el tratamiento digital de la imagen con ImageJ DStretch y el calco de los motivos mediante Adobe PhotoShop
A raíz de la realización de la tesis doctoral de uno de nosotros (P. Lanau) se retomaron las visitas de trabajo a la zona. En algunas de las jornadas de documentación contamos con el apoyo técnico de miembros del Centro de Espeleología de Aragón, el cual resultó imprescindible para acceder a los abrigos y cavidades más expuestos. Con su ayuda, y a partir de las informaciones proporcionadas por Pedro Ayuso, Albert Painaud y Mª José Calvo, se identifcaron algunas de las áreas no prospectadas y, dentro de las zonas inspeccionadas, aquellas cavidades que no habían sido visitadas por encontrarse en puntos inaccesibles sin el empleo de técnicas de progresión en cuerda. Por ello, se planteó la prospección de diferentes partidas dentro del término municipal de Colungo, centrando los esfuerzos especialmente en los puntos de difícil acceso. Uno de ellos fue el Tozal de Mallata, un enclave en el que ya se conocían varios abrigos con pintura rupestre y en el que restaban múltiples cavidades por explorar.
Las novedades principales radican en el descubrimiento de un nuevo abrigo con pintura Levantina en el barranco
Debemos señalar que no se proporciona una ubicación exacta de las estaciones decoradas, considerando que debe prevalecer la prudencia para garantizar su conservación.
1. INTRODUCCIÓN
La Sierra de Guara ocupa el sector central del alineamiento montañoso prepirenaico, dentro de las conocidas como Sierras Exteriores. El Parque Natural de la Sierra y los cañones de Guara supone el espacio natural protegido más extenso de Aragón. En su parte oriental se sitúa el Parque Cultural del Río Vero, el cual alberga una de las principales concentraciones de arte rupestre del Alto
4.1. El conjunto del Tozal de Mallata
El abrigo de Mallata V se sitúa en la parte este de la pared sur y se le ha dado esta denominación continuando con la nomenclatura de los abrigos inventariados por el equipo del Museo de Huesca, junto a los cuales se sitúa.
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Se presentan trece nuevos abrigos con pintura. Sólo uno de ellos, el abrigo Fornocal, muestra pintura de tipo Levantino, mientras que los doce restantes se adscriben al ciclo Esquemático.
Los tres motivos conservados en el panel podrían confgurar una escena cinegética (Figura 2.4).
3. Restos de un antropomorfo a la carrera orientado a la izquierda. Repite los patrones técnico-confgurativos referidos para la fgura anterior aunque, en este caso, presenta un peor estado de conservación, pudiéndose documentar sólo parcialmente las piernas y el arranque del cuerpo. Las extremidades adoptarían una disposición idéntica (con pierna adelantada fexionada) a la del motivo anterior.
Seis abrigos se sitúan en la que hemos denominado como faja del Ojo de Mallata, por ser en ella donde se sitúa una gran abertura que atraviesa el espolón rocoso de sur a oeste, constituyendo un punto muy visible y destacado dentro de la mole rocosa. Se han denominado como abrigos de Ojo de Mallata I-VI. Las estaciones de Ojo de Mallata VII, VIII y IX se sitúan en torno a la faja, aunque en cotas ligeramente diferentes. Los abrigos presentan diversas morfologías, sin que se aprecie una relación entre el tamaño de los mismos y su contenido gráfco. Cabe destacar que, además de los motivos pintados, se han localizado en los abrigos otros vestigios de tránsito y uso a lo largo del tiempo. Además de los puentes de roca a los que nos hemos referido más arriba, y que se emplearían para la instalación de cuerdas u otro tipo de seguros, en el suelo rocoso de varias cavidades se observan diferentes excavaciones, ya sea en forma de pequeños agujeros de poste, que podrían ponerse en relación con la instalación de arnas, muy común en toda el área; ya sea en forma de grandes cubetas, cuya funcionalidad desconocemos, por el momento.
4. RESULTADOS
2. Antropomorfo a la carrera orientado a la izquierda. Presenta una confguración técnico-estilística estilizada, sin concesiones al naturalismo. Las piernas se conservan parcialmente, realizadas mediante trazos lineales sin indicación de volumen muscular, aunque es posible apreciar en una de ellas la fexión a la altura de la rodilla. El cuerpo, igualmente lineal, aparece inclinado hacia delante, imprimiendo velocidad al motivo, engrosándose ligeramente a la altura de los hombros. La cabeza adopta una morfología circular. Restos mal conservados se corresponderían con los brazos, uno de ellos fexionado hacia atrás, en actitud de tensar un arco de curva simple, cuyos restos aparecen algo adelantados con respecto al cuerpo.
El grueso de los abrigos que presentamos se concentra en el Tozal de Mallata, junto al curso del río Vero, a la altura del barranco de la Portiacha y frente a la confuencia de La Choca con el Vero. El Tozal constituye un relieve destacado en el paisaje, no tanto por su altura como por su morfología redondeada, bien visible desde diferentes puntos del barranco. En él se abren gran cantidad de cavidades de diverso tamaño y profundidad, repartidas por las caras sur y oeste de la elevación. Entre ellas se cuentan los abrigos de Mallata I, II, III y IV y Mallata B y C, los cuales fueron catalogados y estudiados por el equipo del Museo de Huesca (Baldellou et al., 1983). Por otro lado, Mallata I y Mallata B fueron acondicionados para la realización de visitas guiadas, que se organizan desde el Parque Cultural del Río Vero. Todos los abrigos inventariados en el Tozal, tanto los ya conocidos como los que ahora se presentan, se adscriben al ciclo Esquemático postpaleolítico, si bien los temas representados y las convenciones estilísticas muestran un amplio repertorio dentro del conjunto.
Para la realización de las prospecciones se solicitó y obtuvo la autorización pertinente, emitida por la Dirección General de Patrimonio Cultural (Expediente 055/20-2021).
1. Cérvido de color rojo oscuro parcialmente conservado y orientado a la derecha. Se conserva de forma defciente, apreciándose tan sólo parte de la mitad delantera del animal. Se aprecia el cuello erguido, una cabeza alargada y estrecha y las orejas bien individualizadas en un ángulo abierto que permite observar en la zona central dos pequeñas protuberancias que podrían indicar el arranque de la cornamenta.
4.2. Abrigo Fornocal
El conjunto pictórico aparece en un abrigo de reducidas dimensiones y escasa profundidad, quedando prácticamente expuesto a los agentes atmosféricos. Resulta igualmente reducido en número de representaciones, todas ellas realizadas en un único panel. La documentación del mismo ha permitido identifcar los siguientes motivos:
El abrigo Levantino del barranco Fornocal fue descubierto de manera casual por Mario Gisbert y Laureano Gómez en diciembre de 2019, dando rápida noticia de los hallazgos al Área de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza y a la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón. El estudio y documentación de este conjunto se incluyó dentro de la línea de investigación del Grupo P3A y se elaboró un proyecto de documentación. El nuevo abrigo se localiza en el barranco de Fornocal, término de Colungo (Huesca), cercano a la estación también levantina de Muriecho, en la misma vertiente del barranco y enfrente del conocido Portal de la Cunarda, hito geomorfológico destacado en el paisaje.
11. Cueva de la Mezquita/Palomera: se catalogaron cinco paneles decorados; dos de ellos con trazos rojos y otros dos con motivos pintados en negro. En éstos últimos se distinguen grupos de digitaciones en negro y cuadrúpedos de tipo esquemático. En el abrigo, situado en una repisa de difícil acceso, colgada a varios metros sobre el suelo de la cavidad, se localizaron además otros vestigios arqueológicos, como fragmentos de cerámica a mano, una cubeta excavada en el suelo y un pequeño muro adosado a la pared, de funcionalidad desconocida.
12. Mallata Oeste: abrigo de amplias dimensiones, con un contenido gráfco muy exiguo. Entre los motivos identifcados se observa un posible ramiforme.
1. Ojo de Mallata I: manchas rojas.
5. CONCLUSIONES
4. Ojo de Mallata IV: manchas rojas.
7. Ojo de Mallata VII: abrigo de grandes dimensiones, aunque el número de motivos es relativamente escaso. Éstos se distribuyen en tres paneles, entre los que
6.antropomorfo.OjodeMallata
A modo de apunte preliminar, el contenido gráfco de las diferentes cavidades es el que se indica a continuación:
9. Ojo de Mallata IX: presenta varios paneles con motivos en color naranja, muy desvaídos, entre los que destacan varias series de barras, un cérvido, un esteliforme o un motivo complejo de tipo abstracto.
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destacamos el central, con la representación de un cuadrúpedo y varias series de barras verticales.
La provincia de Huesca, y en concreto el núcleo del río Vero, se entiende como uno de los epicentros del arte rupestre en Aragón, sin duda, el más destacado en materia de arte Esquemático. Frente al dominio de conjuntos esquemáticos, el arte Levantino oscense presenta características que lo hacen también transcendente para tratar de conocer mejor la evolución de este ciclo artístico. El escaso número de conjuntos levantinos en la provincia de Huesca responde, sin duda, a la falta de prospecciones intensivas en la provincia, con una importante concentración de conjuntos levantinos en la zona más y mejor prospectada hasta el momento, la cuenca del río Vero (Arpán L, Chimiachas, Muriecho, Regacens, Litonares L1 y L3, Labarta). Con todo, y a pesar de que nuevos descubrimientos o reestudios de conjuntos ya conocidos parecen apuntar a una distribución geográfca más amplia, no cabe duda de que la representatividad de las estaciones levantinas en territorio oscense es menos signifcativa que en la mitad meridional aragonesa.
3. Ojo de Mallata III: serie de barras verticales, atravesadas por un trazo largo horizontal.
VI: abrigo de morfología redondeada y muy pequeñas dimensiones que alberga, sin embargo, un contenido pictórico muy destacado. Se observan en torno a una treintena de motivos, entre los que se cuentan antropomorfos, cuadrúpedos, ramiformes y una gran mayoría de fguras de tipo geométrico-abstracto. Se aprecian grafías realizadas en diferentes gamas de color rojo, todas ellas en trazo simple, aunque con trazos de diferentes grosores. Asimismo, podría indicarse una jerarquización en la representación de las fguras dentro del panel, donde varios motivos de tipo halteriforme cierran la composición en la parte inferior y en la superior, con fguras soliformes distribuidas por el área periférica del grupo. Las diferencias técnicas apuntan a una elaboración del panel en diferentes fases, o bien con la concurrencia de varios autores.
8. Ojo de Mallata VIII: trazos desvaídos en color anaranjado, entre los que sobresale la representación de un antropomorfo.
En Huesca predomina la representación de cérvidos, fundamentalmente machos, aunque se han defnido también algunos ejemplares como ciervas (Muriecho, Litonares 1, O Lomar). Este aspecto, más allá de las diferencias estilísticas de las representaciones, resulta interesante ya que, a pesar de que todos los abrigos se localizan en zonas rocosas, montañosas y abruptas, tan sólo en dos se plasmaron especies adaptadas a ese tipo de medio (cápridos de Regacens y sarrios de Muriecho). La amplia representación de ungulados en territorio oscense contrasta con la absolutamente exigua y meramente
2. Ojo de Mallata II: dos posibles motivos antropomorfos.
10. Mallata V: barras en color rojo.
5. Ojo de Mallata V: manchas en color anaranjado, muy desvaído, entre las que se identifca un posible
Finalmente, en la pared oeste y suroeste se abren las dos últimas cavidades presentadas, el abrigo de Mallata Oeste y la Cueva de la Mezquita. Mallata Oeste se abre frente al tozal en que se sitúan los abrigos de Lecina Superior, Fajana de Pera y Gallinero. Se trata de un abrigo de grandes dimensiones, pero con un suelo muy inclinado y una pared muy descompuesta, que apenas contiene pintura. La Cueva de la Mezquita recibe también el nombre de Cueva Palomera y así se ha mencionado en la bibliografía. Aunque empleamos ambas denominaciones, preferimos la primera, dado que ya se conoce una cueva Palomera con pintura rupestre, ubicada junto a la localidad de Alquézar. La cueva de la Mezquita es bien conocida y presenta muestras de haber sido frecuentada en diferentes momentos. Actualmente pueden observarse escalones tallados en la roca, que permiten salvar la fuerte pendiente del suelo, así como diferentes cubetas circulares interconectadas entre sí mediante canalillos, que podrían haber sido empleadas para la captación de agua. Las pinturas, sin embargo, permanecían desconocidas hasta el momento. Se sitúan en una repisa colgada, de muy difícil acceso y en la que encontramos igualmente otras muestras de frecuentación y acondicionamiento del espacio. En ella se documentan cubetas excavadas en el suelo rocoso, así como una estructura de funcionalidad desconocida.
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Figura 2. 1. Tozal de Mallata.desde el sureste; 2. Prospección del Tozal de Mallata; 3. Ejemplo de puente de roca documentado en la zona de paso a los abrigos decorados; 4. Panel decorado del Barranco de Fornocal (imagen tratada con el software DStretch); 5. Vista general del abrigo Fornocal..
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Figura 3. Imágenes tratadas mediante DStretch (fltro lds) del abrigo de Ojo de Mallata VI.
parece evidente que el panorama de los abrigos con pintura postpaleolítica en el Vero es todavía provisional y que es seguro que nuevos descubrimientos vendrán a enriquecer nuestros estudios.
AGRADECIMIENTOS
Nuestro más sincero agradecimiento por su ayuda indispensable a quienes nos han acompañado en los trabajos de campo: Javier Saz, Nacho Pardinilla, y diferentes miembros del Centro de Espeleología de Aragón, Laureano Gómez, Sergio Burguete, Santiago Carvajal, Raquel Ubieto, Jorge Tello, Marcos Pastor, Antonio Ruiz, Alejandro Costa, Beatriz Valenzuela, Santiago Ventura, Guillermo Larraz y Pablo Sagarra. Vaya también nuestro agradecimiento a Pepa Calvo, Pedro Ayuso y Albert Painaud, del equipo del Museo de Huesca, por sus trabajos en la zona y por su disposición para informarnos sobre ellos, así como a Pilar Utrilla, por su consejo y opinión.
Minvielle, P. (1968): Les quatre canyons du rio Vero, La Montagne et Alpinisme, nº 68, pp. 294-297.
Este trabajo se enmarca en el proyecto HAR 2017-85023P «Gaps and Sites. Vacíos y ocupaciones en la Prehistoria de la cuenca del Ebro» (Grupo Primeros Pobladores y Patrimonio Arqueológico del Valle del Ebro-H14-17R) de la Universidad de Zaragoza e Instituto Universitario de Investigación en Patrimonio y Humanidades.
testimonial presencia de bovinos, especie únicamente constatada con una pequeña fgurita en La Raja L. En todo caso, estos conjuntos conforman un interesante (y cada vez más disperso) grupo con especifcidades que lo caracterizan: predominio del ciervo como especie animal más destacada (aparece representada en nueve de los once conjuntos conocidos), relativa escasez de fgura humana (el conjunto de Muriecho cuenta con 39 representaciones pero suponen más del 95% del total en Huesca, mientras que en el caso de Fornocal aparecen sólo dos individuos y en los de Litonares 1, La Raja L, Montderes y O Lomar sólo se documenta uno en cada caso), escasa variedad de morfotipos humanos (todos asimilables al concepto estilizado o incluso lineal), particularidades técnicas (trazos no caligráfcos en determinadas representaciones), localización de los abrigos (en áreas relativamente abruptas, de acceso complejo o control visual reducido comparado con otras áreas levantinas), etc que nos hablan de la singularidad de los grupos humanos levantinos o bien de la posibilidad de desarrollos paralelos (incluso no sincrónicos) de diferentes sistemas gráfcos de tendencia naturalista.
Bea, M. y P Lanau (coords.) (2020): Corpus de arte rupestre del Alto Aragón, Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca.
Baldellou, V., Painaud, A. y Mª.J. Calvo (1983): Las pinturas esquemáticas del Tozal de Mallata (AsqueColungo. Huesca), Zephyrus, 36, pp. 123-129.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Por otro lado, el descubrimiento de estos nuevos abrigos contribuye a reforzar la idea de que el Tozal de Mallata estaba dotado de un fuerte simbolismo, idea apoyada también por la presencia de la oquedad natural en forma de Finalmente,«ojo».
Puyó, A. (2020): Hallazgo de un santuario solar en el alto Vero (Huesca, España), Salduie, nº 20, pp. https://doi.org/10.26754/ojs_salduie/sald.2020206743.37-54.
La catalogación de nuevos abrigos con pintura Esquemática en el Tozal de Mallata redunda en la importancia del conjunto de la cuenca del Vero, el cual constituye una referencia indispensable para el estudio de este ciclo artístico en el área pirenaica. La relevancia de las estaciones localizadas no es únicamente desde el punto de vista cuantitativo, sino que radica igualmente en la catalogación de temas no conocidos en esta área, junto a otros repetidos en diferentes estaciones del Vero.
In this work we present new engraved sets, distributed between the provinces of Zaragoza and north of Teruel, with a chronology between the end of the Recent Prehistory and the Protohistory. The sites are located in the Zaragoza municipalities of Mequinenza (Vall Perera I and III, Vallbufandes VIII), Maella (Sta. Barbara), Lumpiaque (Chilos II), or Luna (Valfría I-IV) and in the Teruel municipalities of Valacloche (Las Cañadillas I-X), Samper de Calanda (El Montecico I-II), La Puebla de Hijar (La Sombrerera) and Castejón de Tornos (Bco. de Salcegatillo), totaling 22 rocks or engraved panels. An overview is given of these groups, their geographical location and their iconographic and archaeological context, as well as their techniques of manufacture, which, compared with other well contextualized groups in nearby areas of the middle Ebro valley, can contribute to complete the panorama of prehistoric and protohistoric rock art, both in areas of Lower Aragon, the middle Ebro valley, the Cinco Villas or the Iberian highlands.
La continuidad de los hallazgos de arte rupestre que vienen realizándose en Aragón, ha sido posible gracias al Inventario de Arte Rupestre de Aragón –I.A.R.A.-, dependiente de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón. El trabajo de documentación y protección de estos conjuntos, ha sido complementado con el estudio y publicación de algunos enclaves que han permitido que Aragón sea hoy un referente nacional e internacional en el conocimiento de los grabados prehistóricos y protohistóricos, como Masada de Ligros, Arroyo del Horcajo, Valmayor I, Cueva de Lasque, Pozos Bolletes, Peñalba, Puntal del Tío Garrillas II, o Barranco Cardoso. Frente a las clasifcaciones clásicas o simplistas de «grabados del Bronce» o «grabados de pastores» que durante muchos años se les han asignado, los catálogos tipológicos e iconográfcos publicados, nos ofrecen hoy en día un panorama mucho más claro de este tipo de manifestaciones, consideradas como representaciones gráfcas de menor entidad.
En este trabajo presentamos nuevos conjuntos grabados, repartidos entre las provincias de Zaragoza y norte de Teruel, con una cronología entre el fnal de la Prehistoria Reciente y la Protohistoria. Los yacimientos se localizan en los municipios zaragozanos de Mequinenza (Vall Perera I y III, Vallbufandes VIII), Maella (Sta. Barbara), Lumpiaque (Chilos II), o Luna (Valfría I-IV) y en los turolenses de Valacloche (Las Cañadillas I-X), Samper de Calanda (El Montecico I-II), La Puebla de Hijar (La Sombrerera) y Castejón de Tornos (Bco. de Salcegatillo), sumando un total de 22 rocas o paneles grabados. Se da una visión general de estos conjuntos, de su ubicación geográfca y de su contexto iconográfco y arqueológico, así como sus técnicas de factura que, comparados con otros conjuntos bien contextualizados en áreas cercanas del valle medio del Ebro, pueden contribuir a completar el panorama del arte rupestre prehistórico y protohistórico, tanto en áreas del Bajo Aragón, como del valle medio del Ebro, de las Cinco Villas o de las serranías ibéricas.
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José Ignacio Royo Guillén
Dirección General de Patrimonio Cultural. GOBIERNO DE ARAGÓN Autor de contacto/Contact author: José Ignacio Royo Guillén, jiroyo@aragon.es RESUMEN
PALABRAS CLAVE: Inventario de arte rupestre; Catalogación; Grabados al aire libre; Prehistoria; Protohistoria
ABSTRACT
NEW FINDINGS OF ENGRAVED GROUPS PREHISTORICS AND PROTOHISTORICS AND THEIR TECHNOLOGICAL, SYMBOLIC AND CHRONOLOGICAL CONTEXT
NUEVOS HALLAZGOS DE CONJUNTOS GRABADOS PREHISTÓRICOS Y PROTOHISTÓRICOS Y SU CONTEXTO TECNOLÓGICO, SIMBÓLICO Y CRONOLÓGICO
The continuity of the discoveries of rock art that have been made in Aragon has been possible thanks to the Inventory of Rock Art of Aragon -I.A.R.A.-, under the auspices of the General Directorate of Cultural Heritage of the Government of Aragon. The work of documentation and protection of these sites has been complemented with the study and publication of some enclaves that have allowed Aragón to become a national and international reference in the knowledge of prehistoric and protohistoric engravings, such as Masada de Ligros, Arroyo del Horcajo, Valmayor I, Cueva de Lasque, Pozos Bolletes, Peñalba, Puntal del Tío Garrillas II, or Barranco Cardoso. In contrast to the classic or simplistic classifcations of «Bronze Age engravings» or «shepherds’ engravings» that have been assigned to them for many years, the typological and iconographic catalogs published today offer us a much clearer panorama of this type of manifestations, considered as graphic representations of lesser importance.
KEYWORDS: Inventory of rock art; Cataloguing; Outdoor engravings; Prehistory; Protohistory
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Figura 1. Detalle de dos personajes enfrentados (hombre y mujer) en actitud de adoración, en una estructura vertical de tipo reticular alargada. Grabados incisos fliformes. Panel I del enclave Barranco de Salcegatillo, Castejón de Tornos (Teruel) (Foto J. I. Royo).
Desde la creación del Inventario de Arte Rupestre de Aragón (IARA) en el año 1998, los hallazgos de arte parietal han crecido de manera exponencial (Royo Guillén y Latorre: 2018; Royo Guillén: 2019; Royo Guillén et al.: 2020c). Especialmente fructífera ha sido la etapa de los últimos cinco años, entre 2015 y 2020, en la que se han incorporado al inventario un gran número de yacimientos, tanto pintados como grabados (Royo Guillén: 2018a; 2018b). De los más de 650 yacimientos con arte rupestre, en estos momentos, los conjuntos grabados superan los 250 enclaves, con una amplia representación desde la Prehistoria hasta épocas históricas (Fig. 2).
La publicación de conjuntos como Valmayor I (Royo Guillén: 1986-87), Masada de Ligros (Royo Guillén y Gómez Lecumberri: 1987), Pozos Bolletes (Royo Guillén y Gómez Lecumberri: 1996), Peñalba en Villastar (Marco: 1986; Royo Guillén y Gómez Lecumberri: 2002; Marco y Alfayé: 2008), Puntal del Tío Garrillas II (Royo Guillén: 2004), Cueva de Lasque (Royo Guillén et al.: 2018), Arroyo del Horcajo (Royo Guillén: 20082010) o Barranco Cardoso (Royo Guillén, J. I.: 2018b; Royo Guillén et al.: 2020b), ha permitido que Aragón sea en estos momentos, todo un referente en el estudio de los grabados rupestres al aire libre peninsulares. La proyección nacional e internacional de dichos estudios se ha visto ampliada por algunos trabajos de síntesis, como el referido a los motivos ecuestres (Royo Guillén: 2005), junto a otros en los que se defne el ciclo artístico parietal de la Edad del Hierro (Royo Guillen: 2009) y su difusión por el valle del Ebro y el resto de la Península Ibérica (Royo Guillén: 2015). Todo ello ha sido decisivo para que gran parte de la comunidad investigadora incluya por fín los grabados rupestres, como algo imprescindible en la defnición de los diversos estilos del arte parietal postpaleolítico (Royo Guillén: 2018a; 2019).
1. INTRODUCCIÓN
Figura 2. Densidad de hallazgos de arte rupestre pintado y grabado en Aragón (Según Royo 2021).
Todos los yacimientos incluidos se destribuyen en las provincias de Zaragoza y Teruel, en diversas unidades geográfcas y geomorfológicas que señalamos a continuación (Royo Guillén y Andrés Moreno: 2000). Desde el inicio de las Altas Cinco Villas, en la cuenca del río Arba de Biel, con los grabados localizados junto a la localidad de Luna, pasamos al Bajo Ebro y Bajo Aragón, con los hallazgos de Mequinenza y Maella en el Bajo Matarraña.
2. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA Y CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS NUEVOS HALLAZGOS
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El descubrimiento, estudio y publicación de algunos conjuntos grabados de cronología prehistórica o protohistórica, ha sido crucial para defnir diferentes estilos e iconografías, asi como para poner en valor un tipo de manifestación gráfca rupestre muy poco valorada en los círculos académicos, más preocupados por el estudio del arte pintado levantino o esquemático.
Aunque la distribución de los grabados rupestres al aire libre en Aragón sigue concentrando la mayoría de los hallazgos en la sierra de Albarracín, el río Martín, el prepirineo en torno a la sierra de Guara y el Bajo Aragón y Maestrazgo (Fig. 2), los continuos descubrimientos de nuevos enclaves, van rellenando de hallazgos la geografía aragonesa, con notables concentraciones de yacimientos, como la confuencia del Segre con el Ebro, la cuenca del río Mesa y los aforamientos calcáreos del extremo suroccidental de nuestra CCAA (Royo Guillén et al.: 2020a). En estas páginas se han incluido algunos de los enclaves descubiertos en estos últimos años, en la mayoría de los casos, totalmente inéditos. Aunque una buena cantidad de rocas grabadas estudiadas corresponde a cronologías históricas (Royo Guillén y Gómez Lecumberri: 2002), solo se han incluido en este trabajo una serie de yacimientos cuya cronología puede oscilar entre el fnal de la Prehistoria y la Protohistoria. Su distribución geográfca viene a completar algunas áreas con hallazgos previos ya estudiados y dados a conocer en los trabajos ya citados hasta ahora (Fig. 3).
En este sentido, recientemente se han publicado algunos conjuntos especialmente importantes para comprender el complejo mundo de los grabados rupestres al aire libre y las difcultades intrínsecas para su datación, salvo que existan superposiciones, o contextos iconográfcos y arqueológicos bien datados, como los aparecidos en el río Mesa (Royo Guillén et al.: 2020a).
En el año 2018, D. Daniel Carnicer, miembro de la Asociación Cultural Banzo Azcón, localizó un yacimiento arqueológico en las cercanías de la localidad zaragozana de Luna. Dicho yacimiento, denominado como Valfría, se encuentra en un suave cerro ovalado enmarcado por dos barrancos que desaguan en el río Arba de Biel, a un kilometro al sureste de la población. Además de localizarse restos de muros (Fig. 4) y un posible foso, el material de superfcie consistía en cerámicas manufacturadas y a torno de técnica iberica, así como algunos fragmentos de tipología islámica.
El último hallazgo se localiza en la rama castellana del sistema ibérico, en un aforamiento de pizarras paleozoicas de las cimas que rodean a la laguna de Gallocanta. Se trata en todos los casos de enclaves al aire libre, en rocas aisladas o en aforamientos rocosos, en lugares dominantes o junto a barrancos, vales o ríos que suponen auténticas vías de comunicación. Los soportes rocosos en su mayoría son areniscas, aunque también aparecen grabados en otros soportes, como los calcáreos o incluso las pizarras.
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3. DESCRIPCIÓN DE LOS NUEVOS
Sobre la superfcie del yacimiento arqueológico se localizaron varias rocas con posibles grabados, comunicándose el hecho a la Dirección General de Patrimonio Cultural en junio del año 2020. Realizada la correspondiente inspección, se localizaron hasta cuatro rocas de arenisca de gran tamaño y que presentan evidentes restos de grabados rupestres.
En la cuenca Baja del río Martín, aparecen los conjuntos de Samper de Calanda y la Puebla de Hijar. En todos ellos, los grabados se localizan en rocas aisladas o en pequeños aforamientos de roca arenisca miocena u oligocena que conforman el paisaje de dichas áreas. Los yacimientos localizados en Lumpiaque, en la cuenca Baja del río Jalón, aparecen en pequeñas costras calcáreas que representan el contacto de las sierras ibéricas con el valle medio del Ebro. Otro yacimiento con grabados sobre soporte calcáreo es el de Valacloche, en este caso sobre calizas triásicas de la facies Muschelkalk.
La tipología de las representaciones se concentra en forma de cazoletas aisladas, cubetas y cazoletas unidas con canalillos, con muy poca variedad iconográfca, salvo en el tamaño variado de las cubetas o cazoletas, así como de los canalillos, todo ello realizado mediante técnica de picado y posible abrasión posterior. Tanto la tipología de los grabados como su propia situación en el yacimiento, permiten con cierta seguridad su adscripción cronológica a la Protohistoria, pudiendo estar relacionados con determinados rituales relacionados con el agua, como se ha constatado en algunos yacimientos del Bajo Aragón
Figura 3. Distribución geográfca de los yacimientos con grabados rupestres y de los nuevos hallazgos (Según Royo:2021).
Figura 4. Estructuras murarias en el yacimiento (foto: Royo 2020).
3.1.YACIMIENTOSLasrocasgrabadas de Valfría I-IV en Luna (Zaragoza)
Este yacimiento se localiza muy cerca del casco urbano de Mequinenza, junto al cauce de un barranco que desagua en el río Segre. Fue descubierto en 2016 por Héctor Arcusa, durante los trabajos de prospección encaminados a completar el catálogo de bienes arqueológicos incluidos en el P.G.O.U de esta localidad (Arcusa: 2016). Aunque hasta la fecha ha permanecido inédito, se trata de una roca de arenisca oligocena de forma ligeramente ovalada y de superfcie casi plana que aparece cubierta completamente por una serie de motivos grabados por la técnica de picado, en la que aparecen diversas combinaciones de cazoletas, cubetas circulares y canalillos que las unen (Fig. 8).
con una cronología del Ibérico Antiguo (Marco y Royo Guillén: 2012; Benavente: 2012) (Fig. 5).
La realización por parte de H. Arcusa de una completa documentación fotogramétrica, ha permitido constatar el interés de este yacimiento que contiene más de una
La revisión del yacimiento, nos ha permitido conocer de primera mano algunos de los principales motivos grabados, cuya sencilla iconografía presenta una morfología basada en las cazoletas, cubetas circulares, ovaladas o cuadrangulares y canalillos, en todos los casos combinándose con dichas cazoletas o cubetas, como en el caso del conjunto Chilos II. 5, en el que aparece una combinación de canalillos, cazoletas y cubetas que desemboca en un corte de la roca, con canalillo de salida (Fig. 6).
Figura 5. La roca Valfría II y sus grabados (foto: Royo 2020).
3.2. El conjunto de grabados de Chilos II en la localidad de Lumpiaque (Zaragoza)
Figura 6. Conjunto grabado de Chilos II. 5 (Foto: Royo
7. Conjunto de Chilos II. 8. Probando el posible uso de líquidos o agua en los grabados (Foto: M. Ballarín 2010).
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3.3. La roca grabada de Vallbufandes VIII (Mequinenza, Zaragoza)
2010).Figura
Las combinaciones documentadas oscilan entre las más sencillas, con algunas cazoletas sueltas o aisladas, pasando por cazoletas y canalillos unidos, concluyendo en combinaciones más o menos complicadas en las que intervienen los canalillos, las cazoletas y las cubetas. En todos los casos estamos ante grabados realizados por técnica de picado, con surcos profundos y bien marcados. La tipología de estos motivos grabados indica su utilización en determinados rituales relacionados con líquidos o agua y su cronología viene defnida por varios elementos: no aparece ningún signo de tipología cristiana, varios de los conjuntos grabados han sido alterados por la extracción de roca y en la zona se localiza un yacimiento con cerámicas del calcolítico o Bronce Antiguo (Fig. 7).
Este conjunto ya era conocido en la bibliografía, gracias a los trabajos de prospección de nuestro fallecido colega J. A. Pérez en el río Jalón (Pérez Casas 1987). Su temprana desaparición no permitió conocer en profundidad este yacimiento, hasta que en 2010, uno de sus colaboradores, D. Manuel Ballarín, dió la localización exacta de una parte importante de las rocas grabadas, de las que hemos podido inventariar un número superior a la decena, dandose a conocer algunos de los enclaves en el catálogo de arte rupestre que publicó el Gobierno de Aragón en 2018 (Royo: 2018b, 371-372).
El descubrimiento de este conjunto de grabados y pinturas rupestres se debe a la incansable labor de J. Carbonell y de la asociación cultural Coses del Poble de Mequinenza. El hallazgo se produjo en 2008, incorporándose de inmediato al IARA, aunque los cuatro enclaves han permanecido inéditos hasta la fecha. Las dos rocas con grabados picados, se encuentran en el barranco de Vall Perera de esta localidad, que desemboca en el río Matarraña. Los dos enclaves se localizan en el fondo plano del barranco, junto a la ladera, con una buena visibilidad (Fig. 10).
Figura 9. Fotogrametría de la roca Vallbufandes VIII de Mequinenza (Según H. Arcusa 2016).
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Figura 10. Vista general de Vall Perera I (Foto: Royo 2008).
La roca denominada Vall Perera I, se corresponde con un gran bloque de arenisca de forma aborregada en cuya superfcie superior, hemos documentado una serie de grandes cazoletas unidas con canalillos, junto a otras cazoletas menores complementando el conjunto. Los grabados se han realizado por picado más abrasión y conforman una combinación singular localizada en un punto de paso estratégico (Fig. 11).
Figura 11. Vista general de los grabados de Vall Perera I (Foto: Royo 2008).
3.4. Los conjuntos grabados de Vall Perera I y III (Mequinenza, Zaragoza)
veintena de cazoletas circulares, aisladas o unidas por canalillos que convergen en cuatro grandes cazoletas que parecen desembocar en un lado de la roca, lo que indica claramente un uso ritual de estos motivos, relacionado con el uso de liquidos, posiblemente agua, al igual que en otros ejemplos ya citados, pero en este caso, con una mayor profusión y complejidad compositiva (Fig. 9).
Tanto el tipo de grabados, como su combinación, así como su entorno arqueológico cercano, con al menos un yacimiento de la Edad del Bronce en sus proximidades, nos permite plantear su cronología prehistórica, aunque hemos documentado una reutilización del enclave, una cruz latina localizada junto a las tres grandes cazoletas situadas en uno de los bordes de la roca grabada. El cruciforme representado, su factura y su grabado mucho más superfcial, nos indican claramente la reutilización y «cristianización» de la roca, posiblemente a partir de la Baja Edad Media o de los siglos XVII-XVIII, tal y como hemos constatado en casos similares, como Mas d´en Jerra, en el Matarraña, o Puntal del Tio Garrillas II (Royo Guillén: 2004).
Figura 8. Roca de Vallbufandes VIII, con combinaciones de cazoletas y canalillos (Foto: Royo 2016).
Figura2021).14.Detalle
de una gran cazoleta circular, con dos canalillos convergentes (Foto: Royo 2021).
Figura 12. Vista general de Vall Perera III (Foto: Royo 2008).
Entre los hallazgos mas interesantes del grupo que se presenta, fgura el conjunto de grabados localizado en la ermita de Santa Bárbara, junto a la localidad de Maella. Aunque citado en repetidas ocasiones en las redes sociales por D. Miguel Giribets y D. Joan Calaf, el yacimiento no ha sido tenido en cuenta hasta el momento en los círculos científcos. Durante una visita de inspección al lugar, realizada en junio de 2021, pudimos documentar el interés del hallazgo. El nuevo enclave se localiza en la cima del cerro amesetado que ocupa la ermita de Santa Bárbara, que en la actualidad se encuentra totalmente transformada en su entorno, ya que éste se encuentra aplanado y urbanizado, con muros de contención, suelo de cemento, así como otras obras de acondicionamiento que han hecho desaparecer parte del conjunto rupestre (Fig. 13).
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A pesar de que parte de esta estructura rupestre aparece muy alterada por la construcción del muro de contención de la ermita y de la espesa vegetación que la enmascara en parte, lo que puede apreciarse corresponde muy posiblemente a un altar de cronología protohistórica, orientado al sol naciente y con una serie de elementos que en estos momentos sólo podemos intuir (Fig. 15).
El conjunto rupestre se localiza en la ladera este de esta plataforma, en el entorno inmediato de la ermita y se encuentra afectado por las obras de urbanización, especialmente por el muro de contención y la valla metálica de protección. En esta zona se localizan varios motivos grabados por picado, consistentes en grandes cazoletas unidas por canalillos convergentes que rodean una zona del aforamiento de arenisca de la ladera, que aparece totalmente trabajada con una serie de escalonamientos, entalladuras y cubetas (Fig. 14).
3.5. Un santuario rupestre protohistórico en la ermita de Santa Bárbara (Maella, Zaragoza)
Con toda seguridad este altar o estructura ritual rupestre estaría asociado al resto de manifestaciones de la plataforma superior y muy probablemente a otras que desgraciadamente debieron desaparecer con la construcción de la ermita en el siglo XVIII y con su posterior urbanización, ya en el siglo XX. La estructura rupestre, su orientación y su cercanía al yacimiento iberorromano del Tossal Gort, no hacen más que darle un entorno que al igual que en otros ejemplos peninsulares de cronología protohistórica, conceden una especial importancia a la existencia de lugares de culto o rituales, asociados a estructuras rupestres, de los que la Meseta cuenta con abundantes ejemplos (Benito y Grande: 2000; Marco y Alfayé: 2008; Correia Santos: 2020).
Aguas debajo de este barranco, se localiza el conjunto de Vall Perera III, una roca de perfl tabular que contiene también una serie de cazoletas y canalillos en una confguración totalmente distinta al conjunto anterior y que se relaciona con otras rocas aqui presentadas (Fig. 12).
Figura 13. Plataforma urbanizada de la ermita (Foto: Royo
Figura2018).18.Vista
general de la roca grabada El Montecico II (Foto: Royo 2018).
3.7. Las rocas con grabados de Montecico I-II en Samper de Calanda (Teruel)
Figura 15. Vista general del altar rupestre (Foto: Royo 2021).
3.6. El conjunto grabado de La Sombrerera, en La Puebla de Hijar (Teruel)
Figura 17. Vista general de la roca El Montecico I (Foto: Royo
Figura 16. Vista general de la roca grabada de La Sombrerera (Foto: Royo: 2018).
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Además de otros núcleos de grabados rupestres prehistóricos y protohistóricos, ya localizados y publicados en el entorno del Parque Cultural del Río Martín, en el curso medio y alto de este río (Royo Guillén y Gómez Lecumberri: 1996; Royo Guillen: 1999; Beltrán Martínez: 2005), también en el curso bajo del río Martín se localizan pequeños aforamientos rocosos con presencia de grabados al aire libre, algunos de ellos de cronología insegura o cuestionada (Alfayé: 2003). A comienzos de 2018, D. José Tomás Laguna, vecino de La Puebla de Hijar, localizó varios conjuntos de grabados realizados en pequeños aforamientos rocosos localizados en esta localidad y en la vecina de Samper de Calanda, todos ellos situados en la margen derecha del río Martín.
Localizadas también por D. José Tomás Laguna, existen dos pequeñas rocas de arenisca localizadas a media ladera de una vaguada que desemboca en el río Martín. La roca de Montecico I, es una pequeña plataforma cuadrangular de 2x1,60 metros en el que se ha grabado por picado un motivo combinado de cazoletas y canalillos
La roca localizada en la localidad de La Puebla de Hijar se localiza en la partida de La Sombrerera, en un pequeño aforamiento de areniscas entre dos fncas de cultivo, muy cerca del Cabezo Redondo, donde se han localizado restos de hábitat prehistórico. La roca grabada, de forma ligeramente poligonal, tiene más de 4,50 metros de logitud y cuenta con al menos diez motivos grabados por picado, entre los cuales aparecen cazoletas aisladas o agrupadas, junto a otras unidas con canalillos, con una tipología y distribución muy similar a los ejemplos ya expuestos, sin presencia de ningún tipo de motivo medieval o de cristianización (Fig. 16).
En el mes de febrero de 2019, la alcaldesa de la localidad turolense de Valacloche, Dña. Mª Carmen Rabanete, nos comunicó el descubrimiento de unos posibles grabados rupestres en las cercanías de dicha localidad. Realizada la correspondiente visita de inspección se comprobó que en lo alto de un acantilado localizado frente al cruce de la carretera TV 6014 de Cubla a Valacloche, se encontraban varios paneles grabados por picado sobre una superfcie rocosa de rocas carbonatadas de la facies Muschelkalk del Triásico medio. El conjunto rupestre se reparte a lo largo de más de un kilómetro, junto a la parte superior de dicho acantilado, en el que se han documentado al menos 10 paneles grabados (Fig. 19).
El último de los conjuntos que se presentan en este trabajo, es posiblemente uno de los hallazgos más sorprendentes entre los yacimientos con arte rupestre protohistóricos del valle medio del Ebro. Descubierto en 2006 de forma casual por D. José Carlos Hernández, estudioso del patrimonio arqueológico de la localidad de Castejón de Tornos, hasta la fecha sólo se había dado a conocer una breve nota sobre el conjunto de grabados publicada en el momento que se notifcó el hallazgo al IARA (Hernández: 2021, 5, 8-9). Acompañados de su descubridor, pudimos visitar el yacimiento en marzo de 2021, comprobando el interés de sus representaciones grabadas, que por el momento, representan un unicum entre los conjuntos grabados protohistóricos aragoneses.
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La documentación preliminar de este yacimiento, ha permitido la identifcación de muchos motivos y plantear algunas consideraciones sobre el mismo, a la espera de
convergentes, orientados hacia el Sur y ocupando gran parte de la superfcie de la roca (Fig. 17).
3.9. Un posible santuario celtibérico en el Barranco de Salcegatillo (Castejón de Tornos, Teruel)
En cuanto a la roca de El Montecico II, se localiza en la ladera situada frente a la primera de ellas, orientada al Este y de menor tamaño. Presenta dos motivos grabados por picado, una cazoleta circular y otra en la que confuyen varios canalillos de corto desarrollo. La tipología de los grabados de estas dos rocas, nos permite plantear su más que posible adscripción a un momento prehistórico o protohistórico, dadas sus similitudes con varios conjuntos grabados en el Bajo Aragón, todos ellos asociados a yacimientos ibéricos (Benavente: 2012) (Fig. 18).
El yacimiento se localiza en el término municipal de Castejón de Tornos, a unos tres kilómetros al Este de dicha localidad. Se encuentra en la ladera izquierda de un barranco que desemboca en La Rambla, en la zona denominada como Las Lomas que corresponden a las sierras que delimitan hacia el norte la cuenca endorreica de la Laguna de Gallocanta. Se trata de un aforamiento de pizarras paleozoicas con una superfcie inclinada y orientada al Oeste, con unos 45º de inclinación (Fig. 21).
3.8. El conjunto de grabados de Las Cañadillas (Valacloche, Teruel)
Cada uno de ellos cuenta con escasos motivos, consistentes en una o dos cazoletas o cubetas circulares, cuadradas u ovaladas, a las que convergen hasta un total de tres canalillos, de surco profundo y ancho (Fig. 20). La separación de los paneles y parquedad de sus motivos, junto a la ausencia de motivos cristianos, indica la antigüedad de este conjunto que podría situarse entre el BF y el Hierro I.
Figura 19. Cima del acantilado de Las Cañadillas (Foto: Royo 2019).
Los grabados incisos de tipo fliforme, se localizan en la parte media del aforamiento y los surcos presentan la misma pátina que el resto de la superfcie rocosa. Esta presenta un considerable deterioro por crioclastia que que ha provocado el desprendimiento de placas y la desaparición de varios motivos, problema agudizado por la presencia de líquenes y vegetación que acrecienta el desprendimiento de nuevas placas rocosas.
Figura 20. Panel 8 del conjunto de Las Cañadillas (Foto: Royo 2019).
Los tres paneles decorados integran los elementos simbólicos en las estructuras que consideramos arquitectónicas, con una fuerte carga ritual, a tenor de la presencia de una escena con orantes y otra con una Enoferente.ningún caso hemos detectado un sólo símbolo cristiano o histórico, no aparecen superposiciones y todo el panel grabado cuenta con la misma técnica y estilo que los grabados protohistóricos del Arroyo Horcajo (Royo Guillén: 2008-2010; Royo Guillén et al.: 2020a).
Entre los yacimientos presentados, podemos concretar tres tipos de representaciones al aire libre: las combinaciones de cazoletas y canalillos, con poco número de motivos o en ocasiones con representaciones más desarrolladas (Vallbufandes VIII) fechadas en la transición de la Prehistoria a la Protohistoria, aunque pueden tener una larga tradición (Beltrán Martínez et al.: 2002). Las combinaciones de cazoletas y canalillos
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La presencia de este nuevo yacimiento confrma la presencia en el sistema ibérico zaragozano, en pleno territorio celtibérico, de un arte protohistórico asociado al poblamiento del área y con una simbología relacionada con el mundo de las creencias de estos pueblos prerromanos, que también han expresado sus manifestaciones rupestres en lugares próximos como la Cueva de La Zaida, junto a la laguna de Gallocanta, en la localidad de Used (Aranda: 1986, 215-218), donde se encuentra en estudio otro posible santuario celtibérico, actualmente por un equipo de la Universidad de Zaragoza integrado por Silvia Alfayé y Manuel Bea.
Debe considerarse que todavía queda un largo camino para desentrañar muchos de los secretos que esconden este tipo de manifestaciones rupestres al aire libre, poco espectaculares en sus representaciones, pero con un alto contenido de carácter simbólico o ritual.
Figura 21. Vista general del aforamiento de pizarras, donde se localizan los paneles grabados (Foto: Royo 2021).
Figura 22. Ángulo inferior derecho del panel nº 2 (Foto: Royo 2021).
En cuanto al panel nº 3, de menor tamaño y situado en el extremo derecho del área grabada, presenta una serie de motivos circulares entrecruzados entre los que se reproduce una pequeña fgurita femenina en actitud oferente, con los bazos extendidos portando algún objeto u ofrenda y con una larga túnica o manto que la cubre en su totalidad (Fig. 23).
4. CONSIDERACIONES SOBRE LOS NUEVOS CONJUNTOS DE GRABADOS
La ejecución de los grabados presentados, es mayoritariamente, producto de la técnica del picado, sea con una piedra dura o con un percutor de metal, o por percusión directa o indirecta, pudiendo quedar la huella de dicho picado, o bien haber sufrido un posterior abrasionado que borra a simple vista la huella de la ejecución (Royo Guillén y Andrés Moreno: 2000). De los yacimientos incluidos, solamente los grabados de Castejón de Tornos, han sido realizados mediante incisión fliforme, realizados mediante un instrumento metálico, posiblemente de hierro.
El panel nº 1 cuenta con una composición en la que sobre una serie de motivos reticulares y gemétricos, se desarrolla una escena en la que una pareja enfrentada a los lados de una estructura tringular alargada, eleva sus brazos a lo alto en actitud de adoración. Las representaciones de orantes son claramente fgurativas, pero con un trazo tendente al esquematismo (Fig. 1).
un estudio exhaustivo de este conjunto a llevar a cabo con su descubridor, J. C. Hernández. En el conjunto hemos diferenciado tres paneles repartidos en una superfcie de unos 3 metros de anchura por 1,5 metros de altura.
El panel nº 2 se localiza en la parte central del aforamiento, a unos 2 metros del anterior. En este caso también se repiten las estructuras reticuladas terminadas en triángulos apuntados en cuyo interior se reproducen una serie de elementos tanto geométricos (retículas variadas), fgurativos (posibles representaciones antropomorfas, soliformes y zoomorfos) y también simbólicas, de complicada interpretación en estos momentos, pero que refejan un determinado tipo de ritual o creencia (Fig. 22).
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Figura 23, Figura oferente en el panel nº 3 (Foto: Royo 2021).
5. CONCLUSIONES
Por el momento, solamente la documentación exhaustiva de paneles, el análisis de las técnicas de grabado y el estudio de los motivos representados (Royo Guillén et al.: 2018; Royo Guillén et al.: 2020b), junto a los posibles contextos arqueológicos que podamos ir complementando, nos permitirá avanzar en este campo, del que algunos elementos empiezan a señalarse con relativa claridad, como es el caso del arte Protohistórico, o de la Edad del Hierro.
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Aranda Marco, A. (1986): El Poblamiento Prerromano en el sufroeste de la Comarca de Daroca (Zaragoza). Centro de Estudios Darocenses. Zaragoza.
exhaustivo de su iconografía y tecnología, las cuales permiten ir aquilatando cada vez con mayor precisión las distintas manifestaciones grabadas que se localizan en el valle medio del Ebro y zonas aledañas.
Además, encontramos otros santuarios al aire libre asociados a yacimientos celtibéricos del sistema ibérico, con representaciones en motivos fliformes, con ejemplos en el Santuario de Peñalba de Villastar (Marco: 1986; Royo Guillén y Gómez Lecumberri: 2002), en los grabados del río Mesa (Royo Guillén et al.: 2020a), en el Arroyo del Horcajo, en el que además aparecen representaciones zoomorfas y antropomorfas celtibéricas (Marco y Royo Guillén: 2012; Royo Guillén: 2008-2010; Royo Guillén et al.: 2020) o en el cercano yacimiento de la Cueva de La Zaida. Este tipo de grabados fliformes, está documentado por toda la Península Iberica, siendo especialmente importante en los yacimientos del río Coa y Sabor, fechados entre la Edad del Hierro y época romana, con representaciones de claro simbolismo ritual (Baptista: 2001; Baptista y Reis: 2008; Neves y Figueiredo: 2015), tal y como sucede en conjuntos conocidos, como los de La Cerdaña (Campmajó: 2012).
AGRADECIMIENTOS
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
SinDemocrática.embargo, es imprescindible la colaboración expresa y desinteresada de una buena nómina de afcionados y asociaciones que comunican los hallazgos rupestres a la Administración Autonómica. Aqui citaremos a D. Daniel Carnicer y la Asociación Banzo Azcón de (Luna, Valfría I-IV), D. Manuel Ballarín (Lumpiaque, Chilos I-VII), D. Héctor Arcusa, D. José Carbonell y la Asociación Coses del Poble (Mequinenza, Vallbufandes VIII y Vallperera I-III), D. Joan Calaf y D. Miguel Giribets (Maella, ermita de Santa Barbara), D. José Tomás Laguna (La Puebla de Hijar y Samper de Calanda, La Sombrerera y El Montecico I-II), Dña Mª Carmen Rabanete (Valacloche, Las Cañadillas y D. José Carlos Hernandez (Castejón de Tornos, Bco. de Salcegatillo).
Una vez más, nos encontramos con una serie de enclaves con grabados rupestres al aire libre que vienen a sumarse a la sugestiva polémica científca generada en torno a su cronología, contexto cultural y simbología (Beltrán Martínez: 1989; Gómez Barrera: 1993; Paz Peralta: 2008). No obstante, gracias a los corpus iconográfcos publicados, hoy contamos con herramientas muy útiles para distinguir los diferentes tipos y estilos de grabados que se van descubriendo. En algunos casos, el contexto es muy claro, pero en otros, debemos acudir a un análisis
Todos los trabajos relayivos a la catalogación, documentación o difusión de los yacimientos con arte rupestre grabado, se encuentran relacionados con la confección del Inventario del Arte Rupestre de Aragón –IARA- que desde 1998 fnancia la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón. Los medios materiales y humanos implicados en la confección de dicho inventario, son coordinados desde dicha Dirección General, a través del Servicio de Prevención e Investigación del Patrimonio Cultural y de la Memoria
con estructuras en forma de altar (Ermita de Santa Barbara) y los conjuntos de grabados fliformes con motivos de adorantes u oferentes, presentan una serie de representaciones vinculadas al mundo mágico, mítico o religioso de la Protohistoria. En el caso del altar rupestre de la ermita de Santa Barbara dicha estructura debe ponerse en relacion con el poblamiento iberorromano del Tossal Gort de Maella, enlazando con estructuras similares que se han considerado como santuarios al aire libre de los pueblos prerromanos, con abundantes paralelos en La Meseta (Marco y Alfayé: 2008).
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Debe señalarse que la mayor parte de los enclaves presentados con cazoletas y canalillos, tiene sus paralelos mejor documentados en los conjuntos del Bajo Aragón, asociados a poblados del Ibérico Antiguo o de transición al Medio (Benavente: 2012; Marco y Royo Guillén: 2012), proponiendo una cronología protohistórica para muchos de ellos, aunque otros podrían situarse en la Edad del Bronce, pero no contamos con demasiados contextos que nos permitan aseverar este extremo, salvo en el caso de Chilos, en Lumpiaque y de forma mas problemática en Las Cañadillas de Valacloche. Es muy posible que la abigarrada combinación de cazoletas, canalillos y cubetas, documentada en Vallbufandes VIII, en Mequinenza, pudiera estar a caballo entre los grabados de la Edad del Bronce y el Bronce Final, al contar con un entorno arqueológico cercano de dicha cronología.
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A NEW DISCOVERY OF THREADLINE ENGRAVED IN THE CINCO VILLAS
RESUMEN
ABSTRACT
Lartaun
Pérez López1, Ángel A. Jordan Lorenzo1 y Ion Orokieta Lizasoain2
de contacto/Contact author:
Pérez López, lartaun89@gmail.com
1Proyecto
En las siguientes páginas presentamos un pequeño grabado rupestre con motivo reticular o tectiforme, encontrado al sur del término de Uncastillo (Zgz.) y con una probable cronología de la Edad de Hierro. Aunque por lo conocido hasta el momento no forma parte de ningún conjunto pictórico, su importancia radica en que es el primer ejemplo conocido de este tipo de manifestación cultural prehistórica en las Cinco Villas.
Arqueológico Cabeza Ladrero 2Investigador independiente
NUEVO HALLAZGO DE UN GRABADO FILIFORME EN LAS CINCO VILLAS
In the following pages we present a small cave art engraving with a reticular or tectiform motif, found in the south of the boundary of Uncastillo (Zgz) and it could be dated in the Iron Age. Although it is not known as a part of any pictorial set so far, its importance consist in this is frst known example of this type of prehistoric cultural manifestation in the Cinco Villas.
PALABRAS CLAVE: Protohistoria; Cinco Villas; Arte Rupestre; Grabado; Filiforme
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KEYWORDS: Protoshistory; Cinco Villas; Cave Art; Engraved; Threadlike.
Autor Lartaun
Sesión 1 73
Figura 1. Foto del grabado.
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Por esta razón cualquier nuevo hallazgo que se produzca vinculado con estos tempranos momentos cronológicos siempre es motivo de alegría. Sin embargo nada se logra si se mantiene oculto para la comunidad científca, siendo necesario darlo a conocer con la esperanza de que suscite el interés sufciente como para que otros investigadores afronten el reto de conducir la prehistoria de las Cinco Villas al siglo XXI. De esta forma es el objetivo de estas líneas dar a conocer el hallazgo de un pequeño grabado rupestre en el lugar de La Pesquera, término de Uncastillo (Zgz.).
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1. INTRODUCCIÓN
Cerca de esta zona se encuentra el yacimiento arqueológico de La Pesquera VII (1-ARQ-ZAR-005-267-092) datado en la Edad del Hierro. En relación con él en superfcie aparecen fragmentos de cerámica de pequeño tamaño realizados a mano y restos de talla de sílex (Figs. 5-6).
Figura 2. Localización del lugar.
Figura 3. Elevación donde se sitúa.
2. LOCALIZACIÓN
Figura 5. Materiales en sílex.
Figura 4. Peñasco donde está representado el grabado.
Pese a todo lo que ha avanzado el interés de la investigación por el pasado de de la comarca de las Cinco Villas (Zaragoza) en los últimos años (i. e. Montes, 2004; Cabello, 2005; Domingo y Montes, 2009; Soto et al., 2019; Jordán et al., 2020), conviene reconocer que el conocimiento de las primeras fases de la presencia del ser humano en esta zona todavía sigue constituyendo un reto para el interesado1. Buena prueba de ello lo constituye la plena vigencia que sigue manteniendo uno de los principales trabajos recopilatorios existente, publicado a principios de la década de los 90 del pasado siglo: La prehistoria reciente en las Cinco Villas (Lanzarote et al. 1991). De esta forma la problemática de una investigación fuertemente vinculada con el mundo romano que se denunciaba hace prácticamente una década (Royo 2014: 180-181) todavía es efectiva, especialmente para el periodo de la prehistoria reciente.
El grabado que damos a conocer se sitúa a media altura en la ladera occidental de un crestón rocoso de 592 m de altura que separa el barranco de Valdelapola del de Samiñanos, ambos afuentes del río Riguel. Concretamente se encuentra en la pared lateral, orientada al E, de un pequeño abrigo natural aislado de su entorno y formado por la erosión de la arenisca local (Figs. 2-4).
4. DESCRIPCIÓN
Éste adopta una forma paralelepípeda, casi rectangular, si bien en la parte inferior es más estrecho que en la superior, con unas dimensiones máximas de 27.5 cms de altura, 10 cms de anchura en su parte superior y 8 cms en la parte inferior.
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La segunda fgura se localiza a la derecha del grabado central. Pese a que apenas se percibe, adopta la forma
Una vez analizado el abrigo se ha podido constatar que se trata de una serie de incisiones de origen antrópico y que el hallazgo que presentamos en estas páginas no forma parte de ningún conjunto pictórico del cual se puedan desglosar varios paneles con multitud de representaciones. En este sentido sólo se ha podido encontrar una segunda fgura de pequeñas dimensiones, aunque desconocemos su relación con el motivo principal (Fig. 11-12).
Figura 8. Realización de calco sobre la pared.
Figura 6. Materiales cerámicos.
El estudio del grabado se realizó a lo largo de varias visitas al lugar, en las que se combinaron la obtención de calcos sobre el terreno con la toma de fotografías, tanto para la realización de fotogrametría como para su tratamiento con programas de edición de imágenes como Photoshop (acentuación de bordes, máscaras de contrastes, saturación, equilibrios de color, etc.) con el objetivo de poder ver mejor líneas o marcas que no se pudieran apreciar a simple vista (Figs. 7-9).
Figura 7. Ejemplo de tratamiento de la imagen por medio de la acentuación del contorno
Está compuesto por una serie de líneas verticales, horizontales y diagonales realizadas por medio de una incisión de tipo fliforme, que se entrecruzan creando un motivo de retícula o tectiforme. Los trazos se realizaron de forma grosera, sin cuidado alguno, de tal forma que es posible apreciar incisiones someras, muy débiles, combinadas con otras más profundas.
Las marcas profundas, posiblemente las primeras en realizarse, corresponden a las líneas verticales del grabado, mientras que el resto tienen un trazo más ligero sin seguir un patrón concreto. De esta forma puede considerarse que el grabado se compone de dos columnas paralelas que se unen en su extremo superior, con el interior relleno por diferentes líneas que dan textura a éstas (Fig. 10).
3. METODOLOGÍA
Figura 9. Calco Realizado.
Figura 10. Dibujo del grabado.
de un «8» o «∞», aunque no es posible deducir su simbolismo o signifcado o incluso su relación con el principal grabado debido a que está aislado. Su tamaño no sobrepasa los 6 cms (Fig. 11-12).
En general conviene subrayar que las representaciones de arte rupestre conocidas en las Cinco Villas y su entorno son muy escasas siendo los grabados más próximos los hallados en la Cueva de Lasque (Ores, Zaragoza) y Peña del Cuatro (Learza, Navarra) (Royo, 2009). Ahora bien esta escasez está más relacionada con la ausencia de una búsqueda real de ellos en el territorio que de una peculiaridad regional de «fguras simbólicas y abstractas» (Royo, 2015).
Figura 12. Marcas del grabado en negro.
5. INTERPRETACIÓN
Figura 11. Foto del grabado en forma de «8» o «∞».
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Sus paralelos más cercanos se encuentran en los yacimientos de la Cueva de Lasque, Arroyo del Horcajo (I-VII) y Barranco de la plana en Mequinenza. En el primero se han identifcado algunas retículas más sencillas (Royo et al. 2018), mientras que en el segundo se encontró una retícula, con un entrelazado más complejo que el de Uncastillo (Royo, 2015: 109). Por último en el grabado encontrado en el Barranco de la Plana en Mequinenza (Royo y Gómez, 1988) se encontró una retícula de complejidad media de 25 x20 cms, aunque con un desarrollo del motivo en forma de cuadrados (Fig. Por13).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
6. CONCLUSIÓN
Centrando la atención en el grabado de La Pesquera (Uncastillo, Zgz.) aunque desde un punto de vista formal aplica técnicas sobradamente conocidas en el resto de la península y su interpretación está lejos de ser conocida, nos pone delante de una nueva faceta desarrollada en la Edad del Hierro, la plástica, que hasta el momento era prácticamente desconocida en la zona y que sirve para ampliar un poco más los límites del conocimiento de esta época.
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Pese a que es poca la información que se puede extraer de este grabado, en un panorama tan especialmente parco en representaciones rupestres como es la comarca de las Cinco Villas cualquier pequeña aportación supone una enorme ampliación de la información existente.
Cabello García, J. (2005): El poblamiento humano prehistórico de las Cinco Villas (Zaragoza). Nuevas vías de aproximación al estudio de los yacimientos líticos de superfcie de la prehistoria reciente «el sistema analítico de evaluación habitacional» (S.A.E.H.): propuesta metodológica. Saldvie: Estudios de prehistoria y arqueología, Nº.5, págs. 9-56.
Figura 13. Grabados más cercanos (cuadrado) y retículas más próximas (estrella blanca).
desgracia aunque estos grabados sean comunes su signifcado todavía está por aclarar (Royo, 2009: 58) y han sido objeto de discusión desde muy temprano, normalmente centrada en las representaciones paleolíticas. Así, sin afán de exhaustividad, en ocasiones se han interpretado como representaciones de chozas (Madariaga, 2014: 27-32, de hábitats (Sanchidrian, 2001: 447), trampas de caza (Kuhn, 1957), símbolos mágicos de protección (Obermaier, 1925: 274) o incluso la expresión de mitos o elaboraciones tribales incomprensibles para el hombre actual (Gómez-Tabanera, 1970: 78).
Domingo Martínez, R. y Montes Ramírez, L. (2009): Valcervera y Rambla de Legunovados yacimientos postpaleolíticos en Biel, Zaragoza. Saldvie: Estudios de prehistoria y arqueología, Nº. 9, págs. 295-310.
Para fnalizar esta breve presentación, conviene apuntar que este tipo de grabados se datan en la Edad del Hierro (Royo, 1999: 226; Royo, 2009: 43; Royo 2015: 107-109; Royo y Campos 2017: 14; Royo et al. 2020: 132-133) cronología que se puede aplicar al encontrado en La Pesquera (Uncastillo, Zgz.) y que guarda consonancia con la cercana presencia del yacimiento de La Pesquera VII, también encuadrado en este periodo.
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Royo, Guillen, J. I., Gómez, Lecumberri, F. y Arcusa, Magallón, H. (2018): Un nuevo enclave con grabados rupestres en las altas cinco villas: la Cueva de Lasque (Orés, Zaragoza) y su documentación fotogramétrica. Actas del II Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragones/ coord. por J. I. Lorenzo Lizalde, J. M. Rodanés, Vicente y M. Martínez Bea, Colegio ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón, Universidad de Zaragoza, págs. 79-90.
1 _ El presente trabajo se integra en las actividades del Plan de Investigación que se viene llevando a cabo en el yacimiento arqueológico de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zaragoza) (http://www.cabezaladrero.es) con aprobación del Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Aragón, exp. nº 156/16/2017.
Royo, Guillén, J. I. (2015): Arte rupestre protohistórico en la cuenca del Ebro: un símbolo gráfco de las élites emergentes de la Edad del Hierro. Quaderms de prehistória i arqueología de Castelló, Nº. 33, págs. 97Sanchidrian,128. J. L. (2001): Manual de Arte Prehistórico. Ariel Prehistoria, Barcelona, págs. 549.
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NOTAS ACLARATORIAS
Royo, Guillén, J. I. (2009): El arte rupestre de la edad del Hierro en la Península Ibérica y su problemática: aproximación a sus tipos, contexto cronológico y signifcación. Saldvie: Estudios de prehistoria y arqueología, Nº. 9, págs. 37-70.
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Lanzarote, M. P., Rey, Lanaspa, J. y Ramón, Fernández, N. (1991): La Prehistoria reciente en las Cinco Villas: del neolítico a la edad de bronce. Zaragoza: Centro de estudios de las Cinco Villas, págs. 300.
Gómez-Tabanera García, J. M. (1970): Simbolismo y ritual en el arte rupestre paleolítico de la isoida caucasoide. Zephyrus, 21-22: págs. 73-88
Soto Sebastián, A.; Montes Ramírez, L.; Domingo Martínez, R. y García Simón, L. M. (2019): Nuevos datos sobre la transición Pleistoceno/Holoceno en el noreste de la península ibérica: el Sauveterriense de Peña-14 (Biel, Zaragoza). Trabajos de Prehistoria, Nº. 76.1, págs. 2947.
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Sesión 1 81
José Antonio Cuchí Oterino1 y Pablo Martín Ramos2
SOBRE LA COMPOSICIÓN ELEMENTAL DE LOS PIGMENTOS DE LAS PINTURAS RUPESTRES DE LOS ABRIGOS DEL RÍO VERO (HUESCA)
En esta comunicación se recogen los resultados de composición multielemental de los pigmentos empleados en nueve abrigos del río Vero, como parte de un proyecto fnanciado por Becas Leonardo de la Fundación BBVA. El análisis se ha realizado in situ y de forma no destructiva mediante espectroscopía de fuorescencia de rayos-X. Las pinturas rupestres analizadas han sido las de Fuente del Trucho (Paleolítico) y las de los abrigos de Chimiachas, Muriecho y Arpán (arte levantino) y Mallata, Barfaluy, Quizans y Lecina Superior (arte esquemático). Los pigmentos de color rojo, basados en minerales de hierro, son los más abundantes, con concentraciones en el rango 0,51-3,06%. Los contenidos en hierro de las pinturas de Mallata B1 y I, Muriecho y Forau del Cocho son superiores a los de Arpán, Barfaluy, Lecina y Chimiachas y, los de estas, mayores que los de Fuente del Trucho y Quizans. El color negro –asociado a negro de huesos o negro de humo− es menos abundante (presente en pinturas de Barfaluy y Lecina Superior). Existe evidencia, a través de los contenidos en fósforo, de la utilización de fosfatos óseos como componente de las pinturas, sea como carga de las mismas o como aglutinante. De especial interés es el hallazgo en dos de las muestras de Fuente del Trucho de concentraciones relativamente altas de manganeso (~2%), elemento ausente en el medio millar de determinaciones sobre los restantes abrigos del río Vero
Autor de contacto/Contact author: Pablo Martín Ramos, pmr@unizar.es
ABSTRACT
1Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), Universidad de Zaragoza
RESUMEN
ON THE ELEMENTAL COMPOSITION OF ROCK-ART PIGMENTS FROM THE RIO VERO SHELTERS (HUESCA)
2Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA), Univ. de Zaragoza
This paper presents the results of the multi-elemental composition of the pigments used in nine rock-shelters in the cliffs of the Río Vero canyon, as part of the Becas Leonardo Scholarship program sponsored by BBVA Foundation. The analysis of the pigments has been carried out in situ and in a non-destructive way using X-ray fuorescence spectroscopy. Specifcally, the cave paintings of Fuente del Trucho (Paleolithic) and the rock-shelters of Chimiachas, Muriecho and Arpán (Levantine art) and Mallata, Barfaluy, Quizans and Lecina Superior (schematic art) have been analyzed. The red pigments, based on iron minerals, are the most abundant in all the Río Vero rock-shelters, in concentrations in the 0.513.06% range. The iron contents of the paintings of Mallata B1 and I, Muriecho and Forau del Cocho were higher than those of Arpán, Barfaluy, Lecina and Chimiachas rock-shelters, and −in turn− these were higher than those of Fuente del Trucho and Quizans. Black pigments −associated with bone black or carbon black− were less abundant (present in paintings from Barfaluy and Lecina Superior). There is evidence, through the phosphorus content, of the use of bone phosphates as a component of the paints, either as a fller or as a binder. Of special interest is the fnding in two of the samples from Fuente del Trucho of relatively high concentrations of manganese (~2%), an element not present in the half thousand determinations on the remaining Río Vero rock-shelters.
KEYWORDS: Multielemental analysis; Schematic art; Levantine art; X-ray fuorescence spectroscopy; Río Vero Cultural Park
PALABRAS CLAVE: Análisis multielemental; Arte esquemático; Arte levantino; Espectroscopía de fuorescencia de rayos X; Parque Cultural Río Vero.
Figura 1. Algunos de los puntos analizados en las pinturas de: (a) la Cueva de la Fuente del Trucho; (b) Chimiachas (indicados sobre calco de Viñas Vallverdú y Saucedo Sánchez de Tagle (2000)); (c) sección D del sector 1 de Muriecho (sobre calco de Baldellou et al. (2000)); y (d) zonas A y B del sector 3 de Arpán I (sobre calco de Baldellou et al. (1993)).
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Candelera, 2013) en el abrigo L de Muriecho. En este último abrigo también se han estudiado las comunidades microbianas (Portillo et al., 2009). El estudio de los pigmentos ha sido realizado mediante técnicas destructivas (LA-ICPMS) en abrigos de Barfaluy, Coveta de l’Engardaixo, Gallinero, Mallata, La Raja y Cueva de Regacens (Resano et al., 2007).
Las pinturas fueron realizadas con pigmentos naturales, minerales, orgánicos o carbones sobre caliza. La geología general se encuentra en Cuchí et al. (2022).
3. METODOLOGÍA
Sesión 1 83
Abrigo Bal (C, N, O, F, Na) Fe Ti Ca Al Si P S Cl K Fuente del Trucho 53,86 0,51 0,03 39,36 0,36 1,90 1,69 2,67 0,08 0,08 Chimiachas 54,69 0,91 0,05 29,23 0,64 2,46 0,18 11,38 0,12 0,21 Muriecho 49,68 2,85 0,08 26,55 1,36 3,38 0,56 14,73 0,08 0,47 Arpán 52,89 2,17 0,06 28,85 1,06 3,61 0,61 10,26 0,12 0,35 Barfaluy 56,11 1,55 0,08 31,56 0,83 2,54 0,21 6,61 0,10 0,27 Lecina Superior 55,98 1,21 0,06 30,06 0,95 3,19 0,48 7,07 0,09 0,29 Forau del Cocho 51,48 2,72 0,05 28,80 0,88 2,66 0,34 12,44 0,15 0,25 Mallata 54,77 3,06 0,06 29,81 0,89 3,01 0,36 7,46 0,15 0,29 Quizans 51,51 0,74 0,09 28,53 1,09 3,33 0,67 13,56 0,10 0,28 Tabla 1. Composición química de las pinturas parietales de los abrigos del río Vero (valores medios).
La caracterización, in situ y no destructiva, de los pigmentos parietales se ha realizado con un espectrómetro de fuorescencia de rayos-X (XRF) portátil modelo NITON XL3t GOLDD+ (ThermoFisher Scientifc), equipado con un tubo de rayos X de 2 W y detector de deriva de silicio. El rango de elementos susceptibles de determinación abarca los comprendidos entre el Mg y el U. Dado el reducido espesor de la capa de pintura y la capacidad de penetración del haz de rayos X, los resultados se ven afectados por la composición de la roca subyacente.
El primer abrigo, con arte esquemático, fue publicitado por P. Minvielle en 1969. Después, siguieron los estudios de A. Beltrán y, sobre todo, de V. Baldellou y su equipo, resumidos en Painaud y Ayuso (2022). En ese momento, las actuaciones de vándalos y ladrones aconsejaron la protección mediante rejas.
En la última década, se han datado (Hoffmann et al., 2016) y documentado las superfcies decoradas de La Fuente del Trucho mediante tratamiento digital y montaje de calcos (dentro del proyecto HAR 2011-27197), se ha utilizado escaneado 3D por láser en Arpán y Chimiachas (Bea y Angás, 2014), y se han empleado técnicas de mejora en la visualización de los motivos pictóricos (Rogerio-
El objetivo del presente trabajo es la caracterización química multielemental de los pigmentos presentes en diversas fguras rupestres del Parque cultural del Vero.
En 1998, la UNESCO incorporó el conjunto de abrigos en la Lista del Patrimonio Mundial como parte del Bien «Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica». En 2001 el Gobierno de Aragón declaró el Parque Cultural del Río Vero (Decreto 110/2001, de 22 de mayo del Gobierno de Aragón) en aplicación de la Ley 12/1997 de 3 de diciembre de Parques Culturales de LosAragón.trabajos de investigación realizados sobre abrigos del Parque Cultural del río Vero, pese a su importancia, son más limitados que los centrados en abrigos de los Parques del Maestrazgo y del Río Martín.
Con los debidos permisos y la inestimable cooperación del Parque Cultural del Vero se han estudiado las pinturas rupestres de la Fuente del Trucho (Paleolítico) y las de los abrigos de Chimiachas, Muriecho y Arpán (arte levantino) y Mallata, Barfaluy, Quizans y Lecina Superior (arte esquemático).
2. OBJETIVO
1. AntecedentesINTRODUCCIÓNyestado actual
El cañón del río Vero, a su paso por la sierra de Guara, guarda un legado arqueológico excepcional de más de 60 abrigos con pinturas rupestres, listados en el trabajo de Hameau y Painaud (2004). En los diferentes abrigos pintados se pueden encontrar magnífcos ejemplos de los tres estilos clásicos del arte rupestre europeo: paleolítico, levantino y esquemático.
4.1.2. Abrigo de Chimiachas
4.1.4. Abrigo de Arpán
Un resumen de los resultados analíticos, con valores medios para cada uno de los conjuntos pictóricos estudiados, se recoge en la Tabla 1.
4.1. Resumen de los resultados analíticos
4.1.3. Abrigo de Muriecho
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4.1.1. Fuente del Trucho
Se ha buscado, así, cumplir con las recomendaciones sobre protocolos de investigaciones de UNESCOICOMOS (International Council of Monuments and Sites), ratifcadas en el ICOMOS 14th General Assembly (Zimbabwe, 2003), frente al enfoque tradicional basado en la obtención de micromuestras y su examen en laboratorios mediante técnicas destructivas (Rogerio Candelera et al., 2009).
Bajo la dirección de la profesora P. Utrilla, se realizaron mediciones puntuales en las manos sobre fondo negro, con y sin puntos rojos, del panel XV; en la mano del panel XIX.1; en la mano de dedos abiertos e incompleta del panel XVIII.2; en la mano de tonalidad amarilla del panel VII.1; en una dedada o punto también de tonalidad amarilla del panel XV.10; en un caballo de trazo rojoanaranjado del panel XV.11; en el trilobulado del panel VI.7; en el corvejón de un caballo amarillo del panel VI.11; en la mano amarillo del panel XIII.4; y, fnalmente, en la mano roja del panel XII.2 (Fig.1a).
Los porcentajes de S (interpretable como sulfato cálcico, yeso) resultan relativamente altos para las muestras tomadas de la parte izquierda de la fgura, mejor conservada y más bajos las de la parte derecha, menos conservada. Sin embargo, una asociación de contenidos en S con el grado de conservación/deterioro no es generalizable: así, se encuentra bien conservada una muestra en la cornamenta, con un contenido en S casi tres veces inferior a la media.
Observaciones de visu y resultados analíticos conducen a la conclusión de que el grado de conservación de la pintura del ciervo de Chimiachas es relativamente bueno, siendo mayor en la zona superior que en la inferior. La parte superior, con más contenido en caliza y menos contenido en arcilla, presenta una composición más favorable a la preservación que la parte inferior; y, por su ubicación, se presta a una menor exposición a los agentes climáticos (lixiviación, erosión por viento, hielo/ deshielo…) y a la acción antrópica (fogatas en las que se quemaron grasas, maderas resinosas, estiércoles y derivados óseos de origen animal).
4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los datos muestran contenidos de Fe relativamente altos respecto a las medias de las determinaciones realizadas en otros abrigos del río Vero y, en el caso de la pintura del ciervo de estilo levantino, muy altos. Los niveles
Los porcentajes de P han de ser referidos a negro de huesos, cuya presencia puede ser interpretada como componente pictórico original o como contaminante antrópico posterior a las pinturas (humo de huesos). Los porcentajes más elevados se encuentran tanto en la parte izquierda de la fgura como en la zona sucia de la roca, al pie de la fgura.
El panel de la caza de Muriecho es conocido por sus pinturas de gamas rojo oscuras con tendencia hacia los castaños. Sobre la composición química de las pinturas de las secciones analizadas en el panel 1 (Fig. 1c), se puede indicar que, si bien, en origen, pudieron responder a una misma receta pictórica, actualmente presentan diferencias signifcativas (al menos, cuando se comparan las de la parte superior (secciones A y B) con las de la parte inferior (secciones C y D)), diferencias posiblemente atribuibles al deterioro por efecto de agentes externos. Los resultados analíticos ponen en evidencia la heterogeneidad introducida, además, por agentes de alteración naturales (lixiviación, irradiación solar, acción del viento) y antrópicos (suciedad). Los valores medios de Fe (del pigmento hematites/oligisto) para la parte superior del panel (menos expuesta) son 3,33-3,67% mientras que para la parte inferior (más expuesta) son 2,46-2,77%. Asimismo, los valores de P (negro de huesos), componente original de las pinturas en un porcentaje del 0,3%, alcanzan en la parte inferior de las pinturas contenidos entre 0,5 y 0,8%, pero que, en algunos casos, llegan al 1,62%.
La pintura de color negro de las manos en negativo del panel XV presenta la peculiaridad de incluir en su composición porcentajes signifcativos de Mn (2%), un elemento enteramente ausente del medio millar de mediciones realizado sobre los paneles pictóricos de los abrigos del río Vero. El manganeso acompaña al hierro en muchas mineralizaciones, generalmente en menor proporción. El hecho que haya manganeso y muy poco hierro sugiere una búsqueda intencionada de estos minerales. Las mineralizaciones de pirolusita conocidas más cercanas se encuentran en Estopiñán, a unos 45 km hacia el sureste en línea recta.
La roca sustrato es predominantemente una caliza ligeramente margosa mientras que la parte inferior parece más arcillosa. Las muestras de pintura de la parte superior del ciervo presentan porcentajes más altos en Ca (caliza) y más bajos en Al-Si (aluminosilicatos) y Ti que los de la parte inferior.
El ciervo de Chimiachas es una fgura emblemática del Parque. Aunque el contorno o perfl de la fgura aparece engrosado respecto al resto y era de esperar que, por su color rojo oscuro, proporcionara altos contenidos en hierro, los análisis muestran porcentajes dispares: mientras en la parte superior del cuello y en pata posterior izquierda del ciervo se observan porcentajes de Fe medioaltos, en la región coccígea del dorso el porcentaje de Fe es medio-bajo (Fig. 1b).
de Fe en este cérvido (5,85%; Fig. 1d) suponen una de las concentraciones más altas registradas en pinturas rupestres, solo por debajo de las digitaciones del covacho VIII de Forau del Cocho (intervalo 4,4-10,8%, media 6,23%) y de los antropomorfos de la sección B del sector 1 de Muriecho (intervalo 2,1-8,10%, media 3,67%).
El fuerte color rojizo de sus pinturas ha llamado la atención de diversos estudiosos, habiéndose sugerido la presencia de cinabrio. Las determinaciones analíticas ahora realizadas han permitido descartar la presencia de Hg y, consiguientemente, la de cinabrio. El contenido medio de hierro (hematites) en la pintura de Forau del Cocho (2,72%) es ligeramente inferior al de las pinturas de Mallata B1 y I y Muriecho, pero superior al de las de Arpán, Barfaluy, Lecina, Chimiachas, Quizans y Fuente del Trucho. Sin embargo, el abrigo de Forau del Cocho está confgurado por diversos covachos cuyas pinturas presentan contenidos de Fe muy diferentes (Fig. 2c). Uno de ellos, el covacho VIII (Beltrán Martínez, 1990), exhibe un contenido de hierro (intervalo 2,2-10,8%, media 6,23%) varias veces superior a los de otras ubicaciones dentro del abrigo (por ejemplo, 10 veces mayor que las del covacho 1) y superior al de todas las pinturas rupestres estudiadas. La sorprendente concentración en hierro en las pinturas del covacho VIII de Forau del Cocho es indicativa de la utilización específca de hematites y no parece una compactación de Fe2O3 o FeO(OH) con arcilla o arena (ocre).
En las pinturas, el componente principal, hematites/ oligisto, aparece mezclado en mayor o menor proporción con negro de huesos. Así, concentraciones relativamente elevadas de este segundo componente (contenidos de P superiores a 1,3% en fguras del panel 1 y del panel 4 (Baldellou et al., 1993)) conferen no solo una tonalidad más oscura sino, también, una probable mayor estabilidad a las pinturas.
Los resultados de las determinaciones analíticas sobre las pinturas de las pinturas de Barfaluy permiten advertir diferencias signifcativas en los contenidos en Fe (hematites/oligisto) entre las diferentes estaciones: 0,98% en Barfaluy I, 1,73% en Barfaluy II y 0,27% en Barfaluy III (Fig. 2a). Por otra parte, las pinturas de Barfaluy III se diferencian de las de Barfaluy I y II por los mayores contenidos en C de aquellas (deducible de la diferencia en contenidos de Bal: 61% en Barfaluy III, 55,4% en Barfaluy II y 57% en Barfaluy I). Adicionalmente, datos de arsénico también conducen a diferenciar Barfaluy I (trazas de As presentes) de Barfaluy II (donde la ausencia de As es total).
Los porcentajes de P han de ser referidos a negro de huesos, cuya presencia puede ser interpretada como componente pictórico. Su utilización en la mezcla de pigmentos es en un grado intermedio entre las pinturas de Chimiachas (0,18%) y las de Quizans (0,67%): representan el 0,34% en la composición de las muestras y, en el caso particular del covacho VIII, el 0,27%.
Los mayores contenidos en Bal (C,N,O,Na) de las muestras de la sección 6 deben ser atribuidos al mayor contenido en C, sin duda proveniente de negro de humo. 4.1.7. Forau del Cocho
La tonalidad ligeramente violácea del pigmento rojo de la parte posterior del cérvido del sector 4, puede ser atribuida a la presencia concurrente de trazas de Mn (0,096%).
La composición química de la roca sobre la que se asientan las pinturas es la esperada para una caliza arcillosa con contenidos variables de yeso en superfcie. Esta información es especialmente valiosa para establecer comparaciones con las pinturas, toda vez que existe la presunción sobre la existencia de una capa soporte intermedia. Baldellou, Painaud y Calvo, en su artículo Los covachos pintados de Lecina Superior (Baldellou et al., 1988), hicieron observar que las pinturas de las secciones 2 y 3 aparecen sobre alisamientos murales que, a todas luces, parecen corresponder a preparaciones previas de la pared rocosa. Habida cuenta de que los contenidos en S (que entendemos sulfatos) de las secciones 2 y 3 son muy diferentes, hemos de deducir que el yeso no fue incluido como componente principal del ‘estuco’ de preparación. También podemos concluir que la fuerte relación inversa Fe-S (hematites-sulfato) observada en estas secciones (r = ‒0,87) evidencia el efecto deletéreo de los sulfatos sobre las pinturas. Este aspecto necesita más estudio.
4.1.8. Mallata
4.1.6. Lecina Superior
Sesión 1 85
Los muy bajos contenidos en P (negro de huesos) en las fguras de cuadrúpedos de la sección 3 (Fig. 2b) indican que su color negro no es debido a este pigmento, sino a negro de humo, de origen vegetal. Los registros puntuales correspondientes a la parte ventral de los dos ciervos de la sección 3, de tonalidad clara, se caracterizan por la ausencia total de P.
Los contenidos medios en hierro de las pinturas de Mallata B1 son dos veces superiores a los de Mallata I. Las pinturas de ambas localizaciones también presentan
Tales altas concentraciones en hierro pueden indicar técnicas singulares, pero de cualquier modo guardan correspondencia con un alto grado de conservación de las fguras.
Las pinturas de los motivos fgurados de la sección 1 (Baldellou et al., 1988) son las más ricas en Fe, lo que indica que su carga en hematites es superior a la de las pinturas de las restantes secciones.
4.1.5. Barfaluy
El color negro de las pinturas negras de Barfaluy III debe ser adscrito no a la presencia de óxidos de hierro (magnetita) o maganeso (pirolusita), sino a la de carbono, de negro de madera. La ausencia de Mn descarta la presencia de óxido negro de manganeso (MnO, pirolusita) y la presencia de P se reduce al estado de trazas, que puede interpretarse como negro de huesos.
Los porcentajes de S (que suponemos yeso) resultan relativamente bajos en el cérvido. Las restantes muestras exhiben contenidos de yeso doble de los anteriores.
que parecen más deterioradas presentan porcentajes de hierro por debajo del 0,7% y de fósforo por debajo de 0,22%, próximos a los de la roca soporte.
elevados de calcita y yeso. La distribución de la presencia de negro de huesos en las muestras es desigual, pero predomina en la cornamenta y dorso del ciervo y en muestras de Quizans II. No parece haber evidencias analíticas de la realización de fogatas al pie de las pinturas.
Los porcentajes de P han de ser referidos a negro de huesos, cuya presencia puede ser interpretada como componente pictórico original. Los porcentajes más elevados se encuentran en la pintura de la cornamenta y dorso del ciervo y en muestras del covacho oeste. Es preciso destacar la ausencia de negro de huesos sobre las paredes de roca libres de pintura.
El contenido medio de hierro en la pintura de Quizans (0,74%) es inferior al de las pinturas de Mallata B1 y I, Muriecho, Forau del Cocho, Arpán, Barfaluy y Lecina, y solo superior a las de Fuente del Trucho.
Los análisis de las pinturas muestran disparidad de contenidos en hierro, con porcentajes relativamente altos en el cérvido semiesquemático de Quizans I (Fig. 2e) y algunas medidas procedentes del covacho oeste (Quizans II), y relativamente bajos (la mitad de los anteriores) en la mayor parte de las dedadas del panel principal.
Los contenidos de K resultan signifcativamente diferentes entre los obtenidos en el cérvido y los observados para las restantes muestras. De hecho, los primeros duplican o triplican los porcentajes de los segundos.
Observaciones de visu y resultados analíticos permiten constatar diferencias de composición signifcativas entre las pinturas del ciervo y de las dedadas. El primero se caracterizaría por concentraciones elevadas de hematites y aluminosilicatos, y las segundas por concentraciones medias-bajas de hematites y porcentajes relativamente
Además del Fe, el contenido de S puede ser considerado marcador del estado de conservación/deterioro.
86 V
La presencia de P ha de ser referida a hidroxiapatito (cocientes Ca/P = ~2). Aparte de su utilización como componente cromático de los pigmentos, es preciso considerar que los huesos triturados pudieron ser utilizados como aglutinantes de los pigmentos, en parte por el contenido en tuétano que aportaban.
Los altos porcentajes de Bal (C, N, O, F, Na) se asocian a la presencia cuantitativa de carbono de origen vegetal (carbón vegetal, negro de humo).
En las pinturas parietales estudiadas, los porcentajes de Ti no correlacionan con los de Fe (r = 0,12) pero resultan inversamente proporcionales a los Ca (r = 0,65), y directamente proporcionales a los de Al (r = 0,75) y Si (r = 0,65). Consecuentemente, su presencia en las pinturas no es en forma de trazas acompañando a hematites, ni en forma de titanato cálcico, sino incorporado a óxidos mixtos de aluminio y silicio. Por otra parte, Al y Si correlacionan positivamente (r = 0,9), lo que sugiere su asociación mineral en forma de aluminosilicatos. Estos resultados llevan a la interpretación de que, en las calizas y margas que sirven de soporte rocoso a las pinturas, los contenidos de calcio (calcita) y aluminosilicatos (arcilla) son inversamente proporcionales. De hecho, Ca correlaciona negativamente con Al (r = 0,85) y Si (r = 0,77).
Los mayores porcentajes de azufre, en los datos obtenidos, se encuentran en las secciones 2 y 3 de Mallata I (Baldellou et al., 1983), donde incluso alcanzan el 15% (que podría corresponder a un alto porcentaje de yeso, propio de eforescencias que, sin embargo, no resultan detectables a simple vista). Los contenidos en Fe de las pinturas son de en torno al 3% y el estado de conservación, aceptable. La preconizada acción deletérea de los sulfatos (en cuanto agentes responsables de desconchados) no puede ser constatada a partir de los datos recogidos 4.1.9. Quizans
Como era de esperar, el componente principal es el hierro. A partir de los porcentajes de Fe es posible establecer que los contenidos en hematites de las pinturas de Forau del Cocho, Mallata B1 y I, y Muriecho son superiores a los de Arpán, Barfaluy, Lecina y Chimiachas y, los de estas, mayores que las de Fuente del Trucho y Quizans. Si los contenidos de Fe son adoptados como un marcador del estado de conservación, las pinturas mejor conservadas serían las de Mallata y las peores, las de Fuente del Trucho y Quizans. También pueden indicar técnicas diferentes.
Los componentes calizo y arcilloso de la roca sustrato (una caliza margosa) se encuentran en concentraciones inversamente proporcionales, refejándose en los análisis de las muestras de pintura.
diferencias signifcativas en los contenidos de P y S. La mayor parte de las muestras de Mallata B1 (Fig. 2d) no exhiben la presencia del elemento P (humo de huesos) y los porcentajes de S (yeso) son la mitad de los de Mallata I Las(8,9%).pinturas
Los porcentajes de S aparecen relativamente elevados para las pinturas de Muriecho, Forau del Cocho, Quizans, Chimiachas y Arpán, ligeramente elevados para los de Mallata, Lecina y Barfaluy y bajos para los de Fuente del Trucho. La presencia de este elemento abre el debate sobre su origen. La correlación de S con Ca es inversa y signifcativa (r = 0,86), incompatible con una asociación mayoritaria en forma de sulfato cálcico. Por otra parte, la correlación de S con Fe (r = 0,37) es ambigua: no excluye la asociación de ambos en forma de pirita ni tampoco la apoya. Una interpretación verosímil precisaría de un estudio más detallado de la roca soporte.
4.2. Interpretación de los resultados analíticos sobre pinturas
Sesión 1 87
Figura 2. Algunos de los puntos analizados en las pinturas de: (a) sector 1 de Barfaluy III (indicados sobre calco de Baldellou et al. (1986)); (b) sector 3 de Lecina Superior (sobre calco de Baldellou et al. (1988)); (c) covacho IV del Forau del Cocho; (d) sector 1 de Mallata B1 (sobre calco de Baldellou et al. (1985); (e) Quizans I (fotos tratada con DStretch, empleando el fltro CRGB, para facilitar la visualización).
Séptima. La orientación de los abrigos, una elección intencionada para preservarlos del viento y asegurar su iluminación, ha resultado a la larga un factor de protección frente a los microorganismos pero, también, una causa de deterioro por irradiación solar: los abrigos situados con la boca hacia el sur (Quizans, Arpán y algunos de Mallata) y sudeste (Fuente del Trucho, Barfaluy), muy soleados, se encuentran peor conservados que los de orientación menos acomodaticia, como la sudoeste de Mallata B o Muriecho L, o la oeste de Lecina Superior.
4.3. Grado de conservación
mayor deterioro. Los resultados analíticos permiten confrmar las observaciones de visu que sugieren que el estado de conservación de las pinturas de Mallata B1 y I, Muriecho, Forau del Cocho y Chimiachas es bueno-muy bueno (especialmente, el ciervo de esta última), las de Barfaluy, variable, y las del abrigo de Quizans (cánidos), malo.
5. CONCLUSIONES
En las pinturas es posible que coexistan dos tipos de hematita, natural y desagregada, esta última obtenida a través del calentamiento por encima de 260 °C de fragmentos de goethita (u otros «ocres amarillos», como
Primera. Toda vez que la casi totalidad de las pinturas del río Vero han sido realizadas con hematites, los contenidos de hierro en las mismas han resultado ser un marcador de su estado de conservación: a menor porcentaje en Fe (menor carga pictórica en hematites),
Los porcentajes de los elementos Cl y K no se correlacionan (r = 0,06), lo cual excluye una potencial asociación mineral como silvina o carnalita. Toda vez que el coefciente de correlación entre K y Si es alto (0,84) y el de K y Al muy alto (r = 0,96), la presencia de K debe ser referida a algún aluminosilicato de potasio (moscovita, por ejemplo) o una aportación animal.
Observaciones de visu, análisis de imagen y contenidos relativos de hierro permiten evidenciar que el estado de conservación de las pinturas de Mallata B1 y I, Muriecho, Forau del Cocho y Chimiachas es bueno-muy bueno, el de las de Barfaluy, variable, y el de las del abrigo de Quizans, malo.
es menos abundante, quizá por ser más defciente su conservación. Se consigue mezclando los aglutinantes citados con pirolusita (que suele degenerar en un color violáceo) o negro de humo (con materiales de origen vegetal o animal expuestos a fuego, es decir, carbón vegetal y negro de huesos, respectivamente).
Cuarta. Existe evidencia, a través de los contenidos en P, de la utilización de fosfatos óseos como componente de las pinturas, sea como carga de las mismas (triturados a polvo fno) o como aglutinante (utilización de la médula).
Sexta. Se detecta una cierta complejidad en la confección de las pinturas, así como la existencia de varias fases y repintados, especialmente en las de Lecina Superior y la Fuente del Trucho.
Los pigmentos de color rojo vivo son los más abundantes en el conjunto de los abrigos del río Vero. Se consigue reduciendo a polvo minerales como ocre o hematites/ oligisto (éste último, en la mayoría de los casos) y mezclándolos con agua, sangre, resina, grasa animal o clara de huevo. La gama de tonalidades abarca desde el violáceo al vinoso, junto al rojo claro y al anaranjado. Las tonalidades claras pueden ser el resultado de difusión por lixiviación de la hematita y la consiguiente pérdida de densidad de la capa pictórica.
Quinta. Se confrma la utilización de ‘estucado’ en aquellos casos, como en Lecina Superior, donde las superfcies de las paredes rocosas del abrigo no reunían las condiciones óptimas para ser utilizadas como soporte de las pinturas (debido al componente margoso de la caliza, que confere textura grumosa y friabilidad) y precisaban, por ello, de una preparación previa.
De especial interés es el hallazgo de concentraciones relativamente altas de Mn (~2%) en dos de las muestras de Fuente del trucho (mano en negativo enmarcada en negra de la zona XV), especie ausente en el medio millar de determinaciones realizadas sobre los restantes abrigos.
Como aglutinantes para la realización de los pigmentos, resulta presumible la utilización de grasa animal y de tuétano (existen evidencias deducidas de la presencia signifcativa de fósforo).
4.4. Sobre la naturaleza de los pigmentos y aglutinantes
88 V
Segunda. Los escasos motivos pictóricos representados en negro obedecen a dos fórmulas pictóricas basadas en la inclusión como componentes, bien de la pirolusita de Estopiñán (que suele degenerar en un color violáceo) o de materiales de origen vegetal o animal expuestos a fuego (negro de humo y negro de huesos, respectivamente). El componente principal de las pinturas negras de Barfaluy III y Lecina Superior es negro de humo.
Tercera. No ha sido posible caracterizar la naturaleza pictórica de aquellas fguras o partes de fguras con coloración blanca o tonalidades claras (parte ventral de los dos ciervos de la sección 3 de Lecina Superior) pues, si bien los muy bajos porcentajes de Si, Al y Ti permiten excluir la presencia de caolín, no es posible confrmar ni desmentir que el color blanco sea debido a la coloración de la capa de soporte, preparatoria de la pintura o a la adición de blanco de San Juan con látex vegetal.
Ellimonita).colornegro
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Proyecto realizado con la Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales 2019 de la Fundación BBVA. La Fundación BBVA no se responsabiliza de las opiniones, comentarios y contenidos incluidos en el proyecto y/o los resultados obtenidos del mismo, los cuales son total y absoluta responsabilidad de sus autores. Agradecemos al Parque Parque Cultural del Río Vero su cooperación en este estudio, destinando a su guía de Arte Rupestre Rosa Berges durante el desarrollo del proyecto.
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Parque Cultural del Río Vero. Comarca de Somontano de Barbastro
The Vero River Cultural Park was declared by the Government of Aragon in 2001, in application of the Law of Cultural Parks of Aragón from 1997. It’s made up of 11 municipalities articulated by the Vero river in part of the outer Pyrenean mountain ranges (Guara) and the foothills (Somontano) in the Huesca regions of Somontano de Barbastro and Sobrarbe. It contains a set of shelters with cave art declared World Heritage by UNESCO, with samples of Paleolithic, Levantine and Schematic art. For more than 20 years of work, a fully consolidated management system for cave art has been developed. It includes knowledge, protection, conservation, enhancement and divulgation. This communication presents the most relevant aspects of the development of this project, mainly in relation to the management and museological preservation process, which has allowed the development of innovative proposals for sustainable cultural tourism in rural areas with the participation of the local population. Through collaboration with University and European cooperation projects, the transmission of knowledge to broad sectors of population has been facilitated.
THE VERO RIVER CULTURAL PARK (HUESCA): MANAGEMENT AND MUSEOLOGICAL PRESERVATION OF CAVE ART
Autor de contacto/Contact author: Mª Nieves Juste Arruga, mnjuste@somontano.org
El PARQUE CULTURAL DEL RÍO VERO (HUESCA): GESTIÓN Y MUSEALIZACIÓN DEL ARTE RUPESTRE
Mª Nieves Juste Arruga
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RESUMEN
PALABRAS CLAVE: Parque Cultural del Río Vero; Arte Rupestre; Patrimonio Mundial; Gestión y musealización del Patrimonio; Innovación; Desarrollo rural.
ABSTRACT
KEYWORDS: Vero River Cultural Park; Cave Art; World Heritage; Heritage Management and Museological preservation; Innovation; Rural Development
El Parque Cultural del Río Vero es una fgura declarada por el Gobierno de Aragón en 2001, en aplicación de la Ley de Parques Culturales de Aragón de 1997. Se compone de 11 municipios que articula el Río Vero en parte de la sierras exteriores pirenaicas (Sierra de Guara) y el piedemonte ( Somontano) en las comarcas oscenses de Somontano de Barbastro y Sobrarbe. Contiene un conjunto de abrigos con arte rupestre declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, con muestras del arte paleolítico, levantino y esquemático. En más de 20 años de trabajo bajo esta fgura se ha desarrollado un sistema de gestión integral del arte rupestre plenamente consolidado que abarca el conocimiento, la protección, la conservación, la puesta en valor y su difusión. En esta comunicación se presentan los aspectos más relevantes del desarrollo de este proyecto, principalmente en la relativo al proceso de gestión y musealización, en el más amplio sentido, que ha permitido desarrollar innovadoras propuesta de turismo cultural sostenible en el ámbito rural con la participación de la población local en todo el proceso. Mediante la colaboración con la Universidad y los proyectos europeos de cooperación se ha facilitado la transmisión del conocimiento a amplios sectores de la población.
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Figura.1. Cañón del Río Vero (a), manos en negativo de la Cueva de la Fuente del Trucho (b), ciervo levantino de Chimiachas (c), pinturas esquemáticas de Mallata (d) y de Barfaluy (e).
En conjunto, este Parque refeja claramente los principios de la singularidad de los Parques Culturales y en defnitiva se confgura como un museo al aire libre, donde se conecta el medio natural con la presencia e impronta humana desde la Prehistoria hasta hoy.
1.2. El Parque Cultural del Río Vero: algunos aspectos generales
Se trata de un territorio rural, con pequeños núcleos de población rural, a excepción de Barbastro cabecera comarcal del Somontano. Mediante los programas de desarrollo rural y otros se pretende impulsar nuevas actividades y oportunidades basándose en los propios recursos. En este orden se participa desde los objetivos del Parque Cultural.
Contiene un patrimonio cultural muy rico y variado compuesto por numerosos bienes declarados Bien de Interés Cultural, así como muestras artísticas de diferentes épocas, arquitectura tradicional, patrimonio etnológico, etc., siendo el más representativo el Conjunto de Arte Rupestre, declarado por la UNESCO Patrimonio Mundial en 1998.
1. 1.1.INTRODUCCIÓNLosParquesCulturales de Aragón, una herramienta de protección y gestión
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Situado en la provincial de Huesca, el río Vero articula el territorio que atraviesa desde las Sierras Exteriores Pirenaicas (Sierra de Guara) hasta el piedemonte pirenaico (Somontano) e inicio del llano. El Parque Cultural abarca íntegramente el curso del río desde su nacimiento, al sur de Boltaña, hasta su desembocadura en el río Cinca, en Barbastro. Está constituido por 11 municipios, de norte a sur: Boltaña, Aínsa, Bárcabo, Colungo, Alquézar, Adahuesca, Santa María de Dulcis, Pozán de Vero, Azara, Castillazuelo y Barbastro, integrados en la Comarca de Somontano de Barbastro (8) y Comarca de Sobrarbe (3). La diversidad geográfca, geológica y orográfca le dota de una gran variedad paisajística que conforma un espectacular paisaje cultural modelado desde la Prehistoria. El sector norte se integra en el espacio natural protegido del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, creado en 1990 y también declarado zona de Especial Protección para las Aves (1982). Sobresalen los relieves calizos sobre los que se desarrolla una espectacular red de barrancos y cañones, que alberga uno de los ecosistemas rupícolas más importantes de Europa. La zona meridional de relieves suaves se caracteriza por un paisaje muy antropizado dominado por el uso agrario mediterráneo tradicional.
Desde el inicio se han planteado los siguientes objetivos: Confguración de un Área Cultural basada en la integración de los elementos naturales y culturales. Integración de la Gestión del Patrimonio Cultural en las estrategias de ordenación del Territorio. Estudio, Conservación y Valorización del Patrimonio Cultural como factor de identidad, cohesión y recurso de desarrollo. Integración de los diferentes agentes institucionales y sociales territoriales en la gestión y en la puesta en práctica de iniciativas y actuaciones.
El Parque Cultural del Río Vero nació en los años 80 a partir de los importantes descubrimientos de arte rupestre llevados a cabo principalmente por el Museo de Huesca (Baldellou, 1990. Baldellou, 1991). A mediados de los 90 con el impulso de las entidades locales y la Ley de Parques comenzó un nuevo camino de continuidad.
2. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA
Con la incorporación en 1997 del Parque Cultural en las estrategias de desarrollo rural de la Mancomunidad, luego Comarca del Somontano y de los ayuntamientos, se impulsó el diseño de un ambicioso proyecto, desde una concepción global que aglutina el territorio, la naturaleza y la cultura, teniendo como referencia la sostenibilidad. Se convierten en elementos transversales el propio Río y el arte rupestre (Juste, 2002).
Para cumplir dichos objetivos se han establecido los ejes prioritarios de trabajo: «Investigación, Análisis y Planifcación de los Recursos», «Conservación y acondicionamiento del Patrimonio», «Creación de los Sistemas de Información e interpretación», «Creación de los entornos de Gestión», «Cooperación y trabajo en
Los Parques Culturales son una fgura creada por el Gobierno de Aragón, a través de la Ley 12/1997 de 3 de diciembre de Parques Culturales de Aragón. Se trata de una iniciativa innovadora que reconoce espacios territoriales que contienen conjuntos patrimoniales relevantes en ámbitos naturales de gran valor. Su principal objetivo es aunar la protección y la promoción del Patrimonio y procurar el desarrollo rural sostenible. Para su gestión estipula la creación de un Patronato, Consejo Rector y Gerencia así como instrumentos de planifcación como el Plan del Parque. En estos órganos de gestión están representadas diferentes instituciones: Gobierno de Aragón, municipios que forman parte del Parque, asociaciones y entidades (culturales, económicas, etc.) de la zona, siendo en la práctica una efcaz herramienta de gestión y de participación social avalada por más de 20 años de funcionamiento. Mediante la Ley de Parques Culturales, que en 2022 cumplirá 25 años de su aprobación, se dio cobertura jurídica a una fgura nacida en los años 80 del s. XX a partir del interés de las entidades científcas y administrativas por la investigación, protección y difusión del arte rupestre (Alloza y Royo, 1990. Baldellou, 1990. Juste, 2002. Juste, 2012). Los Parques Culturales de los que es buen ejemplo el del Río Vero, nacieron inicialmente asociados al Arte Rupestre.
En 2001, fue declarado ofcialmente como tal, inicialmente compuesto por ocho municipios. En 2020, con la remodelación del límite norte se han incorporado la zona meridional de los municipios de Boltaña y Aínsa abarcando ahora completamente el valle del Vero.
Aunque se ha trabajado en diferentes tipos de patrimonio, el arte rupestre es el paradigma donde se han puesto en práctica todos estos objetivo y líneas de actuación, a los que se han añadido la potenciación de la fgura de Patrimonio Mundial y de la pertenencia al Itinerario europeo «CARP: Caminos de Arte Rupestre APrehistórico».travésdelos
El arte esquemático, que en ocasiones comparte el mismo abrigo con las muestras levantinas, es el más extendido. Ofrece diversas fguras de animales, seres humanos y signos, en numerosos abrigos como Mallata (Fig. 1d), Barfaluy (Fig. 1e), conjunto de Gallinero-Escaleretas, etc. También el estilo lineal geométrico está representado en el abrigo de Labarta.
El Parque contiene un excepcional conjunto de arte rupestre prehistórico caracterizado por la densidad de yacimientos y la singularidad de contener, en un espacio geográfco tan reducido, muestra de los estilos pictóricos clásicos de la Prehistoria europea: arte paleolítico, levantino y esquemático, además de lineal geométrico. Desde 1998 está declarado por la UNESCO Patrimonio Mundial, en el conjunto del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica. Forma parte también del Itinerario Europeo CARP «Caminos de Arte Rupestre Prehistórico» declarado por el Consejo de Europa en 2010.
El arte de estilo levantino destaca por las representaciones de animales (ciervos, cabras, sarrios, etc.) en abrigos como Arpán, Regacens o Labarta, con espléndidas muestras como el ciervo de Chimiachas. (Fig.1c), representaciones de seres humanos (arqueros y probables recolectores en Arpán) y escenas, tienen su muestra más relevante, en Muriecho donde se representa la captura, quizá ritual, de un ciervo vivo.
Así, en este proyecto, se habrán desgranado las siguientes fases: investigación, protección, conservación musealización, y divulgación (Juste, 2003).
La investigación ha continuado con la labor del Grupo de Investigación Primeros Pobladores del Valle del Ebro, dirigido por Pilar Utrilla.
Desde la iniciativa territorial, asumida en los 90, el principal fn planteado ha consistido en convertir el arte rupestre, en una propuesta de turismo cultural de calidad, basado en la interpretación del patrimonio y regido por la sostenibilidad ambiental y cultural. Partiendo de las premisas citadas anteriormente, se han realizado los estudios previos, inventario de recursos, diagnóstico y análisis de los mismos, estableciendo las bases conceptuales, la estrategia y el proyecto de presentación al público. Son los pasos preliminares para abordar la fase de articulación y musealización.
3.1. El Arte Rupestre del Río Vero
Entre fnales de los años 70 y mediados de los 90 del s.XX, se produjo el descubrimiento de este arte, su protección e investigación, así como las primeras acciones de difusión, en el proyecto realizado por el Museo de Huesca bajo la dirección de Vicente Baldellou, base del trabajo posterior.
El Parque Cultural se ha comprometido con el apoyo a la investigación y conservación, que forma parte de este proceso integral de gestión del arte rupestre, en el que deben implicarse además de los responsables administrativos que detentan jurídicamente la
3. EL ARTE RUPESTRE DEL RÍO VERO: UN PROYECTO DE GESTIÓN INTEGRAL
de Adahuesca (Sevil), Alquézar, Bárcabo, Colungo y un enclave en Aínsa (Fig. 1).
La cueva de la Fuente del Trucho alberga, por ahora las únicas pinturas rupestres del Paleolítico en Aragón. Sobresalen las representaciones de manos en negativo, caballos, alineaciones de puntos y signos abstractos, además de grabados (Fig. 1.b). Las últimas investigaciones sobre este yacimiento han permitido obtener nuevos datos a cerca de la datación de este conjunto artístico, que aboga por una mayor antigüedad (Utrilla et al. 2016).
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3.2. Estudio, Protección, Conservación y Gestión del Arte Rupestre
Más de sesenta abrigos con manifestaciones pictóricas, cuya nómina se ampliará con los nuevos descubrimientos presentados por Paloma Lanau en este congreso, se alojan en el río Vero y sus barrancos subsidiarios (Choca, Chimiachas, Palluala, La Fuente, Argatín, Arpán, Fornocal…), entre las cavidades de sus acantilados (Baldellou, 1991. Baldellou, 2006), en los municipios
órganos de gestión se ha practicado una metodología participativa, implicando a los diferentes sectores: científcos, culturales, económicos, institucionales. Ejemplo de ello es la pertenencia al Patronato además del Gobierno de Aragón, de los ayuntamientos y las Comarcas de Somontano y Sobrarbe, de representantes tan variados como: el Museo de Huesca, los Centros de Estudios comarcales de Somontano y Sobrarbe, los Centros de Desarrollo Local de Somontano y Sobrarbe, o la Asociación de empresarios de la Sierra de Guara. La Comarca del Somontano ejerce la encomienda de gestión del Parque por delegación de los Paraayuntamientos.sufuncionamiento y proyectos el Parque se sostiene principalmente a través de las aportaciones y servicios del Gobierno de Aragón (Dirección General de Patrimonio Cultural , sección de Parques Culturales), Ayuntamientos y Comarca del Somontano. En proyectos concretos se cuenta con apoyos de diferentes entidades destacando el Ministerio de Cultura, Comarca de Sobrarbe, Centro de Desarrollo del Somontano, y programas europeos, entre otros.
Red», a los que se han sumado en los últimos años los conceptos específcos de «accesibilidad e inclusión en los equipamientos y servicios».
Respecto a la investigación, se colabora con las entidades e investigadores que centran sus proyectos en los yacimientos del Parque, como el Museo de Huesca o la Universidad de Zaragoza, ya citados, y que a su vez nos permiten actualizar la información conforme se avanza en el conocimiento y transmitirla de forma adecuada al Desdepúblico.esta
Figura 2. Sesión de las Jornadas Técnicas para la Gestión del Arte Rupestre, en Alquézar.
4. MUSEALIZACIÓN DEL ARTE
4.1.1. El Centro de Interpretación del Arte Rupestre Está instalado en la pequeña localidad de Colungo, de 117 habitantes. Muestra el arte rupestre a través de tres espacios diferenciados: Casa Museo, Espacio-Cueva de la Fuente del Trucho y Parque Arqueológico. A través de un equipamiento museístico donde priman los audiovisuales, recreaciones, interactivos y aplicación de nuevas tecnologías en la presentación del arte rupestre,
«Proyecto de gestión integral del Arte Rupestre, Patrimonio Mundial en el Parque Cultural del Río Vero» en 2018 que actualizó la situación del conjunto para planifcar las actuaciones, a cargo de M. Bea y J.Angás.
La atención al estado de conservación de los abrigos visitables se realiza de forma habitual. En ellos se han instalado ecocontadores que proporcionan con precisión los datos de frecuentación, siendo de interés no sólo para diseñar actividades de difusión sino para acciones de conservación y/o protección»
para el diagnóstico y planifcación de intervenciones en la Cueva de la Fuente del Trucho»
4.1.RUPESTREMusealización del Arte Rupestre: los equipamientos
competencia de gestión, también las instituciones locales, en un proceso de corresponsabilidad, que podríamos paralelizar con el concepto de «responsabilidad social».
El arte rupestre se presenta al público a través de los equipamientos, servicios y actividades, que se citan a continuación y que lo abordan en su dimensión histórica y su entorno natural, desde la concepción de un Museo al aire libre, donde el arte rupestre se comprenda en el mismo lugar donde fue creado y del que es inseparable. Junto a los sistemas expositivos y de presentación tradicionales se han incorporado las NTT y medidas de accesibilidad.
La protección mediante actualización de los cerramientos han tenido cabida en las acciones del Parque en la «Redacción del Proyecto de Protección física de las pinturas rupestres de Cueva Palomera en Alquézar» por J.A Pardina en 2020.
En aplicación de dicha metodología y criterios, se han desarrollado y gestionado desde el Parque varios proyectos encaminados a la documentación previa, conservación y su gestión cofnanciados en su mayoría por el Ministerio de Cultura (ayudas a Patrimonio Mundial) :
implicación el Parque organizó las Jornadas Técnicas para la Gestión del Arte Rupestre, Patrimonio Mundial (Alquézar, 2012) en el marco de la Celebración del 40 Aniversario de la Convención del Patrimonio Mundial, fnanciadas por el Ministerio de Cultura, con la colaboración del Gobierno de Aragón (Juste et al., 2012). Supuso un proceso de refexión entre los representantes técnicos de las Comunidades Autónomas y otros profesionales, para establecer conclusiones relativas a la Documentación, Conservación, Protección y Difusión, del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica (A.R.A.M.P.I), con voluntad de aplicación en sus respectivas demarcaciones. Se redactó el borrador de trabajo conjunto «Documento Marco Inicial para la elaboración de un sistema de gestión del arte rupestre, declarado Patrimonio Mundial, en el Arco Mediterráneo de la Península Ibérica», con un nexo metodológico común a los territorios incluidos en este bien, para el diseño del Plan de Gestión demandado por la UNESCO (Fig. 2).
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- «Estudios previos y redacción de un proyecto de intervención en los abrigos con arte rupestre de Arpán, Mallata y Lecina Superior, en el Parque Cultural del Río Vero» (2014): estudio interdisciplinar en el que han participado arqueólogos, restauradores, geólogos, etc. efectuado por la empresa Tecnitop. S.L. coordinado por M.Bea. Se ha realizado un completo diagnóstico del estado del arte rupestre de estos abrigos, aplicando las nuevas tecnologías como el 3D, para su documentación, que ha permitido establecer los criterios de actuación a corto, medio y largo plazo. Partiendo de este estudio, en 2015 se efectuó el «Proyecto de conservación en los abrigos con arte rupestre de Arpán, Mallata y Lecina Superior: ejecución de acciones prioritarias» consolidando los soportes realizado por los restauradores E.Guillamet y L.Ballester. Siguiendo las mismas metodologías, criterios y los mimos equipos en 2016 se efectuó el «Proyecto de conservación, Documentación y Mejora de Accesibilidad del abrigo con arte rupestre de Chimiachas», y en 2017 el «Estudio de anteproyecto
Figura 6. Espacio Vicente Baldellou en Alquézar.
4.1.3. Acondicionamiento de abrigos visitables
Se ha efectuado una selección de abrigos para la visita del público donde confuyen las siguientes características: contener muestras artísticas representativas, arte bien conservado y visible, grado de accesibilidad adecuado y entorno natural atractivo. Se trata de los abrigos con arte levantino de Arpán, Chimichas y Regacen y los conjuntos con arte esquemático de Mallata, Quizans, Barfaluy y Lecina Superior. En todos se han habilitado los accesos instalando un sistema de escaleras y elementos de protección acorde con el entorno, que garantizan la seguridad de los visitantes, así como la conservación de los sistemas de protección del abrigo. En total suman 9 abrigos en 5 itinerarios (Fig.7).
Figura 7. Abrigos de Mallata.
Figura 4. Centro del Arte Rupestre en Colungo.
Figura 5. Centro del Arte Rupestre en Colungo.
Figura 3. Centro del Arte rupestre en Colungo.
junto a las actividades experimentales, es posible recorrer 30.000 años de arte rupestre universal y aproximarnos a las sociedades que lo crearon, de manera didáctica y lúdica (Fig. 3,4,5,10,11,13,15). También presta servicio de información turística y es el principal punto de partida de las vistas guiadas a los abrigos. Dispone de sistemas de accesibilidad sensorial y cognitiva.
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Se trata de un espacio al aire libre, al pie de la Colegiata de Alquézar, frente al barranco de La Fuente y Cueva Palomera. Fue creado en 2019 y dedicado a V. Baldellou. A través de cinco tótems temáticos se difunden los valores del Parque, el arte rupestre y la fgura de V. Baldellou, en un entorno muy visitado, dado el ingente potencial turístico de Alquézar (Fig. 6).
4.1.2. Espacio Vicente Baldellou
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Figura 10. Sistema de Inmersión 3 D, de la cueva de la Fuente del Trucho, en el Centro de Arte Rupestre.
Figura 8. Panel interpretativo en el recorrido a los abrigos de Mallata.
El Centro de Arte Rupestre y el Espacio V. Baldellou cuentan con recursos para personas con discapacidad sensorial y cognitiva. A través de Patrim+ en 202021 se ha realizado un diagnóstico de ambos espacios y creado materiales (dosieres en braille, audio-signoguías, traducción en lengua de signos en documentales, folletos y materiales de lectura fácil, etc.,) que permitirá acceder a este patrimonio a un público más diverso.
Mejorar la accesibilidad para personas con diferentes discapacidades y la visión de género son dos objetivos de trabajo en los que el Parque Cultural se ha adentrado en los tres últimos años.
En 2022, se instalará el sistema de Inmersión Virtual de la Cueva de la Fuente del Trucho en 3 D, donde a través de unas gafas virtuales se podrá navegar por ella (Fig. 10). Este proyecto ha sido realizado por Scaner 3D y la colaboración de la U. Zaragoza (Grupo Primeros Pobladores del Valle del Ebro) en el marco del proyecto de Cooperación Patrim + Poctefa.
Los abrigos completamente acondicionados y señalizados se han articulado en cinco itinerarios didácticos. Todas las rutas disponen de equipamiento señalético direccional e interpretativo normalizado, que identifca las rutas del Parque: panel informativo del arte rupestre, mesas de interpretación sobre el itinerario y sus atractivos, sobre el arte rupestre de cada abrigo, etc., (Fig. 8) Cada recorrido, además de centrarse en el abrigo correspondiente y su
contenido, aprovecha los recursos del entorno y en él se abordan a la vez diferentes aspectos sobre el arte rupestre, la prehistoria y el medio físico. Algunas rutas, siguiendo este equipamiento, permiten la aproximación autoguiada. Se trabaja en nuevas propuestas.
4.1.4. Rutas señalizadas
Paralelamente se ha potenciado, la fgura de Patrimonio Mundial e Itinerario CARP, visualizándolo con potencia a través de señalética específca de gran formato (Fig. 9).
La aplicación de las nuevas tecnologías es una herramienta de continua actualización e intensifcada en los últimos años. Cabe destacar la opción de visita virtual al arte rupestre en la web del Parque Cultural a través de la cual es posible visitar trece abrigos, así como el Centro de Arte Rupestre.
Próximamente se va a desarrollar, el proyecto de una App para móviles para facilitar la visita a los abrigos.
4.1.5. Nuevas tecnologías, accesibilidad, inclusión y perspectiva de género
Se accede a través de un sencillo recorrido senderista que nos sumerge en el paisaje espectacular de la Sierra de Guara. A este grupo se han incorporado, con el nuevo acondicionamiento, los abrigos de Gallinero con grado mayor de difcultad y se está trabajando en el acondicionamiento del abrigo y ruta de Peñamiel. También es posible contemplar este singular paisaje del Cañón del Río Vero donde se encuentran los enclaves rupestres, mediante un sendero de aproximación en el Denominado «Mirador del Vero» practicable con sillas de ruedas, habilitado dentro del Plan de accesibilidad del Parque de Guara (Juste y Soto, 2014).
Figura 9. Totem identifcativo de Patrimonio Mundial, en Alquézar.
A través de estas actividades en constante renovación, se dinamiza el arte rupestre, ofreciendo al público propuestas basadas en el concepto «experiencial» con el convencimiento de constituir una de las vías más efectivas para la comprensión de la prehistoria y del arte rupestre (Fig. 13).
4.2.3. Actividades de animación y eventos
4.2.2 Programa didáctico para escolares
4.2. Musealización del arte rupestre: los servicios, actividades y difusión
Se diseña anualmente un programa orientado principalmente a los tramos de Educación Infantil hasta la ESO, Bachiller y FP, con varias opciones de unidades didácticas y talleres de tecnología prehistórica, en los que se van incorporando nuevas modalidades, implantando entre otros el uso de maletas didácticas. Se colabora con los centros docentes en incluir estas propuestas en sus proyectos curriculares. Son actividades principalmente experienciales. En 2020 y 2021 durante la pandemia Covid 19 se han incrementado las acciones on line, creando en la web del Parque la sección «Zona Escolar» donde se han incorporado materiales, entre ellos videos didácticos para practicar talleres en casa y en los colegios.
4.2.1. Servicio de visitas guiadas a los abrigos
Entre los programas y acciones que se desarrollan -Realizacióndestacan: de talleres experimentales para todo tipo de público (grupos diversos, familias) tales como: tiro con propulsor, pintura, cerámica, obtención del fuego, etc. sobresaliendo el programa anual de verano «Misterios de la Prehistoria».
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-Celebración cada dos años, (de 2004 a 2017) de los «Campeonatos Europeos de Tiro con Arco y Propulsor Prehistóricos». Constituyen un fn de semana dedicado a la Prehistoria, donde, junto a las pruebas de la competición realizadas en el entorno de los abrigos de Mallata, se efectúan diversas actividades demostrativas, talleres, charlas y conferencias (Fig. 14).
En este sentido se incluye la visión de género. Se ha efectuado el diagnóstico de los contenidos y partiendo del mismo se ha generado la exposición virtual «La mujer en la Prehistoria» accesible mediante códigos QR (Fig. 11) en la que ha colaborado la Universidad de Barcelona, socia del proyecto Patrim+.
Fue iniciado en 1997, a cargo de guías especializados del Parque. Parte del Centro de Arte Rupestre y también de la O.T de Lecina (Barfaluy y Lecina Superior). Se ofrece una visita de carácter didáctico, muy personalizada, que permite disfrutar del arte rupestre prehistórico en su contexto natural y cultural, así como en el contexto territorial actual (Fig. 12). Se pretende también sensibilizar al público sobre el valor de arte rupestre y su protección. La actividad se realiza en pequeños grupos, compatibles con la conservación del abrigo, con un amplio calendario anual de servicio, así como de visitas concertadas. Esta actividad puede combinarse con la visita Centro de Arte Rupestre y sus talleres experimentales.
Figura 13.Taller de tecnología prehistórica. Centro del Arte Rupestre.
Figura 11. Cartel anunciador de la exposición «Mujeres en la Prehistoria» en el Centro de Arte Rupestre.
Los equipamientos y contenidos se dinamizan a través de actividades y servicios de los que estos son soporte.
-Exposiciones como «Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica» (tras la declaración de Patrimonio Mundial), «Caminos de Arte
Figura 12. Visitas guiadas al arte rupestre.
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El Parque Cultural del Río Vero, desde sus orígenes, se ha vinculado a proyectos europeos de cooperación con entidades de diferentes lugares de España, Francia e Italia. A través de ellos no sólo ha obtenido recursos sino compartido fundamentos, experiencias y desarrollo de buenas prácticas. Ha participado siendo socia alguna de las entidades presentes en el Patronato del Parque. Varios de estos proyectos han sido pioneros en su momento. Junto al apoyo de diferentes iniciativas como Leader II, Leader Plus, o Interreg, cabe destacar proyectos específcos, tales como:
Proyecto La Cultura Legada, a través del ayuntamiento de Barbastro en colaboración con Francia. Se centró en la difusión conjunta del arte rupestre de ambos lados de los Pirineos mediante la acción Huellas en la roca (exposición conjunta, charlas, talleres) en 2012.
Proyecto Preiber I y Preiber II (2004-2009), con el Centro de Desarrollo del Somontano, junto a otros socios españoles, centrados en la aplicación de las nuevas tecnologías en la presentación del arte rupestre.
Figura 15. Día Internacional del Arte Rupestre.
- Proyecto Patrim+ Interrg Poctefa (2018-2021). Compuesto por 11 socios de España y Francia. Entre otros aspectos se han tratado las mejoras en la gestión, sostenibilidad de los centros, aplicación de nuevas tecnologías, accesibilidad e inclusión. Igualmente se colabora con redes, algunas ya citadas como el itinerario CARP, la Ruta del Vino del Somontano y diferentes proyectos globales como en 2021 el apoyo al desarrollo de la candidatura de la carrasca de Lecina (en el entorno del arte rupestre de Barfaluy-Lecina Superior) como árbol europeo del año, distinción que fue obtenida.
-Diversas actividades culturales planteadas siempre con un nexo de unión con la Prehistoria, como cuentacuentos, observaciones astronómicas, pequeños conciertos, muestras de cetrería, etc. Y representaciones como la celebrada en 2012 por el grupo teatral francés de Mas D´Azil «La Tribu de Magda: la vida de una tribu prehistórica hace 14.000 años. También se potencian los eventos y conmemoraciones internacionales como el Día Internacional del Arte Rupestre (Fig. 15) y Jornadas Europeas del Patrimonio entre otros, con actividades Estaespeciales.labor se complementa a través de los sistemas habituales de difusión (folletos y publicaciones, medios de comunicación, asistencia a ferias turísticas y culturales, etc.), presencia en eventos regionales y comarcales, la web (www.parqueculturalriovero.com, el blog (parqueculturaldelriovero.blogspot.com.es) del Parque y redes sociales.
Proyecto Patrim II: Red de Centros Museísticos y de Patrimonio de los Pirineos (2014-2015) en el que se incardina el Centro de Arte Rupestre, a través de la Comarca del Somontano, y que persigue la articulación y consolidación de una red transpirenaica.
Proyecto Repparp e Itinerario europeo CARP Participación activa a través del Gobierno de Aragón, cuya consecuencia ha sido la Creación del Itinerario Europeo CARP en 2010.
Rupestre», de la Red Repparp, o «Huellas en la roca» sobre el arte rupestre en los Pirineos, dentro de un programa de cooperación con la localidad francesa de Mas -CiclosD´Azil.decharlas y conferencias divulgativas de carácter científco. En ellas además de contenidos de carácter regional, se ofrecen al público temas de actualidad o interés tales como las realizadas sobre «Otzi, el hombre de las nieves» o el programa «Arte Rupestre y Territorio Arqueológico» con conferencias sobre arte rupestre en Aragón, Altamira y Atapuerca.
Figura 14. Tiro con propulsor
Proyecto Terra Incógnita (1997-2001). Programa experimental Terra, siendo socios el Centro de Desarrollo y la Comarca del Somontano, junto a entidades de España e Italia. Sus resultados fueron excelentemente valorados por la Comisión Europea. Basándose en un concepto innovador de Territorio Museo, se establecieron los fundamentos y la articulación del Parque, a través de la interpretación del Patrimonio.
Se trabaja estrechamente con las ofcinas de turismo de la zona, en algunas como en la de Lecina se cuenta con paneles informativos sobre el arte rupestre.
4.3. Los proyectos de Cooperación
Utrilla, P., Montes, L., Bea, M., Domingo, R. y J. Angás (2016): Fuente del Trucho, Diez Años de trabajos arqueológicos (2005-2015), En Lorenzo, J.I., y Rodanés , J.M. ( eds.). I Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés, Gobierno de Aragón, Zaragoza, 35-45.
Juste, M.N., Hernández, M.A., Pereta, A., Royo, J.I., y J.I. Andrés (coord.) (2012): Jornadas Técnicas para la Gestión del Arte Rupestre, Patrimonio Mundial. Parque Cultural del Río Vero, Alquézar 2012.
Fotos: Archivo de la Comarca de Somontano de Barbastro. Autores: Silvia Arcas (nº 1a), Ana Isabel Doz (nº14), M ª Nieves Juste (nº 1b,2,3,7,9,10,15), Pilar Lisa (nº6), Sandra López (nº11), Enrique Salas (nº 1c,d,e, 4), José Mª Puig (nº 5,8,12,13),
-Diseño de un modelo de gestión y musealización del arte
Baldellou, V. (1991): Guía del arte rupestre del Río Vero Parques Culturales de Aragón, Zaragoza.
-Sostenibilidad medioambiental en sus actuaciones, cuidadosas con sus recursos naturales y culturales.
-Sensibilización de la sociedad ante un patrimonio valioso y -Implicaciónsensible.realde las comunidades y población local, en la gestión del arte rupestre, participando en los órganos de decisión.
Juste, M.N. (2003): La experiencia de puesta en valor y musealización del Arte Rupestre, en el proyecto del Parque Cultural del Río Vero (Comarca de Somontano de Barbastro, Huesca). Actas del II Congreso Internacional de Musealización de Yacimientos Arqueológicos Barcelona, 83-89.
5. CONCLUSIONES
Juste, M.N. y B. Soto (2014): El Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara y el Parque Cultural del Río Vero (Huesca, Aragón): la accesibilidad en los Espacios Naturales y Culturales. Actas del II Congreso Internacional Educación y Accesibilidad en Museos y Patrimonio, Huesca, 1047-1050.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
de visitantes a la zona potenciales consumidores de otros servicios y contribución a la desestacionalización turística.
Juste, M.N. (2002): El Parque Cultural del Río Vero. Una experiencia de Protección del Patrimonio Cultural y Desarrollo Rural. Somontano (7), Barbastro, 179-205.
Baldellou, V., Calvo, M.J., Juste, M.N., e I. Pardinilla (2009): Arte Rupestre en el Río Vero. Comarca de Somontano de Barbastro, Barbastro. Comission européenne (2.000): Terra, un laboratoire expérimental en aménagement du territoire, Luxembourg.
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Si en algo ha desatado notoriamente este Parque, aplicando su modelo gestión, es en su contribución al desarrollo territorial, poniendo en valor su patrimonio cultural y creando una nueva oferta de Turismo Cultural, atractiva y de calidad, ligada a un patrimonio de primer orden como es el arte rupestre, Patrimonio Mundial.
Ha permitido incorporar la economía turística a pequeños municipios, atrayendo visitantes, con un alto componente internacional (cerca del 21% de procedencia francesa) y con nuevos segmentos de público como el familiar, que antes de la situación sanitaria de Covid 19 rondaba los 30.000 visitantes al arte rupestre, entre actividades, visitas guiadas o recorridos libres.
-Atracciónrupestre.
Alloza, R. y J.I. Royo (1990): Los Parques Culturales con Arte Rupestre en Aragón, un Proyecto de Futuro. Jornadas Sobre Parques Culturales con Arte Rupestre, Zaragoza, 201-214.
Se han establecido proyectos para articular los recursos en el territorio, con gran impacto en el ámbito rural y con carácter demostrativo por sus objetivos, su flosofía y su praxis, siendo el principal detonante el arte rupestre, y como más destacables, a modo de balance:
-La puesta en valor del patrimonio como referente cultural y como factor de desarrollo económico.
-Creación de empleo directo (personal del parque) o indirecto (guías, empresas culturales, turísticas y otros -Haproveedores).favorecido el equilibrio territorial incorporando a nuevas localidades a actividades turísticas y contribuyendo a la mejora de la calidad de vida de sus -Inserciónhabitantes. en los proyectos de ordenación territorial y desarrollo europeo.
-Gestión local efcaz de un patrimonio universal. Desde el ámbito local, es posible gestionar en las debidas condiciones un patrimonio excepcional, incardinando proyectos de diferentes entidades supralocales.
-La recuperación del Patrimonio cultural, la creación de equipamientos e infraestructuras y la dinamización del patrimonio cultural.
Baldellou, V. (2006): El Arte Rupestre Prehistórico. En Comarca de Somontano de Barbastro. Colección Territorio (21), Gobierno de Aragón, Zaragoza, 55-66.
Juste, M.N. (2012): Los Parques Culturales como ejemplo de Gestión, Desarrollo Territorial e Implicación de la Población Local. Jornadas Técnicas para la Gestión del Arte Rupestre, Patrimonio Mundial. Parque Cultural del Río Vero, Alquézar 2012, Barbastro, 241-247.
Baldellou, V. (1990): El Parque Cultural del Río Vero (Huesca). Jornadas Sobre Parques Culturales con Arte Rupestre, Zaragoza, 149-168.
We present the results of the excavation of a burial in the shelter of Planas de la Marquesa in Uncastillo (Zaragoza). The brief campaign documented an individual burial of an adult individual with little trousseau. It was found deposited on the rock of the base level, oriented in an E-W direction and covered with a fne clay sediment and medium-sized stones. The absolute dating of a fragment of human bone has allowed us to locate the use of the coat as a burial chamber during the Chalcolithic.
KEYWORDS: Funeral practices; Burials in shelters; Chalcolithic; Ebro Valley.
1Arqueóloga profesional Arqueólogo profesional. 0000-0001-7580-6787 de Zaragoza
3Universidad
FUNERARY PRACTICES IN CAVES AND SHELTERS OF THE MIDDLE EBRO VALLEY. THE INDIVIDUAL CHALCOLITHIC BURIAL OF PLANAS DE LA MARQUESA (UNCASTILLO, ZARAGOZA)
RESUMEN
PALABRAS CLAVE: Practicas funerarias; Enterramientos en abrigos; Calcolítico; Valle del Ebro
In the Iberian Peninsula, the use of caves and small shelters as burial places is common since the Neolithic, more frequently in its fnal stages, increasing during the Chalcolithic and the Bronze Age. This same phenomenon is repeated in Aragon and the middle valley of the Ebro, where we have a large inventory of deposits that host single, double in smaller numbers, and more often multiple or collective burials.
ORCID:
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PRÁCTICAS FUNERARIAS EN CUEVAS Y ABRIGOS DEL VALLE MEDIO DEL EBRO. EL ENTERRAMIENTO INDIVIDUAL CALCOLÍTICO DE PLANAS DE LA MARQUESA (UNCASTILLO, ZARAGOZA)
Eugenia Nasarre Ortin1, José Ignacio Lorenzo Lizalde2 y José María Rodanés Vicente3
Presentamos los resultados de la excavación de un enterramiento en el abrigo de Planas de la Marquesa en Uncastillo (Zaragoza). La breve campaña documentó una inhumación individual de un individuo adulto con escaso ajuar. Se encontraba depositado sobre la roca del nivel de base, orientado en dirección E-W y cubierto de un fno sedimento de arcilla y cantos de tamaño medio. La datación absoluta de un fragmento de hueso humano nos ha permitido situar la utilización del abrigo como cámara funeraria durante el Calcolítico.
ABSTRACT
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En la Península Ibérica, la utilización de cuevas y pequeños abrigos como lugares de enterramiento es habitual desde el Neolítico, con mayor frecuencia en sus etapas fnales, incrementándose durante el Calcolítico y la Edad del Bronce. Este mismo fenómeno se repite en Aragón y el valle medio del Ebro, donde contamos con un amplio inventario de yacimientos que acogen inhumaciones individuales, dobles en menor número, y con mayor frecuencia múltiples o colectivas.
Autor de contacto/Contact author: José María Rodanés Vicente, jrodanes@unizar.es
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Figura 1. Acceso y vista lateral del abrigo.
Estas pequeñas cavidades o balmas son muy frecuentes en superfcies confguradas por materiales detríticos, entre las Sierras Exteriores y las depresiones aluviales donde los estratos presentan buzamientos muy leves ligados a la adaptación de los materiales del fondo de la cubeta de sedimentación, pasando de los conglomerados masivos de la formación Uncastillo a areniscas conglomératicas y margosas. Este amplio piedemonte, al ser de litologías no muy resistentes, ha sido intensamente excavado por la acción de los barrancos tributarios del Arba de Luesia y Riguel, sistema hidrográfco que desde tiempos prehistóricos, siguiendo la orientación de los valles, se ha convertido en una vía de comunicación natural (Rodanés y Lanzarote 1990, 14).
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En el lugar se encontraban depositados fragmentos correspondientes a una mandíbula y huesos largos humanos en muy mal estado, muy deteriorados por la
Figura 2. Situación del abrigo de Planas de la Marquesa.
1. INTRODUCCIÓN
El abrigo de Planas de la Marquesa se localiza en el paraje del mismo nombre, al sureste del término municipal de Uncastillo (UTM HUSO 30 650816 46856489) entre el barranco de Ubio y el de Valdebañales (Fig. 2). El acceso desde Zaragoza se realiza desde la carretera de Sádaba a Uncastillo. Pasado el municipio de Layana, se toma un desvío a la derecha por un camino de reciente factura que conduce a Malpica y pasa junto al yacimiento, situado según el catastro en el Polígono 26, parcela 1144 b (Fig. El3).
A fnales del mes de mayo de 2010, D. Julián Sánchez Brau, pastor natural de Uncastillo, informó a la arqueóloga Eugenia Nasarre de la existencia de restos humanos en un pequeño abrigo. El mismo había recogido un fragmento de cráneo entre otros restos visibles en la superfcie de la pequeña cavidad. El día 9 de junio visita el lugar y dos días después, la propia arqueóloga comunica el hallazgo al Servicio de Prevención y Protección del Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón. El día 15 junto a J.I. Lorenzo se realiza una nueva visita y una prospección superfcial en el entorno inmediato, detectando en la parte superior de la cubierta tres cazoletas excavadas en la roca. Una de ellas, de planta cuadrangular, simétrica, permite descartar que se trate de una formación natural por lo que debe considerarse de factura antrópica.
frente del abrigo, emplazado a unos 650 msnm, se orienta hacia el norte. De escasa profundidad, formado bajo una gran losa de arenisca fracturada, conserva parte de un muro de cierre de piedra seca desaparecido en su zona central (Fig. 1 y 4).
Figura 3. Vista aérea del yacimiento. Polígono catastral y zona prospectada.
Figura 4. Vista frontal con restos del muro de cierre.
2. DESCUBRIMIENTO E INVESTIGACIONES
UE 003: Estrato de arenisca, a modo de plataforma, en el interior del abrigo.
UE 001: nivel superfcial de tierra suelta con piedras de arenisca a modo de relleno. Cubre toda la superfcie con una potencia entre 10 y 20 cms. En el área de la entrada se observan restos óseos humanos (molares, parte de cráneo y mandíbula) junto a otros de pequeños vertebrados .
Figura 6. Estratigrafía.
La excavación se llevó a cabo entre el 16 y 19 de agosto, bajo la dirección de la propia Eugenia Nasarre quien planifcó la intervención, con la colaboración de la arqueóloga María Lasuén Alegre, procediendo a la planimetría inicial del abrigo y al trazado de la cuadrícula mediante coordenadas cartesianas, iniciándose los trabajos de levantamiento del depósito, cribándose todo el sedimento hasta alcanzar el nivel de base. Para la descripción de la estratigrafía se recurrió al sistema habitual de niveles (N) y unidades estratigráfcas (UEs) (Fig. 5).
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2.1. ESTRATIGRAFÍA
Figura 5. Superfcie del abrigo. Inicio de excavación.
UE 002: Nivel de tierra compactada, amarilla, de descomposición de areniscas. Contiene piedras de tamaño medio desprendidas del techo y paredes. Se localiza mayoritariamente en el sector oeste del recinto con una potencia media de 15 cms.
acidez del suelo que había eliminado parte de la tabla externa de los mismos, apreciándose puntos negros provocados por el ataque ácido. A pesar de ello la mandíbula conservaba piezas dentales. Todos los restos, junto a los que había recogido el descubridor, fueron trasladados a Zaragoza para su documentación y estudio.
Dado el interés del hallazgo, desde el Servicio de Prevención se propuso la intervención arqueológica con el objetivo principal de determinar el contexto cronológico y cultural de los materiales.
UE 004: Tierra orgánica suelta de color oscuro que aparece bajo 002 en el lado oeste de escasa extensión y potencia (5 cm).
Figura 8. Restos humanos. UEs 3000.
UE006.
Figura 9. Restos humanos. UEs 3000.
Figura .7. Nivel de
Figura 10. Restos humanos. UEs 3000.
Figura 12. Húmero izquierdo.
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Figura 13. Mandíbula.
enterramiento.
Figura 11. Restos humanos. UEs 3000.
Figura 14. Mandíbula. Cara interna.
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Figura 16. Norma superior.
Figura 15. Norma frontal.
4. MATERIALES, CRONOLOGÍA Y CONTEXTO CULTURAL
3. PALEOANTROPOLOGÍA
En conclusión, estamos en presencia de un enterramiento individual femenino, correspondiente a una mujer grácil de edad adulta, unos 30 años, y que no muestra ninguna patología, circunstancias todas ellas que estadísticamente son poco frecuentes en los yacimientos conocidos.
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Los restos óseos humanos recuperados en la Balma de Planas de la Marquesa, tanto los procedentes del descubrimiento y prospección superfcial como de la posterior excavación, corresponden todos ellos a un mismo individuo. Podemos identifcar dos húmeros que carecen de sus epífsis distales, diáfsis de huesos largos, de cúbitos y radios; dos ramas mandibulares con los molares correspondientes y dos premolares en la rama izquierda. Los más signifcativos son los restos craneales entre los que se cuentan un frontal completo, un parietal izquierdo completo y parte de su homólogo derecho, un temporal izquierdo, el malar izquierdo y parte del occipital (Fig.12, 13, 14, 15, 16).
UE 005: Aforamiento de roca madre en la entrada, bajo 002, colmatado en la zona occidental por 004.
El estado de conservación es uniforme. Los procesos tafonómicos a los que se han visto sometidos han provocado una cierta mineralización por carbonatación de los huesos pero simultáneamente se han visto afectados por un suelo ácido y el ataque fúngico en las tablas externas e internas. El resultado es una perdida notable de masa en dichas tablas y la presencia de concavidades puntiformes ennegrecidas. Incluso el esmalte de las piezas dentarias se ha visto afectado.
El material arqueológico aparecido en el abrigo es muy escaso. En el nivel superfcial se inventarió un posible proyectil de honda en arenisca de 5,5 cm de diámetro, un fragmento inidentifcable de bronce y parte de una anilla de plomo junto a un fragmento de pared de cerámica moderna. Materiales todos ellos ajenos a la práctica funeraria
Figura 17. Materiales superfciales.
En lo referente a la edad y sexo podemos valorar que atendiendo a que la sutura coronal se encuentra abierta y la sutura sagital está reabsorbida en su par 2, tanto en vista interna como externa, la edad sutural se encontraría entre 30-35 años. Atendiendo a que brotó el tercer molar completamente, al escaso desgaste en premolar primero y molar tercero la edad dental podría situarse entre los 25 y los 30 años.
En lo referente a su atribución sexual valoramos los caracteres craneales con una frente con bolsas frontales centrales y escasa depresión ofriaca. El espesor craneal es pequeño. La mastoide es pequeña. Si a esto sumamos la gran gracilidad de los huesos largos debemos considerar que nos encontramos ante una mujer.
UE 006 (Fig. 7): nivel de tierra compacta cubierto por 002 en sectores próximos al exterior del abrigo, apoyado directamente sobre 003 en el interior. Es el nivel fértil donde aparece el enterramiento (UEs 3000. Figs. 8, 9, 10, 11) y otros restos entre los que destaca una cuenta UEdiscoidal.3001: resto óseo humano de hueso largo (posible UEfémur).3002: resto óseo humano de hueso corto (posible UEcostilla).3003: resto óseo humano de hueso largo (posible Antesfémur).de fnalizar la campaña se procedió a la prospección del entorno inmediato, en especial varios abrigos de similares características, con resultados negativos. Igualmente se prestó especial atención a los cercanos campos de cultivo, cuyo acondicionamiento ha impedido la conservación de cualquier resto de habitación, si es que lo hubo en su momento, que pudiera relacionarse con el enterramiento (Fig. 2).
son las más numerosas ya que forman parte de adornos compuestos, más complejos (Rodanés 1987). Destacaremos las aparecidas en el Bajo Aragón, en Canyaret de Pallisetes (Bosch Gimpera 1920, 1923) o Abrigo del Ángel (Rodanés, Picazo y Lorenzo 2019) del mismo tamaño y similar cronología.
Figura 18. Restos humanos localizados durante la excavación y posible posición del enterramiento.
Ya hemos comentado que se trata de un enterramiento individual en un abrigo rocoso de poca profundidad, en el que los escasos restos aparecieron dispersos en el interior de un nivel de tierra y piedras (UE 006). Esta dispersión, posiblemente provocada por la remoción de animales que a lo largo del tiempo visitaron el yacimiento, impide determinar con seguridad la posición de la inhumada que a juzgar por la posición de los huesos largos nos inclinamos a pensar tendría una orientación E-W, transversal a la que presenta la abertura del abrigo (Fig. 18). La datación absoluta sobre fragmento de hueso humano sitúa el enterramiento en 4080 ± 30 BP…27012562 cal BC (Beta 598239-CSM.1).
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El tipo de yacimiento, abrigo rocoso de escasa profundidad, en una suave elevación que domina la vega del río, bien pudo estar relacionado con los numerosos hallazgos líticos de superfcie localizados en el barranco de Ubio, territorio estratégico en la zona alta de las Cinco Villas. La ocupación prehistórica de estas tierras la conocemos esencialmente por este tipo de yacimientos documentados en el entorno y cuya mayor concentración se encuentra en la franja de contacto entre el somontano pirenaico y las llanuras de la depresión de las Cinco Villas, con importantes concentraciones de materiales en Ejea, Sádaba y Biota, más al norte en Luesia y Orés o en Gordún, Lobera y Navardún. Se ubican en lugares elevados, coincidiendo con pequeñas plataformas estructurales de cimas llanas en las que se ha producido una fuerte erosión que ha desplazado gran cantidad de materiales por las laderas. Su datación puede remontarse al Neolítico y, hasta el descubrimiento y excavación de Rambla de Legunova donde han aparecido niveles que se remontan al Magdaleniense Superior Final (MSF) en el nivel q o de los niveles más antiguos de Peña 14: d, sauveterriense, o b. Mesolítico de denticulados (Soto et alii 2019,30), eran los vestigios más antiguos de la comarca (Rodanés y Lanzarote, 1990, 19; Lanzarote, Ramón y Rey 1991; Cabello 2005).
Una cuenta discoidea es el único elemento que acompaña la inhumación (Fig.19). Sería parte integrante de un elemento de adorno personal que ha desaparecido y que es habitual en este tipo de sepulturas a lo largo de la prehistoria reciente. Las cuentas de esta tipología
Figura 19. Restos humanos y cuenta discoidea.
En el Alto Aragón, esencialmente en la provincia de Huesca y comarcas del norte de Zaragoza, a partir de un sucinto inventario podríamos señalar yacimientos que coinciden en algunos aspectos con Plana de la Marquesa.
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El territorio que utilizamos como referencia, situado en la margen izquierda del Ebro, en especial en las comarcas de las Cinco Villas y la Jacetania occidental, ambas en la provincia de Zaragoza, no ha destacado por la intensidad de las investigaciones arqueológicas. Un buen resumen lo presenta J. Cabello (1995; 2005) en su tesis de licenciatura y posterior tesis doctoral. Coincidimos en destacar una serie de hitos que han marcado la historiografía arqueológica. Las I Jornadas de estudios de las Cinco Villas y la Carta arqueológica de P. Lanzarote, N. Ramón y J. Rey (1991). Con posterioridad necesariamente nos hemos de remitir a sus propios trabajos (Cabello 2005) y más recientemente a las continuadas investigaciones del equipo liderado por L. Montes y R. Domingo, que en este mismo congreso presentan una síntesis de más de veinte años de dedicación, que no solo como hemos comentado han permitido ampliar el marco cronológico y retrotraer varios milenios hasta el Paleolítico superior las primeras ocupaciones de la zona, si no que han permitido incrementar el catálogo de yacimientos sepulcrales excavados, objetivo de esta comunicación. En el abrigo de Paco Pons, ya en el año 2000 documentaron los restos de un enterramiento con al menos tres individuos de sexos y edades distintos que se localizaban en los niveles 1 y 2. Al año siguiente se profundizó en el nivel 2 (Montes, Cuchi y Domingo, 2000: 95-96). Una muestra de huesos humanos fue datada en 3850 ± 100 BP (GrN-25997), mientras que el nivel 2 ofreció una mayor antigüedad 6010 ± 45 BP (GrA-19294) y 6045 ± 45 BP (GrA19295). En Rambla de Legunova (Biel), también abrigo rocoso descubierto en 2002, aparecieron restos humanos de al menos tres individuos, dos infantiles y un adulto con escasos restos materiales: apenas tres fragmentos de cerámicas lisas, restos de talla en sílex y una lámina de 13 cm de longitud. GrA-24746….4545 ± 45 BP es la datación absoluta que permite contextualizar el conjunto.
En el territorio que nos vamos a centrar, los conjuntos más numerosos coinciden con las zonas geográfcas favorables como el Bajo Aragón, somontanos de las Sierras Exteriores del Pirineo o fondos de valle de la cubeta central donde escasean los complejos kársticos más profundos. Esto, no obstante, no es impedimento para que en comarcas de montaña coexistan los dos tipos, si bien en este ecosistema son más frecuentes y se han utilizado con mayor intensidad las cuevas de grandes dimensiones o grandes recorridos (Rodanés, 1999: 180).
Ya en las investigaciones sobre los enterramientos en cuevas y abrigos en el valle medio del Ebro en la década de los noventa del siglo pasado decidimos no establecer diferencias en el tratamiento del fenómeno funerario entre ambos tipos ya que parecía evidente que las prácticas eran similares. El criterio diferencial se establecía atendiendo únicamente a las dimensiones o la profundidad de las estructuras naturales sin que existieran unos parámetros objetivos establecidos. La elección de una u otra denominación la decide el propio arqueólogo, la toponimia o la tradición del lugar donde se ubica (Rodanés 1999).
Aun siendo decisivo el argumento de situación, la mayor o menor densidad de hallazgos en ambos casos está directamente relacionada con la intensidad de las investigaciones. Un caso paradigmático lo encontramos en el Bajo Aragón, territorio intensamente prospectado desde comienzos del siglo XX y que acumulaba el conjunto más numeroso hasta el cambio de siglo, cuando se iniciaron prospecciones sistemáticas y se encargaron PGUs en varias comarcas que nutrieron de yacimientos la Carta Arqueológica o el Inventario de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón. El incremento en las tres provincias aragonesas ha sido signifcativo (Rodanés, Lorenzo y Aranda 2016; Rodanés Picazo y Lorenzo 2019). Contamos con amplios territorios catalogados y a pesar de que son todavía pocos los yacimientos excavados y menos aún los de intervenciones recientes su valoración general nos permite adelantar una serie de consideraciones.
5. PRÁCTICAS FUNERARIAS: PLANAS DE LA MARQUESA Y LOS ENTERRAMIENTOS EN ABRIGOS EN EL VALLE MEDIO DEL EBRO
Es el caso del cercano abrigo de Puig Águila (Lorenzo 1994) o los también citados: Paco Pons y Rambla de Legunova en las mismas Cinco Villas, San Juan de Loarre, Forcas II, el Oso de Rasal o Gabasa 2b y 5 y balma de Mondó recientemente prospectada y datada por C14 en Huesca (Rodanés, Lorenzo y Aranda 2016). Al sur del Ebro, en un reciente inventario de la provincia de Teruel, donde se recoge información de 31 yacimientos
Para completar el repertorio, a yacimientos como Puig Águila, muy similar en emplazamiento, forma y estructura al de Planas de la Marquesa, descubierto en los años setenta del pasado siglo y que progresivamente se ha ido deteriorando (Lorenzo 1994), debemos añadir los más septentrionales documentados en recientes prospecciones en Salvatierra de Esca que engrosan el catálogo de los yacimientos conocidos y no excavados. La denominada cueva S1 presenta en superfcie los restos de un individuo adulto y un niño. La cueva del fémur así denominada por encontrarse un fémur de un individuo adulto incrustado en el suelo de la cavidad al que acompaña una vértebra y un fragmento de cerámica con cordón digitado similares a las del Calcolítico o Edad del Bronce de la zona. En la F3 se han descubierto restos de al menos tres individuos adultos, en F4 dos falanges, en F6 un número mínimo de 4 individuos, destacando la presencia de todos los rangos de edad junto a un fragmento de vaso carenado que apunta a una cronología de la Edad del Bronce si es que el recipiente está relacionado con los enterramientos (Villalba-Mouco y Laborda 2021, 36-39).
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En el abrigo del Ángel en Cretas se produce una pequeña variante ya que el cierre se levanta tanto en el frente como en los laterales con el fn de acortar la extensión y delimitar mejor la superfcie del lecho donde depositar la inhumación. Son muy pocos los que presentan otro tipo de acondicionamiento. Es posible que en algunos casos se actúe para aumentar sus dimensiones (Cortada II y Rodigacho) aunque en ningún caso podemos incluirlos
Plana de la Marquesa Beta-598239 4080 ± 30 BP 2701-2562 cal BC 2857-2807 cal BC San Juan (Loarre) GRA-38268 4120 ± 30 BP 2860-2620 Cal BC 2870-2575 Cal BC San Juan (Loarre) GRA-3795 4110±30 BP 2855-2585 Cal BC 2865-2570 Cal BC Abrigo del Ángel MAMS-34878 4100 ± 17 BP 2834-2584 cal BC 2851-2578 cal BC Balma de Mondó MAMS-34877 3967 ± 18 BP 2549-2467 cal BC 2565-2462 cal BC Abrigo de Paco Pons (Biel) GRN-25997 3850 100 BP 2470-2150 Cal BC 2580-2025 Cal BC Cortada II GrN-16460 3865 ± 35 BP 2455-2289 cal BC 2465-2209 cal BC Balsa Nueva GrN-16461 3960 ± 35 BP 2567-2410 cal BC 2573-2340 cal BC Figura 20. Tabla de dataciones
destacamos los abrigos situados en las comarcas bajoaragonesas, algunos de ellos conocidos desde comienzos del siglo XX como Canyaret de Pallisetes, San Cristobal, La Caraza, El Subidor, la Tarranclera, Olivar de Macipe o Hipólito (Vallespí 1958) junto a otros descubiertos más recientemente en los alrededores de Alcañiz: Balsa Nueva, Rodigacho, Cortada I y II (Andrés 1992; Benavente 1992; Lorenzo 1992) o en Cretas: abrigo de Angel (Rodanés, Picazo y Lorenzo 2019). Quedan por catalogar de manera uniforme, con los mismos criterios, amplios territorios de la provincia de Zaragoza donde contamos con buenos trabajos en la Muela de Borja (Aguilera 2017); cuenca del Jalón (Pérez Casas 1987); Salvatierra de Esca (Villalba y Laborda 2017) o el imprescindible y bien editado inventario de cuevas y simas de la provincia de Zaragoza donde se recogen una serie de cavidades con restos humanos inéditas para los arqueólogos (Gisbert y Pastor 2009).
El lugar elegido infuye necesariamente en las prácticas funerarias o bien podemos manejar igualmente el argumento inverso: la práctica funeraria o las necesidades del enterramiento determinan su elección consciente (Rodanés 1999,180). Si en el caso de un yacimiento múltiple acumulativo destacamos la función de panteón, de lugar de recurrencia temporal, de espacio sagrado de un grupo que bien pudo actuar de marcador espacial o de espacio de memoria y reencuentro con los antepasados; en el caso de los enterramientos múltiples simultáneos o, con mayor motivo, en los individuales puede primar el azar o la necesidad de dar sepultura inmediata a uno o varios fallecidos sin esperar a que los mecanismos rituales habituales en el grupo, si los hubo, se pongan en marcha y sus restos sean llevados al lugar de reunión con sus antepasados, lugar cargado de especial simbolismo y que puede caracterizar los antes mencionados enterramientos de carácter acumulativo. Con estos mismos argumentos descartamos en principio destacar la individualidad como indicador de estatus o preeminencia social de la persona enterrada. La sencillez de la tumba y su aparente ritual junto a la parquedad de los materiales (ajuares) encontrados sugieren lo contrario.
Los mismos condicionantes estructurales propician que estos yacimientos no tengan, salvo contadas excepciones, una función mixta, hábitat y funeraria, simultánea o en sucesión estratigráfca.
La inhumación superfcial es la práctica más habitual. Descansa sobre el suelo natural y se protege en ocasiones con un pequeño nivel de piedras, aunque eestas pueden ser debidas a desprendimientos del techo o paredes laterales. Solo en cueva Hipólito en Alacón parece que, con seguridad, se ha fabricado una estructura de protección (Ripoll 1951). La cremación o incineración no se detecta en los abrigos aragoneses. Cuando aparece en algunas cavidades del valle medio del Ebro se explica su presencia por motivos proflácticos, utilitarios o casuales no relacionados con rituales específcos (Andrés 1979,7, 1977, 11).
Los enterramientos no se producen en el interior o en lugares recónditos por las propias características de tamaño del recinto, lo que determina que en los abrigos las inhumaciones primarias sean mayoritarias, ya que las secundarias habitualmente se encuentran en el interior de las cavidades en zonas generalmente inaccesibles, como grietas, sifones o recodos. Sirva de ejemplo La Artesa en Albarracín (Picazo, J y Collado, O 1989-1990).
La mayor parte, como el que estamos estudiando, son contenedores totalmente naturales. El único elemento artifcial detectado consiste en el cerramiento frontal mediante un pequeño muro de piedra seca. Se trata de clausurar el sepulcro para evitar su acceso y preservar el enterramiento. Esto lo hemos observado también en abrigos similares como los de la cuenca del Mezquín en Alcañiz (Andrés 1992, Benavente 1992; Lorenzo 1992).
El ámbito cultural en el que se incluye el yacimiento excavado y varios de los paralelos señalados en el texto coincide con el desarrollo en el valle del Ebro del Calcolítico (Fig. 20). La atribución como bien se puede deducir del escaso material encontrado viene determinada por la datación absoluta, coincidente con otras de similares contextos (Fig. 20).
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La construcción de estos muros de mampostería tendrían la función de protección en función del carácter del enterramiento. En el caso de los individuales al igual que si se trata de una utilización múltiple simultánea lo lógico es considerar estas estructuras como una forma de clausura; mientras que si se trata de una práctica de carácter múltiple y acumulativa la fnalidad es la protección durante el periodo de tiempo que transcurre entre las sucesivas deposiciones. La mayor parte de las evidencias nos llevan a considerar como forma mayoritaría el enterramiento colectivo o múltiple de carácter acumulativo por lo que su acceso y cierre se produciría en diferentes momentos de la utilización del mismo (Rodanés 1999, 190).
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en la categoría de «cuevas artifciales» (Rodanés, Picazo y Lorenzo 2019).
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No es fácil en Aragón, defnir con claridad el periodo que se extiende desde el Neolítico fnal a los inicios de la Edad del Bronce (Rodanés 1992). Etapa que en otros lugares viene marcada por la aparición de la metalurgia y la cerámica con decoración campaniforme como elementos singulares. En ninguno de los lugares que hemos referido aparecen materiales de estas características. Posiblemente la aparición de este tipo de enterramientos junto a la presencia de diferentes tipos de puntas foliáceas sean hoy por hoy los indicadores más signifcativos de este Calcolítico todavía poco conocido al que podríamos adscribir estos abrigos, teniendo en cuenta que, si bien el ritual que caracteriza estos momentos es la presencia masiva de enterramientos múltiples, ampliamente denominados en la bibliografía como colectivos, no debemos obviar la presencia, con la misma cronología e idénticos contextos, manifestaciones de enterramientos individuales como el de Plana de la Marquesa.
Los enterramientos individuales o en algunos casos dobles, de adulto y joven o niño como en Foz de Escalete o Baticambras (Rodanés, Lorenzo y Aranda 2016; Rodanés y Lorenzo 2014) son frecuentes, si bien muchos de estos hallazgos pertenecen a individuos incompletos que aparecen descontextualizados. Al mismo tiempo, en casos muy singulares se incluyen en estructuras como en el caso de la fosa de Chaves (Utrilla et alii 208), hecho que sin tener una forma tan clara también se detecta en el País Vasco (Armendariz y Etxeberrría 1983, 338) o País Valenciano (Palomar 1990-91, 112).
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Jesús
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2 Laboratorio de Geoarqueología, Universidad
RESUMEN
de la Antigüedad, Grupo
Universidad
1 Dpto. de
KEYWORDS: Geoarchaeology; Palaeoenvironment; Bronze Age; Settlement pattern; Ebro Valley.
EVALUATING THE ARCHAEOLOGICAL RECORD THROUGH GEOARCHAEOLOGY. EROSION AND RECONSTRUCTION IN A BRONZE AGE ARCHAEOLOGICAL SITES IN JUBIERRE (HUESCA)
de Tucumán-CONICET, Argentina 3 Dpto. de Geografía y Ordenación del Territorio, Grupo P3A & IUCA, Universidad de Zaragoza
Autor de contacto/Contact author: V. Picazo Millán, jpicazo@unizar.es
El estudio de los sistemas de poblamiento de la Edad de Bronce requiere un análisis crítico del registro arqueológico que supere lecturas directas y mecánicas del mismo. Tradicionalmente se ha considerado que al Norte del río Ebro predominaba un patrón de asentamiento basado en ocupaciones al abrigo de tozales o sobre someras elevaciones, frente a los poblados en altura fortifcados frecuentes en el Sur. El estudio geoarqueológico de Los Pedregales Norte y Sur, tozales con materiales arqueológicos en sus laderas, nos ha permitido reconstruir la ubicación original de los yacimientos y su proceso de transformación. Para ello se ha elaborado una cartografía geomorfológica con apoyo en un MDE y ortoimágenes obtenidas mediante drones para vincular los materiales arqueológicos con su contexto geomórfco. También se ha podido estudiar la estratigrafía de uno de los perfles de ladera de Los Pedregales Sur y datar una muestra de carbón por 14C AMS. Como resultado se ha reconstruido la evolución de los cerros y entorno, confrmando que los restos arqueológicos se encuentran en posición derivada integrados en laderas de derrubios procedentes de la antigua cumbre. Por tanto, la ocupación original de la Edad del Bronce, con una cronología hacia 1600-1450 cal B.C., se situaba no al pie, sino en la cima de los cerros, muy por encima de la posición actual, y con dimensiones sufcientes para alojar un pequeño asentamiento, revelando un patrón de ocupación en altura acorde con los modelos generalizados en ámbitos meridionales del valle medio del Ebro.
EVALUANDO EL REGISTRO ARQUEOLÓGICO A TRAVÉS DE LA GEOARQUEOLOGÍA. EROSIÓN Y RECONSTRUCCIÓN EN YACIMIENTOS DE LA EDAD DEL BRONCE EN JUBIERRE (HUESCA)
Jesús V. Picazo Millán 1, María Marta Sampietro Vattuone 2 y José Luis Peña Monné 3 Ciencias P3A & IUCA, de Zaragoza Nacional
ABSTRACT
The study of the settlement systems of the Bronze Age requires a critical analysis of the archaeological record that that goes beyond direct and mechanical interpretations. Traditionally, it was considered that in large extensions of territory to the North of the Ebro River, the settlement pattern was mainly based on occupations sheltered by hills or occupying gentle hills, while in the South fortifed villages settled on top of hills predominated. The geoarchaeological study of Los Pedregales Norte and Sur, large hills with slopes that contains archaeological materials, allows us to reconstruct the original location of the archaeological sites and their transformation processes. To achieve this, a detailed geomorphological map carried out, also using DEM and orthoimages obtained with drone, followed by intensive surveys to link the geomorphological context with the archaeological materials. Furthermore, an outcrop slope from Los Pedregales Sur was recorded indicating the archaeological materials included in it, the stratigraphic context, and one sample of charcoal was 14C AMS dated. The evolution of the hills and its surroundings was carried out. It was established that the archaeological materials were found in a secondary position, included in the debris coming of the old upper hill. Ceramic fragments are typical from Bronze Age, contemporaneous with the radiocarbon dating established to 1600-1450 cal B.C. Hence, the original occupation was located in the top of the hill, not at its foot. In those times, hills were higher and wider, with enough space to locate a small settlement, showing a similar pattern to that of the southern sectors of the Ebro valley.
10
PALABRAS CLAVE: Geoarqueología; Paleoambiente; Holoceno; Edad del Bronce; Patrón de asentamiento; Valle del Ebro.
Figura 1. Vista de Los Pedregales Sur y de uno de los restos de laderas analizados.
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1. INTRODUCCIÓN
Por tanto, dejando al margen la franja septentrional montañosa del Pirineo y Prepirineo, cuya dinámica puede ser distinta, en las zonas del llano se reconoce con relativa frecuencia la ocupación de lomas, en ocasiones desarrolladas a partir de paleocanales de arenisca, al abrigo de los cuales o en sus cumbres se instalan cabañas más o menos dispersas cuya cronología, cuando se han podido realizar dataciones, remite insistentemente hacia el Bronce Tardío. Sin embargo, los yacimientos del Bronce Medio resultan más elusivos y, desde luego, son raros o faltan los emplazamientos en alturas destacadas característicos de otras zonas. Aunque diversos autores en su momento ya apuntaron a este modelo (Maya 1981, 140; Rey 1988) y ha habido alguna experiencia que ha explorado el fenómeno desde una perspectiva geoarqueológica (Chueca, Julián y Rey 1992; Sopena 1998), faltan trabajos de detalle que permitan hacer evaluaciones más precisas del mismo.
La metodología se ha basado en la elaboración de una cartografía geomorfológica de detalle usando la plataforma QGIS v.3.12.2 y la extensión QField para registro de observaciones en campo.
mejor conservada (Pedregales Sur, S2, punto 8), se procedió a limpiar un tramo de un metro en el corte natural existente con objeto de determinar las características y secuencia estratigráfca del depósito de ladera. A su vez se recogieron varias muestras de carbones situados estratigráfcamente para su datación por 14C AMS en el laboratorio Direct-AMS (Bothell, USA). Sus resultados sirven como referencia post-quem para la data de la acumulación.
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2. METODOLOGÍA
Para ello se contó con ortoimágenes y modelos digitales de elevaciones (DEM), generados a partir de imágenes aéreas verticales tomadas con un dron (Sampietro Vattuone y Peña Monné 2018). Se utilizó un DJI Phantom 4 controlado desde un dispositivo Android y equipado con una cámara FC220 de 12.4. El vuelo, preconfgurado con Pix4DCapture, se realizó a 60 m de altura y se tomaron 286 imágenes con un 80% de solapamiento, cubriendo un área de 0.138 km2. Las imágenes fueron procesadas en Agisoft Metashape Professional v.1.5.1 hasta obtener un ortomosaico con resolución de 2.36 cm/pix y un DEM con 4.72 cm/pix. El DEM fue transformado en curvas de nivel, perfles topográfcos y modelos hillshade para enfatizar las características del terreno y estimar con detalle la posición de los accidentes geográfcos. Contando con esa cartografía se han desarrollado los trabajos de campo, prospecciones intensivas en el entorno de los cerros, para la identifcación de materiales arqueológicos y su relación con las formas de relieve. En este sentido, el reconocimiento y seriación de laderas residuales (talus fatirons) en el entorno de antiguos cerros, con depósitos que incorporan materiales arqueológicos en posición secundaria, constituyen los contextos que nos permiten datar los procesos de erosiónsedimentación, reconstruir las situaciones originales y disponer de datos para la clasifcación crono-cultural del Enyacimiento.laladera
Los restos cerámicos han servido para caracterizar/ datar los yacimientos y, en su recuperación, se han vinculado a sus contextos geomórfcos. A través de su estudio morfológico y técnico se ha pretendido reconocer cronologías diferenciales entre ellos y su relación con los diferentes talus para determinar sus momentos de formación. Para la clasifcación de las cerámicas modeladas a mano se ha utilizado la tipología propuesta por Picazo para las producciones de la Edad del Bronce (Picazo 1993). Para el estudio de su composición, concretamente el tipo de inclusiones en las pastas cerámicas, se ha tenido en cuenta su proporción, forma y tipo (cfr. Orton et al. 1993) utilizado como apoyo un microscopio digital Dino-Lite a diferentes aumentos.
La Edad del Bronce en el territorio aragonés presenta un panorama relativamente heterogéneo en lo que concierne a los modelos y distribución de los asentamientos (Picazo 2005). Si al sur del Ebro y Sistema Ibérico se ha defnido un patrón constituido por pequeños poblados en altura que tienen sus inicios ya a fnales del tercer milenio, al norte del Ebro el panorama es más complejo y difuso, más allá de que existe cierto consenso en señalar una alta densidad de ocupación vinculada a los somontanos en todos aquellos ámbitos en los que se han realizado prospecciones arqueológicas con cierta intensidad (cfr. Ferreruela 1993, Maya 1981, Rey 1988, Sopena 1992, Gallart, Rodanés y Rovira 2017…).
Al respecto, desde los trabajos de Peña, Burillo y otros autores en los años 80 del s. XX, se ha demostrado que, en medios semiáridos afectados por procesos erosivos como sucede en las zonas centrales del valle del Ebro y su entorno, gran parte de la información arqueológica puede llegar a desaparecer o quedar reducida a sutiles huellas como dispersiones de materiales en posiciones secundarias. La identifcación y evaluación de ese tipo de yacimientos y su conexión con formas de relieve, como son las laderas relictas conservadas, permite estimar la ubicación real e, incluso, reconstruir sus formas y dimensiones (Peña Monné 2018).
En este trabajo presentamos un avance del estudio geoarqueológico de los tozales de Los Pedregales de Jubierre (Castejón de Monegros, Huesca), un tipo de yacimiento que correspondería al modelo de asentamiento en altura, pero completamente erosionado, del que tan solo se conservan materiales en los depósitos de ladera que rodean la base del cerro y que una lectura mecánica del registro arqueológico podría vincular con ocupaciones en llano o al pie de los tozales, reiteradamente referidas en las publicaciones de este ámbito.
En el entorno inmediato se reconocen talus fatirons indicativos de diferentes etapas en la evolución del cerro y sus laderas (Fig. 5). Son relieves con formas
El cerro LPN tiene una forma alargada NNE-SSW con una cresta central sin ningún bloque rocoso en la cumbre, por lo que puede clasifcarse como un cerro residual o antecerro. Mide 25 m de largo por 12 m de ancho y está compuesto por margas y arcillas con intercalaciones de fnas capas de caliza (Fig 4). La cumbre es una cresta aguda con cota máxima de 255 m snm al SSO, descendiendo hasta los 252 m snm al NNE. Se eleva 8 m sobre la plataforma estructural de base y 27 m sobre el cauce del Barranco de la Mata.
Jubierre se sitúa en la margen derecha del río Alcanadre, poco después de su confuencia con el río Flumen, y próximo a las estribaciones norte de la Sierra de Alcubierre. Geológicamente se compone de sedimentos continentales acumulados durante el Paleógeno y el Mioceno en la depresión del Ebro, entre los que dominan las litologías fnas como margas, arcillas y limolitas, canales de areniscas y calizas lacustres en el sur (Sierra de Alcubierre, 460-480 m snm). Restos de acumulaciones detríticas calizas de glacis cuaternarios se conservan en lo alto de plataformas y cerros hasta cerca de la llanura aluvial del río Alcanadre (224 m snm) (Fig. 2). El predominio de litologías blandas, el gradiente altimétrico y otros factores ha favorecido la confguración de un paisaje fuertemente erosionado, caracterizado por la presencia de «tozales», relieves residuales, entre una serie de barrancos con fuerte poder erosivo, que, con trayectoria Sur-Norte, vierten en el río Alcanadre.
3.1. Los Pedregales Norte (LPN)
Figura 3. Vista aérea de Los Pedregales.
Entre esas colinas residuales encontramos el conjunto de Los Pedregales, en el que destacan dos cerros aislados que hemos denominado Los Pedregales Norte y Los Pedregales Sur (Fig. 3). En el entorno de ambos se encuentran cerámicas modeladas a mano y otros restos arqueológicos que indican la presencia de ocupaciones prehistóricas vinculadas a cada uno de ellos, en apariencia, de diferente entidad.
Actualmente son cerros con morfología de tendencia cónica y alargada, orientados N-S y claramente visibles
Figura 2. Mapas de situación.
116 V en el paisaje debido a su topografía destacada y falta de vegetación. Están constituidos por litologías blandas, muy propensas a la erosión, como margas, arcillas y limonitas dispuestas en depósitos horizontales de coloraciones rojizas, anaranjadas y amarillentas. Puntualmente se encuentran algunas capas delgadas de calizas y areniscas de paleocanal interestratifcadas que generan escalones más resistentes. Ambos cerros están ubicados sobre plataformas angostas rodeadas de profundas incisiones producidas por la red fuvial.
3. ANÁLISIS GEOMORFOLÓGICO
Figura 4. Vista de Los Pedregales Norte desde el Oeste.
Los Pedregales Norte y Sur son dos pequeños cerros o tozales situados en las coordenadas 737463 4618050 y 737494 4617972 (30 T datum ETRS89), dentro de la partida de Jubierre en el término municipal de Castejón de Monegros (Huesca) (Fig. 2).
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S1: Son los depósitos más recientes. Mal conservados, excepto en LPS, y formados por materiales retomados principalmente de la fase anterior S2. También aparecen bloques de arenisca, como el que permanece en posición inclinada en el talud (10).
fragmentos de cerámica y varios sílex en el talus 1 (Fig. 9). También hay restos de manteado de barro en el 3 y en el 5. Por ello, este depósito debe ser contemporáneo o ligeramente posterior a la Edad del Bronce, momento al que podemos vincular su potencial ocupación en la cima del mismo.
3.2. Los Pedregales Sur (LPS)
LPS está ubicado sobre la misma plataforma estructural que LPN separado por un paso que drena hacia el NE. Tiene formada alargada, con 37 m de largo por 12 m de ancho. La cumbre principal todavía conserva parte de una capa protectora de arenisca de 30 cm de espesor con cota de 262 m snm, alcanzando los 14 m de altura sobre la base y 34 m sobre el cauce del Barranco de la Torre. En el extremo NNE presenta una cresta secundaria derivada
S2: Talus 1 a 5, 7 y 8. Etapa más joven, más próximos al cerro, se conserva principalmente hacia el Este de la colina, en el borde del escarpe occidental y uno considerablemente erosionado hacia el norte (7). La mayoría de ellos revelan cerámicas de la Edad del Bronce entre cantos calcáreos. Se recuperaron dieciocho Figura 5. Los Pedregales Norte: a) Vista aérea del yacimiento con los diferentes talus identifcados en su entorno. b) Perfl incluyendo la morfología del cerro en S2.
subtriangulares, ápice elevado y reverso liso. Están formados por materiales procedentes de la cumbre, en estos casos clastos angulares de caliza derivados de los niveles de glacis pleistocenos, actualmente desparecidos, que en su momento coronaron el cerro. La ubicación y orientación del vértice permite reconstruir la posición de la cima y la morfología original del cerro para cada etapa al prolongar el perfl de sus laderas. Topográfcamente se han identifcado talus de diferentes edades con presencia o ausencia de restos arqueológicos, además de otro depósito de ladera más reciente. En conjunto se reconocen los restos de tres episodios en la evolución del cerro y sus laderas:
S3: Talus 6 y 9. Más alejados de LPN y por lo tanto más antiguos, sin restos arqueológicos.
Figura 6. Los Pedregales Sur: a) Vista aérea del yacimiento con los talus identifcados en su entorno. b, c) Detalle de S2.8, indicando el tramo limpiado. d) Sección topográfca incluyendo la morfología del cerro en S2 y S3.
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S1:desaparecido.Etapamás reciente. Destaca el punto 9, al pie del cerro en el lado Este. Incorpora materiales arqueológicos en una densa proporción derivados de S2.8, incluyendo una inusitada cantidad de elementos constructivos como son los fragmentos de manteado de barro con improntas vegetales (Fig. 7). La superfcie de S1 tiene un aspecto pedregoso debido a la erosión de sedimentos fnos, pero el depósito contiene abundante limo y arcilla junto con fragmentos cerámicos como S2.
Unidadunidades:A.
Unidad B. Depositada con una inclinación de 26º sobre la unidad anterior. Tiene un espesor de unos 20 cm y está compuesta por sedimentos arcillosos rojizos con clastos calizos dispuestos a lo largo de la ladera. Contiene restos de manteados de barro, cerámicas y carbones. Es una unidad continua que se extiende por debajo de la base del talus
El depósito S2 se asienta sobre las arcillas y margas del sustrato del Mioceno. Alcanza 120 cm de espesor hacia la izquierda (S) y decrece cuesta abajo hasta 80 cm de espesor (Fig. 8). De abajo hacia arriba encontramos las siguientes
S2: Está representado por cuatro talus muy erosionados, ubicados en el lado Este del cerro, restos menores hacia el SW y en el costado del escarpe principal. Probablemente hubo otros similares hacia el Oeste, pero se erosionaron por su proximidad al Barranco de la Torre. La mayoría (2, 3, 5 y 10) tienen fragmentos cerámicos de la Edad del Bronce, así como depósitos detríticos de roca caliza. Por ello su deposición fue contemporánea o algo posterior a los restos arqueológicos cuyo origen tuvo que estar en un asentamiento necesariamente situado en la cima del cerro, de mayor tamaño y a cota más elevada que la actual. Dentro de esta etapa destaca el talus 8, ubicado hacia el norte de la cresta del cerro, muy bien conservado y con abundante material arqueológico (Fig. 6abc). Esto se debe a que es un depósito grueso y compacto, protegido por una serie de bloques de arenisca, así como por el desarrollo de una costra biológica que también mejoró su resistencia. Por su parte, el talus 5 está orientado en dirección opuesta al resto y probablemente perteneció a otro relieve situado hacia el SE actualmente
que en LPN, quedan restos de laderas más antiguas con morfologías de talus fatirons, formando una orla alrededor del cerro (Fig. 6a). Se han identifcado talus correspondientes a tres etapas evolutivas:
S3: Etapa más antigua, talus 1 y 7. Tienen depósitos de 0.3-0.4 m de espesor en los ápices que van decreciendo a lo largo del talud. Están compuestos por calizas angulares sin ningún material arqueológico con signifcado cronológico. Su posición y orientación permite trazar perfles teóricos para ubicar el paleoescarpe de un antiguo cerro más alto y de mayor tamaño.
Figura 7. Manteados de barro en S1.9, tras el lavado de sedimentos fnos.
Considerando la abundancia de fragmentos de cerámica, huesos y carbones del relicto S2.8, se procedió a limpiar y describir un tramo de 1 m de ancho de la sección media del depósito (Fig. 6c). Simplemente se eliminaron los sedimentos arcillosos con bloques (S1), redepositados
El cerro (Fig. 1), conformado sobre las litologías blandas recurrentes, presenta laderas denudadas con fuerte pendiente y erosión activa. Hacia el Oeste alcanzan más desarrollo por estar próximo al Barranco de la Torre. Ese lado tiene un aspecto escalonado debido a los escarpes de areniscas y calizas que descienden hacia el cauce del Alarroyo.igual
Compuesta por arcillas amarillentas con clastos calizos distribuidos caóticamente y cuyos ejes mayores oscilan entre 2 y 10 cm. La unidad también contiene pequeños fragmentos de carbón.
de una estrecha franja con restos correspondientes a la ladera S2, talus 8.
Figura 8. Perfl S2.8. Secuencia estratigráfca.
sobre el perfl, para tener una percepción más precisa de la acumulación S2 y la estratigrafía asociada.
4.1.1. Ladera S2, talus 1
Unidad C. Tiene un espesor de 20 cm, formada por sedimentos limosos amarillentos con la misma inclinación que la anterior. Contiene huesos y carbones, pero no fragmentos de cerámica. Se tomó una muestra de carbón (JUB-1) a 30 cm de profundidad cerca del contacto con la unidad superior (D). Se obtuvo una datación de D-AMS 041195 3252±24 bp (1608-1446 cal BC, 2s).
Los talus fatirons se desarrollan en varios ambientes climáticos y son comunes en entornos semiáridos como la depresión del Ebro (Sancho et al. 1988; Arauzo et al. 1996; Gutiérrez et al. 1996). La cronología de estas formaciones puede remontarse hasta el Pleistoceno medio, pero se conocen mejor las vinculadas al Pleistoceno superior y Holoceno frecuentes en las cuencas terciarias de la península (Ebro, Duero y Tajo) (Gutiérrez et al. 1996; Peña-Monné et al. 2019).
Los ritmos de los procesos de transformación son difíciles de determinar para las etapas más antiguas sin dataciones. Sin embargo, aceptando la cronología estimada para otras áreas de la Depresión del Ebro, podemos deducir que los retrocesos para las etapas pleistocenas como S3 fueron relativamente lentos probablemente debido a la protección que implica la capa de cantos superior fuertemente encostrada por carbonatos. Pero en las etapas holocenas, esos procesos erosivos se aceleraron, lo que desde el punto de vista arqueológico ha podido resultar catastrófco teniendo como resultado la pérdida de muchos yacimientos situados en lugares altos, principalmente de la Edad del Bronce y Edad del Hierro. Esto implica un problema para la reconstrucción del poblamiento de esas etapas en este tipo de ambientes semiáridos debido a una pérdida de información que solo es recuperable mediante técnicas geoarqueológicas (Peña Monné 2018).
En cuanto a la cerámica, destaca su defciente conservación. Todos son fragmentos de pequeño tamaño (< 8 cm) y muestran indicios claros de rodamiento y exposición superfcial prolongada, que ha afectado a las superfcies, con pérdida signifcativa de pasta, y a las fracturas, que suelen aparecer redondeadas o Solosubredondeadas.sehanrecuperado paredes que no aportan datos tipológicos o formales. Sí es posible medir su grosor que se distribuye en un rango entre 6 y 12.5 mm, con valores que tienden a agruparse en torno a los 6 mm, 8-9 mm y 11-12 mm (Fig. 10). Aunque la muestra es pequeña
Los talus más antiguos documentados en el entorno de Los Pedregales, identifcados como S3, se pueden poner en relación con los estadios defnidos por Gutiérrez et al. (2010) del Pleistoceno superior, alrededor de 28-30 ky, aunque no tenemos dataciones directas en esta zona.
Se presenta un conjunto de restos, esencialmente cerámicos, recuperados en el entorno de los cerros de LPN y LPS. Todos ellos se han encontrado en posiciones derivadas, vinculados a los talus fatirons documentados en el estudio geomorfológico. Además de llevar a cabo una caracterización crono-cultural de los conjuntos, se ha pretendido tratar de discriminar producciones con las que relacionar los talus y, en última instancia, posibles etapas en la evolución de los cerros. Es por ello que en la descripción que sigue los restos se han agrupado por los contextos en los que se han encontrado.
Por último, respecto al estadio S1, defnido geoarqueológicamente pero sin dataciones precisas, puede vincularse a las dos fases de agradación de laderas de la Pequeña Edad del Hielo, también frecuentes en toda la Depresión del Ebro (Pérez-Lambán et al. 2014; Peña Monné 2018).
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3. 3. Reconstrucción geoarqueológica
4.1. Los Pedregales Norte
4. MATERIALES ARQUEOLÓGICOS
Más precisión se puede aportar respecto a los depósitos S2 pues incluyen cerámicas de la Edad del Bronce y fueron fechados por radiocarbono en LPS entre 16081446 cal BC., fecha que coincide con la estimada en otros yacimientos arqueológicos (Burillo et al. 1981, Peña Monné y Rodanés 1993, Peña Monné et al. 1996, 2019, Pérez-Lambán et al. 2014 y Peña Monné 2018). De acuerdo con estos trabajos este estadio se desarrolló desde fnales del Calcolítico (c. 2200 a.C.) hasta la Edad del Hierro (700-500 a.C.), cuyo clímax fue la Fase Fría de la Edad del Hierro o evento 2.8 (Bond et al. 1997), también asociado a condiciones húmedas.
Es un yacimiento pobre en hallazgos, en torno al cual se han recuperado algunos materiales, fragmentos de cerámica modelada a mano y otros restos de menor relevancia vinculados a los talus existentes en su entorno.
Unidad D. Corona la secuencia y está formada por 20 cm de limos grisáceos que son completamente grises en la parte superior. La superfcie está cubierta por una costra biológica erosionada. Contiene abundantes restos cerámicos, óseos, carbones con escaso indicio de rodamiento.
Según esta secuencia, las ocupaciones humanas de LPN y LPS, que debemos situar alrededor del 1500-1600 cal BC, tuvieron lugar durante la etapa S2. En ese momento, de acuerdo con el material redepositado en los talus, el cerro todavía estaba coronado por el paquete de cantos calcáreos correspondiente a uno de los glacis pleistocenos que cubrió la zona de Jubierre.
Es el conjunto mejor representado, con 11 fragmentos de cerámicas modeladas a mano, además de alguna pequeña esquirla que no se ha tenido en cuenta, y 6 objetos líticos: 3 esquirlas de cantos rodados de cuarcita y 3 porciones de sílex (Fig. 9).
Figura 10. Gráfco de los grosores de los 11 fragmentos cerámicos.
El segundo grupo, fragmentos 1, 4, 7 y 9, se caracteriza por la presencia de abundantes inclusiones, puntos brillantes, cristales angulosos fnos y aglomerados cristalinos. El color de estos cristales y agregados varía del gris claro al negro, incluso muchos de ellos presentan una tonalidad ligeramente verdosa. Estos rasgos son comunes a casi todos los restantes fragmentos, más allá de que algunos incorporen otros elementos. Este tipo de pasta presenta notables similitudes con otros recuperados en el entorno de LPS, denotando la utilización de una misma receta cerámica en ambos conjuntos.
Figura 11. LPN S2.1. Microfotografías de las pastas cerámicas x 52.5 aumentos.
Desde el punto de vista técnico todos los fragmentos tienen un aspecto tosco condicionado por la mala conservación. En cualquier caso, se pueden observar dos grupos tecnológicos (Fig. 11), coincidentes con lo anotado en cuanto a la tipometría. El primero, fragmentos 8 y 11, con pastas algo más cuidadas, menor porcentaje de inclusiones de tamaño fno y de tipo heterogéneo. Tienen ciertas similitudes con las pastas de los fragmentos 1 y 6 de LPS, laderas 8 y 9, que corresponde igualmente a piezas de cierta calidad.
4.1.2. Ladera S2, talus 4
esa distribución apunta a vasijas de diferentes tipos y funciones. Los grosores fnos corresponden a vasos más cuidados, aparentemente de pequeño formato, frags. 8 y 11. El resto parecen corresponder a vasijas de tamaño intermedio o grande, entre ellas las de almacenaje, normalmente contenedores con paredes más gruesas.
Figura 9. Materiales arqueológicos de LPN S2.1
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Por lo que concierne a los restos líticos, los fragmentos de cuarcita no resultan signifcativos (12-14). Ninguno presenta huellas claras antrópicas. De los tres elementos de sílex, solo el extremo distal de laminita (17) es claramente un elemento antrópico, aunque resulta poco signifcativo por sí mismo. Las otras dos piezas son fragmentos indeterminados.
Solamente se ha recuperado un pequeño fragmento de manteado de barro (Fig. 12), material de construcción frecuentemente empleado en contextos calcolíticos y de la Edad del Bronce. Presenta un color marrón claro al exterior y grisáceo en el interior, así como improntas vegetales habituales en la composición de este material. El fragmento tiene un aspecto subanguloso, con fracturas redondeadas resultado de su exposición y transporte desde el lugar de ubicación original.
El conjunto estudiado está formado por ocho fragmentos cerámicos, porciones de vasos modelados a mano. Cuatro corresponden a partes signifcativa que permiten su reproducción gráfca y clasifcación, otros cuatro son porciones de paredes. Al conjunto cerámico se une un canto rodado y un fragmento de lasca de sílex con concoides térmicas que no se reproduce. En general presentan buena conservación, escaso rodamiento, fracturas angulosas y superfcies bien conservadas (Fig. 14).
4.2.1. Laderas S2 (8) y S1 (9)
La concentración de materiales en esta ladera es importante, aunque solo se recuperó una muestra mínima y sufciente con el fn de caracterizar el conjunto. Además de las cerámicas se reconoce cierta abundancia de huesos de fauna y carbones.
4.1.3. Ladera S2, talus 7
Figura 13. Fragmento de cerámica a mano (1) y jarra andalusí con colador y arranque de asa (2).
La segunda pieza corresponde al borde y cuello de una jarra realizada a torno (Fig. 13.2). Presenta arranque de asa en el cuello y de un fltro perforado interior. Pasta de color amarillento, uniforme, muy depurada, pero con vacuolas que le confere cierta porosidad. Corresponde a una jarra con colador andalusí, tipo muy generalizado hasta el siglo XII d.C. (Gutiérrez 2015). Las condiciones de conservación y el hecho de que se hayan recuperado dos fragmentos grandes en conexión apuntan a que esta pieza no estaba integrada en la ladera, sino que se depositó sobre ella en época medieval. Es indicativa de la frecuentación de estos terrenos, pero debe vincularse a un contexto deposicional diferente al de las cerámicas a mano prehistóricas, desde luego posterior a los depósitos de ladera como S2.
Se han recuperado dos fragmentos cerámicos. El primero es una pared de un vaso modelado a mano. Está muy deteriorada con indicios de rodamiento (Fig. 13.1). Superfcies alteradas, la exterior desaparecida por completo, y la interior con pérdida de la capa superfcial. Desde el punto de vista técnico se observa una composición con abundantes inclusiones fnas-medias, angulosas, con aspecto similar a otras pastas descritas.
Figura 14. Cerámicas modeladas de mano (1-4) y canto de cuarcita (5) de LPS, laderas S2.8 y S1.9.
Tipológicamente estamos ante formas y tipos característicos de la Edad del Bronce, más específcamente de las fases media y tardía. Destaca la presencia de vasos carenados del tipo 4.IV y vasos de tamaño intermedio con perfles en S próximos al tipo 3.VI (Picazo 1993), con acabados bruñidos. Encontramos producciones similares en yacimientos oscenses como Ciquilines (Rey 1991), Cueva del Moro de Olvena (Rodanés y Ramón 1996), Masada de Ratón (Rodanés y Montón 1990), Tozal de Macarullo (Rodanés y Sopena 1998) o Cueva del Moro de Alins (Rodanés 2017). Y también en yacimientos próximos de la provincia de Zaragoza como El Macerado de Leciñena (Ferreruela 1993). En conjunto corresponden a un panorama cronológico que grosso modo podemos situar entre 1700 y 1400 cal BC (Picazo 2005).
4.2. Los Pedregales Sur
Fragmentos cerámicos y líticos recuperados en el propio perfl de S2.8 o caídos con la masa de derrubios pegados al mismo y redepositados en S1.9 (Fig. 6bc).
Figura 12. Pequeño fragmento de manteado de barro con improntas vegetales.
Este yacimiento ha proporcionado un conjunto de materiales más abundante y signifcativo, al menos en alguno de sus contextos.
122 V
Desde el punto de vista técnico son cerámicas relativamente cuidadas, con buenos acabados espatulados o bruñidos y pastas de cierta calidad, heterogéneas, que incorporan diferentes tipos de desgrasantes (Fig. 15). Sin entrar en demasiados detalles se podrían distinguir tres grupos caracterizados por el predominio de chamotas (frags. 2, 6, 7 y 8), cuarzos (frags. 1 y 4) o micas-cuarzos (frags. 3 y 9).
Figura 15. Cerámicas de LPS, laderas S2.8 y S1.9. Microfotografías de las pastas cerámicas.
tan solo apuntar que uno de ellos corresponde al inicio del fondo de un vaso de pequeño tamaño. Desde el punto de vista técnico se podría hablar de dos grupos de pasta (Fig. 16). Uno de los fragmentos (2) tiene una composición bastante heterogénea, destacando lo que parecen desgrasantes tipo chamota,
4.2.3. Ladera S2, talus 5
Figura 16. Cerámicas de LPS, laderas S2.3. Microfotografías de las pastas cerámicas.
Sesión 1 123
Figura 17. Cerámicas de LPS, laderas S2.5. Microfotografías de las pastas cerámicas x 53.7 aumentos.
pero en líneas generales compatible con lo observado en los conjuntos de S1 y S2. Por su parte, los fragmentos 1 y 3, incorporan cristales y agregados cristalinos entre otros elementos, composición similar a los fragmentos 3 y 9 de S2.8. Por ello no se puede afrmar que este pequeño conjunto sea signifcativamente diferente al documentado en S2.8-S1.9, más bien al contrario, aunque su estado de conservación es bastante peor derivado de su aparente mayor desplazamiento.
La pieza de sílex es una lasca de color gris, con pátina parcial de color marrón claro, talón liso y somero denticulado directo (alterno) en el lado izquierdo que le confere aspecto de elemento de hoz.
4.2.2. Ladera S2, talus 3
Muestra muy pequeña de tan solo tres fragmentos de cerámicas modeladas a mano sin formas signifcativas y un fragmento de sílex indeterminado. Conservación defciente, con fracturas ligeramente redondeadas y superfcies desaparecidas, lo que denota cierto rodamiento y/o Tipológicamenteexposición.
Ladera aparentemente orientada hacia el SE y, por tanto, potencialmente relacionada con otro cerro distinto de LPS no conservado. Se cuenta con un conjunto de cinco piezas, una lasca de sílex y cuatro fragmentos de cerámicas modeladas a mano.
La cerámica son cuatro paredes con grosores entre 1.2 y 0.7 mm. Indicios de rodamiento, pero no tan acusados como en la ladera anterior. Tecnología similar a la documentada en los otros conjuntos en cuanto al tipo de inclusiones y de pastas (Fig. 17). Se reconocen las composiciones en las que predominan los cuarzos y agregados cristalinos (1, 2) y, por otro lado, la presencia de chamotas y/o vacuolas (3, 4). Desde esta perspectiva no podemos decir que haya diferencias signifcativas respecto a los anteriores conjuntos.
Posteriormente, tanto lo que quedara de la cumbre como las laderas fueron desmanteladas como consecuencia de procesos de erosión muy agresivos bajo condiciones secas, solo detenidos durante la Pequeña Edad del Hielo, etapa a la que habría que vincular el depósito S1, también rico en materiales arqueológicos incorporados desde S2. De esta forma se terminó de confgurar el paisaje actual con los cerros residuales denudados y la orla de talus, testigos de su anterior morfología.
que ha sido apuntado en el contexto del Bronce IberoLevantino y nosotros lo hemos podido observar en otros ámbitos del valle del Ebro y Sistema Ibérico, caso del Cabezo de la Torre I y II en el valle del Huerva (Pérez Lambán 2013) o Peña Dorada y Las Cuevas junto al río Alfambra (Picazo 1990).
Asimismo, el estudio geoarqueológico realizado permite reconstruir algunos de los aspectos esenciales de estos yacimientos, particularmente lo referido a su forma y ubicación. El carácter derivado de los restos cerámicos y su integración en depósitos de ladera de los que quedan morfologías residuales como son los talus fatirons, permiten determinar la procedencia desde posiciones elevadas y extrapolando la inclinación del dorso de los talus podemos inferir algunas características de la cumbre sobre la que se establecería el asentamiento. En ambos casos, podemos afrmar que estamos ante asentamientos en altura sobre cerros aislados cuya cumbre estaría conformada por una capa de cantos y bloques calcáreos, posteriormente incorporados en los depósitos de ladera. En el caso de LPS, en función de la distancia actual entre el cerro residual y la orla de talus - 10 y 15 m -, podemos inferir que la plataforma de la cumbre pudo tener del orden de unos 20 m de diámetro mínimo y una morfología alargada, oval, como parece por la disposición de los talus (Fig. 6d). Por otra parte, la cumbre se encontraría a una cota sensiblemente superior a la actual, cercana o alrededor de los 300 m snm, de acuerdo con la proyección de las laderas y las cotas alcanzadas por los cerros del entorno que conservan restos del glacis pleistoceno de cantos y bloques calcáreos. Tras la ocupación, la cumbre y el asentamiento existente se erosionaron, acumulándose los restos en las laderas alrededor del cerro dando lugar a la etapa que hemos denominado S2, de edad Post-Bronce, que conviene con las condiciones frías y húmedas que parecen producirse en el evento 2.8-2.6 bp (Bond et al. 1997).
Los yacimientos de Los Pedregales corresponden a conjuntos típicos de la Edad del Bronce, según se desprende de las cerámicas recuperadas en sus entornos, acordes con la datación obtenida en LPS. La fecha de la ocupación, aunque obtenida en un contexto secundario, resulta coherente y se enmarca en el rango 1600-1450 cal BC, un intervalo que nos lleva a momentos avanzados del Bronce Medio, de acuerdo con las periodizaciones que se vienen manejando para el valle del Ebro y entorno (Burillo y Picazo 1991; Pérez-Lambán 2013).
5. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Los materiales más signifcativos y mejor conservados se encuentran en las laderas S2.8 y S1.9. La muestra cerámica remite a una cronología de Bronce Medio o Tardío, entre el 1700 y el 1200 a.C. No hay nada que permita entrever cronologías más recientes dentro del primer milenio a.C., ni Bronce Final ni Primera Edad del Hierro. La composición de las pastas nos podría marcar la existencia de diferencias entre los tres conjuntos, pero en todos ellos se observan coincidencias cruzadas, por lo que parece razonable suponer que vienen del mismo Ellugar.grado de alteración sí varía entre unos y otros conjuntos, aunque podría ser una variable dependiente de la distancia recorrida por los materiales y/o el tiempo de exposición superfcial.
Como conclusión podemos señalar que los tres conjuntos cerámicos diferenciados en Pedregales Sur muestran características que podrían justifcar su procedencia de un mismo lugar.
124 V
Por tanto, más allá de la confguración actual, debemos asumir que nos encontramos ante asentamientos en altura del Bronce Medio, un tipo de emplazamiento bien documentado al Sur del Ebro, pero que en la provincia de Huesca y, en general, al norte del Ebro, parece bastante elusivo. De hecho, los yacimientos datados de este periodo corresponden a cavidades, con indicios de ocupación y de carácter funerario, caso de la Cueva del Moro de Olvena (Utrilla 1996), Cueva del Moro de Alins del Monte (Rodanés 2017), Cueva de Punta Farisa (Maya et al. 1989) o a pequeños emplazamientos en posiciones bajas, como Ciquilines (Rey 1991). Esa aparente
Los dos conjuntos diferenciados, LPS y LPN, parecen corresponder a esa etapa. Las cerámicas documentadas en uno y otro presentan similar composición, lo que nos lleva a apuntar que LPN también podría adscribirse a la Edad del Bronce. Sí que es cierto que el volumen de materiales recuperado en este último cerro es bastante menor, circunstancia que puede estar relacionada con que se trata de un emplazamiento secundario respecto a LPS, de menor rango o entidad, o que simplemente se ha visto afectado de manera más agresiva por los procesos erosivos que han terminado de arrasar casi por completo no solo el yacimiento original, sino también los restos derivados del mismo y redepositados en las laderas. La existencia de dos yacimientos tan próximos de similar cronología no es algo excepcional. Es un fenómeno
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ausencia de este tipo de emplazamientos ha podido estar condicionada por fenómenos geomórfcos junto con el hecho de que no parece que sea el patrón de ocupación dominante, tal vez restringido a algunos espacios concretos. No podemos olvidar que la existencia de ocupaciones en altura se ha reconocido en las Bardenas Reales, caso del impresionante yacimiento de Monte Aguilar (Sesma y García 1993) y que es una posibilidad ya apuntada en trabajos como los de Maya (1981), Rey (1987) o Sopena (1998).
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THE EXCISED CERAMICS OF THE CINTOS DE ARMANTES (ATECA, ZARAGOZA) AS A MARKER OF EBRO-MESETA RELATIONS AT THE DAWN OF THE FIRST MILLENNIUM BC.
PALABRAS CLAVE: Relaciones culturales; Bronce final; Primera Edad del Hierro; Valle del Ebro; Valle del Tajo
The greater antiquity of the productions that appear in towns on the northern slope of the Iberian System, makes us consider the possibility, already outlined by other authors, that the appearance of this peculiar pottery in the center of the Tagus Valley is linked or related to somehow with the dispersion dynamics of these prototypes, taking advantage of the traditional communication route that the Jalón basin supposes, in a natural way, used from the Paleolithic to the present day.
11
La mayor antigüedad de las producciones que aparecen en poblados de la vertiente norte del Sistema ibérico, nos hace plantearnos la posibilidad, ya esbozada por otros autores, de que la aparición de esta peculiar alfarería en el centro del valle del Tajo estuviera vinculada a la dinámica de dispersión de estos prototipos, aprovechando la vía de comunicación natural que supone la cuenca del Jalón utilizada desde el paleolítico hasta la actualidad.
The site of the Cintos de Armantes, located in the upper Jalón, has offered a homogeneous sample of representative ceramics from the middle valley of the Ebro, which in turn shares certain styles with the decorations that appear in postCogotas I sites of the basin of the Henares. This morphological and ornamental symbiosis underscores the connection that occurred between both territories throughout the Late Bronze Age and the First Iron Age.
1Museo de Zaragoza 2Diputación Provincial de Zaragoza 3Universidad de Zaragoza
Sesión 1 127
LA CERÁMICA EXCISA DE LOS CINTOS DE ARMANTES (ATECA, ZARAGOZA) COMO MARCADOR DE RELACIONES EBRO-MESETA EN LOS ALBORES DEL PRIMER MILENIO A.C.
Autor de contacto/Contact author: Isidro Aguilera Aragón, iaguilera@aragon.es
RESUMEN
ABSTRACT
KEYWORDS: Excised Ceramics; Final Bronze; First Iron Age; Ebro Valley; Tagus Valley
Isidro Aguilera Aragón1, Francisco Martínez García2 y José María Rodanés Vicente3
El yacimiento de los Cintos de Armantes, situado en el alto Jalón, ha ofrecido una homogénea muestra de cerámica excisa representativa del valle medio del Ebro que a su vez comparte ciertos estilemas con las decoraciones que aparecen en yacimientos post-Cogotas I de la cuenca del Henares. Esta simbiosis morfológica y ornamental subraya la conexión que se produjo entre ambos territorios a lo largo del Bronce fnal y Primera Edad del Hierro.
128 V
Figura 1. Mapa general de situación. y vista frontal de los Cintos.
Presentamos un conjunto signifcativo de materiales recuperados en el paraje de los Cintos de Armantes (Ateca) (Fig. 1). Ubicado en la sierra del mismo nombre (973 m s.n.m.), formación que ha condicionado por sus especiales características geofísicas la ocupación por el ser humano. Está situada a los pies de sistema ibérico, entre los ríos Jalón, Manubles y Ribota, y queda repartida entre los términos municipales de Ateca, Torralba de Ribota, Cervera de la Cañada y Calatayud. Se trata de un relieve tabular, disimétrico formado por la erosión diferencial de un gran paquete horizontal de sedimentos terciarios en el cual se ha instalado una red de barrancos que forman un paisaje alomado, hoy poco provisto de vegetación, con colinas que se delinean mediante laderas prácticamente verticales.
En esta reseña nos centraremos esencialmente en los fragmentos cerámicos con decoraciones excisas e incisas ante la imposibilidad de obtener dataciones absolutas, por tratarse de materiales fuera de su ubicación original, la tipología de formas, perfles y ornamentación nos permiten dotar de contexto cronológico y cultural a los hallazgos de la fase más reciente. En todo momento somos conscientes del sesgo de una muestra que no ha sido recogida con la sistemática de una prospección programada. Su composición, fruto del azar y de sucesivas visitas propiciadas por el interés en el conocimiento y preservación del patrimonio de su descubridor ha sido
La muestra que aquí se estudia es fruto de recogidas superfciales efectuadas a lo largo del tiempo, en sucesivas visitas, en las que se pudo determinar la alteración total, por erosión, de la zona donde se estableció en origen el yacimiento, un pequeño poblado situado en altura y rodeado en tres de sus fancos por un cortado de unos 10 a 12 m de caída.
Los objetos recuperados pertenecen a dos fases claramente diferenciadas. En su mayoría forman un conjunto homogéneo en el que destacan fragmentos de cerámica lisos y decorados mediante incisión y excisión, junto a una barrita de bronce decorada con fnas incisiones. Además de este coherente conjunto hay que añadir cuatro piezas que nos retrotraen a momentos más antiguos, propios de un Calcolítico genérico: se trata de una pequeña hacha de sillimanita/fbrolita, un fragmento de brazalete fabricado por pulimento en una roca gris, tal vez pizarra, una punta foliácea de sílex y un diente de hoz también de sílex. Todos los materiales se encuentran depositados en el Museo de Zaragoza.
La serie sedimentaria se organiza, de suelo a techo, mediante la sucesión de estratos de yesos, arcillas y margas, estas últimas son más resistentes de forma que han permitido la conservación de los niveles inferiores dejando en resalte nítido las colinas citadas, creando un llamativo paisaje dominado por los colores blanco y rojo. No obstante, los cantiles de rocas margosas sufren un progresivo retroceso que deja los taludes sembrados de bloques desplomados por gravedad.
1. INTRODUCCIÓN
2. MATERIALES
Los Cintos de Armantes fue dado a conocer como lugar arqueológico por uno de nosotros en el marco de una obra de historia local (Martínez 2015, 18 y 21). En la misma sierra de Armantes se conocen otros enclaves arqueológicos, de entre los cuales interesa subrayar los Castillos (Calatayud) donde se han registrado cerámicas adscritas al Bronce tardío, vinculadas a los estilos de protocogotas y Cogotas I.
En uno de esos cerros-espolón de cima plana se ubicaba el yacimiento de los Cintos (Fig. 2). Hoy el suelo está completamente denudado y el material arqueológico hay que buscarlo a sus pies, en los conos formados por los depósitos de tierras transportadas desde la cima (Fig.3). Por lo tanto, nos encontramos ante un yacimiento en posición secundaria, lo que provoca que el material, en su mayoría cerámica a mano, se encuentre muy fragmentado. La posición topográfca de los Cintos viene determinada por las coordenadas UTM ETRS 89 X604548, Y4581695, su altitud sobre el nivel del mar es de 740 m.
Figura 2. Ortoimagen del yacimiento, Pnoa 2015.
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Figura 3. Vista frontal de los Cintos. En la parte baja se recuperaron los materiales (Foto Isidro Aguilera).
Figura 4. Materiales cerámicos. Perfles bitroncocónicos, cuellos exvasados y fondos planos (Dibujo M.C. Sopena).
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Figura 5. Cerámicas de formas bitroncocónicas con decoración excisa (Dibujo M.C. Sopena).
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Figura 6. Fragmentos de erámica con decoraciones incisas (Dibujo M.C. Sopena).
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Figura 7. Cerámicas con decoraciones incisas, asa, mamelón perforado, y fragmentos con decoración estampillada y acanalados. (Dibujo M.C. Sopena).
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el conjunto un fragmento de posible torques o extremo de brazalete en bronce, de sección irregular, que presenta una fna decoración de motivos incisos (Fig. 8). Estas piezas son relativamente frecuentes, en especial en las fases correspondientes a los Campos de Urnas Recientes y del Hierro. Posiblemente, por la sección del ejemplar localizado se pueda incluir en el tipo b o c de la clasifcación de G. Ruiz Zapatero (1985) si lo consideramos un fragmento de brazalete. Los torques son menos habituales y en algunos casos más antiguos. En ambos tipos pueden presentar decoraciones incisas geométricas como la que reproducimos. Son habituales en estos contextos si bien es cierto que son más frecuentes en las necrópolis (Ruiz Zapatero 1985, 963968). Una reciente y exhaustiva puesta al día, que recoge referencias anteriores de diferentes piezas del valle medio del Ebro, la encontramos en el estudio del Corral de Mola en Uncastillo (Zaragoza) con una signifcativa muestra, aunque en este caso son más frecuentes las piezas lisas, en especial los brazaletes (Royo 2017, 72-79).
La selección de piezas dibujadas muestra el predominio de decoraciones incisas y excisas en un buen número de recipientes y, como es habitual en este y otros yacimientos comparables, ambas técnicas aparecen combinadas en las mismas superfcies diseñando motivos complejos pero reiterativos (Fig. 5, 6). Son frecuentes los frisos de triángulos excisos enmarcados por líneas incisas o aquellos que quedan en altorrelieve que se rellenan mediante trazos incisos paralelos. Igualmente son habituales los motivos geométricos líneales, sin excisión, indeterminados en su composición general ya que no podemos identifcarla por el pequeño tamaño de los fragmentos conservados (Fig. 6 y 7). Destacamos un solo caso de motivos romboidales enfrentados (Fig. 6, 1). De forma excepcional aparecen estampillados circulares exentos o delimitando el friso, como en un pequeño fragmento con dos motivos concéntricos (Fig 5,1 y Fig. 7, Completa7).
Recientemente hemos abordado el estado de la cuestión de las cerámicas con decoraciones excisas en el valle del Ebro a partir de una serie de nuevos hallazgos y dataciones absolutas (Aranda y Rodanés 2019). Debemos partir de la base de que las investigaciones de este tipo de alfarería van de la mano de los contextos en los que aparece, es decir: del Bronce fnal y Primera Edad del Hierro, independientemente de que a lo largo de la dilatada historia de las investigaciones para estos periodos se hayan utilizado distintas denominaciones más o menos acertadas y con claras connotaciones
3. EL VALLE DEL EBRO Y LA CERÁMICA CON DECORACIÓN EXCISA
(Rodanés et alii 2016). Las superfcies predominantes son alisadas y pulidas en los sectores no decorados, con pastas depuradas y predominio de tonos ocres y rojizos con fnos desgrasantes. También están presentes, aunque en menor medida, los acabados grises y negros.
Figura 8. Fragmento de bronce de sección irregular. Posible extremo de torques o brazalete con decoración incisa de motivos geométricos. (Dibujo M.C. Sopena).
Excepto en algunos fragmentos de paredes y fondos planos, toscos y de mayor grosor que pudieran pertenecer a recipientes de almacenaje (Fig 4), la forma predominante en la muestra disponible, con superfcies lisas o decoradas, coincide con el perfl bitroncocónico (Fig 4, 1, Fig 5,6, 7), en algunos casos con pequeñas asas o mamelones perforados en la línea de carena (Fig 7, 5 y 6), cuello ligeramente exvasado y de pequeñas dimensiones. Las carenas no son muy marcadas y el fondo habitualmente es curvo sin descartar la presencia de bases umbilicadas. En tipologías funcionales se incluyen en la categoría de vajilla de cocina, como vasos para bebidas
aleatoria. Ello, no obstante, no merma sustancialmente la importancia del hallazgo y la interpretación y el sentido que pretendemos trasmitir en esta comunicación.
Figura 9. Representación de yacimientos con cerámica excisa en el valle medio del Ebro (Aranda y Rodanés 2019). En rojo y cuadrado, yacimientos de Cogotas I. Álava: 1) Solacueva de Lacozmonte (Jokano); 2) La Paul (Arbigano); 3) La Teja (Villodas). Navarra: 4) Dolmen de Charracadía (Cirauqui); 5) Marijuan VI (Tudela); 6) Monte Aguilar (Bardenas Reales); 7) El Bocal (Fontellas); 8) Cabezo de La Mesa (Ablitas). La Rioja: 9) Majada Londeras (Tobía); 10) Cueva de San Bartolomé (Nestares); 11) Partelapeña (El Redal); 12) Cueva de los Lagos (Aguilar del Río Alhama). Aragón: 13) Majaladares (Tarazona-Borja); 14) Moncín (Borja); 15) Peña Amarilla (Urrea de Jalón); 16) Castillo de los Almantes (Calatayud); 17) Mina Real (Zaragoza); 18) Tozal del Burgo (Pina de Ebro); 19) Torrollón (Usón); 20) Cabezo Sellado (Alcañiz); 21) Cabezo del Cuervo (Alcañiz). En negro y circulo, yacimientos de Campos de Urnas: Álava: 22) Castillo de Henayo (Alegría); 23) Kutzumendi (Vitoria); 24) San Formerio (Pangua); 25) Cueva de los Husos I (Elvillar). Navarra: 26) Santa Coloma (Mendaza); 27) El Rincón (Mendavia); 28) El Castillar/El Viso (Lodosa); 29) El Encinillo (Lodosa); 30) El Mochón (Lodosa); 31) San Miguel (Barbarín); 32) Arrosia (Arróniz); 33) Turturmendía (Oteiza); 34) Pamplona; 35) El Castillo (Larraga); 36) El Alto Hundido (Miranda de Arga); 37) Panadiago (Miranda de Arga); 38) La Atalaya (Falces); 39) Falconera (Olite); 40) El Cerco (Beire); 41) Cabezo de la Modorra I (Bardenas Reales); 42) El Castillo (Castejón); 43) Peña del Saco (Fitero); 44) Santa Bárbara (Tudela); 45) Castillo de Mirapeix (Tudela); 46) Alto de la Cruz (Cortes). La Rioja: 47) Libia (Herramélluri); 48) San Pelayo (Gimileo); 49) La Coronilla (Lardero); 50) Santa Ana (Entrena); 51) El Sequero (Arrúbal); 52) Cmn. del Monte- sobre La Tejera- (Tudellila); 53) San Pedro Mártir E. Del Caserío (Arnedo); 54) Raposeras (Arnedo); 55) S. Fruchos (Arnedo); 56) Muro de Aguas pueblo; 57) Las Caracolas (Pradejón); 58) Torre de Campobajo (Calahorra); 59) La Marcú I (Calahorra); 60) Cabezo de Sorbán (Calahorra); 61) Cabezo la Torre (Aldeanueva de Ebro); 62) Eras de San Martín (Alfaro); 63) Araciel (Alfaro). Aragón: 64) Faldas del Moncayo; 65) El Convento (Mallén); 66) Burrén y Burrena (Fréscano); 67) La Cruz (Fréscano); 68) El Morredón (Fréscano); 69) Cabecico Aguilera (Agón); 70) Carracierzo (Bisimbre); 71) El Quez (Alberite de San Juan); 72) El Calvario (Calatorao); 73) Lugar Viejo (María de Huerva); 74) Cabezo Morrudo (Fuentes de Ebro); 75) La Pileta (Jatiel); 76) Cabezo de las Mil Rocas (Samper de Calanda); 77) Castelillo (Alloza); 78) Cabezo Torrente (Chiprana); 79) Palermo IV (Caspe); 80) Záforas (Caspe); 81) Cabezo de Siriguarach (Alcañiz); 82) Cabezo de Monleón (Caspe); 83) Roquizal del Rullo (Fabara); 84) San Cristóbal (Mazaleón); 85) Tossal del Moro (Batea); 86) Las Valletas (Sena); 87) Tozal de Cabezo la Vieja (Candasnos).
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4. EL CENTRO DEL VALLE DEL TAJO
La cartografía recientemente realizada sobre todos los hallazgos de la cuenca del Ebro (Fig. 9; Aranda y Rodanés 2019, Mapa 2) así como el tratamiento de motivos defnidos por Pellicer (1985), Álvarez y Pérez Arrondo (1987) y Ruiz Zapatero (1995) permiten identifcar y confrmar que los diseños procedentes de los Cintos de
propias de la época de estudio (Aranda y Rodanés 2016).
de G. Ruiz Zapatero analizan de manera exhaustiva todos los hallazgos conocidos hasta los años 80, recogidos en su tesis doctoral (Ruiz Zapatero 1980, 1981, 1985). En ellos coincide con la visión de Molina y Arteaga. Una interpretación radicalmente distinta será propuesta por M. Pellicer (1984 a y b, 1985). Rebate la procedencia ultrapirenaica y opta defnitivamente por un origen peninsular en el horizonte Cogotas I, inspiración tanto de los vasos del alto y medio Ebro como del Bajo Aragón (Pellicer 1985 356). Esta misma idea, será aceptada para el alto y medio Ebro por Álvarez y Pérez Arrondo (1987: 117), posteriormente por Ruiz Zapatero (2010, 95) y, en la actualidad, con diferentes matices que afectan a interpretaciones sobre sus orígenes, proceso evolutivo y aparición en diferentes territorios, por la mayoría de los investigadores (Aranda y Rodanés 2019).
Fue Pérez de Barradas quien primero llamó la atención sobre la posible relación o al menos la similitud de algunas piezas que aparecían en los alrededores de Madrid y las descubiertas por Cabré en el valle del Ebro (Pérez de Barradas 1934, 1936). Apreciaciones recogidas posteriormente como sucedió con otros hallazgos de la geografía peninsular por Almagro Basch (1939). En el Tajo, al igual que en el valle del Ebro, desde los años 80 los descubrimientos se hicieron más numerosos y a partir de los trabajos de C. Blasco y colaboradores la reivindicación de las posibles relaciones con el valle del Ebro fueron cada vez más frecuentes, teniendo en cuenta el gran número de yacimientos que a partir de la arqueología preventiva han ido apareciendo. Hoy superan la veintena de hallazgos en diferentes poblados (Blanco García 2012, 312-313; 2016,137, Fig. 1).
Debemos reconocer que la reciente publicación de un artículo directamente relacionado con el tema que estamos tratando aquí (Blanco García 2016), así como la vinculación espacial y temporal propuesta entre dos ámbitos como el alto y medio Ebro y el valle del Tajo en su tramo central nos ha servido como hilo conductor o al menos como estímulo para la argumentación que exponemos en este trabajo.
136 V
Armantes son habituales en yacimientos de la época. No existen tipos o decoraciones inéditas.
La cronología comparada nos permite asimilar los hallazgos a otros contextos recientemente datados por C14 y que presentan también cerámicas con decoración excisa (Fig 10). Estas fechas nos sitúan en el Bronce fnal, quizá por las formas y tipos de recipientes, en sus momentos más avanzados. Coincidirían, en nuestra opinión, con las dataciones ofrecidas por el Morredón, fase II, (Fréscano, Zaragoza), la estructura 2 del Sequero o las del Redal en La Rioja con un amplio rango entre el siglo X-IX y el VIII-VII cal AC, teniendo en cuenta como límite inferior la Primera Edad del Hierro, representada entre otros por los sucesivos poblados del Cabezo de la Cruz (Picazo y Rodanés 2009), fase III de Morredón (Aranda et alii 2016) o PIIb de Cortes de Navarra (Maluquer 1954, 1958) en los que la desaparición de las decoraciones excisas y la presencia de nuevas formas lisas, esencialmente vasos de cuello cilíndrico determinan la formación de una nueva vajilla cerámica (Pérez Lambán et alii 2014).
En la actualidad, estas afnidades tienden a ser valoradas en su justa medida. En algunos casos las similitudes son tan acusadas que se llega a plantear la posible migración de pequeños grupos humanos desde tierras riojanas o navarras. La vía de llegada «al área madrileña, así como a las comarcas occidentales de Guadalajara y del norte de Toledo parece bastante clara». Desde el «Ebro medio, remontando el Jalón llegaría hasta los poblados de la cuenca alta del Henares» y desde aquí al centro de la región de Madrid y Tajo medio. Igualmente se contemplan las infuencias que desde el Jalón medio, a
Así han sido habituales términos como Campos de Urnas o Hallstatt, sin obviar la utilización de conceptos étnicos o lingüísticos como celtización o indoeuropeización, incluso en ocasiones este tipo de cerámica se ha utilizado como fósil director de estos procesos (Beltrán 1960).
El valle del Ebro por la posición estratégica en el norte de la península ibérica y por la confuencia de una serie de circunstancias de carácter científco fue uno de los lugares donde se detectaron por primera vez estas singulares decoraciones alfareras. Fue J. Cabré (1929) al excavar el yacimiento bajoaragonés del Roquizal del Rullo quien por primera vez detectó estas cerámicas, proponiendo una interpretación sobre su origen de carácter indigenista que entroncaría con la tradición campaniforme, entonces desestimada y que con el paso del tiempo será nuevamente puesta en valor. La proliferación de hallazgos llevó a M. Almagro Basch a redactar la que se puede considerar como primera síntesis dedicada exclusivamente a estas manifestaciones, manteniéndose vigentes sus interpretaciones europeistas (Almagro 1939), seguidas con leves matices por J. Martínez Santaolalla (1946), J. Maluquer (1954, 1958) o A. Beltrán (1960). Es a partir de los años 70 del pasado siglo cuando se establecen nuevas hipótesis a partir del trabajo de Molina y Arteaga (1976). En este ensayo, con matices, se retoma la hipótesis planteada por Cabré a fnales de los años 30 y se imbrica este tipo de decoraciones con la tradición campaniforme de estilo ciempozuelos, vinculada a su vez con la génesis de las decoraciones que aparecen en la alfarería característica de Cogotas I. No obstante los autores, para el valle del Ebro, siguen manteniendo una vinculación con las culturas del norte de los Pirineos (Molina y Arteaga 1976: 176). No rompen defnitivamente con los esquemas tradicionales propuestos por Almagro Basch Los(1939).trabajos
el determinismo ambiental, no podemos obviar, sin embargo, que la situación estratégica debe ser tenida en cuenta, factores como la accesibilidad o permeabilidad del medio físico facilita las comunicaciones y son importantes a la hora de valorar las posibilidades de que las comunidades interaccionen desde una perspectiva de la cooperación y esta interacción facilite diferentes tipos de intercambios y el correspondiente fujo de materiales.
Figura 10. Tabla 2 (Aranda y Rodanés 2019). Dataciones radiocarbónicas de contextos arqueológicos de Campos de Urnas con cerámica excisa en el Valle del Ebro. Las dataciones se han calibrado con el programa OxCal v.4.3 (Bronk Ramsey 2009) con la curva de calibración INTCAL13.
través de los valles de los ríos Piedra y Mesa pudieron acceder al importante núcleo de Molina de Aragón como ya habían señalado algunos autores (Arenas 1999). Más cuestionable, tanto por la propia alfarería como por la falta de eslabones intermedios en territorios concretos como el valle del Tajuña, es la relación entre este grupo y el detectado en el centro del Tajo. Queda igualmente descartada, en principio, la progresión hacia tierras sorianas ya que los escasos testimonios pudieran ser explicados mejor por el contacto directo desde tierras riojanas a través de las comunicaciones de los valles del Sistema ibérico (Blanco García 2016, 143-144).
5. CONSIDERACIONES FINALES
La mayor antigüedad de las producciones del valle del Ebro, no solo del denominado estilo Redal sino de las similares producciones de todo el valle medio, apuntan al posible origen, procedencia o inspiración de la alfarería encontrada tanto en el núcleo de Molina de Aragón como en el Tajo central, sin que ello signifque que tenga que existir grandes diferencias en sus dataciones (Fig. 10).
Las vías de comunicación naturales deben ser tenidas en cuenta a la hora de establecer relaciones entre diferentes territorios. Sin ánimo de caer en posiciones que defendan
El análisis de este conjunto cerámico procedente del yacimiento de los Cintos de Armantes en Ateca, a medio camino entre dos núcleos con gran densidad de hallazgos y recientemente estudiados nos permite plantear una serie de refexiones fnales.
Tanto el valle del Ebro como eje de comunicaciones esteoeste en el norte peninsular como el Jalón, vía natural Norte-Sur, de trasiego entre el valle y la meseta, han desempeñado un papel relevante desde el Paleolítico hasta nuestros días.
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Figura 11. Cerámicas de Los Cintos de Armantes (Ateca, Zaragoza); (Foto J. Garrido, Museo de Zaragoza).
138 V
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No se pueden descartar desplazamientos de grupos no muy numerosos o de individuos aislados, algo habitual desde los inicios de la prehistoria. Incluso desplazamientos de los propios alfareros o alfareras bien por motivos económicos o sociales relacionados con prácticas exogámicas. Ello, en modo alguno, es incompatible con un sistema de intercambio o comercio (movimiento de las producciones no de las personas) a pequeña escala entre los diferentes territorios. Sí que descartamos desplazamientos masivos o colonizaciones de territorios ya que un rasgo como es la decoración o los perfles cerámicos no es sufciente para validar esta hipótesis. Las diferencias entre la tipología de los asentamientos o poblados en el Tajo medio, así como otros elementos de la cultura material procedentes del sureste, descartan tal posibilidad. Las infuencias del valle del Ebro no son incompatibles con las que se documentan desde territorios meridionales o del interior de la misma Meseta. Deben ser contemplados como una aportación más que contribuirá con el paso del tiempo a confgurar la identidad del territorio que será conocido como Carpetania.
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El tipo de pasta, cocción y acabado, además de la tipología y decoración, son coincidentes en ambos núcleos y comparten característica con los que encontramos en Cintos de Armantes (Fig. 11).
No hay inconveniente en aceptar la vía propuesta y recalcar que el valle del Jalón actuó como vía de comunicación hasta la cuenca del Henares y esta, a su vez, con el centro del Tajo donde aparece una mayor concentración de yacimientos. Las similitudes de las producciones de ambos núcleos son evidentes, el problema o la difcultad es la correcta interpretación de estas semejanzas. Semejanzas que no solo pueden o deben ser atribuidas a un factor único. Pueden existir o coexistir diferentes hipótesis.
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PALABRAS CLAVE: Late Bronze; Early Iron Age; Middle Ebro Valley; Cabezo del Muro.
NUEVOS DATOS SOBRE LA OCUPACIÓN DE LAS MÁRGENES DEL EBRO DURANTE LA PREHISTORIA RECIENTE: EL YACIMIENTO DEL CABEZO DEL MURO (ALFAJARÍN, ZARAGOZA)
Sesión 1 141
NEW DATA ABOUT THE OCCUPATION OF THE EBRO RIVERSIDES DURING RECENT PREHISTORY: THE SITE OF CABEZO DEL MURO (ALFAJARÍN, ZARAGOZA)
KEYWORDS: Ancient Neolithic; Cave habitat; High Mountain Archaeology; Central Pyrenees; Sobrarbe; Huesca.
RESUMEN
Alfonso Verge Salvadó1 y Alejandro Sierra Sainz-Aja2 Arqueólogo profesional Archéozoologie, Archéobotanique : Sociétés, Pratiques et Environnements
ABSTRACT
During Late Bronze and Early Iron Age occupation of the river course along the Middle Ebro Valley is testifed in fortifed settlements on hilltops. This trend has already been testifed along the right banks of the Ebro, but not on its left banks, where no sites within this chronology had been documented so far. In this work we present the outcomes of the emergency archaeological action carried out at Cabezo del Muro (Alfajarin). The feld survey and the execution of two survey diggings have allowed to verify the presence of a settlement of this type and to give evidence of at least two phases of occupation along the period between 922 and 784 cal BC. The results obtained ft well in the observed standard for the groups which populated the Middle Ebro Valley during this period at other sites in the area and allow us to widen our view of the ways of the social organization in the territory.
Autor de contacto/Contact author: Alejandro Sierra Sainz-Aja, asierrasainzaja@gmail.com
12
1
Durante el Bronce Final y la Primera Edad del Hierro se documenta la ocupación de los cursos fuviales a lo largo del Valle Medio del Ebro mediante poblados fortifcados en altura. Esta tendencia ha sido testimoniada en la margen derecha del Ebro, pero no en la izquierda, donde no se había documentado ningún yacimiento dentro de esta cronología hasta la fecha. En este trabajo presentamos los resultados de la actuación arqueológica de urgencia en el Cabezo del Muro (Alfajarín). La prospección en superfcie y la realización de dos sondeos han permitido constatar la presencia de un poblado y documentar, al menos, dos fases de ocupación dentro del periodo comprendido entre el 922 y 784 cal BC. Los resultados obtenidos encajan bien con la pauta observada para los grupos que poblasen el Valle Medio del Ebro durante este periodo en otros yacimientos del área y nos permite ampliar nuestra visión sobre las formas de organización social del territorio.
2AASPE
Vista general del sitio y los Montes de Alfajarín
142 V
paso de más vehículos para conseguir la salvaguarda de los restos que allí hubiere.
3.1.METODOLOGÍAProspección
Se realizaron dos sondeos en distintas partes del cabezo. En primer lugar, ubicamos el sondeo 2 sobre el susodicho muro con unas dimensiones de 1x2 metros. Con ello quisimos constatar su presencia, averiguar sus
1. INTRODUCCIÓN
Con esta intervención pretendíamos, por una parte, constatar la existencia del yacimiento en sí, así como averiguar sus límites tanto físicos como cronológicos. Por otra parte, advertir a las autoridades locales de su valor histórico y motivar, de este modo, que llevaran a cabo un balizamiento del lugar con la intención de impedir el
Figura 2. Sectores de la prospección.
3.2. Sondeos
El Cabezo del Muro ocupa una loma en el extremo sur del ondulado relieve yesífero que conforman los Montesblancos (Fig. 1). Dicha loma está situada sobre la llanura aluvial del río Ebro desde su vertiente Sur y se encuentra fanqueada al Este por el barranco del cual adoptamos el topónimo.
Así pues, los sectores A y B se localizan en zonas ligeramente amesetadas en las cotas más altas de la loma y, por lo tanto, con material menos susceptible de encontrarse desplazado. Los sectores H, I, J y K corresponden a las laderas externas y con una pendiente más acusada. Mientras que los sectores C y G podrían recibir material desplazado desde A y B, pero también contener material propio.
2. OBJETIVOS
Sesión 1 143
Además de una toma de fotos aéreas mediante un vuelo de dron, las 2,25 has. del cabezo fueron objeto de una prospección intensiva. Se barrió su superfcie siguiendo transectos paralelos separados con una distancia de 2 metros, siempre que la orografía del terreno lo permitía. Se recogió todo el material arqueológico hallado guardándolo en bolsas diferenciadas según unos sectores previamente defnidos (Fig. 2). El criterio para defnir dichos sectores principalmente tuvo en cuenta, en cada caso, la inclinación del terreno y su capacidad para retener o recibir material arqueológico como consecuencia de procesos erosivos postdeposicionales.
A pocos metros de la autovía A-2, dirección Zaragoza, y a un kilómetro escaso del centro urbano de Alfajarín, el entorno podría haberse visto afectado en su día por las obras de dicha autovía. Por otra parte, la fuerte erosión natural que afecta a estos terrenos de tipo estepario, con escasa cubierta vegetal y sujetos a condiciones climáticas algo extremas, también parece haber hecho mella en amplias zonas del yacimiento. No obstante, al margen de un nido de cazador o los restos de una antigua valla publicitaria, el paso de vehículos a motor fuera de pista es la actividad antrópica que más está afectando a los posibles restos que allí se encuentren. La fuerte tracción que estos vehículos ejercen sobre la cubierta ha generado una senda, cada vez más ancha y profunda, que atraviesa el cerro de NW a SE salvando un desnivel de 40 metros y ha dejado a la vista restos cerámicos que apuntan a una cronología prehistórica.
3.
Figura 1. Situación del yacimiento.
Finalmente, puesto que el material hallado a lo largo de la senda obedece a circunstancias muy diferentes a las del resto de sectores en los que han actuado solamente factores naturales segregamos está en tres sectores (D, E y F) según la cota del tramo en que se encontraban. El desmantelamiento de los estratos aquí es fruto del paso de los vehículos.
Estos hechos alertaron a los frmantes del presente artículo sobre la posible existencia de un yacimiento en el lugar de la necesidad, dado el peligro que este corría, de notifcarlo al Ayuntamiento de la localidad y al Dpto. de Patrimonio de la DGA con la intención de llevar a cabo la prospección y los sondeos de los que hablaremos seguidamente.
Por otra parte, las fotos aéreas y la fotogrametría realizada con ellas nos permitieron documentar la presencia de un muro que recorre prácticamente toda la vertiente norte del sector B y la huella de unas estructuras en lo alto del sector A que, además, se estaban viendo afectadas por el paso de los vehículos a motor (Figs. 5 y 6).
Figura 5. Foto aérea del muro norte.
Figura 4. Fíbula de codo con bucle.
resulta reseñable la presencia de un muro en el sector G, en su intersección con E y H, a cuyo pie se encontró el fondo fragmentado de una vasija de cerámica a mano. También resulta destacable la presencia de un vaso cilíndrico que permitiría ajustar la cronología a la Edad del Hierro.
Durante la prospección se documentó abundante material cerámico, especialmente en los sectores superiores del yacimiento y en la zona más erosionada por el paso de las motos (Fig. 3). La única excepción fue un fragmento del puente (probablemente la segunda rama) de una fíbula de codo con bucle fabricada en bronce que encajaría muy bien en el modelo 4B.2 de Argente (Argente 1986) (Fig. 4). La dispersión de este material indica una ocupación del lugar en las zonas altas de la loma, con mayor acumulación de material frente a las partes bajas de la Además,misma.
Figura 3. Dispersión de los materiales en prospección.
dimensiones y posibles restos de ocupación hacía el interior de la loma. Por otro lado, se realizó otro sondeo de mayor entidad en la parte más alta del cabezo, dentro del sector A de prospección. Se trata posiblemente de una de las zonas del yacimiento con mayor potencia estratigráfca. El sondeo 1 se proyectó a ambos lados de la senda en el lugar donde las estructuras que se vislumbraban se estaban viendo más afectadas por el paso de los vehículos. La zona de trabajo ocupaba un área de de 2x3 metros. Esta fue dividida en una cuadricula orientada al norte y nombrada de con letras de izquierda a derecha y con números de arriba a abajo. Con posterioridad y siguiendo el método Harris en su excavación manual fuimos asignando unidades estratigráfcas diferenciadas conforme fueron apareciendo en el sondeo (Fig. 12).
4. RESULTADOS
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Se ha podido realizar la datación mediante radiocarbono de alguno de los carbones de Pinus halepensis que formaban parte de esa UE 100. Esta nos ha dado una
Figura 7. Sondeo 2.
Aunque no hayamos podido constatar su conexión mediante excavación arqueológica, la vista aérea y la similitud en su factura y dimensiones (1,40 m. de anchura) refuerzan la idea de que el muro del sondeo 2 y la UE 7 del sondeo 1 (Figura 8 y 9) son parte de la misma muralla perimetral, que en su parte sur-este se habría perdido como consecuencia de la erosión.
Figura 9. Sondeo 1.
En el sondeo 2 se confrmó la presencia del muro perimetral observado en la prospección y en la foto aérea. Del muro queda solamente una base formada por mampuestos de piedra de yeso del lugar unidos con barro de 1,40 metros de anchura. Al margen del muro, el sondeo no ofrece otros resultados más que la ausencia total de material mueble y la constatación, a 20 centímetros de profundidad respecto de la parte más alta del muro, de un incipiente suelo de tierra compactada con restos de yeso. Este se pierde hacia el interior del cabezo a escasos 60 cm de distancia del muro. Esto nos lleva a pensar que hayan podido perderse las estructuras que hubiese fruto de la erosión natural (Fig. 7).
Figura 8. Sondeo 1 (antes de la excavación).
Asociado a dicho muro en lo que sería la banda C de la cuadricula (Figura 10), se extiende poco más de medio metro hacia el interior del cabezo los restos de un suelo de arcilla compactada (UE 103) sobre una base de preparado de arcilla con cantos de rio (UE 104) y bajo una capa de cenizas (UE 100). Ambos estratos se han perdido en la parte central coincidiendo con la senda de las motos (UE 101), así como parte de la estructura del muro. Dicho suelo probablemente formaría parte de alguna estancia sobre la que por el momento solo podemos especular debido a la escasa superfcie excavada y a su desaparición con la pendiente generada por la erosión. En la unidad estratigráfca bajo dicho suelo (UE 105) aparece cierta cantidad de cerámica entre la que podríamos destacar un borde de cerámica con decoración incisa a base de ungulaciones a lo largo del labio exterior que ayudaría a datar mediante fecha postquem las estructuras que lo cubren dados sus paralelos con piezas con decoración similar en el Cabezo de la Cruz (Picazo y Rodanés 2009).
Figura 6. Fotogrametría del cabezo.
5. CONCLUSIONES
En la esquina noroeste del sondeo (cuadro A1) aparece, a la cota 73 cm, un hogar circular (UE 16) con una ligera capa de cenizas encima de las cuales retiramos para su estudio en bolsas precintadas todos sus carbones (Figura 11). Se realizó una datación sobre uno de estos carbones de Pinus halepensis, lo que ofreció una segunda fecha absoluta en torno a 922-821 cal BC (D-AMS042947: 2735±23).
Los pasta, formas y decoraciones de las pocas piezas que pueden ayudar a llegar a algún tipo de conclusión relacionan dicho material con los conjuntos cerámicos estudiados en yacimientos del grupo del Valle Medio del Ebro para el Bronce Final-1ª Edad del Hierro (Picazo 2009). Son reseñables a este respecto dentro de este
Figura 12. Matriz de Harris.
Los únicos restos óseos hallados proceden de la susodicha UE4 y consisten en restos de microfauna (roedores y conejo) y de ovicápridos.
fecha absoluta del posible fnal abrupto de la ocupación del cabezo en torno a 810-784 cal BC (D-AMS042946: 2617±16) en consonancia con el fenómeno detectado en otros asentamientos de la región para este periodo.
El hogar se encuentra en una cota más baja que la cimentación del muro UE 7, en relación con la base del muro UE 10 y, además, penetra bajo la base del muro UE 18. Todo ello confrma una fase de ocupación anterior, aunque deja dudas sobre la interpretación del muro UE 10 y su relación con las demás estructuras. En general, el volumen de cerámica encontrado no es excesivamente grande; tampoco el procedente del sondeo 1. En este caso, fue encontrado principalmente en las unidades estratigráfcas 105 (inmediatamente debajo del suelo y su preparado) y 4 (depósito secundario que rellena parte del espacio entre muros del sondeo) y consiste mayoritariamente, al igual que el procedente de la prospección, en piezas elaboradas a mano de una etapa previa a la introducción del torno de alfarero.
La banda A ofrece una mayor complejidad. En su límite Oeste se vislumbraba ya de principio otro muro (UE 10) con un aparejo del mismo material, pero de mayor consistencia y con las caras mejor trabajadas. Este corre casi paralelo al anterior, sin embargo, alcanza mayor Conectandoprofundidad.ambos
muros (UE 7 y UE 10) en el límite norte del sondeo (cuadro A1) aparece otro muro (UE 18) de características constructivas similares al perimetral del que no hemos podido constatar su grosor. Se puede apreciar un estrato de derrumbe procedente de este hacia el interior del sondeo (UE 3), el cual corta todos los estratos que aparecen en el cuadro A1 y que podemos ver en el perfl del límite sur del sondeo.
146 V
Figura 10. Suelo de la banda C del Sondeo.
Figura 11. Cuadro A1 con el hogar (UE 16).
más recientes, sobre todo la realizada sobre carbones de la UE 100 que podrían responder a restos constructivos. La constatación de este poblado llena un signifcativo vacío en el registro arqueológico existente de la margen izquierda del Ebro para este periodo histórico en el espacio que va desde la cuenca del río Gallego a la cuenca del Cinca-Segre. Añade también un poblado más para el estudio específco del llamado Subgrupo del Ebro Medio Oriental de la Primera Edad del Hierro en el valle Medio del Ebro (Maturén 2009). El estudio en profundidad del lugar podría ayudar a entender la conexión entre los grupos del complejo Campos de Urnas penetraron procedentes de allende los Pirineos por los valles de las cuencas de los ríos mencionados para asentarse a lo largo del Valle Medio del Ebro, así como el proceso de expansión agrícola a las zonas aluviales del valle principal del Ebro durante el periodo de estudio (Picazo 2005).
Figura 13. Comparación de fechas absolutas de Cabezo del Muro con otros yacimientos del entorno.
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Las dudas suscitadas sobre la cronología del sitio se diluyen con los resultados procedentes de las dos dataciones por radiocarbono (Figura 13). La primera de ellas se realizó sobre un carbón de Pinus halepensis del hogar (UE 16). Esta datación nos ha otorgado una fecha de 922-821 cal BC, en buena correlación con otras fechas correspondientes a la Edad del Bronce Final en el Valle Medio del Ebro (por ejemplo, Cabezo de la Cruz, Morredón o Cabezo Monleón). La segunda fecha se realizó sobre un carbón de Pinus halepensis del nivel de cenizas correspondiente al incendio y posible destrucción del lugar (UE 100). La fecha obtenida fue 810-784 cal BC que está en sintonía con las fechas que arrojan para la Edad del Hierro I yacimientos como el Cabezo de la Cruz o La Codera. Ambas fechas nos permiten confrmar la presencia de al menos dos fases prácticamente continuas que terminarían con el incendio y el abandono del poblado a inicios del siglo VIII cal BC. Aunque la realización de las dataciones sobre carbón, debido a que no se disponía de otro elemento, es un aspecto importante a tener en cuenta ya que se trata de fechas de vida larga, lo que puede envejecerlas, pudiendo tratarse de fechas
Quedan todavía muchas dudas: como se adaptaría a la orografía del terreno y se estructuraría el poblado. Vista la presencia de estructuras en cotas de nivel muy diferentes, hasta qué punto la erosión ha podido desmantelar gran parte del poblado y un posible aterrazamiento o la existencia de un bastión adosado a la muralla en la zona alta del poblado. La constancia en la foto aérea de zonas con mayor presencia de vegetación, sin embargo, aporta esperanza de que en futuras excavaciones pudiéramos encontrar zonas donde se conserven estratos de mayor potencia (Picazo et al. 2019) y permitan resolver estas dudas y comprender mejor la organización del poblado.
Sobre la tipología del poblado, su emplazamiento en la parte alta de un cerro, una extensión que no supera las 2 hectáreas y la presencia del muro perimetral defensivo con las características y dimensiones mencionadas encaja perfectamente con el modelo de poblado fortifcado atestiguado en la región para el periodo apuntado (Royo y Romeo 2015).
conjunto relacionado con el ámbito doméstico un par de fragmentos de borde con decoración incisa a base de ungulaciones en paralelo o la pared de un pequeño vaso de cuello cilíndrico (un tipo de pieza muy característica de la Primera Edad del Hierro en esta región).
Sin embargo, la existencia del muro UE 10 y el hogar asociado a él en unos niveles de ocupación previos confrma dos fases de ocupación en el cabezo. Esto estaría en consonancia con lo que ocurre en otros poblados de la época como, por ejemplo, en el Cabezo de la Cruz (Picazo y Rodanés 2009).
El nivel de cenizas que apoya sobre el muro UE 7 y el suelo de los cuadros C1 y C2 del sondeo 1 favorece la idea de un fnal abrupto para el poblado y lo situaría dentro del marco general de destrucciones/abandonos generalizados durante el Hierro I en esta región (Royo y Romeo 2015).
En cuanto al puente de fíbula, si bien la fechas que da Argente no se ajustan al periodo cronológico que nos dan aquí las dataciones de C14, su ubicación y cronología podrían explicarse puesto que, como señala la hipótesis central, este tipo de fíbula procedería de la Península Itálica y habría penetrado al interior de la Península Ibérica a través del valle del Ebro. Y además, nuestro ejemplar conserva el grosor propio de las etapas primitivas en la evolución hacia un aplastamiento de la pieza (Argente 1974).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
AGRADECIMIENTOS
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Queremos agradecer la colaboración desinteresada de todos aquellos voluntarios que ayudaron en las tareas tanto de prospección como de excavación, la documentación fotográfca de José Luis Meléndez, el asesoramiento científco prestado por el Dr. Jesús V. Picazo y la fnanciación de las dataciones por parte del Ayuntamiento de Alfajarín, en particular, su Concejalía de Patrimonio.
148 V
Picazo Millán, J.V. (2005): El poblamiento en el valle Medio del Ebro durante la Prehistoria Reciente: zonas y procesos, Revista d´Arqueología de Ponent, 15, pp. 97Picazo117.
Argente Oliver, J.L. (1974): Las fíbulas de la necrópolis celtibérica de Aguilar de Anguita, Trabajos de Prehistoria, Vol. 31, nº 1, pp.143-216.
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Royo Guillén, J.I. y F. Romeo Marugán (2015): Poblados fortifcados de la 1ª Edad del Hierro en el Valle Medio del Ebro: origen, tipología e implicaciones, en Fortifcaciones en la Edad del Hierro: control de los recursos y el territorio. pp. 361-384.
Mainar Galindo, S. (2019): Los sistemas defensivos del Valle Medio del Ebro durante la Primera Edad del Hierro, Trabajo fn de Grado, Universidad de Zaragoza.
dentro del marco del Subgrupo del Ebro Medio Occidental, Salduie, nº 9, pp. 97-118.
Este artículo quiere presentar un avance de las excavaciones arqueológicas llevadas en el yacimiento de Cabezo Morrudo de Rodén (Fuentes de Ebro, Zaragoza). Este poblado fortifcado, fundado durante el Bronce Final y reocupado en el Siglo VI a. e. c., es destruido por fuego y abandonado en la segunda mitad de este mismo siglo. El buen estado de conservación de los restos inmuebles y la notable colección de restos muebles pertenecientes al momento fnal del poblado, hacen de Cabezo Morrudo una interesante fuente de datos que permite profundizar en un mejor conocimiento de la transición entre el fnal del Hierro I y el inicio del Ibérico Antiguo en la zona.
THE PHASE II IN RODEN´S CABEZO MORRUDO (FUENTES DE EBRO, ZARAGOZA). THE TRANSITION FROM THE EARLY IRON AGE TO THE ARCHAIC IBERIAN AGE IN GINEL RIVER VALLEY
Autor de contacto/Contact author: Víctor E.M. Maturén (Víctor Esteban Martín), victormaturen1@gmail.com
Víctor E.M. Maturén Arqueólogo profesional
KEYWORDS: Hillfort; Early Iron Age; 6th Century BCE; Middle Ebro valley; Ginel creek; Fuentes de Ebro
PALABRAS CLAVE: Poblado fortifcado; Primera Edad del Hierro; Siglo VI a.e.c.; Valle medio del Ebro; Río Ginel; Fuentes de Ebro
LA FASE II DE CABEZO MORRUDO DE RODÉN (FUENTES DE EBRO, ZARAGOZA). LA TRANSICIÓN DESDE LA PRIMERA EDAD DEL HIERRO HACIA EL IBÉRICO ANTIGUO EN EL VALLE DEL RÍO GINEL
This paper aims to present an advance of the archaeological excavations carried out in Roden´s Cabezo Morrudo (Fuentes de Ebro, Zaragoza) site. This hillfort, founded during the Late Bronze Age and inhabited again during the 6th Century BCE, is destroyed by fre not too far later .The good state of preservation of archaelogical features as well as the remarkable collection of archaeological items belonging to the fnal moments of the hillfort, make of Cabezo Morrudo an interesting data source allowing to deepen in a beter knowledge of the transition between the end of the Iron Age and the beginning of the Early Iberian Age in the area.
RESUMEN
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ABSTRACT
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Figura 1. Planimetría del poblado. Según Viladés, 2001 y http://castillosenaragon.es/wp-content/uploads/2019/06/Z.-36.
Figura 3. Vista general de la Casa 5.
Cabezoparcial.Morrudo
Desafortunadamente, no ha podido conocerse la poliorcética del poblado, debido a que los elementos defensivos del mismo se encuentran fuera de la zona expropiada. Por este motivo, el presente estudio solo puede presentar datos referentes a las unidades habitacionales de la parte meridional del poblado.
fue ocupado por primera vez durante el Bronce Final, como evidencian los restos hallados bajo las casas 5, 4 y 6 así como algunos rellenos entre las paredes de la fase posterior y el nivel natural. Posteriormente, durante el siglo VI a. C., la construcción de un nuevo poblado desmanteló los niveles y estructuras precedentes, aprovechando las plataformas rocosas naturales para edifcar los edifcios pertenecientes a la Fase II. Los arqueólogos detectaron reformas puntuales pero no encontraron ningún caso de superposición de viviendas sobre derrumbe, lo cual hace pensar que el poblado de la Edad del Hierro tuvo una vida relativamente
la excavación el área directamente afectada por las obras del tren de alta velocidad se encontraba en muy mal estado de conservación debido a la presencia de trincheras y nidos de ametralladora de la Guerra Civil así como a la intensa actividad erosiva que ejerce el clima semiárido local sobre las pendientes. Sin embargo, la zona de habitación intermedia existente entre el límite del terreno expropiado y las trincheras, presentó un estado de conservación bastante bueno que permitió la excavación de un total de 22 casas conservadas de manera más o menos
3. TRAMA URBANA Y VIVIENDAS
El yacimiento se localiza sobre una colina cerca de la orilla izquierda del río Ginel, unos kilómetros aguas arriba de la desembocadura de este afuente en el río Ebro, cerca de la pequeña localidad de Rodén, perteneciente a Fuentes de Ebro (Zaragoza). Fue descubierto en 1998 por la empresa Arqueología y Patrimonio Cultural, S.L. durante los trabajos de prospección arqueológica llevados a cabo dentro del marco del estudio de impacto ambiental del proyecto de construcción de la línea de alta velocidad Madrid – Barcelona -Frontera Francesa.
Trama urbana
2. OBJETIVOS
Su superfcie debió de oscilar entre 2,5 y 3 hectáreas (Viladés, 2001) y se encuentra junto a la llanura aluvial del río Ginel, sobre un cerro testigo de forma cónica, 7 km al noreste de Los Castellazos I, otro poblado fortifcado del Hierro I con torre de vigilancia y necrópolis de incineración parcialmente excavados (Maestro, 2019).
Sesión 1 151
De manera posterior, entre 2000 y 2001, la misma empresa llevó a cabo excavaciones arqueológicas en los 1171 m2 afectados por las obras de la línea de alta Alvelocidad.nortede
Figura 2. Localización de Cabezo Morrudo junto a la llanura aluvial del río Ginel. En punteado rojo área ocupada por el poblado propuesta por el autor. Sin puntear, superfcie excavada.
corta en comparación con otros asentamientos de la zona bien conocidos, antes de ser incendiado y abandonado en la segunda mitad del siglo VI a.C.
Ambos asentamientos forman parte de un «paisaje fortifcado» que se caracteriza por estar jalonado por sucesivos poblados que se encuentran defendidos por murallas, torres y fosos. Los poblados están separados por 5/10 km de media, y ejercen un modelo productivo caracterizado por el control absoluto del territorio y sus recursos (Royo y Romeo, 2015).
Cabezo Morrudo empezó a ser conocido en la literatura especializada con la publicación de dos fgurillas halladas en las excavaciones (Paz, 2007), seguida por un estudio preliminar de la cerámica a mano de la Fase II (Maturén, 2009). En la década de 2010, Royo presenta algunos platos de paredes rectas y vasos de formas globulares con pie realzado (Royo, 2019) y, por último, vuelve a incidirse en el estudio de las fgurillas como una muestra temprana del imaginario iconográfco ibérico (Marco y Royo, 2011). La importancia del yacimiento hace necesaria la presentación de una visión de conjunto de los resultados obtenidos en las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el mismo, objetivo principal del presente artículo.
1. INTRODUCCIÓN
En todas las ocasiones se realizan mediante un rebaje del suelo y sobre una superfcie preparatoria de cantos rodados.
Figura 5. Muro de la Casa 13.
152 V
Las separaciones interiores se realizan con muros de adobe revestidos mediante enlucido, como en las casas de la hilera norte 5, 8A, y 22 o con muros de piedra, realizados mediante bolos de yeso posteriormente enlucidos como se observa en las casas 9, 14, 15 y 16. El grosor medio de los muros interiores oscila, predominantemente, entre 0,25 y 0,35 m.
Por lo que respecta a los hogares, se han localizado los pertenecientes a las Casa 4, de forma rectangular y adosado al muro Sur, Casa 6, con forma circular, Casa 8, donde aparecen dos hogares, ambos con forma circular y Casa 8A donde también aparecen dos hogares, el primero es de forma circular y el segundo ubicado junto a la pared de adobe y tapial. Por último, la Casa 17 tiene un hogar de forma cuadrangular.
Figura 4.Suelo y hogar de la Casa 17.
La planta de las casas
Por lo que respecta a los adobes, se han podido registrar los módulos de los mismos en cinco casas, como se muestra a continuación.
Si bien la mayor parte de las casas no han podido ser excavadas en su totalidad y la fla de viviendas septentrional se encuentra muy afectada tanto por procesos erosivos como por trincheras, es posible constatar que las plantas de las casas conservan la tendencia rectangular propia del Hierro I. Dicho esto, resulta difícil identifcar la típica compartimentación interna con vestíbulo, espacio principal y despensa. En efecto, se constata una tendencia hacia modelos pluricelulares y al incremento de la complejidad en la distribución de los espacios domésticos similar a la que se produce en otros poblados contemporáneos como Cabezo de la Cruz IV (Picazo, Tan2009).sólo se cuenta con un ejemplo de planta completa, el de la Casa 5, de 13,95 m de longitud por 4,35 m de anchura. La anchura predominante se encuentra entre los 4,00 y los 4,50 metros, con un total de 10 casas de un total de 16 de las que se conoce este dato. Tres de ellas tienen una anchura inferior a 4 metros y solamente una de más de 5 metros.
Suelos
3.1. Tipo de vivienda
Los muros perimetrales asientan sobre la plataforma rocosa y están construidos con un zócalo de 5 a 6 hiladas de bolos de yeso alabastrino, ligeramente desbastados y trabados con barro, con hilera de dos bolos en la corona, recrecidos con tapial o adobe. En las casas 9, 10, 11, 15 se encontraron indicios de postes de sustentación, de en torno a 20 cm de diámetro, embutidos en los muros. Por lo que respecta a la anchura de los muros, en la mayor parte de los casos, se encuentra entre los 40 y los 50 cm.
Hogares
El tipo de suelo más abundante en las casas excavadas es el de tierra batida y compactada, preparado directamente sobre la plataforma rocosa de yeso alabastrino. También se han encontrado algunos ejemplos de suelos que emplean el mismo enlucido de barro que en las paredes.
Toda la disposición de las diferentes estructuras se planifcó a partir de la topografía propia del terreno De esta manera se crearon un total de 5 plataformas artifciales dejando al descubierto los estratos duros de yeso alabastrino y retirando estratos blandos de margas, técnica constructiva bien atestiguada en todo el valle del Ebro durante la Edad del Hierro (Royo, 2005). Así, las estructuras se encuentran adaptadas al relieve, confgurando dos hileras de casas. La más baja y meridional se dispone siguiendo una orientación W-E que gira en el extremo hacia el WSW-ENE para adaptarse a la forma del cerro. La segunda, al norte en la zona superior amesetada, sigue un eje SW-NE, siguiendo la disposición aterrazada que encontramos en otros poblados escalonados de planta radial.
Muros
Figura 7. Hoyo de poste de la Casa 9.
Figura 6. Casa 3. Banco de adobe y pilar adosado con cerámicas.
Casa 15: 30x15x13 cm; 30x25x14 cm y 40x20x13 cm
Sesión 1 153
Como puede apreciarse en la Figura 1, los agujeros de poste tienden a disponerse en el centro de las viviendas y aparecen tanto en el suelo de las casas, como en los muros exteriores. En algunos de ellos se conserva la madera y las piedras que calzarían el poste dentro del hoyo. Son de sección circular, con diámetros que tienden a situarse entre los 20 y los 35 cm.
Cerámica a mano
Casa 4: 43x10x22 cm
Casa 5: 46x23x10 cm y 52x28x14 cm
Sustentación de cubiertas
Se construyen con adobe, de unos 15 cm de altura, adosados a un muro en las casas 2, 3 y 4. Como suele ser habitual, estos hacen también las veces de vasar.
Cerámica a torno ibérica: porcentajes e implicaciones cronológicas
Los conjuntos vasculares de cerámica a mano recuperados en el nivel de incendio, remiten a una tipología con personalidad muy marcada y dispersión geográfca se extiende entre la desembocadura del río Alhama por el oeste y el curso medio del río Martín por el este, hasta la necrópolis de El Cabo de Andorra (Benavente et al., 2015). Dicha tipología defne lo que se ha venido denominando el Grupo del Hierro del Ebro Medio, caracterizada por el predominio de tinajas y vasitos globulares de cuello cilíndrico así como de escudillas troncocónicas desde el s. VIII cal BC (Picazo, 2009). En menor medida, también aparecen formas de transición hacia el siglo V a.C., tinajas ovoides, aún sin decoración peinada, y cubiletes ovoides con carena en la parte superior (Maturén, 2009). Estas características hacen que los conjuntos vasculares a mano aparecidos en las unidades arqueológicas de destrucción por incendio de Cabezo Morrudo recuerden de manera privilegiada a los de la Fase III de la necrópolis de Azaila, cuyo marco cronológico general puede defnirse también entre el 600-500 a.C. (Beltrán, 2013).
Casa 3: 36x13x17 cm y 25x19x11 cm
El material cerámico aparecido en el nivel de destrucción por incendio de Cabezo Morrudo fue muy abundante, con profusión de recipientes completos o semi-completos.
Casa 8: 42x17x13 cm
4. CERÁMICA DE CABEZO MORRUDO II
El porcentaje de fragmentos de cerámica a torno en relación al total de fragmentos de cerámica oscila casa por casa entre el 0 y el 0,7 %, hecho que sitúa a la Fase II de Cabezo Morrudo en los primeros momentos de la llegada de las producciones torneadas desde la costa mediterránea. Tan solo la Casa 8 con 15,39 %, la Casa 8A con 10,11 % y la Casa 22 con 2,49 % presentan un volumen signifcativo de cerámica a torno, en todos los casos vajilla de mesa, pintada con líneas, bandas y líneas onduladas. Se trata de un porcentaje signifcativamente menor que el 30 % de cerámica torneada de la colmatación del foso de Cabezo de la Cruz IV, pero muy similar a la cuantifcación del material cerámico recuperado en las viviendas, que oscila entre 0,05 y 0,57 %. Este hecho, la ausencia de tinajas con hombro de borde plano reentrante y cerámica importada ática, unido a la proximidad geográfca existente entre ambos poblados nos lleva a proponer un horizonte cronológico muy similar para Cabezo Morrudo II y Cabezo de la Cruz IV, con una cronología propuesta que va del 590 a la segunda mitad del siglo VI cal BC (Picazo, 2009), aproximadamente medio siglo anterior a otro yacimiento cercano como el Castillo de Cuarte (Zaragoza) (Burillo y Royo, 1994-1996)
Bancos adosados al muro
Cabe reseñar la presencia en la Casa 4, de una pequeña ocultación dentro de una tinaja de cerámica a mano bruñida, con un colgante, una pulsera y una cuenta tubular en bronce así como de un enmangue en hueso. Por otra parte, en la Casa 8A aparecen dos cuentas tubulares de bronce, una cuenta tubular en la Casa 9, de nuevo una cuenta tubular y una pulsera en la Casa 13, en la Casa 14 varias chapas de bronce y un anillo, en la Casa 15 diferentes cuentas de collar de bronce y, por último, en la Casa 18-19 una plaquita de bronce.
Hoces de hierro
Figura2.9.
Molienda y triturado
INDUMENTARIA Y ADORNO PERSONAL
6. PRODUCCIÓN DE TEJIDOS
Por lo que respecta a la presencia de agujas, en la Casa 5 aparecen una aguja de bronce y dos de hueso, en la Casa 17 una aguja de bronce y en la Casa 18-19 dos agujas de bronce.
En el momento de la destrucción del poblado debían de existir un telar en la Casa 9, donde aparecieron numerosos fragmentos de pesas de telar de barro y otro telar en la Casa 10, lugar donde se registra la presencia de 17 pesas de telar completas, 16 fragmentadas y 10 fragmentos. En la Casa 1 aparecen tres pesas de telar y cuatro de forma acorazonada, así como una fusayola en la Casa 2.
Los útiles de molienda y triturado, molinos de vaivén y machacadores tienden a concentrarse en la hilera de viviendas meridional de la excavación, especialmente en la zona central y sudoriental, tal y como se muestra en la fgura 9.
La huida precipitada de los habitantes del poblado propició el olvido de algunos elementos metálicos como fíbulas y otros objetos de adorno y valor simbólico.
5. PRODUCCIÓN AGRÍCOLA Y PROCESADO DE ALIMENTOS
Adornos
Localización de los molinos de vaivén, morteros y machacadores.
SeFíbulasencuentran resortes de fíbulas o fíbulas completas de bronce en las casas 3, 4, 9, 11, 13, 14, 17 así como una fíbula de hierro en la Casa 14.
Figura 8. Hoz de hierro con enmangue de hueso de la Casa
154 V
Se han hallado dos de ellas sobre el suelo, cubiertas por el nivel de incendio, una en la Casa 2 y otra en la Casa 3. La hoz de la Casa 2 conserva el enmangue realizado en hueso y la longitud total, 25 cm, unas dimensiones similares a la hoz hallada en la Fase III de Morredón (siglos VIII-VI cal BC) sin enmangue de hueso en este caso (Aranda et al, 2019)
Figura 10. Casa 4. Recipiente cerámico con ocultación de elementos metálicos.
El consumo de vino por parte de las sociedades del grupo del hierro del Ebro por infuencia fenicia debió de ser temprano ya que se constata el cultivo de la vid desde el 800 cal BC, en la Fase II de Cabezo de la Cruz (Picazo, 2009), previamente a la asimilación de otros usos sociales de origen mediterráneo relacionados con la manera correcta de ingerir alimentos siguiendo pautas ritualizadas. Como se expuso en una publicación reciente, la presencia de copas troncocónicas y hemiesféricas en diferentes casas de Cabezo Morrudo, debe comprenderse dentro del marco de los nuevos rituales de comensalidad y banquete de tradición homérica y aristocrática mediterránea, (Royo, 2019), introducidos en el valle medio del Ebro sobre todo a partir del siglo VII a. C. Estos vasos se encuentran ampliamente representados en contextos funerarios del Grupo del Hierro del Ebro en los siglos VI y V a. C., siendo preferentemente depositados en sepulturas con ajuares destacados y/o con arquitectura compleja (Faro, 2016).
En la estancia principal de la Casa 10, aparece un colgante de bronce zoomorfo paleoibérico representando un ciervo, publicado hace unos años (Marco y Royo 2012) y que presenta una notable similitud formal con la fgura de ciervo aparecida en la Necrópolis de La Torraza (Valtierra, Navarra) (Maluquer 1953) o la aparecida en la Tumba 13 de la necrópolis de Las Peyros (Coffoulens, Aude) (Solier, Rancoule y Passelac 1976), ejemplares fechados, una vez más, en los siglos VI y V a. C.
Figura 11. Cerámicas a mano de la Casa 10.
Figura 12. Muro la Casa 10.
Por lo que respecta al contexto doméstico donde aparece el colgante zoomórfco, ha de indicarse que se encuentran indicios de un telar pero no de hogar ni elementos de molienda. Así mismo, como indica el informe de la excavación, aparecieron 5 bolas de piedra, una olla de cerámica de paredes alisadas con asa perforada, una urnita de cerámica bruñida, una jarra con asa, una urna con borde inciso, un asa y pie realzado de cerámica bruñida, un plato con pie realzado de cerámica bruñida un pie realzado de plato y un fragmento de colador, así como varios fragmentos informes de bronce y fragmentos de dos varillas, elementos algunos de ellos, como por ejemplo los pies realzados, de probable connotación ritual.
Sesión 1 155
7.
Figura 13. Cerámicas a mano de la Casa 13.
BanqueteRITUALIDADdoméstico
Por último, es necesario mencionar la presencia, en las casas 13 y 20, de algunos ejemplares de copas globulares, un recipiente que suele encontrarse en santuarios y necrópolis y para el cuál se ha propuesto una función preponderantemente ritual ligada, una vez más, al consumo de líquidos. Es una forma especialmente bien representada en El Castillo de Castejón, si bien no hace acto de presencia en esta necrópolis, de la mano de las tinajas ovoides con decoración peinada, hasta un momento avanzado del siglo V a. C. (Faro, 2016), más de medio siglo después de la destrucción y abandono de Cabezo Morrudo II.
8. BOLAS DE PIEDRA
2,1 – 2,5 cm: 10 bolas
Los restos arqueológicos recuperados en el nivel de destrucción de la Fase II de Cabezo Morrudo constituyen una valiosa herramienta para comprender el devenir de las comunidades campesinas del valle medio del Ebro en la segunda mitad del siglo VI a. C., un momento de cambio y enfrentamiento caracterizado por la destrucción tanto de las casas-fortines de las incipientes aristocracias del Matarraña y Terra Alta como de los lugares de hábitat de los terrenos sedimentarios del Ebro y del Languedoc central.
AGRADECIMIENTOS
2,6 – 3,0 cm: 11 bolas
3,5 – 4,0 cm: 6 bolas
Para concluir con este breve esbozo en torno al mundo de la ritualidad en Cabezo Morrudo, es necesario remitir a la publicación donde se presenta el idolillo de cerámica tipo PIIb de Cortes de Navarra aparecido en una de las casa (Paz 2007).
4,5 – 4,7 cm: 1 bolas
Figura 14. Enterramiento infantil de la Casa 5.
1,6 – 2,0 cm: 9 bolas
4,1 – 4,5 cm: 1 bolas
Enterramientos infantiles
Agradezco a la dirección técnica de los trabajos arqueológicos llevados a cabo en Cabezo Morrudo que corrió a cargo de José María Viladés, Rosa Blanca González, Silvia Arilla, Eugenia Nasarre y Amaya Marqués.
Solo en dos de los casos los individuos perinatales aparecen con ajuar. En la Casa 5 con un pendiente, cuentas de collar y una placa, todo ello en bronce, así como una bola de piedra de yeso alabastrino. Por último, el individuo de la Casa 8 aparece junto a un plato de cerámica a mano espatulada y diferentes cuentas de collar de bronce.
156 V
Todos ellos se encuentran bajo el suelo de la casa, en pequeñas fosas de planta rectangular que, en muchos de los casos, incide en la plataforma rocosa. En la Casa 13, el enterramiento se halla cubierto por una losa pétrea de planta triangular.
Morrudo II ha proporcionado un total de 62 bolas de yeso alabastrino local. No aparecen agrupadas de forma signifcativa dentro de las unidades habitacionales y presentan diámetros diferentes sin correlación estadística entre medidas y lugar donde aparecen. Se conoce el diámetro de un total de 42 bolas que se encuentran de manera mayoritaria entre los 1,6 y los 4 cm como puede apreciarse a continuación.
Son elementos que aparecen con relativa frecuencia tanto en poblados como en necrópolis de la Meseta y alto y medio Ebro a partir de mediados del s. VII a. C. y que, a modo de hipótesis, parecen ser un instrumento de control de intercambios de uso frecuente y generalizado (Montón Cabezo2013).
9. CONSIDERACIONES FINALES
El enterramiento infantil en el sudoeste europeo es un fenómeno constatado desde, al menos, el Bronce Final y fue practicado por los pueblos que habitaron el sur de Francia al oeste de la desembocadura del río Ródano hasta los Pirineos, el entorno de la costa mediterránea española hasta la región de Murcia, valle del Ebro y País Vasco, Baleares y la zona ocupada por la Cultura de Soto de Medinilla en Valladolid (Gusi, 2008). En Cabezo Morrudo II, se han localizado un total de seis enterramientos infantiles (casas 2, 5, 8, 13, 15 y 17).
3,1 – 3,5 cm: 4 bolas
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Al igual que sucede en La Codera de Alcolea de Cinca (Siglo VII a. C.) la mayor parte de los diámetros de las bolas se encuentran entre los 21 y los 30 cm (60 % en La Codera) (Montón 2013)
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Figura 15. Número de bolas de yeso alabastrino aparecidas en cada casa.
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Marta Chordá Pérez1, Francisco Javier Gutiérrez González2 y Gloria Pérez García1 profesional Arqueólogo profesional
The archaeological intervention carried out in 2021 at the site known as «El Castejón I-El Romeral» was entrusted by the Cultural Heritage Head Offce of the Government of Aragon, and was suggested as the frst campaign committed to scientifc purposes, since on previous occasions archaeological interventions were focused on verifying the level of destruction because of the plundering of the site itself, and had therefore an expert nature. Logically, achieved results must be taken into account as merely informative, since a site of such magnitude and complexity requires several periodic campaigns until conclusive results are obtained. In any case, we present the results of the frst campaign, which on its own constitute an important progress in the knowledge of this outstanding settlement identifed with the city of Aratis, which could capitalise (UK) and organize hierarchically in Celtiberian times the surrounding territory in the valley of Aranda River, which it would also share toponymic roots.
RESUMEN
PALABRAS CLAVE: Cultura celtibérica; Sistema defensivo; Oppidum; Territorio; Aratis.
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En esta campaña se ha comenzado a exhumar parte del tramo 3 de la muralla y el torreón cuadrangular que domina la cima del cerro. También se ha documentado la ladera sur que parece albergar la primera fase de ocupación del yacimiento, aún por ajustar, pero encuadrable en la Edad del Hierro.
1Arqueológa
14
In this campaign, part of wall’s section 3 and the four-cornered fortifed tower which dominates the top of the hill have begun to be exhumed. The southern hillside has also been reported and it seems to be holding the frst stage of occupation in the site, yet to be ftted but belonging to the Iron Age.
FIRST ARCHEOLOGICAL DIGGING SEASON IN ARATIS (ARANDA DE MONCAYO)
ABSTRACT
2
KEYWORDS: Celtiberian culture; Defensive System; Oppidum; Territory; Aratis.
PRIMERA CAMPAÑA DE EXCAVACIONES EN ARATIS (ARANDA DE MONCAYO)
La intervención arqueológica llevada a cabo en 2021 en el yacimiento denominado «El Castejón I-El Romeral» fue encomendada por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, y se planteó como la primera campaña con fnes científcos, puesto que en las ocasiones anteriores las intervenciones arqueológicas estaban enfocadas en constatar el nivel de destrucción por expolio del propio yacimiento, y tenían por lo tanto un carácter pericial. Lógicamente, los resultados obtenidos han de tenerse en cuenta como meramente informativos, puesto que un yacimiento de tal envergadura y complejidad requiere de varias campañas periódicas hasta obtener resultados concluyentes. En cualquier caso, presentamos los resultados de la primera campaña, que ya de por si constituyen un avance importante en el conocimiento de este formidable enclave, identifcado con la ciudad de Aratis, que pudo capitalizar y jerarquizar en época celtibérica el territorio circundante del valle del rio Aranda, con el que además compartiría raíz toponímica.
de
Autor contacto/Contact author: Marta Chordá Pérez, marta_chorda@hotmail.com
Figura 1. Aratis en primer término y Aranda de Moncayo al fondo.
160 V
El yacimiento de Aratis (Aranda de Moncayo) es en la actualidad más conocido por las vicisitudes de su espectacular material expoliado, recuperado en la operación Helmet que realmente por investigaciones arqueológicas e históricas. Tras las campañas periciales, y dado el interés que suscita este yacimiento dentro de la céltica hispana, es necesario obtener nuevos datos contextualizados dentro del marco de un nuevo proyecto científco, patrimonial y social. Por cuestiones de espacio en esta comunicación esbozaremos simplemente nuestros resultados preliminares. Sobre cuestiones morfológicas, hipótesis e historia del yacimiento véase la bibliografía Elcitada.yacimiento
La campaña se ha centrado en el entorno del torreón y el denominado tramo 3 de muralla por Romeo y Fatás y cuya nomenclatura vamos a continuar utilizando, un auténtico complejo monumental que domina y articula el sistema defensivo constituido por lienzos de sillarejos de dimensiones variables colocados en seco que desde ella discurren ladera abajo hasta las acequias del Aranda, defniendo un espacio habitacional continuado (y probablemente escalonado).
El planteamiento inicial incluía la posibilidad de que la acumulación de derrumbes estuviera ocultando una puerta o poterna en la muralla en las proximidades del torreón cuadrangular de aproximadamente 20 m de longitud en su lado norte, 18,5 m en su lado Oeste y 12,5 m en su lado sur. La limpieza de derrumbes exteriores ha permitido descubrir más de 20 m lineales de la cara exterior del tramo 3 de muralla, descartando de momento la existencia de torreones adosados a la misma, tal y como en un principio se había propuesto, salvo que la conclusión de la eliminación de esos derrumbes en próximas campañas demuestre lo contrario.
1. INTRODUCCIÓN
Campaña de 2021
necrópolis, una en la zona profusamente expoliada al sur del yacimiento, y tres agrupaciones de túmulos más entre los parajes de Peñas Pasera y del Collado de las Viñas (Esteban Romeo Fatás 2019).
La excavación en la base exterior entre la torre y el tramo 3 ha evidenciado la existencia de anteriores estructuras de habitación amortizadas por dichas construcciones, en las que hay interesantes materiales arqueológicos (Fig. 11, UE 11), que plantean un seguro post quem para la monumentalización de la torre, aunque con un margen cronológico aún demasiado amplio debido a lo escaso del material recogido, barajando una horquilla entre los siglos IV-III a.C.
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Figura. 2. Torreón y tramo 3 de muralla, desde el oeste.
Aratis debió funcionar como la capital de su territorioestado en el que tenemos el vecino yacimiento de «El Calvario» (Gotor), en el que también se descubrieron tres niveles de ocupación con cronologías similares (Romeo 2016). La vocación metalúrgica de este poblado y la ciudad de Aratis es evidente, si bien no sabemos desde cuándo pudo ser la metalurgia su actividad más importante. Por más que conocemos los materiales de hierro de toda la Celtiberia desde una fecha temprana y lo podemos cotejar con las fuentes grecolatinas, el origen y el desarrollo de los primeros procesos de transformación resulta hoy por hoy una incógnita que este proyecto puede contribuir a solventar. La cuestión que parece más clara es cómo la presencia romana tras los primeros (y tempranos) episodios bélicos de conquista intensifca su extracción y producción, y de ello podría ser muestra los vecinos yacimientos metalíferos de Tierga, Mesones y Valdeplata, a los que se supone antigüedad romana o Dentropre-romana.deeste contexto está la cuestión de la lana, sus vías pecuarias, y la caminería histórica que une geográfcamente esta comarca con las otras caras del Moncayo. Sabemos que desde época antigua este sistema constituye un auténtico trifnium cultural, cuya huella funcional se mantiene a lo largo de la historia. A nuestro juicio esto justifca que el escenario de varias de las contiendas relevantes entre celtíberos y romanos se libraran en sus inmediaciones, como las batallas del 179 a.C. y del 153 a.C.
denominado «Castejón I - El Romeral», es un imponente castro que se ubica en la ladera sureste de un relieve que domina un terreno colindante surcado por el río Aranda, en el término municipal de Aranda de Moncayo. Destaca su imponente sistema defensivo con varios lienzos de muralla que articulan el espacio, que parece ir ampliándose y monumentalizándose con el paso del tiempo, en una cronología que abarca desde el s VI a.C. de su primera fase hasta la última de sus extensiones, a la que se ha propuesto una cronología del s. II a.C. con perduración posterior hasta las Guerras Sertorianas, entre el 77-74 a.C. (Romeo y Fatás 2021: 125).
En cuanto a la relación de Aratis con su entorno inmediato, se ha propuesto la existencia de al menos tres
162 V
Figura 3. Exterior del tramo 3 de la muralla, 14 de julio. Foto © Archivo Tintaura - Santiago Cabello.
Figura 5. Planta del entorno del torreón y lienzo 1 del tramo 3 de muralla.
Figura 4. Esquina exterior del torreón y del tramo 3 de murallas.
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También se han retirado parte de los derrumbes interiores del tramo 3 en su unión curva con el torreón, dando lugar a un avance signifcativo en la morfología de la fortifcación, así como de la acotación cronológica de la estructura, puesto que los materiales in situ aparecidos (Fig.12, UE 7) nos permiten conocer el momento de amortización y colmatación de la estructura.
Especialmente interesante en esta UE 7 es la aparición de una moneda de ARATIS y un cuarto de calco de Ebusus, ambas de bronce, además de otros materiales cerámicos y metálicos como fíbulas de disco (Fig. 13 y 14). Como pieza más identifcable hay que reseñar la vasija 21.60.67, habitual en contextos del siglo II a.C. en el valle medio del Ebro, cronología que resulta coherente con la seriación monetaria.
Figura 7. Exterior de la esquina noroeste del torreón, al fnal de la intervención.
Figura 8. Aspecto del interior del tamo 3 y del torreón al fnal de la campaña.
Figuratorreón.10.
Figura 6. Sección sobre los restos excavados.
Sillar del torreón desplazado por el empuje del relleno UE 24
Figura 9. A la izquierda, el refuerzo del ángulo sur del
Buscamos descubrir la esquina noroeste del torreón (Fig. 7), sin que hayamos logrado alcanzar su base en esta campaña, aunque sí ha servido para comprender la gran cantidad de escombro de derrumbe existente en los laterales del torreón. La técnica constructiva elegida para erigirlo consistió en un muro exterior de una fla de potentes sillares, mientras que el relleno interior se realizó mayoritariamente con piedras medianas informes y una cantidad de tierra menor. Esto supuso un notable empuje sobre el muro exterior lo que, ya en uso, creó un problema estructural en la esquina suroeste por el desplazamiento lateral de los sillares exteriores (que comprobamos en otros ejemplos del perímetro del torreón: (Fig. 10). Se solucionó el problema con un refuerzo exterior escalonado realizado en piedras medianas (Fig. 8).
Figura 12. Cerámicas de la UE 7.
Figura 11. Cerámicas de la UE 11.
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Figura. 13. Monedas de Aratis y Ebusus.
Figura 14. Materiales metálicos de la UE 7
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Figura. 15. Zonas del Sector V con restos visibles.
2. 2. Prospecciones del entorno
esta búsqueda a dos lugares próximos al yacimiento y con evidente conexión espacial y simbólica: el barraco de Lagüen, donde nace el río Aranda y el barranco Pedreñas, en cuyas inmediaciones conocemos la existencia de una cañada de merinas que deambula desde Borobia a Oseja. Ambos son parajes a considerar, dadas las implicaciones simbólicas que para los celtíberos tenían las aguas.
Además de la obligada visita a los campos de túmulos de Collado de las Viñas y Peñas Paseras, hemos explorado el entorno sobre la base de la información contenida en la Carta Arqueológica y de noticias orales en busca de indicios (escoriales, fuentes, otros yacimientos, lugares destacados, simbólicos…), que pudieran haber tenido relación de algún tipo con nuestro yacimiento. Recordemos que la propuesta de seriación cronológica del yacimiento es muy amplia (del siglo VI al I a.C), siendo además un hito visible fuera de esta cronología, y por lo tanto susceptible de acumular signifcantes tal y como se ha considerado en otros enclaves de estas Secaracterísticas.prospectósistemáticamente de toda la cresta caliza que separa el yacimiento de El Castejón-El Romeral y el paraje de Peñas Paseras. No se encontró arte rupestre, pero toda la cresta tiene amplios indicios de antropización cuya cronología es difícil determinar. No se debe descartar que semejante relieve jugara un papel en la articulación de la simbología del oppidum, sobre todo en algunos puntos de la cresta en los que la torre de Aratis y el Cerro de la Virgen quedan completamente Ampliamosalineados.
Sobre el relieve del Espolón C, en su cota más alta, encontramos una pequeña muela delimitada por el foso perimetral del torreón, y por una pequeña vaguada que separa esta parte del cerro de la ladera en escarpe que conduce a Peñas Paseras, describiendo un espacio de 2300 m2 al que hemos denominado SECTOR VI. Aparentemente la cerámica encontrada en este sector no difere de la aparecida en el SECTOR V, pero sí los escasos restos constructivos que en ella nos encontramos: ausencia de grandes bloques y presencia de un muro perimetral hecho con piedras calizas de pequeño y mediano sin carear ni labrar, formando un grueso límite espacial. Pese a que la cerámica aparece dispersa en toda la superfcie, es en el área adyacente al foso perimetral del torreón donde, debido a la erosión, se aparecían más materiales, incluso se encontró un fragmento informe de bronce. También se entrevén restos de posibles muros.
La prospección del Barranco Pedreñas ha proporcionado el descubrimiento de los restos de una fragua de cronología indeterminada junto al río, asociada a un gigantesco escorial, canteras de extracción de ruedas de aflar y piletas de piedra y varios yacimientos, como Los Casares, en los que destacan sus acumulaciones de piedra procedentes de construcciones (pecuarias o
La prospección ha permitido ampliar el yacimiento fuera de los límites que en principio se habrían establecido, puesto que se ha localizado por la dispersión de restos en superfcie una primera fase de ocupación de Hierro I. Esta circunstancia ya había sido señalada en el informe de prospección de Pérez Casas en 1991 (Graells et al. 2014: 222, nota 804). Su contexto está caracterizado por cerámicas a mano (tinajas de almacenaje de desgrasante grueso, vasos de superfcies alisadas, decoraciones con cordones digitados y cerámica de pastas negras con superfcies aliadas o bruñidas) y un molino de mano, pero es la ausencia total de cerámica a torno lo que resulta más llamativo. Ignoramos hasta cuándo se utilizó este espacio (en adelante denominado como Sector V), en principio más idóneo para asentar una población. Quizá el tramo 3 esté enmascarando una muralla que se articularía con otras alineaciones documentadas entre tres espolones de piedra caliza que sobresalen del relieve y se sitúan el primero al fnal del Tramo 3 (Espolón A), el segundo frente a éste en dirección SW (Espolón B) y el tercero al otro lado de la vaguada (Espolón C), formando un recinto de unos 4.500 m2 que constituiría el núcleo habitacional anterior a Aratis, y que sería deshabitado en un momento que todavía no podemos precisar, probablemente el momento de construcción del amurallamiento del tramo 3.
2. PROSPECCIONES
2. 1. Prospección Sectores V y VI
Paralelamente a los trabajos de excavación se ha estado prospectando minuciosamente el yacimiento y su amplio entorno para intentar dar respuesta a las hipótesis planteadas sobre el yacimiento.
-Jornada de Puertas Abiertas con visita guiada al yacimiento a 50 arandinos.
Por otra parte, no nos parecía baladí la existencia de los dos enclaves de carácter religioso en las inmediaciones del yacimiento. El primero de ellos es el convento capuchino, que se sitúa junto a los pies de la ladera suroeste, y que se funda en el siglo XVII sobre la antigua ermita de San Román. Dada su proximidad al yacimiento es posible que, enmascarada por los aforamientos y la vegetación, algunas piedras de grandes dimensiones nos estén marcando la existencia un camino de acceso de cronología imposible de precisar. Entre el río y el monasterio se ha constatado la existencia de una fuente de aguas sulfurosas, tal y como nos habían comentado algunos informantes. Las fuentes de aguas sulfurosas suelen ser lugares reconocidos y apreciados por las poblaciones locales, que les atribuyen propiedades curativas. No es la única noticia de la existencia de aguas «de huevos podridos», puesto que en la chopera que media entre el yacimiento y la Ermita de San Roque existe otra surgencia de agua de estas características. Pese a que no se han localizado restos prerromanos en sus inmediaciones, su emplazamiento y su signifcación nos parece muy sugerente, ya que como advirtió Cerralbo en su estudio sobre las necrópolis celtibéricas, nunca le faltó un cementerio cuando lo buscaba en las inmediaciones de las ermitas que se acompañaban de surgencias de agua (Aguilera 1916, 9). En cualquier caso, hemos localizado un camino antiguo que podía haber conectado Aratis y el campamento romano que se sitúa en las inmediaciones del embalse de Maidevera, cerca de la mina El Perdigal.
Se llevaron a cabo unas Jornadas de difusión, centradas en tres actividades para mostrar a nivel local el potencial y la relevancia de su patrimonio arqueológico:
Figura 17. Tramo 6 con el torreón y el Tramo 3 al fondo.
SOCIAL
-Conferencia: «Celtiberia, el yunque de Roma. Tópicos y certezas en relación con las guerras celtibéricas», impartida por F. Romeo.
4. CONCLUSIONES
Figura 16. Delimitación del sector V.
3. ACTIVIDADES DE CARÁCTER
166 V domésticas), e incluso pequeñas estructuras tumulares. Según la tradición oral este yacimiento o despoblado constituiría el precedente de la población de Aranda de Moncayo antes de su ubicación actual. La ausencia de materiales cerámicos en superfcie no nos ha permitido confrmar esta hipótesis, pero sí su posible vinculación con la ganadería y la metalurgia, dada la dispersión de escorias en sus inmediaciones.
La investigación no ha hecho más que empezar. La secuencia estratigráfca recogida en la zona excavada es demasiado parcial. Los materiales hallados otorgan al yacimiento una cronología segura de la II Edad del Hierro en todas las fases descubiertas. En estos niveles, secuenciados arqueológicamente pero cuyos materiales cerámicos no presentan grandes diferencias, acusan hasta el momento una ausencia total de elementos romanos o de importación (al menos en la no muy numerosa cantidad de fragmentos hallados hasta ahora), lo que provoca nuevos interrogantes en el papel de este oppidum en el proceso de conquista romana en general y en las guerras celtibéricas en particular. Por otra parte esta cuestión incide en la propia estructura del poblamiento y su evolución entre comienzos de la Edad del Hierro y el cambio de Era.
La vertiente social del proyecto comprende dos ámbitos: por una parte la posibilidad de formar alumnos en prácticas y por otra la necesaria divulgación de las actividades arqueológicas.
Es aconsejable la continuidad de los trabajos por dos motivos: primero por la potencialidad arqueológica de este yacimiento para la investigación de la cultura celtibérica y para la entender la génesis, desarrollo y correcta adscripción cronocultural de Aratis y su posible papel en los acontecimientos de los siglos II y I a.C.; y segundo por el interés social que despierta para la población local y comarcal la puesta en valor del yacimiento como recurso educativo y turístico.
Figura 18. Inicio de la campaña en el lienzo 1 del tramo 3 de muralla.
Figura 19. Torreón y tramo 3 desde el noreste.
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Esta intervención ha sido fnanciada por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón.
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Agradecemos la autorización de don Isidro Gallardo Marín, propietario en el Polígono 10 de la Parcela 35, para que se pueda llevar a cabo, en próximas campañas excavaciones arqueológicas en el Sector V, así como al ayuntamiento de Aranda de Moncayo la inestimable colaboración en todo lo que hemos necesitado y en las actividades sociales desarrolladas.
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AGRADECIMIENTOS
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LA CONTRIBUCIÓN DEL MUSEO DE ZARAGOZA A LA CONSERVACIÓN Y PUESTA EN VALOR DE UN CASCO DE GUERRERO CELTIBERICO EXPOLIADO
THE CONTRIBUTION OF ZARAZOZA MUSEUM TO THE CONSERVATION AND SIGNIFICANCE OF A STOLEN CELTIBERIAN HELMET
RESUMEN
KEYWORDS: Armament; Celtiberia; Museums; Theft; Restoration
ABSTRACT
As a consequence of the police operations Helmet I and Helmet II against systematic theft by illegal metal detecting in a zone of Celtiberia (southeast of the Province of Zaragoza, northeast of Province of Teruel and east of the Provinces of Soria and Guadalajara) and of the consequent judicial process, Zaragoza Museum acquired 9,264 archaeological objects, mainly made of metal. Most notable are 93 bronze fragments of sheet bronze belonging to a pre-Roman helmet. At the Museum these fragments underwent investigation following a protocol to guarantee their authenticity, cataloguing, and correct conservation. Given the rarity of helmets of this period, the decision was made to restore it so that it could be studied and exhibited. This article discusses the interventions undertaken and results obtained, including a chronocultural assessment.
1Museo de Zaragoza
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PALABRAS CLAVE: Armamento; Celtiberia; Museos; Expolio; Restauración
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Autor de contacto/Contact author: Isidro Aguilera Aragón, iaguilera@aragon.es
3Gobierno de Aragón
2 Escuela Politécnica Superior, Universidad de Zaragoza
Como consecuencia de las operaciones policiales Helmet I y Helmet II contra el expolio sistemático de una zona de la Celtiberia (suroeste de la provincia de Zaragoza, noroeste de la de Teruel y este de las provincias de Soria y Guadalajara) y del consiguiente proceso judicial, ingresaron en el Museo de Zaragoza 9.264 objetos arqueológicos, en su mayoría de metal. Entre ellos destacan 93 fragmentos de chapa de bronce pertenecientes a un casco prerromano. Una vez en el museo, fueron sometidos a un protocolo para garantizar su autenticidad, catalogación y correcta conservación. Dada la escasez de cascos de esta cronología, se tomó la decisión de restaurarlo para poder estudiarlo y exponerlo. En este trabajo se explican las intervenciones realizadas y sus resultados, así como una valoración cronocultural.
4Universidad Autónoma de Madrid
Isidro Aguilera Aragón1, José A. Cuchí Oterino2, José Fabre Murillo1, Luis Fatás Fernández3, Pablo Martín Ramos2, Fernando Quesada Sanz4, José A. Rodríguez Martín1 y Francisco Romeo Marugán3
Figura 1. Referencias periodísticas sobre las operaciones policiales Helmet I y II, así como de la recuperación de los cascos exportados ilícitamente. Fotomontaje F. Romeo y L. Fatás.
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Los museos no son instituciones estáticas que se limitan a almacenar y exhibir objetos más o menos bellos y signifcativos de diferentes etapas históricas, sino que son centros fundamentales para el conocimiento, conservación, difusión de nuestro pasado o, al menos, a eso deberían aspirar. Lamentablemente, la endémica precaria dotación de estas instituciones muchas veces limita esta función esencial, cuando no la anula.
En esta comunicación se expone el tratamiento al que el Museo de Zaragoza, en colaboración con la Universidad de Zaragoza, ha sometido a los restos de un casco celtibérico procedente de uno de los casos de expolio continuado y contrabando más tristes y escandalosos que se han producido en España en los últimos decenios. Este tratamiento es el que ha permitido su caracterización morfológica y, por lo tanto, su adscripción cronocultural, pues se desconoce el punto donde se encontraba originalmente el casco y su contexto. No menos importante es que ahora la conservación de un bien tan escaso como este quede garantizada y pueda ser puesto a disposición de investigadores y público en general para su estudio y deleite.
arqueológicas, fundamentalmente metálicas, entre las que se encontraba los fragmentos de casco en cuestión. Para el estudio pericial, los dos facultativos arqueólogos del Gobierno de Aragón documentaron todos los elementos incautados en una versión previamente adaptada del Sistema DOMUS, para facilitar, de esta forma, la incorporación posterior de los bienes arqueológicos al museo que se determinase. Se siguieron en todo momento estrictas medidas de extracción y depósito de materiales para asegurar la cadena de custodia durante el exhaustivo proceso de evaluación y Finalmente,valoración.
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1. INTRODUCCIÓN
la Sección 6ª de la Audiencia Provincial de Zaragoza fjó el mes de abril de 2018 como fecha para la vista contra los detenidos en las operaciones Helmet I y Helmet II. La sentencia 199/2018 de ese juicio consideraba probado el delito de contrabando, aunque quedaba prescrito. También condenaba a uno de los detenidos como responsable de un delito de blanqueo de capitales y decomisaba todos los bienes incautados; mientras que el segundo de ellos era condenado como autor de un delito de daños continuados sobre yacimiento arqueológico en concurso con un delito continuado de hurto, así como autor también de un delito de blanqueo de capitales decomisando, como en el caso anterior, los objetos arqueológicos en su poder. Así, este conjunto de más de 9.000 bienes pasó a integrar los fondos del Museo de Zaragoza. Entre dicho conjunto se encontraban los 93 fragmentos del casco objeto de esta comunicación.
2. ANTECEDENTES
El casco que presentamos forma parte de la incautación producida a raíz de las dos operaciones policiales Helmet. La recuperación de los materiales intervenidos en ellas y la devolución de parte de los cascos hispanocalcídicos al Estado español por Christian Levett suponen la culminación de las actuaciones caracterizadas por la colaboración entre investigadores, administraciones y cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
La muerte de Axel Guttman y la disgregación de su colección vino acompañada de una serie de denuncias por parte del Römisch-Germanischen Zentralmuseums de Mainz (Alemania) sobre el origen ilícito de un espectacular conjunto de cascos de una tipología casi inédita hasta la fecha. Las actuaciones previas, que incluyeron unas primeras pesquisas policiales o la creación de un grupo de trabajo por parte del Gobierno de Aragón con todas las partes implicadas, no terminaron en la deseada recuperación de los materiales, pero fueron el punto de partida desde el que la Unidad Central Operativa de la Fiscalía de Medio Ambiente desarrolló las investigaciones que culminarían con la detención de dos sospechosos a lo largo de 2013. Estas detenciones vinieron acompañadas por el registro de diversas propiedades y la intervención de más de 9.000 piezas
La capacidad del Museo de Zaragoza de coordinar un amplio equipo de especialistas para conseguir este objetivo concreto habla con claridad de que la cooperación entre instituciones con fnes similares no debe ser la excepción, sino el fundamento de la investigación asociada a los museos, sin los cuales poco sentido tendría todo lo demás.
Figura 2. Momento dela caracterización por espectroscopía de fuorescencia de rayos-X.Foto. J.A. Cuchí.
Tabla 1. Composición multielemental del casco con NIG 62229: adornos y apliques de hierro (arriba) y calotas y cintas decorativas de bronce (abajo). Bal = contenido en elementos con número atómico Z<11.
3.2.1. Estado de conservación
El casco en cuestión estaba fragmentado en un total de 93 piezas de bronce. Tras el estudio en profundidad de los fragmentos, el estado de conservación tenía una relación directa con el tipo de almacenamiento inadecuado en el que se habían encontrado y con una limpieza muy
3. UN NUEVO CASCO DE TIPOLOGÍA HISPANA EN EL MUSEO DE ZARAGOZA
Como paso previo a la intervención propiamente dicha, se realizaron sesiones de fotografía científca. No fue necesario realizar refectografía ultravioleta al no existir ninguna intervención reconstructiva previa en el casco.
3.1. Análisis multielemental
Se muestrearon 7 puntos del casco: adorno hierro abajo (extremo exterior derecho), aplique soporte pluma izquierda, calota parietal derecha, cinta decorativa interior posterior (cara interna), cinta decorativa interior frontal (cara externa), fragmento inconexo parietal calota (con patina), y fragmento inconexo parietal calota (sin Lapatina).composición del casco incluye un 68,3% (61-73%) de Cu y un 15,5% (13-17%) de Sn, pero solo un 0,1% de Zn. La aleación puede ser defnida como un bronce 5:1. El porcentaje de productos de corrosión (óxidos, carbonatos y cloruros) se eleva al 12%, pues la mayoría de los
Casco aplique soporte pluma izda. 46,43 0,56 0,15 0,11 45,36 5,07 1,05 0,16 0,30
Cinta decorativa interior posterior cara interna 72,67 17,19 0,22 0,62 0,63 1,32 0,15 0,37 0,11
Cinta decorativa interior frontal cara externa 12,39 61,55 16,62 0,24 0,07 1,67 1,69 2,15 1,93 0,86 0,54
3.2. El proceso de restauración
Fragmento inconexo parietal calota sin patina 7,48 76,72 15,11 0,14 0,29 0,14
Fragmento inconexo parietal calota con patina 15,99 62,34 0,08 13,37 0,11 0,09 0,57 0,77 0,25 5,88
Adorno hierro abajo extremo exterior derecho 41,81 0,83 0,05 0,05 53,78 1,66 0,51 0,67 0,11 0,16
Calota parietal derecha 11,74 68,40 15,10 0,20 0,04 0,33 1,57 1,58 0,10 0,59
apliques del casco, son de naturaleza férrea: el contenido en hierro es del 50%, más un 44% de productos de oxidación.
análisis se realizaron sin eliminar la pátina. El contenido en arsénico es bajo, lo que pudiera servir para ubicar el área de procedencia del metal.
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Punto de muestreo Bal Cu Zn Sn As Fe Ca Al Si Cl S P
Para determinar la naturaleza del casco y la composición elemental de los metales con los que está construido se procedió al análisis no destructivo de muestras en siete de las partes más signifcativas del objeto. El método analítico aplicado ha sido la espectroscopía por fuorescencia de rayos X, utilizando un analizador portátil Niton XL3t GOLDD+, Thermo Fisher Scientifc (Waltham, MA, EE.UU.), en modo de ensayo TestAllGeo, con tiempos de medida de 120 segundos.
Los fragmentos parietales de la calota del casco muestran contenidos en cobre con diferencias signifcativas con y sin pátina (62,3% y 76,7%, respectivamente). Las cintas decorativas interiores también diferen signifcativamente en los contenidos en cobre: cara externa, 61,6%; y cara interna, Respecto72,7%.alos
Figura 3. Estado de la pieza en el momento de su ingreso en el Museo de Zaragoza. Foto. José Garrido Lapeña
Llegados a este punto, el restaurador con el resto de técnicos y dirección del museo, acordaron que el volumen e importancia del casco aconsejaba la unión de todas aquellas piezas con una certeza total y fel, en el que el número total de trozos de lámina con uniones reales era de 79, es decir un 85% del total de los existentes. Se realizaron comprobaciones sobre la curvatura, diámetro y deformaciones existentes. El proceso fue complejo, ya que el grosor de las láminas metálicas oscilaba entre los 0,50-0,80 mm. Esto determinó el uso de adhesivos diferentes (cianoacrilato y resina epoxi) en función del tipo y de las propias uniones, así como refuerzos internos con un material inerte (tisú recubierto con adhesivo). Como medida de seguridad y estabilidad, al no haber zona de unión por la parte media posterior de las dos mitades simétricas de la calota, se incluyeron dos varillas de metacrilato.
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La fnalización del proceso de restauración conlleva la prescripción de una serie de condiciones especiales de conservación de la pieza. El proceso de restauración, bajo los criterios descritos anteriormente, ha permitido una contemplación del casco en el estado más aproximado al momento de su amortización. Esto hace que, dada la mínima reintegración, estemos ante un objeto metálico de extrema fragilidad, compuesto por la reconstrucción quebradiza de más de un centenar de fragmentos de escasísimo grosor y, o bien debe ser trasladado al área de reserva, o debe ser dispuesto para su contemplación en la exposición permanente del Museo de Zaragoza.
agresiva de la superfcie, que había provocado la pérdida de las patinas originales (que hacía que apareciese el bronce en su color natural). Como era de espera, no existe ninguna documentación de esta «intervención».
Aquellos trozos que no habían sido alterados presentaban las pátinas usuales de bronce: malaquita (carbonato básico de cobre) y cuprita (óxido cuproso). En el caso de los remaches y de las láminas de hierro, la superfcie estaba completamente alterada con óxidos ferrosos deformantes, además de concreciones terrosas provenientes del mismo terreno de enterramiento. También se observaban agrietamientos y deformaciones intencionadas en origen.
3.2.2. El tratamiento
3.2.3. Resultado fnal
Una vez los fragmentos quedaron limpios y estabilizados, comenzó un proceso complejo de observación y de estudio individualizado de cada pieza y de la posible unión entre ellos. El resultado observado fue que existía un número muy considerable de fragmentos que podían unirse formando conjuntos y que a la vez estos unían entre sí, dando una imagen del estado real del objeto en el momento de su amortización. La rica decoración del casco se aprecia en la lámina realizada en hierro y las decoraciones repujadas y punteadas de las láminas de
La intervención realizada en el Museo de Zaragoza se ha dirigido a proporcionar una solución que garantice la conservación material.
Veremos que es la segunda de las opciones la que se consideró como más adecuada, y por consiguiente, se manifesta la necesidad de diseñar un soporte que no puede ser el habitual para este tipo de piezas. El soporte de vástago central que sustenta la calota del casco por el interior en este caso era inviable, dada la ausencia de materia estructural sufciente en la zona sagital. Debíamos idear un sistema que permitiera presentar el casco en su posición natural y que no fuera suspendido por el interior al modo tradicional, sino que fuera alzado desde los puntos de su perímetro inferior asegurando conservación, manipulación y una contemplación adecuada.
Los tratamientos realizados están relacionados con los procesos de alteración observados en los fragmentos. Desde un primer momento, el criterio de intervención consistió en eliminar todos aquellos productos que alteraban la superfcie original. Para ello, se realizaron pruebas de limpieza y eliminación, optándose por una mezcla de limpiezas mecánico-manuales y por la estabilización mediante el uso de un inhibidor de los procesos de corrosión de los metales.
El resultado es un soporte robusto y seguro, a la par que liviano a la vista, que cumple los objetivos preestablecidos.
La solución es la que se presenta: con una superfcie de metacrilato de sufciente peso para asegurar el correcto transporte de la pieza en bloque con su soporte. De esa base emergen tres vástagos de metacrilato que se izan, cada uno a una cota diferente, con un ángulo que otorga acomodo a los tres únicos puntos que el casco permite ser soportado sin comprometer su estructura.
bronce de la apertura facial y el guardanucas, como se verá en la descripción.
Figuras 4 y 5. Vistas del diseño del soporte adaptado para la exposición y conservación del casco. Diseño José Fabre Murillo.
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En esta ocasión, y dado que la importancia del objeto impulsa su pronta exposición en el Museo de Zaragoza, vamos a proceder a una descripción y comentario todavía preliminares de la pieza, sobre la que estamos realizando su estudio con la profundidad y detalle que sin duda requiere y merece.
La visión última del casco, se presenta con todas aquellas deformaciones originales, que aportan al estudio una visión real de los hallazgos arqueológicos, sus vicisitudes y de sus posibilidades museográfcas desde el más absoluto respeto por la obra.
Figura 6. Dibujo técnico del casco en el que se muestran tres vistas del original una vez restaurado y la proyección de tres vistas hipotéticas de su aspecto antes de su amortización. Dibujo: Alfredo Blanco Morte.
Desde el punto de vista de la conservación, y pese a su extrema fragmentación inicial, destaca el elevado porcentaje del material original conservado, que permite una restitución fable de todos los elementos básicos del casco. Es posible que en el momento de su deposición fuera ya inutilizado por aplastamiento parcial. Desde el punto de vista de la calidad, destaca la combinación de metales distintos, y la cantidad y minuciosidad de la decoración. Por último, su tipología ayuda a comprender mejor los cascos metálicos de la Península Ibérica, tanto en el ámbito ibérico como en el celtibérico, en las fases antiguas de dichas culturas.
Destacable en este punto es la confección de la mano de un dibujante especializado, Alfredo Blanco Morte, de una reconstrucción gráfca hipotética que nos acerque tanto a especialistas, como a visitantes en general, al aspecto que pudo tener la pieza antes de su deformación.
3.3. La contextualización histórica
La pieza objeto de estudio en el momento de su incautación se hallaba en una caja de zapatos que contenía, como se ha dicho, casi un centenar de fragmentos de bronce y hierro pertenecientes a un casco.
Figura 7. El casco tras la restauración. Foto. José Garrido Lapeña.
La presentación pública del casco requiere una adaptación al espacio expositivo, en el momento de esta presentación en fase de desarrollo, que ha de jugar los requerimientos de la museografía expositiva: contextualización en el espacio, estudio lumínico, etc. Todo ello sin menoscabo del acompañamiento de la pieza de aquellos elementos gráfcos y documentales que se han considerado más adecuados para adaptar la información que conocemos de la pieza a los niveles de información adaptados a los estándares del Museo de Zaragoza.
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Tras la minuciosa restauración realizada, se puede comprobar que la calota está realizada a partir de dos mitades simétricas de lámina de bronce, conformadas por batido y unidas con remaches de hierro siguiendo el eje anteroposterior, lo que sería el plano sagital del cráneo, desde el centro de la apertura facial hasta la parte trasera. Dicha sutura o unión aparece reforzada con plegados de la lámina broncínea, que mejoran el ajuste y la resistencia, y cubierta por una fna tira en lámina de hierro. En todo su perímetro inferior, el casco se refuerza con un marcado cordón, formado por la vuelta hacia el interior de la lámina de bronce, que no presenta ningún tipo de refuerzo metálico interior, como ocurre en otros tipos de cascos (y que además evitaría herir el cuello del portador con el borde del metal). La fabricación de cascos realizados en dos mitades anteroposteriores se conoce tanto en el mundo griego arcaico, como en el itálico del Hierro I, y ya estaba documentada también en
La clasifcación preliminar realizada para el informe pericial asociado al procedimiento judicial de referencia resultó correcta. Un laborioso proceso de restauración realizado en los talleres del Museo de Zaragoza ha confrmado que se trata de un casco de un tipo excepcional por su rareza hasta ahora. Su paralelo más cercano en realia es el ejemplar hallado hace un siglo en Aguilar de Anguita (Guadalajara).
El aspecto exterior original de este casco sería realmente impresionante, jugando con volúmenes, formas y también, sin duda, el contraste de color entre el dorado de la superfcie broncíneas y las tiras férreas además repujadas, lo que viene a confrmar arqueológicamente una conjetura previa (Quesada 2010:153). Todo ello construía un tema iconográfco con implicaciones socioculturales o religiosas sobre las que refexionamos.
España, en el mejor paralelo de este casco, el de Aguilar de Anguita, y probablemente en el de la necrópolis de Alpanseque (Barril 2013).
Figura 9. Motivo decorativo radial con lámina de hierro. Foto. José Garrido Lapeña.
Este modelo de defensa no presenta protector nasal y las carrilleras son solidarias en la morfología de la pieza, sin mostrar ningún tipo de proyección frontal/lateral para reducir el espacio descubierto en la zona de la boca, como sí parece tener, embrionariamente, el casco de la necrópolis de Aguilar de Anguita (Barril 2013: 13, fg. 5b), una cuestión que estamos analizando en mayor detalle gracias a la rigurosa restauración la pieza.
Así, el interior del guardanucas, que no está excesivamente desarrollado, aparece reforzado y decorado por una lámina de bronce añadida a la lámina del casco propiamente dicha (véase fgura 10). Está decorada con una amplia cenefa de sogueado o guilloche realizada mediante punteado o punzonado, similar a las que aparecen, por ejemplo, en los bordes de muchos aspides o grandes escudos hoplitas griegos de época arcaica, y conocida –al menos– en un caso en la península ibérica, en concreto en Málaga (Quesada, García Gonzáles 2018:158 ss.). Motivo muy semejante es el que aparece en la greba de una escultura de Elche de un conjunto tradicionalmente fechado en el s. IV a.C., pero que nosotros vinculamos a
A ambos lados de la calota, aproximadamente sobre la posición de las orejas, aparecen dos soportes laterales realizados en hierro para apliques decorativos, sustentados por sendos remaches de hierro (véase fgura 9). La pérdida de la zona superior de la calota impide poder afrmar la presencia de otro soporte para sustentar una cresta o lophos, o un motivo decorativo bilateral. El esquema aparece también en la iconografía de Porcuna (Negueruela 1990: Fig. 18 A y B; Quesada 2010:153)
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Pero uno de los elementos más notables de esta pieza es que tanto la apertura facial como el guardanucas presentan por el interior una decoración excepcional, en una zona invisible cuando el casco vestía la cabeza del aristócrata que sin duda lo portó, e incluso apenas discernible si estaba apoyado sobre una superfcie o suspendido. Es una disposición inédita que nos está señalado la excepcionalidad de la pieza, el potencial económico de su poseedor y subraya la riqueza iconográfca del horizonte cultural al que pertenecía.
Figura 8. Detalle de la decoración exterior en la zona facial con lámina de hierro decorada. Foto. José Garrido Lapeña.
Por el exterior, se conservan perfectamente visibles a lo largo del borde inferior del casco los restos –en muchos tramos la impronta– de una fna lámina de hierro, que además estaba probablemente decorada, como se puede observar en la fgura 8, con un motivo de doble sogueado, al menos. Esta lámina de hierro rodea todo el guardanucas, los bordes laterales y se prolonga también por toda la apertura facial, de modo que enmarcaba el rostro del portador. Por si fuera poco, y también en la zona frontal exterior, aparecen varias estrechas y fnas láminas de hierro, perpendiculares a la lámina que acabamos de describir con cierto sentido radial, al igual que otros elementos de la panoplia defensiva del siglo V a.C. (Quesada 1997; 2002, 38). De ellas, las dos extremas se recurvan hacia la zona inferior, recordando motivos orientalizantes y que aparecen representados, por ejemplo, en los cascos del imponente conjunto escultórico de Cerrillo Blanco, en Porcuna, Jaén (Negueruela 1990: Lám. V; Fig. 18).
Porcuna y creemos más próximo a las décadas fnales del s. V a.C. (Farnié y Quesada 2010:203). De todos modos, este motivo no es exclusivo ni mucho menos del ámbito heleno continental, sino que se documenta también en la península itálica desde el s. VII a.C., y en otros lugares. Tampoco es exclusivo en la Península Ibérica de fechas muy antiguas, ya que aparece –por ejemplo– sobre broches de cinturón de placa de bronce de cronología algo más avanzada (por ejemplo, Graells, Lorrio, Camacho 2018:89 ss.). Otras piezas de bronce incautadas en la misma Operación Helmet presentan motivos similares.
Además, y también por el borde interior del casco, hay otra tira de bronce que recorre el perímetro de la apertura facial y venía a unirse con la pieza anterior. En este caso, su decoración es repujada mediante matrices simples, formando un friso consistente en glóbulos enmarcados por dos flas de segmentos perpendiculares que siguen cierto ritmo en su disposición, todo ello en una banda delimitada por dos líneas paralelas (Fig. 11). Esta ‘familia’ de motivos decorativos es bien conocida en las producciones ibéricas y meseteñas, entre avanzado el s. VI y las primeras décadas del s. IV a.C., sobre discos-coraza (Graells 2012); grebas -también itálicas y sudgálicas- (Farnié y Quesada 2005); y sobre los
Aunque suele haber una tendencia, de añeja raíz decimonónica, a denominar los tipos de armas de acuerdo a yacimientos epónimos, nos resistimos a emplear dicho sistema, por ejemplo, hablar de ‘tipo Aguilar de Anguita’ o ‘Alpanseque’ o una combinación. Somos conscientes de la existencia de otros cascos similares en otros puntos, y una denominación sobre yacimientos epónimos suele arrastrar una carga asociada a ‘origen’, ‘concentración’ o incluso ‘cultura’, que nuevos descubrimientos suelen acabar convirtiendo en engañosa o desorientadora, como ya ocurrió con las espadas ‘tipo Arcóbriga’ o ‘Alcacer do Sal’.
grandes tachones de escudo (Quesada 1997:508 ss.).
En cualquier caso, se trata de una pieza realmente excepcional que, dadas las evidencias de amortización intencionada, pertenecería muy posiblemente a un contexto de necrópolis. Sólo podemos especular con la riqueza del resto del ajuar que acompañaría a esta pieza y, en cualquier caso, lamentar la terrible pérdida de información que ha supuesto el expolio de este magnífco casco.
Figura 10. Lámina decorada del interior del guardanucas. Foto. José Garrido Lapeña.
Figura 11. Presentación de las láminas decoradas interiores. A la izquierda la lámina de refuerzo del guardanucas y a la derecha de la imagen la lámina de refuerzo interior de la zona facial del casco. Foto. José Garrido Lapeña.
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No es momento para entrar en el análisis detallado de estos programas decorativos y sus paralelos, análisis que diferimos al estudio posterior. Bastará por ahora presentar una pieza excepcional, con marcadas similitudes con el casco recuperado por Cerralbo en la tumba que denominó como de régulo celtibérico de la necrópolis de Aguilar de Anguita, conservada en el Museo Arqueológico Nacional (Barril 2013; Graells, Lorrio y Quesada 2014, 102-105).
La cronología de esta pieza está todavía por precisar, dada la total ausencia de contexto arqueológico, aunque debemos pensar en un entorno del siglo V a.C., a grandes rasgos, para ubicarlo.
Son todos ellos elementos característicos de esa fase antigua, ‘aristocrática’, de la panoplia peninsular (Quesada 1997:609 ss.; Lorrio 1997:162 ss.).
Conviene recordar igualmente las notables similitudes morfológicas con los cascos del conjunto de Cerrillo Blanco, en Porcuna, Jaén (Negueruela 1990), y con numerosos exvotos ibéricos, jinetes tanto como infantes como muchas piezas de Despeñaperros (por ejemplo, Prados 1992: nos. 398 o 432) pero también Salobral en Albacete y otros lugares que pueden llegar al s. IV a.C. (Nicolini 1969:119 ss.). Lo mismo ocurre con los modelos de casco presentes en muchos remates de cetros de báculo o heraldo con fguras de jinete (Almagro, Lorrio y Vico 2019). Los paralelos en ámbitos netamente celtibéricos, como Aguilar de Anguita, e ibéricos, como en Porcuna, quizás estén indicando la existencia de un morfotipo propio de la península ibérica y común a ambos contextos culturales, cierta homogeneidad propia de fases antiguas que se detecta en otros elementos de panoplia (Quesada 1997). La vinculación formal de este modelo de casco de Porcuna, de exvotos y de Aguilar, con modelos griegos jonios y cretenses, ya ha sido anotada repetidamente (entre otros, Negueruela 1990; Quesada 1997, Barril 2013, etc.).
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