V ACTAS9y10DICIEMBRE2021
Año de publicación: 2022
Impreso en DiseñoEspaña y maquetación Ana Durán Boldova © Autores de los textos Recoge los contenidos presentados a IV Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés (CAPA)
Depósito Legal: Z 855-2022 ISBN: 978 84 09 41553 3
Edita Colegio Ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón
deACTAS9y10diciembrede2021
Homenaje a Pilar Utrilla Miranda
COORDINACIÓN/ EDICIÓN
Dr. José Ignacio Lorenzo Lizalde
Dr. José María Rodanés Vicente
El 9 y 10 de diciembre de 2021 hemos celebrado el IV Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés (IV CAPA). Como adelantábamos en la convocatoria, un año más, a pesar de la pandemia y de los cambios que esta introducía en nuestra vida cotidiana, decidimos seguir adelante con la cuarta edición. Su desarrollo estaba necesariamente condicionado por las restricciones que los gestores públicos tanto sanitarios como académicos, con buen criterio, nos imponían ante la emergencia sanitaria. La situación nos obligó a adaptarnos y modifcar el funcionamiento y la estructura que habíamos diseñado en años anteriores.
La Reunión, aun manteniendo la división por bloques temáticos, no podía celebrarse de forma presencial, por lo que uno de los objetivos primordiales de las Jornadas desde su primera edición, que pretendía el encuentro entre diferentes investigadores y el intercambio personal de experiencias entre arqueólogos no se podía llevar a cabo. Al mismo tiempo, la sede en la que hasta la fecha se venía desarrollando la cita bianual, Caixaforum, adaptaba también su normativa y nos obligaba igualmente al traslado físico de las sesiones.
Presentación CAPA IV
La respuesta de arqueólogos e investigadores de diferentes estamentos y procedencias ha sido extraordinaria. Si en un primer momento pensamos que la cita se vería mermada por todas estas circunstancias, afortunadamente nos equivocamos y se han superado todas las expectativas de participación y seguimiento, demostrando que la pandemia no ha detenido ni el trabajo de campo ni la investigación de los arqueólogos en este periodo. Se inscribieron más de 300 congresistas y, a pesar de que por razones evidentes no se contempló la presentación y defensa de posters en una sesión específca como venía siendo habitual, se recibieron 76 comunicaciones que en su mayor parte fueron incluidas y editadas en las preactas publicadas en la página web del Congreso. Entre ellas se eligieron 20
El Salón de actos de la Biblioteca María Moliner, espacio emblemático de nuestra Facultad de Filosofía y Letras, institución en la que gran parte de los asistentes y organizadores nos hemos formado, fue el lugar elegido no solo por los vínculos afectivos sino, de manera especial, por las infraestructuras, medios técnicos y personal cualifcado del SEMETA que eran necesarios para responder a los retos de llevar a buen puerto la iniciativa. Planteamos su desarrollo con una fórmula mixta, presencial y on line, acorde a la normativa de la Universidad de Zaragoza.
que fueron expuestas presencialmente, incluidas en cuatro bloques temáticos ( 1. Prehistoria, 2. Arqueología Clásica, 3. Arqueología Medieval, Industrial, Urbana, Preventiva, Memoria Histórica. 4. Patrimonio, Difusión, Didáctica, Museos, Legislación). Las sesiones fueron reproducidas en streaming a través del canal ofcial YouTube de la Facultad de Filosofía y Letras cuyo acceso a través de un link permitió el seguimiento a los participantes e inscritos. En este mismo canal han quedado recogidas para su posterior visión o consulta, al mismo tiempo que una versión más reducida y editada ha sido incluida en la página de la organización.
Las cifras de visualizaciones (3.724 en el momento de redactar estas líneas), así como las 53 comunicaciones que se editan en este volumen son una muestra objetiva de los resultados de esta IV edición.
A los medios de comunicación que en cada celebración y cada vez con mayor cobertura nos ayudan a dar visibilidad a nuestro trabajo, en especial a las crónicas de Heraldo de Aragón, El Periódico de Aragón y la Agencia EFE; a los programas de Radio y Televisión: Ágora, Aragón Cultura o Despierta Aragón.
J.I. Lorenzo Lizalde y J.Mª Rodanés Vicente
Por último, a todos los que habéis participado de una u otra manera: mediante comunicaciones, asistencia, siguiendo en streaming o posteriormente a través del canal YouToube, pero en especial a Pilar Utrilla Miranda, que impartió la lección inaugural y a quien, con motivo de su jubilación, hemos querido dedicar este IV Congreso de Arqueología y Patrimonio AAragonés.todos,Gracias
No podemos fnalizar esta presentación sin los agradecimientos, agradecimientos que cada edición son más numerosos y que en esta ocasión adquieren mayor importancia. A los organismos colaboradores: Colegio Ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón, Departamento de Educación Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, Departamento de Ciencias de la Antigüedad de la Universidad de Zaragoza, Instituto de Patrimonio y Humanidades de la Universidad de Zaragoza, Cátedra Galiay de la Institución Fernando el Católico, Grupo de Investigación Primeros Pobladores y Patrimonio Arqueológico (P3A), Grupo de Investigación ARGOS.
Ana Durán Boldova
Dr. José Ignacio Lorenzo Lizalde
Secretaría
Comité Científco
Elena Maestro Zaldívar María Ángeles Magallón Botaya Manuel Martín Bueno Carlos Mazo Pérez Lourdes Montes Ramirez Raquel Ornat Clemente José Luis Peña Monné Jesús Picazo Millán Aitor Ruíz Redondo María Sebastián López María Marta Sampietro-Vattuone Paula Uribe Agudo Pilar Utrilla Miranda
Organismos Colaboradores
Comité Organizador
COMITÉS
Presidencia
Comité
Hugo Chautón Pérez (CDL Aragón)
Carlos Sáenz Preciado (P3A)
Isidro Aguilera Aragón Marta Alcolea Gracia Manuel Bea Martínez Rafael Domingo Martínez Luis Fatás Fernández
Miguel Beltrán Lloris (IFC) Mª Pilar Rivero Gracia (ARGOS)
José Antonio Andrés Moreno (DGA) Concepción Lomba Serrano (IPH)
Colegio Ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón Departamento de Educación Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón Instituto de Patrimonio y Humanidades, Universidad de Zaragoza Cátedra Galiay del Institución Fernando el Católico Grupo de Investigación P3A Primeros Pobladores y Patrimonio Arqueológico, Universidad de Zaragoza Grupo de Investigación ARGOS, Universidad de Zaragoza
Dr. José María Rodanés Vicente
ÍNDICE
1 Veinte años de excavaciones, diez mil años de Prehistoria en el Arba de Biel (Cinco Villas, Autor/Autora/Autores:Zaragoza). Rafael Domingo y Lourdes Montes
Sesión 1
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11 La cerámica excisa de los cintos de armantes (Ateca, Zaragoza) como marcador de relaciones ebro-meseta en los albores del primer milenio a.C.
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Evaluando el registro arqueológico a través de la geoarqueología. Erosión y reconstrucción en yacimientos de la edad del bronce en Jubierre (Huesca).
Prácticas funerarias en cuevas y abrigos del valle medio del Ebro. El enterramiento individual calcolítico de Planas de la Marquesa (Uncastillo, Zaragoza).
El parque cultural del río Vero (Huesca): gestión y musealización del arte rupestre. Autor/Autora/Autores: Mª Nieves Juste Arruga 91
Autor/Autora/Autores: Jesús V. Picazo Millán, María Marta Sampietro-Vattuone y José Luis Peña Monné
Autor/Autora/Autores: Isidro Aguilera Aragón, Francisco Martínez García y José María Rodanés Vicente
4 Prospecciones arqueológicas y nuevos hallazgos de conjuntos rupestres en el término de Colungo Autor/Autora/Autores:(Huesca). Paloma Lanau Hernáez, Mario Gisbert Leó, Manuel Bea Martíne y Alejandro Puyó Abadía 51
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José Antonio Cuchí Oterino y Pablo Martín Ramos 81
Autor/Autora/Autores: Alfonso Verge Salvadó, Alejandro Sierra Sainz-Aja
3 Análisis y estudio de los yacimientos líticos de superficie y su aportación al conocimiento de la Prehistoria reciente (Neolítico-Bronce) de las Altas Cinco Villas (Zaragoza). Autor/Autora/Autores: Javier Cabello García 37
5 Nuevos hallazgos de conjuntos grabados prehistóricos y protohistóricos y su contexto tecnológico, simbólico y Autor/Autora/Autores:cronológico.José Ignacio Royo Guillén 59
Sobre la composición elemental de los pigmentos de las pinturas rupestres de los abrigos del río Vero Autor/Autora/Autores:(Huesca).
6 Nuevo hallazgo de un grabado filiforme en las Cinco Villas. Autor/Autora/Autores: Lartaun Pérez López, Ángel A. Jordan Lorenz y Ion Orokieta Lizasoain 73
29
Autor/Autora/Autores: Eugenia Nasarre Ortin, José Ignacio Lorenzo Lizalde y José María Rodanés Vicente 101
12 Nuevos datos sobre la ocupación de las márgenes del Ebro durante la prehistoria reciente: el yacimiento del Cabezo del Muro (Alfajarín, Zaragoza).
2 Artiga Viturián, un nuevo yacimiento del Neolítico Antiguo en Sobrarbe (Huesca). Autor/Autora/Autores: Javier Rey Lanaspa, Ignacio Clemente Conte, Ermengol, Gassiot Ballbè, Niccolò Mazzucco, Thomas Huet, Amor Olomi y Jordi Borràs
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15 La contribución del Museo de Zaragoza a la conservación y puesta en valor de un casco de guerrero celtibérico Autor/Autora/Autores:expoliado.
Francisco Javier Gutiérrez González, Carlos Valladares Lafuente, Víctor Gil de Muro Eguizábal y María Pilar Blecua Roca 195
13 La fase II de Cabezo Morrudo de Rodén (Fuentes de Ebro, Zaragoza). La transición desde la primera Edad del Hierro hacia el ibérico antiguo en el valle del río Ginel. Autor/Autora/Autores: Víctor E.M. Maturén
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14 Primera campaña de excavaciones en Aratis (Aranda de Moncayo). Autor/Autora/Autores: Marta Chordá Pérez, Francisco Javier Gutiérrez González y Gloria Pérez García
19 La pintura mural romana en Aragón: el II estilo en el Municipium Augusta Bilbilis (Calatayud). Autor/Autora/Autores: Lara Íñiguez Berrozpe, Carmen Guiral Pelegrín, Carlos Sáenz Preciado y Manuel Martín Bueno 217
Autor/Autora/Autores: José Ángel Asensio Esteban Paula Uribe Agudo, Lara Íñiguez Berrozpe, Mª Ángeles Magallón Botaya, Milagros Navarro Caballero, Jorge Angás Pajas, Enrique Ariño Gil, Irene Mañas Romero, Carmen Guiral Pelegrín, Cristian Concha Alonso, Óscar Lanzas Orensanz, María Aurora Asín Prieto y Guillermo Mora Baselga 207
16 La colonia Victrix Iulia Lepida Celsa: estado de la cuestión. Autor/Autora/Autores: Miguel Beltrán Lloris, Antonio Mostalac Carrillo y Paula Uribe Agudo
17 Excavación arqueológica en la zona de «El Pedernal» de Bursao (Borja, Zaragoza). Campaña de Autor/Autora/Autores:2021.
253
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159
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Sesión 2
El Forau de la Tuta (Artieda, Jacetania, Zaragoza),una ciudad imperial romana, hasta ahora desconocida, de la vertiente sur de los Pirineos.
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20 Novedades sobre el Decumano Maximo de Caesaragusta: la excavacion de la calle Manifestacion nº Autor/Autora/Autores:26-30. José Francisco Casabona Sebastián, Judit Paraíso Sánchez y José Ignacio Royo Guillén 229
21 La arquitectura del frigidarium de las termas públicas centrales de Caesar Augusta (Zaragoza). Autor/Autora/Autores: Juan Á. Paz Peralta
22 Luces y «sombras» en el espacio porticado de las termas públicas centrales de Caesar Augusta: el Autor/Autora/Autores:vidrio. Esperanza Ortiz Palomar y Juan Á. Paz Peralta
Isidro Aguilera Aragón1, José A. Cuchí Oterino2, José Fabre Murillo, Luis Fatás Fernández, Pablo Martín Ramos, Fernando Quesada Sanz, José A. Rodríguez Martín y Francisco Romeo Marugán
Los restos de la tejería y el abejar de la Hoya del Puerto en Aguarón (Zaragoza).
Una estructura funeraria singular en la necrópolis de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.).
El nivel islámico taifal de plaza José María Forqué, s/n (Zaragoza).
Autor/Autora/Autores: Antonio Hernández Pardos 393
Autor/Autora/Autores: osé Ignacio Royo Guillén, José Francisco Casabona Sebastián, Fabiola Gómez Lecumberri y Judit Paraíso Sánchez
25
Excavación arqueológica y proyecto de musealización del Pozo de hielo de Cegonyer (Fraga, Autor/Autora/Autores:Huesca).
Autor/Autora/Autores: Francisco Marco Simón
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La villa tardorromana de La Malena (Azuara, Zaragoza): novedades sobre su articulación arquitectónica, el proceso de documentación y su conservación.
24
Javier Muruzábal Cal y Ángel A. Jordán Lorenzo 333
Autor/Autora/Autores: Víctor E.M. Maturén 321
Estudio preliminar de los hallazgos arquitectónicos del castillo de Vera del Moncayo y del Torreón de Ainzón Autor/Autora/Autores:(Zaragoza).
José Ignacio Lorenzo Lizalde, Daniel Jones Labrador y José María Rodanés Vicente 403
Sobre los relieves tardoantiguos con representación de bóvidos y la persistencia de rituales sacrificiales en el valle medio del Ebro.
Autor/Autora/Autores: Ángel A. Jordán Lorenzo y Iosu Barragán Cidriain
34
26
Javier Cabello García 343
27
Antonio Hernández Pardos y Jesús G. Franco Calvo 381
30
El proyecto de recuperación del castillo de Cadrete y la campaña de excavación arqueológica de Autor/Autora/Autores:2021.
267
28
Estudio zooarqueológico de los basureros altomedievales del Pueyo de los Bañales (Uncastillo, Autor/Autora/Autores:Zaragoza).
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Autor/Autora/Autores: Javier Ibáñez González, José F. Casabona Sebastián y Rubén Saéz Abad 359
El yacimiento arqueológico de Las Peñas de Santo Domingo (Longás, Zaragoza): las fases de ocupación hispanovisigoda y plenomedieval.
295
Autor/Autora/Autores: Francisco Javier Ruiz Ruiz, Tomás Hurtado Mullor, Roger Sala Bartrolí, Pedro Rodríguez Simón y José Ignacio Piedrafita Soler 307
Sesión 3
Francisco Javier Gutiérrez González, Javier Borobio Sanchiz y Julián A. Ramos Bonilla 371
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29
La cuestión cronológica en torno al relieve prerrománico «¿real o imperial?» De Luesia (Zaragoza): fuentes y relaciones Autor/Autora/Autores:iconográficas.
33
El castillo de Mesones de Isuela (Zaragoza). Arqueología de la arquitectura y fuentes documentales.
32
Recuperación de un combatiente: la 1ª brigada mixta del ejército popular de la república en Valdealgorfa Autor/Autora/Autores:(Teruel).
Salvador Melguizo Aisa
Autor/Autora/Autores: Francisco Javier Ruiz Ruiz, José Ignacio Piedrafita Soler, Miriam Gracia Martínez, Ana Rubio Zaurín, Cristina Sánchez Martínez y Miguel Ángel Capapé Garro
La exhumación de una fosa común con dos víctimas del fascismo en el cementerio municipal de Fuendejalón (Zaragoza): María Domíngez Remón.
509
519
Autor/Autora/Autores: Luis Miguel García-Simón, Antonio Hernández Pardos, Eduardo Díez de Pinos López y Jesús G. Franco Calvo
Autor/Autora/Autores: Hugo Chautón Pérez, José Ignacio Lorenzo Lizalde, Gonzalo García Vegas y Sergio Ibarz Navarro
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Autor/Autora/Autores: José Ignacio Lorenzo Lizalde y Víctor Gil de Muro
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Exhumación e identificación de Don Félix de Azara en la cripta de la Catedral de Huesca.
44 Una experiencia didáctica de participación activa e historia viva en Zaragoza: la Fiesta de la Autor/Autora/Autores:Historia.
467
40
José-Manuel González González, Mª Pilar Rivero Gracia, Jesús Gerardo Franco Calvo y Darío Español Solana
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José F. Casabona Sebastián, Javier Ibáñez González y Rubén Saéz Abad
419
475 Sesión 4
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Aportaciones analíticas al conocimiento y la conservación de la colección de arte de asia oriental en el Museo de Autor/Autora/Autores:Zaragoza.
Josefina Pérez Arantegui, Carmen Gallego y Nerea Díez de Pinos
Arqueología y fuentes documentales. Los orígenes de la artillería de pólvora y de las torres artilleras en Autor/Autora/Autores:Teruel.
Autor/Autora/Autores: José Ignacio Lorenzo Lizalde y José María Rodanés Vicente
431
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41 Las acuñaciones del rey Sancho Ramírez de Aragón y Pamplona (1076 a 1094) en los Museos de Huesca y Zaragoza: iconografía y análisis químicos.
38
443
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43 Resultados preliminares del estudio arqueológico en el Convento Franciscano de Santa Catalina del monte en Cariñena (Zaragoza).
Excavación arqueológica y estudio antropológico de una fosa de la guerra española de 1936-1939, en el paraje «Casa Urrez» de Teruel.
Autor/Autora/Autores: Juan Á. Paz Peralta, José A. Cuchí Oterino, Isidro Aguilera Aragón, Josefina Pérez Arantegui, María J. Arbués Gracia, Silvia Abad Villarroya, Juan C. Sánchez-Garnica Gómez y Pablo Martín-Ramos
Belchite más allá de la batalla.
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Arqueología y memoria de la represión civil.
José Manuel Hernández de la Cruz y Alodia Rubio Navarro 557
Videogamificando la ciudad romana de los bañales de Uncastillo.
Lorenzo Mur Sangrá 527
El conocimiento didáctico del patrimonio histórico y cultural a través de un caso práctico: la Universidad Autor/Autora/Autores:Sertoriana.
El patrimonio aragonés en la formación de futuros maestros: un proyecto de innovación docente. Autor/Autora/Autores: Borja Aso Morán y M.ª Irene Abad Buil 551
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49 Valete vos viatores!
Estrategias de comunicación digital y redes sociales de museos. El caso del Museo de Zaragoza. Autor/Autora/Autores: Aixa Álvarez Almazán 575
51 Guía para la difusión didáctica del patrimonio a través de Apps. Autor/Autora/Autores: Lorenzo Mur Sangrá, Pilar Rivero Gracia y Silvia García-Ceballos 583
Autor/Autora/Autores: Javier Andreu Pintado, Iker Ibero Iriarte y Pablo Serrano Basterra 565
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Arquejealogía: didáctica, diseño y memoria de una exposición temporal sobre los orígenes y desarrollo de Ejea de los Caballeros y las Cinco Villas desde una perspectiva arqueológica. Autor/Autora/Autores: Javier Cabello García 539
El patrimonio cultural aragonés como recurso didáctico. Su exégesis como herramienta en la práctica Autor/Autora/Autores:docente.
52 Patrimonio arqueológico y nuevas tecnologías: Bilbilis y Labitolosa en la app Open Air Museum. Autor/Autora/Autores: Alicia Escanilla Martín y Jesús Gerardo Franco Calvo 595
53 Aragón Open Air Museum. Didáctica y difusión del patrimonio defensivo en la era digital. Autor/Autora/Autores: Darío Español-Solana y Jesús Gerardo Franco Calvo 601
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2SESIÓN
180
2Académico
Tras un largo periodo de investigaciones en la Colonia Celsa, la fnalización ahora de los trabajos preliminares llevados a cabo en la ínsula II, permite poner al día viejas cuestiones pendientes de solución, con conclusiones en unos casos satisfactorias, aunque otros planteamientos, como el fnal de la primera colonia del Ebro, presenten todavía evidentes lagunas a pesar de estar en posesión de una más completa visión de las múltiples circunstancias que abocaron en la desaparición de la ciudad, que no se explica sin el papel de predominio en el territorio, de la capital del conventus : Caesaraugusta, cuya historia y territorio conocemos mejor. Se traza, en consecuencia, una síntesis de la cultura material obtenida hasta la fecha en la Colonia Celsa, a través del soporte estratigráfco, los marcadores cerámicos y los modelos arquitectónicos ajustados a la arquitectura doméstica y su proceso decorativo. Entre las conclusiones más sobresalientes hay que señalar la defnición del primer periodo de ocupación del solar de la colonia desde la etapa ibérica (Fase I), así como del asentamiento plenamente itálico, correspondiente al periodo ibérico tardío que en lo numismático ofrece las emisiones bilingües de Kelse/CEL y en lo decorativo la presencia del Primer Estilo «esquemático» de paredes bícromas y zócalos salientes. En el otro extremo, las seriaciones estratigráfcas fnales de la colonia permiten situar en un momento histórico, muy ajustado en el tiempo, el fnal y abandono de la colonia a partir del levantamiento de Galba en el año 68 d. C. y el advenimiento de la dinastía favia.
Autor de contacto/Contact author: Miguel Beltrán Lloris, miguelbeltran947@gmail.com
PALABRAS CLAVE: Colonia Lepida Celsa; Ibérico tardío; Estratigrafía; periodización
THE COLONIA VICTRIX IULIA LEPIDA CELSA: STATE OF THE QUESTION
RESUMEN
3Investigadora
KEYWORDS: Colonia Lepida Celsa; Late Iberian; Stratigraphy; Periodizatio
After a long period of investigations in Colonia Celsa, the completion now of the preliminary work carried out on Insula II, allows to update old questions pending solution, with conclusions in some satisfactory cases, although other approach es, such as the final of the first colony of the Ebro, still present evident gaps despite being in possession of a more complete vision of the multiple circumstances that led to the disappearance of the city, which cannot be explained without the pre dominant role in the territory, of the capital of the conventus: Caesaraugusta, whose history and territory we know better. Consequently, a synthesis of the material culture obtained to date in the Celsa Colony is traced, through the stratigraphic support, the ceramic markers and the architectural models adjusted to the domestic architecture and its decorative pro cess. Among the most outstanding conclusions, it is necessary to point out the definition of the first period of occupation of the colony’s site from the Iberian stage (Phase I), as well as the fully Italic settlement, corresponding to the late Iberian period that the numismatics offers the bilingual broadcasts of Kelse / CEL and in the decorative the presence of the First Schematic Style of bichromatic walls and projecting baseboards. At the other extreme, the final stratigraphic series of the colony allow us to place in a historical moment, very tight in time, the end and abandonment of the colony from the uprising of Galba in AD 68. C. and the advent of the Flavian dynasty
Sesión 2 181
16
1Director de la cátedra Galiay de la Institución Fernando el Católico de la Real Academia de San Luis postdoctoral Beatriz Galindo, Universidad de Zaragoza y Ministerio de Educación
LA COLONIA VICTRIX IULIA LEPIDA CELSA: ESTADO DE LA CUESTIÓN
ABSTRACT
Miguel Beltrán Lloris1, Antonio Mostalac Carrillo2 y Paula Uribe Agudo3
182 V
Figura 1. Ínsula VII, Casa de Hércules. Gran triclinio con Hércules según el modelo lisipeo y el jabalí de Erimanto. Pinturas del II Estilo. Museo de Zaragoza. Sección Colonia Celsa. Fot. J. Garrido.
Queda despejado en el momento presente el capítulo correspondiente al horizonte ibérico de Kelse (fase I) (200-69/65-50 a. C.), que se ignoraba hasta ahora y que viene ilustrado de forma especial por los restos del Ibérico Reciente puestos al descubierto en los niveles inferiores de la ínsula II (fase II) (circa 69-65/50 a. C.), que documentan una ocupación del espacio ajustada a los cánones de Roma, tanto en la modulación y trazado de la ínsula como en la disposición de los distintos espacios, ilustrando un fenómeno análogo al conocido en Salduie, o Kontrebia Belaiska y situando en un horizonte anterior al establecimiento colonial, la primera conformación itálica del espacio. En un momento muy preciso de este periodo se sitúa la emisión de las series bilingües de la ciudad, CEL/Kelse (circa 49-44 a. C.), consecuentes a las emisiones ibéricas de Kelse y que obedecen a un signifcativo acontecimiento ciudadano.
2. HACIA UNA SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA
Sesión 2 183
La fase III corresponde al establecimiento colonial por parte de M. Aemilius Lepidus, en el año 44 a. C, durante el segundo mandato, que se manifesta en las disposiciones defnitivas de las ínsulas I (nivel 1.1, 2.1, 2.2) y II (nivel 2, 2.1). A partir de ese momento hay una evolución constante en la conformación de espacios en la ciudad, defniéndose determinadas unidades domésticas en la ínsula I y adoptándose el espacio defnitivo en la ínsula II.
1. INTRODUCCIÓN
Figura 2. Vista aérea de los restos excavados. En primer término, la ínsula II, al fondo, la ínsula VII. Fot. Museo de Zaragoza.
1989-90), además de numerosos informes preceptivos de las diversas campañas de excavación llevadas a cabo, así como las líneas principales del Plan General sobre las actuaciones en el yacimiento (Beltrán 2003: 462-481).
La reciente puesta al día de las estratigrafías de la ínsula II, permite una reconsideración general de las secuencias estratigráfcas obtenidas hasta la fecha, adecuando los conocimientos derivados de las emisiones monetales de la colonia y los acontecimientos históricos relacionados con la ciudad, permitiendo trazar un detallado panorama entre el s. II a. de C. y los primeros años de la dinastía favia, periodo que corresponde al desarrollo del asentamiento ibérico de Kelse y al fnal efectivo, por abandono, de la colonia de Lépido.
Las excavaciones sistemáticas de la Colonia Celsa se iniciaron en el año 19761 por el Museo de Zaragoza, habiéndose desarrollado ininterrumpidamente hasta el año 1986, con intervenciones puntuales en fechas posteriores relacionadas con trabajos de conservación y comprobaciones estratigráfcas concretas, como las llevadas a cabo en los años 2002, 2008, 2011…. especialmente en la ínsula II. En el transcurso de los años se han publicado las memorias de excavación correspondientes a la ínsula I (Casa de los Delfnes) (Beltrán et alii 1984; Beltrán, Aguarod et alii, 1998; Mostalac, Beltrán 1994) y se encuentra en prensa la ínsula II (Beltrán, Mostalac, prensa a), cuyas conclusiones permiten ahora dibujar un panorama más preciso de la seriación estratigráfca del yacimiento, así como un mejor conocimiento de la arquitectura de servicios. Se han publicado además trabajos de síntesis en forma de guías del yacimiento (Beltrán 1997), interpretaciones generales del desarrollo de la colonia (Beltrán 1990; Beltrán, Mostalac 2008), una introducción a la arquitectura doméstica (Beltrán 1991) y trabajos de síntesis sobre la pintura mural (Mostalac 1994; Mostalac, Beltrán 1996), una breve monografía sobre la cultura material mas sobresaliente expuesta en la Sección de la Colonia Celsa del Museo de Zaragoza (Beltrán 1998), y determinados aspectos relevantes de dicha cultura, referidos sobre todo a las cerámicas de paredes fnas (Mínguez 1991-92) o la cultura funeraria (Mínguez
Desde ahora asistimos al crecimiento de la colonia de acuerdo con sus posibilidades económicas y sociales, según manifesta la evolución particular de cada uno de los ámbitos conocidos. En el año 36 a. C., con la caída en desgracia de Lépido, la colonia sustituyó (o añadió) un ultimo apellido, como cuentan las monedas, el de Celsa, resucitando el antiguo nombre ibérico: Colonia Victrix Iulia Celsa, acontecimiento que hasta el momento no ha tenido refejo en la cultura material registrada. En todo caso la etapa de Augusto signifca un momento de evidente progreso en la colonia, como evidencia el viario, cuyo trazado de tierra viene siendo sustituido de forma sistemática por el de piedra (viae stratae), hacia el cambio de Era (VIAIV-2/1.4). Desde dicho momento el
Para entender el contexto de esta situación hay que tener en cuenta el levantamiento de Galba en el año 68 d. C. y la etapa de reorganización ciudadana que sigue a dicho momento, impulsada por Vespasiano, en la que ya no se contó con la vieja colonia de Lepido, cuyos intereses fueron absorbidos claramente por la colonia de Augusto, Caesaraugusta, fundada en el año 14 a. C.
Son especialmente signifcativos los niveles 7.1 (ínsula I) y 4.2 (ínsula II), que indican el abandono y expolio de dichos espacios, incluidos los viarios circundantes. Las últimas precisiones obtenidas a partir de un mejor conocimiento de las cerámicas y una ampliación del espectro dado a conocer inicialmente (Beltrán et alii
3. LA IMPORTANCIA DE ALGUNOS MARCADORES DE LA CULTURA MATERIAL MUEBLE
Así se comprueba como la presencia de la cerámica de barniz negro en las UE de la fase II corresponde al modelo
Las estratigrafías de Celsa permiten observar el comportamiento de algunas de las especies cerámicas mas signifcativas (Beltrán 2020), tanto en lo relativo a su momento de aparición y densidad de presencia como en lo referente a las precisiones cronológicas, vitales para la ordenación temporal de las distintas unidades estratigráfcas.
soporte estratigráfco viene dando trabazón a la evolución urbana, ajustada sobre todo a los espacios domésticos, que son los documentados.
184 V
1984; Beltrán y Mostalac 1998), nos permiten ahora situar dicho momento en torno a los años 68/69 d. C., encadenado con el del abandono y expolio defnitivo de otros espacios de la colonia (calle XII-2/7.3), que culmina en los primeros años de la dinastía favia (69-75 d. C.).
Figura 3. Cuadro sinóptico general del desarrollo de la Colonia Lepida Celsa desde sus antecedentes ibéricos hasta el momento fnal.
Los niveles de época de Tiberio, registran una serie de cambios signifcativos en la fsonomía urbana, como se comprueba en la reunifcación de la gran «Casa de los Delfnes» (ínsula I: Casa C), y los reajustes de espacios en la ínsula II (viviendas IIIA-B y IIIFb), evidenciados en el tratamiento especial de los triclinios de las viviendas IIID.2 y IIIFb, la independización de las tabernae IIID.1, la clausura de la molinería IIIEa o el aterrazamiento de las casas almacenes IIIC.1 y IIIC.2, entre otros síntomas. Se producen además determinadas intervenciones en los viarios, que, al tiempo que marcan la evolución de las calles y su proceso de mantenimiento, ofrecen importantes fechas para la introducción de determinadas producciones cerámicas, como la tsg, cuya pauta puede seguirse a través de las estratigrafías celsenses, desde el reinado de Calígula (COMPIII-1/4.1).
Sesión 2 185
4. LA ÍNSULA II. UN MODELO DE HETEROGENEIDAD FUNCIONAL
En lo relativo a la tsi, una de las especies cerámicas más representativas en el mercado de Celsa, su momento de presencia en la colonia resulta posterior a la fecha de su fundación (fase III: 44 a. C.), de acuerdo además con la cronología de los centros productores, que no rebasa el año 40 a. C., (fase A, de Oxe, Comfort, Kenrick: 4020/15 a. C.?). Sin estratigrafías de dicho horizonte en Lepida-Celsa, son las conclusiones del corpus de sellos conocidos (380 ejemplares), los que marcan la pauta, con solo el 7,4 % del primer Periodo A (40-20/15 a. C.), que evidencian una débil penetración de Arezzo, siendo sobresaliente el incremento en el Periodo B (clásico/ avanzado: 20 a. C.- 15 d. C.), con un porcentaje de 70 % y el descendimiento en el Periodo C (12 %) (15-50 d. C.), haciéndose anecdótica en el Periodo D (2%). Estas conclusiones se confrman también en el aspecto formal y tipológico, quedando como el momento de introducción de la tsi en Celsa, el lapso comprendido entre los 40/30 a. C., con un predominio manifesto de las producciones de Arezzo y de Ateius y Rasinius (56 %) frente a otras procedencias. El punto álgido se sitúa en época de Augusto, con disminución en la etapa de Tiberio y escasa presencia de productores activos en la de Claudio. Entre los más tardíos se cuenta Cn. Ateius Amarantus (30-75 d. C.), y el más avanzado y único, Sextus Murrius P(¿isanus?), activo entre el 60-150 d. C. (Oxe, Comfort, Kenrick 2000: 281 y 1213), que marcan una fecha avanzada en el nivel de abandono de la ínsula VII (circa 60-70 d. C.). Por otro lado, la totalidad de la tsg de Celsa procede de La Graufesenque (Beltrán 1998: 290 ss.; Mínguez 2005: 111), al igual que ocurre en los mercados de Caesaraugusta o Ilerda. El nivel más antiguo con presencia de tsg, es el 5 (ínsula I: 41-45/48 d. C.) (Beltrán et alii 1998a: 714 ss.), compartiendo el espectro con la tsi y presencia testimonial de la cbn Con la ausencia de tsg en el nivel 3.1 (30-37 d. C.), el
5. UN SISTEMA VIARIO DE PRESTIGIO
En el cambio de Era, en el primer decenio se produce de forma sistemática la dotación de viae stratae (sin cloacas), con aceras paulatinas, en toda la colonia, como ha documentado la Vía IV-2, fenómeno que sitúa a la colonia en un lugar de prestigio urbano, que ni siquiera llegará a asumir la capital del convento jurídico caesaraugustano, cuyo viario solo se dotó de pavimentos duros en un momento posterior y parcialmente. Esto dice
que hemos defnido a partir de la Cabañeta (cbn A: 36,04 %; cbn B: 65,11 %) que manifesta para los inicios del s. I a. C., una paridad en la presencia de la cbn A y B, evidenciando una clara dependencia del eje de difusión a través de Emporiae, de infuencia litoral y valle del Ebro.
El resultado fnal del análisis de la ínsula II (Beltrán, Mostalac, prensa a), presenta un panorama muy dinámico y lleno de imbricaciones sociales, a través del cual podemos seguir el progreso de los primeros habitantes de la ínsula, cuya asignación de espacios se produjo desde el primer momento (c. 69-70 a. C.), comprobándose un evidente progreso y bienestar traducido en la mejora de los espacios asignados dentro de una escala social muy ajustada económicamente, que nos sitúa en la fgura de los colonos de nivel medio, asociados a negocios de producción de bienes de consumo de primera línea, como los relacionados con los establecimientos panaderos localizados en la ínsula (espacios IIIC.3 y IIIE), presumiblemente gestionados por libertos. Esta atomización de los espacios, con dos viviendas testudinadas, una casa de patio, nueve tabernae, un pistrinum (Beltrán 2020 a), una caupona y un notable espacio comercial, contrasta con el registrado en la vecina ínsula I, en la que, en la etapa de Tiberio, asistimos a la reunión de las unidades domésticas prexistentes en una gran mansión de 1200 m2, que hemos relacionado con el liberto L(ucius) Licinius At(¿ticus?), cuya gens licinia, desempeñó un signifcativo papel en la historia de la colonia.
momento de penetración podría situarse en el reinado de Calígula (37-41 d. C.) y el inicio de Claudio (41-54 d. C.), como confrma el nivel 4.2 de la ínsula II (compitus III-1), ya citado, con tsi y ausencia de tsg. Debe anotarse la fuerte competencia de la tsi, según los niveles 7/4.2 con proporción de 67 % (tsi) y 29 % (tsg). Otro marcador importante, la tsh se documenta a partir del comienzo de la dinastía favia (nivel VIAXII/7.3) (Beltrán, Mínguez 2012: 270 ss.), en los primeros años de Vespasiano (69/75 d. C.), comprobada su ausencia en los niveles 7 y 4.2 (60-68 d. C.) (Beltrán et alii 1998: 722). Estas conclusiones coinciden con las anotadas en Emerita Augusta desde la época favia (Bustamante 2014: 412) y vienen corroboradas por la presencia de las producciones de Caius Iulius Sabinus (Drag. 37 a), cuya actividad se sitúa entre los años 70 y 90 d. C. (Hartley, Dickinson 2009: 355) y se respalda además por otro marcador, los vidrios Isings 12 de fondo umbilicado que también caracterizan las estratigrafías a partir de los años 69/70 d. C.2
Figura 4. El proceso de presencia de los principales fósiles cerámicos presentes en la colonia Lepida Celsa.
186 V un medianum (52 m2); b) modelo de atriolo articulador de espacio (100 m2); c) triple espacio de representación + hortus (237 m2). A continuación, las casas de espacio abierto en su manifestación más simple, la casa de patio, como la cerrada, constituyen las fórmulas más antiguas en el solar de Kelse/Lepida, alternándose en su práctica en función del espacio disponible y la calidad de este.
6.1. Primer estilo «esquemático»
6. ARQUITECTURA DOMÉSTICA
Hasta el momento solo se ha investigado, parcialmente, una vivienda de atrio toscano («Casa de Hércules»), ahora en revisión, con el añadido, en época de Augusto, de un peristilo, ocupando la mayor parte de la Insula VII. Un último apartado de viviendas indeterminadas, estudiadas en la ínsula II, en las plantas superiores de ciertos establecimientos comerciales, introduce un apartado inédito, también muy inseguro en su morfología.
Figura 5. Los distintos espacios de la ínsula II en un momento de la fase III (circa 10 -14/15 d. C.); IIIA + IIIB, Casa testudinada; IIIC.1, 2, almacenes; IIIC.3, pistrinum; IIID 1, tabernas; IIID.2, casa testudinada; IIIE, molinería; IIIF, casa testudinada; IIIG.1, área comercial; IIIG.2, caupona. Según M. Beltrán.
Los restos más antiguos localizados hasta el momento en Kelse/Lepida corresponden a un tipo de revestimiento muy singular. Se trata de las «paredes bícromas con zócalos salientes» acompañadas de pavimentos de «terrazo blanco». Este tipo de sistema compositivo,
mucho del singularísimo papel que alcanzó en la etapa augustea la vieja colonia de Lépido, heredera de la mejor tradición de César, transmitida a partir de la fgura de Lépido y de su círculo clientelar, que queda patente, entre otros rasgos que habrán de sumarse a los conocidos, en el notable papel que representa la fgura del toro en su sistema monetario. El toro de Cesar, que será asumido por las principales cecas del conventus caesaraugustanus, en un papel en el que el prestigio de su heredero natural, Augusto, no pasa desapercibido.
Ya se han defnido los términos generales de la arquitectura doméstica de Celsa (Beltrán 1991; Uribe 2015: 168294), en cuyo resumen arrojan un neto predominio las tabernae (pergulae), por mas que su tipología siga siendo completamente imprecisa. Sigue en importancia la forma de vivienda cubierta, testudinada, hasta el momento la aportación mas singular de la arquitectura doméstica de la colonia, que en la ínsula II se evidencia en torno a tres distintas fórmulas de desarrollo, demostrando la versatilidad de estas viviendas adaptadas a unos niveles sociales muy precisos: a) fórmula tripartita en torno a
Figura 6. Las calles II-1, VIII-1 (con tres superposiciones) y XII-2. Fotografías: M. Beltrán.
Sin duda, el eclecticismo romano desvirtuará, en parte, la relación existente entre las paredes con zócalo saliente y los sistemas del I estilo estructural, asimilando y convirtiéndolo en un revestimiento puramente funcional, económico y relacionado con la arquitectura en general a partir de Augusto4. Funcionalmente la utilización de estos revestimientos en ambientes domésticos, como antecámaras y alcobas, fue usual. Sin embargo, a partir de época imperial adquirirá una función distinta de la descrita. Lo veremos en fachadas de edifcios, zonas de almacenamiento, letrinas, pasillos y zonas muy transitadas dónde los roces y desperfectos derivados de golpes fortuitos afectaban a las zonas bajas de los muros. Era más económico rehacer la parte baja de la pared que todo el muro en su integridad. Por poner un ejemplo sobre su aceptación, de 700 inmuebles muestreados en el recinto urbano de Pompeya, el 12 % tenían, al menos, una estancia con este revestimiento parietal (Mostalac y Beltrán 1994:63- 66).
Figura 7. Los distintos tipos de casas presentes en la colonia a lo largo de su historia.
En Kelse en la fase general II (período ibérico reciente), el zócalo saliente se sitúa en la ínsula I, en la primera mitad del siglo I a. C.; hacia los años 70/50 a.C., en niveles de la fase II, ínsula II; y también con cronologías similares en la fase antigua de la ínsula VII. En el segundo cuarto del siglo I a. C., el fenómeno descrito en Kelse se constata
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cronológico de su desarrollo comprende desde el fnal del siglo III, hasta el I a. C 3.
puramente estructural, valora como elemento sustentante el zócalo, en resalte, sin rodapié, y la zona media de la pared como zona sustentada, generalmente blanca, que soporta el cuerpo de cornisas del que arranca un techo plano o abovedado. El zócalo puede ser rojo, negro o azul y una altura entre 0,75 /1 m.; la zona media, generalmente lisa y blanca, con cornisas sin astrágalos y coronada de cimas directas. Asociado al I estilo estructural y conocido en ambientes helenísticos se presenta como fundamental en yacimientos de Delos (Bulard, 1908: 99, nota 1), Sicilia (Toscano y Limoncelli 2011: 227-240. La Torre 2020:123-134), o Pompeya (Mau 1882: 33), (Mostalac y Beltrán 1994: 63-66 y Mostalac prensa a). El arco
igualmente en la vecina Salduie (Beltrán y Mostalac 2008: 115), en donde está atestiguada la presencia de itálicos conviviendo con población indígena (Estrabón III, 2, 15). Sin embargo, la llegada a la península de nuevos sistemas compositivos pertenecientes al II estilo desplazará a espacios domésticos de segundo orden este tipo de revestimientos. Las composiciones con paredes bícromas y zócalo saliente serán sustituidas por las producciones pictóricas de la fase IC/IIA del II estilo, corriente estilística que comprobamos en Kelse/Lepida Similar datación constatamos en las decoraciones pictóricas halladas en las excavaciones de «Las canteras del puerto» de Tarraco (Mostalac y Guiral 2020: 29-58).
Las ínsulas I y VII han conservado interesantes restos, pudiendo restituir una buena parte de las decoraciones originales, que muestran el gusto de los clientes y las tendencias y paleta de colores que llegan a Kelse/Lepida y Salduie. En el conjunto destacan los sistemas compositivos con arquitecturas y diseños de muros cerrados; o sea, con ausencia completa de aberturas ópticas para amplifcar el espacio. Ello defne las composiciones resultantes que admiten elementos arquitectónicos como fustes, capiteles y entablamentos en la zona media de la pared, zócalos macizos con lastras marmóreas simples y zona superior con frisos ornamentales de los que arrancan los diversos cuerpos de cornisas. Los espacios resultantes de la zona media se rellenan con ortostatos y en los espacios de los interpaneles se disponen los fustes generalmente acanalados con capiteles corintios. En la paleta de colores destaca la utilización de un color muy preciado y costoso como es el rojo cinabrio y de otro muy característico
La aparición de la fgura humana en decoraciones del II estilo a partir de los años sesenta del siglo I a. C., convertía a la pintura de Kelse/Lepida en una manifestación precoz de dicho fenómeno en la pintura provincial. Si las recientes pinturas de Arlés con bellas megalografías se corresponden con la datación propuesta por sus excavadores en el segundo cuarto del siglo I a.C., habría que remontar, en unas décadas, la antigüedad de la aparición de la fguración respecto de la decoración hispana (Rothé, Boislève y Barberán 2017: 43-76).
Figura 8. Ínsula II. Fragmento de zócalo saliente fase II. Casa III D.2. Ínsula I. Casa B, estancia 17. Revestimiento parietal con I estilo «esquemático». Museo de Zaragoza. Sección Colonia Celsa. Fotografía: A. Mostalac.
pinturas conservadas del II estilo, destacan como novedad las referencias a paredes con sistemas cerrados, la arquitectura teatral y la introducción de la fgura humana. Las escenografías teatrales representadas en la Casa de Hércules hacen referencia no a la imitación de una scaena frons pétrea, sino a una scaena versilis propia de un teatro lígneo; o sea, a un telón móvil para el que no conocemos ejemplos en la actualidad.
188 V como es el verde derivado de la celadonita (Groetembril, 2021: 161-171). En el repertorio ornamental sobresale la utilización de ménsulas con cariátides y atlantes, pétalos de loto arqueados con fores cuadripétalas, roleos, bastones encintados, tirsos vegetales, capullos forales, molduras de enmarque, y, en ocasiones, despieces de sillares a soga y Detizón.las
Otro rasgo relevante en la iconografía de la pintura de Kelse/Lepida, ya apuntado al hablar de los revestimientos bícromos, es el profundo infujo que el mundo helenístico aportó al círculo de talleres de la casa de Hércules. Si entresacamos la fgura del Héroe del pinax de la pared norte del oecus triclinar de la ínsula VII, y lo
6.2. El segundo estilo (Colonia Victrix Iulia Lepida)
Lo dicho precedentemente permite suponer, que la llegada a Hispania de decoraciones del II estilo se efectúa en el tránsito de las fases IC/IIA del II estilo, o sea, entre los años 60-40 a.C., período de máxima expansión de este estilo pictórico.
Figura 9. Ínsula VII, Casa de Hércules. Gran triclinio con los trabajos de Hércules: episodios de los pájaros del lago Stínfalo, la cierva de Cerinia, y la Hidra de Lerna. Pinturas del II Estilo. Museo de Zaragoza. Sección Colonia Celsa. Fotografía: J. Garrido.
Pavimentos de «cocciopesto teselado» o terrazo blanco entrarán en contraste con decoraciones de cubiertas en «relación continua» encerrando representaciones de: Hércules bibax, Nereidas, Venus, Tritones etc. Pero, sin duda, en estos momentos, si hay una parcela de la sintaxis decorativa que brillará con luz propia es el repertorio ornamental que, desde un punto de vista formal, estará en constante evolución y marcará pautas cronológicas de
6.3. El III estilo (Colonia Victrix Iulia Celsa)
6.4. Cornisas estucadas
gran interés: fletes triples (abandono de color morado interior por el verde), puntos en los ángulos de los trazos de encuadramiento, escuadras de albañil rellenas de color, capullos de loto, roleos vegetales, motivos en «V» o cordiformes, motivos de 5 puntos, fores cuadripétales, caras mofetudas (antiguas máscaras lunares), tirsos, guirnaldas y un largo etcétera.
En este panorama general, las pinturas procedentes del triclinio de la Casa IIID.2, 9, de la Ínsula II, corresponden a la primera manifestación del III estilo de Celsa y datado entre los años 10-14 d.C., o sea, a fnales de Augusto. Su paralelo más cercano es la Casa dei Bronzi (VII, IV, 59), o Casa dei Pareti Nera de Pompeya (Staub 2000:14-82).
Figura 10. III Estilo, ínsula II, Casa IIIF, 5, triclinio. Restitución, según los restos conservados. Según A. Mostalac.
comparamos con la estatuaria de Lisipo, y concretamente con su Hércules broncíneo, resalta el patente y profundo infujo que la escultura debió de producir en la pintura mural (Moorman 1988). La concomitancia en los esquemas compositivos utilizados en ambos ejemplos y el tratamiento gestual de dichas creaciones artísticas, reiteran por segunda ocasión la ya detectada infuencia helenística de los talleres llegados al territorio de Kelse en la primera mitad del siglo I a.C. (Mostalac 1994: 4-11. Mostalac y Beltrán 1996: 239-259).
Respecto de los pavimentos, éstos se presentan en cinco modalidades: De tierra pisada fortalecida con yeso, de gravilla, terrazo blanco liso o teselado, cocciopesto teselado y solo teselado. Los decorados son de gran ayuda en la compartimentación espacial y distribución orgánica de las habitaciones. En primer lugar, el tipo de suelo característico de este momento es el terrazo blanco y el cocciopesto teselado, distinto del opus signinum. Generalmente las decoraciones conservadas responden a cubicula, triclinia o grandes salones triclinares. El más completo, y que requiere comentario específco, es el gran salón triclinar 1 de la Casa de Hércules con
La llegada del III estilo supone un cambio sustancial en el concepto pictórico y decorativo de la arquitectura romana en general y, fundamentalmente, de la doméstica de Celsa. Estos profundos cambios de los sistemas compositivos, paleta de colores, repertorios ornamentales y sintaxis decorativas van a llegar a la colonia entre fnales de Augusto y comienzos del reinado de Tiberio (10/1425 d.C., fase IC de Bastet y De Vos para Pompeya). Los ejemplos se reparten de manera bastante uniforme por las diferentes estructuras domésticas y viales: Ins.I, Casa C hab. 12 y 14., Ins. I., Ins. II, Casa IIID.2, 9, Ins. VII, Casa de Hércules. Ins. VIII, Casa de San Luís y Calle III. En los restos conservadas, techos, paredes y suelos buscan defnir e identifcar la función de las estancias aplicando criterios diversos de acuerdo con la nueva tendencia estética. Las composiciones seguirán el principio general de la pintura romana en cuanto a la tripartición vertical, pero licencias propias de la evolución estilística matizarán la cronología de las composiciones. El III estilo llega en un momento en que la sobriedad de la paleta de colores, las monocromías en color negro hermético y el miniaturismo del repertorio de motivos decorativos da paso a un aperturismo cromático, a un repertorio de ornamentos nuevos y distinto y a una articulación diferente. La trilogía, rojo, negro y blanco va a desplazar monocromías y composiciones precedentes. Comprobaremos como de la zona media a la superior los candelabros estilizados circularán sin solución de continuidad; los zócalos moteados imitando texturas del granito serán muy aceptados y las zonas superiores, generalmente blancas, dispondrán fnas arquitecturas conformando pabellones de variada tipología con cimacios lésbicos heredados de fnales del II estilo. La zona media, surcada por ortostatos e interpaneles, admitirá pabellones con arquitecturas más robustas surcadas por ornamentos variados. Las cubiertas insistirán en defnir las funciones de las habitaciones resaltadas indistintamente en suelos, paredes y techos.
6.5. Pavimentos
Este apartado es el menos conocido y divulgado de la cultura material del yacimiento. Recientemente hemos dado a conocer algunas cornisas formando parte de una incipiente tipología de este tipo de restos en Aragón (Guiral, Iñiguez, Lobera y Mostalac 2020: en prensa). El elevado número de plantillas recuperadas da idea de la importancia de este elemento decorativo en Kelse/Lepida/ Celsa. Noventa modelos de plantillas diferentes, algunas de ellas con apliques plásticos, acompañan la historia de la pintura mural de este yacimiento arqueológico.
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6.6. Talleres y circuitos de penetración
7. GALBA Y EL INICIO DE LOS FLAVIOS: EL ABANDONO DE LA COLONIA
la iconografía del Héroe que da nombre a la domus. En ésta la decoración pictórica divide la estancia en 1/32/3, o sea, el primer tercio de zona de deambulación y el resto para los comensales. Esta compartimentación se ve acusada en la cubierta mediante techo plano en el primer tercio y abovedado en el resto. Sin embargo, surge una disfunción en el pavimento: la compartimentación es 1/21/2 en vez de 1/3-2/3. ¿Fue una anomalía? ¿El diseño del programa decorativo no se concibió de forma unitaria? ¿Unos cartones siguieron patrones conservadores y otros progresistas? O, por último: ¿El taller musivo era regional y el pictórico itálico? Sobre estas circunstancias ya hemos expuesto la problemática general en el valle medio del Ebro a cuyas conclusiones remitimos al lector (Guiral y Mostalac 2011: 597-609).
Figura 11. Ínsula VII, Casa de Hércules, cubículo triclinar. Pavimento de terrazo blanco teselado. Fotografía M. Beltrán.
190 V Lepore 2020: 213-222), o Licata (Toscano 2020: 135139, Figs. 2-4). Más lejana, pero también en el mismo circuito, deberemos incluir a la citada Delos. De estos centros parte y llega un tipo de revestimiento que, por el momento, no está atestiguado con seguridad en niveles arqueológicos tardorrepublicanos en Hispania, excepto en Salduie (Zaragoza).
En el momento presente, desde el contexto estratigráfco, hay dos hechos incontrovertibles. Las fechas que proporcionan los niveles más modernos de Celsa que encadenan entre si fenómenos muy evidentes (niveles INSI/7, INSII/4.2: 60-68 d. C.; VIAXII/7.3: 69/75 d. C.), con dataciones interdependientes y unidas a diversos hechos diferenciales que ayudan a entender el contexto en el que se producen. De un lado una serie de evidencias relacionadas con el abandono sistemático de la ciudad: reaprovechamiento de los materiales arquitectónicos, en forma de desmontaje de muros hasta los cimientos (Casa de los Delfnes), expolio de suelos duros (atrio de la Casa de Hércules), quicios metálicos de las puertas arrancados, ausencia de tegulae o acumulación de ladrillos para su traslado. Todo ello unido a fenómenos particulares, como hogares secundarios sobre pavimentos duros, o a la entrada de la vivienda, que parecen ligados al proceso de expolio y reaprovechamiento de materiales. Estos son
En diversas ocasiones hemos tratado de la presencia de talleres itálicos trabajando en yacimientos aragoneses de época republicana tardía y, en concreto, de la colonia Celsa. Los contactos estrechos con la Gallia Narbonensis, yacimientos como Glanum, o el posible infujo de talleres campanos ya han sido puestos en evidencia. Sin embargo, un estudio más profundo de las paredes bícromas con zócalos salientes abre una vía no explorada hasta el momento: la infuencia de las corrientes culturales helenísticas llegadas desde el sur. Nos referimos a la región de la Apulia y la isla de Sicilia, con yacimientos singulares como Agrigento (Lepore 2019- 2020: 29-31;
Esta diferencia de horizontes cronológicos, que resalta la estratigrafía, afecta a dos áreas ciertamente concretas. La parte alta de la ciudad, ínsulas I y II con el abandono y expolio en torno al 68 d. C., y una zona mas baja, representada por la ínsula VII, en la periferia meridional del recinto urbano y algunas de las calles adyacentes (Calle XII-2) (Beltrán, Mínguez 2012), con el nivel mas moderno, que deja ver un proceso de abandono y expolio sistemático en dos momentos consecutivos, que se inicia hacia los años 68/69 y culmina durante los primeros años de Vespasiano.
En la ínsula VII se perflan diversas unidades domésticas. De ellas ya hemos publicado breves noticias, relativas a las denominadas «Casa de la Tortuga», «Casa del Emblema blanco y negro» y «Casa de Hércules». De la primera y de la última faltan todavía espacios por conocer, notablemente un gran hortus que parece abrirse en la parte oriental de la testudinada «Casa de la tortuga» y los espacios ubicados en la misma zona de la «casa de Hércules», cuya atribución al modelo de atrio toscano estamos revisando. Por otra parte, resta también por analizar el espacio entre las casas de la «Tortuga» y del «Emblema», también de atrio testudinado, que componen la «unidad 4», conocida parcialmente. La especial conformación de la ínsula y la disposición de las viviendas ha dejado en su conjunción determinados espacios muertos, que debieron servir como pozos de luz secundarios afectando a las cuatro viviendas de la ínsula. Se trata del gran espacio 41 y los ambientes menores, de planta triangular, 5, 52 y 53, cuyas seriaciones estratigráfcas, por documentar las primeras fases de la colonia (Fases I y II), son sumamente importantes.
8. PROGRAMACIÓN DE FUTURO: LA RENOVACIÓN DE LAS EXCAVACIONES Y DEL PROCESO INVESTIGADOR
No se registran estratigrafías que rebasen los primeros años de Vespasiano, ni en el conjunto ciudadano de la colonia ni en la periferia que se conoce, por ejemplo, debajo la actual población de Velilla de Ebro, situada sobre el río en las terrazas bajas, lo cual hace difícil pero no descartable, pensar en la traslación de la población a un enclave distinto del actual durante la etapa favia. Si que hay, además, una serie de hechos diferenciales que apuntan a una pérdida del valor territorial y estratégico de la colonia en dicho momento a favor de Caesaraugusta, en los que ahora no insistiremos, pero que se unen a los ya anotados a favor del abandono sistemático y no violento de la ciudad, que de momento no obedece a causas económicas o catástrofes naturales, ni al simple agotamiento del modelo ciudadano.
rasgos que se suman a los normales constatados en el progreso de una ciudad, en forma de basureros viarios, invasión de zonas públicas por los privados, etcétera, que junto a las viviendas abandonadas componía una imagen de «ciudad en ruinas» aparente entre los años 68-70 d. C., consecuentes al alzamiento de Galba en la Hispania Tarraconense.
Por otra parte, independientemente de las ínsulas I y II cuyas plantas y resultados científcos ya están disponibles, se ha acometido la fnalización de la excavación de la ínsula VII5, que presenta características urbanas ciertamente especiales, por conformarse un espacio triangular, fruto de la confuencia de varias arterias, en la que se observa, respecto de la retícula ciudadana conocida, una importante diferencia en la orientación de las vías X 3-4 y XII-2 que delimitan la gran ínsula triangular, cuyo trazado anómalo responde sin duda a importantes cambios operados en el urbanismo de la colonia, provocados con toda probabilidad a partir de determinadas reformas en la zona pública de la colonia, todavía desconocida.
Figura 12. Calle XII. Índice de presencia de materiales cerámicos y vaso de tsh (Drag. 29).
Se han trazado, independientemente de la gestión cultural del yacimiento, dos líneas de investigación a desarrollar con un doble objetivo. De una parte la defnición de estructuras ocultas (red viaria de la colonia) mediante los sistemas de teledetección actuales con la fnalidad de poder trazar la presencia de calles y las grandes líneas del urbanismo de la colonia, tanto para seleccionar las zonas de intervención futura en lo relativo a la excavación programada de dichos restos, como para poder acercarnos al urbanismo de la ciudad con mas exactitud, mediante vuelos fotogramétricos mediante dron con sensores multiespectrales y térmicos. Se ha previsto igualmente la generación de nuevas planimetrías y cartografía georreferenciadas mediante la red de geodesia activa del Gobierno de Aragón (ARAGEA), recogiendo y actualizando la información ya generada hace años, así como generación de modelos 3D y ortofotos de determinados espacios arquitectónicos.
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Figura 13. La Ínsula VII tras las excavaciones del año 1986. Fotografía: Ayuntamiento de Velilla de Ebro.
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Está presente en la casa de Augusto, en la habitación contigua a la estancia con decoraciones del II estilo esquemático.
1 _ Véase la historiografía detallada de los trabajos en Beltrán, M., 1998: 7 ss. y Beltrán et alii, 1984: 9 ss.
5 _ Los trabajos de campo, relativos a esta ínsula, han sido reanudados en octubre de 2021 por un equipo interdisciplinar formado por: Dr. Miguel Beltrán Lloris y Dra. Paula Uribe Agudo, en calidad de directores de la intervención; Dr. Antonio Mostalac Carrillo y Dra. Lara Íñiguez Berrozpe encargados del diagnóstico del estado de conservación de las estructuras y pinturas murales de la Casa de Hércules y, fnalmente, Dr. Manuel Bea Martínez quien ha realizado la revisión de la cartelería del yacimiento. Los trabajos han sido fnanciados por el Gobierno de Aragón. Gracias a esta fnanciación se ha podido contratar a los técnicos arqueólogos: Aurora Asín, Carlos Valladares y Alfonso Verge a través del Instituto de Patrimonio de la Universidad de Zaragoza y en colaboración con el Museo de Zaragoza y el Ayuntamiento de Velilla de Ebro.
2 _ Según las conclusiones de J. Á. Paz que ha estudiado la presencia de los vidrios en la colonia Celsa
Parello, M. C., Serena, M.). Ante Quem. Bologna, pp. 135-148.
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3 _ Este revestimiento no se recoge en Pompeya (Laidlaw 1985), ni en el reciente trabajo sobre el I estilo en el Mediterráneo Occidental (Lippi 2020:29440)._
RESUMEN
Autor de contacto/Contact author: Francisco Javier Gutiérrez González, info@arqueoguti.es
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EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA ZONA DE «EL PEDERNAL» DE BURSAO (BORJA, ZARAGOZA). CAMPAÑA DE 2021
Francisco Javier Gutiérrez González, Carlos Valladares Lafuente, Víctor Gil de Muro Eguizábal, María Pilar Blecua Roca Arqueólogo/a profesional
En el proyecto del ayuntamiento de Borja se pretende conciliar la investigación arqueológica con la puesta en valor y disfrute público de este rico patrimonio arqueológico. Por ello hemos retomado la excavación en el punto que quedó, recuperando las estructuras de la degradación de varias décadas de exposición a las inclemencias meteorológicas y proyectando una cubierta provisional que permita la investigación y conservación de los restos cuando se ejecute en próximas fechas.
The Borja city council project aims to reconcile archaeological research with the enhancement and public enjoyment of this rich archaeological heritage. For this reason we have resumed the excavation at the point that was abandoned, recovering the structures from the degradation of several decades of exposure to the inclement weather and projecting a provisional roof that allows conservation of the archaeological remains.
Paralelamente se ha documentado el muro de sillares que cierra la torre Pedernal por el noreste, comprobando que presenta la misma orientación que las estructuras romanas, por lo que planteamos su adscripción a esta fase histórica, quedando pendiente para próximas campañas unas primeras catas comprobatorias.
ARCHAEOLOGICAL EXCAVATION IN THE "EL PEDERNAL" AREA OF BURSAO (BORJA, ZARAGOZA). 2021 CAMPAIGN
PALABRAS CLAVE: Celtibérico; Romano; Altoimperial; Tardorromano; Viviendas; Opus tesellatum.
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At the same time, the ashlar wall that closes the Pedernal tower by the Northeast has been documented, verifying that it presents the same orientation as the Roman structures, for which we propose its assignment to this historical phase. This point will be verifed in future campaigns.
KEYWORDS: Celtiberian; Roman empire; Late roman; dwellings; opus tesellatum.
En estas primeras intervenciones de 2020 y 2021 se ha tratado de recuperar los restos ya exhumados y se ha comenzado a defnir el resto de las estancias que puedan confgurar una unidad de edifcación.
In these frst interventions of 2020 and 2021, an attempt to recover the archaeological site already exhumed has been made and the rest of the rooms that can confgure a building unit has begun to be defned.
En 1986 y 1987 se excavaron de urgencia varias estancias altoimperiales por parte de Isidro Aguilera, José Ignacio Royo y Fabiola Gómez. A pesar del evidente interés científco y patrimonial hasta ahora no se había retomado la investigación sobre estos restos mayoritariamente altoimperiales, pero en la que también se documentan niveles tardorromanos y se atisba debajo una etapa tardoceltibérica.
ABSTRACT
In 1986 and 1987, several roman high-imperial rooms were excavated by Isidro Aguilera, José Ignacio Royo and Fabiola Gómez. Despite the evident scientifc and patrimonial interest research on these archaeological evidences has not been resumed. Late Roman and Late Celtiberian levels are also documented.
Figura 1. Ortofoto del conjunto de estructuras detectadas en el Pedernal de Bursao.
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1. INTRODUCIÓN
de las cimentaciones de las viviendas que encontraban a su paso. En estas intervenciones no hemos localizado prácticamente ningún nivel antiguo, tanto por la escasa ocupación de estas zonas como por la poca incidencia en el subsuelo de las obras ejecutadas.
Figura 2. Planimetría de la campaña de 2021.
El ayuntamiento de Borja viene desarrollando un trabajo de conservación, y difusión de su patrimonio histórico, entendiendo que el esfuerzo invertido viene devuelto en sentimiento identitario de sus ciudadanos y en visitas turísticas que, año a año están incrementándose en la Traslocalidad.ladeclaración de su casco histórico como BIC se ha realizado el control arqueológico de diversas obras de urbanización como la calle Belén, calle Portaza, Plaza Planilla, Plaza Aguilar, etc., que han proporcionado restos de época moderna, fundamentalmente canalizaciones de las aguas pluviales llegadas desde la ladera del castillo que fueron encauzadas para evitar el deterioro
Tras alguna campaña efectuadas por un equipo de la Universidad de Zaragoza (Serrano et alii 2018), en la zona alta del cerro, el consistorio borjano decidió retomar los trabajos en la zona conocida como «el Pedernal» que estaba abandonada desde 1987 con el objetivo incrementar el conocimiento de la historia antigua de la localidad, así como de dotar de un nuevo punto de interés patrimonial y turístico al ya sobresaliente catálogo de monumentos del municipio.
Paralelamente a los trabajos de excavación hemos desarrollado una serie de visitas guiadas para difundir el yacimiento y explicar la campaña de excavación a los borjanos que llenaron todas las plazas disponibles con una excelente acogida.
Los muros se han visto deteriorados especialmente en aquellas partes de tierra encofrada que unen las partes elaboradas con grandes sillares de piedra de yeso, habitualmente situados en las esquinas, en jambas de puertas y en tramos más o menos equidistantes de esos puntos. Los umbrales de piedra de yeso también han sufrido la acción erosiva hasta el punto que de varios de ellos se han quebrado y requieren de una consolidación y especialmente de una cubierta de protección que asegure su conservación. Puntualmente se produjo un desplome del cortado superior de la ladera que depositó una notable cantidad de tierra, piedra y cañas en la esquina norte de la habitación 1. Para evitar que se repita esto hemos realizado una zanja en la terraza superior, que permita la evacuación de aguas lejos de la zona de intervención. Es esta estancia se localizó y extrajo en 1986 un mosaico de teselas negras y blancas, con formas geométricas y vegetales. El emblema central ya se perdió probablemente en época romana. Los fragmentos extraídos han permanecido almacenados en dependencias municipales hasta este otoño, en el que se ha comenzado a restaurar bajo el impulso del ayuntamiento de Borja. El objetivo fnal es instalarlo en el museo arqueológico municipal para el disfrute público, lo cual estamos concluyendo
en este mes de diciembre de 2021. Hemos realizado una primera fase de investigación sobre los motivos decorativos del mosaico, a cargo de Mª Pilar Blecua, que parecen indicar una cronología del siglo II d.C.
Figura 3. Sección con las estructuras localizadas y la torre Pedernal.
PorEbro.ello,
La ciudad de Borja está situada en el margen izquierdo del río Huecha. Y desde este lugar privilegiado controlaba no solo el acceso desde las estribaciones del Moncayo y el Buste, por este punto de aquí lo que se conoce como la Muela de Borja; sino que también controlaba la planicie que se extiende desde la cordillera del Moncayo hasta el río
3. MARCO GEOGRÁFICO
En junio de 2020 se realizó un primer acercamiento a los restos excavados en 1986 y 1987 (Gómez 1991), con el objetivo de comprobar el estado de conservación de los restos arqueológicos tras 33 años de exposición a las inclemencias del tiempo, al derrumbe del cortado superior de la ladera y al ocasional vandalismo.
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2. METODOLOGÍA Y OBJETIVOS
Figura 4. Propuesta de cubierta en proceso de diseño.
Mucho antes de los romanos o los celtiberos, durante la prehistoria, el río Ebro no estaba tan encajada como ahora, y creaba meandros a su antojo, convirtiendo sus zonas aledañas en pantanosas e insalubres. Por eso, desde la zona que hoy es Magallón, los habitantes trataron de asentarse en tierras más fértiles y estables. No obstante no será hasta en torno al año 600 a.C. cuando en el Cerro Esquilar se sitúa un poblado de la I Edad del Hierro. Más tarde, sobre este cerro se asentará la Borja celtibérica, conocida como Burzau, que además se extenderá por partes del cerro de la Corona, el Pedernal y la Romería. En cambio, en época romana altoimperial, se comienza a abandonar los cerros, sobretodo el del Esquilar, para trasladarse a zonas más llanas como los polígonos del Pedernal o la Romería, con una situación más favorable para unas casas más amplias como son las de época romana. Posteriormente, en los momentos de crisis de fnes del siglo II y del siglo III, los habitantes de Bursao deciden abandonar voluntariamente estos emplazamientos, hasta que en un aún indeterminado plazo vuelven a ocuparlos en torno al siglo V d.C., de cuya constatación es buen ejemplo los restos que hemos comenzado a confrmar en
esta población se situó como un asentamiento de recepción de los productos que llegaban tanto desde el Ebro como desde el Sistema ibérico central, sobre todo de la producción del hierro, caballos y trigo. Es por ello, que en época romana, Bursao, como era conocida, articulaba todo este territorio.
esta campaña de 2021 en la zona de El Pedernal o los que hemos empezado a investigar en el paraje de la Horca. La ocupación del solar borjano continuó en época visigoda con notables restos materiales como el capitel hallado en el entorno de san Bartolomé (Aguilera Aragón 2014) y aún más allá continuó con una importante ocupación en época andalusí y medieval cristiana.
La mayor parte de los restos exhumados en 1986 y 1987 consisten en unas estancias del siglo I y II d.C. (Gómez 1991 y Uribe 2008: 135-138.). Se trata de una gran edifcación, cuya superfcie total apunta a ser de gran entidad.
Tenemos una serie de estancias, que se articulan en torno a un patio central. Al fondo, pegado a la ladera están las estancias de representación. La habitación 1 con un mosaico y entrada desde el espacio abierto y desde
Figura 6. Panel de pintura mural de la habitación 7 en 1987 (Foto I. Aguilera).
Además de los restos altoimperiales se detectaron varios muros de época tardoceltibérica bajo los suelos romanos, así como restos de muros tardorromanos en la zona del hortus, muy arrasados por los siglos su exposición y poca calidad constructiva, así como por la explanación mecánica inicial de la promoción inmobiliaria de 1986. Ambas fases se han confrmado en la campaña de este año, como veremos más adelante.
Figura 5. Mosaico de la hab.1 en 1986 (Foto I. Aguilera).
Figura 7. Vista de 1987, desde el norte (Foto I. Aguilera).
Los muros se construyeron en un zócalo mixto, donde a tramos se inserta un sillar de piedra de yeso, una piedra mala calidad, pero que es fácil encontrar por esta zona y que es sencilla de trabajar. Entre medias, el zócalo se compone de mampuestos, la gran mayoría de piedra de sílex. Esta sería la parte baja de los muros y el recrecido se haría mediante tapial, que es tierra apisonada. Posiblemente en los sillares se encastrarían maderos como pies derechos, pero eso no se ha documentado aún y será una de las tareas a investigar.
Todos los espacios tienen en el acceso unos sillares de piedra de yeso que corresponden al umbral de cada estancia. Las muescas rectangulares son los quicios que quizá podrían corresponder a una especie de puertas correderas, como encontramos en la casa del tabique de madera de Pompeya.
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4. LA EXCAVACIÓN DE 1986-1987
la habitación 2, que es identifcada como un zaguán, es decir, una especie de vestíbulo que permitía el acceso a un nivel superior o a un piso alto de la vivienda a través de unos escalones y la habitación 5. Los espacio 6 a 10 parecen ser de servicio, mientras que las estancias al norte-noreste del espacio abierto, están pendientes de nuestra futura ampliación.
5. ANÁLISIS DEL MOSAICO
La Estancia 1 ocupaba una superfcie de 32’44 m2 En el momento de su descubrimiento se halló pavimentada con un suelo de opus tessellatum - aquí analizado -, y responde probablemente a una estancia de representación, quizá un triclinio, dado la composición decorativa bipartida del pavimento (Fig. 18).
En cuanto a su descripción, el pavimento teselado abarcaría la superfcie completa de la estancia, unos 4’75 x 6’54 m, y presenta dos composiciones de estilos Ladiversos:sección
rectangular, conservada casi integra en el momento de su hallazgo, consta de una composición bícroma en blanco y negro, basada en un cuadriculado trazado por bandas rellenas por un flete de perlas o fusiliformes (elipses alargadas) y de puntos alargados sencillos en oposición de colores. Cuenta con círculos con centro marcado por una tesela en las intersecciones de la cuadricula. Las casillas, a su vez, vienen recargadas con motivos circulares que integran elementos radiados, con sectores en oposición de colores, en este caso en número de dieciséis, a modo de coronas entoldadas. De las esquinas surgen tallos con dos pares de hojas
Elcurvadas.segundo campo, debido a las características de los elementos conservados, pues prácticamente apareció mutilado en dos terceras partes de su total, presenta una composición cuadrada basada en un círculo inscrito tangente en cuyo interior se presume el desarrollo de una composición triaxial en nido de abeja: alrededor de un hexágono se distribuyen seis hexágonos adyacentes y
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La totalidad de la composición se enmarca por una orla bícroma de arcos trazados en negro sobre fondo blanco de triple flete, con arcos encajados trazados con doble flete presentando en los ángulos tallos de hojas curvadas, pudiendo ser la representación de vegetales como cañas, juncos, carrizos o cereales, como el trigo o la cebada. En el espacio semicircular formado por la tangencia de los arcos con la línea límite de banda se inscribe un elemento compuesto por un arco de menores dimensiones coronado por tres triángulos, como si de un motivo foral de cinco pétalos truncado se tratase.
seis hexágonos truncados, resultando triángulos en base convexa en el contorno, el cual aparece en trenza de dos cabos policroma en tonos ocres, sobre fondo negro, que discurre entre los diferentes elementos geométricos que forman el círculo. Dado el mal estado de conservación en el que se halló este campo, solamente presenta de forma parcial dos de los hexágonos. Desconocemos si contenía representaciones fguradas, siendo lo característico en este tipo de esquemas, en especial bustos de personajes mitológicos y alegorías. Simplemente se puede atisbar uno de los elementos, en este caso una for cuatripétala en negro de cuyo centro brotan enfrentadas dos ramas foliáceas compuestas por ramilletes de tres hojas consecutivos, pudiendo formar parte de una guirnalda que enmarcase otro hexágono inscrito con un motivo no identifcado en su interior. Del otro hexágono solamente se entrevé un elemento formado por triángulos isósceles o dientes de lobo en teselas negras. Los triángulos resultantes de los hexágonos truncados, al igual que el hexágono primeramente descrito, parecen contener motivos de estilo forido, como forones cuatripétalos estilizados con cruceta centrada. En cuanto a los cuatro triángulos de las esquinas del cuadrado éstos presentan cálices formados por tallos con tres pares de hojas fliformes, rematados por una de ellas en el extremo superior, partiendo de la base roleos con hojas de hiedra. Este campo cuadrado aparece enmarcado por una banda de triángulos isósceles con las puntas hacia el interior en negro sobre fondo blanco, conocidos también como dientes de sierra.
En el resto de las estancias encontramos también otros elementos como un empedrado en la habitación 6 del que desconocemos su utilidad, pilastras molduradas como la UE 20 de la fg. 10 (inclinada seguramente por acción de la maquinaria en 1986), etc.
Finalmente, según los investigadores de los años ochenta, esta vivienda no ha mostrado restos de destrucción, sino que debió ser abandonada voluntariamente. El fnal de la ocupación de las estancias altoimperiales lo han situado en el primer cuarto del siglo III d.C. (Gómez 1991: 436).
Por lo que respecta al análisis compositivo, la bicromía presente en gran parte del mosaico, evidencia una infuencia del estilo itálico, predominante en el ámbito musivo de las dos primeras centurias de la Era. El mosaico bícromo hispánico siguió la estela de aquel desarrollado en el mundo itálico, especialmente en la parte oriental de la península. En época severiana (desde fnales del siglo II d.C.), el eclecticismo cultural imperaba en todo el ámbito mediterráneo a causa de las fuertes relaciones comerciales existentes. En el caso de Hispania se evidencian las tendencias llegadas del norte de África, el área oriental del Mediterráneo y la Galia. El mosaico de occidente fue perdiendo paulatinamente su carácter netamente itálico para introducir aportaciones procedentes de diversos puntos del Imperio, los esquemas comenzaron a incluir motivos geométricos y/o elementos vegetales procedentes de otros estilos culturales, rompiendo las
Otro elemento muy interesante encontrado en las excavaciones fue una serie de ricos estucos y pinturas murales, que curiosamente aparecían en estancias que carecían de suelos decorados. Destacan sobre todo sus colores y alguna representación vegetal y humana. Estos, por suerte, fueron extraídos y se encuentran en el museo de LasZaragoza.estancias además estaban decoradas con ricas molduras de mármol como se pueden ver en algún arranque de pilastra. El tejado era de teja, y se pudo recuperar incluso alguna antefja decorada con rostro femenino que hoy día puede verse en el museo arqueológico municipal.
Por lo general, los esquemas estándar aparecen con ciertas variantes a consecuencia o bien de la inexperiencia del artesano o de las licencias artísticas tomadas por el mismo. A lo largo del siglo II d.C. comenzaron a surgir talleres musivos regionales en diferentes provincias y los artesanos locales, infuenciados por las formas decorativas y cartones venidos del exterior, trataron de imitar las nuevas expresiones artísticas, siendo en ocasiones difícil discernir si la factura del mosaico fue realizada por talleres autóctonos o foráneos. A posteriori, estos talleres desarrollaron un carácter propio. Es por ello que averiguar la pertenencia de diversos pavimentos a un mismo taller es una tarea complicada, más todavía cuando nuestro estudio se ciñe a un ámbito tan concreto como Bursao, una ciudad todavía en descubrimiento; viéndonos en la necesidad de buscar parangones en ciudades o yacimientos aledaños dentro del ámbito del valle medio del Ebro. Si bien, contamos evidentes semejanzas técnicas e iconográfcas a nivel regional, por lo que no podemos descartar la posibilidad de que estas afnidades fuesen resultado del empleo de mismos cartones por diferentes talleres.
composiciones tradicionales. En este caso, a pesar del marcado trasfondo itálico evidente en el desarrollo sobrio bícromo de la composición del cuadriculado, el infujo galo es evidente. La composición del campo meridional del conjunto presenta como elemento principal un nido de abeja, basado en la decoración de las techumbres. Este esquema tuvo una gran aceptación en la Galia, donde evolucionó a lo largo del siglo II d.C. a composiciones más complejas y recargadas en las que se integró la policromía, elementos vegetales, trenzas de doble cabo, así como representaciones fguradas, siendo muy destacadas las de tema mitológico. Encontramos paralelos de este esquema especialmente en la región de Vienne, desde donde se difundió a Germania, Gran Bretaña e Hispania, siendo muy reproducido en los siglos III y IV d.C.
Figura 8. Detalle de motivo representado en el mosaico.
Los cuadriculados sencillos recargados con motivos simples en el centro, fores o cruces, son un esquema muy prolífco debido a su fácil ejecución. Por ello, es muy habitual encontrarlo en corredores o zonas de paso, así como en campos secundarios de diferentes estancias, destinados a la colocación del mobiliario o al tránsito de personas. Está presente desde el siglo I a.C. en los pavimentos tipo «signinum», teniendo una amplia acogida en Pompeya durante el siglo I d.C. sobre suelos de opus tessellatum. Posteriormente, esta sencilla composición, fue desarrollada efcazmente durante el siglo II d.C. por talleres galos, siendo recargados por motivos geométricos o forales cada vez más detallados conforme avanzaban los siglos.
El paralelo más cercano a esta composición lo encontramos en el pavimento de la Estancia 7 de la domus de la calle Murallas de Zaragoza, con el que guarda grandes similitudes. Si bien, dado el mal estado de conservación en el que se halló, desconocemos si contenía representaciones fguradas, ya que solamente se conservan algunos elementos vegetales correspondientes
Durante los reinados de Trajano y Adriano las novedades desarrolladas en el ámbito musivo abrieron paso a nuevos estilos y tendencias, que se convirtieron en propios del siglo III d.C.: se introdujo la policromía, rompiendo con la rigidez y sobriedad de los mosaicos en blanco y negro; así como la representación de temas fgurados, entre los que destacan aquellos de carácter mitológico; otra de las novedades que encontramos en este periodo es la aparición del estilo forido; a lo que debemos sumar el surgimiento de talleres musivos regionales en diferentes
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al estilo forido, elemento que corrobora una cronología similar a la de nuestro mosaico. También encontramos otro paralelo en Itálica, en el mosaico del planetario que, junto con el de Zaragoza, son dentro del ámbito de Hispania los que presentan mayor similitud.
Por otra parte, en nuestro pavimento está muy presente el «estilo forido», originado en época del emperador Adriano y caracterizado por la exquisita ejecución de trazos fnos de elaborada decoración. Sus composiciones muestran complejos esquemas vegetales fgurativos en los que se representan elementos forales, como capullos y cálices, coronas, hojas, ramas estilizadas, guirnaldas, zarcillos, tallos y roleos entre los que destacan los de acanto. En origen, este tema basado en los arabescos y fligranas de los cartones itálicos, decoraba los suelos de las diferentes estancias de Villa Adriana, siendo representado en negro sobre fondo blanco. Debido a su singularidad, este estilo despertó gran interés en las décadas siguientes. Lo encontramos reproducido en pavimentos de Ostia, así como en otros extra-itálicos, gozando de gran popularidad en el norte de África donde alcanzó su máximo esplendor hacia el 160 d.C. Poco a poco sus esquemas fueron introduciendo distintas tonalidades, hasta desarrollarse de forma totalmente polícroma en los pavimentos del Bajo Imperio a partir del siglo tercero de nuestra Era.
En lo que a las orlas respecta presentan composiciones bastante comunes y es poca la información relevante que se pueda obtener de ambas.
En la habitación 7 habían quedado dos zapatas de hormigón que ahora hemos retirado, dejando libre para su excavación los rellenos inferiores en los que apoyaban y que excavaremos en las próximas campañas.
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Las dos primeras semanas las dedicamos a concluir los trabajos de limpieza de las tierras caídas desde el talud superior, trabajos en los que colaboró Felix, palista municipal, con una excavadora del ayuntamiento de Borja para la evacuación del notable volumen de tierra resultante; así como la abundante basura acumulada tras la paralización de las obras de edifcación iniciadas en 1986. Estas obras perforaron en varios puntos los restos romanos para preparar las zapatas de construcción, algunas de las cuales llegaron a llenarse del hormigón, mientras que otras se rellenaron con una mezcla de la tierra circundante y de basura contemporánea. Tras delimitar estos niveles contemporáneos comenzamos la excavación en tres ámbitos. El primero ha sido rebajar el nivel superfcial dejado hace 34 años para poder identifcar la cumbrera de todas las estructuras que fuese posible, especialmente pensado especialmente en la instalación de la futura cubierta (con proyecto de la arquitecto Rocío Jiménez), de manera que las zapatas que deberán instalarse para su erección se abran con el máximo conocimiento posible de los restos existentes. El segundo ha sido la conclusión de la zona que quedó inacabada en 1987 en el extremo norte del canal que rodea las estancias por el exterior adyacente al talud superior de la ladera. El tercero ha consistido en continuar la excavación del hortus o patio distribuidor que solo había hecho más que iniciarse en 1987.
provincias a lo largo de la segunda centuria. De este modo, estando presentes características ya analizadas en el pavimento en cuestión, nos inclinamos considerar la creación de este pavimento entre la segunda mitad del siglo II d.C. y comienzos del siglo III d.C., quedando en concordancia con la cronología considerada a la última ocupación del conjunto residencial.
Figura 9. Restos tras la limpieza y antes del inicio de la excavación, desde el suroeste.
6. INTERVENCION DE 2020-2021
Figura 10. Sillar labrado UE 20 y umbral UE 19.
Figura 11. Habitación 2, escalones y pintura mural caída.
Además, en algunos puntos quedaron pequeñas zonas sin concluir de excavar (debido a lo abrupto de la conclusión de la excavación en 1987), las cuales hemos delimitado como, por ejemplo, una caída de pintura en la zona oeste de la habitación 2 que ha sido protegida con geotextil y tierra para su levantamiento en futuras campañas. Del mismo modo, hemos reconocido dos sillares caídos del muro sur de la habitación 1 que restituiremos a su posición original.
El trabajo se desarrolló durante el mes de agosto con la colaboración de siete estudiantes de la Universidad de Zaragoza: Adrián Hammant, Jorge Martínez, Alessandro Mateos, Oscar, Muñiz, Alejandro Sánchez, Celia Sánchez Rico, Carlos Suárez; y de dos licenciados: Francisco del Peso y Christian Belsué.
Al norte de los restos ya conocidos hemos ampliado una zona con doble objetivo. Por un lado buscar el límite del conjunto de estancias y por otro localizar las cumbreras de los muros existentes de cara a situar las zapatas de la futura cubierta con el menor impacto en las estructuras romanas y la óptima exposición al público.
Figua 12. Rellenos de derrumbe del patio y muro tardío.
En la zona del hortus o patio hemos continuado con la excavación de la fase tardorromana documentada en parte en 1986. Destacan el muro UE 56 en dirección NO-SE, de factura tosca con pequeñas piedras irregulares cogidas con tierra; así como un hogar de similar factura, aislado del resto por diversas interfacies: un agujero de zapata contemporánea, parte de la excavación de 1987, etc. que tiene cerca la gorronera de una posible puerta, también aislada de otros elementos. Queda pendiente para futuras campañas terminar la excavación de esta fase.
Al norte de la zona abierta se atisban cenizas y un par de posibles pozos circulares que han quedado pendientes de excavar.
También hemos avanzado en la excavación de los estratos de nivelación que permitieron regular los derrumbes de la edifcación altoimperial y construir sobre ellos el suelo y estructuras tardías; e igualmente en la excavación de los propios derrumbes de la edifcación.
Al este del anterior muro UE 76, y quizá continuación de aquel, encontramos la cumbrera de otros dos muros en L (UE 92), que llegan casi hasta el ángulo este de la cata zona abierta este año. En próximas campañas deberemos considerar la necesidad de una nueva ampliación que permita la completa exhumación del conjunto en esta zona.
NUEVAS LOCALIZADASESTRUCTURAS
En esta zona se ha completado la excavación del canal drenante perimetral exterior a la habitación 1. Se ha excavado parte del relleno exterior a este canal hasta la zona marcada como límite en esta campaña. También se ha localizado una superfcie de tierra endurecida que creemos un suelo de la etapa tardoceltibérica y al sureste de este espacio hay un rebaje cuadrangular que formaría parte de esa estructura. Los niveles comprobados en el corte resultante muestran la evolución deposicional en el espacio rectangular existente al este de los restos de los años ochenta. Tras un pequeño relleno que cubre el suelo que suponemos tardoceltibérico, hay un relleno constructivo para el suelo romano altoimperial, un nivel de abandono, otro de derrumbe y un último nivel superfcial que en esta zona no llega a constituir un nivel claro, pero que parece suponer un relleno constructivo de época tardorromana.
El contexto cerámico es datable en época Flavia, apunta a un abandono a fnales del siglo I d.C. o comienzos del siglo II d.C., aunque lo escaso de lo hallado hasta el momento y no haber excavado aún niveles de abandono directamente sobre suelos altoimperiales nos hace esperar hasta confrmar este punto; aún más especialmente
En estos derrumbes de la fase altoimperial, especialmente en la UE 51, que rellena el patio abierto, es donde han aparecido las piezas más signifcativas de la cultura material recogida.
El muro UE 76 que discurre en paralelo al ya conocido muro UE 48 genera un espacio alargado (habitación 12), al que se accede desde el umbral UE 68 y que deberemos investigar en las siguientes campañas para defnir su función, ya sea como corredor, almacén u otro distinto.
Figura 13. Canal al norte de la habitación 1.
Sesión 2 203
Algunos elementos constructivos destacables son un gran fragmento de mármol beige con trazas rojizas, un fragmento de tegulae con pestaña y una simulación de basa de columna adosada en la cara que daba al hortus del muro UE 48. No faltan los fragmentos de pintura mural de diversos colores, aunque todos de pequeño tamaño y redepositados fuera de su posición original.
Figura2021.
Figura 15. Cerámica de mesa romana localizada en
7. LA TORRE PEDERNAL
teniendo en cuenta la datación de comienzos del siglo III d.C. propuesta para el abandono de estas estancias (Gómez 1991: 436). Piezas destacables son las sigillatas con sello y dos piezas con graftos de posesión, junto con un borde de copa pintada estilo «Clunia».
Al este del solar y a 125 m de distancia de los restos hasta ahora excavados, se sitúa la conocida como torre Pedernal, en una elevación sobre el terreno de unos 9 a 13 m sobre los suelos romanos conocidos de las habitaciones exhumadas y a unos 7 m sobre la ladera actual, la cual sería mayor en época antigua. La torre consta en su lado noreste de un muro de doble hoja de sillares de caliza y yeso y un relleno interior de mortero y piedra pequeña, mientras que en el resto hallamos muros de encofrado de piedra y mortero de yeso, que también ocupan el subsuelo el interior de la construcción. El muro conserva cuatro metros de altura y más de quince de longitud. Se ha venido considerando que el muro de sillares corresponde a la época romana, mientras que el resto de alzados correspondería época medieval y moderna. La comprobación de la exactitud de trazado con los restos altoimperiales acerca su origen a época romana, quedando pendiente su adscripción cronológica concreta a futuras catas comprobatorias.
16. Muro noreste de la torre Pedernal.
204 V
Figura 14. Hogar tardorromano e interfacie en su entorno.
Figura 17. Planta de restos romanos y de la torre Pedernal.
Figura 18. Ortofoto del mosaico, esquema y muros de la Hab. 1. Esquema y maquetación: Peña Lanzarote.
Sesión 2 205
Uribe, P. (2008): La edilicia doméstica urbana romana en el cuadrante Nordeste de la Península Ibérica (ss. I a. C. - III d. C.). Tesis doctoral Universidad de Zaragoza: 133-134. Consultado a 4 de noviembre 2021 en https:// zaguan.unizar.es/record/1890?ln=es.(2015)
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La arquitectura doméstica urbana romana en el valle medio del Ebro II a.C-III d.C. Aquitania Supplément 35.
La presente campaña de excavaciones ha recuperado las estructuras halladas en 1986 y 1987, continuado con su investigación en la que se ha confrmado la existencia de fases tardoceltibérica y tardorromana; y ha iniciado una nueva etapa de investigación arqueológica en Bursao en la que el consistorio borjano ha apostado por la valorización del patrimonio arqueológico como acicate identitario y recurso patrimonial.
La investigación y puesta en valor del estos restos, es ante todo, el resultado del interés y el esfuerzo del ayuntamiento de Borja, al que agradecemos su esfuerzo por la recuperación y difusión del patrimonio arqueológico.
(2019b): «Los espacios privados en la península ibérica», en Elena Sánchez López y Macarena Bustamante-Álvarez (ed. Lit), Arqueología romana en la península ibérica. Universidad de Granada: 273-290.
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Bona, J., Royo, J.I. e I. Aguilera (1979): «1ª campaña de excavaciones arqueológicas en Bursau, Borja. (Zaragoza)», Cuadernos de Estudios Borjanos III, 35-86.
206 V
AGRADECIMIENTOS
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(2019): «La edilicia doméstica urbana romana en el Valle medio del Ebro (II a. C. - III d. C.): refexiones», en Manuel Antonio Martín Bueno, J. Carlos Sáenz Preciado (coord.) Modelos edilicios y prototipos en la monumentalización de las ciudades de Hispania: 115124.
B., Bonilla, O., Santos, A., María, A., Valladares, C. y M. Pérez (2018): «Proyecto arqueológico BursauBorja (Aragón, España). Campaña de excavación 2017», en Actas del II Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés Lorenzo y Rodanés (Eds.): 225-231.
Royo, J.I. (1978): «La cerámica campaniense en Bursao», Cuaderno de Estudios Borjanos I, CESBOR: 17-28.
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8. CONCLUSIONES
Agradecemos también a Isidro Aguilera el haber compartido con nosotros toda la información disponible sobre la excavación de los años ochenta.
Royo, J.I. e I. Aguilera (1981): «Avance de la 2ª campaña de excavaciones arqueológicas en Bursau, 1979. (Borja, Zaragoza)», Cuaderno de Estudios Borjanos VII-VIII, Serrano,27-74.
Bona Quílez, J. y J.J. Sánchez Nuviala (1978): «Las cerámicas grises hispano-visigodas del despoblado de los Pozos (Bureta). Alguno shallazgos metálicos de época visigoda», Cuadernos de Estudios Borjanos II: 45-60.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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EL FORAU DE LA TUTA (ARTIEDA, JACETANIA, ZARAGOZA), A ROMAN IMPERIAL CITY, HITHERTO UNKNOWN, ON THE SOUTHERN SLOPE OF THE PYRENEES
En este trabajo realizamos una breve presentación de los últimos descubrimientos llevados a cabo en el yacimiento de El Forau de la Tuta (Artieda), que identificamos como el asentamiento urbano de una comunidad ciudadana de época imperial romana, hasta ahora desconocida y de nombre indeterminado, a juzgar por los restos de superficie, los datos aportados por la teledetección y los sondeos arqueológicos llevados a cabo en 2021, en los que se documentó la existencia de dos calles pertenecientes a una trama urbanística regular y un edificio termal público provisto en una de sus salas de un mosaico opus tessellatum blanquinegro decorado con un complejo programa iconográfico de thíasos marino. Además, sobre las ruinas de este asentamiento romano se documenta la presencia de una segunda fase de cronología altomedieval (siglos IX-XIII) correspondiente a la villa denominada Arteda Civitate de los diplomas latinos.
PALABRAS CLAVE: Urbanismo Romano; Arquitectura Romana; Hispania Tarraconense; Opus Tessellatum Blanquinegro; Thíasos marino; Alta Edad Media
ABSTRACT
KEYWORDS: Roman Urbanism; Roman Architecture; Hispania Tarraconensis; Black and White Opus Tessellatum; Marine Thíasos; Early Middle Age
18
EL FORAU DE LA TUTA (ARTIEDA, JACETANIA, ZARAGOZA), UNA CIUDAD IMPERIAL ROMANA, HASTA AHORA DESCONOCIDA, DE LA VERTIENTE SUR DE LOS PIRINEOS
This paper is a brief presentation about the latest discoveries made at the archaeological site of El Forau de la Tuta (Artieda), which we identify as the urban settlement of a civic community from the Roman imperial era, hitherto unknown and of indeterminate name, according to the surface remains, the data provided by remote sensing and the archaeological surveys carried out in 2021, in which were documented the existence of two streets that belong to a regular grid pattern urban planning and a public thermal building provided in one of its rooms with a black and white opus tessellatum mosaic decorated with a complex iconographic program of marine thíasos. In addition, in this archaeological site is documented the presence of a second phase of Early Medieval period (9th-13th centuries), that we identify with the Arteda Civitate mentioned in the Christian Latin documents.
Sesión 2 207
RESUMEN
José Ángel Asensio Esteban1, Paula Uribe Agudo2, Lara Íñiguez Berrozpe3, María Ángeles Magallón Botaya4, Milagros Navarro Caballero5, Jorge Angás Pajas6, Enrique Ariño Gil7, Irene Mañas Romero8, Carmen Guiral Pelegrín9, Cristian Concha Alonso, Óscar Lanzas Orensanz, María Aurora Asín Prieto y Guillermo Mora Baselga
Autor de contacto/Contact author: José Ángel Asensio Esteban, joseangelasensio@yahoo.es
1Instituto de Estudios Altoaragoneses, 2Universidad de Zaragoza, 3Escuela de Turismo de Zaragoza ,4Universidad de Zaragoza, 5Universidad de Burdeos, 6Universidad Politécnica de Madrid, 7Universidad de Salamanca, 8Universidad Nacional de Educación a Distancia, 9Universidad Nacional de Educación a Distancia
208 V
Figura 1. Capitel corintio normal romano sobre tambor de fuste acanalado del extremo noreste de la ermita de San Pedro de Artieda.
El municipio altoaragonés de Artieda (Jacetania, Zaragoza), situado en el sector occidental de la Canal de Berdún en la margen izquierda del río Aragón, venía siendo mencionando en la bibliografía como el solar de ciertos restos arqueológicos romanos ubicados en yacimientos como «El Forau de la Tuta», «Ermita de San Pedro», «Campo de la Virgen o Campo del Royo» o «Rienda». De entre ellos, el mejor conocido era el de Rienda, excavado parcialmente por E. Osset en los años sesenta del siglo XX e identificado como asentamiento tipo villa (Beltrán Martínez, A. y Osset Moreno, E. 1964; Osset Moreno, E. 1965). Por su parte, de los otros enclaves se cita en las publicaciones la presencia de elementos arquitectónicos romanos reutilizados en la fábrica de la ermita de San Pedro, además de vestigios en superficie en El Forau de la Tuta y el Campo de la Virgen o del Royo (Lostal Pros, J. 1980: 18-19; Ona González, J. L. 2010: 29; Moreno Gallo, I. 2009: 57-58) tales como restos de mosaicos teselados blanquinegros, cloacas o estructuras de sillares, aludidos ya entre fines del siglo XVIII y principios de XIX por el clérigo Mateo Suman (Suman, M. 2015: 190) en una interesante obra rescatada recientemente del olvido por la Institución Fernando el EnCatólico.2018la
Sesión 2 209
2. EL FORAU DE LA TUTA
Por otra parte, en función de la importancia de los restos conservados in situ y de los procedentes del yacimiento pero custodiados en diversas colecciones públicas y privadas, se llegó a la conclusión de que los vestigios de esta ocupación romana debían ser identificados como los de un asentamiento de carácter urbano, de nombre
Se constató además que sobre este asentamiento romano se superpuso, entre los siglos IX y XIII, otro hábitat campesino de tipo villa o aldea, compuesto por un caserío disperso y una iglesia, que podemos identificar sin problemas con el Artede, Arteda, Artieda o Arteda Ciuitate mencionado en los diplomas latinos del fondo del monasterio de Leire (Martín Duque, Á. J. 1983: nº 164; nº 219; nº 232; nº 256; nº 341; nº 359). De este enclave medieval subsisten los restos de la cabecera de la iglesia integrados en la fábrica de la ermita de San Pedro, numerosos silos de boca circular excavados en el subsuelo diseminados y solo perceptibles a partir del georradar y una extensa necrópolis de inhumación en cista de rito cristiano situada en torno a la ermita, investigada parcialmente en 2020 por la empresa Paleoymás. Este asentamiento del Alto Medievo estaría habitado hasta que, en el contexto del proceso de concentración del poblamiento rural en centros castrales en altura que tiene lugar en la región –y en todo el reino– a lo largo de la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII, se abandonan los pequeños hábitats de la zona y sus pobladores se asentaron en el actual caserío de Artieda al igual que ocurre en otros casos cercanos de los que se conservan las cartas de población, como Berdún (1158), el Pueyo de Pintano (1162), el Pueyo de Mianos (1170), Salvatierra de Escá (1208) y Tiermas (1210) (Passini, J. 1988, pp. 61-65, 66-68 y 69-72; Iranzo Muñío, Mª T., Laliena Corbera, C., Sesma Muñoz, J. Á. y Utrilla Utrilla, J. F. 2005: 126-135).
1. INTRODUCCIÓN
antiguo por el momento desconocido, cuya vida se desarrollaría durante la época imperial sin descartar perduraciones posteriores, ya como hábitat rural, de las épocas visigoda y andalusí temprana.
corporación municipal de Artieda, preocupada por el deterioro y la desatención en la que se encontraban los citados restos, se puso en contacto con algunos miembros y colaboradores del área de Arqueología de la Universidad de Zaragoza para proponer el estudio de los mismos. Así, durante 2019 y 2020, un equipo multidisciplinar conformado por diversos especialistas y técnicos, en coordinación con dicha Corporación Municipal y la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón, diseñó un plan de actuaciones con objeto de evaluar el estado de conservación de estos restos y de analizar el posible interés de su investigación en profundidad. A partir de este momento, debido a su enorme relevancia arqueológica, a principios de 2021 dicho equipo decidió centrar sus esfuerzos en el estudio de los vestigios situados en torno a la ermita de San Pedro, conocidos en la bibliografía como «El Forau de la Tuta» y «Campo de la Virgen o Campo del Royo». No obstante, ya desde el principio se comprobó que todos estos lugares arqueológicos conformaban en realidad un único conjunto de grandes dimensiones al que, para evitar confusiones, se decidió denominar como «El Forau de la Tuta». Además, en estos trabajos se pudo determinar que en este yacimiento se apreciaban en superficie dos principales fases de ocupación: una primera de cronología imperial romana (siglos I-¿V?) y una segunda de datación altomedieval cristiana (siglos IX-XIII).
El yacimiento de El Forau de la Tuta se localiza a unos 1,5 kilómetros al norte-noroeste del casco urbano de Artieda, al borde del escarpe sobre la vega de la orilla izquierda del río Aragón a unos 540 m sobre el nivel del mar. Se trata de una parcela agrícola llana de planta oblonga, cultivada hasta fechas recientes con cereal, de unos 390 m de longitud en su eje mayor noroeste-sureste por en torno a 140 m de eje máximo suroeste-noreste, con una superficie total aproximada de unas 4 Has. Al oeste el yacimiento está delimitado por el profundo cauce del barranco de Santa María, al este por el barranco de San Pedro y al norte por el escarpe de entre 20 y 30 m de desnivel sobre la vega del río, mientras que al mediodía se cierra por medio de un foso y un terraplén artificiales, de datación indeterminada por el momento, situados al sureste junto a la ermita de San Pedro, que lo separan de la partida agrícola adyacente denominada «Caseta del Royo» (Fig. 2).
210 V
2.1.1. Elementos de escultura monumental en piedra de la ermita de San Pedro
La ermita de San Pedro presenta en su fábrica un conjunto de piezas de escultura arquitectónica monumental romana en piedra, sobre el que estamos finalizando en la actualidad un estudio monográfico, conformado por dos capiteles corintios normales, tres basas áticas itálicas, al menos una basa ática clásica, varios tambores de fuste acanalados de aristas planas y un fragmento de cornisa,
En lo que respecta a las basas áticas itálicas, una de ellas se conserva reutilizada en el soporte de la mesa de altar (Fig. 3, derecha), mientras que las otras dos, más estropeadas, se hallan embutidas en la base del muro de la cabecera y son visibles en parte desde el interior de la ermita. Las tres deben proceder de las columnas de un mismo edificio, ya que presentan medidas y características muy similares que remiten a fechas relativamente tempranas dentro de la primera mitad del siglo I: imoscapo liso integrado, ausencia de plinto y toros de diámetros y perfiles desiguales separados por escocia muy estrecha.
Figura 2. El Forau de la Tuta, en el centro de la imagen aérea (fuente, SIGPAC).
Los capiteles, que se conservan integrados en el encuentro entre el presbiterio y los muros del evangelio y de la epístola de la ermita, cuentan con unos 0,80 m de alzado total y se recolocaron sobre tambores de diámetros diversos provistos de acanaladuras y aristas planas, pertenecientes a las mismas columnas que los primeros. Solo el capitel situado en el muro del evangelio se dejó a la vista desde el exterior (Fig. 1), por lo que es repetidamente citado en la bibliografía (Lostal Pros, J. 1980: 19; Moreno Gallo, I. 2009: 58), mientras que el de la epístola se encontraba por completo oculto hasta que en una restauración reciente se dejó parcialmente visible al interior (Fig. 3, izquierda). Por sus medidas y características formales, idénticas entre sí, podemos concluir que ambos capiteles, que estarían en origen estucados, formarían parte de columnas corintias de más de 6 m de alzado total pertenecientes a un edificio público de dimensiones monumentales, quizá un templo forense. En cuanto a su cronología, estilísticamente pueden datarse a finales del siglo I en época flavia tardía o comienzos de la antonina y cuentan con paralelos cercanos en los capiteles de pilastra del mausoleo de Los Atilios (Sádaba, Zaragoza) (Cancela Ramírez de Arellano, M. L. 1993: 247) y en algunos ejemplares de la segunda mitad del siglo I de Santa Criz (Eslava, Navarra) (Mateo Pérez, Mª. R. y Sáez de Albéniz, Mª. P. 1997: fig. 2; Andreu Pintado, J., Delage González, I., Romero Novella, L. y Mateo Pérez, Tx. 2019; Romero Novella, L. 2018: 10-11; Cebrián Fernández, R., Andreu Pintado, J., Romero Novella, L., Mateo Pérez, R. y Delage González, I. 2020: 230-235, fig. 15).
En lo que respecta a las comunicaciones, no cabe duda de que este asentamiento guardaría una estrecha relación con la vía que discurría en la Antigüedad y la Edad Media por la orilla izquierda del río Aragón, que en época romana se correspondería con el tramo de la calzada que enlazaba de este a oeste las civitates de Iaca (Jaca, Huesca), Ilumberri (Lumbier, Navarra) y Pompelo (Pamplona, Navarra), no mencionada explícitamente en las fuentes escritas pero de la que se conservan algunos restos materiales (Magallón Botaya, Mª Á. 1987: 122 y 138-139; Moreno Gallo, I. 2004: 28-35; Moreno Gallo, I. 2009: 77-79). Este segmento de vía, actualmente conocido como Camino Real de Ruesta a Mianos, perduraría en los siglos medievales como uno de los tramos del Camino Francés o Ruta Tolosana del Camino de Santiago (Ornat Clemente, R. y Díez Paniagua, R. 2018).
Como vimos, una de las primeras conclusiones obtenidas en los estudios preliminares llevados cabo en El Forau de la Tuta fue la de constatar que se trataba realmente de un único yacimiento que, a partir de diversos elementos, en su fase romana imperial podemos identificar como un asentamiento de carácter urbano, cuya superficie pudo prolongarse en las parcelas adyacentes según revelan los trabajos de teledetección.
En conjunto, podemos concluir que estas piezas procederían, por tanto, de al menos dos monumentos distintos, dado que sus tipologías apuntan a dataciones diversas con una diferencia de más de medio siglo: en unos casos (basas áticas-itálicas) remiten a principiosprimera mitad del siglo I, mientras que en otros (capiteles corintios normales con sus tambores de fuste) indican una cronología de finales de centuria, lo que demuestra la existencia de un periodo prolongado en el proceso de monumentalización de la ciudad de El Forau de la Tuta.
2.1. El Forau de la Tuta; elementos que apuntan a su identificación como asentamiento urbano imperial romano
cuyas dimensiones monumentales y tipología indican que procederían de varios edificios públicos altoimperiales del entorno inmediato, solo entendibles en un contexto urbano.
Estas estructuras monumentales se asocian a otros elementos de planta cuadrangular, construidos también en opus caementicium, que podrían ser identificados como cisternas, ya que contaban al interior con un recubrimiento hidráulico de mortero y con molduras de cuarto de bocel en las juntas de los muros.
2.1.2.2. Posible sistema de abastecimiento de agua También en el extremo oeste del yacimiento se conserva un conjunto de restos arquitectónicos monumentales de gran envergadura que por su situación y materiales constructivos podrían pertenecer a un sistema de abastecimiento y almacenamiento de agua.
Entre ellos podemos destacar una gran estructura monumental de planta rectangular fabricada en opus caementicium y opus quadratum, cuyos sillares fueron expoliados, que podría tratarse de un estribo (Fig. 5). En relación directa con este elemento estaría otra cimentación, también fabricada en caementicium, conservada a una cota inferior junto al cauce del barranco en su orilla opuesta.
Figura 3. Elementos de escultura arquitectónica de la ermita de San Pedro; capitel corintio normal sureste (izquierda) y basa ática itálica de la mesa del altar (derecha).
Figura 4. Una de las cloacas de la ladera oeste de El Forau de la Tuta, antes de su limpieza superficial de
Figura2021.
2.1.2.1. Las cloacas
Sesión 2 211
5. Gran estribo de opus caementicium y opus quadratum de la ladera occidental de El Forau de la Tuta, perteneciente, quizá, a un sistema de abastecimiento de agua a la ciudad.
2.1.2. Elementos en opus caementicium de la ladera occidental de El Forau de la Tuta
Las cloacas conservadas en El Forau, que cuentan con cubiertas abovedadas de cañón rebajado o de cañón con intradós en artesa, todas ellas construidas con cimbras apoyadas en los muros laterales (Fig. 4), presentan unos 0,70 m de anchura, alrededor de 0,80 m de altura, potentes cimentaciones de grandes cantos de río y longitudes practicables que en algún caso alcanzan decenas de Lametros.presencia de estas obras resulta propia de los asentamientos de carácter urbano, en los que la evacuación de aguas era un problema a tener en cuenta sobre todo en relación a edificios que producían una gran cantidad de residuos hídricos como es el caso de los complejos termales.
En el extremo occidental de El Forau de la Tuta, al borde de la ladera del barranco de San Pedro, se conservan los restos de un impresionante conjunto de obras públicas fabricadas en opus caementicium, entre las que se cuentan al menos cuatro bocas de desagüe de cloacas, un poderoso estribo macizo, una cimentación y una serie de estructuras de planta cuadrangular.
Una vez retirado el estrato agrícola por medio de maquinaria, se localizó efectivamente dicho cruce entre dos viales, de anchuras por el momento indeterminadas, construidos con una técnica consistente en una potente
212 V
Este sondeo, situado en el área norte-noreste de El Forau de la Tuta, se planteó debido a que los estudios de teledetección hacían presagiar la existencia de un cruce de calles en ángulo recto perteneciente a una trama urbanística regular que confirmaría, ya sin dudas, el carácter urbano del asentamiento.
Las labores de teledetección llevadas a cabo en El Forau de la Tuta, por medio de georradar e imágenes aéreas multiespectrales, permitieron documentar la presencia en su subsuelo de numerosas estructuras arquitectónicas y de una densa red urbanística que no se percibían a partir de los medios y técnicas tradicionales. En esta trama seleccionamos algunos puntos de especial relevancia a la hora de plantear la realización de sondeos estratigráficos con objeto de confirmar la existencia de estructuras compatibles con el hipotético carácter urbano del Aasentamiento.partirdeestos
La existencia de este pequeño fragmento, fabricado con mármol blanco de grano muy fino posiblemente de Luni-Carrara (en fase de estudio por parte de la Dra. Pilar Lapuente, Dpto. Ciencias de la Tierra, Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza), documenta la presencia en este yacimiento de decoración escultórica de gran formato, típica de los asentamientos urbanos altoimperiales, con referentes muy cercanos en otras ciudades de ámbito vascón como Los Bañales (Andreu Pintado, J., Romero Novella, L. y Montoya González, R. 2015; Romero Novella, L., Andreu Pintado, J. y Gabaldón Martínez, Mª del M. 2014; Romero Novella, L. y Andreu Pintado, J. 2018; Maqueda García-Morales, R., Luque Cortina, M., Andreu Pintado, J. y Romero Novella, L. 2015; Royo Plumed, H. y De Mesa Gárate, A. 2014), Cara (Santacara, Navarra) (Mezquíriz Irujo, Mª Á. 1974: 403-405; Mezquíriz Irujo, Mª Á. 2006: 157, 173-174) o Santa Criz (Armendáriz Aznar, R. Mª y Sáez de Albéniz Arregui, Mª P. 2016; Andreu Pintado, J., Delage González, I., Romero Novella, L. y Mateo Pérez, Tx. 2019).
datos, entre julio y agosto de 2021 pudieron llevarse a cabo las labores de campo, en las que se combinaron la prospección intensiva superficial, el desbroce y limpieza de los elementos de opus caementicium de la ladera oeste y la delimitación de cuatro sondeos estratigráficos de los que tan solo se realizaron dos debido a la importancia de los hallazgos llevados a cabo en los denominados 1 y 2, cuyos restos, una vez excavados y exhaustivamente registrados, fueron de nuevo enterrados para evitar su deterioro.
2.1.4. Escultura monumental en mármol
3.1. El Sondeo 1
Este conjunto hidráulico de El Forau de la Tuta, pendiente de estudio por parte de los miembros de nuestro equipo, de confirmarse su identificación, estaría en la línea de los complejos sistemas de abastecimiento de agua documentados en ciudades vecinas de ámbito vascón como Andelo (Mendigorría, Navarra) (Mezquíriz Irujo, Mª A. y Unzu Urmeneta, M. 1988; Mezquíriz Irujo, Mª Á. 2009: 119-143) o Los Bañales (Layana-Uncastillo, Zaragoza) (Viartola Laborda, L. M. 2011; Andreu Pintado, J. y Armendáriz Martija, J. 2011).
No obstante, las encuestas realizadas por nuestro equipo entre los habitantes de la localidad nos permitieron documentar la existencia de al menos otras dos lápidas más, también fragmentarias, inéditas y que mantenemos actualmente en estudio.
En conjunto, el carácter funerario de las cuatro inscripciones que conforman este corpus demuestra que la necrópolis de El Forau de la Tuta sería importante y se mantendría en activo al menos desde el Cambio de Era, fecha aproximada de una de las lápidas inéditas, hasta una época avanzada de época imperial a juzgar por la cronología de la del Museo Diocesano de Jaca. Otra característica reseñable en este conjunto es la presencia de onomástica de origen vasco-aquitano en alguna de las piezas, lo que concuerda con la supuesta adscripción etnolingüística vascónica de los habitantes de esta región de la Jacetania-Canal de Berdún en época romana (Peréx Agorreta, Mª J. 1986; Andreu Pintado, J. 2004-2005; Andreu Pintado, J. 2006; Andreu Pintado, J. y Jordán Lorenzo, Á. A. 2007; Ramírez Sádaba, J. L. 2006; Andreu Pintado, J. 2017).
Hasta la fecha conocíamos a partir de la bibliografía dos lápidas funerarias romanas procedentes del entorno de la ermita de San Pedro y El Forau de la Tuta. La primera de ellas, de cronología romana tardía y perteneciente en la actualidad a los fondos del Museo Diocesano de Jaca, se encontraba hasta principios de los ochenta del siglo XX encastrada en la fachada sur de la ermita de San Pedro (Fatás Cabeza, G. y Martín Bueno, M. 1977: nº 3, 1213)1. Una segunda, incompleta y datable en la primera mitad/mediados del siglo I, fue localizada hace más de tres décadas en el denominado «Campo del Granadero» (Casasús Alcaine, J. I. y Núñez Marcén, J. 1988)2 y actualmente se conserva en una colección privada de Artieda.
En una colección privada de la localidad de Artieda se conserva un fragmento escultórico, cuyo estudio llevamos muy avanzado en este momento, que se recogió en superficie en las inmediaciones de la ermita de San Pedro. Se trata de una mano izquierda incompleta, de tamaño cercano al natural, que sostiene una patera umbilicata y que formaría parte de una estatua que representaría a una figura oferente.
2.1.3. Necrópolis; epigrafía funeraria
3. LA CAMPAÑA DE 2021
Por otra parte, la presencia de un silo altomedieval en la esquina oriental de la estancia principal permitió documentar la técnica constructiva del opus tessellatum, consistente en una preparación de cantos de río colocados de forma oblicua sobre el sustrato natural sobre la que se vertió la capa, de unos 0,10 cm de grosor, de mortero de cal mezclado con fragmentos de piedra y cerámica machacadas sobre la que se dispusieron la preparación y las teselas.
cimentación de grandes cantos de río sobre la que se depositaron sucesivas capas de material suelto, gravas y zahorras (Fig. 6), que fueron parcialmente retiradas manualmente con objeto de documentar la técnica de construcción y de intentar localizar materiales arqueológicos susceptibles de datación. La estructura constructiva de estos viales resulta por cierto muy similar a la documentada en algunas calles de ciudades vecinas como Iaca (Justes Floría, J. y Royo Guillén, J. I. 2012: 17-18 y 30-33; Justes Floría, J. y Royo Guillén, J. I. 2013: 104-105) y Andelo (Mezquíriz Irujo, Mª A. 2009: 60-63).
Sesión 2 213
En uno de los viales, de eje suroeste-noreste, que previsiblemente se trataría de una de las calles principales del asentamiento en función de su posición central y dimensiones, se documentaron también los restos de una de las aceras y una canalización de superficie destinada a la evacuación de aguas, que los peatones podían salvar por medio de tres piedras pasaderas similares a las documentadas en el Decumanus 1 de Andelo (Mezquíriz Irujo, Mª A. 2009: 60-63) y en algunos viales de Cara (Mezquíriz Irujo, Mª Á. 2006: 163). Dicha calle principal debió contar además con una acera porticada a juzgar por la presencia en sus laterales de dos cimentaciones de planta cuadrada (Fig. 6).
muro suroccidental de la estancia se abría otro amplio vano que daba acceso a la habitación contigua por el suroeste, provista también de un mosaico blanquinegro, geométrico de casetones en este caso, descubierto solo parcialmente, con paralelos en asentamientos vecinos como Ilumberri (Mezquíriz Irujo, Mª A. 1970: 66; Ramos Aguirre M. 2007: 524 y 527), Osca (Huesca) (Tarrats i Bou, F. 1985) o Pompelo (Fernández Galiano, D. 1987: 125, nº 197, lám. LXVII).
Figura 6. Vista cenital del Sondeo 1 en la campaña de 2021; cruce de calles, una de ellas con aceras, canal y piedras pasaderas.
En este caso, tras retirar mecánicamente el estrato superior de apenas 20 cm de potencia, se pusieron al descubierto los restos muy arrasados de un espacio de planta rectangular de unos 5 por 3,50 m de superficie interior que conservaba el umbral del acceso en la cara noreste, labrado en dos piezas de arenisca, que alojaba la puerta de doble batiente. Al exterior del mismo se conservaba parte de un pavimento de opus testaceum conformado por pequeños ladrillos de 12 por 5 cm colocados a sardinel dibujando un motivo de opus spicatum típico de espacios descubiertos relacionados con infraestructuras termales.
Por su parte, al interior de esta estancia, sellado bajo un estrato intacto de derrumbe que contenía una gran cantidad de lajas de arenisca procedentes de la caída de la techumbre del edificio3, se localizó prácticamente completo y en un extraordinario estado de conservación un pavimento teselado blanquinegro –con algunas teselas aisladas rojas y amarillas– decorado con motivos iconográficos del thíasos marino en blanco sobre fondo negro: conchas o veneras en las cuatro esquinas e hipocampos enfrentados montados por amorcillos en el emblema central junto a los que se representaron tres animales marinos, un pez en la parte superior y dos posibles delfines en la inferior (Fig. 7).
3.2. El Sondeo 2
El segundo sondeo se delimitó en el centro del extremo occidental del asentamiento, en función de la presencia en superficie de abundantes restos de mosaicos blanquinegros (teselas y fragmentos de rudus), de la situación de los mencionados elementos de opus caementicium de la ladera del barranco de San Pedro y de la posible existencia de un pavimento en el subsuelo revelada por las labores de teledetección.
Estos motivos, típicos de los espacios termales y con referentes en Tarraconense como el de la iglesia de Sant Miquel de Barcelona (Balil Illana, A. 1960), cuentan también con paralelos cercanos, eso sí muy fragmentarios, en asentamientos urbanos vecinos como Pompelo (Blázquez Martínez, J. Mª y Mezquíriz Irujo, Mª Á., 1985: números 35, 36, 37, 38 y 56) y Campo RealLa Fillera (Sos del Rey Católico, Zaragoza-Sangüesa, Navarra) (Andreu Pintado, J., Armendáriz Martija, J., Ozcariz Gil, P., García-Barberena Unzu, M., Jordán Lorenzo, A. 2008: 80 y 84; Andreu Pintado, J., Lasuén Alegre, M., Mañas Romero, I. y Jordán Lorenzo, A. En2009).el
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214 V
4. CONCLUSIONES
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Aunque todavía no contamos con datos cronológicos más concretos, sí podemos adelantar que el momento de mayor esplendor de este asentamiento urbano tendría lugar en los siglos I y II cuando se construirían las principales infraestructuras y monumentos públicos: termas, sistema de abastecimiento de agua, urbanismo regular, cloacas y posiblemente un templo.
La identificación de las estancias localizadas en este Sondeo 2 como parte de un complejo termal, del que el espacio exhumado completo sería la sala de recepción, se confirmaba a partir de la presencia de molduras aislantes de mortero en las juntas entre los pavimentos y la base de mampostería y sillarejo de los muros.
Por último, el estudio arqueológico de la ocupación altomedieval documentada en El Forau de la Tuta permitirá igualmente avanzar en el estudio del pasado de esta región en la Alta Edad Media, un periodo particularmente mal conocido.
Andreu199-221.Pintado, J., Armendáriz Martija, J., Ozcariz Gil, P., García-Barberena Unzu, M., A. Jordán Lorenzo (2008): «Una ciudad de los vascones en el yacimiento de Campo Real/La Fillera (Sos del rey Católico-Sangüesa», Archivo Español de Arqueología, Vol. 81, CSIC, pp. 75-
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Los datos expuestos demuestran que los conjuntos arqueológicos conocidos hasta ahora como Ermita de San Pedro-Campo de la Virgen-Campo del Royo-El Forau de la Tuta corresponden en realidad a un único complejo de grandes dimensiones cuya ocupación imperial romana identificamos como el oppidum de una civitas de ámbito vascón de nombre de momento indeterminado.
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Figura 7. Sondeo 2, vista cenital, campaña de 2021; estancia de recepción de las termas, con mosaico blanquinegro con iconografía de thíasos marino.
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Esta existencia de un establecimiento termal público, similar a los documentados en otras civitates cercanas de ámbito vascón como Andelo (Mezquíriz Irujo, Mª A. 2009: 70-73), Pompelo (Pavía Page, M. 2021: 237-242) o Los Bañales (García-Entero, V. 2011), abundaría en la identificación de El Forau de la Tuta como centro urbano.
Andreu100.
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2 _Ausageṣ[---] / Agirṇ[---] / Firṃ[---] / Fronṭọ[---] / s(ua) [p(ecunia) f(aciendum) c(urauit)].
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3 _El cual no contaba por tanto con tejado de tegulae e imbrices, como es propio de la arquitectura romana de la época, sino con cubierta de lajas sobre armadura de madera. En este sentido, tampoco se documentan cubiertas de terracota en la vecina Iaca (Justes Floría, J. y Royo Guillén, J. I. 2012: 53).
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NOTAS ACLARATORIAS
We present the list of paintings from the Bilbilis site framed within the II style, specifically. Under these stylistic canons, the tablinum (11) of the Casa del Larario, the possible exedra (H7) of Domus 1 (Insula I), one of the cubicula of Domus 2 (Insula I) and the previously domestic structures were painted. to the city theater. Thus, these paintings are part of the first documented pictorial phase at the site. One wonders if it was the same workshop that made all these decorations. The similarity between two of the sets -tablinum of the Casa del Larario and exedra of the Domus 1- and the difference in composition, ornamental repertoire and chromatic range between these and the paintings of the cubiculum of Domus 2 is surprising. We consider that, at first, the decorations of the Domus 2 cubiculum and the structures prior to the city theater were painted; and already at the end os the II style, the tablinum of the Casa del Larario and the possible exedra of Domus 1 were decorated, painted in the same chronological margins.
1Escuela de Turismo Universitaria de Zaragoza Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Zaragoza
Autor de contacto/Contact author: Lara Íñiguez Berrozpe, laraib@unizar.es
ABSTRACT
ROMAN WALL PAINTING IN ARAGON: THE II STYLE IN THE MUNICIPIUM AUGUSTA BILBILIS (CALATAYUD)
Presentamos el elenco de pinturas del yacimiento de Bilbilis encuadradas dentro del II estilo. Bajo estos cánones estilísticos se pintaron el tablinum (11) de la Casa del Larario, la posible exedra (H7) de la Domus 1 (Insula I), uno de los cubicula – hallado en el almacén (H6-7)- de la Domus 2 (Insula I) y las estructuras, seguramente domésticas, anteriores al teatro de la ciudad. Así pues, estas pinturas se integran en la primera fase pictórica documentada en el yacimiento. Cabe preguntarse si fue el mismo taller el que elaboró todas estas decoraciones. Sorprende la similitud entre dos de los conjuntos -tablinum de la Casa del Larario y exedra de la Domus 1- y la diferencia en composición, repertorio ornamental y gama cromática entre estos y las pinturas del cubiculum de la Domus 2. Consideramos, ante esto que, en un primer momento se pintaron las decoraciones del cubiculum de la Domus 2 y las estructuras anteriores al teatro de la ciudad; y ya a finales del II estilo se ornaron el tablinum de la Casa de Larario y la posible exedra de la Domus 1. Con seguridad los fragmentos hallados en la habitación (20) también de la Casa de Larario, aún en proceso de estudio, fueron pintados en los mismos márgenes cronológicos.
3Universidad
RESUMEN
PALABRAS CLAVE: Velaria; Filetes bicromos; Imitación de alabastro; Imitación de mármol; Estuco; Motivos egiptizantes; Arqueometría; Pigmentos; Mortero.
19
Sesión 2 217
LA PINTURA MURAL ROMANA EN ARAGÓN: EL II ESTILO EN EL MUNICIPIUM AUGUSTA BILBILIS (CALATAYUD)
2
KEYWORDS: Velaria ; Bichrome fillets; Imitation of alabaster; Imitation of marble; Stucco; Egyptizing motifs; Archaeometry; Pigments; Mortar.
Lara Íñiguez Berrozpe1, Carmen Guiral Pelegrín2, Carlos Sáenz Preciado3 y Manuel Martín Bueno3
218 V
Figura 1. Hipogrifo situado en la zona superior del conjunto procedente del relleno de la Habitación 20 de la Casa del Larario (foto L. Íñiguez)
a modo de rampa quedó la tercera vía, conectando ambas Cronológicamente,terrazas.
La temprana presencia estable de Roma en el valle del Ebro ha permitido que este territorio sea uno de los que conserva los testimonios más antiguos de pintura mural romana de la península ibérica. Los restos exhumados en los yacimientos de Segeda, Azaila, Contrebia Belaisca, La Caridad y Valdeherrera, cuya cronología se extiende desde mediados del siglo II a.C. hasta las guerras sertorianas, no sólo han permitido documentar los primeros opera signina del territorio, sino también las primeras decoraciones murales del I estilo.
Sesión 2 219
Figura 2. Planta de la Domus 2 (Uribe, 2015).
2.1. La Domus 2 y la decoración del cubiculum (14)
Esta Insula se articula en tres domus que presentan características muy particulares con objeto de salvar la complicada orografía del yacimiento bilbilitano. Descansó sobre dos terrazas, erigiéndose como una construcción de tres niveles, de tal forma que el inferior, en el que se disponen las tabernas, se situó en la primera terraza y los dos siguientes en la segunda. Estuvo además rodeada por tres calles; a una de ellas quedó abierto el espacio comercial ubicado en la planta inferior. En la superior hubo una calle trasera, y en sentido perpendicular
1. INTRODUCCIÓN
Respecto al Municipium Augusta Bilbilis, en los últimos años se han estudiado varios conjuntos pictóricos encuadrables también en esta etapa decorativa, lo cual viene a aumentar el elenco de las decoraciones conocidas de este periodo estilístico, de manera que Bilbilis y Celsa, junto a Emporiae, se convierten en los yacimientos referentes para el estudio de pintura hispana de II estilo.
el estudio del material cerámico extraído proporciona una fecha en torno a mediados del siglo I a.C. para su construcción. En un principio se consideró que las tres domus prolongaron su vida hasta mitad del siglo I d.C., cronología fundamentada por la ausencia de terra sigillata hispánica, aunque el uso de las tabernae se dilata hasta el siglo III. Las últimas investigaciones, sin embargo, han permitido replantear este supuesto en lo que respecta a la Domus 3, ya que parte del material pictórico exhumado se fecha en la segunda mitad del siglo I d.C. En cualquier caso, su final se vincula a dos factores: los problemas estructurales que sufrió al asentarse directamente sobre la roca madre sin que ésta fuera retallada -a excepción del cerramiento sur sobre el que descansaba la tercera domus- y las grandes presiones ejercidas por las terrazas.
Sin embargo, desde las guerras sertorianas hasta el ocaso de la primera mitad del siglo I a.C., existe un vacío en lo que a producción pictórica se refiere. Por el momento, no se constatan pinturas de las primeras fases del II estilo, pero se siguen realizando opera signina sin solución de continuidad durante toda esta centuria. Ahora bien, los artesanos se tomaron algunas libertades en su realización, hecho que permite establecer la hipótesis de que los primeros talleres itálicos que llegaron al territorio que nos ocupa fueron reemplazados por artesanos locales que reprodujeron su técnica y repertorio (Guiral y Mostalac, 1993: 390; 2011: 609).
La Domus 2 (Fig. 2) es de planta itálica y cuenta con un acceso doble. El principal daba paso a la planta noble y se realizaba a través de una escalera adosada al lateral sureste. El segundo estaba situado en la calle trasera dispuesta en la segunda terraza. A él se accedía por una escalera que arrancaba desde el atrio (H.1).
2. LA INSULA I
La casa cuenta pues con tres plantas documentadas: en la superior se halla un atrium testudinado (H.1) en torno al cual se distribuyen el resto de las habitaciones, entre las que se han identificado el tablinum (H.2), la culina (H.3) y el triclinum (H.4). Los cubicula seguramente se situaron en la zona este de esta planta tercera; se ha recuperado la decoración pictórica de uno de ellos (H.14), exhumada en la habitación-almacén (6-7) de la segunda planta, como veremos a continuación. En la primera planta a nivel de calle se disponen las tabernas (T.9 y T.10), de mayor longitud que las de la Domus 1. En relación a las estancias (E.11, E.12 y E.13), su planta, los pavimentos
Hemos de esperar a la segunda mitad del siglo I a.C. para que nuevos talleres itálicos lleguen al valle del Ebro. Particularmente representativas de un II estilo canónico resultan las decoraciones de la Colonia Victrix Iulia Lepida/Celsa, con unas magníficas arquitecturas pintadas presentes en la estancia 13 de la Casa B (Mostalac y Beltrán, 1994: 120-123), y con el emblemático repertorio ornamental del salón triclinar de la Casa de Hércules (Mostalac y Beltrán, 1996).
Más esporádicos, aunque significativos en este sentido, han sido los restos decorativos de II estilo exhumados en la Calle Don Juan de Aragón y en la Calle Torrellas de la actual Zaragoza (Beltrán y Mostalac, 2008: 115).
El zócalo está dividido en compartimentos que imitan lastras marmóreas mediante vetas blancas sobre fondo verde, amarillo y marrón. En la zona media se dispone una sucesión de paneles monocromos -verde, rojo, amarillo-, y otros de imitación alabastrina. La zona superior presenta la emulación de bloques marmóreos sobre un fondo rojo, dispuestos a soga y tizón. Tanto estas como los paneles de la zona media presentan los característicos filetes de encuadramiento bícromos del II estilo. Posteriormente, una banda, que emula un listón de madera, da paso al epistilo enmarcado por cornisas. Lope, 2007: 185-192; Martín-Bueno et al., 2007: 235272; Sáenz et al., 2010: 441-452; Guiral, 2018: 626-627).
Las imitaciones de rocas que se disponen en la zona media y en la zona superior de la pared, merecen un análisis, dada la singularidad de las mismas. En los paneles de la zona media, únicamente se reconocen placas con imitaciones del denominado alabastro «fiorito» que presentan una característica especial, la presencia de pequeños motivos ovalados rojos o azules que no hallamos en los ejemplos campanos de referencia (Barker y Perna, 2018, fig. 3), pero que se repiten en las pinturas de la Maison aux Deux Alcôves (XVIII) de Glanum; es esta peculiar característica la que indujo a pensar en la posibilidad de que ambas decoraciones hubieran sido realizadas por un mismo taller que en la ciudad gala trabaja entre los años 50-30 a.C. (Barbet, 2007).
Figura 3. Decoración del cubiculum (H14), expuesta en el Museo de Calatayud, de la Domus 2 (foto Museo de Calatayud).
220 V
La Domus 1 (Fig. 4) con planta itálica y aspecto ortogonal, contó con tres accesos, uno de los cuales se dirigía directamente a la planta noble con un patio
2.2. La Domus 1 y la decoración de la posible exedra (H7)
y la decoración pictórica nos permiten identificarlas con dos cubículos precedidos por una antecámara que tienen una clara relación con la taberna vecina (Martín-Bueno y Sáenz, 2001-2002: 140-144; Beltrán, 2003: 21; Uribe, 2004: 108-112; 2015: 216-221; Martín-Bueno et al., 2007: 235-271; Guiral e Íñiguez, 2012: 289-291; Uribe, 2015: Centrándonos218).
Por lo que se refiere a la cronología, atendiendo a las similitudes de las pinturas procedentes de Glanum datadas entre los años 50-30 a.C. y a las de Lugdunum, del año 43 a.C., consideramos estas fechas para la ejecución de las pinturas bilbilitanas. Esta propuesta cronológica se adecúa a la fecha de la segunda mitad del siglo I a.C. en la que, a tenor de los datos estratigráficos, se construye la Insula I. La edificación de estas primeras domus se vinculan al posible contingente de itálicos que llegan a la ciudad a inicios de la segunda mitad del s. I a.C. La numismática parece dar testimonio de esta fase: Bilbilis acuñaba moneda seguramente desde los inicios del siglo I a.C., pero será en este momento cuando nos encontremos con amonedaciones con BILBILIS-ITALICA que nos habla de la concesión del ius italicum a la ciudad, así como de la citada llegada de itálicos, con lo que se iniciaba un proceso que culminará en época augústea cuando la ciudad es elevada al rango de municipium con el apelativo de Augusta (Sáenz y Martín-Bueno, 2015: 130)1
ya en la decoración de la habitación (14) (Fig. 3), la reconstitución permite configurar un cubículo de planta cuadrada; los 2/3 primeros corresponden a la antecámara y 1/3 restante a la alcoba, separados por pilastras realizadas en estuco, coronadas por capiteles; esta división queda también marcada en la cubierta, plana en la antecámara y abovedada en la alcoba.
Por lo que se refiere a la zona superior, identificamos la representación de ónices (tanto el denominado cotognino, como el listado) (Barker y Perna, 2018: fig. 2), alabastros, marmor numidicum y otras rocas que no podemos definir. Esta invención de mármoles también se constata en las pinturas de casas de alto nivel, como la Casa de Augusto en el Palatino de Roma, o la Casa di Obellius Firmus o la Villa de los Misterios en Pompeya. Existen muchos mármoles imaginarios representados en la pintura romana, que parecen inspirados en las lumaquelas o los denominados ojos de pavo, pero algunos de ellos son fruto de la imaginación de los pintores (Mulliez, 2014: Una120-122).característica especial de las pinturas bilbilitanas es la zona superior de la pared, en la que los bloques no conforman el aparejo característico dispuesto a soga y tizón, en el que se marcan claramente las líneas de unión entre los bloques, sino que aparecen situados sobre el fondo rojo sin conexión entre ellos; esta misma disposición se encuentra en las pinturas procedentes de las estancias anteriores al santuario de Cibeles de Lugdunum (Lyon), que se fechan hacia el 43 a.C., año de fundación de la colonia. En estas pinturas hallamos la misma gama cromática, bloques lisos de colores verdes, burdeos y amarillos y otros con imitaciones de mármoles y alabastros (Desbat y Caparros, 2007: 224228); en relación a estas imitaciones, queremos incidir en la semejanza que guardan con las bilbilitanas, sobre todo en lo que se refiere a las reproducciones de ónices y de otras piedras, cuya identificación es, por el momento, imposible
Sesión 2 221
3. LA CASA DEL LARARIO
Figura 5. Conjunto hallado en las tabernas (T12 y T13) posiblemente perteneciente a la habitación (H7) (foto C. Guiral y L. Íñiguez)
El aspecto más reseñable de esta domus es la reforma que sufrió para la instalación de un balneum (H.8), hecho que V. García-Entero (2005: 274-278) data hacia el cambio de Era, momento que se aprovechó para renbovar, al menos decorativamente, la mayor parte de la vivienda (MartínBueno y Sáenz, 2001-2002: 131-140; Beltrán, 2003: 22-23; Uribe, 2004: 102-107; Uribe, 2009: 77-78; 2015: 210-215; Martín-Bueno et al., 2007: 205-223; Guiral e Íñiguez, 2011-2012: 288-289; Íñiguez et al., 2020)2.
La Casa del Larario (Fig. 6) está situada en la zona central de la ciudad y aunque con toda seguridad se articulaba en diversos pisos, solamente se conserva el principal. Presenta una típica planta itálica, articulada en torno a un gran atrium testudinado (16) al que se abrían el resto de las estancias: tablinum (11), triclinium (4) y dos cubicula (1 y 12); la estancia más significativa es la identificada como sacrarium (13) en cuyo interior se hallaron los restos de un larario realizado en estuco (Íñiguez, 2016).
La estructura habitacional está flanqueada por zonas de servicios: en el lado oriental, una zona de almacenes y en el occidental destaca el espacio interpretado como un torcularium (20) para la elaboración del vino. La estructura presenta dos fases constructivas, la primera fechada en la segunda mitad del siglo I a. C., y la segunda en época flavia, momento en el que se construye el citado sacrarium y las estancias de uso artesanal relacionadas con la vivienda. El abandono se lleva a cabo en el siglo II d. C. Todas las estancias de la zona de hábitat estaban pintadas, documentando un amplio repertorio compositivo y ornamental del II, III y IV estilos, que se corresponde con la evolución de la estructura. De todas las habitaciones, será objeto de estudio en el presente artículo el tablinum (11) (Sáenz et al., 2018).
La decoración de este conjunto es muy similar a la que orna el zócalo del tablinum (11) de la Casa del Larario, por lo que realizamos el estudio estilístico y arqueométrico de ambos en el apartado 4.
porticado (H.2) a través del vestibulum (H. 1). En torno a él identificamos algunas habitaciones como la cella ostiaria (H.3), un triclinum (H.5) -bastante irregular en su planta- el tablinum (H.4) y un cubiculum (H.6). La estancia (H.7) fue interpretada en un primer momento también como cubiculum, pero los resultados obtenidos en base al estudio de los fragmentos decorativos, sumado al hecho de que no se halló en el momento de la excavación el muro de separación entre la estancia y el patio porticado, ha servido para establecer la hipótesis de que en realidad estamos ante una exedra, como veremos más adelante. Se completa la casa con un conjunto de tabernas (T. 10-13) en la planta calle, las cuales, en un segundo momento, se unificaron para formar un único establecimiento, una posible popina
Figura 4. Planta de la Domus 1 (Uribe, 2015)
zona media se hace a través de compartimentos amarillos encuadrados interiormente con filetes bícromos
También relacionamos con este conjunto y por lo tanto con la estancia que nos ocupa, dos cornisas (tipo 4 y 14 del total de los 52 tipos documentados en la domus 1) con una larga banda horizontal y listel saliente que es característica de las cornisas que acompañan a las pinturas del I y II estilo (Riemenschneider, 1986: figs. I-XXV) y los fragmentos de seis columnas de fuste poligonal elaboradas en estuco (Íñiguez et al., 2020: 212, figs. 12 y 13).
Los fragmentos pictóricos a los que nos referimos (Fig. 5), hallados en las tabernas (T 12 y 13), posiblemente decoraron la habitación (H7) y fueron arrojados al nivel inferior, quizás por los individuos que habitaron entre las ruinas de Bilbilis cuando la ciudad ya había sido abandonada; una acción que sin duda tuvo como fin buscar y aprovechar el material constructivo de la casa (Sáenz et al., 2019: 45-47). El conjunto se halló en estado muy fragmentario, conservándose una parte del zócalo. Tras el proceso de restitución, se ha comprobado que esta zona de la pared estaría decorada con velaria, al igual que en el tablinum (11) de la Casa del Larario, pintados en color beige, sobre fondo negro. El paso a la
alternancia de colores es la siguiente, sobre los paneles verdes se disponen compartimentos azules, sobre los azules compartimentos morados y sobre el panel morado central, un compartimento verde. Los cuadrados negros están decorados con una flor cuadripétala bordeada por cuatro bifolios; los rectángulos, de los que solamente se conservan el verde y el morado, presentan distinta decoración, en el primero, dos tallos opuestos separados por una flor cuadripétala y limitados en los extremos por motivos estrellados; en el compartimento morado los tallos opuestos se separan por un motivo estrellado y están limitados por una flor en forma de estrella.
222 V
Restitución de la pared occidental del tablinum (11) de la Casa del Larario (foto y dibujo C. Guiral y L. Íñiguez).
composición.Trasestazona
De la pared occidental (Fig. 8), solamente se conservan tres paneles que muestran idéntico desarrollo y
La estancia estuvo solada por un pavimento de terrazo blanco, al igual que el atrio, y la separación se señala mediante una línea de teselas rojas. La decoración pictórica se conserva parcialmente in situ en el muro oriental; las pinturas de los muros septentrional y occidental aparecieron desplomadas sobre el pavimento.
FiguraÍñiguez).8.
La decoración de la pared norte (Fig. 7) se articula un zócalo negro, del que se conserva una altura de 22,2 cm, decorado con cortinajes que cuelgan de lazos, situados bajo las bandas de separación de la zona media, de los que parten cintas doradas que se unen en el centro sujetas con un clavo de cabeza trapezoidal. La zona media consta de cinco paneles – verde, azul, morado, azul y verde, de 55 x 90 cm – encuadrados interiormente por filetes negros y blancos que intentan emular la iluminación creando el relieve propio e los ortostatos. Estos paneles se separan entre sí por bandas negras de 5 cm de anchura, decoradas con finos tallos ornados con motivos de carácter miniaturista. En las dos bandas centrales, los tallos imitan claramente un tirso y a lo largo del mismo se insertan 5 bifolios. En las bandas laterales la decoración es más compleja, dos tallos contrapuestos separados por un motivo en forma de estrella; ambos están decorados con bifolios y motivos romboidales y finalizan con una flor cuadripétala rodeada por ocho puntos. En la zona superior, de 10,5 cm de altura, alternan los compartimentos rectangulares ubicados sobre los paneles anchos, y los compartimentos cuadrados, situados sobre las bandas; la
3.1. La decoración del tablinum (11)
media se dispone la superior, de fondo blanco, carente de decoración y con una altura de 1,50 m, si consideramos la posible elevación de la estancia. Esta zona finaliza con una cornisa de estuco con un largo listel en su parte media, característico de época republicana, tal y como se ha explicado en la descripción de las cornisas de la Domus 1.
Figura 6. Planta de la Casa del Larario (Uribe, 2015).
Figura 7. Restitución de la pared norte del tablinum (11) de la Casa del Larario (foto y dibujo C. Guiral y L.
En cuanto a la cronología propuesta para todos estos conjuntos, existen diferencias entre los autores que han tratado el tema. A. Mau (1882: 38) considera que aunque los muros fueron pintados en el I estilo, la zona inferior fue rehecha durante la fase inicial del II estilo. M. de Vos (1976, 53) propone una cronología de las fases Ib y Ic del II estilo. A. Laidlaw (1985, 32) considera que la mayoría de los ejemplos son del I estilo y finalmente V. M. Strocka (1991: 103-104) retoma la información de A. Mau y, en su opinión, están pintados al comienzo del II
4.2. Estudio arqueométrico
Sesión 2 223
En Pompeya, se han documentado velaria en la Casa di Cerere (I 9, 13), en la Casa (I 13, 2), en la Casa del Ancora (VI 10, 7), en la Casa del Labirinto (VI 11, 10), en la Casa del Fauno (VI 12), y en la Casa (VI 14, 40).
En la segunda mitad del siglo I d. C. se produce la reforma de parte del muro oriental con motivo de la construcción del sacrarium; esta reforma llevó consigo la realización de unas nuevas pinturas que imitaban a las anteriores, si bien los pintores ya habían olvidado la función de la bicromía de los filetes de encuadramiento interior y están pintados de color blanco. En esta misma reforma se dispone, en el frente del muro de separación entre las dos estancias, una pilastra de estuco rematada por un capitel corintio (Guiral et al., 2018; Guiral et al., 2020).
Ya que los dos conjuntos presentan la misma decoración y gama cromática, al menos en el zócalo, se plantea la hipótesis de su realización por un mismo taller, lo que induce a pensar que la composición de pigmentos y morteros debería ser similar.
En cualquier caso, la zona más interesante desde el punto de vista decorativo es el zócalo, ya que cuenta con unos cortinajes muy similares a los de la habitación (H7) de la Domus 1. Por ello, realizamos el análisis conjunto de ambos.
Por lo que se refiere a la estructura compositiva, se encuentra entre las más simples de cuantas se documentan en la pintura romana, una alternancia de paneles anchos y bandas de separación decoradas con motivos vegetales muy simples y de marcado carácter miniaturista. Los compartimentos superiores derivan claramente de los aparejos con imitaciones marmóreas dispuestas a soga y tizón, situadas sobre los paneles medios, características de las pinturas del I y II estilos, que hemos analizado en el cubiculum de la Domus 2. Con la tendencia a la eliminación de la perspectiva y el aplanamiento de las paredes, el aparejo marmóreo desaparece y los compartimentos se decoran con distintos motivos (De Vos, 1975: 58-59). La ornamentación miniaturista de estos compartimentos, muy similares a la que orna las bandas ubicadas entre los paneles de la zona media, confirman también que nos situamos en la última fase del II estilo ya que guardan una estrecha relación con los que decoran pilastras, bandas o compartimentos superiores de otras pinturas procedentes de Roma y de la Campania encuadradas en este periodo: entre otras podemos citar las pilastras, bandas o compartimentos superiores de las pinturas de la última fase del II estilo, del cubículo 7 de la Casa de Fabius Rufus (VI Ins. Occ. 40) en Pompeya (Bragantini y De Vos, 1982: 57, fig. 4) De igual forma, en distintas estancias de la Villa de la Farnesina también se constatan una serie de frisos vegetales que guardan ciertas similitudes con los que estamos analizando (Bragantini y De Vos 1982: 57, fig. 41 tav. G. 7, 8 y tav. I .7)
a otros ejemplos itálicos, fundamentalmente los procedentes de Casa helenística del Monte Calvario en Centuripe (Frasca, 2006: 197-198, figs. 12, 13), del Templo 2 del Santuario della Giostra (Donati, 2007), de la Casa del Anfiteatro de Alba Fucens (Ricciardi, 1991, 406-411), de las Aulas 1 y 4 del Capitolium de Brescia (Bianchi 2014, 224-231 y 242-256), de los que disponemos de una cronología precisa, podemos afirmar que los velaria colocados en la zona inferior son un motivo característico de la primera mitad del siglo I a.C. Bien es cierto que el conjunto procedente del Monastero dei Benedittini en Catania, que presenta la base de un candelabro, indica posiblemente una realización posterior (Branciforti y La Rosa, 2010: 151, figs. 25-26) 3
Aunque el motivo es característico de la primera mitad del s. I a.C. en las provincias occidentales del Imperio, debemos datar los velaria de Bilbilis en la segunda mitad, fecha que queda confirmada por el estudio de la zona superior y de los motivos miniaturistas, y que retomaremos en las conclusiones.
Las pinturas de la habitación (H7) de la Domus 1 y del tablinum (11) de la Casa del Larario presentan el zócalo con una decoración muy similar, consistente en un cortinaje (velaria) que cubre totalmente esta zona de la pared. .
Sobre su significado, entre las muchas interpretaciones que se han dado, la más acertada parece la de F. Donati (2007) quien considera que estos tejidos son una copia pintada de las cortinas que adornaban las estancias de Losrepresentaciónorígenesde las representaciones pintadas de cortinas se remontan a la pintura etrusca y la suritálica funeraria. En la pintura romana los ejemplos más antiguos se fechan a principios del siglo I a.C., manteniéndose durante toda esta centuria. A lo largo del siglo I d.C. las cortinas se trasladan a la zona superior de la pared y los ejemplos continúan hasta el siglo II d. C., como puede verse en la Domus dei Coiedii di Suasa (De Maria 1995, 249-255) o en la villa de Settefinestre (Cavari y Donati 2016).
4.1. Estudio estilístico
4. ESTUDIO ESTILÍSTICO Y ARQUEOMÉTRICO DE LAS PINTURAS DECORADAS CON VELARIA
Graciasestilo.
Sin embargo, nunca se había documentado una subcapa procedente exclusivamente del rojo de plomo, por lo tanto esta técnica supone un unicum. No sabemos qué color conformaba la capa superficial de estos paneles, ya que los análisis no han podido determinarlo; actualmente se observa una tonalidad grisácea pero esto es producto de la oxidación del propio plomo.
224 V
Finalmente, la interpretación de los citados análisis nos permite establecer otra interesante conclusión. En todos los fragmentos estudiados, independientemente de su color, aparece una cantidad de azufre superior al 2%. Si hacemos una comparativa de las muestras con pigmento negro presente en el zócalo de ambos conjuntos, y atendiendo en primer lugar a las muestras provenientes de la Casa del Larario, el azufre se encuentra aleatoriamente distribuido en la capa de carbón, sin llegar a observarse que forme una capa de finalización de gibsita o yeso, tal y como hemos comentado anteriormente para el caso de la habitación (H7). Por tanto, estos resultados refuerzan la hipótesis de que el azufre presente en esta muestra tiene su origen en la reacción del dióxido de azufre de la atmósfera contaminada con la calcita empleada para aplicar el pigmento. Esta consideración implica que los fragmentos han estado expuestos durante un largo período de tiempo al aire, lo que se adapta perfectamente a las características del tablinum (11), una estancia abierta. En las muestras procedentes del zócalo del conjunto de la habitación (H7) de la Domus 1, el contenido de azufre llega a ser hasta 2,5 veces mayor. Esto se debe a la existencia, como hemos apuntado, de una capa de finalización realizada a base de gibsita o yeso; pero, además, el azufre también aparece de una manera irregular sobre la superficie de los fragmentos, lo que estaría de acuerdo con su formación
En ambos casos se ha comprobado que el mortero estaba formado a base de cal y arena, aunque en los morteros procedentes de la habitación (H7) se ha determinado la presencia de yeso; y también sólo en este conjunto se aprecia una capa de finalización de 2 mm de este material en el zócalo de fondo negro. La diferente conservación del color en uno y otro zócalo es patente a simple vista y podemos hipotetizar que se deba a la utilización de este material. En líneas generales, el yeso acelera el proceso de fraguado del mortero y le otorga una mayor plasticidad, como ya ha sido demostrado en otros yacimientos como Celsa (Mostalac y Beltrán, 1994: 97).
Respecto a los pigmentos, en ambos conjuntos el negro procede de carbón vegetal y el color beige cuenta con la interesante presencia del aragonito. El amarillo de la habitación (H7) se obtuvo a partir de goethita, a la que se añadió carbón para oscurecer el tono. En el tablinum (11) el verde estaba constituido por una mezcla de glauconita y azul egipcio; el color burdeos se consiguió mezclando hematita y carbón y, finalmente, el color naranja-gris se obtuvo a partir de rojo plomo.
Sobre este último pigmento es necesario hacer varias aclaraciones. El rojo procedente del plomo -cuya tonalidad es anaranjada- no se utilizó en pintura romana de forma aislada. Cuando se constata su existencia, generalmente se encuentra mezclado con otros tipos de rojo, ya sea el procedente del cinabrio o del óxido de hierro. En este conjunto este color se presenta sin mezclar, tal y como demuestran los análisis realizados; sin embargo, descartamos que este fuera el color elegido para que
Por otra parte, el tablinum (11) de la Casa del Larario fue identificado como tal desde el momento de la excavación; sin embargo, en la habitación (H7) de la Domus 1, se especuló que el muro que cerraba la habitación no se había conservado, y que en origen había sido un cubiculum Una vez estudiada la calidad de la decoración pictórica y estucada, y teniendo en cuenta que podía ser una estancia abierta al patio porticado, planteamos la posibilidad de que se trate de una exedra. Por lo tanto, en ambos casos se trata de estancias abiertas, hecho que pudo influir en la composición de morteros y pigmentos.
Por otra parte, y centrándonos en las hipótesis planteadas, el hecho de que el negro de ambos conjuntos se obtenga a partir del carbón vegetal no parece definitorio a la hora de argumentar a favor de la identificación de un mismo taller, dado que es un pigmento de uso habitual. Es otra cuestión técnica la que sí parece definitiva: la utilización intencionada de aragonito en el color beige, presencia que, además de no ser nada corriente, cuando se constata, parece estar asociada a pinturas de calidad, como ocurre en las que estudiamos, dado que se adscriben a dos estancias de representación. Por otra parte, también hemos de aludir a otra práctica que parece ser característica de este taller: la utilización de carbón para oscurecer los pigmentos, técnica documentada para el amarillo del conjunto de la Domus 1 y también para el burdeos de la Casa del Larario.
La capa preparatoria detectada podría estar relacionada con las dificultades para la aplicación al fresco del color negro de carbón ya que las impurezas que contiene este pigmento provocarían eflorescencias salinas en un medio alcalino, como es el mortero de cal (Burlot y Eristov, 2017). Es complejo explicar las razones por las que solamente se usa yeso en uno de los conjuntos si se trata del mismo taller de artesanos, a no ser que los tectores encargados de la realización del mortero fuesen distintos.
Para responder a estas hipótesis, se realizaron análisis tanto de la capa pictórica como del mortero, empleando diferentes técnicas instrumentales no destructivas, como son las espectroscopias de fluorescencia de rayos X (XRF) y Raman, la difracción de rayos X (XRD) y la microscopia electrónica de barrido con energía dispersiva de rayos X (SEM-EDS) (Cerrato et al., 2021)4
fuera visible en la composición final. Posiblemente se dispuso como una subcapa para proteger, a modo de imprimación, el pigmento de la capa superficial de ciertos factores perjudiciales que puede aportar el mortero. La existencia de subcapas de un color distinto a la capa principal con objeto de abaratar su coste, protegerla y/o aportar una tonalidad diferente, es un fenómeno ya comprobado en pintura mural romana, por ejemplo para el rojo cinabrio o el azul egipcio (Íñiguez, 2020: 43-47).
Aunque contamos con fragmentos del zócalo y, sobre todo, zona media que nos permiten intuir la presencia de un edículo central con escenas figuradas egiptizantes, paneles verdes y rojos, columnas -algunas coronadas por cariátides-, guirnaldas y varios oscilla, además de un gran número de cornisas pintadas, es la zona superior la que, por el momento, se halla en un estado más avanzado de estudio (Fig. 10).
Figura 10. Proceso de reconstitución de la zona superior e inicio de la zona media del conjunto pictórico hallado en el relleno del torcularium (20) de la Casa del Larario (foto C. Guiral y L. Íñiguez).
Varios detalles nos hacen encuadrar cronológicamente este conjunto en las últimas fases del II estilo. En primer lugar, presenta los característicos filetes bicromos de este periodo. Además, constatamos en uno de los paneles medios de fondo blanco la misma técnica que se ha documentado en el tablinum (11) de la Casa del Larario: la utilización de una subcapa naranja procedente del rojo de plomo. De igual forma, la paleta cromática es muy similar, destacando el uso del rojo burdeos y el verde, en una gama idéntica a la del citado tablino.
Los escasos fragmentos se hallaron en un relleno existente entre los muros 3 y 4 del postcaenium que se data en época augustea; estos materiales llegaron mezclados en las tierras de acarreo procedente de edificios ya Sedestruidos.hapodido
restituir una pared articulada en tres paneles de colores rojo, verde y amarillo, separados por bandas negras y enmarcados interiormente por trazos bicromos blancos y negros, que se utilizan para simular el juego de luces y sombras que permite crear el relieve característico de los ortostatos de la zona media de la pared (Fig. 9); son estos trazos los que permiten fechar esta decoración en los márgenes estilísticos del II estilo ya que este motivo es exclusivo de este periodo. Se trata, por tanto de una decoración anterior al inicio del III estilo, en torno al 20 a.C., datación estilística que se complementa con la aportada por los datos estratigráficos ya que las pinturas debieron decorar un edificio anterior a época augústea, que es cuando se inicia la remodelación de la ciudad, posiblemente con motivo de su conversión en municipium, en un proceso que culminará con Tiberio (Guiral y Martín-Bueno, 1996: 74).
6. PINTURAS PROCEDENTES DEL RELLENO DEL ESPACIO (20) DE LA CASA DEL LARARIO
por una reacción del dióxido de azufre con el carbonato cálcico superficial. Esto confirmaría la hipótesis de que también en este caso la habitación (H7) sería una estancia abierta, posiblemente una exedra, como ya hemos dicho, por la decoración pictórica y en estuco.
En el espacio (20) identificado como un torcularium se hallaron, formando parte del relleno del mismo, varios conjuntos pictóricos, entre los que destaca el que presentamos, que se encuentra, actualmente, en una fase inicial de estudio.
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5. RELLENO DEL POSTCAENIUM DEL TEATRO
Figura 9. Restitución de un conjunto a partir de los fragmentos hallados en el relleno del postcaenium del teatro (dibujo C. Guiral y L. Íñiguez).
Se han podido restituir dos compartimentos, blanco y rojo, separados por otro más estrecho de color azul, decorado con un cáliz. En el espacio blanco se observa la figura de un hipogrifo, que se suma al repertorio egiptizante ya citado. En el compartimento rojo se disponen arquitecturas ficticias esquemáticas, que albergan una jarrita y una figura femenina; sobre la cornisa, y a modo de acrótera, se dispone un cuadrúpedo, posiblemente un perro.
Por lo que respecta a la cronología de los escasos fragmentos del postcaenium del teatro, que solamente permiten reconstruir la zona media en la que se suceden ortostatos de distintos colores, su hallazgo en los rellenos previos a la construcción del teatro proporciona una fecha anterior a época augustea, que se considera el momento de inicio de la construcción del edificio. Este pequeño conjunto pictórico, no guarda relación alguna con los descritos en líneas anteriores; sin embargo, presenta una gama cromática idéntica a la que colorea las pinturas del cubículo de la Domus 2
como en la superior y esta característica, que podría inducir a retrasar la fecha de su realización hacia los inicios del II estilo, debe ser tomada con cautela ya que, dejando al margen las pinturas de Roma y de las ciudades y villas de la Campania, no existen paredes pintadas con perspectivas arquitectónicas y escenarios teatrales que caracterizan el momento de esplendor del II estilo. Por lo que se refiere a la desordenada disposición de los bloques marmóreos de la zona superior, que también encontramos en las pinturas de Lugdunum, G. Sauron considera que se debe a una incomprensión de los modelos por parte de los artesanos, lo que no indica que sean provinciales, sino que carecen del nivel cualitativo que puede observarse en las pinturas de la Urbs o en las mejores residencias de las ciudades campanas6
Por el momento, las excavaciones realizadas en Bilbilis han proporcionado cinco conjuntos pictóricos que pueden encuadrarse en los márgenes cronológicos del II estilo. Los decorados con velaria, procedentes de la exedra (H7) de la Domus 1 y del tablinum (11) de la Casa del Larario, se datan en la última fase de este periodo estilístico, dada la desaparición de las imitaciones marmóreas de la zona superior, que se convierten en simples compartimentos que albergan un fino y miniaturista repertorio ornamental, que comienza a representarse a partir de la década de los años 40 a.C.5 La semejanza de las peculiares características técnicas, como la subcapa de plomo, y la utilización de la misma paleta cromática entre el conjunto que decoraba el tablino de la Casa del Larario y el hallado en el torcularium (20) de la misma casa, nos invitan a considerar que ambas decoraciones fueron realizadas por el mismo taller, en un mismo momento cronológico.
Por lo tanto, Bilbilis recibió, al menos, dos talleres de pintores en época tardorrepublicana, el primero, hacia los años 40, con un esquema muy tradicional, con paredes cerradas y el segundo, hacia los años 30-20 a.C., cuyo repertorio ornamental es un preludio del que caracterizará el III estilo, que también tiene una amplia representación en el municipium bilbilitano.
Es en esta fase cuando se desarrolla tanto la estructura compositiva con edículo central, como la inclusión de múltiples motivos, vegetales, animales y figurados, que pueblan las distintas zonas de la pared, que serán una de las principales características de las paredes decoradas bajo los esquemas del III estilo que comienzan su andadura hacia el año 20 a.C.
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Una vez analizadas las pinturas bilbilitanas del II estilo, consideramos necesario intentar realizar la seriación de las mismas. Se puede confirmar que la decoración del cubículo de la Domus 2, es la evidencia más antigua y planteamos la posibilidad, a tenor de las características cromáticas, de que las pinturas halladas en el teatro sean contemporáneas. La decoración de la citada domus, muestra un esquema cerrado, tanto en la zona media,
Por lo que se refiere a las pinturas del cubiculum de la Domus 2, aunque el sistema compositivo podría integrarse en las primeras fases del II estilo, la cronología de la vivienda, de la segunda mitad del siglo I a. C., y las estrechas similitudes con las pinturas galas de Glanum y de Lugdunum, nos inducen a datar este conjunto hacia los años 40 a.C.
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A tenor de la estructura compositiva caracterizada por las finas arquitecturas en la zona superior, así como por el amplio y variado repertorio ornamental, en el que se manifiestan influencias egipcias, consideramos que las pinturas halladas en el torcularium no pueden ser anteriores a la última fase del II estilo (30-20 a.C.).
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226 V
CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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4 _ Estos análisis han sido realizados por E. Cerrato, D. Cosano y J. R. Ruíz del Departamento de Química Orgánica, Instituto Universitario de Nanoquímica y Química Fina, Universidad de Córdoba. Remitimos al estudio Multi-analytical identifcation of a painting workshop at the Roman archaeological site of Bilbilis (Saragossa, Spain) (Cerrato et al., 2021) para ampliar los datos que aquí se exponen de manera sintética.
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5 _ Esta fecha se basa en la cronología que M. de Vos otorga a la sustitución del aparejo con imitación de bloques marmóreos por simples compartimentos decorados con distintos motivos (De Vos, 1975: 58-59). Por otro lado, no podemos olvidar la similitud de algunos motivos, especialmente los que decoran las bandas de la zona media con los que ornan los pilares y pilastras pintados del cubículo 14 de la casa de Augusto (Carettoni, 1983, V), cuya cronología también se establece en torno a los años 40 a.C.
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1 _ En relación a la cronología de estas monedas no existe unanimidad entre los investigadores. Algunos, entre ellos A. Beltrán, consideran la posibilidad de que puedan datarse en época tardorrepublicana (42-39 a.C.), en tanto que otros consideran que es la primera emisión de Bilbilis bajo el emperador Augusto (Amela, 2014).
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6 _ Las afrmaciones de G. Sauron (pp. 276-278) se enmarcan en el debate que siguió a la presentación de la comunicación de Martín-Bueno et al., 2007, en el Colloque Internacional, Villas, maisons, sanctuaires et tombeaux tardo-républicains: Découvertes et relectures récentes
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2 _ Debido a la gran cantidad de material en estuco hallado -un total de 52 tipos de cornisas- pensamos que esta vivienda pudo tener una tercera planta; hipótesis que no excluye la posibilidad de que alguna de ellas provenga de otras estructuras situadas en zonas más altas del cerro (Guiral et al., 2021).
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As a consequence to the rehabilitation works of the building located at calle Manifestación 26–30, during 2017–2019, it has been possible to document a small section of the left margin of the road and the sidewalk of the Decumanus, that we have related to other fndings of the mentioned roadway, some of which with excellent stratigraphic and archaeological documentation, such as those recovered under the church of La Magdalena. Architectural and archaeological intervention has allowed preservation and museumizing these remains for the frst time in the city of Zaragoza, making them visible to the public.
KEYWORDS: Caesaraugusta; Decumanus Maximus; Stratigraphy; Edifcation; Musealization
From the viewpoint of Roman architecture, the remains under study confrm the monumentality of this road with large quadrangular limestone slabs, as well as provide certain elements of chronology, modulation and its general layout. Furthermore, this work also addresses the evolution of the road in the context of the historical and urban development of Zaragoza.
RESUMEN
Con motivo de las obras de rehabilitación del edifcio situado en la calle Manifestación 26-30, durante los años 20172019, se ha podido documentar un pequeño tramo de la margen izquierda de la calzada y acera del Decumano, que hemos puesto en relación con el resto de hallazgos de dicho vial, algunos con una excelente documentación estratigráfca y arqueológica, como los descubiertos bajo la iglesia de La Magdalena. La intervención arquitectónica y arqueológica ha permitido conservar y musealizar dichos restos por vez primera en la ciudad de Zaragoza, haciéndolo visible para el público en general.
NOVEDADES SOBRE EL DECUMANO MAXIMO DE CAESARAGUSTA: LA EXCAVACION DE LA CALLE MANIFESTACION Nº 26-30 ABOUT THE DECUMANUS MAXIMUS OF CAESARAUGUSTA: EXCAVATION AT CALLE MANIFESTACION 26–30
Over the past decades, urban archaeology in Zaragoza has provided some revealing fndings related to the Roman road system of Caesaraugusta and its subsequent development. The evidence so far documented provided insuffcient information and little stratigraphic or archaeological contextualization on the extremes of the Decumanus Maximus, which could be linked to the east and west gates of the city, allowing to corroborate the general layout of this road, its construction in the initial years of the foundation of Caesaraugusta and its fossilization in the current streets Manifestación and Mayor.
La arqueología urbana de Zaragoza ha dado, a lo largo de las últimas décadas, algunos reveladores hallazgos relacionados con el viario romano de Caesaraugusta y su evolución posterior. Las evidencias documentadas hasta el momento ofrecían una información aún insufciente y sin demasiada contextualización estratigráfca o arqueológica sobre los extremos del Decumano Máximo, que pudieron ponerse en relación con las puertas Este y Oeste de la ciudad, pudiendo así confrmar el trazado general de esta calle, su construcción en los primeros años de la fundación cesaraugustana y su fosilización en las actuales calles Manifestación y Mayor.
1Arqueólogos
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NEWS
PALABRAS CLAVE: Caesaraugusta; Decumano Máximo; Estratigrafía; Edilicia; Musealización.
José Francisco Casabona Sebastián1, Judit Paraíso Sánchez1 y José Ignacio Royo Guillén2 profesionales Dirección General de Patrimonio Cultural. Gobierno de Aragón.
Desde el punto de vista de la edilicia romana, los restos estudiados confrman la monumentalidad de este vial, con grandes losas calcáreas de forma cuadrangular, así como aportan algunos elementos de cronología, de su modulación y trazado general. Además, en este trabajo también se aborda la evolución de esta calzada en el contexto del desarrollo histórico y urbanístico de Zaragoza.
2
Autora de contacto/Contact author: José Francisco Casabona Sebastián: jfcasabona@gmail.com
ABSTRACT
Figura 1. Detalle de una parte del enlosado del Decumano máximo documentado bajo el edifcio de la calle Manifestación nº 26-30.
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Una vez retirados los niveles de tierra de coloración oscura, a los que nos referiremos brevemente más adelante, se pudo comprobar que los restos, presentaban abundantes reparaciones realizadas con mortero de cal, alternando con algunos niveles de tierra y que estás se superponían. En el posterior proceso de excavación para
1. INTRODUCCIÓN
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Figura 2. Localización de los edifcios objeto de estudio en el parcelario zaragozano.
Figura 3. Ataifores, jofainas, redoma, tacitas y jarro con decoración en manganeso bajo cubierta melada.
la zanja del ascensor se localizó un pozo islámico, de especial riqueza en los materiales cerámicos, del que incluimos una selección de materiales y que corresponden al ajuar doméstico típico de la ocupación andalusí de Saraqusta a partir del siglo XI y del que encontramos sufcientes paralelos en diversos trabajos realizados sobre la cerámica islámica de este periodo en nuestra ciudad (Fig. 3).
La actuación que da pie a este trabajo, presenta algunas peculiaridades dentro de los procesos de intervención en el Casco Histórico de Zaragoza. De manera habitual, se contemplan las catas y excavación arqueológica cuando procede, como paso previo para el desarrollo de las obras, o el seguimiento arqueológico en los casos de rehabilitación, como el que nos ocupa. Hasta aquí, el procedimiento habitual. Consecuencia de esta mecánica, el nivel de conocimiento de la arqueología urbana zaragozana, ha dado un vuelco excepcional en las últimas décadas. Sin embargo, la conservación y puesta en valor de los restos localizados, pocas veces es el fnal de este proceso de investigación y salvaguarda patrimonial. Con la excepción de algunas e importantes intervenciones de carácter municipal, sólo escasas presentaciones en establecimientos de carácter hotelero, compensan la pérdida parcial de muchos de estos restos, que en el mejor de los casos pasan a quedar ocultos en sarcófagos de hormigón, a veces como consecuencia de imperativos técnicos. De este modo existe una falta de restos visibles, en Zaragoza, en claro contraste con la abundancia de intervenciones y la investigación de los profesionales y los restos recuperados por ellos, en muchos casos son escamoteados a los ciudadanos.
2. LA ACTUACION ARQUEOLÓGICA
El inicio de las obras de rehabilitación en el año 2017 de un inmueble de carácter histórico situado en la calle Manifestación, entre los números 26-30, hizo que se realizaran por orden de la administración autonómica, una serie de sondeos en el interior del edifcio (Fig. 2), de cara a valorar la presencia o no de restos arqueológicos en el subsuelo. Estos primeros sondeos evidenciaron la presencia de algunos materiales romanos, con fragmentos de sillares reaprovechados de escasa entidad. De forma paralela, la Dirección Facultativa de los trabajos ya había realizado un estudio de las fases constructivas en el alzado del edifcio, que refejaban la complejidad del desarrollo urbano, a partir del parcelario medieval.
La arqueología urbana nos suele deparar sorpresas, de las que rara vez se benefcia el ciudadano de a pie, a veces por la difcultad de trasladar a éste la información científca, pero en la mayoría de los casos, porque tanto promotores inmobiliarios, como administraciones públicas, tienen la necesidad imperiosa de “liberar solares” y “cerrar expedientes administrativos”. Pero de forma excepcional, en contadas ocasiones se conjugan la sensibilidad del promotor, el buen hacer del arquitecto, y la profesionalidad de los arqueólogos, para dar el resultado que ahora ofrecemos.
Con carácter general, los materiales cerámicos asociados a las reparaciones han sido escasos, todos con un espectro cronológico entre los ss. I y III d.C. Entre
No insistiremos en este punto en los abundantes paralelos de estos materiales islámicos, aparecidos en algunos niveles islámicos del siglo XI de la Marca Superior, destacando los aparecidos en el Paseo Independencia (Gutiérrez: 2006), en el Teatro romano cesaraugustano (Mendivil: 2018) o en el solar de la Diputación de Zaragoza, en la ciudad de Calatayud (Cebolla et al: 1997), o en la de Huesca, en el solar de la Diputación Provincial (Aguilera et al.: 1987) y más al norte los estudiados en la ciudad de Barbastro (Royo y Justes: 2006-2008), sólo por citar algunos de los más importantes.
Figura 4. Vista lateral de uno de los sectores del Decumano máximo aparecido en las obras.
Junto a las cerámicas, algunos restos constructivos, pequeños fragmentos de estuco pintado, fragmentos de metal y en el nivel más superfcial y en contacto con el enlosado, restos de molduras de piedra, con evidencias de haber padecido por el fuego (Fig. 6).
También se realizó el seguimiento del movimiento de tierras de toda la planta baja, donde aparecieron cerámicas de cronología bajomedieval y posterior. Sin embargo, fue en la realización de los trabajos correspondientes a la fachada del inmueble que da a la calle Manifestación, cuando se encontraron los restos de mayor interés, menos alterados por las obras medievales y modernas. Dichos restos correspondían al decumanus maximus de Cesaraugusta (Fig. 4), de modo que se procedió a la excavación de los mismos.
Las tierras que sellaban dichos restos de enlosado, expusieron una estratigrafía compleja cuyos niveles fueron excavados y documentados, a los que se dio la denominación de «D» y una numeración correlativa, procediéndose al dibujo y topografía de todos ellos, de cara a establecer una secuencia del proceso de reparaciones de este vial, dentro de las limitaciones que suponía lo reducido del área de intervención.
Figura 6. Restos de TSH tardía decorada e intermedia, así como molduras calcinadas y reutilizadas en el vial.
Figura 5. Reparación mediante signino sobre el enlosado.
los fragmentos recuperados, destacan las cerámicas norteafricanas, la TSH altoimperial y la TSH intermedia, algunas sudgálicas, asociadas a las labores de «parcheo» realizados mediante opus signinum, en algunos casos de buena calidad. El objetivo de estas reparaciones, fue el de regularizar la superfcie del vial, alterada como consecuencia de la ruptura de losas o el desplazamiento de estas (Fig. 5).
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Figura 7. Planimetría del área excavada con los restos inmuebles documentados. Destaca la presencia del enlosado del Decumano maximo y la conservación de una de sus aceras, también enlosada con el mismo tipo de piedra calcárea (Planos según J. Paraíso y J. F. Casabona).
Figura 8. Secciones de los dos sectores dela excavación, correspondientes a los números 26-30 del inmueble. Planos según J. Paraíso y J. F. Casabona.
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234 V
No será hasta los años 2016 y 2017, cuando la restauración y rehabilitación integral del interior de la iglesia de La Magdalena, posibilite una actuación arqueológica integral que permitirá documentar nuevos tramos del Decumano máximo. La aparición de diversos restos junto al muro interior de la fachada sur del edifcio, nos permite elucubrar sobre el posible límite norte de este vial, así como su larga pervivencia, constatada con las sucesivas reparaciones documentadas también en este caso (Melguizo: 2019) (Fig. 10).
La conservación de este enlosado del Decumano caesaraugustano, no es ni mucho menos homogénea en el área estudiada. En el espacio correspondiente al subsuelo junto a la fachada del número 26, el decumano fue ocupado en un momento avanzado, a partir de mediados del siglo V, edifcándose casas sobre su espacio, en un proceso que continuó a lo largo de los siglos.
Sin embargo en la fachada del número 30, se ha conservado en mejor estado el enlosado original (sobre el que también se habían realizado reparaciones) y su estado permite realizar algunas precisiones de gran interés para el conocimiento del decumano maximo. El enlosado está formado por losas de piedra de unas dimensiones de entre 1 m. x 1,5 m para las más grandes, otras son algo más cuadradas, mientras el grosor se sitúa en el entorno de los 20 cm (Fig. 7). Para ello, se realizó una intervención de detalle, que tenía por objeto, no sólo la defnición de la estructura original de la vía, sino también las vicisitudes que había sufrido.
En principio el aparejo presenta dimensiones similares a otros hallazgos, sobre los que volveremos más adelante. Sin embargo, en esta parte del área intervenida se ha conservado un elemento singular: la acera, marcada por un bordillo de 18 cm de grosor, conserva una anchura total de 1,33 m que pudiera ser la anchura total original. Se convierte de este modo en un punto de referencia para establecer las dimensiones totales del vial, del que sólo se conserva otro posible elemento similar entre los hallazgos de la excavación de la iglesia de La Magdalena (Melguizo: 2019). La parte correspondiente a la calzada, conserva un total de 2,60 m y resulta difícil que se haya conservado bajo la actual calle Manifestación (Fig. 8).
3. EL DECUMANO MAXIMO DE CAESARAUGUSTA
La calle Manifestación de Zaragoza, ha sido durante más de treinta años, escenario de diversos hallazgos de tramos más o menos completos de la cloaca romana que, junto a los escasos hallazgos del pavimento de uno de los principales viales de Caesaraugusta, completan el panorama de esta estructura viaria y de su saneamiento que recientemente han sido objeto de un trabajo monográfco que resume y documenta hasta su publicación, todos los
Figura 9. Restos del Decumano máximo junto a la iglesia de La Magdalena. Foto I. Aguilera 1990.
hallazgo se produjo en el entorno de la Puerta de Valencia, muy cerca de la iglesia de La Magdalena, siendo dados a conocer, aunque de forma muy sucinta (VVAA: 1991, 27). Además de las losas del pavimento, apareció parte de una cloaca y su registro (Fig. 9). No será hasta el año 2001, cuando aparecerá otro importante resto de dicho vial, junto a la puerta de Toledo, al fnal de la calle Manifestación, del cual se conocen todas sus características, gracias al trabajo de Escudero y Galve (2013, 154-155), pues se trata del tramo más completo y mejor conservado de los documentados hasta el momento.
Así pues los trabajos arqueológicos se prolongaron durante tres años, adaptándose a los ritmos de la rehabilitación (expediente 169/17/18/2019), a los que siguió el acondicionamiento de los restos aparecidos y la realización de una serie de paneles explicativos. Del total de los cuatro edifcios que integraban la intervención, sólo en los sótanos correspondientes a los números 26 y 30 conservaban la estructura del decumano, siendo el número 30 donde mejor se aprecia el enlosado, mientras que en el número 26 en apariencia mas alterado por la presencia de las cimentaciones de unas casas, que habían ocupado una parte del vial, en un momento en el que ya no se realizaba un adecuado mantenimiento del mismo, comenzaba el proceso de decadencia.
Con toda la información conocida hasta el momento, aunque en ningún caso se ha podido constatar las dimensiones exactas de este vial, podemos intuir las proporciones y calidad del decumano maximo de Caesaraugusta, con un enlosado de características similares a las del segundo Foro. Sin embargo todavía no podemos precisar con exactitud su anchura total, aunque, a partir de los restos conservados y la relación con la posición de la cloaca, podemos deducir, que podría acercarse muy posiblemente a la de la actual calle Manifestación, consecuencia de la rectifcación de la misma en el siglo XIX (la distancia entre fachadas se acerca a los 10 m). De este modo, podríamos avanzar que el Decumano y cesaraugustano, con sus aceras pudo tener una anchura entre 8 y 10 metros, dimensiones más que notables.
restos conocidos de nuestra ciudad (Escudero y Galve: El2013).primer
4. CONCLUSIONES
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Pero al mismo tiempo, los resultados obtenidos nos obligan a seguir haciéndonos otras preguntas: ¿dónde está el kardo maximo?, ¿contó con una superfcie tan elaborada como el decumano maximo? y por supuesto, ¿cómo explicar la notable diferencia entre los restantes viales, realizados mediante cantos de ríos y la monumentalidad de esta calle principal?, paralelizable solamente con el enlosado del Foro.
Por último, los resultados de las excavaciones de la calle Manifestación nº 26-30, han puesto en evidencia la importancia de la calle romana, pero también de las dinámicas urbanísticas de la ciudad, en un espacio que ha sido a través de los siglos una especie de «milla de oro». Enlazando con la calle Predicadores, fue el camino del desplazamiento de los cortejos reales desde la Alfajería hasta la Seo para los actos de coronación real,
Durante la intervención arqueológica, no hemos encontrado elementos que daten la construcción del vial, pero se realizaría al tiempo del resto de los hallazgos que venimos enumerando, en un momento próximo a la gran obra del tiberiana del Foro provincial (Beltrán Lloris: 2007). También se comprueba la voluntad, por parte de la ciudad de mantener las condiciones de vialidad, bien documentadas hasta el siglo III d. C. y que perduraron hasta el siglo V de la Era. Podemos avanzar que a mediados de este siglo, el Decumano dejó de tener un mantenimiento efectivo y sobre su espacio se comienzan a desarrollar niveles arqueológicos y estructuras de habitación, que evidencian no sólo la falta de mantenimiento, sino también el declive urbano. Este proceso queda bien atestiguado por la presencia sobre el antiguo vial de construcciones domésticas, propias de la antigua medina islámica. A pesar de ello, no perderá su carácter de vía fundamental en el tejido urbano de la ciudad, algo que seguirá manteniendo durante la Edad Media y Moderna, como lugar de paso de las comitivas reales, calle de implantación preferente del gremio de plateros y en general siendo una de las calles de prestigio social. A lo largo del tiempo, los medianiles de las casas, se fueron rehaciendo sobre los cimientos previos.
Figura 10. Planta de la iglesia de La Magdalena y restos del Decumano máximo y de otros restos romanos asociados. Plano según S. Melguizo 2019.
Volviendo a los restos del decumano, podemos recalcar que se van completando algunos puntos de referencia para seguir ajustando el trazado, dimensiones y orientación de la vía, al poder defnir una de las aceras, con lo que esto supone tanto para la defnición tipológica. Por otra parte, está claro que la totalidad del vial recibió un tratamiento homogéneo, ya que el tamaño y disposición de las losas es igual que en los tramo de La Magdalena/Calle Mayor y Puerta de Toledo/Mercado (Fig. 11).
Figura 11. Plano de Zaragoza con las localizaciones del Decumano Maximo. 1: Manifestación 2. 2: Manifestación 26-30. 3: Interior iglesia de La Magdalena. 4: Plaza de la
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La recuperación de este conjunto de edifcio, que cuenta con una pequeña interpretación museográfca, con una secuencia patrimonial tan amplia, refeja la trascendencia a lo largo de los siglos de la calle trazada por Roma, pero también la sensibilidad y buen hacer de algunos promotores y arquitectos que han participado en este pequeño proyecto de conservación (Fig. 12).
atravesando la plaza del Mercado, allí se encontraba la cárcel de La Manifestación del Reino y cerca la Iglesia de Santa Isabel, de patrocinio de la Diputación del Reino. Este carácter central se vería reforzado cuando la burguesía zaragozana realice un nuevo kardo, mediante la apertura de la calle Alfono I, a partir de 1866. En estas, donde hemos excavado, vivieron las clases acomodadas en la Edad Media, hubo talleres de plateros y completó su función artesanal con el taller el lutier Basilio Marin en cuya trastienda se realizaban importantes tertulias en las que entre otros participaba el escultor García Condoy.
Magdalena.Figura
12. Fachada del edifcio rehabilitado y restaurado en la calle Manifestación nº 26-30. Foto Aguerri Arquitectos.
Figura 13. Detalles del proceso de intervención 1-4. Detalles de excavación: Intromisiones, reparaciones, adaptación al proceso de obra. 5. Proceso de integración de restos en las bodegas (fotografía Aguerri Arquitectos). 6. Los restos visibles desde la calle Manifestación (fotografía Aguerri Arquitectos).
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Hay que agradecer la excelente colaboración entre los promotores de la obra (Patrimonio Inmobiliario Urbano, S.L.), la dirección facultativa (Aguerri Arquitectos S.L.P.) y las administraciones implicadas (Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón), así como al personal de la obra, de cara a logar la excavación, preservación y puesta en valor de los restos arqueológicos, en el contexto general de recuperación del conjunto arquitectónico. Debemos un agradecimiento especial a los compañeros que nos han facilitado información sobre los resultados de las excavaciones realizadas en el ámbito del Decumano, en especial a Isidro Aguilera y a Salvador Melguizo, directores de las actuaciones en la Plaza de La Magdalena (1990) y de la iglesia de La Magdalena (2016-2017). Por último al Dr. Juan Paz Peralta, por sus precisiones sobre algunas producciones cerámicas tardías.
Beltrán Llorís, Fco. –edi.-(2007): Ciudades Romanas de Hispania. Las Capitales Provinciales. Zaragoza. Colonia Caesar Augusta. L´Erma di Bretschneider. Roma.
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AGRADECIMIENTOS
Melguizo, S. (2019): Informe sobre las excavaciones, sondeos y control y seguimiento arqueológico de las obras de restauración del interior de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, del casco histórico de Zaragoza. Informe inédito depositado en la Dirección General de Patrimonio Cultural. Gobierno de Aragón. Nº expediente 241/16/2017.
KEYWORDS: Architecture; Frigidarium; Natatio; Thermae; Ephesus
Juan Á. Paz Peralta
NOTES ON THE ARCHITECTURE OF THE FRIGIDARIUM OF THE CENTRAL PUBLIC BATHS OF CAESAR AVGVSTA (ZARAGOZA)*
LA ARQUITECTURA DEL FRIGIDARIUM DE LAS TERMAS PÚBLICAS CENTRALES DE CAESAR AVGVSTA (ZARAGOZA)*
Autor de contacto/Contact author: Juan Á. Paz Peralta, esperanzaypaz@telefonica.net
* Este trabajo es parte del proyecto de I+D+i «Imitaciones de piedras en vidrio en época romana y su reinterpretación en época moderna» (PID2020-117299GB-I00), fnanciado por MCIN/ AEI/10.13039/501100011033.
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PALABRAS CLAVE: Arquitectura; Frigidarium; Natatio; Thermae; Éfeso
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Museo de Zaragoza
RESUMEN
Se realiza una nueva interpretación del espacio porticado con piscina de las termas romanas de Caesar Augusta y se identifca como un frigidarium. Las conclusiones que redefnen el ambiente como un frigidarium, larga sala porticada con piscina central, rectangular con doble ábside, se fundamentan, principalmente, en paralelos precisos y bien documentados, además de algunos argumentos morfológicos y dimensionales. Las comparaciones arquitectónicas afnes con otros espacios termales del Imperio se observan en los frigidaria coetáneos (80-90 d.C.) del Puerto de Éfeso y de Sardis. La presencia de escalinata corrida o perimetral, como sucede en Caesar Augusta, está diseñada para utilizarlas como baño de asiento. En las piscinas dedicadas a la natación su acceso se realiza por escalones ubicados en uno o dos de sus lados. La profundidad de la piscina de Caesar Augusta la estimamos en 1 m. Nielsen (1990) establece la profundidad de las piscinas de los frigidaria en 1 m y las destinadas a nadar, entre 1.50 y 2 m. Las piscinas de los frigidaria de Hispania tienen una profundidad media de 1 m. La piscina del frigidarium de Sardis tiene tres escalones corridos y 1.10 m de profundidad. Considerando los hallazgos arqueológicos, dimensiones comparadas y unidades de medida utilizadas en el trazado de la retícula urbana de la colonia, se propone la extensión que debía de tener el edifco termal con su palestra.
ABSTRACT
A new interpretation of the arcaded space with pool of the Roman baths of Caesar Augusta is made and it is identifed as a frigidarium. The conclusions that redefne the environment as a frigidarium, a long arcaded room with a central pool, rectangular with a double apse, are mainly based on precise and well-documented parallels, as well as some morphological and dimensional arguments. Related architectural comparisons with other thermal areas of the Empire are observed in contemporary frigidaria (80-90 AD) of the Port of Ephesus and Sardis. The presence of a continuous or perimeter staircase, as in Caesar Augusta, is designed to be used as a sitz bath. In pools dedicated to swimming, access is made by steps located on one or two of its sides. We estimate the depth of the Caesar Augusta pool at 1 m. Nielsen (1990) establishes the depth of the frigidaria pools at 1 m and those for swimming, between 1.50 and 2 m. The pools of the frigidaria of Hispania have an average depth of 1 m. The Sardis frigidarium pool has three continuous steps and is 1.10 m deep. Considering the archaeological fndings, compared dimensions and units of measurement used in the layout of the urban grid of the colony, the extension that the thermal building should have with its fore is proposed.
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Figura 1. Vista general de la piscina del frigidarium durante su excavación en 1982. Se observan los pozos, mayoritariamente de los siglos XVII y XVIII, que perforan los niveles romanos. A la derecha pavimento en mármol de la sala y basa encontrada «in situ» (Fig. 2), al fondo se observan los listeles verticales de mármol. Los muros de cantos de río fueron edifcados sobre el aterrazamiento hispano-musulmán (se observan los niveles en el corte estratigráfco) realizado en 937 o años posteriores. Foto en Beltrán et al., 1985: 116. Foto: Archivo Museo de Zaragoza.
El descubrimiento arqueológico se realizó en 1982 en la calle San Juan y San Pedro, números 5-7. Inicialmente, el Museo de Zaragoza se hizo cargo de la excavación, siendo director de la misma, en esa fase, Miguel Beltrán (Beltrán, 1982: 33-35). Con la nueva regulación arqueológica, los trabajos fueron retomados por técnicos del Ayuntamiento de Zaragoza. Para una revisión de conjunto remitimos a las últimas publicaciones de Aguarod (2020) y Aguarod y Lapuente (2020).
No eran las únicas termas públicas de la colonia. Los hallazgos inmuebles exhumados en las excavaciones de la plaza de España y calle Cinco de Marzo 8 prueban la existencia de otro edifcio termal en la zona meridional.
1. INTRODUCCIÓN
1) Análisis historiográfco fundamentado en aspectos morfológicos y dimensionales. Un aspecto relevante, al que se presta escasa atención, se refere a la profundidad de las piscinas de frigidaria y natationes, salvo Pavía (2018: 886 y 893; 2021: 409, fg. 168). Ningún investigador establece relaciones de profundidad entre ambos espacios. Solo Nielsen (1990) y Yegül (1992 y 2010) realizan comentarios, sin establecer comparaciones entre edifcios termales. Sin embargo, esta línea de investigación es fundamental, además de otros aspectos arquitectónicos, para determinar diferencias entre: piscina de agua fría del frigidarium (principalmente, para baños de asiento e inmersiones), natatio y natatio/buceo. La distinción entre la piscina de un frigidarium y la natatio, independientemente de su arquitectura y profundidad, no ofrece dudas en los edifcios que conservan la planta -completa.Estudiocruzado entre diversos materiales muebles para establecer precisiones cronológicas.
La piscina del frigidarium (Fig. 3) está integrada en un pórtico con una altura que Galve estima entre los 5 y 6 m (Galve, 2004: 20). Se conservan ocho apoyos cuadrados (1-1.20 m de lado) para asentar las basas de las columnas, una basa ática (en alabastro local) con el arranque del fuste acanalado se encontró «in situ» en el ángulo sudoeste (Figs. 1 y 2), además de otras dos dóricas (en arenisca). Alrededor de la piscina y delante de las basas hay unos listeles verticales de mármol que sobresalen entre 3 y 4 cm del nivel del suelo, impedían que el agua de la piscina inundara el interior del pórtico (Fig. 1). Los intercolumnios estaban pavimentados con placas de mármol (Aguarod, 2020: 358-359) (Fig. 1).
2. METODOLOGÍA
Aguarod (2020) atribuye a este espacio, edifcado en la Fase III, la función de natatio al aire libre, y propone similitudes con espacios documentados en las termas de Saint-Bertrand-de-Comminges (antigua Lugdunum Convenarum) y en las marítimas de Barcino (en estas últimas se interpreta erróneamente la piscina exenta, con cabecera semicircular y tres escalones de acceso, como un frigidarium: Miró, 2014: 880, fg. 2). La datación propuesta es Vespasiano o Tito, cronología obtenida del estudio de las cerámicas exhumadas (Aguarod, 2020: 356, nota 7).
En el momento del hallazgo la arquitectura se relacionó con un frigidarium (Beltrán Lloris, 1982: 32-35, fg. 5 y lám. 4; Beltrán et al., 1985: 100-101 y 116). Con posterioridad se han propuesto distintas identifcaciones: piscina natatoria incluida en unas termas, con una disposición axial de espacios duplicados en la sucesión de natatio-frigidaria-tepidaria-caldaria (Beltrán, 1991: 129-131, fg. 29); piscina de agua fría y natatio (Galve, 2004: 20); piscina de agua fría (Galve et al., 2007: 141) y natatio (Escudero y Galve, 2013: 123, gran piscina natatoria, 215, 245, impresionante natatio, 271 y 330; Pavía, 2018: la califca de gran natatio, 654-657 y 998, fgs. 318; Pavía, 2021: 269-271 y 428, fg. 113 y lám. 25).
- La heterotopía del espacio termal. Este fue un marco heterogéneo donde se desarrollaba una complejidad de relaciones. El lugar entabla con el espacio real otras actividades creadas por la sociedad misma que le asigna funciones distintas. En el caso de la piscina de agua fría se pudieron simultanear o alternar, según costumbres y preferencias de cada usuario, baños de asiento, de inmersión, chapoteos, e incluso convertirse en un lugar encuentro y de socialización casual o programado en torno a unas gradas perimetralmente continuas y compartidas. Posteriormente, este fenómeno se reafrma en la reutilización de las estructuras para fnes vinculados al culto cristiano (baptisterio) como se documenta en otros recintos termales (Sánchez y Fernández (coords.), 2019: 269-271), aspecto que se estudia en otro artículo presentado en este mismo Congreso (Ortiz y Paz, 2022).
3. OBJETIVOS
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- Interpretación del contexto histórico de la reforma termal en Caesar Augusta.
- Módulo de longitud considerado: la medida de un pie establecida en un valor medio de 0.2957 m (Aupert y Monturet, 2001: 9) y la del actus en 35.484 m (120 pies)
1) Razonar sobre la morfología y dimensiones de la piscina para reconsiderar la interpretación actual y precisar su defnición. 2) Reconducir el conocimiento parcial de los hallazgos hacia un análisis transdisciplinar del conjunto, que sigue quedando pendiente para su totalidad. 3) Actualizar el estado actual del yacimiento con aportaciones bibliográfcas específcas y de interés.
4. 4.1.RESULTADOSPreámbulohistoriográfico del espacio del frigidarium / cella frigidaria
Figura 2. Basa y restos de la columna hallada «in situ». Museo de las Termas Públicas de Caesaraugusta. Ayuntamiento de Zaragoza. Foto: J.Á. Paz.
4.2. Revisión arqueológica de la piscina
Respecto a la cronología no se puede considerar defnitiva hasta la publicación completa del conjunto del material mueble. Las formas decoradas de sigillata hispánica (Dragendorff 30 y 37), según las descripciones, se tienen que datar entre el inicio de la producción 69/70 y la primera mitad del siglo II (para el inicio de su fabricación según estratigrafías de Celsa: Beltrán, 2020: 184). La calidad de la producción no es determinante desde el punto de vista cronológico, como se observa en los hallazgos de Celsa. Es necesaria una publicación global de la sigillata hispánica, decorada y lisa, así como de las lucernas y el resto de los materiales para una concreción temporal. En el estado actual de los conocimientos no se han podido establecer cronologías precisas. Existe una ausencia de estratigrafías fables entre el inicio de la producción y la primera mitad del siglo II. En este periodo las cerámicas decoradas presentan escasa evolución decorativa, salvo las de los primeros años, y las formas lisas son repetitivas. Desde circa 150/160, con la irrupción en el mercado de nuevos recipientes, la Dragendorff 44, con su tapadera, la Hispánica 7 y la Hispánica 6, copias de talleres galos (Paz, 2008: 506), se pueden determinar dataciones ante quem y post quem.
El paralelo arquitectónico más estrecho se encuentra en las termas-gimnasio imperiales del Puerto de Éfeso. Su frigidarium (Fig. 4 y Fig. 9) tiene una gran piscina rectangular, doblemente absidiada, y cubierta porticada. Este edifcio termal se data circa 80-90 d.C. (Yegül, 1992, 416-418, fg. 503 A), una cronología posterior se debe de asignar al edifcio de Caesar Augusta
Otros frigidaria destacables, con una arquitectura similar, son los de las termas-gimnasio imperiales de Sardis con una inmensa piscina, con tres escalones, de 8.80 x 40.40 m (356 m2) y 1.10 m de profundidad (Fig. 12), y el de las termas imperiales de Adriano, en Leptis Magna, también porticado (Yegül, 1992: 186-188, fg. 200 y 417-418, fg. 503 D).
Figura 4. Frigidarium. Rectangular, con piscina central, porticado y cubierto. Termas-gimnasio Imperiales del Puerto de Éfeso (Yegül, 1992: 418, fg. 503 A).
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Por sus características, rasgos constructivos y paralelos, el espacio se ajustaría más a la identifcación inicial (Fig. 2): un frigidarium integrado en unas termas públicas, ubicadas entre el teatro y el foro de época de Tiberio, próximas a una zona porticada con ninfeo, junto al teatro, en la plaza de San Pedro Nolasco 7, angular a calle San Jorge; edifcación perfectamente alineada con el eje del decumano V (Fig. 8.2) (Escudero y Galve, 2013: 271274 y 325).
Figura 3. Frigidarium. Rectangular, con piscina central, porticado y cubierto Caesar Augusta, termas centrales (Aguarod, 2020: fg. 4, con modifcaciones y añadidos).
El vaso de la piscina es rectangular, alargado, con doble ábside y una escalera corrida con tres escalones (Fig. 4). Esta arquitectura es desconocida en las natatio de Hispania. Según Aguarod, las medidas máximas son 6.40 x (17.68) m (17.742 m son 60 pies o 1/2 actus) y una profundidad máxima de 1.20 m, cada peldaño con una altura de 0.40 m. La piscina, como todas, no se llenaría hasta el borde, lo que reduciría la profundidad para identifcarla con seguridad con una natatio, como veremos en la discusión planteada. Los listeles mencionados anteriormente reiterarían el cuidado para evitar que el agua se extendiera por la sala.
El suelo se inclina hacia el lado septentrional (ver cotas en Fig. 7), para favorecer el desagüe. En su zona más alta la capacidad máxima no debió de superar 1 m, según lo expuesto anteriormente. Este calado es habitual en los frigidaria de Hispania (Tabla 1) y en otros del Imperio. El desagüe en frigidaria y natationes, de Hispania, derivaba directamente a la red de saneamiento general y podía discurrir por las letrinas (Pavía, 2018: 887 y 893; Pavía, 2021: 414 y 458), la misma circulación hídrica se verifca en las termas centrales de Caesar Augusta (Escudero y Galve, 2013: 215-216).
En la fotografía publicada (Beltrán, 1982: lám. 4; 1991: fg. 29) y en las del archivo del Museo de Zaragoza (Fig. 4), se observa que la altura de la restitución del corte estratigráfco, unos 40 cm, no estaría justifcada (ver propuesta de alzado en el momento del hallazgo en la Fig. 7), a pesar de que la restitución en la musealización de los restos así se ha materializado, con un mortero de gruesos cantos de río, discordante con la obra de época romana visible en los peldaños medio e inferior (Fig. 5).
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El recrecimiento del escalón superior (restituido en los restos musealizados) es evidente y, de haber existido, hubiera sido incómodo para acceder a la piscina. Lo funcional sería mantener la cota del suelo del área porticada o una elevación de pocos centímetros.
Los frigidaria solían disponer de techo abovedado, a veces decorado con mosaicos de tesserae de vidrio como en Argos, Hippo Regia, Leptis Magna (baños de Adriano), Bulla Regia, Maktar, Themetra, Corsier, Esechenz, Cyrene, Sabratha, etc. (Sear, 1977: 142, 145, 148-150, 159, 162, 177, 181). En Hispania no se conocen decoraciones de este tipo. La bóveda de la piscina del frigidarium de las termas I de Labitolosa, está revestida de un estuco acanalado imitando una concha marina (Pavía, 2018: 555, fg. 264; Pavía, 2021: 214, 473, fg. 192). Algunas tesserae policromas del frigidarium de Caesar Augusta debieron conformar un mosaico parietal durante la fase termal; las de vidrio reproducirían colores y texturas de piedras ornamentales y preciosas. En las termas meridionales el opus musivum es solo de piedra (Del Real y Ramón, 2010).
Figura 5. Detalle de la altura de los tres escalones durante su descubrimiento. El superior, incompleto, conserva una altura inferior, unos 20 cm (fotografía general en Beltrán, 1982: lám. 4; Beltrán, 1991: fg. 29).
Figura 7. Propuesta del alzado de la escalera de la piscina en el momento del hallazgo, según documentos fotográfcos. El peldaño superior no conserva su altura original (Fig. 5). Altimetría en Aguarod, 2020: fg. 5, detalle, con modifcaciones y añadidos según J.Á. Paz.
Figura 6. Museo de las Termas Públicas de Caesaraugusta Testigo de la escalera de la piscina. La línea delimita la altura conservada del escalón superior, máxima unos 20 cm, los otros tienen 40 cm cada uno. Foto: J.Á. Paz.
La edifcación de la fase III, a la que corresponde el espacio porticado y la piscina, queda a una cota de 201.50 m s. n. m. (Aguarod, 2020: 385, fg. 5, no cita en el texto ni se indica en la altimetría la cota exacta, que ha sido obtenida mediante la escala del dibujo). El primer escalón, del que no se ha conservado su altura total, tendría menos elevación que el medio y el inferior, aproximadamente unos 20 cm. En la restitución de la altimetría (Aguarod, 2020: fg. 5) sobresale del suelo del pórtico unos 23 cm, elevación excesiva (Fig. 6).
Foto: Archivo Museo de Zaragoza.
244 V Tabla 1. Profundidad de las piscinas de frigidaria y natationes en termas de Hispania. TERMAS FRIGIDARIA NATATIONES REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Caesar Augusta Termas centrales 1 (estimada)m En esta publicación Caesar Augusta Termas meridionales 1.10 estimadam Galve y Mostalac, 1986a: 74 Baelo Claudia Termas Marítimas 1.25 (bañera)m 1.4 m (prof. media) Bernal-Casasola et al., 2020: 728-729, fg. 3 Bracara Augusta Alto Cividade 1 m Pavía, 2018: 886; Pavía, 2021: 409, fg. 168 Bracara Augusta Las Carvalheiras 1 m Pavía, 2018: 886; Pavía, 2021: 409, fg. 168 Bracara Augusta Rua Afonso Henriques 1 (estimada)m Pavía, 2018: 850 y 886; Pavía, 2021: 380, 409, fg. 168 Calagurris Termas del Norte 0.60 m Pavía, 2018: 886; Pavía, 2021: 409, fg. 168 Carthago Nova Puerto 0.80 m Pavía, 2018: 886; Pavía, 2021: 409, fg. 168 Conimbriga Termas do Sul (Augusto) 1.65 (máxima)m Pavía, 2018: 893; Pavía, 2021: 414 Edeta Termas Mayores 1.50 m (línea de pluteus) 1.50 m Tormo, 2017: 154, 162, fgs. 104-105 y 113; 190-191, fg. 143 Emerita Augusta Calle J. Lenon 1.65 / 1.70 m Rei, 2004: 83-84, fg. 31 Fuente Álamo1 ¿1.50? m 1.50 (máxima)m López, 2014: 313-316 y 321-324, fg. 16 Iesso Fase II 1 m 1.50 (máxima)m Pavía, 2018: 323 y 893; Pavía, 2012: 76-77, 409, 414, fg. 168 Ilici Edifcio Occidental 1.35 / 1.50 m Pavía, 2018: 893; Pavía, 2021: 123; Tendero y Ronda, 2020: 465, fg. 5 Ilici Edifcio Oriental 1.63 m (estimada) Ramos y Ramos, 2007: 550 Ilerda 1 m 1 m Pavía, 2018: 886 y 893; Pavía, 2021: 409 y 414, fg. 168 Labitolosa I 1.05 (semicircular)m Pavía, 2018: 886; Pavía 2021: 214 y 409, fgs. 84 y 168 Los Bañales2 1.20 (aproximada)m Pavía, 2018: 640 y 886; Pavía, 2021: 261 y 409, fg. 168 Suessatio 1 m Pavía, 2018: 529 y 886; Pavía, 2012: 200 y 409, fg. 168 Tarraco Área portuaria 1.20 m 1.40 m Macias, 2004: 138 y 141 Toletum3 Paseo de la Rosa 76 2.30 m (buceo) Rojas, 2018: 53-59; Pavía, 2018: 517-519, fg. 252; Pavía, 2012: 193-194 y 414, fg. 76 Vareia 1 m Pavía, 2018: 886; Pavía, 2021: 409, fg. 168
Yegül estima la profundidad de las natationes en las termas imperiales entre 1-1.20 m. Especifca que en estas aguas poco profundas no se podría nadar; el ejercicio se debió de limitar a pocas brazadas y la mayoría de los bañistas disfrutarían vadeando y chapoteando (Yegül, 1992: 37; Yegül, 2010: 16). Destaca que las piscinas de las palestras de Pompeya y Herculano superan los 2 m de profundidad (Yegül, 1992: 37-38; 2010: 16). La natación de competición se realizaba en el mar, en ríos o en gimnasios especiales destinados exclusivamente al entrenamiento deportivo, como sería el complejo de Toletum.
En general los investigadores dedican escasa atención a las profundidades de estas piscinas y no suelen establecer comparaciones. En las publicaciones se presta más atención a las dimensiones; la omisión de profundidades puede deberse a que no se hayan conservado o que no se especifcan. En ocasiones se tiene que estimar por la altura de los escalones, como en la natatio de las Termas Orientales de Ilici. La altura que alcanzaría la lámina de agua, en todos los casos, sería inferior a la constatada en las cotas de las excavaciones, sin sobrepasar la parte
Pavía Page solo considera en Hispania dos natationes absidiadas, las de Clunia (solo un ábside) y Caesar Augusta, esta última descartada en esta investigación.
El acceso a las piscinas de los frigidaria se solía hacer por una escalera corrida con dos o tres peldaños para el baño de asiento. Las natationes carecen de escalera perimetral, entrando por unas ubicadas en los ángulos o en los lados. La planta suele ser rectangular, con tendencia cuadrada, aunque las puede haber ovaladas (Nielsen, 1990: 154).
2.- Los Bañales. La piscina (5.15 x 4.5 x 1.20 m) siempre se ha identifcado con seguridad como de un frigidarium, aunque solo hay escalera en uno de sus lados. Estas termas carecen de natatio
Los frigidaria, por su escasa profundidad, resultaban ideales para personas que no sabían nadar y tenían que tocar fondo sin agobios. Eran polivalentes, como ya se ha comentado, para variados divertimentos, entre otros: tomar baños de asiento, dialogar en las gradas, jugar, chapotear, vadear tranquilamente, fotar, realizar inmersiones ligeras y bajar la temperatura corporal. Nielsen precisa que estas piscinas estaban diseñadas para utilizarse después del baño caliente, sentarse en los escalones y verterse agua fría (Nielsen, 1990: 154). El frigidarium junto con el caldarium, es donde los bañistas pasaban la mayor parte del tiempo por ser los espacios más amplios, cobrando sentido el uso de opus musivum para recreación visual. Se utilizaban como escenario de distintos eventos lúdicos y recreativos, representaciones teatrales y musicales.
En Hispania natationes con ábside hay en Clunia (Los Arcos I), centrado en uno de sus lados (Pavía, 2018: 682 y 910, fg. 331; Pavía, 2021: 414) y en Fuente Álamo (López, 2014: 321, fg. 21).
Las piscinas natatorias raramente estuvieron porticadas y suelen quedar al aire libre comunicadas o integradas en la palestra. En Hispania destacar, entre otras, las de Ilici,
Comentarios a la Tabla 1:
1.-superior.Fuente Álamo (Puente Genil, Córdoba). No se determina la profundidad del frigidarium, que se desprende del comentario realizado sobre la natatio, indicando tener igual cota que el frigidarium. Presenta banco corrido, para baños de asiento. La fotografía de la fg. 16 parece indicar una profundidad inferior a 1.50 m.
3.- Toletum (paseo de la Rosa 76, Cabrahigos). Natatio al aire libre de considerables dimensiones (supuestamente de 34 x 25 x 2.30 m), sin duda asociada a una palestra. Tiene varias escalinatas de acceso; unas con forma de sector circular en el ángulo de los lados, y otras de planta rectangular en el centro de cada lado. Estas medidas podrían valer de referencia, según establece la Federación Internacional de Natación para una piscina olímpica, 50 x 25 x 2.70 m. Su profundidad, estimada en 2.30 m, permitiría el buceo y saltar sin trampolín (para el salto desde un trampolín de un metro de alto se recomienda una profundidad mínima de 2.50 m). Para Yegül las prácticas en piscinas destinadas a buceo son raras (Yegül, 2010: 16). Una de las fases para la enseñanza del buceo actual se realiza en aguas confnadas (piscina de 30 m de largo y 2.30 de profundidad, donde se aprende a manejar el propio equipo y las habilidades que se aplicarán en el mar (PuertoBuceo (Tarifa, Cádiz): disponible en: https://www.puertobuceo.es/curso/open-water/ [20 de septiembre de 2021]. Reseñar también el tamaño de la gran natatio, al aire libre, de las termas de tipo imperial de Lepcis Magna (41 x 25 m) (Yegül, 1992: 408).
Por su proximidad geográfca es obligado comentar el frigidarium y la natatio de las termas del foro de SaintBertrand-de-Comminges (conserva la planta completa), en su fase III, Domiciano-inicios del siglo II. El frigidarium tiene 1 m de profundidad (Aupert y Monturet, 2001: 57). En la natatio se constata una profundidad de unos 1.15 m, para su acceso, como es frecuente en esta arquitectura, posee escaleras en los cuatro ángulos (Aupert y Monturet, 2001: 50, lám. XIV, sala XX).
Nielsen fja la profundidad de las piscinas de los frigidaria, generalmente rectangulares alargadas y absidiadas, en 1 m y las destinadas a nadar, raramente con ábside, entre 1.50 y 2 m, matizando que también pueden tener solo 1 m de profundidad (sin especifcar ejemplos) o una profundidad variable (Nielsen, 1990: 154-155). Pavía cita para los frigidaria de Hispania una profundidad media de 1 m (Pavía, 2021: 409, fg. 168).
Sesión 2 245
Con los datos expuestos, lo publicado por Nielsen, los paralelos y las diferentes profundidades de los frigidaria y natationes de Hispania (Tabla 1) claramente la profundidad de una piscina destinada a la práctica de la natación en los edifcios termales tenía que ser igual o superar los 1.50 m. Actualmente se considera que para practicar la natación en una piscina la profundidad mínima tiene que ser de 1.25 m en todo su largo.
246 V
Las dimensiones del edifcio termal, y como propuesta de trabajo, conforman algunas conclusiones preliminares en ausencia de otros restos arquitectónicos:
frigidarium se integró en la red viaria de la colonia con su eje diametral (136.12 g) en dirección noroestesudeste, coincidente con los decumani y la orientación del teatro (Escudero y Galve, 2007: 57). La cloaca del frigidarium, que discurre paralela, tiene una orientación de 136.15 g y la de dirección norte-sur 35.43 g (Escudero y Galve, 2013: 66 y 216, dan una orientación de 336.15 g evidentemente es una errata). El edifcio termal, como se deduce de la orientación del frigidarium, tendría una planta axial.
Iesso, Segobriga, Edeta, Ilerda y Clunia (Pavía, 2021: 429-430, plantas en láms. 26-27).
m (60 pies o 1/2 actus), idéntica al lado menor del templo que presidía el foro. Efectivamente, el edifco termal limitaría (Fig. 8) al noroeste-suroeste por la fachada fanqueada por el decumano máximo, eje director de la cuadrícula (DM-VII, actuales calles Manifestación, Espoz y Mina y Mayor: Escudero y Galve, 2013: 308 y 322) y en su otro extremo, limitando con el teatro, unos 90 m (2 actus y medio), aunque en su zona oeste se extendiera hasta la actual calle San Jorge, como límite los números 6-10, unos 142 m (4 actus). De este-sureste a oeste-noroeste, a lo largo de la calle Mayor (decumano máximo), la demarcación habría que calcularla desde la calle Jaime I hasta la puerta de acceso al inmueble número 28-30 de la calle Mayor, otros 4 actus
4.3. Ubicación y dimensiones de las termas centrales en la trama urbana de la colonia
a) Las dimensiones de los edifcios de la colonia se modularon con la longitud del actus. El teatro tiene su eje diametral (136.12 g) en la dirección de los decumani; sus dimensiones máximas son (138) x 104.8 m (4 x 3 actus, 4 actus son 142 m), unos 15.000 m2, la longitud de la plataforma de la escena es de 53.3 m (1 actus y medio) y el diámetro del círculo de pavimento de la orchestra 12.1 m (1/3 de actus) (Escudero y Galve, 2007: 57-58 y 63). El perímetro total del foro de Tiberio es de 173 x 156 m (5 x 4 actus y medio, no exactos), 26.988 m2; la plaza tenía 103 x 54 m (3 x 1 actus y medio) y el templo que presidia el foro 35 x 17.5 m (1 x 1/2 actus) (Escudero et al., 2007: 54). El basamento del templo de la plaza del Pilar, con su lado largo paralelo al foro (Fig. 8.1), medía 29.20 x 15.10 m (con la edifcación completa 1 x 1/2 actus) (Beltrán y Fatás, 1998: 45-46).
b) Las medidas de las termas fueron también establecidas en actus, confrmado en la longitud de la piscina, 17.742
Figura 8. Detalle del cuadrante NE de la planta de la colonia: foro de Tiberio, frigidarium, teatro, cloacas y canales (según Escudero, en Escudero y Galve, 2013). Añadidos y modifcaciones, según J.Á. Paz. Propuesta de dimensiones y delimitación de las termas públicas. D (Decumano máximo, 136.43 g); F (Frigidarium, 136.12 g); P (¿Palestra?); 1. Templo de la plaza del Pilar; 2 Zona porticada y ninfeo, plaza de San Pedro Nolasco 7; 3. Antigua iglesia de San Juan «el Viejo»; 4. Calle del Refugio 3, pavimento de opus signinum; 5. Calle del Refugio 1, antigua iglesia de San Pedro y mosaico teselado; 6. Mosaico teselado en calle Jaime I 26 (vial).
La orientación de la red viaria de 136.43 g de azimut para los decumanos (este-sureste a oeste-noroeste) y 36.43 g para los cardos (nor-noroeste a sur-suroeste) existió desde la fundación de la colonia por Augusto (Escudero y Galve, 2013: 66; Beltrán y Paz, 2014: 76). El eje del decumano máximo está orientado con la salida del sol en el solsticio de invierno, evento astronómico coincidente con la fundación de la colonia Caesar Augusta, en el año 14 a.C., y el cincuenta aniversario de la concepción de su fundador el emperador Augusto (Beltrán y Paz, 2014: El72).
En la retícula urbana se emplazaban en la zona pública de la colonia ocupando el eje central, entre el foro de Tiberio y el teatro, en el centro de la urbs, como en las termas imperiales de Toletum (Sánchez y Fernández (coords.), 2019: 267 y 278). Las termas se ubicarían en el espacio comprendido al sur del decumano máximo y al este del cardo máximo, en un área pública adosada al teatro, ambos edifcios integrados a través de la porticus postscaenam (Galve, 2004: 20; Galve et al., 2007: 141).
Su superfcie se puede estimar, con la palestra y descontando el espacio ocupado por el porticus postscaenam del teatro, en unos 16.000 m2, extensión superior a la del teatro e inferior al foro de Tiberio. Estas dimensiones comparadas con termas las imperiales de del Puerto de Éfeso, 11.700 m2 (con la palestra 22.910 m2), Teatro de Éfeso, 7.450 m2 (con la palestra 11.680 m2) y de Sardis, 10.700 m2 (con la palestra 20.400 m2) (Nielsen, 1990: 36-37 y 39), permiten considerar que el edifcio termal se acercaría a los 8.000 m2, el resto lo ocuparía la palestra.
Sesión 2 247
Figura 9. Termas imperiales del Puerto de Éfeso. Según Yegül, 1992: 273, fg. 336.
En el solar de la calle del Refugio 1 angular a las calles San Jorge y Jaime I 26 (donde se ubicaba la desaparecida iglesia de San Pedro) (Beltrán et al., 1985: 97), en el ángulo de las calles del Refugio y San Jorge (asfalto aproximadamente a 204 m), -2.60 m, se encontró un mosaico de teselas (1.2 x 1.1 cm) de piedra negra, con cenefa en blanco (Figs. 8.5 y 10). Sus medidas máximas recuperadas, 1.50 x 0.30 m, no aportan datos
c) La documentación arqueológica de tres pavimentos exhumados en 1977 y 1990 resulta relevante.
El nivel de abandono detectado sobre los pavimentos de la calle del Refugio 1 y 3, con una altura de unos 0.80 m (Fig. 10), presenta tierras densas, de color oscuro / ceniciento con yeso y cal, características de los niveles hispano-musulmanes de los siglos VIII-inicios del XI, excavados intramuros. Entre los materiales, con numerosas cerámicas residuales de época tardorromana, destacaremos las ollas de cocción reductora, realizada a mano, y la ausencia de cerámica vidriada musulmana, fechada desde fnes del siglo X, estas evidencias son coincidentes con lo constatado en el aterrazamiento del frigidarium datado en el año 937 o posteriores (Ortiz y Paz, 2022, Tabla 1). La última ocupación del antiguo edifcio termal se abandono defnitivamente, y fue nivelado (estratigrafía en la Fig. 1), total o parcialmente, en un mismo momento. Desde circa 370 (I Concilio de Caesar Augusta en 380) una parte del edifcio estaba en uso para el culto cristiano.
Figura 10. Calle del Refugio 1. Mosaico teselado (long. 1.50 m). Sobre el mosaico el nivel de tierras oscuras. En la zona inferior se observa la cimentación de cantos rodados. Foto (1977): Archivo Museo de Zaragoza.
En el solar de la calle del Refugio 3 y Jaime I 28 (Beltrán et al., 1985: 100) se documentó, a unos -2.60 m, aproximadamente, un pavimento de opus signinum blanco decorado con teselas negras (Fig. 8.4).
En 1990 se exhumaron en la calle Jaime I 26 (vial) restos de un mosaico en blanco y negro decorado con nudo de Salomón y motivos geométricos (Fig. 11), se encontró a -2.48 m y su capa de preparación era de 10 cm (Casabona, 1992: 232, fg. 2), por ello no se puede asegurar que estuviera integrado en el edifcio termal.
Entre los marcadores diferenciadores de la piscina de un frigidarium y de una natatio, independientemente de la concepción de su espacio arquitectónico (porticado, cubierto, al aire libre o ubicado junto a la palestra) están su profundidad y las escaleras de acceso. Las piscinas de los
sobre la estancia donde estaría ubicado, no obstante, su decoración se puede situar en uno de los lados de la habitación. Disponía de dos capas de preparación, no uniformes, con una altura total de 0.31-0.33 m (1 pie). La superior, de 0.21 m, la componía un mortero de cal y pequeños cantos muy consistente, y la inferior (statumen), de 0.10 m, cantos de río de tamaño medio con mortero de cal, en contacto con las arenas naturales (prueba de que antes no hubo ningún asentamiento, sin embargo, en el nivel superfcial de las arenas apareció un fragmento de cerámica de técnica ibérica). La altura de preparación del pavimento sugiere su pertenencia a un edifcio termal (Paz, 2007: 24). El pavimento de la piscina de este frigidarium tiene una preparación de casi 70 cm (Aguarod, 2020: 358). En los mosaicos de las domus de la colonia se documentan 10 cm de altura (Galve et al., 2007: 160, fg. 68).
Figura 11. Mosaico de la calle Jaime I, 26 (vial). Foto cortesía de José Francisco Casabona.
Hasta el 587 / 589, con el Reino Visigodo Católico, las zonas de culto cristiano en Zaragoza se limitarían al antiguo edifcio de las termas centrales y a la necrópolis paleocristiana occidental, con posible basílica. Sobre el monasterio de Santa Engracia, sin restos arqueológicos confrmados, a pesar de que este edifcio cristiano está refejado en las fuentes antiguas no hay constancia de su ubicación (Paz, 2019: 293-299). Las inhumaciones del entorno datan del siglo XI, como indica la cerámica hispano-musulmana, con vidriado melado, documentada en el fondo de las tumbas, sin evidencias de enterramientos ad sanctos de los siglo IV al X (Galve y Mostalac, 1986: 39).
CONCLUSIONES
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La cota actual de la calle San Juan y San Pedro se sitúa a unos 204.00 / 204.20 m s. n. m. El suelo de la sala del frigidarium está a unos 201.70 / 201.60 m s. n. m. (Aguarod, 2020: fg. 5), -2.30 / -2.60 m respecto al suelo actual de la calle. Estas cotas son similares a las constatadas en los pavimentos de la calle del Refugio. Hay que precisar que en el momento del hallazgo los valores de altimetría se realizaron manualmente y sin referencias topográfcas. Las cotas de las calles han sufrido variaciones en centímetros, por ello las medidas no son exactas, sin embargo, ofrecen una aproximación para este propósito, sin una determinación precisa.
Figura 12. Sardis. Termas. Axonometría del salón central y del frigidarium. Yegül, 1992: Fig. 362.
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A Miguel Beltrán, director de las excavaciones, al director del Museo de Zaragoza, Isidro Aguilera, por las facilidades en el acceso a la documentación y a José F. Casabona de la excavación en la calle Jaime I, 26 (vial).
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La colonia disponía de otras termas públicas en su zona meridional, ubicadas en el entorno de la plaza de España y paseo Independencia angular con la calle Cinco de Marzo 2-8. Hay varios ambientes identifcados, entre ellos un frigidarium. Se han registrado hasta once baños domésticos (Aguarod 2020: 350, fg. 1) evidenciando el elevado nivel de vida de la colonia, convertida en amoenissima civitas (Beltrán y Fatás, 1998: 85), ciudad de residencia donde las élites disfrutaron y conservaron en sus viviendas privadas la extensa cultura del baño, desde Augusto a fnes del siglo III-circa 360.
La arquitectura de este frigidarium, planta rectangular, porticado y cubierto con piscina rectangular, larga y con dos ábsides en sus lados cortos, es el único ejemplo conocido en Hispania. En su construcción, como en el resto de edifcios públicos, se utilizó como medida de longitud el actus, proponiendo una extensión de 4 x 4 actus. Sus diferenciadas características constructivas y paralelos citados, apuntan a que debió de ser promovida y fnanciada por Domiciano, durante los últimos años de su mandato (90-96), como se constata en las reformas del teatro (orchestra) y en el santuario / balneum de Turiaso asociado a la fgura de Augusto, donde el emperador obtuvo la curación de su enfermedad (26-25 a.C.) con baños de agua (Beltrán y Paz, 2004: 325-326; Beltrán y Paz, 2014: 48-49: exvoto del emperador en carneola y remodelación del edifcio; en las obras públicas en Hispania restauró varias vías, como la de Caesar Augusta-Bilbilis-Complutum, además de dos leyes dictadas bajo su mandato, Lex Malacitana y Salpensana).
El abandono defnitivo como recinto de culto cristiano tuvo lugar hacia 937, según confrma la estratigrafía del yacimiento (Ortiz y Paz, 2022, Tabla 1).
Al Ayuntamiento de Zaragoza en su Servicio de Cultura,
frigidaria suelen tener entre 1-1.10 m y frecuentemente escalera corrida en todos sus lados, pórtico y bóveda.
El edifcio termal se reutilizó coincidiendo con los abandonos y remodelaciones generalizadas detectadas en la colonia desde circa 360-363, según se desprende de las estratigrafías recuperadas (Paz, 2002: 545-546). En la orchestra del teatro (niveles «d» y «e») se verifca una nivelación del suelo, circa 380-390 (Beltrán, Cisneros y Paz, 2015: 926, fgs. 1.2 y 2). Desde circa 370 la sala del frigidarium se utilizó como iglesia, y otro espacio como baptisterio, teniendo en cuenta la ubicación de la iglesia de San Juan «el Viejo», a unos 15-20 m al oeste del frigidarium (inmueble de la calle del Refugio 8 angular a San Juan y San Pedro, Fig. 8.3). Algunos frigidaria de España transformados en iglesias fueron los de Toletum, San Juan Bautista el Real (Sánchez y Fernández (coords.), 2019: 269-271) y en Barcelona la antigua iglesia de Sant Miquel (Pavía 2021: 51-52, fg. 10). En Roma el frigidarium de las termas de Diocleciano está ocupado por la Basilica di Santa Maria degli Angeli e dei Martiri.
La cronología y las similitudes arquitectónicas con los frigidaria de las termas imperiales del puerto de Éfeso, Sardis y Leptis Magna confrman que las de Caesar Augusta presentarían un esquema con la circulación de caldarium tepidarium frigidarium natatio al aire libre y palestra, coincidente con el tipo imperial / simétrico-axial (Thébert, 2003: 291), habituales en Oriente y raramente edifcadas en Occidente, a excepción de Roma y los edifcios de Milán, Tréveris, Augusta Raurica y Arles (Thébert, 2003: 290-292: lám. CXLVIII). Para Hispania añadimos las termas de Los Arcos I en Clunia (55 x 95 m = 5.225 m2), consideradas como las mayores de España (Pavía, 2021: 284), las del área portuaria de Tarraco, con 800 m2 excavados y una extensión propuesta de 3.500 m2 (Macias, 2004: 152-155, edifcios termales imperiales en fg. 150) y las de Toletum, con unas dimensiones estimadas de 3.500 m2 (Sánchez y Fernández, 2019: 267).
En época visigoda, con la conversión al catolicismo del rey Recaredo la catedral (dedicada a San Vicente), con su baptisterio, se trasladaría al espacio que ocupó el antiguo foro, en la actual plaza de La Seo (Paz, 2019: 302-303).
crustae marmoreae (mármoles de Tesalia, verde Antico, y Saint-Béat, algunos documentados en el balneum de Turiaso: Beltrán y Paz, 2004: 345-346) y esculturas, la conservada es de mármol del Monte Pentélico de Atenas (Aguarod y Lapuente, 2020), que refejan la dicotomía entre magnifcentia (lícita / esfera pública) y luxus (ostentación ilícita / esfera privada) consignado por escritores de la época. En un programa de propaganda y representación imperial, la magnifcentia plasmada en los edifcios públicos «… no es realmente lujo sino un gasto solemne …» (Séneca, Epistulae Morales ad Lucilium, XCV, 41). «El pueblo romano odia el lujo privado, ama la magnifcencia pública» (Cicerón, Orationes, Pro L. Murena, 76).
Las natationes alcanzan los 1.50 m o más, y raramente tienen 1 m, las escaleras se sitúan en los laterales y/o ángulos, siempre al aire libre, usualmente sin cubrir, y comunicadas con la palestra.
AGRADECIMIENTOS
A pesar del uso de piedras locales, alabastro y arenisca (indicio de un control sobre los costes de la obra), la sala se decoró con pavimentos de losas de mármol y
El recuerdo de Augusto, incluida su curación en Turiaso, y los vínculos privilegiados de la colonia con su familia (presente en los monumentos escultóricos del foro del año 4 a.C., Augusto entre Cayo y Lucio, las acuñaciones y la fnanciación de estructuras públicas, Beltrán y Paz, 2014: 28, 56 y 76) perduraron en la memoria de los emperadores, la colonia de Augusto (fundador del Imperio) continuaba disfrutando del patrocinio imperial. Domiciano dotó a la ciudad de unas termas de tipología imperial con una arquitectura única en Hispania, reconociendo la importancia de Caesar Augusta en el ámbito político, económico y social.
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ABSTRACT
RESUMEN
Sesión 2 253
Se presentan e interpretan determinados artefactos arqueológicos de la excavación de 1982, depositados en el Museo de Zaragoza, relacionados con la arquitectura de las termas públicas centrales de Caesar Augusta. Estarían relacionados con el posterior nuevo uso, reutilización y pervivencia del antiguo frigidarium como lugar de culto cristiano, siguiendo la práctica de otras termas romanas, desde fnes del siglo IV-inicios del siglo V, un entorno con tradición de edifcios religiosos, como la iglesia de San Juan «el Viejo». La investigación se complementa con la tesis doctoral de la autora (2001), y está enmarcada en el ambiente arquitectónico porticado publicado por M.C. Aguarod (2020). Tesserae policromas de bóveda y pared, vidrio plano de ventana, lámparas y lapis specularis resolvieron lumínicamente la vida en el espacio interior. Destaca un resto de opus musivum para bóveda, con predominio de tesserae de vidrio, datado a inicios del siglo V, coetáneo de hallazgos de mosaicos funerarios paleocristianos (necrópolis occidental), en el contexto de una actividad artesanal activa con evidencias de fabricación vidriera secundaria. Un resto de opus musivum, de características muy semejantes, procede de la isla del Fraile (Águilas, Murcia) también datado en los siglos IV-V. Además, las lámparas de vidrio recuperadas se suceden cronológicamente, desde fnales del siglo IV, cobrando relevancia en los ritos cristianos.
Some artefacts from the excavation of 1982, deposited in the Museum of Zaragoza, are presented and interpreted. They are related to the architecture of the central public baths in Caesar Augusta, specifcally with the subsequent new use and reuse of the frigidarium as a place of Christian worship, following the practice of other Roman baths, generalizing from the end of the 4th century. This research is completed by the author’s doctoral thesis (2001), and is framed in the porticated architecture published by M.C. Aguarod (2020). Polychrome tesserae, window glass, lamps and lapis specularis inform us about the environment and life in the inner space. The fragments of opus musivum for vault, with predominance of glass tesserae, date at the beginning of the 5th century. They are contemporary with fndings of paleochristian funerary mosaics (western necropolis); all this in a context of an active craft with glass secondary workshops. A remnant of opus musivum, with very similar characteristics, comes from the island of Fraile (Águilas, Murcia) also dated in 4th-5th centuries. In addition, the recovered glass lamps follow each other chronologically, from end of the 4th century, gaining relevance in Christian rites.
* Este trabajo es parte del proyecto de I+D+i «Imitaciones de piedras en vidrio en época romana y su reinterpretación en época moderna» (PID2020-117299GB-I00), fnanciado por MCIN/ AEI/10.13039/501100011033.
Esperanza Ortiz Palomar1 y Juan Á. Paz Peralta2
1Arqueóloga
2Museo de Zaragoza
PALABRAS CLAVE: Opus musivum; Lámparas; Ventanas; Tesserae; Cristianismo.
LUCES Y «SOMBRAS» EN EL ESPACIO PORTICADO DE LAS TERMAS PÚBLICAS CENTRALES DE CAESAR AVGVSTA: EL VIDRIO
KEYWORDS: Opus musivum; Lamps; Window glass; Tesserae; Christianity
LIGHTS AND «SHADOWS» IN THE PORTICOED SPACE OF THE CENTRAL PUBLIC BATHS IN CAESAR AVGVSTA (ZARAGOZA): THE GLASS**
22
Autora de contacto/Contact author: Esperanza Ortiz Palomar, esperanzaypaz@telefonica.net
Figura 1. Fragmento de opus musivum con tesserae de vidrio (88 x 94 mm). Museo de Zaragoza. NIG. 58342. Foto: J. Garrido. Contexto del hallazgo del opus musivum asociado a las tégulas, el pavimento del suelo y la basa encontrados «in situ». El muro de cantos de río es de época musulmana, post quem 937. Fotos: archivo Museo de Zaragoza. Planta del frigidarium, según Aguarod, 2020: fg. 4, con modifcaciones y añadidos.
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de vidrio dominantes proceden de la segunda mitad del siglo IV y el VI, sobresaliendo los usados alternativamente o exclusivamente como lámparas Del total de 116 fragmentos de recipientes, supone el 32,75%, y el 67,85% de las formas identifcadas (excluyendo paredes sin forma) (Ortiz, 2001: 59). Sin embargo, los grupos característicos en las estancias termales y los desagües son testimoniales (ungüentarios, redomas, piezas de juego y elementos de adorno personal). Esta carencia se debería a la nueva fase de habitación, los hallazgos casuales en las ocupaciones siguientes y la actividad de reciclado.
1. INTRODUCCIÓN
El descubrimiento arqueológico se realizó en 1982 en la calle San Juan y San Pedro núms. 5-7. Inicialmente el Museo de Zaragoza asumió la excavación, dirigida por Miguel Beltrán. Con la nueva regulación arqueológica, los técnicos del Ayuntamiento de Zaragoza retomaron los trabajos; para una revisión de conjunto remitimos a la última publicación de Aguarod (2020). Los hallazgos seleccionados, depositados en el Museo de Zaragoza, proceden de la primera intervención. Su estudio tiene carácter preliminar, pendiente de un análisis general, y amplía la investigación precedente sobre vidrios del Bajo Imperio (Ortiz, 2001: un sumario en 58-59).
2.1. De edificio termal a templo cristiano
a) La cultura material deja indicios sólidos con elementos de vidrio muy específcos (ver apartado 4). Defnición cromática según: tabla Caran d’Ache digital. Las tesserae de vidrio en baños y tumbas albergaron las estructuras más comunes para decorar con mosaicos en paredes y bóvedas, pasando a las cúpulas de iglesias que proliferaron desde el siglo IV (Dunbabin, 1999: 245; Lorraine et al., 2007: 186). La arqueología corrobora el descubrimiento de numerosos ejemplares en las primeras iglesias cristianas del área mediterránea (Cingolani y Perna, 2015: 370; Yelda, 2001: 77-87). Los contenedores
b) La reutilización de estas instalaciones coincide con lo documentado por la amplia geografía durante el Bajo Imperio (Jiménez y Sales, 2004: 193-197). Especialmente desde inicios del siglo V y en el VI muchos baños están junto a monasterios e iglesias (Nielsen, 1990: 98-99).
Ciertos artefactos, en vidrio y lapis specularis, algunos inéditos, nos conectan con tres formas de iluminar el espacio interior en época antigua, interconectadas funcionalmente. Unos revistieron parte de las paredes y de la techumbre del antiguo frigidarium (opus musivum), y otros cerraron algunos vanos, (specularis, lato sensu). Junto a ellos, las lámparas de vidrio triangularon la noción lumínica: las ventanas con materiales translúcidos dejaron pasar la energía solar; las tesserae de vidrio en bóveda y pared refejaron, amplifcaron y modifcaron la irradiación atmosférica; y las lámparas de vidrio dotaron de luz artifcial, dispersada en todas las direcciones gracias a la transparencia del material. Estos datos relacionados suman una información notable a la percepción arquitectónica de época paleocristiana.
La revisión cronológica ofrece una visión diacrónica con una permanencia ininterrumpida en el espacio hasta los primeros siglos de época musulmana (Tabla 1).
La tradición adaptativa de edifcios termales en otros de culto, se observa en las termas de Diocleciano, cuyo frigidarium se convirtió en la Basílica de Santa Maria degli Angeli dei Martiri (Roma, Italia), la Basílica de San Demetrio (Tesalónica, Grecia), el santuario de Labraunda (antigua región de Caria, Turquía), la Basílica Kaplicalar (en la antigua Hierápolis de Frigia, Turquía) (Blid, 2016: 151-153, esp. fg. 8.5), y destacando en Hispania las de Barcelona y Córdoba (Paz, 2019: 302). En Barcelona, resaltar la nave de la iglesia de Sant Miquel (desde el siglo X), con pavimento de mosaico (hasta 1868) y el frigidarium identifcado (Pavía 2021: 51-52, fg. 10).
Se complementa la defnición del edifcio termal, a través de nuevos restos muebles ligados al frigidarium (identifcación de este espacio en: Paz, 2022).
Paralelamente, se ahonda en la posterior ocupación y reutilización, adoptando y adaptando la construcción preexistente en una iglesia de culto cristiano; conscientes de que, sin embargo, hay sombras que requieren reabrir un estudio integral de conjunto.
Se ha trabajado con documentos y elementos materiales, estructurales, culturales y cronológicos en la defnición e interpretación de la posterior función del frigidarium; realizando un estudio cruzado de vidrios, cerámicas, material de construcción y la formación estratigráfca.
2.2. Dataciones
2. METODOLOGÍA
c) La pervivencia cultural explicaría que en las termas estuviera la iglesia de San Juan «el Viejo», edifcio de la calle del Refugio 8 angular a San Juan y San Pedro (Paz, 2019: 302-303). Probablemente la catedral con su baptisterio, ocupara inicialmente estas termas, siendo el sitio más adecuado, como sucede en otros frigidaria, por ejemplo en Toletum donde se edifcó la iglesia de San Juan Bautista (Sánchez-Chiquito y Fernández, coords., 2019: 269-271). En época visigoda se trasladaría al área del antiguo foro, aunque el lugar siguiera utilizándose como iglesia. La lógica perpetuación de la memoria al agua en el entorno pudo transmitirse por el culto, subsistiendo el epónimo. El arraigo cristiano al agua fue sobre todo por el bautismo y conectando a diversos santos con fuentes y surgencias por su atribución a propiedades sanadoras (Ortiz y Paz, 2006: 58). La controvertida percepción cristiana de los baños tuvo matices en su acepción vehicular para la purifcación espiritual y como necesidad higiénica.
Sesión 2 255
Reutilizaciones posteriores (Antigüedad tardía, épocas bizantina e islámica) (Whitte, 2013: 30)
256 V
2.2.1. Vidrios (ver apartado 4).- Las lámparas de la forma Isings 111 (tradición bizantina) del siglo VIII aportan la datación más reciente. Otros recipientes son cuantitativamente irrelevantes. Sin embargo, cobra importancia la identifcación de 6 tacos de puntel, restos de desechos de soplado que sugieren un taller secundario de vidriero en el entorno, desde inicios del siglo V, pudiendo haber abastecido algunos productos. Las tesserae integradas en los fragmentos de mortero de yeso son algo mayores que las preferidas en la primera mitad del siglo II d.C. (Lorraine et al., 2007: 186). El grosor estandarizado de los cubos (0,7-0,8 cm) suele coincidir con el de los «panes». De las 68 piezas sueltas recuperadas 56 son opacas y 12 translúcidas. Las rojas opacas corresponden al rojo «ladrillo» (Fig. 2), en un caso con una línea oscura característica de esta nueva composición rica en hierro, que sustituyó al rojo «lacre» a inicios de los años 60 d.C. (Boschetti, 2011: 81). Algunos colores y composición pautan cronometrías (Tabla 2).
Se matiza la formación de los niveles «a» y «b», datados erróneamente, desde 1985, siendo más preciso hablar de sedimentos de los siglos IV-V cargados a inicios del X. Los dos niveles con fragmentos de mosaico y teselas sueltas, determinan el momento del abandono o ruina del edifcio, sellando la demolición. El relleno de la piscina y aterrazamiento (el nivel se observa en la fotografía inferior de la Figura 1), se data con los artefactos más modernos, aparte de otros anteriores asociados al nivel (sigillata hispánica tardía y africana, de los siglos IV y V). Destaca la ausencia de cerámica vidriada musulmana fechada desde fnes del siglo X.
Algunos colores y, especialmente, uso o ausencia de tesserae con pan de oro
3
2.2.2. Cerámica de cocción reductora (negra y gris) (Fig. 3).- Corresponde a recipientes, principalmente ollas globulares con perfl en «S». Están fabricadas con arcillas escasamente decantadas, a torno lento, alisadas al exterior (espátula o bruñido), terminadas a mano, con marcas de los dedos índice, medio y anular en la zona superior e inferior interna, el fondo convexo al exterior, con o sin asas rectangulares y de sección plana.
Abandono, ruina y delaterrazamiento frigidarium. Construcción de época califal de muros paralelos con cantos de río, indicios de posible mezquita ño 937 posterioreso
A
Fase Facies cultural Cronología
1 Abandono como edifcio termal -tardoconstantinianaÉpoca 360/363 paleocristianaIglesia
a
2
Tabla 2. Factores cronológicos en tesserae de vidrio
Tabla 1. Propuesta de la ocupación del frigidarium: Antigüedad tardía - siglo X
d
b Materia prima de colores y rasgos cromáticos c Tamaño y traza
circa
Ante quem 380 (I Concilio de Caesar Augusta) - 937 (21 noviembre, toma de Saraqusta por cAbd al-Rahmān III)
Figura 2. Tesserae en rojo opaco. Museo de Zaragoza. NIG: 63250, 63253 y 63256. Foto: J. Garrido.
Antes de época de Constantino hay pocas evidencias (Domus Aurea) de tesserae con «pan de oro» en paredes y bóvedas. Finas láminas metálicas bajo un vidrio (cartellina) incoloro transparente, o con ligero tinte amarillento-verdoso (Caran d’Ache 221 y 231) simulaban el oro. Este procedimiento se utilizaba en determinadas piedras preciosas para potenciar el brillo, buscando idéntico efecto en vidrios transparentes o translúcidos, especialmente rojos y verdes, realzando el color y dinamizando la refracción de la luz. No hay tesserae incoloras de las utilizadas en el Bajo Imperio para aplicar oro. Alternativas más asequibles pudieron replicar el efecto dorado. En el fragmento de bóveda hay 4 cubos verdes translucidos (Caran d’Ache 200) con una capa dorada en la parte inferior que sobresale por los contornos (Fig. 10). Según análisis realizados es mica dorada (Tabla 7), descartando el «pan de oro» (sobre el uso de mica en mosaicos: Sear, 1977: 41).
Tesserae: parámetros cronológicos
Figura 3. Vaso de cerámica a mano con huellas digitales en el interior, cocción reductora. Altura: 10.6 cm. Zaragoza capital. Siglos IX-X. Museo de Zaragoza. NIG: 50139. Foto: J. Garrido. Dibujo: E. Ortiz.
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Figura 4. Tégulas asociadas al hallazgo del opus musivum (58342, ver Fig. 1). Museo de Zaragoza. NIG: 82.16.371 y 82.16.369. Dibujo: E. Ortiz.
2.2.4. Muros con ortostatos verticales. -Son de tradición tardorromana, con aparejo de mampuestos irregulares de caliza y cantos rodados dispuestos en espiga (Fig. 5). Están construidos paralelamente a los del edifco termal, respetando la orientación del trazado urbano romano.
cerrado. Ambos materiales, encadenados con el colapso de la techumbre, formaron una unidad deposicional ordenada, trabada y coherente con el desfase cronológico de la inversión estructural.
En la calle Cinco de Marzo nº 8 se fechó esta técnica constructiva en época califal y el aparejo de cantos durante la taifa (Del Real y Ramón, inédito, 2010: 4647 y 108-109); cronología ratifcada con la excavación (año 2021) en el nº 10 de la misma calle (agradecemos la comunicación a su director D. J.L. Cebolla). El nivel en el que asientan los muros se formó a inicios del X, verifcado por las cerámicas grises a mano y las tierras densas de color oscuro / ceniciento, mezcladas con numerosas inclusiones de yeso y cal (distintivas de los niveles hispano-musulmanes excavados intramuros y fechados entre los siglos VIII-inicios del XI).
2.2.3. Tegulae.- Asociadas al resto principal (inv. 58342), ver Fig. 1. Se datan tipológicamente en época favia (Fig. 4), según paralelos de otras de las termas de Labitolosa (La Puebla de Castro, Huesca) del último cuarto del siglo I, y abandonadas a fnes del siglo II (Ramos, 1999: 265, fg. 10, ver 1) superior derecha, cuadrada, y 2) inferior izquierda, redondeada). Aunque la techumbre tuviera reparaciones durante su dilatada vigencia las tegulae serían reutilizadas y sepultaron los restos de la bóveda forrada con el mosaico en el siglo V, preservando su
Figura 5. Muros de cantos rodados de época hispanomusulmana (siglo X) sobre el aterrazamiento del frigidarium. Foto: Archivo Museo de Zaragoza.
Las decoraciones, ocasionales, son bandas onduladas y paralelas o un enrejado inciso, en la franja superior exterior. Se fechan post quem a la conquista musulmana del valle del Ebro (714), sin sobrepasar el primer cuarto del siglo IX, según el contexto estratigráfco de El Pueyo (Los Bañales, Uncastillo, Zaragoza), sin intrusiones residuales de siglos anteriores (Vega et al., 2017: 165, 81% del total de las cerámicas). Este tipo de producción, presente en los niveles «a» y «b», aparece vinculada a la caída de tegulae con el fragmento mayor del mosaico parietal (Fig. 1).
3. OBJETIVOS
1) Analizar cómo el vidrio en época antigua, mediante diferentes fórmulas, se acopló para la conquista y tratamiento de la luz en los espacios interiores. 2) Considerar la visión abierta de la arqueología, sin topes cronológicos, para la herencia recibida y los usos arquitectónicos en las fases históricas limítrofes. 3) Contribuir a la percepción del patrimonio cultural, cuya concepción traspasa la documentación arqueológica nuclear. 4) Revisar y actualizar algunos datos cronológicos, funcionales e interpretativos del yacimiento a través de estudios transdisciplinares de vidrios, cerámicas, material de construcción, arquitectura y exégesis de fuentes antiguas relacionadas.
Tabla 3. Fuentes arqueológicas de mosaicos de bóvedas Tipos Vestigios C.C.A a (Fragmentos) mosaicos in situ b Fragmentos de mortero con tesserae sueltos y descontextualizados X c Huellas o improntas dejadas por las tesserae en el mortero X d Tesserae sueltas o desprendidas X e Fuentes literarias de época romana
2) La morfología del testigo de mayor tamaño presenta un ligero reborde curvado hacia adentro en algunas zonas perimetrales con una impronta de tesserae perdidas en incipiente resalte, y otras de la fla contigua se colocaron giradas y arqueadas (Fig. 6).
Figura 6. Detalle del arranque cóncavo del mortero y tesserae contiguas giradas. Museo de Zaragoza. NIG. 58342. Foto: J. Garrido.
El hallazgo estudiado fue obra de un musearius / musivarius que hizo mosaicos para paredes y bóvedas. En una escala vertical, jerarquizada, encadenada y tripartita, en los trabajos artísticos, artesanales y arquitectónicos intervenía el «Pictor Imaginarius» creando el bosquejo o pintura, seguido del «Pictor Parietiarius» que transfería diseño y colores y el «Musivarius» que aplicaba los mosaicos al mortero (Sear, 1977: 18). En actividades secundarias, desde el siglo I a.C. se menciona a trabajadores del vidrio (hualourgos; Estrabón, Geographica, 16,2.25. Stern, 2013: 83-86). La labor planifcada, especializada, lenta, repetitiva y paciente tenía riesgo incluso de muerte. Requería de habilidad y sensibilidad aunque la factura grosera del de Caesar Augusta insinúa un trabajo provincial, atenuado al fundirse las tesserae, ópticamente de lejos y mezclarse los colores. Aristóteles y Teofrasto, abordan la interacción entre la luz y el color.
La fcha catalográfca (Tabla 4) corresponde al fragmento de mayor tamaño de un mosaico abovedado, cuyo estudio estaba inédito, (citado en una vista inicial como mosaico parietal: Beltrán et al., 1985: 101). El tratamiento individualizado responde a su relevancia.
4.1. Opus musivum
Identifcación, descripción e interpretación de los restos:
1) Microespacialmente el hallazgo esta asociado a una caída de tégulas a nivel del suelo, y macroespacialmente se sitúa en el pórtico del frigidarium, a la altura del ábside
Figura 7. Estratigrafía estructural del opus musivum Museo de Zaragoza. NIG. 58342. Foto: J. Garrido.
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4. RESULTADOS
La conservación de los pavimentos de mosaico, más abundantes que los parietales, supera a los que revisten escaleras, columnas y bóvedas, fjados a superfcies verticales o curvadas, cuya adherencia al mortero es más vulnerable y sensible al derribo natural. En ausencia del techado, hay ejemplos de preservación intermedia y descripciones literarias cronológicas, espaciales y funcionales ilustrativas (Tabla 3).
3) El grosor del mortero preservado tiene un máximo de 45 mm, en el fragmento principal. Se distinguen dos capas diferenciadas, pudiendo faltar una tercera. La superior, íntegra, es de yeso, con una media de 20 mm. La inferior, incompleta, es de mortero de cal y piedras de grano fno / medio: 1-2mm / 5-8 mm, de la que se conservan: 25 mm (Fig. 7). Los distintos espesores y las tesserae forman una micro estratigrafía estructural.
conservado (Fig. 1). En las termas, fueron los frigidaria donde los mosaicos se ubicaban con más frecuencia.
La ubicación arquitectónica original y la cronología apuntan su pertenencia a una bóveda o a media cúpula sobre el nicho absidiado de época tardorromana y reside en los siguientes razonamientos deductivos e inductivos:
Referencias estratigráfcas con hallazgos afnes
Depósito
Ex situ de un antiguo frigidarium
Data
Zaragoza capital, antigua Caesar Augusta. Calle San Juan y San Pedro, nº 7 Ambiente Antigua therma
- Cuadro 8-12 AB (01-VI-1982). NIG: 58343. - Cuadro 6 B (02-VI-1982). NIG: 58344
Descripción
Arquitectónica: revestimiento y difusión lumínica. Artística: ornamental. Psicológica: trampantojo. Religiosa: didáctica y sensitiva Encargo Comitente eclesiástico
Procedencia
4) El tinte intersticial en mosaicos puede ser intencional, por las directrices o sinopiae de dibujos preparatorios, mayoritariamente en ocre rojo o carbón negro, o producto involuntario de la expulsión del lecho al asentar las tesserae (Smirnou et al., 2010: 72, 77, fg. 5). Aquí la sustancia oscura visible en los intersticios de la superfcie exterior del mortero obedece a la implementación de tesserae. El fondo negro sobre el lecho precedió a las tesserae, como demuestra el hueco dejado por las piezas desprendidas (Fig. 8). Es un recubrimiento protector del mortero para los mosaicos de bóveda o semicúpulas. El pegamento de bitumen se usó para cementar los mosaicos desde el período Ur (ca. 2500 a. C.); en época griega y romana fue un adhesivo, impermeabilizador y aislante (Forbes, 1955: 89).
Regular. Fragmentado y separado. Alteraciones por acción de los agentes atmosféricos. Desajustes mecánicos con desprendimientos de teselas Dimensiones 88 x 94 x 45 de grosor (mm)
Referencia
Nivel: «a». - Corte zanja (20-V-1982). NIG: 58342
Asignación Cultural Establecimiento religioso de participación pública
Escombro del derribo del edifcio, perdurando en sucesivos aterrazamientos y procesos postdeposicionales hasta inicios del siglo X
Museo de Zaragoza. NIG: 58342
Ubicación Bóveda
Referencia Espacial
Nivel: «b».
Hernández, 2020: 144, fg. 9). Este valioso paralelo tiene signos más evidentes de tiznado sobre el mortero (Fig. 9). En estos dos casos de Hispania, el color negro residual no se ajusta a líneas dirigidas de sinopiae sino a una extensión de recubrimiento general.
Edifcio como iglesia Entre circa fnes del siglo IV- hacia 937 Cronología del mosaico Circa inicios del siglo V
Fragmento de mortero, tesserae de diferentes materiales y residuos de bitumen, formando un conjunto (algunas tesserae desprendidas)
Figura 8. Detalle de restos de bitumen sobre lecho de mortero en opus musivum. Museo de Zaragoza. NIG. 58342. Foto: J. Garrido.
Tabla 4. Ficha técnica del hallazgo principal de opus musivum
Augusto hasta su abandono como baños: fnes del siglo III ó circa 360 Última remodelación: fnes de época de Domiciano, años 90-96
Un hallazgo muy afín en su factura al de Caesar Augusta, procede de la factoría de salazones en Isla del Fraile (Águilas, Murcia; antigua Urci). Carece de contexto estratigráfco y se atribuye al siglo IV, cuya fase de romanización data de los siglos I y V d.C. (Quevedo y
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Función(es)
Referencia estratigráfca
Fragmento de mosaico con teselas de vidrio polícromo (predominantes) y piedra
Interpretación plástica Sin diseños para la interpretación iconográfca
Edifcio como therma
Estado de conservación
Contexto estratigráfco
Opus musivum
Tipo de artefacto
5) Los textos literarios ponderan la impermeabilidad y conservación del vidrio en recubrimientos y emiten una consideración para las bóvedas, en donde evolucionó de expresión de luxus y magnifcentia en el Alto Imperio a algo común y popular, con su cenit en época bizantina.
7) Predominan el azul y el verde (23). La piedra gris es minoritaria (2) (Fig. 12, Tabla 5). Cada pieza sobresale del yeso en un bisel según los requisitos de luz y vibración o la tridimensionalidad buscada. Los ángulos y aristas eran las adecuadas para verlas a distancia con diferente incidencia lumínica dentro de los edifcios. Se combinan materiales, texturas, facetas curvas y planas, inclinación, tamaños, (Fig. 11), perfles desiguales y salientes para romper el plano, bicromías y policromías.
Figura 11. Resto de opus musivum. Tesserae de piedra gris y vidrio. Segmento circular. Museo de Zaragoza. NIG. 58343. Foto: J. Garrido.
Figura 10. Detalle. Opus musivum. Tesserae verde translúcido (Caran d’Ache 200) sobre mica dorada. Museo de Zaragoza. NIG. 58342. Foto: J. Garrido.
Figura 9. Fragmento de opus musivum Tesserae de vidrios azules. Isla del Fraile. Foto: cortesía de Juan de Dios Hernández García (Director del Museo Arqueológico Municipal de Águilas).
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Figura 12. Restos de opus musivum. «Color natural». Museo de Zaragoza. NIG. 58344. Foto: J. Garrido.
6) Las tesserae se aplicaron tal como fueron cortadas, con bordes toscos, en resalte y sin pulir, no destinadas para caminar sobre ellas, frente al acabado homogéneo y raso de los pavimentos. Un ligero mayor tamaño y menor cuidado en el corte indican su uso en bóvedas altas (Sear, 1977: 42). Distan de las parietales en dimensiones, ajuste, pulido o recortes, ahora sueltas y de distintos contextos (Ortiz, 2001: 58-59). En vidrio se produjo cualquier color (tono, saturación y brillo), idóneo para una atmósfera teatral y de impacto psicológico. La estética del opus musivum muestra superfcies irregulares y múltiples refejos (Ling, 1998: 16), con cortes «frescos» y brillantes dando destellos, y puntos dorados estratégicos como luminarias (Fig. 10) (ver 2.2.1 y Tabla 7), siguiendo el procedimiento de algunas piedras preciosas (Cisneros et al, 2019: 265).
La gama de azules, asimilándose cromáticamente el «color natural», sin aditivos colorantes (Caran d’Ache 191/211) (Fig. 12) se asocia desde la Antigüedad con la bóveda celeste y la divinidad; representando la masa cósmica o acuática. El hallazgo reducido impide adivinar la iconografía, más allá de los azules tapizando la cubierta. Las primeras iglesias recreaban la bóveda celeste como fondo de los temas decorativos, junto a un objetivo didáctico e impacto sensorial, con mensajes traspasando lo explícito, como en el baptisterio Lateranense (Roma) del siglo IV.
Figura. 13. «Pan» semielaborado para extraer tesserae de vidrio (3,3 x 2,9 x 2,2 cm). Caesar Augusta. Museo de Zaragoza. NIG: 89.3.63643. Foto: A. Ferrer.
Figura 15. Fragmentos de bordes de vidrio plano de ventana (grosor medio 4 mm). Museo de Zaragoza. NIG: 63042, 63040 y 63043. Fotos: J. Garrido. Método: Fundido y estirado.
8) Un «pan» prefabricado de vidrio de color jade opaco, Caran d’Ache 211, con líneas marcadas para extraer cubos regulares o irregulares, con ayuda básicamente del cincel, la martellina, la tenaza y el yunque, acredita el tallado y producción de tesserae para mosaicos en Caesar Augusta durante el Bajo Imperio. Procede del teatro romano de un nivel fechado circa 550-570 con elementos residuales del siglo V (Ortiz, 2001: 353-355, 391, fg. 119, 2, nivel b1; cronología confrmada en: Paz, 2003: 45-46) (Fig. 13). Otros formatos fueron los lingotes, pastillas o bastones. El reaprovechamiento de teselas y creación ex novo, fue habitual.
Tabla 5. Resumen de colores identifcados en las tesserae de vidrio con mortero (NIG 59342) (Fig. 1) Hallazgo Colores (Caran d’Ache): 6 Tesserae: 23 Saturación % Colores: 99,99 % azulesverdes *23Fragmentobóveda tesserae adheridas in situ y 15 improntas 211 («color natural») 12 TR 52,173 140 3 TR 13,043 180 2 TR 8,695 190 1 TR 4,347 192/193 + 240 O 1 4,347 200 (+ restos dorado) TR 4 17,391
Figura 14. Lapis specularis de placas diferentes. Museo de Zaragoza. NIG: 63228 y 63229. Foto: J. Garrido.
Hay restos de 4 ventanas distintas de vidrio, según la coloración y los rasgos tecnológicos: 4 bordes y 15 fragmentos de pared (Fig. 15). Se fabricaron por fundido, estirado y conformado; algunos con marcas de herramientas (Ortiz, 2001: 349-350, fg. 117, 3 y 4). En Zaragoza y provincia, con las revisiones estratigráfcas, el vidrio de ventana se fecha desde el 41/54 d.C., aportando información cronológica y cualitativa de los edifcios. Los vidrios planos recuperados son fundidos y posiblemente sean de la última fase de reforma de las termas, cuando ya estaba implantado en los edifcios públicos (Séneca, Epistulae Morales ad Lucilium, XC).
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4.2. Specularis: cubrición de vanos
De lapis specularis son 2 hojas de distinta morfología, grosor y pureza (Fig. 14). Este mineral precedió y acompañó al vidrio en el uso arquitectónico.
El término specularis genéricamente engloba a la piedra y al vidrio para cubrir vanos. Seguían parámetros de ubicación, altura, formato y orientación cardinal. Al incidir en las tesserae de vidrio, irradia, enfoca, tamiza o genera intangibles esfumaturas y haces luminosos.
a Antigüedad. Junto a vidrio fundido b Transición. El vidrio empezó a desplazar al mineral desde el 50 d.C. c Convivencia. Marcador cronológico diferencial: En época tardorromana, junto a vidrio soplado en cilindros d Pervivencia arquitectónica X e Reutilización de ambos materiales X
Vidrio plano + lapis specularis C A
Tabla 6. Cronograma de vidrio plano y lapis specularis
Desde la segunda mitad del siglo IV, inicialmente en edifcios públicos como en las termas que seguirían en uso y mayoritariamente en las iglesias, la implantación extensiva y progresiva de lámparas de vidrio supuso un hito en la iluminación. Alumbraron interiores en penumbra y oscuros alargando la vida en ellos más allá de las horas solares, participaron del ritual en numerosas ceremonias y estuvieron muy presentes en los cánones de los Concilios (I de Tarragona, Canon VII; I de Toledo, Canon IX; III de Toledo, Canon II; XIII de Toledo, Canon VII; II de Braga, Cánones III y V; Elvira, Canon XXXVII). En paralelo a la dualidad funcional de algunas formas (beber / iluminar) aforan argumentos sólidos de que muchas fueron ya concebidas como lámparas, corroborado por datos macro y micro espaciales del uso amortizado en varios yacimientos, la morfología adaptativa de sus diseños y fuentes iconográfcas y literarias (Trowbridge, 1930: 190-191). La variedad traza una continuidad funcional en el tiempo con matices utilitarios reveladores.
4.3.2. Isings 106, variante «d» (Ortiz, 2001: 250-251, fg. 57) (Fig. 16b), vaso cónico / lámpara. Contextos de los siglos IV-V. El borde pulido al fuego es un signo evolutivo avanzado. La base ahusada requería ser insertada en un polycandelium colgado y centrado (Fig. 17b’), pudiendo combinarse con otros multiplicando las luces, o en un trípode, sedente y vertical (Fig. 16b’’).
C
4.3.5. Crowfoot & Harden, Tipo C.2, lám. XXX, núm. 42 / Uboldi I.3 (Uboldi, 1995: 109, 111, fg. 3, 9 y 10), (Fig. 16e). Siglo VII. Un fragmento de pared, próximo al borde, conserva una pequeña asa (de las tres que tendría) arrastrada en forma de estela descendente con decoración serpentiforme, para colgar con anillas o cuerdas y opcionalmente estar sedente. Se asemeja a la fábrica de tradición bizantina (Isings 111) (Fig. 16e’).
4.3.4. Isings 111/Tipo C de Foy (Foy, 2003: 73-79, fgs. 64-72), (Fig. 16d). «Copa» con vástago. Perduró hasta época islámica con variantes. Hay una fábrica en verde claro Caran d’Ache 245, fnes del V, y otra de «color natural» Caran d’Ache 191, desde inicios del VI y dominante en el VII-inicios del VIII (Ortiz, 2001: 252254, 429-430, fg. 59, 9). Esta lamparilla votiva para el culto, se protegía en huecos abiertos en el muro, evitando el apagado por corrientes de aire (Fig. 16d’). Venancio Fortunato (Vita sancti Martini, IV, 693), ca. 530-560, escribió: «... es en la basílica construida a Pablo y Juan que una representación del santo fue pintada en una pared ... Justo a los pies, un nicho tallado artifcialmente en la pared contenía una lámpara, la llama de la cual fotaba dentro de una urna de vidrio ...»
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El vidrio plano simuló el concepto de las hojas de piedra, sin limitaciones de medidas y formas (oculi). La existencia coetánea de piedra y vidrio incluso en el siglo IV (Diocleciano, Edictum de Pretiis; líneas 5 y 6; año 301 y Lactancio, De Opifcio Dei, 8, circa 303-304) es multifactorial (Tabla 6). La ausencia de restos soplados en cilindros, operativos desde fnes del siglo III, es un indicativo de antigüedad. La perduración y reutilización de specularis fue un hecho normalizado.
4.3.3. Conimbriga 1965, núms. 205-225 (Fig. 16c). Versátiles, predominantes y con base plana, permitiendo la fotación de varias mechas (Fig. 16c), bien adaptadas para colocarse sobre candeleros. En Zaragoza fueron habituales desde 350-375, hasta el VI (Ortiz, 2001: 328-329). Las hay con cruces patadas desde el siglo VI (Marcos y Vicent, 2000: 217). La iconografía medieval las ubica sobre altos candeleros (Fig. 16c’).
4.3.1. Isings 117 (Fig. 16a). Contempla variantes y se distingue por la decoración de depresiones. Data desde circa 380/390, perdurando en el siglo V (Ortiz, 2001: 153-154, fgs. 15-18). Hay 17 fragmentos (Ortiz, 2001: 59). El borde abombado denota su suspendido, mediante un collar metálico con cadenas (tres) para su equilibrio, del techo o del intradós, en espacios secundarios o intercolumnios alumbrando cenitalmente (Fig. 16a’).
Tipos
4.3. Continentes lychnológicos (Fig. 16)
- Entre las iglesias que tendría la ciudad estaría la dedicada a San Juan?, sin referencias en las fuentes antiguas; la catedral de San Vicente en época visigoda en el área
Figura 16. Tipos de lámparas y nomenclatura latina. Museo de Zaragoza. Fotos: J. Garrido. Dibujos: E. Ortiz. Abajo restituciones y recreaciones funcionales. Izda.: Mosaico del monasterio de Mar-Gabriel (Tûr ‘Abdîn, Turquía), año 512. Lámpara de vidrio con soporte de madera (altura: 3,5 cm) de Karanis (Egipto) (Kelsey Museum. http://users.stlcc.edu/ Tablamfuller/KaranisGlass.html).7.Análisisdelrecubrimiento en una tessera de vidrio verde oscuro (Caran d’Ache 200) (Fig. 10).
- El frigidarium porticado recuerda una nave basilical, sin poder precisar más elementos arquitectónicos. Se supone un aprovechamiento constructivo afín a diseños cristianos e infraestructuras arquitectónicas compatibles con requerimientos basilicales (Fig. 17), como en muchos puntos del Imperio; sacralizando el lugar higiénico, lúdico y de socialización para ser de reunión en la religión vigente.
CONCLUSIONES PRELIMINARES
- En vidrios de ventana, tesserae, varillas, latrunculi, adorno, lámparas, restos de soplado, etc. el sesgo muestral se reduce por su mayor consistencia, menor circulación y uso; no evaluándose la representatividad de todos los objetos de igual forma. De ahí, que el número de lámparas, tesserae, specularis y tacos de puntel sea tan relevante, a pesar de la repercusión de las activas labores de reciclado en época tardorromana.
- La fase cronológica del mosaico de bóveda y las lámparas de vidrio, se vinculan con un periodo histórico de irrupción y asentamiento del cristianismo.
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- Aunque en la ciudad no se constatan mosaicos de la segunda mitad del siglo IV, refrendan la presencia de sus artifces a inicios del V: los mosaicos con vidrio paleocristianos de la necrópolis occidental (Paz, 2019: 257, 286, 295 y 300, con teselas de vidrio polícromas y de color natural), los residuos prefabricados (Fig. 14) y los restos de bóveda que aquí se estudian (Fig. 1).
NIG Descripción Sb Bal Fe Mn Ti Ca K Al P Si S 58342 Lámina dorada 0.027 37.301 4.1 0.031 0.385 2.11 4.338 4.76 0.125 46.047 0.042
- Los ajuares litúrgicos no son objeto de abandono, se trasladan cuando el culto también lo hace a otro edifcio, explicando la ausencia de iconos muebles.
de visibles modifcaciones, usando elementos móviles o soluciones que no han dejado huellas; convirtiendo algunas piscinas en salas secas (Yegül, 1992: 121).
inferior dorado
- La ausencia de construcciones posteriores a la remodelación termal no contradice su reutilización. El lugar diáfano, amplio, monumental y con una estructura compatible con las basílicas cristianas pudo no requerir
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Figura 17. Sobre los peligros de los baños y la Iglesia. Grabado, 31,5 x 22 cm, con San Felipe Neri tentado por el demonio en los baños de Diocleciano, de Luca Ciambrelano, c. 1609-1614. (Tomado de: M. Hamrin (2018). Picturing Carnal Temptation and Sin in Italian Post-Tridentine Imagery, Abo Akademi University Press, p. 29, Fig. 3. (https://www.academia.edu/38190749/Picturing_Carnal_Temptation_and_Sin_in_ Italian_post_Tridentine_Imagery).
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A Miguel Beltrán, director de la excavación, por la cesión de los materiales, y a Isidro Aguilera, director del Museo de Zaragoza, por el acceso a la documentación gráfca. A Juan de Dios Hernández García (director del Museo Arquológico Municipal de Águilas) por la fotografía del mosaico parietal de la isla del Fraile y la información proporcionada. La identifcación de la mica dorada, con un análisis no destructivo, ha sido realizada por José A. Cuchi y Pablo Ramos de la Universidad Politécnica de Huesca (Universidad de Zaragoza) mediante un equipo de espectroscopia de fuorescencia de rayos X portátil (XRFp), modelo NITON XL3t GOLDD+ (ThermoFisher Scientifc).
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THE LATE ROMAN VILLA OF LA MALENA (AZUARA, ZARAGOZA): NEWS ABOUT ITS ARCHITECTURAL ARTICULATION, THE DOCUMENTATION PROCESS AND ITS CONSERVATION
Autor de contacto/Contact author: José Ignacio Royo Guillén, jiroyo@aragon.es
Los trabajos de arqueología relacionados con la protección de este yacimiento entre 2018 y 2020, fnanciados por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, aportan nuevos resultados que completan y modifcan el conocimiento de la articulación arquitectónica del conjunto. La excavación de 2020 en el peristilo y el seguimiento de las intervenciones en los sectores E. y O. de la villa, han permitido ampliar dicho conocimiento, aquilatando aspectos cronológicos, decorativos y estructurales de este edifcio. Dichos trabajos han aportado nuevos aspectos de su evolución constructiva, así como la articulación de las fachadas del peristilo y los módulos de las habitaciones del sector E. de la villa, junto a los materiales constructivos empleados y el proceso de ampliación de la misma. La revisión de la estratigrafía en el estanque y el peristilo, ha permitido ampliar el conocimiento de dichas estructuras, especialmente la organización del espacio en el patio del edifcio.
José Ignacio Royo Guillén1, José Francisco Casabona Sebastián2, Fabiola Gómez Lecumberri 2, y Judit Paraíso Sánchez2
KEYWORDS: Roman villa; Architecture; Mosaics; Mural painting; Conservation.
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The restoration to the walls of room 26 has documented remains of mural paintings of the S and W baseboards, whose iconography is related to the rest of the mural paintings existing in several areas of the building. The cleaning and consolidation of the mosaic of Cadmos and Harmonia has stopped the inexorable deterioration of the best-known fgurative emblem of La Malena, as well as documented its installation process. On the other hand, the recovery of pottery sherds, marbles, coins and other constructive or decorative elements, confrms the proposed stratigraphy, which establishes the period of use of this villa between the end of the frst century and the end of the ffth century AD, in a similar process to that of other roman rural constructions in the Ebro Valley and the Meseta.
ABSTRACT
RESUMEN
La intervención de los restauradores en los muros de la estancia 26, ha documentado restos de pintura mural de los zócalos S. y O., cuya iconografía está relacionada con el resto de pintura mural documentada en varios espacios del edifcio. La limpieza y consolidación del mosaico de Cadmo y Harmonía, ha detenido el inexorable deterioro del emblema fgurado más conocido de La Malena y ha permitido documentar su proceso de instalación. Por otra parte, el hallazgo de restos cerámicos, mármoles, monedas y otros elementos constructivos o decorativos, confrma la estratigrafía propuesta, que sitúa el periodo de utilización de esta villa entre fnales del siglo I y fnales del siglo V de la Era, en un proceso muy similar al de otras construcciones rurales romanas del valle del Ebro y de la Meseta.
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PALABRAS CLAVE: Villa romana; Arquitectura; Mosaicos; Pintura mural; Conservación
1Dirección General de Patrimonio Cultural. Gobierno de Aragón 2Arqueólogos profesionales
LA VILLA TARDORROMANA DE LA MALENA (AZUARA, ZARAGOZA): NOVEDADES SOBRE SU ARTICULACIÓN ARQUITECTÓNICA, EL PROCESO DE DOCUMENTACIÓN Y SU CONSERVACIÓN
The archaeological works related to the preservation of this site between 2018 and 2020, funded by Dirección General de Patrimonio Cultural (Directorate General for Cultural Heritage) of the Government of Aragon, bring new results that complete and modify knowledge of the architectural articulation of the complex. The 2020 excavation in the peristyle and the monitoring of interventions in E and W sectors of the villa allowed us to expand knowledge, assessing chronological, decorative and structural aspects of this building. These works provided novel aspects of its structural development, as well as the articulation of the facades of the peristyle and the modules of the rooms in the eastern sector of the villa, as well as the construction materials used and the process of its enlargement. The revision of the stratigraphy of the pond and the peristyle allowed us to broaden our knowledge of these structures, especially the organization of the space in the courtyard of the building.
Figura 1. La Malena, estancia 26. Emblema central de la habitación con la representación de las Bodas de Cadmo y Harmonía, tras el tratamiento de limpieza, consolidación y restauración realizado en 2020 (foto: Artyco 2020).
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A raíz del descubrimiento en la huerta de Azuara, junto al río Cámaras, de los restos de una construcción de cronología romana durante unas labores agrícolas, realizado por nuestro colega J. L. Ona en noviembre de 1986, la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, ordenó la realización de una primera campaña de urgencia para valorar el hallazgo. Como consecuencia de dichos trabajos, se localizaron varias habitaciones pavimentadas con mosaicos polícromos abiertas a un corredor que permitían suponer la presencia de una villa romana de cronología tardía (Fig. 2) (Royo Guillén et al.: 1986; 1991a).
Los trabajos desarrollados en este yacimiento, su repercusión científca y mediática y el complicado periplo que ha demorado en demasía la intervención del Gobierno de Aragón para recuperar uno de los conjuntos arqueológicos más internacionales de nuestra Comunidad, ha posibilitado un detenido y pausado análisis de los datos conocidos, ayudado en todo momento de una documentación planimétrica y estratigráfca exhaustiva de la villa y por el compromiso profesional y ético de los frmantes de estas páginas, para seguir desarrollando nuestra investigación, a pesar del escaso e incluso nulo apoyo económico y administrativo para desarrollar con total garantía y en plazo dicha investigación.
1. INTRODUCCIÓN
El objeto de este trabajo, es poner a disposición de los investigadores y estudiosos, un resumen actualizado de las investigaciones arqueológicas en la villa romana de La Malena, llevadas a cabo durante siete campañas de excavaciones entre 1986 y 1994, junto a otras intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en los años 2006, 2007 y 2010. Además pretendemos exponer a los especialistas las principales novedades que se han ido produciendo entre los años 2018 y 2020, como consecuencia del desarrollo de los trabajos para la protección y valorización del conjunto, tanto desde el punto de vista de su conocimiento, como de la conservación y exposición al público.
A continuación exponemos de forma sintética, un resumen de las campañas de excavación sistemática realizadas en el yacimiento entre 1986 y 1994, así como otras intervenciones arqueológicas puntuales llevadas a cabo en los años 2006, 2007 y 2010 que permitieron conocer algunos aspectos concretos no solucionados en la primera fase de los trabajos de campo.
2. EL DESARROLLO DE LAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS ENTRE 1986 Y 2010
Figura1986)3.Estancias 10 y 14 y
La campaña de excavación de 1987 permitió ampliar la superfcie conocida de la villa, hasta su extremo sureste, descubriendo una parte importante del corredor sur de la villa –estancia 1-, junto a nuevas estancias decoradas con zócalos pintados con casetones y crustae marmóreas o de cantos, así como pavimentos ricamente decorados con mosaicos geométricos polícromos -estancia 10-, junto a otros elementos de interés como el praefurnium que dotaba de calefacción a las habitaciones del ala este del conjunto (Royo Guillén: 1991) (Fig. 3). En esta campaña se inició el proceso de documentación planimétrica y estratigráfca, realizado por C. Gaite con gran exactitud (Fig. 4).
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Figura 2. Vista general de la excavación de 1986 (Foto Royo praefurnium (Foto Royo
Figura1987).
4. Plano de la excavación de 1987 (Según C. Gaite).
2.1. La primera fase de las actuaciones: 1986-1994
Figura 7. Croquis planimétrico de la campaña de 1989 (Según Royo: 1989).
de 1989, sin ser espectacular en hallazgos, sí que permitió comprobar la confguración del conjunto arquitectónico de La Malena, confrmándose que se trataba de una villa de peristilo central, con amplios corredores en torno a un patio y habitaciones abiertas a dichos corredores, muchas de ellas pavimentadas con mosaicos polícromos (Fig. 7). La delimitación de los límites del peristilo y sus corredores –estancias 1, 19, 25 y 30- permitía por fn documentar el modelo arquitectónico de esta villa y planifcar el proceso de excavación y documentación (Royo Guillén et al.: 1991c).
En esta campaña también se realizaron algunos hallazgos muebles e inmuebles que deben señalarse, como el descubrimiento de una gran habitación de más de 120 m2, -estancia 47- usada posiblemente como uno de los oecus principales y pavimentada con un mosaico polícromo geométrico que encerraba un gran emblema central, totalmente destruido, pero del que se habían salvado algunos restos de su orla o cenefa, con una magnifca representación de un enfrentamiento entre un león y un
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La repercusión mediática y científca de este hallazgo no se hizo esperar, poniendo este mosaico de Azuara en el elenco de las mejores producciones de la musivaria hispanorromana, con las repercusiones que muy pronto pudieron verse tras la incorporación al estudio de este mosaico de nuestro colega y amigo desgraciadamente desaparecido Dimas Fernández-Galiano (Royo Guillén et al.: 1991b; Fernández-Galiano: 1992; Royo Guillén: La1992a-b).campaña
Figura 5. Detalle del mosaico de las Bodas de Cadmo y Harmonía (Foto: Ayto. Azuara 1988).
Figura 6. Planimetría del mosaico de la estancia 26, según C. Gaite (1988).
En el año 1990 se confrmó plenamente la planta general de la villa, al excavar las habitaciones localizadas en sus alas norte, oeste y sur, aunque todavía quedó sin excavar una buena parte del ala este y la práctica totalidad de la superfcie del peristilo –estancia 9-, junto a la mayor parte de un magnífco estanque central decorado con mosaico polícromo parietal con escenas de fauna marina –estancia 49- (Royo Guillén et al.: 1992) (Fig. 8).
El año 1988 iba a aportar una sensacional sorpresa: la ampliación de la excavación hacia el lado oeste del área construida de la villa, dio como resultado el descubrimiento de una gran habitación de más de 90 m2, -estancia 26- abierta mediante una puerta de doble hoja al corredor sur y pavimentada con un excepcional mosaico polícromo, con un gran emblema central en el que se representa el matrimonio de Cadmo y Harmonía, apadrinados por el panteón olímpico (Rocchi: 1989; Calasso: 1990). El emblema central queda enmarcado por otros cuatro emblemas menores donde se narra el mito de la fundación de Tebas, todo ello incluido en un mosaico geométrico de gran cromatismo (Figs. 5-6).
Figura 10. Escultura de Atenea-Demeter, aparecida en la estancia 43 (Foto Museo de Zaragoza).
Figura 9. Detalle de la cenefa norte del emblema fgurado de la estancia 47 (Foto Royo 1990).
Figura 8. Parte del ábside este del estanque situado en el peristilo, con una escena marina en mosaico parietal (Foto Royo 1990).
Esta campaña de 1990 todavía nos iba a proporcionar una grata sorpresa. Durante la excavación de una de las habitaciones del ala norte pavimentada con mosaico geométrico polícromo –la estancia 43- y bajo una gran caída de tegulas e imbrices, ya en contacto con el pavimento musivo, en el nivel de abandono de la villa, apareció una escultura acéfala de mármol y caliza que representa a Atenea-Onka o Ge-Demeter, patrona de Tebas y que aparece junto a Cadmo en el mosaico de las Bodas con Harmonía, identifcada como la madre de los cultos cabíricos (Beltrán Llorís: 1992, 197) (Fig. 10).
En esta campaña se completó el conocimiento arquitectónico de la pars urbana de la villa, así como su estratigrafía, en la que ya se empezaban a concretar los diferentes momentos de ocupación y desarrollo de la misma, sobre todo a partir de la cultura mueble, en especial del material cerámico de cocina, común y de mesa, así como del signifcativo ajuar numismático, parco, pero muy representativo de las diferentes fases de ocupación de la villa.
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leopardo entre roleos vegetales, del que debe destacarse su magnífca ejecución y el detalle de las diminutas teselas que conforman las cabezas de dichos animales, de una extraordinaria perfección técnica (Fig. 9).
En el año 1992 se aprueba por el Departamento de Educación y Cultura el «Anteproyecto de excavación, cubrimiento y restauración del yacimiento arqueológico de La Malena (Azuara, Zaragoza)», presentado por los arqueólogos J.A. Pérez y Mª L. De Sus, el restaurador J.A. Minguell y los arquitectos F. Aguerri y J. Ibargüen, tras ganar el concurso público (Pérez Casas et al.: 1994). Esto se traduce en una nueva campaña de intervención arqueológica, en la que se realizaron prospecciones mediante Geo-Radar para delimitar el área arqueológica, complementadas con sondeos manuales para la comprobación de los datos geofísicos, datos que permitieron constatar la extensión de la villa en dos direcciones, hacia el norte en dirección al cauce del rio Cámaras y hace el oeste, donde ya se intuía la continuidad del conjunto arquitectónico (De Sus et al.: 1994). Como consecuencia de estos trabajos previos,
La repercusión de los trabajos arqueológicos en La Malena y el interés científco y patrimonial del conjunto arqueológico, hizo que la Dirección General de Patrimonio Cultural encargase la redacción del expediente para la declaración de la villa como Bien de Interés Cultural, lo que se concretó en 1992, una vez adquiridos por el Gobierno de Aragón los terrenos afectados por los restos arqueológicos. En paralelo, se comenzó la construcción de un edifcio en Azuara que debería albergar los restos arqueológicos recuperados y convertirse también en un pequeño centro expositivo del yacimiento.
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A partir de dicho documento, se procedió en 1994 a realizar una extensa campaña de excavación, con la fnalidad de delimitar la totalidad de la estructura arquitectónica que componía la pars urbana. Así se concluyó la totalidad de estancias y muros de los sectores oriental, septentrional y occidental, alcanzándose un mayor conocimiento de las estructuras concentradas en el extremo noroeste de la villa, correspondientes a un balneum o complejo termal de los propietarios de la villa (De Sus, et al.: 1997) (Fig. 11).
Figura1994).
13. Planta de La Malena, con la numeración de estancias y los mosaicos documentados hasta 1994.
Los trabajos de documentación de la villa en esta campaña supusieron completar la planimetría de la zona excavada de la villa con el detalle necesario, además de completar la planimetría de varios mosaicos excavados en su momento (Figs. 13-14).
Figura 11. Plano general de la villa, incluidos los sondeos de 1992 (Elaborado por Royo, a partir del trabajo de C. Gaite).
Figura 14. Detalle mosaico estancia 52. Campaña de 1994.
La excavación realizada en 1994 en La Malena, además de conseguir la delimitación del complejo urbano de la villa, demostró la continuidad de las estructuras arquitectónicas de la villa hacia el norte, donde se localiza el área termal y muy especialmente hacia el oeste, donde una serie de muros cortados por las estructuras de la villa, junto a la presencia de basureros y áreas de depósitos de materiales, nos permiten plantear la presencia de restos vinculados a la primera fase de construcción y desarrollo de la villa que por los materiales cerámicos documentados y por alguna moneda, deberíamos situar a fnales del siglo I de la Era (Fig. 12).
Figura 12. Canal de abastecimiento de agua de la villa y balneum del extremo noroeste de la villa (Foto Royo
en el año 1993, se presentó el «Proyecto de excavación, restauración y protección de la villa romana de La Malena (Azuara, Zaragoza), en el que se planteaba una ambiciosa intervención en el yacimiento, así como el estudio de sus materiales (Pérez Casas et al.: 1997).
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A pesar de la falta de apoyo institucional, el proceso de conocimiento e investigación del yacimiento no se detuvo, apareciendo reiteradamente diversos trabajos científcos y de difusión que pusieron de relieve el interés científco del conjunto de La Malena (Blázquez: 1993; Fernández-Galiano: 1995 y 2001; Royo Guillén: 2001 y 2002). Estos trabajos acabaron concretándose en la primera monografía sobre el yacimiento, publicada por el Ayuntamiento de Azuara (Royo Guillén: 2003), en la que se planteaba una descripción pormenorizada de los principales espacios de la villa, así como un estudio preliminar de los materiales arqueológicos y de los elementos constructivos, mosaicos y pintura mural, junto a las interpretaciones más en boga en esos momentos.
En paralelo, la Dirección General de Patrimonio Cultural realizó una serie de trabajos de documentación fotográfca e infográfca, a cargo de la empresa Prames, S. A.,
Concluida la campaña de 1994 y delimitada la pars urbana de la villa, debería haberse continuado con las siguientes fases del proyecto, pero desgraciadamente los cambios políticos en el gobierno autonómico, unidos al inicio de una de las periódicas crisis económicas que nos han afectado en los últimos 30 años, determinaron la paralización de los trabajos arqueológicos en el yacimiento y en el edifcio propuesto para conservar los materiales arqueológicos de la villa, los cuales todavía no contaban con asignación económica para su tratamiento, documentación y conservación, al igual que los restos de la propia villa, sobre todo la pintura mural y los pavimentos musivos.
para la elaboración, montaje y exposición de un centro de información habilitado en el edifcio de servicios construido en la localidad de Azuara, realizándose las primeras reconstrucciones virtuales y volumétricas de la villa (Figs. 15-16).
Figura 15. Vista aérea de la villa, tras la excavación y protección de las áreas de actuación (Foto Prames: 2006).
En el año 2007 se realizó otra intervención de carácter preventivo en diferentes sectores de la villa, que consistieron en la consolidación y limpieza de muros y restos de pintura mural, realizados por la empresa Entorno y Vegetación S. A. También eliminaron la mayor parte de la vegetación que degradaba la estabilidad de elementos constructivos y decorativos en el sector occidental de la villa, procediendo a su eliminación, junto a la consolidación de elementos inestables. En dichos trabajos se recuperó una moneda de Constancio II, aparecida en los niveles superfciales del peristilo (Fig. 17).
2.2. Otras intervenciones arqueológicas: 2006, 2007 y 2010
La colaboración entre el Ministerio de Cultura y el Gobierno de Aragón, dio como resultado una intervención que se planteó para conocer el estado de conservación del yacimiento, después de más de 10 años de la conclusión de las excavaciones. Así, en el año 2006, se llevaron a cabo dos intervenciones en paralelo. La más importante, fnanciada por la Dirección General de Bellas Artes, a través del Instituto del Patrimonio Histórico Español, consistió en la realización de una serie de sondeos arqueológicos en diferentes habitaciones ya excavadas y protegidas –estancias 10, 25, 34, 47 o 54-, así como en la excavación de parte del estanque –estancia 49- y la retirada de toda la protección de la estancia 26, para llevar a cabo tareas de consolidación del mosaico de Cadmo y Harmonía. Los trabajos fueron realizados por la empresa Punto de Encuentro, S. L. bajo la dirección de los arqueólogos Jorge J. Vega y César Hurtado (Vega y Hurtado: 2007). El resultado de dichos trabajos, permitió comprobar la efectividad de las protecciones cautelares en las estancias pavimentadas con mosaicos, pero también el deterioro efectivo del mosaico de la estancia 26, así como de los restos de la pintura mural, en ambos casos con tratamientos preventivos de limpieza y consolidación que se realizaron en dicha intervención.
Figura 16. Reconstrucción volumétrica de la villa, a partir de los datos arqueológicos conocidos (Infografía: Prames 2006).
• En lo que se refere a su arquitectura, el conjunto se comporta como un edifcio compacto, del que sólo conocemos la pars urbana y que se confgura en torno a un gran patio central o peristilo, modelo muy recurrente en el valle del Ebro y en La Meseta (Royo Guillén: 2003, 41-42). En torno a dicho patio, se abren las habitaciones, entre las que se han identifcado dos oecus y un triclinium, pavimentados con mosaicos polícromos fgurados, con
El otro hallazgo corresponde al desagüe del peristilo, localizado en su ángulo sureste, que desembocaba en el pasillo con canal de tegulas, aparecido en el ala este del edifcio –estancia 21- y que evacuaría todos los vertidos pluviales del gran patio central de la villa (Fig. 19).
A la espera de contar con un proyecto viable para la conservación y valorización del yacimiento y conseguir nuevos datos que permitieran iniciar dichos trabajos con garantías, la Dirección General de Patrimonio Cultural ha seguido encargando estudios y realizando trabajos de mantenimiento en el conjunto, como el llevado a cabo por las empresas Artyco y Acrótera en 2013, sobre el estado de conservación de los mosaicos de las estancias 26 y 47 y sobre la limpieza y conservación del yacimiento, o bien los realizados por la empresa Sot, en la que se probaron nuevos tipos de georadar en los sectores norte y oeste de la villa, comprobándose la extensión del yacimiento en dichas áreas.
2.3. Otras actuaciones de conservación y estudio
En el año 2016, nuestro conocimiento de la villa de La Malena, podía resumirse en los siguientes puntos:
2.4. El conocimiento de la villa a partir de las actuaciones arqueológicas entre 1986 y 2016
Llegados a este punto, realizaremos una breve síntesis sobre lo que las actuaciones llevadas a cabo en La Malena hasta el año 2016, han supuesto para la mejora en su conocimiento e investigación. No insistiremos en profundidad en los datos conocidos sobre su riqueza musivaria o su cultura material, sobradamente expuestos en varios trabajos (Royo: 2003; 2010; FernándezGaliano: 2001), recogidos en diversas síntesis sobre las villae tardorromanas en el valle del Ebro (Mezquíriz: 2009; Beltrán Lloris: 2011; Corbatón 2021; Calonge Miranda: 2021).
Figura 17. Moneda de Constancio II -337/361- (Foto: Royo 2021).
Con este fn, se contrató a la empresa Acrótera Soc. Coop., que bajo la dirección de A. Hernández Pardos, procedió a comprobar dicho extremo, el cual se concretó en dos hallazgos (Hernández Pardos: 2010). El primero fue un tramo de seis sillares calcáreos alineados en opus cuadratum, localizados en el límite entre el corredor norte –estancia 30- y el peristilo –estancia 9- y que presentaban una basa moldurada, único ejemplo hasta el momento de que el patio de La Malena contó con unos corredores abiertos al peristilo con columnas (Fig. 18).
Tras dos años de un nuevo parón, la Dirección General de Patrimonio Cultural contrató una nueva propuesta de protección y cubierta para La Malena, que fue diseñada por J. Sicilia, P. Cenis y S. Elía y aprobada en una primera fase. Como punto de apoyo para la ejecución de la misma, era preciso conocer los límites exactos de los corredores del peristilo –estancias 1, 19, 25 y 30- y saber con seguridad si se conservaba o no algún tipo de muro o límite constructivo que separase físicamente dichos corredores del patio central de la villa.
La falta de presupuesto para acometer el proyecto presentado y el cambio de criterio respecto a la forma de exponer el yacimiento al público, paralizaron este proyecto, quedando una vez más a la espera de mejores tiempos.
Figura 19. Detalle del desagüe del peristilo, realizado con losetas calcáreas (Fotos: Acrótera 2010).
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Figura 18. Línea de sillares entre el corredor norte y el peristilo y basa de columna «in situ» (Fotos: Acrótera 2010).
• Por lo que se refere a la interpretación y funcionalidad de la villa de La Malena, una buena parte de lo publicado en su momento seguía siendo válido. Es decir, a partir de una villa rural, el siglo IV supone un cambio signifcativo en la iconografía y arquitectura de la misma, que en su momento llevó a Fernández-Galiano a proponer la presencia en este momento en La Malena de un establecimiento monástico o cabirion, cuyos adeptos seguirían los cultos cabíricos y los misterios
Figura 23. As de Gordiano III (Foto Royo: 2021).
• Los materiales arqueológicos recuperados en las excavaciones, especialmente la cerámica, permite documentar dichas fases de ocupación, siendo especialmente signifcativa en los niveles de abandono la T.S.H.T. decorada a molde, la presencia de A.R.S.W., o de Terra Sigillata Clara D con decoraciones estampadas, que nos permite conocer las producciones cerámicas en el periodo entre el siglo IV y fnales del V (Royo Guillén: 2003, 78-83) (Fig. 22).
Figura 20. Plano del mosaico del sector oeste del corredor sur o estancia 1 (Según C. Gaite, modifcado por Royo).
• La estratigrafía de la villa, muy alterada por las labores agrícolas, indica que los niveles documentados son de abandono (Fig. 21), constatándose las siguientes fases de ocupación: Una primera fase de construcción de fnales del siglo I de la Era que pervive hasta mediados del siglo III, con un periodo de crisis en su segunda mitad. Una segunda fase de ampliación y reforma a partir del siglo IV, posiblemente a mediados, que se mantiene hasta mediados del siglo V y un último momento de deterioro y abandono que se prolongaría hasta fnales del siglo V o inicios del VI (Royo Guillén: 2003, 86-87).
estucos pintados o paredes forradas de opus sectile, como en el caso del triclinio (estancia 2). Este modelo de edifcio de planta cuadrangular tiene unas dimensiones de unos 2.500 m2, localizándose en su ángulo noroeste un balneum de carácter privado.
Figura 21. Cortes estratigráfcos de la villa (según C. Gaite, modifcados por Royo).
Figura 22. Plato de Terra Sigillata Clara D estampada, del nivel de abandono de las estancias 25 y 30, forma Hayes 59B. (Según Royo:2003).
• Conocemos varios modelos constructivos que confguran muros de distintas tipologías, con presencia de opus cuadratum, opus vitatum, opus caementicium y opus africanum, como tipos más comunes (Royo Guillén: 2003, 43). Los pavimentos musivos, en ocasiones muy alterados por las labores agrícolas, llegaron a ocupar una extensión superior a los 1.500 m2, contando incluso con mosaicos parietales, como el presente en el estanque –estancia 49-. Los temas de los mosaicos son en su mayoría geométricos (Fig. 20), pero también aparecen cenefas u orlas vegetales y emblemas fgurados (Royo Guillén: 2003, 47-69). Las paredes se decoraron con estucos pintados, presentes tanto en las estancias principales, como en los corredores del peristilo, con zócalos de casetones del I estilo que imitan crustae marmóreas o de cantos (Royo Guillén: 2003, 70).
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• La escasa numismática recuperada, permite apoyar las fases de ocupación propuestas. Un sestercio de Trajano (98-117) nos situaría en los comienzos de la villa. El periodo de crisis, vendría documentado por un as de Gordiano III (238-9), junto a varios Antoninianos, uno de Claudio II (post. 270). Por su parte el periodo entre medidos del siglo IV y el V, vendría avalado por la aparición de varios follis y algún AE4 de Constantino I y II, junto a otros de Constancio II (Royo Guillén: 2003, 85) (Fig. 23).
Dentro de la ejecución de las diferentes fases del proyecto, no será hasta el año 2020, cuando se aborde la intervención de consolidación y restauración de los pavimentos musivos y pintura mural de la villa. En este año, la empresa Artyco será la encargada de acometer el trabajo en la estancia 26. La recuperación del mosaico de Cadmo y Harmonía ha sido un costoso proyecto que ha llevado más de seis meses de ejecución a un equipo de varios restauradores y que afortunadamente se ha podido concluir, paralizándose el proceso de lento e inexorable deterioro de esta obra de arte (Figs. 1 y 25).
3. EL PROYECTO DE CONSERVACIÓN Y VALORIZACIÓN DE LA VILLA DE 2017 Y SUS CONSECUENCIAS
3.1. La protección del yacimiento: 2018-2020
Figura 25. Detalle del emblema noreste de la estancia 26, una vez concluida su restauración (Foto: Artyco).
Figura 24. Vista aérea estado de la cubierta y protección del yacimiento a fnales de 2020 (Foto: Daniel López).
En paralelo al proceso de restauración del mosaico de la estancia 26, se llevó a cabo el tratamiento de los restos de pintura mural conservados en las paredes oeste y sur de esta habitación, que en el año 2006, todavía conservaban más de 70 centímetros de altura de su zócalo. A pesar del deterioro sufrido por la falta de tratamientos y su exposición a la intemperie, el trabajo de los restauradores ha permitido consolidar parte del zócalo de dichas paredes, en el que se conservan hasta dos capas de estucos pintados, del que la última fase corresponde a una serie de casetones enmarcados en negro con colores rojizos y amarillentos que pueden vincularse a producciones del Iº o IIº estilo (Fig. 26).
Después de treinta años de espera, con el lógico deterioro del yacimiento y su investigación, en el año 2017 la Dirección General de Patrimonio Cultural adjudica el «Anteproyecto de actuaciones para la protección de la villa romana de La Malena, en Azuara (Zaragoza)», redactado por J. Ibargüen y S. Sebastián –arquitectos-, J. Fco. Casabona –arqueólogo- y M. Núñez y E. Ripollés –restauradoras-. En dicho proyecto se abordaba una intervención integral en el yacimiento, proponiendo su reconstrucción volumétrica, su protección y posterior musealización.
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de Samotracia, todo ello a partir de la interpretación de algunos mosaicos, especialmente el de Cadmo y Harmonía y el mito tebano de la estancia 26, así como la escultura de Atenea-Onka, como elementos totalmente defnitorios de dicha funcionalidad que hace extensible a un buen número de villae peninsulares, como respuesta frente al incremento del cristianismo en las ciudades (Fernández-Galiano: 1992a, b y c; 1993; 1995; 2001; 2011). Esta teoría encontró algunos detractores (Arce: 1992; 1993), pero muy pronto se aceptó en los círculos científcos, generalizándose dicha interpretación (Blázquez: 1993, Beltrán Lloris: 1992; Royo Guillén: 2003, 87-98; 2010).
A partir de la aprobación del anteproyecto y con la consignación presupuestaria adjudicada, hasta el momento se han ejecutado tres fases del proyecto entre los años 2018 y 2020, estando en proceso de redacción y ejecución el correspondiente a 2022. Las tres fases realizadas, han supuesto una inversión superior a los 500.000€. Como resultado de los trabajos aprobados, en estos momentos gran parte de las alas sur y oeste de la villa están protegidas y cubiertas, incluyendo estancias tan importantes como la 26 que cuenta con un cerramiento completo así como un sistema de vigilancia y alarma permanentes (Fig. 24).
3.2. La lenta recuperación de los mosaicos y pintura mural de la pars urbana
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4. LOS TRABAJOS DE EXCAVACIÓN Y DE SEGUIMIENTO ARQUEOLÓGICO REALIZADOS ENTRE 2018 Y 2020
Figura 27. Área de intervención arqueológica en el año 2020, según plano de J. Paraíso.
sillares de opus cuadratum, destacando la presencia de un basamento de escultura a tamaño real, probablemente una fgura fanqueada por una estructura arquitectónica, de la que sólo se conservan los apoyos y el asiento de plomo (Figs. 28-29).
Figura 26. Detalle del zócalo pintado de la pared oeste de la estancia 26. (Foto: Royo 2021).
Todos los trabajos relacionados con la protección, consolidación y cubierta de la villa, han contado con el correspondiente seguimiento arqueológico, realizado en estas tres últimas campañas por J. Fco. Casabona y J. Paraíso. Gracias a los mismos, se han podido documentar algunos aspectos poco conocidos en los módulos constructivos y en las sucesivas reformas del conjunto, así como recuperar en contexto arqueológico piezas de gran interés para el estudio de la villa.
En lo que respecta al seguimiento de las obras de limpieza de tramos de muros, susceptibles de ser afectados por las obras para la construcción de la cubierta, se han realizado los siguientes hallazgos:
• Durante el seguimiento de las obras en el ala oeste, se ha procedido a la limpieza y documentación del muro que separa las estancias 28, 42 y 34, comprobándose que la cimentación de dichos muros está realizada con
• Por otra parte, el seguimiento y excavación del muro que separa los corredores del peristilo, ha permitido constatar que ha sido expoliado en su totalidad en el lado este y salvo lo aparecido en 2010, en el lado norte. En el lado oeste sólo se conservan tres sillares alineados con el mosaico del corredor oeste –estancia 25- y que se localizan en el ángulo suroeste del peristilo. Por lo que respecta al muro del lado sur, se ha comprobado que se conserva en toda su longitud, con un desarrollo de doble hilada de sillarejo trabado con argamasa y que en algunos puntos se eleva sobre el mosaico del corredor sur –estancia 1más de 30 centímetros, con restos de zócalo con pintura mural en el interior del corredor y al exterior del mismo. Este dato, es importante pues los corredores norte, este y
En cualquier caso, ha sido la campaña de 2020, la que ha proporcionado los datos más importantes, no sólo por los elementos aportados en el seguimiento de todos los muros afectados por las obras, en los sectores este y oeste del conjunto, sino muy especialmente por la excavación arqueológica de un sector del peristilo –estancia 9- y del estanque –estancia 49- que han aportado información de enorme interés (Fig. 27).
Figura 28. Detalle de la documentación del muro este de la estancia 34, con el basamento de escultura (Plano J. Paraíso).
Figura 29.Vista del basamento de escultura del muro este de la estancia 34. (Foto Royo: 2020).
oeste daban paso directo al patio central en un espacio sustentado por columnas apoyadas en el muro de sillares conservado (ejemplo del corredor norte), mientras que el corredor sur que se orienta al norte, aparecería cerrado posiblemente hasta una altura media, por lo que en esta zona la solución de las columnas no parece adecuada, pues no han dejado ningún tipo de restos. Esta solución arquitectónica parece lógica en una parte del edifcio orientada al norte, donde se localizan dos estancias de representación, como el triclinium –estancia 2- y el oecus con el mosaico de Cadmo y Harmonía –estancia 26- y es bastante común tanto en peristilos de La Meseta, como en Italia, como en la villa de los Misterios en Pompeya (Fig. 30).
• También la excavación de los ángulos sureste, suroeste y noroeste del peristilo han aportado valiosa información referente a su articulación y urbanismo. Hasta la campaña de 2020, solamente se había excavado un mínimo sector de su ángulo suroeste, por lo que casi todo el relleno del patio central de la villa no había sido estudiado, salvo en sus niveles superiores, más o menos revueltos por las labores agrícolas.
• Por lo que se refere a la excavación del estanque situado en el centro del peristilo –estancia 49- se ha excavado el sector central del mismo, comprobándose su sistema de construcción y la conservación de parte del mosaico parietal en la parte inferior de la pared norte y del ábside oeste, que han sido debidamente protegidos. Además de comprobar la cimentación de sus muros perimetrales, también se ha documentado su estratigrafía constructiva, con presencia de sucesivas capas de mortero, correspondientes a la media caña, o bien a la preparación del mosaico parietal, quedando varias bolsadas de caída de ambos sobre el fondo del estanque (Fig. 32).
Figura 31. Plano del ángulo noreste de la villa, según J. Paraíso.
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noreste de la pars urbana de esta villa –estancia 38- y que debe interpretarse por las obras de reforma y ampliación de la villa a partir del siglo IV, reutilizando cuatro sillares que tienen la superfcie pulida en la estancia 39a y que fueron utilizados sin duda como zona de paso (una entrada anterior?) y no trabando el muro de cierre de la estancia 38 con el resto de muro perimetral del ala norte del conjunto (Fig. 31).
Figura 30. Detalle de la planta del corredor sur con el muro que cierra el paso directo al peristilo, salvo por un paso central centrado con el estanque (Plano: J. Paraíso).
• El seguimiento, limpieza y documentación de los muros de las estancias del ala este de la villa, también ha deparado bastantes sorpresas. El muro de separación del corredor este -estancia 19- aparece totalmente expoliado, posiblemente para la recuperación de los sillares, dejando solamente conservado el sifón de desagüe del peristilo, localizado en su ángulo sureste. Por otra parte, la limpieza y excavación parcial de las estancias del ala este de la villa, ha permitido constatar la presencia de una nueva modulación de las habitaciones o estancias 39, 40, 41 y 60, que ahora aparecen desdobladas y convertidas en pequeños cubicula, con aberturas opuestas, para evitar la entrada de aire y luz directamente, al tiempo que salvaguardar la intimidad. Por otra parte se aprecian notables diferencias entre el muro que separa estas habitaciones del corredor este –estancia 19-, realizado básicamente con sillares en opus cuadratum, frente al muro de cierre exterior de la villa, realizado con una técnica mixta de sillarejo y grandes lajas verticales que sólo se ha constatado en esta zona. También es muy interesante señalar la falta de alineamiento del muro interior de estas habitaciones con el correspondiente a la estancia que representa la esquina
Vista de la caída de tegulas e imbrices y fuste de columna, del ángulo noroeste del peristilo (Foto Royo 2020).
FiguraCasabona).35.Detalle
del muro que separa el corredor sur y el peristilo y los restos de pavimento de yeso con una pequeña estructura de ladrillos (Foto: Royo 2020).
No insistiremos en los aspectos generales relacionados con la tipología de La Malena, sufcientemente justifcados en los trabajos publicados hasta la fecha y que remiten a una villa de peristilo central con estancias distribuidas a su alrededor y que siguen modelos localizados tanto en el valle del Ebro, como en la Meseta (Royo Guillén: 2003, 41 y 44; 2010, 174-175). En estas líneas comentaremos otros aspectos no explicitados hasta el momento y que pueden plantearse a la vista de los nuevos hallazgos.
Figura 32. Detalle de la planta del estanque –estancia 49- y de su estratigrafía en la parte central (Plano: J.
Los trabajos arqueológicos realizados en estos últimos años, pero especialmente en la campaña de 2020, han permitido comprobar no sólo la estratigrafía de la villa y sus sistemas constructivos, también nos han permitido comprobar que, aunque la planta general del conjunto construido no varía en su confguración conocida, los nuevos datos que se han descubierto recientemente, nos permiten una nueva lectura de algunos de los espacios de la villa, así como una nueva articulación derivada de estos datos y del análisis sosegado de las estructuras arquitectónicas conocidas, cuya lectura, a la vista de las novedades, permite nuevas interpretaciones.
4.1. Nuevos datos sobre la articulación arquitectónica de La Malena y su relación con otras villae del valle del Ebro.
• Además de la documentación del ángulo sureste, otros hallazgos se han producido en el sector noroeste, donde existe una importante caída de tegulas e imbrices, procedentes del tejado del corredor norte. Aquí se ha localizado un fragmento de fuste de columna calcárea que se corresponde con el módulo constatado en la basa conservada in situ en el límite de dicho corredor (Fig. 33). También debemos señalar la presencia de varios hallazgos monetales, en especial follis de Constantino I y II que vienen a documentar con seguridad el periodo de máximo esplendor de la villa, a mediados del siglo IV de la era (Fig. 34).
• Otro hallazgo que se ha documentado en el ángulo sureste del peristilo remite a la articulación del patio y a su urbanización. Aunque no se pudo completar la excavación completa de la zona, sí se comprobó la presencia de un pavimento de yeso apisonado que muy bien pudo ser el nivel de utilización del patio, en el cual también encontramos pequeñas estructuras a base de ladrillos que podrían corresponder al ajardinamiento y distribución del mismo (Fig. 35).
Figura 34. Moneda de Constantino I (Foto J. Fco.
Paraíso).Figura33.
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En este sentido es importante señalar que en todas estas habitaciones existió un mosaico polícromo con motivos geométricos que incluía emblemas fgurados, algunos de tema báquico como en la estancia 47, el 26 de tema mitológico y el resto desconocidos por un proceso de destrucción intencionada o fenómeno de damnatio memoriae, relacionado con una práctica de los cristianos del siglo IV y sobre todo del V, como se ha constatado en otras muchas villae peninsulares (López y Blázquez: 1990; Sánchez Velasco: 2013, 49-50).
Figura 36. Planta de la villa de La Malena, tras la campaña de 2020, con la numeración actualizada de estancias y espacios (Plano según los autores).
En primer lugar, debemos dejar claro que se trata de un yacimiento que no se ha excavado, ni mucho menos, en su totalidad. Lo que se conoce hasta el momento se corresponde con la pars urbana correspondiente a las habitaciones domésticas y de representación del possesor de un fundi de clara vocación agropecuaria, que cuenta con al menos tres estancias de prestigio o de representación, los oecus identifcados con las estancias 26 y 47 y el triclinium de la estancia 2 (Fig. 36).
No obstante, es más que posible que otras habitaciones detentaran espacios singulares o de expresión del poder económico y social del propietario de la villa, como sería el caso de la exedra turriforme de planta octogonal de la estancia 53 que junto a las estancias 52 y 27, parecen conformar tres espacios relacionados con la estancia
280 V
26 que al igual que el otro oecus no parece situarse en ningún punto simétrico de la planta (Neira: 2011).
Son muchas las incógnitas que deben resolverse en relación a este tema, ya que algunas habitaciones pavimentadas con mosaicos polícromos, debido a las labores agrícolas han perdido no sólo la capa teselada,
4. 2. Los materiales arqueológicos y su aportación a la cronología de la villa
Los restos constructivos también aparecen en el lado oeste de la villa, como las estancias 35, 54 y 56 y el muro que continua el límite sur de la estancia 26 hacia el oeste. Todas esas evidencias que además aparecen cortadas o superpuestas por el edifcio central, parecen corresponder a un ala o edifcio anterior, desconocido por el momento, cuya vinculación con el conjunto conocido todavía no se ha podido aclarar.
Una parte de los hallazgos materiales, ya tuvieron un primer avance de su estudio, como los restos escultóricos (Royo Guillén: 2003, 73-76), la cerámica común y de mesa (Royo Guillén: 2003, 78-83), los mármoles utilizados en la decoración de zócalos y dinteles (Royo Guillén: 2003, 76-77), o la numismática (Royo Guillén: 2003, 84-85). Posteriormente, otros investigadores han abordado algunos elementos concretos, como una fíbula de tipo Aucissa, fechable en el siglo IV (Erice: 1995, 121, lam. 44, 327), la colección de vidrios, con presencia de vajilla de mesa de las formas Isings 117 y 126, presentes en los ajuares de las necrópolis meseteñas (Ortiz: 2001, 73) o un fragmento de lámpara de forma Uboldi III.1, fechada a partir del 450 y vinculada exclusivamente a edifcios religiosos o a espacios con ambiente litúrgico (Ortiz y Paz: 2020, 508, Fig. 21) (Fig. 37).
también hasta las capas de preparación, con lo que es casi imposible valorar el interés de algunas habitaciones como la estancia 14 de la que sólo conocemos algún fragmento de su composición geométrica junto al muro oeste. Quedan por documentar planimétricamente todos los mosaicos del ala norte de la villa, de los que todavía podemos extraer información.
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Pero además de dicho conjunto compacto, conformado por el edifcio excavado, pero consecuencia también de una evolución constructiva, junto a sus termas, debemos señalar la presencia de importantes restos inmuebles localizados mediante georadar y sondeos y que defnen una planta algo más desarrollada de lo conocido hasta ahora. Por un lado, se encuentran los restos documentados en el sector norte que parecen continuar las estructuras detectadas respecto al balneum del extremo noroeste del edifcio central, pero también encontramos otras estructuras cuya conexión o no con el edifcio principal, todavía no quedan claras.
Volviendo sobre la estructura y distribución de los edifcios de la villa, vemos que la parte excavada se conforma como un conjunto compacto, del que sólo hay tres estructuras que rompen el límite de sus muros perimetrales: el conjunto de la exedra octogonal junto a la estancia 26, el pasillo terminado en doble ábside –estancias 21 y 58- y el conjunto termal, o balneum de carácter privado y que se añade, sin solución de continuidad y sin transiciones al ángulo noroeste de la pars urbana. Es preciso resaltar las estancias 21 y 58, señaladas en principio como una entrada de servicio, pero a la vista de nuestras investigaciones y de la orientación de este conjunto rural, debemos plantear un uso mucho más importante, ya que debió corresponder a una entrada principal de la villa, remarcada con dos habitaciones absidiadas, como muy bien supo señalar en su momento alguna investigadora (Mezquíriz: 2009, 250). Su orientación al este, a resguardo del cierzo y la presencia de sendos mosaicos teselados en sus ábsides (uno de ellos no conservado) permite replantear nuestras apreciaciones previas y defender dicho acceso como el principal a la villa, al menos de su última fase.
En defnitiva, y a pesar de las diferentes pruebas que apuntan a un uso, al menos parcial, de algunas estancias como lugares devocionales o de culto a la mitología grecorromana (Ortiz y Paz: 2020, 508), lo cierto es que el establecimiento de un rico possesor en la mansión rural de La Malena a partir de mediados del siglo IV, responde, por un lado, a la presión impositiva de las ciudades y por otro, a la creciente infuencia religiosa, social y política
Las excavaciones de esta campaña de 2020, han recuperado materiales cerámicos signifcativamente similares a los ya conocidos, especialmente los correspondientes a los siglos IV y V, junto a otros que pertenecen a las primeras fases de la villa, entre los siglos I y III de la era. Entre los primeros destacan los platos y fuentes de ARSW, de las formas Hayes 50 y 59, con decoración a molde. En el segundo grupo, debe señalarse la presencia de cuencos de TSH con las formas Rit. 8 y Drag. 37 decorada. En la cerámica de cocina norteafricana, nos encontramos las formas con borde ahumado, como la tapadera Ostia I y la cazuela Ostia III, así como la olla Hayes 200, lo que viene a confrmar los datos obtenidos en las primeras campañas de excavación (Fig. 38), a la espera de poder revisar otras actuaciones.
Una vez más debemos insistir en el contexto arqueológico de los hallazgos en La Malena. Tanto la primera fase de excavaciones (entre 1986-1994), como las intervenciones de 2006 y 2010 y también las realizadas entre 2018 y 2020, han aportado una gran cantidad de restos correspondientes a la cultura material conservada en los diferentes niveles de ocupación de este yacimiento. Desgraciadamente, la falta de apoyo institucional y económico para abordar el estudio de la misma, ha tenido que ser suplido por la responsabilidad científca y social de los frmantes de este trabajo.
de los cristianos que provocará la reacción de las clases más cultas y pudientes en una huida hacia el mundo rural, donde gracias a edictos como el de Juliano el Apostata podrá ejercer con total libertad sus cultos tradicionales, tanto en lo religioso como en lo iconográfco y decorativo, tal y como muy bien explica el proceso respecto a otras zonas del valle del Ebro, el profesor Marco Simón (Marco: 2022, en este volumen).
Figura 37. Montaje sobre el plano actualizado de La Malena, con una representación del material aparecido en las excavaciones (según los autores).
282 V
5. PERSPECTIVAS DE FUTURO
Acabamos de ver que el proyecto de conservación y musealización de La Malena avanza, aunque no con la presteza deseable, dada la penuria económica imperante para los proyectos arqueológicos. No obstante, debemos plantear algunas consideraciones de cara a las próximas actuaciones en el yacimiento:
yacimiento arqueológico en proceso de excavación, por lo que necesariamente, los arqueólogos deberán participar en la toma de decisiones que afecten a este bien cultural.
Figura 38. Material cerámico aparecido en el peristilo en la campaña de 2020. A la izquierda una muestra de ARSW, a la derecha TSH (según J Paraíso).
• La Malena, dentro de los proyectos arquitectónicos o de restauración futuros, debe considerarse como un
• En este sentido, todas las intervenciones en muros, pavimentos o niveles de la villa, deben ser supervisadas por un arqueólogo especialmente conocedor de la realidad arqueológica de este yacimiento.
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• Del mismo modo, las administraciones implicadas deben tomar en consideración la importancia de este conjunto, favoreciendo las investigaciones sobre el mismo, para lo que deberán arbitrarse los medios económicos para abordar de una vez el estudio integral del mismo.
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Los trabajos relacionados en este trabajo, se enmarcan en el proyecto de protección y documentación de la villa romana de La Malena en Azuara, fnanciados por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, con la colaboración económica del Ayuntamiento de Azuara. En los trabajos arqueológicos llevados a cabo entre 1986 y 2020, han participado los siguientes arqueólogos: José I. Royo, José Luis Ona, Javier Rey, Antonio Ferreruela, Fabiola Gómez, Pilar Simón, Mª Luisa de Sus, Fernando Maneros, José Mª Viladés, Jesús Ángel Pérez, José Delgado, Antonio Hernández Pardos, José Francisco Casabona y Judit Paraíso. Los trabajos previos de conservación de mosaicos y pintura mural, fueron realizados por Liberto Anglada y José Antonio Minguell. La restauración de pavimentos musivos y pintura mural entre 2017 y 2020, han corrido a cargo de las empresas Albarium y Artyco. El proyecto arquitectónico de consolidación y reconstrucción volumétrica de la villa, ha sido redactado por D. Javier Ibargüen y D. Sergio Sebastián, los cuales ostentan la dirección facultativa de dicho proyecto, con la colaboración de Daniel López de Uralde.
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En las siguientes páginas presentamos el estudio de una estructura cuadrangular, dedicada al enterramiento de dos incineraciones, correspondiente a la fase II de ocupación de la necrópolis de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.) y que supone uno de los pocos edifcios singulares que caracterizaron el paisaje conocido hasta el momento
Sesión 2 285
Ángel A. Jordán Lorenzo y Iosu Barragán Cidriain Proyecto Arqueológico Cabeza Ladrero
Autora de contacto/Contact author: Ángel A. Jordán Lorenzo, ajordan@cabezaladrero.es
RESUMEN
ABSTRACT
A RARE FUNERAL STRUCTURE IN THE NECROPOLIS OF CABEZA LADRERO (SOFUENTES, ZGZ.)
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PALABRAS CLAVE: Cabeza Ladrero; Necrópolis; Roma; Estructura cuadrada; Urna
In this paper we present the study of a quadrangular structure dedicated to the burial of two cremations, corresponding to phase II of occupation of the Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.) necropolis. This structure is one of the few buildings that characterized the landscape known to date.
UNA ESTRUCTURA FUNERARIA SINGULAR EN LA NECRÓPOLIS DE CABEZA LADRERO (SOFUENTES, ZGZ.)
KEYWORDS: Cabeza Ladrero; Necropolis; Rome; Square structure; Urn
Figura 1. Incineración VI en el interior de la estructura funeraria II.
286 V
2. LA FASE II DE OCUPACIÓN DE LA NECRÓPOLIS
Además junto a estas edifcaciones se identifcó una interesante incineración (I.VIII) de grandes dimensiones (123x102 cms) estructurada en torno a tres lajas dispuestas formando una suerte de trípode (Fig. 5) y se documentaron una hoguera y dos pequeñas cubetas de funcionalidad desconocida.
1. INTRODUCCIÓN
Sesión 2 287
Figura 3. Localización de la necrópolis y el área de excavación en la ciudad de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.)
De esta forma se empezó con la apertura de un área de 48 m2 en la tercera terraza de la colina, lo cual ha permitido la identifcación, hasta el momento, de 29 incineraciones, cuatro inhumaciones, tres edifcios funerarios, dos cistas, dos busta, dos hogueras y un posible túmulo. El uso del espacio se desarrolló a lo largo de cinco fases de ocupación que enmarcan la vida de la necrópolis entre los siglos I a.C.-V d.C. al menos para esta zona.
Por último cabe destacar la documentación en esta fase de, por primera vez, el empleo de la inhumación en la necrópolis (Barragán y Soto, 2020: 291-292) que va a coexistir con la incineración.
La ciudad de Cabeza Ladrero se emplaza al sur del término municipal de Sos del Rey Católico (Zaragoza), ocupando una colina de 563 metros de altura y su entorno en el centro de un pequeño valle situado cerca del pueblo de Sofuentes, al Noroeste de la provincia de Zaragoza (Fig. 2)1. En él se lleva desarrollando desde el año 2016 el Proyecto Arqueológico de Cabeza Ladrero (Jordán, 2018) que tras cinco campañas de excavación arqueológica ha permitido la caracterización de este enclave como una ciudad de dilatada cronología, cuyo inicio se lleva al Bronce Final y termina en un momento desconocido comprendido entre los siglos VI-IX d.C.
Figura 2. Localización de la ciudad de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.).
Sincompletamente.dudaelmás espectacular de los recintos construidos en piedra es el denominado edifcio funerario I. Se trata de un posible mausoleo de grandes dimensiones muy afectado por la puesta en cultivo de la zona a partir del siglo XVIII. Muestra una planta rectangular de 6,17 x (1,49) m y se divide en dos espacios, habiéndose encontrado en su interior tres incineraciones. Junto a él se construyó una estructura funeraria cuadrangular (edifcio funerario II) sobre la que se hablará más adelante con detenimiento, y más al norte apareció parte del muro de un tercer edifcio en el perfl de la excavación.
A tenor de los datos conocidos hasta el momento, la fase II de ocupación de la necrópolis supone la monumentalización de ésta (Fig. 4). Así las incineraciones dispuestas en sencillas fosas o, a lo sumo, en pequeñas cistas o busta realizados con adobe propios de la fase III dan paso a la construcción de, al menos, tres recintos funerarios con lajas irregulares de arenisca de los que uno de ellos (edifcio funerario II) ha podido ser excavado
Dentro de este contexto en el año 2018 se identifcó una necrópolis que se desarrolló en la ladera occidental y pie de la colina homónima ocupando una superfcie mínima estimada de 6000 m2 (i. e. Jordán et al., 2010: 195-197; Barragán y Soto, 2020) (Fig. 3), planteándose desde 2019 su excavación extensiva.
Esta intensa actividad desarrollada a lo largo de la dilatada vida que tuvo la necrópolis ha proporcionado una ingente cantidad de información, destacando varios elementos singulares de entre los que en estas páginas se centrará la atención en una estructura funeraria cuadrangular identifcada en la fase II de ocupación del espacio.
3. LA ESTRUCTURA FUNERARIA CUADRANGULAR
Esta estructura se ha visto muy afectada por la creación de la terraza para su puesta en cultivo, lo que provocó la dispersión de lajas del muro, restos cerámicos y esquirlas de hueso en torno a ella. Así se han podido identifcar varias lajas de arenisca de forma irregular que posiblemente formaran parte de su derrumbe (UE 19), entre las cuales se pudieron encontrar varios fragmentos de cerámica de la urna cineraria (inv. nos 20.118.131135) y un as del emperador Adriano (inv. nº 20.118.254) (Fig. 7).
La excavación del interior de este recinto funerario ha permitido la identifcación de dos incineraciones que debieron hacer uso de este espacio en momentos distintos y que aparecen delimitadas en su lado oeste por una
Figura 4. Fase II de ocupación de la necrópolis.
Figura 5. Cubeta y trípode de la incineración VIII (I.VIII) (UE 12, UC 12).
La estructura funeraria protagonista de estas páginas (edifcio funerario II) corresponde a un edifcio de planta cuadrangular formado por cuatro muros (UC 5) realizados con sillarejo irregular dispuesto a hueso y que conservan entre una y dos hiladas de altura (Fig. 6 y 10). La construcción se dispuso siguiendo la ladera, lo que propició que tuviera una ligera pendiente hacia el oeste, desde cota 11,5 a cota 31. Los muros muestran unas dimensiones que oscilan entre los 185 y 150 cms de longitud y un espesor entre los 33 y 18 cms (185x18; 150x21;165x20.5 y 163x33 cms), creando un espacio cuadrangular sin acceso aparente con una superfcie interior útil de 1.42 m2
Así han podido identifcarse la sepultura de sendos varones enterrados en el interior de otras tantas fosas simples, uno de ellos con una cobertura de lajas, mientras que el segundo no mostraba cobertura aparente. En ambos casos la orientación seguía las pautas urbanísticas que parecen desarrollarse en esta fase ocupacional, si bien uno tenía la cabeza mirando al Norte y el segundo al Sur. Como ajuar ambos presentaban clavi caligarii que componían el calzado con el que fueron inhumados.
288 V
Para fnalizar esta presentación de la fase II de ocupación conviene apuntar que desde un punto de vista cronológico no se han encontrado fósiles directores claros que permitan datarla. Sin embargo la datación por C14 de una inhumación correspondiente a la fase I centrada entre los años 326-433 d.C., con un 81,7% de probabilidad, y de un segundo enterramiento vinculado a la fase II que establece un arco cronológico entre el 236-384 d.C. con una probabilidad de un 95,4%, permite establecer una cronología centrada en el siglo III d.C. y primera mitad del siglo IV d.C. para esta fase ocupacional.
Figura 6. Plano de la estructura funeraria cuadrada.
y unas pocas esquirlas de hueso (inv. nº 20.118.256) que, por desgracia, no han proporcionado información.
Bajo los restos de esta incineración se localizó a cota 4.8 un nivel de tierra compactada mezclada con abundantes carbones (UE 25) que, en nuestra opinión, posiblemente corresponde al nivel de solado inicial. En este sentido a cota 8,5 se identifcó en su centro un espacio ovalado con tonos ligeramente grisáceos que interpretamos como una segunda incineración (I.VII, UE 24, UC 13) y que tal vez correspondería a la primera ocupación del edifcio (Figs. Esta9-12).segunda incineración se dispuso en el interior de una cubeta de planta levemente ovoidal de 57x33 cms en
gran laja de arenisca clavada en el suelo, posiblemente correspondiente al pie de una estela funeraria que fue partida por un pico en el momento de nivelación de la Laterraza.más reciente de ellas (I.VI, UE 23, Fig. 1), se localizó a cota -7.4 y corresponde al último momento de uso del edifcio. Consiste en los restos de una urna muy fragmentada (Figs. 1 y 8), sin vinculación con fosa alguna, cuyos restos se encuentran tanto en posición original (detrás de la posible estela) como por delante de ésta y al exterior de la estructura, posiblemente por haber sido arrastrados por el arado. Entre los fragmentos cerámicos se encontraron cenizas, carboncillos de pequeño tamaño
Sesión 2 289
Figura 7. Planimetría de abandono del edifcio funerario y distribución de materiales arrastrados.
Para comprender este edifcio conviene partir de la base de que la zona de excavación se encuentra en un contexto secundario dentro de la organización urbanística de la necrópolis. La estructura no sólo está alejada de la principal vía de comunicación, sino que su emplazamiento cerca de la cima de la colina implica poca visibilidad y difculta su acceso. Esto supone que posiblemente se esté ante prácticas funerarias vinculadas con los individuos menos pudientes de la sociedad (Vaquerizo, 2010: 32). En este sentido la caracterización del usuario provoca que no exista una tipología defnida para los monumentos funerarios que pudieron utilizar, frecuentemente dejados de lado tanto por las fuentes literarias como por la propia investigación, que suele centrarse en recintos más espectaculares.
Una segunda estructura apareció en la necrópolis de Otegi (Espinal, Na.). Denominada por las arqueólogas como Mausoleo I (Unzu y Pérex, 2010: 95-98) tiene unas dimensiones de 4.50x4.50 m y en su interior se depositaron dos urnas, posiblemente en un mismo momento cronológico o cercano.
Ahora bien las características propias de este edifcio (una estructura individualizada con respecto a su entorno, de forma cuadrangular, realizada con sillarejo y sin vano de acceso conservado en cimentación) no resultan desconocidas, pudiéndose encontrar diversos paralelos en necrópolis cercanas.
290 V
Así en la necrópolis de Santa Elena (Irún, Gui.) (Barandiarán et al., 1999: 51, 77-79) se localizó una estructura de 3.10x2.90 m datada en la segunda mitad del siglo I d.C. e interpretada como la cimentación de un monumento en forma de pequeña torre. En su interior se identifcaron cinco urnas cinerarias todas ellas procedentes del mismo nivel (Nivel II) y, por lo tanto, relativamente coetáneas.
Figura 10. Excavación de la I.VII.
Figura 8. Urna cineraria.
sus extremos máximos y 18 cms de profundidad con el fondo plano (UC 13) (Fig. 11). Su excavación (UE 24) ha permitido la identifcación de varios artefactos (Fig. 12) entre los que destacan cuatro fragmentos no coincidentes entre sí de un cuenco de pequeñas dimensiones de paredes fnas (inv. nos 20.118.165-168); 16 clavi caligarii (inv. nos 20.118.141-149, 151-152, 155-158 y 163); un clavo de mayores dimensiones (inv. nº 20.118.161); varios restos de malacofauna (inv. nº 20.11.150) y una pequeña cucharita de hierro (inv. nº 20.118.164).
Figura 9. Testera de I.VII.
Por último a esta misma tipología remiten los Recintos funerarios II y III de la necrópolis de Santa Criz (Eslava, Na.) (Armendáriz et al., 2007: 151), interpretados como «recintos acotados». En el primero, de 3.75x2.50 m, se identifcaron nueve incineraciones, pertenecientes, al menos, a dos periodos distintos, mientras que el Recinto funerario III, de 2.50x3.90 m, deparó restos de un enlucido de estuco al exterior y una incineración al Eninterior.general como se puede apreciar la ausencia de alzado impide poder plantear una interpretación clara de este tipo monumental, siendo varias las propuestas identifcativas existentes (monumento turriforme, mausoleo, recinto acotado…). En este sentido la presencia de la parte inferior de una estela en el interior del loculus identifcado en la necrópolis de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.) y la labilidad de su construcción permite apuntar la posibilidad de que la estructura no estuviera cubierta, quizá siendo, por lo tanto, un recinto acotado por un murete de baja altura que permitiría la visualización de
4. DISCUSIÓN
12. Materiales identifcados en la I.VII. incineraciones, si bien es relativamente poco lo que se puede extraer de ellas. Así la I.VI se encuentra tan perdida que no ha sido posible avanzar más en el conocimiento del fallecido. Sin embargo el caso de la I.VII es distinto como se verá a continuación.
Se trata, por lo tanto, de una estructura funeraria relativamente fácil de construir que tendría una doble función. Por un lado reserva el uso del espacio, estableciendo una barrera física que facilita su identifcación por parte del propietario previniendo su ocupación por parte de otros individuos. Por otro lado establece una suerte de publicitación dentro de las clases menos pudientes, permitiendo a la familia propietaria destacar del conjunto de la plebe, aspecto a lo que podría conducir la presencia de pinturas al exterior.
Sesión 2 291
su interior. En este sentido resulta interesante la presencia de restos de estuco de color rojo, verde y amarillo en el exterior del Recinto funerario III de Santa Criz (Eslava, Na.) (Armendáriz et al., 1996: 835), pues muestra que probablemente el zócalo de este tipo de estructuras estaría decorado con pinturas.
Por otro lado como muestra tanto el loculus encontrado en Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.) como los hallados en otras necrópolis, este tipo de estructuras se emplean tanto como monumentos individuales como familiares, no existiendo límites para el número de enterramientos. En el caso concreto del hallado en la necrópolis de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.) se identifcaron dos
I.VII.Figura
Figura 11. Planta y sección de la fosa donde se depositó la
1: Relación de clavos encontrados en I.VII
Tamaño (mm) CabezaDiam. Tipo
La presencia de estos clavi permiten plantear dos impresiones. La primera, lógica, que el individuo portaba caligae en el momento de su incineración y la segunda que, aunque no se incluyeron todas las cenizas que generó la cremación en la tumba, su recogida se realizó de diversas partes de la pira.
Por último destaca la presencia de una pequeña cochlear de hierro de mango rectangular de 0,7x0,2 cms, aunque ha perdido parte de éste (inv. nº 20.118.164) (Fig. 13).
En general las cochlearia eran usadas tanto para la aplicación de cosméticos como para el preparado de productos farmacéuticos, si bien en este caso la ausencia de otro tipo de instrumental invita a considerar, siempre
Tabla
292 V funcionalidad de sujeción de, por ejemplo, los leños de la pira, puesto que otros clavos hallados en la excavación relacionados claramente con la fnalidad de sujetar un armazón de tablas y/o leños superan los 70/80 mm. Del mismo modo la ausencia de otros clavos similares en el conjunto alejan la idea de que se tratara de los remaches y/o sujeciones de un pequeño objeto realizado en madera que acompañara a las cenizas bien como ajuar o bien como contenedor. Es por ello que, no encontrando una utilidad clara, a modo de hipótesis se puede plantear, con cautela, la posibilidad de una función apotropaica y/o profláctica, siendo quizá un clavum fgere, que si bien se han interpretado comúnmente como tales los realizados en bronce (Vaquerizo, 2010: 41 y 176), nada impide que sean hechos en hierro.
Pese a que han sido pocos los restos óseos conservados (cuatro esquirlas), es posible identifcar entre ellos un fragmento de hueso temporal del cráneo. Además también se puede apuntar que su cremación se realizó a una temperatura oscilante, que en algunas zonas estaría entre los 550-600º y en otras, por ejemplo la cabeza, superaría los 650º (Etxeberría 1994: 114). Esto permite caracterizar, con prudencia, el tipo de combustión en la pira como intensa, siendo posible plantear el uso de gran cantidad de combustible de buena calidad, aunque se desconozca por el momento qué tipo de combustible se empleó, y/o que la pira funeraria permaneció ardiendo el tiempo sufciente como para alcanzar dicha temperatura. Por otro lado el ajuar conservado, aun cuando no es muy amplio, resulta de especial interés. El principal lote de material corresponde a clavos de distinto tipo (tabla 1), entre los que se han podido identifcar 16 clavi caligarii todos ellos de sección cuadrada y cabeza circular.
Un tercer elemento identifcado entre el ajuar de I.VII es la presencia, muy destruida, de un pequeño cuenco de cerámica de pasta fna de color gris oscuro que empleó desgrasantes gruesos, posiblemente de cuarcita (inv. nos 20.118.165-168). Por desgracia no se ha podido reconstruir su forma, aunque conviene apuntar que se han encontrado restos similares en otras incineraciones (I.XXII, I.XXIII), por lo que es posible que se trate de algún tipo de cuenco vinculado con un ajuar-tipo sostenido en el tiempo (i. e. Vargas 2001).
En total la cucharilla conserva 7,7 cms de longitud y su cazoleta, circular, muestra unas medidas de 1,8x1,4 cms. Las cochlearia con mango rectangular no son muy comunes, puesto que lo habitual es que sean de sección circular, aunque es posible encontrar paralelos en Fréjus (Feugère, 2009: 147) o Barcelona.
Referencia 20.118.141 16.8x3.7x3.7 12.68 Cáliga 20.118.142 20.8x3.7x4.4 13.4 Cáliga 20.118.143 11.4x5x4.8 10.7 Cáliga 20.118.144 (8.4)x2.7x2.7 10.3 Cáliga 20.118.145 (7.6)x3.7x3.7 12 Cáliga 20.118.146 16.3x4.4x4.4 11.24 Cáliga 20.118.147 10,48x3,4x3,1 12.24 Cáliga 20.118.148 12,5x4,6x4,2 11.52 Cáliga 20.118.149 15,14x4,1x3,8 16.49 Cáliga 20.118.151 18,55x3,3x4,7 10.33 Cáliga 20.118.154 (17,6)x9,3x9,6 11.79 Cáliga 20.118.155 (8,2)x4,1x4,1 15.8 Cáliga 20.118.156 23,1x4,8x6,2 16,1 Cáliga 20.118.157 18,14x4,2x4,3 11,58 Cáliga 20.118.158 (8,68)x5,7x6,2 13,09 Cáliga 20.118.159 (16,6)x8,9x8 19,9x16,7
? 20.118.161 44,52x5x5,2 14,9 ? 20.118.163 (11,62)x3,3x4,3 14,2 Cáliga
Junto a estos pequeños clavos sobresale la presencia de otro de mayor tamaño (44,52 mm). Sus dimensiones, aunque más grandes, no parecen guardar relación con una
Figura 13. Cochlear encontrado en I.VII.
pudiera determinar parcialmente y, además, normalmente con unas fronteras trazadas de abajo a arriba, pero no en horizontal (Alföldy, 1992: 200). Esto debió implicar un cierto desarraigo vital, incrementado por el hecho de que la mayoría no contaba con la suerte de Trimalción, siendo normalmente individuos con pocos recursos.
Alföldy, G. (1992): Historia social del Roma, Alianza, Armendáriz,Madrid.
Dentro de este proceso monumentalizador destaca, por el momento, una estructura funeraria cuadrada de mediano tamaño, posiblemente un acotado rodeado por un muro bajo, que surge como una solución práctica a la expresión y reserva de los individuos menos pudientes de la sociedad.
De esta forma, en conclusión, el acotado funerario que presentamos en estas páginas no sólo es un edifcio mortuorio más, sino que adquiere una mayor dimensión simbólica constituyéndose en el exponente del deseo de una mujer y su familia de individualizarse y ser recordados.
El siglo III d.C. supone para la necrópolis de la ciudad de Cabeza Ladero (Sofuentes, Zgz.) un interesante momento en el que se producen dos cambios fundamentales para su fsonomía. Por un lado se empiezan a adoptar nuevos ritos funerarios, como es el de la inhumación y, por otro lado, se produce la monumentalización de las estructuras funerarias. Sin duda ambos procesos resultan del refejo de una sociedad cambiante en un momento muy sugestivo de la historia del imperio romano que invita a considerar la vitalidad que experimentó la ciudad para estos momentos tan avanzados.
La realización de este trabajo no hubiera tenido lugar sin la ayuda de Sara González, Alberto Jauregui, Lourdes Leoz, Javier Muruzábal, Ulyses Palomino y Mari Carmen López, quienes participaron desinteresadamente en la excavación, así como de los vecinos de Sofuentes y Sos del Rey Católico, y de los ayuntamientos de Sos del Rey Católico y Sofuentes.
5. CONCLUSIONES
Etxeberría, F. (1994): Aspectos macroscópicos del hueso sometido al fuego. Revisión de las cremaciones descritas en el País Vasco. Munibe, 46: 111-116.
Barandiarán, I., Martín-Bueno, M. y J. Rodríguez Salis (1999): Santa Elena de Irún. Excavación arqueológica de 1971 y 1972, Arkeolan, San Sebastián.
Armendáriz, R. M., Mateo, M.R. y M.P. Sáez de Albénz (2007): La necrópolis de Santa Criz (Eslava). En La tierra te sea leve. Arqueología de la muerte en Navarra, Gobierno de Navarra, Pamplona, pp. 149-155.
R. M., Mateo, M.R. y M.P. Sáez de Albénz (1996): Santa Criz, una necrópolis romana de incineración en Eslava (Navarra). En Primer coloquio internacional sobre la romanización en Euskal Herria (tomo II), Isturitz, 9: pp. 823-841.
Barragán, I. y N. Soto (2020): Avance de una necrópolis en Cabeza Ladrero. En Actas del III Congreso Arqueología y Patrimonio Aragonés (CAPA), Colegio Ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón, Zaragoza, pp. 287-294.
Lógicamente ante esta realidad los colectivos no privilegiados también debieron plantear sus propias estrategias representativas que les permitieran articular el sentimiento de pertenencia comunitaria (como, por ejemplo, a través de su participación en collegia -Tran, 2006-), con la voluntad de signifcarse individualmente para lo cual se emplearían ámbitos distintos a los de los principales espacios públicos como pudieron ser la domus o, en este caso, el área funeraria.
AGRADECIMIENTOS
con cautela, que su uso fue orientado a la mezcla de afeites. De esta forma de ser correcta esta hipótesis quizá sea posible identifcar al fallecido como una mujer, posiblemente adulta habida cuenta la presencia de cáligas y el empleo del maquillaje.
En este sentido atendiendo a esta identifcación quizá adquiera comprensión la presencia de tres caracolas entre las cenizas (inv. nº 20.118.150). Por desgracia en todos los casos han aparecido con la parte inferior perdida por lo que, aunque quizá sean los restos de un collar, esta interpretación debe ser acogida con cautela.
Así en concreto en el encontrado en la necrópolis de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.) se han podido identifcar la deposición de dos incineraciones, si bien su estado de conservación sólo ha permitido inferir datos de la más temprana de ellas. De esta forma es posible plantear, siempre con prudencia, que se trató de una mujer adulta que fue incinerada en un contexto que implicó una cierta inversión económica y cuyas cenizas fueron recogidas parcialmente y depositadas junto con lo que, posiblemente, fueron los objetos más valiosos para ella: un collar hecho con caracolas a modo de cuentas y un conjunto de maquillaje.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Para fnalizar conviene destacar la posible función autorrepresentativa que pudo tener este tipo de estructuras. El desarrollo de elementos publicitarios entre los humiliores resulta muy interesante, sobre todo si se tiene en cuenta que en el ejemplo de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zgz.) se está en un momento muy avanzado del Imperio y que normalmente son los ordines privilegiados, evergetas por antonomasia, quienes más han desarrollado la auto-publicitación (i. e. Melchor, 1993; Jordán, 2014). En este sentido puede considerarse que los estratos inferiores estaban integrados por grupos muy heterogéneos de población que no mostraban líneas muy claras de división social lo cual, por lo tanto, implicaba que la posición social del individuo sólo se
Sesión 2 293
Melchor, E. (1993): Evergetismo en la Hispania romana, Universidad de Córdoba, Córdoba.
Tran, N. (2006): Les Membres des Associations Romaines. Le Rang Social des Collegiati en Italie et en Gaule, Sous le Haut-Empire, École française de Rome, Rome.
Unzu Urmeneta, M. y M.J. Pérex Agorreta (2010): Segunda necrópolis de incineración de época romana en Espinal (Navarra). TAN, 22: pp. 93-114.
Vargas, S. (2001): El ajuar-tipo. En Funus Cordubensium. Costumbres funerarias de la Córdoba romana (D. Vaquerizo coord.), Córdoba, pp. 162-163.
1 _ El presente trabajo se integra en las actividades del Plan de Investigación que se viene llevando a cabo en el yacimiento arqueológico de Cabeza Ladrero (Sofuentes, Zaragoza) (http://www.cabezaladrero.es) con aprobación del Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Aragón, exp. nº 156/16/2017 y fnanciado por la Comarca de las Cinco Villas (exp. 561/2020).
Jordán, Á. A. (2014): Concepto y uso del monumento epigráfco en la Hispania romana durante el Principado. Signífer, Salamanca.
Vaquerizo, D. (2010): Necrópolis urbanas en Baetica, ICAC y Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Tarragona.
294 V
Feugère, M. (2009): Militaria, objets en os et en métal. En Le camp de la Flotte d’Agrippa à Fréjus. Les fouilles du quartier de Villeneuve (C. Goudineau y D. Brentchaloff eds.), Paris, pp. 107-177.
Jordán, Á.A. (2018): El Proyecto Arqueológico de Cabeza Ladrero. En CNAP. Congreso Nacional de Arqueología Profesional. Actas 4, 5 y 6 de abril de 2017. Colegio Ofcial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón, Zaragoza, pp. 103-112.
Jordán, Á.A., Andreu, J. y J.J. Bienes (2010): Epigrafía romana de Sofuentes. Epigraphica, 72: 191-246.
NOTAS ACLARATORIAS
25
ABOUT LATE ANTIQUITY RELIEFS DEPICTING BOVINES AND THE PERSISTENCE OF SACRIFICAL RITUALS IN THE MIDDLE EBRO VALLEY
ABSTRACT
A series of reliefs whith representation of bovines have been documented in various towns of Navarra and the north of the province of Zaragoza. Againts the usual interpretarion as evidence of a «bull cult» and the persistence of indigenous religious traditions, it is proposed to consider them as the evidence of «pagan» rituals, questioning the progress of Christianization in these areas of the Tarraconensis province during the second half of the 4th. century AD.
RESUMEN
Sesión 2 295
SOBRE LOS RELIEVES TARDOANTIGUOS CON REPRESENTACIÓN DE BÓVIDOS Y LA PERSISTENCIA DE RITUALES SACRIFICIALES EN EL VALLE MEDIO DEL EBRO
Francisco Marco Simón
KEYWORDS: Animal Sacrifice; Taurobolium; Tarraconensis; Cybele; Christianization.
Autora de contacto/Contact author: Francisco Marco Simón, marco@unizar.es
PALABRAS CLAVE: Sacrificio animal; Taurobolium; Tarraconensis; Cibeles; Cristianización.
Universidad de Zaragoza / Grupo de investigación «Hiberus»
En diversas localidades de Navarra y el norte de la provincia de Zaragoza se han documentado una serie de relieves con representación de bóvidos, que han sido tradicionalmente evaluados como evidencias de un «culto al toro» y de la persistencia de tradiciones religiosas indígenas en unos territorios característicos de los vascones. Frente a esta interpretación, se propone considerarlos como perduración de rituales característicamente «paganos», cuestionando, en consecuencia, los progresos de la cristianización en estas zonas de la provincia Tarraconense durante la segunda mitad del s. IV.
Figura 1. Estructura cultual de la villa romana de Arellano, Navarra (seg. Mezquíriz Irujo et alii, 2003)
296 V
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Estas piezas han sido consideradas como expresión de la persistencia de tradiciones religiosas indígenas y se hablado de un «culto al toro» (Uranga, 1966) aduciendo como elemento sustentador a un pasaje de Diodoro de Sicilia (4,18,3), quien afrma que en su época –escribe entre el 60 y el 30 a.e.- los bueyes eran animales sa grados en Iberia. Cabezas de toro aparecen asimismo representadas en uno de los laterales del ara de Ujué dedicada a la deidad indígena Lacubegis y en el ara de Aibar consagrada a Júpiter (Castillo et alii, 1981, núms. 17 y 34 respectivamente) y bóvidos se representan asimismo en una serie de estelas de la zona limítrofe entre los conventos cesaraugustano y cluniense: tal las navarras de Ibero, Oteiza de la Solana -desaparecidas-, Artajona, Iruñuela o Gastiain, y las alavesas de Contrasta, Laguardia y Ocáriz (Marco Simón 1979, 217-218). Fuera de estas zonas los bóvidos se representan en estelas de Yanguas (Soria) o Clunia (Burgos), aquí con inscripción en caracteres paleohispánicos y una cronología claramente preaugústea (Abásolo y Marco Simón, 1995, 335; Simón Cornago, 2017). Igualmente, diversas inscripciones en lengua lusitana y en latín documentan sacrifcios de bóvidos a deidades indígenas y a Júpiter (Marco Simón, 2015; Wodtko, 2020).
Lasrelieve.dimensiones
del recinto permiten suponer, en opinión de los excavadores, que los rituales colectivos celebrados allí no se restringirían al personal de la villa, y que el oecus de 90 m cuadrados serviría como espacio de grandes recepciones y banquetes asociados, en un centro religioso al que acudirían gentes de una amplia zona (Mezquíriz et al. 2003, 164). Esta hipótesis parece confrmada por algunas informaciones literarias: sabemos por el I Concilio de Caesaraugusta, celebrado en el 379, que se anatematizaba a quienes acudían a las villae de otros para celebrar reuniones (Escribano Paño 1989, 459), de lo que parece deducirse la frecuencia de dichas prácticas paganas o heréticas en dichos lugares. Ese proceso de lo que podríamos denominar «retirada ritual» de las ciudades a las villae es claramente comprensible en el marco de la legislación cristiana imperial: ordenamiento expreso de la destrucción de templos en 339 (CTh 16, 10, 6), castigo de los sacrifcios con el exilio en 381 (CTh16.10.7), prohibición en todo el Imperio de las ceremonias paganas, incluso las privadas, en 392 (CTh. 16.10.12: sacriciorum abolatur insania, «la locura de los sacrifcios debe ser eliminada»).
Los trabajos arqueológicos llevados a cabo en Arellano (Navarra) a partir de 1985 sacaron a la luz a lo largo de 13 campañas una gran villa que, según los excavadores, se convirtió en un centro religioso de culto a Cibeles y Attis en los siglos IV y V, sin perder su condición de explotación agrícola (Mezquíriz et alii, 1993-1994). En su zona oriental se excavó un espacio rectangular de
2. LOS HALLAZGOS DE LA VILLA ROMANA DE ARELLANO
1. LAS REPRESENTACIONES DE BÓVIDOS
Figura 2. Bloques pétreos de la villa romana de Arellano con cabezas de bóvidos (foto: M. Unzu).
26,2 x 16,5 m. al que se accedía desde el oeste, con un deambulatorio porticado que lo recorre por tres de sus lados abierto hacia el sur (Fig. 1). En el centro de este espacio se encontró una estructura dominada por dos bloques pétreos con sendas cabezas de toros incisas, similares a las llamadas «aras taurobólicas» ya conocidas de la zona, ocupando los extremos de una plataforma en forma de U formada por gruesas losas, con presencia de gran cantidad de tierra quemada y cenizas que parece asegurar el carácter sacrifcial del recinto (Fig. 2). En uno de los muros de una estancia próxima a la del taurobolio apareció igualmente un sillar con una cabeza de toro en
Dentro de los espacios en que las fuentes antiguas sitúan a los pueblos vascones (Andreu Pintado, 2009), ya en época imperial romana, ha aparecido un conjunto de bloques pétreos que tienen como denominador común la representación de cabezas de bóvidos en alguna de sus caras, con asociación o no a otros elementos iconográfcos. Se trata de un tema que tiene un interés evidente, y sobre el que quiero volver ahora para sumarme a este homenaje a Pilar Utrilla. Los monumentos en cuestión se localizan en el este de Navarra y el norte de la provincia de Zaragoza: en concreto proceden de Eslava, Sos del Rey Católico (tres ejemplares), Uncastillo (dos bloques procedentes de Los Bañales), Sofuentes y Farasdués -donde han aparecido cuatro piezas, dos de ellas claramente aras con el focus en la parte superior(Marco Simón, 1997; Cabello García, 2006, 189-195, láms. III, 3-5). Aguarod y Mostalac (1983) distinguieron dos talleres en este conjunto de monumentos, datando los de Los Bañales de Uncastillo y Farasdués entre los ss. III y IV, mientras que los de Sos, Eslava y Sofuentes serían de los ss. IV y V.
Figura 3. Relieve sacrifcial de Sos del Rey Católico, Zaragoza (Foto: Museo de Navarra).
298 V
Los pasajes de Prudencio que aquí interesan están contenidos en el himno décimo de su Peristephanon, escrito en torno al 400 d.e., es decir, más o menos la época en la que se datan las evidencias vasconas del santuario de la Villa de las Musas de Arellano y de los relieves con bóvidos. Prudencio introduce la descripción del ritual, aunque no menciona en absoluto el término taurobolium, en el contexto del martirio de San Román, haciendo decir a este que la sangre derramada es la suya propia y no la de un toro sacrifcado en el curso de dicho ritual, que describe así (Fig. 4):
Quizás no sea ajena a la manifestación de estos rituales sacrifciales en relación con la Magna Mater un rasgo tradicional de la personalidad divina de Cibeles: la protección de la fertilidad agraria. Por Gregorio de Tours sabemos que la ciudad de Autun celebraba en el s. IV procesiones en las que se portaba la imagen de la diosa pro salvatione agrorum ac vinearum suarum (In glor. conf. 76).
El abundante material cerámico y las monedas de la villa de Arellano (en la que se ha hallado un precioso epígrafe en verso -Mayer y Veñaza, 1994- en el que un magistrado llamado Flavus cumplimenta los votos prometidos tras su feliz vuelta desde el santuario itálico de Júpiter Apenino), permite datar la fecha de uso y abandono del espacio sacrifcial «taurobólico», entre fnes del s. III y comienzos del V (Mezquíri et alii, 1993-1994, 61, lám. 15 y fg. 8). Entre las monedas aparecidas interesa destacar dos emisiones de Juliano como César (Cepeda, 1993-1994, 102-105). Esta cronología del conjunto, frmemente establecida por los hallazgos monetarios, se adecúa perfectamente con la atribuída a las aras «taurobólicas» previamente conocidas.
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Las estructuras exhumadas en la villa romana de Arellano (y, por extensión, en Farasdués, según propusiera Paz Peralta 2006, 139) documentarían, por tanto, la existencia de un santuario doméstico destinado al ritual taurobólico. Esto sería algo verdaderamente excepcional habida cuenta de que la documentación sobre este tipo de ritual es de carácter sustancialmente epigráfco, como veremos.
3. EL PROBLEMA DEL TAUROBOLIUM
El término taurobolium, que alude al sacrifcio de toros en relación con la Magna Mater Cibeles (sobre la cual, por último Dubosson-Sbriglione, 2018; Van Haeperen, 2019), se relaciona a través del griego (taurobólion) con diversos rituales del oeste de Asia Menor (Gordon, 2021, 185, con referencias).
La reciente historiografía hace gala de prudencia en la valoración de las posibles evidencias taurobólicas existentes. No toda representación del sacrifcio de un toro es un taurobolio. Tiene razón Duthoy (1968, 623 ss.) cuando señala que de los cuatro textos literarios que hacen alusión a esta ceremonia del culto a la Magna Mater Cibeles, tan sólo el Prudencio de Calahorra lo describe de manera precisa, pero con una exageración y un subrayado de los detalles más horribles que hacen necesaria la mayor circunspección a la hora de tenerlo en cuenta como fel refejo de la ceremonia real. La imagen que se da es la de un odioso bautismo de sangre, que contamina en lugar de purifcar: una inversión del bautismo cristiano del agua (Marco Simón, 2012, 230).
El más interesante de los relieves hispanorromanas con cabezas de bóvidos procede de Sos del Rey Católico, se conserva en el Museo de Navarra y exhibe en su cara más interesante una escena de sacrifcio, con una gran cabeza de toro, dos discos astrales entre los cuernos y, debajo, un individuo que sostiene una vasija globular, en actitud de verter su contenido en un depósito en el
El más interesante paralelo estructural para el conjunto ritual de Arellano sería el edifcio con patio central y pórtico en forma de «U» excavado en St. Bertrandde-Comminges (la antigua Lugdunum Convenarum), fechable en los ss. III-IV. En dicho espacio se halló un relieve de sabor marcadamente local representando a un Attis muerto y completamente emasculado (Aupert y Turcan 1995, fg. 10). Este conjunto sería el único templo a Cibeles conocido en Galia, y su aparición plantea las relaciones que pudieron existir con Latora/Lectoure, donde aparecieron veintidos altares taurobólicos datables en 241 (Duthoy, 1968, 5-53).
que hay un gran cuchillo de sacrifcio (Fig. 3). A la derecha hay otro instrumento del que no se conserva su parte inferior izquierda, que parece un mazo sacrifcial o quizás un hacha, como ya plantearan García y Bellido (1949, 384-85) y Vermaseren (1986, 77). En otra cara se representan dos arcos, motivo presente en otros monu mentos similares, como los de Farasdués. El relieve de Sos tiene el paralelo iconográfco más claro en el altar taurobólico de Périguex (Espérandieu, 1908, 1267), que exhibe también en una de sus caras una cabeza de bóvido, un ensis hamatus (el cuchillo sacrifcial), pátera y sympulum (en otra cara hay un toro arrodillado junto a un altar sobre el que hay un busto de Attis y, encima, una fauta (syrinx), un pino y un gorro frigio. En otro de los lados laterales hay una cabeza de carnero que remite al sacrifcio de este animal (criobolium), también atestiguado por la epigrafía. Así pues, los elementos icónicos que sustancian el mensaje en la cara frontal del altar de Périguex y en el ara de Sos coinciden.
«El sumo sacerdote abre una fosa en la tierra y se introduce en lo más profundo para hacer el sacrifcio; luego de ceñir sus sienes con bandas admirables y festivas, se adorna de corona de oro, vistiendo su toga de seda, ceñido con el cinto de Gabeis. Pónenle encima un tablado extendido y agujereado en sus maderos. Cortan y afnan en seguida la superfcie. Perforan muchas veces la madera con agujones para dar paso franco a los múltiples y pequeños agujeros. Traen entonces un toro de torva y erizada frente, adorado de guirnaldas, sujeto de lomos y cuerno (…) Después de colocar la bestia en este lugar, para inmolarla, atraviesan su pecho con el venablo sagrado. La ancha herida vomita una oleada de sangre caliente, y en los entresijos de este mar que cae se funde un río de vapores humeante. Por
Figura 4. Ilustración del taurobolio, según la descripción de Prudencio (seg. Vermaseren, 1977).
300 V Un repaso a la más segura documentación epigráfca del taurobolio (Duthoy 1969; Borgeaud, 1996, 156168; McLynn, 1996, 312-330; Cameron, 2011, 159.163, Gordon, 2021, 184-186) indica que el ritual arraigó especialmente en la parte occidental del Imperio, con especial intensidad en el sur de las Galias, donde han aparecido casi una cincuentena de inscripciones, de las cuales 23 en Aquitania, la mayoría en Latora (Lectoure); para Hispania se documentan 6 evidencias, a partes iguales entre la Bética y la Lusitania (Fernández Ubiña, 1996, 417 ss.). Probablemente no es ajeno a la escasez relativa de evidencias taurobólicas el carácter privado
los mil caminos de los mil agujeros llueve este putrefacto rocío. Hundido el sacerdote debajo del foso recoge las gotas, poniendo debajo su cabeza y su vestido y todo su cuerpo (…), hasta embeberse todo en negra sangre. Al endurecerse en cadáver desangrado, los fámines lo apartan del tablado. Se alza allí entonces el pontífce, de terrible aspecto. Muestra su cabeza mojada (…), sus vestiduras borrachas de sangre (…); sucio de la pestilencia del fresco sacrifcio, de lejos y con respeto, todos le saludan y reverencian, porque la sangre vil de un toro muerto lavó a aquél mientras estaba oculto en la fea caverna» (Perist. X, 1006-1050; trad. de M. José Bayo).
de las ceremonias en esta época. Me parece esencial subrayar aquí un hecho: frente al carácter público de los taurobolios en inscripciones de los ss. II y III (con fórmulas como prosalute imperii, imperatoris…), la epigrafía refeja una multiplicación de los taurobolios privados sobre todo tras el reinado de Juliano (361363). Es como si todos los cultos tradicionales hubieran convergido fnalmente hacia este tipo de sacrifcio. Y no parece casual que esa expansión de los taurobolios particulares en la segunda mitad del s. IV se corres ponda con la cronología de los escasos textos literarios que nos han llegado. Además, parece haber una clara evolución en el ritual: de la mención de un rito sacrifcial en las primeras fases (ss. I-II), la última (desde el s. III) hace hincapié en el bautismo de sangre del iniciado, en relación con el culto metróaco. Y la purifcación del tauroboliado, a tenor de la información del Carmen contra paganos, tendría una vigencia y periodicidad de 20 años (aunque una inscripción romana contiene la expresión in aeternum renatus: CIL VI 510). Las referencias epigráfcas más tardías en Roma son hacia 390. La elusividad arqueológica de los espacios en los que tuviera lugar ese bautismo de sangre es manifesta: tan solo se han hallado fosas en santuarios de la Magna Mater en Novaesium (Germania Inferior) y en Ostia, en ambos casos datables en el s. IV (Marco Simón, 2012, En224).un trabajo previo (Marco Simón, 1997), yo planteaba la posibilidad de la existencia de taurobolios vascónicos, y de que la única descripción pormenorizada del ritual, la recogida por Prudencio hacia el año 400, se explicara por la cercanía de su Calagurris natal a los lugares en los que tales prácticas se llevaran a cabo. Al mismo tiempo, sugería la presencia de una koiné ritual centrada en el sacrifcio de bóvidos a ambos lados de los Pirineos, con expresión iconográfca en las áreas vascónicas al sur de los mismos y prevalentemente epigráfca en el norte aquitano (Marco Simón, 2010). Hoy, a partir de la desautorización del texto prudenciano como refejo de una realidad histórica y su consideración de fcción retórica en relación con el martirio de San Román (Roberts, 1993; McLynn, 1996; Mastrangelo, 2008; Marco Simón, 2012; Gordon, 2021), no puedo estar de acuerdo con la primera parte de aquellas conclusiones, aunque sí con la segunda, reforzada además con la documentación de nuevas estructuras arqueológicas como las de Arellano (Mezquíriz et alii, 1993-94) y St. Bertrand de Comminges (Aupert y Turcan, 1995). Es decir, las aras llamadas a partir de García y Bellido (1949) «taurobólicas» no serían tales en sentido estricto, dado que no contamos con referencias epigráfcas relacionadas para confrmar un ritual de iniciación magalense. Pero, lejos de constituir la expresión de antiguos cultos prerromanos, como propusieran Uranga (1966) o Alicia Canto (1997), creo que estos relieves deben interpretarse en el marco de una revitalización de las prácticas sacrifciales «paganas» inducida por la política del emperador Juliano. Contamos asimismo con evidencias cultuales a la Magna Mater muy próximas.
Figura 5. Moneda de Juliano con toro y dos astros en el reverso (seg. Kent, 1981).
En San Martín de Unx salió un ara a ella consagrada por Neria Helpis (Ne(ria) Helpis / Ma(tri) Magne V(otum) s(oluit) p(ro) s(alute) / Coemeae: Castillo et alii, 1981, 56, nº 30). Tenemos, por último, las evidencias iconográfcas de las dos cabezas de Attis representadas en el mausoleo de Sofuentes (Fatás y Martín Bueno, 1977).
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La presencia de los dos discos astrales entre los cuernos del bóvido en el ara de Sos plantea una relación entre el sacrifcio del toro y los astros que volvemos a encontrar en otros monumentos del mismo tipo hallados en la misma Sos del Rey Católico, Sofuentes o Farasdués, mientras que la asociación con el creciente lunar se da en el ara de Eslava, en alguna de Farasdués, y en las estelas navarras de Ibero, Oteiza de la Solana o Artajona (referencias en Marco Simón, 1979).
Esa asociación íntima del toro con las dos estrellas fgura asimismo en una moneda emitida por Juliano (361-363) en la misma época en la que se inscriben las evidencias que comentamos, por cuanto en la villa de Arellano, como más arriba se dijo, han aparecido una par de monedas
4. SACRIFICIO ANIMAL Y REPRESENTACIONES ASTRALES
vuelta a casa, con una sofsticación poética incontestable). Todo indica que, al igual que sucede en muchos otros casos, el desarrollo de este espacio religioso de la villa de Arellano sería motivado por agentes individuales. La cuestión que no puede contestarse con seguridad es si esos agentes estarían adaptando o transformando rituales sacrifciales preexistentes (como en el caso del conocido santuario rupestre de Panoias por la labor del senador C. Calpurnius Rufnus entre fnes del s. II y mediados del III: Gasparini, 2020) o se trataría sacrifcios metróacos que poco tenían que ver con tradiciones ancestrales.
El toro es ante todo, en el mundo antiguo, por una parte una víctima animal esencial en el sacrifcio que posibilita la comunicación religiosa; por otra, una metáfora de las fuerzas de la naturaleza, difíciles de controlar pero vivifcantes, así como del poder escénico de los gobernantes (Gordon, 2021, 175). Su protagonismo en la práctica cultual normativa pública en el mundo romano es bien conocido (Marco Simón, 2012; Id., 2015). Los relieves con cabezas de bóvido estarían, pues, documentando de manera óptima (como en la vecina Aquitania, con la que tan intensas son las relaciones desde el valle del Ebro en el s. IV tardío) la importancia del sacrifcio animal como emblemática formalización ritual de la religión tradicional del Imperio y como expresión paradigmática de la romanitas. El mismo mensaje se contiene en mi opinión en las monedas del emperador Juliano con la leyenda Securitas Rei Publicae Sólo persistiendo en los valores y las prácticas religiosas de los antepasados puede asegurarse la estabilidad, la
302 V
5. CONSIDERACIONES FINALES
El s. IV en Hispania contempla el mismo conficto entre paganismo y cristianismo que se observa en otras partes del Imperio, y las clases elevadas constituídas por las familias de más rancio abolengo -forzadas en buena parte a refugiarse en sus villas- serían, junto con el pueblo llano, las más tradicionalistas y apegadas a las prácticas religiosas paganas, en tanto que los curiales urbanos se verían más afectados por la nueva religión. Ciertamente, hay un cambio de paradigma a partir del s. III, con transformaciones religiosas que conducen desde el sistema politeísta tradicional a un monoteísmo cristiano; pero dichas transformaciones son muy complejas y no están bien documentadas (López-Gómez, 2021).
correspondientes a emisiones de este emperador (Cepeda, 1993-94). La moneda en cuestión es un follis que presenta en el reverso un toro con dos estrellas de seis puntas, una de ellas entre los cuernos, como en las aras vasconas, con la leyenda Securitas Reipub(licae) (Fig. 5). No es éste el lugar para tratar de estas monedas julianeas del toro, que abordé en otro trabajo (Marco Simón, 1999). Baste decir que en mi opinión la asociación del toro con las dos estrellas no solo simboliza la devoción de Juliano por los cultos tradicionales y su intento de inducir al espectador a conectar con el interés imperial en el sacrifcio, en un «lenguaje fuertemente movilizador de la praxis social»: el presente promueve la supervivencia del pasado ligado a la tradición, pero al mismo tiempo posibilita un futuro nuevo, una nueva edad de oro en el cambio y la continuidad. Creo, además, que la iconografía de estas monedas es polisémica: permite un segundo nivel de lectura en función del receptor, en este caso el que podrían llevar a cabo las élites ilustradas paganas. A partir de la especial devoción del emperador por Cibeles, creo que la relación iconográfca establecida en estas emisiones entre el toro y los astros estaría traduciendo en el plano icónico la misma interpretación alegórica del mito de Cibeles y Attis, e idéntica soteriología que su amigo el flósofo Salustio desarrolla en De Diis et mundo IV y que el propio Juliano trata en su Discurso a la Madre de los Dioses (Marco Simón, 1999). En este sentido, las dos estrellas simbolizarían el descenso (por la puerta de Cáncer) y ascenso (por la de Capricornio) del alma al horizonte divino, pero al mismo tiempo apuntarían a la alternancia diacrónica de los emperadores de modo natural y sucesivo, el ascenso y descenso aludiendo, en consecuencia a, la renovatio del Imperio.
Recientemente se ha llevado a cabo una refexión sobre los diversos espacios y modos de veneración de la Magna Mater en la Roma republicana e imperial en función de que las actividades de culto hubieran sido llevadas a cabo por instituciones, grupos o individuos; una cosa es el templo de Cibeles en el Palatino y otra es espacio abierto de culto en el Vaticano de Roma, que se localiza en un área periurbana (Lätzer-Lasar, 2021). Ello plantea el problema de la distinción entre los ámbitos público y privado de culto (Dardenay y Rousso, 2013; Ando y Rüpke, 2015), que en muchas ocasiones no son fácilmente delimitables, y en mi opinión eso es lo que se manifesta en las evidencias cultuales aparecidas en la villa de Arellano. Se trata de un espacio privado (diferente, por ejemplo, al espacio ritual público característico en un foro o en un templo), pero sus características lo abren a una audiencia mucho mayor que los meros habitantes o trabajadores de la villa. Es más, es en esa ampliación cultual hacia una audiencia más amplia donde la autorrepresentación de los propietarios o devotos se expresa de manera óptima a través de sus expresiones de piedad cultual (piénsese en el altar mencionado más arriba -Mayer y Velaza, 1994- en el que el magistrado Flauus agradece a Júpiter Apenino su
Sea como fuere, creo que este conjunto de relieves y altares con cabezas de bóvidos abonan la vitalidad de las prácticas religiosas tradicionales basadas en el sacrifcio animal en el ámbito vascónico en la segunda mitad del s. IV, y cuestionan en mi opinión los progresos profundos de la cristianización defendida por un sector de la historiografía para el alto y medio valle del Ebro (por ejemplo, González Blanco, 1984, 234). En palabras de Brown (1964, 109), «the historian of the later Roman church is in constant danger of taking the end of paga nism for granted», y cada vez parece más evidente la coexistencia de elementos tradicionales (paganos) y cristianos en un horizonte ambiguo y diverso de signifcados compartidos (Brown 1995, 3 ss.; Marco Simón, 2021).
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