ACTAS 24 y 25 NOVIEMBRE
2015
Con la colaboraciรณn de:
Edita Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón Año de publicación: 2016 ISBN: 978-84-608-8580-1 Depósito Legal: Z-757-2016 Impreso por SNOWFALL4POD Diseño y maquetación Ana Durán Boldova
© Autores de los textos Recoge los contenidos presentados a I Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés (CAPA)
ACTAS
24 y 25 de noviembre de 2015
Organizadores
Colaboradores
EDITORES
Dr. José Ignacio Lorenzo Lizalde Dr. José María Rodanés Vicente
PRÓLOGO
I-CAPA Hace tiempo que la comunidad de profesionales dedicados a la arqueología demandaba una reunión en la que se pudieran intercambiar opiniones, presentar los últimos proyectos e investigaciones, debatir sobre nuevas tecnologías aplicadas a la investigación del pasado o sobre el futuro de una profesión cada vez más difícil de ejercer y a la que la crisis ha afectado con enorme dureza. La brevedad de este encuentro, celebrado entre los días 24 y 25 de noviembre en el marco del CaixaForum Zaragoza, no ha podido tratar en profundidad gran parte de los temas planteados. Tampoco era nuestra intención cuando lanzamos la propuesta y organizamos las jornadas. No queríamos, ni podíamos, ser tan ambiciosos. Después de décadas sin una reunión de estas características no sabíamos cual sería la respuesta. La gran acogida por parte de profesionales y estudiantes, cuyos resultados se pueden ver en las actas que acompañan estas breves palabras, nos hacen ser optimistas de cara al futuro. La amplitud de los contenidos y el formato generalista del I-CAPA hace que se convierta en el heredero natural del Congreso sobre el Estado actual de la Arqueología en Aragón, celebrado en Zaragoza entre el 12 y 14 de noviembre de 1987, organizado por la Cátedra Galiay de la Institución Fernando el Católico y publicado tres años más tarde. A su vez, como se dice en la introducción de M. Beltrán, deudora en cierto modo del espíritu que auspició la Reunión de arqueólogos excavadores del distrito universitario de Zaragoza, en 1960. Supuso un hito y es quizás el momento que podríamos elegir como punto de partida de las que se sucederán a lo largo de más de medio siglo. Esto no significa, en modo alguno, que no se hayan celebrado citas periódicas y reuniones. En todo este tiempo transcurrido han tenido lugar numerosas jornadas, encuentros, simposios o congresos dedicados a problemas y aspectos parciales, temáticos o cronológicos, que no citaremos de manera exhaustiva pero que han supuesto, cada una en su momento y lugar, una puesta al día y una referencia imprescindible sobre el tema abordado. No podemos dejar de mencionar en el marco de la Prehistoria la Primera reunión de Prehistoria Aragonesa auspiciada desde el Museo de Huesca en 1981 y que ha sido durante décadas obra indispensable para el conocimiento del pasado mas remoto y, todavía en la actualidad, cita obligada para determinados periodos. A ella le siguieron, con temática más restringida y diversa los Congresos organizados en Caspe bajo la dirección de A. Álvarez: Primeros encuentros de Prehistoria Aragonesa: Las industrias líticas del Bajo Aragón y sus relaciones con el Valle del Ebro; I Congreso Internacional de Arte Rupestre o los Segundos encuentros de Prehistoria Aragonesa. La desaparición de la revista Bajo Aragón prehistoria unida al devenir de estas reuniones supuso una gran perdida para la investigación prehistórica no solo el Bajo Aragón si no del Valle del Ebro en general. La culminación de estos trabajos de los años ochenta y noventa del siglo pasado vendría de la mano del Congreso: Aragón/Litoral Mediterráneo: intercambios en la prehistoria, coordinado por P. Utrilla y editado por la Institución Fernando el Católico, acontecimiento único y sin continuidad hasta 2008. En este año P. Utrilla y L. Montes coordinan y editan el coloquio celebrado en Jaca sobre el Mesolítico Geométrico en la Península Ibérica que, como su nombre indica, trasciende ampliamente el marco que estamos tratando, si bien reivindica con varias ponencias la relevancia de las industrias mesolíticas aragonesas y la intensidad de las investigaciones. Excepcionales son los casos de los Coloquios de Arqueología Espacial celebrados en Teruel y los Simposios sobre celtíberos de Daroca. Gracias al tesón, constancia y dedicación de su director F. Burillo se han mantenido hasta
la actualidad. En el caso de los primeros La Revista de Arqueología Espacial alcanzó en 2009 su número 27, mientras que los segundos han celebrado su séptima edición en 2008, en ambos casos con una gran participación e impacto a nivel nacional. El Arte Rupestre, con una gran tradición en la investigación a partir de la obra de A. Beltrán, ha sido objeto de varias reuniones en las que no solo se trataban aspectos exclusivamente científicos si no que se abordaban problemas como la conservación y restauración, divulgación y gestión, o su integración en Parques Culturales. Des tacaremos las primeras Jornadas sobre Parques con Arte Rupestre celebradas en Zaragoza en 1989 y publicadas un año después; el II Encuentro Internacional de Doctorandos y Postdoctorandos: El arte de las sociedades prehistóricas, organizado en Zaragoza en 2011; las Jornadas técnicas para la gestión del arte rupestre, Patrimonio Mundial, celebradas en Alquezar (2011) o los diferentes cursos en Ariño durante 2004, 2008, 2012 y 2016, que junto al ciclo de conferencias organizado con motivo del centenario del descubrimiento de Val del Charco del Agua Amarga (Alcañiz 2013) son un reflejo de la importancia y relevancia que han adquirido las manifestaciones rupestres aragonesas desde que el Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica fuera incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1998. Zaragoza ha sido sede de numerosas acontecimientos, nacionales e internacionales, relacionados con el mundo clásico. Un buen ejemplo para glosar sus inicios es la celebración del Bimilenario de Zaragoza. Simposio de ciudades augusteas en 1976. Desde entonces y durante los años ochenta se suceden los relacionados con las intervenciones urbanas, en las que Zaragoza se mostrará pionera en la gestión patrimonial. Así en 1983 tuvieron lugar las Primeras Jornadas de Arqueología en las ciudades actuales o la dedicada a la Arqueología de las ciudades modernas superpuestas a las antiguas. Cerrará la década el Coloquio: La casa urbana hispanorromana (1988). En 1992 se organizó el primer congreso dedicado a epigrafía: Roma y las primeras culturas epigráficas del Occidente mediterráneo (s.II a.C.-I d.C.) y años después (1997) el VII Coloquio sobre Lenguas y Culturas Palaeohispánicas, ambas con la colaboración de la Institución Fernando el Católico que es la institución de referencia, que acogió y sigue acogiendo este tipo de iniciativas. La preocupación por los problemas del patrimonio, su gestión y musealización toman protagonismo en los inicios del siglo XXI. Así queda reflejado en las Jornadas de Arqueología en suelo urbano, celebradas en Huesca en 2003 o el que tuvo lugar al año siguiente en Zaragoza: III Congreso Internacional sobre la musealización de yacimientos arqueológicos, y el IX Congreso Internacional de la Association Internationale pour la Peinture Murale Antique (UNED-Calatayud), finalizando el ciclo con El patrimonio arqueológico a debate: su valor cultural y económico, Jornadas también celebradas en Huesca (2007). A nivel nacional debemos destacar, por la consolidada tradición que tuvo la Universidad de Zaragoza y A. Beltrán en la organización de los Congresos Nacionales de Arqueología, los celebrados sucesivamente en TeruelAlbarracín en 1991, Zaragoza 2001 y Huesca 2003, a los que se sumarían en 1997 el II Congreso Nacional de Arqueometría, también organizado por la Universidad de Zaragoza. Como iniciativas singulares debemos tratar Los caminos en la Historia de las Cinco Villas (Ejea de los Caballeros) de 1985; las I Jornadas sobre Íberos
en el Bajo Aragón (2004) o las Primeras jornadas de arqueología medieval en Aragón (Teruel 2006). Buenos ejemplos todos ellos de la importancia que adquieren los Centros de Estudios Locales, dependientes de las Diputaciones, o los propios Institutos de Estudios sin cuyo apoyo no hubiera sido posible la celebración de numerosos acontecimientos culturales. No podemos acabar sin aludir, como ya hiciera M. Beltrán en 1987, a uno de los empeños más duraderos: las reuniones periódicas que desde 1978 organiza el ICE y coordina Agustín Ubieto sobre el Estado actual de los estudios sobre Aragón, que junto a las dedicadas a la Metodología de la investigación científica sobre fuentes aragonesas han contado con interesantes contribuciones en el área de la prehistoria y arqueología redactadas por diferentes autores y que se pueden consultar en las sucesivas publicaciones de las actas. Este breve e incompleto resumen de congresos, jornadas o reuniones de cualquier tipo relacionadas con la arqueología y el patrimonio nos sirve, como anunciábamos al inicio, para reflexionar sobre el sentido e intención de un congreso como el propuesto. La oportunidad, idoneidad y evaluación de los resultados han de estar necesariamente ligados a los objetivos. Por ello, al hilo de lo expuesto, queríamos que este I-CAPA fuera “generalista”, que tuviera cabida la investigación, divulgación y conservación del patrimonio, con un carácter marcadamente local. La falta de publicaciones periódicas que informaran de las actuaciones desarrolladas en el territorio aragonés desde el 2005 y que cubrieron en un primer momento la revista Arqueología Aragonesa con una vigencia desde 1984 a 1994, completada con el resumen de las intervenciones autorizadas en Aragón desde 1995 a 2005 publicadas en un libro con CD, se veía truncada desde éste último año hasta nuestros días. El profesional necesita saber al menos donde y quien esta trabajando en Aragón para orientar su trabajo. Pretendíamos reivindicar con ello la importancia de este tipo de investigación y de estudios. Frente a la moda y casi obligación – la mayoría de las veces nominal - de la aparición del término “internacional” para asegurar un impacto más que dudoso en este tipo de acontecimientos, consideramos más importante la puesta en valor del trabajo cotidiano de una serie de profesionales, cuya labor es necesaria para la integración del conocimiento en la sociedad. Esto en modo alguno supone renunciar al impacto y relevancia de estas investigaciones que estos mismos profesionales pueden presentar – y de hecho se presentan - a nivel nacional o internacional en los foros correspondientes. Deseábamos, igualmente, que fuera abierto: que pudieran participar todos aquellos que tuviesen algo que decir o aportar en estos campos, evidentemente con un criterio selectivo que debería marcar el Comité Científico. Por ello no se establecieron ponencias en las que “nuevamente” se volviesen a realizar “nuevos” estados de la cuestión con “nuevos” investigadores”, que dado la escasa inversión en investigación durante los últimos años no podrían, salvo excepcionales casos, aportar grandes novedades. Por otra parte, esta labor ya había sido acometida, con buenos resultados, en otros formatos como las Crónicas del Aragón Antiguo, I y II (1997 y 2002) coordinadas por M. Beltrán. Que sea periódico y tenga continuidad es un deseo de la organización y de gran parte de los participantes que así nos lo han transmitido. Nace con vocación de celebrarse cada dos años, de manera que las novedades más destacadas puedan ser conocidas y debatidas por la comunidad científica y trasladadas a la sociedad de forma rápida y directa. Esperamos que el éxito de esta primera convocatoria ayude a su consolidación. Zaragoza 5 de mayo de 2016 José Ignacio Lorenzo Lizalde y José María Rodanés Vicente
COMITÉS
Comité Organizador Presidentes Dr. José Ignacio Lorenzo Lizalde Dr. José María Rodanés Vicente
Secretariado Dr. Carlos Sáenz Preciado D. Hugo Chautón Pérez D. Luis Fatás Fernández.
Comité Científico Dra. María Ángeles Magallón Botaya, Dr. Manuel A. Martín-Bueno Dra. Pilar Utrilla Miranda y Dr. Juan Ramón Castillo Suárez
Colaboradores Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón, Grupo URBS, Grupo de investigación Primeros Pobladores del Valle del Ebro, Instituto Universitario de Aragón de Ciencias Medioambientales de la Universidad de Zaragoza, Obra Social “La Caixa”, Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón.
Aplicaciรณn de sistema de drones a la investigaciรณn arqueolรณgica.
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ARQUEOMETRÍA Y NUEVAS TECNOLOGÍAS
TÍTULO. AUTOR/AUTORES 51. Una aproximación a la Arqueobotánica. Estado de la cuestión y perspectivas de los estudios Antracológicos en Aragón Autor/es: Marta Alcolea Gracia. 52. Nuevas metodologías de documentación para la Investigación y Difusión del arte rupestre en Aragón. Autor/es: Manuel Bea Martínez, Jorge Angás Pajas. 53. La fotogrametría como alternativa al registro de materiales arqueológicos: su aplicación en la Cueva de Trocs y Valmayor XI. Autor/es: Héctor Arcusa Magallón, Manuel A. Rojo Guerra, José Ignacio Royo Guillén, Cristina Tejedor Rodríguez, Íñigo García Martínez de Lagrán, Rafael Garrido Pena. 54. Método y técnicas de aplicación de sistemas drones o RPAS en la investigación arqueológica. Autor/es: Jorge Angás Pajas, Paula Uribe Agudo, Manuel Bea Martínez. 55. SIG como instrumento para la elaboración de un atlas de los yacimientos ibéricos del Bajo Aragón turolense con cerámica decorada con escenas. Autor/es: Elena Maestro Zaldívar. 56. Nuevos datos sobre el conocimiento de la Ilergecia Occidental: Prospecciones Geofísicas en la Litera y el Bajo Cinca. Autor/es: Pilar Camañes Villagrasa, Luis Fatás Fernández, Mª Núria Otero Herraiz, Carles Padrós Gómez, Roger Sala Bartroli. 57. Mármoles escultóricos romanos del patrimonio de Aragón. Nuevas Aportaciones Arqueométricas. Autor/es: Mª Pilar Lapuente Mercadal, Hernando Royo Plumed, Mauro Brilli, José Antonio Cuchí Oterino. 58. Análisis de monedas de plata de la ciudad romana de “La Caridad”, Camireal (Teruel). Autor/es: Pilar Punter Gómez, Inmaculada Donate Carretero. 59. Las materias primas líticas de la Cueva del Gato, Épila (Zaragoza). Autor/es: Raúl Leorza Álvarez de Arcaya, Andoni Tarriño Vinagre, José María Rodanés Vicente, Fernanda Blasco Sancho, Elsa Duarte Matías, Paloma Aranda Contamina. 60. El Sílex de Monegros y el evaporítico del Ebro. Tipologías silíceas de la cuenca media del Ebro. Autor/es: Luis Miguel García-Simón. 61. El uso de los recursos vegetales leñosos en el abrigo de “El Esplugón” (BillobasSabiñánigo, HU). Resultados preliminares. Autor/es: Marta Alcolea Gracia. 62. Estudio Arqueométrico de un conjunto de placas romanas de mármol halladas en un solar de Osca. Autor/es: Hernando Royo Plumed, José Antonio Cuchí Oterino, Antonio Alagón Castán, Mª Pilar Lapuente Mercadal, Mauro Brilli. 63. La base de datos Pictor: un instrumento para el inventario y catalogación de los conjuntos pictóricos de época romana. Autor/es: Lara Íñiguez Berrozpe, Carmen Guiral Pelegrín.
pp. 511-521 523-531 533-539
541-549 551-558 559-566
567-576
577-584 585-590
591-599 601-608 609-615
617-620
Ejemplo de dibujo arqueolĂłgico obtenido mediante herramientas fotogramĂŠtricas
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
51. UNAAPROXIMACIÓN A LAARQUEOBOTÁNICA. ESTADO DE LA CUESTIÓN Y PERSPECTIVAS DE LOS ESTUDIOS ANTRACOLÓGICOS EN ARAGÓN. Marta Alcolea Gracia1 1
Dpto. de Ciencias de la Antiguedad. Fac. Filosofía y Letras. IUCA. Universidad de Zaragoza. Grupo Primeros Pobladores del Valle del Ebro. Marta Alcolea Gracia, malcolea@unizar.es
RESUMEN El territorio aragonés, ubicado en el Valle Medio del Ebro, posee un medio físico caracterizado por una gran diversidad que en la actualidad da lugar a una enorme variedad de ambientes y biotopos. No obstante, a día de hoy esta región constituye todavía uno de los grandes vacíos en el mapa arqueobotánico de la Península Ibérica. A pesar de la proliferación de datos en los últimos años, la arqueología aragonesa adolece de la falta de trabajos de síntesis que nos puedan dar una imagen detallada de la vegetación presente en el entorno de los yacimientos arqueológicos y su evolución a lo largo del tiempo. En este trabajo se presenta un estado de la cuestión que incluye un compendio de los datos antracológicos disponibles hasta el momento que proceden de una veintena de yacimientos enmarcados cronológicamente entre el Paleolítico Medio y la Edad del Hierro. PALABRAS CLAVE: Antracología; Arqueobotánica; Valle del Ebro; Prehistoria; Vegetación; Metodología. ;
ABSTRACT
Aragon, located in the Middle Ebro Valley, is a territory characterized by great environmental diversity that currently results in a huge variety of environments and biotopes. However, this area is still a gap in the archaeobotanical map of the Iberian Peninsula despite the proliferation of data in recent years. This paper presents a state of the art that includes a summary of available anthracological data coming from about twenty archaeological settlements chronologically placed between the Middle Palaeolithic and the Iron Age. Moreover, a series of keys is provided in relation to apply some specific sampling strategies in order to collect some archaeobotanical samples during the archaeological excavation. KEYWORDS: Archaeobotany; Wood charcoal analysis; Middle Ebro Valley; Prehistoric archaeology; Vegetation; Archaeological methodology.
1. INTRODUCCIÓN La Arqueobotánica es la disciplina encargada del estudio de las actividades humanas a partir de los restos vegetales aparecidos en contextos arqueológicos. La diversidad de restos vegetales que pueden aparecer en este tipo de contextos es enorme: granos de polen, esporas, madera, semillas, frutos, granos de almidón, fitolitos, fibras, hongos, diatomeas, estructuras florales, tallos, hojas, órganos subterráneos, tubérculos, rizomas, raíces, etc. Esto da lugar a una amplia variedad de métodos de análisis a través de los que se obtienen datos complementarios y con unos objetivos comunes: por un lado, las transformaciones del entorno vegetal de los yacimientos arqueológicos, debidas a factores naturales o a la acción antrópica, y su evolución en el tiempo y, por otro lado, el aprovechamiento de los recursos vegetales por parte de las sociedades del pasado (Buxó, 2006). En este artículo nos centraremos en los macrorrestos1 vegetales que con más frecuencia aparecen en los sedimentos de origen
antrópico: los carbones de madera; objeto de estudio de la Antracología. La Antracología, como disciplina, comienza a desarrollarse en España en los años 80 con la salida de una serie de investigadores al extranjero para su formación que llevarán a cabo los primeros trabajos de investigación sobre este territorio. Desde entonces se han leído diversas tesis doctorales, se han publicado un gran número de artículos, se han formado nuevas generaciones de investigadores y existen varios laboratorios insertos en aquellas instituciones de investigación que cuentan con especialistas (PeñaChocarro y Zapata, 1999; Zapata, 2001; Buxó y Piqué, 2008; Rodríguez-Ariza, 2005; 2010). Sin embargo, a día de hoy todavía existen importantes lagunas en la aplicación de los estudios arqueobotánicos que afectan a determinados territorios o a determinados periodos. La Comunidad Autónoma de Aragón constituye uno de estos grandes vacíos espaciotemporales, ya que, a pesar de la proliferación de
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estudios antracológicos, sobre todo en los últimos años, este territorio adolece de la falta de trabajos de síntesis y compendio de datos que documenten las coincidencias y divergencias de los distintos registros. Por esta razón, consideramos pertinente hacer un estado de la cuestión de los estudios antracológicos en el territorio aragonés en el marco del I Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés.
2. LA MADERA ARQUEOLÓGICO
EN
EL
REGISTRO
La madera es una materia prima que ha sido ampliamente utilizada por el ser humano desde el Paleolítico gracias a su accecisibilidad en el medio y a su versatilidad. Sin duda, esta materia prima, sencilla de trabajar y generalmente abundante, ha ocupado un lugar privilegiado en la cultura material de las sociedaddes humanas de cualquier época. No obstante, la madera, procedente de los troncos, ramas y raíces de los árboles y arbustos, es un material biológico y, por lo tanto, en condiciones normales, se degrada y desaparece rápidamente del registro arqueológico. En contextos arqueológicos, este material sólo se conserva bajo condiciones extremas de humedad o de aridez o en medios anaeróbicos donde los diferentes procesos de degradación biológica no pueden actuar sobre ella. Fuera de estos contextos excepcionales, la madera se degrada y desaparece a no ser que haya sufrido un proceso previo de carbonización. La carbonización de la madera es un proceso de combustión incompleto que la convierte en un material inerte y difícilmente alterable en condiciones atmosféricas normales favoreciendo su conservación en contextos arqueológicos. De este modo, el fuego juega un papel muy importante en la conservación y/o destrucción de los restos vegetales presentes en el yacimiento (Rodríguez-Ariza, 1993). Este contacto con el fuego se puede producir, como veremos, de manera accidental, o intencionada. Aunque su utilización es muy amplia, podemos destacar tres usos principales de la madera como materia prima: combustible, elemento constructivo y fabricación de objetos. La fabricación de objetos y la construcción, constituyen usos específicos de la madera como materia prima por lo que supondrán una selección de la misma por sus propiedades mecánicas y tecnológicas, como la dureza, la elasticidad o la capacidad de ser astillada en el caso de la producción de utensilios o la resistencia a la descomposición o la producción de fustes rectos y largos en el caso de la madera de construcción. Todas estas características están muy ligadas al factor especie que será determinante a la hora de seleccionar la madera como materia prima para usos específicos (Chabal, 1997; Chabal et al., 1999). Estos usos de la madera, quedan mal documentados en el registro arqueológico ya que la madera destinada a estos usos, sólo entra en contacto con el fuego, por lo general, de forma accidental. Por ejemplo, en el caso de los objetos de madera, estos pueden ser arrojados al fuego una vez descartado su uso o, en el caso de la madera utilizada en la construcción de estructuras de hábitat, esta puede llegar a nosotros en aquellos casos en los que los asentamientos fueron devastados por el fuego.
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Por esto, la madera que más fácilmente llega hasta nosotros es aquella utilizada como combustible, ya que su uso implica, evidentemente, su contacto con el fuego. En este caso, las propiedades de la madera ligadas al factor especie no son tan importantes, ya que toda la leña arde. Otras características de la leña, como el calibre, el estado de degradación y el contenido de humedad, cobran importancia para el hombre prehistórico que recolecta leña en el entorno del asentamiento (Badal, 2006). Los vestigios de la madera utilizada como combustible aparecen a veces asociados a la estructura en la que fueron utilizados como combustible, reflejando en este caso el momento de abandono de la misma (esto es, un uso puntual) u, otras veces, dispersos en la superficie del yacimiento. Estos últimos son el resultado de diversas recogidas de leña y sucesivas limpiezas de los hogares, por lo que pueden contener información de un periodo de tiempo amplio, incluso de varios años de duración. Por esta razón, estos depósitos son ricos en especies y por lo general son un buen reflejo de la vegetación circundante al entorno del yacimiento sobre la que el hombre en su búsqueda diaria de combustible doméstico realiza un efecto de síntesis. Como decimos, el uso de la madera como combustible es el que con más frecuencia documentamos en el registro arqueológico y, a consecuencia de esto, al que con más frecuencia se asocia la Antracología. No obstante, todos los usos de la madera, carbonizada o fresca, son objeto de estudio de esta disciplina arqueobotánica. Esta materia prima es una valiosa fuente de información tanto acerca de los medios vegetales desaparecidos como de las actividades de los grupos humanos en el pasado, por lo que esta disciplina nos aporta información paleoecológica y paleoeconómica. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta información sólo es extraíble a través de una metodología adecuada. Cada uno de los contextos arqueológicos que documentamos en un yacimiento está reflejando un uso distinto de la madera por lo que se deben muestrear separadamente para lo que es recomendable la combinación de diversas estrategias de muestreo y procesado del sedimento (Tabla 1). La realidad es que a día de hoy, la recogida de esta categoría de materiales arqueológicos sigue sin realizarse de forma sistemática provocando que se destruyan numerosos restos arqueobotánicos, ya sea por falta de recursos, por desconocimiento, o por falta de interés (Buxó y Piqué, 2008; Rodríguez-Ariza, 2010).
3. UNA BREVE GUÍA DE CAMPO Una información arqueobotánica completa sólo es extraíble a través de una metodología adecuada. Por ello retomamos aquí la cuestión de la importancia del trabajo de campo, ya que, esta etapa de recuperación de los materiales, tiene una influencia directa en los resultados obtenidos en el estudio antracológico. Fruto de la inquietud por parte de los especialistas existen un buen número de publicaciones que abordan aspectos metodológicos centrados en esta etapa de la investigación (Arnanz, 1993; Badal, 1987; 1992; Buxó, 1990; Buxó y Piqué, 2003; 2008; García Martínez y
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
A EVITAR
CORRECTO
Tabla 1. Síntesis de las actuaciones relacionadas con las estrategias de muestreo a partir de Chabal et al., 1999. COMBUSTIBLE DOMÉSTICO
MADERA DE CONSTRUCCIÓN
Muestrear prioritariamente los carbones dispersos. Evitar o aislar las concentraciones. Tamizar con malla de al menos 4 mm. Recoger de 250 a 500 fragmentos por U.E.
Procurar interpretar previamente los elementos. Muestrear juntas las piezas en conexión. El material procedente del tamizado se debe almacenar separadamente.
Sólo los carbones más grandes y visibles. Sólo las U.E. más ricas. Pocos carbones, poco sedimento o muestras localizadas. Muestreo manual sin tamizado.
Sólo los carbones más grandes y visibles. Muestreo sin tamizado. Sólo muestras localizadas. Mezcla con el nivel de ocupación subyacente (zona de contacto).
Grau, 2008; Rivera y Obón, 1994; Rodríguez-Ariza, 2005; Uzquiano, 1997; Zapata, 2001; entre otros). La toma de decisiones relativas a las estrategias de muestreo y procesado del sedimento viene marcada por diferentes criterios como el tipo de yacimiento, la cronología, el tipo y cantidad de sedimento a procesar o los medios técnicos disponibles. Aquí hacemos un breve repaso de los aspectos más importantes a tener en cuenta en el trabajo de campo para la correcta recuperación de este tipo de materiales arqueológicos:
3.1. ¿Por qué muestreo? La primera decisión a tomar es si recogemos el total de los restos o una parte, lo que llamamos muestra antracológica. Lo ideal sería recoger la población total de los restos de plantas presentes en un yacimiento, pero ante la dificultad de realizar esta labor se debe recurrir al muestreo. El muestreo se utiliza para recuperar macrorrestos arqueobotánicos que sean representativos del total, esto es, que sean suficientes en número y que procedan de todos los contextos posibles, de modo que todos los usos de la madera del yacimiento queden documentados. Hay que tener presente que aplicar una o varias estrategias de muestreo implica hacer una elección respecto a los carbones que merecen ser extraídos y estudiados y aquellos que no. Esto es, renunciar a una parte del material, lo que es una decisión importante que debe estar motivada y, siempre que sea posible, tomada de acuerdo con el especialista en arqueobotánica.
3.2. ¿Qué muestreo? Atendiendo a la posición de los restos en el yacimiento, los criterios no son los mismos para el carbón concentrado que para el carbón disperso y ambos deben recogerse siempre por separado para su posterior estudio e interpretación individualizados. El carbón concentrado en estructuras de combustión domésticas u hogares, en estructuras de combustión artesanales u hornos, en agujeros de poste, fosos, silos, etc., debe recogerse en su totalidad y separadamente del carbón disperso, documentando siempre la estructura a la que se encuentra asociado. En el caso del carbón disperso, es posible que su abundancia en algunos yacimientos imposibilite que sea recogido en su totalidad o que esto sea innecesario. En este caso, las muestras deben recogerse en todas las cuadrículas o catas (dependiendo
del sistema de excavación) y en todas las capas artificiales (niveles o unidades estratigráficas), de modo que al final de la excavación habremos muestreado toda la superficie y toda la secuencia. Recordamos que los carbones recuperados en contextos arqueológicos son producto de la actividad humana, de modo que no se acumulan al azar ni como resultado de factores climáticos o ambientales. Si sólo se recoge el carbón concentrado, asociado o no a estructuras visibles, podemos tener grandes cantidades de carbón sin ningún tipo de representatividad ecológica. Como ya hemos apuntado, estas concentraciones muchas veces reflejan usos de la madera que implican una fuerte selección (madera de construcción) o usos puntuales (combustible doméstico) por lo que de manera habitual se trata de depósitos muy pobres en lo que a especies se refiere, con una escasa significación ecológica.
3.3. ¿Cuánto muestreo? La recogida de carbones tiene que ser lo más completa posible con el fin de obtener buenos resultados tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. El volumen de sedimento procesado es importante porque es necesario explorar una gran cantidad de sedimento, ya que las diferentes especies no se reparten de la misma forma a lo largo de la superficie del yacimiento, pero no es una medida válida para determinar el tamaño de las muestras. La forma adecuada de cuantificar la muestra es el número de carbones que contiene, independientemente de la cantidad de sedimento recogida para cada muestra. Para ser estadísticamente fiables en una reconstrucción correcta de la imagen paleoambiental, las muestras antracológicas deben responder a un protocolo de muestreo que permita recuperar un número mínimo de carbones. Según estos criterios es necesario analizar, al menos, 250 fragmentos de carbón por unidad estratigráfica (Figura 1). Las muestras más pequeñas no deben ser desechadas, pero hay que tener en cuenta que su significación es mucho menor. Hay que señalar también que no sólo el número de carbones recuperado es importante, sino que también se debe tener en cuenta su tamaño, debiendo recogerse en las muestras desde los grandes fragmentos hasta los carbones milimétricos (Chabal et al., 1999). Esto es importante porque si sólo recogemos los fragmentos más grandes y visibles estaremos
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privilegiando las especies frecuentes y menos fragmentadas, actuando como un filtro y comprometiendo la fiabilidad del registro. Las especies raras no están representadas en los carbones más grandes y su estudio exclusivo supone una sobrerrepresentación de las especies frecuentes. La recogida manual de los fragmentos más grandes y visibles durante el transcurso de la excavación, lo que nos aporta una información espacial y de su relación con otros artefactos, se debe combinar siempre con el tamizado sistemático de al menos una parte del sedimento. Esto nos permitirá obtener unos resultados completos y representativos a nivel paleoecológico.
3.4. ¿Cómo muestreo? Una vez resuelta la cuestión del muestreo, un último tema a tratar es el procesado de las muestras sedimentarias. El sedimento se puede procesar en seco o con agua, o mediante flotación manual o mecánica. Es importante que antes de proceder al tratamiento se calculen y anoten los litros de sedimento que se van a tratar por cada muestra. Cualquiera de estas estrategias de procesado, siempre que se realicen sobre un volumen de tierras representativo de cada unidad estratigráfica, son válidas y coherentes con los objetivos de recuperación de macrorrestos vegetales. En general, lo más cómodo es el uso de la cuba de flotación. No obstante, no hay un método de recuperación “ideal” que sea recomendable aplicar en todos los yacimientos. No podemos decir que existe una estrategia válida para todos los yacimientos, ya que cada uno plantea problemas diferentes relacionados con una serie de variables a tener en cuenta: la naturaleza del sedimento a procesar, la consistencia de los macrorrestos vegetales y su resistencia a la fricción o al contacto con el agua, volumen del sedimento a tratar, naturaleza del suelo, cantidad de material presente en los sedimentos, disponibilidad de agua, posibilidades técnicas que ofrece la excavación, etc. En cualquier caso, sea cual sea la forma elegida para el procesado del sedimento, un aspecto clave a tener en cuenta es la luz de malla de los tamices utilizados. Recoger los carbones con tamices de una luz de malla de 2 a 4 mm da unos resultados muy satisfactorios para la antracología. En yacimientos de cronologías muy antiguas o que ofrecen poco material para asegurarse una recogida abundante es recomendable bajar el tamaño de la malla a 1 mm. Por debajo de este tamaño la determinación es muy incierta. No obstante, para optimizar el esfuerzo, es interesante elegir mallas de tamizado que puedan ser compatibles con las demandadas por otros macrorrestos vegetales o animales, como las semillas, peces o gasterópodos que necesitan mallas de 0’5 mm o menores. Por ello si queremos una correcta recuperación de todo tipo de restos lo ideal es utilizar una columna de tamices de mallas finas. No obstante, para la recuperación exclusiva de carbones el tamizado con una malla de 4 mm es el método más rápido y la mayoría de las veces suficiente en la mayoría de yacimientos.
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Figura 1. Relación entre el número de fragmentos analizados y el número de especies determinadas en yacimientos aragoneses con estudios antracológicos publicados hasta la fecha a partir de Alcolea, 2014, e.p.; Allué, 2001; Badal, 2004, 2009, 2014; Badal et al, 2012; Carrión, 2005, 2009; Montes et al, 2015a, 2015b, e.p.; Obea, 2015; Piqué, 1995, 2003, 2008; Ros, 1993; Serrano et al., 1997; Utrilla et al., e.p.; Vila y Piqué, 2012; Wetterstrom, 1994. La línea verde señala el límite propuesto de 250 fragmentos analizados. Azul: Paleolítico Medio y Superior; rojo: Mesolítico y Neolítico; amarillo: Edad del Bronce y Hierro.
4. LA ACTUALIDAD DE LOS ESTUDIOS ANTRACOLOGICOS EN ARAGÓN 4.1. La complejidad biogeográfica y bioclimática del territorio aragonés El estudio antracológico de un yacimiento arqueológico nos ofrece, a través de la identificación botánica de los restos recuperados, una lista de taxones vegetales. Las especies vegetales documentadas, pero sobre todo sus agrupaciones, desarrolladas bajo unas condiciones ecológicas dadas (Badal, 2006), nos informarán de las condiciones climáticas y físicas que definen el medio en un momento determinado del pasado. Para admitir la representatividad paleoecológica de estas listas de taxones, la Antracología, al igual que otras disciplinas afines, se basa en un principio de actualismo: la ecología de las especies no ha variado a lo largo del Cuaternario; lo que ha variado es su distribución, esto es, la configuración biogeográfica de los distintos territorios. Estos cambios en la distribución de las especies vegetales pueden ir ligados a cambios climáticos globales, regionales o locales y/o estar influídos por el factor antrópico, ya que el hombre, en su interacción con el medio, sobre todo a partir del Neolítico, ha influido en la evolución de la vegetación, llegando a modificar las comunidades vegetales (RodríguezAriza, 1993). Antes de pasar a hablar de la vegetación pasada, haremos una breve descripción del territorio al que nos enfrentamos, haciendo especial hincapié en su complejidad climática y paisajística. Y es que Aragón, ubicado en el Valle Medio del Ebro, posee un medio físico caracterizado por el contraste
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías entre el llano y la montaña y la disposición periférica del relieve. El clima, evidencia las influencias contrapuestas de dos mares bien distintos, oceánica y mediterránea, matizadas por la continentalidad y el encajamiento del viento según el eje del Ebro. La aridez, extrema en el sector central, penetra en los somontanos por los valles fluviales. La distribución de las precipitaciones -globalmente escasas- queda marcada por el gradiente altitudinal que también es patente en las temperaturas, que evidencian también un suave incremento hacia el E y acusan una continentalización máxima en el sector central. Esto da lugar a una diversidad de ambientes biogeográficos incomparable donde la diversidad vegetal es máxima, desde los paisajes eurosiberianos pirenaicos a los mediterráneos más áridos del centro de la Depresión (De la Riva, 2000). En la montaña pirenaica, el clima, globalmente de montaña templado-húmedo pero frío en altura y subhúmedo/semiseco en zonas bajas, con una mediterraneidad progresiva hacia el SE. El relieve impone un gran número de variaciones locales, entre las que destacan la alternancia solana/umbría, las inversiones térmicas y el encajonamiento de los vientos. La cubierta vegetal se incluye mayoritariamente en el dominio eurosiberiano aunque la transición hacia el mediterráneo es visible. El piso montano alberga gran variedad de ambientes vegetales: hayedos, abetales y fresnedas, pinares de silvestre potenciados por la política forestal. En transición al piso submediterráneo de vegetación roble peloso y quejigo y, con mayor sequedad o peores suelos, la encina-carrasca. Este piso se han visto fuertemente afectado por la acción antrópica, ha soportado una intensa deforestación con fines agrícolas, ganaderos y energéticos. En la actualidad predomina un paisaje abierto en el que destaca la vegetación proceente de la repoblación forestal especialmente de pinares de pino silvestre y laricio. El contacto con el centro de la Depresión del Ebro, de carácter mediterráneo continental y con una fuerte evapotranspiración, es el extenso dominio mesomediterráneo del encinar junto con el coscojar y la sabina albar en condiciones extremas. Esta vegetación potencial se ve intensamente desplazada por los cultivos o degradada hacia matorrales de jara, retama o romero. La aridez y la antropización alcanzan su grado máximo en el sector central de la Depresión del Ebro, imponiendo un fuerte contraste paisajístico entre el secano y los ambientes higrófilos de las vegas y regadíos donde la salinidad es determinante. El clima, mediterráneo continental muy seco con tendencia a subdesértico, queda marcado por la acusada aridez, a menudo incrementada por el viento dominante del NO, y un déficit hídrico que supera la mitad del año. Se trata del dominio del coscojar en el que la sabina albar, bien adaptada a la aridez, ocupa un espacio potencial significativo. Estas comunidades vegetales quedan arrinconadas por los cultivos, matorrales aromáticos y la repoblación de pino carrasco.
carrasca que da paso a la coscoja hacia el E por la mayor sequedad; a pesar de la sustitución por matorrales y cultivos. En las serranías el clima, de montaña mediterránea con fuerte matiz continental presenta precipitaciones menores que el Pirineo con un balance hídrico claramente deficitario, sólo positivo en las cotas más altas. Como el relieve, la vegetación presenta un diseño complejo en el que domina el área potencial de la encina que, a mayor altitud y con menor aridez, es desplazada por el quejigo e incluso el rebollo y el haya cuando la humedad aumenta. Las sabinas ocupan amplios espacios oromediterráneos en las sierras más meridionales junto al pinar de silvestres, rodenos y laricios (De la Riva, 2000).
4.2. Estado de la cuestión de los estudios antracológicos en Aragón 4.2.1. Paleolítico Superior El Pleistoceno es un periodo escasamente documentado en lo registros antracológicos aragoneses (Figura 3). En este caso, la falta de estudios va muy probablemente ligada a la escasez de depósitos arqueológicos para esta cronología. Para el Paleolítico Medio contamos únicamente con el registro de Fuentes de San Cristóbal (Veracruz, Huesca) estudiado por E. Allué en su tesis doctoral con dataciones entre el 55000 y el 20220 BP (Allué, 2002). Para el Paleolítico Superior contamos con el trabajo de R. Piqué en la Fuente del Trucho (Asque-Colungo, Huesca) (22460-19060 BP) publicado junto con otras secuencias pirenaicas catalanas (Piqué, 1995) y los datos de la Cueva del Gato (18000-17700 BP) en Épila (Zaragoza) con el estudio realizado por Y. Carrión y publicado en un artículo centrado en el período frío solutrense en la Península Ibérica (Badal et al., 2012). Los datos obtenidos revelan la presencia de coníferas, pinos (Pinus tipo sylvestris) abetos (Abies sp.) y enebros/sabinas (Juniperus sp.), de requerimientos fríos, que darían lugar a formaciones abiertas de carácter preforestal. Estos géneros vegetales son característicos del Pleniglacial y Tardiglaciar del Noreste de la Península Ibérica (Allué, 2002; Buxó y Piqué, 2008), reflejo de ambientes fríos y áridos. En la actualidad estas especies viven a mayor altitud, en el piso supramediterráneo o superiores (Figura 2). La presencia de los planifolios para esta cronología es reducida (Tabla 2). Estos taxones se refugiarían en determinadas áreas repuntando en momentos de mejoría climática. Destaca la presencia marginal de los robles (Quercus sp. caducifolio) en los depósitos de Fuentes de San Cristóbal (Allué, 2002) y Cueva del Gato (Badal et al., 2012) aunque la mayor diversidad específica se documenta en el yacimiento de Fuente del Trucho (Piqué, 1995) con especies de tendencia supramediterránea como el arce (Acer sp.), el boj (Buxus sempervirens) o el acebo (Ilex aquifolium).
En el piedemonte ibérico las temperaturas son ligeramente más bajas y las precipitaciones inferiores que en el somontano pirenaico. Es el dominio potencial de la encina-
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LBÑ
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CDC
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COD
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COS
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MON
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* 3
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4.2.2. Mesolítico/Neolítico Se trata de un período de particular interés para la antracología ya que se trata de un momento de transición tanto paleoclimática, con el comienzo del presente interglaciar que acarrea la implantación de un clima más benigno, como cultural, con el paso de las sociedades cazadoras-recolectoras a las sociedades productoras, que se relacionan con el medio vegetal de una forma bien distinta.
1
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11
2
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3
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Total fragmentos 354
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200
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599
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188
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650
1
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7
900
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204
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681
7
314
18
399
8
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5
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4
335
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4
402
11
210
7
647
10
¿?
21
1145
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3
11
15
12
1
5
7
8
5
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Total taxones
Vitis sp.
Viburnum cf. opulus
Taxus baccata
Tamarix sp.
Rosmarinus officcinalis
Rosaceae Prunoideae
Rosaceae Maloideae
Retama monosperma
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ANG
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* * *
Quercus sp. caducifolio
Quercus coccifera/ilex
Populus/Salix
Pistacia terebinthus
Pistacia lentiscus
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FRII
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Pistacia sp.
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*
CDG
EPL
Pinus tipo sylvestris
Pinus pinaster/pinea
Pinus halepensis
Pinus sp.
Phillyrea/Ramnus
Monocotyledoneae
Labiatae
Juniperus sp.
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Fraxinus sp.
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Fabaceae
Ephedra sp.
Corylus avellana
Cistaceae
Chenopodiaceae
Buxus sempervirens
Arbutus unedo
Alnus sp.
Ilex aquifolium
*
FTR
Evonymus europaeus
FSC
Acer sp.
Abies sp.
Yacimiento
Tabla 2. Taxones documentados en los estudios antracológicos publicados en términos de ausencia/presencia (se ha unificado la nomenclatura utilizada en las distintas publicaciones según la estandarización propuesta por el Museo de Historia Natural de Francia). FSC Fuentes de San Cristóbal (Veracruz, Huesca) (Allué, 2002); FTR Fuente del Trucho (Asque-Colungo, Huesca) (Piqué, 1995); CDG Cueva del Gato (Épila, Zaragoza) (Badal et al, 2012); LBÑ Los Baños (Ariño, Zaragoza) (Badal, 2004); CDC Cabezo de la Cruz (La Muela, Zaragoza) (Badal, 2009; 2014; Carrión, 2009); FRII Forcas II (Graus, Huesca) (Alcolea, 2014); ANG Ángel I (Ladruñán, Teruel) (Alcolea, e.p.); EPL Espantalobos (Quicena, Huesca) (Montes et al, 2015a; Alcolea, e.p.); RLG Rambla de Legunova (Biel, Zaragoza) (Montes et al., 2015b); ESPL Esplugón (Billobas-Sabiñanigo, Huesca) (Utrilla et al., e.p.; Alcolea, e.p.); CTR Coro Tracito (Tella, Huesca) (Obea, 2015); CPF Cova de Punta Farisa (Fraga, Huesca) (Ros, 1993); MDR Masada de Ratón (Candasnos, Huesca) (Ros, 1995); VCM Vincament (Fraga, Huesca) (Piqué, 2003); DRO Cueva Drólica (Sarsa de Surta, Huesca) (Montes et al, e.p.); MON Moncín (Borja, Zaragoza) (Wetterstrom, 1994); COS Las Costeras (Formiche Bajo, Teruel) (Serrano et al., 1997); COD La Codera (Alcolea de Cinca, Huesca) (Piqué, 2008); TDR Tozal de Regallos (Candasnos, Huesca) (Ros, 1995); SEG Segeda (Mara, Zaragoza) (Carrión, 2005).
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1
1
Los estudios antracológicos en depósitos del Holoceno Temprano publicados hasta la fecha no tampoco muy numerosos. Para el Mesolítico contamos con dos estudios realizados por E. Badal en los yacimientos de Los Baños (Ariño, Teruel), con una ubicación de media montaña muy interesante pero con un registro bastante limitado, y la cabaña mesolítica del Cabezo de la Cruz (La Muela, Zaragoza), situado en el sector central de la depresión del Ebro (Figura 3), publicados en sendas monografías de los yacimientos (Badal, 2004; 2013).
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías Para este período, contamos también con algunos datos preliminares publicados o en prensa de estudios que están en curso en estos momentos en la Universidad de Zaragoza en el seno del Grupo de Investigación Primeros Pobladores del Valle del Ebro. Hasta la fecha se han publicado algunos datos de los registros mesolíticos del Abrigo del Ángel I (Ladruñán, Teruel) (Alcolea, e.p.) en el Sistema Ibérico y de Forcas II (Graus, Huesca) (Alcolea, 2014), Espantalobos (Quicena, Huesca) (Montes et al., 2015a; Alcolea, e.p.), Esplugón (Billobas-Sabiñanigo, Huesca) (Utrilla et al., e.p.; Alcolea e.p.) y Rambla de Legunova (Biel, Zaragoza) (Montes et al., 2015b) en el Prepirineo; algunos de ellos con secuencias que continúan con ocupaciones neolíticas y se adentran en el Holoceno Medio. La mayoría de estos yacimientos se ubican en una zona muy concreta, las altitudes medias de ambos sistemas montañosos, que constituyen las áreas peor documentadas arqueobotánicamente en toda la Prehistoria de Aragón (Figura 3). Para el período Neolítico contamos también con los datos, aunque preliminares, de la cueva de Coro Trácito (Tella, Huesca), en un contexto de alta montaña, publicados este mismo año (Obea, 2015). Atendiendo a los resultados, vemos como el pinar continúa siendo el elemento arbóreo predominante durante el Holoceno Temprano. No obstante, estos registros nos plantean algunos retos interesantes, como la presencia de distintas especies de pinos (Pinus halepensis en la depression central y Pinus tipo sylvestris en áreas montañosas) con diferentes exigencias ecológicas, que acompañados de diferentes cortejos florísticos nos están hablando de la distribución de los pisos bioclimáticos en este periodo de cambio ambiental. En el sector central de la Depresión del Ebro, con los depósitos de Espantalobos (Montes et al., 2015a; Alcolea, e.p.) y Cabezo de la Cruz (Badal, 2014), vemos aparecer algunos elementos típicos de la flora mediterránea como la coscoja/ encina (Quercus coccifera/ilex), la alardiena/falsa alardiena (Phillyrea/Rhamnus) o el romero (Rosmarinus officinalis) (Tabla 2). Estos elementos mediterráneos conviven con otros de tendencia mesófila como arce (Acer sp.), boj (Buxus sempervirens), acebo (Ilex aquifolium), roble (Quercus sp. caducifolio), avellano (Corylus avellana) o tejo (Taxus baccata) que ganan importancia con la altitud como muestran los depósitos de Esplugón (Utrilla et al., 2015; Alcolea, e.p.) y, en mayor medida, Coro Trácito (Obea, 2015). Por otro lado, este periodo concentra uno de los principales temas de debate actual en la paleoecología holocena: el comienzo de la antropización en el medio y el uso indiscriminado del fuego para acelerar los procesos deforestadores. Estos procesos antrópicos coinciden con un periodo marcado por los índices de mediterraneidad y aridez como es el Holoceno Medio, por lo que es difícil determinar la influencia de ambos factores en este proceso, para lo que es muy importante la realización de estudios multidisciplinares.
4.2.3. Edad del Bronce y Hierro El Holoceno Reciente es el periodo mejor documentado para la antracología aragonesa. Contamos con los estudios llevados a cabo por M.T. Ros en los años 90 en Cova de
Punta Farisa (Fraga, Huesca), Masada de Ratón (Candasnos, Huesca), Tozal de Regallos (Candasnos, Huesca) (Ros, 1993; Vila y Piqué, 2012) concentrados en el sector central de la Depesión del Ebro junto a la frontera catalana (Figura 3). Los datos de Masada de Ratón y Tozal de Regallos permanecerán inéditos hasta su publicación por S. Vila y R. Piqué (2012) en un trabajo de síntesis centrado en la zona de la plana occidental catalana. Dentro de este mismo ámbito, tenemos los trabajos también inéditos hasta 2012 de R. Piqué en Vincament (Fraga, Huesca) y La Codera (Alcolea de Cinca, Huesca) (Vila y Piqué, 2012).
Figura 2. Distribución de los yacimientos mencionados en el texto en los diferentes pisos bioclimáticos. Elaborado a partir de Costa et al., 1997. FSC Fuentes de San Cristóbal (Veracruz, Huesca); FTR Fuente del Trucho (AsqueColungo, Huesca); CDG Cueva del Gato (Épila, Zaragoza); LBÑ Los Baños (Ariño, Zaragoza); CDC Cabezo de la Cruz (La Muela, Zaragoza); FRII Forcas II (Graus, Huesca); ANG Ángel I (Ladruñán, Teruel); EPL Espantalobos (Quicena, Huesca); RLG Rambla de Legunova (Biel, Zaragoza) (Montes et al., 2015b); ESPL Esplugón (BillobasSabiñanigo, Huesca); CTR Coro Tracito (Tella, Huesca); CPF Cova de Punta Farisa (Fraga, Huesca); MDR Masada de Ratón (Candasnos, Huesca); VCM Vincament (Fraga, Huesca); DRO Cueva Drólica (Sarsa de Surta, Huesca); MON Moncín (Borja, Zaragoza); COS Las Costeras (Formiche Bajo, Teruel); COD La Codera (Alcolea de Cinca, Huesca); TDR Tozal de Regallos (Candasnos, Huesca); SEG Segeda (Mara, Zaragoza.). También en la Depresión central del Ebro contamos con el trabajo de E. Badal y Y. Carrión en los poblados de la Edad del Bronce y del Hierro del Cabezo de la Cruz (La Muela, Zaragoza) (Badal, 2009; Badal et al., 2008; Carrión, 2009) y el trabajo de W. Wetterstrom en el poblado de la Edad del Bronce de Moncín (Borja, Zaragoza) (Wetterstrom, 1994). En áreas de influencia montañosa contamos con los datos de los yacimientos de Segeda (Mara, Zaragoza) (Carión, 2007; Pérez Jordá et al., 2007) y Las Costeras (Formiche Bajo, Teruel) llevado a cabo de nuevo por M.T. Ros (Picazo et al., 1997), ambos en la Cordillera Ibérica, y el trabajo que hemos llevado a cabo en la Cueva de Drólica (Sarsa de Surta, Huesca) (Montes et al., e.p.) en un contexto pirenaico.
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Figura 3. Mapa de situación. Superior izquierda: Localización del territorio aragonés en relación con las grandes unidades geográficas españolas. Localización de los yacimientos aragoneses con estudios antracológicos publicados (blanco), y los yacimientos con trabajos en curso en el seno del Grupo Primeros Pobladores del Valle del Ebro publicados o en prensa (negro). Superior derecha: Paleolítico Medio y Superior: 1. Fuentes de San Cristóbal (Veracrúz, Huesca), 2. Fuente del Trucho (AsqueColungo, Huesca), 3. Cueva del Gato (Épila, Zaragoza). Inferior izuiqerda: Mesolítico y Neolítico: 4. Coro Trásito (Tella, Huesca), 5. Esplugón (Billobas-Sabiñánigo, Huesca), 6. Rambla de Legunova (Biel, Zaragoza), 7. Espantalobos (Quicena, Huesca), 8. Forcas II (Graus, Huesca), 9. Cabezo de la Cruz (La Muela, Zaragoza), 10. Los Baños (Ariño, Teruel), 11. Ángel I (Ladruñán, Teruel). Inferior derecha: Edad del Bronce y Hierro: 12. Drólica (Sarsa de Surta, Huesca), 13. Moncín (Borja, Zaragoza), 14. Cabezo de la Cruz (La Muela, Zaragoza), 15. Segeda (Mara, Zaragoza), 16. La Codera (Alcolea de Cinca, Huesca), 17. Cova de Punta Farisa (Fraga, Huesca), 18. Masada de Ratón (Fraga, Huesca), 19. Vincament (Fraga, Huesca), 20. Tozal de Regallos (Candasnos, Huesca), 21. Las Costeras (Formiche Bajo, Teruel).
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías Estos registros evidencian una enorme diversificación de las especies documentadas con respecto a periodos anteriores (Tabla 2). También constatamos la aparición cuantitativamente significativa de las llamadas “especies antrópicas”2 como el madroño (Arbutus unedo), el romero (Rosmarinus officinalis), las jaras (Cistaceae), el boj (Buxus semperirens) o el propio pino carrasco (Pinus halepensis), escasamente documentadas en registros más antiguos. En los depósitos de la Edad del Hierro de Segeda y el Cabezo de la Cruz se documentan por primera vez el pino piñonero/rodeno (Pinus pinea/pinaster) en esta region. Las coníferas, especialmente los pinos, además de diversificarse especificamente, parecen tener de nuevo una importante presencia en este periodo (Tabla 2). Aparentemente es el hombre quien abre nuevamente el paisaje favoreciendo la implantación de este tipo de especies forestales amantes del sol y los espacios abiertos. Y aquí finalizamos nuestro recorrido por el mapa antracológico aragonés ya que, hasta la fecha, en Aragón no se han publicado estudios arqueobotánicos en yacimientos de época histórica. Las claves para la reconstrucción de la evolución de la vegetación y el aprovechamiento humano de los recursos en época romana y medieval quedan todavía por descubrir.
5. CONSIDERACIONES FINALES La antracología en contextos arqueológicos tiene por objeto de estudio los medios desaparecidos y sus transformaciones, así como todos los usos de la madera recolectada por el hombre como materia prima desarrollando una doble vertiente paleoecológica y paleoeconómica. Junto con la determinación taxonómica, la aplicación de herramientas novedosas en el campo de la dendrometría puede aportarnos una valiosa información acerca del aprovechamiento humano de los recursos vegetales leñosos. Pero esta información sólo es extraíble a partir de la aplicación de una metodología adecuada desde el trabajo de campo hasta el trabajo de laboratorio. Los resultados obtenidos por esta disciplina dependen totalmente de la rigurosidad en el trabajo de campo y la aplicación de estrategias de muestreo sistemáticas y exhaustivas encaminadas a la recuperación de macrorrestos vegetales. Cada uno de los contextos arqueológicos que documentamos en un yacimiento está reflejando un uso distinto de la madera por lo que se deben muestrear separadamente, para lo que es recomendable la combinación de diversas estrategias de muestreo y procesado del sedimento. En este trabajo hemos recogido los datos procedentes de una veintena de yacimientos aragoneses ubicados cronológicamente entre el Paleolítico Medio y la Edad del Hierro total o parcialmente publicados hasta la fecha. Aunque de forma general hemos observado algunas tendencias en la
evolución diacrónica de la vegetación y el aprovechamiento humano de la madera como combustible, los grandes vacíos espaciotemporales hacen que nuestro conocimiento sea a día de hoy límitado, a pesar de la proliferación de estudios en los últimos años. El Valle Medio del Ebro es un territorio enormemente complejo a nivel biogeográfico y paleoclimático por lo que es importante la multiplicación de trabajos pluridisciplinares que nos permitan documentar convergencias y divergencias entre distintas secuencias. La aportación de la antracología como disciplina puede ser clave para describir y entender la evolución diacrónica de la vegetación paralela a la evolución cultural y el comienzo de la antropización en el medio en este territorio.
AGRADECIMIENTOS Este estudio se ha realizado en el marco del Grupo de Investigación Consolidado Primeros Pobladores del Valle del Ebro cofinanciado por el Gobierno de Aragón y el Fondo Social Europeo. M. Alcolea disfruta de una ayuda predoctoral de Formación del Personal Investigador (Ref: BES-2012-053828) concedida por el Ministerio de Economía y Competitividad. Este trabajo forma parte del proyecto de investigación ‘Transiciones climáticas y adaptaciones sociales en la Prehistoria de la Cuenca del Ebro’ (HAR2014-59042-P).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Alcolea, M. (2014): Antracología: la gestión del combustible en la ocupación mesolítica de Forcas II. En La peña de las Forcas. Graus, Huesca. Un asentamiento en la confluencia del Ésera y el Isábena, Utrilla, P. y Mazo, C. (eds.). Monografías Arqueológicas 46, pp. 87-94. Universidad de Zaragoza. Alcolea, M. [en prensa]: Mesolithic fuel use and woodland in the Middle Ebro Valley (NE Spain) through wood charcoal analysis. Quaternary International. Allué, E. (2002): Dinámica de la vegetación y explotación del combustible leñoso durante el Pleistoceno Superior y el Holoceno del Noreste de la Península Ibérica a partir del análisis antracológico. Tesis doctoral. Universitat Rovira i Virgili (Tarragona). http://hdl.handle.net/10803/8601 Arnanz, A. M. (1993): Recuperación de macrorrestos vegetales en contextos arqueológicos. Trabajos de Prehistoria 50 (1), 229-234. Badal, E. (1987): La Antracología: Método de recogida y estudio del carbón prehistórico. Saguntum 21, 169-182. Badal, E. (1992): L’anthracologie préhistorique: à propos de certains problèmes méthodologiques. Bulletin de la Société
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Cabezo de la Cruz (La Muela, Zaragoza), Picazo, J.V. y Rodanés, J:M. (dirs.), pp. 155-169. Gobierno de Aragón.
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NOTAS ACLARATORIAS 1
Esta categoría hace referencia a cualquier elemento botánico que se pueden observar a simple vista aunque haya que utilizar microscopía de diferentes tipos para su identificación. Al ser resultado de la actividad humana nos proporcionan información de las estrategias socioeconómicas de la sociedad que las produjo además de darnos una información paleoecológica.
2
Se trata de especies, generalmente pirófitas, que encuentran un medio privilegiado para su desarrollo en los espacios abiertos creados por el hombre que tala y quema los bosques para crear campos de cultivo y donde estas especies van ganando terreno progresivamente a la vegetación original.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
52.
NUEVAS METODOLOGÍAS DE DOCUMENTACIÓN PARA INVESTIGACIÓN Y DIFUSIÓN DEL ARTE RUPESTRE EN ARAGÓN
LA
Manuel Bea Martínez1, Jorge Angás Pajas2 1
Investigador “Torres Quevedo” (3D Scanner + MINECO). Grupo PPVE, Universidad de Zaragoza 2 3D Scanner Patrimonio e Industria. Grupo PPVE, Universidad de Zaragoza Manuel Bea Martínez, manubea@unizar.es
RESUMEN El desarrollo de las nuevas tecnologías en la documentación del patrimonio cultural lleva implícita la adopción de una combinación de métodos y técnicas tanto en Investigación como en la difusión de sus resultados. Sin embargo, la velocidad del progreso tecnológico junto con la inmediatez social no permite establecer una lógica procesual en el conjunto de procedimientos y técnicas necesaria en todo proyecto de documentación patrimonial. Este trabajo pretende establecer una breve reflexión sobre el estado de la cuestión, subrayando cada una de las dificultades actuales en la representación del patrimonio en general y del arte rupestre en particular. Para cada una de éstas se aportan puntos de partida que contribuyen a establecer un correcto desarrollo en el proceso de creatividad, innovación, cultura y educación. Con todo ello, se debe atender a la necesidad manifiesta de tratar de alcanzar un consenso acerca de la creación y uso de un protocolo de documentación globalmente aceptado. PALABRAS CLAVE: Arte rupestre; Documentación; Nuevas tecnologías; Investigación; Difusión.
ABSTRACT New technologies development on providing evidence for the Cultural Heritage leeds to the necessity of a combination of diffetent methods and techniques for the research and the diffusion of the results. However, the fast technological development, in addition to social immediacy, goes so quickly that it is impossible to establish a logic process in the group of methods and techniques that are necessary in every research project. This paper tries to establish a brief reflection on the state of the art, by highlighting any current difficulties about the representation of the cultural heritage in general and rock art in particular. Starting points are provided for each one of those aspects in order to contribute to establish a correct development on creation, innovation, culture and education processes. With all, we would like to highlight the need of trying to reach a global consensus about the creation and use of a protocol on providing evidence for the cultural heritage. KEYWORDS: Rock Art; Evidence; New Technologies; Research; Diffusion.
1. INTRODUCCIÓN Dentro del amplio mundo del Patrimonio confluyen gran cantidad de campos de estudio y análisis que conforman, en sí mismos, verdaderos temas de especialización (investigación, gestión, difusión) de horizontes muy amplios. El arte rupestre aparece como uno de los bienes culturales más singulares del contexto arqueológico y en él es posible conjugar, por medio del uso de las nuevas tecnologías para la documentación, las dos vertientes más destacadas: Investigación y Difusión. En modo alguno debemos considerar el uso de las nuevas tecnologías como un fin en sí mismo. La creciente tecnificación de la Arqueología (y de los arqueólogos o prehistoriadores), como parte de una moda global, ha afectado, y hasta cierto punto de forma negativa, a la propia profesión o, al menos,
a una parte de los estudios que se realizan en este campo. Considerar la documentación tecnológica como un fin es un grave error que lleva a desdibujar la verdadera labor del investigador que no es otra que la de tratar definir el agente que se encuentra detrás de todo el registro arqueológico que nos llega en cualquiera de sus formas, el Ser Humano. Las nuevas tecnologías deben ser consideradas ni más ni menos como lo que son, un medio de documentación que mejora considerablemente la obtención de datos (información) y, por lo tanto, la materia prima con la que trabaja el investigador. Pero en modo alguno deberíamos ir más allá en su consideración. No es un “fin” sino un “medio” para lograr la verdadera finalidad de la investigación, en nuestro caso, conocer mejor a las sociedades creadoras del arte rupestre.
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En el presente análisis abordaremos un amplio recorrido por los conjuntos rupestres estudiados durante los últimos años en Aragón, haciendo hincapié en las diferentes técnicas de documentación llevadas a cabo (fotografía digital, tratamiento digital de la imagen, documentación geométrica mediante fotogrametría, escáner láser o de luz blanca estructurada), y en cómo éstas metodologías han determinado un mejor conocimiento del objeto de estudio, pudiendo ofrecer nuevas percepciones, perspectivas de análisis e interpretaciones.
en el panorama investigador y de difusión en la materia de estudio propuesta - apuesta por la obtención de productos de difusión que apuesten por un impulso económico-social en localidades de ámbitos rurales, incrementando la cultura científica de la sociedad
Por otra parte, la difusión debe ser atendida y cuidada de forma muy especial, ya que se trata de una especie de traducción final de los datos obtenidos en la investigación que deben servir no sólo para dar a conocer sino también para formar y concienciar. Así pues, debe aunar rigurosidad en el medio y claridad en la exposición. También aquí las nuevas tecnologías nos ofrecen un amplio y rico abanico de posibilidades, algunas de las cuales se han llevado a cabo sobre los conjuntos rupestres aragoneses a través de proyectos que han tenido como finalidad, precisamente, la de hacer partícipe a la sociedad en general, y a la aragonesa en particular. Para ello se analizan diferentes propuestas de difusión asociadas a las nuevas tecnologías en materia de documentación gráfica y geométrica para el arte rupestre como son la plataforma web ARAM (Arte Rupestre y Accesibilidad Multimedia), la Visita Virtual por los conjuntos rupestres del Parque Cultural del río Vero o la aplicación para dispositivos móviles Matarranya Rock Art.
Respecto a los procesos empleados resulta totalmente necesario fijar y documentar el procedimiento contemplado, los materiales utilizados, la resolución aplicada, la documentación previa, etc., una información que forma parte de los denominados metadatos. Todo ello se debe entender como un conjunto de contenidos periféricos, necesarios para comprender el resultado final. Esta misma información será la encargada de facilitar el estudio y mejorar, en un futuro, la sistémica procesual a través de los metadatos generados.
2. OBJETIVOS A partir de los diferentes trabajos de documentación y procesado de datos obtenidos con fines de investigación es posible generar información de distinta naturaleza (gráfica y teórica) orientada a diferentes campos de actuación: gestión administrativa, prevención, conservación y difusión. Se ha desarrollado un sistema de registro que combina los datos adquiridos mediante tecnología escáner 3D, fotografía esférica terrestre y aérea, calcos digitales y su organización en fichas de acceso digital. Todo ello ofreciendo siempre archivos de libre acceso, para cuya consulta no es necesario el uso de programas propietarios o de difícil manejo. A partir de objetivos iniciales relacionados directamente con la investigación pudimos concluir que parte de los instrumentos generados podían contribuir de forma efectiva a la propia difusión de los resultados de la investigación. Desde esta perspectiva los objetivos finales para Investigación y Difusión varían, aunque en el proceso de documentación (obtención de datos) para el arte rupestre que venimos desarrollando se conjugan métodos y técnicas en los que se destacan los siguientes aspectos: - desarrollo, innovación y mejora de procesos de documentación tecnológicos existentes - propuesta de aplicación de nuevas tecnologías en materia de documentación geométrica y gráfica, de absoluta novedad
524
3. METODOLOGÍA
Desde 2005 se ha ido desarrollando un protocolo de documentación de conjuntos con arte rupestre en el que se contemplan diferentes apartados: fotografía (con diferentes escalas según la finalidad de la misma, pudiéndose aplicar distintas técnicas como fotografía esférica terrestre y aérea, focus stacking, fotografía nocturna, multiespectral, etc…); tratamiento digital de la imagen; confección de calcos digitales; documentación geométrica (mediante diferentes sistemas: escáner láser, escáner de luz blanca estructurada, fotogrametría), etc. A partir de la aplicación de estas técnicas documentales se generan diferentes tipos de archivos con los que se obtienen distintas informaciones válidas tanto para la investigación como para la difusión. En cualquier caso, desde que se comenzaron a aplicar las nuevas tecnologías en el estudio y documentación del arte rupestre en Aragón (Martínez Bea, 2005; Martínez Bea et al., 2009; Angás, 2012 y 2015; Bea, 2012) no sólo se han ido mejorando atendiendo a una cada vez mejor y más asequible tecnología, sino también al planeamiento de un procedimiento estandarizado de documentación integral y exhaustiva aplicado a cada conjunto rupestre. Este protocolo de actuación, en el que se combinan diferentes técnicas y métodos, lo hemos aplicado de forma general para el estudio de los conjuntos rupestres aragoneses atendiendo a las particularidades propias de cada abrigo.
3.1. Documentación geométrica En la documentación realizada sobre conjuntos aragoneses se han empleado esencialmente dos métodos diferentes: escaneado y fotogrametría, si bien ha sido el primero de ellos el más usado por la precisión que aportan los modelos generados. El uso del escáner 3D de alta resolución se ha postulado como una herramienta de primer orden en el estudio del arte
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías rupestre. Su aplicación en conjuntos decorados se muestra muy pertinente al logra conjugar una fiel reproducción del soporte rocoso en el que se realizan las pinturas, a la vez que se obtiene una imagen fotográfica de calidad referenciada con respecto al modelo tridimensional del abrigo. La minuciosidad en la recogida de datos (hasta 25 millones de puntos por lectura), y la posibilidad de georreferenciar todos los puntos topográficamente, permite crear por primera vez un verdadero archivo documental geométrico de manera eficaz y objetiva, lo cual permite reproducir cualquier superficie al milímetro, una precisión gracias a la cual se pueden realizar controles de conservación tanto de las pinturas como del soporte (aparición de grietas, exfoliación de la roca, descamación...). Junto a esto, la técnica ofrece un amplio abanico de resultados: desde planimetrías de secciones, plantas o alzados arquitectónicos conservando la textura origina del modelo, hasta ortoimágenes rectificadas, modelados tridimensionales, visualizaciones en web, videos interactivos, comparación de estructuras, análisis de patologías de superficies... a la vez que permite escanear el entorno de la estación decorada, con lo que ésta no aparece descontextualizada sino inscrita en el medio. El uso del escáner láser (de diferencia de fase) ha sido habitualmente aplicado para la documentación del abrigo propiamente dicho, entendido éste como el soporte pétreo en el que se representaron los paneles pictóricos. Sin embargo, se ha empleado de forma complementaria un escáner de luz blanca estructurada, cuyo funcionamiento es similar a los escáneres de triangulación, si bien la diferencia principal radica en que en lugar de utilizar luz láser se emplea luz blanca estructurada según unos patrones conocidos que iluminan el objeto escaneado. Las texturas se pueden captar de igual modo gracias a cámaras métricas integradas en el propio aparato. Mediante esta metodología se obtienen excelentes resultados de superficies relativamente reducidas, consiguiendo precisiones de micras, con una textura final del modelo tridimensional mediante el ajuste sobre el mallado de un mosaico fotográfico de alta resolución referenciado por medio de puntos de control tomados con estación total.
3.2. Fotografía y elaboración de calcos El estudio se ha planteado considerando el arte rupestre como parte del registro arqueológico, sometiéndolo a varios niveles de análisis: estudio formal (estilo, color, técnica de las representaciones, soporte…) y análisis espacial, intentando delimitar territorios, áreas de captación, desplazamientos… El análisis formal del arte rupestre es básico porque es una de las pocas vías que permiten su estudio. Además, si abordamos el arte como objeto espacialmente situado, las variables susceptibles de estudio son numerosas, dependiendo de la escala utilizada: características y aprovechamiento del soporte, orientación de los paneles, localización general y relativa de los paneles, características geográficas de las áreas de localización del arte rupestre, paralelos con otras manifestaciones arqueológicas.
Figura 1. Registro tridimensional de conjuntos rupestres mediante escáner de luz blanca estructurada y láser de diferencia de fase. La primera de las fases de documentación es el registro fotográfico, que se nos presenta como esencial para el correcto desarrollo de las siguientes. Sin duda, en los estudios sobre arte rupestre la captura fotográfica de las pinturas resulta básica, y como muestra de esta preocupación se han puesto en marcha algunos proyectos que tienen como objetivo la realización de un corpus de imágenes levantinas con la calidad suficiente como para ser consultadas y empleadas por investigadores del arte rupestre.
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Figura 2. Proceso de documentación fotográfica. En el registro fotográfico se realizan numerosas tomas en función de la hora del día, para aprovechar las variaciones lumínicas que alteran la percepción de las propias pinturas, así como fotografía nocturna con apoyo de iluminación artificial que permite un mayor control y homogeneidad lumínica. Asimismo, las fotografías centradas en los motivos pictóricos se toman con trípode o incluso con un rail estabilizado para realizar barridos fotográficos de perfecto ajuste; uso de disparador remoto para evitar trepidaciones; y escalas gráficas y colorimétricas (Passport Color-Checker), para ayudar en la tarea de ajustes de escala y radiométricos del color.
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En el proceso de documentación seguido en los conjuntos rupestres aragoneses destaca la confección de fotografías equirrectangulares o esféricas. Estas fotografías que ayudan a texturizar los modelos tridimensionales generados mediante el escaneado de los abrigos tienen una importante vertiente en el campo de la difusión. A partir de estas imágenes (capaces de interactuar con el giróscopo de dispositivos móviles) se logra contextualizar el conjunto rupestre en su entorno geográfico, aspecto que permite dotar de mayor contenido y comprensión espacial a los propios abrigos decorados. Estas fotografías esféricas pueden ser tanto terrestres (al pie o en el interior de los conjuntos rupestres) como aéreas.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías Estas últimas, realizadas mediante sistemas UAV, amplían el campo de visión geográfico en el que se insertan los conjuntos rupestres, pudiendo servir para la estructuración de presentaciones virtuales de agrupaciones de conjuntos rupestres dispersos. En todo caso, las fotografías obtenidas sirven de base o repositorio documental y, a partir de éstas, es posible comenzar con el trabajo sobre las mismas. Así, al extendido tratamiento digital de imágenes con programas como Photoshop© o Illustrator© se ha unido en los últimos años, y como herramienta complementaria, el uso del plugin D-Stretch©. Se trata de un software que permite la mejora del visionado de las imágenes rupestres mediante el aumento de la saturación de los colores. Su versatilidad, buenos resultados y facilidad de manejo han determinado que su uso se haya extendido de forma generalizada entre los estudios del arte rupestre. El ideal del sistema de documentación tradicional era la realización calcos. Actualmente, para la mayoría de los investigadores los calcos siguen siendo la fuente principal de documentación, si bien la metodología empleada en la actualidad permite la realización de los mismos sin tener que tocar las pinturas. Las posibilidades que ofrece el empleo de las nuevas tecnologías en los estudios prehistóricos resultan aún más apreciables en determinados aspectos del trabajo que podrían definirse como meramente mecánicos o de campo. La generalización en el uso de la tecnología digital permite obtener calcos de gran calidad y, sobre todo, sin intervenir físicamente sobre las pinturas rupestres. En cada uno de los procesos referidos resulta totalmente necesario fijar y documentar cuáles han sido: el procedimiento que se sigue, los materiales utilizados, la resolución aplicada, la documentación previa, etcétera.
4. RESULTADOS El Patrimonio Cultural en general no ha sido ajeno a este proceso, lo que ha llevado al surgimiento de un movimiento que se ha dado en llamar public archaeology. Con ésta se ha pretendido, esencial e inicialmente en países anglófonos, redefinir las relaciones entre el sector profesional e investigador de la arqueología y el público en general o sociedad, tratando de mejorar la imagen pública de la disciplina (Holtorf, 2007). Todo ello ha llevado a hablar de una forma de democratisation of communication, activity or administration; through communication with the public (Richardson, 2014: 444), subrayando la importancia de conceptos tan interesantes como el de “digital communities” (Smith y Waterton, 2009: 121) como resultado de la interacción comunicativa de los usuarios.
Esta tendencia aludida ha experimentado un gran auge debido a varios factores. Por un lado, la creciente implicación social de la arqueología, sobre todo en países anglófonos1, en los que ha existido tradicionalmente una mayor conciencia del componente profesional en materia de Patrimonio Cultural con la sociedad (Rodríguez y Matas, 2013) pero también apreciable en experiencias más cercanas (Vaquerizo y Ruiz, 2013). El componente social de la arqueología, especialmente en la difusión de los resultados extraídos de la investigación, no sería nada sin la sociedad que la genera y sostiene (Vaquerizo, 2013). Junto a este componente más de carácter social, debemos atender igualmente al tecnológico, el acceso global al mismo y las nuevas tendencias surgidas en los últimos años, sobre todo en la web (Martínez y Ruiz, 2013) y en especial el uso de software libre.
4.1. Plataforma web: Proyecto ARAM En este primer apartado se destaca el Proyecto ARAM2 (Arte Rupestre y Accesibilidad Multimedia), en el que se ha tratado de establecer un protocolo en el proceso de documentación del arte rupestre, apostando por la obtención de resultados que favorecieran la transmisión de conocimientos y la difusión del valor histórico y cultural de los conjuntos decorados. Se ha concebido como un espacio de mejora de la accesibilidad virtual a los abrigos rupestres para todo el mundo, tratando de rellenar vacíos de conocimiento en la línea de lo apuntado por diversos autores y para distintos contextos patrimoniales (Hall y Piggin, 2002; Lewenstein, 2003), aunque flexibilizando el acceso a los contenidos y la interacción con los mismos (Vaquerizo y Ruiz, 2013), además de ofrecer ventajas como la inmediatez de la información y la calidad gráfica de los resultados, aportando información adicional. El desarrollo de este proyecto se presenta como un espacio de consulta científico-técnica, pero también como un almacén de documentación gráfica digital (fotografías del abrigo, del entorno, de los motivos rupestres o detalles de éstos, imágenes 360º, infografías, imágenes tridimensionales, fichas de contenido teórico…) que aúna un importante componente de difusión gráfica y visual estructurado a partir de una rigurosa base científica.
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Figura 3. Diferente tipología de información en la web ARAM.
4.2. Recorrido virtual PCrV
4.3. App Matarranya Rock Art
Recorrido virtual por los conjuntos rupestres del Parque Cultural del río Vero3. El desarrollo del Recorrido Virtual se entiende, por tanto, como un elemento de ordenación, organización y articulación no sólo del bien patrimonial sino también, en cierta medida, del medio natural y geográfico. Sirve además como símbolo con el que se identifica una población y como elemento aglutinador y recurrente, un referente que conforma un nuevo paisaje en el que se vertebran la población y los propios hechos históricos.
Como aspecto más novedoso se apunta la creación de una app que trata de aparecer como una experiencia que va un poco más allá es la generación de aplicaciones para dispositivos móviles: Matarranya Rock Art4 se concibe como una herramienta didáctica orientada a la recuperación del arte rupestre destruido del término de Cretas (Teruel). Para ello, y mediante la generación de modelos tridimensionales, fotografías esféricas 360º, elaboración de calcos digitales y la restitución virtual de los motivos pictóricos, se permite conocer los conjuntos rupestres destruidos no sólo en su estado de conservación actual, sino también tal cual eran al ser descubiertos y cómo debieron de ser nada más realizarse por los artistas levantinos. Junto al aparato gráfico se ofrecen fichas descriptivas de los motivos rupestres, ampliando la información sobre los conjuntos así como del arte levantino en general. Mediante la integración de diferentes tecnologías (escáner 3D, fotogrametría, fotografía y restitución digital) se ha encontrado una fórmula respetuosa que permite restaurar digitalmente los conjuntos destruidos, logrando una restitución integral que recupera la ausencia del bien.
Los objetivos básicos del Recorrido Virtual tratan de contar con un sistema que permita el conocimiento e interactuación con los diferentes tramos arqueológicos (arte rupestre) en esta ruta, incorporando explicaciones relativas a los conjuntos presentando, de un modo didáctico, un espacio prehistóricoarqueológico articulado para el que resulta difícil dotar de un guía in situ.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías para el público en general, especialmente para aquellas personas no habituadas a la observación de arte rupestre.
• La posibilidad de aportar información que en el propio
abrigo o sin visita guiada sería imposible o muy difícil aportar.
• Al ser unas intervenciones digitales en todo el proceso,
totalmente inocua para el arte rupestre, no se interviene sobre el bien, optimizando la conservación del mismo y permitiéndonos modificar cualquier aspecto gráfico ante posibles novedades futuras.
• Con propuestas como las expuestas se consigue eliminar,
en la medida de lo posible, el sentimiento de frustración en el visitante que puede surgir al acceder a un conjunto rupestre en el que no puede ver nada.
5. CONCLUSIONES La heterogeneidad del registro que engloba el concepto de Patrimonio Cultural se diversifica de manera amplísima tanto en su contenido semántico como en los métodos y técnicas de documentación o en su propia difusión. Se convierte, de esta manera, en uno de los campos que más dificultades encontramos para su documentación, debido a la heterogeneidad de ejemplos que abarca y las diferentes particularidades que definen sus contenidos (materiales, formas, dimensiones, antigüedades, localizaciones, fragilidad…). Los métodos de documentación y difusión del patrimonio se encuentran influidos por el avance tecnológico como resultado de la denominada “sociedad de la información” y de su relación con las tecnologías de la información y de comunicaciones (TIC). Figura 4. Restitución virtual del abrigo de Els Gascons para la app Matarranya Rock Art.
4.4. Reflexiones desde la experiencia La experiencia acumulada durante los últimos 10 años en materia de documentación de conjuntos rupestres, tanto en abrigos al aire libre como en cuevas, nos ha permitido establecer un protocolo de actuación bien definido a partir del cual se abordan informaciones gráficas y geométricas que se combinan para ofrecer un registro preciso del objeto de análisis. Pero también nos ha servido para, desde un punto de partida ceñido a la investigación, ofrecer soluciones efectivas en la difusión de los resultados. En esta línea se destacan:
• La accesibilidad: inmediata y gratuita para todo el mundo
a través de las propuestas de difusión en plataforma web ARAM, visita Virtual a los conjuntos del Vero o con la aplicación Matarranya Rock Art.
• Propuestas gráficas que resultan sencillas y clarificadoras
Sin lugar a dudas, las nuevas tecnologías en el estudio del arte rupestre aparecen como una herramienta de primer orden que permite al investigador no sólo contar con más y mejores datos para su estudio, sino también la de cumplir con una de sus máximas responsabilidades, la de generar trasferencia de conocimiento a la Sociedad. Sin embargo, debemos tener en cuenta el peligro real que representa entender las nuevas tecnologías como un fin en la propia investigación. Esta tendencia se observa perfectamente en campos como la Arqueología y la Prehistoria5 que, en ocasiones, parecen necesitar de una apariencia externa de tecnificación que permita presentarse, de cara al exterior (Sociedad) o incluso al interior (otros investigadores), con un aspecto más “científico” o cientifista. Las nuevas tecnologías han mejorado sustancialmente la recogida de datos y con ello la posibilidad de investigar campos inexplorados o la mejora en otros ya conocidos, pero nunca deberían presentarse como un fin sino como un medio (entre otros muchos) para tratar de conocer mejor el verdadero objeto de estudio, que no es ni siquiera el bien patrimonial -arte rupestre en nuestro caso-, sino la sociedad que lo realizó.
529
la relación Administración-Universidad-Empresa, creando proyectos y convenios que permitan hablar de I+D+I+D. Las nuevas metodologías en la documentación del arte rupestre aparecen como el vehículo imprescindible para lograrlo.
AGRADECIMIENTOS Los diferentes trabajos de documentación y difusión referidos en el texto se han podido realizar a través de diversos proyectos: Proyecto ARAM (MECD, 296/4253); Proyecto PTQ-12-05640 (MINECO), Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales; Proyecto IMP-A1-003/13 (Departamento de Industria e Innovación del Gobierno de Aragón); y con el apoyo del Grupo “Primeros Pobladores del Valle del Ebro” (H-07-PPVE). Asimismo, queremos agradecer la implicación de diferentes personas y entidades en el desarrollo de estos trabajos: Parque Cultural de Albarracín, Parque Cultural del Maestrazgo, Parque Cultural del río Vero, Comarca del Matarraña/Matarranya.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Almansa, J. (ed.) (2013) Arqueología pública en España, Madrid, JAS Arqueología. Angás, J. (2011) “Valorización, difusión y estandarización de la documentación geométrica del patrimonio” en Documentación gráfica del Patrimonio (Publicación digital), Madrid, Ministerio de Cultura, pp. 154-163. Angás, J. (2012) “Nuevas técnicas de documentación geométrica y análisis del arte rupestre” en Mª.N. Juste, Mª.N:, Hernández, Mª.A., Pereta, A., Royo, J.I. y Andrés, J. (dirs.) Jornadas técnicas para la gestión del arte rupestre, Patrimonio Mundial, Huesca, Comarca del Somontano de Barbastro, pp. 61-71. Angás, J. (2015) Documentación geométrica del patrimonio cultural: análisis de las técnicas, ensayos y nuevas perspectivas. Tesis Doctoral, Departamento de Ciencias de la Antigüedad, Universidad de Zaragoza.
Figura 5. Diferentes vistas de los accesos a contenidos de la app “Matarranya Rock Art”. De arriba abajo: Localización y acceso; ortofotografía; imagen equirrectangular y menú de acceso; modelo tridimensional. Asimismo, consideramos que a la globalmente aceptada Investigación+Desarrollo+Innovación (I+D+I) se debería agregar también el concepto de Difusión. En esta línea creemos en la responsabilidad del investigador no sólo para alcanzar la máxima calidad en la investigación sino también en la creación de mecanismos efectivos de transferencia tanto tecnológica como de conocimiento a la sociedad. En buena medida todo esto sólo se podrá alcanzar potenciando
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Angás, J. y M. Bea (2014) “Propuesta conceptual y metodológica en la documentación gráfica y geométrica del arte rupestre: Proyecto ARAM (Arte Rupestre y Accesibilidad Multimedia)” en Medina-Alcaide, Mª.A., Romero, A.J. Ruiz-Márquez, R. y Sanchidrián, J.L. (coords.) Sobre rocas y huesos: las sociedades prehistóricas y sus manifestaciones plásticas, Córdoba, Fundación Cueva de Nerja y Universidad de Córdoba, pp. 348-365. Angás, J. y M. Bea (2015) “Propuesta metodológica para la accesibilidad multimedia del arte rupestre prehistórico” en Domínguez, A., García, J. y Lavado, P. (eds.) II Congreso Internacional de Educación y Accesibilidad, Huesca, Universidad de Zaragoza, vol. III, 925-934.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías Angás, J., M. Bea y J.I. Royo (2013) “Documentación geométrica mediante Láser Escáner 3D del arte rupestre de la cuenca del Matarraña (Teruel)” en Cuadernos Arte Rupestre, 6: 91-101. Bea, M. (2012) “Documentando el arte rupestre pictórico en Aragón” en Mª.N. Juste, Mª.N:, Hernández, Mª.A., Pereta, A., Royo, J.I. y Andrés, J. (dirs.) Jornadas técnicas para la gestión del arte rupestre, Patrimonio Mundial, Huesca, Comarca del Somontano de Barbastro, pp. 54-60. Bea, M. y J. Angás (2014) “The conservation of Spanish Levantine Rock-Art in Aragón, Spain, Using 3-D Laser Scanning” en Darvill, T. y Batarda, A.P. (eds.) Open-air rock art Conservation and Management State of the Art and Future Perspectives, London, Routledge Studies in Archaeology Series, pp. 159-166. Domingo, I. y M. Bea (en prensa) “From Science to Heritage: new challenges for World Heritage rock art sites in the 21st century” en Brady, L.M. y Taçon, P.S.C. (eds.) Relating to Rock Art in the Contemporary World: navigating symbolism, meaning and significance, Utah, University Press of Colorado. Hall, C.M. y Piggin, R. (2002) “Tourism business knowledge of World Heritage: a New Zealand case study” en International Journal of Tourism Research, 4, pp. 401-411. Holtorf, C. (2007) “Can you hear me at the back? Archaeology, Communication and Society” en European Journal of Archaeology, 10 (2/3), pp.149-165. Martínez Bea, M. (2005) Variabilidad estilística y distribución territorial del arte rupestre levantino en Aragón: el ejemplo de La Vacada (Castellote, Teruel), Zaragoza, Universidad de Zaragoza. Martínez Bea, M., Angás, J. y Sebastián, M. (2009) “Metodología” en Martínez Bea, M., Las pinturas rupestres
de La Vacada (Castellote, Teruel), Zaragoza, Monografías Arqueológicas, 43, Universidad de Zaragoza, pp. 33-39. Martínez, A. y Ruiz, A. (2013) “La digitalización del material arqueológico y su difusión en Internet” en Almansa, J. (ed.) Arqueología pública en España, Madrid, JAS Arqueología, pp. 439-452. Navarro, A. y Moreno, I. (2015) “Redefinición de las TIC en el museo: del discurso invasivo al inclusivo” en Complutum, 26, vol. 2, pp. 219-228. Lewenstein, (2003) Richardson, L. (2014) “The Day of Archaeology: blogging and online archaeological communities” en PCA, European Journal of Post-Classical Archaeologies, 4, pp. 421-446. Rodríguez, I. y Matas, F.J. (2013) “Arqueólogos contra “piteros”, “piteros” contra arqueólogos. Superar una incomprensión” en Almansa, J. (ed.) Arqueología pública en España, Madrid, JAS Arqueología, pp. 187-217. Salerno, V. (2013) “Arqueología pública: reflexiones sobre la construcción de un objeto de estudio” en Revista Chilena de Antropología, 27, pp. 7-37. Smith, L. y Waterton, E. (2009) Heritage, communities and Archaeology, London, Duckworth. Vaquerizo, D. (2013) Córdoba, a pie de tierra, Córdoba, El Almendro. Vaquerizo, D. y Ruiz, A. (2013) “Arqueología somos todos…” en J. Almansa (ed.) Arqueología pública en España, Madrid, JAS Arqueología, pp. 221-247. Vizcaíno, A. (2013) “Arqueología y sociedad. Entre el idilio y la incomprensión” en Almansa, J. (ed.) Arqueología pública en España, Madrid, JAS Arqueología, pp. 15-36.
NOTAS ACLARATORIAS Esta particularidad resulta muy notoria en determinados casos, esencialmente en Estados Unidos, donde la arqueología y trabajos relacionados con ésta (excavaciones, prospecciones…) quedan abiertos (con supervisión de especialistas) a la participación de asociaciones, aficionados y personas con cierto interés en la materia sin que, en todos los casos, deban acreditar su formación en la misma. Esta perspectiva se muestra más cerrada en el viejo continente, al menos en la experiencia española, donde toda actividad arqueológica con fines de investigación queda centralizada en universidades o en el CSIC sin que, en principio, exista participación de personas que no se hayan especializado en arqueología o sean estudiantes de especialidad. En esta tesitura es donde aparecen interesantes controversias acerca del propio término de “arqueología pública” y su definición, no carente de críticas (Almansa, 2013), visiones mitificadas de la profesión (Vizcaíno, 2013) o de problemáticas específicas, como la de los procesos de construcción de la interpretación del pasado (Salerno, 2013), etc.
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http://proyectoaram.tecnitop.com
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http://www.parqueculturalriovero.com/images/virtual/Recorrido_Virtual_PC_Rio_Vero.html Una experiencia orientada en la misma línea es la creada para la cueva de Maltravieso (Cáceres) que, en la medida de lo posible, resuelve el obligado cerramiento de la misma por cuestiones de conservación: http://patrimoniocultural.gobex.es/filescms/maltravieso/uploaded_files/Cueva_Maltravieso/Cueva_Maltravieso. html
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La aplicación cuenta con versión para sistema iOs y Android así como con una versión web: http://3dscanner.es/matarranya/
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Esta misma tendencia se puede observar en otros campos, por lo general humanísticos, como en el de la Museología, aspecto denunciado en trabajos recientes (Navarro y Moreno, 2015).
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
53. LA FOTOGRAMETRÍA COMO ALTERNATIVA AL REGISTRO DE MATERIALES ARQUEOLÓGICOS: SU APLICACIÓN EN LA CUEVA DE ELS TROCS Y VALMAYOR XI Héctor Arcusa Magallón1, Manuel A. Rojo Guerra2, José Ignacio Royo Guillén3, Cristina Tejedor Rodriguez4 Iñigo García Martínez de Lagrán5, Rafael Garrido Pena6 Profesional Autónomo Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Valladolid 3 Gobierno de Aragón. Dirección General de Cultura y Patrimonio 4 Arcadia-FUNGE (Fundación General de la Universidad de Valladolid) 5 Investigador Postdoctoral DEUI Gobierno Vasco, UPV/EHU Grupo IT622-13 6 Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad Autónoma de Madrid 1
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Héctor Arcusa Magallón, hectorarcusa@gmail.com
RESUMEN La fotogrametría es la técnica que permite convertir imágenes en 2D en modelos 3D con el objetivo de obtener las características geométricas de los objetos. Para ello el paso más importante es la captura de las fotografías que servirán de base para el posterior procesado mediante un software fotogramétrico. El resultado final es un modelo 3D con una textura fotorrealista y una geometría idéntica al modelo original. Los modelos tridimensionales obtenidos mediante esta técnica tienen grandes ventajas con respecto a las formas tradicionales de representación, tanto en el ámbito científico como en el de la difusión. En relación a esta última, un modelo tridimensional permite una mejor comprensión para el gran público que un dibujo plano. Además, su divulgación es más sencilla a través de redes sociales, museos virtuales, etc. En cuanto a la investigación, este tipo de modelos permiten toda una serie de acciones que antes sólo eran posibles teniendo la pieza original delante. Al ser modelos escalados, es posible tomar cualquier tipo de medidas, realizar las secciones que se deseen en cualquiera de los 3 ejes cartesianos, etc., opciones que nos permiten, además, agilizar los trabajos a la hora de elaborar dibujos arqueológicos “a la manera tradicional”. PALABRAS CLAVE: Fotogrametría; PhotoScan; Dibujo arqueológico; 3D, PDF3D.
ABSTRACT Photogrammetry is the technique which allows to convert 2D images to 3D models to obtain the object´s geometric characteristics. To achieve that, the most important step is the capture of the photographs that will serve as a base for the next processing made by a photogrammetric software. The final result is a 3D model with a photorealistic texture and an identical geometry to the original model. The tridimensional models obtained by this technique have many great advantages over the traditional ways of representation, not only in the scientific but also in the dissemination area. Related to this last one, a 3D model allows the public a better comprehension than the plane drawing. Moreover, its spreding is easier through social networks, virtual museums, etc. Regarding the investigation, this kind of models permit a whole range of actions that were possible in the past only having the original piece in front of oneself. As they are models done to scale, it is possible to take any kind of measures, make the sections you want in any of the 3 cartesian axis, etc., options that also allow us to accelerate the works when it comes to elaborate archaeologic drawing “in a traditional way”. KEYWORDS: Photogrammetry; PhotoScan; Archaeological drawing; 3D; PDF3D.
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1. INTRODUCCIÓN En el año 2009 se inició el proyecto “Los Caminos del Neolítico” (HAR2009-09027), con el que pretendíamos registrar el proceso de Neolitización hacia el Interior peninsular mediante la excavación de distintos yacimientos, de ecosistemas variados, localizados en el valle medio del Ebro. Fruto de esas intervenciones se ha recuperado una gran cantidad de materiales arqueológicos, entre los que destaca la cerámica, cuyo número varía notablemente en función de cada yacimiento. Así en Els Trocs (Bisaurri, Huesca) se han registrado cerca de 40000 fragmentos cerámicos, mientras que en Valmayor XI (Mequinenza, Zaragoza), la colección documentada ha sido mucho más modesta, en torno a los 700 restos. Ante tal cantidad de material cerámico a estudiar, se hizo necesaria una planificación que se materializó en el diseño del proyecto “Los Caminos del Neolítico II” (HAR2013-46800-p). Dado el volumen numérico de la colección cerámica, decidimos apostar por las nuevas tecnologías para su representación, buscando una solución que permitiera la elaboración sencilla de dibujos arqueológicos e inclinándonos, en este sentido, por la fotogrametría.
2. LA FOTOGRAMETRÍA La fotogrametría, según la ASPRS (American Society for Photogrammetry and Remote Sensing), “es el arte, la ciencia y la tecnología de obtener información confiable de objetos físicos y su entorno, mediante el proceso de exponer, medir e interpretar tanto imágenes fotográficas como otras, obtenidas de diversos patrones de energía electromagnética y otros fenómenos”. En otras palabras, es la conversión de imágenes bidimensionales en modelos tridimensionales con el objetivo de obtener las características geométricas de los objetos. Si bien la historia de la fotogrametría se puede remontar a los orígenes de la fotografía en el s. XIX, no es hasta principios del s. XX cuando aparece el primer hito: la fotogrametría analógica. Gracias a este nuevo método, los cálculos matemáticos comenzaron a sustituirse por instrumentos óptico-mecánicos, restituidores que, sin embargo, tenían un precio elevado, exigían de una calibración y de un montaje delicado, por lo que sólo podían ser utilizados por operadores profesionales. En los años 50, tuvo lugar otro de los hitos de la fotogrametría, la aparición de la fotogrametría analítica que, con el empleo de los primeros ordenadores, permitió desarrollar grandes cálculos de operaciones. De hecho, en 1953 el estadounidense Dr. Helmut Schmidt sentó las bases matemáticas de la fotogrametría analítica (Hernández, 2006:17-19). A partir de la década de los ‘90 se produjo el paso definitivo hacia la fotogrametría digital, posibilitado, en cierta medida, gracias a los avances tecnológicos en dos aspectos concretos. Por un lado, el desarrollo del hardware que ha permitido que los archivos de gran tamaño sean tratados mediante procesadores veloces, con un amplio almacenamiento de
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memoria y con tarjetas gráficas de altas prestaciones. Por el otro, la mejora de los programas de software ha dado lugar a sistemas operativos potentes, con los que es posible manejar todo el hardware y procesar con velocidad las imágenes, a la vez que se realizan las operaciones de cálculo necesarias (Hernández, 2006:19-21). Todos estos avances han permitido una cierta “democratización” de los procesados fotogramétricos, los cuales han gozado de una amplia difusión en los últimos años. Una de sus aportaciones más interesantes es el amplio abanico de posibilidades que ofrece su aplicación al Patrimonio, en general, y al Patrimonio arqueológico, en particular. En este sentido, en la última década numerosos profesionales de la Arqueología han comenzado a incorporar los métodos fotogramétricos al trabajo de campo, a la representación de objetos arqueológicos e, incluso, a la conservación de piezas, lugares o estructuras en peligro de desaparición.
3. METODOLOGÍA El flujo de trabajo es relativamente sencillo, lo que favorece el uso de esta herramienta. Simplemente, hay que tener en cuenta y cumplir una serie de requisitos, fundamentalmente en las primeras fases del trabajo.
3.1. Captura de imágenes La toma de fotografías es una parte fundamental del proceso, puesto que el resultado final depende de la calidad de las imágenes obtenidas. Por tanto, es imprescindible planificar esta primera fase del trabajo con el fin de realizar las fotografías siguiendo una estrategia de captura adecuada. Esta planificación debe tener en cuenta aspectos como el tipo de escena, la iluminación, etc., de manera que nos permita resolver más ágilmente el trabajo en el momento del tratamiento de los datos, al asegurarnos de estar cumpliendo todos los requisitos de la técnica fotogramétrica. Esta fase de planificación estratégica implica analizar el objeto a fotografiar (forma y volumen), el lugar en el que se encuentra, la iluminación y si ésta puede influir de manera especial en el resultado o si cambia durante el proceso de documentación, concretar cuál es el nivel de detalle que queremos, etc. Esta parte del trabajo va resultando más sencilla y rápida conforme se va adquiriendo experiencia. En nuestro caso, hemos introducido los recipientes cerámicos en un estudio de fotografía portátil (Fig. 1). Este sistema permite, por un lado, hacer llegar a los objetos una luz difusa, evitando así los grandes contrastes entre luces y sombras (factor importante a tener en cuenta, puesto que el software utilizado en la fase posterior de procesado considera las zonas negras carentes de información), y por otro, colocar un fondo uniforme que se diferencie bien de la pieza y que se pueda eliminar posteriormente con facilidad.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías es que los archivos RAW no se cierran durante el procesado interno de la cámara, por lo que posteriormente, mediante el empleo de un software, podemos alterar cualquiera de los parámetros como la saturación de color, el contraste, la iluminación, la exposición, etc. con el fin de ajustar mejor la imagen final a la realidad del objeto.
Figura 1. Estudio fotográfico portátil utilizado durante el proyecto. La toma de las fotografías se ha realizado con una cámara réflex digital y en formato RAW, también conocido como “negativo digital”. Este tipo de archivo puede registrar mucha información de la imagen ya que alcanza los 12 ó 16 bits frente a los 8 de un JPG (Schaub, 2008). Su gran ventaja
El número de fotografías tomadas ha sido diferente en función del objeto. En este sentido, hay que tener en cuenta que se necesitan alrededor de 20 fotografías para conseguir un buen modelo en sus 360º, puesto que el software fotogramétrico utilizado en la fase de procesado precisa de un solape de en torno al 60% en las fotografías para poder llevar a cabo la geometría con total garantía. En la mayor parte de los recipientes han sido necesarias, al menos, tres series de imágenes para cubrir totalmente la superficie: una, para la pared exterior, otra, para el borde y el interior, y la última, para el fondo. Se han dispuesto dianas en la plataforma giratoria sobre la que se han situado las distintas piezas, con el fin de ayudar al software a posicionar las cámaras en cada una de las capturas fotográficas, además de escalas métricas que han servido de referencia para las medidas del modelo resultante.
Figura 2. Pasos realizados con Photoscan: 1 Nube de puntos dispersa; 2 Nube de puntos densa; 3 Generación de la malla; 4 Texturizado.
Figura 2. Ejemplos de las diferentes fases del modelado realizado con Photoscan: 1. Nube de puntos dispersa; 2. Nube de puntos densa; 3. Generación de la malla; 4. Texturizado.
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3.2 Software fotogramétrico Las fotografías, una vez tratadas y convertidas a formato TIFF, se han procesado mediante un software fotogramétrico con el objeto de obtener el modelo tridimensional de cada recipiente cerámico. En este caso, el programa que se ha utilizado ha sido Agisoft PhotoScan v1.1.6, bajo licencia educacional, puesto que consideramos que, en la actualidad, se trata de una de las herramientas más potentes del mercado, además de que posee una interfaz “amigable” y sencilla a la hora de trabajar. El flujo de trabajo con PhotoScan es relativamente sencillo y, muchas veces, automático, y nos permite seleccionar, en cada caso, una amplia variedad de parámetros conforme a los resultados que pretendamos obtener. Mediante el empleo de esta herramienta, la obtención del modelo tridimensional se realiza en cuatro pasos distintos. En primer lugar, PhotoScan lleva a cabo el alineado de las imágenes (Fig. 2.1). Durante este proceso, el programa tiene en cuenta el modelo de cámara y el objetivo usado para la computación de los datos. El resultado, una vez terminado el cálculo de las fotos y la posición de la cámara, es una nube de puntos dispersa.
El tercer paso es la producción de la malla (Figura 2.3), un conjunto de polígonos que dan forma a la geometría del objeto. En función de la calidad que se haya seleccionado en las opciones, podemos obtener una malla de mucha calidad pero excesivamente pesada. Es por ello que, dependiendo del uso que se vaya a hacer del modelo a posteriori, se puede proceder al decimado o simplificado del número de polígonos que componen el modelo, rebajando así el tamaño del archivo a utilizar. En cuarto y último lugar, Photoscan realiza el texturizado del modelo (Fig. 2.4), proceso durante el cual el software asocia las imágenes fotográficas con la malla creada en la fase anterior. El resultado es una apariencia fotorrealista del modelo.
3.2 Postprocesado del modelo En muchos casos, con el fin de completar el tratamiento y procesado de las imágenes, los modelos resultantes deben ser tratados con otro software informático. En nuestro caso, para llevar a cabo esta fase del trabajo hemos elegido Blender, un programa de modelado 3D, de código abierto y gratuito. Varias son las acciones que se pueden realizar con el empleo de esta herramienta.
En un segundo momento, tiene lugar la generación de una nube de puntos densa (Fig. 2.2) que va a ser la que proporcione un mayor número de referencias en la fase posterior de procesado de la malla. Con este fin, el programa calcula la información de profundidad para cada imagen, combinándola después en una única nube de puntos densa.
Figura 4. Ejemplo de dibujo arqueológico obtenido mediante herramientas fotogramétricas.
Figura3.3.Ejemplo Ejemplo dedepostprocesado en Blender. Este recipiente Figura postprocesado en Blender, en el está compuesto por 3 partes (a,b,c). Tambien se ha añadido la que el recipiente tratado está compuesto por tres partes escala gráfica (d) (a,b,c) que no llegan a pegar. Se ha añadido una escala gráfica (d)
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En ocasiones, los recipientes cerámicos estudiados, bien porque las condiciones de conservación en las que se han encontrado los restos no son buenas, o bien porque el conjunto de fragmentos disponible procede de distintas zonas del vaso y no pegan, no pueden ser fotografiados de una sola vez. En estos casos, hay que tomar las imágenes por separado de las distintas partes de la vasija (Fig. 3a, b y c) para, posteriormente, gracias al uso de Blender, restituir de manera virtual cada fragmento en su posición original de una manera sencilla. Otro de los resultados que nos ofrece es la creación de secciones a partir de un plano de corte realizado en el modelo. Mediante esta técnica se obtiene el perfil de la pieza sin necesidad de intervenir en ella físicamente. Es una función
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías importante de cara a conseguir un dibujo arqueológico normalizado. También mediante Blender es posible representar el desarrollo decorativo completo de las vasijas. Pese a que la geometría resultante del trabajo con PhotoScan es muy caótica, este nuevo software aplica un proceso de retopología, que consiste en la ordenación y simplificación de los polígonos de la malla y en un nuevo mapeado UV, creando las líneas de corte de la nueva textura y configurando, así, la imagen necesaria para el desarrollo figurativo de la pieza. Por último, este programa ofrece la posibilidad de introducir en el modelo una escala tridimensional. Este tipo de elementos se pueden crear fácilmente a partir de la extrusión de un cubo, dándole las medidas que se estimen oportunas, siendo en nuestro caso de 5x1x1 cm (Fig. 3d).
4. EL DIBUJO ARQUEOLÓGICO Es precisamente el dibujo arqueológico de los recipientes cerámicos, uno de los objetivos del proyecto de “Los Caminos del Neolítico II” y una de las razones por las que hemos elaborado los modelos 3D. Debido al alto coste que conllevaría realizar un buen dibujo tradicional de una colección cerámica tan ingente, nos planteamos la posibilidad de utilizar los modelos fotogramétricos para agilizar esta práctica. De hecho, una vez obtenido el modelo tridimensional, el dibujo se realiza de una manera sencilla y rápida. En nuestro caso, hemos utilizado una variante del dibujo clásico de recipientes cerámicos. Si bien, el dibujo tradicional normalmente divide el diseño de la pieza en dos partes, reflejando el exterior en la parte derecha y el interior
en la izquierda, en este proyecto se ha optado por exponer todo el desarrollo exterior a lo largo del dibujo. Ello se ha debido al hecho de que, al tratarse de cerámicas a mano de formas esféricas, hemos considerado interesante mostrar el desarrollo desigual de la decoración. Otra de las novedades que hemos aplicado es el uso de ortofotografías en vez de los dibujos a mano tradicionales. En este sentido, la ortofotografía ofrece ventajas sobre la fotografía tradicional, ya que en ella se eliminan las deformaciones de la lente fotográfica. De este modo, la imagen aparece con las proporciones reales del objeto. La metodología de trabajo es bastante sencilla. En primer lugar, se realiza con Blender un renderizado de la vista frontal del recipiente cerámico, con escala gráfica y en modo ortográfico, que se utilizará como modelo del desarrollo completo de la pieza. En el mismo programa, se inserta un plano de corte trasversal, donde va a quedar reflejada la sección. Una vez renderizada dicha sección, ambas partes (desarrollo completo y sección) se montan en un programa de tratamiento de imagen (Fig. 4). Las ventajas del empleo de esta metodología son, en nuestra opinión, evidentes. Por un lado, no se interviene directamente sobre la pieza arqueológica, dado que, por ejemplo, el contorno y la sección se dibujan sin necesidad de usar el peine habitual, evitando, así, posibles afecciones al objeto en cuestión. Por otro lado, está la cuestión de la rapidez del “dibujo”, puesto que se ahorra mucho tiempo a la hora de repetir o cambiar la perspectiva que se quiere representar. Mientras que con las herramientas tradicionales se tendría que repetir todo el dibujo desde cero, utilizando los modelos tridimensionales únicamente se ha de volver a renderizar la vista y sacar la nueva sección, siendo ambos procesos relativamente rápidos.
Figura 5. Ejemplo de PDF3D. En la página 1 se presenta el modelo 3D de uno de los recipientes de Els Trocs seleccionados, con botones preconfigurados para acceder a las distintas vistas, a la sección y a las medidas, y una lámina con dibujos tradicionales de algunos paralelos cerámicos procedentes de otros yacimientos. En la página 2 se muestra un mapa con la localización de dichos paralelos y una breve descripción del recipiente cerámico tratado en este caso
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5. USOS DEL MODELO 3D El objetivo principal de la creación de los modelos tridimensionales dentro del proyecto de “Los Caminos del Neolítico II” ha sido la representación gráfica de los materiales arqueológicos. Sin embargo, una vez obtenido el modelo 3D es posible aprovechar el trabajo de creación para muchos otros fines como la elaboración de PDF3D y distintas posibilidades de divulgación.
5.1. PDF3D Una de las opciones más atractivas de cara a la divulgación científica de los resultados obtenidos mediante este sistema de tratamiento y estudio de los objetos arqueológicos es la generación de documentos PDF, en los que es posible insertar elementos 3D. Este tipo de archivos pueden crearse con el programa de Adobe Acrobat a partir de su versión XI y PRO y abrirse desde Adobe Acrobat Reader (a partir de las mismas versiones que en el caso anterior). Se trata de una herramienta interesante puesto que, a diferencia de la imagen estática que nos presenta el dibujo arqueológico tradicional, la inclusión del modelo 3D en un PDF nos permite visualizar por completo el objeto. Una vez insertado dicho modelo en el documento, el programa ofrece una serie de herramientas que posibilitan su rotación y desplazamiento, hacer mediciones, obtener vistas predeterminadas o la sección cruzada. Todas estas funciones pueden ser utilizadas por el usuario sin restricciones, aunque también cabe la posibilidad de preconfigurar determinadas opciones para “dirigir”, en cierta medida, la navegación por el documento. Por ejemplo, se pueden añadir botones para acceder a las vistas frontal, lateral, superior e inferior de la pieza, a una o varias secciones de la misma o a sus medidas más representativas (Fig. 5). Además de la inclusión del modelo tridimensional y de las posibilidades de navegación, el documento puede completarse con información adicional, añadiéndole tantas páginas como se necesiten (Fig. 5). De esta manera, se puede tener una ficha completa del vaso cerámico, en la que se incluyan datos sobre su morfología, tipología y tipometría, una descripción decorativa, información sobre la tecnología usada y el estado de conservación de la pieza, paralelos arqueológicos con sus representaciones y mapas de distribución de los distintos motivos decorativos o, incluso, gráficos estadísticos. Por tanto, la elaboración de documentos de este tipo permite conocer y observar el objeto sin necesidad de tenerlo físicamente, pudiendo además, gracias a su textura fotorrealista, acercarse o alejarse, estudiar la totalidad de su decoración o analizar las marcas cromáticas de la superficie, los desgrasantes o las pequeñas grietas de la pasta, entre otras posibilidades. De ahí que el empleo de esta herramienta se nos presente como un método muy interesante y efectivo de cara a poder compartir una gran cantidad de información acerca de las características del objeto estudiado.
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Uno de los aspectos que hay que tener muy en cuenta a la hora de crear y manejar archivos de esta clase es su tamaño, ya que la inclusión de objetos tridimensionales aumenta su peso considerablemente. Es por ello aconsejable la inclusión de modelos previamente decimados, para que finalmente el tamaño del documento esté dentro del baremo recomendable, entre los 16 y los 20 MB.
5.2. Divulgación La elaboración y empleo de modelos tridimensionales también ofrece numerosas posibilidades en el ámbito de la divulgación del Patrimonio arqueológico (Abate y David, 2015; May y Martín, 2014; Valle y Rodríguez, 2011; Vidal et al., 2010). En este sentido, de cara a desarrollar este tipo de actividades de difusión, debemos tener muy presente la necesidad de contar con una planificación y una labor de documentación científica previa, además de establecer de manera clara los objetivos a alcanzar. Una de las opciones más atractivas que se nos plantea es la realización de colecciones virtuales. En la actualidad, existen múltiples plataformas web que posibilitan la realización de “museos virtuales”, como Verold o P3Din, siendo quizás la más utilizada Sketchfab. Por su parte, algunos museos físicos ya han comenzado a elaborar y difundir modelos tridimensionales de sus colecciones materiales, como es el caso del British Museum o del Museo de Arqueología de Cataluña, entre otros. El uso de este tipo de plataformas permite una amplia divulgación per se, la cual se multiplica al contar además con las redes sociales. Sketchfab, por ejemplo, dispone de una herramienta para compartir la creación de modelos 3D a través de Facebook, Twitter, Google+, Linkedin o Pinterest. Otras aplicaciones que puede tener el empleo de modelos tridimensionales dentro del ámbito de la divulgación podrían ser el manejo de la realidad aumentada o la impresión 3D, la elaboración de restituciones y reconstrucciones virtuales, la configuración de rutas o paseos virtuales o, incluso, la creación de videojuegos históricos, entre otras. La elección de las diversas herramientas a utilizar y aplicaciones a explorar va a depender de los objetivos que se pretendan conseguir a través del estudio del material arqueológico y del uso que se quiera dar a los resultados obtenidos.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías 6. CONCLUSIONES Este sistema expuesto de tratamiento fotogramétrico del objeto arqueológico es, en nuestra opinión, una alternativa válida y con base científica al dibujo arqueológico tradicional. La sencillez de la propia metodología de trabajo nos lleva a plantearlo como una opción factible de cara al futuro, sobre todo para el estudio de colecciones materiales. Otros aspectos como la menor intervención sobre la propia pieza, la posibilidad de tener una réplica tridimensional y escalada del objeto, la facilidad para extraer distintas secciones de cualquiera de los ejes del objeto y para tomar medidas reales del mismo, entre otros, son factores relevantes a tener en cuenta a la hora de valorar las ventajas de la aplicación de un sistema de representación e ilustración arqueológica de este tipo.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
54. MÉTODO Y TÉCNICAS DE APLICACIÓN DE SISTEMAS DRONES O RPAS EN LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA Jorge Angás Pajas1, Paula Uribe Agudo2, Manuel Bea Martínez3 3D Scanner Patrimonio e Industria. Grupo PPVE, Universidad de Zaragoza Universidad de Salamanca. Investigador “Torres Quevedo” (TECNITOP + MINECO). Grupo URBS 3 Investigador “Torres Quevedo” (3D Scanner + MINECO). Grupo PPVE, Universidad de Zaragoza 1
2
Jorge Angás Pajas, j.angas@3dscanner.es
RESUMEN Durante los últimos años los sistemas Remotely Piloted Aircraft Systems (RPAS) o drones han inundado el mercado civil aplicándose a diferentes sectores. Las posibilidades que ofrece esta tecnología, emergente y de vanguardia, a la arqueología generan en la actualidad un gran interés. Fiel reflejo de esta inquietud son las nuevas publicaciones científicas que versan sobre este tema: Farjas et al. (2015), Verhoeven et al. (2013), Hill (2013) o Eisenbeiss y Zhang (2006), por citar algunos ejemplos. La evolución de la variedad de sensores comerciales (cámaras) adaptados a estos sistemas, sobre todo relacionados con el campo de la agricultura de precisión, permiten hoy en día utilizar aparatos de alta resolución espacial y amplia resolución espectral. Así, es posible ubicar en estas plataformas cámaras multiespectrales que abarcan las longitudes de onda del visible, del infrarrojo cercano, del SWIR o del térmico, longitudes todas ellas, similares a las proporcionadas por las imágenes de satélite. De igual modo ha coexistido de forma paralela un avance de software de procesamiento fotogramétrico de baja altura para la creación de mosaicado, ortorectificación y georreferenciación de las imágenes, permitiendo al arqueólogo crear una amplia gama de productos como topografías y cartografías precisas, ortofotos, modelos 3D o modelos digitales del terreno y de elevación. PALABRAS CLAVE: Arqueología; Valle medio del Ebro; RPAS; Teledetección; Imágenes multiespectrales; Topografía.
ABSTRACT In the last years, Remotely Piloted Aircraft Systems (RPAS) or drones have invaded the civil market being applied to different areas. The possibilities provided by this emerging and innovator method have created a great interest in the field of Archaeology. As a result, there there is a lot of new scientific literature focused on this theme: Farjas et al. (2015), Verhoeven et al. (2013), Hill (2013) or Eisenbeiss y Zhang (2006) are just some examples. The development of the variability on commercial sensors (cameras), adapted to these systems (especially on precision agriculture), allows the use of high resolution spatial tools with a high spectral resolution. Therefore, it is possible to place multispectral cameras on those systems that cover wavelengths of the visible spectrum, near-infrared (NIR), thermographic or shortwave infrared (SWIR). All of those ones wavelengths are similar to those from satellite images. On the same way, there has been a parallel advance in processing photogrammetric software at low altitude for the creation of image mosaics, orthorectification and georeferencing of the images, allowing the archaeologist to create a wide range of products such as topographical plans and accurate mapping, orthophotos, 3D models and digital elevation models. KEYWORDS: Archaeology; Middle Ebro basin; RPAS; Remote Sensing; Multiespectral images; Topography.
1. INTRODUCCIÓN Mediante la aplicación de técnicas de teledetección los sistemas RPAS (Remotely Piloted Aircraft Systems) o drones1 han servido para resolver diferentes problemáticas que se generan actualmente en el estudio del patrimonio arqueológico. Ante la dificultad actual de llevar a cabo excavaciones arqueológicas, se plantea el uso de imágenes multiespectrales realizadas a baja altura mediante drones, con la finalidad de investigar y delimitar los restos que
permanecen todavía soterrados. Esta implementación tiene como resultado la obtención de imágenes de una resolución de unos pocos centímetros por píxel. En consecuencia, con esta resolución seremos capaces de distinguir con mayor exactitud la tipología de las estructuras soterradas. Asimismo, el uso de este tipo de sistemas supone, en primer lugar, el abaratamiento de costes. Comprar una imagen de satélite comercial o realizar un vuelo tripulado incrementa ampliamente el precio del trabajo de campo. En segundo
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lugar, se puede realizar una captura de datos personalizada, donde el investigador define la resolución del píxel que quiere para su proyecto, así como obtener diversos productos cartográficos: planos topográficos, modelos 3D, modelos digitales del terreno y de elevación. De la misma forma, la incorporación de sensores multiespectrales permite visualizar elementos que el ojo humano (longitud de onda del visible) no logra ver. Estas herramientas han sido utilizadas en diferentes yacimientos arqueológicos aragoneses tales como: Valdeherrera (Calatayud), Labitolosa (La Puebla de Castro), Cabezo Morrudo (Rodén), Los Collados (Jaulín), Morredón (Fréscano), La Caridad (Caminreal) y el Alto de la Cruz (Fréscano). Únicamente se presentan en este trabajo los resultados preliminares obtenidos en Valdeherrera y Labitolosa con el objetivo de ofrecer una propuesta hacia una nueva metodología arqueológica Uribe et al. (2015). La oportunidad que ofrece esta herramienta de integrar los diferentes sensores ha ayudado a desarrollar proyectos de diferente índole, apostando, sobre todo, por un sistema donde prima la autogestión, siendo esta la diferencia fundamental respecto al empleo de otro tipo de plataformas aéreas o satelitales. Así, un único investigador puede gestionar todo el proceso completo desde la toma de la información hasta la clasificación e interpretación de los resultados obtenidos. En consecuencia, se consigue una optimización del tiempo, los resultados y finalmente de los costes, ya que nos permite disponer de lo que podríamos denominar un “satélite a la medida” en poco tiempo. Además, obtenemos un conjunto de resultados gráficos y geométricos a una alta resolución, incluso por debajo del centímetro por píxel dependiendo del sensor y la altura de vuelo. En este trabajo podemos distinguir claramente dos partes que se han desarrollado de un modo independiente. La primera, relacionada con la mecánica, ingeniería electrónica y software de planificación de vuelo. Dedicado exclusivamente al funcionamiento interno del UAV. Con una parte mecánica, transmisión y recepción de video y otra parte relacionada con la asociación de la planificación de vuelo por GNSS (Global Navigation Satellite System) y la incorporación de diferentes tipos de sensores visibles y multiespectrales. La segunda parte está exclusivamente relacionada con el software de tratamiento de las imágenes capturadas desde el UAV (Unmanned Aerial Vehicle). Formando ambos puntos unidades totalmente independientes pero cuya evolución por separado de ambos ha permitido una mejor integración. Este avance es así, hasta el punto que los principales fabricantes de software han apostado por la creación de programas gratuitos de postproceso, como: Photosynth de Microsoft2 y 123D Catch de Autodesk3. La utilización de esta tecnología en la documentación de yacimientos arqueológicos se conjuga en la creación de una plataforma de medida fotogramétrica que permite la digitalización de cada área a través de diferentes tomas fotográficas. Dicha plataforma debe operar de manera autónoma mediante programación de las trayectorias de vuelo necesarias denominándose “planificación de vuelo”.
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Este sistema es capaz de -una vez efectuado el despegueseguir una trayectoria de vuelo programada en cada área arqueológica a partir de coordenadas geográficas teniendo en cuenta el solape entre imágenes, altura de vuelo para obtener el tamaño de píxel requerido GSD (Ground Sample Distance). Para el cálculo de este parámetro seguiremos la siguiente fórmula:
Para nuestra investigación se han utilizado 4 sistemas diferentes: dos alas fijas y dos sistemas multirrotores. Mientras que los sistemas rotatorios se han podido desarrollar con un diseño de chasis de fibra de carbono y POM (Polioximetileno) de fabricación y desarrollo propio con autopilotos Mikrokopter y APM 2.6, uno de los sistemas de ala fija con autopiloto APM fue desechado para la investigación por la inestabilidad del sistema tanto en la navegabilidad como en los resultados de las imágenes obtenidas. En consecuencia, se sustituyó éste último utilizando finalmente el sistema comercial de ala fija eBee RTK de la marca suiza senseFly.
Figura 1. Partes de la célula desarrollada con cámara multiespectral Tetracam Mini MCA 6 de un multirrotor de chasis de fibra de carbono y polioximetileno(POM)
2. OBJETIVOS El objetivo principal de este trabajo es proponer un nuevo método arqueológico para resolver diferentes problemáticas que se plantean actualmente en el estudio del patrimonio arqueológico romano del valle medio del Ebro mediante la aplicación de la teledetección. En este momento, desconocemos gran parte del entramado urbanístico y la forma arquitectónica de muchos de los edificios que configuraron estos asentamientos prerromanos y romanos. Nuestra aportación reside en la utilización de la misma herramienta de trabajo, esto es, la teledetección, pero
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías precisamente usando estas tecnologías emergentes que adolecen de un procedimiento contrastado, tales como plataformas aéreas no tripuladas. Esta implementación tiene como resultado la obtención de diferentes imágenes con una resolución de 3-4 cm. por píxel4. La aplicación de la teledetección es una de las ciencias que ha tenido un gran protagonismo en el análisis científico de la arqueología del paisaje. En consecuencia, hemos iniciado esta investigación centrándonos en dos yacimientos arqueológicos con el fin de documentar “lo que no se ve”. La teledetección es la ciencia que estudia el conjunto de técnicas de adquisición, elaboración e interpretación de objetos sin entrar en contacto directo con los mismos5. De esta forma, siempre señala un ámbito multidisciplinar y en la frontera del conocimiento, donde confluyen campos de aplicación como las ciencias de la tierra, la agricultura, la ordenación del territorio, la biología, etc. (Campana, 2011: 12). Aunque es una ciencia relativamente joven y muy dependiente del estado de desarrollo tecnológico existente, aplicada al campo que nos ocupa6, coincide con el desarrollo de la fotografía área (Aber et al., 2010, Musson et al., 2013) y posteriormente de las plataformas satelitales7. Obviamente todo ello conlleva una nueva serie de problemas como la ortorrectificación, el procesamiento o la obtención de las imágenes. A todos ellos nos hemos tenido que enfrentar durante el desarrollo de este trabajo. Los objetivos concretos de este estudio han sido: a) Impulsar la investigación del urbanismo prerromano y romano de las ciudades, comunicaciones antiguas y asentamientos rurales del valle del Ebro. Todas estas infraestructuras ayudan a comprender uno de los rasgos de identidad del valle del Ebro: la primera organización de este territorio que condicionará el desarrollo posterior del mismo. b) Conservar las estructuras soterradas como objetivo final, además del propio conocimiento científico. Si conocemos las estructuras soterradas seremos capaces de protegerlas con mayor rigor. Los datos obtenidos servirán como elementos de valoración frente a posibles degradaciones efectuadas por la agricultura intensiva o las remociones de tierra. c) Experimentar con el registro mediante sensores en diferentes longitudes de onda. d) Comprobar las capacidades de esta técnica mediante la actuación en diferentes tipologías de yacimientos. De esta forma, hemos querido discriminar las posibilidades de identificación que ofrecen los restos soterrados en campos cultivados llanos frente a orografías abruptas y con escasa vegetación, así como, las posibilidades de identificar restos en asentamientos sin excavar8.
3. CONTEXTO HISTÓRICO -ARQUEOLÓGICO La elección del valle medio del Ebro como marco geográfico obedece a que en él se constatan algunas de las estructuras romanas más antiguas de Hispania. Este hecho es fruto del papel fundamental que jugó esta región en la conquista de la Península Ibérica por Roma. Igualmente, la cuenca media del Ebro constituye una región natural con límites relativamente bien definidos: la Cadena Costero Catalana, el estrechamiento del valle en La Rioja, los Pirineos y el Sistema Ibérico. Según Beltrán (2006: 218), Roma tendría una percepción reconocida de este territorio como entidad en época imperial cuando Augusto creó una circunscripción judicial -el convento jurídico Caesauragustanus- que coincidía casi exactamente con esta región natural, tal y como se desprende de la descripción pliniana (Plin., Nat., 3.4.24.). En consecuencia, nuestro objeto de estudio abarca los restos arqueológicos hallados en el actual territorio de Aragón.
3.1. Valdeherrera La ciudad de Valdeherrera se ubicó en uno de los puntos neurálgicos de la Celtiberia, entre la confluencia de los ríos Jiloca y Jalón. Estos ríos fueron dos de las vías naturales más importantes de la antigüedad, ya que por ellas se posibilitaba un acceso rápido a la Meseta, así como a la costa (MartínBueno et al. 2009: 420). Por las prospecciones arqueológicas terrestres se ha estimado que el enclave tendría unas proporciones de 40 ha. de las que se han conservado 30. Se desconoce el nombre de la ciudad aunque algunos autores han querido ubicar en ella la Bilbilis indígena o la Platea mencionada por el epigramista bilbilitano Marcial (IV, 55.13 y XII, 18.11). Los restos más antiguos que se conservan pertenecen a los siglos VI-V a.C. pasando a jugar un papel importante en las Guerras Celtibéricas, ss. III-II a.C. La ciudad sería destruida durante el conflicto sertoriano perdurando un asentamiento menor en época imperial. Asimismo, durante las recientes excavaciones se ha localizado una gran necrópolis de época islámica vinculada a la cercana Qal’at Ayyub, actual Calatayud. La antigua ciudad fue defendida por un amplio foso que la rodeó solo por el Este y el Sur. Igualmente, contó con viviendas de patio central, según han puesto de manifiesto las recientes excavaciones, decoradas con pavimentos de opera signina y pinturas del I estilo pompeyano. Estas viviendas han sido datadas por sus excavadores a partir de la segunda mitad del s. II a.C.
3.2. Labitolosa La ciudad hispanorromana de Labitolosa se localiza en el Cerro del Calvario, a unos 2 km al Este de La Puebla de Castro, población ribagorzana situada en la confluencia de los ríos Cinca-Ésera. El topónimo de la ciudad, fue deducido a partir
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del gentilicio labitolosani que apareció en una inscripción hallada en el siglo XVI con una dedicatoria realizada por los cives Labitolosani et incolae (CIL, II, 3008=5837). La consideración de Labitolosa como municipio latino fue confirmada por la aparición en el año 1994 de un epígrafe en el edificio del Genio del municipio, localizado en el foro, que aludía explícitamente al municipio de Labitolosa9. De esta manera, la ciudad originada en el siglo I a. C. avanzado, pasaría de ser una comunidad estipendiaria a convertirse en municipio seguramente en época flavia. La transformación urbanística se produciría a mediados/segunda mitad del siglo I d.C., paralelamente a la promoción jurídica de la civitas. En este momento se reconstruyó el foro y se realizaron otras importantes reformas a partir de la iniciativa y el evergetismo de las élites locales, en especial de Marco Clodio Flacco. El siglo II d.C. fue el momento de máximo esplendor y de mayor prosperidad económica de la ciudad, aunque ya a finales del mismo se evidencia su declive. Finalmente, será completamente abandonada en torno al año 200 d.C. por motivos que se desconocen. A lo largo de más de una veintena de años de trabajos arqueológicos ininterrumpidos10 en la ciudad de Labitolosa se han puesto al descubierto dos edificios termales completos, vestigios de varias viviendas y un importante sector del foro, del que destaca su curia por su conjunto epigráfico.
geodesia activa del Gobierno de Aragón ARAGEA (http:// gnss.aragon.es/). La aplicación de esta técnica permite obtener coordenadas absolutas en RTK con una precisión aproximada de 2 centímetros sin necesidad de corregir la posición y la cota mediante un vértice geodésico o postproceso de archivos RINEX como en el caso de Valdeherrera. La conexión del sistema GNSS ha sido mediante Mountpoint Cercano11 a la antena situada en Graus. La elección fue adoptada en detrimento del modo de estacionamiento virtual, dada la cercanía de la antena de Graus. Posteriormente se registraron entre 15/20 puntos repartidos en la zona delimitada. Las marcas sobre el terreno variaron entre puntos fácilmente identificados en el terreno, como caminos o piedras, junto con dianas y carcasas de hitos fenos en las zonas con vegetación. En consecuencia, se obtuvo un fichero en formato “x,y,z,cod” para posteriormente realizar el apoyo fotogramétrico con estos puntos de control.
Tabla 1. Características de la adquisición de las imágenes. Valdeherrera RGB
Valdeherrera NIR
Labitolosa RGB
Labitolosa NIR
Fecha de la captura
7 de julio 2013
7 de julio 2013
5 de octubre del 2014
5 de octubre del 2014
Cámara y objetivo fijo
EPM 2 12 mm
EPM 1 NIR 12 mm
EPM 2 12 mm./ Tetracam Mini MCA 9.6 mm
EPM 1 NIR 12 mm./ Tetracam Mini MCA 9.6 mm
Altura de vuelo
100
100
90/100
90/100
Ground Sampling Distance (GSD)/ Resolución espacial
2.7 cm
3.1 cm
2.9 cm / 6.5 cm
6.5 cm
Número de hectáreas registradas
19.8 ha
27.4 ha
7.2 ha
72 ha
ISO Velocidad Diafragma
200 - 1/400 4.5
200 - 1/4004.5
200 - 1/400automático
automático
Número de imágenes captadas
685
1452
/430
430
Dimensiones del sensor de la cámara mm. (Anchura x Altura)
17.3 x 13.0
17.3 x 13.0
17.3 x 13.0/6.66 x 5.32
6.66 x 5.32
Nº de píxeles efectivo cámara
16 Mpx.
12 Mpx.
16 Mpx. / 6 x 1.3 Mpx.
6 x 1.3 Mpx.
4. METODOLOGÍA 4.1. Toma de datos en campo Esta primera fase, previa a cada vuelo fotogramétrico, ha consistido en la adquisición de varios puntos de control topográficos en el terreno, denominados GCP (Ground Control Points). Para ello es imprescindible una buena distribución geométrica en la zona delimitada del vuelo con el fin de: escalar el modelo final a un sistema métrico e insertarlo dentro del sistema de coordenadas de referencia seleccionado. En ambos trabajos el sistema geodésico de referencia utilizado ha sido el oficial en España UTM ETRS89 (Real Decreto 1071/2007 de 27 de julio) dentro del huso 30. Los GCP fueron adquiridos mediante un equipo GNSS Leica GS14: - En Valdeherrera el sistema GNSS se conectó mediante radio enlace (Satelline 3AS frecuencia 406.425 MHz) a otro equipo GNSS Leica GX1230 como referencia estacionado en el vértice geodésico nº 43756 denominado Valdegalindo, situado en el término municipal de Paracuellos de Jiloca. - En cambio para Labitolosa, la conexión del equipo GNSS móvil se realizó mediante conexión GPRS a la red de
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías 4.2. Planificación de vuelo
4.3. Postproceso de la información
Los vuelos en ambos casos, Valdeherrera y Labitolosa, fueron planificados mediante el programa MKTools. El objetivo de esta planificación fue definir una ruta que permitiese un solape entre las imágenes del 80 %. La velocidad media para ambos fue de 10 m/s. a una altura aproximada de 100 metros. Para la obtención de un GSD (Ground Sample Distance) o resolución espacial adecuada se configuraron las siguientes variables en el software: distancia al suelo programada, megapíxeles de la cámara, tamaño del sensor de la cámara, longitud focal del objetivo, apertura del diafragma, velocidad de disparo y sensibilidad de la ISO.
El primer paso de la restitución fotogramétrica es sincrnizar las imágenes captadas con la coordenada que registra el autopiloto, junto con los tres ángulos o actitud del RPAS: Pitch, Roll y Yaw, traducidos como los ángulos de cabeceo, alabeo y guiñada (esto es la actitud). Pese a ser un sistema GNSS diferencial con un error aproximado de 2 metros, este primer paso - el de la sincronización de la imagen junto con la coordenada aproximada del sistema y de los tres ángulos comentados- optimiza notablemente el tiempo de procesamiento para el cálculo de la orientación externa de las imágenes. Posteriormente resumimos el tratamiento de los datos en los siguientes pasos:
La cámara montada en el sistema fue una Olympus EPM1 12 (sistema micro cuatro tercios) con un objetivo de 12 mm. Zuiko Digital ED. Las fotografías fueron registradas en formato RAW (Olympus *.ORF) con el mismo objetivo fijo, tanto en el sensor RGB como NIR (Near Infrared) de 12 mm. f. 2.0 con una ISO 200 y un enfoque manual a infinito. Dadas las altas prestaciones no ha sido necesario realizar una parada en cada uno de los waypoints seleccionados ya que la captura fue realizada en un movimiento continuo a una velocidad constante de 10 metros por segundo. El uso de esta cámara y objetivo con esta configuraron permite evitar la trepidación en las imágenes y optimizar el tiempo de vuelo consiguiendo ampliar el área establecida. Para la cámara multiespectral Tetracam se disparó en formato .raw de 10 bits con enfoque a infinito, objetivo de 9.6 mm. y ajustes automáticos.
1. Importación de las imágenes seleccionadas. 2. Sincronización de imágenes, coordenadas y ángulos. 3. Alineación de las imágenes mediante ajuste bundle o puntos comunes. 4. Importación del fichero .txt con los GCP adquiridos. 5. Reconocimiento sobre las imágenes de los GCP y control de errores x,y,z. 6. Ajuste del modelo, selección del sistema de coordenadas utilizado y triangulación de la nube de puntos. 7. Aplicación de la textura de cada una de las imágenes que integran el modelo 3D mediante un ajuste radiométrico según el método del software: Adaptive Orthophoto13. 8. Exportación de los errores del modelo, nube de puntos, MDT, ortofoto y mapa de elevación. 9. Comprobación de los errores obtenidos (informe) en la ortofoto (x,y) de cada uno de los puntos de control y en la nube de puntos densa (x,y,z).
Figura 2. Ejemplo del procesamiento de Valdeherrera RGB (imagen superior) y NIR (imagen inferior) resultante con los mismos GCP insertados en terreno y la orientación externa de cada una de las imágenes que integran el modelo en el programa Agisoft Photoscan.
Además del informe estadístico de los errores cometidos en cada uno de los puntos obtenidos en coordenadas x,y,z y píxel que nos proporciona el programa, podemos comprobar la robustez del modelo tridimensional obtenido en su geometría de un modo totalmente empírico ya que disponemos de los mismos GCP como fichero auxiliar que permite la comprobación de esos puntos en un programa que permita importar el MDT y/o ortofoto y posteriormente importar estos puntos para comparar los resultados.
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5. RESULTADOS El objetivo principal de este trabajo era comprobar si éramos capaces de obtener resultados con la aplicación de esta nueva metodología dentro del campo de la arqueología, por ello hemos decidido estructurar el capítulo de los resultados en dos apartados. El primero, para la valoración de los resultados obtenidos mediante la metodología aplicada y, el segundo, para los resultados arqueológicos conseguidos y su validación en campo. La dificultad en el uso de la cámara Tetracam Mini-MCA 6, su adaptación a nuestro RPAS, y los problemas para ortorectificar las imágenes y mosaicarlas así como los problemas de viñeteado o su resolución espacial menor han provocado que la operatividad de este sensor se haya dilatado en el tiempo. En consecuencia, se muestran a continuación los resultados obtenidos con los sensores DSLR para los dos yacimientos: Valdeherrera y Labitolosa y algunos resultados de este último con el sensor Tetracam Mini-MCA 6. De esta forma, queda para trabajos futuros la resolución de todos los problemas que ofrece el sensor multiespectral para el resto de yacimientos comentados. El realce lineal utilizando puntos de corte o breakpoints para definir interactivamente los límites de las funciones ha sido el que mejores resultados ha proporcionado aplicados a las imágenes de los índices de vegetación. Este ajuste lineal nos ha permitido destacar visualmente las estructuras soterradas
La figura bajo estas líneas representan la distribución de los niveles visuales tras el ajuste y los resultados de la aplicación de este realce sobre los NDVIs (Normalized Difference Vegetation Index) de dos imágenes (NDVI_5 y NDVI_6) del yacimiento de Valdeherrera. Para las composiciones en falso color también han demostrado óptimos resultados la utilización de los tres NDVIs en vez de las bandas originales. En un primer momento pensamos que los filtros de paso alto (High pass filtering) podían actuar como una buena herramienta para la detección de las estructuras. Sin embargo, los resultados no han sido óptimos para la finalidad de este trabajo. Aparentemente el proceso de mosaicado (seam lines o líneas de costura) con el software Photoscan queda reflejado en la imagen tras aplicarle un filtro High pass de 5x5. Hemos podido comprobar que si reducimos la kernel a 3 (kernel de 3x3) esto no sucede. De esta forma, este tratamiento digital -filtro High pass de 5x5se ha utilizado como herramienta para discriminar los restos soterrados de los solapes de las imágenes de Photoscan, estableciéndose como una herramienta necesaria para el procesado de los datos que provengan del mosaicado de este software. En el caso de Labitolosa este hecho no es tan visualmente nítido como en Valdeherrera debido a que se han realizado otros parámetros de ajuste en el programa de mosaicado. Asimismo, también probamos a realizar ajustes espaciales a una sola imagen (sin georreferenciar y sin realizar el mosaico) obteniendo también exiguos resultados. De todos los tratamientos digitales de las imágenes que se han realizado durante la elaboración de este trabajo la utilización de los índices vegetales para visualizar estructuras soterradas se muestra como una herramienta adecuada de gran potencial14. Su elaboración y posterior utilización para la creación de neocanales así como su posterior ajuste lineal, utilizando puntos de corte, del histograma nos ofrecen, de momento, el recurso más óptimo para el desarrollo de esta nueva metodología. El proceso de cálculo de los componentes principales no se ha mostrado muy revelador, identificándose prácticamente los mismos restos arqueológicos que en la elaboración de los índices, tal y como se muestra en el detalle de las imágenes siguientes.
Figura 3. Resultado de la clasificación digital de la imagen de Valdeherrera. frente a otros ajustes no lineales, como la equalización. Este último considera la frecuencia procediendo a equidistribuir los píxeles reduciendo el contraste en las zonas extremas del histograma (Jensen, 1996: 150). Tal y como podemos observar en los resultados obtenidos por realce lineal, los restos se muestran dentro de las zonas extremas del histograma siendo muy oscuros o muy claros. En consecuencia, ajustes no lineales o tendentes a homogeneizar el histograma no nos son útiles para esta aplicación.
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Sin embargo, verdaderamente mejora la identificación de los restos arqueológicos cuando utilizamos los ACP para la creación de neocanales, mostrándose como una herramienta muy útil para conseguir nuestros objetivos. Finalmente querríamos comentar los resultados obtenidos mediante la clasificación digital de la imagen. En ella se puede observar cómo hemos tenido graves problemas de asignación entre los cultivos yermos, las marcas dejadas por el tractor (arado) y los cultivos con restos. Pensamos que al tratarse de campos de cultivo poseen
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
Figura 5. Resultado del tratamiento digital de las imágenes (creación de neocanales R: NDVI_6, G: NDVI_5, B: NDVI_4 y realce lineal del histograma con puntos de corte) para la identificación de los restos arqueológicos. Se puede observar claramente la diferencia entre la imagen del visible y la identificación de los restos arqueológicos gracias a la metodología utilizada. Un hecho similar ocurre con la estructura identificada en la zona noroeste de la figura 4. Se trataría de una gran estructura ubicada justo en la vaguada del río. Por su forma y sus dimensiones (40 x 20 m.) podemos pensar que estaríamos ante uno de los accesos a la ciudad.
6. CONCLUSIONES En definitiva, tal y como muestran los resultados, hemos podido comprobar que esta metodología es válida para la identificación de los restos soterrados arqueológicos. A continuación pasaremos a describir una serie de cuestiones que se nos han planteado durante la elaboración del trabajo:
Figura 4. Cartografía con los resultados obtenidos para el yacimiento de Valdeherrera (imagen VIS). una signatura espectral muy similar, siendo muy complejo diferenciarlos con esta herramienta. Los resultados obtenidos se muestran en la siguiente figura. Podemos observar cómo esta herramienta no es un proceso útil para nuestro objetivo porque no discrimina automáticamente entre los restos arqueológicos y el suelo yermo. Si bien, la adquisición de los datos no fue la óptima, debido al momento fenológico de la vegetación (recordemos que en este yacimiento las imágenes fueron tomadas en julio), hemos podido identificar una serie de estructuras en la ciudad romano republicana de Valdeherrera15. De todas ellas, destacamos las estructuras de la figura 5. Pensamos que se trataría de un edificio importante de la ciudad debido a su posición elevada, tal y como muestra el MDE, sus dimensiones (25 x 26,67 m.) y el hallazgo de grandes sillares rectangulares sobre el terreno.
a) Reflexiones sobre la plataforma: Sin lugar a dudas, hemos podido demostrar que los RPAS se presentan hoy en día cómo una herramienta muy útil para estudios de teledetección que necesiten una resolución espacial máxima. Sin embargo, todavía quedan por mejorar algunos aspectos como: la capacidad del tiempo de vuelo, su compatibilidad con los diferentes sensores o su telemetría. Pensamos que este sector, en actual desarrollo, ofrecerá en los próximos años soluciones integrales e innovadoras como la posibilidad de utilizar escáneres láseres 3D sobre este tipo de plataformas áreas y una mayor autonomía de vuelo. b) Los sensores: La integración final del sensor Tetracam Mini-MCA6 conlleva múltiples problemas y actualmente se siguen procesando los datos de este sensor comparándolos con otros yacimientos en el valle medio del Ebro y con otros resultados de otras cámara multiespectrales. Este hecho ha producido que no hayamos podido incluir los datos preliminares en este estudio. Asimismo, su manejo no ha sido fácil ya que, además de la integración, ofrece muchos problemas de ortorectificación y mosaicado. En consecuencia, pensamos que, aunque desconocemos con precisión los rangos de longitudes de onda, la utilización de las DSLR Olympus E-PM2 y E-PM1 se muestra, por el momento, el método más efectivo y barato para nuestros objetivos arqueológicos.
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c) El tratamiento digital de las imágenes: Asimismo, hemos podido comprobar que los índices normalizados de vegetación y su tratamiento posterior se presentan como la herramienta más efectiva para nuestros objetivos. La utilización de los filtros nos ha servido para discriminar los efectos del mosaicado del software Photoscan. Sin embargo, otras técnicas como el ACP o la clasificación digital de la imagen no han producido resultados relevantes. También la realización de estos procesos nos ha permitido conocer las necesidades para trabajos futuros. De esta forma quedan varias líneas de investigación abiertas como profundizar en la discriminación de las “soil marks” o en la zonificación de los píxeles de los índices de vegetación. d) Resultados: En definitiva, los resultados han sido satisfactorios. Aún así, desde el punto de vista de la arqueología y a pesar de las posteriores comprobaciones en campo, la metodología propuesta se encuentra todavía en proceso de I+D, las primeras conclusiones obtenidas nos permiten ser optimistas y plantear para el futuro campañas de análisis y estudio que completen y complementen trabajos de excavaciones y prospecciones terrestres.
AGRADECIMIENTOS Los diferentes trabajos de documentación y análisis referidos en el texto se han podido realizar gracias a la colaboración y disponibilidad de los diferentes responsables científicos de los yacimientos de Valdeherra, Dr. Manuel Martín-Bueno y Dr. Carlos Sáenz, y de Labitolosa Dra. Mª Ángeles Magallón.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
NOTAS ACLARATORIAS 1
El Concepto operacional de gestión del tránsito aéreo mundial ICAO (International Civil Aviation Organization) define un RPAS como un vehículo aéreo no tripulado es una aeronave sin piloto (UA), en el sentido del artículo 8 del Convenio sobre Aviación Civil Internacional, que vuela sin un piloto al mando a bordo y que se controla a distancia y plenamente desde otro lugar (tierra, otra aeronave, espacio) (RPAS), o que ha sido programada y es plenamente autónoma (UAS) (http://www.icao.int/Meetings/anconf12/Document%20Archive/9854_cons_en[1].pdf). Hay tres subconjuntos o categorías de UA: (1) Aeronaves pilotadas a distancia (RPA). (2) Aeronaves programables plenamente autónomas (UAV). (3) Aeronaves que reúnen características de ambas.
2
https://photosynth.net/ (último acceso marzo de 2016).
3
http://www.123dapp.com/catch (último acceso marzo de 2016).
4
Recordemos que en el ámbito de la teledetección espacial la disponibilidad de imágenes de una resolución espacial inferior a medio metro es prácticamente inexistente y que los productos entre 0,5 y 1 m son considerados de muy alta resolución (VHR1), según la definición para GMES (2012) y actualizada por la ESA.
5
CCRS 1998: http://ccrs.nrcan.gc.ca/ccrs/eduref/tutorial/tutore.html (último acceso octubre de 2015).
6
Destacamos otro tipo de estudios precedentes que contribuyeron a la conexión y posibilidades de la teledetección con la arqueología como Palacios; MartínBueno, 2004 (331-361). Analizando las posibilidades y aplicaciones de la teledetección activa con el Radar de Apertura Sintética (SAR) en la arqueología.
7
Las herramientas de teledetección geofísicas (georradar, electromagnéticas, etc.) no forman parte de nuestro análisis, sin embargo su uso se complementaría perfectamente como técnica de contrastación intensiva de los restos previamente individualizados en campo.
8
Actualmente estamos realizando otro tipo de ensayos en diferentes épocas del año, en varios yacimientos arqueológicos en el valle medio del Ebro. Analizando cómo influye el estado y el tipo de la vegetación y cultivos en cada uno de los sensores multiespectrales (MultiSpec, Tetracam). Sus resultados no han podido incluirse en este trabajo debido a que todavía estamos postprocesando e interpretando los datos.
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Navarro, Magallón (1999: 30-56).
10 Sobre la bibliografía proporcionada durante estos años de investigaciones nos referimos al reciente volumen monográfico de la ciudad: Magallón; Sillières (2013). 11
Sistema de conexión del sistema GNSS a la antena de referencia mediante telefonía móvil.
12 Este tipo de cámara que elimina el espejo réflex de las cámaras SLR se denominan “micro cuatro tercios” por el tamaño del sensor 18 x 13,5 mm. Ofrecen una gran calidad en la toma de fotografías con una reducción considerable tanto en peso como en tamaño que le confieren una gran versatilidad en el uso de sistemas drones o RPAS. 13
Para realizar la textura del modelo 3D el software realiza un ajuste radiométrico basado en la media de cada píxel en cada imagen tomada.
14
Sobre la aplicación de NDVI para la detección de restos arqueológicos, vid.: Lasaponara y Masini, 2012; Bennett et al., 2012.
15 Hemos decido no incluir los resultados arqueológicos obtenidos en el yacimiento de Labitolosa (Huesca) por estar, todavía, en fase de procesamiento. Sin embargo, debemos destacar que, aplicando la misma metodología utilizada en el caso de Valdeherrera, se han obtenido los primeros resultados. Actualmente estamos desarrollando un proyecto de investigación en el resto de yacimientos arqueológicos citados al inicio de este trabajo, en el valle medio del Ebro comparando diversos tipos de resultados entre cámaras multiespectrales con diferentes FWHM: Tetracam Mini MCA 6 y MultiSpec de senseFly.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
55. LOS SIG COMO INSTRUMENTO PARA LA ELABORACIÓN DE UN ATLAS DE LOS YACIMIENTOS IBÉRICOS DEL BAJO ARAGÓN TUROLENSE CON CERÁMICA DECORADA CON ESCENAS Elena Maestro Zaldívar1 1
Grupo de Investigación URBS, HUM-09, Departamento de Ciencias de la Antigüedad (TU Prehistoria), Facultad de Filosofía y Letras, Instituto Universitario de Ciencias Ambientales (IUCA), Universidad de Zaragoza Elena Maestro Zaldívar, emaestro@unizar.es
RESUMEN El trabajo, a partir de la utilización de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) aplicados al estudio geográfico y arqueológico del territorio del Bajo Aragón turolense donde se ubican seis de los ocho yacimientos aragoneses con cerámica ibérica decorada con figura humana, constituye la primera fase de elaboración de un atlas de esta producción, que posteriormente se completará con el resto de yacimientos aragoneses y con los de territorios próximos para visualizar la existencia de relaciones e influencias entre los diferentes talleres y decoradores de esta clase cerámica e, incluso, constatar la existencia de pintores itinerantes. PALABRAS CLAVE: Sistemas de Información Geográfica; Bajo Aragón turolense; Cerámica ibérica decorada con escenas.
ABSTRACT Based on the use of Geographic Information Systems (GIS) in the study of the area named Bajo Aragón (Teruel), where eight archaeological sites with Iberian figure pottery have been located, this paper is the first stage in the elaboration of an Atlas that enables users to visualize the relationship and influence among the different pottery workshops and their decorators, as well as the existence of other itinerant painters. KEYWORDS: Geographic Information Systems; Bajo Aragón; Teruel; Iberian figure pottery.
1. INTRODUCCIÓN
2. EL OBJETO DE ESTUDIO
El uso de los Sistemas de Información Geográfica es una de las renovaciones metodológicas más impactantes de los últimos años en la investigación arqueológica desde que en la década de los años 80 del siglo pasado se inicia su aplicación en Estados Unidos.
Durante el período Ibérico Tardío, en algunos asentamientos, necrópolis y santuarios comienza a fabricarse y utilizarse vasijas de distintas formas y funciones decoradas con variados programas ornamentales en los que la figura humana se convierte en la protagonista de escenas argumentalmente variadas, hecho que coincide con el surgimiento y desarrollo en los distintos territorios ibéricos de ciudades dominadas por elites urbanas, en parte, representadas en los recipientes, que desde ahora se convierten en elementos de prestigio para esta clase social dirigente.
A pesar de que en nuestro país comienzan a utilizarse en la década de los 90, y de que su aplicación no alcanza todavía los niveles de uso que tiene en otros lugares, en la actualidad existen numerosos grupos de investigación especializados en el manejo de estas nuevas herramientas (VICENT, 1998; BLASCO Y QUESADA, 1999; MARTÍN DE LA CRUZ Y LUCENA, 2004; GRAU, 2006; MAYORAL Y CELESTINO, 2011). Este trabajo, en fase inicial, se centra en utilización de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) aplicada al estudio geográfico y arqueológico del territorio del Bajo Aragón turolense, donde se ubican seis de los ocho yacimientos aragoneses en los que está registrada cerámica ibérica decorada con figura humana, con el propósito de elaborar un atlas de esta producción.
En este sentido, resulta innegable el valor de esta clase cerámica como reflejo del grupo que mediante estas imágenes muestra creencias; tradiciones y rituales que ponen de manifiesto la evolución y devenir de una sociedad, en este caso la ibérica del Valle Medio del Ebro desde las postrimerías del s. III a.C. hasta su final, en el año 44 a. C. (BELTRÁN, 1996, 13, MAESTRO, 2010, 213-214). Desde el inicio de la investigación sobre esta producción cerámica, los trabajos se han centrado en diferentes aspectos,
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tales como su escasez en relación con la gran cantidad de cerámica ibérica pintada en cuya ornamentación no aparecen representaciones humanas (CHAPA Y MAYORAL, 2007, 81-90), o su datación tardía en la última etapa de desarrollo de la Cultura Ibérica coincidente con un período complejo de la Protohistoria peninsular, lo que le otorga la posibilidad de ser estudiada desde diferentes perspectivas, la ibérica propiamente dicha, la helenística, la romana o la europea continental (MAESTRO, e.p.). Otros estudios se han centrado en el análisis de las escenas, sus argumentos y los motivos que las enmarcan; en los esquemas compositivos y estilos y en la lectura y significado que las estampas tienen para la sociedad que produce y utiliza estos recipientes en diferentes ámbitos; sin olvidar el estudio del contexto arqueológico y del territorio en el que se ubican los asentamientos, necrópolis y santuarios donde se registra. Además de los dedicados a la repetición del mismo argumento en producciones de distintos entornos del territorio ibérico o celtibérico, por lo tanto, pertenecientes a diferentes áreas geográficas, grupos de población e identidades, y ligadas a distintos círculos estilísticos con diferentes dataciones dentro del período cronológico en el que se fabrican y emplean los vasos (BONET E IZQUIERDO, 2001, 273-274; TORTOSA, 2006, 149-151; GRAU, 2007, 119-121; MAESTRO, 2010, 234; ARANEGUI, 2012; UROZ, 2012, 459-461; GRAU Y RUEDA, 2013, 101-103; MAESTRO, e.p.). Teniendo en cuenta lo dicho, el objetivo de esta comunicación, del que únicamente exponemos un avance, se centra en el estudio de determinados yacimientos ibéricos aragoneses con una nueva herramienta de trabajo para tratar de averiguar las causas por las que esta clase cerámica se constata en unos yacimientos mientras que en otros, aparentemente con las mismas características de ubicación y funcionalidad; tamaño; antecedentes de población; trazado urbano o similar contexto arqueológico y marco cronológico, no aparecen estos materiales. En síntesis, y como hemos dicho, se trata de elaborar un atlas de los yacimientos con esta clase cerámica para visualizar la existencia de relaciones e influencias entre los diferentes talleres y decoradores e, incluso, constatar la existencia de pintores itinerantes (UROZ, 2012, 47-48; MAESTRO, e.p.).
3. EL ESTUDIO 3.1. Los yacimientos aragoneses Las producciones aragonesas se han encontrado en yacimientos ubicados en dos zonas de este territorio, el Bajo Aragón turolense y la Litera oscense, aunque son determinados hallazgos procedentes del primero los que le han proporcionado identidad de grupo, ya que se las conoce como “Cerámica estilo Azaila”, “Azaila-Alcorisa”, “Alcorisa-Azaila”, “Alcorisa-Alloza-Azaila”, “Círculo de Azaila” o “Escuela Azaila-Alloza” (MAESTRO, 2010, 214).
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M. Tarradell en 1968 los clasifica en una de las dos categorías en las que estructura esta producción en función de los temas representados “Estilo Narrativo” y “Estilo Simbólico”. Es en este último donde incluye los temas bajoaragoneses, incidiendo en la técnica pictórica con están realizadas las figuras, la silueta preferentemente, y el destacado estatismo de algunas de sus composiciones como el caso de El Cabezo de Alcalá (Azaila), además del hermetismo en cuanto a su significado, aunque no toda la producción de los seis yacimientos bajoaragoneses presentan estas características pictóricas, de estilo y contenido (TARRADELL, 1968; MAESTRO, 1989; MAESTRO, 2010). En el Bajo Aragón, el territorio más próximo al litoral y provisto de una red de comunicaciones a través de la cuenca del Ebro, es donde primero impactan una serie de elementos procedentes de asentamientos más orientales en un horizonte propio de Campos de Urnas de la Primera Edad del Hierro, y que constituye el punto de partida del proceso de transformación, para el posterior desarrollo de la Cultura Ibérica que desde esta área geográfica se extiende hacia occidente, y que durante el Ibérico Tardío, período del que hay datos de sus pobladores a través de las fuentes escritas, está habitado por Sedetanos, al sur del Ebro, ocupando un área, no bien definida por el momento, entre la desembocadura del río Huerva y las cuencas alta y media del Martín, mientras que los Ausetanos del Ebro ocupan las tierras del Bajo Martín, Matarraña y Guadalope (MAESTRO, 2010, 214; BURILLO, 2012, MAESTRO, e.p.). Mientras que el proceso iberizador en la Litera oscense es más tardío, ya que tradiciones de Campos de Urnas de la Primera Edad del Hierro perduran largo tiempo y la Cultura Ibérica aparece plenamente formada en una fase equivalente al Ibérico Pleno, cuando se constata un considerable aumento de población con la existencia de abundantes asentamientos, la mayoría de tamaño medio de características topográficas y urbanísticas similares a las de los poblados ilergetes del poniente catalán, que, junto a los habitantes del Bajo Aragón ya mencionados, son uno de los grupos más destacados desde el año 218 a. C., cuando inician un período de una marcada política expansiva hacia territorios más occidentales, ocupados por Sedetanos y Suessetanos (DOMÍNGUEZ Y MAESTRO, 2000, 41, nota 4; DOMÍNGUEZ, MAESTRO Y MONFORTE, 2004, 364-365, notas 7, 8, 9 y 10; MAESTRO, DOMÍNGUEZ Y PARACUELLOS, 2009, 120-121, nota 1). En síntesis, en esta etapa y en ambas zonas del sector central de la cuenca del Ebro, estos asentamientos pueden considerarse lugares neurálgicos, en los que acontecen una serie de circunstancias como la presencia de esta variedad cerámica que en algunos coexiste con otros restos singulares como sucede con la Estela de El Palao (Alcañiz, Teruel) o el Monumento de La Vispesa (Tamarite de Litera, Huesca), ambos considerados componentes destacados en el repertorio de un conjunto de manifestaciones de carácter supra-etnico, característico del NE peninsular (SIMÓN, 2013, 44-85; 53; 184-187; MAESTRO, 2015b, 60-61).
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías 3.2. Territorio, contexto arqueológico-cultural y datación de los yacimientos del Bajo Aragón De ambos territorios, el bajoaragonés es el que presenta la mayor concentración de yacimientos con esta producción. Situado al sur de la cuenca del Ebro, se caracteriza por su diversidad geomorfológica y por una red fluvial estructurada en cuencas principales como las del Martín, Guadalope y Matarraña, junto con las secundarias de sus afluentes, completada por una densa red de vales que determinan la existencia de dos zonas: la septentrional en la margen sur de la depresión del Ebro y la meridional en las primeras estribaciones de la Cordillera Ibérica. Dicha complejidad determina su pluralidad climática y paisajística, con una vegetación de estepa y de bosque de coníferas (MAESTRO, 2010, 215-216; MAESTRO, 2015b, 59). Estos yacimientos se sitúan, de este a oeste, en los valles de los ríos Matarraña y Algás, San Antonio (Calaceite, Teruel); Guadalope, El Palao (Alcañiz, Teruel); Guadalopillo, El Cabezo de la Guardia (Alcorisa, Teruel); Martín, El Castelillo (Alloza, Teruel) y El Palomar (Oliete, Teruel) y Aguasvivas, El Cabezo de Alcalá (Azaila, Teruel). Además de la localización en la vega de un río o en sus proximidades, tienen en común su ubicación en cerros de acusado valor estratégico, con altitudes que oscilan entre los 400m y los 600m. En relación a su contexto cronológico cultural, su ocupación en la mayoría de los casos se remonta a la Primera Edad del Hierro, circunstancia que acontece en todos ellos salvo en El Palomar, con inicios a mediados del siglo III a.C. Mientras que su final muestra cierta disparidad ya que a excepción de El Palao, habitado ininterrumpidamente desde el siglo VIII a.C. hasta fines del II y comienzos del III, San Antonio y El Castelillo finalizan entre la segunda mitad y finales del siglo II a.C. y El Cabezo de la Guardia, El Palomar y El Cabezo de Alcalá en el primer cuarto del siglo I a.C. (MAESTRO, 2010, 214-215, nota 4; MAESTRO, 2015b, 57-59). El contexto arqueológico de cada caso permite clasificar los materiales en dos rangos: uno, en relación con la entidad y funcionalidad del yacimiento donde se han hallado y otro, en referencia a su localización específica en el mismo. Respecto al primero, todas proceden de un contexto urbano como la mayoría de los registros de esta clase cerámica (MAESTRO, 1989), por lo que la producción aragonesa se comporta de la misma forma que en el resto del mundo ibérico; mientras que en relación con el segundo nivel, los espacios donde aparecen se interpretan como viviendas de diferente entidad en el asentamiento (MAESTRO, 2015b, 60-62). Similar paralelismo se manifiesta en los aspectos morfológicos y en el desarrollo de las escenas, todas en la pared externa de los recipientes. Del amplio repertorio formal de esta época se concluye que el kalathos es la forma cerámica que en mayor número aparece decorada con escenas, dispuestas en friso corrido sin solución de continuidad, enmarcadas, superior
e inferiormente, por bandas y filetes de diferentes grosores y paralelos entre si, aunque existen excepciones como en el caso de los kalathoi 2 y 4 de El Castelillo (MAESTRO, 2010, 221, Fig. 4 y 223, Fig. 6). Otra seña de identidad es la datación tardía de estos materiales, encuadrables en la segunda etapa de esta producción entre los años 230-200 y el 50 a.C., a pesar de que algunos de ellos superen esta fecha emblemática para el Valle Medio del Ebro en este período (MAESTRO, 2010, 217 y 229, nota 12). No obstante, hay que tener en cuenta las diferencias existentes entre los centros productores aragoneses que ponen de manifiesto la mayor antigüedad cronológica y temática de San Antonio, anterior al año 200 a.C., Por lo que la aparición de la figura humana se produce en las áreas más orientales del Bajo Aragón, en la cuenca del Matarraña, y puede considerarse como el antecedente del resto de producciones aragonesas, seguido de El Castelillo en el siglo II a.C. Por su parte, El Cabezo de Alcalá, El Cabezo de la Guardia y El Palomar pueden datarse en la misma centuria o como muy tarde, en el primer cuarto del siglo I a.C., teniendo en cuenta la fecha admitida para el final de estos poblados. Finalmente, El Palao es de todos, el único que trasciende la frontera del cambio de Era, por lo que su producción puede ser la más moderna, quizás en la segunda mitad del siglo I a.C. Aunque estas fechas pueden ser modificadas teniendo en cuenta la datación tardía de los materiales hallados en Lérida, fechados en el año 30 a.C. (MAESTRO, 2015a y 2015c; MAESTRO, e.p.).
3.3. Metodología El estudio de estos yacimientos se desarrolla a dos niveles macro y micro, y está secuenciado en cuatro fases: 1. En la primera fase (la que presentamos aquí), hacemos el estudio macro con el fin de establecer áreas de captación e influencia para tratar de constatar posibles interrelaciones entre los seis asentamientos con esta producción cerámica y otros sin ella pero con las mismas características (Fig. 1). 2. En una segunda fase realizaremos un estudio micro de cada uno de los seis asentamientos. 3. En la tercera, añadiremos los dos yacimientos con esta clase cerámica ubicados en la Litera oscense, La Vispesa y la Ermita de San Sebastián, ambos en el término de Tamarite de Litera, operando de la misma forma. 4. Por último, ampliaremos el estudio a yacimientos situados en áreas próximas, Lérida, Tarragona, Castellón y Valencia. Simultáneamente a la realización de estas fases, efectuaremos la elaboración del atlas. Partiendo de la idea de que los SIG son herramientas que permiten a los usuarios crear consultas interactivas, analizar la información espacial, editar datos, mapas y presentar los resultados de todas estas operaciones, hemos utilizado algunas de las herramientas o aplicaciones de ESRI. Para la elaboración de esta App que tiene el propósito de difundir el patrimonio ibérico, concretamente, los
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Figura 1. Situación del Bajo Aragón donde se ubican los seis yacimientos objeto de esta presentación. yacimientos en los que ha aparecido cerámica decorada con escenas en las que la figura humana es protagonista, se han utilizado dos aplicaciones ArcGIS: ArcGis Desktop 10.2.1 para digitalizar las capas de ríos, isohipsas (curvas de nivel) y los buffer (áreas de influencia) y ArcGis Online. 1. La capa de isohipsas se ha elaborado a partir de una imagen raster (pixelada) del IGN, utilizando una de las herramientas de Análisis. En este caso, hemos digitalizado las isohipsas de 100 en 100 metros. Posteriormente, se exporta como shapefile (comprimido con zip) y se incorpora al Web Mapa de Arcgis Online (Fig. 2). 2. La capa de ríos se ha digitalizado a partir de una capa de los ríos de España del Instituto Geográfico Nacional (IGN), seleccionando únicamente los ríos que drenan la zona estudiada. Posteriormente, se exporta como shapefile (comprimido con zip) y se incorpora al Web Mapa de Arcgis Online (Fig. 2). 3. La localización de los yacimientos se ha digitalizado creando un shapefile de puntos. Si bien luego hemos elaborado una capa csv para introducirla en el Web Map que da origen a la aplicación, ya que permite añadir mayor cantidad de texto informativo (Fig. 2). 4. A continuación, tomando los yacimientos como referencia se han creado buffers (polígono que encierra
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el “área de influencia” resultante de dar una determinada separación, en este caso, en torno a un punto) a diferentes distancias: 5, 10, 20 y 30 km de cada yacimiento. Posteriormente, se exporta cada buffer como shapefile (comprimido con zip) y se incorpora al Web Mapa de Arcgis Online (Fig. 3). 5. Así se pueden estudiar las áreas de influencia de cada uno de ellos, zonas comunes de explotación del territorio, etc. 6. Estas capas que hemos mencionado, han sido exportadas a la aplicación ArcGIS Online, para elaborar a partir de ella la aplicación que se puede hacer pública en cualquier dispositivo. 7. La capa de los yacimientos la hemos reelaborado como capa csv (texto separado por comas) para poder configurar una ventana emergente más completa, con toda la información que queríamos poner. 8. En las ventanas emergentes de cada yacimiento, la información está estructurada de la siguiente manera: nombre del yacimiento, localidad y provincia. Forma cerámica; cronología; descripción y comentario. Además, al final de este contenido, se inserta una imagen del recipiente o fragmento que sirve de enlace para acceder a la información existente en la red sobre este material (Fig. 5).
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
Figura 2. Localización de los seis yacimientos, isohipsas y cuencas fluviales.
Figura 3. “Áreas de influencia” a diferentes distancias: 5, 10, 20 y 30 km de cada yacimiento.
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Como ejemplo, y para dar a conocer el proyecto, hemos elegido el yacimiento de El Cabezo de la Guardia de Alcorisa, por tener registrada una sola pieza, el kalathos decorado con un programa argumental y estilístico prácticamente igual a otro kalathos procedente de El Cabezo de Alcalá de Azaila (Fig. 4).
9. De las numerosas plantillas que nos ofrece ArcGIS para publicar nuestros mapas en la red, hemos elegido, por su sencillez, la denominada Visor Básico. Al abrirse esta aplicación, además del mapa aparece, por defecto, la sección “Detalles” donde explicamos los objetivos de la misma, y el usuario tiene a su disposición la herramienta capas, para activar o desactivar aquellas que le parezcan más convenientes.
Figura 4. Ventana emergente de El Cabezo de la Guardia (Alcorisa, Teruel).
Figura 5. Kalathos de El Cabezo de la Guardia (Alcorisa, Teruel).
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Entornos. Arqueología Espacial
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
56. NUEVOS DATOS SOBRE EL CONOCIMIENTO DE LA ILERGECIA OCCIDENTAL: PROSPECCIONES GEOFÍSICAS EN LA LITERA Y EL BAJO CINCA Pilar Camañes Villagrasa1, Luis Fatás Fernández2, Maria Núria Otero Herráiz1, Carles Padrós Gómez1, Roger Sala Bartroli3 1
Institut Català d’Arqueologia Clàssica 2 Gobierno de Aragón 3 SOT Prospecció Arqueològica
Luis Fatás Fernández, lfatas@aragon.es RESUMEN La zona oriental de Huesca presenta una gran riqueza patrimonial. Sin embargo, este conocimiento ha sido hasta la fecha superficial, por lo que se ha venido arrastrando un conocimiento un tanto superficial e inexacto. Estas generalidades son, en gran medida, aplicables a época ibérica, donde las prospecciones de tiempos pasados dibujan un paisaje con una importante densidad de población, pero documentado de una manera superficial. Por este motivo, hemos planteado la realización de un proyecto a medio plazo centrado en las fases de transición entre mundo ibérico y romano en las zonas de la Litera y el Bajo Cinca. La primera fase de este proyecto ha sido la realización de prospecciones geofísicas y superficiales de tres yacimientos para iniciar la caracterización de estos territorios, cuyos resultados presentamos: Los Castellasos (Tamarite de Litera), Vedat de Sant Simón (Fraga) y Castillo de Chalamera (Chalamera). PALABRAS CLAVE: Bajo Cinca; La Litera; Mundo ibérico; Romano-republicano; Geofísica.
ABSTRACT The eastern area of Huesca is rich in archaeological heritage. However it still remains mainly unknown, so nowadays scholars have to rely, in most of cases, on inaccurate and superficial data. These generalities are applicable to the Iberian Culture, which, despite former archaeological surveys depict a high populated landscape, although it is only documented in a shallow way. That is why we have proposed a medium term project focused on the transition between the late Iberian Culture and the Roman Republic in the areas of la Litera and el Bajo Cinca. The first stage of this project only consisted on performing some geophysical and surface surveys on three sites in order to characterize those areas. In this paper we expose the results obtained from three of them: Los Castellassos (Tamarite de Litera), Vedat de Sant Simon (Fraga), and Castillo de Chalamera (Chalamera). KEYWORDS: Bajo Cinca; La Litera; Iberian Culture; Roman Republic; Geophysics.
1. INTRODUCCIÓN La Ilergecia Occidental es un territorio con una ocupación continuada desde la Prehistoria hasta nuestros días. Sin embargo, la época protohistórica y romana es quizás una de las peor documentadas. Este desconocimiento no es debido tanto a la falta de datos o de poblamiento antiguo, sino a la falta de trabajos sistemáticos sobre este espacio. De hecho, con la excepción de los trabajos realizados en algunos yacimientos como La Vispesa (Tamarite de Litera, La Litera), el Pilaret de Santa Quiteria (Fraga, Bajo Cinca) u Olriols (San Esteban de Litera, La Litera), se trata de una zona muy marginal dentro de la literatura científica. Este trabajo se enmarca dentro de un proyecto de investigación cuya finalidad es la de completar en la medida de lo posible este vacío de conocimiento durante la transición entre el mundo ibérico y el mundo romano, basado
en la realización de prospecciones geofísicas en varios yacimientos de las zonas de la Litera y el Bajo Cinca (Fig. 1), concretamente de los yacimientos de Los Castellasos (Tamarite de Litera, La Litera), Vedat de Sant Simón (Fraga, Bajo Cinca) y el Castillo de Chalamera (Chalamera, Bajo Cinca). La investigación ha dependido científicamente del Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC) de Tarragona y se ha podido realizar gracias a ser beneficiaria de una ayuda del Instituto de Estudios Altoaragoneses. El permiso arqueológico responde al número de expediente 24/2015 de la DGPC. Las intervenciones se desarrollaron entre los días 9 y 13 de febrero de 2015 y contaron con el apoyo del personal técnico de SOT Prospecció, en lo concerniente a la geofísica. En el planeamiento original del proyecto se contemplaba la realización de prospecciones superficiales en el yacimiento de Monderes (Castillonroy, la Litera) que no pudieron realizarse debido al vallado completo del terreno y la imposibilidad de poder contactar con su propietario.
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3. METODOLOGÍA 3.1. Prospección en superficie Previamente y de manera complementaria a la prospección geofísica se realizó en cada uno de los yacimientos y de su entorno una prospección superficial con la finalidad de identificar estructuras, zonas de dispersión de materiales y su delimitación. El objetivo de la intervención es obtener una valoración previa del estado de conservación del yacimiento así como las áreas susceptibles de ser prospectadas mediante magnetometría o Georadar sobre las que se proyectan los respectivos grid de lectura, a la vez que se delimitan cronológicamente.
3.2. Prospección geofísica Figura 1. Ubicación de los yacimentos en las comarcas del Bajo Cinca y La Litera (Huesca).
2. OBJETIVOS La realización de prospecciones geofísicas persigue los siguientes objetivos: en primer lugar, avanzar en el estudio del mundo ibérico de este área oscense, de gran riqueza en yacimientos y restos arqueológicos estudiados desde antiguo, que tiene como paradigmas La Vispesa (Binéfar, La Litera) y el Pilaret de Santa Quiteria (Fraga, Bajo Cinca). El trabajo en varios yacimientos como son Vedat de Sant Simón (Fraga, Bajo Cinca), Castillo de Chalamera (Chalamera, Bajo Cinca), Los Castellasos (Tamarite de Litera, La Litera) y Monderes (Castillonroy, La Litera) permite progresar en el conocimiento de la diacronía y morfología de cada uno de ellos y en el funcionamiento del territorio en su globalidad, caracterizando el proceso de cambio desde el mundo ibérico hasta la primera romanización, durante la República romana. En segundo lugar se ha buscado rentabilizar la actividad arqueológica utilizando métodos no destructivos que facilitan formular o verificar hipótesis de forma eficiente y rápida, centrando el trabajo arqueológico de campo en los puntos de mayor interés según los objetivos de cada momento. De este modo se evita la realización grandes campañas de excavación en extensión o de sondeos sistemáticos para la identificación de estructuras y niveles arqueológicos, que, aunque necesarios para el conocimiento directo de los yacimientos, pueden dirigirse de una manera más eficiente con el uso previo de la prospección geofísica. Estas técnicas permiten delimitar y obtener propuestas planimétricas, urbanísticas y funcionales del asentamiento, hecho que a su vez permite discernir zonas de especial interés/protección en los mismos yacimientos.
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En el contexto de la metodología en el campo de la geofísica se aplicaron dos métodos; la magnetometría y el Georadar (GPR). Los aparatos de magnetometría (magnetómetros, gradiómetros) miden la intensidad del campo magnético por unidad de espacio o superficie. El magnetómetro mide la intensidad del campo total (el terrestre), en cambio el gradiómetro mide las variaciones en función de una referencia local. Así pues, el gradiómetro magnético permite explorar un yacimiento y obtener un mapa magnético. Este nos informa sobre la presencia de anomalías producidas por estructuras arqueológicas siempre y cuando estas tengan propiedades magnéticas diferentes de su entorno. Los elementos más fácilmente detectables con la prospección magnética son metales férreos, restos de combustión, hornos, zanjas, muros, cubetas, silos o fosos. Su punto débil es la extrema sensibilidad de estos sensores al metal ferroso y a radiaciones magnéticas, lo que limita su uso en las zonas urbanas. Por lo que se refiere al georadar, es un sistema de prospección geofísica basado en la emisión de pulsos electromagnéticos en el subsuelo y la medición de las alteraciones de amplitud, frecuencia y velocidad de propagación que experimenta el medio geológico para inferir las propiedades físicas. El resultado de esta operación son los radagramas, que expresan en el eje horizontal el desplazamiento de la antena del georadar sobre el terreno y en el eje vertical el viaje de los pulsos en profundidad, de manera que se obtiene una visualización equivalente a un perfil o sección del área explorada. Una vez realizado el trabajo de campo y procesado de los datos se obtienen sondeos en extensión que permiten visualizar las propiedades del subsuelo a diferentes profundidades en forma de plantas, secciones o restituciones volumétricas mediante la integración en un solo bloque tridimensional de datos de radagramas paralelos obtenidos sobre la superficie a explorar.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías 4. RESULTADOS 4.1. El Vedat de Sant Simón (Fraga, Bajo Cinca) El poblado ibérico del Vedat de Sant Simón (Fraga, Bajo Cinca) se encuentra en un espolón orientado en dirección este-oeste que se levanta sobre el margen derecho del río Cinca, del que dista unos 2km. La elevación preside la vía de acceso a las primeras estribaciones de la altiplanicie monegrina, controlando el ascenso a los llanos de Cardiel. Su cima presenta una superficie aproximada de 1,14 ha. El descubrimiento del poblado ibérico es fruto de la intensa actividad prospectora de R. Pita en el bajo Cinca durante los años 50 del siglo XX (Pita, 1955: 341-348; 1958: 215-226; 1959: 229-248), en cuya documentación recibe el nombre de Pajalarga. La cima en el que se levanta fue arrasada con maquinaria pesada. En 1982 fue redescubierto por A. Magallón y, algo después, incluido en la carta arqueológica de Huesca (Domínguez et al., 1984: 92-93), confirmando la presencia de cerámica de barniz negro de tipo campaniense
y cerámica ibérica lisa y decorada. I. Garcés (1991: 346) añade la presencia de rojo ilergete, cerámica gris, fragmentos de dolia y un posible fragmento de vaso caliciforme. La cultura material descrita, permite situar los orígenes de la ocupación del poblado en torno al s. III a.C. La Prospección en superficie permitió identificar dos zonas con alta densidad de material arqueológico: la cima de la elevación y su vertiente meridional. El material aparece por toda la superficie de la elevación, siendo los elementos más frecuentes los grandes contenedores destinados al almacenaje, entre los que dominan las tinajas y las ánforas ibéricas. En menor medida se recogen algunos elementos de vajilla de servicio, entre los cuales destacamos un posible fragmento de Rojo Ilergete y otro de barniz negro de pequeñas estampillas. Se han localizado algunas estructuras murarías en la zona superior y también en la ladera sur. En este último caso podría tratarse de una posible muralla por su situación y dimensiones. En algunos puntos del extremo oriental afloran los niveles geológicos. Por lo que se refiere a la prospección geofísica, la presencia
Figura 2. Mapa magnético e interpretación de los resultados del grid 1. de abundante vegetación en la plataforma superior de la elevación limitó las exploraciones y se prospectaron mediante magnetómetro 2 grids de 30x30m (SS1 y SS2) que suponen una superficie total de 1800m2. Grid 1: Este espacio de prospección se ha realizado en el
límite de la ladera sur, en la zona centro-este. A pesar de la densa vegetación del entorno se ha podido prospectar la totalidad del grid sin problemas. Los datos obtenidos después de un proceso de análisis muestran la presencia de hasta siete grupos de anomalías o estructuras. La más destacada (anomalía 2) forma lo que parece ser un edificio de grandes
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dimensiones que entendemos se asociaría a una posible muralla en el extremo sur de la plataforma superior del cerro, parcialmente perdida en algunos puntos. Por otro lado se han documentado varias anomalías (4-7) que responden a estructuras complejas situadas en la zona interior, más alejada de la posible muralla. La riqueza estructural y de posibles hornos u hogares hace muy interesante su excavación (Fig. 2). Grid 2: En el extremo oeste de la ladera sur, se ha prospectado un grid de idénticas características al anterior, ubicado próximo a la actual zona de acceso al yacimiento. El área se encontraba en esta ocasión prácticamente libre de vegetación. Aunque los valores ofrecidos por el gradiómetro indicaban un contraste magnético significativamente inferior al del grid 1 se observan varias anomalías que podrían corresponder a estructuras habitacionales de gran interés por la disposición aparentemente radial que evidencian, siguiendo el margen del cerro en este extremo del mismo (Fig. 3).
4.2. El Castillo de Chalamera (Chalamera, Bajo Cinca) El tozal en el que asentaba el castillo de Chalamera controla la confluencia entre los ríos Cinca y Alcanadre, presidiendo la localidad homónima. Desde este emplazamiento se dispone de un amplio dominio visual hacia el sur y hacia el este, controlando la vega fértil del Cinca y las tierras llanas del Cinca Medio y el Bajo Cinca. Se trata de un cerro testigo típico de la depresión del Ebro. Las alusiones a este yacimiento son constantes en la literatura arqueológica que coincide en considerarlo una de las principales plazas fuertes ilergetes (Lostal, 1980: 95-96; Biarge, 1976: 50; Pita, 1961: 125-126; Querre et al., 1971: 168). En lo referente a la ocupación del cerro del Castillo de Chalamera y su entorno, la presencia de una necrópolis tumular en los terrenos circundantes marcaría un momento inicial durante el bronce final o la primera edad del hierro que enlazaría hasta el mundo ibérico (Domínguez et al., 1984: 80-81), la romanización y momentos posteriores. I. Garcés (1991: 176-178) propone para el hábitat ibérico del Castillo de Chalamera un arco cronológico que oscila entre los siglos III a.C. y II d.C., conociendo unas fases republicana e imperial especialmente intensas. La continuidad de la ocupación del lugar durante la antigüedad tardía se da por sentada, debido a que en la iglesia parroquial de la localidad se conservan
Figura 3. Mapa magnético e interpretación de los resultados del grid 2.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías sendos osarios visigóticos procedentes del yacimiento. El elevado valor estratégico de esta posición motivó su reocupación en época islámica y durante la Baja Edad Media, cuando Chalamera fue sede de una encomienda del temple que pasó a los sanjuanistas a la extinción de la orden (Castillón, 1968-1970: 22). Este valor estratégico, explica también su ocupación durante la Guerra Civil. Durante la prospección en superficie se ha identificado en las proximidades de la cima un muro compuesto por sillares regulares de buena factura, no apareciendo estructuras similares en ningún otro punto del yacimiento. En la ladera occidental del tozal se observa un gran parapeto de tierra que forma parte de la red de trincheras de la Guerra Civil que recorre el tozal. La construcción de dicha estructura, que discurre en dirección norte-sur, supuso la remoción de una gran cantidad de metros cúbicos de tierra siendo en esta zona donde se documenta una importante presencia de material cerámico en superficie. En lo que respecta a la documentación de estructuras en superficie, los mejores ejemplos se hallan en los costados largos (oeste y este). Destacan en este sentido las documentadas en el costado oeste, donde se identifican partes de muro, puede que muralla, de aproximadamente 1 m de ancho, que en un punto de la zona central se convierte en una posible torre maciza. En el lado este los restos aparecen
más arrasados, pero seguirían el mismo patrón de muralla perimetral, conservándose restos de gran entidad. Asimismo, en los cuatro costados, se conservan restos estructurales mucho más arrasados, formados por sillares de piedra de marga gris sin escuadrar, delineando un muro perimetral en una posición más avanzada y a una cota inferior que el descrito anteriormente, cuyo trazado se conserva fundamentalmente en el sector norte. Esta estructura en peor estado de conservación nos lleva a pensar en posibles evidencias del período ibérico o ibero-romano, dada la gran cantidad de material de esta fase recuperado durante los trabajos. Durante la prospección en superficie se ha recuperado gran cantidad de material arqueológico (mayoritariamente cerámico) en la parte superior y en la vertiente occidental del altozano, especialmente del periodo ibero-romano: común ibérica, ibérica pintada, grandes contenedores y tinajas, así como ánforas romanas y de tradición greco-itálica. También se han recuperado cerámicas grises de la costa catalana, cerámicas de barniz negro campaniense, sigillatas, y posiblemente algunas del tipo rojo ilergete. Aparecen aunque en menor medida elementos de cerámica a mano con decoración de cordón, pero también cerámica vidriada medieval y moderna.
Figura 4. Mapa magnético e interpretación de los resultados obtenidos en la cima de Chalamera.
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Los trabajos de prospección geofísica aplicada se han llevado a cabo mediante el uso de un gradiómetro magnético. Esta técnica se ha aplicado en el 90% de la plataforma superior del cerro, es decir, una superficie de 1207m2. Los datos preliminares sobre el terreno muestran la presencia de 5 grupos de anomalías. El grupo 1 lo forma una estructura rectangular de 10x10m orientada en dirección norte-sur. El grupo 2 lo forman una serie de anomalías lineales en sentido sudoeste-noreste identificadas como un posible conjunto de restos constructivos. El grupo 3 presenta una menor definición posiblemente a causa de la presencia de niveles de derribo, sin embargo también se detectan ciertas anomalías lineales. El grupo 4, en el sur de la superficie analizada, presenta un menor contraste magnético que los anteriores, pudiendo tratarse de una construcción de poca entidad o en un estado de conservación más precario. Finalmente el grupo 5 en el extremo sudeste del área explorada no permite una interpretación clara, aunque se identifican focos de combustión y posible material metálico (Fig. 4). En un primer análisis de los resultados se podría apuntar a la posibilidad de tratarse de elementos de la encomienda templaria que por ser los más recientes deberían encontrarse a una cota superior. No obstante, hay que señalar que se observan estructuras más tenues, quizá debido a su profundidad.
4.3. Los Castellassos (Tamarite de Litera, La Litera) El yacimiento de Los Castellassos (Cariello, 1950: 247-254; Lostal, 1980: 53-54), se halla en el límite entre los términos municipales de Albelda, Alcampell y Tamarite de Litera. En el entorno de un cerro destacado y próximo al arroyo de la Penella se encuentran los restos de un poblado ilergete al que se superpone una fortificación de la cual se conservan los restos de sendos torreones. Tradicionalmente se consideró dicha construcción un castellum de época romanorepublicana (Pita, 1981: 7-9), idea asumida y reiterada por la literatura arqueológica posterior, aunque actualmente se tiende a considerarla de época islámica (Garcés, 1991: 197-198). Alrededor de este núcleo se encuentran restos constructivos y materiales que denotan que el conjunto conoció una ocupación extremadamente dilatada en el tiempo. El yacimiento fue intervenido a mediados del pasado siglo por el párroco de Albelda Mn. J. Fusté (Salas et al., 1999: 151), impulsando prospecciones y excavaciones sin método arqueológico, en las que se recuperaron abundantes materiales, gran parte de ellos en paradero desconocido actualmente (Pellicer, 1962: 56, 59, 67, 71 y 75). También debemos reseñar en este apartado las excavaciones de D. Amado López, profesor de instituto de la vecina localidad de Binéfar. Por último B. de Cariello, Comisario Local de Excavaciones, excavó en 1950 un lienzo de muralla en la parte oriental de la fortaleza. Por su parte R. Pita reitera la existencia en el lugar de un hábitat ilergete y un castellum romano, señala aprovechamientos posteriores en época
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islámica y feudal (Pita, 1951: 59-63; 1952: 315; 1981: 7-9). Debemos mencionar en este punto atribución a Los Castellassos que realizó Mn. Joan Fusté de las dos estatuas sedentes conservadas en el Museo de Huesca y el ayuntamiento de Albelda respectivamente, datadas entre los siglos III y I a.C. (Marco, 1990: 335), aunque algunos atuores plantean una cronología medieval. No obstante se conservan documentos gráficos que muestran como antes de la Guerra Civil ambas figuras coronaban la fachada de la ermita de San Roque de la localidad a modo de pináculos. Con anterioridad a la realización de la prospección geofísica se procedió a efectuar una prospección en parte de la superficie del yacimiento, estableciendo debido a su extensión una división por zonas, pensando en la posterior geofísica. Así la zona 1 corresponderá a la cima, la zona 2 a la vertiente oriental y la 3 a un campo de olivos situado al este a una cota inferior dividido por una estructura de grandes sillares de arenisca de buena factura orientados de este a oeste. El material es variado y se confirma la presencia de ibérica pintada, común ibérica, barniz negro campaniense A y posiblemente C, barniz negro de Cales, Terra Sigillata, ánforas de varias procedencias y grandes contenedores, especialmente en zonas altas y cercanas a la cima. Asimismo también se han recuperado materiales islámicos, medievales y modernos. En este sentido resulta probable que el yacimiento para estas últimas cronologías fuera más extenso debido a la elevada dispersión de estos materiales por las laderas y campos cercanos, sin descartar que parte de los materiales puedan vincularse a aportes de tierras puntuales. En relación a la geofísica, en un primer momento, se ha realizado una prospección magnética en la zona 1, correspondiente a la parte más alta de Los Castellassos, un espacio limitado por las torres noreste y suroeste y los respectivos lienzos de muralla en dirección norte-sur a cada lado, en dos grids de 1.200 m2. Las características del subsuelo resultan muy parecidas a la misma piedra del entorno, lo que supone dificultades de diferenciación de las posibles estructuras, lo que sí se identifica es una franja oriental muy poco resaltada, probablemente por tener la roca cerca de la superficie. Por otro lado, la mitad occidental parece tener más contraste y presencias de elementos que podrían ser interiores de espacios habitacionales. Después de analizar brevemente la prospección magnética se decide hacer un grid de 408 m2 con radar (GPR) en el extremo occidental de la cima del tozal (Fig. 5). Así la aplicación del radar nos da una información más precisa de profundidad y de posibles habitaciones, especialmente cercanas a la muralla y a la torre suroeste. Por tanto las características geológicas del entorno han condicionado en gran medida el resultado de las prospecciones geofísicas.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
Figura 5. Corte horizontal que nos permite observar varias de las anomalías detectadas en GPR.
5. CONCLUSIONES La aplicación de métodos geofísicos en el Vedat de Sant Simón (Fraga, Bajo Cinca), el Castillo de Chalamera (Chalamera, Bajo Cinca) y en los Castellasos (Tamarite de Litera, La Litera) ha permitido conocer la presencia de estructuras en el subsuelo de los mismos, su grado de conservación y, en menor medida, la configuración urbanística de los mismos. Valoramos muy positivamente los resultados obtenidos en el Castillo de Chalamera y el Vedat de Sant Simón y en menor medida en Los Castellassos, donde la geología del entorno ha dificultado la obtención de lecturas nítidas. A pesar de ello dichos trabajos han permitido detectar anomalías identificables con estructuras murarias y focos de combustión. Además del apartado geofísico, las intervenciones descritas han permitido efectuar reconocimientos visuales del entorno de dichos yacimientos y recogida de materiales. El estudio geofísico de estos yacimientos es muy positivo por dos cuestiones. En primer lugar, como se ha apuntado, ha permitido conocer el estado de los yacimientos, su potencia estratigráfica e incluso la existencia de posibles superposiciones de fases, como en el caso de Los Castellassos, elementos de gran relevancia por lo que aportan
respecto a la preservación del yacimiento. En segundo caso, ha establecido unas bases para preparar una futura campaña de intervenciones, identificando los puntos con más sedimentación y aquellas evidencias de estructuras que nos permitan precisar un contexto arqueológico coherente en el momento de su excavación, para así recuperar el máximo de información posible y concentrar los recursos y el esfuerzo en espacios muy concretos y estudiados. Por lo que se refiere a la recogida de materiales en superficie en los tres yacimientos estudiados, se puede decir con seguridad que el Vedat de Sant Simón (Fraga, Bajo Cinca) presenta un único momento de ocupación, datable en el período ibérico y sin documentarse una fase posterior significativa. En el caso del Castillo de Chalamera (Chalamera, Bajo Cinca) y Los Castellasos (Tamarite de Litera, La Litera) parece evidente la ocupación durante el período ibérico y/o tardorepublicano, por los materiales recuperados, pero también en fases posteriores, islámica y/o medieval, en relación con los datos que ya se conocían como la encomienda templaria en el caso de Chalamera o el hábitat islámico en los Castellasos.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
57. MÁRMOLES ESCULTÓRICOS ROMANOS DEL PATRIMONIO DE ARAGÓN. NUEVAS APORTACIONES ARQUEOMÉTRICAS. Mª Pilar Lapuente Mercadal1,2, Hernando Royo Plumed1,2, Mauro Brilli3, José Antonio Cuchí Oterino4 Universidad de Zaragoza. Dpto. Ciencias de la Tierra. Petrología y Geoquímica 2 Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC) 3 Istituto di Geologia Ambientale e Geoingenieria-IGAG, Consiglia Nazionale delle Ricerche-CNR, Roma 4 Universidad de Zaragoza. Escuela Politécnica Superior, Huesca 1
Mª Pilar Lapuente Mercadal, plapuent@unizar.es
RESUMEN En esta contribución se contextualiza el estudio arqueométrico del mármol escultórico romano, particularizando en los hallados en el Patrimonio de Aragón. Se realiza una exposición de las etapas y dificultades que conlleva este estudio hasta llegar a determinar la cantera de procedencia del mármol usado. Se puntualiza la necesidad de utilizar una aproximación multi-método donde se contemplen técnicas contrastadas por diversos laboratorios, como son la espectrometría de masas de relaciones isotópicas de C y O, y la catodoluminiscencia. Igualmente el descubrimiento reciente de canteras imperiales en Asia Menor, lleva a desconfiar de las determinaciones realizadas anteriormente usando solo métodos tradicionales (visu y petrografía). Esta perspectiva proporciona una panorámica del trabajo realizado y del que queda aún por contrastar, a la vez que descubre la presencia de mármoles hispanos en Caesar Augusta hasta ahora no detectados. Finalmente se realiza la revisión arqueométrica de la identificación de procedencia del mármol usado en el sarcófago de Turiaso. PALABRAS CLAVE: Mármol; Cantera; Hispania; Conventus Caesaraugustanus; Arqueometría.
ABSTRACT This paper is to put into context the archaeometrical studies about Roman sculpture in marble, with regard to the finds belonging to the Heritage of Aragon. It is also exposed the stages and difficulties associated with the study of the marble quarries from wich they come. It is stated the need of using ana interdisciplinary, several techniques reported by different laboratories, are applied, such as mass spectrometry to determine the C and O isotopic relationship and cathodoluminiscence. Moreover, the recent discovery of some Imperial marble quarries that in Asia Minor leads to doubt that the statements previously made using only traditional methods (like sight and petrography will be right). This perspective provides an overview of the work already carried out, as well as that one is still to check, whereas it gets the presence of Hispanic marble in Caesar Augusta, until now undetected. Finally, it is considered the archeometric revision of the marble identification used in the sarcophagus of Turiaso. KEYWORDS: Marble; Quarry; Hispania, Conventus Caesaraugustanus, Archaeometry.
1. INTRODUCCIÓN El territorio aragonés ha proporcionado abundantes vestigios arqueológicos de época romana recuperados especialmente a partir de las excavaciones realizadas en el siglo pasado. Entre ellos, las piezas de mármol aun no siendo mayoritarias en cantidad sobre otros restos, su hallazgo es siempre motivo de entusiasmo por la información histórica que el uso de este noble material transmite. A semejanza de Roma, las ciudades provinciales embellecieron sus espacios públicos y privados con rocas ornamentales. En arquitectura constructiva y decorativa este material suele competir en uso con las materias primas locales, como es el alabastro en la cuenca del Ebro.
sarcófagos pero también en epigrafía la elección del mármol como soporte para ser esculpido garantizaba no solo la finura de la talla, sino además la perdurabilidad del trabajo, por no hablar de la facilidad que ofrecía su superficie para ser pulido o de su homogeneidad para admitir pigmentos que realzaban su efecto artístico. Es además un material que simboliza poder y riqueza, que se liga a la romanización de las provincias y al gusto impuesto por Roma especialmente desde Augusto. Es por ello que la importación de este material a territorios donde la geología no ofrece afloramientos marmóreos, no supone una dificultad sino que, por el contrario, son transportados allí donde se solicitan. La propia dificultad intrínseca a su transporte se convierte en una manifestación más, del poder imperial.
En elementos escultóricos y mucho más en retratos,
Las principales rutas comerciales del mármol van unidas a las
y
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vías marítimas que unen el puerto de Ostia con los diferentes puntos de extracción diseminados por todo el Imperio, pero particularmente concentrados en Asia Menor y las islas griegas. Su redistribución a las provincias hispanas compite con el uso del mármol local allí donde lo hubiere. Las vías fluviales son aprovechadas para facilitar el transporte de este material en bloques o en piezas semielaboradas, pero no son pocos los ejemplos en los que es necesario completar con un transporte terrestre para su distribución en zonas más inaccesibles. En este contexto, el conocer la cantera de procedencia del mármol, proporciona una valiosa información no solo de los patrones de las redes comerciales imperiales sino también del uso y distribución de los mármoles locales-regionales. Ayuda además a entender los intercambios culturales entre diversos puntos de la propia Hispania, o a descubrir las preferencias por un determinado tipo de mármol de los talleres especializados. Esta aproximación requiere de un estudio arqueométrico comparativo de la propia muestra y de los mármoles de canteras usadas en la antigüedad, aplicando distintas técnicas analíticas complementarias entre sí (Lapuente, 2014). Este estudio no es una ciencia exacta, cuanta mayor información se obtiene de los rasgos identificativos de un mármol, mayor es la probabilidad de precisar su origen. La metodología seguida ha ido evolucionando en las últimas décadas a la par que la tecnología y el descubrimiento de canteras antiguas. Por ello, es natural que los trabajos iniciados en los años 80 del siglo pasado, deban ser revisados a la luz de la mayor accesibilidad de aplicación de técnicas complementarias. A la vez, la base de datos analítica sigue creciendo con mármoles de canteras hispanas, galorromanas, así como de canteras clásicas especialmente de las turcas recientemente descubiertas.
2. OBJETIVOS Esta contribución se enmarca en la línea de investigación arqueométrica referida a la identificación de las canteras de procedencia del mármol escultórico romano hallado en Aragón. Nuestro objetivo no se centra en ofrecer un listado de canteras que suministraron material marmóreo, sino que, por el contrario, se pretende que, a partir de las consideraciones que se van a exponer, el lector adquiera una idea más fiel de las dificultades que entraña este tipo de estudios y comprenda la fiabilidad relativa que ofrecen los resultados analíticos. Esta perspectiva intenta proporcionar una panorámica del trabajo realizado y del que queda aún por contrastar. La experiencia adquirida tras el estudio analítico de innumerables piezas arqueológicas hispanas (Lapuente et al. 2009, 2012a, 2014, 2015b; Royo-Plumed, 2016) y de otros contextos imperiales (Lapuente et al. 2012b; Antonelli et al. 2015), nos lleva a proponer una metodología a desarrollar en distintas fases como proceso necesario para garantizar un mayor éxito al determinar el tipo de mármol usado en una pieza escultórica. Así, con el estudio arqueométrico multi-
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método seguido en la actualidad y el mayor conocimiento de las “huellas digitales” de los mármoles de nuestro entorno geológico, se está en condiciones de ofrecer nuevos datos sobre piezas hasta ahora no analizadas que difícilmente se hubieran sabido interpretar hace unos años. Por otra parte, la propia evolución de esta investigación conlleva a la necesidad de volver a examinar piezas cuya procedencia resultó en su momento indeterminada o incluso mal interpretada usando las técnicas tradicionales de descripción visual y petrográfica. Como ejemplo de ambos casos se resumen los resultados de dos estudios concretos, la determinación del mármol de un retrato (posible Tiberio) hallado en Caesar Augusta (Nogales et al. en prensa) y la revisión de la identificación del mármol del sarcófago estrigilado de Turiaso, estudio que se remonta a hace más de 30 años (Lapuente et al. 1985).
3. PLANTEAMIENTO DE ARQUEOMÉTRICO DEL ESCULTÓRICO
ESTUDIO MÁRMOL
Desde la elaboración de una base de datos de mármoles de cantera, hasta su aplicación e interpretación para identificar la procedencia del mármol en una pieza escultórica, se suceden una serie de etapas que conviene recordar. Se pretende con ello aclarar algunos aspectos que pueden ser de utilidad para los distintos especialistas ajenos al más estricto campo analítico, quienes tienden a considerar que el hecho de haber analizado una pieza es garantía suficiente para certificar siempre su cantera de procedencia.
3.1. Fase inicial y continua: elaboración de una litoteca de referencia con mármoles de cantera La fase inicial del estudio parte de la elaboración de una base de datos analíticos de los mármoles de todas las canteras antiguas que puedan ser objeto de muestreo. Este estudio supone una serie de procesos que van desde la documentación histórica a la información bibliográfica, pasando por la localización de las canteras explotadas en la antigüedad con un estudio de campo detallado y recolección de muestras representativas para elaborar una litoteca de referencia. Este proceso es continuo y evidentemente a lo largo de los años va aumentando el número de muestras de referencia. En el ámbito de aplicación hispano, es necesario contar con mármoles de cantera tanto locales-regionales como clásicos. En el contexto geológico de Aragón, no existen canteras de mármol blanco escultórico y en los afloramientos metamórficos de la Zona Axial del Pirineo Aragonés no constan evidencias de explotación sistematizada. Las canteras de mármol escultórico más cercanas a nuestro entorno geográfico hay que buscarlas en el Valle del Alto Garona del Pirineo francés (Costedoat, 1995, Royo-Plumed, 2016). Sin embargo, no todas las canteras, que se reconocen en la actualidad en la zona, fueron objeto de extracción sistemática en el pasado, sirva como ejemplo una de las canteras actuales del distrito de Saint Beat que comenzó
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías su actividad extractiva en los años 50 del siglo pasado que algunos autores han podido pensar que fue explotada en la antigüedad por su ubicación. Se trata de un frente de mármol dolomítico abierto junto a la famosa cantera romana de brecha marmórea amarillenta, conocida como “Brèche des Romains” o de La Pène-Saint-Martin. Como caso opuesto, cabe citar la cantera actual de Artiés, en el Valle de Arán, de la que se conocía su uso en época medieval para elementos de construcción del románico de la zona, pero recientemente se ha atestiguado su uso puntual en algunas piezas escultóricas toscas de época romana tardía (Royo et al. 2015). Dentro de los focos marmóreos hispanos, las variedades de mejor calidad que afloran en el SW de la Península, en la denominada Zona de Ossa Morena del Macizo Hespérico, fueron altamente apreciadas en el mundo romano (Lapuente et al. 2000, 2014). En particular, los litotipos blancos tanto de grano fino como medio-grueso de diversas canteras del Anticlinal de Estremoz (Alto Alentejo, Portugal) surtieron a toda Lusitania (Nogales et al. 2008, 2015) extendiéndose hacia los territorios circundantes, pero entrando en competencia, en la provincia Bética, con los de Almadén de la Plata (Sevilla), como atestiguan los trabajos realizados en esta zona (Beltrán et al. 2012). En cuanto a los mármoles clásicos, procedentes de diversas canteras de Grecia, Turquía y los Alpes Toscanos, es bien sabida su importación a la Hispania romana, especialmente a su fachada mediterránea, donde prácticamente no existen materiales mármoreos de calidad estatuaria, en su registro geológico. Entre ellos el de Luni-Carrara es el que mayor número de piezas ha proporcionado, tanto en yacimientos de la costa como del interior (Gutiérrez García-M. y Rodà, 2012). En los territorios correspondientes al actual Aragón, se conoce la navegabilidad del Ebro como ruta comercial principal de acceso desde el Mediterráneo hacia el interior. Tampoco hay que olvidar, que la extensión del convento caearaugustano llegaba hasta las costas del Cantábrico oriental, con puerto en Oiasso y que el territorio contaba con vías terrestres de fácil comunicación hacia la capital del convento jurídico. Por tanto, es habitual que en estos dominios se encuentren mármoles clásicos (Lapuente et al, 1996, 2009, 2012a; Royo-Plumed, 2010; 2016;). Por ello ha sido necesario ir incorporando muestras de canteras clásicas a la litoteca de referencia. Los inconvenientes que supone el acceder a muestras propias procedentes de lugares tan alejados se resolvieron inicialmente con las descripciones de las referencias bibliográficas, para ir poco a poco completando la litoteca con visitas a las canteras o mediante el intercambio de muestras. En los últimos diez años, la colaboración con otros especialistas en esta materia, ha resultado muy fructífera, tanto por los proyectos de investigación realizados, como por el volumen de muestras de cantera alcanzado (Àlvarez et al. 2009. En la actualidad, se está preparando un catálogo de referencia de mármoles y otras piedras usadas en la antigüedad en Hispania, de acceso on-line (MARMOR LAPISQVE), uniendo los fondos de las litotecas de la
Universidad Autónoma de Barcelona (LEMLA), del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC) y de la Universidad de Zaragoza (Àlvarez et al. en prensa). Puede decirse que en este momento el número de muestras de referencia de mármol de cantera disponible es el más completo de la Península Ibérica. Sin embargo aún se siguen prospectando zonas sin estudiar y la incorporación de nuevas muestras permanece abierta. Con todo, nunca podrá llegarse a garantizar que la litoteca está completa y que contiene todos los mármoles de referencia usados en la antigüedad. Por una parte porque muy posiblemente aún quedan por descubrir canteras antiguas, como las recientemente halladas cerca de centros culturales relevantes como Afrodisias o Efeso, cuyos materiales todavía se están estudiando (Attanasio et al. 2009, 2015a, Yavuz et al. 2009). Por otra parte, algunas canteras han seguido siendo explotadas de forma intermitente o más o menos continua a lo largo de la historia, por lo que han podido agotarse. Finalmente, cabe indicar que es posible que las características que definen los mármoles de los frentes de extracción actuales pueden ser ligeramente diferentes a los explotados en la antigüedad. Todo ello dificulta el estudio de procedencia y repercute ocasionalmente en la imposibilidad de su reconocimiento.
3.2. Elaboración de una base de datos analíticos con los mármoles de cantera: sus “huellas de identidad” Desde los trabajos iniciales de caracterización de mármoles de cantera hispanos (Àlvarez, 1983; Lapuente et al. 1988), la descripción visual macroscópica y microscópica ha sido, y debe seguir siendo, la base principal de identificación. Sin embargo desde hace ya varias décadas otros grupos internacionales ya habían visto las ventajas y necesidades de utilizar técnicas adicionales. Desde la perspectiva internacional, cada grupo de investigación funciona mayormente con sus propias muestras y con su propia base de datos analíticos, complementada con el apoyo bibliográfico de las características de algunos mármoles clásicos de los que no se dispone de muestra. Por ello es imprescindible trabajar utilizando las mismas técnicas y los mismos protocolos analíticos que otros grupos de investigación para que los resultados puedan ser comparables. En esta línea se ha avanzado en los últimos años gracias a las conferencias internacionales que promueve la asociación ASMOSIA (Association for the Study of Marble and Other Stones In Antiquity), donde se exponen las novedades metodológicas, arqueométricas además de los hallazgos de canteras antiguas y su estudio. Aunque cada grupo de investigación aplica las técnicas que le son más accesibles, la mayoría optan por los resultados o parámetros establecidos a partir de un grupo común de técnicas, entre las que la Microscopía Óptica de luz transmitida (MO), difracción de rayos X (DRX) y los valores de isótopos estables de C y O, son la base de caracterización de una gran parte de los mármoles usados en la antigüedad.
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Sirva como ejemplo el uso de los isótopos estables para diferenciar las variedades de grano fino del Anticlinal de Estremoz de las de Luni Carrara (Lapuente, 1997; Lapuente et al. 2000). En principio, la aplicación de este primer grupo de técnicas puede ser suficiente para conocer la procedencia del mármol usado en una pieza arqueológica. La combinación de parámetros texturales-mineralógicos con los isotópicos, funciona relativamente bien para discriminar una gran cantidad de mármoles clásicos entre sí, hispanos entre sí, y entre clásicos e hispanos. Sin embargo, ambos tipos de parámetros por separado, pueden llevar a error en la identificación de un determinado tipo de mármol. En un segundo plano, otras técnicas adicionales como la catodoluminiscencia (CL) o la resonancia paramagnética electrónica (EPR) se han aplicado con éxito para caracterizar los mármoles clásicos (Barbin et al. 1992; Attanasio 2003) o pueden ser útiles para discriminar entre variedades hispanas como las del Anticlinal de Estremoz y Almadén de la Plata (Lapuente y Blanc, 2002; Lapuente et al. 2014). A pesar de esta batería de técnicas, hay ejemplos de mármoles en los que es necesario recurrir al complemento de otros análisis para discriminarlos, es el caso de algunas variedades del blanco Göktepe (Lapuente et al. 2012b). Su tamaño extremadamente fino, unido a sus parámetros de CL, los hace característicos, sin embargo existen variedades muy semejantes a los de Luni-Carrara, con los que comparten valores isotópicos, por lo que además de valorar la conjunción de técnicas, es preciso cotejar los resultados con el alto contenido elemental de Sr para su discriminación (Attanasio et al. 2015a). Cabe llamar la atención sobre la importancia que están cobrando estos mármoles turcos explotados en la antigua Caria y que se asocian a los talleres de Afrodisias. Hasta el momento no se ha detectado su uso en Hispania, sin embargo su amplia difusión por todo el Imperio, al menos a partir de Adriano (Attanasio et al. 2015b), hace pensar en la posibilidad de que algunas piezas asignadas a Luni-Carrara, sin la aplicación de estas técnicas, hayan sido erróneamente determinadas. Los estudios recientes llevados a cabo en el Pirineo Central y Occidental (Royo-Plumed, 2016) han puesto de manifiesto la importancia de diversas canteras del distrito de Saint Béat como centro de suministro de mármol escultórico para el conventus caesaraugustano, aclarando las incertidumbres planteadas y reforzando las identificaciones realizadas anteriormente (Lapuente et al. 2009). Al mismo tiempo, ha servido para descartar el uso de otras canteras que potencialmente podrían haber sido explotadas en época romana, o las que erróneamente habían sido tratadas en algunos estudios, como las canteras de Arguenos y Boutx (Costedoat, 1995, Gisbert y Gaspar, 2004).
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3.3. Aplicación de la base de datos analítica al estudio de procedencia del mármol en las piezas arqueológicas Es preciso puntualizar que el análisis del mármol de una pieza arqueológica no siempre garantiza su correcta identificación. A la hora de determinar la cantera de procedencia de una pieza arqueológica, el analista cuenta con una serie de dificultades que influirán en la interpretación final de los resultados. La comparativa de sus parámetros identificativos con los correspondientes de la base de datos se realiza paso a paso, cotejando cada parámetro aportado por las diferentes técnicas analíticas. Es por ello que la comparación tiene una mayor fiabilidad cuantos más parámetros en común se encuentran, pero la dificultad se incrementa cuando además de los clásicos hay que cotejar las características que definen a los mármoles locales-regionales. Cuanto más amplia es la base de datos, conformada con cada vez un mayor número de canteras analizadas, más difícil resulta la comparación ya que son comunes los solapamientos de características. Es entonces cuando el criterio arqueológico o estilístico cobra mayores dimensiones para conducir el proceso de comparación con objeto de cotejar tal hipótesis (Lapuente et al. 2015a). Puede decirse que en general, en la última década, los estudios de procedencia de los mármoles han ido avanzando con gran éxito, como puede verse en las distintas aportaciones de las Conferencias del ASMOSIA (Gutiérrez Garcia-M. et al. 2012; Pensabene y Gasparini, 2015). Sin embargo, todavía es necesario salvar ciertas dificultades ya que en ocasiones es difícil, si no imposible, que casen los parámetros de comparación de los mármoles de la pieza y de una cantera en particular. Estas discrepancias pueden deberse, como se ha dicho anteriormente, a que no se haya muestreado esa cantera concreta, ya sea porque todavía no se ha descubierto o porque dejo de existir después de años de actividad extractiva intensiva. También ocurre en ocasiones que las “huellas” de identidad de un mármol no son exclusivas de una única cantera y hay que seguir investigando con la aplicación de nuevas técnicas para intentar discriminarlas. Por otra parte, la multiplicidad de bases de datos y la diversidad de analíticas con diferente presentación de resultados dificulta la correlación y comparación entre muestras de distintos grupos de investigación. Si el mármol es heterogéneo, máxime si lo es a cualquier escala, resulta complicado cotejar sus características con las de las canteras, pudiendo llevar a distintas interpretaciones. En ocasiones los mármoles de canteras diferentes comparten los mismos parámetros composicionales y texturales, por lo que no permiten una determinación específica. En todo caso, aunque la petrografía sea la base inicial de caracterización, necesita de técnicas complementarias para asegurar la procedencia. Las determinaciones que se realizaron en gran cantidad de piezas de Museos y excavaciones arqueológicas dentro del Plan Nacional de Análisis del Ministerio de Cultura (Lapuente et al. 1988, Apéndice petrográfico en
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías Cisneros, 1988) a partir del estudio exclusivo con MO, hay que tomarlos como punto de partida pero no como definitivas hasta que no hayan sido cotejadas con métodos adicionales. A lo largo del tiempo se han ido encontrando algunos errores en la determinación y sin embargo, algunos especialistas aún toman como válidos los mapas de dispersión realizados varias décadas atrás a partir de dichos análisis.
4. PROCEDENCIAS CONTRASTADAS DE LOS MÁRMOLES ESCULTÓRICOS HALLADOS EN ARAGÓN La aproximación a la determinación de la cantera de procedencia de los mármoles escultóricos romanos hallados en Aragón a lo largo de los últimos treinta años, se puede separar en dos etapas. En la primera, la única herramienta analítica usada fue la microscopía petrográfica e incluso algunas piezas solo fueron observadas visualmente. En la segunda etapa, se incorporaron las relaciones isotópicas junto con los parámetros de CL. Además, los resultados obtenidos en los últimos años han sido contrastados con una amplia base de datos analíticos de muestras de cantera entre las que se incluyen las recientemente descubiertas de Asia Menor (Brilli et al. 2015), que garantizan la determinación realizada. En esta situación se encuentran gran parte de las piezas escultóricas emblemáticas, algunas analizadas según esta metodología en los años 90, como son los sarcófagos paleocristianos depositados en Santa Engracia y Castiliscar (Lapuente et al. 1996). Las piezas expuestas en el Teatro de Caesar Augusta (Lapuente et al. 2009) han vuelto a ser revisadas aplicando la actualización de la base de datos analíticas de los mármoles de cantera del Pirineo recientemente realizada (Royo-Plumed, 2016) en donde se afinan las procedencias dentro del distrito de Saint Béat, a la vez que se descarta la explotación romana sistemática de las canteras de mármol dolomítico, existentes en la zona, así como las de Arguenos que por su carácter altamente milonítico no ofrecen calidad adecuada para su uso escultórico. En cuanto a las piezas halladas en el Foro de Caesar Augusta, solo hasta el momento puede garantizarse la procedencia del Camillus expuesto en el Museo del Foro (Royo-Plumed, 2016), sin embargo las que se exponen en el Museo de Zaragoza (Koppel y Rodà, 2007) no han sido por ahora contrastadas analíticamente. Entre las piezas cuyos mármoles han sido positivamente determinadas se encuentran el sarcófago usado como tumba del rey Ramiro II, el Monje (Lapuente et al. 2012a) y las piezas de diversos yacimientos arqueológicos que se muestran en el Museo de Huesca, así como del Museo Diocesano de Huesca (Lapuente et al. 2015b). Por último, las piezas escultóricas recientemente halladas en Los Bañales se han analizado o en están en fase de realización siguiendo esta metodología contrastada (Andreu et al. 2015; Royo-Plumed, 2010, 2016). Del resto de piezas escultóricas romanas halladas en otros yacimientos arqueológicos de Aragón, algunas de ellas
analizadas pero sin determinar sus relaciones isotópicas, no puede responderse de su procedencia.
5. EL MÁRMOL LUSITANO DEL ANTICLINAL DE ESTREMOZ: UN MATERIAL DIFÍCIL DE IDENTIFICAR USADO EN UN RETRATO DE CAESAR AUGUSTA Los estudios recientes realizados sobre mármoles hispanos y clásicos nos llevan por una parte a llamar la atención sobre la similitud en las características visuales y petrográficas de los mármoles del Anticlinal de Estremoz (Alto Alentejo) y los de Almadén de la Plata (Sevilla). Ambos tipos se localizan en la misma unidad geológica del Macizo Hespérico, la Zona de Ossa Morena, pero pertenecieron a distintas provincias administrativas romanas. Aunque ambos tipos de mármol comparten parámetros físicos y composicionales, la combinación adicional de CL e isótopos ha resultado útil para su discriminación (Lapuente et al. 2014), ayudando a mejorar el conocimiento sobre la difusión de ambos tipos de mármol (Antonelli et al. 2015). Gran parte de las variedades del Anticlinal de Estremoz muestran una variabilidad de tamaño de grano y de texturas variando a escala microscópica, centimétrica y métrica, siendo habitual encontrar texturas diferentes en un mismo bloque de cantera. Esta heterogeneidad textural a pesar de suponer una dificultad también es una marca distintiva que ayuda a definir la procedencia siempre que presente además el resto de características o “huellas de identidad”. Hasta que no se ha aplicado un estudio multi-método se han podido cometer errores en la identificación de uno y otro material en contextos alejados a sus respectivos puntos de extracción, como son las determinaciones realizadas en piezas de Segóbriga que sería conveniente revisar (Àlvarez et al. 2008). Otro aspecto a reseñar es la calidad estatuaria que tienen algunas variedades del Anticlinal de Estremoz y su posible confusión con algunos mármoles clásicos, de los que incluso con un estudio multimétodo puede resultar difícil su discriminación. Por tanto, no siempre es válida la idea generalizada de “mármol de calidad” es sinónimo de “mármol de importación”, como se ha visto en algunas piezas analizadas del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (Lapuente et al. 2014; 2015a; Nogales et al. 2015). El mármol estatuario del Anticlinal de Estremoz comparte características físicas y composicionales con algunos mármoles clásicos como los que se explotan en el Monte Pentélico junto a Atenas y el conocido como Docimion, en Afyon (Turquía). Sin la aplicación secuencial del estudio multi-método mencionado (minero-petrográficas, CL e isótopos estables) pueden confundirse con facilidad. Recientemente se ha estudiado un retrato masculino expuesto en el Museo Diocesano de Zaragoza (Inv. IG. 372), cuyo hallazgo arqueológico no es bien conocido ya que estaba almacenado en el Palacio Arzobispal desde tiempos remotos, aunque es muy probable que formara parte del lote
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que en 1870 se realizó para entregar al Museo de Zaragoza. Se trata de piezas aparecidas en las excavaciones practicadas en la plaza de La Seo, como son el Domiciano el joven y un retrato masculino desconocido (Aguarod, 2010), ambos en mejor estado de conservación que este retrato (Fig. 1). A pesar de su erosión superficial, las facciones y la tipología del tratamiento del cabello del personaje lo relacionan, sin duda, con la inconfundible iconografía julio-claudia (Nogales et al. en prensa). Se trata de una pieza de mármol calcítico blanco de grano fino-medio con accesorios microcristalinos de cuarzo y dolomita. Mediante el estudio arqueométrico combinado multi-método se ha determinado que se trata de un mármol procedente de las canteras lusitanas del Anticlinal de Estremoz. Sus características petrográficas (macro y microcristalinas) de CL y de isótopos concuerdan con las propias de este distrito de canteras lusitanas (Nogales et al. en prensa). Su heterogeneidad textural junto con la presencia de minerales accesorios han resultado clave para su identificación. Este origen geológico resulta de especial importancia dado que, de ser segura su procedencia caesaragustana, se trataría del testimonio, por el momento, más oriental del uso de este mármol lusitano que habría que relacionar con los talleres emeritenses.
Figura 1. Retrato masculino depositado en el Museo Diocesano de Zaragoza, posible Tiberio según el estudio de Nogales et al. en prensa.
6. EL PROBLEMA DEL MÁRMOL DOLOMÍTICO. REVISIÓN DEL ESTUDIO ARQUEOMÉTRICO DEL SARCÓFAGO DE TARAZONA Existen varios ejemplos en los que el uso exclusivo de la petrografía, unido a la inexperiencia, nos llevó en el pasado a interpretar erróneamente la cantera de procedencia de algunas piezas arqueológicas. Uno de los casos más destacados se refiere al mármol dolomítico del sarcófago romano localizado en Turiaso (Fig. 2). Los mármoles dolomíticos con un porcentaje elevado de dolomita (>95%) no son muchos en el registro geológico, y menos los explotados en la antigüedad. El más famoso es uno de los que afloran en la isla griega de Tasos (Bruno et al. 2002). Sus canteras de Saliara y Cabo Vathy en el norte de la isla fueron altamente apreciadas por los romanos para escultura y sarcófagos. La calidad del mármol y el hecho de que las explotaciones estuvieran muy próximas al mar facilitaron enormemente su difusión por todo el imperio. En Hispania, afloran mármoles dolomíticos y calco-dolomíticos en la provincia de Málaga, en las Sierras Blanca y Sierra de Mijas (Lapuente et al. 2002). Algunas de sus variedades y en particular las de grano fino-medio más puras de las canteras de Coín, son comparables en blancura y calidad con las griegas. Fueron igualmente explotadas por los hispanorromanos aunque se sabe que su uso escultórico se encuentra bastante reducido a la provincia Bética (Loza 1984-85; Loza y Beltrán, 1990; Beltrán y Loza, 2008). La identificación de unos y otros requiere la aplicación de técnicas complementarias no solo de isótopos estables de C y O, sino además de CL como se pudo verificar con mármoles de cantera y con varias piezas escultóricas de la Bética (Lapuente et al. 2000; 2002). El sarcófago estrigilado encontrado en Turiaso fue objeto de estudio estilístico (Capalvo, 1985) y petrográfico (Lapuente et al. 1985) cuando se estaba configurando la litoteca de
Figura 2. Sarcófago de Turiaso. Fotografía cedida por Rafael Lapuente San Pedro.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías referencia inicial, entre los años 1984-1989, con mármoles hispanos en el marco del Plan Nacional de Análisis Petrológicos promovidos por el Ministerio de Cultura, en la Subdirección General de Arqueología y después Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. El criterio arqueológico apuntaba a un taller importado y lógicamente hubiera sido muy probable que el mármol lo hubiese sido también. Sin embargo, como petrográficamente era idéntico a algunas variedades de Mijas-Coín, se indicó que el mármol era probablemente bético. La litoteca de referencia no incorporó mármoles de Tasos hasta 1993, gracias al envío de muestras de frentes antiguos recogidos por el Dr Kozel, y más tarde en 2003 ampliados con muestreo propio. Por lo que en aquel momento, y solo con el estudio petrográfico de lámina delgada, fue la determinación más plausible que podía darse. El estudio ha sido revisado con objeto de verificar la hipótesis arqueológica, aspecto que en aquel entonces no se supo valorar. Se trata de un mármol dolomítico de grano medio con una textura heteroblástica de tamaño máximo de grano (MGS) > de 2mm de diámetro, con contactos interpenetrados y lobulados. Presenta un contenido accesorio de calcita (en torno al 2%) en microcristales dispersos. Su CL de intensidad débil homogénea de tono rojizo anaranjado (Fig. 3A), menos intensa que la que presentan los mármoles de Mijas (Fig. 3B), es comparable a la que muestran algunos mármoles procedentes de la isla de Tasos (Fig. 3C).
Figura 4. Diagrama isotópico para los mármoles dolomíticos de Tasos (Gorgoni et al. 2002) y Mijas-2 (MGS>2mm) (modificado de Lapuente et al. 2000). Como se observa en el gráfico correspondiente, sus valores, aunque próximos a los de los mármoles dolomíticos béticos (Mijas), se encuadran dentro del campo isotópico típico de Tasos, quedando, por tanto, asignado definitivamente a esta procedencia griega corroborando la hipótesis arqueológica.
6. CONCLUSIONES El estudio arqueométrico del mármol escultórico de Aragón requiere de una extensa litoteca de referencia y de una amplia base de datos analítica contrastada, donde además de la petrografía y CL, se determinen las relaciones isotópicas para asignar así con seguridad su cantera de procedencia. Esta base de datos ha ido creciendo a lo largo de los últimos 30 años por lo que el repertorio de piezas halladas en Aragón se encuentra desigualmente analizado.
Figura 3. Imágenes comparativas petrográficas (NC) y de CL, en la muestra del sarcófago (A) y en los mármoles dolomíticos de Mijas (B) y de Tasos (C).
Entre las últimas novedades arqueométricas analizadas se encuentra un retrato de posible Tiberio a relacionar con los talleres emeritenses dada la procedencia lusitana del mármol. La revisión de la procedencia del mármol usado en el sarcófago de Turiaso, ahora sin duda griego, lleva por el contrario a relacionar la pieza con talleres orientales. Finalmente, destacar que el estudio interdisciplinar con una hipótesis arqueológica de partida, a cerca del carácter local o importado de la pieza, basado en la asociación de materiales, su cronología, estilismo, iconografía, junto con un conocimiento previo sobre la distribución geográfica del material local-regional, redunda en una mejor interpretación de los resultados analíticos.
Las relaciones isotópicas de C y O (d13C: 3,57‰ y d18O: -4,47‰) se han proyectado en el diagrama para mármoles dolomíticos (Fig. 4).
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AGRADECIMIENTOS Este Trabajo ha sido realizado con la ayuda del Fondo Social Europeo-Gobierno de Aragón (Grupo Consolidado de Investigación E-95). Se enmarca dentro del Proyecto del Plan Nacional de I+D+i HAR2015-65319-P concedido por el MICINN del Gobierno de España.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
58. ANÁLISIS DE MONEDAS DE PLATA DE LA CIUDAD ROMANA DE LA CARIDAD (CAMINREAL, TERUEL) Pilar Punter Goméz1, Inmaculada Donate Carretero2 Museo de Teruel. Servicio de Conservación, Restauración y Estudios Científicos del Patrimonio Arqueológico. Universidad Autónoma de Madrid. 1
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Pilar Punter Gómez, ppunter@dpteruel.es
RESUMEN A lo largo de las 32 campañas de excavación que el Museo de Teruel ha llevado a cabo en la ciudad romano-republicana de “La Caridad” en Caminreal, (Teruel) se han producido setenta hallazgos monetarios, fundamentales para contribuir a precisar la cronología y ámbito cultural del sitio. Entre dichos hallazgos se cuentan siete denarios, cuyo estudio constituye el objeto de este trabajo. Si bien la identificación inicial de estas piezas se hizo visualmente a partir de la apariencia de los productos de alteración, una observación más detenida planteó dudas importantes respecto a la verdadera composición de cuatro de ellas. Las dificultades crecieron asimismo a la hora de abordar la intervención de conservación-restauración, especialmente la limpieza. Con el fin de constatar la naturaleza exacta del material, así como el origen de las anomalías observadas, las siete monedas, supuestamente de plata, se sometieron a un proceso de análisis en el SECYR (Servicio de Conservación, Restauración y Estudios Científicos del Patrimonio Arqueológico), dependiente de la Universidad Autónoma de Madrid. A través de la técnica de microscopía electrónica de barrido con análisis por energía dispersiva de rayos X se consiguió caracterizar morfológicamente y composicionalmente la superficie de las muestras. Los resultados obtenidos apuntan en dos direcciones. La primera muestra un grupo de monedas con unas composiciones y estructuras de corrosión acordes con el esquema conocido y común en la mayoría de los denarios hallados en gran número de yacimientos, en concreto, dos de ellas presentan una aleación de plata y cobre donde el primer elemento es el mayoritario, y la tercera se trata de un forrado de plata con núcleo de cobre. La segunda, expone un conjunto de cuatro monedas de plata afectadas por un proceso de alteración en el que interviene el bromo, poco habitual en contextos similares, y que explicaría las características atípicas halladas inicialmente en el examen visual. PALABRAS CLAVE: La Caridad; Denarios; Bromuro de plata; SEM/EDX.
ABSTRACT The Museo de Teruel has carried out 32 archaeological excavation campaigns on the Roman republican settlement “La Caridad” (Caminreal,Teruel, Spain) that have provided seventy monetary finds; among them there are seven denarii that are the subject of this paper. These pieces were initially identified as silver emissions from corrosion products, but a more thorough examination raised some doubts about the accurate composition of four of them. In order to clarify the exact nature of the material and the origin of the observed anomalies, the seven coins, supposedly made of silver, were analyzed in the laboratory SECYR (Service of Conservation, Restoration and Scientific Studies of Archaeological Heritage), at Universidad Autónoma de Madrid. Using the Scanning Electron Microscopy with Energy Dispersive X-ray Spectroscopy the surfaces of the samples were characterized according to their morphology and chemical composition. The results obtained have shown two groups. The first one is formed by coins with composition and corrosion structures according to the common pattern of most of the silver coins found in an archaeological context. Specifically, two of them were made of an alloy of silver and copper, being silver in a higher proportion. And the third coin has a copper core covered by silver. The second group is composed by four silver coins affected by an alteration process involving an unusual element: the bromine. That would explain the atypical features observed by the visual exam. KEYWORDS: La Caridad; Denarii; Silver bromide; SEM/EDX.
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1. INTRODUCCIÓN El contenido de esta comunicación se centra en el estudio de un conjunto de monedas procedentes de la ciudad romana de La Caridad, situada en el municipio de Caminreal, provincia de Teruel. El trabajo se enmarca en el proyecto de investigación que el Museo de Teruel desarrolla desde hace tres décadas en torno al yacimiento, y es el resultado de la colaboración con el SECYR, de la Universidad Autónoma de Madrid.
ellos encontrado en superficie, de un contexto estratigráfico inalterado. Su dispersión, según muestra la figura 2, puede considerarse aleatoria.
El origen del asentamiento se remonta a finales del siglo II a. C. y su destrucción se produce en torno al año 74 a. C. posiblemente en el marco del conflicto sertoriano. El yacimiento, localizado en la región oriental de la Celtiberia, ocupa una superficie de 12,5 Hectáreas y se extiende sobre una plataforma de planta prácticamente rectangular en la margen izquierda del río Jiloca. Los trabajos de excavación han puesto al descubierto restos arquitectónicos que revelan una trama urbana acorde con los modelos romanos. En un área próxima a los 7400 m2 se han identificado varias insulae delimitadas por calles de trazado absolutamente regular, además de construcciones defensivas que señalan el límite N. O. del núcleo urbano1.
Figura 2. Mapa de distribución de las monedas aparecidas en el sector N.O. de La Caridad. En cuanto a su atribución, todos los denarios se identificaron con emisiones de la ceca de Bolskan. Aunque no en todos los casos ha sido posible apreciar bien los detalles, los tipos representados se corresponden con ejemplares coetáneos; el mejor ejemplo es la pieza I.G. 15141/SECYR 534 que presenta en el anverso cabeza masculina a derecha, con torques punteado; detrás bo.n. y grafila de puntos; en el reverso jinete lancero con casco y faldellín a derecha; sobre exergo bo.l.s.ka.n.
Figura 1. Vista aérea del yacimiento de La Caridad, resaltando la zona excavada. Entre los objetos recuperados durante las sucesivas campañas desarrolladas desde 1984 hasta 2011, se han encontrado setenta monedas; cinco de ellas, halladas en niveles revueltos o superficiales, quedan excluidas al comprobar que fueron emitidas en diferentes épocas muy posteriores a la destrucción de la ciudad romana. Las 65 restantes, incluyendo tres ejemplares cuya procedencia ha sido imposible identificar, se atribuyen al periodo hispano romano: el 88,71 % son piezas de bronce y el 11,29 son piezas de plata. Este reducido grupo compuesto por siete denarios es el objeto del presente estudio. Respecto a las circunstancias del hallazgo, los denarios aparecieron en distintas fechas a lo largo de varias campañas de excavación, formando parte, a excepción de uno de
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El peso varía desde 3,2 g. en la pieza más ligera hasta 4,67 g. en la más pesada, aunque estas diferencias en parte pueden guardar relación con la presencia de productos de alteración. Las dimensiones de los diámetros oscilan entre 17,2 cm. y 19,7 cm.
1.1. Problemática de las monedas A pesar de las diferencias observadas entre las distintas monedas, y del aspecto atípico de algunas de ellas, inicialmente se clasificaron todas como piezas de plata, según la apariencia de los productos de alteración externa. Una observación más detenida realizada en el laboratorio de restauración y, definitivamente, el tratamiento de limpieza pusieron de manifiesto un esquema bastante más complejo: Tres de las piezas (Fig. 3) pudieron ser intervenidas según los tratamientos habituales, con resultados no idénticos entre sí, pero situados dentro de lo previsible, constatando básicamente la existencia de plata.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
IG. 18.820 / SECYR 529
1 cm
Figura 3. Denarios de apariencia habitual. Sin embargo, varios ejemplares de aspecto en principio discordante (Fig. 4), revelaron una composición material en absoluto semejante a la plata tal como se conoce en contextos equivalentes. De entrada, este compuesto se caracteriza por la pérdida de propiedades metálicas como el brillo, el color y la consistencia propios de la plata; a cambio se constata una superficie opaca, con abundantes protuberancias de color marrón o gris y una consistencia tan blanda que en alguno de los casos se asemeja a la cera. Los intentos de limpieza de dos de estas piezas “diferentes” demostraron la ineficacia de los procedimientos habituales, lo que llevó a posponer la intervención de las piezas restantes. El principal obstáculo a la hora de eliminar las protuberancias reside en la dificultad para discriminar los relieves propios del cuño de aquellos que han sido provocados por procesos de alteración cuya mecánica se desconoce.
2. OBJETIVOS Cuando se planteó el estudio de este grupo de monedas, parte de ellas habían sido restauradas o se encontraban en proceso. En general los tratamientos de conservación-restauración, y concretamente las limpiezas, son un paso imprescindible que permite el acceso a datos fundamentales para la investigación de los bienes de carácter arqueológico. Lo que se espera de estas actuaciones, especialmente cuando se trata de objetos metálicos, es que sean capaces de desvelar los aspectos que definían a esos objetos en su estado original, aspectos que se encuentran ocultos o alterados a consecuencia de la
Figura 4. Denarios de apariencia poco habitual. evolución experimentada en la etapa postdeposicional. Para conseguir este propósito hay que conocer qué se busca y qué procesos han provocado los cambios. En este caso, como en tantos otros proyectos, el diagnóstico se basó en el examen llevado a cabo en el propio laboratorio de restauración, avalado por el conocimiento de los fenómenos de alteración observados en incontables ocasiones. Sin embargo esta vez ni el diagnóstico ni las intervenciones realizadas consiguieron aportar soluciones: por una parte a causa del desconocimiento del material y los cambios producidos en él; por otra, ante la falta de alternativas a los tratamientos convencionales. Para dar respuesta a estas cuestiones se recurrió a la analítica, con dos objetivos: . Determinar la composición exacta de las monedas, supuestamente de plata. . Conocer la causa de las anomalías observadas.
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3. METODOLOGÍA Para el estudio de las monedas, a fin de obtener una caracterización composicional y morfológica de la superficie, se recurrió a la microscopía electrónica de barrido (MEB por sus siglas en español y SEM en inglés). Así, se empleó el equipo disponible en el Laboratorio de Microscopía de Barrido y Análisis por Energía Dispersiva de Rayor X del Servicio Interdepartamental de Investigación (SIdI) de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM): un Microscopio Electrónico de Barrido S-3000N. Este posee una resolución de 3nm a 25 kV y la tensión es variable en el rango 0,3-30 kV. En este caso se operó con un voltaje de 20 kV y con distancias de trabajo alrededor de los 15 mm. Las medidas se realizaron en alto vacío con una presión de unos 10-5 mbar. Esta técnica instrumental proporciona imágenes de alta resolución de la superficie de la muestra formadas por la interacción de un haz de electrones focalizados con dicha superficie. Esta interacción da lugar a diferentes respuestas en función de la energía incidente del haz de electrones y de las características del material analizado. (Adriaens y Dowsett, 2004: 73-128). En este trabajo se ha extraído información de tres tipos de emisiones: los electrones secundarios, los electrones retrodispersados y la energía dispersada en el rango de los rayos X.
Para realizar los exámenes de las monedas no se requirió la toma de muestra ni la preparación de las mismas, además durante las medidas la piezas no sufrieron alteraciones, de modo que se trató de un análisis totalmente no destructivo.
4. RESULTADOS Antes de pormenorizar los resultados obtenidos en cada una de las monedas, es conveniente señalar dos rasgos del proceso de restauración que se repiten en prácticamente todo el conjunto y que los análisis han permitido señalar: las huellas o marcas de una limpieza mecánica realizada con bisturí, y la presencia en algunas de ellas de una capa protectora de naturaleza orgánica, en concreto Paraloid. Lo primero es visible en las imágenes de electrones secundarios de las superficies de las monedas (Figura 5), así las señales de la limpieza con bisturí, lineales prácticamente unidireccionales y de un grosor mayor, se diferencian claramente de las marcas debidas al uso, que presentan diferentes orientaciones y un grosor mucho menor.
•Los electrones secundarios (secondary electrons, SE, en inglés) son los electrones emitidos por los átomos de la parte más superior de la superficie de la muestra, debido a la interacción de los electrones incidentes (los electrones primarios). Estos generan una imagen donde el contraste está determinado por la topografía de la superficie, las áreas abruptas y bordes aparecen más brillantes (o claras) que las superficies planas, dando lugar a imágenes definidas con una apariencia tridimensional. •Los electrones retrodispersados (backscattered electrons, BSE, en inglés) son los electrones del haz incidente que son elásticamente reflejados por los átomos de la muestra. Estos proporcionan una imagen en escala de grises, donde los diferentes tonos están definidos por el número atómico de los elementos en la muestra, ofreciendo la distribución de las fases químicas de la superficie analizada. •La emisión de energía dispersada en el rango de los rayos X es específica de los átomos que forman el material de la muestra, ya que es producida por el retorno al estado de equilibrio de los átomos previamente excitados mediante el haz de electrones. El estudio de esta emisión se le conoce como, espectroscopía por energía dispersiva de rayos X (EDX) y proporciona la composición elemental cualitativa y cuantitativa (con la calibración adecuada) de la muestra con una profundidad de 1-5 µm, dependiendo de la densidad y composición del material. Para la recepción y análisis de estas señales se ha empleado un analizador EDX de Oxford Instruments, modelo INCAx.
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Figura 5. Imagen de electrones secundarios de una zona del anverso de la moneda SECYR 529. Y lo segundo se determina por la alta concentración de carbono detectada en algunos de los análisis y por la peculiar morfología observada en las imágenes de electrones secundarios (Figura 6), creada por la acumulación preferente del protector orgánico en los surcos de la decoración o los originados por el uso o la limpieza (zonas de color negro en la imagen). Esta capa orgánica distorsiona notablemente los análisis elementales en microscopía electrónica, pues disminuye la conductividad de la superficie a analizar, impidiendo así una precisa cuantificación de los elementos (Aballe et al., 1996). Es por ello que habitualmente se recomienda realizar el estudio antes de la aplicación de cualquier producto de naturaleza orgánica. No obstante, en este caso, a pesar de la inconveniencia de la capa protectora, se han llevado a cabo los análisis y para cuestiones de interpretación se ha recurrido a los datos que obvian la presencia del oxígeno y el carbono.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías contexto arqueológico y otro donde la apariencia de los denarios se aleja de la usual.
4.1. Denarios de apariencia habitual El subconjunto de monedas de aspecto común se compone de tres piezas: SECYR 532, SECYR 533 y SECYR 534. Los análisis elementales realizados (Tabla 1) muestran como dos de ellas se componían originalmente de una aleación plata-cobre, siendo el primero el elemento más abundante (según la proporción aproximada 70/30 en el caso de la moneda SECYR 532 y 88/12 en el caso de la SECYR 5332 ), composición frecuente en los denarios romanos (Alfaro, 2001: 129). Figura 6. Imagen de electrones secundarios de una zona del anverso de la moneda SECYR 532. Como se señala previamente el lote de monedas analizadas puede dividirse en dos grupos: uno en el que las monedas presentan un aspecto común en piezas procedentes de
También se identificaron elementos de algunos compuestos típicos de los depósitos del suelo, como el calcio (Ca) y el silicio (Si). Y en el caso de la SECYR 533 además se determinaron elementos propios de productos de corrosión del cobre y/o plata, el cloro (Cl) y el azufre (S); una pequeña cantidad de oro (Au) y el bismuto (Bi) como elemento traza.
Tabla 1. Composición elemental determinada por SEM/EDX de las monedas SECYR 532, 533 y 534. % Atómico
Si K
SK
Cl K
Ca K
Cu K
Ag L
Au M
Bi M
SECYR 532
12±3
-
-
8±2
24±4
55±5
-
-
SECYR 533
7±1
2±1
20±3
10±2
7±1
51±5
1.3±0.6
1.1±0.8
SECYR 534
11±1
2.4±0.7
-
10±1
28±2
48±2
-
-
Figura 7. Fotomicrografía donde se señala la zona de rotura del forrado de la moneda SECYR 534 (arriba), imagen de electrones secundarios de la zona de interfase (abajo a la izquierda) e histograma del análisis elemental (abajo a la derecha).
581
Anotar que mientras que los cloruros son compuestos típicos de la corrosión producida durante el enterramiento, el sulfuro de plata (Ag2S) aparece debido a su exposición y contacto con gases que contienen azufre, comunes en ambientes de exposición interior o almacenaje (Selwyn, 2004: 136-140). En el caso de la tercera pieza de este subconjunto, la moneda SECYR 534, los datos aportados por el análisis muestran de nuevo la presencia del cobre y la plata como elementos pertenecientes a la composición original, pero el porcentaje de cobre crece con respecto a las monedas previas (aproximadamente 37% de Cu y 63% de Ag). Por ello se decidió examinar con más detalle la superficie de la moneda. De esta manera, en un área de la superficie de la moneda con una tonalidad más rojiza se halló una zona de interfase, donde una capa con mayor proporción de plata que de cobre, se superpone a otra donde la relación entre los metales es inversa: la cantidad de cobre aumenta notablemente y la plata casi desaparece (Figura 7 y tabla 2). Estos datos serían coherentes con su identificación como forrado, en el que un
núcleo de cobre se cubre de una capa de plata. Siendo, por tanto, la zona objeto de este análisis un orificio producido en la capa de recubrimiento de plata. Tabla 2. Composición elemental determinada por SEM/EDX de la zona de interfase de la moneda SECYR 534. % Atómico
Ca K
Cu K
Ag L
534-5
-
29±2
71±3
534-6
0.6±0.3
97±2
2.3±0.3
Además, en esta moneda también se observaba la presencia de cristales, que según los análisis elementales por energía dispersiva, realizados en una zona, se tratan de sales de azufre (Figura 8).
4.2. Denarios de apariencia no habitual El segundo subconjunto de monedas está formado por cuatro monedas: SECYR 528, SECYR 529, SECYR 530 y SECYR 531. Todas ellas, según los resultados de los exámenes realizados, de composición similar (Tabla 3). Lo primero que llama la atención es la ausencia total de cobre en los análisis por energía dispersiva de rayos X, ya que únicamente se detecta la plata. Esto podría deberse a la ausencia real del cobre o bien al empobrecimiento en superficie de dicho metal, debido a la corrosión preferente del metal menos noble (Selwyn, 2004: 28-29). Además, los análisis señalan, por un lado, la presencia de algunos elementos propios de los depósitos en yacimientos como son el magnesio (Mg), el aluminio (Al), el silicio (Si), el potasio (K), el calcio (Ca) y el hierro (Fe); y por el otro, de productos de corrosión de la plata: el cloruro de plata (AgCl), compuesto frecuente en las monedas arqueológicas, y el bromuro de plata (AgBr), mucho menos habitual (Figura 9). Respecto a éste último, en la naturaleza se encuentra un mineral con dicha composición, la bromargirita, que puede presentar un aspecto rugoso, de color marrón y de brillo resinoso o ceroso (Anthony et al., 2005). De este modo, la presencia de este haluro, poco común en principio, se postularía como la causa del aspecto inusual de las monedas.
No obstante, para poder establecer un origen o causa de dicho bromuro serían necesarios más estudios y análisis, entre ellos de la composición de los suelos donde fueron halladas las monedas. Igualmente, todavía no son muchos los trabajos de materiales de plata arqueológica que hagan referencia
Tabla 3. Composición elemental determinada por SEM/EDX de las monedas SECYR 528, 529 y 530 y 531. % Atómico
Mg K
Al K
Si K
Cl K
KK
Ca K
Fe K
Br L
Ag L
SECYR 528
-
8±4
2.7±0.8
31±4
-
9±2
-
7±3
43±6
SECYR 529
-
-
3±2
30±10
-
13±5
4±2
8±5
40±10
SECYR 530
-
-
7±1
22±2
0.9±0.6
32±2
1.1±0.4
7.7±0.8
29±2
SECYR 531
1.6±0.7
4±3
18±3
7±1
1.1±0.5
52±7
0.7±0.5
4±2
11±2
582
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
Figura 9. Análisis de una zona del anverso de la moneda SECYR 528: fotomicrografía del anverso, imagen de electrones retrodispersados de la región analizada y espectro de dicho análisis. a este compuesto y en la mayoría de los casos en los que se menciona son materiales con una procedencia marina, ya que este ión se encuentra preferentemente en forma de aerosol marino (Brissaud et al., 1990: 305-308; Marchand et al., 2014). En otros casos, la presencia del bromuro de plata se atribuye a su existencia en origen en la plata nativa (Bugoi et al., 1999: 777-781), ya que este mineral, en ciertas regiones, se encuentra en zonas de oxidación de los depósitos de plata (Anthony et al., 2005). De este modo, durante unos procesos de extracción de la plata del mineral y de refinamiento poco eficientes –llevados a cabo de manera rápida y/o con menos recursos- dejarían rastros del mineral (en este caso la bromargirita o incluso la clorargirita) en la plata empleada después para acuñar las monedas. A veces su aparición en objetos de plata arqueológica también se relaciona con la existencia de material orgánico en las cercanías, ya que este reduce la solubilidad de los haluros que están de forma natural en los suelos (Hedges, 1976: 4446), o con la contaminación del suelo del yacimiento por productos que contienen bromuros, pues recientemente estos eran frecuentes en productos de fumigación, de purificación de aguas, insecticidas, desinfectantes, etc. (Díez-Rojo et al., 2010:18).
con núcleo de cobre (SECYR 534). Detectándose, además, la presencia en ellas de productos de corrosión típicos del cobre y la plata: cloruro de cobre (debido a la degradación durante el enterramiento) y sulfuro de plata (formado en la fase de post-enterramiento debido a su exposición al aire). Mientras, en el grupo de monedas de aspecto poco común (SECYR 528, SECYR 529, SECYR 530 Y SECYR 531) los datos arrojados mostraban únicamente la plata como elemento compositivo principal (el cobre no se ha detectado) y la presencia de dos haluros de la plata como productos de corrosión mayoritarios: el cloruro y el bromuro. El primero de ellos es un compuesto habitual en el contexto arqueológico de la plata pero sobre el segundo apenas existen referencias. Además, dada la similitud de la apariencia del mineral de bromuro de plata (la bromargirita) con la encontrada en la superficie de estos denarios (rugosas, marrones y de brillo ceroso), éste sería el responsable del aspecto inusual de estas piezas. Aunque, para determinar su origen o causa son necesarios más estudios arqueométricos y arqueológicos.
5. CONCLUSIONES
Asimismo, el estudio ha permitido observar a nivel microscópico (decenas o cientos de micras) los efectos de los proceso de limpieza y restauración de los denarios: el rayado unidireccional creado por la limpieza mecánica con bisturí y la distribución o deposición irregular de la capa protectora de Paraloid aplicada.
El estudio arqueométrico realizado con el apoyo de la microscopía electrónica de barrido del conjunto de 7 monedas del yacimiento de la Caridad (Caminreal) ha permitido encontrar las diferencias composicionales entre ellas y que explicarían el aspecto diferente de las mismas. De este modo, en el grupo de monedas de aspecto más usual se han identificado composiciones elementales habituales de los denarios romanos: dos monedas (SECYR 532 y SECYR 533) compuestas por una aleación de plata y cobre, donde el primero es el elemento mayoritario, y un forrado de plata
Al margen de estas diferencias, en todas las monedas se ha señalado la aparición de elementos característicos de compuestos del suelo depositados en las superficies (carbonatos, aluminosilicatos, óxidos del hierro, etc.).
AGRADECIMIENTOS Nuestro agradecimiento a Esperanza Salvador, técnico del laboratorio de Microscopía de Barrido y Análisis por Energía Dispersiva de Rayos X del SIdI de la Universidad Autónoma
583
de Madrid por su trabajo en los análisis; y a Ana Isabel Pardo Naranjo por su colaboración en la interpretación de los resultados.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Aballe, M., J. López, J.M. Badía, y P. Adeva, coord. (1996): Microscopía electrónica de barrido y Microanálisis por Rayox X. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Adriaens, A., y M. G. Dowsett (2004): Electron microscopy and its role in cultural heritage studies. Compr. Anal. Chem., 42:73-128. Alfaro, C. (2001): De la dracma al euro. Un recorrido por las principales monedas españolas en Esto es dinero. De los orígenes al euro. C. Alfaro, C. Marcos, P. Otero, eds. Fundación Pedro Barrié de la Maza, A Coruña, p. 129. Anthony, J. W., R.A. Bideaux, K. W. Bladh y M. C. Nichols, eds. (2005): Handbook of mineralogy. Mineralogical Society of America, Chantilly, VA 20151-1110, USA. http://www. handbookofmineralogy.org/.
Brissaud, I., P. Chevallier, C. Dardenne, N. Deschamps, J.P. Frontier, et al. (1990): Analysis of Gaulish coins by proton induced X-ray emission, synchrotron radiation X-ray fluorescence and neutron activation analysis. Nucl. Instru. Methods. B, 49: 305-308. Díez-Rojo, M. A., J. A. López, P. Urbano, A. Bello (2010): Biodesinfección de suelos y manejo agronómico. Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, España, p. 18. Ezquerra, B. y J. D. Vicente (en prensa): “Las monedas de la ciudad tardo-republicana de La Caridad (Caminreal, Teruel)”, en Homenaje a Miguel Beltrán. Zaragoza. Hedges, R. E. M. (1976): On the occurrence of bromine in corroded silver. Stud. Conserv., 21(1): 44-46. Marchand, G., E. Guilminot, S. Lemoine, L. Rossetti, M. Vieau et al. (2014): Degradation of archaeological horn silver artefacts in burials. Herit. Sci., 2(1):5. Selwyn, L. (2004): Metals and corrosion: a handbook for the conservation professional. Canadian Conservation Institute.
Bugoi, R., B. Constantinescu, G. Constantin, F. Catana, D. Plostinaru et al. (1999): Archaeometrical studies of Greek and Roman silver coins. J. Radioanal. Nucl. Chem., 242(3):777-781.
NOTAS ACLARATORIAS 1
Más información y referencias bibliográficas sobre el yacimiento de La Caridad pueden verse en “La ciudad romana tardo-republicana de La Caridad (Caminreal, Teruel)”, en esta misma publicación.
2
Estos valores semicuantitativos han sido extraídos de un único análisis por lo que sólo deben considerarse como una estimación del valor real de la aleación de la moneda.
584
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
59. LAS MATERIAS PRIMAS LÍTICAS DE LA CUEVA DEL GATO (ÉPILA, ZARAGOZA) Raúl Leorza Álvarez de Arcaya1, Andoni Tarriño Vinagre2, José María Rodanés Vicente1, Fernanda Blasco Sancho1, Elsa Duarte Matías3, Paloma Aranda Contamina1 Universidad de Zaragoza, 2CENIEH, 3Universidad de Oviedo.
1
Raúl Leorza Álvarez de Arcaya, raul.leorza@gmail.com
RESUMEN La Cueva del Gato 2 (Épila, Zaragoza) se sitúa al sur del Ebro. Desde la primera campaña de excavaciones (2002) se localizó un nivel paleolítico con materiales líticos y óseos que, junto a las dataciones absolutas, permitían adscribir el nivel al Badeguliense/ Magdaleniense arcaico, convirtiéndose en un yacimiento de referencia al estar situado entre los núcleos cantábrico y mediterráneo. De los materiales arqueológicos recuperados se seleccionaron 10 muestras que pasaron a ser seccionadas en lámina delgada y se analizaron con microscopio petrográfico. En la prospección geológica se localizaron afloramientos de diferente entidad entre Pozuelo de Aragón y Belchite, discriminando todas las formaciones geológicas en las que se pudiera localizar sílex y de las cuales tenemos noticias en la bibliografía geológica. Se seleccionaron 10 y se les aplicó la misma metodología de análisis. Con ambas series de láminas delgadas, de origen arqueológico y geológico, se realizó un proceso de comparación, identificando aquellas que presentaran una composición similar, buscando aquellos rasgos que nos indicasen el tipo de material y su posible procedencia. PALABRAS CLAVE: Materiales líticos; Lámina delgada; Prospección geológica; Sílex.
ABSTRACT The Cueva del Gato 2 (Épila, Zaragoza) is located south of the Ebro river. Since the first campaign of archaeological excavations in 2002, a Palaeolithic level with fragments of bone and lithic materials has been found, which, with the absolute dating, has allowed to attach that level to the Badeguliense / archaic Magdaleniense, becoming a reference site because of being located between the Cantabrian and Mediterranean groups. Ten samples from the archaeological remains were chosen to the sectioned in thin sheets and analyzed by petrographical microscope. Several outcrops of different entity were localed by the geological prospectings between Pozuelo de Aragon and Belchite, discriminating all geological formations that could contain some fllint according to the geological literature. Ten samples were selected and applied the same analysis methodology. Both groups of thin sheets, from archaeological and geological origin, had a process of comparison, identifying which present a similar composition, looking for those features that shown the type of material and their possible origin. KEYWORDS: Lithic materials; Thin sheet; Geological prospecting; Flint.
1. INTRODUCCIÓN La cueva 2 es una de las cuatro cavidades que se han documentado en el denominado Cerro del Gato, topónimo del que toman su nombre. Todas ellas forman parte de un mismo sistema cárstico que ha afectado de manera intensa a las calizas dolomíticas del Jurásico que conforman la estructura de la Sierra de Rodanas en el término municipal de Épila (Zaragoza). Su localización exacta viene dada por las coordenadas UTM 30TXM6322560805 de la hoja 382-
I (51-29), “Épila”, escala 1:25.000, del Mapa topográfico Nacional. Su altitud sobre el nivel del mar es de 620 metros. La entrada principal, de 3 m. de altura y 11 m. de anchura máxima está orientada hacia el sur, da paso a una sala de gran amplitud (22 x 15 m.) en la que se realizaron las excavaciones. La presencia de un gran bloque desprendido del techo divide esta sala en dos recintos desiguales, quedando el de menor tamaño comunicado con el exterior a través de una abertura de dimensiones reducidas (2 m. de ancho) y orientación sureste.
585
La primera referencia escrita del complejo kárstico la proporciona Pedro de Palacios en 1893. En su “Reseña Geológica de la Región Meridional de la Provincia de Zaragoza” se alude a una serie de cavidades de la Sierra de Rodanas (Palacios, 1893). Posteriormente G. Puig y Larraz las incluirá en su clásico repertorio de “Cavernas y Simas de España” (Puig y Larraz, 1896). Desde esas primeras citas del siglo XIX hasta la década de los años setenta del siglo pasado, cuando el Grupo de Espeleología Martel (1971) se interesó por la zona, las cavidades permanecieron inéditas. El trabajo de prospección realizado en el valle de Jalón por J.A. Pérez Casas y la elaboración de su memoria de Licenciatura, defendida en 1987 y titulada Contribución a la carta arqueológica del valle del Jalón. Trabajos de prospección en su cuenca baja, permitió conocer una serie de materiales recogidos en superficie (Pérez Casas, 1987). Recientemente se ha culminado el catálogo de cavidades,
cuevas y simas de la provincia de Zaragoza, editado por Mario Gisbert y Marcos Pastor (2009), en el que se incluyen estas cavidades e incluso se incorporan algunas novedades Arqueológicas publicadas en la revista “Naturaleza Aragonesa” (Blasco y Rodanés, 2004). Estos antecedentes despertaron nuestro interés e iniciamos una serie de campañas de excavación que han proporcionado sorprendentes resultados (Blasco y Rodanés, 2004). El inicio de los trabajos estuvo precedido, lógicamente, por la planimetría del recinto, la obtención de fotografías y el trazado de la cuadrícula. Se realizaron cuatro sondeos arqueológicos que documentaron una ocupación desde el Paleolítico Superior hasta la Edad del Bronce. Fue en el II, nivel 2, donde localizamos la ocupación más antigua. Las dataciones absolutas son homogéneas para la totalidad del conjunto y han sido tomadas en diferentes cuadros y sucesivas campañas. Sobre carbón: 18090 ± 90 BP; 18850 ± 100 BP; 18260 ± 130 BP; 18650 ± 140 BP. Sobre hueso 17700 ± 70 BP (Blasco y Rodanés 2009).
Mapas geológicos, escala 1/50.000, de la zona con los afloramientos y la localización de la cueva (IGME, 1980, 1998, 2005, 2006).
586
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías 2. OBJETIVOS El objetivo es la determinación del origen de la materia prima lítica utilizada en la Cueva del Gato de Épila, se han analizado tanto los materiales arqueológicos recuperados durante las diferentes campañas de excavación (desde 2002) como los materiales geológicos que se han localizado durante la prospección geológica de la zona que hemos llevado a cabo a lo largo de los años 2013-2014. Normalmente el área de aprovisionamiento de las materias primas líticas se suele encontrar bastante cercano a la zona de hábitat, a excepción de aquellos materiales alóctonos que fueran traídos por las gentes de otras poblaciones o que se acarrearan durante los diferentes traslados. En el caso de los habitantes de esta cueva la tipología de los materiales es bastante clara, aparentemente se han utilizado los materiales locales, los cercanos. Para poder afirmar este hecho hemos establecido un área de cerca de 30.000 hectáreas entre Pozuelo de Aragón y Belchite, discriminando todas las formaciones geológicas en las que se pudiera localizar sílex.
3. METODOLOGÍA En la prospección geológica se recogieron 10 muestras de diferentes materiales que pasaron a ser seccionadas en lámina delgada en el Servicio de Preparación de Rocas y Materiales Duros de la Facultad de Geología de la Universidad de Zaragoza, posteriormente se realizó el análisis textural de las láminas mediante un microscopio Petrográfico Nikon, modelo Eclipse 50i, dotado con una cámara digital Nikon, modelo DS-Fi1, en la Universidad del País Vasco. Con los materiales arqueológicos el procedimiento fue el mismo, se prepararon las láminas delgadas y se analizaron a microscopio. La metodología que se ha utilizado para el estudio de estos materiales se articula en tres partes.
3.1. La parte geológica. - Trabajo de laboratorio previo: estudio de mapas, cartografía, bibliografía especializada. En la web del Instituto Geológico y Minero de España (http://www.igme.es/) nos descargamos toda la serie cartografía geológica necesaria (http://info. igme.es/cartografia/). - Trabajo de campo: prospección geológica, identificación de afloramientos. En total se prospectó un área cercana a las 30.000 has entre Pozuelo de Aragón y Belchite, con resultados variados. Identificamos 10 afloramientos de los cuales 2 son en posición secundaria y 8 en posición primaria. Para cada uno de ellos se rellenó una ficha con la localización y características de cada material y se tomó una muestra. - Trabajo de laboratorio: estudio de las láminas delgadas realizadas sobre las MP identificadas en campo. Las láminas se prepararon en el Servicio de Preparación de
Rocas y Materiales Duros de la Facultad de Geología de la Universidad de Zaragoza. En líneas generales todos los materiales geológicos estudiados son sílex bioclásticos, de grano fino a muy fino y ambientes de formación lacustrepalustre del Mioceno (Terciario continental de la Depresión del Ebro).
3.2. La parte arqueológica. - Trabajo de laboratorio: estudio previo de materiales recuperados durante el proceso de excavación. Los materiales arqueológicos de la Cueva del Gato fueron trillados buscando algún patrón o materiales predominantes en toda la colección. Este proceso se llevó a cabo en el Museo Provincial de Zaragoza con la colaboración de Elsa Duarte Matías, de la Universidad de Oviedo. Tras el análisis sistemático de productos de lascado, se han conseguido diferenciar 8 tipos diferentes a partir de criterios texturales externos. De estos 8 tipos se eligieron 7 para hacer las láminas delgadas. - Trabajo de laboratorio: estudio de las láminas delgadas realizadas sobre los materiales arqueológicos seleccionados.
3.3. Comparativa de los materiales geológicos y arqueológicos, conclusiones. Tomas de campo: • T1: lacustre-palustre, ostrácodos • T2: lacustre-palustre, ostrácodos • T3: ostrácodos, charáceas • T4: ostrácodos, charáceas • T5: silcreta • T6: silcreta • T7: ostrácodos, gasterópodos • T8: charáceas y ostrácodos, bioclástico • T9: bioclástico, charáceas, Botorrita • T10: cuarzo detrítico, Botorrita De las tomas de materiales en campo, la T1, T2, T3, T4, T9 y T10, son lo que conocemos como sílex de Botorrita. En estos casos se han recogido en las formaciones Montes de Castejón y San Caprasio, que ofrecen muy buenos materiales de este tipo, debemos señalar que la T10 es de una calidad excepcional. Muestras arqueológicas: • M2: evaporítico (alóctono cercano) • M3: Botorrita • M4: Botorrita • M5: pirenaico (alóctono lejano) • M6: Bioclástico Botorrita • M7: Bioclástico Botorrita • M8: Bioclástico Botorrita
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Comparativa:
Figura 1. Toma geológica 10 (x100 nícoles cruzados)
Figura 3. Toma geológica 9 (x20 nícoles cruzados)
Figura 2. Muestra arqueológica 3 (x20 nícoles cruzados).
Figura 4. Muestra arqueológica 7 (x20 nícoles cruzados)
A pesar de tratarse de dos aumentos diferentes (100 y 20) se aprecia con facilidad que son materiales muy parecidos, de grano fino, limpios y con presencia de granos de cuarzo detrítico de mayor tamaño. La muestra arqueológica parece que contenga algo más de materia orgánica, aunque su presencia no parece amplia. La presencia de los anillos de Liesegang es bastante habitual en otras muestras que hemos tomado de sílex de Botorrita, visibles, incluso, a simple vista.
Se trata de dos láminas muy parecidas, ambas del mismo material, sílex de Botorrita, con escasa presencia de material orgánico y cuarzo detrítico.
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4. RESULTADOS De las siete muestras cinco están fabricadas en sílex de Botorrita, denominación para un tipo de sílex que se da en esta zona, de manera muy abundante y de muy buena calidad. Se trata de un material que se forma en un ambiente lacustrepalustre de tipo bioclástico, en ocasiones muy limpio, y con presencia de cuarzo detrítico.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías Los mejores afloramientos de este material los tenemos en las formaciones Montes de Castejón y San Caprasio, presentes en la Plana de La Muela, La Plana de la Balsa, la Plana de Zaragoza y Montes de Jaulín (de las zonas que se han prospectado). Además del uso de material autóctono hemos constatado la presencia de otros materiales de origen foráneo. Estos son el sílex evaporítico que se da en abundancia en la cuenca de Calatayud y en el borde sur de la depresión del Ebro. Pese a tratarse de materiales alóctonos, se nutren de estos de manera habitual. Por último hemos podido documentar la presencia de una pieza, al menos una dentro de este triaje, de una material alóctono lejano. Se propone un origen pirenaico, quizás del otro lado de los Pirineos, que habría que confirmar con analíticas más precisas y costosas. Debemos señalar que la pieza elegida se encontraba muy alterada y mal conservada, quizás quemada, apreciándose signos de ferruginización y opalinización.
5. CONCLUSIONES Una vez realizado el trabajo de laboratorio y basándonos en los resultados obtenidos gracias a la observación de las láminas delgadas se llega a la conclusión de que la mayor parte del sílex utilizado en la Cueva del Gato tiene una procedencia local, concretamente de sílex de Botorrita (también llamado sílex Monegros), que dista en línea recta cerca de 30 kms. Por otro lado se han empleado, en bastante menor medida, materiales alóctonos cercanos, como es el caso del sílex evaporítico. Por último, hemos encontrado una pieza alóctona lejana, posiblemente del Pirineo.
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60. EL SÍLEX DE MONEGROS Y EL EVAPORÍTICO DEL EBRO. TIPOLOGÍAS SILÍCEAS DE LA CUENCA MEDIA DEL EBRO Luis Miguel García-Simón1 1
Universidad de Zaragoza
Luis Miguel García-Simón, luisgarciasimon@gmail.com
RESUMEN En la literatura arqueológica de los últimos años aparecen de forma repetida alusiones al empleo de una variedad de sílex que viene denominándose Monegros. El término ha acabando por popularizarse, pero originando cierta confusión en cuanto a la procedencia y características petrográficas de estos sílex. Nuestro trabajo en el área que la geología considera como Monegros, esto es, la cuenca media del Ebro ha permitido definir dos variedades muy diferentes que afloran en este ámbito continental lacustre: se ha mantenido la denominación Monegros para un tipo de carácter carbonatado y se propone la denominación Evaporítico del Ebro para la segunda variedad formada en ambientes hipersalinos. PALABRAS CLAVE: Materias Primas Líticas; Sílex de Monegros; Sílex Evaporítico del Ebro; Cuenca del Ebro, Prehistoria.
ABSTRACT In recent years, some allusions to the exploitation of a so-called “Monegros-type” flint have been a commonplace in the archaeologic literature. Most of the times, these referencies have not offered a true petrographical characterization, being mere de visu descriptions of those products. This paper presents the macro and microscopic description of some outcrops located in the Middle Ebro Basin, where two flint varietiues have been defined: Monegros and Evaporític of Ebro.Both of them have their origins in continental lacustrine environments. KEYWORDS: Raw Materials; Monegros-type flint; Evaporitic of Ebro-type flint; Iberian Peninsula; Ebro Basin; Prehistory.
1. INTRODUCCIÓN Desde el comienzo de nuestra formación en el campo de la arqueopetrología, nos llamó la atención el uso por parte de los investigadores, especialmente los prehistoriadores, de un término referente de manera directa a Aragón como es el topónimo Monegros (Vaquer et Vergély, 2006; Vaquer et Remicourt, 2006; Roy, 2013 y 2015). Con este nombre se hace referencia a una tipología silícea, de alta calidad y tonalidades oscuras, que presenta una estructura sedimentaria conocida como anillos de Liesegang; contiene bioclastos de algas carofitas, que permiten su adscripción diagenética a un medio continental lacustre carbonatado, y sus afloramientos se ubican sin precisión en el valle medio del Ebro. Para los aragoneses, Monegros hace referencia a una extensa comarca ubicada en el sector central de la cuenca del Ebro, que abarca localidades de las provincias de Zaragoza al sur y Huesca al norte. En la actualidad, a pesar de la implantación
de extensas zonas de regadío, continúa siendo uno de los territorios más áridos de la Península Ibérica, pero constituye uno de los paisajes esteparios más atractivos y sugerentes de Europa, con una amplia biodiversidad, que supera las cinco mil especies biológicas, presentando el mayor índice de novedades taxonómicas de nuestro continente con un alto grado de endemismos. Diferente es la acepción que para las Ciencias de la Tierra tiene el término Monegros. La tesis doctoral de José Quirantes (1978), un clásico de las investigaciones que constituye la base para el estudio geológico del valle medio del Ebro, hace referencia a Monegros, ya en su propio título, como denominador del sector central de la cuenca, abarcando las litologías predominantes y casi exclusivas en la actualidad, que tienen su origen durante el Cenozoico o Terciario, concretamente desde el Eoceno Medio (Luteciense) hasta el Mioceno superior (Turoliense).
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No podemos asegurar el motivo por el cual se optó por la designación Monegros, ni tampoco quién fue el primero que la utilizó para denominar a los sílex del Ebro, pero si conocemos el reiterado uso por parte de los investigadores en sus conversaciones, exposiciones y cada vez más en sus publicaciones, como se ha comprobado recientemente durante el último congreso internacional de materias primas celebrado en Barcelona (ISKM, 2015). Parece que la denominación “sílex tipo Monegros” surgió al adoptar el término con las connotaciones territoriales y cronológicas que le atribuyó la Geología, y que incluso deriva del nombre de la comarca centro-oriental de Aragón donde estos sílex son abundantes, fácilmente accesibles, conocidos desde tiempos remotos y explotados hasta épocas recientes para la confección de piedras de fusil y de trillo a escala local. Durante el desarrollo de nuestro trabajo en el ámbito de las materias primas líticas silíceas, hemos comprobado el problema que suscita la generalización de una sola denominación para todos los sílex del valle medio del Ebro que comparten determinadas características, sin haber establecido antes unas bases definitorias (aunque generalistas) que aporten coherencia y estructura a su organización. De esta manera, el sílex de los Monegros se ha convertido en parte primordial de nuestra investigación. A la discusión suscitada por el uso de un topónimo específico para la denominación general de un tipo de sílex, se suma la coexistencia y uso de otros, también de carácter topográfico, para el mismo fin. En relación con el asunto que nos concierne, cabe mencionar el empleo de la denominación “sílex de Botorrita” como sinónimo de “sílex de Monegros” (Leorza, 2013). Este nombre no es banal, ya que en las cercanías de esta localidad zaragozana, donde abundan los afloramientos silíceos, se localizó en los años setenta del siglo pasado un importante taller de piedras de fusil, al parecer para armas de caza, explotado durante la segunda mitad del siglo XVIII (Barandiarán, 1974: 209). A la difusión de este topónimo contribuyó el hallazgo de uno de los yacimientos prerromanos más importantes del valle del Ebro, anejo al núcleo actual de Botorrita, Contrebia Belaisca. Más recientemente, las excavaciones del cercano yacimiento del Cabezo de la Cruz (término municipal de La Muela), han entregado un interesante conjunto material del Mesolítico geométrico, cuyo mencionado estudio arqueopetrológico (Leorza 2013), hace uso del término Botorrita para denominar los sílex Terciarios de la cuenca del Ebro.
2. OBJETIVOS El objeto general que promueve el desarrollo de la investigación arqueopetrológica es la definición de los materiales pétreos que constituyen el conjunto lítico hallado en un yacimiento arqueológico con el fin de conocer los lugares de captación de las materias primas, modalidades de aprovisionamiento, rutas de trasiego y lugares de abandono. Ello nos permite ahondar en la percepción sobre el paisaje de
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los grupos humanos del pasado, principalmente prehistórico, con el fin de conocer el territorio que habitaban entendido como el espacio geográfico culturalmente reconocido por su valor social, simbólico, y por supuesto, económico para la obtención de recursos bióticos y abióticos, y que resulta arqueológicamente atestiguable. Para establecer paralelos entre los materiales arqueológicos de un yacimiento y las rocas naturales aflorantes en su contexto geológico, es necesario el desarrollo de trabajos previos de prospección del terreno con la finalidad de establecer los lugares de afloramiento de las materias primas líticas silíceas susceptibles de ser explotadas. Esta ultima situación motivó nuestro interés por el conocimiento de los sílex aflorantes en el ámbito monegrino, conscientes de la amplia difusión de estas litologías, atestiguadas en multitud de yacimientos de diferentes etapas crono-culturales del valle del Ebro y las zonas montañosas que lo enmarcan, así como del sur de Francia, con la consiguiente difusión de su nombre como indicamos en el apartado anterior. De esta manera, nuestro primer objetivo en este trabajo fue ampliar nuestro conocimiento sobre las fuentes de materia prima silícea del valle del Ebro, estableciendo su ubicación, accesibilidad y características petrográficas definitorias.
3. METODOLOGÍA 3.1. Contexto geográfico y geológico. Previo a las labores de prospección sobre el terreno se procedió al estudio pormenorizado, tanto geográfico como geológico, del área de estudio. En esta primera etapa se han definido las diferentes acepciones que recibe el término Monegros, que se exponen en la introducción del presente artículo. El topónimo Monegros hace referencia a la historia geológica y geográfica presente en la actualidad en el sector central de la cuenca media del Ebro, conformada durante el Terciario y de carácter continental, para cuya descripción se utilizó la estratigrafía presente en la sierra de Alcubierre, donde se alcanzan las cotas más elevadas de toda la depresión. Esta sierra vertebra la comarca aragonesa de Los Monegros, cuya denominación parece derivar del color oscuro (Montes Negros) debido a la abundancia de pinos y carrascas sobre sus laderas. Los Monegros geológicos están limitados geográficamente por las sierras Prepirenaicas al norte, la cordillera CosteroCatalana al este, la Ibérica al sur, y al oeste por el corredor de la Bureba que enlaza la cuenca hidrográfica del Ebro con la del Duero y la Meseta norte. La geología monegrina resulta austera, sencilla en su conjunto, pero con detalles sobresalientes. Sus rocas y su
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
Figura 1. Mapa de la cuenca media del Ebro. Enmarcados los Monegros geológicos. En amarillo las formaciones calcáreas y yesíferas. En magenta
Figura 1. Mapa de la cuenca media del Ebro. Enmarcados los Monegros geológicos. En amarillo formaciones calcáreas y los afloramientos muestreados. En azul los afloramientos muestreados y referidos en este las artículo. yesíferas. En magenta los afloramientos muestreados. En azul los afloramientos muestreados y referidos en este artículo. relieve encierran la historia geológica de los últimos 20 millones de años. Desde finales del Eoceno (Priaboniense superior) hasta el Mioceno medio/ superior (Vallesiense superior/Turoliense), se instala un sistema endorreico en el centro de la depresión, donde vierten los cauces hidrológicos procedentes de las cordilleras circundantes, depositando las litologías actuales mediante sistemas de abanicos aluviales y fluviales procedentes de las márgenes, y los sistemas lacustres evaporíticos y carbonatados hacia el eje de la cuenca. Estos últimos experimentarán el desplazamiento paulatino hacia el sur en función del levantamiento de los Pirineos (Orogenia Alpina). Hace entre 12 y 8 millones de años, los indicios geológicos apuntan a la activación de un nuevo episodio de exorreísmo, que supondrá el vaciado erosivo de la cuenca hacia el mediterráneo, comenzando el modelado del relieve hasta conformar el paisaje que disfrutamos en la actualidad, resultado de la articulación progresiva de la red de ríos sobre el armazón geológico y bajo unas condiciones climáticas semiáridas similares a las actuales. En la actualidad varios sistemas hidrológicos vertebran el territorio y delimitan las formaciones geológicas terciarias que motivan nuestra investigación. El Ebro constituye el eje oeste-este y los ríos Gállego y Huerva el norte-sur. Al noroeste discurren los ríos Arba de Luesia y Arba de Biel, y al noreste
el Alcanadre y sus afluentes. Al sur, en el somontano ibérico nacen los ríos de la margen derecha como el mencionado Huerva, Jalón, Aguasvivas, Martín, Guadalope y Matarraña. A todos ellos se debe la erosión de los depósitos terciarios y las formaciones detríticas cuaternarias que los cubren. En torno a la red hídrica se conforma un complejo sistema de barrancos tributarios de los cauces principales, conocidos en Aragón como “val” o “vales”, de fondo plano, lugares propicios para albergar afloramientos en posición secundaria de materias primas. Culminando el relieve de este sector se encuentran las plataformas estructurales calcáreas de la formación Alcubierre, contenedoras de los núcleos silíceos. Litológicamente están constituidas por calizas masivas alternantes con niveles de limos, margas y ocasional-mente yesos, y coronan todas las elevaciones de la depresión central del Ebro. Geográficamente se localizan en el Castellar, al noroeste, integrado por los montes de Castejón y Zuera y las sierras de Luna y Las Pedrosas; al noreste en la sierra de Alcubierre y Monte Oscuro, donde se registran las mayores cotas (San Caprasio: 811 m y Monte Oscuro: 822 m) y la sierra de Sigena. Al sur del Ebro, el cauce del río Huerva conforma y separa dos estructuras singulares conocidas como La Muela y La Plana, mesetas cuyo techo constituyen estratos calizos resistentes a la erosión y protectores a los infrayacentes. Las formaciones calcáreas monegrinas
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se cierran al este con las calizas de Bujaraloz, PeñalbaPallaruelo, Cardiel y Sástago. Con anterioridad al establecimiento de los sistemas lacustres carbonatados, cuyo resultado fue la conformación de las calizas masivas arriba citadas, se instala en el centro de la depresión uno o varios sistemas lacustres evaporíticos simultáneos enmarcados por otros de carácter carbonatado. La mayor masa de yesos, importante en nuestro estudio por la génesis de sílex en su interior, está englobada por la formación Zaragoza, ciudad en torno a la cual se disponen, divididos por los ríos Ebro y Gállego en los yesos de Remolinos-Alfocea, Retuerta-Perdiguera y Mediana. Entre ellos destacan por su blancura y pureza los yesos alabastrinos, explotados por su característica translucidez en la construcción y las artes decorativas. Junto a calizas y yesos, forman parte de la litología terciaria monegrina formaciones detríticas que integran margas, areniscas y conglomerados, y las formaciones arcillosas, quedando fuera de nuestro trabajo por presentarse estériles en rocas silíceas. Tras el estudio bibliográfico y cartográfico del área geográfica y geológica que circunscribe nuestro trabajo, procedemos a la elección y planificación de las zonas a prospectar. Teniendo en cuenta las litologías aflorantes, la accesibilidad del terreno, las noticias previas de la existencia de sílex y otros parámetros subjetivos como su disposición en cuanto a posibles rutas de comunicación, como la constituida por el cauce de los ríos y los barrancos.
parámetros cualitativos difícilmente cuantificables, dependientes por tanto de la subjetividad del observador, dificultando, cuando no imposibilitando, la transmisión o el entendimiento entre investigadores a pesar de numerosos intentos de establecer criterios más precisos, objetivos, cuantificables y transmisibles. A pesar de sus inconvenientes, la macroscopía continúa siendo una técnica ampliamente utilizada y muy aconsejable para el estudio de los materiales arqueológicos, al tratarse de una técnica no destructiva ni agresiva para las muestras y permite el análisis de un amplio espectro. Tras el análisis macroscópico se procede a la selección de materiales reseñables a fin de profundizar en su conocimiento mediante técnicas microscópicas. Para ello es necesario la preparación de la muestra mediante la extracción de una fina sección de roca, que permita determinar la textura, los componentes mineralógicos y su forma de interacción. La observación de esta preparación, o lámina delgada, mediante el microscopio de luz polarizada, permite caracterizar de manera precisa y objetiva la litología. No obstante esta técnica no carece de inconvenientes, al conllevar la destrucción total o parcial de las muestras, circunstancia poco relevante para los materiales geológicos, de los que disponemos un amplio número de muestras, pero muy a tener en cuenta sobre los arqueológicos, pues su destrucción implica la desaparición, siendo aconsejable la elección de lascas o desechos de talla, preservando los útiles o piezas retocadas.
Durante los últimos años hemos muestreado más de 60 afloramientos en 26 localidades del área monegrina, definiendo las características de cada uno de los tipos de sílex y las variabilidades con que se presentan en el registro geológico, sobre más de 400 muestras, organizadas y depositadas en nuestra litoteca de rocas silíceas, así como toda la información referente a su ubicación, descripción y análisis, datos registrados en fichas digitales confeccionadas al uso y totalmente editables.
3.2. Análisis petrográficos El uso de técnicas de caracterización petrográficas macroscópicas es práctica habitual por parte de los investigadores de la Prehistoria. Esto se debe a su relativa simpleza, basada en la definición de caracteres formales morfoscópicos de visu o mediante el estéreomicroscopio, que permiten crear un registro con escalas nominales de variables. Nuestro análisis macroscópico centra su atención en cuatro parámetros básicos: córtex, masa silícea, alteraciones y fósiles, inclusiones y/o estructuras, cuya descripción permite determinar el medio diagenético en el que se originó la roca y las propiedades que identifican a cada tipo y sus variedades permitiendo agruparlos y diferenciarlos. No obstante, una vez más hemos de advertir las limitaciones que implica el uso de esta técnica, al estar basada en
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Figura 2. a) Valcuerna, nódulo. b) Valcuerna, anillos de Liesegang. c) Santa Quiteria, sección de carofita. d) Santa Quiteria, calcedonia y megacuarzo. Todas las fotografías corresponden a sílex del tipo Monegros.
Además de las aquí expuestas, existen otras técnicas de caracterización petrográfica que implican analíticas de carácter físico o químico, no utilizadas en la actual fase de nuestro estudio y que nos gustaría aplicar en el futuro sobre diversos materiales con el objetivo de ahondar en el conocimiento de las litologías silíceas del valle del Ebro. En nuestro estudio, la totalidad de los sílex muestreados han sido analizados macroscópicamente y los resultados han sido refutados y/o complementados con tres decenas de
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías láminas delgadas. Labor que nos ha permitido agrupar las rocas silíceas aflorantes en el sector monegrino en los grupos generalistas que se exponen a continuación.
4. RESULTADOS Para establecer una sistematización de las rocas silíceas aflorantes en los Monegros escogemos como referente cuatro de los afloramientos más destacados y de resultados relevantes para la consecución de nuestros objetivos en el presente trabajo. Todos ellos se encuentran emplazados en la sierra monegrina de Alcubierre, muela terciaria que domina el transito entre las costas mediterráneas y cantábricas por el corredor que constituye el río Ebro. Su litología, conformada principalmente por calizas, margas y yesos, es rica en afloramientos de rocas silíceas, conocidos y explotados por grupos humanos del pasado, atestiguados arqueológicamente desde el Paleolítico (Tilo, 1991).
4.1. Valcuerna (Peñalba, Hu) Barranco de grandes dimensiones que comunica las estribaciones orientales de la sierra de Alcubierre con el cauce del río Ebro de manera directa y fácilmente transitable. Las gradas calcáreas que lo limitan albergan ingentes cantidades de núcleos y estratos silíceos, inclusos en la roca caja donde se originó, cuya erosión los libera favoreciendo su acumulación en el fondo plano de la val y la explotabilidad de esta materia prima.
y superficie lisa, con una calidad para la talla muy buena. Opaco/translúcido y textura wackestone, muestra inclusiones de óxidos metálicos, inertita y relictos de carbonato. Es habitual y abundante la presencia de bioclastos de algas carofitas y gasterópodos lacustres, y en algunas muestras anillos de Liesegang. Las tonalidades de mayor frecuencia en el registro son grisáceas/oscuras. No obstante, debido a la variabilidad presente en estas litologías se pueden establecer dos grandes grupos. Por una parte los sílex nodulares, que presentan generalmente uniformidad en cuanto a su masa silícea y una aptitud para la talla excelente, y los sílex estratificados, de peor calidad, conservando abundantes relictos de carbonato original y presentando numerosas geodas y oquedades que pueden incluso provocarle fisuras naturales. Su coloración es marronácea, y podríamos apuntar que se encuentra en proceso de silicificación. La microscopia efectuada sobre varias muestras de los yacimientos de la Valcuerna, revelan una litología conformada en un porcentaje superior al 70% por microcriptocuarzo en mosaico sacaroide y agregado. Cuarzo fibroso testimonial de elongación negativa (length-fast chalcedony) asociado al relleno de porosidades bioclásticas, de conformación esferulítica y botroidal. Son frecuentes los carbonatos micríticos, en algunas ocasiones en proceso de reemplazamiento. De manera anecdótica algunas láminas muestran la presencia de anillos de Liesegang, romboedros de calcita/dolomita, cristales de macrocuarzo y en una única muestra ópalo. Estos dos últimos indicios se asocian a muestras de afloramiento estratificado y calidad para la talla limitada.
4.2. Santa Quiteria (La Almolda, Z)
Figura 3. Valcuerna, vista general del barranco. Se han muestreado un total de 14 afloramientos, 10 de ellos en posición primaria y 4 en secundaría, que han permitido distinguir según sus características particulares, 19 variedades silíceas del tipo Monegros. Todas ellas presentan características que permiten su adscripción a un medio de formación continental lacustre carbonatado. Se presentan habitualmente en forma de nódulos, aunque también se ha observado conformando estratos o lanchas. Sílex generalmente de córtex fino de naturaleza caliza, grano fino
Afloramientos silíceos encajados en las calizas que conforman las laderas sobre las que se encuentra la ermita de Santa Quiteria que da nombre a esta parte de la sierra de Alcubierre, en el término municipal de La Almolda, desde donde se divisa gran parte del valle medio del Ebro. Se trata de tres afloramientos de sílex tipo Monegros, dos de morfología nodular y uno estratificada, de potencia centimétrica y extensión métrica. Los sílex nodulares presentan córtex calcáreos, de grano medio/fino y superficie lisa/rugosa que le dotan una aptitud buena para la talla. Su transparencia es opaco/translúcida y su textura wackestone. Presentan inclusiones de óxidos metálicos, inertita y relictos de carbonato original. Son frecuentes los bioclastos de tallos y oogonios de algas carofitas que permiten adscribirlos a un medio sedimentario continental lacustre carbonatado. Su coloración es oscura/grisácea. El tercero de los sílex de Santa Quiteria conserva córtex calizo margoso fino, su grano es medio/fino y su superficie lisa/rugosa, cualidades a pesar de las cuales presenta una buena aptitud para la talla, además de múltiples oquedades rellenas por completo o en parte por cristales de macrocuarzo (geodas). De similar transparencia, textura, inclusiones
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Figura 4. Santa Quiteria, calizas con nódulos silíceos. y fósiles que los anteriores, caracteriza su masa silícea la abundancia de óxidos metálicos ampliamente repartidos que influyen en su coloración marronácea. Microscópicamente predomina el cuarzo microcriptocristalino. Es frecuente la presencia de calcedonita, esferulítica y botroidal, asociada al relleno de porosidades. Carbonatos y óxidos metálicos abundantes, encontrándose estos últimos habitualmente agrupados en torno a las zonas corticales. Se atestiguan bioclastos de algas carofitas. Destaca la presencia de un gran número de oquedades y fisuras en los sílex nodulares, además de un elevado de porcentaje en carbonatos, casi constituyendo una caliza en proceso de silidificación. En los de morfología estratificada se atestigua macrocuarzo como cemento de segunda generación.
4.3. La Torraza (Farlete, Z) Los afloramientos de La Torraza se emplazan en el interior de las calizas limosas de la ascensión al cerro de San Caprasio desde la ermita de la Virgen de la Sabina en la localidad de Farlete. Las tres litologías del tipo Monegros muestreadas presentan rasgos similares, sin embargo sólo dos son susceptibles de ser utilizadas para la talla, descartándose la tercera por su pequeño formato. De córtex calcáreo, grano medio y superficie lisa; calidad media-buena, opaco y textura wackestone. A nivel macroscópico destaca la abundancia de carbonato original, que incluye numerosos fragmentos de tallos y oogonios de algas carofitas, evidenciando su formación en un medio sedimentario continental lacustre carbonatado. La presencia de estos carbonatos le confieren una coloración oscura-marronácea. Al microscopio petrográfico se confirma el elevado contenido de carbonatos, similar al porcentaje de sílice micro-criptocristalina. Nos encontramos pues ante una caliza en proceso de silidificación. Conserva evidencias testimoniales de cuarzo fibroso de elongación negativa asociado a la silicificación de algunos bioclastos de carofitas, muy numerosos y de excelente definición. Destaca la elevada presencia de oquedades que afectan a toda la lámina.
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Figura 5. La Torraza, calizas limosas que incluyen los afloramientos.
4.4. Monte Oscuro (Perdiguera-Farlete, Z) El Monte Oscuro de la sierra de Alcubierre ha sido prospectado por sus caras sur y oeste, en las que cuenta con menor vegetación pero mayor desarrollo de sus laderas. En total se han muestreado y estudiado diez afloramientos, permitiendo la diferenciación de dos variedades silíceas adscritas a la tipología de Evaporíticos del Ebro. Por un lado, hallamos sílex de córtex irregular de naturaleza yesífera, grano medio o fino, superficie lisa/ rugosa y en algunos casos abundante presencia de geodas que condicionan la calidad para la talla que presentan estas litologías, variante entre media/ deficiente y buena o incluso muy buena. Es un sílex opaco translúcido, aunque puede presentarse totalmente translúcido, habitual en los sílex evaporíticos. Su textura es mudstone, careciendo de inclusiones a excepción de relictos testimoniales de micrita, óxidos metálicos y pseudomorfos lenticulares de yeso, y sin evidencia de componentes esqueléticos. Microscópicamente nos encontramos ante un sílex formado esencialmente por calcedonia de elongación positiva (lengthslow chalcedony). Cuarzo fibroso también atestiguado como cemento de primera generación en el relleno de oquedades, en cambio macrocuarzo y cuarzo microcristalino como cemento de segunda generación completando dichos rellenos. Destaca el elevando porcentaje de carbonato original, en algunos casos dispuestos de manera bandeada, caracterizando de visu estos sílex por su apariencia externa, e imprimiéndoles una coloración marronácea clara. Discreta presencia de pseudomorfos lenticulares de yeso y óxidos ferrosos, alguno aprovechado por las fibras de calcedonia como núcleo. Lejos de lo que cabría esperar en un sílex de naturaleza evaporítica, los sílex de Monte Oscuro muestran predominantemente coloraciones marronáceas, en ocasiones bandeadas y también combinadas con las blanquecinas, o incluso translúcidas, de los sílex evaporíticos. Este hecho puede relacionarse con el estadio en el proceso de
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías silicificación de estas litologías, adquiriendo mayor blancura cuanto más completo sea el proceso de silicificación.
se presenta de manera aplanada, puede adquirir formas caprichosas, hecho que junto a sus limitadas dimensiones, son los únicos inconvenientes que presentan estos materiales para la confección de instrumental lítico.
5. CONCLUSIONES
Figura 6. Vista de Monte Oscuro (822m) desde San Caprasio (811m). Por otro lado, nos encontramos ante un sílex de córtex extrafino con un alto grado de silicificación y, habitualmente con una característica tonalidad anaranjada, probablemente debido a una mayor concentración de óxidos metálicos en esta zona. La masa silícea presenta un grano fino y una superficie lisa, sin alteraciones de ningún tipo, haciendo de este sílex una materia prima de gran calidad para la talla. De trasparencia opaco/translúcida y textura wackestone, presenta inclusiones de inertita y de manera muy ocasional óxidos metálicos. Las láminas delgadas sustraídas a estas muestras, evidencian la composición mineral casi en su totalidad por sílice microcriptocristalina, presentando testimonialmente relictos de micrita y óxidos, estos últimos más abundantes hacia el córtex, zona donde se concentran igualmente los únicos relictos de carbonato original presentes, en algunos casos de manera abundante. En esta tipología silícea destaca la ausencia de bioclastos, así como de otros componentes evidenciables tanto a escala macro como microscópica, que permitan adscribir su formación a un medio sedimentario concreto, no obstante su aparición junto a otras litologías plenamente evaporíticas como los yesos o sílex conformados en el interior de estos sedimentos, hacen relacionar su formación a este tipo de ambientes, aunque para su confirmación nos mantenemos a la espera de poder efectuar sobre estas muestras otro tipo de análisis que permitan su vinculación correcta. No obstante la característica esencial de esta segunda tipología silícea de Monte Oscuro, es sin duda la morfología tabular que presenta. Nos encontramos ante pequeñas tabletas de sílex de anchura y longitud centimétrica, pero de espesor milimétrico; con córtex, como se ha puntualizado anteriormente, muy fino y en proceso de silicificación, por lo que es innecesario su eliminación para la talla perimetral (vid. Figura 7: d/e/f), actividad para la que cuenta con unas extraordinarias cualidades. Aunque habitualmente
En el desarrollo de nuestros trabajos de prospección en la cuenca media del Ebro, motivados por la difusión de las tipologías líticas silíceas aflorantes en esta área durante la Prehistoria, advertimos la presencia de un gran número de variables que hacen imposible la generalización bajo una misma denominación, concreta-mente Monegros, de todas ellas. Consideramos práctico establecer dos grandes grupos dependiendo del ambiente sedimentario en el que tuvo lugar la diagénesis de estas rocas. Así, encontramos por un lado las litologías de origen continental lacustre carbonatado, de gran calidad para la talla, que presentan bioclastos de algas carofitas, y en algunas ocasiones anillos de Liesegang, para los que juzgamos oportuno mantener el nombre de sílex tipo Monegros, por su gran difusión y aceptación entre la comunidad científica, como queda patente en la bibliografía de las últimas décadas. Por otro, los sílex Evaporíticos del Ebro, cuya denominación hace referencia al medio de formación y a su lugar de afloramiento. Como es habitual en las evaporitas, se trata de rocas azoicas, con predominancia de cuarcina-lutecita, o cuarzo fibroso de elongación positiva, y pseudomorfos de minerales precursores como yeso en nuestro caso. Algunas muestras presentan gran tenacidad para la talla, aunque esta característica puede beneficiarle ante determinadas técnicas de tallado. Una vez más hemos podido advertir la infinita gama cromática que presentan los sílex, con variantes incluso dentro del mismo núcleo, desaconsejando por tanto el uso de este parámetro como definitorio de una silicificación. No obstante, el color de un sílex puede ayudarnos en una primera clasificación de las variedades, además de aportarnos datos sobre su proceso diagenético. La gran cantidad y, por supuesto la excelente calidad de algunos sílex del valle medio del Ebro, posicionan este área del noroeste peninsular como uno de los principales almacenes para la obtención de materias primas silíceas, situación sin duda favorecida al constituir la principal vía de comunicación entre las costas levantinas del Mediterráneo al este y las cantábricas orientales y la Meseta septentrional al noroeste, hecho que facilitó la difusión de las variedades silíceas aflorantes alcanzando incluso el sur de Francia. A pesar de la amplia dispersión de los afloramientos de sílex, algunos de ellos destacan por la gran cantidad de materiales, su excelente calidad y la accesibilidad para el aprovisionamiento, siendo paradigma entre las fuentes aquí descritas, el barranco de la Valcuerna, en cuyo fondo se
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Figura 7.a) a)La LaTorraza, Torraza, nódulos de sílex tipo Monegros. Monteyesos Oscuro, yesos y sílexdel Evaporítico del Ebro. Monte OsFigura 1. nódulos de sílex tipo Monegros. b) Monteb)Oscuro, y sílex Evaporítico Ebro. c) Monte Oscuro,c)sílex Evaporítico curo, sílex Evaporítico Ebro. d y e)sílex Monte Oscuro, sílex de tabulares. f) Cueva de laHu), Carrasca Hu), diente de hoz del Ebro. d y e)del Monte Oscuro, tabulares. f) Cueva la Carrasca (Almazorre, diente de(Almazorre, hoz sobre sílex tabular. sobre sílex tabular. acumulan todas las litologías que lo enmarcan incluidas por supuesto las silíceas. El desarrollo de nuestras investigaciones sobre los materiales líticos silíceos hallados en diferentes yacimientos arqueológicos de diversas cronologías, nos permite atestiguar la dispersión de sílex aflorantes en la cuenca media del Ebro por toda la geografía aragonesa, aún contando con recursos locales in situ, pero que por sus características o escasez son rehusados a favor de los exógenos. Un ejemplo de ello lo encontramos en los yacimientos de Biel, municipio de las Altas Cinco Villas zaragozanas, donde hemos atestiguado el uso de sílex del tipo Monegros interrumpidamente desde el Magdaleniense final, hasta el Calcolítico (Montes et al. 2015). No obstante su empleo, o al menos su abandono, fue siempre anecdótico ante la hegemonía del la variedad silícea local. Esta situación se revirtió a partir del período Mesolítico Geométrico, cuando el porcentaje de sílex monegrinos supera el cuarto del total, situación que perdurará durante el Neolítico. Diferente es el caso de los sílex del tipo Evaporítico del Ebro, prácticamente inexistentes igualmente hasta el Mesolítico Geométrico, momento en el que tampoco su presencia es notable. Sin embargo, durante el Neolítico el uso de estos sílex se impone, constituyendo casi el cincuenta por ciento del total. A la espera de los resultados de nuevos análisis y el cotejo con el resultado de otros estudios arqueopetrológicos, nuestra hipótesis apunta a la elección de estos materiales por su óptima respuesta ante las técnicas de tallado y útiles confeccionados por las comunidades agro-ganaderas primitivas. Finalmente aludiremos a uno de los resultados de nuestra investigación que recogimos con mayor ilusión, el
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descubrimiento del afloramiento de sílex tabulares en el Monte Oscuro de la sierra de Alcubierre que, a la espera de los resultados de analíticas más precisas, adscribimos al tipo de Evaporíticos del Ebro. Este sílex, de pequeño tamaño, pero de excepcional calidad para la talla, es el idóneo para la confección de los dientes de hoz típicos a partir del Neolítico. La finura de su córtex y sus características permiten la confección de instrumental lítico únicamente mediante el avivado de los filos de sus bordes. Contamos con numerosos ejemplos de su aprovechamiento en las colecciones de dientes de hoz de yacimientos como los de las cuevas de la Carrasca de Almazorre (fig. 7f), de los Encantados de Belchite (Barandiarán, 1971), la Mora de Somaén (Barandiarán, 1975), o la del Moro de Olvena (Utrilla, 1995), y otros muchos hallazgos de superficie en la zona norte de la Comarca de Monegros (Rey, 1987), la Hoya de Huesca (Montes y Domingo, 2011), o los prolíficos conjuntos de Undués Pintano y Cortado de Baselga (Cava, 1986; Maluquer de Motes, 1957; Utrilla 1975). Todos ellos adscritos a etapas crono-culturales Calcolíticas y de la Edad del Bronce, momento de auge de esta tipología. Sin duda, una de nuestras líneas de investigación futuras, tendrá como objeto profundizar en el conocimiento de esta tipología, cuyo ambiente diagenético de formación y características mineralógicas no han sido posible establecer con precisión. Así mismo, pretende-mos ampliar el número de afloramientos de sílex tabular, con el deseo de hallar aquellos cuyos materiales muestren mayor envergadura, que podrían constituir los lugares de aprovisionamiento para la confección de las denominadas “grandes hojas”.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías AGRADECIMIENTOS Este trabajo se ha beneficiado parcialmente de una Ayuda de Investigación del Instituto de Estudios Altoaragoneses (convocatoria 2013). En la actualidad el autor es investigador iniciado-N3 de la Universidad de Zaragoza, a cargo de la Ayuda Adicional Ramón y Cajal 2013-12613 del Ministerio de Economía y Competitividad.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
61. EL USO DE LOS RECURSOS VEGETALES LEÑOSOS EN EL ABRIGO DE EL ESPLUGÓN (BILLOBAS-SABIÑÁNIGO, HUESCA). RESULTADOS PRELIMINARES. Marta Alcolea Gracia1 1
Dpto. de Ciencias de la Antiguedad. Fac. Filosofía y Letras. IUCA. Universidad de Zaragoza. Grupo Primeros Pobladores del Valle del Ebro. Marta Alcolea Gracia, malcolea@unizar.es
RESUMEN En este trabajo se presentan los resultados preliminares del estudio antracológico del abrigo del Esplugón (Billobas-Sabiñánigo, Huesca). Los carbones de madera son los restos vegetales que más frecuentemente aparecen en el registro arqueológico. Como subproducto de la actividad humana, no sólo nos aportan información acerca de la vegetación presente en el entorno del yacimiento sino que además nos informan de las estrategias de gestión que las sociedades prehistóricas hacen del entorno forestal en los diferentes momentos de ocupación del abrigo. Se han analizado un total de 600 fragmentos procedentes de los 6 niveles arqueológicos definidos hasta la fecha. El principal combustible utilizado a lo largo de toda la secuencia es la madera de pino de tipo albar (Pinus tipo sylvestris) aunque otros taxones, que tienen una presencia marginal, están también presentes a lo largo de toda la secuencia. Los datos obtenidos tienen especial importancia para la reconstrucción de la vegetación al inicio del Holoceno en el Pirineo Central, momento de transición cultural entre el Mesolítico y el Neolítico. PALABRAS CLAVE: Antracología; Valle del Ebro; Mesolítico; Neolítico; Paisaje vegetal; Combustible.
ABSTRACT This paper presents the preliminary results of an anthracological study from the rock-shelter named Esplugón (BillobasSabiñánigo), Huesca. Wood charcoals are the plant remains that most frequently appear in the archaeological records. As a product of human activity, these remains provide some information about the vegetation cover in the sourroundings of the archaeological site, as well as about the management strategies of firewood resources in the different moments of the human occupation. A total of 600 fragments from 6 archaeological levels have been analyzed up to now, and their anthracological record reveals that Black/Scots pine (Pinus sylvestris type) is the main taxon used as fuel. Other taxa, which have a marginal presence, are also present throughout all sequence. Obtained data are particularly important for the reconstruction of vegetation in the Central Pyrenees in the Early Holocene, and the transition from Mesolithic to Neolithic. KEYWORDS: Wood charcoal analysis; Middle Ebro Valley; Mesolithic; Neolithic; Landscape; Firewood.
1. INTRODUCCIÓN Las materias primas de origen vegetal han estado presentes en el entorno y han sido sin duda fundamentales en la economía de las comunidades humanas de cualquier época. Sin embargo, su visibilidad en el registro arqueológico plantea serias dificultades ya que en condiciones normales las plantas, dada su naturaleza biológica, no se conservan. En la Península Ibérica, salvo casos excepcionales, la conservación de las plantas consumidas queda mediatizada por su exposición al fuego, de modo que las evidencias de uso de estos recursos vegetales en los yacimientos quedan restringidas a la presencia restos vegetales carbonizados. Los carbones, producto de la combustión incompleta de la madera utilizada principalmente como combustible, son los restos vegetales que más frecuentemente aparecen en el registro arqueológico. Aunque esto provoca que nuestro
conocimiento acerca de su uso sea limitado, podemos extraer una valiosa información acerca de la vegetación presente en el entorno del yacimiento y de las estrategias de aprovechamiento del entorno forestal por parte de los grupos humanos. La historia del hombre es indisociable de la historia del bosque (Chabal et al., 1999). El abrigo del Esplugón se ubica en el valle del río Guarga, afluente del Gállego con una orientación S-SE y reúne unas excelentes condiciones de habitabilidad. Los trabajos arqueológicos, comenzados en 2009, han intervenido hasta el momento en 8 m2 de superficie (Obón y Berdejo, en este mismo número). No obstante, la riqueza de los niveles, la extensión del yacimiento, las características de habitabilidad y su posición geoestratégica lo convierten en un excelente lugar para establecer en él un hábitat semipermanente. Los trabajos realizados hasta la fecha han puesto de manifiesto
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Figura 1. Situación del yacimiento en el mapa bioclimático actual de la Península Ibérica y perfil donde se representa la vegetación potencial actual a partir del Atlas de geografía de Aragón (versión on-line). La flecha señala la situación aproximada del yacimiento. la existencia de una completa secuencia que va desde un posible Magdaleniense, Aziliense, Sauveterriense o Mesolítico microlaminar (8380±40 BP) hasta el Neolítico Antiguo (5970±30 BP) (Utrilla et al., 2012; e.p.). Desde el punto de vista biogeográfico el yacimiento de El Esplugón (800 msnm) se encuentra en la zona de transición entre los pisos mesomediterráneo y supramediterráneo (Rivas Martínez, 1982; 1987) que se caracteriza de forma general por las formaciones de quercíneas (Fig. 1). En la actualidad, la vegetación del entorno del yacimiento está constituida por bosques de coníferas y frondosas marcescentes (Costa et al., 1997) (Fig. 2), entre las que destacan por su abundancia el Pino albar o silvestre (o pino royo en Aragón) (Pinus sylvestris L.), Caxico (Quercus cerrioides Wilk & Costa) y Quejigo (Quercus faginea Lam. subsp. faguinea), acompañadas de especies arbustivas y subarbustivas como Boj (Buxus sempervirens L.), Majuelo o Espino albar (Crataegus monogyna Jacq.), Cornejo (Cornus sanguinea Jacq.) y de matorral rastrero como Erizón (Echinospartum horridum (Vahl) Rothm). A pocos metros del yacimiento, en la ribera del rio Guarga, una formación de bosque galería muy alterada por la acción antrópica, en la que destacan Álamo negro (Populus nigra L.) y sauces o bergueras (Salix eleagnos Scop.).
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Figura 2. Imagen de la vegetación actual en el entorno inmediato del abrigo de El Esplugón.
2. MATERIAL Y MÉTODO Durante el trabajo de campo se han planteado estrategias de muestreo y procesado del sedimento sistemáticas y exhaustivas centradas en la recuperación de macrorrestos
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías vegetales. Se ha combinado la recogida manual de aquellos fragmentos visibles durante el transcurso de la excavación con el tamizado de la totalidad del sedimento con tamices de 4 y 2 mm. de luz de malla a veces en seco y a veces con agua dependiendo de la naturaleza del sedimento a procesar. El estudio antracológico del yacimiento se encuentra en proceso, no obstante, apuntaremos aquí algunos de los datos de los que disponemos a modo de resultados preliminares. Hasta el momento se ha estudiado una muestra de 100 fragmentos de carbón por cada uno de los 6 niveles arqueológicos descritos, lo que supone un total de 600 fragmentos analizados. Todos los fragmentos analizados proceden del carbón disperso en la superficie del yacimiento recuperados durante las campañas de excavación de 2011 y 2012. La madera utilizada por el hombre prehistórico como combustible es un elemento perfectamente válido para la reconstrucción paeloambiental. A este respecto, la ubicación de los macrorrestos vegetales en el yacimiento condiciona en gran medida la información que podemos extraer de ellos en relación con la duración del evento que están representando. Los carbones dispersos en la superficie del yacimiento, no procedentes de hogares ni otro tipo de concentraciones, garantizan una cierta duración de la actividad humana. Por lo general, estos carbones son el resultado de varias recogidas de leña que se integran en el sedimento a causa de las labores de limpieza y acondicionamiento del espacio, por lo que se consideran un buen reflejo de la vegetación presente en el entorno del yacimiento, sobre la que el hombre en su práctica diaria de aprovisionamiento de combustible, realiza un efecto de síntesis (Chabal et al., 1999). No obstante, hay que tener en cuenta que los carbones de madera aparecidos en contextos arqueológicos son siempre un subproducto de la actividad humana y como tales pueden haber sufrido un sesgo que afecta a su representatividad paleoambiental. Por esto, es importante llevar a cabo trabajos pluridisciplinares que nos permitan complementar los resultados antracológicos con otras disciplinas paleoclimáticas. La identificación botánica de los restos de carbón se ha llevado a cabo según el proceso metodológico generalmente utilizado en los estudios antracológicos (Vernet, 1973). Este método, no destructivo ni contaminante, consiste en la fractura manual de cada uno de los fragmentos buscando los tres planos anatómicos de la madera (Transversal, Longitudinal Radial y Longitudinal Tangencial). Para la observación de los distintos caracteres anatómicos se ha utilizado un microscopio óptico metalográfico con iluminación reflejada y campo claro/oscuro (Nikon Optiphot) perteneciente al Servicio de Apoyo a la Investigación de la Universidad de Zaragoza que a través de distintos oculares permite una magnificación de 40 a 600 aumentos. La determinación taxonómica se apoya en la comparación de los elementos observados con diferentes atlas especializados en la anatomía
de la madera y el carbón (Schweingruber, 1990; Vernet et al., 2001; García Esteban et al., 2003) y muestras de maderas actuales carbonizadas.
3. RESULTADOS Entre los fragmentos de carbón estudiados hasta el momento se han identificado un total de 7 taxones con diferentes niveles de determinación que van desde la especie hasta el género o familia: Juniperus sp., Pinus tipo sylvestris, Fraxinus sp., Quercus sp. caducifolio, Quercus coccifera/ ilex, Rosaceae Maloideae y Rosaceae Prunoideae (Tabla 1). El taxón más abundantemente documentado en el registro antracológico de El Esplugón es Pinus tipo sylvestris que alcanza porcentajes muy elevados en todos los niveles estudiados, cercanos al 90 por ciento en algunos casos (Fig. 3). El taxón Pinus tipo sylvestris engloba todas las especies de pinos “frios” que crecen en la Península Ibérica: el pino laricio o salgareño (Pinus nigra subsp. salzmanii), el pino albar o silvestre (Pinus sylvestris) y el pino negro (Pinus uncinata), quedando descartadas las especies de tendencia más termófila. Estas especies no pueden ser diferenciadas entre sí en base a la anatomía de la madera. Se trata de especies de madera homóxila, con presencia de canales resiníferos localizados en la madera final, radios uniseriados de 4 a 10 células de altura, a veces con canales resiníferos transversales, radios heterogéneos con traqueidas transversales de paredes dentadas y puntuaciones de tipo fenestriforme en número de 1 o 2 por campo de cruce (Schweingruber, 1990; Vernet et al., 2001; García Esteban et al., 2003). Aunque muchos autores se han aventurado en la descripción de algunos criterios de diferenciación específica entre los distintos pinos de montaña a día de hoy no podemos afirmar que esto sea posible, si bien Pinus uncinata, por lo general, presenta anillos de crecimiento muy estrechos, lo que en ocasiones ha sido utilizado como un criterio de discriminación. El género Pinus está presente en todos los pisos bioclimáticos de la Península Ibérica ya que se trata de especies poco exigentes con las condiciones de desarrollo edáfico y por lo general toleran bien los fuertes contrastes de temperatura (Costa et al., 1997). El pino negro (Pinus uncinata) pertenece a la alta montaña eurosoberiana en la Península Ibérica, creciendo en la actualidad en los Pirineos por encima de 1700 m de altitud. Por esto y por la anchura de los anillos de crecimiento de las muestras analizadas, que nos están revelando unas condiciones de crecimiento favorables para estos individuos, descartaremos la presencia de esta especie en el registro antracológico de El Esplugón. Las posibilidades quedan reducidas, en realidad, a los pinos salgareño (Pinus nigra subsp. Salzmanii) y albar (Pinus sylvestris) que aunque
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Tabla 1. Resultados preliminares del análisis antracológico del abrigo de El Esplugón (n=600). Fase cultural Nivel arqueológico Taxa Nombre común Fresno Fraxinus sp. Enebro/sabina Juniperus sp. Pino tipo albar Pinus tipo sylvestris Coscoja/Encina Quercus coccifera/ ilex Roble Quercus sp. caducifolio Rosaceae Maloidea Maloideae Rosaceae Prunoidea Prunoideae Total determinables No determinables TOTAL
Sauveterriense/ Macrolítico 6 5 n % n % 3 3.4 -
n -
% -
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86.7
92
-
-
2
2.0
3
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11
1
1.2
1
1.2
88
100 12 100
3 superior n % -
n 1 1
% 1.1 1.1
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95.0
89
93.7
79
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-
-
-
-
-
-
2
2.2
11.2
-
-
4
5.0
6
6.3
9
9.7
-
-
-
-
-
-
-
-
1
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-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
100
80
100
95
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93
98
100 2 100
La distribución natural de estos pinares en el Pirineo es algo difícil de reconstruir. Su área de distribución natural en la actualidad se encuentra bastante reducida, sobre todo, en el caso del pino salgareño (Pinus nigra subsp. salzmanii), una especie que presenta una difícil regeneración postincendio y ha sufrido diversos episodios de sobreexplotación especialmente en el siglo XIX. Ambas especies han sido ampliamente utilizadas en la plantación de pinares de repoblación en el dominio del quejigal (Quercus faginea), bastante extensos en este territorio, de pino silvestre (Pinus
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Neolítico
3 inferior n % -
no son exigentes con la temperatura y el sustrato, si lo son con el régimen hídrico, necesitando al menos 600-1000 mm de precipitación anuales. En la actualidad, el pino albar (Pinus sylvestris) es la especie forestal más representada en la vertiente meridional de los Pirineos centrales entre 1000 y 1700 m, siendo este su núcleo más importante de distribución en la Península Ibérica (Costa et al., 1997). Aunque por lo general se trata de un elemento eurosiberiano, en esta zona del Pirineo encontramos pinares submediterráneos de pino albar (Pinus sylvestris) que se mezclan con pino salgareño (Pinus nigra subsp. salzmanii), quejigo (Quercus faginea) y roble pubescente (Quercus humilis). Aunque ambas especies de pinos se ven favorecidas por el carácter continental de este sector central pirenaico, al descender de altitud el pino salgareño (Pinus nigra subsp salzmanii), de carácter verdaderamente submediterráneo, gana protagonismo a causa del aumento de la xericidad estival. En la actualidad, el pino salgareño crece en el Pirineo entre 500 y 1400 msnm.
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Mesolítico Geométrico
92 8 100
20 100
5 100
2
100 7 100
sylvestris) y sobre todo de pino laricio de Austria (Pinus nigra subsp. nigra), un árbol exótico de crecimiento rápido pero que ha demostrado compartir la mala resistencia a los incendios de su pariente ibérico (Villar et al., 1999). El segundo género mejor representado en el registro antracológico de El Esplugón son las quercíneas. A nivel de la anatomía de la madera, hemos podido establecer dos categorías para las distintas especies del género Quercus. El taxón Quercus sp. caducifolio engloba las especies del género de tipo caducifolio y semicaducifolio o marcescente. Son muchas las especies de esta categoría que crecen actualmente en el sector central del Pirineo (Quercus petraea, Quercus pyrenaica, Quercus humilis, Quercus faginea, Quercus cerrioides). Los robles de hoja semicaducifolia, que soportan muy bien los climas de transición, constituyen en la actualidad el principal elemento de la vegetación natural en este piso bioclimático, dando lugar a bosques submediterráneos de quejigos (Quercus faginea y Quercus petraea) acompañados de boj (Buxus sempervirens). El taxón Quercus sp. coccifera/ilex engloba las especies de hoja perenne, más frioleras, que se reducen a las coscojas (Quercus coccifera) y encinas o carrascas (Quercus ilex). Los carrascales mediterráneos de Quercus ilex subsp. ballota forman en la actualidad una amplia banda en los Somontanos entre los 400 y 1200 m de altitud formando a veces isleos entre los quejigales (Villar et al., 1999). La madera de las quercíneas es muy apreciada por su gran poder calorífico y sus frutos para su consumo animal o humano.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías El resto de taxones documentados en el registro antracológico de El Esplugón tienen una presencia muy marginal por el momento, aunque nos dan la idea de una cierta diversidad florística. En el caso de las coníferas aparecen también representados en esta secuencia los enebros y sabinas (Juniperus sp.). Se trata de un género con una enorme amplitud ecológica, ya que los juníperos pueden vivir en todo tipo de ambientes. Las distintas especies de este género no pueden ser distinguidas en base a la anatomía de la madera. Atendiendo a criterios ecológicos, se puede tratar de enebros (Juniperus communis o Juniperus oxycedrus) y/o sabina negra (Juniperus phoenicea). Estos arbustos heliófilos de forma habitual se instalan en las orlas o claros de carrascales y pinares en áreas montañosas. La madera de estos arbustos es aromática y fácil de trabajar, y como el resto de la madera de coníferas ha sido muy apreciada tradicionalmente como combustible. En el caso de las angiospermas hemos podido documentar 3 taxones distintos. Las diferentes especies de la familia de las Rosáceas crecen también en orlas y claros de bosque y además se caracterizan por tener frutos comestibles. Dentro de esta familia hemos podido distinguir entre las especies de tipo maloideas (Rosaceae Maloideae) y de tipo pruniodeas (Rosaceae Prunoideae). Son numerosas y variadas las especies de este género que crecen de forma natural en el territorio, varias de ellas presentes en el entorno actual del yacimiento. Por último, el taxón Fraxinus sp. pertenece a lo que llamamos la vegetación azonal, formando parte de la vegetación de ribera. Los fresnos que crecen en el Pirineo son Fraxinus excelsior y Fraxinus angustifolia. Este género produce una madera flexible y resistente, muy apreciada para la fabricación de herramientas. Sus hojas son consumidas por el ganado y tienen algunas propiedades medicinales, aunque son ligeramente tóxicas para el ser humano.
4. DISCUSIÓN 4.1. Paleoeconomía y gestión del combustible. No podemos abordar la discusión de los resultados antracológicos sin hacer una breve reflexión previa acerca de las propiedades combustibles de la madera y su influencia en la selección o no de la madera utilizada como combustible por parte del hombre prehistórico en función de estas propiedades. Las propiedades fisico-químicas de las diferentes especies y, por consiguiente, las propiedades combustibles de la madera, son de forma general mal conocidas y objeto de muchas creencias infundadas, principalmente ligadas al concepto “buen combustible”. Teniendo en cuenta la diversidad de actividades ligadas al fuego, no podemos hablar de “buen combustible” sin precisar a que uso específico está destinado. Y es que el poder calorífico de las diferentes especies de madera son muy similares entre si (Thèry-Parisot, 2001) y toda la leña arde a condición de que esté seca (Badal, 2006). Por lo tanto, podemos decir que el concepto de “buen combustible” está intimamente ligado con los usos específicos de la madera y no depende
del poder calorífico de la madera sino de la intensidad y la duración con la que esta energía es desprendida (Chabal et al., 1999). Entre la madera más frecuentemente utilizada como combustible en el abrigo del Esplugón, encontramos especies que contienen resinas o aceites esenciales, como los pinos (Pinus tipo sylvestris) y la coscoja/encina (Quercus coccifera/ilex), que favorecen la producción de llamas vivas y calientes por lo que son maderas muy convenientes para iluminación, la cocción directa o el secado. Encontramos también el uso frecuente del roble (Quercus sp. caducifolio) que al tener una madera muy densa mantiene durante más tiempo la combustión, aunque no produce apenas llama, por lo que es muy conveniente para calentar lugares cerrados (Chabal et al., 1999). No obstante, las propiedades combustibles de la madera vienen determinadas de forma compleja por cuatro factores: la especie, la tasa de humedad, el estado sano o alterado y el calibre (Chabal et al., 1999; Badal, 2006). A través del antracoanálisis, normalmente, sólo somos capaces de conocer uno de los cuatro factores que determinan las propiedades combustibles de la madera: la especie; por lo que no es posible definir con precisión qué parametros han sido determinantes para la elección de una determinada madera como combustible. Además, una gestión de la madera diferenciada por especie sólo sería posible si el resto de características que definen las propiedades combustibles de la madera fueran iguales (Chabal et al, 1999). Se piensa que las estrategias de gestión del combustible de las sociedades cazadoras-recolectoras del Pleistoceno e inicio del Holoceno tendrían un carácter oportunista, ligado al carácter estacional y no permanente de los asentamientos. La poda natural del bosque produciría una cantidad suficiente de madera muerta para cubrir las necesidadades de estos grupos humanos. Esto no impide, sin embargo, que podamos encontrar sobrerrepresentadas determinadas especies que son más proclives a la producción de madera muerta, como es el caso de los pinares (Allué, 2002). Sin embargo, como decimos, las huellas de estas prácticas paleoeconómicas son muy dificiles de detectar en el registro antracológico. En cualquier caso, el avance en el trabajo de campo así como el estudio antracológico completo podrán aportarnos más información en el futuro.
4.2. Paleoecología y paisaje vegetal. Como hemos avanzado, las muestras de carbón disperso en la superficie del yacimiento recogido mediante procesado del sedimento constituyen depósitos sintéticos de gran interés para la reconstrucción paleoambiental. La secuencia arqueológica de El Esplugón arranca en el Holoceno Temprano (8380±40 BP) y se adentra en el Holoceno Medio (5970±30 BP) con sus niveles más recientes. Se trata de un momento de especial importancia ya que es un periodo de cambio tanto ambiental, con el inicio del Holoceno y la expansión vegetal asociada a la mejoría climática, como cultural, con el paso de las últimas sociedades cazadorasrecolectoras a las primeras sociedades productoras que van a tener una manera diferente de relacionarse con el medio vegetal.
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Figura 3. Distribución de los taxones determinados en el carbón analizado hasta el momento en el abrigo de El Esplugn (n=600). Los espectros polínicos disponibles para el sector central del Pirineo revelan que el pinar es el elemento arbóreo dominante durante el inicio del Holoceno (González-Sampériz, 2004), heredado de las formaciones de coníferas que dominan los paisajes pleistocenos. El progresivo aumento de la temperatura y la humedad durante este período nos llevará hasta el llamado Óptimo Climático, el momento de mayor desarrollo del bosque. A partir del 7000 BP se registra un aumento de la aridez y un incremento de las herbáceas en detrimento de los taxones arbóreos. En este momento, con el inicio del Neolítico, la manera en la que el hombre se relaciona con el medio varía sustancialmente. A partir de entonces será dificil valorar qué cambios en la vegetación se deben estrictamente a factores climáticos y cuál es la influencia antropogénica en estos procesos. La dinámica general de la vegetación en este periodo está marcada por la codominancia Pinus/Quercus (Costa et al., 1997) que finalmente dará paso a los bosques mixtos o mayoritariamente caducifolios con una especial presencia de las quercíneas. La gran expansión de este género en el Pirineo central se producirá en torno al 7500 BP tal como reflejan algunas secuencias polínicas como la de Basa de la Mora (Pérez-Sanz et al., 2013). No obstante, la concepción tradicional del Holoceno como un periodo marcado por la estabilidad climática no es del todo cierta tal como reflejan los estudios palinológicos (González-Sampériz et al., 2005) y las formaciones vegetales tendrán una composición variable condicionada en gran medida por factores como la altitud, la orientación o las condiciones edáficas. La
tendencia
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general
observada
en
las
secuencias
antracológicas refleja este cambio en el consumo de madera por parte de las sociedades prehistóricas, de forma que el roble y otros taxones que lo acompañan terminan por desplazar al pino en las preferencias como combustible (Buxó y Piqué, 2008). En yacimientos en áreas montañosas del noreste peninsular con cronologías entre el 10000 y el 7000 BP los estudios realizados hasta la fecha reflejan que las coníferas son los taxones más consumidos, aunque su consumo va decreciendo hasta que son reemplazadas por otros taxones mesofilos, principalmente robles (Quercus sp. caducifolio) (Allué, 2002; Piqué, 1995; Obea et al., 2011; Alcolea, 2014). Como vemos en el gráfico (Fig. 4), en El Esplugón se utilizó como combustible principalmente madera de Pino de tipo albar (Pinus tipo sylvestris) durante toda la ocupación del abrigo. Los robles (Quercus sp. caducifolio) son el segundo taxón más consumido en el yacimiento mientras que la coscoja/encina (Quercus coccifera/ilex) sólo aparece representada en los niveles 2 y 5. El resto de taxones documentados tienen una presencia testimonial en el registro antracológico de este yacimiento. Los enebros y sabinas (Juniperus sp.) y las rosaceas (Rosacea Maoideae y Rosaceae Punoideae), como hemos dicho, crecen en orlas y claros de bosque y en ocasiones se refugian en los ribazos y bosques de ribera donde habitan otras especies higrófilas como el fresno (Fraxinus sp.), del que por el momento sólo hemos documentado un fragmento en el registro antracológico. Su presencia en el registro arqueológico sugiere que los bosques de ribera estaban presentes en el entorno del yacimiento aunque, como es habitual, serían poco frecuentados para la recolección de leña.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
Figura 4. Gráfico que muéstralos porcentajes de las diferentes categorías de vegetación determinadas. Aunque la presencia de estas especies es marginal, están presentes a lo largo de toda la secuencia, a excepción del nivel 4, donde por el momento no se ha identificado ningún taxón diferente de Pinus tipo sylvestris, al margen de los diferentes niveles de indeterminación. Este hiato en la flora sedimentada podría tener su origen en una retirada de las especies higrófilas del entorno del yacimiento debido a fluctuaciones climáticas relacionada con la elevada proporción de clastos descrita en este nivel, que derivaría del aumento de los fenómenos de gelifracción propios de un episodio climático especialmente frío y seco (Utrilla et al., 2012; e.p.) o deberse a un cambio en las estrategias de gestión del combustible leñoso. Como hemos dicho este estudio se encuentra todavía en curso y a la espera de resultados.
5. CONCLUSIONES PRELIMINARES En conclusión, podemos decir que los carbones de madera son los macrorrestos vegetales que más frecuentemente aparecen en el registro arqueológico. Como subproducto de la actividad humana, nos informan de las estrategias de gestión que las sociedades prehistóricas hacen del entorno forestal. Del mismo modo, nos aporta información acerca de la vegetación presente en el entorno del yacimiento por lo que nos permitirá tener una imagen diacrónica de la cubierta vegetal presente en el entorno del yacimiento en los diferentes momentos de ocupación. En el abrigo de El Esplugón observamos una utilización preferencial de la
madera de pino de tipo albar (Pinus tipo sylvestris) como combustible durante toda la secuencia. Aunque los diferentes niveles arqueológicos presentan diferencias entre sí en cuanto a la diversidad y composición de la flora, éstas no son significativas ni nos permiten por el momento observar ninguna tendencia en la evolución de la vegetación a nivel local. Queda pendiente completar el estudio antracológico y poner en relación los datos obtenidos con otras disciplinas paleoecológicas como la palinología o la sedimentología.
AGRADECIMIENTOS Este estudio se ha realizado en el marco del Grupo de Investigación Consolidado Primeros Pobladores del Valle del Ebro (H07) cofinanciado por el Gobierno de Aragón y el Fondo Social Europeo. M. Alcolea disfruta de una ayuda predoctoral de Formación del Personal Investigador (Ref: BES-2012-053828) concedida por el Ministerio de Economía y Competitividad. Este trabajo forma parte del proyecto de investigación ‘Transiciones climáticas y adaptaciones sociales en la Prehistoria de la Cuenca del Ebro’ (HAR2014-59042-P). La autora agradece a los directores de la excavación, Pilar Utrilla, Abel Berdejo y Alberto Obón, su confianza y acertados comentarios acerca del texto y, así como a todos los participantes en la excavación, su esfuerzo en el trabajo de campo. La autora agradece al Comité Organizador la invitación a participar en el presente volumen.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
62. ESTUDIO ARQUEOMÉTRICO DE UN CONJUNTO ROMANO DE PLACAS DE MÁRMOL HALLADAS EN UN SOLAR DE OSCA1. Hernando Royo Plumed1,2, José Antonio Cuchí Oterino3, Antonio Alagón Castán4, Mª Pilar Lapuente Mercadal2,1, Mauro Brilli5 Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC). Plaza Rovellat s/n, 43003Tarragona Universidad de Zaragoza. Dpto. Ciencias de la Tierra. Petrología y Geoquímica, C/ Pedro Cerbuna, 12, 50009Zaragoza 3 Universidad de Zaragoza. Escuela Politécnica Superior, Ctra de Cuarte s/n. 22071Huesca 4 ARQUEOPLUS, Huesca 5 Istituto di Geologia Ambientale e Geoingegneria (IGAG-CNR), Montelibretti-Roma 1
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Hernando Royo Plumed, hroyo@icac.cat RESUMEN Se presentan los resultados analíticos del estudio arqueométrico de un conjunto de placas de revestimiento de mármol halladas en las excavaciones arqueológicas de la ciudad romana de Osca, llevadas a cabo en el solar de la calle Sancho Abarca 9-11 (Huesca), durante la campaña 2003. El resultado del estudio combinado de distintas técnicas analíticas (Microscopía óptica de polarización, Catodoluminiscencia y Espectrometría de Masas para la determinación de los isótopos estables de O y C) y su comparación con los datos analíticos de los mármoles de canteras mayormente utilizados en época romana, pone de manifiesto el uso conjunto de materiales importados junto con otros relativamente más cercanos, procedentes de varios distritos del Pirineo francés. PALABRAS CLAVE: Mármol; Estudio arqueométrico; Osca; Pirineos; Saint-Béat.
ABSTRACT The analytical results of the archaeometric study of a marble slabs set are presented. The pieces were found in an archaeological excavation carried out in the Roman city of Osca, at 9-11 of the street Sancho Abarca (Huesca) during the 2003 campaign. The result of the combined study of different analytical techniques (polarized optical microscopy, cathodoluminescence and oxygen and carbon stable isotope ratio mass spectrometry) and its comparison with the analytical data of marble quarries mostly used in Roman times, highlights the simultaneous use of imported materials and other relatively nearby from several districts of the French Pyrenees. KEYWORDS: Marble; Archaeometric study; Osca; Pyrenees; Saint-Béat.
1. INTRODUCCIÓN El estudio arqueométrico de los materiales líticos hallados en una excavación arqueológica ayuda a interpretar aquellos aspectos relacionados con la edificación o la aplicación de programas ornamentales, de carácter público o privado, especialmente en las ciudades romanas. En este caso particular, la caracterización de un conjunto de piezas marmóreas halladas en la ciudad romana de Osca (Huesca), con una situación privilegiada respecto a las rutas comerciales trazadas a través de los Pirineos, no solo aporta nuevos datos sobre el proceso de monumentalización de la propia ciudad, sino que también completa la visión del uso de las diferentes variedades de mármol identificadas, en especial aquellas procedentes de la vertiente norte de los Pirineos. En 2003, cumpliendo la legislación vigente en materia patrimonial y prescripciones técnicas de obligado cumplimiento, se procedió a la excavación arqueológica “en
área” de la totalidad del solar de C/ Sancho Abarca 9/11 de la ciudad de Huesca, bajo dirección de uno de los autores de este trabajo (A.A.C.) y financiación de la empresa promotora Obras y Construcciones CECONSA e Hijos S.L. Es en este solar donde se hallaron los fragmentos de mármol incluidos en este estudio.
1.1. Contextualización del espacio En este solar urbano fue demolido un edificio del siglo XVIII y, tras la presente actuación arqueológica, se levantó una nueva edificación. Ubicado al suroeste del Casco Histórico, el espacio se encontraba sobre la bancada subhorizontal natural de roca arenisca, enmascarada por restos de edificaciones y derrubios de ladera, que forma parte del relieve estructural horizontal o tabular que caracteriza el paisaje geomorfológico del cerro oscense, donde se asienta la parte antigua de la ciudad. Sobre este estrato rocoso, en ocasiones renivelado, se establecieron los primeros
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pobladores de la ciudad, en una situación estratégicamente privilegiada sobre el entorno. Para superar la gran pendiente existente en el talud del cerro en este punto existía un sistema de aterrazamientos, aprovechando la citada estratificación horizontal natural del terreno de roca arenisca. La situación del solar, en una zona cercana a las líneas defensivas de la ciudad y la fosilización de niveles desde el siglo XVIII, propiciaban una potencial riqueza estratigráfica y arqueológica. La superficie total excavada con metodología arqueológica fue de aproximadamente 200 m2 y la profundidad de excavación hasta niveles geológicos osciló entre -100 cm en el sector oriental y -598 cm, en el occidental.
2. OBJETIVOS En este estudio se pretende indagar la procedencia del material pétreo con que están elaborados un conjunto de trece fragmentos de placa de revestimiento y un fragmento de moldura (fig. 1), con el fin de ahondar en el conocimiento referente a la explotación y utilización de los materiales ornamentales identificados. Estos materiales son contextualizados con la descripción de los diferentes niveles identificados en la excavación arqueológica realizada en dicho solar.
3. CONTEXTO ARQUEOLÓGICO Los fragmentos líticos constructivos aquí analizados fueron localizados en contextos romanos imperiales en su mayor parte y romanos republicanos de forma más excepcional. En todos los casos se hallaron en contacto con las importantes aportaciones estructurales de la antigüedad localizadas y compartiendo unidad estratigráfica con restos muebles de la ocupación romana en sus distintas fases. La profundidad de localización de estos materiales fue variable, dependiendo de la irregular orografía del nivel de base del terreno y de la gran pendiente aterrazada. En todos los casos estos materiales estaban asociados en mayor o menor medida, a un nivel de restos de arcillas y margas (salagón, en término local) que fueron reubicadas y compactadas de forma antrópica (“falso salagón”), fruto de los movimientos de tierras llevados a cabo en zonas elevadas de la ciudad para homogeneizar los niveles de asentamiento. Tampoco se descartó la presencia de sedimentos naturales propios de procesos de regularización de ladera, en zonas de fuerte pendiente afectadas por periodos de lluvias torrenciales. En el solar a una profundidad media de –222 cm bajo el nivel de la actual calle Sancho Abarca, se encontraba el nivel estratigráfico que sellaba los niveles de edad romana. A partir de -300 cm aparecieron las unidades estratigráficas con mayor aportación de vestigios muebles e inmuebles de época romana en general y de donde procederían los
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fragmentos líticos estudiados en un contexto de estructuras que se describen a continuación. En el estrato geológico de roca madre (arenisca), que de forma natural supone la base a las unidades estratigráficas más antiguas localizadas en el solar, con niveles ibero-romanos, se excavó un foso de considerables dimensiones. Esta estructura, de carácter defensivo, circundaría la ciudad a una altura media sobre el talud occidental del cerro oscense, con una profundidad de hasta cinco metros por debajo del nivel actual de la calle Sancho Abarca y con orientación norte-sur, adaptándose a la topografía. En el tramo de foso visible en este angosto solar se podía deducir una distancia media entre los bordes oriental y occidental, de 7 m, definiendo la anchura aproximada del foso. El vano generado por este vaciado del terreno, con funciones militares y posiblemente también de saneamiento, generaba una gran depresión longitudinal antrópica norte-sur, que fue renivelada posteriormente por medio de un gran relleno de colmatación. En el contexto donde aparecieron los materiales estudiados se reconocieron dos horizontes cronológico-culturales de época romana bien diferenciados, atendiendo a los principales conjuntos de estructuras hallados. El primero, y de mayor relevancia cuantitativa y cualitativa, era el correspondiente al foso descrito, excavado directamente en el estrato geológico de roca arenisca o salagón, advirtiendo de un momento de ocupación ibero-romano, bajo los primeros patrones urbanísticos romanos, pero con prevalencia del sustrato de ocupación indígena. A este nivel se correspondía una fina capa de tierra rojiza con bolsadas de ceniza negra y carbones que iban tapizando todo el salagón aflorante con una potencia media de 40 cm. Como materiales más antiguos asociados se hallaron cerámicas de tradición indígena e importadas (Campanienses tipo A, etc.). Sobre este nivel se observaron diferentes líneas de muros de sólidos sillares de arenisca, con la característica labra a modo de espiga en alguna de las caras visibles, que en ocasiones estaban almohadilladas. Sobre una primera y única hilada conservada in situ de la primera fase constructiva, coetánea al foso, se mantenía una segunda hilada de sillares de menor dimensión, pertenecientes a otra fase posterior. Fábrica, tamaño y disposición de estos restos ilustraban un momento donde la tradición constructiva indígena estaba ya plenamente influenciada por el modo romano. Asentados sobre estos restos estructurales que permanecían en posición primaria, se hallaron otros sillares en depósito secundario y grandes bolsadas de material mueble de niveles romanos más recientes (imperiales), entre los que se concentraba la mayor parte del material lítico analizado en el presente trabajo, además de una treintena de teselas y otros materiales depositados en el Museo de Huesca. En este contexto romano imperial, entre grandes bolsadas de material cerámico (de fabricación local e importada: terra sigillata…, C.C.Ox, paredes finas, engobadas, reductoras de cocina, almacenaje -dolia y ánfora-, etc.) aparecieron gran
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
Figura 1. Aspecto visual del conjunto de piezas de mármol blanco y gris de grano fino incluidas en este estudio arqueométrico, con su sigla arqueològica y número de muestra. cantidad de restos óseos de animales domésticos, sin duda, restos de comida (ovejas y cabras, cerdos, caballos, vacuno y ocasionalmente cérvidos y jabalíes). A ello habrá que asociar el material de construcción hallado junto a los mármoles analizados: restos de pintura mural policromada de estilo arquitectónico, concreciones de opus caementicium, de opus signinum, de enlucido blanco, así como gran cantidad de fragmentos de ladrillos planos macizos, tégulas e ímbrices y ocasionalmente fragmentos de fustes de columnas, basas y sillares de arenisca de la zona, en disposición secundaria.
pavimento de cantos rodados calizos con desgaste de paso y muescas de cierre de grandes y pesadas puertas en la trayectoria de su eje. Parecían pertenecer a un antiguo viario urbano que atravesaba dos grandes vanos consecutivos desde el nivel del actual Coso Alto y cuya trayectoria (oeste/este) continuaba en fuerte ascenso hacia la actual calle Sancho Abarca, atravesando perpendicularmente un amortizado foso ibero-romano. No hay que olvidar que esta zona se denominó popularmente “La Pataquera”, topónimo local vinculado a zonas de fuerte pendiente.
Otra de las sorpresas arqueológicas del solar está definida por el hallazgo de una potente canalización de grandes sillares reutilizados que atraviesa el solar de norte a sur, siguiendo el vano, trayectoria y topografía generada por el propio fondo y eje del foso ibérico descrito, que fue reaprovechado para el asiento de esta gran conducción hidráulica, que podría tener vinculación con el propio abastecimiento de la ciudad imperial o incluso con la existencia de unos posibles baños en el espacio que hoy ocupa la iglesia de San Vicente (La Compañía). Los sillares reutilizados de esta conducción, de clara fábrica ibero-romana, apeaban directamente en el fondo del foso excavado en el salagón. Al contexto estratigráfico se pudieron asociar materiales cerámicos romano-imperiales.
Así, queda patente que la topografía de la ciudad ha influido de forma significativa en la ocupación del solar desde época ibero-romana. La ciudad antigua se amuralló antes de la reorganización urbana que supone la creación del Municipium del siglo I a C, como demuestran las superposiciones estratigráficas de la excavación realizada. Pudo ser en este momento, a partir del florecimiento urbano de Augusto, cuando se restructura íntegramente este sector, en un momento en el que el crecimiento de la urbe ya estaba determinado por los límites de las líneas defensivas.
Excavados también en el nivel natural de salagón aparecieron dos cisternas de distinto tamaño. Su función no es conocida, parece vincularse a alguna función artesanal (decantación de fundición, asiento de prensa, depósito de grano…). En general, los distintos restos estructurales hallados constituyen una prueba más de la existencia de construcciones de época imperial adaptadas a la trayectoria y/o línea interior del foso ibero-romano que circundaba la ciudad. No se descarta la posibilidad de que estos grandes sillares pertenecieran a edificios singulares reutilizados en un momento de renovación urbanística, ya en época imperial. A una profundidad de entre -120 y -261 cm, aparecieron restos, asociados a la época romana imperial, de un rudo
4. ANÁLISIS ARQUEOMÉTRICO Las técnicas analíticas aplicadas al conjunto de materiales ornamentales (trece fragmentos de placa y uno de moldura) son Microscopía de Luz Polarizada en combinación con la Catodoluminiscencia (CL) (fig. 2) y determinación de los Isótopos Estables de O y C, mediante Espectrometría de Masas (figs. 3 y 4). Los resultados obtenidos son contrastados con las bases de datos de referencia disponibles especializadas en el estudio de procedencia de este tipo de materiales. La comparación de parámetros se realiza siguiendo ordenadamente una metodología “multi-método” comenzando con su aspecto visual y continuando con el resto de las técnicas mencionadas, analizando a cada paso aspectos más concretos del material.
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Figura 2. Par de microfotografías con luz polarizada analizada (izquierda) y catodoluminiscencia (derecha) de un conjunto de muestras representativo de las diferentes variedades identificadas.
Figura 3. Gráfico de dispersión para los valores isotópicos δ18O‰ y δ13C‰ (PDB) con los campos de distribución de los mármoles blancos de grano fino (media del MGS < 2 mm) considerado. Modificado de Gorgoni et al. 2002, con datos de Lapuente et al. 2000, 2014, Attanasio et al. 2009 y Royo Plumed 2016.
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Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías
Figura 4. Gráfico de dispersión para los valores isotópicos δ18O‰ y δ13C‰ (PDB) con los campos de distribución de los mármoles grises de grano fino (media del MGS < 2 mm) considerados (de aquellos cuyo uso en la antigüedad es bien conocido. Modificado de Gorgoni et al. 2002, con datos de Lapuente et al. 2000, 2014, Attanasio et al. 2009 y Royo Plumed 2016). *: Se toma el campo isotópico de su variedad blanca como referencia.
5. RESULTADOS ANALÍTICOS Este conjunto de placas ornamentales y moldura presenta características microscópicas, catodoluminiscentes e isotópicas diversas. Mediante el estudio combinado de los valores obtenidos para cada uno de los parámetros considerados ha sido posible corroborar la presencia de cuatro litotipos diferentes, todos de composición calcítica. Tres de ellos procedentes de los Pirineos -Saint-Béat, Louvie-Soubiron y Gère-Bélesten- siendo el restante el conocido mármol de Luni-Carrara explotado en los Alpes Apuanos (fig. 5). De la cantera de Saint-Béat (Alto Garona, MediodíaPirineos) proceden cuatro fragmentos de placas con un aspecto bandeado difuso e irregular en tonos blancos y grises y tamaño de grano grueso característicamente heterométrico. Microscópicamente presenta una fábrica anisótropa foliada de textura heteroblástica bimodal en “core-mantle”, con un tamaño de grano o MGS (Maximum Grain Size) mayor de 2 mm, contactos curvos y suturados y CL homogénea débil. El grupo más numeroso lo constituyen siete fragmentos de placa (cuatro blancos y tres veteados con tonos blancos y grises) que presentan microscópicamente una fábrica ligeramente anisótropa foliada con una textura relativamente heteroblástica en mosaico cristalino, tamaño máximo de
grano o MGS fino -menor de 2 mm-, contactos curvos y suturados, con presencia usual de pequeños agregados dispersos de grafito accesorio. Su CL es homogénea y fuerte, y junto a sus valores isotópicos (destacadamente negativos en el caso del oxígeno) son identificativos para el mármol explotado en las canteras francesas de Louvie-Soubiron (Pirineos Atlánticos, Aquitania). Un fragmento de placa veteada blanco-gris de grano fino, extraído de la cantera de Gère-Bélesten, localizada en el mismo valle y muy próxima a la anterior se caracteriza por una fábrica anisótropa foliada y textura muy heteroblástica. MGS menor de 2 mm, contactos curvos y suturados, una CL homogénea fuerte y valores isotópicos determinantes. Los fragmentos elaborados en mármol de Luni-Carrara (Massa-Carrara, Toscana), el de procedencia más alejada al punto de hallazgo, son una placa y la única moldura estudiada. Presentan unas características microscópicas y de CL comunes a este litotipo blanco de grano fino, de uso muy extendido en época romana. Las procedencias identificadas en cada uno de ellos se indican en la tabla 1.
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Tabla 1. Relación de muestras analizadas, sigla, tipo de pieza, espesor y procedencias identificadas. MUESTRA
PIEZA
TIPO
ESPESOR (mm)
PROCEDENCIA
-
03.8.2.571
Frag. placa
18
Saint-Béat Louvie-Soubiron
68-HU
03.8.7.391'
Frag. placa
24
69-HU
03.8.7.391
Frag. placa
24
Gère-Bélesten
70-HU
03.8.6.386
Frag. placa moldurada
14-18
Louvie-Soubiron
-
03.8.7.385
Frag. placa
16
Saint-Béat
-
03.8.0.529
Frag. placa
Louvie-Soubiron
71-HU
03.8.0.526
Frag. placa borde
Louvie-Soubiron
72-HU
03.8.0.525
Frag. placa
24
-
03.8.7.385
Frag. placa
29
Saint-Béat
73-HU
03.8.7.388
Frag. placa borde
24
Louvie-Soubiron
74-HU
03.8.7.389/90
Frag. placa con linea
28
Louvie-Soubiron
75-HU
03.8.4.384
Frag. placa borde-linea
16
Carrara
76-HU
03.8.4.384'
Frag. placa borde
23
Louvie-Soubiron
77-HU
03.8.7.383
Frag. moldura
Saint-Béat
b) La determinación de dos tipos distintos de mármol pirenaico francés usados en un mismo contexto, uno procedente del Alto Garona y otro (con dos variantes) del Valle de Ossau. El primero, el mármol de Saint Béat, ya había sido identificado en diversos puntos de la Tarraconense. Sin embargo, los procedentes de Louvie-Subiron y Gère-Bélesten, han sido identificados por primera vez en diversos puntos de esta provincia en época altoimperial, en el contexto analizado en la Tesis Doctoral mencionada. c) Las consecuencias de convivir mármoles procedentes de dos distritos pirenaicos galos, en la vertiente hispana, son difíciles de concretar basadas exclusivamente del estudio de estas piezas, pero seguro que analizadas en el contexto general, podrán ayudar a formular y afianzar hipótesis sobre el transporte y distribución de la materia prima en época romana.
Carrara
6. CONCLUSIONES La presencia de este material lítico hallado como depósito secundario en un solar, aunque parece poco relevante por su carácter fragmentario, revela la presencia de un material noble muy apreciado, como es el mármol, que estuvo formando parte de uno o varios programas decorativos de época imperial en la ciudad de Osca. El resultado del estudio combinado de distintas técnicas y su comparación con los datos analíticos de los mármoles de canteras utilizados en época romana, identifica el uso conjunto de materiales importados junto con otros relativamente más cercanos, procedentes de varios distritos del Pirineo francés. La identificación de mármoles de tres áreas fuente distintas es interesante por: 1. La presencia de material importado de LuniCarrara, transportado a Osca¸ ya fuera directamente de las canteras de los Alpes itálicos, o muy posiblemente a través del puerto de Ostia (Roma), denota la importancia del conjunto al que iba destinado este mármol. 2. La identificación de mármol del Pirineo francés, es también relevante, por varios motivos: a) El estudio de procedencia ha sido realizado aplicando una nueva base de datos analíticos actualizada recientemente, en el curso de la Tesis
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Doctoral de uno de los autores de este trabajo (H.R.P. 2016, inédita), lo cual testifica la aplicabilidad del método seguido en ella.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Alagón Castán, A. (2003) “Informe final sobre la excavación arqueológica del Solar de la calle Sancho Abarca 9-11 de Huesca”. Informe inédito. Depositado en Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón. Huesca. Attanasio, D., Bruno, M. y Yavuz, A.B. (2009) “Quarries in the region of Aphrodisias: the black and white marbles of Göktepe”, Journal of Roman Archaeology, 22 (1), 312-348. Gorgoni, C., Lazzarini, L., Pallante, P. y Turi, B. (2002) “An updated and detailed mineropetrographic and C-O stable isotopic reference database for the main Mediterranean marbles used in antiquity”, Interdisciplinary Studies on Ancient Stone. Proceedings of the 5th International Conference of the ASMOSIA, Archetype Publications Ltd., London, 115-131. Lapuente, P., Turi, B. y Blanc, Ph. (2000) “Marbles from Roman Hispania: stable isotope and cathodoluminescence characterization”, Applied Geochemistry, 15, 1469-1493. Lapuente, P., Nogales-Basarrate T., Royo, H., Brilli, M. (2014) “White Marble Sculptures from the National Museum of Roman Art (Mérida, Spain): Sources of Local and Imported Marbles”, European Journal of Minerology 26, 2, 333-354. Royo Plumed, H. (2016) “Mármoles de la Cordillera Pirenaica: afloramientos norpirenaicos y asociados al ”Nappe des Marbres”. Caracterización y uso en época romana”, [inédito] Tesis doctoral, Universidad de Zaragoza.
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Figura 5. Mapa Topográfico de los Pirineos con la situación la ciudad romana de Osca (Huesca) respecto a las canteras de origen para los mármoles identificados (modificado de E. Gaba. Datos topográficos: NASA Shuttle Radar Topographic Mission SRTM3 v.2).
NOTAS ACLARATORIAS 1
Estudio desarrollado en la Universidad de Zaragoza con una beca predoctoral FPI de la DGA y soporte económico de una Ayuda de Investigación del Instituto de Estudios Altoaragoneses y del Fondo Social Europeo-Gobierno de Aragón (Grupo Consolidado de Investigación E-95). Se enmarca dentro de los Proyectos del Plan Nacional de I+D+i HAR2008-04600 Explotación, uso e intercambio de materias primas inorgánicas entre el Norte de Hispania, el Sur de la Galia y los puertos de Roma, HAR2011-25011 La explotación y comercio de los recursos naturales en el Norte de la Hispania romana: lapis, metalla, aqua. y HAR201565319-P Officinae Lapidariae Tarraconenses. Canteras, talleres y producciones artísticas en piedra de la Provincia Tarraconensis, concedidos por el MICINN del Gobierno de España. Agradeciendo la financiación de la excavación a la empresa Obras y Construcciones CECONSA e Hijos S.L. y las facilidades prestadas al Museo de Huesca en la realización del estudio.
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63. LA BASE DE DATOS PICTOR Un instrumento para el inventario y catalogación de los conjuntos pictóricos de época romana Lara Íñiguez Berrozpe1, Carmen Guiral Pelegrín2 1
Escuela de Turismo Universitaria de Zaragoza. Grupo de Investigación URBS 2 Universidad Nacional de Educación a Distancia Lara Íñiguez Berrozpe, laraib@unizar.es
RESUMEN La Base de Datos Pictor se presenta como un instrumento para documentar la pintura mural romana hallada tanto in situ como, sobre todo, en estado fragmentario. Responde a una necesidad real cada vez más evidente en las excavaciones arqueológicas del territorio aragonés, pues muchos son los yacimientos que exhuman restos pictóricos, los cuales cuentan con una casuística particular, debiéndose registrar de una manera específica. Se basa en dos plantillas fundamentales, creadas con File Maker que describiremos a lo largo del presente escrito. PALABRAS CLAVE: Pintura mural romana; Fragmentos; Base de datos; Catalogación; Inventario; Registro.
ABSTRACT Pictor Base Data is presented as a tool to document the Roman wall painting found both in situ and, especially, in a fragmentary state. It responds to a real need increasingly evident in archaeological excavations in the Aragonese territory, as there are many sites where some pictorial remains are exhumed, which have a particular casuistry, that has to be registered in a specific way. It is based on two basic templates, created with File Maker to be described throughout this paper. KEYWORDS: Roman wall painting; Fragments; Database; Cataloging; Inventory; Registration.
1. INTRODUCCIÓN La dificultad de clasificar este material arqueológico motivó la creación de una base de datos adaptada al mismo; en la actualidad no existe homogeneidad a la hora de documentar cada una de las piezas de pintura mural aparecidas durante la excavación. La originalidad radica en el hecho de que a través de la base de datos principal –denominada Pictor- donde cada registro describe de forma genérica un conjunto pictórico, se puede acceder al inventario de cada uno de los fragmentos –pieza por pieza- que componen dicho conjunto (Fig. 2, esquina superior derecha)1.
2. OBJETIVOS Los objetivos que nos marcamos a la hora de diseñar la base de datos eran tan simples en su planteamiento como complicados al a hora de llevarlos a la práctica. En primer lugar, concebimos la posibilidad de hacer en exclusiva una base de datos que contuviera en cada registro la información global de cada conjunto pictórico estudiado, pues el proyecto de investigación para el cual estaba pensado este instrumento (cf. nota 1), requería el estudio de numerosísimos conjuntos
de pintura mural romana del cuadrante nororiental de la península ibérica. Así pues, se trataba de ofrecer una clasificación lo más sencilla posible que evitara que la descripción por separado de todos los fragmentos de cada uno de los conjuntos pictóricos estudiados, hiciera que quien consultara esta base de datos se perdiera en la particularidad y no obtuviera una visión global de lo estudiado. Por otro lado, como veremos a continuación, en el estudio de la pintura mural romana, cada fragmento por sencillo que sea, puede aportar información fundamental para la comprensión total del conjunto. Por ello, establecimos un objetivo fundamental: que el investigador que deseara acercarse a la descripción de cada fragmento de un conjunto concreto (Fig. 1), pudiera hacerlo si lo deseara, incluyendo para ello un apartado de acceso a este inventario en el registro principal (Fig. 2, esquina superior derecha).
3. METODOLOGÍA La metodología llevada a cabo para la concreción de esta tarea pasa por tres pasos fundamentales, cada uno de los cuales se refiere a una fase de registro de este material arqueológico: en primer lugar, el registro durante la excavación a través de una ficha técnica (3.1.) normalmente realizada a mano. Cada
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ficha corresponde al material pictórico exhumado tratado de forma general, por tanto, en este momento, todavía no se atiende a cada fragmento por separado. En segundo lugar y una vez en el laboratorio, tras haber realizado una primera limpieza y mientras se hace el puzzle del conjunto –tarea sumamente difícil que no entramos a describir por no ser esta la cuestión que nos ocupa en este artículo- se realiza el inventario de cada fragmento donde, ahora sí, extraeremos toda la información que cada pieza o placa puede proporcionarnos (3.2.). Ocurre que, cuando tenemos varios conjuntos de pintura mural romana pertenecientes a un territorio concreto, es necesario relacionarlos entre sí para obtener datos más globales -técnicos, estilísticos, económicos, etc.- acerca de la sociedad que los llevó a cabo –talleres y comitentes-. Por todo ello, y para una consulta más sencilla de cada conjunto, se decidió crear una base de datos común –Base de Datos Pictor- con todos los conjuntos estudiados (3.3.), con la posibilidad de acceder a través de ella al inventario de fragmentos de cada uno. A continuación vamos a describir y justificar cada fase de manera precisa.
3.1. Ficha técnica de excavación Es muy importante que seamos rigurosos en el proceso de realización de la ficha. En el momento en el que una pintura es extraída de su contexto arqueológico comienza a sufrir pérdidas de información tanto por acciones humanas como por su propia naturaleza extremadamente perecedera. Así pues, tendremos que llevar a cabo el mayor acopio de información durante los primeros momentos. La ficha técnica que proponemos es la elaborada por A. Fernández para el registro de los restos pictóricos recuperados en la provincia de Murcia (Fernández, 2008: 51, fig. 4), que a su vez supone una adaptación de los modelos de fichas de M. Sabrié (Sabrié, 1980: fig. 8) y de A. Barbet (Barbet, 1984: 38-46, fig. 25) para las pinturas de la Galia. La consideramos lo suficientemente breve, objetiva, completa, y sobre todo actualizada, pues ha tenido en cuenta la evolución de los estudios en este sentido desde la década de los ochenta. Creemos, además, poco útil que cada estudio en este sentido proponga un modelo de ficha ya que de lo que se debería tratar es de homogeneizar criterios2. En este tipo de fichas, tras anotar la fecha de hallazgo y el yacimiento, hay que localizar las piezas en el caso que se haya hecho una cuadrícula, y apuntar también, si se ha dado ya, un número de inventario. Tras anotar más datos sobre su situación como las cotas, se ha de atender a los criterios de conservación tanto en capa pictórica como en mortero, información muy útil tanto para arqueólogos como para restauradores. Otro apartado también mostrará las distintas posibilidades de decoración prestando atención a colores y tipo de ornamentos. Registraremos también nuestras primeras impresiones sobre técnica pictórica empleada aunque ésta se analizará más detalladamente en el laboratorio.
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Documentaremos el grosor total y el número de capas que compone el mortero así como el sistema de sujeción al muro. Este aspecto es primordial porque el grosor de mortero suele disminuir por su fragilidad durante la excavación y el transporte al laboratorio. Haremos una sucinta descripción de las características de cada pieza y realizaremos una primera interpretación sobre las mismas. En el apartado que se refiere al emplazamiento, es importante que relacionemos cada grupo de fragmentos o placa con el resto, como hemos apuntado, pero también con los muros de la estancia donde han sido hallados e incluso con otros ambientes contiguos si se diera el caso. Por último, acompañaremos toda esta información con una fotografía, un dibujo y un calco (Barbet, 1984: 29-39) y haremos una primera aproximación a su cronología.
3.2. Catalogación de cada conjunto en el laboratorio: Fichas de inventario informatizadas Para llevar a cabo un buen registro de los restos pictóricos de un conjunto, se ha de configurar una serie de fichas de inventario -que completarán las fichas técnicas de excavación- cada una de las cuales incluirá las características técnicas y decorativas de cada fragmento. Por nuestra parte, nuevamente decidimos adoptar para nuestro estudio, añadiendo algún apartado, el modelo propuesto por A. Fernández (Fernández, 2008: 57). Cada una de las fichas informatizadas que hemos elaborado (Fig. 1) –con ayuda del programa File Maker- recoge un fragmento o placa cuyo análisis nos pueda proporcionar información para su restitución y por tanto para la mejor comprensión del conjunto. El objetivo de cada documento es triple: dar una mayor agilidad en la búsqueda de piezas clave, permitirnos ver de manera detallada toda la información que nos proporciona el fragmento en cuanto a peculiaridades técnicas y ornamentales, y enumerar todos los procesos que se han llevado a cabo sobre el mismo desde el momento de su extracción. Así las cosas, contiene información sobre aspectos técnicos, estilísticos y referentes al proceso de limpieza y restauración; y se encuentran organizados de la siguiente manera: - Número de inventario del fragmento. - Número obtenido en el siglado –muy importante recogerlo ya que no siempre nos llegan materiales al laboratorio excavados o siglados por nosotros mismos- Nivel estratigráfico al que pertenece - Fragmentos que lo forman –ya que a veces se trata de una placa con varios fragmentos-. - Una imagen –tanto mejor si va acompañada de un dibujo pues ambos procedimientos se complementan-. - El emplazamiento original en la pared –zona inferior, media, superior o techo -. - Información acerca del número de capas de mortero, espesor, composición.
Sesión 4. Arqueometría y nuevas tecnologías - Descripción de los trazos preparatorios si los tuviera –incisos, a cordel, pintados, etc.- Una pequeña descripción del fragmento que complete la información proporcionada por la fotografía y/o el dibujo. - Explicar si observamos superposición de colores –ya que esto nos va a indicar el orden a la hora de pintar la pared- A través del apartado de “observaciones”, indicar si hay algún factor importante a reseñar, no recogido anteriormente.
En segundo lugar, continuando también en la zona superior, se ha habilitado un enlace al inventario del conjunto para que el investigador acceda a las características particulares de cada fragmento si así lo desea. A continuación se exponen de manera esquemática todos los aspectos relativos al origen, localización y emplazamiento del conjunto. Muy importante también en este apartado son los campos que nos permiten conocer la fecha de excavación y de estudio del conjunto. La mayor parte de las veces la distancia temporal entre ambas es considerable, lo que ayuda a comprender el estado de conservación del conjunto. En un tercer apartado se proporciona la información relativa a la cronología y al periodo estilístico del conjunto, datos que serán fiables si se ha reflexionado tras haber estudiado cada uno de los fragmentos del inventario.
Figura 1. Plantilla de inventario con la descripción de cada fragmento de cada uno de los conjuntos pictóricos
3.3. Integración de todos los conjuntos en una base de datos común: La Base de Datos Pictor Como hemos apuntado más arriba, la necesidad de relacionar varios conjuntos de pintura mural romana estudiados en un territorio concreto para obtener datos de muy variada naturaleza más allá de los meramente descriptivos, abrió la necesidad de crear una base de datos para incluir cada conjunto en una ficha-registro cuyos apartados pasamos a describir (Fig. 2). En primer lugar, en la parte superior de la ficha, se observa el número de catálogo del conjunto cuyos últimos números corresponden al número de fragmentos o placas que componen cada conjunto. A este respecto hay que decir que necesariamente tiene que coincidir con el número de registros empleados en el inventario del conjunto (cf. 3.2.).
Figura 2. Plantilla de la Base de datos Pictor con la descripción de cada uno de los conjuntos. Posteriormente se muestra una descripción exhaustiva del conjunto así como de sus datos técnicos –técnica pictórica
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empleada, trazos preparatorios, etc.- del anverso y reverso –en este caso se realiza un resumen del número de capas, grosor y composición del mortero- acompañando todo esto con fotos generales si las hubiera. Además, se informa de si ha sido –o está siendo- objeto de algún proceso de restauración. De vital importancia es el último apartado, donde indicaremos bibliografía de referencia en la que mostraremos si el conjunto ha sido publicado. De esta manera, quien lo desee, podrá acceder a los estudios dedicados a la interpretación de cada conjunto.
4. RESULTADOS Los resultados que podemos exponer en el presente estudio son obligatoriamente provisionales. Se trata de un proyecto muy joven y que todavía está en fase de elaboración. Según avanza el proceso de registro de los distintos conjuntos se presentan y tratan de solucionar varios problemas tanto informáticos como prácticos. Es cierto que, gracias a esta Base de Datos Pictor, además de haber avanzado en la metodología de clasificación de los conjuntos pictóricos de época romana, también se ha progresado a la hora de compararlos entre sí, pues al haber sido elaborada a través de File Maker, existe la posibilidad de seleccionar un criterio de búsqueda en base a los campos rellenados –por ejemplo, conjuntos cuyos trazos preparatorios sean incisos- y obtener inmediatamente el número de conjuntos que contienen dicho campo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Barbet, A., (1969): “La restauration des peintures murales d’époque romaine” en Gallia No. 27.1, pp. 71-92. Barbet, A., (1984) “Pour un langage commun de la peinture murale romaine. Essai de terminologie. Étude théorique des peintures” en Bulletin de Liaison No. 7, pp. 1-57. Cagiano de Azevedo, M. (1961) “Technique della pittura murale antica” en VV.AA. Atti del VII Congresso Internazionale de Archeologia Classica, Roma-Naples, 1959, Roma, L’Erma di Bretschneider, pp. 145-153. Del Pino, C., (2004) Pintura mural: Conservación y Restauración. Madrid, Inversiones editoriales dossat. Fernández, A., (2008) La pintura mural romana de Carthago Noua. Evolución del programa pictórico a través de los estilos, talleres y otras técnicas decorativas. Murcia, Museo Arqueológico de Murcia. Sabrié, R., (1980) “La fouille des endiuts peints”. Peinture murale en Gaule. Actes des séminaires organisés par l’Association Francaise pour la Peinture Murale Antique et le Centre d’étude des pieintures murales romaines CNRS, Lyon, 20-21 février, Narbonne, 30 avril-1 mai; Paris-Soissons, 1-2 novembre 1979, Dijon, Université de Dijon, pp. 53-63.
5. CONCLUSIONES En conclusión, lo que sí podemos demostrar es que hemos hallado una herramienta fundamental de catalogación que ha logrado subsanar la difícil tarea catalogar los distintos conjuntos pictóricos sin perderse en el inventario de fragmentos de cada conjunto. Si se quiere, se ha jerarquizado la información dejando en manos del investigador que acceda a la Base de Datos Pictor, la elección de conocer las características de los distintos conjuntos de manera comparativa y global y/o acceder a la información específica proporcionada por los fragmentos de cada conjunto de manera específica.
NOTAS ACLARATORIAS 1
Este trabajo se enmarca dentro del proyecto de investigación La decoración parietal en el cuadrante NE de Hispania: pinturas y estucos (S. II a.C.-s. VI d.C.) HAR2013-48456-C3-2-P.
2
Hay que avanzar hacia una homogeneización de criterios en este sentido tal y como se ha hecho con la terminología utilizada para los estudios de pintura mural (Barbet, 1969: 89-91; 1984: 9-36; Cagiano de Azevedo, 1961: 145).
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