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ALBERTO ECHEGARAY GUEVARA
“EL DINERO NO TIENE VALOR. PARECE QUE EL VOTO TAMPOCO” ECONOMISTA
ASESOR DEL EXMINISTRO
DOMINGO CAVALLO,
DEBUTÓ COMO ARTISTA EN ARTEBA
CON UNA INSTALACIÓN DE ESFERAS DE ACRÍLICO QUE CONTENÍAN U$S
1
MILLÓN Y
$ 11
2014,
DONDE CAUSÓ SENSACIÓN
MILLONES... TRITURADOS.
DESDE
ENTONCES,
CONTINÚA INDAGANDO LA SIMBOLOGÍA DEL PODER, CON UNA OBRA QUE AHORA REÚNE EUROS Y VOTOS DEL REFERÉNDUM GRIEGO.
EL
ROL DE LA TECNOLOGÍA EN EL FUTURO DE LA DEMOCRACIA.
uego del impacto en arteBA 2014 de su obra Moneyball –una instalación que reflexiona sobre el valor del dinero a partir de 12 esferas de acrílico, una de ellas con un u$s 1 millón triturados y las otras 11 con $ 1 millón cada una–, Alberto Echegaray Guevara repite la fórmula, esta vez para presentar Traición griega: dos esferas de cristal de Murano, un millón de euros contra más de 13 mil votos negativos del último referéndum en ese país europeo. Papeles destruidos y una pieza que cuestiona la relación entre el dinero, el poder y la democracia. “Siempre estuve en contacto con el arte. Mi padre era muy amigo de (Pablo) Neruda y de Gabriel García Márquez: estudió en Francia, conocía a mucha gente y desde chico siempre estuve rodeado de personas del mundo artístico. Estudié música y pintura, pero después me empezaron a gustar las chicas (risas), luego comencé a jugar al rugby y lo bloqueé. Entré al Ejército y me puse a hacer todas las locuras: paracaidismo, rapel desde helicópteros, escalar montañas, aviación... Cuando me cansé, estudié Administración de Empresas en la Universidad de San Andrés y también tomé un curso de arte. Me fui al exterior y, mientras trabajaba en el sector privado, hice algunos talleres más, pero no me terminaba de decidir. Hasta que, en los últimos años, empecé a investigar acerca de los símbolos y lo primero que salió fue Moneyball. Me arriesgué. Mi familia y mis amigos me decían que estaba loco. Pero lo quería hacer”. Echegaray Guevara tiene una figura imponente y una vida polifacética, pero suelta sus palabras con un dejo de sencillez, sin tono pretencioso. No hay una sola forma de definir a Cayman, apodo artístico que remite a su infancia en Venezuela: emprendedor y artista, pero también exmilitar y economista, desde la Universidad de San Andrés hasta Harvard, previo paso por la prestigiosa academia estadounidense de West Point, su trayectoria quita el aliento. Fue asesor del exministro de Economía Domingo Cavallo, con quien colaboró en la fundación de Acción por la República, partido con el que compitió en las presidenciales de 1999. Luego de trabajar en el Banco Interamericano de Desarrollo, cambió la burocracia de Washington y del sector financiero por Ashoka, una
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ONG que detecta y potencia a emprendedores sociales alrededor del mundo. Desde fundar Control Micro, su compañía de nanotecnología, hasta coproducir y protagonizar el video Nothing at all junto a Maxi Trusso, este “artista de 17 meses” –como se define– no deja nada librado a la improvisación. Luego de Moneyball –en el ambiente de marchands se comenta que el empresario Eduardo Elsztain tardó sólo 15 minutos en comprarla desde que la vio en arteBA–, Echegaray Guevara vuelve a reflexionar sobre el poder de los símbolos en su nueva obra-instalación. ¿De qué se trata Traición griega? La obra representa los votos destruidos por la falta de respeto a los griegos y, al lado, un millón de euros triturados, que es lo que perseguía el oxi (NdE: No, en griego), es decir, la salida del euro. Cuando Grecia fue al referéndum, en julio pasado, el 61 por ciento de la gente votó contra el ajuste. Pero, en menos de 72 horas, el primer ministro Alexis Tsipras firmó algo que resultó completamente contrario a lo que él y su partido Syriza apoyaban, avalando así un contrato de ajuste fuertísimo para el país. Entonces, me pregunté hasta qué punto se está respetando la voz de la gente en el mundo. Cuando pasó todo, pensé: “Tengo que conseguir esos votos”. Hablé con diferentes personas, sobre todo del sector social, que me ayudaron a recopilar casi 14 mil sufragios del no. Alude al valor intrínseco del papel, ¿cuál es la diferencia entre triturar un voto y un billete? El billete no tiene valor intrínseco, y parece que el voto tampoco. Es una lástima que, en democracia, no tenga valor real el voto de la gente. Grecia es un símbolo, porque ahí nació la democracia, pero me parece que se está dando cada vez más en todo el mundo. Vivimos en una época en la cual no necesitamos un intermediario para que nos represente. Tenemos la tecnología suficiente para apretar un botón y decidir lo que queremos. Hoy en día votamos a individuos que son, supuestamente, nuestros representantes, pero trabajan en función de sus propios intereses. Eso se tiene que acabar. Dada su experiencia, ¿el poder real está más cerca del dinero o de la política? Es una combinación de las dos cosas. Claramente, en Grecia ganó la postura del Banco Central Europeo y
Txt: Cecilia Filas del Fondo Monetario Internacional. No sé si ganó, es lo que pasó: le han prestado dinero a un país y los representantes –que son los que lo manejan– no lo han administrado bien. Por eso hablo de los intermediarios, que son los que se benefician, mientras que la gente es la que siempre termina pagando. Pero las personas siguen teniendo poder, porque se levantan y pueden sacar al Gobierno de turno. Ha dicho que su obra es un intento de destruir el sentido convencional del dinero, ¿qué significa? Si hoy tomamos todos los dólares impresos que circulan y los ponemos sobre una mesa, son menos del 10% de la economía; el resto es un asiento electrónico. Lo interesante es cómo un papel, que en realidad no tiene valor intrínseco, adquiere valor. Ese es el concepto que está detrás de mis esferas: ¿cuánto vale realmente el dólar o el euro, con esta sobreemisión? ¿En qué están respaldados? En la creencia de lo que valen, que es una ilusión social. En eso se basa Moneyball, que no es un ataque al capitalismo. Dejo que la gente interprete lo que quiera, porque la obra le gusta tanto a los súper comunistas como a los súper capitalistas. Hay quienes allí ven alusiones a la destrucción de imperios o países, otros que ven símbolos y hay gente a la que le gusta la idea de tener u$s 1 millón triturados en su oficina. Lo que está detrás es la reflexión de que la sobreemisión de dinero, al final, termina convirtiéndolo en papel sin valor. ¿Cuál es la relación entre el arte y la política? Cada vez menor. En el mundo del arte, la mayor parte de la financiación viene de los Estados; entonces, muy pocos artistas van a criticar al Gobierno. Es fundamental que se involucre el sector privado en el arte. Sino, el monopolio del arte lo tiene el Estado, que está conducido por un grupo de personas con una determinada ideología. Hoy, desafortunadamente, en cualquier lugar del mundo es muy difícil dedicarse al arte sin la ayuda del Estado. ¿Incluso en la Argentina? No está mal apoyar al Gobierno, cada uno apoya la idea que quiere, para eso estamos en democracia. El tema es cuando el artista está con el Gobierno por un tema de servilismo y no puede vivir del arte si no lo apoya, porque así está limitado. Y, en cambio, el arte es una expresión social de lo que pasa.◆
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Ph: Antonio Pinta
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Futurista En un impasse de su temática identitaria, Cayman se adentró en el mundo de la NASA y Silicon Valley para desarrollar una nueva obra de arte vinculada con la tecnología y la inteligencia artificial. “La mayoría de la gente no sabe que, para 2035, en los trabajos que tienen menor demanda de aptitudes, dos de cada cuatro van a ser reemplazados por robots. El avance es increíble, pero habrá que saber convivir con él”.