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ARTURO RIPSTEIN
“LA PRÓXIMA VEZ QUE ME VEA, IÑÁRRITU ME VA A PEGAR UN TIRO” A EL
EXPERIMENTADO REALIZADOR
MEXICANO HACE UN ANÁLISIS MORDAZ SOBRE LA SITUACIÓN DE LA INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICA LATINA, A LA QUE
CONSIDERA SIEMPRE A LA SOMBRA DE
HOLLYWOOD. POR
ESO, SE DESMARCA
DE LA GENERACIÓN DORADA INTEGRADA POR SUS COMPATRIOTAS
ALEJANDRO
GONZÁLEZ IÑÁRRITU, ALFONSO CUARÓN Y
Y
GUILLERMO
DEL
TORO.
TAMBIÉN APUNTA CONTRA EL
PÚBLICO COMO
“CO-RESPONSABLE
DEL ASESINATO” DE LAS FILMOGRAFÍAS NACIONALES EN LA REGIÓN.
Txt: Cecilia Filas
Phs: Gentileza Fundación OSDE
30 > CLASE
rturo Ripstein es uno de los cineastas consagrados de México. El hombre detrás de la cámara en La reina de la noche, Profundo carmesí, El coronel no tiene quién le escriba y La perdición de los hombres (mejor película del Festival de San Sebastián en 2000) estuvo de paso por Buenos Aires para participar de Diálogos de cine, el ciclo de conferencias coordinado por el investigador Fernando Martín Peña en Fundación OSDE. En diálogo exclusivo con Clase Ejecutiva, el director –naturalizado español en 2003– confesó no conocer personalmente a Alejandro González Iñárritu, su colega y compatriota, quien ganó dos Oscar consecutivos por Birdman (2015) y El renacido (2016). “Hace películas gringas y nació en México por casualidad”, disparó con relación a uno de los embajadores del cine azteca. Sus 51 años en la industria le permiten deslizar nombres como Luis Buñuel, Pedro Almodóvar y Gabriel García Márquez con una familiaridad que da envidia. Ripstein habla como filma: con un tono serio, casi pesimista, pero sin despegarse, en el fondo, de una graciosa ironía. Tampoco se despega de Paz Alicia Garciadiego, su pareja. Se interrumpen, se superponen, asienten y terminan las frases del otro desde 1985, año en que se selló la dupla con el debut de ella como guionista de sus filmes. Por eso, esta entrevista la incluye invariablemente. ¿Por qué prefiere trabajar con escritores en vez de guionistas? Arturo Ripstein: Años atrás, en México, los sindicatos estaban a cargo del cine y no entraba cualquiera. Entonces, había 40 ó 60 guionistas que hacían todas las películas, era algo cerrado. Cada uno hacía tres o cuatro películas por año y se volvían máquinas: eran predecibles, fáciles, no se ponían a pensar qué estaban haciendo sino que lo hacían y punto. Y así no salen las cosas. Yo preferí trabajar con escritores porque no tenían esos malos hábitos. Todos los escritores con los que trabajé eran cinéfilos y tenían ojos más prístinos respecto a cómo tenía que verse una película, entonces no había que luchar contra las soluciones ya dadas. Y así trabajé con espléndidos escritores (NdR: García Márquez fue el guionista de su primera película, Tiempo de morir) hasta que encontré a Paz. Ella me contó historias, no de magos y hadas, sino de “tuve que llevar al perro al veterinario” y me describió al perro, que estaba poseído por los demonios, obviamente. Era fascinante. Un día,
le dije: “Vente a hacer películas conmigo”. Por supuesto, no aceptó. Tuve que usar toda clase de armas abyectas para convencerla. Paz Alicia Garciadiego: Una no está acostumbrada a que la vida te ofrezca cosas. Me aterré. Le dije: “No, no lo puedo hacer”. Era un cuento de Juan Rulfo, El gallo de oro, que adapté para El imperio de la fortuna. El cuento tenía pequeñas nociones de realismo mágico, que siempre he pensado que fue nefasto para el cine latinoamericano. Entonces, eso me disuadía... AR: Es que la hipérbole y la cursilería en una misma novela siempre vaticinan resultados nefastos. Te puede hablar un autor de renombre y decirte: “La mujer más hermosa del mundo” y tú te la imaginas pero, cuando la ves, ya no es. Puede serlo, pero no. PAG: Pero la forma en que me convenció no fue con engaños ni con súplicas, sino con un arma que Ripstein sabe usar muy bien: su voz de mando. Me dijo: “Lo quiero el 13 de mayo”. Y yo, que siempre fui una alumna muy aplicada, respondí: “Sí, claro”. Ahí ya me quedé y traté de solucionar, contra viento y contra Rulfo, los problemas del cuentito. ¿Cómo ve al cine latinoamericano hoy en comparación con sus inicios? AR: Cuando empecé, era una industria como tal. Ahora ya no hay industria porque no hay demanda sino oferta, entonces se desestructura todo por completo. Antes uno tenía cierta noción de que si empezabas a hacer cine podías seguir haciendo una carrera, que consistía en filmar películas que tuvieran éxito; o –y en México había esa generosidad– podías hacer películas que tuvieran poco éxito o ninguno, pero que tuvieran prestigio artístico: ir a un festival, obtener premios, que se hablara de ti. Ahora no sabes si tiene éxito o no, si vas a poder seguir. Hay una incompatibilidad con la realidad –si existiera alguna– entre lo que se hace y lo que te responde. PAG: El gran problema que hay en México, y estoy segura de que en la Argentina es el mismo, es que se producen muchas películas, de las cuales menos de la mitad va a lograr llegar a los cines; y de las que llegan, menos de una tercera parte va a pasar a la segunda semana. Películas que dependen del boca a boca, porque no tienen publicidad, pasan de la preexistencia al olvido en una semana. Hacemos cine para llenar un expediente burocrático. El problema ya no es hacer la película: es su destino. AR: El destino casi no existe ya. La industria, o lo que queda de ella, se ha transformado en: armar un
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equipo, hacer una película, cobrar un salario mayor Suele decir que filma películas “para que nadie o menor dependiendo de cada uno de los departalas vea”. ¿De verdad le importa poco su mentos. Y el productor, que es quien tendría que desempeño en la taquilla? ocuparse de que la película tenga una vida posterior, AR: Me importa muchísimo, y por supuesto que pues ya cobró su salario y eso es lo único que imme gustaría que el nicho fuera mayor. Ahora, cuanporta. La película deja de existir. Todo el mundo sa- do estoy haciendo mi trabajo, eso lo dejo a un lado. be que el productor que te viene a ofrecer una pelíSiempre intento hacer una película que, calculo, cula es para cobrar un salario. Y la película, entontendrá una existencia, una vida propia, se exportará ces, da exactamente lo mismo. Es un destino muy y, de pronto, podrá acceder a un festival, que es triste, porque hacer una película es un acto de ennuestra plataforma de lanzamiento. Pero es dificilísitrega, de amor y locura. Haces lo mejor que puedes mo y terriblemente frustrante. Entonces, todo eso y todo lo que quieres es compartirla. Cuando no lo olvido por completo para que sea grato filmar. llega eso, pues es muy triste. Hacer una película son tres fases: prepararla, filmarla ¿Qué significan directores como Alejandro y la vida posterior que tiene. Conseguir el financiaGonzález Iñárritu, Alfonso Cuarón o Guillermo miento es espantosamente difícil, filmar es una deliDel Toro para el cine mexicano? cia y después, cuando la terminas y empieza su vida AR: Probablemente sean de los directores más conocidos de México, pero son directores que están en los Estados Unidos. No hacen películas mexicanas, hacen películas gringas. Yo creo que la próxima vez que me vea Iñárritu me va a pegar un tiro. De pronto va a decir: “Mucho gusto” (porque no lo conozco) y va a sacar la pistola y me va a pegar un balazo. No, Iñárritu no hace cine mexicano hace muchísimo rato, desde la primera (NdR: Amores perros) no ha vuelto a hacerlo. No hay manera en el mundo de suponer que Birdman es una película mexicana: es una película gringa hecha por un director nacido en México casi por casualidad, pero cuya verdadera intención era estar allá. ¿Pero esa alta exposición en Hollywood no es una vidriera para otros realizadores de su país? AR: No, en absoluto. Imposible decir que El sexto sentido es una película india porque su director es indio. Significa algo para ellos: que lo han logrado. Y eso es asombroso. Tantísimos actores, directores y productores de México quieren irse a Hollywood y, de pronto, lo logran tres, con ese éxito... Es asombroso. Hubo unos cuantos directores mexicanos que se habían ido antes a los Estados Unidos, hicieron una peliculita o dos, pero no desarrollaron una carrera. Estos son la élite de Hollywood y, pues sí, es muy notable que lo hayan logrado. En sí, como hecho, es formidable. Tienen películas que me gustan o no, pero lograron llegar adonde se propusieSIN PANTALLA “Se hacen ciento y tantas películas por ron y eso es dificilísimo. ¿Qué cree que le falta al cine regional? año en la Argentina, pero a mí me toca ver 6 ó PAG: Asumir que no vamos a ser una indus10 en el año, si acaso. Muchas veces porque tria otra vez... amigos y colegas me regalan su DVDs y, otras veces, AR: Hay un gran responsable y es el público. porque me toca estar en un festival. Pero ir al cine a También hay que señalarlo con el dedo y dever una película argentina en México es dificilísimo, cir: “Usted, que es nacionalista y va a las marporque no llegan. Es terrible, pero es cierto”, chas políticas, cuando va al cine... ¡Va a ver lamenta Risptein, cuya última película, La calle Hollywood!”. El público tiene gran responsabilide la amargura, se presentó en la edición dad: el verdadero genio del cine gringo es haber 2016 de Bafici. convencido a todo el mundo de que hacen las mejores películas, cosa que es completamente falsa. Con verlas se da uno cuenta de que son horrorosas, en general, pero son las únicas que se exhiben. El genio de ellos fue decir: “No hay otras películas más que las mías. Todo lo demás que ven ustedes está equivocado, están perdiendo el tiempo”. Eso hace que el público sea co-responsable del asesinato de las industrias cinematográficas locales.
de exhibición, pues vas a un festival y no te la aceptan... Es de lo más espantoso. Te preguntas: “¿Para quién hice yo esta película? ¿Qué va a pasar con ella?”. Ya estoy muy resignado: si, en México, las ediciones de Octavio Paz eran de 4 mil ejemplares, ¿cómo me atrevo a pretender tener más espectadores que los lectores que él tuvo? PAG: Hay una ventaja cuando no estás pensando en el público: no haces concesiones. No te importa si al espectador de cine masivo vaya a gustarle. AR: De ninguna manera diría que me debo a mi público... ¡Porque no lo tengo! (risas). Una vez, platicando con Pedro Almodóvar, me decía: “Es terrible hacer películas de las que sabes que se espera tal cosa”. Cuando ya esperan de ti algo, te debes a tu público. Yo no: lo odio.◆