Barbara Tfank.qxd
20/09/2016
16:12
PÆgina 32
BARBARA TFANK
“HOY TODO EL MUNDO QUIERE SER DISEÑADOR DE MODA” DURANTE
AÑOS, TRABAJÓ COMO VESTUARISTA EN
MINIMALISTA VESTIDO LAVANDA QUE LUCIÓ
HOLLYWOOD. HASTA
UMA THURMAN
QUE EN
1995
EN LA CEREMONIA DEL
CREÓ, EN COLABORACIÓN CON
OSCAR
I
love you!”, exclamó una mujer fascinada por los brocados que, bajo la etiqueta Barbara Tfank, lucían las modelos que se paseaban entre las coquetas mesas del Palacio Bosch, puesto a punto para el 23º Sotheyby’s Realty International Six O’ Clock Tea. “De alguna manera, es mi forma de decir: ‘Miremos algo hermoso para relajarnos un poco y no enfocarnos solamente en cosas terribles’”, explica Tfank, en indirecta alusión al entusiasmo que suscitaron sus creaciones entre las fashionistas porteñas. Más que un símbolo, para ella la moda es una obsesión que la acompañó toda la vida: desde chica, cuando observaba los bordados en la ropa de su madre; hasta cuando vivió en Venezuela y recorrió América del Sur en busca de ponchos, canastas y tejidos tradicionales. “Me gustan las cosas que fueron hechas por las manos de personas, siento que hay una especie de espíritu en ellas. Es lo que trato de aportar en mis colecciones: algo personal y no hecho por una máquina en China. Es todo tan corporativo ahora en la industria de la moda...”, lamenta Tfank, cuyos vestidos son elegidos por Michelle Obama, Uma Thurman, Adele y otras celebridades influyentes. ¿Qué recuerda de su primer encuentro con Michelle Obama? La primera vez que la conocí fue en una fiesta en la casa de James Costos (NdR: Actual embajador de los Estados Unidos en España). Estábamos junto a su pareja, Michael Smith, quien es el decorador de la Casa Blanca para los Obama. Ella fue tan cálida y amigable, con su abrazo y todo... Justo había usado mi vestido para entrevistarse con la Reina Elizabeth II: se lo agradecí y le dije que estaba muy honrada. Ella me dijo: “Uso las cosas porque me gustan. Y tu ropa es hermosa”. Era casi como si me estuviera retando porque, obviamente, soy perfeccionista y me preocupo por todo. La gente estaba esperando en fila para conocerla y las personas detrás de mí luego me preguntaron si ya la conocía porque pasó un rato largo hablando conmigo. Fue realmente asombroso. Después formé parte del Taller Educativo de Moda, del programa Reach Higher, y tuve la oportunidad de verla varias veces más. ¿Cómo describiría el impacto del look de la
32> CLASE
ADELE
HASTA
EL
Y QUE SE CONVIRTIÓ EN UN ÍCONO EN LA
HISTORIA DE LA PREMIACIÓN AL INTRODUCIR EL CONCEPTO DE HIGH FASHION EN LA ALFOMBRA ROJA. UNA MARCA QUE ELIGEN DESDE
PRADA,
CON
ESE AVAL, DECIDIÓ CREAR
MICHELLE OBAMA. Txt: Cecilia Filas
Primera Dama estadounidense en la moda? Creo que desde la administración Obama se apoyó a los emprendedores porque eso es lo que hizo a los Estados Unidos: personas con una idea, que no tenían mucho dinero pero que trabajaron duro y crearon negocios interesantes. Creo que ella está fascinada por esos casos y ha querido ayudar a muchos diseñadores que, tal vez, no éramos tan conocidos a nivel mundial como ciertas marcas que están hace 50 años. Ella siempre ha estado muy interesada en escuchar nuestras historias. Y es lo que hacíamos en el taller educativo: hablar de cómo empezamos y qué nos hizo convertirnos en designers. Creo que a los Obama les encantó compartir eso con los chicos que están tratando de decidir si quieren trabajar en esta industria. Ella quiso que supieran realmente de lo que se trata, no la versión de fantasía. ¿A la industria todavía le falta empatía con quienes no se ajustan al 90-60-90? No creo. Hubo un cambio, especialmente en los últimos cinco años. Me parece que antes, de alguna manera, se castigaba a las mujeres y se colgaban los talles grandes en una zona fea de la tienda, con mala iluminación, adonde nadie que fuera chic iría... ¡Hacerlas sentir avergonzadas es terrible! Creo que el aspecto financiero motivó el cambio, porque un gran negocio estaba siendo ignorado y empezó a surgir, justamente, cuando la economía se puso difícil, como una oportunidad a la que nadie le había prestado atención previamente. Así que ahora todos salen corriendo a hacer colecciones para talles especiales. ¿Las redes sociales son aliadas o enemigas de la creatividad en el diseño de moda? Enfrentémoslo: desde que existe Internet hay mucha más información allá afuera. Hay tantas imágenes que las personas están viviendo aceleradamente a través de ellas. Miran a las celebridades para entretenerse dentro y fuera de la pantalla. Tengo una pequeña teoría al respecto: antes solía haber películas para mujeres, con historias sobre sus vidas, sus dificultades, sus alegrías, sus tragedias... Entonces, se iba al cine para tener una experiencia de empatía con la vida de otra persona y para ver lo que vestía, todo al mismo tiempo. Cuando esas películas desparecieron, fueron reem-
plazadas por la alfombra roja, que se convirtió en un desfile interminable que las mujeres miran y juzgan. Y, con la creciente exposición de Internet, hubo una explosión fashionista. ¡Ahora todo el mundo quiere ser diseñador de moda! Hasta las celebrities tienen sus propias marcas. Creo que eso es un poco triste porque todo se diluye y, así, la moda tiene menos potencia porque está sobreexpuesta. Desearía que hubiera más moda en el cine porque hemos perdido la fantasía, a la que trato de volver con mi colección ready-to-wear. En mi carrera, que combina películas y moda, trato de recrear esa magia, ese glamour. La gente está ansiosa por encontrar belleza, pero la busca en las pasarelas porque no está en ningún otro lugar. Creo que es una necesidad emocional real. ¿Hay algún rastro de su pasado como vestuarista de cine en sus colecciones? ¡Sí, muchos! Sé muy bien cómo mirar a través del ojo de la cámara porque trabajo con fotógrafos de moda desde que tenía veintipico. Lo hice con algunos de los mejores, como Richard Avedon, y también con directores de fotografía maravillosos como Néstor Almendros, que hizo todas las películas de François Truffaut. Fue una parte fantástica de mi vida. Y, gracias a Dios, toda esa información está en mi cabeza, porque hoy se juzga todo por las fotos e Internet. Es mucho trabajo pero, cuando tengo que hacer fotos de mis creaciones, me paro al lado del fotógrafo porque sé qué colores y qué texturas se ven bien. ¡Sí, mi ropa es muy fotogénica! Algo que me saca de quicio es que muchos colegas no tengan en cuenta que, en las alfombras rojas, la luz artificial va a estar tan fuerte que el color de los vestidos va a quedar lavado. Una cosa que aprendí en mi trabajo como vestuarista es que tenés que probar todo en cámara. Por esto, tomo fotos con mi equipo –amaba las polaroids– y me fijo qué va a funcionar mejor. Es una gran habilidad. El vestido que diseñó para Uma Thurman en 1995 es un hito en la historia de los premios Oscar. ¿Le debe su carrera? Muchos periodistas, cuando se enteraron que el diseño era mío, me llamaron: “¿Estás loca? ¡Deberías tener tu propia empresa! Estás haciendo dinero para otra gente, dándoles prestigio y deberías estar
20/09/2016
16:13
PÆgina 33
RED CARPET
“En la alfombra roja, las poses están estudiadas, no hay espontaneidad, ni encanto... ¡No hay ingenio! Cuando ves fotos viejas de las estrellas de Hollywood, descubrís que eran divertidas. Las veías riendo, jugando, mostrando que había una suerte de vida en ellas. Siento que hoy las celebridades tienen miedo a ser juzgadas por elegir el vestido equivocado. Y me parece triste”.
Ph: Antonio Pinta
Barbara Tfank.qxd
haciéndolo para vos misma”. ¿Cómo podía explicarles que no había comenzado este proyecto con la idea de que iba a diseñar un vestido ganador? Lo hice por default. En ese momento, estaba muy metida en las películas y, de verdad, quería seguir haciendo filmes. Pero un par de años más tarde empezaron a hacerse esos blockbusters para chicos de 19 años y ya no había vestuario interesante que crear. Rechacé tantas propuestas que la gente me decía que no iba a tener una carrera si seguía diciendo que no. “Bueno, entonces no quiero seguir. Porque no voy a hacer una película donde haya sangre esparcida sobre toda la ropa”. Entonces, pasó lo de Prada y el vestido para Uma. Después de ese éxito, me convocaban para comedias light, pero yo tenía la fantasía de la época dorada de Hollywood... ¡Es que no hay ningún Breakfast at Tiffany’s en estos tiempos! Así que un día, lo juro por Dios, simplemente me levanté y decidí que iba a hacer mi propia película. A todo el mundo le gustaba cómo me vestía y pensé: “Ok, voy a probar por ahí”. Y así todo empezó.◆
CLASE
< 33