Jessica Azoulay.qxd
05/10/2016
10:16 a.m.
PÆgina 30
JESSICA AZOULAY
“EN LA ARGENTINA NO HAY JET SET” MARILYN MONROE, ELIZABETH TAYLOR, ANDY WARHOL, YVES SAINT LAURENT, BOB DYLAN, JUAN MANUEL FANGIO, JOHN KENNEDY, ARISTÓTELES ONASSIS, JACKIE O., MARÍA CALLAS, JOHN LENNON OTROS, TODOS COMPARTEN FRANCÉS
CLAUDE AZOULAY
–ADEMÁS
PARA LA REVISTA
30> CLASE
PARIS MATCH. SU
XX–,
LISTA ES INTERMINABLE.
UNAS
Y
EL HABER SIDO RETRATADOS POR EL FOTOPERIODISTA
HIJA REALIZÓ UNA SINGULAR SELECCIÓN DE IMÁGENES, ENTRE CLÁSICAS
SOFITEL BUENOS AIRES, CONSTITUYE UN EXCEPCIONAL RELATO DE LA ÉPOCA DORADA DEL
Txt: Cecilia Filas
s una criatura hermosa. No lo digo en la manera obvia... En la manera, tal vez, demasiado obvia. No creo que sea una actriz, para nada; no en el sentido tradicional. Lo que ella tiene –esta presencia, esta luminosidad, esta inteligencia chispeante– nunca podría emerger sobre el escenario. Es tan frágil y sutil... Sólo puede ser captada por la cámara”. Cuando Truman Capote evocaba ese retrato, mínimo, que Miss Collier había hecho sobre Marilyn Monroe, la icónica foto que le tomó Claude Azoulay todavía no existía. Sin embargo, esas palabras eran exactas: sólo la lente pudo captar ese instante de vulnerabilidad durante una gala benéfica en 1961. “Estaban en el Actors Studio y se la veía muy melancólica y triste. Había tomado unas copas de champagne y, en ese momento, mi papá pudo captar en su mirada todo lo que ella estaba viviendo. Por eso es una foto muy bella”, señala Jessica Azoulay. Hija del reportero gráfico francés y de la legendaria modelo argentina Kouka, ejerce su rol de cura-
E
YOKO ONO, FRANK SINATRA... LA
DE SU ESTATUS DE ÍCONOS DEL SIGLO
E INÉDITAS QUE, ACTUALMENTE EXHIBIDA EN STAR SYSTEM GLOBAL.
Y
dora de la muestra Golden Magnifique Photos, que se exhibe actualmente en Sofitel Buenos Aires. “La selección retrata la época de oro, el resurgimiento de los artistas durante el siglo XX. Por eso, además de los íconos del cine, incluimos plásticos –Andy Warhol, Francis Bacon, Marc Chagall– y cantantes como David Bowie, Bob Dylan, Ray Charles, Mick Jagger y Frank Zappa. A través de la obra de mi parte, se ven los artistas desde los años ‘50 hasta los ‘70, para luego incluir los trabajos de Bruno Mouron –conocido como “el gentleman de los paparazzi”– quien enlaza, dada su edad, desde los ‘70 hasta la actualidad”, explica. ¿Le costó curar el trabajo de su propio padre? Las fotos las elegí yo. Lo que hicieron los organizadores fue revelar cada uno de los clichés (NdR: negativos), ese es el trabajo de autor. En realidad, si tuviese que elegir fotos de mi padre, lo haría más inclinada hacia los escritores y todo lo que es la cultura y las letras francesas, pero digamos que no le interesaría mucho al público. Es mucho más atractivo ver a Elizabeth Taylor en su juventud, a
Brigitte Bardot, a Steve McQueen... El cine y sus estrellas me interesan muchísimo, pero es apasionante también ver fotos de Chagall, de Pablo Picasso, François Truffaut, Federico Fellini... ¡Grandes genios! Hollywood es fascinante, pero –dentro de lo que son otras artes– me parece increíble que mi padre haya fotografiado a Man Ray y Warhol... Cuando ve esas fotos y las compara con las celebridades y sus imágenes actuales, ¿siente que se perdió glamour? Sí. Pienso que se perdió la magia. Las estrellas de antes eran muy mágicas, muy glamorosas. Desde Elizabeth Taylor, Marilyn Monroe, Brigitte Bardot, Jane Fonda hasta Audrey Hepburn... Es innegable que no se han repetido estrellas de esa talla. Tal vez Angelina Jolie... Pero, después, son todos productos de Hollywood. Aquella época se terminó. Mi padre tuvo la suerte de estar en el lugar y momento indicados, ser muy joven y trabajar mucho. Además, estaba casado con Kouka, que era la musa de Yves Saint Laurent: esa conjunción hacía que fueran una pareja glamorosa, linda, muy socia-
05/10/2016
10:16 a.m.
PÆgina 31
Golden photos “El instante no huye, se cristaliza en sus fotos”. Ese concepto curatorial guió la selección de imágenes de los fotoperiodistas franceses Claude Azoulay y Bruno Mouron que se exhiben en Sofitel Buenos Aires. Entre tomas que ya forman parte del inconsciente colectivo internacional y negativos inéditos, la muestra invita a reflexionar sobre los cambios que los conceptos de celebridad y privacidad sufrieron a partir de la década del ‘50. Hasta el 23 de octubre, con entrada libre y gratuita.
Ph: Gentileza Archivo J.A.
Jessica Azoulay.qxd
CLASE
< 31
05/10/2016
10:17 a.m.
PÆgina 32
ble. Mamá representaba a Christian Dior en ese momento, la maison más importante de Francia en los ‘50, y él era un fotógrafo floreciente. ¿Cómo era la relación entre los fotoreporteros y las estrellas en aquella época? Era totalmente natural. Mi padre, por ejemplo, era muy amigo de Romy Schneider y de Alain Delon: iban al Festival de Cannes y alquilaban una casa juntos. A los amigos es muy difícil decirles: “Te saco una foto”. Así que directamente los retrataba en un momento de intimidad, cuando veía que la atmósfera era bella, para luego dárselas a ellos. Pienso que el resultado tiene que ver, justamente, con la complicidad con el fotógrafo. Es el caso de Brigitte Bardot: ella terminó desnudándose porque daba la ocasión. Cuando le preguntás a Azoulay a quién le fue más fácil fotografiar, te dice que a Bardot porque era la más fácil, la más maleable. No la más bella: esa era Elizabeth Taylor, para él. ¿Esa cercanía con sus retratados no le generó, acaso, conflictos de interés? Mi padre no ha tenido ese tipo de problemas porque era muy encantador. Antes de mi madre, él había tenido una larga relación con Claudia Cardinale. Por eso, ya lo conocían en Cinecittà, en la Metro Goldwyn Mayer, en Francia. Sí, en el caso de Bruno (Mouron), siendo paparazzi, Mick Jagger le tiró un vaso de agua, pero después terminaron amigados. Tengo la seguidilla de fotos: primero le arroja el vaso y luego están bailando. ¿El estigma que pesa sobre los paparazzi es injusto, a su entender? Pienso que ha sido muy maltratada, etimológicamente, la palabra paparazzi. Pero de ninguna manera me parece que sea un trabajo poco decente, sobre todo la forma en que lo hace Mouron, tan gentilmente. Es una persona tan simpática, tan amorosa, trabaja tanto, por todos lados: en el piso, en el aire, colgado de un globo... Tiene un submarino, como llama a su camioneta: está toda ploteada y se queda ahí durante horas, con los teleobjetivos, esperando a que aparezca la celebridad. Es un trabajo de riesgo, pero es lo que la prensa demanda. ¿A quién no le gusta ver una foto de Jagger saliendo de una discoteca con su nueva novia? Es real y no tiene nada de morboso ni de irrespetuoso, simplemente que al artista no le gusta. Lo lamentamos, pero es parte de nuestro metier. Lo que pasa es que, en comparación con aquellos tiempos en que trabajaba mi padre, se convirtió en algo muchísimo más cruel. Y, con relación a lo que sucede en la Argentina, no tendría palabras elegantes para decir lo que pienso... ¿Diría que en la Argentina es un oficio que se ejerce de modo menos noble que en Europa? Sí, totalmente. Me parece ya de una falta de respeto y de una vulgaridad que no tiene nombre. Y, a nivel fotografía, no he visto nada interesante. Pienso que aquí no hay jet set, en el sentido de artistas, escritores o pintores cuyas vidas privadas nos importen. Y nos tendría que interesar porque, segu-
32> CLASE
Phs: Antonio Pinta
Jessica Azoulay.qxd
ramente, deben ser mucho más atractivas que la privacidad de las vedettes. Pero no me voy a meter en el tema de cómo funciona la prensa local y demás... Sí sé que Azoulay y Mouron tuvieron el privilegio de retratar a una clase de artistas que ya no existe más. Por otro lado, convengamos en que la política tiene un lugar muy importante en la prensa francesa. Allá, las grandes stars son los políticos. Como pasó con Dominique Strauss-Kahn (NdR: Extitular del FMI), con el expresidente Nicolas Sarkozy y Carla Bruni o con el actual mandatario François Hollande y su nueva novia. Para los fotoreporteros, en Francia es muy importante la política porque tiene un contenido más interesante –y una repercusión mucho más importante– que la vida privada de una linda chica. Hablando de políticos, su padre fue fotógrafo del expresidente François Mitterrand, ¿cómo fue esa experiencia? Para él, Mitterrand fue como un segundo padre. Y un gran maestro. Esos 14 años de mandato, mi padre se los dedicó totalmente: navidades, años nuevos, vacaciones. Viajaba en el avión presidencial permanentemente, pero no para pasarla bien, porque fueron a Sarajevo y otros lugares que estaban en guerra, por ejemplo, porque Mitterrand
fue un gran estadista y se dedicó a trabajar para la república francesa. Fue una pérdida enorme... Mi padre tuvo un grave problema cuando murió Mitterrand, porque fue uno de los pocos que ingresó a la habitación donde estaba, ya que era un amigo íntimo de la familia. Después apareció, en la tapa de Paris Match el féretro de Mitterrand: se vendieron más de 1.000.000 de ejemplares, el mayor número en la historia de la revista. Y lo acusaron a él de ser el autor. Recién 7 años después se descubrió quién lo había hecho: un amigo de Danielle, la mujer de Mitterrand, que había sido infiltrado por Bruno Mouron. Hasta entonces, mi padre fue el sospechoso. Lo traicionaron, justo a él, que respetaba y quería profundamente al presidente. ¿Esas sospechas sobre su ética lo afectaron? Él cubrió guerras (NdR: Fue corresponsal en Algeria, Yugoslavia, del Líbano) y sabe que las cosas graves de la vida, en realidad, son la miseria, la injusticia, la pobreza. La traición es, simplemente, parte del juego. Como él estaba limpio, esperó que pasase el tiempo, hizo los juicios que tuvo que hacer, fue a la televisión a defenderse y demás. Pero, aunque ya se demostró que no estuvo involucrado, todavía sigue el runrún: “¿Habrá sido Azoulay?”.◆