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SEBASTIÁN WAINRAICH
“NO HAY LÍMITES PARA HACER HUMOR” ES
SINÓNIMO DE RADIO.
PERO,
ADEMÁS, SE DESTACA EN TEATRO Y TELEVISIÓN.
CASILLEROS” LO LLEVÓ A INCURSIONAR EN EL CINE.
(ANTI)GALÁN. LA
PELÍCULA, COPROTAGONIZADA POR
UNA NOCHE DE AMOR
CARLA PETERSON,
A LOS ENEMIGOS COTIDIANOS DE SUS
mpecé en esta silla, acá, en esta mesa”. Lo cuenta Sebastián Wainraich –sentado a la cabecera del mueble que domina el living de su oficina– mientras revive, con una sonrisa y un dejo de asombro, el periplo de dos años que se inició con una conversación casual y terminó en Una noche de amor, su debut en cine. “Comencé haciendo anotaciones en un cuaderno que tal vez es este, no me acuerdo (NdR: Pasa las hojas y revisa, de tapa a contratapa, una libreta con ilustraciones de Tute). El deseo de escribir un guión estaba siempre ahí, pero tenía que encontrar la historia. En realidad, todo empezó cuando estaba con un amigo en un restaurante de Uruguay. El dueño del lugar, que es un conocido, me reveló: ‘Cuando la gente entra a un restaurante, lee el menú y, aunque no le guste ninguna comida, se queda’. ¡Pero cuando vos vas a comprar un pantalón y no te gusta, lo dejás y te vas! A partir de ahí empezó esta historia. Me dije: ‘A ver, ¿por qué se podría ir una pareja de un restaurante?’. Empecé a pensar quiénes eran, qué querían, qué buscaban, qué estaban haciendo”. Enseguida, su compulsión “a imaginar todo en formato ficción” se disparó y comenzó a darle forma a los protagonistas (NdR: Comparte cartel con Carla Peterson en el filme coproducido por Patagonik Film Group). Pese al título, lo que menos hay en esa noche es amor. ¿De qué se trata tu ópera prima? Cuenta una noche de un matrimonio que lleva 12 años de casado. Ellos van a juntarse con otra pareja, en una salida que casi forma parte de su rutina, pero descubren que sus amigos se separan y tienen que salir solos. Al hacerlo, se encuentran con un montón de situaciones externas e internas, que son las que terminan explotando. Lo que me interesa es que no se muestra ni el inicio ni el final, sino un momento en el que están un poco estresados por el trabajo, por la vida, porque tienen dos hijos y poco tiempo. El título es irónico porque, cuando uno se imagina
E
26> CLASE
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AHORA,
SU DESEO DE
“COMPLETAR
TODOS LOS
IMPLICA SU DOBLE DEBUT: COMO GUIONISTA Y
REFLEJA LA VELADA EN QUE UNA PAREJA SE ENFRENTA
AÑOS DE CONVIVENCIA.
una noche de amor, piensa en algo romántico, espectacular... Y acá hay amor, pero ‘menú completo’, con todo lo que eso trae: el paso del tiempo, el desgaste, la rutina, los guiños, las complicidades. Porque el amor también puede ser eso, casi seguro es eso o en algún momento va a atravesar eso. Es una película universal porque todos estamos, estuvimos o pensamos en cómo es la vida en pareja. Pero, por otra parte, es un tema muy puntual, porque va al corazón de ese matrimonio, que tiene sus costumbres, sus modos de comunicarse, de llevar su vida. Al principio se la pasan hablando y, en el fondo, descubrís que, en realidad, no se están diciendo todo lo que se quieren decir, van tapando baches. El otro plan era quedarse en la casa, porque los chicos ya estaban con una abuela. Pero era más difícil todavía... En la película aparecen varios enemigos del matrimonio: la rutina, el distanciamiento, los celos, la intolerancia. ¿Cuál es el peor? La falta de deseo. En todo, no solo en lo sexual. Cuando no está ese deseo de estar con el otro y de encarar juntos un proyecto pero lo hacés igual, es complicado para todos. Sos un hombre de radio, teatro y televisión. ¿Cómo llegaste al cine? Por el deseo. Surgió la idea, empecé escribir y desde el primer momento supe que quería que fuera una película. No fue algo racional ni que haya planificado. Debe haber algo, también, de querer hacer muchas cosas, de querer completar varios casilleros y así lidiar con la propia angustia ante la muerte cuando uno trata de hacer de todo... Hernán Guerchusny (NdeR: Director del filme) vino a la radio (NdR: Conduce, hace 10 años Metro y medio en FM Metro) a presentar El crítico, su primera película. Le conté que estaba escribiendo un guión y me dijo: “Bueno, cuando termines, me lo presentás”. Contaste que el humor te sirve para defenderte. Y que cuando te pasa algo, pensás cómo llevarlo a la ficción. ¿Así es tu proceso creativo?
Txt: Cecilia Filas
Sí. En realidad, no es que me pasa algo y digo: “Bueno, me pongo a escribir”. Porque de esas cosas hay que tomar cierta distancia, de tiempo y sentimental, para poder bajarlas, limpias, a un texto. Pero sí, la mayoría de las cosas que me suceden me las imagino directamente en otro ámbito: en un guión, en la radio, en un cuento, en el teatro... Es mi manera de ser, algo automático que me pasa y me gusta que me pase. Y así como todo me lo imagino en ficción, casi siempre va para el lado de la comedia. Pero me gusta la comedia que se va rozando con otros géneros, como el drama. Por eso, esta es una comedia sobre la tragedia de estar casado. Siempre estás exponiendo los rasgos incómodos de la vida cotidiana. ¿Hay algo sobre lo que no harías humor? Sí. Pero en eso soy bastante arbitrario, igual, porque con algunas tragedias y desgracias hago humor y con otras, no. Supongo que tendrá que ver con la vergüenza, con el pudor, con el dolor. Para mí no hay límites para hacer humor. Uno puede hacer humor con lo que se le cante. No significa que sea bueno pero, si me hace reír, está bueno. Hay tragedias que me hacen reír, o sobre las que necesito hacer humor, y otras con las que no puedo. Ese es mi límite, en realidad. A mí, lo provocativo, solo por serlo, no me genera risa ni nada, no me parece un valor demasiado importante. Provocar es bastante fácil. Ahora, cuando la provocación está en un cierto contexto y tiene calidad, está buenísimo. ¿Y cómo te sentiste en tu rol de galán? Antigalán... Me sentí bien: haber escrito el guión me ayudó, porque sabía más o menos qué historia quería contar. Además, estuve bien rodeado por director y compañera, así que no me pesó para nada. El director dijo que el hecho de que la película se filmara casi toda de noche permitió que se creara una mística especial. ¿Fue así? Es dura la noche... La filmamos en octubre: hizo frío y llovió mucho, así que terminaron siendo no-
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ches largas. Fueron cuatro semanas de noche. Ahora lo pienso y es una locura, porque en el día teníamos una vida: Hernán tiene dos hijos, Carla tiene uno, yo tengo dos. Además, yo hacía radio y Carla, teatro. ¡Llegábamos rotos! Arrancábamos a las 10 de la noche y seguíamos hasta las 6 de la mañana, como cuando éramos adolescentes. Pero me encantó la experiencia. También me llevé genial con Carla: además de ser genial trabajando, resultó muy buena compañera, solidaria, generosa. Hubo código. ¿Te resultó muy diferente la experiencia actoral frente a las cámaras que en las tablas? Sí, re distinto. En el teatro, cada función puede ser un ensayo. En el cine, se ensaya por escena: tenés mucha repetición pero, a la vez, es un tiro nada más. Hernán me decía que la mayoría de los directores aseguran que podrían empezar a filmar recién cuando termina el rodaje. El cine son cinco semanas.
¡Pum! Un día hiciste una escena y ya está, no la podés volver a hacer. En eso es un poco más perverso, más cruel que el teatro, donde tenés revancha todas las funciones. A la vez, en el cine, desde el guión hasta la llegada a pantalla, hay un montón de caminos, puentes y atajos: la edición, el montaje, la música, el sonido, el color, la edición, la posproducción, el doblaje. En el teatro, una vez que estás en el escenario, sos vos solito ahí, con tus herramientas: estás más expuesto, pero a la vez tenés más control de lo que pasa. Lo que menos me gustó, en realidad, tiene que ver con mi inexperiencia: cada vez que llegaba una escena, yo la había soñado un poco distinta; y eso tiene que ver con un montón de cuestiones técnicas que no había tenido en cuenta. Entonces, ahí sufrí un poquito de desilusión. Pero me gustó aprender. Y saber que tengo más paciencia de la que creía. Al aceptar el protagónico, te animaste a salir de
tu zona de confort. ¿Estás pendiente de la crítica y la repercusión entre tus seguidores? De a ratos me importa mucho. Y de a ratos me importa nada. Voy como en una neurosis, fluctuando todo el tiempo. Supongo, como siempre, que se van a dividir las aguas, pero es un tema de los demás. Me interesa mucho saber qué me va a pasar a mí. ¿Qué es lo que más te preocupa? Que llegue lo que quisimos contar. Sé que está muy bien la fotografía, que la historia está bien contada... Ojalá que le guste a la mayor cantidad de gente posible, como con todo lo que hago. Porque me gusta que la radio la escuche un montón de gente y que al teatro vayan muchas personas. No por eso cambio lo que quiero hacer sino que, haciendo lo que me gusta, trato de convocar. Porque si ya haciendo lo que te gusta es un trabajo arduo, imaginate si tenés que hacer lo que no te gusta...◆ Ph: Antonio Pinta
Enigmático “Ya estoy pensando y escribiendo otras cosas para teatro y cine”, es lo máximo que revela sobre sus planes para 2016. Sí confirma que seguirá con su ciclo diario en Metro 95.1 y saldrá de gira con su unipersonal Wainraich y los frustrados.