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Se debe decir “buen día” o “buenos días”?
Por Héctor Hernández
—Buenas tardes a toda la gente bonita —¿Y a mí por qué no me saludas? A lgunas personas al saludar usan el plural (“buenos días”, “buenas tardes”, “buenas noches”) y otras usan el singular: “buen día”, “buena tarde”, “buena noche”. En México, es más común utilizar el plural para saludar que el singular, pero en la gran mayoría de los idiomas extranjeros en general se usa solo el singular. Por ejemplo, en inglés, “Good morning”, “Good afternoon” y “Good evening”, están en singular. En alemán (“Guten Morgen”, “Guten Tag”, “Guten Abend”), francés (“bonjour”, “bonsoir”, “bonne nuit”) y portugués (“bom dia”, “boa tarde”, “boa noite”), también los tres saludos respectivos están en singular.
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Una cuestión que ha generado dudas es si está bien dicha la expresión “buenos días” o es mejor “buen día” como forma de saludo (o expresiones similares como “buenas tardes” o “buenas noches”). Curiosamente, las fuentes académicas no concuerdan entre sí acerca de la respuesta correcta. Así que, ante tal falta de acuerdo, se requiere ver, no solo qué dice cada fuente, sino qué justificación da para su respuesta. Algunos autores dan una explicación y otros un argumento para favorecer su respuesta. ¿Qué diferencia hay entre una explicación y un argumento?
Explicación y argumento
Empezaremos considerando qué es una explicación. Hay una vieja adivinanza que dice “¿Sabes cuál es el verdadero nombre del Tigre Toño?” La inesperada respuesta correcta es… “Antonio”. Este caso es uno de muchos casos de cómo se les dice “de cariño” a muchas personas (“Susana-Susi”, “Alberto-Beto”, “Concepción-Concha”, etc.). De hecho, estos apelativos afectuosos que utilizamos para sustituir el nombre real se llaman hipocorísticos (de una expresión en griego que significa “el que acaricia” o “acariciador”). Comúnmente se usa el diminutivo o un tipo de acortamiento del nombre para estas formas afectivas de referirse a alguien, pero ¿por qué a “José” se le dice “Pepe” y a “Francisco” se le dice “Paco”? La Academia Mexicana de la Lengua explica:
El hipocorístico Pepe, correspondiente al nombre José, proviene de la forma en que se denominaba en latín a san José: Pater Putativus (‘padre supuesto’, ‘tenido por padre’). San José era el ‘padre supuesto’ de Jesús; esta forma en latín solía abreviarse como P.P, y de ahí proviene Pepe. Algo similar ocurre con Paco, hipocorístico de Francisco, pues a san Francisco se le denominaba Pater Comunitatis (‘el padre de la comunidad’), cuya abreviatura era Pa.Co. En cambio, Pancho es un hipocorístico derivado directamente del nombre Francisco, pero con transformaciones fonéticas 1 .
1 .https://www.academia.org.mx/espin/respuestas/item/pepe-paco-y-pancho-hipocoristicos
Se han dado otras explicaciones para estos casos, pero lo que importa es notar por qué es una explicación y no un argumento. Explicar en términos generales es hacer comprensible algo que antes no lo era. Es decir, cuando hay un suceso o un fenómeno aceptado, pero no se sabe por qué sucede, la explicación aclara la razón o causa del fenómeno. En este ejemplo, el hecho o fenómeno aceptado es que a “José” le dicen “Pepe”. Pero no parece haber una relación clara entre los nombres que justifique el apelativo, no se le ve el por qué. La explicación es que se trata de una abreviación de Padre Putativo en latín, por ser José el padre adoptivo de Jesús.
Ahora vayamos a lo que es un argumento. En un argumento se dan evidencias o razones para respaldar una conclusión que normalmente no es aceptada por todos. Por ejemplo, ¿es lo mismo “posible” que “probable”? Aquí algunos opinan que sí y otros que no, hay polémica, no tenemos un hecho o fenómeno aceptado por todos. Para sostener una conclusión hay que dar al menos una razón o evidencia que la apoye. Por ejemplo, yo sostengo que no son lo mismo y la evidencia que lo apoya es que si lo fueran, el contrario de uno sería lo mismo que el contrario del otro, pero “imposible” (lo que jamás puede suceder) no es lo mismo que “improbable” (lo que pocas veces sucede, pero puede suceder). Por lo tanto, “posible” no es lo mismo que “probable”.
En resumen, en una explicación hay un fenómeno que no se pone en duda (a “José” le dicen “Pepe”) y una aclaración de por qué ocurre; mientras que en un argumento, normalmente, hay una conclusión que está en duda (¿posible no es lo mismo que probable?) y se da una evidencia para apoyarla o defenderla.
En el caso de “buen día” o “buenos días” no hay una respuesta que sea la aceptada o en la que todos concuerden. Por ejemplo, para la Academia Mexicana de la Lengua solo es correcta la expresión en plural porque es una forma fosilizada de una expresión de saludo frecuente en el pasado.
Hasta principios del siglo XX, las expresiones de saludo frecuentes eran Dios les dé buenas noches, muy buenas noches les dé Dios, Dios dé buenos días a ustedes, santos y buenos días nos dé Dios, buenos días te dé Dios, buenas tardes dé Dios, entre otras. Con el paso del tiempo, la referencia a Dios se perdió en estas expresiones de cortesía y quedaron fosilizadas las formas plurales 2 .
Sin embargo, esta respuesta explicativa todavía deja sin explicar por qué es apropiada una expresión plural para referirse a un solo día o parte de un día. El hecho de que en el pasado se utilizó el saludo en plural no es suficiente aclaración, ya que habría que saber si esa expresión del pasado se refería a varios días, tardes o noches o solo al periodo de interacción. Si se refería a varios, la explicación podría ser que perdió su referencia original y el uso actual solo preserva la expresión, pero cambió su referente (es decir, al principio una expresión como “buenas tardes” se refería a varias tardes, después se usó la expresión solo para una tarde). Aun así, todavía sería un misterio saber por qué desear que Dios solo dé buenas tardes a alguien, sin incluir algún deseo relativo a las mañanas. Por otro lado, si la expresión original se refería solo a una tarde, permanece el misterio de por qué se justificaba usar el plural. En cualquiera de los dos casos, queda algo sin explicar.
Por otra parte, según la Nueva Gramática de la Lengua Española (2010) ambas formas de saludo son adecuadas y significan lo mismo, aunque predomina el plural. (NGLE, 2010, 3.3.2b).
Una explicación común en internet es que se trata del plural expresivo, el cual se usa para denotar intensidad, no cantidad. Por ejemplo, al decir “muchas gracias”, “felicidades”, “mis condolencias”, indicamos intensidad con el plural, pero no es que literalmente sean cuatro, cinco o más gracias, felicidades o condolencias. Sin embargo, cabe mencionar que en estos casos en general, se pueden distinguir grados de intensidad en expresiones como: te agradezco, te agradezco mucho, te agradezco muchísimo o felicidades, muchas felicidades, etc. Mientras que parece que no resulta algo similar con “Buen día” y “buenos días”, si acaso con “buen día” y “muy buen día”. De hecho, alguien puede expresar “buen día” con gran entusiasmo, sacudiendo el brazo de su amigo, y con una palmada en la espalda, mientras que otro podría decir “buenos días” con voz tenue y desganada. Así que no parece que la sola expresión plural sea por sí misma más expresiva que la singular, al menos en México donde la mayoría usa el plural con frecuencia sin acompañar la expresión con un especial entusiasmo.
Otra explicación es que el deseo debería poder abarcar varios periodos, que se está siendo tacaño al limitarlo a un solo día, pero esto no explica por qué decimos buenas noches o buenas tardes en vez de buenos días (de 24 horas) o buenas semanas, u otros periodos que son más abarcadores. A continuación, presento una explicación y algunos argumentos para sustentar por qué puede ser apropiado decir buen día, buena noche o buena tarde, sin implicar tacañería.
2 . http://www.academia.org.mx/espin/respuestas/item/buena-noche-o-buenas-noches
La expresión saludar viene del latín salutare que significa “desear salud”. En un sentido general, se desea el bien a la otra persona. Ese bien suele estar representado por algo valioso para la persona; la salud es uno de los bienes a los que se refiere más comúnmente el saludo, pero también la paz (“la paz sea contigo”), la protección y el favor de Dios (“Dios te proteja”), y la felicidad (“feliz día”), o la alegría (el saludo griego Khaíre significa “Te deseo alegría”). Un saludo es una manifestación externa de cortesía, respeto o confianza que alguien expresa cuando se encuentra con una persona (aunque muchos autores incluyen también la situación en que alguien se despide). En general cuando saludamos intentamos manifestar al menos que no hay una marcada enemistad con esa persona y que nuestra actitud predeterminada (o por defecto) con los demás es de buena voluntad y confianza, ya que al menos hasta el momento del encuentro (o despedida) no tenemos razón para dudar de la confianza y actitud pacífica de la persona.
Puesto que la situación puede cambiar debido a algún problema que puede suceder en cualquier momento, es legítima la renovación de nuestro deseo de bienestar cada día (o tarde o noche), y por eso es apropiado decir buen día, aunque ayer lo hubiéramos dicho. En cambio, si decimos “buenos días” y esta expresión abarcara varios días, ¿por qué al día siguiente tendríamos que repetir ese saludo en la mañana? Si una persona me visita y le digo: “buena estancia”, los días siguientes ya no le estoy repitiendo: “buena estancia”. Si antes de salir, le digo a alguien que va a emprender un viaje largo “buen viaje”, no le envío los días siguientes mensajes de “buen viaje” porque ya se lo dije. Así que si “buenas tardes” abarca varias, no sería necesario volver a decírselo en la tarde del día siguiente si la vuelvo a ver. Peor aún, si digo “buenas noches” y con ello pretendo extender mi deseo de bienestar a varias noches para no ser tacaño, ¿por qué esa generosidad no expresa ninguna preocupación por las mañanas y tardes respectivas de esas noches?
En general, la gente sobreentiende que su saludo se limita al periodo de interacción correspondiente (mañana, tarde o noche). Una evidencia de esto es el hecho ya mencionado de que los días subsiguientes seguimos diciendo “buen día” (o “buenos días”) aunque lo hayamos dicho el primer día de la semana. Pero hay más evidencia: cuando le decimos a alguien “buenas tardes” y todavía no se rebasa el mediodía, nos corrigen diciendo “Buenos días, todavía son días” o algo similar, señalando su reloj.
Sabine Schalk. El saludo de la reina. 2000.
La expresión de un saludo en parte se debe al desconocimiento que tenemos de las circunstancias que está pasando la persona en ese periodo, pues no saludamos a las personas con las que ya estamos conviviendo por estar familiarizados con su situación, ya que sabemos que están bien (o de plano mal). Por eso es apropiado que un saludo común sea “¿Cómo estás?”. En ese sentido, cuando algunos no reciben un saludo reclaman: “¿Qué, dormimos juntos, o qué?”. En otras palabras, quienes duermen juntos y saben bien cómo está el otro, no requieren expresar el deseo de bienestar que deseamos a aquellos cuya situación reciente desconocemos. Es razonable que este deseo de bienestar esté renovándose constantemente no solo porque las circunstancias cambian, sino porque nuestra actitud también puede cambiar, puede que por molestia o decepción alguien ya no quiera saludar a otra persona o incluso se arrepienta de su deseo previo de bienestar. Esta es otra razón por la que resulta apropiado el saludo en singular, por eso no se incomode (ni diga en su interior “¡Qué tacaño!”) si alguien lo saluda diciendo “buen día”. Tropo
Héctor Hernández (México, D. F.). Licenciado en Actuaría y Matemáticas, doctor en Filosofía de la Ciencia y doctor en Educación. Actualmente es profesor del departamento de Desarrollo Humano en la Universidad del Caribe. h2o_mat@hotmail.com