l a t i n t a t e n t a
Cultura y familia en el siglo XXI: una reflexión impostergable Por Macarena Huicochea
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esde que era niña me he cuestionado ¿para qué sirve una familia? Y aun cuando me considero producto de una familia amorosa, reconozco que hubo relaciones familiares que, sin duda, definieron mi personalidad, mis valores y conducta hasta la fecha; y que, cuando formé mi propia familia, muchos de esos valores y creencias chocaron con la realidad laboral de una mujer intelectual del siglo XX. Y es que esta pregunta no tiene una respuesta única y depende del contexto social, histórico e incluso político. No es lo mismo una familia indígena de la sierra de Oaxaca, sin acceso a educación y servicios públicos, que una familia medieval de la clase alta; o que una familia de clase media en el siglo XXI en plena pandemia y encierro. Me permitiré contar dos anécdotas personales y dos ajenas con las que trataré de fundamentar mi argumentación. Pretendo visibilizar lo que, a pesar de parecer ob-
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Foto: Angélica Mercado. Día de la madre, 2020
vio y evidente, se mantiene encubierto y distorsionado sin que nadie cuestione los evidentes malos resultados de “dar por hecho” y no cuestionar lo que sucede en el ámbito íntimo y familiar con respecto a sus repercusiones públicas y resultados sociales. Son anécdotas de infancia que sólo entendí cuando fui adulta, pero que me mantuvieron con una incertidumbre permanente hasta la adolescencia. Cuando yo tenía diez años, mi madre tuvo algo parecido a una embolia, de la cual jamás se recuperó. Sus lesiones cerebrales le impedían hablar y le causaban mucha frustración al no poder comunicarse con sus hijos o esposo. Esto repercutía en llantos, desesperación y desequilibrios emocionales que la hacían quejarse y reclamar (aun sin lenguaje verbal) todo el tiempo. Por supuesto, yo no entendía nada entonces, pero ahora, a la distancia y con mayores herramientas de conocimiento, comprendo lo terrible de su situación: éramos cuatro hijos pequeños, yo la más grande. A mí nadie me explicó nunca nada. Como suele ocurrir a veces, los