Rafael Sanz Lobato Pasi贸n y oficio por la fotograf铆a
Las imágenes que conforman esta flamante exposición de Rafael Sanz Lobato titulada Pasión y oficio por la fotografía nos transmiten —una vez más— la relevancia y el esplendor de la fotografía. Nos encontramos ante una muestra compuesta por sesenta fotografías que revelan las tres pasiones creativas de Rafael Sanz Lobato, el documentalismo social, el retrato y el bodegón. Sus primeros trabajos documentales son ya referencia indiscutible en la historia de la fotografía, fruto de décadas de trabajo por las tierras españolas en busca del momento crucial, de una imagen capaz de despertar la sensibilidad, en primer lugar, del creador, y después, y para siempre, de los espectadores. Podremos ver también la serie de retratos con el sello inconfundible de un genio perfeccionista, que nada deja al azar y donde la gama tonal del blanco y negro llega a límites infinitos. Por último, la muestra se complementa con una colección de bodegones de excelente factura con una técnica depurada,y no exentos de los simbolismos culturales que atesora Rafael y que han sido seleccionados expresamente para ocupar las salas del Centro de Arte Alcobendas. Por lo tanto, puedo afirmar que nos encontramos ante una sugerente invitación para conocer los valores de uno de los maestros fundamentales de la creación fotográfica española. Para el Ayuntamiento de Alcobendas, institución pionera en el apoyo y conservación del patrimonio fotográfico, es un privilegio acoger la obra de Rafael Sanz Lobato en el Centro de Arte Alcobendas, donde se encuentra depositada nuestra preciada Colección de Fotografía, que, gracias a su generosidad, se verá incrementada por la donación de los retratos aquí expuestos. Aprovecho esta ocasión para darle las gracias de forma institucional ,porque, con su actitud altruista, nuestra aportación al reconocimiento de la fotografía española sigue creciendo de forma imparable. Luis Miguel Torres Hernández Concejal de Cultura, Juventud, Infancia y Adolescencia
Rafael Sanz Lobato. Pasión y oficio por la fotografía José María Díaz-Maroto Una joven en primer plano con la mirada perdida precede a una interminable procesión de ancianas enlutadas a cielo abierto1... Esta imagen que vi por primera vez en 1979, en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, me produce inalterablemente cada vez que la observo sensaciones de tristeza, aflicción, belleza, pero sobre todo lo que más siento es asombro y fascinación por su autor, de la misma manera podría enumerar la fotografía del conjunto de las tres cruces de piedra, un crucifijo y los once cofrades ataviados con la mortaja el día de Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro de Bercianos de Aliste2 o el retrato del niño con cara de hombre, entumecido, salvo el palillo que rebota sobre el tambor en el Ladrillar, localidad de las Hurdes3 y seguiría con muchas más... la conclusión es que Rafael Sanz Lobato confiere a su obra la esencia pura del documentalismo, siendo sin duda uno de los maestros españoles del siglo XX en esta doctrina. Sin embargo no quisiera catalogar a Sanz Lobato como un místico seguidor de las tradiciones o como un profeta de valores costumbristas, a lo largo de su dilatada carrera, y siempre fiel a su estilo, a desgranado diferentes facetas creativas agrupadas en tres géneros como son el documentalismo social, el retrato y, más recientemente, el bodegón, y a pesar de lo discordante que puede parecer en una primera valoración frívola, ha permanecido y permanece fiel a sí mismo y a su manera de entender la fotografía, buscando enérgicamente una venerable confirmación de solemnidad fotográfica. Interpreta como nadie la inmensidad de tonalidades del blanco y negro, con connotaciones de un estilo dinámico, apreciable de forma muy especial en las imágenes de personajes rurales, fiestas patronales, religiosas o escenas cotidianas como las tomadas en Atienza,Villanueva de la Vera, Ayllón, Miranda del Castañar, Pastrana, Las Hurdes, San Juan (Soria) o en la madrileña Verbena de San Antonio. Es frecuente escuchar a Rafael Sanz Lobato definirse a sí mismo y a su oficio de fotógrafo con ironía y autocrítica, pero al mismo tiempo con mucha responsabilidad, enunciando frases rotundas llenas de pasión, oficio y buen hacer como las siguientes: «Fotografiar es fácil; saber mirar y ver es algo más difícil». «...mi verdadero premio han sido esos casi veinte años de documentalista de fin de semana con alegrías inmensas, un disfrute maravilloso, aunque también había momentos de cansancio Viernes Santo. Bercianos de Aliste, 1971. Viernes Santo. Bercianos de Aliste, 1971 3 Ladrillar, Las Hurdes, Cáceres, 1980 1 2
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y de cabreo cuando cometías un error o se te escapaba una foto. Y ese ha sido mi verdadero premio, no estas cosas que han venido a destiempo y ya no esperadas». «Hay gente que se quiere mucho a sí misma y se tienen en un gran concepto, esa gente posa divinamente, los narcisos posan divinamente». «Yo, si tuviera vista estaría haciendo ahora las mejores copias de mi vida, y según dicen mis amigos lo estoy haciendo». «Alguien te pregunta, ¿y esa foto cómo la hiciste?, y contestas “Y yo qué sé”, primero porque estaba por allí, y segundo que de pronto se presentó la oportunidad, reaccioné en una fracción de segundo y apreté el dedo en un momento decisivo». «Al montar una exposición hay fotos icónicas, las más importantes, que son muy pocas, luego están las dignas acompañantes y finalmente las de tercera línea que no debería ir ninguna, solo las fotografías de cierta importancia». En esta exposición, compuesta por una selección de sesenta imágenes se reproduce la trayectoria creativa de más de cuarenta años de trabajo, y se encuentran representadas todas las etapas de la obra de Sanz Lobato, pero por primera vez, después de más de una reflexión profunda, se mostrará una selección de sus trabajos profesionales, placas, diapositivas, publicaciones, su fotómetro y su preciada Nikon F, cámara con la que realizó la inmensa mayoría de las fotografías expuestas.
Pasión y oficio por la fotografía La exposición Pasión y oficio por la fotografía define en dos palabras la vida y obra de Rafael Sanz Lobato. Una pasión que surgió de niño en Sevilla, donde nació y vivió hasta que a los nueve años sus padres decidieron trasladar su residencia a Madrid. En la ciudad andaluza se pasaba horas contemplando los rostros y paisajes de antiguas fotografías familiares, pero fue en Madrid, unos años después, cuando deseó tener, más pronto que tarde, una cámara de fotos para capturar las escenas que veía en sus paseos a hacer recados, a la gente de la calle, niños desarrapados o gente vestida de forma estrafalaria, imágenes que se fijaban en su memoria y que le hacían expresar de forma insistente la frase «si yo tuviera una cámara...». Aún así, por mucho que suplicaba a su madre, su deseo no se cumplió hasta los veintidós años, momento 8
en el que se compró una Braun Paxette alemana con un objetivo fijo de 50 mm por 1.250 pesetas de la época, un dinero que consiguió ahorrando todos los meses, desde que comenzó a trabajar, destinando una cantidad fija mensual para poder alcanzar lo antes posible su propósito: su primera cámara fotográfica. Pasión que no ha desaparecido con el paso del tiempo, y que pudo desarrollar con mayor libertad cuando se compró su primer SEAT 600, allá por el año 1962, lo que le permitía salir de Madrid a recorrer los pueblos de España, desde Galicia a Almería, de Extremadura a Castilla, cualquier sitio servía para llevar a cabo lo que él mismo denominaba «documentalismo de fin semana». En estos pueblos encontraba gente amable, que no se enfadaba porque le hicieran una fotografía, al contrario, generalmente contaba con su complicidad, aunque esto no era trascendente. Eran lugares donde pasaban cosas continuamente, una mina para su trabajo antropológico. Precursor del documentalismo, ha sabido reflejar como nadie el carácter y la diversidad cultural de nuestro país, con trabajos tan reconocidos como A Rapa das Bestas (Pontevedra, 1970-1975), Bercianos de Aliste (Zamora, 1971), la Caballada de Atienza (Guadalajara, 1970) o Auto Sacramental de Camuñas (Toledo, 1969-1970), reportajes recogidos por otros fotógrafos como Cristóbal Hara o Cristina García Rodero, al que consideran su maestro. En el año 1962 toma una decisión que marca toda su carrera, se convierte en miembro de la Real Sociedad Fotográfica (RSF) de Madrid donde permanece como socio solamente diez años, pero este tiempo queda grabado por numerosos acontecimientos todos ellos de interés. Junto a Carlos Miguel Martínez, Donato de Blas, Nieto Canedo, Serapio Carreño, Eduardo Mort Landa, Carlos Hernández Corcho, Evaristo Martínez Botella, José Blanco Pernía y Sigfrido de Guzmán, crea el grupo La Colmena generando una oposición a otro grupo histórico denominado La Palangana (formado por Francisco Ontañón, Rubio Camín, Leonardo Cantero, Francisco Gómez, Gabriel Cualladó, Ramón Masats, Juan Dolcet, Fernando Gordillo y Gerardo Vielba) y que nace también en el seno de la RSF. La creación de grupos era algo muy habitual en las agrupaciones fotográficas, donde la afinidad y los intereses comunes producían un caldo de cultivo idóneo para su nacimiento. Trabajos en común, tertulias y exposiciones colectivas componían las actividades más habituales de La Colmena, pero con el paso del tiempo las acciones fueron decayendo y el grupo acabó desapareciendo. Pero la RSF no solamente era un lugar de reunión, la biblioteca era el lugar preferido y más visitado por Sanz Lobato, el poder estar al día de las novedades bibliográficas compensaba las desavenencias con el eterno presidente Gerardo Vielba, y sus estancias en la biblioteca generarán un amor por los libros que, con el paso del tiempo, le harán convertirse en uno de los más importantes coleccionistas de libros de fotografía del país. Pasa un tiempo y vuelve a crear un nuevo grupo, pero en esta ocasión menos numeroso y con autores ya consolidados en el panorama asociativo español, junto a Francisco Vila Massip, Alfredo Sanchís Soler, J.A. Sáez López y Carlos Hernández Corcho forma el Grupo 5. Las diferencias con La Colmena son 9
indiscutibles, existe una unión común en relación a los concursos y el movimiento salonista, una intención de pensamiento sólida y además el residir en diferentes provincias otorga al grupo fundamento y cordura. En el año 1983, después de llevar varios años dedicándose de manera profesional a la fotografía y haber realizado varias campañas publicitarias, se da cuenta que ha dejado de lado la parte creativa personal y decide recuperarla. En esta decisión tendrá bastante influencia su amigo Jessi Fernández, que le insta a trabajar en su estudio, para poder compaginar la faceta profesional y la creativa, y así surge la idea de los retratos, y posteriormente los bodegones, aunque de manera puntual seguía haciendo alguna fotografía fuera, como la del niño del tambor de Las Hurdes, del año 1985. Retratos a diferentes personalidades del arte, algunos amigos y otros a los que no conocía pero que se ofrecían a ir a su estudio, captados sin artificios ni elementos que interfieran, simplemente un fondo y una luz que parece que nos muestra su aura. Los bodegones, como el propio Rafael plantea, es un trabajo de madurez, que empieza a fraguarse en su cabeza después de visitar una exposición del pintor Morandi en Milán y que inicia en los años ochenta, aunque no con muy buena fortuna. Composiciones realizadas con objetos cotidianos, elaboradas con una técnica depurada y con un dominio de la luz impecable, fotografías que como dice el propio autor «Necesitan mucha exposición y un revelado muy corto. ¿Tiempo? Uno te puede llevar un mes». Y oficio, porque su dedicación, desde sus inicios hasta hoy ha sido plena, y en todos los ámbitos. Al poco tiempo de empezar, y en la misma tienda donde se compró su primera cámara, preguntó al encargado que hacía falta para revelar, y así, sin más, aprendió a revelar el solo, autodidacta, investigando y elaborando sus propios métodos de trabajo, algo que ha continuado haciendo hasta que el deterioro visual se lo ha permitido. La fama de maestro en el cuarto oscuro le ha precedido desde siempre, y nunca ha intentado guardar estos conocimientos para sí mismo, al contrario, no tiene ningún inconveniente en trasmitirlos, llegando incluso a indicar en algunas de las tiendas de fotografía más reconocidas de Madrid, que podían facilitar su contacto si algún fotógrafo aparecía desesperado con problemas técnicos a la hora de tratar las imágenes. En palabras del propio Sanz Lobato «incluso perdiendo la vista hago mejores copias que hace quince años, porque es una cuestión de oficio». Un defensor férreo del blanco y negro, con el que obtiene una gama cromática especial y la tonalidad más extraordinaria que ha dado la fotografía, algo que podremos comprobar personalmente en las imágenes que componen esta muestra en la que repasamos la trayectoria de los trabajos documentales, bodegones y retratos de Rafael Sanz Lobato donde su fidelidad y respeto a sus principios le hicieron merecedor hace poco más de dos años del Premio Nacional de Fotografía. José María Díaz-Maroto Conservador de la Colección Alcobendas 10
English texts
The images that make up this brand-new Rafael Sanz Labato exhibition entitled Passion and craft for photography evoke — once more — the relevance and splendour of photography. Here we have before us a sample of sixty photographs that reveal the three creative passions of Rafael Sanz Lobato: social documentary, the portrait, and still life. His early documental works are now an indisputable reference point in the history of photography, the fruit of decades of work on Spanish soil in pursuit of that critical moment, of an image that can awaken the sensibilities, primarily, of the creator, and, thereafter and eternally, of the audience. We will also get the chance to see the series of portraits bearing the unmistakable imprint of perfectionist genius, with nothing left to chance and where the tonal range of black and white reaches infinite limits. Finally, the sample is complemented by a collection of perfectly constructed still lifes — with a refined technique that is nonetheless not immune to the cultural symbolism with which Rafael is blessed — which have been specially selected to grace the halls of the Alcobendas Art Centre. I can therefore confirm that it is a tempting invitation to behold the values of one of the fundamental masters of Spanish photographic creation. For Alcobendas City Council, a pioneering institution in the support and conservation of our photographic heritage, it is a privilege to receive the work of Rafael Sanz Lobato to the Alcobendas Art Centre, home to our esteemed Photography Collection which, thanks to his generosity, will be enhanced by the donation of the portraits displayed herein. I would like to take this opportunity on behalf of the institution to extend our thanks to Rafael Sanz Lobato. It is on account of his altruistic spirit that our contribution to the recognition of Spanish photography will continue unabated. Luis Miguel Torres Hernández Councillor for Culture at the Alcobendas City Council
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Rafael Sanz Lobato. Passion and Craft for Photography José María Díaz-Maroto A young woman in the foreground with a faraway gaze heads a never-ending open-air procession of elderly mourners1. This image, which I saw for the first time in 1979 at the Royal Photographic Society of Madrid, never fails to trigger feelings of sadness, sorrow and beauty each time I see it. But above all, it gives rise to a sense of amazement and fascination for its creator. Likewise, I could cite the photo of the set of three stone crosses, one crucifix and eleven friars attired in shrouds on Good Friday for the procession of the Holy Burial in Bercianos de Aliste2, or the portrait of the child with the face of a man, motionless save for the stick he beats against the drum in Ladrillar, a municipality in Las Hurdes3, and I could go on a lot longer… The upshot is that Rafael Sanz Lobato conferred the pure essence of documentalism upon his work, and stands without a doubt as one of the 20th century Spanish masters of the discipline. That said, I would not wish to paint Sanz Lobato as a mystical devotee of traditions or a prophet of costumbrist values. Throughout his long career, and always faithful to his style, he has devised different creative facets that can be broken down into three genres: social documentalism, portrait and, more recently, the bodegón. And however dissonant this may seem to the cursory appraisal, he remained and still remains true to himself and to his way of understanding photography, energetically seeking out a venerable confirmation of photographic solemnity. He interprets the immensity of black and white tonalities like no-one else, with connotations of a dynamic style, appreciable in a very special way in his images of country people, fiestas patronales, religious festivals and everyday scenes such as those captured in Atienza, Villanueva de la Vera, Ayllón, Miranda del Castañar, Pastrana, Las Hurdes, San Juan (Soria) or Madrid’s Verbena de San Antonio de la Florida. We frequently hear Rafael Sanz Lobato describe himself and his photographic craft in ironic and self-critical terms, but also with great responsibility, in resonant affirmations filled with passion, craft and good intentions, such as the following: “Photography is easy; knowing how to look and see is somewhat more difficult.” “…My true reward has been almost twenty years of weekend documentalism with enormous happiness, wonderful enjoyment, though there have also been moments of weariness and fury after making a mistake or letting a photo slip away. This has been my true award, not those things that come along at the wrong time once you’ve stopped hoping for them.” Viernes Santo. Bercianos de Aliste, 1971. Viernes Santo. Bercianos de Aliste, 1971. 3 Ladrillar, Las Hurdes, Cáceres, 1980. 1 2
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“Some people really love themselves, and have a high opinion of themselves.These people pose sublimely, narcissists pose sublimely.” “Me, if I could see I’d be making the best copies of my life. And according to my friends that’s exactly what I’m doing.” “Someone asks you, ‘how did you take that photo?’ And you respond, ‘how would I know?’, firstly because I was nearby and secondly because the opportunity suddenly presented itself, I reacted in a fraction of a second and pressed down my finger at the right moment.” “When you put together an exhibition there are iconic photos, the most important ones, which are few and far between. Then there are the dignified consorts, and finally the third-rate ones that shouldn’t be there at all, only the ones of some significance.” In this exhibition, comprising a selection of sixty images, the creative trajectory of more than forty years of work is reproduced, representing all the stages of Sanz Lobato’s work. But shown for the first time, following profound and repeated reflection, there will be a selection of professional pieces, plates, slides, publications, his photometer and his trusty Nikon F, with which he took the vast majority of the photographs on display.
Passion and Craft for Photography. The Passion and Craft for Photography exhibition defines in two words the life and work of Rafael Sanz Lobato. The passion emerged during his childhood in Seville where he was born and lived until the age of nine, when his parents decided to set up home in Madrid. In the Andalusian city he would while away hours studying the faces and landscapes in old family photographs, but it was in Madrid some years later that he resolved to come by, sooner rather than later, a camera to capture the scenes he saw during his errand-running excursions: people in the streets, ragged children, or eccentrically clad individuals. Images that took hold in his mind, leading him to incessantly utter the words “if only I had a camera…” Even then, however much he pestered his mother, he didn’t get his wish until he was twenty years old, when he bought a German Braun Paxette with a prime 50 mm lens for 1,250 of pesetas in old money. He had been saving up for it for months since starting to work, setting aside a fixed monthly sum to achieve his aim as soon as possible: his first-ever camera. 16
The passion did not diminish over time. He was able to give full rein to it when he bought his first SEAT 600, back in 1962, allowing him to venture out of Madrid and explore the villages of Spain, from Galicia to Almería, from Extremadura to Castilla; anywhere would do to engage in what he himself dubbed “weekend documentalism”. In those villages he encountered kindly people, the sort who wouldn’t get annoyed at him for taking a photo of them; on the contrary, he would generally count on their complicity, though this was not always the case. These were places where things would continually happen, a mine for his anthropological pursuit. A precursor to documentalism, he has been peerless in his reflection on the character and cultural diversity of Spain, with work as well recognised as A Rapa das Bestas (Pontevedra, 1970-1975), Bercianos de Aliste (Zamora, 1971), la Caballada de Atienza (Guadalajara, 1970), and Auto Sacramental de Camuñas (Toledo, 1969-1970), reports collected by other photographers such as Cristóbal Hara or Cristina García Rodero, who consider him their master. In 1962 he took a decision that would mark out the rest of his career: he became a member of the Royal Photographic Society of Madrid (RSF), where he remained for just ten years. But the period would be etched by numerous occurrences, all of them interesting. Alongside Carlos Miguel Martínez, Donato de Blas, Nieto Canedo, Serapio Carreño, Eduardo Mort Landa, Carlos Hernández Corcho, Evaristo Martínez Botella, José Blanco Pernía and Sigfrido de Guzmán, he formed the La Colmena group, sparking a opposition to another historical group known as La Palangana (formed by Francisco Ontañón, Rubio Camín, Leonardo Cantero, Francisco Gómez, Gabriel Cualladó, Ramón Masats, Juan Dolcet, Fernando Gordillo, and Gerardo Vielba) that also took root at the heart of the RSF. The formation of groups was habitual in photographic associations, affinity and common interests constituting a breeding ground for their emergence. Work in common, circles and collective exhibitions were the most frequent endeavours of La Colmena, but with the passage of time their activities waned and the group ended up dying out. However, the RSF was more than just a meeting place; the library was Sanz Lobatos’ preferred and most frequented location. The prospect of keeping up to speed on bibliographical developments made up for his run-ins with president-for-life Gerardo Vielba, and his sessions in the library nurtured a love for books that in time would render Sanz Lobato one of Spain’s foremost collectors of photography books. After a while he went on to create another group, but this time less sizeable and with photographers who were already established in the Spanish scene when, alongside Francisco Vila Massip, Alfredo Sanchís Soler, J.A. Sáez López and Carlos Hernández Corcho, he set up Grupo 5. The differences from La Colmena are indisputable: there was a sense of common purpose with regard to contests and the 17
salonista movement, an attempt at consistent thought. Moreover, that the members lived in different provinces lent the group substance and lucidity. In 1983, after several years of professional dedication to photography, and having undertaken multiple publicity campaigns, it occurred to Sanz Lobato that he had neglected the creative, personal side of things, and he resolved to win it back. His friend Jessi Fernandez had a good deal of influence on this decision, insisting that Sanz Lobato work in his studio in a bid to reconcile the professional with the creative. Thus arose the idea of the portraits, and thereafter the bodegones. Nonetheless, it wasn’t long before he reverted to the odd outdoor photograph, such as the boy with the drum in Las Hurdes of 1985. He took portraits of different personalities in the field, some of them friends and others that he did not know but who volunteered to go to his studio, captured without artifice or interfering elements, just a background and a light that seem to show off the sitter’s aura. The bodegones, as Rafael himself concedes, are a work of maturity that started to take root in his mind after visiting an exhibition by the painter Morandi in Milan. He started out with them in the 1980s, albeit without much good fortune. These were compositions assembled with everyday objects, created with a purified technique and an impeccable command of the light, photographs that the creator himself says “need a lot of exposure and very short development. Time? One could take you a month”. And craft because his dedication, from his beginnings until today, has been absolute, encompassing every sphere. Not long after starting, and in the very shop where he bought his first camera, he asked the person in charge what was lacking in his development. Thus, without further ado, he learned to develop on his own, self-teaching, researching and devising his own working methods, and continuing to do so until the deterioration of his sight precluded as much. His fame as a darkroom maestro has always preceded him, and he has never made any attempt to keep his knowledge to himself. Quite apart, he has no qualms about divulging it, even to the point of dispensing advice in some of Madrid’s most renowned photography shops, which would provide his details if some photographer or other showed up in despair with technical problems when processing their images. In the words of Sanz Lobato himself, “despite losing my sight I make better copies than I did fifteen years ago, as it’s a question of craft”. A staunch defender of black and white, with which he has lent his photography a special colour range and an extraordinary tonality, for which we can vouch ourselves from the images that make up this sample tracing the documental works, bodegones and portraits of Rafael Sanz Lobato, where his faithfulness and respect for his principles earned him the National Photography Prize little over two years ago. José María Díaz-Maroto Commissioner of the Alcobendas Collection 18
Caraba単a, Madrid. 1966
Santorcaz, Madrid. 1966
Ayll贸n, Segovia. 1967
Maletilla. Pedro Bernardo, テ」ila. 1967
Pedraza de la Sierra, Segovia. 1969
Auto Sacramental. Camu単as,Toledo. 1969
A rapa das Bestas. San Lorenzo de Sabucedo, La Estrada. Pontevedra. 1970
A rapa das Bestas. San Lorenzo de Sabucedo, La Estrada. Pontevedra. 1970
La Caballada. Atienza, Guadalajara. 1970
Miranda del Casta単ar, Salamanca. 1971
Jueves Santo. Bercianos de Aliste. Zamora. 1971
Viernes Santo. Bercianos de Aliste. Zamora. 1971
Viernes Santo. Bercianos de Aliste. Zamora. 1971
Viernes Santo. Bercianos de Aliste. Zamora. 1971
Viernes Santo. Bercianos de Aliste. Zamora. 1971
Viernes Santo. Bercianos de Aliste. Zamora. 1971
Plaza Mayor. Madrid. 1969
Verbena de San Antonio. Madrid. 1968
Bodegones
Homenaje a Morandi. 2007
Homenaje a Jan Groover. 2008
Homenaje a Man Ray, 2008
Still Life. 1990
Still Life. 1996
Still Life. 2003
Still Life. 2004
Still Life. 2007
Still Life. 2007
Still Life. 2007
Still Life. 2008
Retratos
Nieves. 1985
Pablo Rodríguez Guy. 1986
José Luis Cuevas. 1987
Luis Francisco Esplรก. 1987
Gabriel Cuallad贸. 1990
Paco G贸mez. 1993
Ant贸n Lamazares. 1995
Alberto GarcĂa Alix. 1994
José Luis Mur. 1995
Chema Madoz. 1996
FICHA TÉCNICA Rafael Sanz Lobato Pasión y oficio por la fotografía Centro de Arte Alcobendas Del 8 de mayo al 5 de julio de 2014
EXPOSICIÓN / CATÁLOGO AYUNTAMIENTO DE ALCOBENDAS IGNACIO GARCÍA DE VINUESA / Alcalde LUIS MIGUEL TORRES HERNÁNDEZ / Concejal de Cultura, Juventud, Infancia y Adolescencia Coordinadora Centro de Arte Alcobendas / BELÉN POOLE QUINTANA Organización y edición / SERVICIO DE ARTES VISUALES. PATRONATO SOCIOCULTURAL Comisario / JOSÉ MARÍA DÍAZ-MAROTO Textos / JOSÉ MARÍA DIAZ-MAROTO Traducción / IN PUZZLE MULTILINGUAL SOLUTIONS Fotomecánica / LUCAM Maquetación, impresión y producción / MOONBOOK Asistencia montaje / MERINO Y MERINO ISBN: 978-84-941906-5-0 Depósito legal: M-13224-2014 © de la edición, Ayuntamiento de Alcobendas © de los textos, los autores © de las fotografías, los autores
AGRADECIMIENTOS CARLOS FERNÁNDEZ,VICENTE MONEDERO, TERESA CASADO, RAFAEL SANZ RODRÍGUEZ, DAVID BALSELLS, CHANTAL GRANDE
Centro de Arte Alcobendas Mariano Sebastian Izuel, 9 Alcobendas, Madrid 91 229 49 40 centrodearte@ aytoalcobendas.org www.centroartealcobendas.org