Revista Arte & Cultura Vol VII / N° 1 (2020)

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Revista de Arte y Cultura Enero – Junio 2020 Vol. XII / N° 1

Publicación semestral del Centro de Arte y Cultura de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras Rector UNAH: Francisco J. Herrera Dirección y edición: Olga Joya Comité editorial: Olga Joya Marcio Matute Diseño y diagramación: Lía Vallejo Impresión: 500 ejemplares Tegucigalpa, Honduras.

>Imagen de portada: Escuela Nacional de artes y oficios (Comayagüela, 1889). Fotografía: Juan T. Aguirre. Recuperado de: https://digitallibrary.tulane.edu/ islandora/object/tulane%3A10872

CENTRO DE ARTE Y CULTURA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE HONDURAS, Entre 2da y 3ra avenida de Comayagüela, 7ma calle, frente al Parque La Libertad. Teléfono: (+504) 2216-5100 EXT. 101005 cac@unah.edu.hn www.cac.unah.edu.hn

Todos los derechos reservados / Impreso en Honduras - 2020


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La Casa de Corrección de menores “Camilo R. Reina” (1937-1944): Reforma infantil mediante las artes plásticas y la música. Por: José Manuel Cardona

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Prensa, Historia y Nacionalismo: El discurso unionista del Estado liberal hondureño (1877-1883). Por: Julio José Sevilla

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Educar es Gobernar. El Estado y la educación en Honduras (1887 – 1933).

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Salud del cuerpo, salud de la Nación: La educación física y las actividades lúdicas de los hombres a finales del siglo XIX en Honduras.

Por: Joel Enrique Barahona

Por: Emilson Blanco

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De guías a mediadores: El caso del grupo de guías del CAC-UNAH. Por: Andrea Mendoza Navarro

“Honduras 1885-1889”. Por Daniel W. Herrings Transcrito por: Miguel Rodríguez


PRESENTACIÓN Este número de la Revista “Arte & Cultura” pone el énfasis en el proceso que el Estado hondureño implemento a fines del siglo XIX y a lo largo del siglo XX como política pública en el sector educación (gratuita y obligatoria), orientada por los principios desarrollados por la modernidad. La escuela pública debía ser el vehículo a través del cual se educase a la clase trabajadora de una manera racionalista que impulsase el progreso. Los postulados sobre los que se construye el nuevo proyecto educativo tienen que ver con la historia reciente que venían arrastrando las naciones latinoamericanas en sus luchas por la independencia, en la ardua tarea de construir Estados democráticos libres que garantizaran el progreso y las libertades del individuo , educación que además debía ser laica. El Estado se convierte así en el organizador del nuevo proyecto político- económico y transmisor de los discursos ideologicos que orientan el proyecto de la nueva clase económica en ascenso (organización y conectividad que señala Gramci). Los trabajos de Joel Barahona y Emilson Blanco, nos retratan las bases sobre las que se va erigiendo este nuevo sistema educativo en el que la libertad, el positivismo y el utilitarismo son la columna vertebral del proceso, señalado por J. Barahona. Barahona nos va señalando las particularidades de las diferencias entre las escuelas rurales y urbanas en términos de apertura, calidad y permanencia en un periodo de tiempo que va a representar la base sobre la que se asentará el sistema educativo nacional. Paralelamente E. Blanco nos facilita una mirada hacia el mundo de las masculinidades del sistema educativo de inicios del siglo XX a través de la introducción de la educación física y el deporte y la integración con limitantes de las mujeres a esta disciplina física, “…su estigmatización como sexo débil que debía practicar la gimnasia solo para estar en mejores condiciones para procrear y criar la descendencia…”. Julio Sevilla facilita nuestra comprensión del periodo de finales del siglo XIX y de los principios que orientaron a los legisladores liberales, con un artículo que nos permite asomarnos “…a la construcción del imaginario nacional como forma de darle coherencia a las políticas modernizantes del proyecto liberal…” a través del periódico oficial “La Gaceta”. Una nueva etapa de cambios políticos e inestabilidad sobrevino en Centro América después de 1930 con el advenimiento de las dictaduras marcadas por el militarismo de la región y que trae consigo nuevas etapas en el desarrollo del proyecto educativo de la modernidad. Manuel Cardona contextualiza la Casa de Corrección de Menores “Camilo R. Reina”, en la dictadura de Tiburcio Carias Andino, a través de la cual se introduce el control social mediante la legislación y la promoción de las artes y los oficios y que tenía como propósito la reforma de los delincuentes infantiles varones. El cambio al siglo XXI en los procesos educativos es ilustrado por Andrea Mendoza quien nos expone el caso de los guías del Centro de Arte y Cultura en su calidad de mediadores en el proceso enseñanza aprendizaje. Proceso en el que el aula escolar se expande a los espacios de facilitación de información del CAC que tienen como característica la creatividad, la creación de opinión y el dialogo interactivo.

Olga Joya

Directora CAC-UNAH

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Ejercicios de educación física para mujeres década 1930. Recuperado de: https://bit.ly/2EoLm33

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La Casa de Corrección de menores camilo R. Reina (1937-1944): Reforma infantil mediante

las artes plásticas y la música Por: José Manuel Cardona Amaya*

Resumen: La Casa de Corrección de Menores “Camilo R. Reina” fue una institución que aunó en su existencia dos de los pilares del gobierno de Tiburcio Carías Andino (1932-1948) a saber: el control social mediante la legislación y la promoción de las artes y los oficios. En este caso en específico, se trata de la implementación de un programa que permitía al Estado la aprehensión de delincuentes infantiles y su reforma mediante el aprendizaje de los oficios y las artes en la Casa de Corrección de Menores. Palabras Clave: Arte, oficios, música, casa correccional, control social.

Resumen: The House of Correction for Minors “Camilo R. Reina” was an institution that joined in its existence two of the pillars of the government of Tiburcio Carías Andino (19321948) namely: social control through legislation and the promotion of the arts and crafts. In this specific case, it involves the implementation of a program that allowed the State to apprehend child offenders and reform them by learning the trades and arts in the Juvenile Correctional House. Keywords: Art, crafts, music, correctional house, social control.

* Máster en Historia Social y Cultural. Docente del Departamento de Historia de la UNAH.

Detalle de “niño abandonado”. En: Revista de Policía (1940). Miguel Reinavarro. Tegucigalpa. No.90, pág. 22.

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1 Introducción: La Casa de Corrección de Menores “Camilo R. Reina” fue una institución creada durante el gobierno del Tiburcio Carías Andino (1932-1948) que tenía cómo propósito principal la reforma de los delincuentes infantiles varones. Para lograr este propósito la Casa de Corrección se regía bajo un reglamento interno de estilo militar, que educaba a los niños en disciplina, higiene y rituales cívicos. La preparación de los niños para su reintegración a la sociedad se lograba mediante la enseñanza de una serie de oficios como la sastrería, carpintería o herrería, los cuales eran puestos al servicio de la Policía Nacional, aunque también se aceptaban encargos de ciudadanos particulares. A partir de 1937, la Casa de Corrección fue incorporando el aprendizaje de las artes plásticas y la música a su currículo, dedicándose los niños -en horarios posteriores a sus oficios principales- a crear esculturas, reproducir pinturas o tocar la marimba. Aunque secundario a los oficios, en la Casa de Corrección de Menores se dio un desarrollo prolífico de las artes y la música. Esto queda manifestado por la participación de las obras de los alumnos tanto en las exposiciones nacionales como en muestras internacionales. De la misma manera, la sección de marimba y la orquesta de la institución se presentó en varios eventos oficiales, inclusive fue solicitada por algunas escuelas para amenizar sus reuniones. Que esta producción artística se gestara en el gobierno de Carías no es coincidencia, ya que corresponde a los esfuerzos de institucionalización del arte de parte del gobierno como lo fue la creación de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1940. En el presente artículo se discute la presencia de las artes plásticas y la música en la Casa de Corrección de Menores “Camilo R. Reina”, con un enfoque en las actividades internas de la institución y las exposiciones y conciertos brindados. Para su realización se han utilizado los informes de la Casa de Corrección contenidos en la Revista de Policía, publicación mensual que era editada e impresa por el taller de tipografía de esa institución. Además, se han sumado varios comentarios de personas que visitaron la

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casa y apreciaron sus obras. Fue posible reconstruir el progreso de los talleres artísticos de la Casa de Corrección de Menores desde 1939 a 1943, mientras que de sus agrupaciones musicales de 1937 a 1947. La Revista de Policía siguió publicándose hasta la década de 1950, pero las menciones al arte y la música de la Casa de Corrección se detienen en las fechas establecidas, es posible afirmar que estas disciplinas habían dejado de ejercerse a finales de la década de 1940.

2 Contexto histórico: las casas correccionales de

menores en Latinoamérica y la promoción del arte por el gobierno de Tiburcio Carías Andino La Casa de Corrección de Menores “Camilo R. Reina” surgió en el contexto del gobierno del General Tiburcio Carías Andino (1932-1948), una época de amplios contrastes políticos y sociales. Por una parte, Carías aumentó los mecanismos de control social expidiendo leyes y creando instituciones destinadas a regular la vida pública de la sociedad hondureña (Amaya, 2013). Por otra, la proliferación de los medios de comunicación y la promoción de expresiones culturales ha conducido a que historiadores, como Marvin Barahona (2017), consideren el periodo del General Carías como una dictadura de corte liberal. Estas dos posturas contrapuestas -el control social mediante el Estado y el patrocinio del arte- se aunaron en la creación de la Casa de Corrección de Menores en 1935, la cual pretendía brindar un espacio de reforma a los niños infractores y, a la vez, servir para la creación artística nacional. Las políticas aplicadas durante el gobierno del General Carías fueron guiadas por dos procesos históricos que alcanzaron su maduración en ese periodo, a saber: la consolidación del niño como sujeto social y la viabilidad de las instituciones estatales como centros de difusión cultural. Según Rodrigo Castro (2005) el reconocimiento del niño como un sujeto separado del adulto se inició en la cultura occidental alrededor del siglo XVIII, con el abordaje de problemas médicos particulares a los cuerpos de menores que, posteriormente, desembocaron en la creación de estructuras sociales que

atendían específicamente las necesidades del infante. En el caso particular de Latinoamérica, para finales del siglo XIX e inicios del XX, los Estados habían formado una visión de la experiencia infantil prácticamente homogénea, que iba en línea con la filosofía de “razón y desarrollo” que auspiciaban los gobiernos de corte liberal. Martha Herrera y Yeimy Cárdenas (2015) plantean que para estos Estados Latinoamericanas el niño era un ser vulnerable ante la influencia social, pero, a la vez, en su figura se depositaban las esperanzas futuras de la nación. Por lo tanto, esta visión de los gobiernos liberales latinoamericanos llevó a la creación de varias políticas e instituciones que protegieran al niño de socializaciones consideradas “erróneas” por el Estado y la institucionalización de programas educativos con un fuerte componente patriótico. El reconocimiento del niño como un ser social impulsó la creación de una serie de legislaciones que rigiesen sobre su figura y, posteriormente, a un aparato punitivo que corrigiese a aquellos que se desviasen de la norma. Tanto instituciones de control social para los infantes, como sus respectivas estructuras punitivas surgen, pues, en el mismo marco y como un proceso orgánico. Es posible ejemplificar este proceso con la legislación hondureña. El gobierno liberal de Marco Aurelio Soto, en una iniciativa para impulsar la universalización de la educación, aprobó en la Constitución de 1880 la obligatoriedad de la instrucción

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primaria, reforzando y perfeccionando esta legislación con el Código de Instrucción Pública de 1882. Sin embargo, tanto el gobierno de Soto como los futuros gobernantes tuvieron que enfrentarse al problema de los niños que no contaban con los recursos para asistir a la escuela, ya fuese por pobreza o por cuestiones de desigualdad social. En 1906 se aprobó la Ley de Policía que contenía algunos artículos para lidiar con aquellos menores que no se habían conformado al régimen educativo y corregir sus conductas. Casos similares se dieron en el resto de Latinoamérica, como por ejemplo en Brasil (Moura, 1999) o en Colombia (Álvarez, 2002). La filosofía que impulsa la creación de las casas de corrección de menores en Latinoamérica está ligada al mismo pensamiento liberal que veía la educación como una herramienta para la creación de la identidad y la formación de ciudadanos. Susana Sosenski (2008) plantea que, ante la imposibilidad de educar a toda la población infantil, los Estados crearon instituciones alternativas basadas en el trabajo y las prácticas disciplinarias -rituales de higiene y ejercicio físico- con el propósito de socializar a los sectores más marginados. Estas instituciones alternativas seguían la línea del pensamiento liberal al priorizar el bien público y considerar al ciudadano dentro de un marco utilitarista. Así, por ejemplo, la Casa de Corrección de Colombia, creada en 1914, aceptaba tres tipos de menores de edad considerados “anormales” para su sociedad: aquellos con problemas físicos, los niños con deficiencias mentales y los infantes que eran considerados moralmente desviados (Gutiérrez y Silva, 2016). Esta misma tendencia se repite con el caso estudiado en este artículo, teniendo la Casa de Corrección de menores de Honduras una orientación hacia los oficios, con el objetivo de reeducar a niños que se encontraban en los márgenes de la exclusión social. En el marco latinoamericano, el surgimiento de la Casa de Corrección de Honduras es tardío, pero corresponde a

la implantación de un régimen de control social liberal. Así, por ejemplo, en Santiago de Chile se había creado en 1896 la Escuela Correccional de Menores, impulsando su éxito a la fundación de instituciones similares en varias otras ciudades del país (León, 2015). En Argentina sucedió algo similar, estableciéndose el Asilo Correccional de Menores en 1898 y transformándose este en una colonia agrícola de menores infractores en 1905 (Zapiola, 2008). Finalmente, se debe apuntar también el caso mexicano en el que en el gobierno de Porfirio Díaz (1884-1911) se crea la Escuela Correccional de Mujeres en 1906 y la Escuela Correccional para varones en 1908 (Santiago, 2009). Estos tres ejemplos demuestran que el surgimiento de las instituciones de reforma de los menores infractores se dio casi sincrónicamente en Latinoamérica, coincidiendo con los gobiernos liberales de cada nación. En Centroamérica la creación de casas correccionales de menores fue desigual, creándose la primera escuela de corrección de Guatemala a finales del siglo XIX (Siliezar, 2007), mientras que en El Salvador sería hasta 1935 que la Policía Nacional de ese país fundó la institución (Monroy, 2015). En Costa Rica la historia de las casas correccionales se liga a las “Hermanas del Buen Pastor”, una agrupación religiosa que dirigió una cárcel de mujeres de la cual, posteriormente, se desligaría el reclusorio de menores en la primera década del siglo XX (Palmer, 2002). En Honduras la fundación de la Casa de Corrección de Menores puede explicarse como un esfuerzo de la Policía Nacional por resolver el problema de recluir a los niños junto a los adultos, pero también, un abordaje distinto de las carencias educativas del país. Ya que la educación o el aprendizaje de un oficio era obligatorio según la Ley de Policía de 1906, resultaba especialmente complicado castigar a los padres pobres de niños desocupados o lidiar con los menores abandonados que vagaban por las calles de la ciudad. A partir de esto, la Casa de Corrección fue establecida para ofrecer el aprendizaje de un oficio a los menores infractores cuyos padres no contaban con

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los recursos para educarles o no tenían a quien recurrir para brindarles abrigo. La introducción de las artes plásticas y la música en el pensum de la Casa de Corrección responde también al contexto histórico del gobierno de Carías. De cierta manera se puede entender esta adición como parte del esfuerzo mayor por institucionalizar las artes en el país, que había sido iniciado con el establecimiento de la Escuela de Artes y Oficios en 1938, y después, con la creación de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1940. Justamente, el historiador Joel Barahona (2015) apunta que la creación de la Escuela Nacional de Bellas Artes corresponde a la idea de los estatistas liberales de asociar el desarrollo del arte con el progreso. Si bien es cierto que no puede decirse que la Casa de Corrección de Menores pertenecía al mismo circuito intelectual ni productivo que Bellas Artes, si puede establecerse como un esfuerzo análogo para impulsar estas disciplinas en miembros de la sociedad que, en otro sistema penal hubieran sido excluidos por sus acciones.

Inauguración de la “Escuela Corrección de Menores General Camilo R. Reina”. En: Revista de Policía (1935). En la corrección de menores General Camilo R. Reina. Tegucigalpa. No.26, pág. 2.

3 Breve reseña histórica de la Casa Correccional de Menores “Camilo R. Reina”

Mediante acuerdo ejecutivo del 21 de febrero de año 1935, el gobierno del General Tiburcio Carías Andino creó la “Casa de Corrección de Menores”, la cual dependía de la Secretaría de Estado en el Despacho de Gobernación (Revista de Policía, 1935). La justificación legal para la creación de esta institución era el Artículo 35 de la Ley de Policía de 1906, el cual establecía que los menores que no estuviesen enrolados en una institución educativa ni aprendiendo un oficio y que se hallasen vagando por las calles de su ciudad o pueblo, debían de ser asignados a alguna instrucción por el alcalde de su jurisdicción (La Gaceta, 1906, p.72). Una segunda justificación legal era dada por el

Código Penal de 1906, el cual establecía los responsables de los crímenes y las penas correspondientes. Además de estos menores infractores, la Casa Correccional recibía a aquellos cuyos padres no les podían proveer de instrucción ni oficio, por lo que, en esta institución convivían niños que eran considerados delincuentes con aquellos cuya pobreza había empujado a sus padres a internarlos allí. Dentro de la Casa Correccional se observaba un reglamento aprobado mediante decreto ejecutivo del 25 de marzo de 1935 que dictaba que el régimen a seguir era el “militar”, debiendo ejecutar los niños una serie de rituales castrenses

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como levantarse a las cinco de la mañana, observar el minuto de silencio diario y realizar una hora de ejercicio físico antes de tomar el desayuno (La Gaceta, 1935, pp.1-2). Adicionalmente, se redactó un reglamento interno que regía la conducta de los niños dentro de la Casa de Corrección, conteniendo reglas acerca del aseo de los talleres, de la vestimenta a usar en las salidas y eventos oficiales y la obligatoriedad del nombramiento de dos líderes: uno que recibía ordenes directamente de la dirección del centro -llamado el “Comandante”- y otro elegido por los mismos alumnos para representarlos, denominado el “Jefe de Grupo” (Reina, 1939, pp.4-7). Ya que la Casa de Corrección dependía de la Dirección General de Policía General, la cual a su vez estaba adscrita al Ministerio de Gobernación, los fondos para su administración salían del Presupuesto General de Gastos del Estado. No obstante, debe de indicarse que la institución recibía ingresos de dos fuentes más: de las obras que le eran encargadas a los talleres de la escuela y de donaciones de entidades privadas. Así por ejemplo, se registran dos donaciones de la Colonia Árabe de Honduras, una de mil lempiras en 1943 (Colonia Árabe, 1943, p.6) y una de seiscientos lempiras en 1944 (Barjum, 1944, pp.17-18). Un ejemplo de donación de un ciudadano privado fue el donativo de dos mil lempiras ofrecido por Magnus Zepelín, ciudadano alemán, el cual fue rechazado por encontrarse Honduras en guerra con esa nación. Los alumnos de la Casa de Corrección eran todos varones, respondiendo esto a una división tradicional de los géneros en el sistema penal, pero también a que los niños vivían internos en el edificio de la Central de Policía, por lo que se buscaba evitar problemas de índole sexual. El 15 de marzo de 1939 se inauguró en la Central de Policía un pabellón exclusivo para albergar a los niños de la Casa de Correccional y sus talleres (Revista de Policía, 1939, pp.1-2), por lo que ha de suponerse que en años anteriores estos dormían en las mismas barracas que los policías o en habitaciones

improvisadas dentro del edificio. Aunque los alumnos son mencionados por nombre en los informes, rara vez se ofrece información personal de ellos. La población estudiantil fluctuaba de informe a informe, habiendo nueve estudiantes durante el primer mes de la escuela (Revista de Policía, 1935, p.1), mientras que en su segundo año había ya 33 niños (Navarro, 1936, p.12). Un dato importante de mencionar es el estado de salud en que se encontraban los niños al momento de su ingreso a la Casa de Corrección, reportando un informe de 1935 que trece de los catorce estudiantes con los que contaba el centro se encontraban contagiados con huevos de ascaris, uncinarias o tricocéfalos (Revista de Policía, 1935b, p.24), adquiridos posiblemente por haber comido alimentos infectados. El reglamento de la Casa de Corrección establecía que a partir de su ingreso los niños debían de seguir los mismos lineamientos de higiene que los policías y se les proveía de la misma comida que a estos, por lo que se esperaba que las enfermedades que habían contraído por falta de aseo no se presentasen de nuevo una vez internados en el Centro. En cuanto al personal de la escuela el director era el General Camilo R. Reina, encargándose de la administración diaria del centro el Inspector Adrián Navarro, quien remitía el informe mensual de la institución que era publicado en la Revista de Policía. A los alumnos se les daba clases que correspondían al primer grado hasta el sexto, siendo servidas por docentes que rara vez retenían su posición, nombrándose diferentes profesores para la misma clase en informes consecutivos. Lo mismo sucedía con los talleres, por lo que puede suponerse cierta inestabilidad con esa posición laboral. A pesar de esto la Casa de Corrección de Menores operó efectivamente desde su fundación, graduando una cantidad importante de alumnos. En la celebración del décimosegundo aniversario de la Casa de Corrección se publicó una lista de los egresados por taller que, si bien no representa la totalidad de los graduados, brinda una idea de la cantidad de personas

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atendidos. En ese documento se presenta una lista de nombres de egresados destacados, que una vez cuantificados de la siguiente manera: diecisiete sastres, veinte zapateros, trece carpinteros, dieciséis herreros y mecánicos y siete tipógrafos (Raudales, 1947, pp.5-6).

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menores en Latinoamérica y la promoción del arte por el gobierno de Tiburcio Carías Andino

Los talleres de dibujo, pintura y escultura fueron establecidos simultáneamente en la Casa de Corrección de Menores en 1939. La atención que se le brindó a estas disciplinas fue menor que a los oficios principales a los que se dedicaban los estudiantes y a la agrupación de marimba que existía en la escuela. Es claro que estos talleres no eran el enfoque de la escuela, siendo dirigidos los tres por la misma persona, el profesor Antonio Molina Díaz, quien se mantuvo constante en su cargo, una rareza en la cambiante planilla docente de la Casa de Corrección. A pesar de los pocos recursos que se le dedicó a estos talleres, su participación en varias exposiciones nacionales e internacionales, da testimonio de un esfuerzo exitoso dentro de la Casa de Corrección. Según los informes, el taller de pintura y escultura -también llamado de talla- se estableció entre mayo y abril de 1939, anexándose después una sección de dibujo (Revista de Policía, 1939b, p.3). En esa ocasión se reportaron catorce alumnos aprendiendo el dibujo mediante la utilización de cuadernos de hojas cuadriculadas, orientándose las lecciones al dibujo lineal, métrico y natural lo que demuestra que el objetivo era alcanzar un dibujo artístico y no un copiado para fines prácticos (Navarro, 1939, p.7). A pesar de su corta preparación, los directores de la escuela consideraron que los trabajos de los niños estaban listos para presentarse en la III Exposición Nacional, celebrada en diciembre de 1939. Entre los trabajos de los estudiantes destacaron dos obras: un retrato del General Carías realizado por Alejandro Amador y que fue

acreedor de un “Diploma de primera clase” en la exposición y un biombo con dibujos de alto relieve elaborado por Paulino López, que ganó el mismo premio (Revista de Policía, 1940, p.22). Acerca del retrato se cuenta con la siguiente apreciación por un espectador: “...Aquí el inquieto Alejandro Amador, se llevó la palma, con retrato del Sr. Presidente de la República. Un cuadro sencillamente, soberbio. Los caracteres todos del retrato, son difíciles incrustaciones de madera, hechas con maestría y acierto felicisímos [sic]. Pocas veces hemos visto un retrato del General Carías, con tan gran parecido, conste que la comparación se establece con dibujos de carbón [sic] y óleos...” (Revista de Policía, 1939, p.38). Es posible que los elogios parezcan exagerados, sin embargo, debe de considerarse que las obras eran realizadas por niños que antes de dedicarse al arte se encontraban vagando por las calles de Honduras delinquiendo. Una opinión más realista de las obras fue la expresada por Jorge Meyers en relación al biombo del estudiante Paulino López, diciendo que: “...el llamativo trabajo aludido no es una obra trascendental de arte, pero sí, no puede negarse el embrionario gusto estético del pequeño autor...” (Meyers, 1940, p.7). El contraste de las opiniones deja claro que, si bien la Casa de Corrección de Menores no formaba artistas, los talleres fundados estaban rindiendo en un nivel aceptable.

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Los niños de la Casa de Corrección de Menores junto al presidente Carías. En: Revista de Policía (1935). No.22, pág.4.

El éxito obtenido en la “III Exposición Nacional” impulsó a las autoridades de la Casa Correccional a exponer las obras de sus alumnos en el escenario internacional, específicamente, en la Exposición Internacional de Nueva York de 1940. Para esta empresa se encargó a cuatro estudiantes elaborar tres retratos en madera: uno de Abraham Lincoln, otro de Mahatma Gandhi y uno que demostrase la independencia de los Estados Unidos de América (Reina, 1940, p.30). Cómo se aprecia, el tema de las obras estaba orientado a congraciarse con el público norteamericano quienes serían los que acudirían en su mayoría a la exposición. La conclusión y envío de las obras se reporta en julio de ese año (Reina, 1940b, p.31), no habiendo constancia de las opiniones que estas generaron. En conjunto a estas obras artísticas se elaboraron piezas de corte artesanal, así se mandó a hacer una mesa en la que se talló una corona y un escudo nacional, la cual fue regalada al presidente Carías. De la misma manera se tallaron varios marcos de retratos con remates mayas. Esta pequeña cantidad de obra responde a lo limitado de los talleres, los cuales en este año solo contaban con cuatro alumnos permanentes cooperando otros niños de manera intermitente. Las obras de los niños de la Casa Correccional le generaron tal popularidad que, en agosto de 1940, la Sociedad Protectora de Animales de Uruguay les encargó un busto del prócer uruguayo José Gervasio Artigas (Revista de Policía, 1940b, p.3). El busto fue pedido en madera o metal, con una base esculpida con la forma del escudo nacional de Uruguay y tres banderas a sus costados: la de Honduras, la de Uruguay y el estandarte personal de Artigas. La Casa de Corrección de Menores aceptó el pedido asignando a unos niños a trabajar en el pero no se ha encontrado constancia de su finalización ni entrega.

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A partir de 1941 la información acerca de los talleres artísticos es escasa, sin embargo, hay evidencia de su continuada producción hasta 1943. En 1942 el periodista Santos Cantarero Suazo visitó la Casa de Corrección de Menores, brindando su testimonio algunos datos útiles para la reconstrucción histórica de la obra artística de la institución. En primera instancia Cantarero describió su visita al taller de pintura y escultura, el cual retrata lleno de esculturas y cuadros al óleo. Según el periodista las siguientes figuras habían sido esculpidas allí: el General Carías, Francisco Morazán, Mahatma Ghandi y el comediante mexicano Mario Moreno (Cantarero, 1942, p.19). Cantarero visitó también el salón de exposiciones de la Casa de Corrección de Menores, del cual brinda la siguiente descripción: “...Nos sentimos profundamente impresionados al contemplar los bellos cuadros, El Beso de María y el de La Dolorosa. Se nos informó que muchos

trabajos han sido enviados a los países de la América del Sur, lo mismo que a los Estados Unidos de Norteamérica, lugares de donde la Dirección General ha recibido correspondencia, conteniendo frases de sincero estímulo...” (Cantarero, 1942, p.20). Estas observaciones de Cantarero son peculiarmente importantes porque demuestran que después de la Exposición de Nueva York de 1940, las obras de la Correccional de Menores siguieron siendo expuestas de manera internacional. Las obras que describe en su visita siguen dos líneas: piezas patrióticas que evocan la historia nacional o exaltan el gobierno de turno y obras religiosas de un corte más clásico. En 1943 tres alumnos de la Casa de Corrección llamados Esteban Rodríguez, Tiberio Sabillón y Ramón Zavala, emprendieron el trabajo de reproducir en forma de mural una pintura alegórica a la

Niños de la Casa de Corrección de Menores visitando la casa presidencial en honor al cumpleaños del presidente General Tiburcio Carías. En: Revista de Policía (1935). No.21, pág.5.

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justicia de un pintor hondureño -que no se nombra en los informes-. A diferencia de la mayoría de obras elaboradas en la Correccional de Menores, esta pieza cuenta con una descripción pormenorizada de sus detalles, citando a continuación un extracto de esta: “...En la parte superior el Ojo de la Providencia dirigiendo sus rayos luminosos y su mirada escrutadora y vigilante sobre las acciones humanas. Luego aparece la Ley simbolizada en una mujer con los ojos vendados que tiene en una mano la balanza de la Justicia y en la otra la espada de la Ley para dar a cada quien lo suyo, sin distinción de previlegios [sic] ni de castas sociales...” (Revista de Policía, 1943, p.15). La descripción continúa indicando la aparición de dos figuras más: un hombre pobre que es acusado y un hombre vestido con toga de abogado que le defiende. Por la descripción, se percibe que esta alegoría de la justicia estaba pintada en el estilo de los muralistas latinoamericanos, popularizado en la década de 1930. La obra cubría la pared

de la escalinata que subía a la oficina del Director General de la Policía, cimentando su valor simbólico a los ojos de los expectantes, quienes ascendían hacia la justicia al mismo tiempo de montar las gradas. La última mención que se hace de los talleres de pintura, escultura y dibujo de la Casa de Corrección se da en octubre de 1943, en ocasión de la celebración de una exposición de las pinturas al óleo de los alumnos en el Palacio Presidencial (Revista de Policía, 1943b, p.1). La desaparición de estos talleres artísticos de los informes de la Casa Correccional puede explicarse de varias maneras. Primero, ya que estos habían sido dirigidos desde sus inicios por el profesor Antonio Molina, es posible que este se haya retirado y conducido al cierre de los talleres; igualmente, existe la posibilidad de que estos siguieron funcionando, pero sus actividades ya no eran lo suficientemente importantes para ser indicadas en los informes. En un memorial de 1947 en el que se alaba la labor de la Casa Correccional, no se hace mención de los talleres artísticos, por lo que es de suponerse que estos habían cesado de funcionar.

5 Música: la marimba y la orquesta de la Casa de Corrección de Menores

La música fue introducida en la Casa de Corrección tempranamente, habiendo constancia de su permanencia en el pensum de la institución durante diez años, de 1937 a 1947. El enfoque principal era la ejecución musical, no habiendo datos acerca de la enseñanza de la composición de piezas originales. A diferencia de los oficios y algunas artes, la música era considerada una actividad secundaria en la Casa de Corrección, siendo emprendida en las horas libres de algunos estudiantes y solo contando con la participación de un pequeño número del alumnado. Los esfuerzos musicales de la Casa de Corrección desembocaron en dos proyectos: una marimba y una orquesta. El primer intento por introducir la educación musical en la Casa de Corrección se llevó a

cabo en 1937, cuando el profesor Antonio Laínez fue encargado de dar una clase de tambores (Navarro, 1937, p.37). Esta clase no se vuelve a mencionar en los informes, por lo que no se conoce la cantidad de alumnos participantes ni sus frutos. Sin embargo, puede deducirse que se trataba de enseñar a los niños de la Casa de Corrección a tocar las marchas marciales que se utilizaban en los ritos diarios de la Policía Nacional y en los actos cívicos. Si bien estas clases parecen un intento aislado, dos años después la Casa de Corrección inauguraría su primer conjunto musical, por lo que las autoridades de la institución tuvieron que percibirlas como provechosas.

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En 1939, el proyecto musical de la Casa de Corrección de Menores se concretó con la fundación de su agrupación de marimba y la ejecución de sus primeros conciertos. En esta primera instancia, la agrupación era dirigida por el maestro Florencio Alonzo, quien también era miembro del grupo “Jazz Honduras” (Revista de Policía, 1939d, p.33). Ocho niños de la Casa de Corrección fueron seleccionados para practicar la ejecución de la marimba y, después de dos meses de práctica, ejecutaron su primer concierto en octubre de ese año, en el “Jardín Morazán” del parque central de Tegucigalpa, dedicándolo en honor al General Carías Andino y su esposa (Navarro, 1939, p.7). En su informe acerca del primer concierto de la marimba, el inspector de la Casa de Corrección, Adrián Navarro, expresó que en cuatro meses los niños estarían listos para ofrecer conciertos en un nivel profesional. Esta promesa se cumpliría en marzo de 1940, cuando la marimba de la Casa de Corrección ofreció tres conciertos: los días 15 y 16 de ese mes se ejecutaron dos actos para celebrar los cumpleaños del presidente y vicepresidente respectivamente, mientras que en la Escuela República de Argentina se brindó un recital para amenizar una exposición de esa institución (Reina, 1940, pp.30-31). El progreso era tal que el director de la Policía Nacional afirmó en junio de 1940 que los estudiantes sabían 39 piezas musicales (Reina, 1940d, p.26), las cuales podían ejecutarse a petición. A pesar del avance de la

marimba de la Casa Correccional, los datos del siguiente concierto se dan hasta 1942. Esto puede explicarse por un cambio de director en la agrupación, pasando a dirigirla el maestro Celso Escobar (Cantarero, 1942, p.21). En ese año se continuó la asociación entre la Casa de Corrección y la Escuela de niñas “República de Argentina” de Comayagüela, ofreciéndose un concierto de la marimba el 7 octubre en honor a Felipe Chiappe, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de la república de Argentina ante el gobierno de Honduras (Carías, 1942, p.2). No deja de ser notorio la solicitud de la Escuela de niñas “República de Argentina” para que la marimba de la Casa Correccional tocara en sus eventos ya

Programa de las actividades de la orquesta de la Casa de Corrección por inaugurar un nuevo periodo del General Tiburcio Carías. En: Revisa de Policía (1943). (No.146).

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que indica que las autoridades de la escuela de niñas tenían plena confianza en el trabajo de reforma que se hacía con los niños de la Casa Correccional, permitiendo y hasta fomentando esta presencia masculina en sus predios. A finales de 1942 hubo un nuevo cambio de director de la marimba, ocupando el cargo de director el señor Felix Folofo. De su tenencia en el cargo se conservan tres programas musicales de conciertos brindados por la marimba que revelan las piezas que los alumnos de la Casa de Corrección ejecutaban. En el concierto de primero de enero de 1943, dado en el Parque “La Concordia” en celebración a un

nuevo año de gobierno del general Carías, se tocaron las siguientes siete piezas: una marcha de apertura y clausura llamada “General Carías”, dos boleros, “Preciosidad” y “Acurrucadita”, una pieza de blues “Montaña de Dover”, un vals ”Cuento de los Bosques de Viena”, un fox-trot “Corazón de Texas” y el tango “Ruleta” (Folofo, 1942, p.1).

El 15 de marzo de ese mismo año, se ejecutó un programa similar en honor al cumpleaños del General Carías, esta vez compuesto por ocho piezas únicas: igual que el concierto de enero, se abrió y cerró con la marcha titulada “General Carías”, añadiéndose una segunda marcha a la mitad del concierto llamada “América inmortal”, además se tocaron dos vals de concierto “Siempre sufriendo” y “Mujeres de Berlín”, un bolero “Preciosidad”, un vals “Alejandra”, un fox-trot “Dulce Querida” y, repetido del concierto anterior, el blues “La Montaña de Dover” (Folofo, 1943, p.7). Se debe notar lo simbólico de abrir y cerrar cada concierto con la marcha dedicada al General Carías, acción que servía para rendirle honor y dar entender a los presentes la solemnidad de la figura del mandatario. A partir de 1944 los datos sobre la marimba de la Casa de Corrección son escasos, a pesar de que la fundación de la orquesta de la Casa de Corrección dio un nuevo ímpetu a la música en esa institución. El 30 de junio de 1944 se ofreció un concierto por el natalicio del director de la Policía Nacional, el General Camilo R. Reina, en el cual se reportó la actuación de la marimba del centro (Revista de Policía, 1944, p.10). En ese evento se indica la presencia Programa de las actividades de la orquesta de la Casa de Corrección en honor de la “Orquesta Clave de Oro”, al cumpleaños del general Carías. En: Revista de Policía (1943). No.148. una agrupación formada por

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niños de la Casa Correccional y dirigida y un fragmento de la opera “La Duquesa por el profesor Fernando Varela, que había de Baltabarin” (Revista de Policía, 1947, iniciado sus actividades pocos meses p.2). Al día siguiente, la orquesta repitió antes. Ese concierto en específico fue su repertorio, mientras que la marimba solo un ensayo para la orquesta, pues su amenizó la fiesta en la casa privada del primera presentación formal se ejecutó General Camilo R. Reina. hasta el 14 marzo de 1945 en ocasión del cumpleaños del General Carías (Revista La música en la Escuela de Corrección de Policía, 1945, p.6). El concierto fue de Menores “Camilo R. Reina” fue siempre transmitido en vivo por la radio y contó una actividad secundaria ante los oficios con la ejecución de las siguientes seis practicados por los estudiantes, sin piezas: el himno nacional de Honduras, una embargo, la presencia de uno u otro conjunto marcha fox “Larga Villa”, un blues “Lluvia de Estrellas”, un huapango “Tegucigalpa”, un fox “Pistol Packing Mama” y un vals “Alejandra” (Revista de Policía, 1945, p.7). El 15 de marzo se ofreció un concierto replica del primero, tocando de nuevo la “Orquesta Clave de Oro” y la marimba de la Casa de Corrección, la cual ejecutó nueve piezas: la marcha “Carías” como apertura y cierre del concierto; cinco fox-trots “Olvídame”, “Cariñito”, “En los bosques de la China”, “Pistol Packing Mama” y “Lolita”; un blues “Noche” y el vals “La flor del café” (Revista de Policía, 1945, p.7). Desde este momento, tanto la orquesta como la marimba de la Casa de Corrección estarían activas. No hay constancia en los informes de 1946 sobre sus conciertos, pero sí en 1947, lo que demuestra la continuidad del proyecto. En ese año, el General Camilo R. Reina, había partido hacia los Estados Unidos para tratar una enfermedad que lo aquejaba. A su regreso se ejecutó un concierto en su honor frente a su residencia particular en Tegucigalpa, brindado por la “Orquesta Clave de Oro” de la Casa de Corrección. El conjunto que continuaba siendo dirigido por Fernando Varela, tocó cinco piezas: la canción vaquera “The El niño Gonzalo Alejandro Flores saluda en un evento público de la Casa Candy Parade”; los boleros “Dos de Corrección de Menores. En: Revista de Policía (1937). No.50. Almas” y “Déjame en paz”; un swing “Brusheros”; un vals “María Bonita”

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musical por un periodo de diez años sugiere cierto éxito de esta empresa. En el siguiente cuadro, se consignan los conciertos que se pudieron identificar de parte de las agrupaciones musicales de la Casa de Corrección, con el propósito de sintetizar su actividad a lo largo de los años:

Cuadro 1 Conciertos brindados por las agrupaciones musicales de la Casa de Corrección de Menores “Camilo R. Reina””

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Como se aprecia desde sus inicios la actividad de la marimba fue amenizar eventos del Estado como la celebración del cumpleaños del mandatario o la visita de un embajador. Es de suponerse que la agrupación realizó más presentaciones que las contenidas en los informes, siendo posible que todos los años celebraran tanto el cumpleaños del presidente Carías como el del General Camilo R. Reina con una presentación. El esfuerzo musical de la Casa Correccional sirvió como un importante componente de vinculación entre la Policía Nacional y el público en general, realizándose varias presentaciones en parques de la ciudad, lo que demuestra la promoción de la cultura de parte de esta institución del Estado.

6 Conclusiones La Casa de Corrección de Menores “Camilo R. Reina” tuvo un papel importante en la política de control social establecida por el General Carías y puede decirse que esa institución era un ejemplo por excelencia de las aspiraciones que el régimen tenía hacia la formación de menores. Se esperaba que los niños que ingresaban asumieran una conducta militar guiada por las pautas estatales y que adoptaran un oficio al cual se dedicarían por el resto de su vida. Las artes no fueron la excepción, habiendo evidencia de que se favorecía la reproducción artística y no la creación independiente. Con la música se dio un caso similar, reportándose el aprendizaje de piezas anteriormente escritas y no habiendo constancia de clases de composición ni creación. A pesar de sus limitaciones, la obra artística de la Casa Correccional tuvo amplia circulación en los años que estuvo activa. Las exposiciones nacionales le dieron una plataforma para mostrarse junto a otras escuelas del país, mientras que los eventos internacionales demostraban al resto del mundo el esfuerzo de reforma a los criminales que el gobierno del General Carías había emprendido. La variedad de la producción en la Casa de Corrección se extendió a las obras de arte al óleo, pintura en madera y la creación de murales. Igualmente su producción escultórica tuvo cierto prestigio al encargárseles obras por asociaciones internacionales. La marimba de la Casa de Corrección desarrolló una amplia carrera musical, sirviendo a tres propósitos complementarios: primero, demostraba a los espectadores los avances de la Casa de Corrección; segundo, permitía amenizar eventos de la Policía Nacional; tercero, la presentación de Detalle de ofrenda floral elaborada por los alumnos de la Casa de Corrección para servir de regalo al general Carías en honor a su cumpleaños. En: Revista de Policía (1941). No.96.

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la marimba en espacios públicos denota un grado de vinculación entre la Policía Nacional y la comunidad hondureña. La fundación de la “Orquesta Clave de Oro” revela un interés por las autoridades policiales para abordar géneros musicales más tradicionales y, quizá, un preámbulo a una planeada formación de músicos profesionales dentro de la institución.

El mayor aporte realizado por la Casa de Corrección de Menores “Camilo R. Reina” fue dotar de habilidades laborales a sus alumnos. Si bien la institución no pertenecía a la misma esfera intelectual que la Escuela Nacional de Bellas Artes, sus egresados salían con la capacidad de realizar artesanías en un nivel técnico aceptable o de poder tocar la marimba en alguna agrupación. Por lo anterior se considera a pesar de lo limitado del proyecto -tanto en espacio geográfico como en número de alumnos-, este significó un importante esfuerzo por la Policía Nacional durante el gobierno de Tiburcio Carías Andino.

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Prensa, Historia y Nacionalismo:

El discurso unionista del Estado liberal hondureño (1877-1883) Por: Julio José Sevilla Galeano*

Resumen: A partir de la reforma liberal hondureña iniciada en 1876 el Gobierno de Marco Aurelio Soto comenzó a implementar medidas dirigidas a la construcción del imaginario nacional como forma de darle coherencia a las políticas modernizantes del proyecto liberal. En este contexto se comenzó a elaborar una historia oficial en donde la unión política de Centroamérica tomaba un papel importante en la configuración del nacionalismo hondureño. El presente artículo analiza la forma en que la historiografía liberal y positivista publicada en el periódico La Gaceta se volvió funcional para sustentar y legitimar el discurso unionista del Estado liberal hondureño durante los años de 1877-1883. Palabras claves: Honduras, nación, historia patria, reforma liberal, unionismo. Abstract: Beginning with the Honduran liberal reform that began in 1876, the government of Marco Aurelio Soto began to implement measures aimed at building the national imaginary as a way to give coherence to the modernizing policies of the liberal project. In this context, an official history began to be elaborated in which the political union of Central America took an important role in the configuration of Honduran nationalism. This article analyzes the way in which the liberal and positivist historiography published in the newspaper La Gaceta became functional to support and legitimize the unionist discourse of the Honduran liberal state during the years 1877-1883. Keywords:Honduras, nation, national history, liberal reform, unionism.

* Pasante de la maestría Historia social y cultural de la UNAH. Docente del Departamento de Ciencias Sociales UNAH-TEC-DANLÍ.

Detalle Monumento a Morazán de primera mitad del siglo XX. Fotografía cortesía de Jorge Amaya. 21 Cultura e Imaginarios Colectivos


1.introducción

El 15 de septiembre de 1880 los Estados centroamericanos conmemoraban el aniversario número 59 de su independencia política en un contexto de transformaciones estructurales que anunciaban la llegada del progreso y la civilización. Para celebrar esta memorable ocasión la Asamblea Nacional Constituyente de Honduras solicitó al Abogado Adolfo Zúniga 1 elaborar y proclamar un discurso patriótico en el salón principal de la Universidad Central en la ciudad de Tegucigalpa. En esta pieza “político-literaria” -que fue reproducida en los periódicos La Gaceta, El Orden y La Paz para darle mayor notoriedad- se enfatizaban los vínculos históricos, geográficos y demográficos de Centroamérica, así como las transformaciones en materia política y económica experimentadas a partir de las reformas liberales. Sin embargo para el autor existía una cuestión pendiente por resolver y era que “...casi somos pueblo sin palabra i espíritu sin porvenir: los centroamericanos no tenemos Patria!...” (Zuniga, 4 de octubre de 1880, p.3). Esta afirmación planteaba un problema crucial desde la óptica de Adolfo Zuniga pues respondía a las dificultades del Estado hondureño en elaborar un imaginario nacional y un proyecto político coherente con los cambios que demandaba el progreso. Los Estados centroamericanos eran entidades políticas autónomas que obstaculizaban la existencia de una nación con un tamaño suficiente como unidad viable para el desarrollo y por ende, las pequeñas nacionalidades tenían que desaparecer para dar lugar a la unión y el engrandecimiento de las grandes naciones (Palmer, 2004, p. 269). Ante esta situación los discursos y conmemoraciones que se efectuaron alrededor de la independencia centroamericana constituyeron un espacio idóneo para imaginar la nación moderna y civilizada en sintonía con el unionismo promovido por el presidente guatemalteco, Justo Rufino Barrios (1873-1885) 2. Dado lo anterior el objetivo de este artículo es analizar la forma en la que la historiografía liberal y positivista se volvió funcional para sustentar y legitimar el unionismo durante el Gobierno de Marco Aurelio Soto (1876-1883) tomando como fuente los discursos conmemorativos de la independencia centroamericana publicados en el periódico oficial La Gaceta.

1 Adolfo Zuñiga Midence (1836-1900), abogado, político y periodista hondureño nacido en Tegucigalpa. Durante la década de 1860 se desempeñó como columnista en el periódico “El Amigo del Pueblo” y fue fundador de los periódicos “El Electoral” y “El Nacional” de tendencias liberales. A partir de la Reforma Liberal hondureña de 1876 se destacó como uno de los políticos e intelectuales más prominentes que sentó las bases ideológicas del liberalismo positivista. 2 Justo Rufino Barrios Auyón (1835-1885). Político y militar guatemalteco. Se desempeñó como presidente de Guatemala durante los años de 1873 a 1885 aplicando medidas de corte liberal y buscando restablecer la unión política de Centroamérica con el apoyo de Honduras y El Salvador. En 1885 Barrios declaró la constitución de la unión y llamo a los Estados a declarar elecciones para elegir a los representantes del congreso constituyente. Luego de la decisión del presidente salvadoreño, Rafael Zaldívar, de abandonar el proyecto unionista con el apoyo de Nicaragua y Costa Rica, Barrios emprendió una campaña militar contra el Estado salvadoreño lo que le costó la vida en la batalla de Chalchuapa finalizando asi el intento de reunificación de Centroamérica.

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ii. La reforma liberal y el ideal unionista A partir de la década de 1870 los Estados centroamericanos comenzaron a experimentar una segunda etapa del liberalismo conocida como las reformas liberales. Estas estaban caracterizadas por un proceso de centralización del Estado oligárquico, la vinculación con el mercado capitalista mundial a partir del modelo agroexportador y la constitución de la nación a partir de la ideología nacionalista sustentada en el territorio, las costumbres y la historia patria, buscando crear así una identidad moderna. Dentro de este nacionalismo el concepto de unionismo fue una expresión de la voluntad de los Estados centroamericanos por constituirse en una unidad política a partir de la restitución del proyecto federal en el que había transitado la región a partir del surgimiento de las Provincias Unidas de Centroamérica desde el año de 1823 hasta 1838 cuando el proyecto político fracasó (Cuevas Molina, 2014).

Desde la década de 1870 el Estado de Guatemala bajo el gobierno del general Justo Rufino Barrios, comenzó a promover el unionismo alrededor de la centralización política teniendo a Guatemala como la capital de la unión centroamericana. Barrios estuvo motivado por temáticas de defensa exterior, relaciones exteriores fundamentadas en la afluencia del capital extranjero y la inmigración procedente de países industrializados. De esta forma se consideraba a la unión como “...la manera mejor de manejar las cinco repúblicas, desde el punto de vista económico, y más efectiva desde la consideración de los elementos encargados de dirigirla, que serían los ciudadanos más eminentes y distinguidos de los cinco estados...” (García Giráldez, 2005, pp. 63-64). Por lo anterior este unionismo de finales del siglo XIX se caracterizó por ser un proyecto oligárquico imaginado y expresado por una

Como sostiene Teresa García Giráldez (2010) este unionismo evocaba al federalismo, la nación y la patria, siendo una doctrina política que se inclinaba a la unión de las provincias o estados para formar un nuevo estado. La unión centroamericana también tendrá un sentido social como independencia, libertad interior y bienestar, como forma de dirigir y canalizar los esfuerzos colectivos hacia el progreso y por lo tanto “...se dirigía a forjar la universalidad de Patria Grande de Valle, desautorizaba los localismos de las patrias chicas, porque impedía concentrar energías en una tarea de miras más amplias...” (García Giráldez, 2010, p.209).

Portada de la “Constitución de la república federal de Centro América de 1824”. Guatemala: Asamblea Nacional Constituyente. 23 Cultura e Imaginarios Colectivos


elite política a partir de postulados liberales, positivistas y pragmatistas, respondiendo así a los intereses económicos y políticos de grupos minoritarios que intentaron “...Hacer prevalecer su concepción del mundo: su forma de organizar la sociedad y el gobierno y procuraron imponer sus ideas acerca de la libertad general en los individuos, y cómo podía manifestarse efectivamente en el progreso general de los hombres particulares...” (Sierra Fonseca, 2002, p. 25).

Desde una posición caudillista Justo Rufino Barrios buscó imponer a los países vecinos este proyecto unionista. De esta manera las reformas liberales promovidas por los Gobiernos de Marco Aurelio Soto en Honduras y Rafael Zaldívar (1876-1885) en El Salvador tuvieron influencia directa de Guatemala, buscando así avanzar en sintonía con los países vecinos y constituir un Estado fuerte que pudiera incorporar por la fuerza a los gobiernos de Nicaragua y Costa Rica (Taracena Arriola, 1994, p.203).

iii. Laimaginario prensa liberal y la conformación del nacional hondureño

Gran número de investigaciones históricas han establecido un enfoque que articula la función de la prensa en la conformación de la nación en Centroamérica durante el siglo XIX y las primeras décadas del XX desde la perspectiva de la historia cultural y los postulados teóricos de Benedict Anderson, Roger Chartier o Eric Hobsbawm. Por esta razón se ha considerado a los periódicos como “...una expresión cultural indispensable en el proceso de consolidación de la nacionalidad, los medios técnicos necesarios para representar la comunidad política imaginada a través de la publicación y asimilación de las ideas y valores...” (Vega Jiménez, 1996, p. 159). En este proceso los discursos sobre el unionismo, la historia fundacional de la nación y los héroes patrios fueron reproducidos en la prensa liberal constituyendo un vehículo para difundir esta ideología nacionalista (Palmer, 2004). A las funciones político-doctrinarias e informativas de la prensa le fueron sumadas nuevos debates y temáticas que posibilitó la conformación de una comunidad de lectores con un sentimiento de pertenencia nacional.

En Honduras la prensa liberal del último cuarto del siglo XIX se convirtió en importante aliado para imaginar y representar la nación. En este caso los periódicos liberales oficiales publicaban discursos alrededor de la historiografía oficial, lo que desde la perspectiva de los ideólogos liberales constituía un acto patriótico al rescatar y fijar la memoria colectiva y civilizar las conciencias alrededor de un imaginario nacional. Este imaginario nacional se sustentaba en el paradigma del progreso, la invención de un panteón cívico, el combate explicito contra el pasado colonial y la continuidad al proyecto reformista liberal iniciado por el General Francisco Morazán3, a cuya memoria se le otorgó “...una especie de resurrección, animada por el soplo divino de la prensa...” (La Redacción, 25 de febrero de 1882, p.1) Estos discursos nacionalistas comenzaron a publicarse en un primer momento en los periódicos oficiales La Paz y la Gaceta editados en la ciudad de Tegucigalpa. Los artículos, proclamas y opiniones que las elites políticas escribieron alrededor de la historia oficial y el ideal unionista, tuvieron un papel privilegiado en estos periódicos al tener el acceso y el control al discurso.

3 José Francisco Morazán Quezada (1792-1842). Militar hondureño y Presidente de la República Federal de Centroamérica durante los años de 1830 a 1838, periodo durante el cual implementó medidas de corte liberal destinadas a la conformación del Estado liberal así como la modernización de la sociedad y la economía. Durante las reformas liberales de la segunda mitad del siglo XIX pasó a convertirse en el símbolo de la libertad, el progreso y en un referente de la unión Centroamericana.

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Esto les permitió desempeñar una función ideológica alrededor de la circulación de sus ideas y la homogenización de la sociedad por medio de la construcción de la identidad de sus lectores ideales a partir de criterios y cualidades que eran consideradas positivas dentro del imaginario liberal. La Gaceta y La Paz se autodefinían como periódicos verdaderamente nacionales, alejándose así de la prensa “mordaz” y “personalista” que según los reformistas había caracterizado al periodismo hondureño hasta ese momento, con lo que se le otorgaba un criterio de legitimidad a sus discursos bajo vocablos como “verdad”, “científico”, “moral” y “utilidad” (Anónimo, 18 de noviembre de 1877), por lo que el discurso unionista iba cargado de argumentos racionales y “objetivos” lo que también le confirió una mayor autoridad.

iv. Historia y Nación: Las conmemoraciones del 15 de septiembre y el discurso unionista (1877-1883)

En seguimiento a la ideología liberal decimonónica en donde la fundación y el desarrollo de las naciones respondían a un proceso evolucionista y progresivo de la humanidad, los reformadores liberales hondureños elaboraron sus argumentos a favor de la unión centroamericana a partir de las leyes históricas dictadas por el progreso. De esta manera se comenzó a establecer una historiografía oficial en donde acontecimientos como la independencia y la República Federal de Centroamérica se convirtieron en importantes espacios de opinión a la hora de sustentar históricamente el ideal unionista. En este sentido a las conmemoraciones del 15 de septiembre de 1821 se le atribuyeron una serie de representaciones y valores alrededor de la noción de unidad centroamericana, mismas que se reforzaron a partir de una ritualidad cívica en donde estaban presentes las exposiciones públicas del pabellón nacional y las proclamas patrióticas que recordaban el pasado común de la región. La prensa oficial fue un importante canal donde se reproducían estos eventos, confiriéndole así un importante papel para generar y dirigir la opinión publica (La Gaceta, 1880, p 1).

Detalle de una de las hermanas que representan la Unión Centroamericana en el Monumento a Morazán en San Salvador, El Salvador. Fotografía de Julio Sevilla.

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Estas medidas respondían a las dificultades que experimentó el proceso de construcción de la nación hondureña que lo obligaba a buscar en el pasado las imágenes del inconcluso proyecto de la Federación Centroamericana. Por esta razón se comenzó a construir un imaginario nacional alrededor de la figura de Francisco Morazán como símbolo de la libertad, el progreso y la definición de la unión centroamericana como forma de pensar la nación hondureña (García Buchard, 2012, p. 11). Por otra parte las conmemoraciones del 15 de septiembre procuraban crear una conciencia nacional alrededor de un pasado compartido como región, lo que permitía crear marcos de referencia no solo funcionales para sustentar el nacimiento de la Patria Grande sino también para expresar el sentir nacional alrededor del unionismo: “...Centro-América se pone hoi [sic] de pié, i una en su pasado, como es una en su porvenir, celebra el acontecimiento fundamental de su historia, la fecha fausta de su independencia, como si fuera un solo pueblo, como si fuera una sola nación...” (Zuniga, 4 de octubre de 1880, p. 2). Por lo anterior la independencia de Centroamérica se convirtió en el punto de referencia con el que se construyó el discurso histórico que pretendía darle coherencia al proyecto liberal de los reformadores, por lo que el pasado se reelaboraba según los intereses políticos del momento y al tipo de nación que se imaginaba: “...Unión: -tal es la Patria de hoy [sic], la Patria de nuestros ensueños, de nuestras ilusiones i [sic] de nuestras esperanzas. Unión: -tal es la hermosa, la grande, la verdadera Patria, la Patria que intentaron crear los egrejios [sic] varones de 1821, la Patria del mañana, la Patria del porvenir...” (Zuniga, 22 de septiembre de 1878, p. 3).

De esta forma los discursos unionistas representaban a la independencia de Centroamérica como el acontecimiento fundacional de la nación en donde la historia y el proceso independentista tomaban sentido al establecer el propósito histórico de la nación centroamericana como un proceso evolutivo en donde “...las naciones, como los individuos, nacen, crecen i [sic] se fortifican en gradual desarrollo, entre jemidos [sic], entre sollozos i [sic] llanto, hasta alcanzar el vigor i [sic] la fuerza de la virilidad...” (Zelaya, 16 de septiembre de 1881, p. 2). En esta concepción progresiva de la historia el intelectual hondureño Ramón Rosa (1848-1893) establecía una interpretación del pasado hondureño y centroamericano tomando como referencia la “Ley de los tres Estados” de Augusto Comte en donde se parte de una etapa teológica, metafísica y positiva. Esta visión histórica presentaba al pasado colonial como el periodo oscurantista dominado por el dogma católico mientras que el periodo posterior a la independencia correspondía a un proceso de inestabilidad y progreso propio del periodo metafísico que anunciaba la etapa racional y positiva cimentada en el orden y el progreso como punto de partida para establecer la nación moderna (Sierra Fonseca, 2002, p. 26). Siguiendo esta interpretación, el periódico La Gaceta publicó un editorial en conmemoración del 27 de agosto de 1876 -el día en que Marco Aurelio Soto inauguró su Gobierno provisional- en donde se interpretó la historia patria a partir del uso de tres figuras: El viejo espíritu de la colonia, el espíritu del caudillaje indiano y el grande espíritu liberal del siglo. Estas hacían referencia a las ideas que sustentaron cada uno de los periodos históricos en los que había transitado el istmo, otorgándole sentido a los vínculos políticos y sociales compartidos por la región, así como su transición como un ente orgánico bajo la ley universal del progreso y la civilización (La Redacción, 27 de agosto de 1882, pp.1-2).

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Bajo esta concepción, la acción patriótica era la fórmula mágica que redimía a la nación por medio de la “revolución social” sustentada en la razón, la ciencia y la educación, superando de forma evolutiva las etapas “atrasadas” iniciadas por la colonización y continuadas por el inestable periodo histórico que iba de 1839 a 1876 (Alvarado, 30 de septiembre de 1880). Por lo anterior el proceso iniciado por los reformistas liberales desde la década de 1870 era contrastado con el crecimiento demográfico y el progreso económico bajo la creencia de haber entrado a la era de la civilización, y por ende la extensión

v.

de la educación, el impulso agrícola que se experimentaba, el establecimiento de las líneas telegráficas y la introducción de los ferrocarriles. Todo ellos le confería un grado de optimismo al discurso liberal y le permitía afirmar que Centroamérica había entrado a la era del progreso, lo que volvía viable la unidad de la región de manera orgánica, respondiendo así a las leyes históricas y evolutivas determinadas por el espíritu liberal del siglo “...la independencia, reconstruirá la República, una é indivisible, y hará de la nacionalidad centro-americana una sola Nación...” (Úcles, 22 de septiembre de 1882, p. 3).

Ser nacionalista es ser unionista: algunas estrategias discursivas alrededor del unionismo centroamericano

Con el fin de restablecer la Patria Grande algunos políticos e intelectuales liberales como Adolfo Zuniga, Ángel Ugarte, Carlos Alberto Uclés, Jerónimo Zelaya y Ramón Rosa se valieron de una serie de estrategias discursivas para legitimar el unionismo y persuadir a las elites políticas y económicas de Honduras de que la “...Unión es la paz perpétua, la renta pingue, la administración barata, el crédito consolidado, la industria floreciente, el comercio libre, la inmigración llegada, el progreso fecundo, el país respetable y el honor limpio...” (Úcles, 22 de septiembre de 1882, p. 3). En este sentido las estrategias iban desde la autopresentación positiva de los liberales como herederos del proyecto unionista de Morazán, la polarización ideológica por medio de la deslegitimación de los conservadores separatistas y los beneficios que presentaba reorganizar la República Centroamericana. El unionismo se legitimaba como una necesidad histórica en donde descansaba la solución a todos los problemas nacionales y permitía responder a los retos planteados por el mundo civilizado considerando que “...la disgregación de Centro-América es un absurdo social,

político, económico, histórico y geográfico, -que- tiene que desaparecer, por la ineludible ley del progreso en este siglo de las Nacionalidades...” (Uclés, 22 de septiembre de 1882, p.3). Por esta razón el discurso de Adolfo Zuniga pronunciado ante la Asamblea Nacional Constituyente de 1880 buscaba persuadir a los diputados de aceptar voluntariamente la resurrección de la patria Centroamericana: “...Yo os escito [sic], Señores, á trabajar con fé, con teson [sic] i [sic] constancia por el inmediato restablecimiento de la unidad de Centro-América, que es el supremo ideal del patriotismo, la gran tabla de salvación para los peligros que nos amenazan, la ancha base de nuestro engrandecimiento futuro, i [sic] la salvaguardia de la justicia i [sic] el derecho, del orden i [sic] la libertad...” (Zuniga, 4 de octubre de 1880, p. 4). Alcanzar la unión centroamericana era una cuestión de supervivencia nacional al proponer instituciones fuertes que garantizacen la paz y la libertad, construyendo discursivamente

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un contexto en donde se colocan a los destinatarios del discurso bajo una situación de amenaza nacional, sobre todo ante el inminente avance de la influencia extranjera en Nicaragua ante el interés del proyecto del canal interoceánico (Rosa, 6 de octubre de1880). De igual forma lo racional y utilitario era mantener fuerzas y recursos para asegurar el progreso, lo que posibilitaría el desarrollo agrícola e industrial, una administración más eficiente y el bienestar material y moral, finalizando así con los periodos de inestabilidad política e intervenciones armadas entre los estados centroamericanos: “...Mientras estas cinco soberanías de nombre; mientras estas cinco nacionalidades que no tienen real i [sic] verdadera vida propia, que no tienen razón de ser, i [sic] que viven en perpétuos temores, en eternas desconfianzas, no se unan en cuerpo de Nación, no vuelvan al punto de partida de su grande existencia política, la paz será imposible, i [sic] el órden i [sic] el progreso estarán pendientes...” (Zuniga, 4 de octubre de 1880, p. 3).

año de 1840 acá, Centro-América ha vivido muriendo...” (Zuniga, 22 de septiembre de 1878, p. 4). El político e intelectual hondureño Ramón Rosa, establecía únicamente dos partidos alrededor de la cuestión unionista: el nacionalista que simpatizan con este proyecto político y los separatistas que se oponen a este. En este caso se recurría a una serie de comparaciones para enfatizar y reforzar la auto-presentación positiva de los nacionalistas como invocar las figuras de Francisco Morazán, Joaquín Rivera, José Francisco Barrundia o Gerardo Barrios como símbolo de los ideales más nobles que un ciudadano puede desear para su patria. A los separatistas se les vinculaba con Rafael Carrera, Braulio Carrillo o Francisco Ferrera catalogados como “... oscuros y brutales caudillejos que han llenado de charcas de sangre el suelo centroAmericano...” (Rosa, 15 de septiembre de 1882, p. 2).

Los intelectuales liberales hacían uso de la polarización ideológica como forma de deslegitimar conceptos e ideas opuestas al liberalismo y el unionismo. En este caso a partir del uso de estereotipos o el reforzamiento de las cualidades negativas de los opositores políticos representados por los conservadores separatistas se deslegitimaba su posición política, identificándolos como un obstáculo a combatir. Es decir, por medio de la persuasión se recurría a la idea de nación como un ente orgánico que acusaba al caudillaje y los movimientos separatistas como enfermedades que provocan la muerte de Centroamérica, por lo que “...el 15 de Septiembre de 1821 fué la luz, fué la vida. El año de 1840 trajo la disolución, trajo la noche, trajo algo parecido á la muerte. Del

Detalle del Monumento a Morazán en San Salvador, El Salvador. Fotografía de Julio Sevilla. 28 Cultura e Imaginarios Colectivos


Marco Aurelio Soto y su esposa Celestina Mijango. Fotografía cortesía de Jorge Amaya.

En este caso se comprometía al público a tomar una posición que ya se ha predeterminado discursivamente, es decir a partir del reforzamiento de los atributos positivos de los nacionalistas o negativos de los separatistas se obligaba sutilmente a simpatizar e identificarse con las causas unionistas, mismas que eran reforzadas a partir argumentos sustentados en un conocimiento considerado científico, universal y racional lo que le confería un grado de “objetividad” y autoridad a los argumentos, buscando así evitar que la posición ideológica del Estado liberal pudiera ser contestada. “...Los pueblos, como los hombres, no viven sino de verdad. Y yo no conozco, yo no alcanzo á comprender otra verdad política, otra verdad económica otra verdad social, otra verdad fundamental, en Centro-América, que la consolidación nacional. Yo no comprendo, yo no alcanzó, yo no descubro otra gloria, otro porvenir en los horizontes de la Patria, que la resurrección de Centro-América, que la nueva creación del Estado centro-americano...” (Zuniga, 22 de septiembre de 1878, p. 3). Por lo anterior, el discurso unionista construido durante el Gobierno de Marco Aurelio Soto se legitimó bajo la presunción de ser objetivo, lo que implícitamente se convertía en un discurso impositivo al estructurarlo de tal forma que no permitía rebatir sus afirmaciones, posicionando al oyente o lector bajo un papel pasivo e impidiendo contrastar las ideas expresadas por los principios liberales y el imaginario de nación que se sostenía. Por esta razón las verdades discursivas sostenidas por los ideólogos liberales respondían a la relación poder-saber que mantenían en su condición de intelectuales del Estado liberal oligárquico.

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vi. Conclusiones En la búsqueda de la conformación del imaginario nacional hondureño los reformadores liberales comenzaron a construir un discurso unionista a partir del nacionalismo decimonónico de fuerte inspiración liberal que concebía al surgimiento de la nación como parte de la evolución social y el progreso, otorgándole a las naciones de gran tamaño territorial mayores posibilidades de integrarse al ámbito de los países civilizados. De esta forma lo razonable era que Centroamérica se unificara como una sola nación a partir de los vínculos históricos y geográficos que compartían, percibiendo al unionismo como una alternativa viable para concentrar todas las fuerzas de los cinco Estados en el desarrollo de la región y otorgarle sentido y propósito a la Patria Grande en el escenario de las naciones modernas y en la historia universal trazada por el progreso. Haciendo uso de la invención de tradiciones como ser la independencia patria de 1821 los intelectuales y políticos comenzaron a elaborar discursos conmemorativos que fueron reproducidos por el periódico oficial La Gaceta, buscando alcanzar el consenso entre las elites políticas a favor del proyecto reformista y la reunificación centroamericana a partir de la polarización ideológica, la auto-presentación positiva de los valores liberales e inclusive argumentos reforzados con criterios racionales y objetivos. En este caso el pasado histórico de la región se instrumentalizaba en beneficio de la unidad política a partir de un discurso coherente con el liberalismo y el positivismo.

Si bien los reformistas liberales estaban conscientes de la necesidad y posibilidad de unificar la región centroamericana también existieron contrastes sobre los mecanismos más adecuados para llevar a cabo tal proyecto nacional. Algunos partían de la suposición de que los avances experimentados a partir de las reformas liberales en comunicaciones telegráficas, comercio, industria y la expansión de la educación, eran la base para que la ciudadanía respondiera de manera espontánea y orgánica a la unificación de los cinco Estados bajo un solo gobierno. Otros intelectuales como Ramón Rosa y Ángel Ugarte desde una perspectiva más pragmática consideraban que la unificación debía de realizarse por medio de la fuerza de ser necesario ante la incertidumbre de esperar a que la voluntad general llegase a conformar en algún momento una sola nación. Por este motivo se justificaba la existencia de una figura fuerte que moviera la inercia del pueblo por lo que “...la reconstrucción nacional debe ser la obra de una cabeza bien organizada ó de un brazo robusto i [sic] vigoroso: la astucia ó la fuerza. Todo lo demás son utopías...” (Ugarte, 16 de septiembre de 1881, p.4). Con estas afirmaciones se denotaba así el carácter autoritario y oligárquico detrás del unionismo impulsado por los liberales positivistas. Siguiendo al historiador Rodolfo Pastor Fasquelle (2011) fue debido a esta estructura de poder caudillista mantenida por Justo Rufino Barrios junto al aislamiento geográfico de los estados y la inexistencia de un partido unionista centroamericano organizado, las causas por las que el proyecto de unificación fracasó.

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vii. Referencias Alvarado, R. (1880, septiembre 30). Discurso pronunciado por el Señor Licenciado Don Rafael Alvarado en la festividad del 27 de Agosto. La Gaceta, pp. 2-3. Anónimo (1877, noviembre 18). Cuáles deben ser los fines de nuestra prensa. La Paz, p.2. Cuevas Molina, R. (2014). La unión centroamericana en el siglo XIX. REBELA, 4 (1), pp. 24-33. La Gaceta (1880) El quince de septiembre, 4 de octubre, p.1. García Buchard, E. (2012). La mirada de los historiadores liberales centroamericanos sobre Francisco Morazán y el imaginario nacional hondureño (18701892). Cuadernos Intercambio, (10), pp. 101-123. García Giráldez, T. (2005). El debate sobre la nación y sus formas en el pensamiento político centroamericano del siglo XIX. En Marta Elena Casaús Arzú y Teresa García Giráldez, Las redes intelectuales centroamericanas: un siglo de imaginarios nacionales (1820-1920) (pp. 13-69). Guatemala: F&G Editores. García Giráldez, T. (2010). El concepto de unionismo y los significados compartidos entre los intelectuales centroamericanos (1880-1930). En M. Casaús (coord.) El lenguaje de los ismos: algunos conceptos de la modernidad en América Latina (pp. 203-247). Guatemala: F&G Editores. La Redacción. (1882, agosto 27). Al 27 de agosto de 1876. La Gaceta, pp.1-2. La redacción. (1882, febrero 25). Monumento dedicado a la memoria del Ilustre General Francisco Morazán. La Gaceta, pp. 1-2.

Palmer, S. (2004). Sociedad anónima, cultura oficial: inventando la nación en Costa Rica (1848-1900). En I. Molina y S. Palmer (Eds.), Héroes al gusto y libros de moda, sociedad y cambio cultural en Costa Rica (1750-1900), (pp. 257-324). San José: EUNED. Pastor, R. (2011). Historia mínima de Centroamérica. México: El Colegio de México. Rosa, R. (1880, octubre 6). Discurso que, con motivo del aniversario LIX de la Independencia Nacional, pronunció el Ministro de Estado, Don Ramón Rosa, por encargo del Gobierno de la República. La Gaceta, pp.1-4. Rosa, R, (1882, septiembre 15). La Independencia y la Unión Centro-Americana. La Gaceta, pp. 1-3. Sierra Fonseca, R. (2002). El problema de la idea de nación en la Honduras del siglo XIX. Tegucigalpa: Litografía López. Taracena Arriola, A. (1994). Liberalismo y poder político en Centroamérica (1870-1929). En Víctor Hugo Acuña (ed) Tomo IV, Historia General de Centroamérica (pp. 167-253). Costa Rica: Flacso. Uclés, C. (1882, septiembre 22). Discurso del Señor Dr. Don Cárlos Alberto Uclés. La Gaceta, p.3. Ugarte, A. (1881, septiembre 16). Discurso del Señor Ugarte. La Gaceta, pp. 3-4. Vega Jiménez, P. (1996). De periodista a literato los escritores de periódicos costarricenses (1870-1890). Anuario de Estudios Centroamericanos, 22(1), pp. 149-163.

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Zelaya, J. (1881, septiembre 16). Discurso del señor Zelaya. La Gaceta, pp. 2-3. Zuniga, A. (1878, septiembre 22). Discurso pronunciado en la velada en la Universidad. La Paz, pp. 3-4. Zuniga, A. (1880, octubre 4). Discurso pronunciado por el Diputado Adolfo Zúniga, por encargo de la Asamblea Nacional Constituyente, en el aniversario LIX de la Independencia. La Gaceta, pp.2-4. Detalle de una de las hermanas que sostiene la Constitución Centroamericana en el Monumento a Morazán en San Salvador, El Salvador. Fotografía de Julio Sevilla.

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Educar es Gobernar. El Estado y la educación en Honduras (1887 – 1933) Por: Joel Enrique Barahona Andino*

Resumen: El propósito de este artículo es abordar el periodo de la creación del sistema educativo en Honduras en 1882 y su desarrollo durante las primeras tres décadas del siglo XX, analizando su estructura, el objetivo del sistema y los diferentes elementos que formaban parte del discurso liberal que se transmitió a través de él. Este artículo enfoca su atención en el período durante el cual se fundó nuestro sistema educativo, identificando lo esencial de su evolución en el periodo 1877-1933. Palabras claves: Sistema educativo, discurso liberal, civismo, Luis Landa, docencia. Abstract: The purpose of this article is to address the period of the creation of the educational system in Honduras in 1882 and its development during the first three decades of the 20th century, analyzing its structure, the objective of the system and the different elements that were part of the liberal discourse that it was transmitted through him. This article focuses its attention on the period during which our educational system was founded, identifying the essentials of its evolution in the period 1877-1933. Palabras claves: Educational system, liberal discourse, civics, Luis Landa, teaching.

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I. Introducción La educación ha sido históricamente uno de los medios para transmitir valores, ideas, simbolismos e ideologías que a su vez responden al pensamiento hegemónico en el Estado y las élites gobernantes. La educación, particularmente la educación pública, no fue solo un medio para formar, sino también para reproducir y legitimar determinadas relaciones de poder y maneras de pensar. En este caso la ideología de civilización y progreso, el positivismo y el utilitarismo son concepciones que sustentaron el proyecto educativo de la Reforma Liberal hondureña desde 1876. Uno de los objetivos importantes en educación como sistema, era formar ciudadanos desde una concepción republicana positivista y utilitaria, que fue el sustento más importante de la instrucción pública al constituirse el sistema educativo hondureño con la aprobación del Código de Instrucción Pública en 1882. La estructura creada para el funcionamiento de este sistema es descrita en el primer apartado; en el segundo se analizan sus objetivos y los componentes esenciales del discurso en que se basó. Finalmente se aborda la situación de la educación hondureña, sus cambios y desafíos en las primeras décadas del siglo XX.

Escuela Nacional de artes y oficios (Comayagüela, 1889). Fotografía: Juan T. Aguirre. Recuperado de: https://digitallibrary.tulane.edu/islandora/object/ tulane%3A10872 34 Cultura e Imaginarios Colectivos


II. El sistema educativo y su organización El principal logro del Código de Instrucción Pública decretado en 1882 fue la conformación progresiva del sistema educativo en Honduras, organizado de forma jerárquica y vertical. Su dirección estaba a cargo de un secretario de Estado que cumplía las funciones de formular programas comprensivos para la enseñanza en todos sus niveles, proponiendo textos y metodologías pertinentes. Los informes anuales del secretario de Instrucción Pública evaluaban el progreso por medio de datos que recibía de todo el país; las estadísticas indicaban el número de instituciones escolares abiertas cada año, el número de alumnos inscritos, los materiales escolares utilizados, los edificios disponibles y la cantidad y calidad de los maestros. La Figura N° 1 refleja la organización del sistema de educación en el que la dirección y supervisión se organizaban por sectores que respondían a una jurisdicción territorial determinada. Cada uno poseía una dirección que desempeñaba funciones parecidas a las del secretario, diferenciándose solamente por el espacio en que se ejercían sus funciones. La Dirección General tenía cobertura nacional y su director era el secretario de Estado, mientras que los departamentos estaban a cargo de los gobernadores políticos y en los municipios la responsabilidad principal les correspondía a los alcaldes.

Figura 1.

Organización del Sistema Educativo Hondureño 1883-1933.

Fuente: Elaboración del autor en base del código de Instrucción Pública de 1883.

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Los municipios eran los más numerosos del sistema, sus autoridades se encargaban de supervisar las actividades escolares, identificar las necesidades de las escuelas y el desempeño de los maestros en los pueblos y aldeas de su jurisdicción. La información resultante era trasmitida a los otros niveles por medio de informes enviados a la Dirección General en Tegucigalpa. Los informes reflejaban una imagen de la situación general de la educación y de los problemas y necesidades por solventar.

Figura 2.

Propuesta de organización territorial del sistema educativo hondureño.

Simbología Dirección General Dirección Departamental Dirección Distrital Municipal Fuente: Elaboración del autor en basé del Código de Instrucción pública de 1883. Nota.

La dirección e inspección de la instrucción secundaria se encontraba en el nivel departamental debido a que los colegios y las escuelas normales y superiores se encontraban solamente en las cabeceras departamentales, sus encargados eran los directores elegidos por los gobernadores departamentales o el secretario de Estado. Finalmente el rango de la enseñanza profesional, el último escaño del sistema educativo, era dirigido por el rector de la Universidad Central de Honduras1. La Inspección de estos dos niveles correspondía al Consejo Superior de Instrucción Pública, conformado por el rector de la Universidad y los decanos de las diversas facultades. Además de procurar la mejora del sistema educativo y aprobar los distintos planes de estudio de los colegios y las facultades, el Consejo tenía otra función primordial: nombrar a las personas que realizarían las visitas a los colegios de segunda enseñanza y las facultades de la Universidad. Aparte de la anterior distribución por sectores, los niveles del sistema educativo también se organizaban según las modalidades que asumían los centros escolares, reflejando esta organización los contenidos que se impartirían a la población que atendían. Las escuelas de instrucción primaria se dividían en escuelas elementales, superiores y normales. En las primeras se impartían conocimientos básicos sobre lectura, escritura, operaciones matemáticas básicas y Geografía e Historia de Honduras; además de nociones de composición, recitación, higiene y conocimientos sobre el sistema legal de pesas y medidas (Secretaría de Instrucción Pública, 1882, pág. 35). 1 La Universidad Nacional Autónoma de Honduras, fue conocida con este nombre hasta 1957.

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Las escuelas superiores y normales representaban una continuación de los estudios obtenidos en las escuelas elementales. En las escuelas superiores se impartían conocimientos sobre Álgebra, Geometría y sus aplicaciones, como el dibujo lineal y las operaciones administrativas. A ello se agregaban nociones de Física, Mecánica, Química, Historia Natural, Fisiología, Geografía e Historia general y elementos de Cosmografía. Las escuelas normales compartían estos contenidos, pero su objetivo principal era formar maestros. Por tanto, a los alumnos de estas escuelas se les impartían cursos de métodos de enseñanza, el aprendizaje de una lengua extranjera (francés o inglés), nociones sobre la aplicación práctica de las ciencias en las artes y oficios e inducciones a la Agricultura y la Economía social y doméstica (Secretaría de Instrucción Pública, 1882, pág. 36). La instrucción secundaria se impartía en los Colegios Nacionales de segunda enseñanza que, al igual que las escuelas superiores y normales, se encontraban en las cabeceras departamentales. En estos centros educativos existían dos modalidades, los estudios de bachillerato en Ciencias y Letras y los correspondientes a los de Perito Mercantil. Los contenidos que se impartían eran solo una ampliación del nivel primario, el nivel más avanzado comprendía operaciones matemáticas y administrativas complejas, nociones de Retórica y Poética, Higiene, Agricultura, Química, Física e Historia Universal. La modalidad para obtener el título de Perito Mercantil era una especialización del contenido del bachillerato, enfatizando en las operaciones administrativas y la Teneduría de Libros (Secretaría de Instrucción Pública, 1882, pág. 48). La instrucción profesional correspondía a lo que ahora se conoce como estudios universitarios, la Universidad Central fue reorganizada en 1882; entre otras medidas se dispuso clausurar carreras de contenido religioso como la de Derecho Canónico, pues en la visión positivista y utilitarista de la reforma liberal, el país no tenía necesidad de carreras o estudios de esta naturaleza. En su lugar se crearon tres nuevas facultades que respondían a la orientación filosófica de la reforma: la Facultad Jurisprudencia y Ciencias Políticas, la de Medicina y Cirugía y la de Ciencias. La base material en que descansó esta estructura fue un aparato administrativo encargado de solventar las necesidades del sistema en su conjunto, entre estas la apertura de escuelas y colegios, la construcción de edificios, la compra de los materiales escolares solicitados por todos los niveles y el pago de los maestros. Los fondos para financiar las actividades escolares eran extraídos, en primera instancia, del presupuesto general asignado por el Estado al ramo de educación pública, así como de los impuestos, el cobro de multas y otras actividades llevadas a cabo en los municipios.

II.1 La formación de ciudadanos

El sistema educativo estatal estaba en la obligación de formar a sus ciudadanos en el espíritu republicano para transformarlos en ciudadanos útiles a la república y al Estado. La concepción sobre el ciudadano estaba influenciada por preceptos morales y políticos que lo ubicaban dentro de la vida social. El origen de esta concepción se encuentra en el concepto romano de civitas, que aparte de estar vinculado con la política y el gobierno, se relacionaba con la sociabilidad, la conciencia laica, la urbanidad y la cortesía, atributos ciudadanos esenciales en el republicanismo (Vásquez, 2005). Ramón Rosa, ideólogo de la reforma y secretario de Instrucción Pública, reafirmó en sus discursos el papel de la educación como medio fundamental para crear

Escuela Normal de Señoritas (Comayagüela, 1960). Fotografía cortesía de Jorge Amaya.

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nuevos ciudadanos, mantener el orden y fomentar el progreso. Según Rosa: “…los niños que se instruyen prometen paz para mi patria, orden para la sociedad en que vivo, producción para nuestra industria y nuestro comercio, adelantamiento para nuestras letras, en suma bienestar común que asegura mi felicidad individual…” (Secretaría de Instrucción Pública, 1882, pág. 17). A partir de 1882 se le confirió a la educación en Honduras las características de laica, obligatoria y gratuita, garantizando de esta forma que el Estado pudiera, mediante su organización, transmitir su discurso de civilización y progreso para formar ciudadanos útiles. Según Ramón Rosa, era necesario formar “…ciudadanos conocedores de lo verdadero y de lo justo, apreciadores de sus derechos y obligaciones…” (Secretaría de Instrucción Pública, 1882, pág. 13). Estas nuevas características de la educación le otorgaron un papel hegemónico como aparato ideológico del Estado, al ser el principal medio de transmisión del conjunto de ideas antes descritas. Esta dinámica de transmisión y reproducción de discursos sociales y políticos fue estudiada por el filósofo italiano Antonio Gramsci (1891–1937), quien elaboró una teoría basada en el concepto de hegemonía para explicar cómo las funciones de las estructuras estatales ayudan a legitimar y reproducir las relaciones sociales y de producción entre diferentes grupos sociales. Según esta concepción, el Estado dividiría su accionar en sociedad política y civil. La sociedad política está representada por los aparatos estatales de administración, leyes y otras instituciones que generan esta hegemonía sobre la sociedad de forma directa o mediante la fuerza. El ciudadano que transgredía o hacía caso omiso de estas disposiciones estaba sujeto a un castigo, que en el caso hondureño iba desde medidas leves como las multas y el encarcelamiento menor, hasta el destierro o la suspensión temporal de la ciudadanía; incluso medidas más graves como el encarcelamiento por largos periodos de tiempo y la muerte (Estado de Honduras, 1899, pág. 10). Estas medidas se consignaron en los códigos penales y civiles del período.

La sociedad civil en cambio, abarcaba a las instituciones privadas o públicas que se apoyaban en significados, símbolos e ideas para transmitir las ideologías de las clases gobernantes a un grupo de población más amplio. Estas funciones del Estado son organizativas y conectivas (Gramsci, (1923) [1975]) y actúan de forma conjunta. Gramsci enfatizó en esta última considerando que a través de ella se podía comprender cómo el Estado, mediante la reproducción de estos discursos, logra ejercer control sobre los individuos y la sociedad. Las ideas que conformaban el discurso de la reforma en el periodo estudiado pueden organizarse en tres ejes: en primer lugar el liberalismo, focalizado en los individuos y la libertad individual (pensamiento, expresión, mercado, culto, etc.), la igualdad ante la ley y el derecho a la propiedad privada. Estos derechos quedaron consignados en la legislación y la separación del Estado y la iglesia; lineamientos básicos que servirían para modernizar la estructura del Estado y la nación para dirigirla al progreso deseado (Molina Chocano, 1985 [2008], pág. 35). El segundo eje corresponde al positivismo que plantea una concepción de la realidad obtenida mediante la experimentación y la experiencia, buscando no solo la naturaleza íntima de las cosas, sino también su relación o conexión con otras. La realidad se reduce a hechos concretos y conocibles (hechos positivos), que se hallan en un sistema ordenado (Nuñez Carpíz, 2010, pág. 371). El tercer eje es de carácter ético basado en las ideas del utilitarismo, en el que se impone el principio de felicidad y bienestar como guía de las acciones de los individuos, que serán juzgadas útiles por las consecuencias que tienen sobre la felicidad del colectivo. El sistema educativo hondureño se organizó para trasmitir este discurso a través de los contenidos de la enseñanza, dirigidos a fomentar el concepto de ciudadanía y urbanidad. En su difusión jugaron un papel importante el civismo, el nacionalismo, el arte, la arquitectura, la música y el fervor patrio que fueron introducidos en las actividades y festividades escolares

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según un calendario cívico, en especial la celebración de la independencia nacional. Estas actividades se realizaban dentro y fuera de las escuelas, incluyendo los espacios públicos como las calles y parques, utilizados para las demostraciones patrióticas. Un ejemplo de lo anterior lo constituyen los programas desarrollados por la Dirección General de Instrucción Pública en Tegucigalpa para festejar la independencia de 1821. Se iniciaban con un desfile de todas las escuelas hacia el parque “La Libertad” ubicado en la ciudad de Comayagüela y, una vez reunidos todos los estudiantes, se iniciaba el acto de izar las banderas en un “altar de la patria”. Se interpretaban himnos de autores hondureños como el “Himno a Honduras” de J. J. Reina, interpretado por los alumnos y musicalizado por compositores hondureños como Manuel de Adalid y Gamero. Finalmente la actividad concluía con un discurso del secretario de Estado (Secretaría de Instrucción Pública, 1911, Pág. 323). A lo largo del periodo 1884–1930, el Estado creó una serie de escuelas dedicadas a la enseñanza de habilidades y oficios para el mejoramiento de las manufacturas, entre estas la escuela de fabricación de puros y cigarrillos en Tegucigalpa y Danlí (Secretaría de Fomento O. P., 1911, pág. 41) y la escuela de automovilistas (Secretaría de Fomento O. P., 1915, pág. 47). Con el mismo propósito se aprobaron reglamentos para instituciones como la Tipografía Nacional, que contemplaban la preparación de jóvenes en las distintas labores de dicha institución siguiendo un plan de estudios específico (Z. Figueroa, 1912). ElinterésdelEstadoeraformar personas en distintos oficios tratando de solventar necesidades concretas y útiles o impulsar nuevas industrias. Desde esta concepción institucional, el Estado liberal buscaba reorientar la educación -que había permanecido en manos de la iglesia-, por una modalidad que representara los ideales de progreso y civilización proclamados por la Reforma. Ramón Rosa expresaba en su discurso de inauguración de la Universidad, la necesidad de sustituir la educación sustentada por la teología y la metafísica, por el positivismo educativo.

II.2 Importancia del maestro en el nuevo sistema educativo.

En el sistema educativo nacional una de las piezas fundamentales para transmitir los principios y valores asumidos por el Estado, será el maestro. Su importancia no estribaba solo en su labor pedagógica, sino como difusor de las ideas del Estado republicano. Junto al militar y al funcionario público, el maestro se volverá el vínculo del Estado Central con las diferentes regiones del país, dándole el título de “el alma de la sociedad” (Secretaría de Instrucción Pública, 1908, pág. 5), por esta razón no es de extrañar que en las memorias de educación entre 1900 a 1933 den una gran importancia a los maestros y su formación. En la memoria del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de 1900, se plantea la necesidad de espacios para la formación de maestros certificados por el Estado y para organizar la formación los mismos. Para ello se estipuló que se mandara a dos estudiantes de cada pueblo con aptitudes para la docencia, a las cabeceras departamentales para organizar secciones normales (Secretaría de Instrucción pública, 1900, págs. 11-14). Para obtener personal docente de buena calidad e innovaciones en diferentes áreas, se envió a estudiantes a distintos países a especializarse. En las áreas artísticas el violinista Humberto Cano estudió en Estados Unidos y Europa, los pintores Carlos Zúniga Figueroa, Max Euceda y Pablo Zelaya Sierra estudiaron en España y Arturo López Rodezno en Cuba (1916) y Francia (1939). En el área de la pedagogía fueron enviados jóvenes aspirantes a maestros a Estados Unidos y Chile. Dada la importancia que el Estado le confería al papel del maestro, algunos de estos se transformaron en referentes de sus áreas, considerándolos por su labor pedagógica baluartes de las mismas reformas educativas. Uno de estos fue el maestro Luis Landa quien fue uno de los personajes más importantes del panorama educativo a lo largo de todo el siglo XX en Honduras.

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II.2.1 Luis Landa y sus propuestas educativas.

Luis Landa nació el 28 de diciembre de 1875 en San Ignacio cercano a la ciudad de Cedros y muere en 1977. Inició su educación primaria en la escuela de San Ignacio y posteriormente se trasladó a la escuela de Cedros donde la concluye. Los estudios de secundaria los realizó en el Instituto “El espíritu del Siglo” de la ciudad de Tegucigalpa, donde se gradúa de Bachiller en Ciencias y Letras (Ardón, 1958). Dado sus logros como estudiante destacado ganó una beca para estudiar en Santiago de Chile donde decide estudiar una Licenciatura en Ciencias Físicas y Naturales y en 1899 obtiene su diploma de Profesor de Estado (Ardón, 1958). En ese mismo año retorna a Honduras donde dada su preparación académica, deciden nombrarle “Instructor de Instrucción primaria” en el departamento de Comayagua. Con este primer trabajo en el sector educativo comienza la larga trayectoria de Luis Landa, desempañando puestos de gran relevancia en el área educativa: Director del colegio “León Alvarado” de Comayagua; maestro en Escuelas Normales, desempeñándose en las áreas de Física, Química, Metodología pedagógica, Práctica escolar, entre otras. En el área administrativa se desempeñó como director de la Escuela Primaria de Varones N°1 (Ardón, 1958).

y periódicos. La educación de Luis Landa en Chile influyó mucho en su pensamiento pedagógico, y esto se puede notar leyendo sus escritos en los que su referente sobre vanguardia educativa es precisamente Chile. Luis Landa se involucró en las discusiones realizadas en el ámbito educativo en Centro América y, en una carta de contestación que hace a la oficina interamericana de Costa Rica (Landa, 1994), demuestra que los aspectos criticados se pueden aplicar perfectamente al panorama educativo hondureño. En esa carta se abordan temas muy relevantes para la educación como que: “…la enseñanza que hoy se imparte es libresca y en gran parte confiada a la memoria…” (Landa, 1994). Esta afirmación se vuelve casi atemporal ya que no dista

Sus aportes a la educación fueron muy importantes por las obras especializadas que publicó, entre las que se encuentran: “Botánica sistemática” (1940); “Aves regionales de Honduras” (1970); “Aves de rapiña”, “Mapa de Centroamérica” en colaboración con Esteban Guardiola y Ramón Montoya C., “Temas Geográficos de Enseñanza Primaria” (1913), “El Derrotero” (Manual de Educación cívica), “Dibujo escolar” (Procedimientos básicos), “Patrón caligráfico”, “Teoría Algo-Heurística”, “Influencia de Chile en la cultura de Honduras” (1969)2 y varios artículos sobre ciencias naturales en revistas

Profesor Luis Landa colaborador en la educación hondureña (Tegucigalpa, s/f). Fotografía cortesía de R. A. Sabillón Ortega. 2 Obra que escribió durante su estadía en fungía como Cónsul.

Chile cuando

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mucho del tipo de educación hoy impartida. Para solucionar este inconveniente educativo menciona la importancia de sacar de su zona de comodidad a los educadores y que, en lugar de promedios anuales con las calificaciones, se deberían realizar evaluaciones mensuales, para poder observar el seguimiento de los alumnos. Otra de las propuestas de Luis Landa fue el mejoramiento de las orientaciones en la enseñanza de la cultura popular que se impartía en las escuelas nocturnas. En la carta antes mencionada, Luis Landa habla también sobre una nueva reforma de la enseñanza secundaria donde claramente se puede notar los aportes innovadores que proponía para la educación. Entre estos aportes menciona la reducción de la carga académica y la importancia de incluir materias de cultura artística (Landa, 1994) , además de la implementación de otros estudios a lo largo del año dividido en semestres ya que, según él, todo un año de actividades académicas similares desgasta a los alumnos. Otra de las propuestas de Luis Landa es sobre la educación sexual y señala: “…Las conferencias sobre los estragos causados por el desatino, pueden ser advertencias oportunas para moderar impulsos extraviados,

que degeneran física y moralmente a las personas y la especie…” (Landa, 1994). Uno de los puntos más innovadores de esta carta de contestación se refiere al escrito “Métodos para que la liberación femenina sea realidad”. Landa escribe: “…conviene una propaganda intensa con las legislaturas que se niegan a equiparar a la mujer y el hombre en sus derechos sociales …En periódicos de Chile las he visto ejercer el sufragio, no sé si ya tienen puestos en las legislatura, como en Estados Unidos…” (Landa, 1994). A lo largo de este documento es notoria la referencia constante que Luis Landa hace al acontecer de Chile no solamente en el ámbito educativo, sino también social. También se desempeñó en otras áreas más inclinadas a la política, gracias al interés que mostró en inscribirse en la carrera de derecho en la UNAH. En su carrera en el ámbito político se desempeñó como Subsecretario del Despacho de Instrucción Pública; miembro del Tribunal Superior de Cuentas; diputado del Congreso Nacional Legislativo; Cónsul ad honorem de la República de Chile en Tegucigalpa y asesor jurídico de la Secretaria de Educación Pública (1955-1957).

III. Situación de la educación

en el periodo 1900 – 1933

La estructura del sistema educativo nacional sufrió cambios durante el período 1900-1933 únicamente en los centros escolares de Tegucigalpa y Comayagüela; el resto de los centros educativos se mantuvieron ajenos a estos cambios. También se incluyó nuevas modalidades en los diferentes niveles educativos, como la creación de la sección mixta de párvulos en 1907 dirigida por Guadalupe Reyes de Carías y anexa a la escuela primaria. Paralelamente se crearon instituciones dedicadas a la formación artística como la Escuela de Música (1911) y se clasificó las escuelas elementales en dos tipos: a. Las escuelas urbanas ubicadas en Tegucigalpa y Comayagüela y las establecidas en las cabeceras departamentales y municipales

Alumnos del Instituto Normal de Varones (Tegucigalpa, 1920). Fotografía cortesía de Jorge Amaya.

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b. Las escuelas rurales localizadas en los pueblos y aldeas del interior. c. Las escuelas superiores se vincularon con las escuelas normales y fueron puestas bajo la dirección de la educación secundaria. Los resultados del proceso de escolarización iniciado por la reforma liberal desde 1876 fueron variados y –además- afectados durante este lapso por fenómenos que incidieron directamente en las finanzas de las alcaldías,

influyendo directamente en la apertura o cierre de las escuelas. Esto se puede observar en la Figura N° 3, en las primeras dos décadas del siglo XX, cuando debido a un fenómeno natural como la sequía que afectó a todo el país en 1914, las municipalidades se vieron obligadas a cerrar más de 400 escuelas a nivel nacional. Otros hechos que también incidieron negativamente fueron los conflictos armados y especialmente la guerra civil de 1924.

Figura 3.

Fluctuaciones en la apertura y cierre de escuelas durante el período 1900 - 1930.

Fuente: Elaboración del autor en base a los datos encontrados en las Memorias de Instrucción Pública correspondientes al período de 1900 a 1935.

La calidad de la educación se vio afectada por la escasa cantidad de maestros titulados, a pesar de que en sus discursos los secretarios de Instrucción Pública señalaban la importancia de estos y los consideraban una pieza fundamental para el desarrollo educativo. Las escuelas de educación normalista que aplicaban las metodologías formativas para los maestros, se implementaron a principios del siglo XX pero la mayoría de éstas estaban ubicadas en la ciudad de Tegucigalpa, Comayagüela, Santa Rosa de Copán, La Paz, Marcala, Juticalpa, Danlí, Yuscarán, Gracias, La Esperanza y Choluteca (Posas, 2014, pág. 26). Otro factor que incidió en la carencia de maestros en las áreas rurales fue la inestabilidad de las rentas de los municipios, que daba como resultado bajos salarios o una interrupción del funcionamiento de las escuelas durante períodos largos, por lo que muchos docentes buscaban otros empleos. La Figura N° 4 ilustra la relación de maestros titulados, maestros con certificados de aptitud y maestros empíricos en el periodo estudiado (1908-1935) en el cual resulta muy notorio el marcado ascenso de los maestros empíricos en el sistema educativo nacional.

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Figura 4.

Cuadro comparativo de maestros titulados, mestros con certificado de aptitud y maestros empíricos (1908–1935).

Fuente: Elaboración del autor en base a los datos encontrados en las Memorias de Instrucción Pública correspondientes al período de 1908 a 1935 3.

Federico C. Canales, Secretario de Instrucción Pública (1921-1924), reconoce los problemas del sistema educativo nacional entre los que menciona la falta de escuelas rurales en el país habiéndose establecido únicamente en el 14% del territorio, permaneciendo el resto sin ningún acceso a la educación (Secretaría de Instrucción Pública, 1923, pág. 9). Otro factor era la marcada inasistencia de los niños a las escuelas como se puede observar en la Figura No. 5, como resultado de la negativa de muchos padres del área rural a enviar sus hijos a los centros escolares, prefiriendo ocuparlos como mano de obra en las actividades agrícolas u oficios tradicionales (Secretaría de Instrucción Pública, 1923, pág. 9). La inasistencia de los niños a las escuelas observada en el periodo 1910 – 1930, representó el 58% del total censado a nivel nacional en edad de recibir instrucción.

3 Los datos para 1909, 1910, 1914, 1915 correspondientes a la contabilización de los tipos de maestros, no aparecen en las memorias de estos años.

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Figura 5.

Niveles de escolaridad en Honduras, 1914 – 1930.

Fuente: Elaboración del autor en base a los datos encontrados en las Memorias de Instrucción Pública correspondientes al período de 1914 a 1930.

Es notorio que la capacidad del sistema de educación en Honduras estuvo bastante limitado para proveer educación a todos los habitantes del país por la escasa infraestructura escolar, las necesidades económicas de la población rural, que debió priorizar la sobrevivencia antes que la escuela debido a los fenómenos naturales, las crisis políticas y la falta o permanencia de maestros calificados en las escuelas.

IV. Conclusiones 1. Durante el período 1882 – 1933 se estableció y consolidó un sistema educativo en Honduras, que fue organizado en sectores, niveles y modalidades que buscaban aumentar la cobertura de dicho sistema a nivel nacional y fomentar un proceso de escolarización basado en el positivismo, el utilitarismo y la necesidad de formar ciudadanos útiles a la república. 2. El Estado, a través del sistema educativo nacional, intento desde sus inicios establecer un orden que garantizara la consolidación del sistema republicano, la promoción de una ideología de civilización y progreso que sacara a Honduras del atraso y el estancamiento social en que se encontraba. La educación pública fue uno de los instrumento que acuerpo el proceso de consolidación del Estado Nacional.

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3. El positivismo filosófico aportó una concepción basada en la búsqueda metódica de la verdad por medio de la experimentación y el estudio sistemático para alcanzar el progreso deseado. El utilitarismo como concepto teórico y práctico, fomentó por medio de la educación el ideal de crear un ciudadano útil y práctico cuya acción cotidiana buscaba el bienestar individual y colectivo. 4. A pesar de los esfuerzos realizados en el período estudiado, no se lograron los resultados esperados por los diversos gobiernos debido a la inestabilidad política y la falta de recursos financieros. La escasa cobertura alcanzada por el sistema y la consecuente exclusión de la mayoría de la población, incidieron negativamente en los resultados obtenidos durante el periodo. Esto no significa que la escolarización haya fracasado, sino que no logró todo lo que se propuso. El éxito alcanzado por el sistema educativo nacional se limitó a las ciudades de Tegucigalpa y Comayagüela como sedes del poder central; a diferencia de lo ocurrido en los pueblos y aldeas del interior donde siguieron aislados por más tiempo y sin cambios aparentes.

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Salud del cuerpo, salud de la Nación: La educación física y las actividades lúdicas de los hombres a finales del siglo XIX en Honduras Por Emilson Blanco Morazán*

Resumen: El presente artículo trata sobre la inclusión de la gimnasia en la educación pública hondureña, como resultado de las influencias pedagógicas de la modernidad europea. El desarrollo de la educación física en el sistema educativo hondureño contemplaba concepciones militaristas sobre la preparación corporal de los jóvenes varones y el manejo o mediatización de la violencia y la masculinidad en el área rural como urbana. Se establece las diferencias con la educación física de las niñas y su estigmatización como sexo débil que debía practicar la gimnasia solo para estar en mejores condiciones para procrear y criar la descendencia. También se analiza el paso hacia prácticas deportivas como parte del “proceso civilizatorio” que relaciona el Estado, cuerpo, violencia y masculinidad. Palabras claves: Identidad nacional, educación física, sistema educativo hondureño, masculinidad. Abstract: This article deals with the inclusion of gymnastics in Honduran public education, as a result of the pedagogical influences of European modernity. The development of physical education in the Honduran education system envisaged militaristic conceptions of the body readiness of young men and the management or mediatization of violence and masculinity in rural and urban areas. Differences are established with girls’ physical education and stigmatization as a weak sex that should practice gymnastics only to be better able to procreate and raise offspring. The shift to sports practices is also discussed as part of the “civilizing process” that links the state, body, violence and masculinity. Keywords: national identity, physical education, Honduran school system, masculinity. * Licenciado en Historia y pasante del postgrado en Historia Cultural de la UNAH.

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I. Introducción. Estado y memoria

La cultura física o calistenia (del griego kalos (belleza) y sthenos (fortaleza)) es muy antigua y la podemos encontrar históricamente en casi todas las culturas asociada a la actividad de los guerreros; su práctica tiene como base la fuerza corporal para lograr agilidad, fuerza física y flexibilidad. El desarrollo de la fuerza física fue adoptado por la modernidad como deporte y “…como productor de narrativas nacionalistas” 1. La preocupación por la creación de elementos identitarios de las naciones fue constante en América Latina a fines del siglo XIX y termino identificándose con elementos de la cultura popular aportados por una tradición, forzada o no, legitima o no, pero identificada por la población. Lo cierto es que estos signos identitarios fueron tomando arraigo entre los grupos más populares de la población a pesar de los esfuerzos impuestos por los grupos de poder. Alabarces pone como ejemplo el caso de Brasil donde los elementos identitarios terminaron reduciéndose a zamba, carnaval y futbol, señalando las fuerzas que intervienen en el proceso desde el Estado y las clases populares: “…Es el Estado el que produce este pasaje entre “memoria colectiva” — vivencial y cotidiana— y “memoria nacional” — virtual e ideológica—. O, con más precisión, los intelectuales del Estado, mediadores que construyen ese discurso de segundo orden que es el discurso de lo nacional…” (Alabarces, 1998, p.9) En Honduras al igual que en el resto de América Latina, los esfuerzos para la creación de las identidades colectivas populares tuvieron un fuerte sustento en las escuelas públicas desde donde el Estado intentaba fortalecer la imagen de la Nación unitaria, a través del afianciamiento de los Detalle de boxeadores entrenando: el detenerse para el contador cruzado a la derecha. En: Llewellyn, Williams H. (1883). The art of boxing, swimming and gymnastics made easy. New York: Hurst & co. pp. 39. Recuperado de: https://bit.ly/316gD3J

1

Ver: Alabarces, Pablo. “Lo que el estado no da, el fútbol no lo presta: los discursos nacionalistas deportivos en contextos de exclusión social”, Universidad de Buenos Aires CONICET, ponencia LASA 1998.

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símbolos patrios (himno nacional, héroes nacionales, flor nacional, árbol nacional, animal nacional…). En las escuelas no solo se desarrollaba la retórica nacionalista, sino también se seguían los parámetros culturales alrededor de la gimnasia y el deporte (bautizada como Educación Física y Deporte) a semejanza de lo que se venía implementando en el mundo industrial desde Europa y Estados Unidos. Los grupos de poder en Honduras no pudieron desarrollar una contraparte en la economía nacional que sustentase mejor el Estado Nación y a una clase política e intelectual que dirigiese el discurso identitario; prevalecieron las rencillas políticas y la inestabilidad lo que no favoreció el desarrollo de la economía ni le dio oportunidad al discurso intelectual de fortalecer el imaginario colectivo. El Estado invirtió una buena parte de sus esfuerzos en la política educativa que, a través de la pedagogía moderna, apostaba por un nuevo ciudadano moldeado desde la infancia como etapa en la que se puede inculcar valores cívicos y morales, las buenas costumbres, el amor a la patria y el pensamiento higienista como virtud del cuerpo. Como parte de esta nueva

pedagogía escolar la educación física y los deportes se fomentaron a través del sistema educativo nacional y a través de los Clubes sociales (los deportes que se promovían en Europa y Estados Unidos eran el golf, las regatas, el tenis, el polo y el fútbol). El fútbol fue el deporte que logró un mayor arraigo popular en los países latinoamericanos en la década de los años 50’s y cuyo origen lo encontramos en Inglaterra2. “...Los lugares en los que se escenificó el deporte fueron las public schools y las universidades (Elias y Dunning, 1992), que eran aparatos de distinción por excelencia, así como las instituciones educativas exclusivas de la nobleza; sin embargo, con el aburguesamiento social y la emergencia de los snobs, estas instituciones fueron la clave para la democratización y popularización progresiva de deportes como el fútbol…” (Quitian Roldan, 2013) 3...”. Posiblemente los escasos requerimientos de este deporte (una pelota) facilitaron su popularización en los países de América Latina y de hecho el primer fermento de esa popularización lo encontramos entre la clase más humilde.

I.1Sobre los ejercicios corporales,

militarismo y la gimnasia en Honduras a finales del siglo XIX. A través del artículo 24 de la Constitución Política de Honduras emitida en 1880 se creó la educación pública, laica, obligatoria y gratuita; en 1889 se crea el Ministerio de Educación Pública para dirigir el proceso. La gimnasia o educación física era impartida en las escuelas a niñas y niños, pero la educación física infantil de los varones era diferente, conllevaba la formación del hombre fuerte para el trabajo, el que culminaría su formación en las universidades y/o el inicio a la formación militar vista como panacea de

las virtudes del hombre cívico. Producto de esta visión de las habilidades físicas que deberían desarrollar los varones también surgió en Inglaterra la organización boys scouts de las que estaban excluidas las niñas y que incentivaba las habilidades y destrezas al aire libre y de la supervivencia. En las niñas la educación física era concebida como necesaria para la maternidad, para el cuido de una “descendencia vigorosa”. Los pedagogos de la gimnasia se volcaron a escribir todo tipo de manuales inspirados en el

2 Le seguirán Francia, España y los Estados Unidos. 3 Ver: Quitian Roldan, David. “Deporte y modernidad: caso Colombia. Del deporte en sociedad a la deportivización de la sociedad”. En: Revista Colombiana de Sociología, Vol. 36, N. 1 ene.-jun. 2013 ISSN: impreso 0120 -159X - en línea 2256-5485 Bogotá-Colombia pp. 19-42.

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Niñas practicando ejercicios de gimnasia (Costa Rica, 1944). Recuperado de: https://bit.ly/3iLW5nc

sistema alemán, el inglés, francés, nórdico, y otros intentaron adaptarlos a la realidad nacional. Lo cierto es que esta producción fue la que circuló por los distintos países latinoamericanos, incluyendo Honduras, mismos que conllevaban muchas veces serios prejuicios sociales. Algunos de estos manuales los podemos encontrar en la página web creada por el Museo de la Educación “Gabriela Mistral” de la ciudad de Santiago de Chile, que nos presenta una importante bibliografía de la época en versión digital 4. El “Manual de Gimnasia Escolar para uso de las Escuelas de Instrucción Primaria” (1886) de Chile refleja claramente las diferencias entre el tipo de ejercicios a desarrollar entre hombres y mujeres y el tipo de ropa que debían utilizar cada sexo. Según estos manuales, esta práctica gimnastica buscaba que las mujeres tuviesen un desarrollo físico en virtud de su función reproductora, estar fuertes para la maternidad y crianza de los hijos. Los teóricos de la pedagogía de la época de esta asignatura como Alejandro Lamas, eran claros en estas diferencias:

“…eduquemos físicamente á la niña y á la mujer, que ella, convertida en madre, sabrá hacer viril á su hijo, ella creará las primera tendencia iniciales al miedo ó al valor: ella será la primera profesora de energía en su hijo… pues si el hombre necesita un organismo vigoroso, no menos lo precisa la mujer que engendra al hombre, le cría, le educa...” 5 (Lamas, 1912, Pp. 60-61). Lamas también señala el comportamiento “previsible” en niños y niñas a la hora del juego en el recreo escolar: “…Cuando en una escuela se ordena á los niños recreo libre, inmediatamente se les ve correr, saltar, darse de mojicones, tirarse al suelo, á las niñas hacer otro tanto con menos violencia ó formar ruedas para cantar y dar vueltas; nunca se les ve propiamente jugar…” (Lamas, 1912, p. 40). En su libro Lamas explica que toma de referencia la educación física de los jóvenes de Suecia, Alemania y Francia para desarrollar su propuesta en Uruguay. Estos materiales fueron los que fluyeron hacia los países latinoamericanos incluyendo Honduras.

4 La página web del Museo de la Educación “Gabriela Mistral” nos ofrece una lista de los manuales pedagógicos del sistema educativo utilizados en la época y que circulaban en los distintos escuelas y colegios de América Latina: Liceo Isabel Le-Brun de Pinochet, 1900, Santiago; Bisquertt. El valor de la gimnasia educativa 1948, Santiago; Aguirre, José. Manual de Jimnasia escolar para las Escuelas de instrucción Primaria, 1886, Santiago; Lamas, Alejandro. Educación física e intelectual conexas. 1911, Montevideo; Álvarez, Amalia. Enseñanza secundaria de la mujer 1923, Santiago; Martínez, Guillermo. Observaciones relativas a la educación física de los alumnos de escuelas públicas. 1916, Santiago. 5 Ver: Lamas, Alejandro. Educación física é intelectual conexas. Un plan de educación física infantil, 1912, Montevideo. PDF, Museo Pedagógico de la Educación, Chile. En: https://www.museodelaeducacion.gob.cl/648/articles-71280_archivo_

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II. Gimnasia, masculinidad y militarismo en la Honduras de finales del siglo XIX y principios del XX.

Históricamente las relaciones entre géneros y las funciones que cumplen en la sociedad han estado marcadas -parafraseando a Eleonor Faur-6 por barreras culturales e institucionales que han sido disfrazadas de biológicas. “…Este modelo, de aparente funcionalidad, se sustentaba en la legislación sobre familia, en las políticas de Estado, en la reglamentación del mercado de trabajo, y en variados dispositivos ideológicos que conforman el imaginario simbólico de la sociedad…” (Faur E., 2004, Pp.23-24). La primera mitad del siglo XX particularmente, el mundo enfrentó la reacción de las mujeres organizadas que decidieron luchar por sus derechos políticos (reconocimiento de ciudadanía, derecho al voto), económicos y sociales. Mientras este movimiento evolucionaba, las mujeres fueron presas de los prejuicios, la limitación y/o marginación (educativa, laboral), mientras a los hombres se les asignaban funciones como “hombre cívico”, “jefes de familia”, con toda la carga ideológica y cultural que conlleva. Estas diferencias eran trasladadas también a la parte biológica pues se consideraba a la mujer como frágil, con funciones propias de su sexo (procrear, llevar el hogar). En la segunda mitad del siglo XIX Europa experimentó un resurgimiento de la gimnasia como una preparación tanto del cuerpo individual, como del futuro cuerpo militar de la nación, dirigido especialmente para los jóvenes varones (Vigarello, 2005). El primer proyecto político del Estado hondureño alrededor de la preparación física se dio en el año 1875 con la inclusión de la gimnasia en el sistema

educativo hondureño. El Reglamento de Instrucción Primaria señalaba “…la gimnasia como parte indispensable de un sistema completo de educación,-queserá enseñada en todas las escuelas en las horas destinadas a la recreación, según las reglas simples y favorables al desarrollo de la salud y de las fuerzas de los niños. En las escuelas de varones se agregarán a los ejercicios gimnásticos, ejercicios y evoluciones militares con arreglo a los textos de instrucción del ejército nacional…” (Reglamento de Instrucción Primaria, 1910, p. 269). Esta visión militarista del joven fue conocida en la época como “Vanguardias de la Patria” (Lamas, 1912, Pp.59-63). Los grandes postulados de la educación eran preparar a los niños y jóvenes “…en las cualidades propias de un jefe de familia, de un ciudadano, de un hombre que habrá de procurar su independencia económica, e intervenir en los negocios públicos; mientras a las niñas, por el contrario, se las dirige a las cualidades opuestas, que las hagan aptas para sus diversas funciones en la vida social…” (Ruiz, 1912.p. 95). En 1889 el Consejo Supremo de Instrucción Pública sometió ante el Congreso de la República un proyecto de reforma educativa con medidas de carácter transitorio; no obstante el Congreso decretó la reforma general de la legislación vigente sobre enseñanza manteniendo únicamente las clases de urbanidad y “ejercicios gimnásticos”. (Consejo Supremo de Instrucción Pública, 1911, p. 403). En las reformas al código de instrucción pública establecidas en 1893, la educación primaria se dividía en cinco grados y en todos los grados se incluía

6 Ver: Faur, Eleonor. Masculinidades y Desarrollo Social. Las relaciones de Género vista desde la perspectiva de los hombres. UNICEF, Bogotá, 2004. Arango Editores.

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“gimnasia de salón” 7 con tres lecciones semanales. (Instrucciones de la Dirección General de Instrucción Pública, 1895, p. 4). En un artículo de M. Salazar y publicado en la revista “La Instrucción Pública”, dirigido a las autoridades escolares y a los padres de familia, se señalaba la importancia de la educación física calificándola (citando a H. Spencer) como la moral del cuerpo y se lamentaba de la “fatiga intelectual” entre los jóvenes estudiantes hondureños cuya formación estaba centrada solamente en el saber, desatendido sus capacidades físicas: “…en nuestros centros de enseñanza se cultiva, aunque malamente, el desarrollo intelectual, haciéndose caso omiso del desarrollo físico…”. Las mujeres no estaban fuera de este discurso, aunque se partía de un prejuicio, cuando el mismo autor manifiesta los inconvenientes de su fragilidad: “...¿a quién se les escapa que las hembras endebles estén sujetas a mil desventuras, y a dar una generación sin vigor?...”. (Salazar, 1900, p. 787). En teoría no se establecía una diferencia sobre los ejercicios gimnásticos entre hombres y mujeres pero la intensidad era diferente y el objetivo entre las mujeres era diferente, de manera que las escuelas normales tomaron medidas para que suprimieran el uso del corsé en las niñas mientras hacían los ejercicios. A pesar de no estar excluidas de la gimnasia, se sobreentendía que ellas no participarían de la instrucción física orientada al militarismo. En el “Informe de la visita extraordinaria practicada por el suscrito en las escuelas públicas de la ciudad”, el autor se lamenta que en ciudades pequeñas como Yuscarán “…el local de la escuela de niñas, por las razones expuestas al principio, se haga difícil la enseñanza de esta importante asignatura…” (Zúniga, 1898, pp.517- 518).

Detalle de ejercicio para mujeres. En: Aguirre, J. (1886). Manual de jimnasia escolar para el uso de las escuelas. Chile: F.A. Brockhaus, Leipzig. pp. 12-13. Recuperado de: https://bit.ly/3gdpPaN

Otra limitante del desarrollo de la educación física en las escuelas era que la falta de inversión en las instalaciones adecuadas limitaba su impartición a los centros urbanos y los informes educativos reflejaban la preocupación por su ausencia en los centros educativos rurales. 7 Las clases de salón incluía: esgrima y/o manejo de armas como el sable.

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Detalle de ejercicio con sillas. En: Llewellyn, Williams H. (1883). The art of boxing, swimming and gymnastics made easy. New York: Hurst & co. pp. 82. Recuperado de: https://bit.ly/3gcLVdE


En el “Informe particular del Inspector departamental de Instrucción Primaria de Colón” de 1899 se hace notar que en La Ceiba “…la escuela de varones necesita particularmente un gimnasio y riflitos de madera. A mi modo de ver, solo así se le dará mayor empuje a la instrucción primaria…” (Joaquín, 1899, p. 549). La instrucción secundaria de varones del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza y de Estudios de Aplicación a las Artes y los Oficios, se dividía en seis cursos. Los tres primeros cursos contaban con una clase de moral y urbanidad y se estipuló que “…los tres últimos tendrán dos clases semanales de ejercicios militares… y una clase de gimnasia obligatoria para los alumnos de los seis cursos. Se practicarán en ella los ejercicios de la llamada Gimnasia de Salón, la esgrima, manejo de armas, etc…” (Consejo Supremo de Instrucción Pública, 1911, p. 405). La asignatura sobre gimnasia que incluía el manejo de armas y ejercicios militares, la preparación física de los jóvenes iba de la mano de la formación de soldados, y esta relación ya se encontraba expresa desde el Reglamento de Instrucción Primaria de 1875. En general el discurso sobre las normativas educativas en torno a la gimnasia, de finales del siglo XIX en Honduras, expresa una narrativa más uniforme sobre la relación entre cuerpo, nación y moral; la gimnasia proveía una forma metódica de preparar el cuerpo de los jóvenes varones y la preparación del cuerpo masculino se correspondía con la vitalidad nacional misma. El discurso de la Instrucción Primaria hacía señalamientos constantes sobre que “…la filosofía ficticia y abstracta, han presentado poca o ninguna atención al desarrollo uniforme de nuestra facultad tripartita… con grave perjuicio del desenvolvimiento ético y físico...” (Ponce, 1897, p. 259). Las ideas higienistas cubrían un amplio espectro de temas relacionados con el cuerpo y se les consideraba como la ciencia “que evita las enfermedades” y como aquella que “…siguiendo al hombre en los distintos campos en que ejercita sus aptitudes, educa su vida física, dándole los medios necesarios

para conservar la salud en relación con su género de existencia…”. En este artículo el autor introduce el término cultura física, “…entendiéndose por tal no solo el desarrollo de los músculos, si no el de todos los aparatos del organismo humano, sin olvidar el mental…” (Exposición de Motivos, 1912, p. 183). En 1895 el Director de instrucción primaria en el informe de Estado de la Educación Primaria, manifiesta que sí bien el desarrollo intelectual se promueve en las escuelas hondureñas de la época, existe “…un desequilibrio muy marcado en el desarrollo físico, que por lo general se presenta endeble y raquítico, con funestas consecuencias, en una proporción desventajosa y mayor aun en la mujer…-pero también especifica que- …especialmente para los jóvenes varones no se puede descuidar tampoco los ejercicios militares que preparan al ciudadano para la defensa que la patria reclama de sus hijos…” (Alvarado, 1896. p. 79). La educación de las mujeres y de los hombres, en general, recorrió un arduo camino de confrontación en el que se ponía de manifiesto constantemente la reacción de los hombres de las elites frente a la posibilidad que las mujeres ocuparan o usurparan sus espacios. Esto sucedía también en países como Chile donde uno de los autores de la pedagogía gimnastica decía: “…El temor que abrigan algunas personas que, piensan que Ia mujer más ilustrada y más científicamente preparada, pudiera aspirar a tomar para si el desempeño de cargos propios del hombre, invadiendo, por consiguiente, funciones que de hecho corresponden solo a él, y que se desarrollan también en un círculo que es propio, se destruye considerando que jamás una persona bien educada debe atropellar derechos y atribuciones que no le pertenecen…” (Alvarez, A.1923. p.34).

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II.1 Del ocio al deporte:

el control estatal de la violencia Hasta aquí hemos expuesto como el Estado promovió institucionalmente el desarrollo físico desde el sistema educativo nacional, iniciativas que estaban enmarcadas por las corrientes educativas de la modernidad, que pusieron el énfasis en el componente militarista de cara a posibles conflictos nacionales. Una vez agotado este modelo militarista en las escuelas hondureñas, veremos el nuevo componente de la gimnasia que nos trae la posmodernidad, será el deporte y cómo se dio la relación entre las actividades recreativas, el deporte y las masculinidades en Honduras. Norbert Elias, propone un serie de postulados sobre el “proceso civilizatorio” en el que las actividades lúdicas como el deporte, ayudan a resolver tensiones que de cierto modo “mimetizan” la vida no creativa sin los riesgos de ésta y cuya finalidad era despertar siempre sensaciones agradables. Las actividades lúdicas en este caso serían un espacio y práctica necesaria que balancea la vida productiva y la vida creativa (Elias & Dunning, 1992). Para Elias el deporte moderno tiene como una de sus bases el sistema político (históricamente se rastrea en la Inglaterra del siglo XIX) y se derrama en los demás ámbitos de la vida social; este es además un fenómeno contemporáneo originado en sociedades urbanas e industriales. Si lo vemos desde su visión general del “proceso civilizatorio” significa la disminución de la tolerancia social hacia la violencia que en las sociedades complejas significó el paso de algunos pasatiempos y ejercicios físicos, a deportes. Esto es, la limitación de la rudeza, brusquedad y los riegos corporales, entre otras cosas. (Elías, 1987). Pablo Albarces señala el papel que jugaron las élites nacionales en América Latina, en la importación de deportes como 8

el cricket, béisbol y fútbol, mismos que “…fueron incorporados por las élites locales para la reproducción de los modos de vida y organización social de las potencias imperialistas…” (Alabarces, 2009, p. 16). La popularización de cada uno estos deportes responderían a los contextos locales. Un artículo publicado en La Instrucción Primaria del año 1900 identifica la presencia del deporte moderno en Honduras, a través de la descripción de las reglas de deportes como el bote o el mallo. El mallo es un juego de patio muy similar al conocido como crocket (de origen inglés). Su nombre deriva del juego italiano pallamaglio (del latín palla (bola) y malleus (martillo)) que en el español derivó en la última palabra mallo. “…El juego del mallo es un juego de alta sociedad que aparece en España a principios del siglo XIII desde variantes muy similares jugadas en Italia, Francia e Inglaterra (llamadas pallamaglio, paille-maille y pall-mall respectivamente). Es muy similar al croquet inglés actual, del que se diferencia porque se gana haciendo el menor número de golpes, no en el menor tiempo…” 8. Las diferencias regionales en la adopción de los deportes estuvieron determinada por las influencias europeas, como el caso suramericano con el futbol soccer, y la predilección por el béisbol, debido la presencia norteamericana en el Caribe. La revista también describe la práctica del “foot-ball” pero claramente alude al fútbol soccer de origen norteamericano, no al deporte inglés. “…los adversarios persiguen el raptor [quien lleva el balón], tratan de cortarle el camino, detenerlo, en una palabra, ponerlo en la imposibilidad de realizar su designio. Pero la cortesía que esta persecución degenere en pugilato, en luchas cuerpo á cuerpo y en tremolinas, como ocurre frecuentemente en los países de costumbres brutales y groseras…” (Ejercicios corporales, 1900, p. 862).

Tomado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Mallo_(juego)

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Siguiendo a Elías, podemos colegir que el llamado a la cortesía y evitar la degeneración del juego, se refiere a mantener el deporte como un escenario donde tanto deportistas como espectadores puedan ser partícipes de una excitación controlada. La mención de este pasaje pretende visualizar la relación entre deporte, gimnasia, violencia y masculinidad.

II.2 Masculinidad, Recreación y Ruralidad en Honduras: Maroma, Toreada y Pelea de Gallos.

A diferencia de las zonas urbanas, en las zonas rurales se practicaban los entrenamientos físicos y el deporte en espacios de ocio que estaban marcados, más por la violencia de las peleas de gallos, la rudeza de la corrida de toros y que contrastaban con la violencia de grupos insurreccionales, caudillismo y el bandolerismo como expresión de la masculinidad. En 1890 Cecil Charles publicó Honduras Land of great depths (Charles, C.1890), en el que describe las actividades recreativas que se desarrollaban en el campamento minero de San Juancito, a 40 km. de distancia de Tegucigalpa. El Mineral de San Juancito fue fundado en 1880 por la empresa norteamericana, Rosario Mining Company, previa concesión

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otorgada por el gobierno de Honduras, presidido por Marco Aurelio Soto. Los espacios de desarrollo económico con presencia norteamericana incluían, muchas veces, el traslado de las formas de entretenimiento de los extranjeros en sus lugares de origen que, normalmente, no incluía a los locales: “…los supervisores a menudo organizan entretenimientos en sus propias casas; música, baile, ocasionalmente alguna representación dramática seguida de bebidas refrescantes…” (Charles, 1900, p. 71). La presencia de los obreros de la mina en este polo económico facilitaba la presencia de algunos espacios de ocio de corte popular como los espectáculos al aire libre, toreadas y las peleas de gallo.

La Maroma. La maroma era una exhibición de destreza física (acrobacias) masculina ejecutada por el grupo de “maromeros”, itinerantes que improvisaban postes, con barras horizontales y cuerdas. Pero este era básicamente un espectáculo circense para un público. Según Charles, el espectáculo se montaba en un espacio abierto del campamento al que asistieron muchas personas desde considerables distancia: “…esta actividad podía durar de siete a nueve o diez de la noche… el maromero ha obtenido los servicios de los mejores músicos del pueblo: un violinista, un flautista y un hombre con guitarra, generalmente… Comienza con una canción de actualidad, y un baile sobre el aserrín

Vista panorámica de campamento de mineros en la Mina del Rosario. Fotografía de Juan T. Aguirre. (San Juancito, 1889). Recuperado de: https://digitallibrary.tulane.edu/islandora/object/tulane%3A10881

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suave [que cubre el suelo,] entre los versos. Sus canciones son graciosas, en su mayor parte, pero nunca groseras. La multitud los disfruta y aplaude con entusiasmo. Después de la canción, da algunas exhibiciones en las barras horizontales, que son realmente muy buenas; luego canciones nuevamente [...] Justo antes del último número en el programa imaginario, él va alrededor con su sombrero y toma algunas contribuciones voluntarias –su sola compensación...” (Charles, 1900, p. 79). Canchas de Gallos. Las canchas de gallos son una herencia de la época colonial española y manifiesta mucho arraigo hasta la actualidad en las zonas rurales de Honduras. Este es un espacio de ocio propiamente masculino por la naturaleza misma del juego que es la crianza de gallos de pelea lo cual, ya de por sí, es un evento muy violento. A ello se suma el hecho que las arenas de gallo son espacios de apuestas de dinero lo que puede derivar muy fácilmente en enfrentamientos entre los asistentes varones. Dos años después del escrito de Cecil Charles, en 1892, la lectura del juicio de una causa criminal sobre un incidente de desacato e injurias cometido contra el Inspector de Policía del mineral de San Juancito, nos da nuevas pistas sobre las prácticas de los hombres en sus espacios de ocio. En la causa criminal contra Luis Rivera, alias “picaculo”, éste fue llevado a la cárcel acusado de desacato e injurias contra el inspector Miguel Antonio Girón. La descripción del evento por un testigo afirma que el 27 de marzo, Rivera, ebrio y con arma en mano injurió al inspector de policía en la cancha de gallos del pueblo. Mientras el inspector y su escolta hacían la ronda, Luis Rivera profiriendo injurias “sacó su revólver” y el inspector Girón se lo llevo a la cárcel, no sin antes escuchar las calumnias del gallero quien lo increpo diciendo que: “…era un bandido, un ladrón, que si pensaba cogerse su revolver [quitarle] como lo había hecho con otros se equivocaba; que tenía el pueblo a mil hombres a sus órdenes para echarse sobre las armas que tenía del gobierno y hacerlo correr y que se iba a cagar en él y todos sus soldados…” (Causa instruida contra Luis Rivera, 1892). Las canchas de gallos eran espacios masculinos al que no podían tener Detalle de “Pelea de gallos” (1913). Grabado de Anne Goldthwaite. Recuperado de: https://www.mutualart.com/Artwork/-Cock-Fight--Breeskin-103-/6A2CEE2A7A3E4348 57 Cultura e Imaginarios Colectivos


acceso las mujeres puesto que solían ser foco de altercados al orden público donde se expendía alcohol, se hacían apuestas y se constituyeron en espacios “para hombres” por los riesgos que conllevaba el espacio de apuestas, pero también el espacio donde podían surgir altercados con pistolas en las que se dan muestras de hombría. Las Toreadas o monta de toros. A inicios del siglo XX el viajero, Richard Harding Davies, nos narra una Toreada en “Seguatepec” (Siguatepeque) que se debía a un “church festival”, probablemente la celebración del santo local. El espectáculo era improvisado en un corral, sin una gradería para los asistentes, donde algunas mujeres se sentaban en sillas caseras mientras que la barrera (cerco del corral) servía para que los hombres pudieran subirse y observar desde ahí. La descripción que hace Harding del espectáculo nos señala que: “…la ocasión era una memorable, y en todas las casas estaban colgadas franjas de lino de colores, y las mujeres llevaban sus brillantes chales de seda… fue una corrida de toros algo primitiva e informal, comenzó atando al toro por sus cuernos y pezuñas, y arrastrándolo de cabeza contra la barricada. Con una docena de hombres tirando de la soga alrededor de los cuernos desde el exterior del anillo, y dos más torciéndole la cola hacia adentro, estaba tan incómodo que les resultó fácil engancharlo en una red de riatas…El jinete que subió a montar al toro enfurecido, con una mano se sujetaba de las cuerdas alrededor del toro y con la otra tomaba la cola de animal; una vez suelto el toro, el jinete resistía lo posible subido en la espalda de éste…no había toreador regular, y cualquiera que quisiera sacrificarse para la fiesta siguatepeca era libre de hacerlo; y como media docena de hombres buscaban distinción, y como el toro atacaba cualquier cosa sobre dos patas, la emoción era intensa…” (Harding,1903. Pp.115-116). Según señala Harding, vio en el espectáculo una oportunidad para una acción más “deportiva”, dice, “…se me ocurrió que sería un acto claramente

deportivo fotografiar un toro mientras se abalanzaba de frente al fotógrafo…” (p. 116). La creencia de que cierta actividad es “incivilizada” o “primitiva” tiene que ver con la naturaleza de la misma, la percepción y el gusto por la violencia. La toreada en el espacio rural y urbano también es percibida como una prueba de valor, carente de cualquier refinamiento moderno, es un acto que requiere de valor, de la agilidad de reflejos y movimientos corporales donde la improvisación sigue siendo la regla. No existe una regulación para ejercer esta práctica y la prevención de riesgos físicos es muy limitada. La toreada o monta de toros y la pelea de gallos aparece como un espacio para mostrar las destrezas masculinas. Particularmente la toreada, es una prueba para hombres con una ganancia simbólica pero poderosa: formar parte de un espacio masculino de socialización, demostrar la “hombría” al participar de un evento riesgoso y el ganarse el derecho a compartir lazos de comunidad masculina, tras la superación de un ritual grupal.

Ilustración de “Pelea de toros en Juticalpa”. En: Wells, W. V. (1857). Explorations and adventures in Honduras. New-York: Harper & Bros. pp.333. Recuperado de: https://bit.ly/2CD5qOO

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Instrucciones que la Dirección General de Instrucción Pública expide a todos los empleados del Ramo. (1895). La Instrucción Primaria, 1(1), 3-5. Joaquín, I. (1899). “Informe particular del Inspector departamental de Instrucción Primaria de Colón”. La Instrucción Primaria, 3(34), 548-549. 1012.

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Detalle posición de manos para golpear. En: Llewellyn, Williams H. (1883). The art of boxing, swimming and gymnastics made easy. New York: Hurst & co. pp. 58. Recuperado de: https://archive.org/stream/artofboxingswimm00will/ artofboxingswimm00will#page/12/mode/1up

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El caso del grupo de guías del CAC-UNAH Por Andrea Mendoza Navarro.*

Resumen: En este artículo se pretende ahondar en la importancia del proceso de mediación humana en los espacios culturales y en cómo se involucra a los visitantes en un proceso de co-creación de conocimiento. Para ello se toma como referencia el caso de los guías del CAC-UNAH y el proceso a través del cual se ha construido un puente que media entre el espacio cultural y la comunidad visitante. Se pretende hacer hincapié en como las características particulares de la mediación entre el guía de sala, el visitante, la obra de arte y su relación con el espacio de la cotidianeidad enriquecen simultáneamente a todos los participantes del proceso, creando y apropiándose de nuevos discursos. Palabras claves: Mediación, guías del CAC-UNAH, obra artistica, espacio cultural, vida cotidiana, nuevos discursos.

Abstract: This article aims to delve into the importance of the human mediation process in cultural spaces and how visitors are involved in a process of co-creation of knowledge. For this, is taken as a reference the case of the CAC-UNAH guides and the process through which a bridge has been built that mediates between the cultural space and the visiting community. It is intended to emphasize how the particular characteristics of the mediation between the room guide, the visitor, the work of art and its relationship with the everyday space simultaneously enrich all participants in the process, creating and appropriating new discourses. Keywords: Mediation, CAC-UNAH guides, artistic work, cultural space, daily life, new discourses.

* Pasante de la Carrera de Historia y de la Carrera de Lenguas Extranjeras. Becaria del CAC-UNAH y coordinadora del programa.

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I. Entre el espacio

cultural y el visitante

Visitar un espacio cultural puede dejar en el visitante múltiples sensaciones y éstas van a depender del acercamiento que tenga el visitante con los contenidos expuestos y como dichos contenidos pueden o no vincularse con su realidad. Justo en esa amalgama de posibilidades de acercamiento está la riqueza de visitar un espacio cultural: “… no sólo se relacionan los objetos, contenidos y museografías con los públicos, sino también se relacionan entre ellos, innumerables individuos con diferentes características de vida, múltiples ideologías, diferentes edades, culturas, religiones y condiciones físicas...” (García, 2016, pág. 51). El mediador juega un rol importante en esta experiencia tan amplia, no porque los contenidos puedan llegar a ser más abarcadores de lo que el visitante pueda comprender por sí solo, sino más bien en el proceso de socialización del aprendizaje en el que la “…mediación humana como todo proceso de interacción… se vincula activamente dentro del proceso de interpretación

Visitas guiadas en las salas del CAC-UNAH (Comayagüela, 2019). Fotografía de: Grecia Osorio.

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de contenidos por parte del visitante, bien sea mediante visitas guiadas, asesorías, explicaciones; es decir cualquier tipo de dinamización de los contenidos presentes en el espacio; generando acciones que logren establecer diferentes niveles de acercamiento entre los visitantes y toda la puesta en escena hecha por el Museo…”. (García, 2016, pág. 45-46). Un mediador debe estar capacitado para manejar los contenidos del espacio cultural, pero esto no quiere decir que éste desarrolle un monólogo o que el visitante se convierta en un receptor pasivo de información. Al contrario, el objetivo de la intervención de un mediador es brindarle las herramientas al visitante para construir desde sus propias vivencias e interpretaciones, el significado cultural y social del tema y objeto expuesto. Es en este espacio donde también cabe preguntarnos ¿guiar y mediar cumplen la misma función dentro de un espacio cultural? Si se piensa en el museo o en el espacio cultural como un espacio tradicional de la erudición y en donde una persona maneja todos los contenidos, en una especie de narración o monologo, es más apropiado referirse a guiar. Pero dentro de la mediación pueden encontrarse otros matices, como los del proceso social de aprendizaje, enfocados más a dar herramientas para que los visitantes puedan construir su propio aprendizaje de forma más libre. “…el agente externo es el mediador: es quien establece un proceso dialéctico con el observador (visitante), encaminado hacia la creación conjunta de contenidos…” (García, 2016, pág. 47) No obstante, esto no quiere decir que exista antagonismo u obsolescencia entre las prácticas desempeñadas por un guía en comparación con las de un mediador, sino más bien que ambas se complementan y crecen de forma paralela para adaptarse a las necesidades de los públicos. En el caso del equipo de facilitadores de las salas expositivas del Centro de Arte y Cultura de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (CACUNAH), lo más apropiado para referirse al contacto e interacción con los públicos es

la mediación. Es importante recalcar que su metodología de trabajo está en construcción continua, con el objetivo de estar cada vez más conectados dentro del proceso de socialización conjunta de conocimiento con las personas que visitan los distintos centros culturales. Justamente es dentro de ese ejercicio de libertad interpretativa, donde la mediación se convierte en un elemento fundamental y complejo del trabajo del facilitador de un centro cultural: “…cuando el público se convierte en un agente activo que no sólo es capaz de recibir y contener información, sino que también puede interpretarla y transformarla de modo tal que se vincule con sus experiencias cotidianas... La comunicación museológica es efectiva cuando el discurso del museo es incorporado por el visitante a su vida cotidiana en forma de un nuevo discurso… la mediación humana promueve la participación y la legitimación de los saberes comunes, y promueve la creación de contenidos críticos y reflexivos...” (García, 2016, pág. 49). Al igual que el guía de museo, un mediador debe conocer la estructura narrativa del espacio, de los objetos o las obras de las que se hablará, pero en lugar de desarrollar un discurso narrativo, se estimula al visitante para que sea el quien elija de qué elementos hablar. Esta flexibilidad es inherente a la mediación humana, al contacto que genera poder vincularnos y compartir nuestras experiencias e impresiones. Existe una transición de guía a mediador, porque ya no solamente se da una pauta para moverse por el espacio sino que el guía se convierte en un intermediario entre el espacio y el visitante. Es dentro de estos cambios que se generan en la relación guía y visitante, que poco a poco comienzan a formarse métodos de mediación. Estos métodos varían según los temas expuestos y tipos de públicos que asisten al centro cultural. La mediación como herramienta de co-creación de conocimientos, se implementa dentro de muchos espacios culturales, al margen de lo que se podría pensar por el aumento de herramientas tecnológicas que facilitan la interacción con

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el espacio cultural sin la participación de un mediador humano1. Por ello hay que tomar en cuenta el tipo de entorno y contexto donde se desarrollan estas prácticas. Es importante aclarar que la mediación humana no está reñida con ninguna herramienta externa de mediación, al contrario, se beneficia de la accesibilidad que estas puedan proporcionar a todo tipo de públicos. En contextos socioculturales como el nuestro las herramientas tecnológicas que se nos brindan para públicos con necesidades especiales son muy limitadas, por tanto la presencia de un facilitador que ayude a conectar lo visto en el centro cultural con las realidades individuales de cada visitante, le agrega un sentido de pertenencia y humanidad a las visitas que se realizan a estos espacios.

ll.Vinculactión artística y cultural del CAC-UNAH

con la población de la ciudad de Comayagüela.

El CAC- UNAH es un espacio caracterizado por la realización de múltiples actividades culturales y de aprendizaje, que desde su inauguración ha contribuido a generar espacios de vinculación y capacitación comunitaria en el ámbito artístico-cultural (Joya, 2019, pág. 59); beneficiando de esta manera tanto a la comunidad del Distrito Central como a las comunidades aledañas que visitan el espacio. La ubicación del CAC-UNAH en el centro histórico de la ciudad de Comayagüela permite beneficiar a los pobladores temporales y permanentes del mismo2, como es el caso de la población estudiantil de escuelas y colegios, los estudiantes de Bellas Artes y los vendedores de los mercados. El grupo de guías está especialmente vinculado con las actividades que corresponden a las salas con las que cuenta el Centro de Arte y Cultura y al manejo de actividades interactivas con público. Los recorridos guiados se desarrollan en los dos tipos de salas expositivas con que cuenta el CAC-UNAH, las exposiciones permanentes y las temporales. Para desarrollar estos recorridos se hace una planificación trimestral permanente con los jardines de niños, escuelas y colegios de Comayagüela. También se atienden los recorridos de otras escuelas, colegios y universidades locales y de otras regiones del país.

Actividad de fomento a la lectura “Cuento Aventura”. (Comayagüela, 2019). Fotografía de: Grecia Osorio. 1 Ver: Lengua Garcia, Saida Patricia. La importancia de la figura del mediador para la interpretación de los contenidos del museo; Estudio de caso: sala Memoria y Nación, Museo Nacional de Colombia. 2016. En este documento Lengua García habla sobre la importancia de la interacción de un mediador en el proceso de construcción de conocimientos en el museo. 2 La ciudad de Comayagüela forma parte del Distrito Central de Tegucigalpa. El Distrito Central (DC) tiene una población de 2 millones de habitantes de los cuales la mayor parte de la población infantil y juvenil transcurre el día en la ciudad de Comayagüela donde están ubicados los colegios más grandes del DC y una gran cantidad de población adulta que trabaja en los mercados de Comayaguela, que son los más grandes e importantes del DC. Ellos son la población meta con la que trabaja el CAC-UNAH en su quehacer diario.

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II.1 Salas Permanentes La sala permanente “Hitos Históricos de la UNAH”, recrea la historia del edificio como espacio patrimonial de la Universidad que desde su construcción, en 1940, albergó distintas funciones inicialmente como sede del Hotel Panamericano y posteriormente es adquirido por el gobierno de la república para ser la sede de la Universidad donde funcionaron las facultades de Odontología, Química y Farmacia y Medicina. Desde el año 2012 el edificio fue restaurado para albergar al Centro de Arte y Cultura de la UNAH. Esta sala sintetiza la historia institucional de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, desde sus orígenes a mediados del siglo XIX hasta la actualidad. La sala permanente “Arturo López Rodezno”3, exhibe los murales al fresco del artista, Arturo López Rodezno, mismos que fueron pintados en el área del bar cuando el edificio era la sede del Hotel Panamericano (1942). Actualmente está dedicada a la exaltación de la trayectoria artística del artista homónimo a través de sus pinturas, sus herramientas y evolución de su trabajo.

Visitas guiadas en la Sala permanente de “Hitos Históricos” del CAC-UNAH. (Comayagüela, 2016). Fotografía de: Grecia Osorio.

Visitas guiadas en la Sala permanente de “López Rodezno” del CAC-UNAH. (Comayagüela, 2019). Fotografía de: Grecia Osorio.

La sala permanente de “Artesanías”. es un espacio dedicado a reconocer las habilidades artísticas de los artesanos de los distintos grupos étnicos de Honduras a través de una pequeña muestra que abarca desde la época pre hispánica hasta la actualidad.

3 Arturo López Rodezno (1908-1975) fue uno de los grandes muralistas de la plástica hondureña y primer director de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA). Detalle de escultura de la sala de “Artesanía”. (Comayagüela, 2019). Fotografía de: Grecia Osorio.

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II.3 Salas temporales Las salas temporales del CAC-UNAH responden a la demanda expositiva de los artistas visuales del país (residentes y no residentes), colectivos de artistas, exposiciones de artistas extranjeros (vinculados a embajadas o a universidades), exposiciones temáticas de instituciones nacionales o extranjeras en el país (temas: mujer, derechos humanos, niñez, Cruz Roja, jazz, dibujo y fotografía infantil y juvenil, migración y otros).

Visitas guiadas en la Sala Exposiciones temporales de “5 Bienal de Artes Visuales Exequiel Padilla Ayestas” del CAC-UNAH (Comayagüela, 2018). Fotografía de: Grecia Osorio.

Visitas guiadas de la Escuela Argentina en el CAC-UNAH. (Comayagüela, 2019). Fotografía de: Grecia Osorio.

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II.3 Recorridos concertados interinstitucionalmente. El CAC-UNAH cuenta con dos importantes espacios interinstitucionales: El Comité de Centros Culturales (CCC) que aglutina a los 14 centros culturales del Distrito Central. A través de esta instancia se desarrollan los Art City Tour, actividad que consiste en desarrollar recorridos concertados entre y por los centros culturales del distrito central los fines de semana. Una serie de autobuses se encargan de ofrecer al público en general un recorrido por todas las salas de exposición y recreación que ofrecen los Centros Culturales en los que las y los guías realizan recorridos durante toda la jornada del evento.

El Distrito Cultural de Comayagüela 4 involucra a todas las instituciones públicas y privadas existentes en Comayagüela que han querido adherirse al proyecto cultural de la ciudad. Las actividades que desarrolla esta organización local están relacionadas con las vivencias cotidianas de la población, la intervención del espacio público urbano y la tradición popular de la ciudad. La importancia de este espacio es que todas las instituciones de la ciudad unen sus esfuerzos para la recuperación del espacio público estigmatizado, la revitalización del casco histórico, la puesta en valor de los valores tradicionales de la ciudad (ferias cívicas y religiosas, conmemoraciones, fiestas y creación de espacios de expresión artística).

Visita de la Escuela Arturo Quezada en el CAC-UNAH. (Comayagüela, 2019). Fotografía de: Grecia Osorio.

4 El Distrito Cultural de Comayagüela lo integran: el CAC-UNAH, El Instituto Hondureño de Cultura Interamericana (IHCI), la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), Hospital La Policlínica, Banco de los Trabajadores, Banco Atlántida, Cruz Roja Hondureña, Organizaciones de los mercados de la ciudad, Alcaldía Municipal del DC.

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lll. Espacio y metodología

de la mediación con públicos.

Las actividades realizadas por el grupo de guías se remiten exclusivamente al contacto directo con los públicos que visitan el CAC-UNAH y programas anexos con la población local y la forma cómo se abordan estos públicos. A lo largo de los últimos 8 años las metodologías implementadas a través de los guías de sala han ido variando y manifestando cambios progresivos en el proceso de acercamiento. Esta metodología se va adaptando en función de los recursos, los espacios, las edades del público y las necesidades. La ubicación del CAC-UNAH en el centro histórico de Comayagüela permite el contacto directo con la comunidad y de este contacto se generan múltiples formas de abordaje. Esto nos permite tener un espacio privilegiado de cercanía a una gran cantidad de centros educativos de todos los niveles, muchos de ellos a distancias muy cortas que permiten realizar visitas de forma recurrente. Es esta relación continua y prolongada lo que ha permito al CAC-UNAH convertirse en un espacio de vinculación muy amplio por las visitas constantes de los escolares a las salas expositivas y su participación en las actividades asociadas a los espacios públicos en el parque, los mercados, en las instituciones educativas y los eventos artísticos. No está de más mencionar que la realidad en la que vivimos como país es fluctuante, violenta, caótica y compleja, y esas duras manifestaciones también se pueden percibir en Comayagüela. Esto ha conllevado a que la percepción de la vida cotidiana de quienes permanecen en este espacio de forma constante sea diferente de la que perciben quienes llegan de forma esporádica a la ciudad. En virtud de lo anterior el trabajo de mediación de los guías del CAC con los estudiantes se vuelve importante para el procesamiento de esa realidad o de otros temas vinculándolos al arte y la cultura como espacios alternos, donde se puede encontrar un espacio libre para volver a observar y preguntarse. También es cierto que en muchos casos, es la primera

Detalle de visitante participando en diferentes actividades en el CAC-UNAH. (Comayagüela, 2019). Fotografía de: Grecia Osorio.

vez para estos chicos en tener acceso a un centro cultural lo cual, lejos de suponer un impedimento en el acercamiento y abordaje de los contenidos expuestos, ayuda a fomentar el espacio de la confianza y de la libertad en la interpretación. En este proceso el trabajo también ha involucrado colaborar con las escuelas y colegios, asociaciones públicas y privadas en los espacios de ocio que se desarrollan en el entorno. El CAC-UNAH es un espacio gratuito y de total accesibilidad para el público, pero su ubicación en la comunidad de Comayagüela genera en muchas personas de fuera de esta ciudad una barrera mental de inseguridad latente. A esto contribuyen los años de abandono, particularmente después de 1998, con los efectos desastrosos causados por el huracán Mitch en la ciudad. Considero importante poner de manifiesto estas diferencias entre los públicos de Comayagüela y los visitantes externos a la ciudad, pues también podemos construir un discurso en la forma como se ve y se percibe un espacio en el proceso de interacción generando un espacio de construcción en el conocimiento y percepción de la realidad. El contacto progresivo y continuo con la comunidad

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ha ido facilitando un acercamiento y un proceso de apropiación del espacio público. El espacio del CAC-UNAH en la ciudad de Comayagüela ha pasado a ser en la visión de los visitantes, de un edificio abandonado, a convertirse en “su lugar”, aquel al que pueden acceder las veces que quieran y asistir a las actividades que se realicen de forma libre. De igual manera el espacio público del parque de la ciudad y las plazas del mercado se convierten en “sus espacios” en que se desarrollan conmemoraciones, fiestas y todas las actividades de ocio que la comunidad planifica y en los que la universidad también quiere estar presente. En las visitas que recibe el CAC-UNAH se perciben los momentos de apropiación y de evocación de la memoria cuando los visitantes empatizan con los cambios y se sienten participes de nuevos procesos dentro de Comayagüela. Esto suele pasar con los visitantes adultos, antiguos residentes de la ciudad, al recordar las historias del edificio y del barrio. Estas manifestaciones ayudan al mediador(a) a situar en contexto al visitante, produciéndose así el momento de construcción de memoria y el espacio de apropiación. También al abordar una pieza de arte con un grupo que no ha tenido un acercamiento previo a espacios artísticos, las herramientas que se utilizan en el proceso de mediación es motivar a los visitantes a ver, a preguntarse y a vincular estos estímulos con su percepción de la obra. En lugar de explicar el mediador todos los elementos visuales que componen una obra, invitan al público a la exploración (individual y colectiva) de la misma y por medio de esas aportaciones se construye de forma colaborativa una interpretación alimentada

por los conocimientos previos del mediador. Al trabajar con niños y adolescentes la dinámica es muy distinta por las inquietudes que generan. Por ejemplo la conmemoración que hacemos en el Día Internacional de los Museos, involucran una gran cantidad de actividades lúdicas acompañadas de recorridos guiados a lo largo del día. Una de las actividades más populares entre los niños es el Programa “Cuento Aventura” que se desarrolla con la colaboración del Centro de Documentación del CAC-UNAH donde existe una biblioteca infantil que facilita el desarrollo de este espacio de lectura y de creatividad. Consiste en la realización de una actividad artística basada en un cuento en el que los niños interpretan libremente a los personajes. Esta es una actividad permanente del grupo de guías, se realiza dos veces por semana con los niños de las escuelas con la finalidad de vincular espacios de recreación y literatura con actividades que ayuden a desarrollar las habilidades motoras y proporcionen un espacio libre para la creatividad. Dentro de toda esta interacción es el guía/mediador quien recoge este conocimiento, porque está siendo participe de su construcción y esto solamente es posible si se brinda a los niños y jóvenes un espacio libre en donde puedan expresarse. Todas las manifestaciones mostradas por los variados públicos a lo largo de los años van construyendo un conocimiento en los mediadores que les facilita poder construir a partir de y con el público. Se puede decir entonces que al estar el CAC-UNAH en el espacio de Comayagüela y convivir de forma constante con la comunidad, las diferentes actividades culturales que facilita, incluidos los recorridos, se transforman en herramientas que generan vinculación y pertenencia.

IV. La experiencia de mediar como acto

transformador y generador de vínculos para los estudiantes universitarios.

Los guías/mediadores del CAC-UNAH son estudiantes de diferentes carreras en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras que mediante becas o espacios de voluntariado, permanecen en el centro cultural con la finalidad de brindar recorridos a cualquier persona que quiera visitar las instalaciones y ver las salas expositivas. Esta modalidad de becas supone un beneficio económico

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para los estudiantes y proporciona un espacio de capacitación y experiencia a los estudiantes. La experiencia de las capacitaciones resulta muy enriquecedora para ambos grupos de estudiantes al ponernos en contacto con los especialistas de las artes y de la historia. De forma constante se está en un proceso de adquisición de nuevos conocimientos y poniendo en práctica los ya adquiridos en las diferentes áreas de estudio que ofrece la universidad. Los guías/mediadores y voluntarios del CAC-UNAH pertenecen a diferentes áreas de estudio, lo que permite que el conocimiento y el acercamiento a los visitantes se vuelvan más variados y el espacio tenga una perspectiva multidisciplinar. Algunos de los guías mediadores que han pasado por estas salas nos expresan lo siguiente:

“… creo que la experiencia de mediar es muy rica y no solamente significa un aprendizaje propio, sino que se convierte en un aprendizaje reciproco tanto para el visitante como para el guía…” (Galeano, 2020)

“… cuando vienen aquí -los estudiantes- les cambia la perspectiva con respecto a la historia y a las obras de arte y comienzan a expresar su interés, curiosidad y reflexionar sobre el trasfondo de lo visto y esto conlleva más que solamente una pintura o algún objeto. Se pasa de lo superficial a preguntarse sobre el contexto...” (García E. Y., 2020).

Siempre se está en un proceso de aprendizaje constante pero como estudiantes universitarios al convivir en espacios como el CAC-UNAH se tiene la oportunidad de poder vincular las diferentes visiones de las personas que visitan el espacio, y esto complementa enormemente los conocimientos adquiridos en el espacio académico.

“… como estudiante se está en constante aprendizaje en el área de conocimiento propia, pero también abre espacios para conocer otras áreas con las cuales, quizá no estamos tan familiarizados, pero se va aprendiendo con el tiempo y estudio…” (Flores, 2020). “… las personas que vienen al Centro, vienen con la expectativa de que el guía sabe y va responder todas las preguntas, eso genera un sentimiento de responsabilidad por aprender…” (Zapata, 2020)

Visitas guiadas en la Sala Exposiciones temporales de “Contraficciones” del CAC-UNAH (Comayagüela, 2016). Fotografía de: Grecia Osorio.

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V. Referencias

Flores, G. (05 de Marzo de 2020). Experiencia como mediadora del CACUNAH. (A. Navarro, Entrevistador). Galeano, L. (05 de Marzo de 2020). Experiencia como mediadora en el CACUNAH. (A. Navarro, Entrevistador). García, E. Y. (05 de Marzo de 2020). Expriencia siendo mediadora del CAC-UNAH. (A. Navarro, Entrevistador).

García, S. P. (2016). La importancia de la figura del mediador para la interpretación de los contenidos del museo; Estudio de caso: Sala Memoria y Nación, Museo Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia. Joya, O. (Enero-Junio de 2019). El CAC-UNAH como espacio de coincidencia miltidisciplinar de la academia. Revista Artey Cultura, X(1), 59-62.

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Guías del CAC-UNAH en Actividad de fomento a la lectura “Cuento Aventura” (Comayagüela, 2019). Fotografía de: Grecia Osorio.

Orozco, G. (Febrero-julio de 2005). Los museos interactivos como mediadores pedagógicos. Recuperado de: Revista Electrónica Sinéctica(28), 38-50. Zapata, L. (05 de marzo de 2020). Experiencia como mediador en el CAC-UNAH. (A. Navarro, Entrevistador).

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1.

5-1889 Honduras 188 por daniel w. herrings Transcrito por: Miguel Rodríguez*

Introducción:

1

El documento que a continuación presentamos fue publicado por Rafael Heliodoro Valle 2 el 28 de Enero de 1954 en el diario “El Día” bajo el título, “La Literatura de Viajes por Honduras y Centro América”. Este transcribió una crónica de viaje del diplomático estadounidense, Daniel W. Herring Jr., cónsul de los Estados Unidos de América en Tegucigalpa (1885-1889) titulado “Honduras 1885-1889” y a la que Heliodoro Valle califico de “buena literatura de viajeros”. Heliodoro Valle encontró este documento en los Archivos Nacionales de Washington, mientras ejercía su función como embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Honduras ante el gobierno de los Estados Unidos de América entre 1949-1955. La traducción del documento estuvo a cargo de la Sra. Emilia Romero y los datos biográficos estuvieron a cargo del Dr. John P. Harrison, jefe de la Sección Hispano Americana del archivo. La crónica de viaje del cónsul, Daniel W. Herring Jr., describe entre muchas cosas las particularidades de la vida y la cultura cotidianas de la Honduras de aquella época en que comenzaba a imponerse entre la clase alta de la capital el estilo de vida norteamericano en cuanto a costumbres y vestimenta.

El siglo XIX fue el siglo de las exploraciones de los territorios americanos, iniciativas desarrolladas por Europa y los Estados Unidos en espacio de tiempo en que se inicia una carrera en el proceso de inversión y expansión comercial de las naciones 3. Estas exploraciones generalmente venían integradas por científicos de la zoología, geólogos, botánicos, antropólogos y otros que hacían levantamientos por comunidad y daban una idea a los inversionistas del tipo y carácter de las poblaciones, recursos naturales, agrícolas, mineros, forestales y comerciales.

Ilustración de “El armadillo”. En: Wells, W. V. (1857). Explorations and adventures in Honduras. New-York: Harper & Bros. pp.358. Recuperado de: https://bit.ly/2CD5qOO

*Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. 1 El presente documento fue transcrito por el Lic. en Historia, Miguel Rodríguez, del Diario “El Día” (enero de 1954) en la Hemeroteca Nacional “Ramón Rosa”, Tegucigalpa. 2 Doctor en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1948, literato y diplomático. 3 Sin embargo, las exploraciones y crónicas sobre los territorios americanos datan desde los cronistas de Indias en el siglo XVI-XVII, teniendo un auge en el siglo XVIII y consolidándose en el XIX. Ejemplo de este último son las exploraciones de los norteamericanos William Wells (1960), Ephraim George Squier (2009) y John L. Stephens (2008).

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11. La literatura de viajespor

Honduras y Centro América explicación

4

noticias sta hoy inédita- que abunda en –ha ras ndu Ho de s nza bla sem Una de las ó –sin pensar en la or y el etnólogo es la que escribi de importancia para el historiad s de América en g Jr., cónsul de los Estados Unido rrin He W. l nie Da Mr. adlicid pub se refieren a marse que las notas oficiales que afir de Pue ). 89 -18 85 (18 pa gal de muy bien Teguci ra, constituyen un libro que pue aho o tad sen pre es al tot o cuy s, tales noticia viajeros. figurar en la buena literatura de murió en Jackson Tenn, el 2 de octubre de 1852 y Mr. Herring nació en Savannah, milton (6 julio trimonio con Miss Arabagnna Ha ma jo tra Con . 23 19 de ro ene residente el 21 de Mrs. Franck Whitesnoon (Julia), gs, rrin He T, rry Ha de res pad 1876), siendo C., y Ethel Herring, Herrings Jr., de Washington, D. en Clovis, New México; Daniel W. hombre más rico . Su abuelo, John Williams, era el see nes Ten , ille shv Na en e viv en qui elo fue Ambrose H. es de la guerra civil; y su tío abu ant , see nes Ten , nty Cou on dis en 1848 de Ma o de los Estados Unidos en México nad isio com y r ado sen as, ans Sevier, de Ark lege en Savannah rring estudió en el Savannah Col con el rango de ministro. Mr. He a del Estado como elegido miembro de la Legislatur Fue . see nes Ten ), nty Cou rdin (Ha mblea Legislativa (1873). Era el más joven de la Asa rdin Ha o dad Con del e ant ent nessee, repres ía en Purdy (McNairy County), Ten gac abo la aba ctic Pra ). 75 (18 de Tennessee s en Veracruz, México a ser cónsul de los Estados Unido cuando presentó su solicitud par 21 de octubre de sul en Tegucigalpa fue firmado el (1885). Su nombramiento de cón primer informe de noviembre del mismo año. Su 13 el n ció pta ace de a not su y mo el 1 de 1885 3 de noviembre de 1885 y su ulti el hó fec lo pa gal uci Teg de des g envió o despacho inas los despachos que Mr. Herrin pág 0 75 e ent dam ma oxi apr n julio de 1889. (So omendado para ser 1913 fue un candidato, bien rec al departamento de Estado). En en Honduras; pero no tuvo éxito. ministro de los Estados Unidos un tiempo a Honduras, volvió a dedicarse por de o res reg g rrin He . Mr que de Después la Corte del circuito ador General y más tarde Juez de la abogacía y entonces fue Procur Honor, por dicho Estado n Director de los Caballeros de del Oeste de Tennessee. Fue Gra a Ministro en ndo solicitó el nombramiento par cua s rita esc tas car las ún Seg ). (1913 ctor de banco. periodismo y en cierta vez fue dire Honduras, había trabajado en el a capital. Emilia en los Archivos Nacionales de est He encontrado este documento al Dr. John P. zco que he revisado y anotado. Agrade Romero ha hecho la traducción, Mrs. Jon Trotwood o Americana en los Archivos y a pan His n ció Sec la de jefe on, biográficos de Harris te Library and Archives, los datos Sta see nes Ten los de ria eca liot Moore, bib Mr. Herring.

lle Rafael Heliodoro Va de 1954

Washington, D. C., 14 de enero

4 Tomado de: Diario “El Dia”,28 de Enero 1954, año VI, N° 1687, Hemeroteca Nacional “Ramón Rosa”, Tegucigalpa.

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111. Honduras en 1885-1889

1. Caminos y precios para llegar aquí. Lo que el viajero debe traer

consigo y debe conseguir al llegar, antes de iniciar su viaje hacia el interior. Lo que puede conservar y debe hacer en el camino. Maneras y costumbres.Alojamientos en el hotel de la capital Descripción de los pueblos. El viaje a Honduras puede hacerse desde Nueva York, por la vía del Istmo de Panamá, hasta Amapala en la Costa Sur, con un costo de $ 165.00. El tiempo que se requiere generalmente es de 20 días. Desde San Francisco hasta Amapala cuesta $ 120. El tiempo requerido es de 22 días. Desde Nueva Orleans hasta Puerto Cortes, cuesta $ 35, o a Trujillo $25.00; ambos en la Costa Norte y se hace en cinco días. Desde Trujillo hasta Tegucigalpa –la capital- puede emplearse quince días, de Puerto Cortes diez y de Amapala tres. Excepto el ferrocarril de Puerto Cortes a San Pedro (el pasaje $ 3), el único medio de transporte es a lomo de mula, por los caminos y veredas en las montañas. El viajero debe traer consigo un ánimo fuerte, preparado a hacer frente a toda clase de privaciones y molestias, a fin de no perder su buen humor, sino a soportar graciosamente las muchas cosas que le puedan ocurrir. Igualmente debe traer consigo su vestido de hule y sus botas de montar, a fin de precaverse contra la lluvia y el lodo. En lugar de traer oro inglés, como algunos han pensado que es lo mejor, debe traer moneda norteamericana, que vale aquí más que cualquier otra moneda en el mundo y ahora tiene un premio de 30 por ciento en los puertos de entrada. Nunca debe olvidar de traer su montura, pues la que se hace en el país es muy incómoda, y es tan importante tener una buena como tener un buen animal. Hay que traer monturas ligeras en forma que sea posible acomodarlas sobre animales pequeños. Si el viajero es aficionado al tabaco y no puede conservar su buen humor sin masticarlo, debería también traerlo consigo, pues si lo olvida, no debe quejarse a nadie por no habérselo advertido. Aquí no puede comprarse tabaco de mascar. Los habitantes no lo usan y a este respecto son más decentes que nosotros, pues ese cumplido no se puede hacer a nuestra gente. Todos fuman cigarrillos (puros) o cigarrillos; pero nadie en pipa. El que pretenda viajar mucho en el país debe comprar en cuanto llegue una buena mula. Las mejores son las de paso, conocidas como “andadoras” y cuestan de $ 150 a $ 250. Esto es, en moneda hondureña. Y hay que tomar nota de que todos los valores a que me referiré enseguida serán en igual moneda. Es mejor comprar la mula al iniciar el viaje, porque el alquilarla continuamente puede al final costar tanto como su adquisición, porque las mejores mulas de montar no son conservadas para alquilarlas y porque en muchos lugares puede uno demorarse varios días tratando de obtenerlas para el viaje. Nunca hay que apurarse. El apuro y el “tío vivo” del norteamericano es infantil e indigno a los ojos del hondureño de la clase media “apúrese” no está en el catálogo de sus deberes y una de sus más notables peculiaridades es que “él no toma en cuenta el tiempo”

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No puede hacerse un presupuesto, con aceptable seguridad, en cuanto al costo del viaje en el interior, y depende del contrato que se haga, el cual es siempre voluntario. Una mula de montar, un animal de carga y un mozo (guía o sirviente) costará, posiblemente, desde Amapala hasta Tegucigalpa $ 20; desde San Pedro $ 50, y Trujillo $ 60, pagando el viajero todos los gastos en el camino, pero esos gastos no son muchos. Generalmente 25 centavos por cada animal y 50 centavos por cada hombre serán suficientes para cada noche de hospedaje. El peso máximo de carga para una mula es de 250 libras. Y es mejor traer dos baúles pequeños que uno grande, pues es más fácil equilibrarlos en el lomo del animal y evitar la sobrecarga sobre alguno de sus miembros. Es mejor que tener dos mozos; uno que vaya por delante con las mulas de carga y que espere en cada parada nocturna y el otro que vaya con uno como guía y para atenderlo en todo. El mozo puede ir a pie o montado, como uno prefiera. Se espera que todo caballero en sus viajes tenga un sirviente que lo atienda siempre y éste a sus órdenes. Si el sirviente es bueno, no hay sino que notificarle a que hora de la mañana se quiera salir y no es necesario preocuparse más por ello, pues el tiempo acordado llevará a uno el café y tendrá la mula lista. Es la costumbre tomar solo café y un panecito en la mañana, lo cual es suficiente hasta el medio día en que se toma 1 almuerzo más sustancioso y 1 comida semejante al almuerzo se sirve a la hora de la cena, de 5 a 6 de la tarde. Así, pues, virtualmente en este país, no tienen sino dos comidas. La cena está reservada para los bailes y otras fiestas muy entrada la noche. No se encontraran hoteles cómodos en el camino y muy afortunado será quien consiga tales alojamientos que le pondrán al abrigo de las lluvias y de los rocíos nocturnos. Tampoco se encontrara siempre que comer en los sitios en donde hacer alto, pero se pueden conseguir tortillas, frijoles, huevos, plátanos, bananas y café, por lo menos en los caminos reales. Sin embargo, si tiene deseos de comer un plato raro, se puede encontrar en lagunas partes un mono cocido, un pecarí asado, un armadillo en barba coa, un antílope asado, un pastel de loro, un fricase de iguana, Ilustración de la Hacienda de Lepaguare. En: Wells, W. V. (1857). Explorations and adventures in Honduras. New-York: Harper & Bros. pp. 271. Recuperado de: https://bit.ly/2CD5qOO

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que es una especie de lagartija, pero mucho más fea de las que hay en nuestro país. Y si este menú no satisface nuestro gusto delicado, se puede encontrar a un pedazo de ternera acabada de cortar del feto de una vaca que fue matada en lugar de un toro y que a veces se sirve a la mesa, asegurándonos que es suficientemente fresca para el más fino epicúreo. Quien esto escribe ha visto esta especie de feto colgando de una pared para que se secara, pero aunque muy aficionado al comer ternero tierno y joven nunca o ha probado y no puede recomendarlo. (Si este último plato no es muy delicado aun para leerlo, ruego omitirlo). Para evitar molestias acerca de los alimentos, es costumbre de los viajeros, antes de abandonar los puertos o las poblaciones principales, para viajar hacia el interior del país, proveerse –y nunca deberían dejar de hacerlo- con todas las provisiones y pertrechos necesarios para el viaje, no olvidando cucharas, cuchillos y tenedores, pues en este país los dedos se hicieron antes que los cuchillos y los tenedores y a menudo se le usa en lugar de estos. Y el viajero siempre debe llevar consigo su hamaca y sus mejores frazadas. Es costumbre en el país, aun cuando se visita amigos y conocidos traer consigo la hamaca y la indispensable ropa de cama. Algunas veces es necesario telegrafiar con anticipación al fin de tener listo el forraje para las mulas y a veces este no lo hay y el mozo tiene que ponerlas durante la noche en un potrero o pastizal. Pero luego tiene uno que asegurarse de que las cercas sean buenas, pues las mulas pueden escaparse antes del amanecer. Para los viajes largos, a fin de evitar el calor calcinante del sol, es costumbre iniciarlos con la brisa matinal, para poder tomar un descanso a la sombra desde las diez y media hasta las dos de la tarde. Durante este tiempo es muy recomendable tomar un baño, en algún arroyo claro y tentador y los hay muchos, y debe uno siempre detenerse allí para el descanso del medio día. Estos baños son muy refrescantes, reposadores y saludables después de largas caminatas a caballo y además se recomiendan para prevenir o curar las desolladuras que casi invariablemente se forman después de un largo y poco acostumbrado viaje a caballo. No hay peligro, no hay bestias feroces, como algunos en los Estados Unidos lo suponen erróneamente. Puede haberlas habido, pero no ahora. En realidad, hay una población en una alta montaña, a un día de Tegucigalpa, llamada Protección que se dice haber sido fundada por el gobierno, como su nombre lo indica, para proteger a los viajeros contra las bestias feroces que alguna vez infestaron aquella región. Pero ahora no hay peligro de los animales salvajes ni de otra cosa. No hay cerca tantas culebras como en algunas partes de los Estados Unidos no obstante de que se ha hablado del gran número que hay aquí. Se puede ver a menudo a las mujeres vadeando los arroyos hasta las rodillas y sentadas en las rocas y las orillas lavando ropa, todas despreparadas como si no hubiese una serpiente de agua u otra clase de culebras en el mundo. Hay, sin embargo, muchos cientopiés, tarántulas

Grabado de “Araña”. En: Hutton, R.W. (1821). Buffon’s Natural History by the Rev. W. Hutton. Londres: T. Tegg Cheapside y R. Griffin y CO. Recuperado de: https://bit.ly/2DXU2Om

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y escorpiones, pero son más temibles, quizá por sus nombres que en sí mismos, pues su picadura o mordedura no es fatal o muy peligrosa, especialmente lejos de las costas cálidas y en las alturas, donde son menos venenosos. Ocasionalmente algunas de estas alimañas con frecuencia un escorpión, caerá del techo sobre una persona dormida o descansando en una hamaca o en el lecho y si es picada, puede sufrir la hinchazón de lengua lo bastante asustarse considerablemente, si es que no tiene conocimiento de la naturaleza de lo ocurrido; pero se sabe que el veneno cede muy rápidamente con un simple tratamiento de los nativos, que es por lo general una copa de aguardiente –el ron del país. Sin embargo, no es aconsejable desdeñar la picadura simplemente por tener experiencia en Honduras o por el trago que se tome. Mayor molestia que los animales salvajes, los reptiles, escorpiones, cientopiés y tarántulas, son en Honduras los grandes enjambres de mosquitos en algunos lugares y las miríadas de pulgas en otros, pues como no hay inviernos “se multiplican cada vez más y cunden en la tierra” en este país, como si el precepto de las escrituras se aplicase con especial fuerza a ellos. Pero estos insectos son demasiado pequeños para escribir mucho sobre ellos, aunque son grandes por las molestias que causan, aún más grandes que los elefantes. Hay que tener cuidado, asimismo, de las niguas, que se aficionan mucho a los tiernos pies de los que están acostumbrados a usar zapatos y también atacan a los inconscientes norteamericanos que caminan con los pies descalzos antes de retirarse al lecho o al levantarse de él. La nigua penetra en la piel y forma una bolsita en el cual multiplica rápidamente su progenie y si no es extraída de inmediato con todo lo que tiene, sin romperse los animalillos se esparcen por todo el pie y causan dolores que son muy molestos y difíciles de curar. Es de moda en el país que los hombres que viajan lleven pistolas al cinto o en el cuerpo de la montura, mas quizá como adorno que para otra cosa, pues nunca he sabido que alguien haya tenido la más ligera oportunidad de usar en su defensa. No. Se puede viajar con seguridad en este país como cualquier parte del mundo. Las gentes no son extremadamente amistosas, sino extremadamente corteses con los extranjeros. Para comenzar pueden ganar varios puntos a nuestra gente y derrotarnos en cuanto a urbanidad. El norteamericano corriente a veces se encuentra con un molesto formalismo. A ir a la casa de las mejores familias no lo recibe a uno 1 criado sino el jefe de la familia. Quien después de saludar muy cortésmente, toma en sus propias manos el sombrero y el bastón, el paraguas o el chicotillo de montar y los colocan lejos, ofreciendo su más completa hospitalidad en su casa. Y cuando uno se retira, él se levanta, ofrece el sombrero, lo escolta hacia la puerta y de da la más respetuosa despedida. Los hombres más sucios y andrajosos son a menudo unos perfectos ejemplares de urbanidad. Es tan natural en ellos como para un pato ir sin nada en las patas. Los niños desnudos y mugrientos y el número de estos pequeños seres de color de cobre que se ven en los caminos es notable y a menudo saludan con una humilde obediencia, a veces se arrodillan a medias diciendo “adiós señor”, lo que significa “Dios sea con Ud., señor”.

Grabado de “Alacrán”. En: Hutton, R.W. (1821). Buffon’s Natural History by the Rev. W. Hutton. Londres: T. Tegg Cheapside y R. Griffin y CO. Recuperado de: https://bit.ly/2DXU2Om

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Puede uno verse forzado a detenerse junto a un camino de montaña para esperar que pase una recuha de ganado, que llevan al mercado, generalmente hacia Guatemala. Igualmente puede uno ser molestado por recuas de mulas de carga, animalitos retozones y resistentes, a veces cargados con grandes bultos, más grandes que ellos y que ponen en peligro las piernas del despreocupado viajero cunado pasan a su lado. Algunas calles de las poblaciones están ocasionalmente invadidas por ellas al ser descargadas y ofrecen una escena interesante. No se puede dejar de observarse los correos del gobierno o portadores de la correspondencia al encontrarlos en el camino. Nunca van montado. Siempre van a pie y llevan la correspondencia a la espalda, amarrado en torno a sus hombros o suspendida en la espalda con cuerda que amarran alrededor de sus frentes, cuando van agachados en un sendero inclinado. Son sanos, robustos y vigorosos como no se ven en toda una vida. El constante ejercicio de su profesión los convierte en hombres de fuertes contornos, musculatura robusta y redondea sus miembros con tan perfecta simetría que un escultor se alegraría al verlos. Se les puede ver sin camisa o cubierta alguna sobre su cuerpo y con los pantalones enrollados en torno a las caderas tan alto como es posible o bien desnudos como estaban Adán y Eva después de haber probado la fruta prohibida. Usan sombreros de paja con el nombre de su profesión impresa en la cinta. Viajan más rápidamente que un caballo y no padecen fatiga. Esta peculiaridad de llevar o empujar una carga suspendida en la frente no se limita a los hombres o las mujeres sino que también invariablemente a los bueyes en torno a la cabeza. Al llegar a Tegucigalpa, se puede encontrar un hotel que cuesta $ 2.50 por una persona y su caballo, sin caballo $ 2.00 o como pensionista regular solo $ 40.00 al mes. Todas las poblaciones de Honduras son muy parecidas. Las casas y las calles no están enumeradas. Los edificios son de adobe –paredes de barro, enlucidas y blanqueadas. Las casas y las tiendas están edificadas Ilustración de la ciudad de Tegucigalpa. En: Wells, W. V. (1857). Explorations and adventures in Honduras. New-York: Harper & Bros. pp. 180. Recuperado de: https://bit.ly/2CD5qOO

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generalmente juntas y en donde no llegan hasta la calle, están rodeadas con muros de barro elevados, cubiertos con tejas para protegerlos de las lluvias; y los que forman un patio en donde están construidas todas las dependencias, cocinas al lado y establos en el otro. En el jardín, hay generalmente algunas variedades de árboles frutales, pero rara vez de flores, algo sorprendente es esta tierra veraniega. Hay un ancho pasillo que va de la calle hacia el interior, a través del cual entran hombres, mujeres y niños, perros, mulas y otros animales fuera de cualquier clase de vehículo que la familia pueda tener. Desde el término interior de ese paraje, se extiende un corredor a lo largo de la casa y en él hay puertas para entrar en los diversos cuartos. Los pisos del pasaje, corredores y cuartos son de ladrillos cuadrados o de piedras suaves excepto en las casas más pobres en donde solo hay un piso de tierra. Nuestras clases de piso son de pajas son una gran rareza aquí. El que aquí se usa en vez de el, está hecho de hojas de palmera con sus largos tallos atados juntos por la punta y la hoja misma, trabajada y amarrada en forma de escobilla redonda. Las casas rara vez tienen más de un piso de altura y muy rara vez tienen ventanas y puertas con vidrios y ninguna tiene chimenea. El único fuego que se usa está en la cocina y el humo se escapa a través de un trabajo de enrejado en la parte alta de la pared o a través de una abertura no hecha en el techo. Los techos son de tejas. Y sobre estas se pueden ver cantidades de pájaros de presa grandes y muy feos llamados Zopilotes, que se parecen mucho a los buitres y aunque no son nada ornamentales, son muy útiles y muy apreciados y protegidos por la ley. Hay muy poca ornamentación de madera en los edificios y, en consecuencia, no hay compañías de seguros ni bombas de incendio en el país y no se necesitan, ya que sería imposible que la ciudad fuese incendiada o por cualquier otra clase de accidente. No hay ningún trabajo de agua potable ni pozos y generalmente las poblaciones se proveen de agua por medio de aguadoras o mujeres que les llegan de los arroyos cercanos, en grandes botijas de barro. No hay baldes de agua aquí. Las botijas son colocadas sobre un lienzo enrollado sobre la cabeza para protegerla y balancear el peso y a menudo después de estar balanceado, las manos no necesitan tocarlo más, pero pueden ser ocupadas de otra manera, ya que a menudo llevan, al mismo tiempo, un niño desnudo en sus brazos. Es sorprendente ver las cargas pesadas y los grandes pesos que las mujeres llevan así sobre sus cabezas con facilidad aparentemente perfecta. A veces el agua es acarreada en algo como un saco de cuero sobre los burros. Y la leña también es llevada así como la paja y el follaje, etc. Las tiendas están abiertas “todos los días incluyendo el domingo”. Y fuera de las tiendas las calles y aceras en las plazas públicas están tan apiñadas de mujeres que venden varias clases de chucherías y mercaderías baratas, y como no hay mercados construidos, gran número de ellas están sentadas en cuclillas, ofreciendo carne, tortillas, manufacturas caseras y muchas frutas del país. No se sientan en sillas o asientos de ninguna clase, sino que en cuclillas dondequiera, sobre el piso de las calles y a veces están tan apiñadas que el transeúnte se ve obligado a salir de la acera a la mitad de la calle para ir a través de ellas. De hecho esta clase de mujeres conceden muy poco valor a las sillas y parece preferir sentarse sobre el suelo como lo hacen en sus casas. Un sitio favorito de estas vendedoras callejeras es la puerta principal del mejor hotel de la capital. Cuando el huésped entra en el hotel para tomar sus comidas puede ver, oler y casi gustar a grandes ollas de sopa aguada, puerco y vaca fresca, huesos crudos, costillas y cabezas de puerco, chorreándole la sangre. Estas cabezas crudas y huesos sangrientos no agudizan el apetito, es verdad, pero por fortuna el hombre puede acostumbrarse casi a todo. Tal es la vida en Honduras. Pero debe tenerse presente que esta es solamente una representación de Honduras tal como es y no como se espera que será. En un cercano futuro se puede pintar con diferentes colores y estas cosas referidas con orgullo, para mostrar que rápidos pasos ha dado este país en la marcha hacia el progreso.

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11. El primer objeto que atrae la mirada del viajero en Honduras A medida que se acerca a una ciudad, pueblo o aldea, es el templo católico, cuyas torres coronadas con una cruz, se elevan sobre los demás edificios. Las iglesias tienen en el exterior figuras labradas de santos y escenas de la Sagrada Escritura y en el interior están extensamente decoradas on bustos y estatuas doradas, pero no hay en ellas asientos. Los devotos se arrodillan en promiscuidad sobre el desnudo y duro suelo de ladrillos, pero por felicidad para ellos, los oficios nunca son muy largos. Las ceremonias de la iglesia son practicadas principalmente por los sacerdotes y las mujeres, pues los hombres y particularmente los hombres principales (con excepción de los sacerdotes) toman muy pequeño parte o ninguna en ellas. He visto a un grupo de mujeres aparecer delante de la puerta de la iglesia y a verla cerrada y que nadie había adentro, cantar himnos suaves y solemnes, llevando velas encendidas en las manos, aunque a la plena luz del día. He visto como una devota solitaria acercarse a la puerta cerrada de la iglesia, y sola, sin que nadie estuviera cerca o lo notara aparentemente, se arrodillo sobre las gradas de piedra y permaneció así largo tiempo en la actitud orante más rendida. Pero así como las mujeres demuestran su fervor religioso, es notablemente extraño que nunca se vea hermanas de la caridad, quienes si estuviesen aquí se les vería con su vestido atractivo y peculiar su ausencia es aún más notable, ya que aquí las mujeres son católicas casi sin excepción. Los hombres tienen la costumbre de quitarse el sombrero cuando pasan delante de una iglesia, aun cuando esté cerrada, y casi todos lo hacen así cuando está abierta. Estos tributos a la religión son hermosos y conmovedores y no solo excitan la atención sino también la admiración del forastero. Pero este no puede menos de disgustarse cuando presencia los absurdos ridículos a que conduce el celo religioso. Las formas exageradas de la Iglesia Católica antigua están aquí en boga; tales como cubrirse la frente con una cruz de ceniza el Miércoles de ese nombre; colgar las efigies de Judas el traidor y frecuentemente caminar a través de las calles en una procesión publica con la imagen de la Virgen María. Esta imagen así llamada, es una figura grotesca y ricamente vestida, no muy capaz de aumentar la devoción a la Santísima Virgen. Por respecto a las creencias sagradas del pueblo, sin embargo, el extranjero no debe nunca dejar de quitarse el sombrero cuando pase la procesión. El pueblo tiene la veneración más profunda en esas ceremonias y cuando la procesión aparece, todos se descubren la cabeza y la mantienen así, no solo hasta que pasa enfrente sino hasta que desaparece. Los más devotos caen de rodillas en la calle o en donde estén y los que se hallan en las tiendas o en su casa avanzan hacia la puerta y se arrodillan hasta que ha pasado. La procesión puede ser oída antes de ser vista, pues la precede el sonido de las campanas y va acompañada por la música de los violines y el canto solemne del sacerdote y los feligreses, que van en pos con velas encendidas en sus manos y otros, generalmente muchachos, que llevan símbolos de la Iglesia. El sacerdote camina lentamente bajo el palio de seda levantando sobre cuatro frailes (3). Las procesiones a veces salen sin la imagen de la Virgen, aunque en otros respectos es la misma. Pero el norteamericano tendrá más motivos para gastar paciencia y refrenarse antes de que se acostumbre al grave din-don de las grandes campanas de anchas bocas, de las que esta provista cada iglesia, y son varias. Casi todas las horas del día están interrumpidas por el estruendo discordante que varía desde un bajo din-don, y todas suenan a la vez y nunca musicalmente. Aun la tranquilidad soñolienta de la noche esta interrumpida así y el extranjero no acostumbrado puede privarse de

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sus dulces sueños de hogar, como si escuchase las campanas de alarma en un incendio. En los días de fiesta, de los cuales no hay más de 365 cada año, el estrepito continuo y ensordecedor es algo terrible; y son muchas las exclamaciones impías que han salido de las gargantas de los extranjeros impíos. Nadie que las haya oído puede formarse de ello una idea adecuada y el recién llegado puede extrañarse por que las autoridades del Estado no suprimen tal molestia. Pero debe recordarse que este sentimiento penetrante de la Iglesia, fue en un tiempo tan grande que el Gobierno del Estado no tuvo poder para resistirla y fue tan lejos que derogó tales leyes como si prohibiera que hubiese otra iglesia o religión excepto la católica. Al final sus intrusiones fueron tan exigentes y agresivas que el Estado se levantó con todo su poder y rompió con la Iglesia y estableció una constitución que ahora garantiza el derecho de cada uno para adorar según los dictados de su conciencia y establecer escuelas, cementerio e iglesias protestantes en todo Honduras, excepto, quizá, unas pocas en la Costa Norte. Aun el itinerario extenso de la grande y extensa Iglesia Metodista ha fracasado al cultivar esta parte de la viña y no se encuentra aún ningún ministro metodista, ni en la capital de la Republica. (4). ¿Por qué es esto? Si es un deber cristiano traer del rebaño a los chinos más avanzados y lejanos, es, desde un punto de vista protestante, excusable o perdonable, dejar a este pueblo pobre y aislado que trabaje por su propia salvación? ¡A estos que son vecinos cercanos de los Estados Unidos! Tan cercanos que vuestras campañas y tan próximos de las sombras de vuestros altos campanarios! Si a este pueblo se le deja caminar a tientas en la obscuridad ¿Qué iglesias pueden ser tenidas como responsables en el gran día del Juicio? ¿Deben los ministros del señor y su Iglesia ser perezosos cuando los ministros de Estado vigilan por cultivar las relaciones de amistad, sociales, comerciales y políticas con un pueblo? Venid, ¿Dónde está el trabajador que esté contento con esta invitación?Sería conveniente seguir la iniciación, los progresos y la declinación del Catolicismo Romano en este país y su crecimiento gradual hacia su antiguo periodo, especialmente con investigaciones arqueológicas en las ciudades en ruinas y los claustros que se desmoronan y que todavía aparecen como reflejos prolongados sobre el horizonte occidental de un pasado intensamente interesante. Pero esto se deja a la competencia de algún ministro protestante, que puede todavía venir y hacerse famoso si escribe un libro sobre ese tema.

Ilustración de la Parroquia y el convento de San Francisco. En: Wells, W. V. (1857). Explorations and adventures in Honduras. New-York: Harper & Bros. pp. 187. Recuperado de: https://bit.ly/2CD5qOO

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En Honduras toda fiesta publica forma parte de las festividades religiosas: tales como las corridas de toros, las peleas de gallos, los juegos artificiales y las representaciones accidentales de adicionados al teatro. No hay artistas profesionales. En algunas ocasiones las formas de juego peores y más vulgares se llevan a cabo públicamente en torno a las iglesias y aun bajo el patrocinio público. Las corridas de toros no tienen nada de notables. Excepto su completa mansedumbre y se diferencian a este respecto de las de los otros países. Comúnmente hay poco o menor peligro y excitación en ellas que lo que hay en los juegos de los muchachos con un carnero padre, viejo y mañoso en el campo abierto. Sin embargo, asiste numeroso público, tanto de hombres como de mujeres de todas clases, desde las más elevada hasta la más baja; lo cual solo demuestra que el pueblo debe tener y tendrá diversiones, aunque estén privadas de los de alta calidad que interesan a las gentes de otros países. Las peleas de gallos tienen interés más excitante y son mucho más crueles. Pero los señores, y esto hay que decirlo en su honor, no asisten a ellas, por lo menos en Tegucigalpa. Los gallos con navajas largas y aguzadas y solo hacen unas pocas suertes o pases hasta que uno u otro cae, se desangra y muere. Las peleas de gallos tienen licencia del Gobierno y los espectadores pagan la entrada. Cientos de dólares cambian de manos en un día en cualquiera de estos sitios de juego. Gran número de gallos de pelea están amarrados en las tiendas y las calles, cada cual en un lugar separado por vigas. Los juegos artificiales son a menudo verdaderamente magníficos. Simulacros de batallas se llevan a cabo con candelas romanas. Innumerables cohetes y serpientes de fuego silbantes son arrojados abundantemente en todas direcciones, mientras los cielos se iluminan, con los cohetes zigzagueantes y parece que la tierra tiembla con los torpedos y el fuerte sonido de las bombas que cascabelea con el estrepito de la mosquetería y explosiona a intervalos con un ruido ensordecedor. El sonido de la bomba es la menos conocida imitación de las armas pequeñas y los cañones en una batalla muy reñida. Aun de día se lanza cohetes y casi diariamente su sonido puede ser escuchado aunque su trayectoria hermosa y brillante –que aparece durante la noche- esta oscurecida por la más brillante luz del sol. A decir verdad, no se desperdicia mucha pólvora en estas manifestaciones religiosas. Con el cuero de una cava o un buey, y con los cuernos y el rabo del animal hacen un molde en madera lo más parecido posible a la forma del animal viviente; y sobre esto amarran buscapiés, candelas romanas y una variedad de cohetes, todos encendidos, y luego se ponen sobre los hombros y la espalda de un hombre, quien corre a través de las calles en posición o asustado, que de su espalda arroja estrellas y bolas de diferentes colores y escupe y ronca, saliendo constantemente de su boca, nariz, orejas y rabo, un torrente constante de fuego. Chispas y humo acompañan el rugir de petardos, torpedos, candelas romanas, etc., lo cual es suficiente para asustar al mismo diablo y hacerle perder los cuernos, si se le encontrara ene l camino sin saber de qué se trata. El terrible espectáculo es, por supuesto, seguido de grandes multitudes de muchachitos alegres e incorregibles cuyos gritos y regocijados alaridos junto con el estrepito y el resplandor circundante, hacen que esta escena sea como si se hubiesen volcado sobre la tierra las travesuras de los demonios. Las ceremonias fúnebres no dejan de tener sus peculiaridades. Los féretros siempre son llevados sobre andas de madera, por cuatro hombres, y preceden al desfile. Los acompañantes no se ponen en fila o en orden, sino que hombres y muchachos, altos y bajos, mezclados completamente, llevan cirios en las manos,

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que tienen algo negro, amarrado en el centro como un emblema de luto y son encendidos si el viento lo permite. La iglesia –desde donde se inicia la procesiónproporciona las velas y son pagadas por la familia o por algún amigo del muerto. No hay carroza, vehículo o caballo en este desfilen sino que todos van a pie; y se demuestra todo respeto al muerto sin que todos los acompañantes vayan hasta el cementerio. Las mujeres no toman parte en la procesión, aunque se trate del cadáver de una señora. Tampoco asisten al entierro. Hay que notar la diferencia entre las procesiones de la iglesia que están pletóricas de mujeres y las procesiones fúnebres a las que solo asisten los hombres y los muchachos. Es extraño que una mujer siga a través de las calles una imagen de madera y no vaya con su difunto esposo o sin alguno de los seres amados, mientras se tributan los últimos homenajes a sus restos. Si el deudo es la madre de la muerta, se retira al interior de su casa por un periodo de nueve días, durante los cuales nadie se le acerca, salvo los miembros más íntimos. Las campanas fúnebres no son tocadas simplemente, sino que repican un solemne ding, dang, dingle, ding, day, dong, que se asemeja más a un sonido musical que en otras ocasiones, o más bien a un estruendo menor. Es costumbre en la clase inferior, especialmente cuando muere un niño, tener un baile en la casa en que yace el cadáver, y se danza y se toca violín desde las horas de la noche hasta la madrugada y termina cuando el muerto es enterrado. Un tosco ataúd público se emplea para los que mueren tan pobres que no pueden tener el suyo; es el mismo cajón en que muchos de esos infelices son llevados al cementerio, pero se les sepulta en la tierra. Los cementerios son consagrados por los obispos y no siempre son tan extensos como debieran ser, y el sepultero al cavar una tumba, a veces arroja los huesos de aquellos que han mucho hace tiempo y han sido olvidados. Son algunos monumentos magníficos. Pueden ser construidos, a bajo precio, empleando adobes y cemento y son blanqueados a punto que a lo lejos se parecen a los mejores cementerios de cualquiera ciudad. Y duran mucho porque no están sujetos en el país a los cambios extremos del frio y el calor. Si el viajero llega aquí en sábado, podría creer que el número de mendigos, en proporción a los de otras poblaciones, es aquí mayor. Pero esto sería un error. La razón por la cual se ven tantos es que el sábado es el “Día de los Mendigos”, en el cual los pobres, los cojos, los ciegos y los inválidos, tienen licencia del gobierno para ir por todas partes y pedir; esto lo hacen en forma tan humilde, caprichosa y morosa que muy raras veces se equivocan. Son tratados muy generosamente por el pueblo, quizá porque en este país no hay asilos públicos ni casas de beneficencia para ellos; y la falta de tales asilos es lo que hace que sea tan grande el número de pordioseros. La proporción en que están los grupos raciales en Honduras no está definitivamente averiguada, aunque los blancos son, numéricamente, en mucho la minoría. Gran parte del pueblo está formado por indios de sangre pura, pareciéndose aparentemente a los indios norteamericanos, pero diferenciándose grandemente de ellos en el espíritu indomable. Los indios soportaron aquí, por años, la más abyecta esclavitud bajo los antiguos conquistadores españoles. Aunque nuestros indios pudieron ser aniquilados o exterminados, nunca fueron reducidos a esclavitud. ¿Por qué esta diferencia? Hay algo en los elementos naturales de nuestra tierra bendecida por Dios que inspire al pueblo que este no conozca la infamia de la esclavitud, y en donde era imposible mantener hasta el negro nacido más abajo en esta de servidumbre. Pero no por esto debe inferirse que los indios aquí son cobardes. Al contrario, se dice que los soldados

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de Honduras y en especial los soldados indígenas son los mejores en todo Centro América. Viajan descalzos y más vestidos y emprenden largas marchas en las regiones más desoladas, con gran fortaleza recomendable resistiendo el hambre y la fatiga. Y cuando se inicia el combate, luchan con bravura furiosa y sin tener miedo al más valiente. Y es un hecho, caso increíble, que el soldado hondureño sirve a su país por la suma demasiado baja de 25 centavos al día, incluyendo en ella los alimentos. Se dice que estos soldados tienen la puntería poco segura y que se inclinan a cerrar los ojos cuando halan el gatillo. Si esto es así, es quizá porque muchos de ellos no han sido suficientemente adiestrados en el uso de las armas de fuego, pues hacen ejercicios con fusiles de madera! Resulta curioso ver a los adultos, yendo a través de las calles en las maniobras llevando fusiles de madera sobre los hombros; pero así lo hacen y nos hacen recordar cuando jugábamos a los soldados en los días de escuela.

111. Uso del Cigarro. Manera de tocar la puerta y de hacer una visita

Lenguaje con señas. Un amigo que se va o regresa de un viaje escoltado por los amigos durante varias millas. Como se saludan las señoras. No se puede formar buena opinión de la mejor sociedad femenina estando de paso por el país. Fandangos españoles. Modas de las mujeres y de los hombres. Están evolucionando y probablemente se americanizaran. El ofrecimiento de un puro o un cigarrillo es una introducción o invitación a la buena amistad y es posible un rezago de la antigua costumbre del “calumet” (pipa) de la paz de los indios norteamericanos. De aquí que rechazar un tabaco puede ocasionar una situación embarazosa si no ofensiva. Un norteamericano conversaba aquí con un amigo, y este le ofreció un puro. El norteamericano, apoyándose tal vez en la mistad u olvidando o no conociendo la costumbre, dio amablemente las gracias diciendo “tengo uno” que encendió para juntarse con el humo. Imagínese el efecto. El amigo replico en sustancia y con aire de injuria: “Le pido perdón, señor, nunca crei que sus puros fueran mejores que los míos. No o molestare para que me desaire otra vez”. Un hondureño no debe rehusar un cigarro aunque no fume. Esta extraña peculiaridad se puede ilustrar mejor con el siguiente ejemplo: cierto mayor norteamericano tuvo frecuentes entrevistas con uno del país, un sacerdote católico. En las entrevistas el mayor generalmente ofrecía al sacerdote un puro y este siempre lo aceptaba y lo guardaba en su bolsillo. Una vez el mayor estaba fumando y le ofreció un puro con un fosforo para encenderlo. Hay que imaginar la sorpresa del mayor cuando el sacerdote acepto el puro como de costumbre, pero declino el fuego diciendo que nunca fumaba puros. Podía fumar cigarrillos, quizá, pero no un puro, y sin embargo, ates de correr el riesgo de ofender o de causar embarazo al rechazarlo, siempre lo aceptaba y lo ponía en su bolsillo, aunque no podía fumarlo. La manera hondureña al tocar la puerta para ser recibido es del todo diferente de la de nosotros. El toque hondureño es suave y gentil y nunca más alto de lo Ilustración de planta de tabaco. En: Andrews, E. B. (1913). Historia de los Estados Unidos, desde el primer descubrimiento de América hasta la actualidad. New-York: Scribner’s Sons. pp. 187. Recuperado de: https://bit.ly/346YTY6

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necesario para ser oído, mientras el del norteamericano es más fuerte y atrevido. Es tan grande la diferencia, que se puede saber quién es el que toca antes de que se abra la puerta. En esta oficina si el toque es más fuerte de lo necesario para ser oído, la respuesta para que entren es dicha en inglés; si es de otra manera, es en español. Y la regla para responder en la lengua del que toca nunca ha fallado, sino una vez y fue cuando un norteamericano adopto la forma de tocar en el país, con el propósito de engañar, y al recibir la respuesta en español, entro riéndose por el éxito cabal de su ardid. La manera de llamar a una persona, sobre todo si camina sola en la calle, es algo muy peculiar, en vez de llamarla por su nombre, golpean las palmas de las manos para llamar su atención y entonces lo hacen llegar con un movimiento alto de la mano, como hacemos nosotros, pues esto no sería comprendido, sino con un movimiento bajo de la mano. Es lo contrario de nuestro lenguaje de signos. Esta manera probablemente viene de la vieja costumbre española de llamar a un sirviente o un subordinado para que llegase a los pies de su amo, o humildemente ante un superior, indicando la orden con un movimiento hacia los pies. De aquí que esta costumbre sea usada en nuestro país en donde el más humilde es un soberano y se enorgullece de su condición su igualdad civil y política, sino de su posición social ante los más encumbrados del país. Podemos llamar a un perro para que se eche a nuestros pies, pero nunca a un ser humano. Y sin duda esta costumbre será abandonada en esta república actualmente libre, cuando nuestra manera común de llamar a un apersona sea conocida y comprendida. Algunas veces para llamar la atención usan un silbido particular, parecido al que se usa para llamar a un perro. Pero lo usan también para detener a un perro, una mula o cualquier otro animal. Si un perro rabioso o airado se abalanza para morder, lo detienen con este silbido extraño. A menudo se pregunta, por carta o de otra manera, si es necesario entender el lenguaje del pueblo para poder acostumbrarse en este país. La respuesta es que, aun para un perro, es mejor entenderlo, pues como se ve, por lo que más arriba digo, cuan fácil es tener molestias por entender una cosa en sentido contrario. Por supuesto que no se puede acostumbrar moderadamente bien con un intérprete, pero aun así se puede tener molestias que no se han imaginado, y aunque se conozca el español, se puede uno encontrar en situación embarazosa por no entender por señas las rarezas características del lenguaje, para mayor ilustración; en nuestro país designamos la estatua de un ser humano y de un perro o de otro animal con el mismo signo, esto es extendiendo la mano con los dedos abiertos y la palma hacia abajo, diciendo que el objeto es más o menos de tal altura. La manera de expresar aquí la altura de un ser humano es diferente de la de animal. Designan el tamaño de la bestia tal como lo5 hacemos o extendiendo la palma de las manos hacia uno en vez e hacia abajo. Y designan la altura de un ser humano extendiendo la mano con los dos primeros dedos abiertos y los otros cerrados. Así se puede insultar a una persona representando la altura –por ejemplo- de su hija, como lo haríamos en nuestro país. Puede él desear saber por qué se refiere a ella como si se refiriera a un perro o a otro animal. O, si el padre o una madre que chochea no toma esto como insulto, es posible que se rían por su torpeza o su sencillez. Al sacudir los dos primeros dedos de la mano, arriba y abajo, con los dedos abiertos de la otra entre ellos, se quiere decir “vamos a montar” o a montar a caballo, generalmente; mientras que con una mano en cada oído abriendo y cerrando los dedos como el movimiento de las orejas de la mula, significa montar en mula. El movimiento de la mano hacia la boca significa comer, y es semejante a nuestra manera de llamar por señas a una persona y tan diferente de la de ellos, que cuando aquí un norteamericano hace señas a una persona para que se acerque, a veces le entienden que lo que quiere es comer algo. Al levantar el pulgar y el dedo como en la letra Y en el alfabeto de los sordomudos, significa: “venga y vamos en coche”. Si se puede persuadir a un hondureño a que haga con la mano el signo de la cruz al hacer un contrato o una promesa, se puede generalmente confiar en su cumplimiento, aun que pertenezca a la clase social más baja. Este signo es algo en la naturaleza como cuando damos la mano o un apretón de manos a modo de formal compromiso 5 Pasa a la 6 pág., Letra Z.

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sincero o promesa. Pero el signo de la cruz no es usado tan corrientemente, porque se aproxima a la solemnidad de un juramento y si el nativo es católico, lo considera como una invocación directa a su Dios para que sea testigo de su sinceridad y buena fe. Solo diré de otro signo para hacer una advertencia: y este es, poner el pulgar entre el índice y e siguiente, como a menudo se hace en los Estados Unidos después de tomar por juego la nariz de un niño, y mostrándose así el puño para hacerle creer que se le arranco la nariz. Esta jugarreta ni puede hacerse aquí. Lejos de ello, porque tal signo representa en este país, no una idea, o una cosa, sino una acción demasiado obscena y vulgar para que pueda explicarse. Basta con decir que nunca debe usarse, sino se quiere herir y mortificar los sentimientos de la gente decente. Es horrible. Este pueblo gesticula a menudo y más graciosamente que nosotros; y tiene la costumbre de expresar frases integras con un encogimiento de hombros y un gesto peculiar a la española, sin articular una simple palabra. Cuando alguna persona sale de viaje o para hacer una larga visita, es acompañada durante varias millas por un numero de amigos a caballo; y a su regreso igualmente le reciben y acompañan por varias millas hasta su casa. Esta costumbre sin duda se debe al hecho de que no hay ferrocarril u otros medios de viajar, salvo el caballo. Cuando las señoras se encuentran en vez de saludarse con un beso, cada una echa graciosamente los brazos en torno a la otra y, si simplemente se conocen, se dan un golpe en los hombros o en la espalda, pero si son amigas íntimas se abrazan y mientras más larga e íntima es la amistad, el abrazo es más largo y más fuerte. ¿No es esta costumbre preferible al beso que usan las señoras en nuestro país? Ciertamente que tiene ventajas obvias cuando se trata de caras arrugadas y feas, con dientes salidos u olor de rapé, para las señoras jóvenes y lindas, algunas de las cuales desafortunadamente tienen mal aliento. Las señoras aquí tienen sobre las nuestras la ventaja de que no usan rapé, pero si algunas de nuestro país. Pero estas fuman cigarrillos y en esto las nuestras les llevan ventaja. Las señoras aquí no se levantan de sus asientos al ser presentadas a los caballeros o cuando se les dice adiós, ni cuando los caballeros entran o salen. Los caballeros siempre se levantan al entrar un recién llegado y también cuando alguien se despide. Un hondureño se quita invariablemente el sombrero cuando entra en un cuarto o en una oficina y da la mano cada vez que en el curso del dia encuentra o se despide de una persona. Las señoras son buenas equitadoras, pero montan sobre el lado derecho del caballo, que es el lado erróneo, aunque sea el derecho. No se pasean o dejan sus casas tan a menudo como en nuestro país lo hacen las damas y cuando lo hacen no van acompañadas de caballeros, salvo que se trate del marido de aquella a quien corteja. Los hombres y las mujeres no se mezclan como sucede en otros países. Y para un caballero detener a una señora en la calle e iniciarle conversación, aunque sean amigos, es considerado simplemente horrible. Debe, sin embargo, saludarla levantando el sombrero. Un hombre nunca espera que una mujer le reconozca. Si un caballero visita a Ilustración de viajeros al mediodía. En: Wells, W. V. (1857). Explorations and adventures in Honduras. New-York: Harper & Bros. pp. 249. Recuperado de: https://bit.ly/2CD5qOO

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la mujer a quien enamora, debe esperar encontrarla con su mamá o con alguna tía vieja o otra persona que les vigile hasta el momento de retirarse. Y de este modo la joven está vigilada en los bailes y otras reuniones públicas. Grupos de jóvenes graciosas y bien vestidas caminan por los parques o van a los lugares de veraneo, siempre en grupo, aunque pueden ser seguidas o precedidas por un número igual de jóvenes, pero nunca se mezclan con ellos. Esto es tan extraño y tan poco natural. En nuestro país si no se juntaran en tales circunstancias, se consideraría una vergonzosa falta de galantería de parte de los jóvenes. Pero aquí no se puede censurar a estos tampoco a las jóvenes, pues por fuerte que sea su mutuo deseo e inclinación por asociarse, están todavía así separados por una costumbre cruel. ¡Que lastima! Cuanto gozo suave se pierde por esta falta de libre asociación, aunque pura y elevada, de los jóvenes y las niñas. Si no se les animara a ello, debería, por lo menos, no impedírseles. Esta costumbre ha cambiado algo en otras repúblicas de Centro América, excepto Honduras, pero aquí permanece con la antigua rigidez. Solo se necesita que algunos pocos se resuelvan a romper esta restricción y los más tímidos les imitarían en breve. ¿Pero quién se atreve a iniciarlo? ¡Ay, hay un verbo! Una dama inteligente puede aceptar que la costumbre es errónea y que “más valdría desecharla que observarla”, y, sin embargo, puede ser demasiado pura y sensible para correr el riesgo de que hablen de ella, la calumnien o la califiquen de muy ligera, aunque solo fuese por algún tiempo. Pero la escena cambia. Es un cuadro encima de este. Pues toda esta delicadeza supersensible respecto al sexo femenino no puede ser tratada sin mencionar el hecho, que no es un espectáculo poco usual, ver a hombres y mujeres bañándose (y sin vestidos de baño) a pocos metros unos de otros y algunas veces en el mismo “hueco para nadar”. Las mujeres se quitan los vestidos –o si la idea no es chocante, no menos chocantes son las palabras-; hay que decir que las mujeres se despojan de todas sus prendas de vestir, conservando a veces, aunque no siempre, una cubierta desde la cintura para abajo, pero a menudo solo alrededor de las caderas y así se presentan a plena vista de los hombres que están desnudos del todo como cuando nacieron. Si, esto es “menos modesto que al hablar de las mojigaterías”. Digo, hombres que están completamente desnudos. Pero con toda caridad y sin mojigatería, que mal puede haber si las inocentes criaturas piensan que no hay más en ello. “El que come carne y piensa que está limpia dentro de él y dentro de ella también”. Con la mayor indiferencia –la gracia de las náyades y con una especie de “mal para a quien qué mal piensa”- se puede ver mujeres de formas perfectas y simetría hermosa, yendo en los arroyos claros y transparentes como si “no tuviesen un pensamiento culpable que ocultar”, y proporcionando así al experto la magnífica oportunidad de contemplar el desnudo en la naturaleza separada y distintamente del desnudo en el arte. ¿Qué son las frías e insensibles estatuas de bronce, piedra o mármol, comparadas con las formas cálidas, que respiran y se mueven como estas? Dejemos contestar al hombre de la edad de piedra o la de bronce. Se dice, sin embargo, que ha habido un cambio a este respecto en los últimos años. Y las mujeres ahora son más modestas, se sonrojan o son más cuidadosas antes de exhibir sus encantos ocultos y están aprendiendo más el arte ingenioso y admirable de mostrar solamente lo necesario para hacer que el hombre pobre y débil se vuelva loco por ver más. O podría ser llamado un arte ingenioso, sustituyendo solamente la letra u por la i en la palabra y así hacerlo más generoso y bello. ¿O es que tan pequeño cambio en una palabra puede efectuarlo tan grande en el carácter del arte? de todos modos la costumbre del baño a la intemperie, esto es, la parte femenina de él, está desapareciendo y ahora se limita a la gente vulgar, no la de las mujeres. Se halla ahora en proceso de construcción una hermosa casa de baños sobre el riachuelo que tiene un gran nombre (Rio Grande), allí donde corre a través de la ciudad de Tegucigalpa; pero esto alterara tanto las costumbres del baño a la vista libre que su inversión no será segura de ninguna manera (5). Nadie puede formarse una idea cabal de la mejor sociedad femenina de Honduras con solo cruzar el país: por la razón antes mencionada de que las señoras se mantienen dentro de su casa más que en el nuestro. De aquí que se cometería una injusticia formarse una conclusión muy apresurada y es mejor reservar la opinión hasta que se haya asistido a un baile en casa de alguna

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de las principales familias, pues allí se encontrara a las señoras más hermosas y principales a quienes no se podría ver en otros sitios. Y si después de haber estado en el campo tres meses se tiene la suerte de asistir a un baile en el Palacio Nacional uno quedaría perfectamente sorprendido al ver los ricos vestidos, agradables, gracias al alto refinamiento, tan diferente de lo que se ha visto al hacer observaciones diarias en Honduras y se sentiría uno inclinado a maravillarse de donde viene todo ello. Durante alguna alegre fiesta de la Iglesia es cuando fandangos españoles más famosos están en lo alto de su gloria. En estos bailes las señorita de ojos oscuros pueden ser vistas con toda ventaja, llevando sus vestidos más escogidos, con sus más atractivas sonrisas y actitudes graciosas, muy pocas veces con vestidos sobrecargados y nunca llevando joyas excesivas. Las señoras ricas que son pocas, y la crema de la sociedad se visten al estilo de las norteamericanas y no llevan sombrero ni gorra o algún adorno en la cabeza, pero usan sombrillas para defenderse del sol. Comienzan a usar el sombrero aunque el pelo caído sobre los hombros, ya sea flotando libremente o trenzado y amarrado con una cinta. Este deseo de mostrar el cabello lo más posible es orgullo perdonable, pues el cabello de la mujer hondureña es su aspecto más atractivo. En general es largo y ondulado y de un color negro, brillante, incuestionablemente hermoso. Sin embargo, a veces mientras caminan y van a caballo, está oculto por un chal que llevan en torno del cuerpo y sobre la espalda hasta la punta de la cabeza. Mientras el chal es usado a veces sobre el cabello, siempre se lleva en torno al cuerpo, excepto cuando se está en casa. Todas llevan chales de diversos colores y de todas clases. Lo usan cada día del año e invariablemente en todas las ocasiones. Toda mujer, es decir las ricas y pobres, las de elevada y las de baja posición, las jóvenes y las viejas, desde la niña que hace pininos hasta la decrepita vacilante, todas usan chales; y cuando no pueden conseguir lo que necesitan por qué es lo usual, levan una tela vieja y blanca. Sería más fácil ver en la calle a una mujer desvestida, que sin chal. La clase corriente y la más baja van descalzas todo el año y usan una camisa-vestido atado en torno a la cintura, la parte superior del cuerpo cubierta con la camina, que por supuesto, deja desnudos los brazos; pero cuando salen a andar o a cumplir un encargo siempre usan el chal. Muchos niños van desnudos y algunos de ellos fuera de las poblaciones, hasta que tienen ocho o diez años. El hombre distinguido y sus hijos visten como en los Estados Unidos, pero por lo general, no usan tirantes, sino un cinturón y rara vez se les ve con el alto sombrero de copa. Pero la gran mayoría de los hombres se viste con telas toscas, a menudo con la camisa fuera de los pantalones, y siempre van descalzos, excepto cuando usan una suela de cuero (caite) en la planta del pie, semejante a una sandalia, si así se puede decir. Hasta los “alcaldes” o jueces de paz van descalzos y llevan un bastón para caminar, adornado con una cinta o con borlas, en prueba de su autoridad oficial. Este es solamente un retrato de los tiempos que corren. Algunas de estas modas, maneras y costumbres están cambiando y pronto serán modificadas materialmente, sino revolucionadas del todo, por la asimilación de lo extranjero. Y como la inmigración desde nuestro país está aumentando rápidamente, es posible que se “americanizaran”, lo cual una especie de revolución en este país revoltoso “más devotamente deseado” y cualquier patriota inteligente respondería sin duda.

Amen.

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1v. Notas

1. La honradez de los arrieros conduciendo recuas

cargadas de mercadería u oro y plata en barras ha sido proverbial en Honduras: pero si se ha hecho de la pistola por lo viajeros al ser asaltados por un emboscador.

2. Esta afirmación hace comprender fácilmente que Mr. Herring era protestante.

3. No había órdenes religiosas en esa época en Honduras,

desde que el régimen de Morazán, presidente federal, las extinguió.

4. “The Central American Bulletin” (1895) da la noticia de que Mr. H. C. Dillon

encontró en Tegucigalpa “una ancha puerta abierta para el evangelio”. Mr. & Mrs. A. E. Mishop llegaron a Puerto Cortes, San Pedro Sula y Santa Rosa de Copan (30 de mayo de 1896). (And in Samaria por M. W. Spain, 1940 p. 60).

5. El español Dr. Antonio Ramírez F. Fontecha había obtenido concesión del Gobierno para construir unos baños en el sitio de La Isla. (1886).

Rafael Heliodoro Valle.

v. Bibliografía

Valle, Rafael Heliodoro. “La Literatura de Viajes por Honduras y Centro América” En: Diario El Día, Año VI. Num 1687, pág. 5 y 6. Hemeroteca Nacional “Ramón Rosa”, Tegucigalpa.

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