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Christian Fernández Mirón
TESTIMONIOS, PROVOCACIONES Y VíNCULOS
EL PRoGRAMA PEDAGóGICo Y DE MEDIACIóN DEL 28 CoNCuRSo DE ARTE EDuARDo LEóN JIMENES
CHRISTIAN FERNÁNDEZ MIRóN
A menudo me preguntan qué es la mediación, y para qué sirve. Con la misma frecuencia, veo a personas entrar en un espacio de arte, arquear las cejas, dar media vuelta y salir. Entender que los lenguajes de la cultura no son universales es iniciar un compromiso con la contemporaneidad. De este modo, mediar se puede entender como acompañar, la acción de brindar a nuestros públicos diferentes aproximaciones (dialógicas, sensoriales, cotidianas o insólitas) para ayudar a salvar la distancia que tantas veces separa y daña nuestra relación con visitantes actuales o potenciales. una apertura a la mediación permite a las instituciones culturales volverse más accesibles para todas las personas, independientemente de su trasfondo o conocimientos. El programa pedagógico y de mediación del 28 Concurso de Arte Eduardo León Jimenes partió de estas premisas, siguiendo la estela de la Metodología de Integración de las Artes (MIA) concebida por la doctora María Amalia León y sus Fichas para el diálogo y ampliándola con un lenguaje cercano, formatos en diferentes medios y referentes próximos a sus públicos. Como especialista en arte y educación, uno de los mayores aprendizajes que he ido cosechando es la escucha. Como extranjero –español y blanco–, fue imprescindible entender el contexto antes de proponer, partir del valioso trabajo que se estaba implementando en el Centro León. Me inspiró, además, la poderosa selección de obras en torno a la identidad caribeña y la racialidad. Voces que necesitan ser escuchadas y que la mediación pretende amplificar. La pandemia nos obligó a evitar el tacto y explorar las posibilidades del medio digital.
La propia exposición, cerrada al público durante varias semanas debido al confinamiento, nos llevó a sacarle el máximo partido a la visita virtual, donde se puede navegar libremente por el espacio expositivo, acercarse a las obras y acceder al contenido expandido. Aprovechamos la virtualidad para trabajar no solo desde el texto y manejar sonido, imagen, vídeo e hipervínculos que conectan el adentro y el afuera de la exposición. A partir de conversaciones con les artistas, diseñamos tres tipos de materiales: testimonios, provocaciones y vínculos. Los testimonios son audios cortos (acompañados de texto, para garantizar la accesibilidad) donde escuchamos la voz de cada artista compartiendo algunas claves sobre su obra. Las provocaciones son preguntas o llamadas a la acción que pretenden detonar reflexiones pensando en tres tipos de públicos: niñes, adolescentes y familias. Los vínculos son un material adicional que expande la mirada sobre la pieza en cuestión: ya sea un extracto de su proceso de creación, la red social de su autore donde vida y obra se entremezclan, o un material audiovisual que genera nuevas conexiones… Al tratarse de veinte piezas muy diferentes, pudimos experimentar con formatos y posibilidades, siempre honrando (y a la vez poniendo en cuestión, como nos enseña el pensamiento crítico) el discurso original de cada obra. Esta colaboración no habría sido posible sin la inestimable ayuda de Joel Butler, el equipo de seguimiento curatorial del 28 Concurso y los equipos de trabajo del Centro León. Ha sido un placer y una experiencia de aprendizaje, como espero que suceda con cada visitante que atraviese la puerta o la pantalla para cambiar su mirada.