joan miro catalogue at ccborges

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Diciembre 2007 | Marzo 2008


FUNDACIÓN PARA LAS ARTES

EXPOSICIÓN

AGRADECIMIENTOS

Presidente Lorenzo Einaudi

Curaduría Marisa Oropesa

CENTRO CULTURAL BORGES

Coordinación Comisariados y Cultura María Toral

Alexandra Arias Rodríguez Paloma Feito Juan López Contreras Virginia Fabri Fernanda Lita Clara Quartino Mariano Ducros Cecilia González Andrea Salice

Director Ejecutivo Roger J. Haloua Gerencia Administrativa Débora Petchersky Asistente de dirección Cecilia González Relaciones Públicas e Internacionales Virginia Fabri Relaciones Institucionales Andrea Salice - María Pía Moreira

Organización y Coordinación Montserrat Roca Campillo CENTRO CULTURAL BORGES Producción Mariela Staude Ignacio Giorgio Noelia Ramil Montaje Matías Sandoval Gabriel Perez César Fernandez

Gestión Cultural Felipe Pullol CATÁLOGO Marketing Cultural Montserrat Roca Campillo Eventos Luis Garat

Diseño Cecilia Barquín

Embajada de España en Argentina Embajador Sr Rafael Estrella Consejero Cultural de la Embajada de España Antonio Prats Javier Iturralde de Bracamonte Casinos Puerto Madero Jordi Terry Cabras Gas Natural BAN Presidente Horacio Cristiani Betina Llapur Roca-Capea Diego Jolis

Artes Visuales Martha Nogueira Fernanda Lita - Clara Quartino

Textos Carlos Franqui Alfredo Melgar Marisa Oropesa Osvaldo Svanascini

Contemporáneo C.C.Borges Laura Spivak

Fotografías Pablo Linés

YPF Carolina Sturla Fabio Falco

Audiovisual Blanca María Monzón Comunicación y Promoción Cultural Pilar Oteriño - Valeria Canadell Diseño Gráfico Cecilia Barquín - Florentina De Bonis Producción Mariela Staude - Ignacio Giorgio - Noelia Ramil

Endesa José María Hidalgo

Esplendor Hotel Boutique Silvina Di Menna - Juanita Pinghelli Magia Jacinto Cabred TCA Terminal de Cargas Argentina Héctor Cortina - Laura Crespo Mercoart Silvia Boffelli - Soledad Mariño - Gabriela Vela

Extensión Cultural Mariano Ducros - Gabriel Acosta Programa Educativo Valeria Traversa - Florencia Ferrero Tesorería Leonardo Carrizo

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© ADAGP, Daniel Adrián Kiper, Argentina 2007

Obra de tapa: Femme devant la lune. 1977


LA MAGIA DE MIRÓ Entre los artistas que renovaron el panorama cultural de mediados del siglo XX, Joan Miró i Ferrà (Barcelona, 1893 - Palma de Mallorca, 1983) ocupa un lugar de excepción por su destacada contribución a las artes plásticas. Artista de difícil clasificación, surrealista independiente pero también dadaísta (más artesano que teórico), rompió géneros y fronteras convencionales abriendo la poesía y la música a las puertas de la plástica. El “automatismo psíquico” de André Breton influyó a todos los creadores que le siguieron en la aventura del subconsciente pero, de todos aquellos autores que se agruparon alrededor de las pautas surrealistas, la producción de Joan Miró reflejó una de las expresiones más puras de este movimiento. Me complace presentar esta muestra, La magia de Miró, gracias a la cual se podrá disfrutar de una completa revisión de la obra de este magnífico artista. Este proyecto refleja nuestro compromiso con la difusión y promoción de la riqueza y diversidad cultural de España, así como la pluralidad de sus manifestaciones artísticas. Asimismo, cada una de las itinerancias de esta exposición permitirá que se establezca un intercambio de experiencias y conocimientos entre los profesionales y amantes del arte, convirtiendo en una realidad el espacio cultural iberoamericano. Por último, deseo expresar mi agradecimiento por el esfuerzo de todas las personas que han hecho posible esta exposición y, muy especialmente, al Centro Cultural Borges. Me satisface que tantas personas e instituciones de un lado y otro del océano hayan unido su esfuerzo y sensibilidad para conseguir que parte de la obra de Joan Miró se pueda mostrar con la dignidad que se merece.

Rafael Estrella Embajador de España en Argentina

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MIRÓ: La poética del color “El surrealismo le debe la más bella pluma de su sombrero” André Breton El “automatismo psíquico” de André Breton influyó a todos los creadores que le siguieron en la aventura del subconsciente. Miró parte de la memoria y de lo irracional para crear obras que son transposiciones visuales de la poesía surrealista. De todos aquellos autores que se agruparon alrededor de las pautas surrealistas, Miró fue la expresión más pura del movimiento creando en sus obras un universo poético y onírico. Sin embargo cuando hablamos de Miró pensamos en dibujos imaginarios casi infantiles. A pesar de su apariencia, estos dibujos nos acercan a un mundo que tenemos olvidado. Miró representa lo que ya no vemos, lo que no escuchamos, lejos de inventar nos acerca a realidades invisibles de un mundo que sólo él es capaz de representar como creador. El cosmos, la música, objetos dotados de vida, de lirismo son sus temas principales que plasma con gran maestría a través de líneas puras, armoniosas que evocan la gloria poética del espíritu. Fue tal vez su capacidad para penetrar en el secreto de la naturaleza lo que le permitió crear esos poemas épicos del cosmos. Representó todas las preocupaciones provocadas por las convulsiones que se produjeron en Europa. Las guerras son verdaderos tormentos que se reflejan en su obra, adquieren protagonismo elementos anteriormente menos tratados como la noche mientras que otros, como la figura humana, ofrecen una imagen cruel. La mujer se transforma en un ser trágico, deforme y agresivo. La obra de Miró estuvo influenciada por las grandes corrientes de su siglo, mezclándose en ella las teorías cubistas con el cromatismo del fauvismo, llegando al automatismo de su fantasía inventiva. Así, del cubismo aprendió que los objetos podían transformarse en planos y círculos que le ayudaron a crear sus seres imaginarios. Fue su encuentro con Breton en 1923 lo que le lleva a una evolución hacia un mundo surrealista en el que las mujeres se entremezclan con pájaros y seres biomorfos, plasmando sus sueños con la intención de crear un nuevo mundo más alegre que la realidad. Logra crear ese universo en el que los colores vivos y las extrañas figuras son los protagonistas. Sin embargo, en ciertas ocasiones, sus trazos dejan de ser alegres y despreocupados para sumirse en lo profundo y en el misterio, las criaturas de uñas puntiagudas y dientes de sierra oscurecen las composiciones. 6


Miró aprendió de Paul Klee el gusto por la configuración lineal y la recreación de atmósferas etéreas y matizados campos cromáticos. Las caligrafías “infantiles” de este pintor suizo-alemán están presentes en la obra de Miró desde estos años y especialmente a partir de la década de los treinta. En esa misma época conoce a Alexander Calder, con quien mantiene una duradera amistad. Joan Miró fue un artista dinámico, se siente atraído por las diferentes oportunidades que el arte le ofrece: la pintura, la escultura, el grabado, la cerámica. A finales de los años veinte comienza a experimentar con la litografía y el grabado, no se limita a lo clásico, sino que utiliza nuevas técnicas como la del papel arrugado. Los colores, la composición de los elementos, los arabescos, los círculos, las líneas... confluyen en un universo colorista y alegre donde se entrevé su facilidad inventiva y creativa. Al igual que en la pintura, Miró produce con rapidez y ligereza, sirviéndose en ocasiones de sus propios dedos como instrumento principal para la consecución de la obra. La muestra que aquí se presenta, tiene como objetivo principal acercarnos a la maestría del artista español en dos campos definidos: el dibujo y el grabado. Al igual que en sus lienzos, Joan Miró expresó libremente sus ideas donde convergen dulzura y violencia, la claridad con la oscuridad, la alegría, lo insólito... Como el poeta que plasma sus sentimientos sobre el papel, Miró hace lo mismo. El artista llegaría a decir: “La pintura y la poesía se hacen como se hace el amor; un intercambio de sangre, una entrega total, sin ninguna prudencia, sin ninguna protección”. Tal vez fue esa fusión entre pintura y poesía por lo que fue el mejor ilustrador de la obra poética de Tristan Tzara. La noche, la música, las estrellas... ocupan un papel principal en su obra, su poesía se aleja de la realidad aunque siempre parta de ella, convirtiéndose en una poesía aérea. En esta ocasión, gracias al Centro Cultural Borges, podremos disfrutar de más de sesenta obras que nos sumergen en el mundo más poético y colorista de Miró, un mundo donde dejamos de ser simples espectadores para pasar a formar parte de ese universo onírico que el pintor supo plasmar como ningún otro artista.

Marisa Oropesa Curadora de la exposición 7


MIRÓ, una escalera hacia el futuro Durante el millón de años trascurridos desde Pitecantropus Erectus hasta Copérnico, el ser humano gira sobre sí mismo atrapado en la delgada superficie de una realidad horizontal que lo empareda entre un cielo intangible y un suelo impenetrable. El arte, a lo largo de ese periodo, es el espejo donde el humano refleja su imagen y su entorno, en busca de una identidad más objetiva y duradera que sus emociones y sus sueños. Desde la mano roja estampada en la roca prehistórica hasta el suave roce de los dedos en los frescos de la Capilla Sixtina, hay un largo camino de embelesos. Sin pudor alguno, en la bóveda del templo más representativo de todo el Occidente, el hombre pretende confundirse con Dios para ser Dios. La conquista del Yo culmina en la frase más autocomplaciente que el humano haya formulado nunca: “Soy la criatura privilegiada de Dios y estoy hecho a Su imagen y semejanza”. El antropocentrismo narcisista sitúa a la Tierra en el centro del Universo. A partir del Siglo XV, los vertiginosos descubrimientos científicos del Renacimiento derriban numerosos obstáculos que ocultaban las claves de compresión de la vida, procurando al humano una embriagante sensación de poder. Copérnico y Galileo conmueven la realidad horizontal donde el hombre encontraba su acomodo. Las referencias estallan proyectándose hacia arriba. El ignoto cielo sembrado de puntitos luminosos adquiere profundidad, tangibilidad. El humano que observa las estrellas empieza a saber qué es lo que mira. Cambia la perspectiva y cambia, por lo tanto, la formulación: si la Tierra no es el ombligo del Universo, quizás sus habitantes no sean las criaturas privilegiadas del Creador. Hoy, sólo cuatro siglos después, un prudente cálculo astronómico de probabilidades de mundos habitados, referido sólo a nuestra humilde Galaxia, nos habla de millares. Trasladando el cálculo al Universo conocido, pueden ser muchos millones los planetas habitados por seres vivos. El ensimismamiento antropocéntrico toca a su fin. La mirada horizontal del millón de años ha de reemplazarse por otra vertical cuya perspectiva actúa hacia y desde las estrellas. El humano puede instalar sus ojos en otra galaxia y reflexionar desde allí sobre su condición cósmica. Ahora sabemos que no somos la criatura privilegiada de Dios, y una abrumadora responsabilidad pesa sobre nuestras espaldas: la gestión, sin cohartadas, de nuestro destino como especie. 8


Pero aunque los nuevos conocimientos exijan una nueva perspectiva más cósmica, y por lo tanto más humilde, la especie humana evoluciona lastrada por las inercias del conjunto de tradiciones que sólo transforma, lentamente, el devenir generacional. Aunque ya sabemos, no actuamos consecuentemente. La telaraña de tradiciones e intereses impiden respuestas inmediatas. Sólo el filósofo, el poeta o el artista gozan de libertad suficiente para anticiparse a las servidumbres de su época. Con valentía, y limitado sólo por su intuición, sensibilidad y capacidad expresiva, el artista puede formular respuestas a las necesidades y aspiraciones intangibles del alma de su tiempo. Con algunas excepciones, como el extraordinario Ieronimus Bosch, que juega su partida en la cuerda floja creando un lenguaje simbólico desconcertante, no han existido en Occidente, hasta el Siglo XX, expresiones plásticas que cuestionen la perspectiva horizontal antropocéntrica. Picasso, rompiendo el espejo y fragmentando la imagen antropomórfica, casi cierra con broche de oro la visión renacentista. Pero el Cubismo no osa traspasar los límites autistas y su filosofía persiste en el ensimismamiento humano. Reconstruido un puzzle equivocado con los fragmentos rotos la realidad humana, aunque muy desfigurada, sigue representando el papel protagonista. Miró es nuestro hombre, el providencial asesino de la sublime, pero superada, visión renacentista. El inventor de un lenguaje de perspectiva vertical y valores cósmicos que pueden ser sentidos, leídos o interpretados desde aquí o desde allá. Su universo ya no es sólo de este mundo; funciona también en este mundo, pero sus valores son universales. Él, ella, arriba, abajo, escaleras, seres, cópulas… no representan sólo valores de terrícolas. Esos forman parte de un nuevo lenguaje cósmico, un código absolutamente original en la historia de la pintura. Miró nos anticipa un nuevo universo de criaturas, de tensiones, de anécdotas cósmicas legibles allá arriba o aquí abajo. Miró establece un puente entre la sensibilidad adulta y la percepción presimbólica casi exclusiva de la mirada infantil. En la mirada de Miró no hay valor de cambio ni valor de uso. Sus categorías expresivas son universales y por ello también aplicables a nuestra realidad. Pero no sólo a ella. 9


Su frase “romperé la guitarra” referida al Cubismo, constituye el resumen transparente y profético del desafío titánico de Miró por aspirar a la conquista de nuevos espacios expresivos. Su lenguaje rompe radicalmente con los valores del Renacimiento. Con él, concluye el ojo atónito del hombre enamorado de sí mismo. Las imágenes mironianas no son reflejos ni espejismos: vienen del más allá y adquieren un valor específico, pero no único, en nuestro más acá. Una vez vistos y sentidos por nosotros, esos viajeros del tiempo y el espacio prosiguen su viaje hacia otros planetas habitados. En el universo cósmico de Miró las escaleras son rutas, senderos hacia y desde; él y ella representan valores complementarios eternos: ying y yang, eros y tanatos, protón y electrón… Cezanne cierra el Siglo XIX. Picasso y Mondrian convulsionan el XX. Miró es el primer gran pintor del Siglo XXI, su anticipador.

Alfredo Melgar, conde de Villamonte

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La poesía visual de JOAN MIRÓ Un cuento es a menudo un experimento que realiza la memoria para eludir la molicie. En algunos de ellos los temas y las moralejas pueden estar teñidos por un velo de morosa monotonía, más allá de su noble prioridad. Estos cuentos con los que Joan Miró elabora un universo tan peculiar como arbitrario, de formas geométricas, orgánicas y automáticas, rondan con enorme vitalidad, no se hallan sujetos a otro compromiso que el de acrecentar el dominio de las imágenes, la versatilidad de los juegos del espacio, y la vasta dinámica del color. Desde carnavales tocados por la prístina inocencia del niño, o interiores que atesoran danzas y comparsas con figuras y objetos distorsionados, hasta el imperio enérgico y gravitante que marcan derroteros virtuales, o tintes que inician la aventura espacial de una melodía ininterrumpida. En esos paisajes, o visiones, o agrupación de recuerdos abstractos y acaso inmateriales, los duendes de las auroras y los crepúsculos han creado otro sueño para uso de los que manejan su propia potestad. En esos países, los misterios son de humo y cristal, el viento los transita, y una radiación interior estimula el crecimiento. Miró ha inaugurado los reinos en los que los simulacros ayudan a marcar los derroteros de esas utopías que se esconden detrás del ámbito de las sonrisas. Allí los azules modulan baladas de amor para seducir a los luceros, los amarillos son albedríos radiantes, y los rojos remedan eclosiones que entronizan la facultad del júbilo. Pero son los trazos negros caligráficos, ya delgados como una brisa, o cargados a la manera de una advertencia, quienes han otorgado magnitud a su lenguaje. Joan Miró, demiurgo de un país donde la poesía es una metáfora que perpetúa el espíritu de una fantasía visionaria.

Osvaldo Svanascini Miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes

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JOAN MIRÓ; en la osa mayor Todo lo que mira lo vuelve Miró. Todo lo que toca lo vuelve Miró. Miró es un explorador. Un viajero. Viaja por los elementos La realidad. La tierra. El cielo. La vida. Toma y deja. Las hace suyas. Recreador. Coleccionista e inventor de miniaturas maravillosas, que al regreso de un viaje permanente, interioriza paisajes naturaleza, materia, objetos, seres. Fragmentos, partículas, hojas, encuentran, cortan y pierden: Son y no son. Son Miró. El descubridor. De las piezas de un reloj inventa microcosmos. Allí quedan armonía, equilibrio, perennidad del tiempo que escapan al reloj -policía del tiempo- no a Miró. Miró es la gota de agua que cae no cae. Una vuelta a los orígenes para encontrar libertad. A sus orígenes. La vida del niño Miró era un reloj: orden, practicidad, Monotonía, eficiencia, regularidad. Un padre relojero, la vida de familia un mundo de relojes, Dentro del reloj catalán en la frontera de los dos siglos. Para mí esta es una de las constantes, de las claves de la vida Y de la obra de Miró. Algo contenía, impedía al niño romper o tirar el reloj. Un muro impedía su libertad. Miró a su manera interior, individual, catalana, si se quiere, No aceptó aquel mundo. El reloj aprisionaba a todos menos a Miró. Miró invento su mundo pintando. El agua de una fuente y un mínimo verde-naturaleza eran su viaje. 12

Materia. Piel de las cosas. Su oficio no era aceptar, interpretar, destruir. Era pintar otro mundo. Un micromundo libre. Un miromundo

Miró es libre. Pasa por las cosas y sigue. No acepta la realidad ni intenta destruirla. Intuye el límite de la destrucción. Cambio de cantidad no de calidad. La misma cosa: Fragmentos de realidad. A Miró preocupa otra cosa: nueva, humana, libre. Y entonces pinta. Pintura profundamente revolucionaria. Pintura de la libertad. El mundo se ve como es y como pudiera ser. La pintura es su manera de cambiar las cosas. De cambiar la vida. El cambio comienza con la libertad y termina con la libertad. Miró es como la noche: mitad real, mitad fantástica. Toca la cosa y las hace diferentes. Toma un objeto, le pinta unos ojos, un rostro, unas líneas, Colores, círculos, puntos y se vuelve Miró. Unos signos lo han cambiado. Es y no es. Es Miró. Miró libera las cosas, las humaniza, les devuelve vida. las individualiza para hacerlas colectivas. Los pies son la tierra. Los ojos son el sueño. Las manos son la libertad. El narrador Miró. El cuadro de Miró es una historia en miniatura. Fabulista, narrador, poeta pictórico. El cuadro esta pintado y narra su leyenda. Poema escrito con música. Fábula de un viajero pictórico, primitivo y moderno. Rupestre contemporáneo. Redescubre las cosas, el paisaje,


con una geometría escueta. Trazos y signos y planos Transparentes. Múltiples perspectivas. Geografía de lo real deviene Miró. Una transparencia interna, profunda, nocturna y vibrante. Como la noche, mitad real, mitad fantástica. Su poesía: mitad fantástica, mitad real. Múltiples fragmentos integran la historia del cuadro. Miró aísla lo particular y lo generaliza. Hoja es hoja, árbol, bosque, paisaje.

Piedra, piedra, roca, polvo, viento. El sol un disco rojo. Las estrellas unas líneas cruzadas. Mirámos el cuadro. El cuadro nos mira a nosotros. Una de las cosas más fascinantes de la pintura de Miró, es esa mirada subterránea, interior, misteriosa, subrreal, que tienen sus cuadros. Ese ojo negro fantástico que nos mira desde el interior de la Tierra, la realidad, la pintura. Viaje del interior de los objetos, al paisaje, a la vida, la tierra, el cielo, el mar. Ojo misterioso y negro. Más allá que nos mira. Misterioso ojo negro descubierto por Miró en el fondo de las cosas que nos mira. Interior de la realidad. Fascinador. El cuadro es un viaje. Paseo despreocupado por la naturaleza, jugando niños, mirando y soñando, descubriendo formas de nubes, vibración de materias, transparencia del aire, música del agua, dibujo de pájaros que cantan, rastros de pies que juegan en la tierra, fantasmas de la noche, misterios rojos de un sol que viene y va, dibujo rojo y negro que tramonta,

luna, alegría de la hoja que nace, dramaticidad del rayo que corta el negro, escalera imaginaria del perro que ladra a la luna. Identificación, mundos perdidos y robados Restitución de la mirada alienada. Miró es un viajero de la libertad. Un viaje a la libertad. Una mirada a la libertad. Esa dialéctica de tierra-libertad irrealidad-imaginación alimenta el arte de Miró. Otro mundo. Audacia. Novedad. Equilibrio. Sobriedad. Locura. Armonía. Contraste. Voluntad. Rebeldía. Imaginación. Su pintura es una miniatura macrocósmica del siglo XX. Isla de la pintura donde vienen y van, viajan, aguas del mundo antiguo y del mundo moderno. Crucero. Miró es una mirada que libera a los ojos en las noches oscuras y de tempestad. Miró es el dibujo de la libertad. Y del color del sueño. Poesía de la materia. Poema pictórico escrito: libertad e imaginación Joan Miró: Campesino, geómetra, negador de realidades, inventor, Poeta de naturalezas y ciudades vivas. Cataluña. Piedra, hojas, pájaros, revolución, poesía. Joan Miró, el hombre, se llama sus ojos Joan Miró, el hombre se llama sus manos.

Carlos Franqui

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Joan Mir贸 por Man Ray


AGUAFUERTES y litografías


Les Géants. 1960 Serie de 6 aguafuerte y aguatinta/papel Rives Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. épreuve d´essai 58 x 91,6 cm. plancha 75,5 x 105 cm. papel

Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. épreuve d´essai 58,52 x 91,8 cm. plancha 75,5 x 105 cm. papel

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Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. épreuve d´essai 58,5 x 91,8 cm. plancha 75,5 x 105 cm. papel

Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. épreuve d´essai 58,3 x 91,8 cm. plancha 75,5 x 105 cm. papel

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Sin título 2. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 22/1/64 57,5 x 45 cm. Gouache sobre base litográfica/papel

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Sin título 3. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 22/1/64 57,5 x 45 cm Gouache sobre base litográfica/papel

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Sin título 4. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 22/1/64 57,5 x 45 cm. Gouache sobre base litográfica/papel

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Sin título 5. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 22/1/64 57,5 x 45 cm. Gouache sobre base litográfica/papel

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Sin título 8. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 22/1/64 57,5 x 45 cm. Gouache sobre base litográfica/papel

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Sin título 9. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 22/1/64 57,5 x 45 cm. Gouache sobre base litográfica/papel

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Sin título 11. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 22/1/64 57,5 x 45 cm. Gouache sobre base litográfica/papel

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Sin título 13. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 22/1/64 57,5 x 45 cm. Gouache sobre base litográfica/papel

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Sin título 14. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 22/1/64 57,5 x 45 cm. Gouache sobre base litográfica/papel

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Le cheval ivre. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 89,7 x 61 cm. Litografía/papel

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Les guetteurs. 1964 Firmado y fechado รกng. inf. dcho. 25/VI/64. Inf. izq. H.C. 92 x 58,3 cm. Gouache sobre base litogrรกfica/papel

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Les guetteurs. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 89,5 x 61 cm. Litografía/papel

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La vendangeuse. 1964 Firmado y fechado รกng. inf. dcho. 24/VI/64. Inf. izq. H.C. 92,2 x 58 cm. Gouache sobre base litogrรกfica/papel

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La vendangeuse. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 89,7 x 61 cm. Litografía/papel

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Le vendangeur. 1964 Firmado y fechado รกng. inf. dcho. 24/VI/64. Inf. izq. H.C. 90,3 x 63 cm. Gouache sobre base litogrรกfica/papel

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Le vendangeur. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 89,5 x 61,5 cm. Litografía/papel

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L’ impératrice. 1964 Firmado y fechado áng. inf. dcho. 23/XI/64. Inf. izq. H.C. 90,3 x 63 cm. Gouache sobre base litográfica/papel

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L’ impératrice. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 89,5 x 61 cm. Litografía/papel

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L’ anneau du crépuscule. 1964 Firmado y fechado áng. inf. dcho. 24/VI/64. Inf. izq. H.C. 90 x 63,3 cm. Gouache sobre base litográfica/papel

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L’ amazone. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 58,7 x 86,5 cm. Litografía/papel

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La lutte rituelle. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 58,7 x 86,5 cm. Litografía/papel

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La cascade. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 58,8 x 86,8 cm. Litografía/papel

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Pierrot le fou. 1964 Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 87 x 58,8 cm. Litografía/papel

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Les voyants. 1970. Serie de 6 litografías Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 66 x 51 cm. Litografía/papel

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Les voyants. 1970. Serie de 6 litografías Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 66 x 51 cm. Litografía/papel

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Les voyants. 1970. Serie de 6 litografías Firmado áng. inf. dcho. Inf. izq. H.C. 66 x 51 cm. Litografía/papel

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DIBUJOS y fotografías


Sin tĂ­tulo. 1970 Firmado y fechado 11/IX/70 27,5 x 38,5 cm. Tinta, gouache/papel japonĂŠs

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Sin tĂ­tulo. 1970 Firmado y fechado 11/IX/70 27,5 x 38,5 cm. Tinta, gouache/papel japonĂŠs

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Sin título I. 1971 Firmado y fechado 9/3/71 35,5 x 62 cm. Tinta /papel japonés

Sin título VI. 1971 Firmado y fechado 9/3/71 35,5 x 62 cm. Tinta /papel japonés

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Sin título VIII. 1971 Firmado y fechado 9/3/71 35,5 x 62 cm. Tinta /papel japonés

Sin título XII. 1971 Firmado y fechado 9/3/71 35,5 x 62 cm. Tinta /papel japonés

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Sin título. 1971 Firmado y fechado 29/4/71 15 x 59 cm. Tinta china/lámina de corcho

Sin título. 1971 Firmado y fechado 30/4/71 15 x 64 cm. Tinta china/lámina de corcho

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Sin tĂ­tulo. 1972 Firmado y fechado 6/V/72 15,5 x 28 cm. Gouache/papel

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Chien. 1976 Firmado y fechado 10/VII/76 30,2 x 37,6 cm. Tinta china/cart贸n de embalaje

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Femme du ventre glorieux. 1976 Firmado y fechado 21/XI/76 21,8 x 15,7 cm. Grafito/cartulina

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Femme, oiseaux. 1977 Firmado y fechado 4/I/77 24,5 x 19 cm. Cera negra, verde, grafito/papel anaranjado

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Femme devant le soleil. 1977 Firmado y fechado 2/III/77 33,2 x 25,6 cm. Lรกpiz, ceras color/papel

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Personnage. 1977 Firmado y fechado 7/IV/77 26 x 32,5 cm. LĂĄpiz contĂŠ/papel

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Femme. 1977 Firmado y fechado 8/4/77 42 x 28,5 cm. Ceras color, lรกpiz/papel

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Femme, oiseaux. 1977 Firmado y fechado 9/IV/77 21,6 x 28 cm. L谩piz/cart贸n gris

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Femme, oiseaux. 1977 Firmado y fechado 14/IV/77 20,4 x 29 cm. Lรกpiz y lรกpiz color/papel

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Personnage. 1977 Firmado y fechado 19/IV/77 29,3 x 22 cm. Ceras color, l谩piz/cart贸n

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Paysage. 1977 Firmado y fechado 29/IV/77 22,5 x 16 cm. Lรกpiz y ceras color/papel

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Personnage. 1977 Firmado y fechado 29/VII/77 34 x 26 cm. Cera negra/papel kraft

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Personnage. 1977 Firmado y fechado 29/VII/77 34 x 26 cm. Cera negra/papel kraft

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Femmes, oiseaux. 1977 Firmado y fechado 10/IX/77 33 x 22 cm. Ceras/papel lija

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Femme devant la lune. 1977 Firmado y fechado Mir贸 10/IX/77 28 x 23,5 cm. Ceras/papel lija

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Personnage. 1977 Firmado y fechado Mir贸 13/IX/77 32,5 x 22 cm. Ceras/papel lija

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Femme. 1977 Firmado y fechado 22/IX/77 31,5 x 21,55 cm. Grafito/papel salm贸n

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Femme. 1977 Firmado y fechado 28/IX/77 22 x 16 cm. Lรกpiz/papel

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Personnage, échelle de l’évasion, constellation. 1977 Firmado y fechado 19/X/77 20 x 15,5 cm. Lápiz/papel

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Femme, étoile. 1978 Firmado y fechado 29/IV/78 27,5 x 19,5 cm. Lápiz, lápices de color/papel

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Femme, oiseau. 1978 Firmado y fechado 13/XII/78 42 x 28 cm. LĂĄpiz contĂŠ/papel (con manchas)

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Aidez Espagne. 1980 Firmado y fechado 16/VII/80 32 x 50,3 cm. Ceras color/papel

Miró mirando Miró. 1983 40,6 x 30,4 cm. Intervención de J. Miró sobre fotografía de A. Melgar 72


JOAN MIRÓ 1893 1901 1907 1910 1912 1915 1918 1920 1921 1925 1928 1929 1930 1932 1933 1936 1937 1940 1941 1942 1947 1950 1954 1956 1958 1962 1975 1983

Nace en Barcelona el 20 de abril. Hijo de Miquel Miró Adzerias y Dolores Ferrá Oromí. Primeros dibujos conservados. Estudia en la Escuela de Comercio de Barcelona y asiste simultáneamente a la Escuela Superior de Artes Industriales y Bellas Artes (la Llotja). Trabaja como contable en la casa Dalmau i Oliveres. Se inscribe en la Escuela de Arte de Francesc Galí. Toma clases de dibujo en el “Cercle de Sant Lluc”. Realiza su primera exposición individual en la Galería del marchante Josep Dalmau en Barcelona. Viaja a París por primera vez, conoce a Picasso y entra en contacto con las vanguardias. Se instala en París en donde conocerá a Antonin Artaud, André Masson, Michel Leiris, Robert Desnos y otros vanguardistas. Dalmau le organiza su primera exposición parisina en la “Galerie la Licorne”. La revista “La Révolution Surréaliste” reproduce sus obras. Viaja a Holanda y Bélgica. Pinta los "Interiores Holandeses" en Mont-roig. Se casa el 12 de octubre con Pilar Juncosa. Se instalan en París pero sin abandonar Mont-roig y Barcelona. Nace en Barcelona su única hija María Dolores. Expone en la “Valentine Galerie” de Nueva York. Trabaja en la decoración y vestuarios del ballet “Jeux d’ enfants” de los Ballets Rusos. Por dificultades económicas la familia se traslada a Barcelona y se instala en la casa natal del “Passatge del Crèdit”. Las “pinturas salvajes” reflejan una angustia precursora de los terribles acontecimientos históricos. Tras el estallido de la Guerra Civil Española viaja nuevamente a París, convertida en capital de refugiados españoles. Vive allí hasta 1940. Asiste a las clases de dibujo de la “Grande Chaumière”. Se exhibe en el Pabellón de la República Española de la Exposición Internacional de París su obra mural “El segador”. Finaliza en enero la primera “Constelación”, la última la pintará en Palma de Mallorca, a donde se traslada ante la inminencia de la ocupación alemana. Primera gran exposición retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Vuelve a instalarse en Barcelona, en el piso donde nació. Le encargan un gran mural para el Terrace Plaza Hotel de Cincinnati. Se instala por ocho meses en Nueva York. Participa en la Exposición Surrealista organizada por Duchamp y Breton. Trabaja en el mural para la Universidad de Harvard encargado por Walter Gropius. Se le otorga el Gran Premio de Grabado de la Bienal de Venecia. Se instala en “Son Abrines” Palma de Mallorca y trabaja en un gran estudio diseñado por Josep Lluís Sert. En colaboración con Josep Llorens Artigas realiza el “Mur del sol i Mur de la luna” para el edificio de la UNESCO. Recibe el premio de la Fundación Guggenheim. Retrospectiva en el Museo Nacional de Arte Moderno de París. Se inaugura la Fundación Joan Miró en Barcelona. Muere el 25 de diciembre en la capital de las Islas Baleares y es enterrado en Barcelona.

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La exposición se realizó gracias al apoyo de las siguientes empresas:

Este catálogo fue impreso con motivo de la muestra “La magia de MIRO” que se llevó a cabo en el Centro Cultural Borges, diciembre 2007 | marzo 2008.




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