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robert fot贸grafo


FUNDACIÓN PARA LAS ARTES Presidente Lorenzo Einaudi

EXPOSICIÓN

AGRADECIMIENTOS

Curaduría Virginia Fabri

Embajada de los Estados Unidos de América

CENTRO CULTURAL BORGES Director Ejecutivo Roger J. Haloua

Organización y Coordinacón general Virginia Fabri - Ma. Laura Mendoza

Magnum Photos Directora de Proyectos Gemma Barnett

Administración Débora Petchersky

Asesoría María Pía Moreira

The Estate of Robert Capa Richard Whelan

Relaciones Internacionales y Públicas Virginia Fabri

Artes Visuales Martha Nogueira Ma. Laura Mendoza - Magdalena Oría Fernanda Lita

Fundación Aerolíneas Argentinas Silvia Fischer

Relaciones Institucionales Andrea Salice Artes Visuales Martha Nogueira Ma. Laura Mendoza - Magdalena Oría Fernanda Lita - Laura Spivak Programación General Cecilia González Tesorería Leonardo Carrizo Eventos Luis Garat Audiovisual Blanca María Monzón

Diseño de Catálogo Cecilia Barquín Cuidado de la Edición Virginia Fabri - Magdalena Oría Textos Richard Whelan Virginia Fabri Embajador José Sanchís Muñoz

Merco Art Silvia Bofelli MAG&A Jacinto Cabred Fundación Andreani Terminal de Cargas Sebastián Dates MIguel Morello Gabriela Arestizabal

Textos de Sala Embajador José Sanchís Muñoz “La Historia en el lente de Robert Capa” Marcos A. Mendoza Prof. Historia

Comunicación Pilar Oteriño

Montaje Matías Sandoval Sergio Leschtschenko César Fernández

Producción Ignacio Giorgio - Mariela Staude Rosa Castilla

Prensa y Comunicación María de Vedia Paul Chanseaud - Natalia Oliverio

Extensión Cultural Mariano Ducros - Gabriel Acosta

Publicidad Cecilia González

Diseño Gráfico Cecilia Barquín - Mariana Bernal

Embalaje y Transporte Merco Art

Programa Educativo Florencia Ferreiro - Valeria Traversa

Enmarcado tallerdecuadros@yahoo.com.ar

Con el auspicio de la Embajada de los Estados Unidos de América


El Centro Cultural Borges se honra en presentar la exposición “Robert Capa, fotógrafo” una interesante exposición auspiciada por la Embajada de los Estados Unidos de América, cuya obra nos muestra un vivo testimonio de algunos de los episodios históricos clave, que marcaron un rumbo en el siglo XX. La obra viene a través de la Agencia Magnum, de la cual Capa fue miembro fundador y uno de sus Presidentes y pertenece a la Robert Capa Estate, ubicada en el International Center of Photography en Nueva York, que alberga el archivo más importante de su obra. Nacido en Budapest, Hungría en 1913, con el nombre de André Friedman, Robert Capa (apodo que adoptaría años después) vivió durante el período de 1931 a 1933 en Alemania, país del que luego huyó a causa del creciente antisemitismo, para establecerse primero en París y luego en los Estados Unidos, desde donde pudo desarrollar su carrera adoptando en 1946 la ciudadanía norteamericana. Será en París donde conocerá a la fotógrafa Gerda Taro junto a quien inventó al famoso fotógrafo americano Robert Capa, vendiendo sus fotografías bajo ese nombre. La obra de Capa constituye un documento inigualable de un período de veintidós años cruciales del siglo XX, que van desde 1932 a 1954. Capa marcó un hito en la historia del fotoperiodismo con su impactante cobertura fotográfica de momentos históricos relevantes como la Guerra Civil Española, la guerra Chino-Japonesa, el desembarco de los Aliados en Normandía conocido como el Día-D, que Capa cubrió como corresponsal de la revista Life y los episodios posteriores que se desarrollaron en el Teatro Europeo de la IIª Guerra Mundial. Su impresionante cobertura de esa guerra comenzó a aparecer regularmente en Vu, Ce Soir, Weekly Illustrated y Life. Capa cubrió también los episodios que convergieron en la creación del Estado de Israel, y los conflictos en Indochina, donde fallece al pisar una mina, mientras fotografiaba los hechos que sucedían allí. Deseo agradecer muy especialmente a aquellos que hicieron posible la realización de esta muestra: en particular expreso mi sincero agradecimiento a la Embajada de los Estados Unidos de América, que apoyó el proyecto desde sus inicios y en todas sus etapas; a la agencia Magnum: en particular a su Directora de Proyectos Gemma Barnett, a la Robert Capa Estate, y a las empresas que con su inestimable apoyo colaboraron con su auspicio para hacer realidad esta muestra. Finalmente agradezco a mi equipo de colaboradores, a quienes felicito por su esfuerzo y dedicación. Mostrar un registro del pasado, es una de las formas de construir el futuro. Exhibir esta exposición ratifica nuestro compromiso con la sociedad y con el público.

Lorenzo Einaudi Presidente Fundación para las Artes Centro Cultural Borges p3


ROBERT CAPA Por Richard Whelan En diciembre de 1938, Robert Capa tenía 25 años y acababa de pasar más de dos años cubriendo las guerras de España y China. Ese mes la revista británica Picture Post publicó once páginas de sus últimas fotos bélicas del frente español, introduciendo el reportaje con una foto a toda página del propio Capa. Bajo la foto se leía el pie: “El mejor fotógrafo de Guerra del Mundo: Robert Capa”. El título se le pegó y a Robert Capa -que prosiguió cubriendo la IIª Guerra Mundial en Europa, la Guerra de Independencia Israelí y la Guerra Indochina Francesase le sigue considerando sólo como un fotógrafo de guerra. Pero la obra de Capa, como él mismo, se resiste a tal categorización. Más que un fotógrafo de guerra, Robert Capa fue un fotógrafo de gente. Le atrajo la cobertura fotográfica de guerras principalmente por dos razones: primero, porque quería usar su cámara para ayudar a la parte en cuya causa creía apasionadamente; en segundo lugar, porque la guerra era el gran drama humano de su tiempo. Comprendía que la verdad de la guerra se podría encontrar no sólo en el fragor de la batalla, sino también en los márgenes de la misma, en los rostros de soldados soportando el frío, agotamiento y hastío tras las líneas del frente, y en el de los civiles diezmados por miedo, sufrimiento y pérdida. Muchas de sus fotografías de guerra, más que crónicas de eventos, son estudios extraordinariamente sensibles y compasivos de personas bajo una presión extrema. El propio Robert Capa fue tan complejo como su obra. Conocido como bon-vivant amigo de estrellas de cine, directores, artistas, y escritores famosos -incluyendo a Ingrid Bergman (con quien mantuvo un romance de dos años), John Huston, Ernest Hemingway, John Steinbeck y Pablo Picasso- Capa cultivó diligentemente una fachada de exuberancia y encanto, tras la cual escondía su sensibilidad intensa hacia la tragedia de la vida. Robert Capa no sólo fue uno de los mejores fotógrafos del siglo veinte sino también uno de sus grandes artistas. Siempre se consideró a si mismo como un reportero fotográfico, no como artista. Pero tenía el espíritu de un verdadero artista, pues siempre realizó su trabajo con gran inteligencia, pasión, habilidad y sensibilidad. Leo Tolstoy definió al arte como el medio a través del cual una persona “entrega a otros sentimientos que ha vivido: Hace esto de tal manera que los demás se impregnan de esos sentimientos y los experimentan”. Si aceptamos esta definición, ¿quién puede negar que Robert Capa fue un gran artista? La obra vital de Capa constituye un documento inigualable de un período de veintidos años (1932-1954) cruciales del siglo XX, un documento realizado por un hombre con la mente de un periodista comprometido, el ojo de un artista y el corazón de un ser humano entrañable. Aunque sus fotos son registros de valor inestimable sobre algunos de los eventos más catastróficos del siglo veinte, trascienden a las situaciones concretas que reflejan. Se yerguen como imágenes atemporales de los aspectos más terribles de la condición humana. Son también monumentos a la fortaleza del espíritu humano, que puede sobrevivir a tales horrores.

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Las fotos de Capa de la Guerra Civil Española (1936-1939) tuvieron un enorme impacto cuando se publicaron por primera vez en periódicos franceses y en revistas como la francesa Vu, la británica Weekly Illustrated y la americana Life, todas ellas de gran tirada. En aquellos días antes de la televisión, el público que dependía totalmente de este tipo de publicaciones para obtener información visual sobre la actualidad nunca había visto nada parecido a las fotos de Capa. La Iª Guerra Mundial había sido fotografiada ampliamente, sobre todo por fotógrafos militares que usaban cámaras grandes y rígidas, pero la estricta censura solo permitió que se publicaran imágenes relativamente inocuas. La cámara Leica de 35 mm. había sido inventada justo antes del estallido de la Iª Guerra Mundial, pero no salió al mercado hasta mediados de los años veinte. André Kertész, que se hizo amigo de Capa en París a principios de los años treinta, fue uno de los grandes pioneros que exploró seriamente las posibilidades artísticas y periodísticas de esa pequeña y discreta cámara, que hasta entonces había sido despreciada como un juguete. Capa adoptó la Leica y reconoció su potencial extraordinario como herramienta para el reportaje, permitiéndole mezclarse entre la muchedumbre durante las manifestaciones políticas en París y tomar fotos espontáneas que hubieran sido imposibles para un fotógrafo con una cámara grande y llamativa. Entonces dio un paso gigantesco con su descubrimiento llevándolo al frente de batalla. Con frecuencia les decía a los fotógrafos de guerra “Si tus fotos no son lo bastante buenas es que no estás lo bastante cerca”. La cámara de 35 mm. y su propio coraje le permitían acercarse más que suficiente. Justo a las afueras del pueblo de Cerro Muriano, unos kilómetros al norte de Córdoba, el 5 de septiembre de 1936 Capa tomó su famosa foto del miliciano republicano español que acababa de ser alcanzado por un disparo y se desplomaba hacia la muerte, posiblemente, la mejor foto de guerra jamás realizada. A lo largo de los últimos 25 años ha habido mucha polémica sobre si la foto era un montaje. Hoy sabemos sin embargo, que la foto muestra a Federico Borrell García, un miliciano del pueblo de Aloy, en el momento de su muerte. Capa cubrió el teatro de operaciones europeo durante la IIª Guerra Mundial como fotógrafocorresponsal acreditado por el ejército de Estados Unidos. Fotografió batallas en África del Norte e Italia, y desembarcó con la primera oleada de tropas americanas en la Playa de Omaha el Día-D, el 6 de junio de 1944. De ahí prosiguió para cubrir la liberación de París en agosto de 1944, y aterrizó en paracaídas en Alemania en marzo de 1945. En 1947 Capa y sus amigos Henri Cartier-Bresson, David Seymour (Chim), George Rodger y William Vandibert, fundaron Magnum, una agencia gestionada como una cooperativa de fotógrafos. Durante el resto de su vida, Capa dedicó gran parte de su tiempo a dirigir las operaciones de las oficinas de Magnum en París y Nueva York. Su mayor entusiasmo lo reservaba para los fotógrafos jóvenes a quienes invitaba a unirse a la agencia. Los consideraba como una


extensión de su familia; hacía todo lo posible por ayudarles personal y profesionalmente. Un consejo que Capa les daba era: “Que os guste la gente y que ellos lo noten”. Eso era lo que hizo él mismo siempre. En abril de 1954 Capa visitó Japón, donde se concentró en fotografiar a niños. A principios de mayo fue a Indochina enviado por la revista Life. El frente francés en Dienbienphu acababa de ser tomado por Vietminh, y la Guerra Indochina Francesa estaba llegando a su fin. El 25 de mayo, mientras acompañaba a un convoy francés en una misión para evacuar y destruir dos fuertes indefensibles en el Delta del Río Rojo, Capa pisó una mina antipersona y murió. En el funeral, Edward Steichen se levantó y dijo sobre Capa: “Comprendió la vida. Vivió la vida intensamente. Dio con creces lo que tenía que dar a la vida.... vivió valerosamente, vigorosamente, con una integridad poco común.” El novelista John Steinbeck escribió sobre su amigo, “Capa sabía.... que no se puede fotografiar la guerra, porque es ante todo una emoción. Pero sí logró fotografiar esa emoción disparando más allá de ella. Era capaz de mostrar el horror de todo un pueblo en el rostro de un niño.” Otro buen amigo, el novelista y ensayista John Hersey, escribió que el talento de Capa era “un compendio de humanidad, coraje, buen gusto, un toque romántico, una actitud fría hacia la técnica por si misma, un instinto hacia lo que es apropiado, y una capacidad para relajar.” Pero, concluía Hersey, lo que en definitiva hacía que las fotos de Capa fueran tan potentes era “su profunda y humana simpatía por hombres y mujeres atrapados en la realidad.” Al descubrirse una versión más completa de la obra vital de Capa a través de los aproximadamente 70.000 negativos que dejó atrás cuando falleció, vemos con mayor claridad que Robert Capa no puede ser catalogado como un fotógrafo de guerra ni siquiera como un reportero gráfico. Sus fotografías de niños dejan constancia incluso mayor que la de su trabajo conocido anteriormente, de su fuerte afinidad con la obra de André Kertész y Henri Cartier-Bresson, ambos con los que Capa tuvo una buena amistad. Al igual que Kertész, Capa transmite calidez, suavidad y sentido del humor en sus fotos; con Cartier-Bresson compartía un sentido de la composición epifánico y a la vez clásico, así como una pasión tanto por la belleza como por las ironías que son reveladas por yuxtaposiciones, en el encuadre fotográfico. Como sus dos amigos, Robert Capa era un artista de gran rango, maestría y riqueza. Pero Capa es singular en la intensidad y el empeño en su proyecto vital por documentar las luchas de la humanidad en la guerra y la felicidad de la humanidad en la paz.

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ROBERT CAPA, UN DANDY DEL SIGLO XX

“El corresponsal de guerra tiene su apuesta -su vida- en sus propias manos, y la puede poner en este o aquel caballo, o la puede poner de vuelta en su bolsillo en el último minuto……Yo soy un jugador. Decidí partir con la compañía E en la primera oleada”. Robert Capa

La exposición “Robert Capa, fotográfo”, no solo es un documento único e inigualable de los más importantes acontecimientos históricos del siglo XX, sino también un testimonio de una vida, la del fotorreportero Robert Capa: un dandy del siglo XX, aventurero, un jugador, de fuerte sentido humanitario y amante de la buena vida. Las imágenes que se exhiben son directas, a veces descarnadas, realistas, pero no exentas de poesía. Este reportero, que cobró fama internacional a partir de su cobertura de la Guerra Civil Española, fue también testigo directo del desembarco en Normandía, episodio que cubrió como corresponsal de Life. El fotorreportaje como temática histórica es una construcción donde se unen texto e imágenes formando un mosaico donde el sentido y la lectura se determinan por su contexto histórico. La fotografía de guerra crea una memoria colectiva de hechos pasados e ilustra numerosos relatos, considerados testimonio visual para las futuras generaciones. Charles Baudelaire propone una teoría racional e histórica según la cual la belleza es eterna siempre, conformada por elementos relativos a la época como la moral, la pasión, etc. Baudelaire formula sus ideas acerca de la belleza moderna: que establece una inextricable vinculación entre la modernidad y la conciencia del mal. En su modo, las imágenes de Capa son bellas, una belleza más directa y no cargada de esteticismo, de alguien que participaba de los episodios que retrataba desde adentro. Considerando que el fotógrafo aplica selectividad al hacer las tomas, decidiendo que fotografiar y que ignorar, toda fotografía es, en definitiva, una historia personal. En el caso de Capa, la historia de un hombre con espíritu aventurero, un hombre decidido, un jugador, un humanista. Capa nació en Budapest en 1913; por su origen judío tuvo que escapar de la Alemania nazi, para establecerse en París primero y luego en Nueva York. En 1946 finalmente se hizo ciudadano americano. Estos datos no son menores a la hora de observar sus imágenes, crudas, realistas y cargadas de una gran sensibilidad. Capa marcó un cambio en la fotografía de guerra. Su famosa frase “Si tus fotos no son lo bastante buenas, es que no estás lo bastante cerca” definió su estilo, por momentos casi fílmico, el de un sujeto espectador que pasa a ser objeto involucrado en sus propias tomas “lo bastante cerca”, como para ser parte de las mismas. Cabe destacar al momento de analizar sus imágenes, que las mismas fueron producidas en tiempos donde operaba en el conjunto de ciertos países donde Capa trabajó como corresponsal, una clara representación maniqueísta de posturas extremas (1933-1945). Es durante este p6

período donde se producen algunos de los episodios históricos tan magistralmente retratados por su ojo, como la Guerra Civil Española, la Guerra Chino-Japonesa, el desembarco de los Aliados en Normandía, la IIª Guerra Mundial, y otros posteriores a esa fecha como la Creación del Estado de Israel y la Guerra de Indochina. Es un período marcado por la coexistencia de democracias al lado de dictaduras parciales o totales, con un fuerte control sobre la estética y la imagen. Italia está marcada por el fascismo de Mussolini, la URSS se encuentra bajo la influencia de Stalin, Alemania bajo el dictado de Hitler y España bajo las órdenes del General Franco. París será el núcleo donde se encuentra el arte independiente en Europa. La característica básica de este período de dictaduras será el enfrentamiento de artistas oficiales y disidentes. Se propone la reflexión a partir de la manipulación que ejercerán estos regímenes sobre la imagen y la cultura, usadas como propaganda de sus gobiernos totalitarios, y la fuerza que cobran en este contexto las realistas imágenes tomadas por Capa en estos países. Por tomar solo algunos ejemplos: en 1937 se conforma en China un frente con una alianza entre el Presidente nacionalista Chiang Kai Shek y el jefe del partido comunista Mao Tse-Tung contra la invasión japonesa: en esta conformación, los artistas se vuelcan hacia obras de fines políticos. Más tarde, ya en la China de Mao, el arte no constituirá más una búsqueda estética sino que deberá estar sujeto al contenido: las imágenes de la realidad se limitarán de modo casi exclusivo a la celebración de los logros de la reconstrucción socialista y los héroes proletarios, dentro del culto a los líderes de la revolución. En Alemania, Italia y Rusia, el arte obedece a consignas impuestas por sus respectivos gobiernos, al servicio de la propaganda política. En Polonia, luego de la invasión de tropas alemanas y soviéticas, se desmembra el país, instalándose un gobierno central por los alemanes. Se confiscan bienes culturales y eliminan judíos e intelectuales con el objetivo de hacer desaparecer la cultura polaca. La Italia de Mussolini establece un estrecho nexo entre Estado y Artista a través de la Oficina para el Arte Contemporáneo, mientras paralelamente con mayor o menor fuerza los artistas libres resisten tratando de hacerse escuchar. En los Países Bajos, sometidos al régimen nazi, la vida cultural adopta el modelo alemán, al igual que en otros países que serán sometidos por dicho régimen como Polonia, Bélgica o Noruega. Entretanto Japón refuerza el control de la vida artística. En el caso particular de Alemania, con la subida de Hitler al poder en 1933 el fotoperiodismo alemán se estanca. La popularidad que ya habían alcanzado las revistas gráficas también fue aprovechada por Hitler para propaganda de su régimen. Los negativos conservados de sus archivos sirvieron después de la guerra para identificar a criminales nazis. El fotoperiodismo europeo, definitivamente afectado por el estallido de la IIª Guerra Mundial,


fue refundado en los EEUU, donde Henry Luce, editor de Time y Fortune, crea la Revista Life en 1936. De esa época destacan fotógrafos como: W.Eugène Smith, el francés Henry CartierBresson, David Seymour, Giselle Freund y Robert Capa, que se estrenó en la Guerra Civil Española donde hizo la célebre fotografía de un miliciano muerto en el frente de Perol, participó también en el desembarco de Normandía, fue a Israel y murió en acto de servicio al tropezar con una mina en Indochina. En este contexto mundial, varios artistas e intelectuales se exilian en los Estados Unidos, escapando de la garras del nazismo, entre ellos, André Bretón, Max Ernst o fotógrafos como el mismo Robert Capa, quienes continúan desde allí su desarrollo profesional. En el marco de la resistencia generada por la guerra, en 1939, se exhibe en una galería en Nueva York el Guernica de Picasso, destinándose los beneficios de la exposición en favor de los refugiados españoles, y en 1940, la Galería Pierre Matisse, también en Nueva York, exhibe “Artistas en el Exilio”. En Francia se organizan movimientos de resistencia bajo la influencia del General De Gaulle, y en Gran Bretaña, una exposición antinazi de artistas exiliados. En este contexto de “oficialismo versus resistencia”, Capa se convierte con su obra en el héroe moderno de Charles Baudelaire, el dandy, que se ve penetrado por la fatalidad histórica pero halla enclaves desde donde resistir. Su obra es un manifiesto de resistencia y de libertad y su testimonio sobrevivirá generaciones.

Virginia Fabri

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Copenhagen, Dinamarca, 27 de Noviembre de 1932. Le贸n Trotsky, el revolucionario ruso, conferenciando frente a estudiantes daneses. La cobertura de la conferencia de Trotsky fue la primera historia publicada por Capa. p8


París, 11 de Noviembre de 1936. Veteranos de la Iª Guerra Mundial en el Día del Armisticio, desfile conmemorativo del aniversario del fin de esa guerra. p9


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Cerro Murano (frente de C贸rdoba), 5 de Septiembre de 1936. La muerte de Federico Borrell Garc铆a, un miliciano Leal. p10: Barcelona, Agosto de 1936. Partida de un tren con tropas hacia el frente. p11


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p12: Bilbao, Mayo de 1937. Corriendo a refugiarse cuando sonaba la alarma de ataque aéreo. p13: Entre Argelès-sur-Mer y Le Barcarès, sur de Francia, Marzo de 1939. Soldados Leales exiliados transferidos desde un campo de concentración del gobierno Francés hacia otro. Cruzaron la frontera hacia el exilio luego de sufrir la derrota en manos de las fuerzas fascistas. p14: Hankow, Marzo de 1938. Jóvenes mujeres entrenadas como soldadas Chinas Nacionalistas. p15: Hankow, Julio-Septiembre de 1938. Luego de un ataque aéreo Japonés.

Hankow, Agosto-Septiembre de 1938. Chou En-lai, en ese entonces vínculo de Mao Tse-Tung con el gobierno de Chiang Kai-shek, en los cuarteles de la capital del Partido Comunista. A lo largo de este período, Mao estaba con sus fuerzas en Yenan, en China oriental. p16


Londres, Junio-Julio de 1941. El té de la tarde en un refugio anti aéreo. p17


Londres, Junio-Julio de 1941. La Iglesia Saint John, en un vecindario Cockney cerca de Waterloo Road. p18


Valle del Sol, Idaho, Octubre de 1941. Gary Cooper. p19


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p20: Valle del Sol, Idaho, Octubre de 1941. Ernest Hemingway y su hijo Gregory. p21: Monreale, en las afueras de Palermo, Sicilia, Julio de 1943. La entrada de las tropas Americanas en la ciudad.

Moscoso Notch (cerca de Cassino), 4 de Enero de 1944. Huyendo de la lucha en las monta単as. p22


Omaha Beach, cerca de Colleville-sur-Mer, costa de NormandĂ­a, 6 de Junio de 1944. La primera ola de tropas Americanas desembarcando en el DĂ­a-D. p23


Omaha Beach, cerca de Colleville-sur-Mer, costa de Normandía, Junio de 1944. La cabecera de la playa varios días después del Día-D. p24


Nuestra SeĂąora de Cenilly, al sudeste de St.-Lo, 28 de Julio de 1944. Un granjero francĂŠs ofrece sidra a los hombres de una unidad armada Americana. p25


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Chartres, 18 de Agosto de 1944. Enseguida que los Aliados liberaron la ciudad, una mujer francesa que tuvo un bebe con un soldado Alemรกn fue castigada afeitรกndosele la cabeza.

p26: Cerca de Wessel, Alemania, 24 de Marzo de 1945. Granjeros alemanes huyendo de sus casas incendiadas. p27


Chartres, 18 de Agosto de 1944. Enseguida que los Aliados liberaron la ciudad, hombres y mujeres franceses que colaboraron con los alemanes, fueron reunidos en el patio de la Prefectura de PolicĂ­a. Las mujeres fueron castigadas afeitĂĄndoseles sus cabezas. Muchos de los hombres fueron presumiblemente tiroteados por escuadrones de tiro. p28


Par铆s, 26 de Agosto de 1944. Celebrando la liberaci贸n de la ciudad. p29


Agosto de 1944. El General De Gaulle es recibido por los habitantes de la ciudad liberada. p30


Cerca de Wessel, Alemania, 24 de Marzo de 1945. Paracaidistas Americanos encabezando la invasi贸n Aliada de Alemania. p31


p33: Haifa, Mayo-Junio de 1949. Llegada de inmigrantes europeos a establecerse en Israel.

Varsovia, Polonia, Octubre de 1948. Las ruinas del ghetto de Varsovia fueron arrasadas. Los escombros tenían seis pies de profundidad. Prácticamente lo único que se sostuvo fue una Iglesia Católica. p32


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p34: Jerusalem, Mayo-Junio de 1949. Un encuentro de la Sociedad TalmĂşdica en el distrito Mea Shearim. p35: Tel Aviv, 14 de Noviembre de 1950. Chaim Weizmann, el primer presidente de Israel, arribando a depositar su voto en las elecciones municipales.

Namdinh, 21 de Mayo de 1954. p36


En la ruta de Namdinh a Taibinh, 25 de Mayo de 1954. Esta es la última fotografía en blanco y negro que Capa tomó antes de su muerte, sucedida al pisar una mina p37


LA HISTORIA EN EL LENTE DE ROBERT CAPA Robert Capa (Andre Friedman) era, para usar una frase trillada, pero expresiva, un testigo privilegiado de su época. Lejos del estilo de Capa la fotografía estática o de salón. Su marca inconfundible es la imagen que capta el movimiento, la pasión o el miedo de sus protagonistas, la violencia explícita o sugerida. Y qué mejor ámbito para su expresión, que la excitación social y los cruentos conflictos de las décadas del ‘30 al ‘50. Su arte comenzó a tener repercusión internacional con la figura de León Trotsky, apasionado revolucionario, víctima años después de las pasiones generadas por la revolución que ayudó a desarrollar. París en el período de entreguerras le permite retratar el fervor político y sindical que caracteriza a la Francia de la época, que ve llegar al Frente Popular del socialista León Blum al poder en 1936. Refleja las celebraciones recordatorias de la Iª Guerra, con la inaudita simultaneidad de los gestos comunistas y fascistas en la Convención Radical-Socialista, y la candidez de los propulsores de un acercamiento franco-soviético, concretado en el Pacto de 1935, nacido del común temor al Reich. Mientras tanto, la plástica representación de los alemanes en el Sarre, o desplegando el símbolo nazi nada menos que en Verdún, son señales que presagian la tormenta. La Guerra Civil Española, de consecuencias trágicas por décadas, permitió la expresión inconfundible de Capa. No busca captar a los protagonistas políticos o militares, a los grandes desfiles, o combates. Lleva su cámara, en fotografías que han recorrido el mundo -el soldado republicano que cae herido de muerte, el tren de alborozados combatientes, la lúgubre columna de refugiados en Francia- a mostrar el entusiasmo optimista de los que van al combate, los terrores y aprensiones de los civiles en medio de la contienda, y la deseperanza de los refugiados. La Guerra Civil Española, como suelen serlo las contiendas fratricidas, fue particularmente cruel. El levantamiento militar de julio de 1936 contra el gobierno de la República, precedido de tensiones y enfrentamientos, provocó un estallido de furia en ambas zonas en que quedó dividido el país. Las animosidades de larga data -como las seculares luchas entre liberales y absolutistas- afloraron con fuerza letal. El país fue campo de experimentación de las tecnologías bélicas más modernas, y de armas de destrucción masiva, que se utilizarían poco después en la contienda mundial, especialmente la aviación y los armamentos proporcionados por la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini al bando nacionalista, sembraron el pánico en las poblaciones civiles, agravando la brutalidad de los enfrentamientos. La destrucción de la indefensa pero simbólica Guernica fue un símbolo de la violencia desatada.

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“Alguien vendió la piedra de los lares al pesado teutón, al hombre moro, y al ítalo la puerta de los mares. Odio y miedo a la estirpe redentora que muele el fruto de los olivares, y ayuna y labra, y siembra y canta y llora!” A. Machado

También en la división política de los bandos se atisbó lo que sería la alineación en la IIª Guerra Mundial. En el republicano militaban elementos de esa tendencia, liberales y socialistas, así como comunistas y anarquistas, estos últimos reacios a la disciplina necesaria, y en razón del respeto de la República a sus aspiraciones, los gobiernos vasco y catalán. En el sector nacionalista se alineaban la derecha histórica, nutrida de católicos y conservadores atemorizados ante el que temían avance marxista, y los simpatizantes del fascismo y el nacional-socialismo. La cruenta contienda -de guerra no declarada formalmente- en China, fue el próximo escenario reflejado con patética sobriedad por la cámara de Capa. Desde 1931, y con pretextos fútiles, los militares japoneses -que dominaban a su gobiernohabían agredido a China, dentro de sus proyectos imperialistas. En una dura guerra de desgaste, cuyo comienzo oficial fue en 1937, los japoneses fueron ocupando porciones del territorio chino, crearon un estado a sus órdenes en Manchuria (el Manchukuo) y un gobierno también títere. Se produjeron ataques y violencias sin número a la población civil, y episodios particularmente sobrecogedores como la masacre de Nanking. Las necesidades de la guerra llevaron a un acuerdo -bastante precario- entre el gobierno chino, del nacionalista Chiang Kai Shek, y el partido comunista de Mao Tse Tung, cuyo oficial de enlace, Chou-en-lai, posa para Capa. Ambos sectores habían disputado el poder desde 1927, y librado una contienda civil entre 1930 y 1934. El ataque japonés a China provocó en la década del ‘30 reacciones de censura en el mundo, especialmente en el marco de la Sociedad de las Naciones, y también la condena por parte de los EE.UU. y Gran Bretaña, con conminación por parte especialmente de EE.UU. de que se le cortaría la provisión de combustibles y otros insumos al Imperio del Sol Naciente si no cesaba la agresión. El temor de los militares japoneses ante esa posibilidad precipitó el ataque nipón a los EE.UU. en Pearl Harbour, y la agresión e invasión simultáneas a otras posesiones estadounidenses, británicas y holandesas en Asia. Así, la guerra chino-japonesa, que había atravesado etapas de mayores o menores actividades bélicas se encadena con la guerra del Pacífico, que en el contexto de la IIª Guerra Mundial enfrenta al Japón, integrante del Eje, con los Estados Unidos y los aliados occidentales. (La URSS entró en hostilidades con Japón recién en las postrimerías de la guerra). La IIª Guerra Mundial (septiembre de 1939 a septiembre de 1945) es el siguiente escenario cruento que evoca el arte de Capa. Capa, exiliado de su país y de su mundo por la represión Nazi, encontró en los Estados Unidos el clima de libertad y respeto que requerían, no sólo su espíritu independiente y talentoso, sino también la expresión de su arte. En sus nuevos compatriotas encontró amistad y apoyo, y en 1946 tomó la ciudadanía estadounidense.


Luego de la agresión germana a Polonia -que causa las declaraciones de guerra por parte de Gran Bretaña y Francia- y su posterior ocupación, los alemanes atacan por aire al territorio británico, y por tierra van sometiendo a los países enemigos, como Francia, o a neutrales que agreden sin previa declaración de guerra: Dinamarca, Noruega, Holanda, y Bélgica. Posteriormente el Eje ocupa Yugoslavia y Grecia.

expresiones de júbilo y gratitud a los soldados norteamericanos, la alegría de los combatientes y la población en la liberación de París, y la imagen de De Gaulle, el líder de la lucha contra quienes se rindieron y colaboraron con los nazis, en medio del pueblo que lo aclama. Resultan expresivas las imágenes del castigo (rapado) que además de otras penas, aplicaron los franceses a aquellas de sus compatriotas que confraternizaron con los ocupantes.

Ya en Europa, el lente de Capa capta el sufrimiento y destrucción provocados por la “guerra relámpago” en este caso aérea, con que los nazis, desde agosto de 1940 trataron de doblegar, sin conseguirlo, el indómito espíritu de los londinenses y de todos los británicos, y el coraje de sus pilotos, en la “Batalla de Inglaterra”.

Vuelven luego los temas puramente bélicos en la sangrienta batalla de las Ardenas, y en el avance de las fuerzas americanas en Alemania. El Reich, vencido en el Este y en el Oeste se rinde en mayo de 1945, y Japón lo haría formalmente en septiembre, luego de que los proyectiles atómicos en Hiroshima y Nagasaki doblegaran la pertinaz resistencia nipona. La tapa de la revista Life de mayo 14, de 1945, mostró una fotografía de Capa de un victorioso soldado norteamericano.

“Nunca en el campo de los conflictos humanos tantos debieron tanto a tan pocos”. W. Churchill, al referirse a los pilotos de las RAF.

Conquistada casi toda Europa continental por el Eje (constituido fundamentalmente por Alemania, Italia y Japón), la lucha prosigue en la Unión Soviética -que también ha sido atacada por Alemania- y en teatros de operaciones fuera de Europa. En el norte de África, se producen desembarcos aliados (a fines de 1942) en los dominios coloniales franceses, y en los frentes de Túnez y Argelia (1943) la cámara de Capa va siguiendo el derrotero de las victorias aliadas. Luego viene el desembarco en Sicilia (julio de 1943), y el avance, ya en la Italia continental, que se va afirmando en Salerno, Nápoles y en la sangrienta batalla de Montecassino. Los acontecimientos se precipitan en Italia: en julio de 1943 cae el régimen de Mussolini, y el nuevo gobierno, luego de firmar un armisticio con los aliados declara en octubre la guerra a Alemania. Mussolini, liberado por los germanos, establece una República Fascista en Saló, en el norte de Italia, de trágico fin. Capa había cubierto para la famosa revista norteamericana Life los bombardeos de Londres, la guerra en el norte de Africa y las operaciones en Italia. De ahí que Life lo eligiera entre los pocos que iban a testimoniar el desembarco en Francia. La formidable invasión aliada que comienza en las playas de Normandía (6 de junio de 1944, el mítico Día-D) es el comienzo del fin para los nazis, en la fortaleza que habían levantado en Europa. Capa refleja el desembarco en la playa Omaha, en dramáticas imágenes en medio de la lluvia de explosivos y municiones que lo rodean. Capa tomó mas de cien fotos del histórico desembarco, pero la inoperancia de un operario de laboratorio de revelado hizo que muchas se perdieran, salvándose solo once, que constituyen el mejor testimonio gráfico de la epopeya. Con valor, puso en práctica su divisa de “Si una foto no es buena es que no estabas lo suficientemente cerca”. “La libertad del miedo, la injusticia y la opresión será nuestra solamente en la medida que quienes valoran esa libertad están dispuestos a preservar su posesión, a defenderla contra cada embate desde adentro o desde afuera”. Gral. Dwight D. Eisenhower, Comandante de las Tropas Aliadas en Normandía.

En su libro Slightly out of Focus Capa recuerda con detalle las dramáticas circunstancias del desembarco. Luego aparece la marcha hacia la liberación de las ciudades francesas, con

Una fotografía patética de 1948 muestra la zona de Varsovia donde existiera el gueto judío, arrasado por la vesanía totalitaria del nazismo. Las siguientes imágenes -en orden cronológicoreflejan el arribo a Israel y el asentamiento esperanzado de inmigrantes sobrevivientes del holocausto en Europa, luego de la independencia del joven estado en 1948. Otras fotos informan de algunos de los primeros pasos cívicos de la nueva nación. Nuevamente trabajando para Life, Capa se traslada para cubrir la guerra franco- vietnamita en lo que entonces se denominaba la Indochina francesa. En un desdichado incidente, una mina terrestre pone fin a la vida de Capa, minutos después de que hubiera registrado su última imagen, y cuando apenas había superado los cuarenta años de edad. Capa mostró siempre una actitud generosa hacia los jóvenes fotógrafos, incentivándolos y apoyándolos. Sus colegas de todas las nacionalidades valoraron y destacaron su calidad profesional. De tal forma, su figura de apasionado reportero fotógrafo se ha tornado paradigmática en la historia del periodismo gráfico. Lo expresó así John Morris, editor de Life: “Robert Capa es uno de los muchos fotógrafos de tiempo de guerra que arriesgaron sus vidas e hicieron el sacrificio último para capturar la esencia del combate desesperado en sus fotos. Congeladas en el tiempo y dibujadas en nuestra memoria colectiva, las fotos del Día-D nos relatan volúmenes sobre el coraje y el sacrificio”. Lega a la posteridad el testimonio de algo más de veinte años de imágenes, que, con el alivio de apenas unos pocos retratos de personajes de su época, nos hacen atravesar, a sangre y fuego, con vívido realismo, y en tres continentes, contiendas de mediados del siglo XX, que marcaron el derrotero de la historia contemporánea.

José R. Sanchís Muñoz Embajador Autor de “La Argentina y la Segunda Guerra Mundial” y “Japón y la Argentina: historia de sus relaciones”. p39


ROBERT CAPA Americano, nacido en Budapest en 1913, fallecido en Indochina en 1954. El 3 de diciembre de 1938, Picture Post introdujo al “mejor fotógrafo de Guerra del Mundo: Robert Capa” con una selección de 26 fotografías tomadas durante la Guerra Civil Española en la batalla de Ebro. Nacido en Budapest como André Friedman, de origen judío, estudió Ciencias Políticas en el Deutsche Hochschule für Politik en Berlín (193133). Al mismo tiempo trabajaba tiempo parcial en el laboratorio del grupo editorial Ullstein a quien vendió su primera fotografía publicada de Leon Trotsky en 1931, durante un encuentro en Copenhagen. Fue expulsado del país a comienzos del régimen nazi, estableciéndose en París en 1933, donde participó de la agencia Alliance Photo y conoció a la periodista y fotógrafa Gerda Taro. Juntos inventaron al famoso fotógrafo americano Robert Capa y vendieron las fotografías bajo ese nombre. Conoció muchos artistas, entre ellos Picasso y Hemingway, y comenzó una amistad con colegas que serían esenciales en la creación de Magnum, como David “Chim” Seymour y Henri Cartier-Bresson. Comenzando en 1936, la cobertura de Capa de la Guerra Civil Española apareció regularmente en Vu, Regards, Ce Soir, Weekly Illustrated y Life. Su fotografía del soldado Leal cayendo muerto le trajo fama y reputación internacional. Luego de la muerte de su compañera Gerda Taro en España, Capa viajó a China, emigrando posteriormente a los Estados Unidos en 1939. Años después se nacionalizaría ciudadano norteamericano. Entre 1939 y 1945 fotografió la IIª Guerra Mundial (el famoso desembarco de tropas americanas en la Playa Omaha, la Liberación de París y la Batalla de Bulge) como corresponsal de Life y Collier en Europa. En 1947 fundó Magnum, conjuntamente con Henri Cartier-Bresson, David Seymour, George Rodger y William Vandivert. Al año siguiente viajó a Rusia con John Steinbeck, y entre 194850 a Israel con Irwin Shaw. En 1951 fue Presidente de Magnum e inició una serie de proyectos grupales con sus colegas. Robert Capa murió el 25 de mayo de 1954, en Thai Binh, Indochina, luego de pisar una mina mientras fotografiaba para Life. Fue galardonado con la Cruz de Guerra y Palma por el ejército francés. En 1955 se estableció la Medalla de Oro Robert Capa en reconocimiento al mérito profesional.

p40

Este catálogo fue publicado en ocasión de la muestra Robert Capa, fotógrafo que tuvo lugar en el Centro Cultural Borges. Buenos Aires, marzo-abril de 2006.




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