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Sembrado y cosecha

El Foro de Boao para Asia fue un catalizador de ideas innovadoras

Por TAO ZIHUI

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EN un contexto mundial de disputas geopolíticas y de efectos negativos que aún persisten de la pandemia, una serie de dirigentes estatales, funcionarios gubernamentales y jefes de organizaciones internacionales, así como académicos y empresa- rios de todo el mundo, se reunieron en la provincia insular china de Hainan con motivo de la conferencia anual del Foro de Boao para Asia. La reunión volvió a celebrarse de modo presencial del 28 al 31 de marzo, tras las dos últimas ediciones llevadas a cabo en formato mixto debido a la pandemia de COVID-19, mientras que la conferencia anual de 2020 fue cancelada por completo.

El foro toma su nombre de la ciudad de Boao, la que solía ser un pequeño pueblo pesquero de Hainan, y que pasó a convertirse en sede permanente de la conferencia anual desde 2001. Con el objetivo de fomentar la integración económica regional, la edición de este año, titulada “Un mundo incierto: solidaridad y cooperación para el desarrollo en medio de desafíos”, se propuso ofrecer nuevamente al mundo una visión asiática de la prosperidad compartida.

El 30 de marzo, el primer ministro chino, Li Qiang, asistió a la ceremonia de apertura de la conferencia anual y pronunció su primer gran discurso público tras asumir el cargo a mediados de marzo.

Li expresó que hoy tanto Asia como el mundo se encuentran en una encrucijada de carácter histórico e instó a redoblar esfuerzos para salvaguardar un entorno pacífico y estable para el desarrollo, así como inyectar más certidumbre en un entorno global volátil de manera conjunta. Además, Li mencionó que la economía china había registrado mejores resultados en marzo, lo que refleja su “fuerte resiliencia, potencial y vitalidad”.

Un mundo de incertidumbre

Las interrupciones en las cadenas de suministro, la recuperación económica tras la pandemia, las energías limpias y las tensiones geopolíticas encabezaron la agenda de la conferencia anual de este año.

“Durante los últimos años las cosas han ido a peor, lo cual no solo es injusto y desigual, sino económicamente poco fiable e insostenible”, declaró Ban Kimoon, presidente del Foro de Boao para Asia, en la ceremonia de apertura. Haciendo eco del tema de la conferencia de este año, el ex secretario general de la ONU expresó su esperanza de que el encuentro pudiera entregar mayores certezas en tiempos de incertidumbre.

“Después de tantas crisis, sobresaltos y sorpresas, es hora de seguir adelante y planificar un futuro compartido. Es hora de renovar la acción ante los retos a largo plazo”, afirmó Ban.

El secretario general del Foro de Boao para Asia, Li Baodong, subrayó que en la actualidad hay una serie de retos a gran escala que ponen de relieve el incierto statu quo del mundo, desde la pandemia, los conflictos geopolíticos y la recesión económica mundial hasta el calentamiento global. “Ningún reto se refiere solo al presente, también influye en el futuro”, manifestó. “Se recoge lo que se siembra y políticas diferentes conducirán a diferentes resultados”.

Pese a ser una crisis de salud pública, la pandemia de COVID-19 también ha causado estragos en el desarrollo económico mundial. Por otro lado, el impacto geopolítico del conflicto entre Rusia y Ucrania ha producido un alza pronunciada de los precios, sobre todo de aquellos del sector energético y alimentario. Para muchas personas de todo el mundo, la inflación se convirtió en una de las principales preocupaciones en 2022, por lo que también fue uno de los mayores temas de debate durante la conferencia de este año.

“La economía mundial se encuentra bajo una transformación cíclica, desde un ciclo de distensión a uno de contracción, el cual está ligado a una alta inflación, altos tipos de interés, una deuda elevada y un bajo crecimiento”, declaró al semanario Beijing Review Zhu Min, ex subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y vicepresidente del Centro para los Intercambios Económicos Internacionales de China.

El foco en Asia

En un informe de enero, el FMI señalaba que se espera que la tasa de cre- cimiento económico de Asia aumente del 4,3 % en 2022 al 5,3 % este año. En comparación, el organismo predijo una tasa de crecimiento económico mundial del 2,9 % para 2023, ligeramente superior a su previsión de octubre de 2022, pero todavía significativamente inferior a la media histórica del 3,8 % en el periodo 2000-2019.

Según un informe publicado el 28 de marzo por el Foro de Boao para Asia, se estima que la tasa de crecimiento del PIB real ponderado de Asia, o la tasa de crecimiento de la producción real de 2023, será del 4,5 %, un aumento de 0,3 puntos porcentuales en comparación con 2022.

Asia, la cual se vislumbra como una luz brillante en medio de un sombrío panorama económico mundial, seguirá avanzando en la producción regional, el comercio, la inversión y la integración y cohesión financieras, y aprovechará el “momento asiático” para la gobernanza económica mundial, según rezaba el informe del Foro de Boao para Asia.

La mayoría de los asistentes interna- cionales al foro manifestaron su convicción de la importancia de Asia a la hora de impulsar el crecimiento de la economía mundial, y de la confianza y estabilidad que se han generado gracias a la cooperación y el desarrollo de los países asiáticos, especialmente de China.

Un año después de la entrada en vigor del acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), no dejan de aparecer los dividendos tras la apertura institucional para el comercio y la inversión en la región.

En enero de 2022, la RCEP se convirtió en el mayor acuerdo de libre comercio del mundo, en el que participan 10 países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, así como China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, que en conjunto representan el 30 % del PIB mundial.

Los datos oficiales de China mostraron que el comercio del país con otras naciones que firmaron la RCEP creció un 7,5 % interanual hasta alcanzar los 12,9 billones de yuanes (1,87 billones de dólares) en 2022, lo que representa el 30,8 % del valor total del comercio exterior chino.

A juzgar por los principales indicadores económicos de los primeros meses de 2023, ha habido un gran repunte de la economía china, mientras que hay una serie de instituciones internacionales que han elevado sus previsiones sobre el crecimiento económico del país para este año. En febrero, el FMI ya había elevado su pronóstico para el crecimiento económico de China en 2023 al 5,2 % desde su estimación anterior del 4,4 %.

Sin embargo, Lin Guijun, vicepresidente de la Universidad de Economía y Negocios Internacionales, con sede en Beijing, subrayó que el consumo interno de China, uno de los principales motores del crecimiento, tardará en recuperarse por completo de los efectos del COVID-19. “Una señal es que la demanda interna no está manteniendo el ritmo; en concreto, el gasto por venganza (en referencia al impulso de gastar una mayor cantidad de dinero luego de la pandemia) apenas ha tomado vuelo en China”, declaró a Beijing Review

Llamado a la cooperación

En los últimos años, varias economías desarrolladas como Estados Unidos, la Unión Europea y Japón han intentado reactivar sus industrias manufactureras. Mediante normativas legales y subvenciones económicas, estas regiones y países han impulsado la inversión en la economía local por parte de empresas nacionales, desencadenando una tendencia a la localización en la actual cadena de suministro mundial.

Y algunos países en desarrollo del Sudeste Asiático, como Vietnam, han seguido confiando en su mano de obra nacional de bajo coste y en sus políticas de inversión preferenciales para atraer la inversión extranjera y emprender activamente transferencias industriales internacionales. Como consecuencia, algunas empresas chinas con inversión extranjera han optado por trasladar sus fábricas fuera de China.

Ante este fenómeno, Yao Yang, decano de la Escuela Nacional de Desarrollo de la Universidad de Beijing, señaló que es de esperar que las empresas hagan el intento de relocalizar sus operaciones en otros países en busca del equilibrio adecuado entre coste y calidad. No obstante, por lo que sabe, las empresas que se han marchado solo representan una parte relativamente pequeña de la economía y del volumen comercial de China. Asimismo, Yao cree que esto podría ser positivo para nuestro país, ya que significa que las industrias de China se han actualizado.

“En términos generales, es difícil encontrar un mercado de inversión mejor que China”, afirmó Lin Guijun.

“Por supuesto, hay más restricciones y obstáculos comerciales por delante”, afirmó Hans-Paul Burkner, presidente emérito mundial de Boston Consulting Group, con sede en Estados Unidos, durante la conferencia anual, haciendo hincapié en la importancia de la cooperación global.

“La realización de autosuficiencia total no es realista, ya sea en la industria automovilística o electrónica”, añadió. Burkner explicó el significado de que la totalidad de las industrias a nivel global trabajen en conjunto, ya que “llegan aportaciones valiosas de todo el mundo, no solo de un lugar”.

“Estamos ante la presencia de una cierta realineación de las cadenas de suministro globales y regionales, pero en general la tendencia sigue siendo positiva”, afirmó.

“El Sudeste Asiático tardará más de una década en convertirse en un centro de fabricación como China, mientras que Europa y Norteamérica tardarán aún más”, declaró Ben Simpfendorfer, socio de la consultora de gestión internacional Oliver Wyman, en un subforo sobre el panorama mundial de la industria y las cadenas de suministros durante la conferencia del 28 de marzo.

“China seguirá siendo el primer centro de fabricación del mundo. El 80 % de las exportaciones de teléfonos inteligentes procede de China y, aunque esta cifra puede disminuir ligeramente, ningún otro mercado posee la misma velocidad y escala que China”, apuntó Simpfendorfer, quien expresó también su confianza en que el consumo y el gasto de capital del país vuelvan a repuntar más pronto de lo previsto. “Nos entusiasmó oír al primer ministro Li hablar no solo de expandir la demanda interna, sino también garantizar que el país seguirá abriéndose al mercado externo”, añadió.

Según Renat Bekturov, presidente de Astana International Financial Center, un centro de servicios financieros que opera en Kazajistán, China ha compartido su historia de desarrollo con el resto del mundo. “Gracias a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, han nacido nuevos y muchos proyectos e ideas, que han impulsado la inversión en el país, lo cual es de vital importancia para el crecimiento económico de nuestro país y para la mejora del nivel de vida de nuestro pueblo”, afirmó. La Iniciativa de la Franja y la Ruta fue propuesta por primera vez por China en 2013 para impulsar la conectividad a lo largo de los antiguos corredores que formaban parte de la Ruta de la Seda y más allá.

Bekturov también subrayó el alcance de invertir en el rubro de la digitalización, en vista de que el comercio no solo consta de infraestructura física, sino también de infraestructura blanda. “Si las mercancías pueden circular libremente cuando se digitalizan, se reducirán los costes comerciales de exportación e importación y, a su vez, disminuirán las barreras comerciales”, explicó.

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