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Nuevos retos y oportunidades
Muy interesantes perspectivas se abren en la etapa de la pospandemia
Por FÉLIX PAZ QUIROZ*
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LA etapa de la pospandemia que vive el mundo trae consigo diversos retos y oportunidades para la humanidad. Las grandes economías están planteando y replanteando ideas, acciones y decisiones que permitan su reactivación. En ese contexto, China, como en los últimos tiempos, desempeña y desempeñará un papel central en torno a la expansión económica mundial.
La reciente presentación del primer ministro chino, Li Qiang, en el
Foro de Boao para Asia ha sido de gran importancia para conocer las líneas maestras que seguirá China en los próximos años en materia de desarrollo económico.
En su primera presentación pública tras asumir el cargo, el primer ministro chino fijó un eje relevante: el gigante asiático proseguirá abriendo su economía al mundo y, sobre todo, China trabajará para aumentar la certidumbre en la recuperación económica global.
Vivimos momentos de incertidum- bre, pero el entender –como lo plantea Li Qiang– de que es momento de implementar la Iniciativa para el Desarrollo Global, planteada por el presidente Xi Jinping, nos deja a pensar y a los países a actuar, a fin de aprovechar e impulsar en sus realidades la revolución tecnológica e industrial, así como la transformación digital.
De lo dicho por el primer ministro chino coincidimos plenamente que el presente del orbe nos obliga a impulsar nuevos motores del crecimiento, pero que tomen en cuenta de verdad el aspecto ecológico, y para ello las naciones y economías deberán cooperar en economía digital y economía verde. Estos aspectos son ya el presente del mundo.
Nuevo escenario económico
Sin duda, se abren diversas oportunidades en este nuevo escenario económico. China es socio estratégico del Perú y, coincidentemente con la coyuntura global, este año se cumple una década desde que ambos países colocaran sus relaciones diplomáticas en el nivel de asociación estratégica integral.
Este 2023, además, el Perú y China conmemoran el 52.º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas, las que han permitido fortalecer las relaciones de cooperación y amistad de dos pueblos milenarios y de gran historia, y que en el plano económico, por ejemplo, tienen un Tratado de Libre Comercio (TLC) desde 2009.
Creemos que las oportunidades son múltiples, diversas y permanentes. Los lineamientos planteados por China en el ámbito económico y de impulso al desarrollo global van de la mano con la mirada del Perú respecto a los mismos temas. Es más, creemos que existen factores de relevancia que fortalecerán aún más la relación sino-peruana en lo económico, como la conclusión del gran puerto de Chancay, al norte de Lima, capital del Perú, que se viene desarrollando con capitales chinos.
El Perú tiene una ubicación geográfica envidiable y, con el nuevo puerto, se convertirá en ese hub que conecte a América del Sur con China.
Recordamos las palabras en 2021 del entonces consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, en una reunión del Foro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)-China, donde afirmó que las relaciones entre China y el Perú, sin importar cómo cambie la situación internacional, han mantenido un impulso de desarrollo constante y se han convertido en la “vanguardia” en las relaciones entre China y América Latina.
Una mirada al futuro
En definitiva, consideramos oportuno el pensar en aspectos ligados al día a día de los países más allá de lo económico. El intercambio de experiencias en lo cultural, educativo, salud y otros ámbitos del quehacer cotidiano será la base futura para la consolida- ción de las relaciones diplomáticas y económicas.
Considero que el intercambio de experiencias es imprescindible para el avance de las naciones, y en el caso de la relación entre China y América Latina es importante, porque la cultura china ya forma parte de Latinoamérica, en especial de países como el Perú y Brasil, donde descendientes chinos son parte de estas sociedades.
Muy interesantes perspectivas se abren a futuro en todos estos campos y serán los propios pueblos los que continuarán con su proceso de integración. El mundo debe aprovechar esta segunda década del siglo XXI para reorientar prioridades y garantizar que la primera de todas es la humanidad.