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La preservación del tejido de seda tradicional

Un milenario arte que tiene un alto nivel de complejidad y belleza

Por WANG RUOHAN

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AL entrar en el Museo de Arte y Cultura de la Seda Dongyun de Beijing, se ven todo tipo de telares: un telar de Laoguanshan de la dinastía Han del Oeste, un telar de brocado de Nanjing, un telar de terciopelo originario de Zhangzhou, provincia de Fujian, y telares de jacquard de la etnia dai. El dueño de todos los telares es Ni Dongkan, un hombre de la provincia de Zhejiang de casi cincuenta años.

¿Por qué coleccionar estos telares? “Si bien los tejidos de seda han logrado una producción a gran escala a través de máquinas y los telares tradicionales prácticamente han desaparecido, me han interesado los tejidos de seda desde la niñez y albergo un sentimiento especial por esta industria. Por lo tanto, quería coleccionar telares de todo el país, con el fin también de difundir este legado”, señala Ni.

Un aprendizaje por toda la vida

Ni Dongkan nació en la ciudad de Shaoxing, en Zhejiang, en el seno de una familia dedicada a la cría de gusanos de seda. Sus abuelos eran expertos en esta materia, así como en el cultivo de moras. “Cuando era joven, mi ciudad estaba llena de moreras. Todos los días cargaba una mochila y caminaba por el bosque de moreras para ir a la escuela”, recuerda.

En 1991, tras graduarse de la escuela secundaria, Ni se unió a la Quinta Fábrica de Seda en el distrito de Shengxian, en Zhejiang. Por aquel entonces, las reservas nacionales de divisas eran muy escasas, por lo que la exportación de productos textiles de seda era una vía para tener un mejor pasar. “En una época que se sustentaba en la ganancia de divisas, la industria textil se encontraba en auge y era una industria con un gran potencial a futuro”, explica Ni.

Gracias a sus habilidades innatas, Ni no tardó en granjearse el respeto y reconocimiento de sus pares y jefes, por lo que a menudo era enviado a los principales fabricantes de prendas de vestir para estudiar e investigar las últimas tendencias en vestuario. “Desde el primer día en la fábrica, comencé a capacitarme en gestión día a día. Pese a mi corta edad, logré aprender muchísimo”, indica.

Tres años más tarde, Ni Dongkan fue nombrado director de la filial de Dahua de una empresa textil estatal en Beijing. Desafortunadamente, los buenos tiempos no duraron mucho. A fines de la década de 1990 se reestructuraron las compañías estatales y la fábrica despidió a los trabajadores.

Sin embargo, él y los viejos maestros de la fábrica decidieron quedarse en Beijing para continuar con la transmisión y difusión del tejido de seda tradicional.

En 2015, Ni fundó el Museo de Arte y Cultura de la Seda Dongyun de Beijing en el Área Artística Songzhuang, en la capital china, para la promoción de la cultura tradicional del tejido de seda. Asimismo, ha dedicado gran parte de su tiempo a la restitución de telas antiguas consideradas reliquias culturales, especializándose en el uso de materias primas, el grosor de la fibra, los tintes y otras materias relacionadas con este campo.

Tras muchos años de práctica y aprendizaje, Ni ha logrado convertirse en un restaurador de telas de alto nivel. Está familiarizado con todo tipo de técnicas textiles, al igual que con el origen histórico de los tejidos y los procesos de elaboración.

Según Ni, la calidad y el nivel de las telas antiguas están mucho más allá de la imaginación de la gente de hoy. Su complejidad y belleza son tal que son muy difíciles de restaurar y reproducir. En 2019 participó en la reproducción del brocado Wuxingchudongfang (un brocado en el que están bordados los caracteres tradicionales chinos 五星出东方 ) desenterrado en la ciudad de Niya, en la región autónoma uigur de Xinjiang, el cual refleja el más alto nivel de la artesanía del brocado shu (una escuela originaria de la provincia de Sichuan) de la dinastía Han. En la actualidad, un tejido de 100 hilos de urdimbre por centímetro es considerado de alta densidad y calidad. Sin embargo, esta obra de 7,5 cm de largo tiene 300 hilos de urdimbre por centímetro. De ese modo, cada vez que pasaba el hilo de trama producía 2250 intersecciones con los hilos de urdimbre. Ni Dongkan hizo un registro de todos los códigos de intersección y escribió 164 páginas al respecto.

“Para producir tales telas, el fabricante no solo debe ser un hábil experto, sino también trabajar con sumo cuidado”, asegura. Ni Dongkan ha restaurado un número importante de piezas, esmerándose en utilizar los métodos tradicionales para la reproducción de los tejidos, con el fin de preservar estas reliquias culturales y rescatar las habilidades antiguas detrás del tejido de seda.

Reto y esperanza

Ni Dongkan cree que el traspaso de este herencia es fundamental para su supervivencia a futuro. Si nadie hereda las habilidades, será difícil que las generaciones futuras puedan reproducirlas. Un ejemplo es el caso de la tela desenterrada de la tumba de Mawangdui de la dinastía Han. “Si no la hubiéramos visto con nuestros propios ojos, habríamos pensado que era imposible que los antiguos chinos de hace 2000 años hubiesen confeccionado telas de tal nivel. Sin embargo, el empleo de técnicas de tejido de seda era común en ese momento y hoy en día no las podemos replicar porque la habilidad ya se ha perdido y no sabemos cómo”, dice Ni con pesar.

Además de la pérdida de habilidades y la falta de personas interesadas en continuar con este legado, hay otros elementos que también preocupan a Ni Dongkan. Para convertirse en un tejedor de seda de alto nivel, se requiere seguir un largo camino: los primeros tres a cinco años son de entrenamiento para adquirir las habilidades necesarias y familiarizarse con distintas clases de tejidos, seguidos por la práctica diaria por el resto de la vida para perfeccionarse. El rubro tampoco reporta grandes ingresos, lo que añade otra cuota de complejidad a la conservación de esta artesanía. Incluso, si uno puede soportar las largas y tediosas sesiones de entrenamiento, las presiones financieras pueden disuadir a muchos jóvenes.

“Si no se suman nuevos talentos, la industria del tejido de seda tradicional se hará insostenible en el tiempo. Los jóvenes poseen muchas destrezas, por lo que espero que un mayor número de ellos logre interesarse en la confección tradicional de tejidos de seda, tome parte en este proceso y use la tecnología para potenciar las habilidades tradicionales y mejorar la eficiencia de la producción. De esta manera, las habilidades tradicionales lograrán adquirir un nuevo impulso”, concluye.

Exhibición de retazos de telas en el Museo de Arte y Cultura de la Seda Dongyun de Beijing.

Fotos de Zhang Xinyang

9 de septiembre de 2022. Diversos tipos de hebras exhibidas en el Museo de Arte y Cultura de la Seda Dongyun de Beijing.

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